EL ENTORNO HOSPITALARIO Y LOS ESPACIOS DE INVASIÓN EN VALENCIA. Pedro Tellez P. Resumen El enfoque del presente ensayo privilegiará la contradicción entre urbe y rus desde la perspectiva que proporciona el damero, a través de las variaciones en la localización de los hospitales a lo largo del tiempo, y sus modificaciones en el entorno urbano de la ciudad de Valencia. El asentamiento alrededor del hospital es un barrio escasamente servido. Es nuestra tesis que el centro o eje que asegura la individualidad del nuevo barrio (a partir del asentamiento popular) sería la institución hospitalaria. El estudio de las relaciones entre la ciudad y sus hospitales, en el caso de Valencia, debe contemplar las variaciones que ocurren en los distintos sentidos (urbe, civitas y polis), e incluir esta nueva forma de contradicción entre urbe y rus que es la realidad suburbana, donde interaccionan, a partir de la segunda mitad del siglo XX, hospitales y las invasiones que dan origen a nuevos asentamientos populares. Palabras claves: hospital, invasiones, barrio, ciudad, damero. THE HOSPITAL ENVIRONMENT AND THE INVASIÓN SPACES IN THE CITY OF VALENCIA. Summary The present essay's focus will privilege the contradiction between "city and rus", from the perspective that the draughtboard (checkerboard) provides, through the variations, of the locating of hospitals, on the pass of time, and its modifications in the urban envirortment of the city of Valencia. The hospitales surrounding establishment is a scarcittg served neighbourhood. It is our thesis that the centrr or axis that assures the individuality of the new suburb (starting from the popular establishment), would be the hospital institution. The study of the relationships between the city and its hospitals, in the case of Valencia, should contemplate the ocurred variations in the different senses (city, civitas and polis), and include this new contradiction form between city and rus, which is the suburban reality, where -since the second half of the XXI century- interact hospitals and the invasions, which originate new popular establishments. Key Words: hospital, invasions, neighbourhood, city, draughtboard checkerboard). HOSPITALES E INVASIONES Introducción: El enfoque del presente ensayo privilegiará la contradicción entre urbe y rus desde la perspectiva que proporciona el damero, a través de las variaciones en la localización de los hospitales a lo largo del tiempo, y sus modificaciones en el entorno urbano. Entre los siglos XVI y XVII, los conquistadores diseñaron en el Nuevo Mundo ciudades conforme a plantas con formas de tablero de damas o ajedrez. Valencia es la primera ciudad venezolana en la cual se logró la cuadrícula perfecta en su trazado urbano. El primer hospital de Valencia, el San Antonio de Padua, estará localizado dentro del damero, hacia el Este. Construido a mediados del siglo XVII, fue el único instituto asistencial que tuvo la ciudad hasta el siglo XVIII inclusive. Además del San Antonio de Padua tenemos otro hospital muy posterior, el Hospital Civil construido también en la parte occidental de la ciudad en 1897. En la relación ciudad-hospital coinciden los tres sentidos (urbe, civitas, polis). Pero la disociación ya se iniciaba a finales del siglo, con el Hospital Civil, que empieza a salirse del damero y a aproximarse al rus, aunque dentro de los límites administrativos de la polis y los sociales de la civitas. En la mitad del siglo XX, al extremo Oeste de Valencia en la vía que sigue hasta el Campo Carabobo, se edificará el Hospital Central, que hoy lleva el nombre de Ciudad Hospitalaria Enrique Tejera. Sobre sus áreas verdes, y sus alrededores se ubicarán asentamientos populares, el más grande dará origen al barrio Central, "central" por el nombre del hospital. Al Norte de Naguanagua se construyó el Hospital Psiquiátrico entonces Colonia Rural. En la zona de Bárbula se repetirá el fenómeno ocurrido en las adyacencias del Hospital Central: se instalan alrededor de la institución hospitalaria varios asentamientos populares. Fueron asentamientos e invasiones los barrios que rodean al Hospital Psiquiátrico Ortega Durán, al Hospital González Plaza y al Hospital Ángel Larralde. Es nuestra tesis que el centro o eje que asegura la individualidad del nuevo barrio (a partir del asentamiento popular) sería la institución hospitalaria. Si tomamos al hospital como centro o eje del asentamiento popular, la zona delimitada (áreas verdes y alrededor libre del hospital) sus vías de acceso, los servicios de agua, luz eléctrica y aseo, permiten en esa zona la consolidación de un barrio. La ocupación del entorno vegetal de las instituciones hospitalarias ubicadas en las afueras del damero de la ciudad de Valencia, por habitantes de la misma ciudad, o venidos del campo, crea vínculos entre el barrio y el hospital que irían más allá de la mera vecindad. El impacto también es ecológico. El estudio de las relaciones entre la ciudad y sus hospitales, en el caso de Valencia, debe contemplar las variaciones que ocurren en los distintos sentidos (urbe, civitas y polis), e incluir esta nueva forma de contradicción entre urbe y rus que es la realidad suburbana, donde interaccionan, a partir de la segunda mitad del siglo XX, hospitales y las invasiones que dan origen a nuevos asentamientos populares. El hospital dentro del damero Se reconocen cuatro fases del desarrollo urbano en Venezuela: La primera abarca del periodo prehispánico hasta el descubrimiento; la segunda, al periodo comprendido entre los siglos XVI y mediados del siglo XIX (periodo colonial); la tercera, corresponde a finales del siglo XIX hasta la década de los cuarenta; y la cuarta, toda la segunda mitad del siglo (Pereira, 1997). En el periodo colonial se funda la ciudad de Valencia (siglo XVI) y su primer hospital, el San Antonio de Padua del siglo siguiente; por lo tanto el estudio de las relaciones entre los hospitales y la ciudad de Valencia se debe iniciar en el siglo XVII; el tercer periodo tendrá como característica desde la ubicación de los hospitales en el borde externo del damero; corresponde al cuarto periodo la localización de los hospitales (sobre todo los especializados en enfermedades mentales, o contagiosas como las tuberculosis) en la periferia urbana, muy lejos del damero, con invasiones y asentamientos populares en dichas zonas. Para el estudio de la relación entre los hospitales y la ciudad debemos tener en cuenta la morfología que en el caso de Valencia, su damero o cuadrícula tendrá particular importancia. Para Alomar la palabra ciudad engloba en realidad tres sentidos clásicos diferentes: el de urbe, con un sentido material opuesto al rus; el de civitas, como comunidad humana, complejo de grupos sociales e instituciones; y el de polis, en el sentido político y administrativo (Capel,1994). Cada uno de dichos sentidos permite una diferente caracterización y delimitación de lo urbano: "Desde el más reducido carácter estrictamente morfológico al más extenso de carácter administrativo" (Capel, 1994). Así un hospital en el rus, fuera de la ciudad desde el punto de vista morfológico, permanecería dentro de ella si privilegiamos lo administrativo y su complejo político de instituciones (civitas y polis). La historia del damero nos permite, desde la fundación de la ciudad, una articulación de los tres sentidos de lo urbano: urbe, civitas y polis. Desde el punto de vista de la polis en cuanto tal, la ciudad sería una trama de poder. Para Singer el poder político nacional y regional tiene que tener por sede una base urbana: "En la medida en que el ejercicio del poder requiere la existencia y el uso de un aparato administrativo y de fuerza armada, impone la reunión en un mismo lugar de un cuerpo de funcionarios, civiles y militares, que, de ese modo crean la ciudad, cuando esta no existe ya" (Singer,1979). Está otro enfoque del problema urbano, centrado en la civitas y que aquí no desarrollaremos, pero que es necesario si se quiere abarcar el problema de la ciudad; se trata de las "Cuatro miradas de Valencia" propuestas por Bello desde la perspectiva de los distintos actores: Los actores según su estrato (inversionistas, empresarios), la mirada del trabajador (mercado laboral), la de los gerentes públicos (ideológica) y por ultimo la del urbanista (Bello, 1999). Agregaríamos la mirada del excluido: el desempleado que nunca será empleado, los trabajadores informales, y los "recogelatas" o recolectores urbanos de aluminio (RUAL) que ha investigado Bello en otras ocasiones, ya en el ámbito de la sociología urbana. El enfoque del presente ensayo privilegiará la contradicción entre urbe y rus desde la perspectiva que proporciona el damero, a través de las variaciones en la localización de los hospitales a lo largo del tiempo, y sus modificaciones en el entorno urbano. Todos estos son intentos de delimitar lo "urbano" a través de varias perspectivas, ya escribía Roberto Briceño León que "lo urbano es cada vez más incierto y confuso como criterio; pero no podemos negarnos al hecho, a la circunstancia de la existencia de unas prácticas científicas o pretendidamente científicas, pero prácticas reflexivas en cualquier caso, sobre objetos reales, sobre problemas particulares que tienen que ver con lo urbano" (Briceño-León, 1987). El diseño urbano con pauta de damero, con calles rectas (paralelas o en ángulo recto) y manzanas rectangulares, no fue frecuente en la antigüedad. De origen probablemente hindú, su difusión se debe a griegos y romanos, y estará vinculado este trazado al control centralizado, político, religioso o militar. (Stanislawski, 1974) Entre los siglos XVI y XVII, los conquistadores diseñaron en el Nuevo Mundo ciudades conforme a plantas con formas de tablero de damas o ajedrez: España funda ciudades de acuerdo a un invariable plan regular y ordenado, que conllevó no solo a la cuidadosa elección del sitio para su ubicación desde el punto de vista del clima, y de las condiciones del terreno, sino que además procuró el establecimiento de una forma urbana reticular del sitio a poblar (Brewer, 1997). El damero se hacia conforme a las ordenanzas de descubrimiento y población de Felipe II, de 1573. Esta malla de espacios en cuadrilátero, tendrá una Plaza Principal o Mayor, abierta y en el centro, y otras diseminadas a cierta distancia, repitiendo en menor escala nuevos centros en la misma trama. En las normas sobre edificaciones el Templo o Iglesia Mayor se ubica a un costado de la Plaza Mayor. De los edificios públicos, el hospital estará especialmente relacionado con estos. Para las poblaciones internas, como Valencia (Venezuela) variará la ubicación del hospital según sea su función: "El hospital de no contagiosos se debía edificar en el claustro del templo; y el de contagiosos a la parte del cierzo -viento septentrional- que diese al mediodía, en la parte Norte, para que goce del Sur" (Brewer, 1997). Las Ordenanzas establecían que la elección del sitio para asentar las poblaciones debía hacerse donde el cielo fuera claro y el aire puro y suave, el clima agradable, sin mucho frío o calor, y, en todo caso, que fuera más frío que caliente; conforme a los principios de salubridad vigentes en la época. Carlos V dictó instrucciones de poblamiento, que antecedieron a las ordenanzas de Felipe II, eran particulares y generales, se puede decir que el rey Felipe las recopiló. Conforme a aquellas instrucciones Alonso Díaz Moreno fundó una Ciudad en 1555 cerca del lago de Tacarigua: Valencia es la primera ciudad venezolana en la cual se logró la cuadrícula perfecta en su trazado urbano: "Fue en Valencia donde la cuadrícula se manifestó en su plenitud. Se trata, además, de la primera ciudad venezolana en la cual se aplicó el concepto de plaza hispanoamericana, es decir, espacio equivalente al tamaño de una manzana sin construir. En consecuencia, es también el primer caso en el cual la iglesia se encuentra en una de las manzanas circundantes y con la fachada en uno de los cuatro límites espaciales de la plaza. Desaparece así, la tradición medieval de la iglesia exenta rodeada de espacios libres" (Gasparini, 1991). Se refuerza la importancia de la Plaza Mayor, la iglesia se ubicó en la cuadra situada al Este: "La Plaza Mayor debía ubicarse en el centro de la ciudad, y de ella debía partir el crecimiento de la ciudad, irradiándose la trama hacia los diversos puntos cardinales, en forma regular" (Brewer, 1997). El primer hospital de Valencia, el San Antonio de Padua, estará localizado dentro del damero, hacia el Este. Construido a mediados del siglo XVII, fue el único instituto asistencial que tuvo la ciudad hasta el siglo XVIII inclusive (Archila, 1961). Ubicado en lo que hoy seria el cruce de las calles Colombia y Soublette, y conocido ahora como Casa La Estrella. Destaca Fabián de Jesús Díaz que el hospital de San Antonio de Padua reproduce, el modelo Colonial Hispanoamericano señalado por Martínez Durán en su obra Los Hospitales de América en la Época Colonial. Este tipo de hospitales ocupa casi siempre un cuadrilátero, con un patio central, las habitaciones alrededor; jardines y una fuente de piedra en el centro (Díaz, 1980). Lo que quiere decir que este edificio público, dentro del damero reproduce el mismo damero en su seno, un trazado dentro del trazado y como dijimos al principio, trazado vinculado a estructuras de orden y poder. Archila menciona la importancia política del edificio en el siglo XIX, pues será sede de las constituyentes de 1811 y 1830 (Archila, 1961). Además del San Antonio de Padua tenemos otro hospital muy posterior, el Hospital Civil construido también en la parte occidental de la ciudad en 1897, en lo que hoy corresponde al cruce de las calles Cantaura y Escalona (en su terreno se edificaría en fecha reciente el Palacio de Justicia). La epidemia de viruela que azotó a la ciudad hace un siglo hizo necesario edificar otro hospital, el San Roque, al suroeste de Valencia, al pie del Cerro de la Guacamaya; este centro sería derribado una vez extinguida la epidemia; edificio que por las características de la enfermedad se colocaría al borde del damero. En la relación ciudad-hospital coinciden los tres sentidos (urbe, civitas, polis). Pero la disociación ya se iniciaba a finales del siglo, con el Hospital Civil, que empieza a salirse del damero y a aproximarse al rus, aunque dentro de los límites administrativos de la polis y los sociales de la civitas. Hasta aquí la ciudad ordenada: "Ese proceso de poblamiento formal, en todo caso, dio origen a una forma urbana ordenada, de trazado regular, propia de la ciudad hispanoamericana, que perduró hasta las primeras décadas de este siglo, hasta que el modernismo en la arquitectura se apoderó del urbanismo, desordenando la ciudad" (Brewer, 1997). Pero no mediaron solo razones estéticas, privilegiaremos factores económicos y demográficos, que influyeron en el mismo modernismo. La ciudad dejará de crecer a partir de la Plaza Mayor. La Valencia del siglo veinte ya no irradiará su trama hacia los di versos puntos cardinales, ni se expenderá en forma regulár. El hospital sale del damero En forma ideal toda ciudad tendrá tendencia a expandirse radialmente partiendo de su Plaza Mayor o del distrito comercial -en caso de que coincidan- pero es difícil que una ciudad se ajuste a este esquema, puesto que intervienen factores geográficos, históricos, económicos y culturales, particulares a cada población. Ernest Burguess considera la expansión de la ciudad como un proceso y la representa en círculos concéntricos: el distrito comercial central sería el círculo central (I) en el mapa; cercando el anillo nuclear de la ciudad aparece normalmente una zona de transición, que está siendo invadida por el terciario e industria ligera (ll); una tercera zona (III) está habitada por obreros industriales que han huido del área de deterioro (11), pero que desean vivir cerca de su trabajo. Más allá de esta zona se encuentra la zona residencial (IV) de edificaciones de apartamentos de clase alta o de distritos restringidos con viviendas familiares independientes. Pasada esta zona, y más allá de los límites de la ciudad, aparecen las zonas suburbanas del cinturón o ciudades satélites, que se encuentran a una distancia-tiempo de 30 a 60 minutos respecto al distrito comercial central (Burguess, 1974). Interesa superponer este modelo a nuestra ciudad, Valencia, a fin de destacar sus semejanzas y sus diferencias. Es importante que este modelo se basa en el proceso vegetal de sucesión, donde una zona se expande invadiendo la zona exterior inmediata, como los anillos de crecimiento de un árbol, o las colonias de bacterias en los cultivos. Así una zona residencial de clase alta puede dar origen a zonas habitadas por trabajadores. ¿El crecimiento de Valencia tiene un orden concéntrico, a partir de un núcleo cuadrado? ¿Su orden es otro o carece de ordenación alguna? El estudio del crecimiento de Valencia amerita cortes tangenciales entre zona y zona, puesto que podremos encontrar en áreas vecinas procesos antagónicos de orden-desorden, como es el caso de la relación que se establece entre los hospitales ubicados en los 50' fuera del damero, y los asentamientos populares que posteriormente les rodearán. En este caso de Bárbula, plantearíamos un crecimiento metastático, para usar un término de la oncología; las metástasis son implantes tumorales que no guardan continuidad con el tumor primario (Robbins, 1990); recordemos el término implantación, prestado de la embriología, que ha sido útil para entender la "implantación" del modo de producción capitalista en los países dependientes o subdesarrollados; la metástasis no es fisiológica, al contrario indica malignidad, pero es difícil determinar en urbanismo que es lo bueno o lo sano. El presente trabajo es descriptivo, y más que plantear soluciones, se muestra un fenómeno y se interpretan sus causas. Un modelo del proceso de expansión de la ciudad de Valencia necesita ser enfocado desde distintos ángulos y con variables socio-culturales. En el caso concreto de Valencia dos hechos son significativos: el establecimiento de una zona industrial, y la migración del campo a la ciudad -y en sentido inverso, del casco central de la ciudad a las afueras semi-urbanas-. Pero resulta que Valencia creció antes de su industrialización. La primera Geografía y el primer Atlas de Venezuela de Agustín Codazzi (publicados en 1840 y 1841), el primer Censo nacional de 1873, y otra serie de trabajos -(cuya autoría se debe a cronistas e historiadores tradicionales, relatos de viajeros y misioneros, entre ellos se destaca la contribución de Humboldt)- contienen materiales e interpretaciones sobre pueblos y ciudades y sobre el espacio nacional, que son producidos antes de la emergencia de una actividad de investigación más sistemática sobre el fenómeno urbano (Lovera, 1994). En estos trabajos se recogen los primeros aportes del estudio de Valencia en cuanto Ciudad. Ya en el ámbito de la investigación urbana debemos destacar en los setenta el proyecto SIAP-CIID: Vivienda de Bajo Costo para Familias de Bajos Ingresos realizado por el Centro de Estudios Urbanos (CEU) y la Oficina de Estudios SocioEconómicos (OESE), "El Documento Final contiene un análisis nacional del tema y el estudio del problema de la viviend ' y de la política habitacional del Estado en las ciudades de Valencia y Ciudad Guayana". (Lovera, 1994) y el trabajo de Adina Ruiz y Cecilia Esaa: Factores Sociales y Económicos de las Bar~iadas Marginadas en Valencia, mimeografiado en la UC, y de la misma Adina Ruiz: El Auge Industrial en Valencia como Agente Principal en la Formación de Barrios en el Sur de la Ciudad (1971), Cannon, Fosler y Witherspoon (1973) publican Urban government for Valencia (Praeger), y Buia y Guerra: Factores sociales y económicos de las barriadas marginales en Valencia (Universidad de Carabobo), y el artículo de Healy "Planning and Change" en Progress in Planning (2, 1974); en los ochenta Freddy Bello y Yolanda Sevilla presentan Marginalidad y Sociedad. Barrios Urbanos de Valencia (1980) editado por la UC, y Alberto Lovera publica mimeografiado en la UCAB su Desarrollo Urbano y Renta del Suelo en Valencia (1978); y Maria Emma Belandria, en la revista Urbana No. 10 de la UCV publica "Desarrollo Urbano y Autonomía Municipal. El Caso de Valencia". A finales de los ochenta aparece Asentamientos Populares vs. Poder del Estado (1987) de los investigadores de la Universidad de Cambridge Alan Gilbert y Peter Ward, que estudian tres ciudades latinoamericanas, una de ellas Valencia. En los noventa Edith Liccioni, escribe su tesis: Marginalidad, seguridad social y condiciones de trabajo en barrios integrados del municipio Valencia. (1990) mimeo. Universidad de Carabobo. Gideon Sjoberg demuestra que las ciudades de tipo preindustrial muestran una organización espacial de tipo diferente a las zonas concéntricas de ecología orgánica de burguess:`Toda explicación de la ecología a través de una orientación biótica, esto es, no social, se colapsa cuando es aplicada a la ciudad preindustrial, ya que existe una correlación sumamente elevada entre la tecnología, la estructura social y la distribución espacial de los habitantes de la ciudad, y entre todos estos y el aspecto físico del centro urbano" (Sjoberg, 1974). Sjoberg privilegia en estos casos a las actividades políticas y religiosas sobre las económicas y el mercado principal. Niega que el distrito comercial sea el eje de la vida urbana en las ciudades pre-industriales. El área central es notable como residencia principal de la elite: con los más pobres viviendo en los suburbios, a las mayores distancias del centro. La residencia de más valor, entonces, está en el área donde se puede aprovechar mejor las facilidades estratégicas de la ciudad. Como el tiempo no es muy valioso, los habitantes de los suburbios atraviesan grandes distancias para alcanzar el lugar del trabajo. Creemos que estos patrones pueden conservarse al industrializarse o semiindustrializarse, y en el caso de Valencia, ambos modelos, el de Burguess y el de Sjoberg deben ser tomados en consideración, en especial el último en lo concerniente a la relación entre los hospitales fuera del damero y los asentamientos a su alrededor, y su valoración de estos espacios por las nuevas "facilidades estratégicas" creadas por las instituciones hospitalarias en terrenos que antes eran baldíos, y de precio muy bajo en el mercado del suelo. "La realidad es que el mercado del suelo muy poco transparente y que la oferta constituye solo una parte del suelo disponible, que la intervención de las instituciones públicas se ve afectada también por intereses y estrategias contradictorias (por ejemplo, entre los niveles municipal, regional o autonómico, y estatal) y que finalmente, el mismo planeamiento está influido por múltiples determinaciones derivadas de la estructura de la propiedad y de las estrategias de agentes diversos" (Capel, 1994). El 24 de 1940, siendo Eleazar López Contreras presidente de Venezuela y su ministro de Sanidad y Asistencia Social el Dr. Enrique Tejera, se decretó la adquisición de un terreno al extremo Oeste de Valencia, en la vía que sigue hasta el Campo Carabobo, para edificar el Hospital Central, que hoy lleva el nombre de Ciudad Hospitalaria Enrique Tejera. Se inaugurará casi una década después, en junio de 1949: "Arquitectónicamente, el edificio se descomponía así: un macizo central, de tres pisos, sin sótano. Una planta baja con tres entradas: la frontal o delantera, que daba acceso a las consultas externas; una posterior o trasera, destinada a las pacientes de maternidad, y la tercera, o mediana, que daba acceso a la emergencia" (Díaz, 1980). El Hospital estaba rodeado de amplias áreas verdes: "Toda el área correspondiente al hospital central, y al pabellón de niños, se conservó arborizada en toda su extensión; sus jardines esmeradamente cultivados" (Díaz, 1980). Sobre estas áreas ver es, y sus alrededores se ubicarán asentamientos populares, el más grande dará origen al barrio Central, "central" por -el nombre del hospital. También en virtud de un decreto de López Contreras, la Nación compra la Hacienda Bárbula situada al Norte de Naguanagua, de "Clima fresco y saludable, agua en abundancia, extensión suficiente de terrenos alejados de la vía, carretera que conduce a Puerto Cabello" (Díaz, 1980). En dichos terrenos se construyó el hospital psiquiátrico por el Ministerio de Obras Públicas de Pérez Jiménez, y se inauguró en diciembre de 1951. Ese clima fresco y saludable del Norte de Naguanagua era propicio para edificar dos sanatorios, que se convertirían en hospitales dedicados a enfermedades respiratorias. En 1954 se funda el sanatorio "Rafael González Plaza" para el tratamiento de la tuberculosis, y luego se ampliaría a enfermedades quirúrgicas respiratorias no tuberculosas, pues los pacientes tuberculosos empezarían a ser tratados en el sanatorio "Ángel Larralde", también en la zona de Bárbula (1956); con el tiempo pasaría a ser hospital general, adscrito al IVSS, denominándose hospital universitario sin serlo realmente. Así quedaba conformado un polo asistencial en la zona de Bárbula. Con el tiempo se agregarían Malariología, y a expensas de algunos pabellones del psiquiátrico tendremos al INAGER, y al hospital oncológico, como a las Escuelas de Bioanálisis, Medicina, el Decanato de la Facultad de Ciencias de la Salud e instalaciones de la Facultad de Odontología, conformando un nuevo polo docente asistencial. En la zona de Bárbula se repetirá el fenómeno ocurrido en las adyacencias del Hospital Central: se instalan alrededor de la institución hospitalaria varios asentamientos populares que dieron origen al barrio Central ya hoy consolidado, y a otros barrios como el "Negro Primero", "La Guacamaya", "La Florida", etc. Así mismo en la zona de Bárbula, un área rural, los terrenos de la antigua "Hacienda de Bárbulá " donde vivirían 2-3 familias, conocerán una paulatina expansión urbana. Este crecimiento será influido, luego de la década de los sesenta, por la presencia de las aulas de la Universidad de Carabobo, y la cercanía de la autopista que incrementó los precios del suelo en la zona de Bárbula "de 0.4 mz a7.27 mz bolívares" (Gilbert y Guard, 1987). Inicialmente la urbanización popular "Vivienda Rural de Bárbula" contó con cierta planificación gubernamental, aunque con un crecimiento desproporcionado al plan original. Fueron asentamientos e invasiones los siguientes barrios: "Los Mangos", "Los Próceres", "Colinas de Girardot", "Heberto Brett" -nombre de un director del hospital psiquiátrico- 'Tundación Carabobo", "Arturo Ramírez" -nombre de un concejal"Brisas de Carabobo", "La Línea", "Malagón", "La Sabana", "La Luz", y las urbanizaciones populares "La Palmera", "Charaguamal", y "El Piñal". En las adyacencias del Hospital González Plaza tenemos una comunidad del mismo nombre: "Colinas del González Plaza". El barrio "Negra Matea" tendrá vecindad con el Hospital Ángel Larralde u Hospital Carabobo. El hospital como eje del barrio Esaa y Ruiz describen la invasión de terrenos baldíos en propiedad del Estado que dan origen a la barriada marginal: "Cuando ocurre una invasión de una zona determinada de la ciudad, lo primero que hacen es dividir el terreno en lotes de diversos tamaños y, previa inscripción de familias, se los reparten. Luego cada familia inmediatamente procede a fabricar su vivienda para lo cual utilizan toda clase de materiales ya sean de construcción, bloques, ladrillos, etc. O si no tablas, zinc, cartón, a fin de asegurar con su presencia el derecho de posesión. De esta forma, se organizan y comienza la vida de las barriadas, originándose en algunos casos asociaciones o juntas de barrios o pobladores con el fin de obtener mejoras para el barrio, defenderlo y tratar de conseguir la propiedad de los lotes que ocupan. A través de una asociación o por iniciativas personales, mediante trabajos públicos, se da inicio a la formación de un barrio. En el primer momen tratan de dotarse de servicios públicos básicos: agua, luz eléctrica; luego de un puesto sanitario, una escuela, un servicio religioso, local comunal, servicio de vigilancia. Para obtener estos servicios se valen de numerosos recursos entre los c s aparecen los favores políticos, servicios oficiales, instituciones privadas, religiosas, etc." (Essa y Ruiz, s.f.). Freddy Bello destaca que el 60 por ciento de las urbanizaciones populares en Valencia nacieron como invasiones, que luego se transformaron en lugares adecuados, por lo que pareciera ser, que las invasiones constituyen la solución al problema, pues los mismos habitantes se organizan y exigen la dotación de servicios: "A la larga, las invasiones han beneficiado a todo el mundo: el que invade, el gobierno porque ve muestras de que hay una solución a la crisis habitacional, y el propietario de los terrenos, que después de que se le colocan los servicios a las tierras, son vendidas, como si ellos hubiesen urbanizado el lugar" (Bello, 1999). Es preciso diferenciar el asentamiento posterior del barrio consolidado: "En la sociedad de hoy, la denominada postrentista, con predominio de las megalópolis, la idea sobre asentamientos humanos denominados comunidades, se refiere fundamentalmente al barrio urbano deprimido o escasamente servido, cuya prolongación espacial solo permite una delimitación artificial y hace imposible la separación de su vida económico-social y cultural de la ciudad, que proporciona la matriz de servicio, a la cual aspiran incorporarse los habitantes de los barrios" (Bello y Marcano, 1998). El asentamiento alrededor del hospital es un barrio escasamente servido, donde la matriz de servicio de la ciudad es obtenida, en su mayor parte (en forma directa o indirecta) a través de la institución hospitalaria; en la totalidad de los casos estas comunidades son posteriores a la edificación del hospital en zonas baldías. La génesis de los asentamientos en las adyacencias de los hospitales no debería ser muy distinta de la que se observa en otros barrios. Para Raymond Ledrut: "El hecho de frecuentar los comercios, las escuelas, iglesias, salas de reunión y de espectáculos, etc., instalados dentro del perímetro contribuye a crear un barrio" (Ledrut, 1974). El texto de Ledrut se refiere más a subdivisiones de centros poblados -dos barrios se fusionan, o uno que se fragmenta- pero puede ser útil para interpretar el carácter aparentemente espontáneo de estos asentamientos, pues es preciso "Que estos equipamientos sean bastantes numerosos y se hallen próximos, y que el sector pueda aislarse del resto de la ciudad" (Ledrut, 1974). Asegura esta individualidad del barrio la existencia de un centro o eje, que para Ledrut puede ser una plaza, una calle o un paseo público, donde están reunidos los principales equipamientos. Con la salvedad de que nuestro caso estudiado se trata de terrenos baldíos alrededor de un hospital, es nuestra tesis que el centro o eje que asegura la individualidad del nuevo barrio (a partir del asentamiento popular) sería la institución hospitalaria. Si tomamos al hospital como centro o eje del asentamiento popular, la zona delimitada (áreas verdes y alrededor libre del hospital) sus vías de acceso, los servicios de agua, luz eléctrica y aseo, permiten en esa zona la consolidación de un barrio; agreguemos a esto la relación políticopartidista de tipo clientelar que vincula a funcionarios públicos (directivos, personal administrativo y asistencial, sindicalistas y gremialistas) con funcionarios municipales y dirigentes vecinales (civitas) que organizan los asentamientos "espontáneos" y les integra a la polis. Estos asentamientos que de espontáneos solo tienen el nombre, son bautizados muchas veces con nombres de políticos locales, o directivos de las instituciones hospitalarias. Las relaciones que describe Ledrut entre los habitantes de los barrios con la ciudad, y la atracción del centro de esta sobre su periferia, son establecidas -en los casos estudiados hoy- a través de los espacios de la institución hospitalaria y de sus estructuras físicas: los desplazamientos al trabajo, etc., ocurren en sus vías de acceso y en las internas. Recordemos que "La calle mantiene para el barrio la función primordial de organizar sus relaciones internas y facilitar sus relaciones externas. Debemos concebir la calle como el gran organizador del barrio, con funciones varias de comunicación, drenaje, limpieza, asistencia, ventilación y seguridad" (Mac Quhae, 1980. En los años 90' los intentos de cerrar las calles internas d hospital a los pobladores de las barriadas ocasionó serios disturbios en el Hospital Central cuando los vecinos abrieron boquetes y derribaron parte del muro perimetral, luego de las manifestaciones de los vecinos se les reestableció el paso. El muro perimetral del Hospital Psiquiátrico y de otras dependencias contempla el acceso de los habitantes de las barriadas vecinas, aunque se restringe el transito en horas nocturnas. La ocupación del entorno vegetal de las instituciones hospitalarias ubicadas en las afueras del damero de la ciudad de Valencia, por habitantes de la misma ciudad, o venidos del campo, creando una comunidad suburbana en dichos terrenos, hasta el punto de compartir las paredes externas de los pabellones como paredes internas de las viviendas, lo que crea vínculos entre el barrio y el hospital que irían más allá de la mera vecindad. El impacto también es ecológico, pues terrenos que antes alojaban a dos o tres familias, pasan a albergar miles de familias, y hospitales con cientos de camas y miles de visitantes con la consiguiente alteración demográfica. El Hospital como metástasis A veces no es fácil diferenciar la urbe del rus. Para S. D. Clarke esta ocupación del medio rural por parte de una población urbana constituye el rasgo predominante del desarrollo de la zona suburbana. Se trata de una masa indiferenciada, las líneas de edificación y subdivisiones de terrenos que no convergen ni terminan en punto alguno. ¿Dónde empieza lo urbano y termina lo rural? Sin límites espaciales, sin estructuras ni servicios; pero se delimitan "claramente" por su nombre: "Brisas de Carabobo", "La Línea", "La Luz", etc., ¿A través de un corte tangencial lo urbano sería el hospital y lo suburbano el barrio? ¿La nueva unidad hospital-barrio es suburbana? El estudio del suburbanismo supone el del "cambio" social, lo que en definitiva llega a configurar una sociedad urbana. Advierte Clarke que tal concepción del suburbanismo significa, desde el punto de vista metodológico, que no puede darse una fácil determinación de los límites y fronteras de la sociedad que está siendo objeto de análisis: "Allí donde se puede percibir la forma y la estructura de esta sociedad, y hasta el punto mismo en que así ocurre sea que éste ha perdido ya su carácter suburbano. La sociedad verdaderamente suburbana es aquella que carece de forma y estructura a precisar, y por ello, de límite claro e identificable" (Clarke, 1975). Una vez más nos tenemos que ubicar en la Valencia preindustrial, pues el crecimiento vegetativo que "empujó" a las instituciones hospitalarias de las afueras del damero, antes de la industrializacion. A Codazzi (ver figura 1) se debe el mapa de la ciudad levantado en 1839, en el que apreciamos el estricto esquema de la cuadrícula, con 14 casas en el sentido Este-Oeste y 13 de Norte a Sur, lo que significa que ocupaba un espacio aparentemente cuadrado, de unos 1.200 x 1.200 metros, cuyas esquinas empero estaban escasamente edificadas (Zawisza,1988) En 18391a ciudad constituía una sola parroquia; en 1847 Valencia se dividía en dos parroquias, Catedral y Candelaria; en 1854 las parroquias aumentaron a cuatro, y luego a seis: "Estas divisiones eclesiásticas y a la vez administrativas, reflejan la expansión de la ciudad fuera de su núcleo original, que todavía en el mapa de Codazzi, tiene marcadas las zonas a poca distancia del centro como barrio en proyectó" (Zawisza, 1988). Estos proyectos de barrios en la parte Oeste de la ciudad, hacia el "camino del ganado" en la vía a San Carlos, corresponden a la parte posterior de la cuadra donde quedaba el Hospicio o Casa de Beneficencia (luego hos ¡tal San Antonio de Padua, hoy Casa de la Estrella). Dentro de ? zona punteada del mapa de Codazzi, señalada como barrio en proyecto se edificaría el Hospital Civil (en los terrenos donde se encuentra hoy el Palacio de Justicia) y más allá (en espacio y tiempo) se ubicará el Hospital Central (ver figura 1). La edificación de instituciones asistenciales complejas en zonas suburbanas como las señaladas, o en áreas claramente rurales como Bárbula en Naguanagua, significan un mecanismo de crecimiento, en este ultimo caso, metastático, pues se crea una zona suburbana sin relación de contigüidad con el anillo externo de la ciudad, o borde del damero. En un mapa reciente (Gilbert y Ward) de la ciudad, las zonas marginales no corresponden con la zona 111 del dibujo de Burguess, correspondiente a las viviendas de obreros (ver figura 2). Los habitantes de las zonas marginales e án fuera del trabajo industrial, ni siquiera forman parte de ejército industrial de reserva, como demuestra Quijano. Para Martín los mismos factores que posibilitan la ciudad moderna y aseguran su continuo crecimiento, posibilitan la dispersión de población en el área circundante. Esta dispersión es de la población, de las actividades del terciario (donde se incluiría la nueva ubicación de hospitales) y provoca una nueva valoración del suelo rural: "El asentamiento total es el resultado del movimiento de la población rural hacia la ubicación industrial urbana, así como de la población urbana que se aleja de la ciudad central" (Martín, 1974). Esto se describe en las ciudades "industrializantes" más que en las industrializadas, y Valencia es, o era, una ciudad industrializante. En el mapa de Valencia elaborado por Ingeniería Municipal en 1961 (ver figura 3), Naguanagua aparece en viñeta aparte, pero dentro del "concepto" de la ciudad (polis), digamos que está dentro y fuera del mapa, donde el cartógrafo parecía darle más importancia a la zona industrial; de Naguanagua apenas se señala "Caprenco" y "Tarapío"; el Hospital Psiquiátrico, entonces Colonia Rural, contaba con diez años, pues su apertura fue en 1951, y la Universidad tenía dos años de fundada. En una fotografía de la época se observan dos hombres a caballo luego del Arco de la Colonia y del Sanatorio antituberculoso, sobre lo que serían los espacios de la Facultad de Educación de la Universidad de Carabobo (ver figura 4). El siguiente mapa es de fecha reciente, es utilizado por el Distrito sanitario y refleja la transformación urbana (ver figura 5). El último mapa es de la Dirección de Planta Física de la Universidad de Carabobo, y demuestra el cambio en las mismas instituciones (en el sentido de polis); en este caso el Hospital Psiquiátrico, sus instalaciones, pasan en su mayor parte a otras instituciones, se reflejan las edificaciones en concreto y la propuesta del nuevo comodato la Universidad e INSALUD, así mismo se indica el primer comodato de 1977 anterior a la descentralización, entre la Universidad y el MSAS. En un estudio sobre tres ciudades latinoamericanas, Gilbert y Ward destacaban que en contraste con Bogotá y México, las invasiones de terrenos son la forma más común de adquisición de tierras en Valencia. El Estado controla indirectamente los desarrollos de bajos ingresos en sus decisiones de permitir la invasión de terrenos o prevenir los desarrollos urbanos clandestinos o aprovisionarse de servicios áreas urbanas técnicamente ilegales, y por último por sus medidas sobre la extensión del perímetro urbano. Estas precisiones indirectas son a menudo más significativas que la existencia de leyes de zonificación (Gilbert y Ward, 1987). Gilbert y Ward están convencidos de que la tolerancia generalizada con respecto a la ilegalidad de la vivienda de bajos ingresos en las ciudades latinoamericanas no es accidental en la supervivencia del Estado latinoamericano, pues a pesar de sus condiciones de pobreza, los asentamientos ilegales actúan como una válvula de escape de las tensiones sociales (Gilbert y Ward,1987). Los hospitales fuera del damero, en cuanto instituciones estatales y a través de sus directivos, participan en estas políticas permisivas. Un estudio de las relaciones entre la ciudad y sus hospitales, en el caso de Valencia, debe contemplar las variaciones que ocurren en los distintos sentidos (urbe, cívitas y polis), e incluir esta nueva forma de contradicción entre urbe y rus que es la realidad suburbana, donde interaccionan, a partir de la segunda mitad del siglo XX, hospitales y las invasiones que dan origen a nuevos asentamientos populares. BIBLIOGRAFÍA ARCHILA, R. (1961): Historia de la Medicina en Venezuela. Tip. Vargas S. A., Caracas. BELLO, F. y SEVILLA, Y. (1980): Marginalidad y Sociedad. Universidad de Carabobo. Ediciones del Rectorado, Valencia. BELLO, F. y MARCANO, M. (1998): Socio Antropológica(s) de la Pobreza ante la enfermedad. Universidad de Carabobo. Publicaciones, Valencia. BELLO, F. (1999): "Las metrópolis se hacen inhumanas por incremento de la delincuencia". En: El Carabobeño. Foro Dominical A-8. 17 de Octubre de 1999. BELLO, F. (1999): "Los estudios urbanos y la visión de Valencia". 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