LA BATALLA DE GUADALAJARA La batalla de Guadalajara (marzo de 1937) supuso la primera derrota del fascismo internacional. En ella, las tropas legionarias enviadas por Mussolini para ayudar a los generales golpistas fueron obligadas a retroceder sobre un terreno que acababan de conquistar al ejército de la República. Antecedentes El fracaso del asalto a Madrid en noviembre de 1936 llevó a Franco a planear sucesivas operaciones de envolvimiento de la capital por el oeste (batalla de la carretera de la Coruña; Diciembre 1936) y el sureste (batalla del Jarama; Febrero 1937) que produjeron la conquista de algunas porciones de territorio pero no el objetivo final de cercar la ciudad. Con las fuerzas muy mermadas por los estériles esfuerzos, Franco dejó la iniciativa al cuerpo expedicionario italiano enviado por Mussolini. El CTV (Cuerpo de Tropas Voluntarias) estaba formado por tres divisiones de voluntarios fascistas (la 1ª, “Dios lo quiere”, la 2ª, “Llamas negras”, y la 3ª, “Plumas negras”), al que se añadía la División Littorio, del ejército regular italiano, completando un total de 40.000 hombres, a los que hay que añadir los 20.000 de la División Soria del ejército rebelde mandada por el general Moscardó. El general Mario Roatta (“Manzini”), jefe de las fuerzas italianas en España, quiso mostrar cómo se hacía una guerra moderna contando con equipos avanzados (artillería, aviación y blindados) y unidades motorizadas. Así pues, la última tentativa rebelde de envolver Madrid se realizó en marzo de 1937 en la provincia de Guadalajara, en el entorno de la carretera de Aragón (actual A‐2), dando lugar a la que sería conocida como “Batalla de Guadalajara”. 1. OFENSIVA DEL EJÉRCITO ITALIANO 8 de Marzo Al amanecer del 8 de marzo la artillería italiana abre intenso fuego sobre las unidades republicanas situadas al oeste y sur de Algora. Las tropas de la 2ª División "Llamas negras" del general Coppi y sus carros blindados rompen las líneas republicanas, mientras que la División Soria ataca con éxito por el flanco derecho tomando Mirabueno y Castejón. La 2ª División del CTV en la carretera de Aragón El tiempo va empeorando. En la Cordillera Ibérica y el páramo alcarreño, una fuerte tormenta de aguanieve, seguida de una intensa niebla, impide a los aviones italianos despegar de sus aeródromos de Soria para apoyar la operación, mientras que los aviones republicanos pueden operar sin problema desde los aeródromos de Barajas y Alcalá de Henares. Al final de la jornada, los hombres de Coppi avanzan 20 km sobre la carretera general de Aragón y la comarcal a Cifuentes llegando hasta Hontanares y Alaminos. En Almadrones encuentran una fuerte resistencia por parte de unos 400 hombres que les impiden tomar el pueblo. La respuesta del mando republicano es rápida y ese mismo día Líster y la 11 división reciben la orden de frenar el avance. 9 de Marzo Tras tomar Almadrones, la 2ª División de Coppi se desvía por la carretera de Brihuega. La 3ª división “Plumas negras” prosigue el avance por la carretera general hasta el km 83, en el cruce de la carretera de Miralrío a Brihuega. Las fuerzas motorizadas italianas intentan aplicar la táctica de “guerra célere”, pero hay muchos atascos debidos a la aglomeración de fuerzas y las malas condiciones atmosféricas y del terreno. Al atardecer se encuentran con la XI BI que acaba de situarse ante el cruce del km 83, donde detiene el avance italiano. La 2ª división “Llamas negras” llega a las puertas de Brihuega. 10 de Marzo Al amanecer del 10 de marzo, Brihuega es tomada por la 2ª división. Una pequeña unidad cruza el puente del Tajuña para establecer una cabeza de puente, pero no ocupa las zonas altas, permitiendo que en los días posteriores Brihuega quede batida por la artillería republicana. A mediodía, la XII BI llega a la zona y el Batallón Garibaldi avanza desde Torija a Brihuega, sin saber que esta localidad ya había sido tomada por el CTV. El puesto de mando (PM) de la XII BI se sitúa en el cruce a Fuentes de la Alcarria y la base de esta BI queda en el Palacio de Don Luis, desde donde continúan a pie hasta entrar en contacto con las unidades de la 2ª división italiana. Al final del día, la XI y la XII BI consiguen el enlace de sus unidades en el interior del bosque. En la carretera general, la 3ª División italiana encuentra grandes dificultades. Un contraataque de la XI BI acompañada de tanques contiene su avance, pero al final del día los "Plumas negras” consiguen llegar hasta el km 80, dos km al nordeste de Trijueque. En su flanco derecho, las tropas de la División Soria continúan su avance tomando Jadraque y Miralrío. 11 de Marzo Bajo un intenso temporal de nieve, la 3ª división italiana, cuyas órdenes son de ocupar Torija, a duras penas consigue tomar Trijueque, mientras que la XI BI, a costa de graves pérdidas, consigue frenar su avance en el km 77, al suroeste de este pueblo. A su derecha, la División Soria sigue avanzando y consigue tomar Cogolludo. El enfrentamiento entre italianos de ambos bandos se produce a pocos kilómetros de Brihuega, en la zona boscosa situada junto al Palacio de Ibarra. Los garibaldinos lanzan propaganda impresa y usan grandes altavoces llamando a los hombres del CTV a desertar, lo que algunos hacen. 2. CONTENCIÓN DE LA OFENSIVA ITALIANA Y REORGANIZACIÓN REPUBLICANA 12 de marzo El general Miaja, jefe del Ejército Republicano del Centro, reorganiza sus fuerzas: crea el IV Cuerpo de Ejército (CE) bajo las órdenes del coronel Jurado y compuesto por la división 12 (Lacalle), que se sitúa en el sector izquierdo, sobre el Henares, la división 11 (Líster), situada entre la carretera general de Aragón y la comarcal de Torija a Brihuega, y la división 14 (Mera), que queda situada en el sector derecho a lo largo del margen izquierdo del río Tajuña. El PM de Jurado (IV CE) y de Líster (11 div.) se emplaza en el castillo de Torija. La 2ª división italiana cruza la carretera de Brihuega a Miralrío y consigue apoderarse del Palacio de Ibarra. Los combates son duros, pero más aún ante Trijueque. La 9ª BM de Pando, en la que se encuadra el Batallón Thaelmann, no consigue recuperar este pueblo, que está bien defendido por los italianos. El empleo de tanquetas lanzallamas produce algunas desbandadas entre las tropas republicanas. La aviación republicana, al bombardear las concentraciones de tropas del CTV, produce también las primeras desbandadas de italianos. Esquema de la batalla de Guadalajara según el General Vicente Rojo en su libro Así fue la defensa de Madrid (México, 1967) 13 de marzo Se produce el relevo de las tropas italianas: la 1ª división ("Dios lo quiere") sustituye a la 2ª en Brihuega, y la división Littorio (general Anibale Bergonzoli) sustituye a la 3ª en Trijueque. La 9ª BM y la XI BI, junto con los carros de Paulov, rechazan el avance de la División Littorio hacia Torija. Por la tarde, esas dos brigadas se lanzan al contraataque y al anochecer consiguen adentrarse en Trijueque. Ante la imposibilidad de defenderse, la Littorio se retira del pueblo por la noche, abandonando gran cantidad de material y equipo. Machacadas por los aviones republicanos, las columnas motorizadas italianas, confinadas a circular por carretera debido al barro y al terreno, convierten su retirada en derrota. Ataque del CTV italiano sobre Trijueque y su recuperación por la 11 División de Líster durante la Batalla de Guadalajara. Esquema de Alexander Rodimtsev en su libro "Bajo el cielo de España". 14 de marzo El general Lukacs ordena a su XII BI tomar el Palacio de Ibarra. Los defensores del CTV resisten con fiereza hasta que un dinamitero abre un boquete y los internacionales de la XII BI irrumpen con fuerza y desalojan a los fascistas italianos. 15‐17 de marzo El general Roatta, jefe del CTV, pide a Franco lanzar una ofensiva en el frente del Jarama con el objeto de aliviar la presión republicana sobre sus tropas; la acción se ejecuta, pero con escasos resultados. Debido a ello, Roatta prepara el repliegue de sus fuerzas a una línea que cree segura: la carretera que une Brihuega con el kilómetro 83 de la carretera de Aragón. El mando republicano se plantea la toma de Brihuega en una operación de conjunto. Mientras se reúnen las fuerzas que permitan pasar al contraataque, se discuten diversos planes, triunfando finalmente el propuesto por Vicente Rojo, jefe de Estado Mayor de Miaja: desplegadas en un frente de 3 kilómetros al oeste de Brihuega, la 70 BM (Sanz) y la 1ª BM (Campesino), atacarían en dirección nordeste para luego girar hacia el este y envolver a lo italianos acantonados en Brihuega, cortando así el camino de su retirada. La XII BI iniciaría entonces un ataque frontal hacia Brihuega, mientras que la 65 BM (Fernández Recio) de la 14 División (Mera) lo haría desde sus posiciones sobre el Tajuña. El resto de las fuerzas fijarían a la División Littorio sobre la carretera general. 3. CONTRAOFENSIVA REPUBLICANA Y DERROTA FASCISTA 18 de marzo Al amanecer, un batallón de la 65 BM se apodera del vértice Cerro de la Horca, situado a la salida de Brihuega sobre la carretera que se dirige a Sigüenza. A las 14:00 horas, la aviación y la artillería republicanas desencadenan sucesivos bombardeos. La 70 BM y la 1ª BM inician su avance, pero son contenidas por las fuerzas de la 1ª división italiana situadas sobre la carretera de Brihuega al km 83 de la general. A las 18:00 se inicia un nuevo bombardeo de Brihuega seguido por el vuelo rasante de los cazas que ametrallan las filas italianas. Desde la margen izquierda del Tajuña, el resto de la 65 BM cruza el río y ataca Brihuega, haciendo lo mismo la XII BI desde sus posiciones al oeste de la ciudad. Rossi, jefe de la 1ª división “Dios lo quiere”, ordena la retirada mientras sus tropas son batidas por el batallón situado sobre el Cerro de la Horca. Con la caída de Brihuega, el flanco izquierdo de la división Littorio queda al descubierto. Faldella, jefe provisional del CTV mientras Roatta está con Franco en Salamanca, ordena un repliegue general de las fuerzas hasta la altura de Gajanejos. Los republicanos capturan unos 300 prisioneros y obtienen un numeroso botín en armas y equipos. Los soldados italianos hechos prisioneros serán utilizados por el gobierno republicano como prueba de la intervención directa del ejército de Mussolini en la contienda. 19 de marzo Roatta ordena el repliegue del CTV hasta el kilómetro 97 de la carretera general. Desde allí establece una línea defendida por la división Littorio (hasta el Alto del Tenedero) y por la 2ª división en el tramo comprendido entre el Alto del Tenedero y el vértice Tiricuende. El jefe del IV CE republicano, Jurado, no cree posible una persecución a fondo teniendo en cuenta el cansancio y desgaste de sus fuerzas. En consecuencia, les ordena que busquen el contacto con las unidades italianas y ocupen los puntos intermedios. Así, toman Gajanejos, Ledanca y Villaviciosa. 20 de marzo Escuadrón de pilotos republicanos al mando de Andrés García Lacalle durante la batalla de Guadalajara La 70 BM alcanza el km 98 de la carretera de Aragón, la 65 BM toma Yela y la 72 BM toma Masegoso de Tajuña. En el flanco derecho del ataque de las fuerzas rebeldes, la resistencia de la División Soria es fuerte, rechazando el día 20 los ataques republicanos sobre Padilla de Hita y Copernal. 21‐22 de marzo El 21 los republicanos atacan Cogollor, defendida por la 2ª División del CTV, y Hontanares, defendida por la División Littorio; ambas rechazan el ataque. El 22 hay una orden general de ataque en todo el frente, pero las tropas republicanas manifiestan ya un total agotamiento tras aquellos días de intensa lucha. Al final del día, Jurado les ordena pasar a la defensiva. Las bajas de ambos lados son similares: unos 2000 muertos y unos 4000 heridos en cada bando. A ello hay que añadir los 300 prisioneros italianos que hace la República. La Batalla de Guadalajara es la primera gran batalla ganada al fascismo en el mundo y también el último gran triunfo de las fuerzas republicanas y antifascistas en España. Esta victoria fue posible gracias a las Brigadas Internacionales. La camioneta de intendencia utilizada en la Batalla de Guadalajara por el Escuadrón de Caballería de la XII BI había sido "tomada a la canalla facista" (sic). Crónica de Ernest Hemingway publicada en el diario The New York Times del 29 de marzo de 1937 LA BATALLA DE BRIHUEGA ES EQUIPARADA POR HEMINGWAY A UNA VICTORIA A ESCALA DE GUERRA MUNDIAL MADRID, 28 de marzo ‐‐ Era un día luminoso y claro en las rojas colinas al norte de Guadalajara, cuando llegamos al borde rocoso de una meseta, donde una carretera blanca bajaba serpenteante hacia un valle empinado, y mirábamos a las tropas fascistas en una meseta que subía por el estrecho valle. "Allí viene uno por ese sendero," dijo un oficial español a mi lado. "Tienen un nido de ametralladoras allí. Mire, hay tres más. Mire allí, cinco más." Me senté con un par de prismáticos y conté más de 150 soldados moviéndose sobre la meseta y los senderos a lo largo de su cara escarpada. "No tienen artillería ahí," me aseguró el oficial, "y están demasiado lejos para usar las ametralladoras contra nosotros." Los soldados fascistas, llevando uniformes del Ejército español regular, con un batir de capotillos, trabajaban pausadamente para fortificar su posición a lo largo de la escarpada cuesta. Bajo nosotros en el valle estaban los castaños grupos de casas de los pueblos de Utande y Muduex. Al lado izquierdo Hita, como un cuadro cubista contra la empinada colina en forma de cono. La blanca carretera a nuestros pies llevaba hacia la meseta opuesta. Después de la batalla de Brihuega, el avance hasta más allá de Utande había forzado la retirada fascista al menos hasta Jadraque. Pero en su retirada, los fascistas destruyeron la carretera, por lo que las fuerzas gubernamentales decidieron permanecer en su excelente posición actual, en lugar de avanzar a lo largo de la carretera principal de Aragón y prolongar su peligroso flanco izquierdo. Era el primer día caluroso de la primavera y las tropas se quitaban las camisas para tomar el sol y zurcirlas. Junto a un comandante de brigada que había luchado en Brihuega, su corresponsal caminó casi un kilómetro a lo largo de la carretera principal de Aragón. Mientras la meseta izquierda estaba en manos de tropas españolas rebeldes, la línea por la carretera principal de Aragón, según los informes, estaba sostenida por italianos de una división que se mantuvo en la reserva y no se usó en la batalla de Brihuega. Salvo por algunos disparos de batería, con los leales usando armas italianas capturadas y obuses, el frente estaba completamente tranquilo, con expectativas de permanecer así hasta que las tropas italianas hubieran tenido tiempo de reorganizarse. Este corresponsal duda de que incluso entonces intenten otro ataque en el sector de Brihuega, ya que la posición gubernamental está ahora totalmente reforzada y las posibilidades de defensa se vieron en la batalla, mientras que las señales de la derrota más sangrienta de los italianos en la primera batalla de esta guerra luchada con una organización a escala de una Guerra Mundial todavía cubren un campo de batalla de diez kilómetros de ancho. Ernest Hemingway (primero por la izquierda) en el páramo alcarreño cercano a Brihuega, al acabar la batalla de Guadalajara. Es imposible no enfatizar la importancia de esta batalla, donde los batallones españoles, compuestos principalmente de muchachos apenas formados el último noviembre, no sólo lucharon obstinadamente en defensa junto a otras tropas mas veteranas, sino que atacaron en una operación militar complicada y perfectamente organizada, sólo comparable a las mejores de la Gran Guerra. Este corresponsal, que ha estado estudiando la batalla durante cuatro días, revisando las posiciones sobre el terreno con los comandantes que la dirigieron y los oficiales que lucharon en ella, y siguiendo las huellas de los tanques, declara rotundamente que Brihuega tendrá un lugar en la historia militar junto a otras batallas decisivas en el mundo. No hay nada tan terrible y siniestro como la huella de un tanque en acción. La huella de un huracán tropical deja una guadaña caprichosa de destrucción completa, pero los dos surcos paralelos que deja el tanque en el barro rojo llevan a escenas de muerte planeada peores que cualquiera dejada por un huracán. Los bosques de matorrales y encinas al nordeste del Palacio de Ibarra, cerca de un ángulo de la carretera de Brihuega a Utande, todavía están llenos de cadáveres italianos que las escuadras de enterradores no han alcanzado todavía. El rastro de los tanques lleva a donde ellos murieron, no como cobardes sino defendiendo nidos de ametralladora hábilmente construidos y posiciones de rifles automáticos, donde los tanques los encontraron y donde todavía permanecen. Los campos baldíos y los bosques de encinas son rocosos, y los italianos fueron obligados a construir parapetos rocosos en lugar de intentar excavar la tierra donde una azada no cortaría, y el efecto horrible de los obuses disparados por los cañones de los sesenta tanques que lucharon junto a la infantería en la batalla de Brihuega estallando en y contra éstas pilas de rocas crearon una pesadilla de cadáveres. Los pequeños tanques italianos, sólo armados con ametralladoras, estaban tan desvalidos contra los tanques gubernamentales medianos, armados con cañón y ametralladoras, como botes guardacostas contra cruceros blindados. Los informes que aseguran que Brihuega fue simplemente una victoria aérea, con las columnas huyendo en tropel y aterrorizadas sin luchar, se corrigen cuando se estudia el campo de batalla. Fue una batalla de siete días amargamente luchada, la mayor parte del tiempo bajo una lluvia y nieve que hacían imposible el transporte mecanizado. En el ataque final bajo el que los italianos rompieron filas y huyeron, el día era propicio para volar, y 120 aviones, sesenta tanques y aproximadamente 10.000 soldados gubernamentales derrotaron a tres divisiones italianas de 5,000 hombres cada una. Fue la coordinación de esos aviones, tanques e infantería la que llevo esta guerra a una nueva fase. Quizás no le guste y puede creer que es propaganda, pero yo he visto el campo de batalla, el botín, los prisioneros y los muertos.