LA BICHA DE BALAZOTE

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PARA SABER MÁS… Museo de Albacete ¿SABES QUIÉN SOY? LA BICHA DE BALAZOTE REMEMORA EL MITO DE HÉRCULES EN UN LUGAR DE UN ANTIGUO CAMINO PENINSULAR Los vecinos de Balazote debieron quedar atónitos cuando supieron que en tierras del conde había aparecido una extraña escultura con cuerpo de toro y cabeza de hombre. También los arqueólogos de la época, Rodrigo Amador de los Ríos que en 1889 se hacía eco del hallazgo, y Arthur Engel, quien en 1891 dibujó su rostro en una carta a León Huzey, conservador del Museo del Louvre, donde la llamó “esfinge”. Así pues no está claro que el nombre de “bicha”, como se conoce a la escultura, provenga del francés biche (ciervo), siendo posible una interpretación popular en referencia al ser extraño y monstruoso que representa. El mito. Para los griegos de Océano nació Aqueloo, el río que discurría en la Etolia, entre cuya descendencia se cuentan las sirenas y Dirce. De sus barbas mana agua, por ello los bigotes de la Bicha de Balazote se parten en dos series de líneas que se dispersan a izquierda y derecha, y entre las figuras en las que se transforma es la de serpiente, pues como río serpentea por entre los campos en busca del mar. A Aqueloo le atribuyeron ser el primero en mezclar agua y vino, que es como lo bebían los griegos en hermosos vasos bellamente decorados. Aqueloo pretendió la mano de una ninfa, Deyanira, pero también Hércules tuvo el mismo deseo, de manera que entre ambos tuvo lugar un feroz combate, tras el primer envite Aqueloo se transforma en serpiente, pero a punto de ser ahogado por Hércules relata lo siguiente: “me quedaba la tercera forma, la de fiero toro: con mis miembros transformados en los de un toro, reemprendo el combate. Él envuelve con sus brazos mi musculoso cuello desde el lado izquierdo, tira de mí y se deja arrastrar mientras me lanzo a la carrera, y humillando mis duros cuernos los clava en el suelo y me derriba en medio de una nube de polvo. Pero no le bastó con eso: mientras se aferra con la diestra cruel a mi rígido cuerno, lo rompe y lo arranca, mutilando mi frente. Las náyades lo consagraron, llenándolo de frutas y de flores perfumadas, y gracias a mi cuerno es rica la Buena Abundancia” (Ovidio, Las metamorfosis, libro noveno). La leyenda de Hércules en Balazote. Un camino mítico recorría la península Ibérica en la antigüedad, el de Heracles o Hércules, pues en el imaginario el héroe lo atravesó tras haber vencido a los toros de Gerión y haber levantado las columnas de Hércules. En realidad el mito de Hércules es el del héroe civilizador que se enfrenta y vence a las fuerzas de la naturaleza, entre ellas el dominio del agua; es la personificación de la fuerza y la virtud, por ello se convirtió en un ideal en el mundo antiguo como también lo sería siglos después (Carlos V gustó aparecer como un nuevo Hércules). Los jerarcas íberos de la llanura manchega, enriquecidos gracias al control del comercio (pues la vía ponía en comunicación las costas de Levante con las tierras de la Bética), adquirían productos importados y esencialmente griegos como una de las formas de manifestar su poder. Muerto uno de ellos, el que a finales del siglo VI aC o comienzos de la centuria siguiente era señor de los campos de Balazote, mandó erigir una tumba monumental de la que, por hoy, solo conocemos la Bicha de Balazote que ornaría una de sus esquinas como símbolo de un personaje poderoso capaz de vencer y subyugar (la Bicha está en posición sentada) a los seres híbridos, de otro mundo, que en este caso se presenta en su aspecto monstruoso de toro con cabeza humana. Así Aqueloo, vencido, se convierte en un ser apotropaico, guardián de una tumba que, posiblemente, relatara en escenas otras hazañas de Heracles. Pero Aqueloo, agua y toro, es también un símbolo de fecundidad, seguramente aludiendo a la rica vega de Balazote. La torre, construida con sillares de piedra y elevada en altura, al igual que la de Pozo Moro en Chinchilla, sería un símbolo de poder para su destinatario y sus descendientes. La escultura permaneció durante años en el jardín de la Diputación de Albacete, el museo, que había sido cerrado tras una breve historia era incapaz de hacerse cargo de la escultura, de manera que en 1896 fue regalada al Museo Arqueológico Nacional donde se exhibe desde entonces. GRANDES FECHAS 1889‐1991. La Porra, periódico semanal, satírico y liberal editado en Albacete. 1890. Pedro Urrea Sandoval Alcalde de Albacete. Epidemia de cólera en Pozo Cañada. 1891. Sufragio universal en España. Arthur Conan Doyle publica Las aventuras de Sherlock Holmes. 1895. Nace en Almansa Santiago Bernabéu de Yeste. 1896 Juan García Mas funda El Defensor de Albacete. Fernando Díaz de Mendoza y Aguado, conde de Balazote se casa con la actriz María Guerrero. Se abre al público en Madrid la Biblioteca Nacional de España. G. Marconi: Telegrafía sin hilos. 1897. La ciudad de Albacete contaba con 21.637 habitantes. Primera proyección de cine en el Casino Artístico de Albacete. ÍBEROS EN ALBACETE Según las noticias la Bicha de Balazote se halló en el Cerro de Santa Mónica, si bien otra necrópolis monumental ibérica, con cerámicas griegas, fue localizada en el paraje de La Vega. La Bicha perteneció a una necrópolis monumental y a una construcción cuyo modelo fue la torre de Pozo Moro (Chinchilla), y que se repitió en Haches (Bogarra), en El Salobral (Albacete) y en el Llano de la Consolación (Montealegre del Castillo). Se trata de tumbas decoradas que aluden a una historia mítica y heroica. De Balazote la única referencia es la escultura de Aqueloo cuyo rostro responde a los modelos arcaicos griegos, por lo que debió ser realizada a finales del siglo VI a.C. o muy al comienzo del siglo V a.C. en un tiempo de gobierno de monarquías de tipo sacro. AUTORA DEL TEXTO: Rubí Sanz Gamo. Directora del Museo de Albacete Bicha de Balazote Fines S.VI a.C o comienzos del s.V a.C Publicado en La Tribuna de Albacete, sábado 17 de diciembre de 2011. pág. 16 
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