HISTORIA En el año de 1888 se fundó el primer Colegio Dental de

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HISTORIA
En el año de 1888 se fundó el primer Colegio Dental de Bogotá que inició labores con 8
alumnos y su plan de estudios duraba 2 años. Desde 1914 algunos estudiantes de
odontología y odontólogos de Bogotá, solicitan la creación de la facultad de odontología,
dependiente de la Facultad de medicina. En 1917 los fundadores del Colegio Dental de
Bogotá enviaron un memorial al Congreso de la República para solicitar que en la Facultad
Nacional de Medicina se creara una sección especial para los estudios dentales. En 1924
se presenta al Congreso de la República un proyecto de Ley para la creación de una
Escuela Dental Universitaria, de propiedad del Gobierno Nacional. En el segundo semestre
de 1927 el Comité Ejecutivo Nacional de Estudiantes solicitó al Congreso de la República la
creación de la Facultad de Odontología, la cual se aprobó por la Ley 11 del 9 de
Septiembre de 1927, que en su artículo 11 dice:"Créase en la Capital de la República como
parte integrante de la Universidad y anexa a la Facultad de Medicina, la Facultad Nacional
de Odontología, la cual se organizará y reglamentará de acuerdo con las Leyes y
disposiciones vigentes sobre la materia. Para dar cumplimiento a este artículo aprópiese la
suma de $25.000 anuales que se incluirán en el presupuesto de gastos del Ministerio de
Instrucción y Salubridad Públicas".
Por esta misma época, la Facultad de Odontología empezó a fortalecer su actividad
hospitalaria vinculándose al Hospital de la Misericordia, al materno Infantil y al Hospital
San Juan de Dios entre otros, lo cual permitió, en la década de los 80, la generación de
programas de especialización y maestría en las áreas de Estomatología Pediátrica,
ortodoncia y Periodoncia respectivamente y luego, en la década de los 90 la iniciación de
las especializaciones en Rehabilitación Oral y Cirugía Oral y Maxilofacial. Recientemente
se dio apertura a la especialización en Operatoria Dental Estética.
PRIMER ODONTOLOGO EN COLOMBIA
El territorio que ocupa la actual República de Colombia estuvo ocupado en la época
precolombina por culturas indígenas que habían alcanzado diversos grados de desarrollo,
sobresaliendo los Zenúes, Chibchas, Taironas, Muiscas y Calimas. En estos pueblos no se
llegó a practicar una odontología preventiva o restauradora propiamente dicha. Sin
embargo, se ha podido establecer que las patologías dentales más frecuentes fueron la
atrición dentaria y las odontalgias.
Durante la conquista y la colonia las labores odontológicas fueron realizadas por un grupo
indiferenciad: chamanes, brujos, protomédicos y personas del común. El primer
practicante de la odontología en Colombia que ejerció con el aval de una institución fue
Pedro Pablo de Villamor quien en 1564 laboró en el Hospital San Juan de Dios. A éste le
siguieron Rodrigo Enríquez de Andrade en 1639 (usualmente llamado Diego Enríquez),
fray Mateo Delgado (1758), Vicente Román (1758), Nicolás de Leiva Clavijo (1760), Juan
Bautista Vargas, Domingo Rotta y Miguel de Meneses, el primer odontólogo nacido en
Colombia.
En 1880 llegó procedente del Colegio Dental de Nueva York el bumangués Guillermo
Vargas Paredes, hoy reconocido como el Padre de la Odontología en Colombia. El 28 de
marzo de 1887 fundó, junto con otros colegas, la Sociedad Dental Colombiana. El 1º de
junio del mismo año organizó la primera revista de tipo odontológico en Colombia: Revista
Dental y el 2 de enero de 1888 en compañía de los doctores Nicolás Rocha Caicedo y
Alejandro Salcedo, graduados en Filadelfia, fundaron el Colegio Dental de Bogotá, que por
su carácter se convirtió en el primero de tal carácter en Sur América.
HISTORIA DE LA SALUD ORAL
La higiene oral proviene de épocas muy antiguas en las que el ser humano comenzó a
buscar algún método para limpiar sus dientes.
En la época primitiva el hombre empleaba sus uñas o astillas de madera para su higiene
bucal. En la época prehispánica los indígenas empleaban la raíz de una planta o se
friccionaban con el dedo.
El dentífrico existió mucho antes que el cepillo. En algún punto entre los años 5000 y 3000
a.C. los egipcios inventaron una crema dental a base de uñas de buey, mirra, cáscara de
huevo quemada, piedra pómez, sal, pimienta y agua. Algunos manuscritos recomendaban
agregar menta o flores, para mejorar el sabor. Se piensa que los egipcios se cepillaban
inicialmente con los dedos y posteriormente utilizaron ramas trabajadas en las puntas,
como si fueran cerdas, que fueron halladas en algunas tumbas.
La creación del cepillo moderno la debemos a China. En una enciclopedia del siglo XVII el
utensilio aparece mencionado como inventado en 1498. Estaba fabricado con pelo de
cerdos de climas fríos insertados en una vara de bambú o hueso. Seguramente fue llevado
a Europa por algunos viajeros y en 1780 es el inglés William Addis quien recibe el crédito
por la invención del cepillo en Occidente.
En el siglo XX el cepillo de dientes realizó un viaje histórico en la historia de la humanidad.
En 1969 Neil Amstrong se cepilló los dientes con un cepillo de marca muy popular, pocos
minutos antes de descender a la superficie lunar.
QUE ES LA IATROGENIA
En medicina se llama iatrogenia a cualquier tipo de alteración dañina del estado del
paciente producida por el médico. Se deriva de la palabra iatrogénesis que tiene por
significado literal ‘provocado por el médico o sanador’ (iatros significa ‘médico’ en griego,
y génesis: ‘crear’).
La iatrogenia es un estado, enfermedad o afección causado o provocado por los médicos,
tratamientos médicos o medicamentos. Este estado puede también ser el resultado de
tratamientos de otros profesionales vinculados a las ciencias de la salud, como por
ejemplo terapeutas, psicólogos o psiquiatras, farmacéuticos, enfermeras, dentistas, etc. La
afección, enfermedad o muerte iatrogénica puede también ser provocada por algunas
medicinas alternativas, no todas.
Desde un punto de vista sociológico hay tres tipos de iatrogenia: iatrogenia clínica, social y
cultural.
Desde los albores de la civilización se han conocido los daños que pueden provocar las
acciones de los médicos. Los párrafos 218 a 220 del Código de Hammurabi, grabado hace
casi cuatro mil años, manifiestan los conocimientos que la sociedad civil utilizaba en la
antigua Mesopotamia para defenderse frente a supuestos errores, temeridades y
negligencias de los médicos.Un milenio y medio más tarde Hipócrates recomendaba en la
sección undécima del libro primero de las Epidemias: Ayudar o por lo menos no dañar
("Ofeleein i mi vlaptein", en el original griego). Esta frase inspiró el conocido aforismo
latino "Primum non nocere" atribuido a Galeno.
La norma clásica de “ante todo no hacer daño” (primum non nocere) es una de las bases
de la ética médica, y las enfermedades o muertes iatrogénicas provocadas
voluntariamente por el médico o por negligencia han sido castigadas por la justicia en
muchas culturas.La transferencia de bacterias patógenas desde las salas de autopsia de los
hospitales a las salas de maternidad llegó a provocar altísima mortalidad por sepsis
puerperal (o fiebre puerperal) en las maternidades hospitalarias en los albores del siglo 19
y fue una de las catástrofes iatrogénicas de la época. La forma de infección fue
identificada por Ignacio Felipe Semmelweis que simplemente lavándose las manos con un
concentrado desinfectante redujo la mortalidad.
La iatrogenia todavía tiene una alta incidencia en el siglo XXI aunque se pretendió que con
el desarrollo de la medicina científica (también llamada biomedicina), supuestamente se
podía esperar que los casos de enfermedades o muertes iatrogénicos se redujeran
considerablemente o desaparecieran siendo fácilmente evitables. Se dijo que con el
descubrimiento de los antisépticos, anestesia, antibióticos y nuevas técnicas quirúrgicas,
la mortalidad iatrogénica disminuiría enormemente. No obstante, a modo de ejemplo, la
iatrogenia es la tercer causa de muerte en Estados Unidos según estudios recientes.1
CODIGO ODONTOLOGICO
Disposiciones Preliminares
Título I
Capítulo Primero
De los Deberes Generales de los Odontólogos
Capítulo Segundo
De los Deberes hacia los Pacientes
Título II
Capítulo Primero
Del Ejercicio Privado e Institucional de la Odontología y de los Deberes de los Odontólogos en Materia de Odontología Social
Capítulo Segundo
De los Deberes de Confraternidad
Capítulo Tercero
De los Deberes de los Odontólogos hacia los Miembros de Profesiones Afines y Auxiliares de la Odontología
Título III
Capítulo Primero
Del Secreto Profesional
Capítulo Segundo
De las Historias Clínicas
Capítulo Tercero
De las Certificaciones
Capítulo Cuarto
De la Odontología Forense
Capítulo Quinto
De los Honorarios Profesionales
Título IV
Capítulo Primero
De la Docencia Odontológica
Capítulo Segundo
De las Publicaciones Científicas
Capítulo Tercero
De la Investigación en Seres Humanos
Título V
Capítulo Primero
De las Normas Disciplinarias
Capítulo Segundo
Disposiciones Generales
Capítulo Tercero
Disposición Final
SECRETO PROFESIONAL
El Secreto Profesional, entendido como la obligación del profesional de guardar reserva de todo lo que se haya
manifestado en una consulta médica, no ofrecería dificultad como concepto y actitud, en tanto y en cuanto no se lo
enfrente con situaciones que imponen su revelación, relegando por ende a un segundo plano la "garantía de su
paciente".
Como punto de partida, tomamos corno válida la reserva absoluta, la que tiene origen en el juramento Hipocrático. El
profesional sólo debe suministrar informes respecto del diagnóstico al propio paciente, a familiares de su núcleo
convívete o a quien se encuentre legalmente a cargo de aquél. Solo procederá apartarse de este principio receptado
en el Código de Etica aprobado por la Confederación Médica de la República Argentina, en las especiales situaciones
en que la Ley expresamente así lo exija.
Vamos a analizar sucesivamente la cuestión planteada desde el ámbito del derecho penal, y la normativa civil.
EN EL CODIGO PENAL están tipificadas las figuras cuya inobservancia conlleva una sanción. Es un derecho represivo y
en el art. 156 se sanciona la revelación sin justa causa del secreto profesional. Se reprime con prisión o multa -según
la gravedad del hecho- "... el que teniendo noticia par razón de estado, oficio, empleo, profesión o arte..." divulgue
sin causa justa o revele un secreto que pueda causar daño.
Los profesionales a los que se refiere la figura son los "profesionales liberales", cuyo ejercicio requiere título o
autorización y matriculación oficial, para el caso, los médicos. Se extiende también a los asistentes, dependientes y
estudiantes que por su vinculación con el profesional acceden a la información, en razón de su oficio o empleo (Kraut,
Alfredo "Tratamiento Psiquiátrico y Secreto Profesional" L.L. 1988-C-7S3).
Queda excluida tal ilicitud, en los siguientes casos:
a) Consentimiento expreso del paciente, solo éste puede relevar al médico del secreto profesional relativo a su
persona. El Juez sólo puede evaluar y hacérselo saber al médico en una declaración judicial de éste, si está bien
invocado el secreto profesional como justificación de no contestar un interrogatorio;
b) Obligación de comunicar la lepra, que surge de la Ley sanitaria Nro. 11.359;
c) Los supuestos excluidos de secreto contemplados en la Ley Nro. 15.465 ("Régimen de notificación obligatoria de
enfermedades transmisibles" - cólera, chagas, lepra, tuberculosis, tétanos, sífilis -);
d) Arts. 3 y 4 de la Ley Nro. 12.317 de enfermedades contagiosas o transmisibles,
e) Arts. 38 y 7l de la Ley de Registro Civil, por la cual se impone la obligación de denunciar nacimientos y defunciones;
f) La Ley Nro. 24.540 de identificación del recién nacido;
g) La ley Nro. 24.417 de violencia familiar, respecto a la obligación de los médicos de denunciar los casos en que sean
víctimas los menores.
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