Experiencias y planes - Nuestros rincones con encanto Camino de Santiago Santiago de Compostela: anfitriona eterna Martes, 20 Mayo, 2014 Paradores Parador de Santiago de Compostela Llegaban exhaustos. Los peregrinos se arremolinaban frente a los restos del apostol . Gentes de toda condición, frailes, vividores, nobles, pecadores y piadosos. Habia pobres y ricos en busca de agua y pan. La ciudad labrada con el punzón de la nostalgia redimía sus almas . El gallego Valle-Inclán resumió con brillantez la esencia de Santiago: “es más eterna que antigua”, sentenció. Las callejuelas se estrechan atrapándonos, conduciéndonos hacia la imponente catedral, hacia la Plaza del Obradoiro. En este punto se produce el éxtasis. La visión. La revelación de los dones otorgados a esta urbe. No hay lugar a dudas, el Apóstol Santiago llegó a estas tierras para predicar. Luego regresó a Jerusalén, donde fue implacablemente degollado, pero sus restos fueron trasladados en busca de cristiana sepultura, hacia Iria Flavia, donde se le buscó un cobijo secreto. En el siglo IX el Obispo Teodomiro rescata el sepulcro. El rey asturiano Alfonso II El Casto conoce el hecho y emprende desde Oviedo el camino antiguo, el original. Y llega a Santiago. Ahí donde la leyenda se confunde con la historia. La construcción de la basílica fue la consecuencia de tanta pasión. Fue el principio de un camino universal. Gentes de todo el mundo encuentran en esta ciudad su respuesta. Vienen por las razones más variopintas, tantas, como almas. El caso es llegar. Sólo importa llegar. El camino De ese pasado mítico y religioso persiste todo. Todo Santiago es el Camino. La catedral, obra inmensa, ostenta su Pórtico de la Gloria. Jamás en la cristiandad se labró algo similar en la piedra. De ahí su enigma, su magnanimidad. En el conjunto esculpido en el siglo XII por el Maestro Mateo reina la visión apocalíptica de la Jerusalén Celeste. La catedral románica fue construida en el año 1075 sobre anteriores edificaciones, todas ellas destinadas a albergar los restos del apóstol. La obra fue también una exigencia a la carencia de cobijo de los miles de peregrinos que llegaban a raudales, recorriendo penitentes las arterias que desembocaban en la prodigiosa plaza. El corazón de la urbe La plaza del Obradoiro es sobrecogedora. Es el epicentro. Donde surge todo. Donde todo cobra sentido. La vista se alza para contemplar las torres, los edificios, un entramado de historia bordada en la piedra. No cuesta imaginar la imagen de otros tiempos. No hay un minuto sin movimiento. Hay peregrinos, visitantes, viajeros, habitantes. Hay abrazos, lágrimas, reencuentros. En este punto, todas las historias confluyen. Los edificios que cierran la plaza: la catedral, el Hostal de los Reyes Católicos, el Colegio de San Xerome y el Palacio de Raxoi, representan la arquitectura de siglos de historia. Son la vida universitaria, política, religiosa y hospitalaria de Santiago. El lado sur de la plaza lo ocupa el Colegio de San Xerome, levantado en el siglo XVI por el obispo Fonseca para acoger a estudiantes pobres de Artes. El Palacio de Raxoi, neoclásico, fue erigido por el ingeniero francés Charles Lemaur entre 1767 y 1787 para convertirse en la tercera casa consistorial del Ayuntamiento de Santiago. Quiero descansar del Camino en Paradores (Texto María José Prieto. Fotos Turismo de Santiago. Artículo de la Revista Paradores nº3, si quieres descargártela, puedes hacerlo aquí)