SEGUNDO GALILEA TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN: INTENTO DE SÍNTESIS Théologie de la libération: Essai de synthèse, Lumen Vitae, 33 (1978) 205-228 I. LA TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN EN EL CONJUNTO DE LA TEOLOGÍA La originalidad de la teología de la liberación, signo de un momento nuevo en la Iglesia, está en incluir como inherente a ella la situación histórica de los pueblos latinoamericanos. Se presenta como una teología específicamente "latinoamericana"; no en cuanto no esté llamada a servir a toda la Iglesia, tomó ya lo hace, ni en cuanto pretenda agotar toda la tarea de la teología en América Latina, sino en cuanto elaborada "desde" la común y original realidad pastoral de las Iglesias latinoamericanas. Acentúa una de las tareas más urgentes para ellas: la reflexión teológica sobre el sentido del compromiso cristiano por la justicia y la liberación en la perspectiva de la evangelización. Para definir lo común en toda teología de la liberación y evitar una confusión que la ha hecho objeto de críticas injustificadas, hay que dis tinguirla de otras formas de reflexión no teológicas. La teología de la liberación se inscribe en un afán de fe y evangelización; no es sólo una reflexión ideológica, sociopolítica, etc., de cristianos, a propósito de la liberación, lo cual no sería propiamente teológico. No toda declaración de grupos de cristianos, con contenido "liberacionista", es teología de la liberación. No haber hecho esta distinción ha provocado que se la considerara además de sospechosa, como "no oficial", o aun semiclandestina. Pero como sus intuiciones fundamentales son tan importantes para la misión actual de la Iglesia latinoamericana, conviene que sea rehabilitada en aquellos sitios que no la comprenden. Tres maneras de hacer teología La teología de la liberación es una de las maneras más tradicionales de hacer teología católica. Hay tres "maneras" de hacer teología. La teología como "sabiduría". Aparece en el Nuevo Testamento, en los primeros siglos, en los escritos de numerosos santos. Pertenece al género "homilético", a la reflexión espiritual, pretende hacer de la Palabra de Dios un alimento de vida, sin pretensiones "científicas" o sistemáticas. Hay la teología, "científica" o dogmática. Tan importante ha llegado a ser ésta en la Iglesia de los últimos cuatro siglos, que "teólogo" era sinónimo de "teólogo dogmático". Busca ella el encuentro de la fe y la razón en el estudio de la Revelación. Existe, en fin, una teología "pastoral". Su punto de partida es la vida real de la Iglesia, usa de la praxis de la Iglesia como un "lugar teológico". La acción pastoral y la praxis SEGUNDO GALILEA cristiana son el "acto primero", y la reflexión teológica es el "acto segundo" que ilumina la acción. La teología de la liberación se sitúa más bien en esta tercera manera. Para que ningún teólogo se sienta incómodo ante esta triple distinción, hay que decir que ninguna de estas tres teologías puede prescindir de las otras dos; la "teología sabiduría" y la teología pastoral han de apoyarse siempre, aunque no sea explícitamente, en los datos de la teología científica, la cual ha de referirse constantemente a la vida espiritual y pastoral. Entender al pie de la letra, como se ha hecho a veces, lo de que la teología de la liberación es una "nueva manera" de hacer teología, es excesivo. Podría ser una "novedad" con respecto a una teología muy abstracta y muy poco pastoral, pero no deja de insertarse en la mejor tradición. Antecedentes históricos Los antecedentes lejanos de la teología de la liberación están en el s. XVI, en los orígenes del cristianismo en el contine nte. Francisco de Vitoria sería un precursor, al elaborar una teología a partir del "hecho indígena", interpretando cristianamente el "status sociopolítico" de los indios, y dando lugar al actual derecho internacional. Bartolomé de las Casas y los grandes obispos de la época serían también sus precursores a un nivel más pastoral y profético. Un modo distinto de abordar la temática teológica Las escuelas de teología de Europa o de Norteamérica parten de contextos cristianos de opulencia, de cultura "iluminada" en mundos "desarrollados". Su preocupación es la secularización, su interlocutor es el no creyente. La teología de la liberación parte de la realidad eclesial latinoamericana, de pobreza, de subdesarrollo. Su preocupación es la justicia, la liberación de los oprimidos, su interlocutor es el "no hombre", que suele conservar una fuerte religiosidad. Una teología interdisciplinar El objeto formal de esta teología es una reflexión sobre la fe. Su diferencia con las otras teologías es su recurso a las ciencias sociales en cuanto auxiliares, como punto de apoyo y "materia prima" para profundizar en la Revelación de Dios en la historia, ya que el "no hombre" latinoamericano está condicionado por lo social. La teología ha usado siempre de ciencias auxiliares. Así la teología tomista usa categorías filosóficas, en especial escolásticas. Acusar, pues, por ello a los teólogos de la liberación de "sociologistas" equivaldría a acusar a Sto. Tomás de "filosofista". El riesgo no es mayor en ninguna de las dos teologías. SEGUNDO GALILEA ¿De qué liberación se trata? La mayoría de malentendidos vienen del uso fácil y ambiguo del término liberación. Es obvio que se trata de la liberación "cristiana". Pero, ¿se identifica con las liberaciones sociales e históricas?, ¿con el desarrollo humano? Veamos la historia del término en la teología latinoamericana. Hasta la Populorum Progressio se hablaba de "desarrollo". Pablo VI habla de "desarrollo integral", todo proceso que conduce "de situaciones menos humanas a situaciones más humanas" (P.P. 14). Esta concepción, superadora del simple "desarrollismo" del mundo industrializado, ha influido mucho en la II Conferencia Episcopal Latinoamericana de Medellín en 1968. Aquí se usa por primera vez oficialmente la palabra "liberación", que muchos cristianos ya usaban desde el comienzo de los 60. En Medellín se utiliza como equivalente de "desarrollo integral", término éste todavía más usado en ella, aunque el de "liberación" se considera más rico de matices y con sólidas resonancias bíblicas: superació n de toda esclavitud y dependencia injusta, el hombre sujeto de su destino y de su historia. En los documentos sobre la Justicia y la Educación el término se halla pasajeramente; aparece cuatro veces en los últimos: "Introducción a las conclusiones" 4-6 la relaciona con la Salvación en Jesucristo, y en el "Mensaje a los pueblos". Así el término adquiere un "status" eclesial. Si hay una relación entre fe y liberación humana, entre evangelización del Reino de Dios y la construcción y promoción temporal de la sociedad, la "liberación" adquiere una dimensión escatológica y se puede ya hablar de teología de la liberación. Y así Pablo VI en los nn. 30 y 31 de Evangelli nuntiandi (1975) adopta el término en cuanto es "el esfuerzo y el combate de superación de todo lo que les condena (a los pueblos) a quedar al margen de la vida: hambres, enfermedades crónicas, analfabetismo, miseria ( ... ), neocolonialismo económico y cultural a veces tan cruel como el antiguo colonialismo político". Y: "Entre evangelización y promoción humana -desarrollo, liberación- hay efectivamente lazos profundos ( ... ) de orden antropológico ( ... ) de orden teológico (...)". Brevemente, la liberación es la salvación de Jesús que se realiza en la historia. Las dos fuentes de la teología de la liberación La teología de la liberación parte, pues, de la realidad latinoamericana; la praxis liberadora de la Iglesia y de los cristianos es un "lugar teológico" para ella. Esto le ha suscitado objeciones de parte de sus críticos: dar valor normativo a la praxis de los cristianos sería marxista, olvidaría que la Palabra de Dios es la última norma de toda teología inmanentista, sociológica, etc. Hay que reconocer que, aunque algunas de sus expresiones han podido ser equívocas, en sus teólogos más representativos no se da esta reducción. Al afirmar que la praxis liberadora de los cristianos es el punto de partida metodológico, añaden: "a la luz del Evangelio y de la fe", queriendo decir con ello que se confronta la praxis liberadora con la fe transmitida por la Iglesia. SEGUNDO GALILEA Así, la teología de la liberación tiene dos fuentes: la realidad de la Iglesia latinoamericana y la fe de la Iglesia, que verifica esta praxis. Va dialécticamente de la praxis a la verificación de la fe, y viceversa. También piensan muchos que al hablar de compromiso de los cristianos se trata sólo del político, y aun del más "radical". Pero esa acusación no tiene en cuenta la idea cristiana ya explicada de liberación, que lucha contra toda forma de esclavitud, sea socio-política, económica, cultural o religiosa. II. LA TEOLOGIA DE LA LIBERACIÓN COMO REFERENCIA CRÍTICA A LA SOCIEDAD LATINOAMERICANA Una teología crítica Ante la realidad social latinoamericana, esta teología es crítica, no neutra, y ello, no sólo por los datos sociales, sino por causa del magisterio de la Iglesia que ha denunciado su injusticia, especialmente en Medellín; la explotación, la miseria, las aspiraciones frustradas, la "violencia institucionalizada" (Medellín, documento "justicia", 1,2; documento "Paz", 1-13 y 16). En su crítica de esta situación, la teología de la liberación no se ata a ninguna forma precisa de análisis, a ninguna interpretación ideológica, lo cual le evitará en la posterior elaboración el ser una teología "ideologizada", o una "ideología de la liberación". Serán los cristianos comprometidos los que, gracias a la teología de la liberación, estarán provistos de una conciencia crítica con respecto a toda injusticia, y así se animarán al compromiso dotados de una espiritualidad adecuada. Una situación de pecado. La teología no se limita a constatar las injusticias sociales (al acusarla de marxismo, por este hecho, se olvida que el marxismo no es la única sociología crítica de la sociedad capitalista), sino que traduce esta crítica en categorías cristianas (como los obispos de Medellin), estimando que esta situación "expresa una situación de pecado" (Medellín, documento "Paz", 1). Es decir, que el creyente, además de estar junto a todos los hombres que buscan la justicia, ve en esta situación una ofensa a Dios, una realidad necesitada de redención. La toma de conciencia de que el pecado cristaliza también en las estructuras sociales, así como el colocar la realidad del pecado en el punto de partida de su reflexión, son aportaciones típicas de la teología de la liberación. De ahí su intención profundamente pastoral. La realidad de este pecado y la aspiración de los pueblos a salir de ella, llama a los cristianos y desafía a la conciencia pastoral de la Iglesia; evangelizar es también salvar a los hombres de estas situaciones de pecado, y así la Iglesia por su misión evangelizadora alcanza al hombre en lo más profundo, y, en consecuencia, en todas sus dimensiones sociales. Una visión cristiana de la liberación social ¿Consiste, pues, la liberación social en transformara los hombres de egoístas en altruistas?, o ¿se trata más bien de hacer una revolución social cambiando las SEGUNDO GALILEA estructuras? Es un falso dilema, situándose la teología de la liberación, más realista, entre los dos polos, siendo insuficiente cualquiera de los dos solo. La liberación propone el cambio en los dos frentes: sin esperar a la revolución social pues el hombre será siempre el mismo si no se lo cambia, e impulsando los cambios estructurales sin esperar a acabar la tarea de educar las conciencias. Todos los teólogos de la liberación están de acuerdo en que la liberación cristiana es tanto interior y personal como estructural. Difieren legítimamente al dar preferencia a unos aspectos u otros en el análisis de la realidad y en la liberación social. Es cierto que la teología de la liberación ha acentuado el aspecto político, pero, aunque ha sido acusada de reduccionismo político, acentuar un aspecto no es absolutizarlo, y en la realidad latinoamericana el factor político es prioritario, por tanto hay que acentuarlo en la reflexión teológica, sin marginar el de la liberación del pecado realizada por Cristo. Tres tendencias en la teología de la liberación Estas tendencias no se excluyen sino que se complementan. Una primera parte más bien de la noción bíblica de liberación, y de allí llega a la praxis de la realidad latinoamericana. La segunda acentúa el alma del pueblo, su proceso histórico de opresión- liberación, la religiosidad popular. Se funda en la interpretación teológica de la noción de "pueblo", su preocupación por las virtualidades liberadoras del pueblo oprimido es mayor que su afán de ideología. La tercera tendencia insiste más en el factor de conflicto económico de clases, en las ideologías, que confronta críticamente con la fe. Es en esta tendencia donde aparecen coincidencias con elementos del análisis marxista, reconocidos por la sociología y la economía. Tratar de "marxistas" a estos teólogos denotaría, por lo menos, ignorancia. Una cuarta tendencia es, a mi parecer, más que una teología, una "ideología de la liberación". Asume una ideología determinada, la marxista, y en ella la eclesiología es casi inexistente o muy deficiente. Aunque muy minoritaria, se ha expresado bastante en América Latina, en documentos y como "teología" subyacente en algunos grupos. No pocas críticas contra la teología de la liberación creo se han disparado, conscientemente o no, pero con razón, contra esta corriente, pero sin subrayar bastante su diferencia de las otras, y es la que se ha presentado por ciertos críticos como si fuera la teología de la liberación que prevalece en América Latina. III. LOS PRINCIPALES TEMAS TEOLÓGICOS Hemos de repetir que la teología de la liberación es ante todo teología católica. No niega ni pone entre paréntesis ningún dogma o enseñanza de la Iglesia, por el hecho de insistir en ciertos temas más que en otros. Su originalidad está en que se elabora "a partir de" la realidad de la Iglesia de América Latina e intenta analizar cómo se articula la salvación escatológica en las diversas dimensiones de la liberación de los hombres y de los pueblos y las consecuencias de ello para la evangelización y para la espiritualidad de los cristianos. SEGUNDO GALILEA Los teólogos de la liberación hacen una doble aportación. De una parte, profundizan particularmente algunos temas que ayudan a responder a su reflexión. De otra, haciendo de la liberación objeto de reflexión teológica, iluminan aspectos a veces olvidados de otros temas teológicos, por ejemplo, en Cristología, la vertiente socio-política del mensaje y vida de Jesús; aspectos de la Eucaristía, de la Mariología, etc. En resumen, la teología de la liberación tiene una repercusión en toda la teología, incorporando a ella aportaciones nuevas. Intentaré ahora proponer algunos de los principales temas de la teología de la liberación, que constituyen. su armazón y sobre los cuales hay consenso entre los teólogos, aun habiendo diferencia en la importancia que les den o en el hecho de resaltar más o menos el acento pastoral, etc. La unidad entre el Plan de la Creación y el Plan de la Salvación Uno de los postulados utilizados hoy por toda buena teología católica, que la teología de la liberación hace suyo, es la unidad y continuidad entre creación y salvación, entre construcción del mundo, liberación humana, y evange lización. El Concilio, Medellín, los últimos Sínodos, son recogidos por Pablo VI: "Entre evangelización y promoción humana -desarrollo, liberación- hay, en efecto, lazos profundos. Lazos de orden teológico, pues no se puede disociar el plan de la creación del de la Redención, el cual alcanza a las situaciones más concretas de la injusticia a combatir y de la justicia a restaurar" (Evangelii nuntiandi, 31). Las tareas, pues, a realizar para la salvación (evangelización) y aquellas a realizar para la creació n (liberación) están unidas en el plan de Dios. Así los esfuerzos para construir una sociedad más humana hacen avanzar la salvación. El pecado es, pues, un desorden. ante Dios, como en el corazón de la creación, de la historia, de la sociedad. El Reino es anticipado en la tierra en la medida en que ésta se humaniza; trabajar para la liberación humana pro mueve y anticipa el Reino prometido y hacen que la sociedad de América Latina glorifique desde ahora al Señor. La salvación se realiza en la historia Así como hay un solo designio salvífico de Dios, que incluye la creación, no hay más que una historia, de modo que la historia humana y la historia de Jesús son indisociables. La historia de salvación es el hilo de gracia que acompaña a la historia humana desde sus orígenes. El hombre realiza o fracasa en su vocación eterna sólo en la respuesta a las exigencias de la historia, es decir, a la justicia, al amor. Escatología y Esperanza Los acontecimientos del fin de los tiempos ("lo apocalíptico") no son la escatología, sino una dimensión de la única historia, que se prolonga en el Reino definitivo. La historia salva o condena porque "ya es" escatológica, la liberación es "ya" escatológica, aunque uno todavía" plenamente. SEGUNDO GALILEA La esperanza cristiana, por la que sabemos que la liberación se nos dará en plenitud, es esencial a la teología de la liberación. La esperanza cristiana es reconocer al Dios liberador, fiel a su promesa, en la realización de las "promesas" parciales en la historia, es "espera" y "acción". La significación salvífica de las liberaciones temporales En la historia de los hombres ocurren acontecimientos auténticamente liberadores: un cambio político creador de mayor libertad, desarraigo de enfermedades crónicas, etc. Todo esto es un signo de la salvación total y del Reino definitivo. La teología de la liberación, al ponerlo de manifiesto, nos hace ver que toda liberación humana es un anuncio de su reino de amor, ya entre nosotros. Muchos teólogos de la liberación ilustran bíblicamente este aspecto recurriendo al Exodo y a los milagros de Jesús. El pueblo de Israel, con Moisés por guía, es conducido hacia la tierra prometida para fijarse allí como pueblo independiente; experiencia de un hecho político, pero que tiene un sentido religioso: la experiencia de Dios que, arrancando a su pueblo de la esclavitud del pecado, cumple su promesa de constituirlo pueblo escogido. Lo afirma la Conferencia de Medellín: "Como Israel, el primer Pueblo, experimentaba la presencia salvífica de Dios, cuando lo liberaba de la opresión de Egipto, así también nosotros, nuevo pueblo de Dios, no podemos dejar de experimentar su paso que salva cada vez que se trata del verdadero desarrollo, del paso para cada uno y para todos de condiciones de vida menos humanas a condiciones de vida más humanas" ("Introd. a las Conclusiones", 6). Asimismo los milagros de Jesús eran acciones de liberación terrestre, pero en su intención tenían un significado más religioso: llevar a los judíos a creer que la salvación prometida ya estaba en medio de ellos. "Id y contad a Juan lo que veis y oís: los ciegos ven y los cojos andan, los leprosos son curados y los sordos oyen, los muertos resucitan y la Buena Nueva es anunciada a los pobres". La Liberación a partir del Exilio y de la Cautividad Pero, como sucede en la América Latina, a veces la liberación de los pobres y oprimidos parece retratarse indefinidamente. Esto ha dado lugar a críticas precipitadas de la teología de la liberación, la cual, según algunos sólo tendría vigencia cuando existiera un proceso real y global de liberación; en período de esclavitud no tendría mucho que decir. Olvidan que en la historia humana las situaciones y aspiraciones de liberación son correlativas de las de esclavitud, hasta el reino definitivo. Paradójicamente, la teología de la liberación podría igualmente llamarse "teología de la esclavitud". Así, algunos teólogos de la liberación hablan ya últimamente de teología del exilio, o de la cautividad, pues el exilio-cautividad de los judíos en Babilonia sirve de inspiración bíblica de una teología liberadora para tiempos de esclavitud. El problema de los israelitas en el exilio, que simbolizan a todos los pueblos oprimidos, es cómo en estas condiciones pueden esperar en un Dios Liberador, cómo pueden vivir la cautividad de manera liberadora. SEGUNDO GALILEA La enseñanza y misión de los profetas del Exilio era mantener viva la esperanza en las promesas, recordar las condiciones de la verdadera liberación, olvidadas por los judíos. Así una teología de la liberación-en-el-exilio intenta acentuar elementos de la liberación, algo oscurecidos en tiempo de "euforia". En concreto, como el Exilio permitió al pueblo de Israel interiorizar una liberación concebida demasiado temporalmente, lo mismo intentaría la teología de la liberación. Asimismo, procuraría enseñar el valor liberador de la fraternidad, del servicio del pobre, afectos que se despiertan en tiempo de sufrimiento y esclavitudes sistemáticas. Como dice Isaías: "Si excluyes de tu casa el yugo ( ... ), si das tu pan al hambriento, ( ... ) tu luz se levantará en las tinieblas". El exilio nos revela, también, que la raíz de la liberación es la destrucción del pecado por la purificación de la cruz, incorporando en la teología de la liberación la teología de la cruz. La dimensión salvífica del servicio al pobre He aquí uno de los puntos más significativos para la teología de la liberación, ya que reflexiona a partir de un continente de pobres. Lo fundamental es que, en el cristianismo, el sentido del pobre, la opción por su liberación, son un criterio esencial en la salvación por Jesús e inseparables del sentido de Dios. Lo proclaman sin cesar los Profetas, para los cuales el culto de Dios es vano sin el amor al pobre (Is. 1, 10-17; 58, 6-7, etc.). Y en el Evangelio de Jesús este sentido del pobre como encuentro de salvación con Dios, alcanza nuevas dimensiones. (Le 6, 20; 4, 18; 7, 22). En los pobres, en los oprimidos, se halla una presencia privilegiada del Señor mismo (Mt 25, 40), de modo que el servicio liberador, aun material, al pobre es salvación, y perdición su ausencia (Mt 25, 31 ss.). Para Jesús la ley se resume en el amor de Dios y del hermano (Mt 23, 37-40), el cual se verifica en la misericordia con el hermano necesitado, tanto del punto de vista económico como cualquier otro tipo de necesidad. Es el mensaje de la parábola del buen samaritano (Lc 10, 25-37). La importancia del amor eficaz u "ortopraxis" La exigencia de servir eficazmente al pobre, como hizo el samaritano, es lo que hemos llamado "compromiso por la liberación", y hemos dic ho que este compromiso era un lugar teológico de la teología, de la liberación. Veremos, ahora, cómo se identifican dicho compromiso y la caridad eficaz para con el pobre. Esta teología critica un cristianismo "ideológico", de mucha "ortodoxia" en la doctrina, pero de poca "ortopraxis", es decir, que no se hace realidad con eficacia en las tareas de la liberación, cristianismo preponderante en muchos católicos. Esta teología no desprecia la ortodoxia, sino que ayuda al equilibrio de la vida cristiana, que en su mejor tradición es una dialéctica de ortodoxia y ortopraxis. Las afirmaciones de Santiago y S. Juan (St 2, 14-26; 1Jn 3, 16-20) prolongan la enseñanza de Cristo mismo, en las parábolas del juicio y del samaritano, en su encuentro con Zaqueo (Le 19, SEGUNDO GALILEA 1-10), en el sermón de la montaña, etc. La teología de la liberación sería una teología ortodoxa cuya reflexión crítica se apoya en la ortopraxis de la Iglesia y de los cristianos en América Latina, intentando encarnar la fe en la realidad del continente. Liberación, reconciliación, fraternidad Podría creerse en un falso dilema: o se trabaja para que nuestra sociedad injusta resuelva sus conflictos en favor de los desposeídos (liberación), o se trabaja para unirse todos en armonía (reconciliación). No es así. La teología de la liberación reconoce una teología de la reconciliación formando parte de ella, el compromiso por la liberación implica la reconciliación. La historia humana muestra una doble tendencia. La primera, utilizada ampliamente por el marxismo, de injusticia, la tensión "del señor y del esclavo", la explotación de unos por otros. Por ello hablamos de liberación. Una segunda tensión, contraria a la anterior, la "del hombre y la mujer", o la "del padre y el hijo", la tendencia a unirse, a fraternizar, a reconciliarse. Por ello hablamos de reconciliación. La liberación cristiana se expresa dialécticamente en la doble fidelidad, a la supresión de las esclavitudes y a la reconciliación como hermanos. Como Jesús en la cruz que libera y reconcilia. Libera afrontando la tensión "del señor y del esclavo": "Echa a los poderosos de sus tronos y ensalza a los humildes. Llena de bienes a los hambrientos, despide a los ricos con las manos vacías" (Le 1, 52 ss.). Pero también reconcilia: "Jesús había de morir para llevar a la unidad a los hijos de Dios dispersos" ( Jn 11, 52). Todo tipo, pues, de reconciliación, que no conlleve la liberación de los oprimidos, no es cristiano, sino una máscara que recubre el pecado de injusticia. La perspectiva final de la teología de la liberación es una sociedad justa y fraterna. Para ello encaja bien con una. teología de la reconciliación. Jesucristo Liberador La teología de la liberación no es una ideología política, ni un "sociologismo", puesto que cree en Jesús como en el único liberador en quien se puede confiar, por estar El en la raíz de todo proceso que libera de cualquier esclavitud, siendo su gracia la que salva del pecado, raíz de toda opresión. Sólo la liberación de Jesús es integral, asumiendo la temporal y la eterna. También se trata de una liberación pascual, ya que por su resurrección Jesús ha creado todos los bienes de la libertad. En esta perspectiva, la teología de la liberación intenta "desprivatizar" la liberación de Cristo, subrayando su dimensión sociopolítica, basándose en una legítima, aunque no exclusiva, lectura sociopolítica de los Evangelios. Jesús liberador tiene un mensaje también para los tiempos de aspiración de liberación temporal, pues su palabra también cuestiona a la sociedad opresora. Su mesianismo fue religioso y no político, resistió a la tentación y a la presión popular de hacerlo líder político, en el desierto, en su entrada SEGUNDO GALILEA triunfal en Jerusalén, etc. Pero la vida y el mensaje de Jesús perturbaron gravemente el poder establecido, y fue finalmente juzgado y condenado como criminal político (Le 23, 2-14 ss.). Es que su mensaje significaba una crítica del poder dominador, de la riqueza injusta, convocaba a su reino a los pobres, denunciaba toda desigualdad ante Dios Padre de todos. En este sentido, pues, la teología de la liberación, sin "politizar" a Cristo, sí llama la atención sobre la vertiente política de su mensaje. Tareas teológicas complementarias Además de todo lo dicho, en cuanto que la tarea específica de la teología de la liberación es señalar las relaciones entre el mensaje de salvación de Jesús y las liberaciones históricas, la teología de la liberación influye en otros dominios del pensamiento y de la vida cristiana.. Primeramente en la espiritualidad. Se habla con razón de "espiritualidades", según se acentúe un aspecto u otro de la fe vivida en circunstancias determinadas. Los temas teológicos de la teología de la liberación lo son también de espiritualidad, en cuanto que ayudan a los cristianos comprometidos a aumentar su fe, esperanza y amor, es decir, son lugar de encuentro con el Señor a través de las tareas liberadoras. La, teología de la liberación ayuda igualmente a la eclesiología, sobre todo la "práctica" o pastoral, ya que define las condiciones de la misión actual de la Iglesia en América Latina; bajo esta perspectiva hablamos de una Iglesia liberadora y de una evangelización liberadora. Tradujo y extractó : TEODORO BALLE