Historia y arte del Imperio Romano

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Historia y arte del Imperio Romano
Actividades para el aula - EGB 3
Guía para el docente
Título: Historia y arte del Imperio Romano
Nivel: Tercer Ciclo de la EGB
Área: Ciencias Sociales
Áreas vinculadas: Lengua y Literatura, Artes, Informática
Tiempo estimado: Tres o cuatro clases
Software requerido: Microsoft Word, Microsoft PowerPoint, Microsoft FrontPage (opcional), Microsoft
Encarta (opcional), Microsoft Internet Explorer (opcional)
Habilidades computacionales previas: Familiaridad básica con Microsoft Word, incluyendo el formato de
texto y la inserción de imágenes
Resumen
Este proyecto les da a los alumnos la oportunidad de estudiar algunas facetas del Imperio Romano antiguo y
de completar una tarea de investigación que combina la historia mundial, la lengua y la literatura, y la
historia del arte.
Objetivos
Realizar una investigación sobre un tema histórico en particular.
Reforzar las habilidades de investigación y estudio de los alumnos.
Crear habilidades de comunicación.
Contenidos conceptuales
Características del Imperio Romano. Su historia.
Su organización social.
Contenidos procedimentales
Análisis y explicación de situaciones sociales a partir de la investigación del tema.
Reconocimientos de cambios y permanencias.
Elaboración de explicaciones e informes con la utilización de la informática.
Contenidos actitudinales
Solidaridad y respeto por los tiempos de cada compañero.
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Actitud de compromiso hacia el trabajo que se está realizando.
Aprecio por el conocimiento de la historia.
Descripción
-Informe a los alumnos que investigarán en equipos sobre una persona o una estructura arquitectónica del
Imperio Romano.
Presente el tema iniciando la Enciclopedia Encarta. Si no es posible, en la sección Recursos encontrará la
información necesaria.
Si abre la Encarta, bajo “Imperio de Roma” se mostrará una extensa lista de artículos y temas (como por
ejemplo arquitectura, emperadores e historia) a los que los alumnos podrán regresar para buscar
información.
Cree una carpeta en las computadoras donde los alumnos guardarán las notas preliminares.
El proyecto final deberá incluir un mapa y una ilustración.
-Pida a los alumnos que comiencen a trabajar con la Guía para los alumnos. Si decide entregarles una
copia impresa, utilice la versión para imprimir.
En la primera actividad los alumnos tendrán que realizar una investigación y realizar anotaciones en un
documento de Word –a modo de informe–, de una página de extensión.
Recuérdeles en todo momento que deben citar las fuentes consultadas, y tratar de reescribir los textos
con sus palabras.
Sugiérales que busquen información en otras fuentes, además de las presentadas en el apartado
Recursos de esta actividad.
Asegúrese de que los equipos no trabajen sobre los mismos temas. Si más de un grupo toma el mismo
tema, aconséjeles que lo trabajen desde diferentes enfoques.
-Ayúdelos a organizar la presentación en PowerPoint.
-Una vez que los alumnos hayan finalizado su trabajo, deberán presentárselo al resto de la clase y podrán
crear una página web.
Recursos
-Incluidos en este CD:
Imperio de Roma
Imágenes de Roma
Introducción al arte y arquitectura de Roma
Arquitectura de Roma
La escultura de Roma
La pintura de Roma
Otras artes
-Recursos en internet:
Imperio Romano
http://enciclopedia.us.es/index.php/Imperio_Romano
Arte Romano
http://www.arteguias.com/arquitecturaromana.htm
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Guía para los alumnos
Descripción
En esta actividad realizarán una investigación sobre una persona o un lugar de la antigua Roma.
Comunicarán lo que encontraron en un informe que incluirá un mapa y una ilustración; luego publicarán este
informe en papel o en internet
A. Encontrar el foco
Software: Microsoft Word, Microsoft Encarta (opcional), Microsoft Internet Explorer (opcional).
En grupos:
1- Busquen información sobre el Imperio Romano. Pueden comenzar con los artículos que se presentan en
Recursos. También pueden consultar la enciclopedia electrónica Encarta, internet, libros y enciclopedias.
Deténganse en la historia de algún líder romano, o en la observación de un lugar arquitectónico que
les resulte particularmente interesante.
Seleccionen el tema que más los atrajo y comiencen a investigar sobre él.
2- En un documento de Word anoten los puntos más relevantes del tema, y guárdenlo con un nombre
significativo.
Si les es posible visitar enlaces en internet, tomen nota de los títulos y las URL de los sitios que visiten.
3- Una vez investigado el tema y escritas las anotaciones en el documento de Word, realicen las
modificaciones de formato necesarias para que las notas se conviertan en un resumen de investigación de
una página.
4- Guarden el documento.
5- Una vez que todos completaron sus documentos, fíjense si un mismo tema fue elegido por más de un
grupo. Si es así, consulten con el profesor para que cada uno de esos grupos tome un ángulo o aspecto
distinto de ese tema para trabajar.
Consulten también los sitios de internet y los artículos de la Enciclopedia Encarta que encontraron sus
compañeros de otros grupos, y que también pueden serles de utilidad a ustedes.
B. Darle forma a la investigación
Software: Microsoft PowerPoint, Microsoft Word
Ahora están listos para introducirse en la investigación.
1- Con el documento Word abierto, deberán crear en Microsoft PowerPoint una presentación.
En total debe contener por lo menos 15 diapositivas, y responder a las tres preguntas que se enumeran a
continuación:
¿Por qué este tema es significativo para el Imperio Romano?
¿Cuáles son los hechos y fechas claves relacionados con este tema?
¿Qué vestigios de este tema se mantienen en la actualidad?
2- Mantengan un registro de las fuentes y las citas.
3- Recuerden estos elementos importantes a la hora de tomar notas:
Reescribirán la información con sus propias palabras. Esto asegurará una mejor comprensión del
material y hará la escritura más sencilla.
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Busquen siempre más de una fuente de información.
Revisen lo elaborado en el documento Word sobre el tema en particular para tratar de descubrir
dónde hay "huecos" de información. Esto asegurará un informe equilibrado.
Busquen también material visual, como mapas, ilustraciones, para incluir en las diapositivas. Si
utilizan información de internet encontrada por medio de los buscadores, pueden guardarla deslizando
el cursor sobre la imagen, haciendo un clic con el botón derecho del mouse y luego seleccionando
Guardar como en el menú Archivo. Asegúrense de incluir los datos de la fuente consultada.
C. Elaborar el informe
Software: Microsoft Word, Microsoft Internet Explorer (opcional)
1- Una vez terminada la investigación y realizada la presentación en Microsoft PowerPoint, vuelvan al
documento de Word. Elijan Seleccionar todo del menú Edición para resaltar todo el texto y luego utilicen
las opciones del menú Formato.
2- Reescriban el material, dentro de lo posible con sus propias palabras, y asegúrense de dar formato
correctamente al texto (con citas, notas al pie, etc.).
3- Coloquen el mapa y las ilustraciones donde generen un mayor impacto, además de estar relacionadas con
el texto. Agreguen sus propios dibujos haciendo clic en el menú Ver, y seleccionando Barra de
Herramientas y luego Dibujo. Debatan con el grupo los temas que consideren necesario conversar antes
de la exposición final.
4- Una vez finalizado el informe, seleccionen Ortografía y Gramática en el menú Herramientas. Esto les
ayudará a asegurar la corrección del lenguaje usado en el documento.
D. Publicar el trabajo
Software: Microsoft Word 97/98, Microsoft FrontPage 98
Llegó el momento de mostrar los trabajos realizados a los demás compañeros de la clase. Con la
presentación multimedia y el informe realizado en Word cada equipo explicará el tema que eligió.
1- Debatan con todos los compañeros los puntos más relevantes y los que tienen en común con otros
grupos. Analicen los hechos con la ayuda del profesor.
2- Pueden realizar una cartelera en el aula con los temas más relevantes, y -si tienen la posibilidad- imprimir
los informes y donarlos a la biblioteca del colegio.
3- Para crear una versión web, elijan la opción Guardar como HTML desde el menú Archivo. Es posible
agregar una imagen de fondo, texto en movimiento e incluso sonidos. Si utilizan FrontPage para crear el sitio
web del colegio, pueden arrastrar el archivo HTML al FrontPage para colocarlo en la red interna del colegio.
Recursos
-Incluidos en este CD:
Imperio de Roma
Imágenes de Roma
Introducción al arte y arquitectura de Roma
Arquitectura de Roma
La escultura de Roma
La pintura de Roma
Otras artes
-Recursos en internet:
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Imperio Romano
http://enciclopedia.us.es/index.php/Imperio_Romano
Arte Romano
http://www.arteguias.com/arquitecturaromana.htm
Imperio de Roma
Introducción
Imperio de Roma, período de la historia de Roma caracterizado por un régimen político dominado por un
emperador, que comprende desde el momento en que Octavio recibió el título de augusto (27 a.C.) hasta la
disolución del Imperio romano de Occidente (476 d.C.).
El Imperio de Roma en el 117 d.C. El Imperio de Roma alcanzó su máxima extensión
durante el gobierno de Trajano (98-117 d.C.).
Augusto y la Dinastía Julia-Claudia
El Imperio sucedió a la República de Roma y Augusto, como princeps (primer ciudadano) mantuvo la
constitución republicana hasta el año 23 a.C. en que el poder tribunicio y el imperium militar (o mando
supremo) fueron revestidos con la autoridad real. El Senado conservó el control de Roma, la península Itálica
y las provincias más romanizadas y pacíficas. Las provincias fronterizas, donde fue preciso el acuartelamiento
estable de legiones, estaban gobernadas por legados, nombrados y controlados directamente por Augusto. La
corrupción y extorsión que habían caracterizado a la administración provincial romana durante el último siglo
de la República no fue tolerada, de lo que se beneficiaron en especial las provincias.
Augusto introdujo numerosas reformas sociales, entre ellas las que pretendían restaurar las tradiciones
morales del pueblo romano y la integridad del matrimonio; intentó combatir las costumbres licenciosas de la
época y recuperar los antiguos festivales religiosos. Embelleció Roma con templos, basílicas y pórticos en lo
que parecía el nacimiento de una era de paz y prosperidad. Este período representa la culminación de la edad
de oro de la literatura latina, en la que destacan las obras poéticas de Virgilio, Horacio y Ovidio, y la
monumental obra en prosa de Tito Livio Ab urbe condita libri (Décadas).
Con el establecimiento de un sistema de gobierno imperial, la historia de Roma se identificó en gran medida
con los reinados de cada uno de los emperadores. El emperador Tiberio, sucesor de su padrastro Augusto
desde el 14 d.C., competente gestor, fue objeto del descontento y de la sospecha general; apoyándose en el
poder militar, mantuvo en Roma a su Guardia Pretoriana (las únicas tropas permitidas en la capital), siempre
prestas a su llamada. Fue sucedido por el tiránico y mentalmente inestable Calígula (37-41). A su muerte el
título imperial pasó a Claudio I, cuyo mandato contempló la conquista de Britania y continuó las obras
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públicas y las reformas administrativas iniciadas por César y Augusto. Su hijo adoptivo Nerón inició su
gobierno bajo el sabio consejo y asesoramiento del filósofo Lucio Anneo Séneca y de Sexto Afranio Burro,
prefecto de la Guardia Pretoriana; sin embargo, sus posteriores excesos de poder le condujeron a su
derrocamiento y suicidio en el 68 d.C., lo que supuso el fin de la dinastía Julia-Claudia.
Dinastías de los Flavios y los Antoninos (69-192)
Ruinas de Pompeya. El Vesubio entró en erupción en el año 79 d.C. y arrojó ceniza caliente,
piedras y carbonilla sobre la ciudad de Pompeya. Ésta quedó cubierta por una capa de ceniza
de 4 m de espesor y permaneció enterrada durante más de 1.500 años. Los arqueólogos
comenzaron a excavar en Pompeya
Los breves reinados de Galba, Otón y Vitelio entre los años 68 y 69 d.C. fueron seguidos por el de
Vespasiano, que junto a sus hijos, los emperadores Tito y Domiciano, constituyen la dinastía de los Flavios
(69-96). Resucitaron la sencillez de la corte en los comienzos del Imperio e intentaron restaurar la autoridad
del Senado y promover el bienestar del pueblo. Fue durante el reinado de Tito cuando se produjo la erupción
del Vesubio que devastó la zona al sur de Nápoles donde se encontraban las ciudades de Herculano y
Pompeya. Aunque la literatura floreció durante el reinado de Domiciano, éste se convirtió en sus últimos años
en una persona cruel y un gobernante tiránico. Este período de terror sólo acabó con su asesinato.
Marco Coceyo Nerva (96-98) fue el primero de los denominados ‘cinco buenos emperadores’ junto a Trajano,
Adriano, Antonino Pío y Marco Aurelio. Cada uno de ellos era elegido y adoptado legalmente por su
predecesor según su habilidad e integridad. Trajano llevó a cabo una campaña contra los dacios, armenios y
partos, permitiendo que el Imperio alcanzara su mayor extensión territorial; también destacó por su
excelente administración. El escritor satírico Juvenal, el orador y escritor Plinio el Joven y el historiador Tácito
vivieron bajo el reinado de Trajano. Los 21 años de gobierno de Adriano también fueron un período de paz y
prosperidad; tras ceder algunos de los territorios más orientales, Adriano consolidó el resto del Imperio y
estabilizó sus fronteras. El reinado de su sucesor, Antonino Pío se caracterizó igualmente por el orden y la
paz. Las incursiones de varios pueblos emigrantes sobre diversas zonas del Imperio agitaron el reinado del
siguiente emperador, el filósofo estoico Marco Aurelio, que gobernó junto a Lucio Aurelio Vero hasta el
fallecimiento de este último. Marco Aurelio fue sucedido por su disoluto hijo Lucio Aurelio Cómodo,
considerado como uno de los más sanguinarios y licenciosos tiranos de la historia. Fue asesinado en el 192 y
con él finalizó la dinastía de los Antoninos (96-192).
Decadencia y caída del Imperio
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Insula romana. Las viviendas romanas
solían responder a tres tipologías: la
domus o vivienda unifamiliar, la villa o
casa de campo de las clases más
acomodadas y, finalmente, la insula o casa
de vecinos, propia de las grandes ciudades
como Roma, uno de cuyos modelos
podemosapreciar en esta ilustración.
Los breves reinados de Publio Helvio Pertinax (193) y Didio Severo Juliano fueron seguidos por el de Lucio
Septimio Severo (193-211), primer emperador de la breve dinastía de los Severos. Los emperadores de este
linaje fueron: Caracalla (211-217), Publio Septimio Geta (211-212, compartiendo el primer año de reinado
de su hermano Caracalla), Heliogábalo (218-222) y Severo Alejandro (222-235). Septimio Severo fue un
hábil gobernante; Caracalla fue famoso por su brutalidad y Heliogábalo por su corrupción. Caracalla otorgó
en el año 212 la ciudadanía romana a todos los hombres libres del Imperio romano a fin de poder gravarlos
con los impuestos a los que sólo estaban sometidos los ciudadanos. Severo Alejandro destacó por su justicia
y sabiduría.
El período posterior a la muerte de Severo Alejandro (235) fue de gran confusión. De los 12 emperadores
que gobernaron en los 33 años siguientes, casi todos murieron violentamente, por lo general a manos del
Ejército, quien también los había entronizado. Los emperadores ilirios, nativos de Dalmacia, lograron que se
desarrollara un período breve de paz y prosperidad. Esta nueva dinastía incluyó a Claudio II el Gótico, que
rechazó a los godos, y Aureliano, quien entre el 270 y el 275 derrotó a los godos, germanos y a la reina de
Palmira, Septimia Zenobia, la cual había ocupado Egipto y Asia Menor, restaurando la unidad del Imperio
durante algún tiempo. A Aureliano le siguieron una serie de emperadores relativamente insignificantes hasta
el ascenso al trono en el año 284 de Diocleciano.
Gobernante capaz, Diocleciano llevó a cabo un buen número de reformas sociales, económicas y políticas:
eliminó los privilegios económicos y políticos que habían disfrutado Roma e Italia a costa de las provincias,
intentó regular la creciente inflación mediante el control de los precios de los alimentos y de otros productos
básicos, así como del salario máximo de los trabajadores, instituyó un nuevo sistema de gobierno en el cual
él y Aurelio Valerio Maximiano compartieron el título de augusto, a fin de establecer una administración más
uniforme en todo el Imperio. Sus poderes fueron reforzados por el nombramiento de dos césares, Galerio y
Constancio, instaurando así el régimen de tetrarquía (dos augustos y dos césares). Diocleciano controlaba
Tracia, Egipto y Asia, mientras que su césar Galerio gobernaba las provincias danubianas. Maximiano
administraba Italia y África y su césar Constancio, Hispania, la Galia y Britania. La tetrarquía creó una
maquinaria administrativa más sólida pero aumentó la ya enorme burocracia gubernamental con cuatro
sectores imperiales y sus correspondientes funcionarios, lo que supuso una enorme carga financiera para los
limitados recursos imperiales.
Diocleciano y Maximiano abdicaron en el 305 y dejaron a los dos nuevos césares inmersos en una guerra
civil, que no acabó hasta la ascensión del hijo de Constancio Constantino I el Grande en el 312. Constantino,
que había sido con anterioridad césar en Britania derrotó a sus rivales en la lucha por el poder y reunificó el
Imperio de Occidente bajo su mando. Tras derrotar en el 324 a Licinio, emperador de Oriente, Constantino
quedó como único gobernante del mundo romano. Se convirtió al cristianismo, que había hecho su aparición
durante el reinado de Augusto y que, a pesar de las numerosas persecuciones de que fue objeto, se había
difundido durante el mandato de los últimos emperadores y, a finales del siglo IV, se convirtió en la religión
oficial del Imperio. Constantino estableció la capital en Bizancio, ciudad reconstruida en el 330 y rebautizada
con el nombre de Constantinopla (actual Estambul). La muerte de Constantino (337) marcó el inicio de la
guerra civil entre los césares rivales, que continuó hasta que su único hijo vivo, Constancio II reunificó el
Imperio bajo su mando en el 351. Fue sucedido por Juliano el Apóstata, conocido por tal nombre a causa de
su renuncia al cristianismo, y éste por Joviano (363-364).
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Constantino I el Grande. Constantino I el
Grande, fue el primer emperador romano que se
convirtió al cristianismo. Entregó grandes
propiedades y otros presentes a la Iglesia cristiana.
Estableció una capital para las provincias orientales
y le dio el nombre de Constantinopla (Estambul en
la actualidad). Hulton Getty Picture Collection
A continuación el Imperio volvió a escindirse, aunque bajo el reinado de Teodosio I estuvo unido por última
vez tras la muerte del emperador de Occidente Valentiniano II. Cuando falleció Teodosio (395), sus dos hijos
se repartieron el Imperio: Arcadio se convirtió en emperador de Oriente (395-408) y Flavio Honorio en
emperador de Occidente (395-423).
En el siglo V las provincias del Imperio romano de Occidente se empobrecieron por los impuestos exigidos
para el mantenimiento del Ejército y de la burocracia; también a causa de la guerra civil y de las invasiones
de los pueblos germanos. Al principio la política conciliadora con los invasores al nombrarles para cargos
militares en el Ejército romano y administrativos en el gobierno, tuvo éxito. No obstante, los pueblos
invasores del Este emprendieron gradualmente la conquista del Occidente y a finales del siglo IV Alarico I,
rey de los visigodos, ocupó Iliria y arrasó Grecia; en el 410 conquistó y saqueó Roma, pero murió poco
después. Su sucesor Ataúlfo (410-415) dirigió a los visigodos a la Galia y en el 419 el rey visigodo Valia
recibió autorización del emperador Flavio Honorio para asentarse en el suroeste de la Galia, donde fundó un
reino visigodo. En torno a estas fechas los vándalos, suevos y alanos ya habían invadido Hispania, por lo que
Flavio Honorio se vio obligado a reconocer la autoridad de estos pueblos sobre esa provincia. Durante el
reinado de su sucesor, Valentiniano III, los vándalos, bajo el mando de Genserico conquistaron Cartago,
mientras que la Galia e Italia eran invadidas por los hunos, encabezados por Atila. Éste marchó primero
sobre la Galia pero los visigodos, ya cristianizados y leales a Roma, le hicieron frente. En el año 451 un
ejército de romanos y visigodos, mandado por Flavio Aecio, derrotó a los hunos en la batalla de los Campos
Cataláunicos. En el año siguiente Atila invadió Lombardía, pero no pudo seguir avanzando hacia el sur y
falleció en el año 453. En el 455, Valentiniano, último miembro del linaje de Teodosio en Occidente, fue
asesinado. En el período comprendido entre su muerte y el año 476 el título de emperador de Occidente fue
ostentado por nueve gobernantes, aunque el auténtico poder en la sombra era el general romano de origen
suevo Ricimer, llamado también el ‘proclamador de reyes’. Rómulo Augústulo, último emperador de
Occidente, fue depuesto por el jefe de los hérulos Odoacro, a quien sus tropas proclamaron rey de Italia en el
año 476. El Imperio de Oriente, también llamado Imperio bizantino, perduraría hasta 1453.
Imperio de Roma
Imágenes de Roma
Vista aérea del Foro romano (Italia).
Las ruinas del Foro romano de la capital
italiana han vuelto a la luz del día gracias
a las excavaciones arqueológicas
iniciadas en el siglo XIX. En la foto sólo
se aprecia el extremo septentrional del
monumento, colindante con el
Capitolio.Enciclopedia EncartaAeronautica
Militare
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Basílica de Majencio. La basílica de
Majencio fue empezada por el
emperador Majencio entre el 307 y el
310 y fue terminada por Constantino
después del 312. La calidad y el alcance
de este edificio fue excepcional para su
tiempo, considerándose como uno de
los monumentos más importantes de la
antigüedad clásica. Todo lo que queda
hoy en día son las tres enormes
entradas cubiertas por bóvedas de
cañón.Enciclopedia EncartaArt
Resource, NY/Scala
El panteón de Agripa, en Roma.
Adriano encargó el panteón de Agripa, en
Roma (118-128), considerado como uno
de los edificios más importantes del
mundo. En el pasado tuvo una sala
hipóstila ante el pórtico. La cúpula de la
rotonda, tras el pórtico, tiene un diámetro
de 43 metros. Está horadada en su centro
por un óculo (abertura circular) de 8,5 m
de diámetro que constituye la única
fuente de luz del interior del edificio.
Arte y arquitectura de Roma
Introducción
Arte y arquitectura de Roma, conjunto de manifestaciones artísticas desarrolladas en la antigua Roma y su
Imperio, que en su período de máximo apogeo se extendió desde las islas Británicas hasta el mar Caspio. El
arte romano más primitivo comenzó con el derrocamiento de los reyes etruscos y el establecimiento de la
República el año 510 a.C. Se considera que el final del arte romano, y por consiguiente el inicio del arte
medieval, llegó con la conversión del emperador Constantino I el Grande al cristianismo y con el traslado de
la capital del Imperio desde Roma a Constantinopla en el año 330. Sin embargo, el estilo romano e incluso
sus temáticas paganas continuaron representándose durante siglos, a menudo bajo la impronta cristiana.
El arte romano se divide tradicionalmente en dos períodos: el arte de la Roma republicana y el de la Roma
imperial (desde el año 27 a.C. en adelante), con subdivisiones correspondientes a los emperadores más
importantes o a las diferentes dinastías. En la época de la República, el término romano se aplica casi
únicamente al arte realizado en la ciudad de Roma, que conserva la huella de su pasado etrusco (véase
Civilización etrusca). Poco a poco, el arte se liberó de su herencia etrusca, gracias a la expansión a través de
la península Itálica y el Mediterráneo y a medida que los romanos asimilaron otras culturas como la griega.
Durante los dos últimos siglos antes del nacimiento de Cristo surgió una manera típicamente romana de
construir edificios, realizar esculturas y pintar. Sin embargo, debido a la extraordinaria extensión geográfica
del Imperio romano y a sus diversos pobladores, el arte y la arquitectura romanas fueron siempre eclécticas
y se caracterizaron por emplear distintos estilos atribuibles a los gustos regionales y a las preferencias de sus
mecenas. El arte romano no es sólo el arte de los emperadores, senadores y patricios, sino también el de
todos los habitantes del vasto Imperio, incluyendo a la clase media de los hombres de negocios, los libertos o
plebeyos, esclavos y legionarios de Italia y sus provincias. A pesar de que subsisten una gran cantidad de
ejemplos escultóricos, pictóricos, arquitectónicos y decorativos, conocemos pocos nombres de sus artistas y
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arquitectos. En general, los monumentos romanos se realizaron para glorificar a sus mecenas más que para
expresar la sensibilidad artística de sus creadores.
Arte y arquitectura de Roma
Arquitectura de Roma
Podemos hacernos una clara idea de la arquitectura romana a través de los impresionantes vestigios de los
edificios públicos y privados de la Roma antigua y gracias a los escritos de la época, como el De architectura,
un tratado en 10 volúmenes compilado por Vitrubio hacia el final del siglo I a.C.
La planificación de la ciudad romana
La típica ciudad colonial romana del periodo final de la República y del pleno Imperio tuvo una planta
rectangular similar a la de los campamentos militares romanos con dos calles principales —el cardo (de norte
a sur) y el decumano (de este a oeste)—, una cuadrícula de pequeñas calles que dividen la ciudad en
manzanas y un perímetro amurallado con puertas de acceso. Las ciudades anteriores a la adopción de este
tipo de planificación, como la propia Roma, conservaron el esquema laberíntico de calles sinuosas. El punto
focal era el foro, por lo general situado en el centro de la ciudad, en la intersección del cardo y el decumano.
Este espacio abierto, rodeado de tiendas, funcionó como el lugar de reunión de los ciudadanos romanos. Fue
además el emplazamiento de los principales edificios religiosos y cívicos, entre ellos el Senado, la oficina de
registro y la basílica, que consistía en una gran sala cubierta, flanqueada por naves laterales, con frecuencia
de dos o más pisos. En las basílicas romanas se celebraban las transacciones comerciales y los procesos
judiciales, pero este edificio se adaptó en tiempos cristianos, convirtiéndose en la tipología de iglesia
occidental con un ábside y un altar al final de la nave mayor. Las primeras basílicas se levantaron a
comienzos del siglo II a.C. en el propio foro romano, pero es en Pompeya donde se encuentran los ejemplos
de basílicas más antiguas y mejor conservadas (c. 120 a.C.).
En la Hispania romana se ha descubierto, gracias a diferentes excavaciones y a los vestigios arqueológicos, la
planificación de algunas de las más importantes ciudades hispanorromanas, como Gades en Cádiz, Itálica
cerca de Sevilla (fundada por Publio Cornelio Escipión el año 206 a.C.), Emerita Augusta (Mérida), Caesar
Augusta (Zaragoza) o Tarraco (Tarragona).
Los templos romanos
El templo principal de las ciudades romanas, el capitolio, estaba por lo general localizado en un extremo del
foro. El templo romano fue el resultado de una combinación de elementos griegos y etruscos: planta
rectangular, tejado a dos aguas, vestíbulo profundo con columnas exentas y una escalera en la fachada
dando acceso a su alto podio o plinto. Los romanos conservaron los tradicionales órdenes o cánones griegos
(dórico, jónico y corintio), pero inventaron otros dos: el toscano, una especie de orden dórico sin estrías en el
fuste, y el compuesto, con un capitel creado a partir de la mezcla de elementos jónicos y corintios (véase
Columna). La Maison Carrée de la ciudad francesa de Nimes (c. 16 d.C.) es un ejemplo excelente de la
tipología templaria romana. Los templos romanos no se levantaron únicamente en el foro, sino que aparecen
también a lo largo de toda la ciudad y en el campo. Uno de los ejemplos posteriores más influyentes fue el
Panteón (118-128 d.C.) de Roma, que consistió en el habitual vestíbulo o pórtico hipóstilo cubierto a dos
aguas, seguido por un espacio cilíndrico cubierto por una cúpula, sustituyendo la tradicional cella o habitación
principal rectangular. Los templos rotondos, más simples, como el construido hacia el 75 a.C. en Tívoli, cerca
de Roma, basados en prototipos griegos de cellas circulares perípteras, fueron también populares.
En España subsisten algunos restos arqueológicos de templos de época romana en las ciudades de
Barcelona, Mérida (dedicado a la diosa Diana), Córdoba (columnas de la calle Claudio Marcelo) y Sevilla.
Las tiendas y los mercados
Los edificios lúdicos y las tiendas estaban diseminados por toda la ciudad de Roma. Generalmente las tiendas
eran unidades de una habitación (tabernae) abiertas a las aceras. Muchas muestras, incluyendo las que
asociaban el molino con la panadería, se conservan aún en Pompeya y en otros lugares. A veces, se
construyó un complejo unificado de tiendas, como los mercados de Trajano (98-117 a.C.) en la colina del
Quirinal en Roma, que incorporaban numerosos locales comerciales (tabernae) en diferentes niveles y
grandes vestíbulos abovedados de dos pisos.
Los teatros y anfiteatros
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Coliseo de Roma. El impresionante Coliseo de Roma (80 d.C.) fue, en su origen, un
anfiteatro oval de cuatro niveles con gradas de mármol para 50.000 personas. Este anfiteatro
Flavio se conoce como el Coliseo, por la proximidad de la colosal estatua de Nerón. Los
gladiadores luchaban en la arena y también era Este el lugar en el que los cristianos eran
arrojados a los leones. Art Resource, NY/Scala
Los teatros romanos aparecieron por primera vez al final del periodo republicano. Constaban de un alto
escenario junto a un foso semicircular (orchestra) y un área circundante de asientos dispuestos en gradas
(cávea). A diferencia de los teatros griegos, situados en pendientes naturales, los teatros romanos se
construyeron sobre una estructura de pilares y bóvedas y de esta manera pudieron ubicarse en el corazón de
las ciudades. Los teatros fueron populares en todos los lugares del Imperio. Podemos encontrar ejemplos
impresionantes en Orange (principios del siglo I d.C., Francia) y en Şabrātah (finales del siglo I d.C., Libia).
Los teatros de Itálica y de Mérida fueron realizados en tiempos de Augusto y de Agripa, respectivamente. El
segundo de ellos, aunque presenta diferentes fases constructivas, destaca por su pórtico a modo de gran
fachada trasera del escenario (frons scaenae) del siglo I d.C. y por su orchestra semicircular.
Los anfiteatros (literalmente, teatros dobles) tenían planta elíptica con una pista (arena) central, donde se
celebraban combates entre gladiadores y animales, y un graderío alrededor similar al de los teatros. El
anfiteatro más antiguo conocido es el de Pompeya (75 a.C.) y el más grande es el Coliseo de Roma (80 d.C.),
que podía albergar a unos 50.000 espectadores sentados, más o menos la capacidad actual de los estadios
deportivos. En la Hispania romana destacan los anfiteatros de Mérida, Tarragona e Itálica. También se
construyeron circos o hipódromos en las ciudades más importantes; la piazza Navona de Roma ocupa el
lugar de un circo que fue construido durante el reinado de Domiciano (81-96 d.C.).
En las ciudades de Tarragona, Sagunto y Toledo pueden hoy día contemplarse algunos restos de antiguos
circos romanos.
Los baños públicos o termas
Tanto las ciudades grandes como las pequeñas, tuvieron termas o baños públicos (véase Baños y termas).
Bajo la República se completaron generalmente con un vestuario (apodyterium) y habitaciones para bañarse
con agua caliente, templada y fría (caldarium, tepidarium, frigidarium) junto a una zona de ejercicios llamada
palestra. Las termas cerca del foro de Pompeya, construidas hacia el siglo II a.C., son un ejemplo excelente
de los modelos más antiguos. Bajo el Imperio estas estructuras comparativamente modestas se volvieron
progresivamente más grandiosas. Ejemplos posteriores, como los baños de Caracalla (c. 217 d.C.) en Roma
tenían incluso bibliotecas, tiendas y enormes espacios públicos abovedados, decorados con estatuas,
mosaicos, pinturas y estucos.
Las obras públicas
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Entre los diversos proyectos de construcciones públicas de los romanos, la red de puentes y calzadas que
facilitaron la comunicación a través de todo el Imperio y los acueductos que traían el agua a las ciudades
desde los manantiales cercanos (Pont du Gard, siglo I a.C., cerca de Nimes), son los más extraordinarios.
El puente de Alcántara sobre el río Tajo, en Cáceres (España), puede ser considerado como una gran obra de
ingeniería, gracias a la combinación del arco y la bóveda. Fue construido por el arquitecto Lacer en tiempos
de Trajano y llevaba asociados un arco de triunfo y un templo. Aún se yergue el famoso acueducto de
Segovia. Está formado por dos series de arquerías (160 arcos en su totalidad), superpuestas en dos niveles
por robustos pilares de granito. Su cometido radicaba en surtir y proveer a la ciudad del agua necesaria. Fue
construido en el siglo I d.C. Debemos destacar también los acueductos de los Milagros y de San Lázaro en
Emerita Augusta (Mérida).
Las viviendas
Aunque los edificios públicos fueron las construcciones urbanas más grandes y costosas, la mayor parte de la
ciudad de Roma estaba ocupada por viviendas particulares.
La domus o casa romana
Las viviendas unifamiliares se construyeron con una amplia variedad de formas y tamaños, pero las domus
romanas generalmente mostraron preferencia por la simetría axial, que caracteriza también la mayor parte
de la arquitectura pública. Las casas más antiguas, fechadas entre los siglos III y IV a.C., parecen haber sido
construidas de acuerdo con los modelos etruscos. La domus italica, o casa de los inicios de la República,
constaba de un pasillo de entrada (fauces), un espacio principal a cielo abierto (atrio) con un estanque
central para recoger el agua de la lluvia (impluvium), una serie de pequeñas habitaciones (cubicula), una
zona de recepción y trabajo (tablinum), un comedor (triclinium), una cocina (culina) y a veces un pequeño
jardín trasero (hortus). La parte delantera contaba en ocasiones con estancias abiertas a la calle que servían
de tiendas. Durante el final de la República y el comienzo del Imperio, las casas romanas se convirtieron en
unidades más complicadas. En el atrio se instalaron columnas de estilo griego, el antiguo hortus se ensanchó
y se rodeó de una columnata (peristilo), y la decoración se hizo bastante profusa. Las viviendas de las
ciudades más ricas llegarían a ocupar un bloque entero, como ocurrió con la denominada casa del Fauno de
Pompeya, construida a principios del II siglo a.C.
La villa y el palacio
Las villas suburbanas, como las que pertenecieron a Cicerón, el orador y hombre de estado, y a otros
romanos famosos, incorporaron grandes terrenos, lagos, santuarios y complejos termales. La más
extraordinaria de las villas imperiales conservadas es la de Adriano en Tívoli (iniciada el 118 a.C.). El primer
emperador, Augusto, que reinó desde el 27 a.C. al 14 d.C., vivió en una residencia relativamente austera en
la colina Palatina en Roma, pero Domiciano ordenó construir a su lado un gran palacio imperial (iniciado
aproximadamente el 81 d.C.). La domus augustea de Domiciano sirvió también como cuartel general de los
emperadores posteriores. Tuvo grandes salones de recepción, comedores públicos, fuentes y un jardín en
forma de estadio, además de un ala residencial.
La insulae
Los ciudadanos del periodo imperial que no pudieron permitirse tener viviendas particulares, vivían en insula,
viviendas colectivas de muchos pisos, construidas de ladrillo y argamasa, similares a los edificios de
apartamentos actuales. Los ejemplos mejor conservados, fechados en los siglos II y III, están en Ostia, el
puerto de Roma en la desembocadura del río Tíber.
Los enterramientos romanos
Los monumentos funerarios fueron un tipo de construcción que casi siempre estaba emplazado fuera de la
urbe propiamente dicha. Las tumbas romanas, levantadas generalmente junto a las calzadas principales de
entrada a la ciudad, tuvieron una extraordinaria variedad formal porque reflejaron los gustos personales de
sus promotores y porque su función, alojar los cuerpos o restos incinerados de los muertos, podía adecuarse
a cualquier forma. El emperador Augusto construyó su propio mausoleo en Roma entre los años 27 y 23 a.C.,
un gigantesco tambor macizo coronado por un túmulo, recordando los sepulcros de tierra de la época
etrusca. El emperador Adriano erigió en el otro lado del Tíber un mausoleo aún mayor, construido para él
mismo y sus sucesores (135 d.C.-138 d.C.), que en el siglo V se transformó en el castillo de Sant'Angelo. Un
potentado contemporáneo a Augusto, Cayo Sextio, se mandó construir hacia el año 15 a.C. una pirámide
sepulcral, mientras que en la misma época un próspero panadero, Marcus Virgilium Eurysaces, decoró su
tumba con un friso en el que se detallaban las diferentes fases de la cocción del pan.
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Las personas con menos recursos, los libertos en particular, fueron enterrados en tumbas comunales
llamadas columbaria, en las que las cenizas de los fallecidos se depositaban en alguno de los innumerables
nichos diferenciados por una simple inscripción. Se erigieron también grandes tumbas verticales, como la
realizada en honor de la familia patricia de los Julios en Saint-Rémy de Provenza (Francia). Su mausoleo,
construido entre el 40 y el 30 a.C., consiste en una gran base bajo un cuerpo de cuatro arcos y un pequeño
templo circular rematado por dos estatuas. Los sepulcros también podían estar horadados en las laderas de
las montañas, con portadas monumentales talladas en los taludes de piedra, como en la necrópolis romana
de Petra (actual Jordania).
La denominada tumba o torre de los Escipiones (primera mitad del siglo I d.C.) constituye uno de los mejores
sepulcros conservados en la Hispania romana. Localizado cercano a Tarragona, presenta un aspecto de torre
con cuerpos superpuestos, en los que se colocaron esculturas del dios Atis y bajorrelieves que quizás
representan a los difuntos para los que se realizó el monumento, supuestamente rematado por una pequeña
pirámide.
Los materiales y métodos de construcción
El principal material de construcción romano a partir del periodo republicano, fue el sillar de piedra de
cantería local, utilizado junto con vigas de madera, tejas y baldosas cerámicas. La piedra elegida variaba
desde la toba y el travertino del centro de Italia al brillante mármol blanco importado de Grecia y Asia Menor
o, en tiempos de Julio César, desde Luna (actual Luni, cerca de Carrara, Italia) y los mármoles policromos
traídos desde las canteras de todo el mundo antiguo. A menudo se utilizaron finas placas de mármol como
revestimiento para cubrir las paredes construidas de sillería o sillarejo ligado con mortero.
Los mármoles dieron esplendor a las construcciones romanas, al igual que a los edificios griegos anteriores,
pero la argamasa, material equiparable al hormigón actual inventado por los romanos, les permitió levantar
edificios imposibles de construir con el anterior sistema de estructuras adinteladas. El opus caementicium
romano era una amalgama de piedras informes, cal y puzolana volcánica, que suministró a los arquitectos
romanos los medios para cubrir espacios enormes con grandes arcos y bóvedas, y liberar al diseño
arquitectónico de los modelos rectilíneos que se usaron en la arquitectura griega.
Las cubiertas concrecionadas hicieron posible la construcción de los grandes anfiteatros y baños del mundo
romano, así como la cúpula del Panteón y algunos santuarios espectaculares en las colinas, como el de
Fortuna Primigenia en Palestrina, Italia (principios del siglo I a.C.). Debido a que los muros y cubiertas
estaban hechas con moldes, los arquitectos comenzaron a experimentar con configuraciones irregulares que
proporcionaban un cierto dramatismo al interior de los edificios. Aunque la argamasa romana podía ser
revestida con gran variedad de materiales, el ladrillo fue el más popular durante el Imperio. De hecho,
durante los dos siglos anteriores a nuestra era, el ladrillo llegó a ser apreciado por derecho propio como
elemento de construcción en las fachadas de los edificios. Las fachadas de argamasa revestida de ladrillo se
convirtieron rápidamente en el modelo favorito para los edificios grandes como las insula o casas de
apartamentos, las termas y los horrea o almacenes (como los horrea de Epagathius en Ostia, del 145 al 150
d.C.).
Arte y arquitectura de Roma
La escultura de Roma
A lo largo de todo el mundo romano las estatuas y relieves escultóricos adornaron los edificios públicos y
privados. De hecho, algunas construcciones romanas fueron poco más que soportes monumentales para la
escultura.
Los arcos de triunfo
Los arcos de triunfo levantados en todas las partes del Imperio se destacan como uno de los monumentos
más importantes. Aunque casi ninguno de los grandes grupos escultóricos (a menudo cuadrigas) que alguna
vez remataron estos arcos ha subsistido, el propósito originario de tales construcciones fue únicamente servir
de soporte a la estatuaria honorífica. Los arcos primitivos eran muy sencillos pero bajo Augusto y los
emperadores posteriores se fueron complicando. Con el tiempo se convirtieron en verdaderos soportes
propagandísticos, recubiertos con series extensas de bajorrelieves, anunciando las victorias y las grandes
hazañas de los emperadores. Las imágenes solían representar acontecimientos históricos concretos, pero
frecuentemente se desarrollaron también temas alegóricos en los que el emperador podía aparecer en
compañía de los dioses o recibiendo el homenaje de los pueblos conquistados.
Entre los arcos más importantes conservados en Roma están el de Tito (c. 81 d.C.), en el foro romano, y el
de Constantino (312-315 d.C.) cerca del Coliseo. En los dos bajorrelieves del arco de Tito se representa el
desfile triunfal del emperador con los tesoros del gran templo de Jerusalén. El arco de Constantino presenta
una mezcla de relieves reutilizados de monumentos más antiguos y otros realizados especialmente para
dicho arco. Los medallones y frisos muestran una gran cantidad de temáticas, incluyendo escenas de batalla,
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sacrificio y distribución de dádivas. En los relieves antiguos la cabeza de Constantino fue labrada en
sustitución de las de sus predecesores. Esta remodelación de los relieves antiguos fue algo corriente en la
Roma imperial. Los monumentos de los emperadores condenados a título póstumo por el Senado (damnatio
memoriae) fueron modificados o destruidos.
Algunos arcos decorados con suntuosidad pueden contemplarse también fuera de Roma. En Benevento, en el
sur de Italia, se levantó hacia el 114 d.C. un gran arco con 14 placas en las que se rendía homenaje a
Trajano. En Orange, Francia, el arco de Tiberio (c. 46 a.C.), uno de los más antiguos, se decoró con
representaciones de las tropas y de los prisioneros, escenas de los romanos luchando contra los galos y
escudos y armas de los prisioneros. En España se conservan en la actualidad los arcos de Bará en Tarragona,
el de Caparra en la ciudad antigua de Capeta (Cáceres) y el de Medinaceli en Soria. El primero de ellos
presenta un único vano central, el segundo de ellos, de finales del siglo I d.C., presenta una configuración
cuadrifonte y el tercero una estructura tripartita, con un arco central más grande flanqueado por otros dos de
menor tamaño.
Las columnas rostrales y los altares
Ocasionalmente se levantaron también columnas historiadas, con frisos de bajorrelieves en espiral, que
relataban con gran detalle las campañas militares de los romanos. La primera y más grande de ellas fue la
del foro de Trajano (113 d.C.) de Roma, levantada por el arquitecto Apolodoro de Damasco (véase Columna
de Trajano). Describe las actividades de la armada romana en su guerra contra los Dacios, en la frontera
septentrional del Imperio (actual Rumania). Los relieves históricos adornaron también grandes altares como
el Ara Pacis Augustae (fechado en Roma del 13 al 9 a.C.), cuyos relieves celebran el inicio con Augusto de la
pax romana, la gran época de paz y prosperidad del Imperio romano.
Los estilos escultóricos
El estilo de los relieves escultóricos del Imperio se extiende desde el consciente neoclasicismo griego de los
frisos del Ara Pacis al esquemático, frontal e hierático estilo de los nuevos bajorrelieves labrados para el arco
de Constantino. En muchos monumentos pueden contemplarse dos o más estilos superpuestos. Como se ha
señalado anteriormente, la historia del arte romano fue ecléctica hasta su final y ningún periodo tuvo un
estilo unificado. De hecho, las construcciones oficiales a menudo difieren, como se aprecia en los
monumentos coetáneos de la capital y las provincias.
Los relieves funerarios
Los encargos privados de esculturas en relieve se hicieron por lo general en contextos funerarios. Los
comerciantes prósperos, como el panadero Eurysaces, hicieron inmortalizar en sus mausoleos las actividades
comerciales realizadas en vida. Durante el final de la República y el inicio del Imperio se labraron relieves
escultóricos de los libertos para las fachadas de sus sepulcros comunales. En los siglos I y II d.C. los retratos
en relieve se colocaron generalmente en los altares funerarios o alrededor de las tumbas.
Los relieves sepulcrales más importantes, utilizados a partir de mediados del siglo II tanto por las clases
medias como por las altas, decoraron los sarcophagi (literalmente carnívoros), sarcófagos, producidos en
Roma y otras metrópolis importantes del Mediterráneo, incluyendo Atenas y varias ciudades griegas. Muchos
de los relieves de los sarcófagos conservados están compuestos únicamente de guirnaldas y otros motivos
decorativos, pero se representaron también gran variedad de temas narrativos. Los relatos mitológicos, como
los trabajos de Hércules, Meleagro cazando el jabalí enviado por la diosa Ártemis y la leyenda de Níobe y sus
hijos, fueron particularmente estimados. El Museo Arqueológico Nacional de Madrid conserva un sarcófago
procedente de Husillos (Palencia) realizado en tiempos de Adriano, en el que sus relieves escultóricos
muestran una temática relacionada con el mito de Orestes y su venganza, y el Museu Arqueològic de
Barcelona conserva otra pieza procedente de Alicante que representa el rapto de Proserpina (siglo II d.C.). A
menudo se sustituyó el retrato del fallecido por el busto de un héroe o heroína mitológica. Algunas veces los
relieves sepulcrales fueron también de naturaleza pseudobiográfica de modo que el cliente pudiera elegir, a
partir de un catálogo, las representaciones de escenas de guerra, sacrificio y matrimonio. La composición de
estas escenas se basaba en los relieves imperiales, que podían mostrar al emperador haciendo sacrificios a
los dioses oficiales o recibiendo a los emisarios de los bárbaros.
El mármol blanco fue el material preferido por los romanos para los relieves escultóricos, pero en muchas
ocasiones emplearon variedades menos costosas de piedra. Por lo general, los relieves se policromaron y en
ocasiones incluyeron piedras de colores como el pórfido, material predilecto en el siglo IV, sobre todo en los
sarcófagos imperiales.
La escultura exenta
En la estatuaria de bulto redondo utilizaron los mismos materiales pétreos, aunque se hicieron también gran
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cantidad de estatuas en bronce o incluso en oro y plata. Se conservan relativamente pocas estatuas en
bronce y casi ninguna en oro o plata, ya que muchas de ellas se fundieron en la edad media y periodos
posteriores. La estatua ecuestre en bronce (c. 175 d.C.) del emperador Marco Aurelio en la plaza del
Capitolio en Roma (conservada únicamente porque se creyó que representaba a Constantino), el busto en
oro del mismo emperador en Avenches (Museo Cantonal de Arqueología e Historia, Lausana, Suiza) y el
busto de plata (Museo de Antigüedades de Turín, Italia) de Lucio Aurelio Vero, corregente (161-169 d.C.) con
Marco Aurelio, son excepciones notables.
También se realizaron estatuas de dioses, héroes y seres humanos en una amplia variedad de contextos.
Cada templo tuvo su estatua de culto. Las imágenes en mármol y bronce de dioses y héroes, originales
romanos o copias de las antiguas estatuas griegas, fueron comunes no sólo en los lugares públicos como las
termas, sino en los atrios, jardines y estanques de viviendas privadas. Los edificios civiles importantes solían
poseer un retrato del emperador vivo y a veces incluso de su mujer e hijos. Así por ejemplo en el Museo
Arqueológico de Córdoba (España) se conserva una cabeza que representa a uno de los hijos del emperador
Tiberio y en el Museo Arqueológico de Tarragona (España) un retrato de Livia.
Los retratos escultóricos
El retrato escultórico romano compone uno de los grandes capítulos en la historia del arte antiguo. Los
retratos conservados varían en tamaño, desde bustos pequeñísimos a enormes estatuas como la de
Constantino I el Grande (c. 315 d.C.-330 d.C.), ubicada en su basílica del foro romano. Durante la República
fue costumbre que los miembros de la familia portaran imágenes del fallecido durante el cortejo fúnebre.
Recientes estudios sugieren que la representación de hombres y mujeres ancianos asociados con
monumentos funerarios no son retratos concretos del fallecido sino convenciones culturales sobre su imagen.
Esta costumbre se complementaba con los actos conmemorativos y otros eventos como la presencia de sus
imágenes en espacios públicos. En cualquier caso, la representación veraz se incluía para completar el
compendio de virtudes republicanas. Otra teoría ha sugerido que estas imágenes fueron esculpidas por
artistas griegos cuya propia hostilidad hacia los romanos les impulsó a exagerar estos convencionalismos
hasta el límite caricaturesco. El concepto simbólico de las imágenes continuó en el periodo de la Roma
imperial, tal como revelan las imágenes de Augusto. Cuando el primer emperador murió en el año 14 d.C. a
una edad muy avanzada, sus retratos oficiales todavía lo representaban como un hombre joven. Aunque la
representación oficial varió a lo largo de su vida en innumerables ocasiones, ninguna le muestra como un
monarca anciano. Con el tiempo, sin embargo, las imágenes de los emperadores se volvieron más
figurativas.
Arte y arquitectura de Roma
La pintura de Roma
Actualmente se conservan pocas tablas pintadas, pero se sabe por la literatura antigua que los artistas
romanos elaboraron sobre este soporte una gran variedad de temas, incluyendo acontecimientos históricos,
mitos, escenas de vida cotidiana, retratos y bodegones.
Los retratos pintados
En el período de la Roma imperial, los retratos pintados están tipificados por unas tablas que han aparecido
en diferentes lugares de Egipto. Estas pinturas, tradicionalmente denominadas retratos del Fayum, por la
región al norte de Egipto donde fueron descubiertas, están realizadas con la técnica de la encáustica, un
método que disuelve los pigmentos en cera fundida. Estas tablas son los únicos retratos que se conservan en
cierto número y aunque se trata de trabajos provincianos, muestran el alto nivel de los pintores romanos.
Estas imágenes reflejan los gustos imperantes del momento y suministran una visión de la evolución del
retrato durante el período imperial. Se conserva (Staatliche Museen de Berlín) un retrato imperial pintado
que representa a Lucio Septimio Severo, su mujer Julia Domna y sus hijos Caracalla y Geta. La cabeza de
Geta fue borrada después de su condena oficial (damnatio memoriae).
La pintura mural
La pintura mural, en cambio, está bien documentada, sobre todo en Pompeya y en las otras ciudades que
fueron enterradas en el año 79 d.C. por la erupción del volcán Vesubio. Se distinguen cuatro etapas
denominadas estilos pompeyanos.
Los estilos primero y segundo
El primer estilo, popular aproximadamente entre los años 120 y 80 a.C. (casa de Salustio, Pompeya), se basa
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en la decoración griega de interiores y a veces se denomina como estilo de las incrustaciones porque sus
pinturas sobre el yeso se utilizaron para imitar el aspecto de los muros de mármol pulidos. Los pintores que
trabajaron en el segundo estilo o estilo arquitectónico, desde el 80 al 15 a.C., intentaron crear por medio de
la perspectiva una ilusión espacial que se prolongaba más allá de la superficie mural. Las columnatas, los
jardines, los escenarios teatrales y los templos circulares fueron motivos usuales. Hoy se pueden encontrar
extensas series de frescos del segundo estilo en Pompeya (villa de los Misterios, año 50 a.C.), en una
magnífica villa excavada recientemente cerca de Oplontis (también del año 50 a.C.) y en otros lugares. La
casa de Augusto en la colina del Palatino en Roma estaba decorada en este elegante estilo (c. 25 a.C.).
Los estilos tercero y cuarto
El tercer estilo u ornamental, datado desde el 15 a.C. hasta el 63 d.C. es una pintura delicada en la que el
ilusionismo del segundo estilo se suprimió en favor de arabescos lineales sobre fondos monocromos. Las
habitaciones más hermosas pintadas en el tercer estilo se conservan en la villa de Agripa Postumo en
Boscotrecase (10 a.C.). El cuarto estilo o estilo intrincado, desarrollado entre el 63 al 79 d.C., antes de la
erupción del Vesubio, es el estilo último y más complejo. Los motivos arquitectónicos fueron de nuevo
populares, pero no de acuerdo con una perspectiva lógica, sino con estructuras fantásticas e imposibles de
construir, como las de la casa de los Vetti en Pompeya. En los estilos tercero y cuarto la parte central de los
murales está pintada al estilo de las tablas, mostrando temas mitológicos, aunque también se conocen
ejemplos de vida cotidiana y retratos.
El desarrollo de la pintura mural después de la destrucción de estas ciudades por el Vesubio está menos
documentado, pero se pueden encontrar estancias pintadas en los siglos II, III y IV en Ostia y, sobre todo,
en las catacumbas romanas, donde los temas cristianos se desarrollaron mucho antes de la conversión de
Constantino al cristianismo.
Entre los restos murales pictóricos de la Hispania romana debemos destacar los conservados en el Museo
Nacional de Arte Romano de Mérida y los de Santa Eulalia de Bóveda (Lugo).
Arte y arquitectura de Roma
Otras artes
Dondequiera que existieran pinturas murales, es probable que también hubiera suelos policromos. Estos
estaban pintados de forma sencilla, a menudo con tonos uniformes, pero en muchos casos se completaron
con baldosas de mármol de colores o pequeños paralelepípedos vítreos (teselas) formando mosaicos.
Los mosaicos
En todas las partes del Imperio se han encontrado mosaicos romanos. Oscilan desde los modelos abstractos
de teselas blancas y negras hasta las ambiciosas composiciones figurativas policromas, como el gran suelo de
la casa del Fauno en Pompeya, que se cree reproduce una pintura griega del siglo IV a.C. sobre la batalla de
Isos, un encuentro entre los ejércitos de Alejandro Magno y el rey Darío III de Persia. A menudo los techos
romanos estuvieron pintados o recubiertos de mosaicos, pero también se decoraron con relieves policromos
de estuco. Se han excavado hermosas bóvedas estucadas en la casa Farnesina (20 a.C.) y en la tumba de los
Pancratii en Roma (160 d.C.).
En España se conservan muchos mosaicos de época romana. Entre ellos cabe destacar los del Museo de
Barcelona (temática circense y pisciforme), los del Museo Arqueológico Nacional de Madrid (sobre todo los
que representan los trabajos de Hércules), los de Tarragona (con el tema de la Medusa), los del Museo de
Navarra en Pamplona (Triunfo de Baco y Teseo y el Minotauro), los de Itálica (mosaico de Neptuno), los de
Mérida (mosaico de los siete sabios y mosaicos de la casa del Mitreo) y los de Ampurias en Girona (Sacrificio
de Ifigenia).
Las gemas, los camafeos, la metalistería y la cristalería
En la Roma antigua las denominadas artes menores, la metalistería, el tallado de gemas o el soplado y
moldeado del vidrio, aunque tuvieron un desarrollo menor, fueron muy apreciadas. Los nombres de los
artistas rara vez se hicieron constar, pero conocemos al grabador de los sellos oficiales del emperador
Augusto, un artífice llamado Dioscórides. Se conservan un gran número de camafeos y piedras preciosas
grabadas en hueco, con retratos y figuras mitológicas, así como algunos grandes camafeos con escenas
narrativas y alegóricas. Entre los más importantes están la Gemma Augustea (principios del siglo I d.C.,
Kunsthistorische Museum de Viena), dedicada a Augusto y el Gran Camafeo de Francia (París, Biblioteca
Nacional), realizado en honor de Tiberio, sucesor de Augusto.
Los orfebres fueron diestros en la elaboración de joyas de metales preciosos y costosas vajillas. Se han
encontrado vajillas de plata romanas en una villa en Boscoreale y en la casa de Menander en Pompeya.
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Ambos tesoros, enterrados por la erupción del Vesubio, incluyen motivos abstractos, vegetales y figurativos.
Los trabajos en miniatura más difundidos del arte romano fueron las monedas acuñadas en oro, plata y
cobre. Bajo el Imperio, las monedas mostraban en el lado anverso los retratos de los emperadores y en el
reverso representaciones de dioses, de edificios o de relatos mitológicos.
El vidrio romano, a pesar de su fragilidad, se ha conservado en cantidades considerables. La fabricación
incluyó las técnicas del vidrio moldeado y del vidrio soplado, además de variantes lujosas como los camafeos
de cristal (vaso Portland, siglo I d.C., Museo Británico de Londres), los mosaicos vítreos (ejemplos del siglo I
a.C. en el Museo del Vidrio de Corning, Nueva York), los fondos de oro (vidrios decorados por el reverso con
pan de oro, ejemplos varios del siglo IV d.C. en el Museo Metropolitano de Nueva York) y la diatreta (vasos
torneados), vasijas de cristal de una pieza con figuras talladas en altorrelieve sobre la superficie exterior
(vaso Licurgo, siglo IV d.C., Museo Británico).
Influencia
El arte y la arquitectura de Roma marcaron una profunda impronta no sólo en el arte posterior de la edad
media sino también en los períodos renacentista y barroco, e incluso en gran parte del arte contemporáneo
que muestra algunos rasgos heredados del pasado romano.
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