ALICIA MARTÍN 6ºA _ Jo, mamá, ¿por qué nos tenemos que mudar por quinta vez de casa? Estoy harta de tener que cambiar de colegio, de casa y de amigos, ¿verdad Luis? _ Sí, sí, haremos huelga de cambio de casa. _ Hijos, ya sabéis que el trabajo de vuestro padre es muy duro, ¿por qué no hacéis un último esfuerzo? _ Sí, ya mamá, siempre dices lo mismo- dijo Susana. La familia Larios es una familia normal y corriente, si no fuera por sus cambios habituales de casa. Son cuatro, bueno, cinco con el perro: el señor y la señora Larios, llamados Enrique y Paloma; los niños, Susana y Luis y Filly el perro. _ Enrique, cariño, según venía del supermercado, he oído a una pareja hablando de una casa en buen estado, justamente en Palencia, donde te han enviado, y pensé que nos interesaría. He apuntado el teléfono, mira es 979806… _ Vale, Paloma, ya te he escuchado. ¿Llamamos? _ Muy bien. Creo que nos convencerá, oí a esa pareja hablar muy bien de ella. _Ring… ring… ring… ¿Diga…? _Sí, mira, llamábamos por la venta de la casa. _ Sí, sí… Pasados unos días llegaron a la nueva casa. _¡ Qué guay, qué grande y qué … _ Fea, Luis, fea, ¿por qué mientes? Mamá, papá, esta casa me da muy mala espina. Transcurrieron días y la familia Larios parecía feliz, excepto Susana y Luis que seguían con el mismo pensamiento. Una noche escucharon pasos, golpes y cánticos que procedían del desván. Fueron a contárselo a sus padres, pero éstos no se lo creyeron. _ Bueno, Luis, pues subimos nosotros. _ No, no que tengo miedo. _ Pues yo me subo, adiós. Quédate en la habitación y no digas ni hagas cosas raras. _ Vale, vale. Espera, que subo contigo. Subieron y allí no había nada, excepto libros, sábanas y viejas estanterías. Pasaron más noches y seguían escuchándose ruidos. Aquellas noches eran tenebrosas y estremecedoras. En una de ellas escucharon: _ Ayudadme, por favor, liberad los libros de sueños. _ ¿Libros de sueños?- dijeron a la vez los dos hermanos. _ Ya sé – dijo Susana. ¿De dónde proceden los ruidos? _ Del desván –dedujo Luis. _¿Y dónde hay muchos libros? _ Pues en una biblioteca. _ No. _ ¡Ah, sí, en el desván! Subieron y encontraron un único libro dedicado a los sueños. En su interior hallaron un folio en el que había dibujada una estantería, también con un único libro. Estuvieron días y días buscando una solución. Los padres les notaban muy raros pero lo dejaban a un lado. _ Un momento-dijo Luis- ahora me acuerdo, ¿no hay una estantería en el desván con un solo libro? _ Mmm, sí es verdad. Vamos a ver. _ Aquí está, vamos a probar… Luis se puso a jugar con una pelota de baloncesto. _ ¡No juegues! Luis pegó un bote a la pelota por su gran enfado y sonó: ¡Clack! El libro se echó para atrás y se abrió una misteriosa puerta. _ ¡Son fantasmas, qué miedo! Adiós yo me voy-dijo Luis. _ ¡Quieto, ven aquí! Chsssh, calla y verás Salieron todos y el último fantasma se paró frente a ellos y les dijo: _ Gracias, gracias por habernos ayudado a salir de aquí Adiós fue su última palabra. _ Se acabó, se acabó,- dijo Susana. _ Se acabó ¿qué? _ Yo sólo digo: se acabó.