1 MIEDO La sangre va a los músculos esqueléticos grandes

Anuncio
MIEDO
La sangre va a los músculos esqueléticos grandes, como los
de las piernas y así resulta más fácil huir, y el rostro queda
pálido debido a que la sangre deja de circular por él
(creando la sensación de que la sangre se hiela). Al mismo
tiempo el cuerpo se congela. Se desencadena un torrente
de hormonas que pone al organismo en un estado de alerta
general, haciendo que se prepare para la acción, y la
atención se fija en la amenaza cercana, lo mejor para
evaluar qué respuesta ofrecer.
Significado del Miedo
Ha habido más investigación sobre el miedo que sobre cualquier otra emoción,
probablemente porque es fácil de despertar temor en casi cualquier animal. La amenaza
de daño, ya sea daño físico o psicológico, caracteriza a todos los factores
desencadenantes de miedo y sus variantes. El peligro de daño físico, y cualquiera de sus
variaciones que aprendamos que puede o podría perjudicarnos de algún modo, ya sea
física o psicológicamente, disparan al miedo. Así como la restricción física es un
disparador inconsciente de la ira, existen desencadenantes inconscientes del miedo: un
objeto arrojado rápidamente a través del espacio que nos va a golpear si no nos
movemos para eludirlo, la pérdida súbita de apoyo de modo que nos caemos en el
espacio y la amenaza de dolor físico.
Podemos aprender a tener miedo de casi todo. No existe duda de que algunas personas
tienen miedo a cosas que, en realidad, no representan ningún peligro, como el miedo de
un niño a la oscuridad. Los adultos, así como los niños, pueden tener temores
infundados. Se requiere de una capacidad bien desarrollada para la compasión, respeto,
simpatía y paciencia para tranquilizar a alguien que tiene miedo de algo de lo que no
tenemos miedo.
1
Podemos hacer casi cualquier cosa o absolutamente nada cuando tenemos miedo,
dependiendo de lo que hemos aprendido en el pasado acerca de lo que nos puede
proteger de la situación en la que nos encontramos. Los estudios en animales y otras
investigaciones, sugieren que la evolución puede favorecer a dos acciones muy
diferentes: ocultarse o huir. Durante el miedo, la sangre va a los grandes músculos de las
piernas, preparándonos para la huida. No obstante, eso no significa que vamos a huir,
sólo que la evolución nos ha preparado para hacer lo que ha sido más efectivo en cuanto
a la adaptabilidad de nuestra especie en la historia.
Muchos animales al principio se congelan
cuando se enfrentan a un peligro, como un
depredador potencial, presumiblemente
debido
a
que
esto
disminuye
la
probabilidad de que sean notados. Si no se
congelan o huyen, la siguiente respuesta
más probable es que se enojen ante
cualquier amenaza.
No es raro experimentar miedo e ira en rápida sucesión. No hay evidencia científica
certera acerca de si somos capaces de experimentar dos emociones en el mismo
instante, pero en la práctica puede no importar. Podemos alternar entre el miedo y la
ira (o cualquier otra emoción) tan rápidamente que los sentimientos se fusionan. Si la
persona que nos amenaza parece ser más potente o fuerte que nosotros, es probable que
sienta miedo en lugar de la ira, pero aún podemos, en ciertos momentos, o después de
escapar, enfadarnos con la persona que nos ha amenazado. También podemos estar
enojados con nosotros mismos por haber sentido miedo, si creemos posteriormente que
deberíamos haber sido capaces de hacer frente a la situación sin miedo.
A veces no hay nada que podamos hacer cuando enfrentamos a un gran daño posible. Sin
embargo, sucede algo muy interesante cuando somos capaces de hacer frente a una
2
amenaza inmediata y agravante: las sensaciones y pensamientos desagradables que
caracterizan el miedo pueden no ser experimentadas y, en su lugar, la conciencia puede
centrarse en la tarea o acción disponible para hacer frente a la amenaza.
Investigaciones recientes han encontrado tres formas en que el miedo varía en función
de si la amenaza es inmediata o inminente. En primer lugar, las diferentes amenazas
dan diversos resultados en el comportamiento: la amenaza inmediata por lo general
conduce a la acción, mientras que la preocupación acerca de una amenaza inminente
conduce a una mayor vigilancia y a la tensión muscular. En segundo lugar, la respuesta a
una amenaza inmediata es a menudo “analgésica” reduciendo las sensaciones de dolor,
mientras que la preocupación acerca de una amenaza inminente aumenta el dolor. Y por
último, hay una cierta evidencia para sugerir que una amenaza inmediata y una amenaza
inminente afectan a distintas partes de la actividad cerebral.
El pánico está en marcado contraste con la respuesta de una persona a una amenaza
inmediata. La familia de las experiencias terribles se pueden distinguir en función de
tres factores:
•Intensidad: ¿Qué tan severo es el daño que puede causar la amenaza?
•Tiempo: ¿Es el daño inmediato o inminente?
•Enfrentamiento: ¿Hay acciones que pueden tomarse para reducir la amenaza?
Cuando somos conscientes de tener miedo, es difícil sentir cualquier otra cosa o pensar
en otra cosa durante un tiempo. Nuestra mente y nuestra atención están centradas en la
amenaza. Cuando hay una amenaza inmediata nos centramos en ella hasta que la
eliminamos, si nos encontramos con que no podemos, nuestros sentimientos pueden
convertirse en el terror. La anticipación de la amenaza de un daño también puede
monopolizar nuestra conciencia durante largos períodos de tiempo o tales sentimientos
pueden convertirse en episodios que regresan de vez en cuando, irrumpiendo en
nuestros pensamientos cuando se trata de otros asuntos.
3
Los ataques de pánico son siempre episodios. Si
se mantuviesen durante varios días sin cesar la
experiencia puede ser tan debilitante que la
persona presa del pánico podría morir de
agotamiento. Una amenaza inmediata de daño
centra nuestra atención, nos moviliza para hacer
frente al peligro. Si percibimos una amenaza
inminente, nuestra preocupación por lo que
podría ocurrir puede protegernos, nos advierte
haciéndonos más atentos.
El núcleo del miedo es la posibilidad de dolor, físico o psicológico, pero el dolor en sí
mismo no es considerado por ningún teórico de la emoción o investigador una emoción
en sí misma. Algunos podrían preguntar: ¿Por qué no es el dolor una emoción? Sin duda,
puede ser una sensación muy fuerte que centra nuestra atención. Silvan Tomkins
responde a esta pregunta y, aunque escrita hace cuarenta años, sigue teniendo vigencia
actualmente; el dolor, dijo, es demasiado específico para ser una emoción. Cuando
sentimos dolor sabemos exactamente donde nos duele pero ¿En qué parte de nuestro
cuerpo se encuentran la ira, el miedo, la preocupación, el terror o la tristeza? Al igual
que las sensaciones eróticas, cuando sentimos dolor, no existe equivocación sobre el
lugar que se siente. Si nos cortamos el dedo, no nos frotamos el codo para calmar el
dolor. El dolor y el sexo son extraordinariamente importantes y sentimos muchas
emociones sobre ellos, pero ellos en sí mismos no son emociones.
Cada una de las emociones que hemos considerado hasta ahora desempeñan un papel
importante en los estados de ánimo más duraderos. Cuando nos sentimos tristes por
mucho tiempo, estamos en un estado de ánimo afligido. Cuando nos enojamos
fácilmente, estamos en un estado de ánimo irritable. Se utiliza el término “ansiedad”
para el estado de ánimo en que nos sentimos preocupados y no sabemos por qué nos
sentimos de esa manera.
4
Funciones del Miedo
Las expresiones faciales cuando estamos preocupados de algún daño inminente, o
asustados si la amenaza es grave, notifica a los demás que la amenaza está al acecho,
advirtiéndoles para evitar el daño o reclutándolos para que nos ayuden a hacer frente a
la amenaza. Si aparentamos estar preocupados o miedosos cuando alguien nos ataca (o
está a punto de atacarnos) puede causar que el atacante de marcha atrás, convencido
de que no seguiremos haciendo lo que lo provocó al inicio, por supuesto que no siempre
puede ser este el resultado. Un atacante en busca de una víctima fácil puede interpretar
una expresión de miedo como una señal de que no vamos a luchar y será fácilmente
superado. Asimismo, los signos de nuestro pánico deben motivar a otros a ayudar o
tranquilizarnos.
5
Descargar