En el nombre del pueblo. República, rebelión y guerra en la España

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CRÍTICA DE LIBROS
nuestro «Estado de Bienestar, pese a sus limi-
Rafael Cruz
taciones, cumple los compromisos básicos en
materia de pensiones, educación y sanidad».
Sin embargo, en la obra apenas nada se dice
sobre las pensiones de hambre que perciben
En el nombre del pueblo.
República, rebelión y guerra
en la España de 1936
la mayor parte de las viudas, que el fracaso escolar se ceba en los hijos e hijas de la clase
(Madrid, Siglo XXI, 2006)
trabajadora manual, que la sanidad pública
deja mucho que desear o tantas otras carencias y desigualdades intolerables.
Sostenía Eric Hobsbawm, con criterio impecable, que una comprensión cabal de los fenóme-
En cualquier caso, y vuelvo al principio de mi
nos sociales pasa indefectiblemente por aten-
comentario, estamos en presencia de una obra
der a su historicidad. La consiguiente inversión
que sale airosamente del reto de suministrar
de tiempo y esfuerzo actuaría como un disua-
claves interpretativas, datos y bibliografía sobre
sorio definitivo para la mayoría de los sociólo-
lo que le ha ocurrido a la sociedad española
gos. Pese a las notables aportaciones de la so-
desde la muerte del sanguinario anterior jefe
ciología histórica, la sospecha extendida por el
del Estado y el inicio de la dudosamente modé-
ilustre historiador británico sigue preservando
lica transición política a la democracia. Es un li-
en nuestro marco académico elevadas dosis de
bro de enorme utilidad tanto para el lector espe-
actualidad al cabo de dos décadas de haber
cializado en el tema como para el neófito o para
sido formulada. Porque aún sigue siendo cierto
ese lector curioso —cada vez más rara avis en
que los científicos sociales se muestran perezo-
una sociedad crecientemente escolarizada
sos cuando de lo que se trata es de trascender
(más bien, adocenada)— que se asoma a
la inmediatez y de atender al decurso de los fe-
nuestras librerías para saber qué es lo que nos
nómenos sociales. Por fortuna, más halagüeño
pasa. Es éste un trabajo colectivo en el que se
resulta el panorama entre los historiadores. A la
ha buscado deliberadamente cumplir con el
vista de los avances logrados por la historiogra-
cortés precepto orteguiano de la claridad, de
fía en la segunda mitad del siglo XX, bien podría
hacerse entender, de saber llegar al lector. Sin
afirmarse que el empeño de la historia social
duda, éste es un enorme mérito sobre todo si
por abrir canales de comunicación con las dis-
tenemos en cuenta que nuestra comunidad
tintas ciencias sociales, manifestado por ejem-
académica se parece cada vez más a una ca-
plo en la mayor depuración conceptual de los
verna cerrada sobre sí misma, más preocupada
análisis históricos o en la ampliación de su aba-
por publicar al precio que sea con independen-
nico metodológico, ha rendido sus frutos y ha
cia de la relevancia que su investigación o su
conseguido multiplicar la capacidad explicativa
reflexión pudiera tener para la sociedad.
de los análisis históricos en temas tales como,
por ejemplo, la formación de las identidades na-
Rafael FEITO ALONSO
cionales o la naturaleza de la lucha política en
procesos incipientes de democratización, por
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CRÍTICA DE LIBROS
no apuntar sino dos parcelas de estudio que se
confrontación en lugar de a las instancias re-
han beneficiado de la complementariedad entre
presentativas, como corresponde a regímenes
la historia y las ciencias sociales.
democráticos consolidados; los procesos de
fragmentación y convergencia políticas del
La obra de Rafael Cruz En el nombre del pue-
mes de junio, y, por último, el alzamiento militar
blo se inscribe precisamente en la línea de la
del 17 de julio, iniciado en Ceuta, Melilla y el
colaboración interdisciplinar desde su calidad
Protectorado español de Marruecos, que daría
de historiador como el modo más fructífero
lugar en los inicios de la contienda a una situa-
para abordar un periodo de la historia contem-
ción de soberanía múltiple (o, desde otro punto
poránea española con la turbulencia social a
de vista, de vacío de soberanía) producto de la
flor de piel como fue el de la II República. Apo-
rebelión militar y de cientos de insurrecciones
yándose en una prosa ágil y amena, sin menos-
locales armadas. Fueron necesarios tres lar-
cabo en momento alguno del rigor exigible a
gos años y demasiadas vidas segadas para
una obra de su ambición, el autor da buena
que se alzase victoriosa la versión más reac-
muestra del efecto multiplicador del recurso a
cionaria y autoritaria de todas cuantas pujaron
las aportaciones de diferentes disciplinas so-
por el poder en aquellos agitados años.
ciales a la hora de abordar la cadena de factores y acontecimientos que precipitaron la gue-
Decíamos que el autor se preocupa por man-
rra civil en el periodo comprendido entre las
tener bien surtida la caja de herramientas con
elecciones de febrero de 1936 y septiembre del
que abordar el análisis de este periodo clave
mismo año, cuando los dos bandos enfrenta-
de la historia de España. Varias son las disci-
dos, los rebeldes alzados en armas y el poder
plinas a las que acude en su socorro. A la an-
legítimo republicano, cobraron conciencia irre-
tropología cultural, para indagar en el papel de
versible de que la guerra fratricida ni mucho me-
los símbolos políticos como vectores de inte-
nos se iba a resolver en cuestión de semanas.
gración ad intra (y de disgregación ad extra,
como es siempre el caso en entornos políticos
Varios son los aspectos de la confrontación po-
y sociales polarizados); a la sociología, que le
lítica en dicho intervalo que atraerán la aten-
proporciona el instrumental heurístico preciso
ción del autor: la campaña electoral de febrero,
para ahondar en la formación, consolidación y
en la que jugó un papel fundamental en el ima-
movilización de las identidades colectivas a
ginario de los contendientes la «invención» de
partir de un cúmulo de recursos sociales, polí-
la Revolución de Asturias en 1934 y que habría
ticos y culturales (incluido el lenguaje), y, por
de saldarse con la mayoría parlamentaria para
último, a la ciencia política, inexcusable para
el Frente Popular; la violencia política que pre-
abordar la intervención política y subpolítica
sidió aquella primavera alrededor de conflictos
de todos los actores colectivos entonces em-
laborales, de la propiedad y el cultivo de la tie-
peñados en reivindicar la calle como tribuna
rra, del control de la Administración o de la pre-
del pueblo en el incipiente, y en gran medida
sencia pública de la Iglesia, clima violento que
improvisado, proceso de democratización que
tuvo a la calle como escenario privilegiado de
supuso la experiencia republicana española.
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CRÍTICA DE LIBROS
La síntesis de esta búsqueda por diferentes dis-
ria, en lo que constituye una muestra excelente
ciplinas sociales se cifra en un enfoque cons-
de las funestas consecuencias del abuso de la
tructivista, relacional y comparativo. En efecto,
sinécdoque en situaciones sociales polarizadas
es el suyo un análisis constructivista que parte
en extremo con distintos actores políticos que
de la premisa de que las identidades sociales
se erigen en exponentes de la nación, cuando
son un proceso inconcluso por definición y
en realidad no representan sino a una parte de
abierto en todo momento a nuevas interpreta-
la misma. El autor inventaría las formas del re-
ciones colectivas de la realidad. El «nosotros»
pertorio de acción colectiva de la época en este
no sería, entonces, un dato cuasi-natural y
esfuerzo permanente de movilización: reunio-
apriorístico, mucho menos estable, sino más
nes, asambleas, mítines, manifestaciones,
bien el resultado contingente alcanzado des-
huelgas, peticiones, entierros, marchas... La
pués de que los integrantes de un grupo se ha-
construcción social del miedo al «otro», espo-
yan reunido, dialogado y protestado de consu-
leada a través de multitud de publicaciones pe-
no. Sólo entonces puede decirse que un actor
riódicas, libros y folletos que circulaban por la
social ha alcanzado, siquiera de forma precaria,
época, no contribuyó precisamente a solventar
una definición compartida de la realidad y que
las interpretaciones sectarias de la nación.
sus integrantes se han puesto de acuerdo acerca del modo adecuado para intervenir en ella.
El énfasis constructivista complementa otro re-
En el contexto republicano español, este juego
lacional de los procesos políticos. Aplicado al
de identidades en disputa tiene como conse-
caso que nos ocupa, dicho énfasis resalta la in-
cuencia que tanto la comunidad popular repu-
teracción de naturaleza competitiva, confronta-
blicana como el pueblo católico, en su calidad
cional o negociadora entre los distintos actores
de principales identidades políticas en escena,
en liza (gobierno, partidos políticos, sindicatos,
pujarán por arrogarse la representación del
Iglesia, Ejército...) que pujan por arrogarse la
«pueblo», cuando de lo que en verdad estaban
representación del pueblo en esos meses deci-
hablando era de su «pueblo», de una fracción
sivos de 1936. En consonancia con la atención
de él. En lo que ambas identidades coinciden,
privilegiada dedicada en el libro a la acción co-
sin embargo, es en intentar colar de matute su
lectiva desde abajo, al autor no le preocupa tan-
definición del pueblo como sinónimo de pueblo
to la «alta política» protagonizada por las elites
español; el pueblo enfrentado al pueblo. Por
políticas, eclesiásticas y militares del momento,
otro lado, en todo proceso de construcción
cuanto la dinámica que tiene a la calle como es-
identitaria se hace asimismo imperativo identifi-
cenario privilegiado, allí donde interactúan dis-
car a los enemigos, al «otro» irreconciliable: ca-
tintos agentes entre sí y con los distintos cuer-
pitalistas, militares y religiosos, en el caso de la
pos policiales y el Ejército por hacer progresar
comunidad popular; el comunismo y la anar-
los valores que dan sentido a sus identidades.
quía, para el pueblo católico. Ambas identidades recurrirán de forma intensiva a una políti-
Como último rasgo de su enfoque, el autor rei-
ca de calle como modo privilegiado de afirmar
vindica una perspectiva comparativa con expe-
su identidad respectiva e impugnar la adversa-
riencias extraídas de otros países de nuestro
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CRÍTICA DE LIBROS
entorno como mejor manera de relativizar la
como encuestador en Bilbao. Eran años de
singularidad del curso de los acontecimientos
gran convulsión política, y de muchas encues-
en el caso español. Las referencias escogidas
tas que pretendían medir tal convulsión, y muy
para el contraste son la I República portugue-
pronto pude apreciar los problemas que apare-
sa, surgida en 1910, y la III República francesa
cían cuando se realizaban «determinadas pre-
de los años 1930. Esta tercera apoyatura de su
guntas», las reticencias que mostraban los en-
análisis es, a nuestro juicio, la más endeble de
trevistados cuando eran preguntados por de-
las tres. Las referencias a dichas experiencias
terminados aspectos políticos.
republicanas dan la sensación de ser pinceladas esporádicas que no consiguen del todo ser-
Ante esta situación, y con el fin de conocer con
vir de referencias comparativas. Además, y sin
precisión las funciones de este trabajo, traté de
cuestionar la oportunidad ni validez en la selec-
documentarme con libros que explicaran la la-
ción de esos casos, no hubiese estado de más
bor del encuestador. Me quedé sorprendido de
volver la mirada a los casos italiano y alemán,
los escasos materiales publicados sobre el
donde en esos años fascismo, nacionalsocialis-
tema, y pensé que el problema estaba en que
mo, socialismo y comunismo intentaban hacer
yo no había sabido buscarlos. La práctica, me
valer en la calle su definición de la nación, de
dijeron entonces, era la que hacía «buenos en-
su nación, en un clima de polarización ideológi-
cuestadores», era la que diferenciaba el buen
ca extrema y de crisis de la democracia.
del mal encuestador. Con todo, quedé sorprendido que en ningún lugar aparecieran recogidas
Jesús CASQUETE
las experiencias de los buenos encuestadores.
Con el paso del tiempo me he dado cuenta que
apenas existen materiales sobre esta temática1,
y por este motivo me ha parecido conveniente
realizar una recensión sobre un «manual audio-
Cómo mejorar la preparación
de los encuestadores
visual sobre encuestadores» titulado Cómo mejorar las tasas de respuesta. Una guía para los
entrevistadores en el acceso al entrevistado
(How to Improve Survey Response Rates. A gui-
Normalmente suelo comenzar las recensiones
de for Interviewers on the Doorstep).
con una breve explicación sobre los motivos de
tal elección. Cuando era estudiante de Sociolo-
Bajo este título, la editorial Sage comercializa
gía, allá por la década de los ochenta, trabajé
un documento audiovisual (un vídeo y una guía
1 A principios del año 2005 únicamente existen en nuestro idioma tres publicaciones monográficas sobre el tema (Manzano
et al., 1996; Díaz de Rada, 2001a y 2005).
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