2. Los reyes de la dinastía Borbónica.

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TEXTO VIII. DECRETOS DE NUEVA PLANTA
LOS MONARCAS BORBÓNICOS
RESUMEN
Los monarcas españoles de la Casa de Borbón durante el siglo XVIII fueron Felipe V; su
hijo Fernando VI; el hermano de éste, Carlos III y su hijo, Carlos IV.
Su política se caracterizó en el ámbito interno por el Reformismo administrativo y la
unificación de los fueros y sistemas de gobierno siguiendo el modelo castellano
transformado por el absolutismo francés. Su reformismo se extendió hacia la política
económica, de mayor corte mercantilista y a redefinir las relaciones Iglesia-Estado, con
políticas claramente regalistas.
En el ámbito externo, los Borbones fueron fieles aliados de sus parientes franceses,
firmando los Pactos de Familia; mientras que Felipe V intentó recuperar y revisar los
acuerdos de Utrecht, Fernando VI fue un aislacionista y pacifista, Carlos III volvió a los
acuerdos con Francia.
Carlos III fue un monarca absolutista, reformista e ilustrado. Fue el periodo de mayor
poder y reformismo en el siglo XVIII. Su hijo Carlos IV se vio condicionado por el
empeoramiento económico general, la guerra contra la revolución francesa, el gobierno de
Godoy y la posterior invasión francesa.
ESQUEMA
1. planteamientos generales
2. Reinados
- Felipe V
-Fernando VI
-Carlos III
-Carlos IV
DESARROLLO DEL TEMA
Los monarcas españoles de la Casa de Borbón durante el siglo XVIII fueron Felipe V; su
hijo Fernando VI; el hermano de éste, Carlos III y su hijo, Carlos IV.
Su política se caracterizó en el ámbito interno por el Reformismo administrativo y la
unificación de los fueros y sistemas de gobierno siguiendo el modelo castellano
transformado por el absolutismo francés. Su reformismo se extendió hacia la política
económica, de mayor corte mercantilista y a redefinir las relaciones Iglesia-Estado, con
políticas claramente regalistas.
En el ámbito externo, los Borbones fueron fieles aliados de sus parientes franceses,
firmando los Pactos de Familia; mientras que Felipe V intentó recuperar y revisar los
acuerdos de Utrecht, Fernando VI fue un aislacionista y pacifista, Carlos III volvió a los
acuerdos con Francia.
Carlos III fue un monarca absolutista, reformista e ilustrado. Fue el periodo de mayor
poder y reformismo en el siglo XVIII. Su hijo Carlos IV se vio condicionado por el
empeoramiento económico general, la guerra contra la revolución francesa, el gobierno de
Godoy y la posterior invasión francesa.
FELIPE V
1700-1724
-
1725-1746
La política de este período fue de carácter centralista, absolutista y unificador. Las
reformas que marcaron este nuevo reinado y esta nueva dinastía fueron los Decretos de
Nueva Planta. Los Decretos de Nueva Planta (Decreto de 1707 para Aragón y Valencia,
de 1715 para Mallorca y de 1716 para Cataluña) impusieron el modelo jurídico, político y
administrativo castellano en los territorios de la antigua Corona de Aragón, que habían
tendido, especialmente en Cataluña, a apoyar las pretensiones del candidato austriaco.
Sólo las Provincias Vascongadas y Navarra, que habían demostrado fidelidad al nuevo
Rey durante la guerra, conservaron sus fueros y sus instituciones forales tradicionales.
Felipe V se enfrentó a la ruinosa situación económica y financiera del Estado, luchando
contra la corrupción y establecimiento de nuevos impuestos para hacer más equitativa la
carga fiscal. Fomentó la intervención del Estado en la economía, favoreciendo la
agricultura y creando las llamadas manufacturas reales. Al final de su reinado los ingresos
de la hacienda se habían multiplicado y la economía había mejorado
sustancialmente.Desde el punto de vista del comercio, Felipe V, ratifico las medidas
mercantilistas (por ejemplo, la prohibición de importar manufacturas textiles o la de
exportar grano); y se intentó reanimar el comercio colonial a través de la creación de
compañías privilegiadas de comercio (al estilo de Holanda e Inglaterra) aunque no
tuvieron demasiado éxito. Las cláusulas del tratado de Utrech que daban a Inglaterra el
derecho a un navío de permiso y el asiento de negros hacían que fuera más sencillo para
los comerciantes ingleses que para los españoles (sujetos a las reglamentaciones
monopolísticas de la flota de Cádiz y la Casa de Contratación).
Siguiendo el ejemplo de su abuelo Luis XIV, quien consideraba la cultura y el arte como
un medio para demostrar la grandeza real, Felipe V fomentó el desarrollo artístico y
cultural. Ordenó la construcción del Palacio de San Ildefonso, siguiendo el modelo de
Versalles, al cual se retiraba para cazar y recuperarse de su enfermedad. Su otro gran
proyecto artístico fue el Palacio Real de Madrid, que ordenó construir tras el incendio (del
cual muchos consideraban culpable al rey) del antiguo Alcázar, que siempre le disgustó.
Durante su reinado se amplió y reformó notablemente el palacio de Aranjuez Durante su
reinado se introdujo en España el estilo rococó.
Cabe destacar que, si bien Felipe V tenía un poder absoluto, nunca gobernó como tal. La
enfermedad que padecía desde la adolescencia y que provocaba en el rey ataques
transitorios de locura impidió que Felipe pudiera cumplir regularmente con sus tareas de
gobierno. Por ello, el verdadero poder lo detentaron sus primeros ministros, algunos
cortesanos como la princesa de los Ursinos y posteriormente su segunda mujer, Isabel de
Farnesio, con la que se había casado en 1714.
FERNANDO VI 1746-1759
Cuando llegó al trono, España se encontraba en la Guerra de Sucesión Austriaca, que
terminó al poco tiempo (paz de Aquisgrán, 1748) sin ningún beneficio para España.
Comenzó así, su reinado eliminando la influencia de la reina viuda Isabel de Farnesio y de
su grupo de cortesanos italianos. Establecida la paz, el rey impulsó una política de
neutralidad y paz en el exterior para posibilitar un conjunto de reformas internas. Los
nuevos protagonistas de éste reinado fueron el marqués de la Ensenada, francófilo; y
José de Carvajal y Lancaster, partidario de la alianza con Gran Bretaña. La pugna entre
ambos terminó en 1754, al morir Carvajal y caer Ensenada, pasando Ricardo Wall a ser el
nuevo hombre fuerte de la monarquía.
La labor más importante durante el reinado fue llevada a cabo por el marqués de la
Ensenada, secretario de Hacienda, Marina e Indias. Planteó la participación del Estado
para la modernización del país. Entre sus proyectos reformistas encontramos:
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El nuevo modelo de la Hacienda, planteado por Ensenada en 1749. Intentó la
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sustitución de impuestos tradicionales por un impuesto único, el catastro, que
gravaba en proporción a la capacidad económica de cada contribuyente. Propuso
también la reducción de la subvención económica por parte del Estado a las Cortes
y al ejército. La oposición de lo nobleza hizo que se abandonase el proyecto.
La creación del Giro Real en 1752, un banco para favorecer las transferencias de
fondos públicos y privados fuera de España. Así todas las operaciones de
intercambio en el extranjero quedaron en manos de la Real Hacienda beneficiando
al Estado. Se le puede considerar el antecesor del Banco de San Carlos, que se
instituyó durante el reinado de Carlos III.
El impulso del comercio americano, que pretendió acabar con el monopolio de
las Indias y eliminar las injusticias del comercio colonial. Así se apoyaron a los
navíos de registro frente al sistema de flotas. El nuevo sistema consistía en la
sustitución de las flotas y galeones para que un barco español, previa autorización,
pudiera comerciar libremente con América. Esto incrementó los ingresos y
disminuyó el fraude. Aún así, este sistema provocó muchas protestas en los
comerciantes del sector privado.
La modernización de la marina. Según Ensenada, una poderosa marina era
fundamental para una potencia con un imperio en ultramar y aspiraciones a ser
respetada por Francia y Gran Bretaña. Para ello incrementó el presupuesto y
amplió la capacidad de los astilleros de Cádiz, Ferrol, Cartagena y la Habana, lo
que supuso el punto de partida del poder naval español en el siglo XVIII.
Las relaciones con la Iglesia. Se mantuvo una política regalista que perseguía
tanto el objetivo fiscal como político y cuyo logro decisivo fue el Concordato de
1753. Por éste se obtuvo del papa Benedicto XIV el derecho de Patronato
Universal, que supuso importantes beneficios económicos a la Corona y un gran
control sobre el clero.
Florecimiento cultural con la creación en su reinado de la Real Academia de
Bellas Artes de San Fernando en 1752.
CARLOS III 1759-1788
Rescatado para la Corona de España desde Reino de Nápoles donde gobernaba por la
muerte de su hermano sin desdendencia, se convierte quizás en el más claro ejemplo de
absolutismo y despotismo ilustrado de todos los reyes borbónicos.
Su planteamiento como gobernante fue el de aumentar la riqueza del país y de la
Monarquía y devolver a España el papel de gran potencia continental que había sido en el
siglo anterior. Para ello creo todo un programa de reformas que se apoyaron en las
actuaciones previas de Felipe V y Fernando VI. Además su carácter aperturista le llevó a
militar en las ideas de la Ilustración.
De forma resumida su política se centró en la mejora del nivel económico y del desarrollo
del país, en el avance de las ciencias y el pensamiento científico y su aplicación en la
educación y en la economía y en la limitación del poder de la Iglesia como feudo
tradicional de las ideas arcaicas y tradicionales enfrentadas a la modernidad de la
Ilustración. En resumen, no cabía en el pensamiento ilustrado desligar el bien de la
Nación del bien del Estado y, por supuesto, las reformas iniciadas por la monarquía
debían extenderse a todos los ambitos sociales y a todos los aspectos de la vida.
En todo caso, el Despotismo borbónico nunca puso en cuestión con sus reformas dos
cuestiones prioritarias: no se planteó jamás acabar con el sistema de priviliegios
establecido por el Antiguo Régimen y, en ningún caso, se cuestionó el poder absoluto del
rey ni el docminio socio-político de los priviliegiados sobre la sociedad. Es, por ello, que el
despotismo ilustrado y la Ilustración fueron barridos de la historia a principios del siglo XIX
por las ideas del liberalismo.
La acción de los reformadores ilustrados bajo el gobierno de Carlos III fue muy
ambiciosa y, en muchos momentos, muy intensa y de gran actividad. La figura más
destacada de todos los políticos, intelectuales y científicos que desarrollaron su actividad
en este reinado fue Pedro Rodríguez de Campomanes, fiscal de Consejo de Castilla.No
menos importantes fueron Esquilache, Manuel de la Roda, Floridablanca o Cabarrús.
Entre las principales actuaciones debemos comentar las relativas a la mejora de la
economía nacional. Dos ambitos fueron estudiados con profundidad y llevados a la
práctica en tanto en cuanto las instituciones tradicionales de gobierno, controladas por la
nobleza y la Iglesia, lo permitieron. En primer lugar todo el conjunto de prácticas que
plantearon liberalizar algunos de los aspectos principales del sistema económico
español; por ejemplo, la liberalización del comercio interno de granos; la liberalización del
comercio colonial y el establecimiento de compañías comercilaes privilegiadas; el control
de la Mesta por la monarquía y la limitación de sus privilegios; la supresión de los
principales privilegios de los gremios; el desarrollo de obras de regadío y colonización
limitadas para experimentar con sus posibilidades; el fomento de las obras públicas e
infraestructuras o la creación de las Fábricas reales como forma de animar la producción
industrial moderna.
En segundo lugar, todo el conjunto de acciones que pretendían acabar con el escaso
crecimiento y modernización del sector agrario; sus mayores acciones pasaban por la
puesta en cuestión de las manos muertas y el privilegio de la amortización. Aquí las
reformas no pasaron de meros proyectos y estudios por la oposición franca del Consejo
de Castilla.
A nivel educativo, los ilustrados creían fervientemente que el analfabetismo y
el control educativo de la Iglesia eran un atraso para España. Así, gran parte de las
reformas fueron en la dirección de hacer más laico el sistema educativo y ponerlo en
manos de profesores y planes de estudio más avanzados. Para ello acabó con el poder
de los Colegios Mayores en manos de órdenes religiosas y que copaban la mayoría de los
títulos del país y suavizó el Indice de libros prohibidos de la Inquisición, para favorecer el
acceso al país de las obras científicas más modernas. Fomentaron además que la ciencia
y la técnica salieran del ámbito académico para hacerse más prácticas y más cercanas a
la sociedad; de ahí la creación de las Sociedad de Amigos del País, donde se implicaron
todos los ambitos sociales y económicos en el desarrollo educativo y científico.
La Iglesia sufrió así una fuerte política regalista, viendo recortados sus
privilegios históricos y recuperando la Corona el control sobre la Iglesia nacional.
Expulsado los Jesuitas, el nombramiento de obispos y dignidades quedó bajo control
gubernamental y todos los escritos de Roma y de la jerarquía bajo supervisión de la
monarquía. La Inquisición fue controlada y puesta bajo dirección directa de la monarquía.
Desde el punto de vista de la ciencia y la técnica, la monarquía fomentó y
patrocino espectaculares misiones científicas como la de Jorge Juna y Ulloa, para medir
el arco de meridiano de la Tierra o la Malaespina, para conocer en profundidad las
maravillas naturales del continente americano. Por otro lado, se crearon Observatorios,
Reales Laboratorios, Gabinetes técnicos y la iniciativa pública y privada estaban en
colaboración con los principales científicos europeos. La revolución francesa y la guerra
posterior perjudicaron esta recuperación científica.
CARLOS IV 1788-1808
Nos centraremos tanto sólo en los primeros años de su reinado puesto que los
contemporáneos al gobierno de Godoy ya han sido estudiados como antecedentes de la
crisis del Antiguo Régimen en España.
Las primeras decisiones de Carlos IV mostraron unos propósitos reformistas. Designó
primer ministro al conde de Floridablanca, un ilustrado que inició su gestión con medidas
como la condonación del retraso de las contribuciones, limitación del precio del pan,
restricción de la acumulación de bienes de manos muertas, supresión de vínculos y
mayorazgos y el impulso del desarrollo económico. El propio Monarca tomó la iniciativa de
derogar la Ley Sálica impuesta por su antecesor Felipe V, medida ratificada por las Cortes
de 1789, que no se llegó a promulgar.
El estallido de la Revolución Francesa en 1789 cambió radicalmente la política española.
Conforme llegan las noticias de Francia, el nerviosismo de la corona crece y acaba por
cerrar las Cortes que, controladas por Floridablanca (mantenido en el poder por consejo
de su padre), se habían reunido para reconocer al Príncipe de Asturias. El aislamiento
parece ser la receta para evitar la propagación de las ideas revolucionarias a España.
Floridablanca, ante la gravedad de los hechos dejó en suspenso los Pactos de Familia,
estableció controles en la frontera para impedir la expansión revolucionaria efectuó una
fuerte presión diplomática en apoyo a Luis XVI. También se pone fin a los proyectos
reformistas del reinado anterior y los sustituyó por el conservadurismo y la represión
(fundamentalmente a manos de la Inquisición, que detiene a Cabarrús, destierra a
Jovellanos y despoja de sus cargos a Campomanes).
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