poema inédito de josé kozer

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ORIFICIO
A mis espaldas el sol hace temblar las hojas de la catalpa
en la blanca pared.
josé kozer
En el vaso tallado, la leche hervida: espesa, aún hierve.
En su centro un punto rojo de fuego, tiembla:
azul, la llamarada.
Extiendo el brazo una sed incalculable la sombra del brazo
en la larga superficie de la mesa, me retiene:
un temblor azul llaga roja en medio de la leche.
Sombras, el vaso: hierve.
Despliega el vaso sus sombras: soy observado, un muro,
/ murallas,
por una puerta lateral oigo ajetrearse a mi
madre mi padre se derrama amarillo (azuláceo)
ascuas su mirada, en la ventana.
Temo por mí, este pedazo: y dejo caer la mano sobre la
mesa,
astillas, salta el polvo, orín, aserrines, toso:
reverbera el espacio a un lado dos muertos
(mujeres) al otro extremo son cuatro hombres
muertos, una efigie: se van a desplomar las
sombras.
Las hojas de la catalpa rozan el cristal de la ventana miro la
luz miro las tres el calor de las tres en la
esfera blanca a un lado de la pared la esfera
inmovilizada al otro lado su minutero se ha
desplomado: y me paso la lengua por los labios
en este calor del día a la mesa (descalzo)
(cegado, en la blancura) incapaz de acercarme
a toda esa abundancia de leche cruda (savia)
júbilo, blanco: bajo la frente, me guardo de
mí mismo, oculto los puños en los bolsillos del
pantalón corto (beige) huelo, rancio.
poema inédito de
JOSÉ KOZER. Es poeta y traductor
nació en Cuba en 1940 y vivió en
Nueva York entre 1960 y 1997. En la
actualidad, ha fijado su residencia en
España. Fue profesor de español y literatura en lengua castellana en el
Queens College de Nueva york.
Como consecuencia natural de su
condición de poeta en el exilio, su
obra se caracteriza por una búsqueda recurrente de sus orígenes étnicos y culturales, que ha fructificado
en un interesante sincretismo entre
elementos del judaísmo, el cristianismo y la filosofia oriental. Sus poemas, literatura de ficción, diarios y
ensayos han sido publicados en las
más prestigiosas revistas de los continentes americano y europeo. Entre
sus obras destacan Jarrón de abreviaturas (1980), La rueca de los semblantes (1980), Bajo este cien
(1983), La garza sin sombras (1985),
Carece de causa (1987), El carrillón
de los muertos (1988), Este judío de
número y letras (1990), Una índole
(1991), Trazas de lirondo (1993), De
donde oscilan los seres en sus proporciones (1990), Et mutabile (1995)
y AAA1144 (1997). Su obra poética
ha sido traducida al alemán, francés,
griego, hebreo, ingles, italiano y portugués y se ha reñado en numerosas
antologías. Ha traducido libros de
Hawthorne, Lafcadio Hearn, Delmore
Schwartz y, desde el inglés, obras de
los autores japoneses Saito Mokichi,
Natsume Soseki, Akutagawa y
Saigyo. Obtuvo la Beca “Cintas” para
creadores de poesía en 1973, en
Estados Unidos, y el Premio de poesía “Julio Tovar” en 1974, en las Islas
Canarias.
No beberé. En el centro del vaso de leche está el azogue cor/ poral
que aniquila, conozco la brújula a ese centro:
no alzaré los ojos no transcurrirá la hora el
buey ha de permanecer dormido el gallo roto en
la cerca.
La sed ha desaparecido volcaron el vaso: se chamuscó la
/ madera,
cayó la noche (duermen) están apaciguados. Y yo
puedo verter una gota de plomo derretido. sellar.
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josé kozer
ORFEO
Eso que dicen no tiene nada que ver con esto, lo sé
(es un decir) cuando camino: adelanto un pie
se mueven los astros, otro pie, se corren de
su posición, si quiero detenerlos, me detengo,
el amarillo para la luna, así, el cobalto para
la superposición de los firmamentos, un solo
cobalto azul para todos los incomensurables
estratos de lo mismo lo mismo, en capas,
superposiciones, yo sé lo que me digo, con
este color, basta: lo sabe poca gente pero
es el único color (intrínseco) su otro espacio.
Todas mis palabras son cuerdas; los hechos, chuecos:
acérquense, al bosque.
poema inédito de
Oigan a la tórtola, mudez: a la estrella, costurón y
pieza (también) muda: ¿no oyen? Nadie vira el
rostro; y yo al virar la cara los hago virar
el rostro en dirección contraria, inmóviles:
redondos de pupila, mi pupila un rombo amarillo,
y viro la cara (chiribitas, rojas) otra vuelta
(violáceo, ese estertor adentro del cuerpo:
ves que no hay nada; piezas, órganos inamovibles
un guirigay de motas microscópicas, te digo que
sin ton ni son: el organismo violeta, adentro,
tiene su lugar adentro, afuera, nada) y por
tercera y última vez viro el rostro, soy ellos:
la blanca espuma en la larga cola de la Vía
Láctea rodeada del liso alquitrán negro (inaudible)
del golpe vegetal que los hizo: alzo la voz, hago
que se callen; respondo, preguntan que a qué pregunta;
río, ríen, me tapo las orejas hasta el fondo, del
pabellón al yunque (caracoles) soy inaudible.
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Eso (ya ven) que se desliza, son palabras. Todo lo otro (sé)
(y eso es otro decir) es inmutable: no se inmuta
el buey, resplandece en las carnicerías; el
hormiguero en su curso (fíjate) zarandea el
sistema solar completo: trabajan, y resplandecen.
Abro, para qué, la boca: mana.
El vestigio del vuelo de las aves, acude: oyen.
La luciérnaga en la noche cerrada, oye: se atolondra.
josé kozer
Animales del bosque, al claro: cefalópodos unicornios
bestias de hambre, regurgitación, descanso:
y la flauta travesera (en posesión de todas
mis facultades mentales) (¿ven?) (¿oyeron?)
trajo al corzo, a la corza sobre el corzo,
no se inmutó el orbe (tampoco) esta vez,
abra o cierre la boca (que esta boca es
mía) acudo, dejo caer los brazos, soy todo
orejas.
Dueño y señor de los descampados (no se sabía a que no);
boca y vozarrón. Señor del bosque (imperceptible)
los bosques y el olfato (husmeo, el aire) ya los
oigo venir (me oigo) entono, añil embriaguez las
palabras, se fugan.
ZOZOBRA
Una mujer cuatro veces en la silla tijera tocando el
violonchelo, caen glicinas, la falla de un
espejo.
poema inédito de
Cuatro mujeres, al alba: un solo espejo. El violonchelo
entre las piernas de la mujer de largos
vuelos, roza la saya negra el suelo de
tablas (color ladrillo) cuatro veces
retoma el arco a su lado una viola
de gamba al violín, el arco en las
glicinas, una flauta travesera.
Cuatro mujeres, la quena: en las estribaciones el aire
enrarecido, germina: un polen (abrupto)
se detuvo, la música. Ralos árboles,
impávidas floraciones, un mosaico el
silencio.
Y por la falla del gran espejo del salón (su cuerpo entero)
asoma el escarabajo (urde, letras) (arpegios,
ha urdido) cae la araña encima de una
germinación diminuta, hilos.
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PRIMEROS CANTOS
juana rosa pita
JUANA ROSA PITA (1939). De una
copiosa lista de poemarios se escogen los más conocidos: Manual de
magia (1979), Viajes de Penélope
(1980), Arie etrusche/Aires Etruscos
(1987), Plaza sitiada (1987), Sorbos
de luz/Sips of Light (1990), Una estación en tren (1994), premio “Letras
de Oro” e Infancia del Pan nuestro
(1995). Cofundó las Ediciones de
poesía Solar (1976-1986) y ha recibido importantes premios de poesía
como el “Último Novecento” (1985) y
el “Alghero-La Cultura por la paz”
(1987), de Italia. Salió de Cuba en
1961 y ha residido en Madrid,
Washington, Caracas, Boston, New
Orleans, Pisa y Miami.
El sutil aire del otoño
agua bebida en la boca del monte,
castañas que soñaban entre hojas
por nuestras manos ser las elegidas,
árboles de nuestro abrazo amigos,
precipicio celoso de aquel beso
nos llevan bien, se entiende,
y donde quiera que duremos alzan
salvaguardia de amor intramontable.
Menester de elocuencia inicia juegos
entre mundos, lenguaje y emoción:
también tú has concebido una poesía.
Rey de la espera y de mi pensamiento,
sagrada es la hoja en que has escrito
los iniciales cantos de tu sangre.
ECONOMIA UNIVERSAL
De todo el argumento de la historia
sólo se salvarán los sueños nobles.
De los trajines sin fin de cada biografía,
el esplendor del sentimiento.
poemas inéditos de
DOS RAZONES
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Sin duda el mundo es maravilloso.
¿Quieres saber por qué?
Existen los verdes anones
con su exquisita pulpa
de terciopelo blanco
salpicado de almendras negras
si bien ha tantos años escasean,
como el jamás visto dragón de China,
que no acierto a encontrarlos donde vivo.
Y sobre todo existes tú, que has
llegado a mi vida mucho después
del ocaso de los anones,
el mar en la mirada y con amor
lleno en cuatro estaciones,
dador de un fruto nunca antes probado.
juana rosa pita
VERDAD IN CRESCENDO
poemas inéditos de
Cierto que un rompeolas de cristal
amurralla la costa y que de noche
crece el mar agolpándolo,
pero hay algo que vive indeclinable
como en la duermevela un sueño.
Y ese algo lo es todo.
Y nos consta que están las mariposas
todavía en lo alto cada tarde
abanicando lirios y ahuyentando
dudas como presagios.
La vida no promete más que vida.
El milagro imperante es un pregón
de la verdad profunda.
Se ha vuelto corazón la isla
del mar que no renuncia a circundarla.
(Del libro inédito El mar que circunda) (1995-1997)
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