Cuestionan por su trabajo a uno de cada tres jueces

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Clarín Zona 30 15/2/2004
EN SEIS MESES SE DUPLICARON LAS DENUNCIAS ANTE EL CONSEJO DE
LA MAGISTRATURA
Cuestionan por su trabajo a uno de cada tres jueces
Sobre un total de 860 jueces nacionales, 300 están denunciados ante el organismo que
los controla. A la mayoría les atribuyen fallas administrativas y hay muchas denuncias
infundadas. Pero también casos de coimas y delitos comunes. Los jueces que serían
apartados de la Justicia.
-------------------------------------------------------------------------------Alberto Amato y Gerardo Young
[email protected] ; [email protected]
Ser acusado por un crimen que uno no cometió, es una injusticia. Pero ser acusado por
un crimen que ni siquiera existió, más que desgracia es un flagelo.
Eso le pasó a un hombre que fue procesado por la jueza en lo correccional de la Capital
Elena Frillocchi, que lo acusó de matar a una mujer que, en realidad, estaba viva. Es, tal
vez, el caso más insólito de los cientos que se analizan en el Consejo de la Magistratura,
el organismo donde los jueces, por una vez, pasan a ocupar el lugar de los acusados.
En estos momentos hay cerca de 300 jueces denunciados, algunos por delitos graves,
otros por pequeñas irregularidades, muchos otros injustamente. Sobre un total de 860
juzgados nacionales —aunque cerca de 60 están vacantes—, significa que al menos uno
de cada tres jueces está denunciado por alguna posible falta. Una cifra sorprendente que
se generó sobre todo en los últimos seis meses —cuando se duplicaron las denuncias—
y que no estaba en la mente de los que trabajan en el Consejo de la Magistratura.
Menos, en la mente de los jueces.
Así como el gobierno de Néstor Kirchner inició una limpieza en la Corte Suprema de
Justicia, los procesos del Consejo de la Magistratura son los encargados de la
depuración de jueces y camaristas de todo el país, salvo de los provinciales. Una
depuración inexorable aunque lenta, o lenta pero inexorable.
"La mayoría de las denuncias no tienen fundamento. Hay un abuso que impide que nos
ocupemos de los temas importantes. Muchos denuncian sólo porque no están de acuerdo
con lo que fallaron los jueces", se queja Claudio Kiper, representante de jueces en el
Consejo.
Aun así, la cantidad de denuncias no deja de reflejar una percepción sobre el
funcionamiento de la Justicia. Y el contenido de esas denuncias sirve para confeccionar
una radiografía de los problemas o, en algunos casos, de las picardías de los jueces
argentinos. Algunos pierden expedientes con la facilidad de un chico, o guardan las
causas en un cajón durante años para favorecer a los acusados. O no dictan sentencia
cuando tienen que hacerlo. O no van al juzgado con la frecuencia por la que les pagan.
Hay otros a los que se acusa de recibir coimas y otros que sólo se equivocan demasiado,
como la jueza Frillocchi, que procesó a un hombre por aquel crimen imposible: la
víctima había sido lesionada, pero todavía vive.
Desde que comenzó a funcionar el Consejo de la Magistratura, en 1999, sólo diez jueces
fueron destituidos o renunciaron para evitar que se los expulse, y apenas 13 fueron
sancionados con apercibimientos o pequeñas multas por errores administrativos. De
todos modos para este año se prevé que podrían ser expulsados una media docena de
jueces, según los cálculos de los consejeros. Hay dos que están a un paso de recibir
sentencia —el camarista salteño Ricardo Lona y el juez federal de San Isidro Roberto
Marquevich—, y otros cuatro o cinco podrían irse de la Justicia antes de fin de año.
Existen en el Consejo dos comisiones encargadas de investigar a los jueces. La
Comisión de Acusación se ocupa de los casos más graves y tiene en análisis 135
denuncias. Con una curiosidad: en el último semestre se intensificaron las denuncias
hasta llegar a 71, la mitad de las que están ahora en trámite.
La Comisión de Disciplina, por su parte, se encarga de las irregularidades más pequeñas
y tiene en carpeta otros 165 casos.
"La mayor cantidad de denuncias son por mal desempeño o por cohecho", evaluó la
consejera del PJ María Lelia Chaya, presidenta de la Comisión de Acusación. Pero la
dificultad de probar los casos coimas (o cohecho) de todos modos hacen que esos
procesos muchas veces acaben en cuestionamiento a una mala administración de los
expedientes.
Una excepción a esa regla podría ser la de Juan José Mahdjoubián, juez de instrucción,
al que se acusa de haber querido cobrar coimas, a través de su secretario, para favorecer
al cliente de un abogado amigo. El 14 de enero Mahdjoubián fue procesado por cohecho
en un proceso judicial —que corre paralelo al del Consejo—, y en el Poder Judicial
piensan que sería apartado de la justicia este año.
Para el titular de la Comisión de Disciplina del Consejo, senador Carlos Prades (UCR
Santa Cruz) la tarea del Consejo, "en especial en lo que hace a la designación de jueces,
además de las comisiones de Acusación y de Disciplina, hará que en diez años
tengamos la mejor justicia de América latina".
No todos los consejeros comparten tanto entusiasmo.
De los jueces que ya fueron destituidos u obligados a renunciar, hay una gran mayoría
que son del fuero federal: uno de la Capital (Carlos Liporaci, renunció), otro de Santa
Fe (Víctor Brusa, fue destituido) y otro de Mendoza (Luis Leiva, destituido). Entre las
denuncias que están hoy en estudio, tres de cada cuatro son contra jueces de otros fueros
del Poder Judicial. Jueces que investigan contrabandos, crímenes, delitos económicos o
las habituales diferencias civiles o comerciales. Las miserias ya no tienen fueros
preferidos.
"En general las denuncias son de particulares insatisfechos con un juez. Pero no hay
denuncias de organismos públicos ni sobre los casos más graves de corrupción", dice
Marcela Rodríguez, diputada del ARI en el Consejo.
Es cierto que no hay megacausas analizadas en el Consejo, con la excepción de la
investigación por el atentado a la AMIA. En general, se trata de cuestionamientos sobre
flaquezas privadas de los jueces o en expedientes que pasan inadvertidos.
La jueza del Trabajo Mirta Torres Nieto, por ejemplo, demoraba hasta ocho años en
dictar sentencias. Y mientras tanto, para que no se notara su atraso, falseaba la
información estadística que elevaba a sus superiores. En al menos 15 expedientes, la
jueza informó que había dictado sentencias que en realidad nunca llegaron a escribirse.
Cuando le pidieron explicaciones, dijo que esa "era una práctica habitual" en los
juzgados de Trabajo. La jueza fue suspendida y muy probablemente sea apartada de la
Justicia en los próximos meses.
Lo que los miembros del Consejo consideran faltas menores, con consecuencias sólo
disciplinarias, a veces son muy graves para los que las sufren. Es el caso de Horacio
Fretes, un preso que el 16 de febrero de 2001 presentó un pedido de "hábeas corpus" al
juez de Ejecución Penal Adalberto Polti, porque decía haber sido maltratado por
guardiacárceles. Los "hábeas corpus" son pedidos de urgencia que deben ser resueltos
de inmediato, pero el juez Polti perdió el de Fretes y no contestó un segundo pedido del
detenido, a quien tampoco visitó en la cárcel. En marzo del año pasado, la Comisión de
Disciplina lo sancionó con un "apercibimiento", apenas una mancha en el currículum.
Otra sanción similar sufrió el juez en lo Penal Económico Carlos Liporaci, que fue
"advertido" porque se le descubrieron dos expedientes con nada menos que ocho años
de antigüedad, traspapelados en su Juzgado. Eran investigaciones sobre contrabando en
las que, claro, nadie fue declarado culpable. Y el juez se justificó diciendo que eran
procesos complejos.
Las denuncias que llegan al Consejo de la Magistratura son de todo tipo y pelaje.
Algunas con fundamento. Otras incoherentes o que no reúnen los requisitos elementales
para ser tomadas como tales. Pero también existe lo que en la jerga del Consejo se
conoce como "denunciantes crónicos", abogados o particulares que viven enviando
denuncias contra jueces, tal vez porque no tienen nada mejor que hacer.
De todas maneras, investigamos todas las denuncias, no rechazamos porque sí a
ninguna" dijo uno de los miembros de la Comisión de Acusación.
Otro tipo de denuncias, malévolas, falsas y difíciles de probar, tienen un nombre
específico y que hace temer a los jueces: "Estafa con falsa remuneración al juez". ¿En
qué consiste? Un abogado dice a su cliente, encarcelado por un delito, que además de
sus honorarios hay que pagarle una suma de dinero al juez para que le dé la libertad, o le
alivie la pena. El preso paga. Su letrado se embolsa todo el dinero. El juez dicta
sentencia. Y el detenido, que ignora las andanzas del abogado, denuncia al juez por
coimero. Son varios los jueces, entre ellos uno del fuero federal, investigados por este
tipo de maniobras que originan denuncias sin fundamento.
"Estamos estudiando una reforma en el procedimiento de la Comisión, para que la haga
funcionar más rápido: se acumulan causas y parece que anduviéramos lentos —explicó
el ex camarista federal y hoy diputado Jorge Casanovas. Deberíamos acelerar los
procesos de investigación porque no se puede tener a un juez demasiado tiempo bajo un
manto de sospecha."
Quien parecía inmersa en la sospecha era la titular del Juzgado Civil número 5, Dora
Gesualdi, cuyo caso se ventiló hace casi una semana en la Comisión de Acusación. La
doctora Gesualdi es investigada por diversas irregularidades en su juzgado, trato
diferenciado al personal (una docena de testigos dieron fe de eso ante la Comisión) y
porque una empleada judicial, en horarios de juzgado, hacía tareas domésticas en la casa
de la jueza.
Claudio Bonadío Juez Federal de la Capital
Fue denunciado penalmente por sus superiores, la Cámara Federal, por la detención de
los ex jefes de la guerrilla "Montoneros" Fernando Vaca Narvaja y Roberto Perdía.
Según el juez, los dos ex guerrilleros habrían actuado en presunta connivencia con la
última dictadura militar en la desaparición de militantes de Montoneros durante los años
80. El Consejo de la Magistratura inició la indagación de esa denuncia contra el juez.
Juan José Mahdjoubián Juez penal de la Capital
Fue procesado hace dos semanas por supuesto pedido de coimas para favorecer a un
abogado, en acuerdo con su secretario y dos policías. La investigación se inició con la
denuncia de un programa de televisión, Telenoche Investiga. Sigue al frente de su
juzgado, pero el Consejo de la Magistratura está analizando el caso y resolverá si lo
destituye. La duda es si estaba al tanto del cohecho o si fue una maniobra que se hizo a
sus espaldas.
Ricardo Lona Camarista federal de Salta
Está acusado de no haber denunciado ni investigado la masacre de Las Lomitas, en
Salta, durante la última dictadura; de ser albacea de un hacendado, función incompatible
con la de juez, por la que tiene en su cuenta un depósito de seiscientos mil dólares. Se le
inició juicio político y quiso irse de la Justicia, pero el presidente Kirchner no le aceptó
la renuncia. El miércoles se conocerá la sentencia y puede haber sorpresa: sería
absuelto.
Roberto Marquevich Juez Federal de San Isidro
Fue acusado de mal desempeño en sus funciones y de "falta de idoneidad técnica y
moral" a raíz de la detención de la directora de Clarín, Ernestina Herrera de Noble, en
diciembre de 2002. El juez también negó a la señora de Noble los beneficios de la
excarcelación y de la detención domiciliaria. Marquevich fue suspendido en sus
funciones por 180 días. El jurado de enjuiciamiento de la Magistratura debe someterlo a
juicio político.
Juan José Galeano Juez Federal de la Capital
Durante casi una década investigó el atentado contra la AMIA. Fue denunciado por la
diputada Nilda Garré por irregularidades en la investigación. Fue separado de la causa
por la Cámara Federal. El Tribunal Oral Federal 3, que enjuicia a los acusados por caso
AMIA, envía al Consejo de la Magistratura las denuncias contra el juez que surgen en el
juicio oral. Su caso es uno de los pocos que tiene a su cargo la Comisión de Acusación
en pleno.
Guillermo Tiscornia Juez en lo Penal Económico
Fue denunciado por un Tribunal Oral por irregularidades en la causa conocida como
"Aduana paralela". Tiscornia procesó y encarceló al ex administrador de la Aduana,
Gustavo Parino, a quien la Cámara absolvió. La Comisión de Acusación del Consejo de
la Magistratura tiene su caso en la etapa indagatoria. En 2001 Tiscornia fue absuelto por
el Senado en el juicio político seguido por irregularidades en la causa por contrabando
de oro.
Quiénes son los que acusan
-------------------------------------------------------------------------------La Comisión de Acusación del Consejo de la Magistratura está integrada por siete
miembros. Un senador, Jorge Yoma (PJ); cuatro diputados; María Lelia Chaya (PJ,
preside la comisión), Jorge Casanovas (PJ), Marcela Rodríguez (ARI) y Juan Jesús
Mínguez (UCR), y dos representantes de los abogados: Luis Pereira Duarte
(vicepresidente de la comisión) y Beinusz Szmukler. El Consejo de la Magistratura está
integrado por veinte miembros: cuatro senadores, cuatro diputados, cuatro
representantes de abogados, uno del Poder Ejecutivo, dos académicos, cuatro jueces y el
titular de la Corte que preside el Consejo.
El camino hacia la destitución
-------------------------------------------------------------------------------Cuando una denuncia contra un juez llega a la Comisión de Acusación de la
Magistratura, se sortea a uno de sus consejeros, son siete, para que lleve adelante la
investigación. Si hay elementos para acusar a un magistrado, la Comisión de Acusación
elabora un dictamen aprobado por mayoría de sus miembros. Ese dictamen pasa a la
aprobación del plenario del Consejo, veinte miembros, que debe votar el juicio político
al juez por los dos tercios de sus miembros presentes (12 votos en el caso de asistencia
perfecta del plenario). Para desestimar una acusación contra un juez sólo es necesaria la
mayoría de los votos del plenario. Luego, dos miembros de la Comisión de Acusación
serán los fiscales ante el Jurado de Enjuiciamiento, encargado de destituir al juez, si
corresponde.
Números
-------------------------------------------------------------------------------390
Son las denuncias que desestimó, desde 1999, la Comisión de Acusación del Consejo de
la Magistratura. La mayoría, por no tener fundamento.
13
Fueron las sanciones disciplinarias que se les impusieron a los jueces en los últimos
cuatro años. Incluyen multas y "advertencias".
Al diván
-------------------------------------------------------------------------------El Consejo de la Magistratura tiene un proyecto para someter a un examen psicotécnico
a todos los aspirantes a jueces, como paso previo a tomarles las entrevistas personales.
La propuesta fue hecha por el representante del Poder Ejecutivo en el Consejo, Joaquín
Da Rocha. Pero todavía no fue aprobada por la mayoría de los consejeros.
UNA DECISION CLAVE PARA EL SISTEMA JUDICIAL
La selección de jueces todavía no logró la transparencia
prometida
Es una de las funciones del Consejo de la Magistratura y la más cuestionada.
-De todos modos es más democrática que hace 5 años, cuando dependía del Senado.
-------------------------------------------------------------------------------Lucio Fernández Moores
[email protected]
Concebido en ese extraño matrimonio por conveniencia que significó el Pacto de
Olivos, en 1993, pero nacido recién cinco años después, en 1998, el Consejo de la
Magistratura aún no pudo cumplir su objetivo primordial: sacar del pozo de las
sospechas a la castigada Justicia argentina.
El parto fue tan largo como las disputas políticas que hubo para su conformación.
Finalmente, los diputados y los senadores lograron un importante número de bancas
(ocho sobre veinte), lo que luego sería muy cuestionado.
El Consejo no sólo investiga a los jueces acusados de mal desempeño de sus funciones.
También tiene a su cargo, según mandato constitucional, la administración del Poder
Judicial de la Nación, tarea para nada pequeña. Y además se encarga de la selección de
los futuros jueces.
La lentitud de los concursos y la arbitrariedad de los jurados y/o el propio Consejo para
seleccionar a las ternas de candidatos a ocupar una vacante, son los principales
cuestionamientos que ha recibido el Consejo en estos cinco años y medio que lleva de
vida.
Incluso al menos en tres casos el tema fue llevado a la Justicia, lo que obligó a paralizar
esos concursos ya concluidos. Es decir, hubo candidatos que se sintieron arbitrariamente
desplazados y que optaron por recurrir a la propia Justicia para solucionar el tema, vía
fuero en lo Contencioso Administrativo. Es más, la Cámara de Apelaciones de ese
fuero, en uno de esos casos, obligó al Consejo a fundamentar la exclusión de la
candidata perjudicada, Marta Mattera.
Si bien gran parte del desprestigio judicial de los 90 correspondió a polémicos fallos de
la Corte Suprema, en gran medida también influyó para ello la Justicia federal diseñada
durante el gobierno menemista. Ahora hay cuatro vacantes en los doce juzgados penales
capitalinos de ese fuero y el Consejo se encuentra en la etapa final de preselección de
sus futuros ocupantes.
Uno de los postulantes, Marcelo Vázquez, presidente de la Cámara de Apelaciones en lo
Contravencional y de Faltas de la Justicia porteña, fue virtualmente discriminado por no
provenir de la Justicia federal, la que tiene su base en Comodoro Py. Había hecho el
mejor examen escrito, pero lo bajaron al octavo lugar por no ser de la Justicia federal. El
mismo examen en el que los candidatos que sí trabajan en Comodoro Py habían
obtenido peor nota.
Sin rodeos, Vázquez planteó su situación el jueves pasado ante la Comisión de
Selección del Consejo. Ese día se hicieron las entrevistas personales con todos los
candidatos. Y él no pudo ocultar su desagrado por sentirse perjudicado. No es el único
caso que se escucha por los pasillos de Tribunales. Y no son pocos los que comparan
estos manejos con los que había antes de que entrara en funciones el Consejo de la
Magistratura y el nuevo sistema.
Lo cierto es que no es lo mismo ahora que antes. Antes a un futuro juez lo proponía al
Senado directamente el Presidente. Ahora hay un proceso, cuestionado, pero mucho más
transparente y democrático.
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