106 LOS DIEZ MANDAMIENTOS Dios no dará vida eterna a uno que en su mente y corazón desdeñe el carácter y el modo de vida que El se propone formar en todos aquellos que integren.su reino. De manera que cuando determinemos hacer tratos con el Dios verdadero, hemos de dejar a un lado las "tonterías" y no seguir engañándonos más en lo tocante a la religión. Porque, o bien llegamos a AMAR al Creador Dios y sus caminos y leyes con todo nuestro ser, o automáticamente empezaremos a resentir su autoridad y gobierno sobre nuestras vidas. Allí es donde entra el décimo mandamiento. Porque demuestra la autoridad de Dios aun sobre nuestros íntimos pensamientos. Nosotros debemos aprender a pensar como Dios piensa. "Haya, pues, en vosotros este sentir [modo de pensar] que hubo también en Cristo Jesús" (Filipenses 2:5). Mediante el Espíritu de Dios en nosotros, tenemos que pelear la batalla de la fe - subyugar la codiciosa naturaleza humana que está en nosotros - y finalmente triunfar "cautivando TODO intento a la obediencia de Cristo" (2 Co. 10:5). Esta es la META final del verdadero cristiano- que será alcanzada plenamente en la resurrección. Pero durante esta vida hemos de CRECER en el carácter de Dios. Tenemos que aprender como lo hicieron los justos de antaño, Enoc, Noé, Abraham y otros siervos del Altísimo, a "caminar con Dios". Debemos andar en su senda - hacer lo que El hace pensar como El piensa. ¿Y cómo lograrlo, si la mente normal del hombre está llena de egoísmo, vanidad, envidia, codicia, odio, lujuria - completamente CORTADA de los caminos y pensamientos de Dios (lsaías 55:8, 9)? Eso sería imposible sin que se operase en nosotros un cambio de mente. Por eso Jesús recalcó la importancia de hacer cambiar, convertir y LIMPIAR nuestras mentes cuando dijo: "Bienaventurados los de limpio corazón porque ellos verán a Dios" (Mateo 5:8). ¿Cuál es nuestra posición? Especialmente desde la Segunda Guerra Mundial, nuestra sociedad vive la vida con más apresuramientos. Estamos siempre de prisa por hacer más dinero. Tenemos prisa por divertirnos, por SACARLE el mayor partido a la vida. Por muchos medios se nos enseña que hemos de competir con nuestros semejantes para ganar posiciones sociales y superioridad material.