Bee Gees

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27 DE NOVIEMBRE DEL 2011
La semana en 7 tuits
Rajoy medita la
posibilidad de
no dar a conocer su programa
en el debate de
investidura para
no precipitarse.
Más recortes en
Catalunya: las
‘quatre barres’
pasarán a ser
tres, y un votante de CiU se
recorta la venas.
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@jordievole
El PSOE podría
fichar a Neymar
en el mercado
de invierno, antes de celebrar
su congreso
para tener
algún ‘crack’.
«Rajoy se queda
corto al decir
que mandará
para todos
los españoles»,
dice un inmigrante marroquí.
Uno del PP
me pregunta
si la saga
‘Crepúsculo’ va
de socialismo.
Tras ver los
resultados
de Amaiur, el
Rey se dio un
golpe en el ojo
con una puerta.
Maurice, Robin y Barry Gibb emiten sus falsetes ante el micro, en una imagen de 1998.
Bee Gees
Vidas de
dolor agudo
La desgracia vuelve a sacudir a la familia Gibb. Tras la
muerte de dos hermanos, un tercero sufre un cáncer
POR NÚRIA MARTORELL
8TV contraprogramará ‘La Marató’
de TV-3 con una
gala para recaudar fondos contra una enfermedad muy molesta:
el socialismo.
U
n nuevo golpe sacude a los Bee Gees.
Robin Gibb, uno de
los componentes
de la popular banda angloaustraliana, sufre cáncer
de hígado. Al músico, de 61 años, le
diagnosticaron la enfermedad hace meses, pero la noticia no ha trascendido hasta ahora. En la memoria
están los fallecimientos del pequeño de los hermanos, Andy, que hizo carrera por su cuenta y murió en
1988 con solo 30 años (tras una larga
batalla contra la adicción a la cocaína), y el de Maurice en el 2003 (precisamente el gemelo de Robin). Tenía
53 años cuando un ataque cardiaco acabó también prematuramente
con su vida mientras era intervenido de una obstrucción intestinal.
«Tengo las alas del cielo en mis
zapatos / soy un bailarín y no puedo perder», cantaban los Bee Gees en
uno de sus mayores éxitos, Stayin’ alive. Una de las piezas (e himnos baila-
13
ente
bles) que compusieron para la película Fiebre del sábado noche. Y es que
hablar de los Bee Gees es relacionarlos irremediablemente con sus voces en falsete, pantalones de campana marcapaquete, solapas king-size
y, cómo no, a esta película que también catapultó a John Travolta (Tony
Manero), bailando bajo una discotequera bola de espejos, en 1977.
«No nacimos para ser artistas
en solitario –aseguró Barry Gibb en
1997, cuando regresaron a las listas
de éxitos con el sencillo Alone–. Se
está muy solo ahí afuera. Además,
nos necesitamos entre nosotros para echarnos las culpas cuando algo
va mal». Esta es la herencia que les
legó su padre, el mismo que les colocó sobre un escenario cuando contaban con 6 y 9 años, para cantar en
playback. «Éramos chicos de la calle en una de las zonas más duras de
Manchester. La policía vino a casa
un día y le dijo a nuestra madre que
Pasa a la página siguiente
14 gente
27 DE NOVIEMBRE DEL 2011
Viene de la página anterior
nos llevara lo más lejos posible»,
añadió a este diario Robin, en una
entrevista concedida en Londres.
La carrera de los Bee Gees estuvo
marcada hasta el final (a raíz de la
muerte de Maurice) por las rupturas
y las reconciliaciones. Incluso antes
del éxito. De hecho, los roces provocaron una primera escisión en 1969,
después de una década de esfuerzos
por abrirse camino (primero en Australia y, posteriormente, en su Inglaterra natal). Words y I started a joke triunfaba ya en las radios, pero la
prensa se hizo entonces más eco de
los coqueteos del trío con las mujeres y las drogas. Era cuando Maurice, el más díscolo de todos, se había
refugiado en el alcohol tras la separación con su primera mujer, la cantante de pop Lulu.
Pero los Gibb se reconciliaron en
los años 70, barnizaron con rhythm
and blues su repertorio pop, y fueron haciéndose un hueco en el mercado internacional con canciones
como Jive talkin, Nights on Broadway y
Fanny. Y, sobre todo, con Fiebre del sá-
Andy Gibb, fallecido en 1988.
bado noche. Su debut en el cine vino
después, en 1978 con Sargent Pepper’s
lonely hearts club band, filme basado
en una historia original de Henry Edwards e inspirado en el disco del mismo título de los Beatles. Y en el 79 publicaron Spirits having flown, disco que
incluía Tragedy. «En un mundo de lágrimas / lentamente me ahogo / yendo a casa / no puedo tomarlo todo solo», cantaba Robin en este hit.
Meryl Streep
Como dos
gotas de hierro
El musical ‘Grease’
Lo último que se publicó de Bee Gees
es del 2010. Titularon el lanzamiento Mythology, una caja de cuatro compactos: cada uno dedicado a uno de
los hermanos (incluido Andy, que
llegó a ser un ídolo adolescente a finales de los 70). El pack fue supervisado y producido por Barry y Robin Gibb, quienes eligieron las canciones
junto a la viuda de Maurice y sus tres
hijos, así como la hija de Andy.
El libreto incorporaba fotos familiares y tributos de Elton John, Brian
Wilson, Graham Nash, George Martin, y de Robert Stigwood, el exmánager de Bee Gees y productor de Fiebre del sábado noche y Grease –que ahora se representa en un musical en
Barcelona– , otro título eterno, que
empieza justamente con la canción
del mismo nombre compuesta por
el hermano mayor, Barry Gibb. H
La actriz estadounidense opta de nuevo al Oscar
por su imbatible recreación de Margaret Thatcher,
dirigida por la realizadora de ‘Mamma Mia’.
POR OLGA PEREDA
U
na mujer dulce,
amable y risueña convertida en
una dama de hierro puro. Con ustedes, el último
milagro cinéfilo
de Meryl Streep.En la distancia corta, la mejor actriz del mundo sorprende por sus exquisitas maneras y su
afabilidad. Todo herencia de su ma-
dre, una persona con «alegría de
vivir y apetito por la vida». Teniendo esa herencia genética, aún sorprende más ver a la dulce, modesta y frágil Streep dando vida a Margaret Thatcher, la dama de hierro.
Vean las fotos que acompañan este
reportaje. ¿Quién es quién?
La dama de hierro –que en EEUU
se estrena el 30 de diciembre para
calentar motores de cara a los Os-
car– aterrizará en los cines de España el 5 de enero. En el filme, la actriz más nominada a la estatuilla
de Hollywood (13 veces, en dos ocasiones la logró, por La decisión de Sophie y Kramer contra Kramer) se pone
en la piel de la primera mujer elegida jefa de Estado en el Reino Unido.
Su directora, Phyllida Lloyd, avisa
de que no es tanto una película política como el retrato humano de
una mujer a la que le tocó vivir en
un mundo de hombres. «El objetivo
era acercarnos a alguien con una
convicción apasionada y una ferocidad intransigente», comenta.
Doble provocación
Lloyd confiesa que hubiera hecho
cualquier cosa por trabajar por segunda vez con Streep tras Mamma
Mia, el musical que elevó la taquilla a la enésima potencia. Un miembro del equipo sugirió su nombre
y a la cineasta le faltó tiempo para
«cometer la provocación» de ofrecer el papel a una estadounidense.
«Una película sobre Thatcher ya es
una provocación. Si la hace Meryl
ya son dos», pensó.
La dulce Streep se sintió «comocionada» y se puso manos a la obra.
Meses después, la actriz le mandó
un mensaje a la directora: «Aquí va
mi primer intento con Maggie». Lloyd abrió el archivo adjunto, se puso los auriculares y escuchó la voz
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