Oliva Rodríguez Gutiérrez Introducción General Revisión del concepto de romanización, nuevas propuestas y líneas de trabajo de la investigación actual. El mundo de las creencias religiosas como caso de estudio Introducción y justificación Esta intervención, en su versión oral, fue pensada para servir de introducción a la sesión del CIAC 2008: “Roma en el Mediterráneo: caracterización de las relaciones entre el mundo autóctono y la implantación romana a través del análisis de diferentes aspectos del ámbito de las creencias”, coordinada por V. Da Pozzo y por quien esto suscribe. Fue, precisamente, el interés por las nuevas líneas de investigación y, en especial, por las aproximaciones que se están desarrollando en los últimos años buscando comprender los procesos de interacción y aculturación producidos en los territorios bajo control romano en la antigüedad, lo que nos animó a proponer una sesión en torno a las diferentes manifestaciones –bastante dispares- que, en diferentes puntos del Mediterráneo hablan de las maneras de percibir, asimilar, adaptar y, por qué no, también, asumir elementos propios de lo que era considerado la cultura romana. Por tanto, este texto introductorio, en sus objetivos, no irá mucho más allá de presentar un acercamiento inicial tanto a las bases metodológicas como a las líneas generales recogidas en los diferentes trabajos que constituyen este capítulo dedicado a algunos aspectos de la controvertida romanización. Las aportaciones que lo integran, una selección de ejemplos precisos de interacción entre los grupos locales y el nuevo elemento romano, tienen en común, a pesar de su diversidad tanto geográfica como conceptual, el profundizar en la naturaleza de estas relaciones desde una perspectiva bidireccional, tratando de acercarse a estas dinámicas de intercambio cultural prescindiendo de prejuicios y estereotipos que, durante largo tiempo, han presidido los estudios en torno a estos fenómenos. Se trata de propuestas hoy ya necesarias que, de algún modo y sin una declaración de intenciones explícita, comparten 1 acercamientos con las recientes visiones postcolonialistas . A la hora de elegir los argumentos de las diferentes intervenciones que se incluyen, y siendo conscientes de que tan sólo era posible seleccionar determinados case studies, se optó por ejemplos de aculturación muy diferentes entre sí, al menos en lo que se refiere a los ámbitos geográficos en los que se desarrollaron, a fin de cubrir, en lo posible, buena parte del Mediterráneo romano. A pesar de esta 1 Así, por ejemplo, señalaba G. Traina (JANNIARD, TRAINA 2006, 72) en su introducción a un reciente encuentro (2005) en torno a estos argumentos: “Va ricordato che questi contributi devono considerarsi ancora riflessioni teoriche d’avanguardia; la loro ricezione sarà destinata a diffondersi nei prossimi anni, ma nel frattempo il termine “romanizzazione” gode tutto sommato di ottima salute”; sin duda, la presentación de varias sesiones en el XVII CIAC preocupadas por estos aspectos puede ser un claro índice de su actualidad y el interés que despiertan; remitimos a JIMÉNEZ e.p., en esta misma sede. Véase asimismo TRAINA 2006. Bollettino di Archeologia on line I 2010/ Volume speciale B / B5 / 1 Reg. Tribunale Roma 05.08.2010 n. 330 ISSN 2039 - 0076 www.archeologia.beniculturali.it/pages/pubblicazioni.html 1 O. Rodríguez Gutiérrez - Revisión del concepto de romanización, nuevas propuestas y líneas de trabajo de la investigación actual. El mundo de las creencias religiosas como caso de estudio diversidad, como punto de partida destacaba un aspecto común como era la bidireccionalidad de los influjos mutuos. También afectaban a diferentes grupos sociales, aspecto tan decisivo a tener en cuenta para la justa caracterización de los procesos, dado que, ni mucho menos podían hacerse extensivos a la totalidad de la población. De esta forma, a través del registro funerario monumental e iconográfico, eran abordadas problemáticas tales como la de individuos con labores profesionales vinculadas a la actividad agropecuaria 2 3 a pequeña escala , politei con capacidad política y representación cívica creciente , o destacados munícipes en grado de levantar monumentales construcciones símbolo de su poder terreno destinadas a perpetuar su 4 memoria y estatus . Las diferencias regionales asimismo serán fundamentales para comprender el papel desempeñado por las situaciones de partida, a su vez muy diferentes, así como las actitudes de Roma en su acercamiento a los territorios y sus pobladores; se trata, del mismo modo, de momentos también diferentes en su propio proceso de madurez como agente aculturador y con diferentes grados de definición de una conciencia común. En esta línea, el caso de la ciudad de Tusculum, por ejemplo, parece destacarse como especialmente atractivo, en la medida en la que, a pesar del profundo respeto a las magistraturas y sacerdocios romanos, mantuvo “anómalas” variantes en su colegio sacerdotal, conservadora herencia de su 5 pasado como referente mítico en el Lacio . No menos interesante resulta analizar algunos de estos fenómenos en la Grecia continental, tradicional modelo cultural para el Mediterráneo central. Los procesos de control social y sumisión política, sin embargo, llevaron al empleo de utilísimos elementos de coerción, 6 como fue el caso del culto imperial y, en su organización, la intermediación de las elites locales. En este panorama el mundo de las creencias, a pesar de lo diversificado de los aspectos que se tratan en la sesión, presenta toda una serie de características que lo hacen especialmente útil y representativo. Se trata de una esfera enormemente conservadora. No obstante, se presentan ámbitos bien diferenciados como son el privado - estelas funerarias con escenas de trabajo -, el oficial - la asunción del culto imperial -, e incluso ámbitos mixtos de la esfera ciudadana analizados de forma diacrónica como son los casos de Asia Menor y el Norte de África. Los procesos que se identifican en los territorios del Imperio, sin diferir, en ocasiones, demasiado entre ellos, con frecuencia pueden llegar a parecer enormemente distantes entre sí debido a la muy diferente aproximación científica con la que son analizados y a los presupuestos teóricos de los que para ello se parte. Tradicionalmente se ha impuesto una visión romanocentrista homogenizadora, responsable, 7 ya desde fines del siglo XIX, comienzos del XX , del concepto de romanización, proceso que, de acuerdo a sus resultados, era leído en clave de éxito o fracaso en lo que a los agentes conquistadores competía. En 8 cualquier caso coincidimos, con diferentes autores , en que lo más importante no es tanto desterrar el empleo del término en sí mismo, sino llegar a clarificar lo más adecuadamente posible los procesos que encierra y su naturaleza. Así, por ejemplo, en Italia el concepto de romanización para una gran mayoría sigue teniendo plena vigencia, de acuerdo a una visión “centrífuga” de los fenómenos de aculturación con centro en Roma, siendo ilustrativo de ello en el panorama científico, por ejemplo, la existencia de una 9 consolidada “Arqueología de las Provincias” ; frente a ello es preciso tener muy presente que la propia Roma se “rediseñó” a lo largo de los siglos, fruto de la interacción con sus vecinos. En otros ámbitos, como 10 pueda ser Gran Bretaña , durante años los romanos parecen prácticamente no haber llegado y el concepto de romanización es solamente un espejismo que conviene desterrar lo antes posible, a partir de visiones marcadamente indigenistas. No obstante, por razones bastante obvias, ha sido un sector de la escuela 2 MELE e.p. PUDDU e.p. 4 PRADOS e.p. 5 GOROSTIDI 2008; e.p. 6 LOZANO 2002; e.p. 7 Véase, entre los diferentes trabajos que han abordado esta revisión historiográfica: FREEMAN 1997, esp. 37–47 y, de forma más sumaria aunque más recientemente: WEBSTER 2001, 211–2. 8 KEAY y TERRENATO 2001, ix. 9 TORELLI 1999, 2; TERRENATO 2001, 1–5. 10 GALLIOU 1986; MILLETT 1990a; HINGLEY 1996; HINGLEY 1997. 3 Bollettino di Archeologia on line I 2010/ Volume speciale B / B5 / 1 Reg. Tribunale Roma 05.08.2010 n. 330 ISSN 2039 - 0076 www.archeologia.beniculturali.it/pages/pubblicazioni.html 2 XVII International Congress of Classical Archaeology, Roma 22-26 Sept. 2008 Session: Roma en el Mediterráneo: caracterización de las relaciones entre el mundo autóctono y la implantación romana a través del análisis de diferentes aspectos del ámbito de las creencias anglosajona quien ha proporcionado los principales estímulos que han tratado de abordar estos procesos desde una visión capaz de superar las tan afianzadas lecturas colonialistas e imperialistas; en buena parte, 11 apoyadas en estudios antropológicos preocupados por fenómenos de mestizaje y/o criollización . En una 12 Alemania marcada por su posición en el confín del Imperio , la propia tradición académica ha insistido durante décadas en la artificial distinción entre una arqueología romana provincial y una arqueología clásica con escenario en el Mediterráneo y los territorios bañados por éste. La aproximación no ha sido ni es muy 13 diferente desde la investigación en torno a las provincias occidentales ; no obstante, en la Península 14 15 ibérica o en el Norte de África , en determinados círculos de la investigación, ya desde hace algunas décadas se está llevando a cabo una aproximación más templada, en la que tratan de ser tenidos en cuenta sin prejuicios previos todos y cada uno de los agentes involucrados en estos complejos procesos, valorando sus actitudes y roles: una Roma que deja hacer y que “se sirve” -fundamentalmente en los primeros 16 tiempos- de los sistemas organizativos locales, muy desarrollados en determinadas regiones ; un elemento indígena muy diversificado y fruto de numerosos contactos previos que durante siglos mantendrá su personalidad especialmente en ámbitos como pueda ser el que nos ocupa, el de las creencias. El acercamiento científico propiciado en determinadas coyunturas históricas, notablemente mediatizado por influencias ideológicas y cuyo peso sigue aún hoy muy vigente, ha tendido a unificar y homogeneizar un panorama con importantes divergencias tanto desde el punto de vista regional como cronológico. Frente a ello cabe destacar una serie de aspectos que comienzan, aunque todavía tímidamente, a introducir notables y fundamentales nuevas perspectivas en el discurso tradicional: - - - - La necesaria descentralización de los procesos: los fenómenos de aculturación no sólo se producen de Roma hacia las provincias. A su vez, el desplazamiento de Roma del centro de estas dinámicas hace que el propio término “romanización” entre en crisis; como alternativa, se potencian aspectos tales como aculturación, mestizaje, criollización, interacción, asimilación. Roma no debe ser tomada como un referente inmutable a lo largo del tiempo: se ve transformada fruto de la interacción con diferentes agentes de acuerdo a momentos y territorios diversos: se trata de un proceso bidireccional. En esta línea, la acción “romanizadora” y sus efectos no se reconocen de modo homogéneo en todos los grupos de población - con claros matices también en los tradicionales agentes: ejército, colonos, comerciantes - ya sean de sexo, edad, condición socioeconómica. Incluso pueden observarse notables 17 variantes en las formas de asimilación en las diferentes etapas de la vida de un mismo individuo . Del mismo modo, en las últimas décadas se ha potenciado un estudio crítico - fundamentalmente desde el análisis arqueológico - de diferentes ambientes culturales, destacando el análisis de la implantación y organización del territorio más allá de las ciudades y los espacios monumentales. Ello ha permitido caracterizar estrategias de ocupación, fundamentalmente en el ámbito rural, donde la continuidad y mantenimiento de los esquemas prerromanos fue, a menudo, muy notable y decisivo. 11 BARRETT 1997; WEBSTER 2001, 217–9; MATTINGLY 2004. ALFÖLDY 2005. 13 Creemos que estas líneas tomadas de BENDALA 2006a, 289–290, sintetizan de forma muy adecuada esta afirmación: “La idea principal que subyace a la consideración de la romanización en la tradición historiográfica española, y hoy todavía dominante o subyacente a muchos planteamientos y expresiones, es que la conquista de Hispania por Roma tuvo como consecuencia el inicio de una cambio cultural básico, determinado por la imposición progresiva de los modelos culturales, los usos y costumbres romanos, y la consiguiente y paralela desaparición, desde fases bastante tempranas, de las culturas vernáculas. El proceso se tendría por prácticamente concluido a fines de la República y, sobre todo, a partir de la época de Augusto. Desde entonces, la cultura de la Hispania romana es considerada en general como “completamente romanizada”: todo se incluye y explica en el marco de los modelos culturales romanos. En todo caso, […] en el marco de la cultura romana de Hispania quedarían rescoldos de las culturas “indígenas” anteriores a la manera de “pervivencias”, que tendrían su nicho privilegiado de supervivencia en los hábitos y las creencias religiosas, en ciertas costumbres, en determinados gustos artísticos y poco más”. Para la Galia remitimos a los trabajos de G.D. Wolf (1998). 14 Fundamentalmente BENDALA 2001-2002; 2003; 2006b. 15 Las posiciones más tradicionales, en clave de resistencia, por ejemplo, en BENABOU 1976; posturas revisadas en SEBAÏ 2005. 16 BENDALA ET AL. 1986; BENDALA 2005; 2006a. 17 TERRENATO 2001, 1. 12 Bollettino di Archeologia on line I 2010/ Volume speciale B / B5 / 1 Reg. Tribunale Roma 05.08.2010 n. 330 ISSN 2039 - 0076 www.archeologia.beniculturali.it/pages/pubblicazioni.html 3 O. Rodríguez Gutiérrez - Revisión del concepto de romanización, nuevas propuestas y líneas de trabajo de la investigación actual. El mundo de las creencias religiosas como caso de estudio - - Sin duda en los mecanismos de asimilación y transformación de elementos propios y ajenos juegan un papel fundamental –-aunque no sólo- las elites locales; de hecho, así se pone de manifiesto en buena 18 parte de las intervenciones que configuran esta sesión . En cualquier caso, es preciso tener muy en cuenta que buena parte de las nuevas líneas interpretativas actuales son, en cierta forma, fruto también de la coyuntura sociopolítica presente. Nos encontramos en un mundo que, al menos en teoría, quiere ser más ecuánime, más justo, que considera obligado y necesario dar la palabra a sectores más desfavorecidos o, tradicionalmente, subyugados por fuerzas superiores. La romanización: orígenes y evolución de un concepto 19 El término “romanización”, “romanizzazione”, “romanization”, “Romanisierung”, ha sido , como puede observarse, asumido en prácticamente todas las lenguas occidentales desde que comenzara a difundirse hace más de un siglo. Entonces trataba de definir un proceso a través del cual Roma implantaba en los diferentes territorios conquistados sus referentes culturales y sus formas de organización políticosocial (y, por ende, también religioso, con lo mucho que de ello tendrá tanto la cultura como la política y la ideología en el mundo antiguo), proporcionando un resultado homogéneo a partir de este proceso unificador 20 en el que se veía y buscaba el primer germen de un sentimiento paneuropeo y el origen, en último término, de la civilización occidental. El término era acuñado y, por extensión, definido el concepto, en una coyuntura histórica ni accesoria ni aleatoria, sino en el marco de las políticas colonialistas e imperialistas de 21 fines del siglo XIX, comienzos del XX . Ello hizo que esta dinámica de implantación fuera empleada de forma más o menos velada y/o intencionada por el mundo occidental como justificación de su intromisión en ámbitos culturales ajenos que, en todos los casos, trataba de ser sancionada como extensión de una cultura 22 23 superior que, sólo proporcionaba beneficios a quien la recibía . No obstante, es preciso tener en cuenta que, en el mundo antiguo, un panorama semejante es el que en ocasiones transmiten las fuentes que, a su vez, fueron los principales elementos de análisis - en 24 buena parte faltos de una crítica adecuada - por las escuelas positivistas filológicas aludidas . Sin insistir en presupuestos de sobra conocidos, “el monopolio” de los textos escritos para el período y el ámbito cultural que nos ocupa será grecorromano - en clave claramente etnocentrista -, mientras que las culturas con las que éstos interaccionaron, o carecían de escritura, o ésta se empleaba en campos limitados de la vida 25 social y económica, ello en caso de haber sido descifradas de forma satisfactoria . Basta hacer un rápido recorrido por los textos de los historiadores/cronistas de la antigüedad para darse cuenta de lo sumamente influidos que estaban sus relatos por la superioridad cultural que aportaba el hecho de poder tener la capacidad económica, logística y organizativa para poder acometer una empresa 18 Fundamentalmente las de F. Lozano, F. Prados y M. Puddu. A pesar de que, con frecuencia se trata de términos equivalentes en las publicaciones al uso en estas lenguas, se ha insistido en ciertos matices entre ellos, como los que destacan y diferencian la labor realizada “desde arriba” de las elites locales de un proceso más general y menos definido; JANNIARD, TRAINA 2006, 72, nota 7. 20 Tampoco faltarían, aunque puedan resultar algo ambivalentes entre sí los, prácticamente contemporáneos y en ascenso, presupuestos nacionalistas, que trataban de identificar la personalidad de los diferentes pueblos prerromanos ante la llegada de Roma a cada uno de los territorios. Un claro exponente de ello, para el caso hispano, sería A. Schulten (2004). Paradójicamente, algunas décadas más tarde, otros autores veían en la romanización el agente fundamental en la génesis de los diferentes espíritus nacionales (el caso hispano abordado en JIMÉNEZ 2008: 33). Las tan contrapuestas lecturas de un mismo proceso no hacen sino insistir en la subjetividad de las diferentes aproximaciones históricas recientes. 21 Para Hispania, veáse GARCÍA MORENO 1989, 29; WULFF 2003, esp. 125–149; CECCONI 2006, 82; JIMÉNEZ 2008, 29–35. 22 Argumentación presente, por ejemplo, en Livio, 24.1.24. 23 LOMAS 1996, 46; JIMÉNEZ 2008, 28. 24 JIMÉNEZ 2008, 34. 25 Por supuesto queda fuera de este discurso el ámbito heleno y próximo oriental. 19 Bollettino di Archeologia on line I 2010/ Volume speciale B / B5 / 1 Reg. Tribunale Roma 05.08.2010 n. 330 ISSN 2039 - 0076 www.archeologia.beniculturali.it/pages/pubblicazioni.html 4 XVII International Congress of Classical Archaeology, Roma 22-26 Sept. 2008 Session: Roma en el Mediterráneo: caracterización de las relaciones entre el mundo autóctono y la implantación romana a través del análisis de diferentes aspectos del ámbito de las creencias 26 ya no de conquista sino, al menos, de exploración de otros territorios . De esta forma, llama por ejemplo la 27 atención, para el caso hispano, la división que de Iberia hace Estrabón , correspondiente, aproximadamente, a fines del siglo I a.C. Según él (Iberia, 3.1.2 y 3.1.6), la Península ibérica, de acuerdo a los estadios platónicos de civilización, se dividía en tres grandes regiones definidas por el grado de 28 desarrollo de sus habitantes: salvajes (agroíkos), semisalvajes (mesoagroíkos) y civilizados (politikós) . Así, el grado de civilización de los pobladores de estos territorios en buena medida debía también ser buscado en la disponibilidad de recursos y, especialmente, en la apertura a influencias exteriores. Éstas últimas, a su vez, venían propiciadas por una óptima localización geográfica y una proximidad a las vías de penetración de estas favorables influencias portadoras de “civilización”. En cualquier caso, es necesario acercarse a dichos procesos, fruto de perduraciones, adaptaciones y, por supuesto, cambios, con la cautela y la siempre relativa objetividad que permite tanto la distancia a los hechos analizados, como la inevitable visión sesgada que de ellos ha dado la lectura histórica en las diferentes épocas que nos han precedido. En el fondo, de forma más o menos velada, la romanización ha sido entendida como “civilización”, cuyo culmen era la mímesis, la asimilación de la cultura romana de acuerdo a un modelo hacía el que era preciso tender. No se trataba de un proceso abierto, sino que en él los diferentes grados adquiridos podían ser continuamente contrastados con el ideal al que debían llegar dando lugar a esos tan frecuentes como discutibles apelativos de “poco” o “muy” romanizado para referirse a un pueblo o territorio. Ha sido en buena medida el avance de los análisis con una perspectiva arqueológica del registro material el que ha propiciado asimismo el cuestionamiento de determinadas afirmaciones elaboradas a 29 partir de la citada información obtenida de los textos escritos . No obstante, se ha puesto de manifiesto que la propia cultura material puede ser también interpretada de forma distinta - e incluso opuesta - de acuerdo a los presupuestos teóricos de partida e, igualmente, que no siempre los rasgos étnicos, y lo que por ellos se entiende, dejan su huella en los productos culturales. Del mismo modo, y ello es válido para numerosos horizontes históricos complejos en los que se produce la interacción más o menos equilibrada entre culturas, el empleo de determinados ítems puede producirse en contextos étnico-culturales muy diferentes asumiendo valores funcionales y/o simbólicos muy distintos. Es preciso señalar, en cualquier caso, que no siempre hablar de “resistencia” a Roma ha significado negar el concepto tradicional de romanización. Del mismo modo, en diferentes estudios realizados en las últimas décadas del siglo XX, poner de manifiesto esa resistencia no tenía por qué significar un adecuado análisis de sus causas, del carácter de los pueblos prerromanos. La asimilación que en el resultado de la aculturación se hace de muchos elementos - al menos de los que podemos leer en el registro material - no deben ser necesariamente tenidos ni como resistencias intencionadas ni como pervivencias dispuestas a no desaparecer. Al respecto es quizá en lo que las aproximaciones teóricas están evolucionando en los últimos años: tratando de ser un poco más templadas a la hora de interpretar los complejos procesos, tras una primera reacción anti-imperialista de reacción a la dictadura cultural de Roma. Desde algunas de estas posturas postcolonialistas se había invertido la balanza dando la voz a los “dominados”, desde cuya posición, hasta el momento, no se había escrito la historia. No obstante, ello no quería decir, necesariamente, que se estuviera poniendo la distancia necesaria para poder entender de la mejor manera posible los procesos, realidades y relaciones. Era frecuente encontrarse ante las eternas ambivalencias dominador/dominado, conquistador/conquistado, bárbaro/romano, etc. unidas, incluso, a ópticas de corte marxista que incluían en el discurso aspectos ajenos a la problemática antigua (e.g. la lucha de clases). Es decir, casi podríamos decir, aún a riesgo de simplificar en exceso, que en la primera fase de crítica postcolonial existía una sincera preocupación por analizar las relaciones desde otra perspectiva, si bien el lenguaje ideológico empleado seguía siendo el mismo. Se hacía preciso profundizar en la comprensión de 26 Un óptimo intento de síntesis en lo que respecta al área meridional de la Península ibérica, con bibliografía anterior, en el citado reciente trabajo de JIMÉNEZ 2008, 21–29. 27 Al respecto de la frecuente confusión entre categorías culturales y jurídico-administrativas en la lectura de Estrabón, véase BENDALA 2006a, 290. 28 ABASCAL, ESPINOSA 1989, 11–12; JIMÉNEZ 2008, 22. 29 Tradicionalmente tenidos por mucho más directos y transparentes como fuente objetiva de información que el registro material. Bollettino di Archeologia on line I 2010/ Volume speciale B / B5 / 1 Reg. Tribunale Roma 05.08.2010 n. 330 ISSN 2039 - 0076 www.archeologia.beniculturali.it/pages/pubblicazioni.html 5 O. Rodríguez Gutiérrez - Revisión del concepto de romanización, nuevas propuestas y líneas de trabajo de la investigación actual. El mundo de las creencias religiosas como caso de estudio las relaciones entre indígenas y romanos, teniendo además en cuenta que ni todos ellos formaban parte de los mismos grupos ni sus realidades se mantuvieron inmutables a lo largo del tiempo. Para comenzar, frente al panorama delineado tradicionalmente por buena parte de los investigadores, la propia Roma nunca se trató de una realidad unitaria, ni siquiera cuando, con el orden imperial se reinventó a si misma, con un aparato ideológico estudiado y definido. Muy por el contrario, Roma 30 siempre estuvo expuesta y “predispuesta” a asimilar elementos y rasgos de procedencias muy diversas que la hicieron no solamente redimensionarse a lo largo del tiempo sino también comportarse de formas muy diferentes en los distintos territorios ocupados. Ello debe llevar a cuestionarse aproximaciones científicas con enorme predicamento basadas en una constante comparación de las variantes locales, calificadas de “provinciales”, con el considerado modelo de romanidad a emular. Las diferencias entre 31 ambas realidades eran leídas, ya fuera como resistencias conscientes del conquistado, ya como incapacidad por parte de éste para lograr un mejor resultado en sus esfuerzos de mímesis que, cuando se producía, se convertía en un afortunado “logro romanizador”. Sin duda, en este panorama de compleja interacción las elites locales jugaron un papel fundamental en la asimilación, más o menos voluntaria, de signos de estatus, tal y como ha quedado de manifiesto a través de la cultura material, y dentro de ella, fundamentalmente, de la documentación epigráfica. Como se presenta en diferentes intervenciones de esta sesión, las aristocracias locales se sirvieron de los referentes culturales romanos con diferentes objetivos: destacarse frente al resto de la comunidad a través de su proximidad al nuevo orden establecido, manifestar su adhesión al poder y gobierno romanos, así como, en último término, salir personalmente beneficiados al participar en la nueva organización socioeconómica dirigida ahora por Roma, canalizando unos recursos y productos cuya explotación, en muchos casos, ya habían controlado desde momentos previos a la conquista. Lo que habría que preguntarse es, al respecto de esta dinámica, en qué medida las elites locales se movieron de acuerdo a estrategias propias y cuánto 32 de dirigismo y control ejerció Roma sobre sus actitudes . Siempre para el caso hispano, la rápida adecuación de algunas regiones a los esquemas y formas de vida romanos era siempre considerado mérito del conquistador y, en cierta forma, fruto también de la sumisión y/o resignación del conquistado, siendo poco frecuente encontrar aproximaciones escolásticas que tuvieran en cuenta en éste último condiciones previas más que favorables para la buena marcha de unos procesos, ya en funcionamiento desde hacía varios siglos. No hay duda de que muchos de estos presupuestos tan subjetivos, extrapolables a otras áreas de Imperio, son también fruto de una análisis unilateral de la realidad histórica; según éste, el registro arqueológico es contemplado de acuerdo a su mayor o menor adecuación a los presupuestos romanos, referente último de desarrollo. Por último, el análisis del sustrato previo a la presencia romana en los diferentes territorios resultará un fundamental elemento de análisis. Así, en el caso hispano, al menos hasta la puesta en marcha del proceso de municipalización cesaroagusteo, e incluso hasta la etapa flavia, la implantación romana se 33 caracterizará por la adecuación, en gran medida, a la realidad existente . El proceso diferencial de integración de las diferentes regiones y sus pobladores en la órbita romana debe buscarse en su mayor o menor adecuación a los esquemas romanos, más que en su grado real de desarrollo cultural, no siempre fácil de definir y cuantificar empleando parámetros actuales. No faltan, no obstante, iniciativas inéditas hasta 30 KEAY 2001, 116. Las tan frecuentemente calificadas de “pervivencias” (BENDALA 2002, 140; BENDALA 2006a, 290; JIMÉNEZ 2008, 39), mal interpretadas como elementos anacrónicos y descontextualizados, reticentes a entrar en el sistema romano. Frente a ello, acertadamente se ha insistido en su carácter de rasgos previos asumidos de forma más o menos natural en el nuevo ordenamiento, dada su validez y aceptación en éste. En el fondo, el concepto de “pervivencia” surge de una intransigente y unidireccional interpretación de la presencia romana, incluyendo todo aquello que no se ajusta al modelo ideal, por otro lado, establecido de forma artificial tanto por la historiografía antigua como posterior. 32 Ya que, según una afirmación de A. Jiménez (2008, 45) formulada a partir de la lectura de H.K. Bhabha: “porque si el “otro”/inferior no se ajusta exactamente a este estereotipo [de acuerdo a las necesidades del conquistador], se convierte en un ser híbrido difícil de controlar y capaz de moverse con cierta soltura en los dos mundos supuestamente opuestos del dominador y los dominados”. 33 Un completo recorrido por los diferentes recursos empleados por Roma para la creación y sanción de asentamientos en la Península ibérica, en el ya casi clásico pero no superado BENDALA ET AL. 1986. 31 Bollettino di Archeologia on line I 2010/ Volume speciale B / B5 / 1 Reg. Tribunale Roma 05.08.2010 n. 330 ISSN 2039 - 0076 www.archeologia.beniculturali.it/pages/pubblicazioni.html 6 XVII International Congress of Classical Archaeology, Roma 22-26 Sept. 2008 Session: Roma en el Mediterráneo: caracterización de las relaciones entre el mundo autóctono y la implantación romana a través del análisis de diferentes aspectos del ámbito de las creencias entonces en los territorios, ya sea a través de estrategias militares y/o jurídico-administrativas, con las que Roma buscará facilitar el control del territorio. De esta forma se llevarán a cabo nuevas fundaciones o se potenciarán determinados núcleos en detrimento de otros, buscando consolidar estructuras políticas y económicas más acorde con la más o menos experimentada administración romana en las diferentes épocas. Algunos de estos aspectos son los que también, tradicionalmente, han provocado la ambivalencia entre Oriente y Occidente, reflejada en un comportamiento y unas reacciones muy diferentes por parte de Roma. De hecho, son muchos los ámbitos en los que Roma heredó el bagaje cultural especialmente helenístico, provocando que buen número de los elementos asumidos por ella y exportados a su vez en su 34 expansión tuvieran un origen claramente heleno. Por tanto, lejos de una transformación forzada de los territorios y de sus modos organizativos y de vida, la paulatina adecuación del sustrato previo en las diferentes áreas a las necesidades romanas se puso de manifiesto en aspectos tales como la ocupación del medio natural o la expansión del fenómeno urbano y las soluciones dadas a éste. Del mismo modo, tuvo también su trascendencia en otros aspectos de la vida social, tal y como la investigación en los últimos años parece hacer notar en fenómenos como la diferencial adopción del culto imperial, la perduración de cultos y tradiciones funerarias previas, la inclusión de las antiguas elites – o las de nuevo cuño- indígenas en los cuadros municipales de las diferentes ciudades, el mantenimiento de instituciones cívicas o de sistemas de tenencia y explotación de la tierra, entre otros. De modo recurrente muchos de estos esquemas y comportamientos han sido leídos como logros exclusivos del proceso de romanización, obviando que algunas de estas realidades, ya existentes con anterioridad, aunque muy próximas a las de los recién llegados, convivieron de forma paralela. Agradecimientos No queremos dejar pasar la oportunidad de agradecer muy sinceramente el interés y la disponibilidad de los amigos y colegas que hicieron posible la celebración de la sesión que introduce este texto en el marco del XVII CIAC celebrado en Roma: Valentina Da Pozzo, con la que compartimos las tareas de coordinación; Sebastiana Mele, Manuela Puddu, Fernando Lozano, Fernando Prados y Diana Gorostidi, que respondieron con ilusión y su buen hacer a nuestra invitación; por último, el prof. Simon Keay, quien asumió con gran dedicación e interés la labor de moderar el debate, aportando sus siempre atinados puntos de vista y enriqueciendo enormemente la sesión. Oliva Rodríguez Gutiérrez Universidad de Sevilla Departamento de Prehistoria y Arqueología, Facultad de Geografía e Historia, Maria de Padilla s/n, 41004 Sevilla, España E-mail: [email protected] Bibliografía ABASCAL J. M., ESPINOSA U., 1989. La ciudad hispanorromana. Privilegio y poder. Logroño. ALFÖLDY G., 2005. Romanisation – Grundbegriff oder Fehlgriff? Überlegungen zum gegenwärtigen Stand der Erforschung von Integrationsprozessen im römischen Weltreich. En Z. VISY (ed), Limes XIX. Proccedings of the XIXth International Congress of Roman Frontier. Pécs, 25–56. 34 Aunque Roma no será el único agente de este proceso, destacando el peso del mundo púnico en esa expansión del helenismo a los confines del mundo mediterráneo. Véase Prados, 2008; sintetizado en su aportación en estas actas. Bollettino di Archeologia on line I 2010/ Volume speciale B / B5 / 1 Reg. Tribunale Roma 05.08.2010 n. 330 ISSN 2039 - 0076 www.archeologia.beniculturali.it/pages/pubblicazioni.html 7 O. Rodríguez Gutiérrez - Revisión del concepto de romanización, nuevas propuestas y líneas de trabajo de la investigación actual. El mundo de las creencias religiosas como caso de estudio BARRETT J. C., 1997. Romanization: a critical comment. En D. J. MATTINGLY (ed), Dialogues in Roman Imperialism. 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