Secuencia (1990), 17, mayo-agosto, 45-50 ISSN: 0186-0348, ISSN electrónico: 2395-8464 DOI: http://dx.doi.org/10.18234/secuencia.v0i17.293 .Comentario Francisco Valdes Ugalde E ste comentario se divide en dos partes: 1) observaciones a las po­ nencias presentadas y 2) apuntes sobre los cambios del modelo politico y social que estan en pleno curso en el pais. Lo primero que me gustaria senalar es que no soy un especialista en elecciones y que, por lo tanto, no voy a referirme a cuestiones de metodo y enfoque en de­ . talle. Como puede verse, en las exposi­ ciones que hemos escuchado se nos presentan varias relaciones entre los acontecimientos electorales y partida­ rios de los ultimos afios a partir de una idea central: el aurnento de la competen­ cia electoral de los partidos politicos de oposici6n respecto del PRI. La revision de los datos de las elecciones federales y es­ tatales celebradas entre 1988 y princip­ ios de 1990 que nos presenta el trabajo de Leonardo Valdes, nos lleva a la con­ clusion de que el aumento de la compe­ titividad de la oposici6n no es un fen6meno pasajero, sino una tendencia destinada a permanecer y a desarro­ llarse, aunque con una distribuci6n re­ gional heterogenea tanto por los niveles de participaci6n que muestra como por las correlaciones entre partidos que el voto ciudadano ha impreso a las insti­ tuciones de gobiemo en las diferentes --- SECOENClfi Revistadehistoriaycienciassociales -elecciones federales, estatales y munici­ pales. En terminos nacionales, podemos ver un PRI debilitado que ha entrado de Ueno, desde lacampafia electoral y reno­ vadamente luego de julio de 1988, en un proceso de adaptaci6n a las nuevas condiciones buscando c6mo estabilizar su declinaci6n mediante la renovaci6n de sus bases de apoyo y creando o ajus­ tando los mecanismos legales y extrale­ gales que le pennitan mantener c6mo­ damente el poder. Por otro lado, un PAN fortalecido al grado de empezar a par­ ticipar en lo que ese mismo partido ha llamado tareas de cogobiemo, y una izquierda mejor organizada para la lu­ cha electoral pero aun muy fragmentada y diluida en su propuesta de gobierno. Quisiera senalar los que me parecen los aportes mas interesantes de la po­ nencia, para luego formular algunas dudas y problemas que remiten a los asuntos involucrados en el cambio de modelo politico. El primer acierto del trabajo es el de presentar una descripci6n que reune los elementos esenciales del proceso elec­ toral (y niuchos del proceso politico mas amplio) de 1988 a la fecha. El segundo gran acierto consiste en lo que ya men­ clone referente a. mostrar c6mo el au­ mento en la competencia electoral per­ mite suponer que lo que ocurri6 en las elecciones de julio de 1988 no es un acontecimiento aislado, sino una tenden­ cia que habra de pronunciarse en el futuro. El tercer punto que llama la aten­ ci6n es el de la incertidumbre respecto a la tendencia del abstencionismo, pues la conjunci6n deuna creciente y ya muy alta competitividad electoral refleja la ca­ nalizacion de un descontento que dificil­ mente puede reducirse a la porci6n votante de la ciudadania. Mas bien habrfa que pensar en la existencia de un des­ SECOENClfi Revistadehistoriaycienciassociales contento politico y social que nose ca­ cial en el carnbio politico que experi­ naliza actualmente por la via electoral y menta el pais. Muchos autores han seii.alado que la que podria dar lugar a movilizaciones de otro tipo, ya sea en con,.tra o en apoyo crisis econ6mica unida a las transforma­ del gobiemo y del PRI. Esta seria una ciones demograficas y culturales del pais primera pregunta: lC6mo interpretar el ha dado lugar a un proceso de cambio de las instituciones politicas. Algunos abstencionismo? Pero si pensamos con un poco de . han incluso afirmado que a la organiza­ detenimiento nos encontramos con la ci6n de un nuevo esquema de relaciones necesidad de hacer la misma pregunta econ6micas entre los distintos sectores respecto de los que si votaron: la que y clases sociales, entre la sociedad y el se debe que muchos electores presionen gobiemo, y entre el pais y el orden inter­ con su voto en favor de la oposici6n nacional, corresponde la organizaci6n contribuyendo asi ­no sabemos si in­ de un esquema de relaciones politicas tencionalmente o no­ a transformar la diferente al que ha prevalecido hasta configuraci6n de nuestro sistema poli­ hoy. tico? Crea que la importancia de esta Lo electoral es la instancia en la cual pregunta no necesita ser exagerada; bas­ se concentran, en muy alta medida, tanto ta observar las recientes elecciones en las presiones del electorado y los parti­ Nicaragua y, mas ampliamente, lo que dos politicos por efectuar cambios de ocurre en Europa central, para enten­ gobiemo o en el gobiemo, coma las es­ .der la dimension del problema. En pocas trategias de cambio y resistencia gene­ pala bras, formularia asi la pregunta: lde radas desde el interior del regimen. Para que electorado estamos hablando cuan­ apoyar esta idea basta observar lo que do analizamos con sorpresa la evoluci6n ocurre en las elecciones desde los afios reciente de las elecciones en Mexico? 70 y, particularmente, desde 1988 y los Dejando en libertad a los expositores efectos que estas han tenido en la re­ de contestarla como gusten o aun de no configuraci6n de los alineamientos par­ contestarla, con ella nos adentramos en tidarios. el terreno de la cultura politica nacional Sin embargo, estamos en presencia que es hasta hoy, aunque parezca para­ de hechos que nos remiten, por una d6jico afirmarlo, un terreno poco cono­ parte, a lo que ocurre en las instituciones cido del cual forman parte tanto los que reales y formales que norman o deter­ votan coma los que no lo hacen pues, a minan los procesos electorates y, por la fin de cuentas, todos son vecinos. otra, a las transformaciones ocurridas en la cultura y los proyectos de los agentes sociales que influyen en el electorado. II En ambos campos esta desarrollandose una verdadera lucha por la conservaci6n Quisiera ahora plantear algunos proble­ o el replanteamiento del contrato o pacto · mas relacionados con lo electoral y par­ social, si se acepta la existencia de un tidario pero que no se agotan en ello. La conjunto de relaciones sociales que intenci6n es destacar varios procesos rnerezcan dicho nombre. sociales y politicos indisolublemente Las reformas de la economia y del asociados al comportamiento electoral Estado emprendidas por los dos ultimas y que me parece juegan un papel cru­ gobiemos, son reformas cuya profundi­ -- SECOENClfi Revistadehistoriaycienciassociales -- dad las distingue del reformismo ordi­ nario que ha caracterizado al sistema politico. Estas reformas no tratan de hacer ajustes dentro de un pacto social, sino de cambiar de pacto. Ya se ha di­ cho, pero quizas no todavia con la fuer­ za que lo ameritaria, que en 1982 se inici6 lo que podriamos Hamar la pos­ revoluci6n, la que, en el mejor de los casos, implica una revision, cuando no un simple adi6s a la revoluci6n rnexi­ cana .. En este proceso quizas nada este mas en juego que el caracter tutelar del au­ toritarismo mexicano surgido de la revo­ luci6n. La legitimidad del Estado pos­ revolucionario frente a las clases popu­ lares ha descansado en el compromiso constitucional del Estado de mediar entre desiguales en favor de los mas debiles, recogiendo una demanda social de pro­ tecci6n y resistencia respecto a las for­ mas seculares de explotaci6n y domi­ naci6n autoritaria que, al final de cuen­ tas, ha servido mas para reproducir a estas ultimas que para reducir la desi­ gualdad. Para demostrar esto bastan las datos emitidos par el propio gobierno a traves del Programa Nacional de Soli­ daridad. Hoy ese compromiso y sus media­ ciones correspondientes estan cambian­ do sustancialmente, al grado de hacer dificil pensar que el futuro del pacto social sea una prolongaci6n del ante­ rior. Hoy se enfatiza la igualdad entre libres concurrentes y se desplaza al go­ bierno de una funci6n de mediaci6n entre clases sociales a otra de paliar los resultados inevitables de la "moderniza­ cion" econ6mica. Hay aspectos del pacto posrevolucionario que estan en plena crisis o que virtualmente ya no existen, y son todos aquellos que dificultan la inserci6n del pais en un contexto inter­ nacional que se presenta extremada­ mente fluido y cambiante: pueden ci­ tarse como ejemplo las normas que rigen las relaciones entre el capital y el tra­ bajo, el tamano y las funciones del Es­ tado, o que obstaculizan el desarrollo de formas modemas de producci6n, las normas (o practicas) que regulan la propiedad agraria y el control nacional sabre los recursos naturales. En este sentido el debate nacional es un debate constituctonal de tal envergadura que conduce a cambiar el pacto social y su expresi6n escrira: ·la Constituci6n po­ litica. Sin comprometer hip6tesis sabre el derrotero que habra de seguir la creaci6n de una nueva institucionalidad politica, todos los signos apuntan a suponer que la actual tendra que sufrir cambios aun mis profundos de los que ya ha sufrido para permitir el paso de un. esquema agotado y cada vez mas dificil de repro­ ducir sin recurrir a la represi6n, a uno nuevo que sea plural e igualitario. Aunque suelo llevar siempre conmigo como ref erencia intima la maxima de un amigo que dice que el mundo se divide entre quienes son pesimistas y quienes estan mal informados, no puedo menos que reconocer que la actual vitalidad electoral del pais refleja una fuerte ne­ cesidad de democratizaci6n y partici­ paci6n politica; pero tambien que esta necesidad se produce en el marco de un replanteamiento de la institucionali­ dad politica mas amplia y del pacto 0 los pactos sociales que hay que recons­ truir y que tienen que ver con la con­ vivencia social en aspectos cruciales como la distribuci6n de la riqueza so­ cial y la vigencia real de un Estado de derecho, legitirno por el solo hecho de serlo. Los partidos politicos tendrian que re­ · conocer abiertamente la complejidad de · este problema, y no veladamente como SECOENClf! Revistadehistoriaycienciassociales -----··~·----··- ­­ ­­ ­­ ~:­~::­~~~­ ­ ~ --- SEC<IENClf! Revis1adehistoriaycienciassociales -- dan la impresi6n de hacerlo ahora, pre­ sentandose en la escena electoral coma si solamente se tratara de avanzar sabre un terreno previa y consensualmente definido y no de una situaci6n en la que · la tendencia predominante es la de la redefinici6n de todas las reglas del juego economico, politico, social y cultural. El neoliberalismo ya esta aqui ­aun­ que en Inglaterra parece que se va­, y por lo vista lleg6 para quedarse aunque no podemos estar seguros de que lo con­ seguira. Pero esto depende de su habili­ dad para desprenderse del viejo pacto social heredado de la posrevoluci6n y para tejer un acuerdo con el Partido Acci6n Nacional y los principales po­ deres econ6micos con el objeto de hacer irreversible la instauraci6n del modelo econ6mico (pagando el costo de cierta alternancia en el poder). El que las cosas adopten un cariz diferente depended. de las capacidades y posibilidades de la izquierda para to­ mar la iniciativa y formular y difundir co­ herentemente un programa econ6mico y politico posneoitberat (con alcances de pacto hist6rico) y no preneoliberal como parece ser el caso. Pero volviendo al principio, todo esto encierra, para los partidos politicos, para la ciencia politica, para el pais, conocer al electorado, entender su forma de par­ ticipaci6n o abstenci6n y los contenidos de interes, valor y proyecto asociados al proceso electoral.