Experiencias anteriores de profesores en secciones bilingües

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PROGRAMA DE
SECCIONES BILINGÜES ESPAÑOLAS
EXPERIENCIAS
Nombre: José Ignacio González
Pradales
Centro educativo: Gymnázium
Olomouc-Cajkovského
Ciudad: Olomouc
País: República Checa
La llegada al país fue tranquila; yo ya
conocía el país por una estancia
anterior de tres años. Así que no tuve
ningún problema para moverme por
Praga y coger un tren a Olomouc,
donde me esperaba el jefe de la sección, que me llevó a la casa de la que sería
mi compañera de Física y Química. Los primeros días fueron de muchas
presentaciones y de caras nuevas, de acogida amable y distanciada, pero
también de trabajo sin pausa.
El alojamiento tardó solo un día por los trámites del contrato; era un pequeño
apartamento reformado y con mucha luz. Me lo había servido en bandeja una
compañera checa, que se desvivió por encontrarme una vivienda de calidad.
Mi periodo de adaptación fue breve. Por mi conocimiento del terreno (ya había
visitado Olomouc como turista) y por la buena acogida de compañeros checos
y españoles, de la sección y de fuera del trabajo.
El director del centro lleva su obligación con la Sección con mucha sensatez,
templanza y buena disposición. Esto es lo que marca mi relación con él; una
relación de confianza y respeto mutuo. Con los compañeros de trabajo, como
en toda comunidad humana, me muevo entre la cordialidad que va más allá de
lo laboral y la corrección profesional.
Con los alumnos, la relación es muy positiva, en el sentido de una
comunicación muy fluida pero sin llegar a “perder los papeles”, o sea, sin llegar
a olvidar quién es el profesor y quiénes los alumnos. Creo que en mis clases
hay un clima positivo de comunicación que favorece el proceso de enseñanzaaprendizaje, y motiva.
La verdad es que, los tres primeros años de estancia aquí, he tenido mucha
suerte a la hora de conocer gente fuera del ambiente de trabajo gracias al
grupo de gente que ya se había formado antes de llegar yo. Llegamos a ser
una verdadera “colonia” de españoles, muchos de ellos vascos, enviados por
sus empresas para abrir nuevas fábricas. Fueron algunos compañeros de la
sección los que me fueron presentando a aquella cuadrilla, con la que en un
ambiente de franca amistad hicimos excursiones, cenas, fiestas de
cumpleaños, de Navidad, juegos de bolos…
Según he ido conociendo más a la gente de este país, más claras me parecen
las diferencias culturales con mi mundo. Más allá de las vistosas diferencias
más folclóricas. Yo me refiero a un plano más de contacto humano. Profundizar
en esto sería hablar de experiencias tan íntimas que no caben en esta
“conversación”.
Muchos han sido mis viajes durante mis vacaciones. Por todo el país, y fuera
del país: Londres, Roma, Viena, Bratislava, Varsovia, Ginebra, Venecia… Pero
uno de los inolvidables fue el que hice con dos amigos españoles, uno de ellos
recientemente fallecido, por Kutná Horá, de fantástica catedral y húmedas
minas de plata, Telc y su plaza de fachadas coloristas como de cuento
medieval, Kolín, Kromeriz y sus jardines…
He echado de menos de España: El pescado fresco; la tierna merluza, la
humilde sardina fresca, el escurridizo congrio, la voluptuosa sepia…a la
plancha y el sacrílego –porque es un pecado- pulpo, el rey del mar. Los
churros. El chocolate a la taza…espeso.
Sé el checo suficiente para resolver situaciones básicas de comunicación, por
eso no me motiva aprender más. Y a estas alturas ya no me parece una lengua
inabordable; si tuviese la obligación, podría aprender un checo decente…pero
también requiere un tiempo que es de oro.
Ha sido la experiencia más enriquecedora de mi vida, hasta el momento. A
nivel personal, por esa distancia que te da de tu propia realidad cultural, social
y familiar que te ayuda a relativizar muchas cosas consagradas por la falta de
perspectiva. Y a nivel profesional, la experiencia es impagable: conocer otro
sistema educativo, el contacto con otro tipo de alumnado, las relaciones
normalmente muy buenas con compañeros de tu especialidad y de otras, de tu
ciudad y de otras, de tu país y de otros, la posibilidad de una formación
permanente con cursillos como los de la Agregaduría y el Cervantes de
Praga…participar en el Festival Internacional de Teatro en Español y preparar
antes la obra de teatro con los chicos del grupo teatral…
Es un estilo de vida que no podré tener nunca en España…
Como consejo a futuros candidatos le diría que vengan con toda la humildad
del mundo, dispuestos a dar mucho –porque mucho le van a devolverprofesional y humanamente; que no pretendan reformar el sistema educativo
del país al que vayan, antes bien, que aprendan de él; que aprovechen todas
las oportunidades de la vida cultural de estos países que se les presenten. Que
lo disfruten.
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Nombre: Inmaculada Martín
Hernández
Centro educativo: I.B. Paisii
Hilendarski
Ciudad: Dupnitsa
Estado / provincia: Kiustendil
País: Bulgaria
La llegada al país fue buena, tenía un
apartamento moderno disponible y bien
equipado, las cosas que faltaban
llegaron al poco tiempo. Los profesores veteranos me ayudaron a arreglar mis
papeles y realizar todos los trámites necesarios como cambiar dinero o abrirme
una cuenta en el banco.
Mi periodo de adaptación en todo momento fue relativamente fácil, aprendí a
hacer las cosas básicas poco a poco (moverme por la ciudad, coger el autobús,
etc.) siempre con la ayuda de otros profesores.
La relación con los miembros del instituto ha sido siempre inmejorable.
Atendieron siempre a mis necesidades especiales por falta del conocimiento
del idioma, me facilitaron el trabajo rellenando todo tipo de papeles por mí,
cuidando mi horario y preocupándose por mí cada mañana cuando llegaba al
centro.
Los estudiantes búlgaros son cariñosos y obedientes, con los problemas
comunes de los adolescentes. Empatizan con el profesor extranjero, escuchan
y disfrutan de la relación. Son curiosos, quieren saberlo todo de ti, celebran
contigo todas las ocasiones como cumpleaños, fiesta de la mujer, etc. y no son
nada rencorosos debido a notas o problemas de disciplina en el aula.
Los profesores y algunos miembros de la comunidad abren los brazos a todo el
mundo cuando llega, normalmente siempre hay alguien dispuesto a llamarte
nada más aterrizar, para que no te sientas solo. Conocer gente fuera de la
comunidad española es más difícil, debido a las dificultades del idioma. Pero el
amigo búlgaro lo es para toda la vida y aunque lleve más tiempo, al final los
acabas teniendo.
Quizás la diferencia cultural fundamental es el trato con desconocidos, el trato
al cliente en tiendas, hoteles, restaurantes, etc. pero no suponen un problema.
Los búlgaros son conscientes de que eres extranjero y suelen saber que
puedes cometer algún error cultural, como entrar en su casa con los zapatos
puestos.
He viajado mucho a lo largo de dos años, viajes cortos de tres, cuatro o siete
días por Rumanía, Macedonia, Bulgaria, Hungría y Turquía, esto quizás lo
mejor de estar aquí. No podría decantarme por ninguno, solo apuntar que son
muy baratos y las posibilidades se multiplican.
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De los artículos que he echado de menos, los medicamentos, los traigo de
España, es difícil saber qué estás tomando. Lo demás se puede encontrar
básicamente aquí, lo que traigo lo hago más por capricho que por una
necesidad real.
Fui a clases de búlgaro nada más llegar pero no me gustó el método de
enseñanza y lo dejé al poco tiempo. En seguida te das cuenta de que no
necesitas conocer mucho para moverte. No he aprendido más del idioma por
falta de atención, pero sí lo básico para moverme día a día.
Entre las ventajas que me aporta participar en este programa destacaría:
Conocer otra cultura profundamente, disfrutar de viajes y de una experiencia
totalmente nueva. He aprendido muchísimo de los estudiantes, que son una
fuente inagotable de información.
Como consejo a futuros candidatos, les diría que no intenten adaptar el trabajo
a nuestras ideas preconcebidas de cómo ha de ser la enseñanza. Estamos en
otro país, con otras costumbres, la crítica no siempre es bien recibida. Hay que
relajarse y disfrutar de la experiencia intentando solucionar los problemas poco
a poco y dejando de lado las comparaciones, en muchos casos negativas,
sobre todo si estamos ante otros profesores. Ante los problemas en las casas,
en la calle, etc. lo mejor es tomárselo con humor, pensando que nuestra
situación de extranjeros es privilegiada y que todo se puede solucionar.
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Nombre: César Rodríguez Dopico
Centro educativo: Gymnazium Ludka Pika
Ciudad: Pilsen
País: República Checa
A mi llegada al país la verdad es que me
recibieron perfectamente, tanto el equipo directivo
del instituto como el jefe de la sección, que me
ayudó también en lo personal para facilitarme la
estancia durante los primeros días. En cuanto al
alojamiento, y en espera de que terminasen las
obras de renovación en el apartamento del
instituto, me proporcionaron una habitación en
una residencia de estudiantes, que funciona
también como un albergue de juventud.
Mi periodo de adaptación fue bastante normal: depende del carácter que tenga
cada uno y de sus necesidades o expectativas. Pilsen es una ciudad
relativamente pequeña y, a una hora de Praga, muy bien situada. Y la gente no
es muy expresiva pero sí bastante amable. Claro que el periodo de adaptación
no termina tan fácilmente cuando se proviene de una cultura diferente; poco a
poco vamos descubriendo esas diferencias.
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En general, yo creo que la relación con los alumnos es dinámica y de
entendimiento mutuo; con los compañeros de trabajo impecable, y también con
la dirección del centro, que apoya plenamente la Sección Bilingüe, que se
acaba de inaugurar.
Empecé a conocer gente fuera del ambiente de trabajo básicamente, a través
de las clases de checo y por otra gente que me presentó una compañera de
trabajo. Respecto a las clases de checo, ya se sabe que los extranjeros
compartimos algo por el mero hecho de serlo, que estamos lejos de nuestra
cultura de origen.
Las mayores diferencias culturales con España son en lo general, que las
relaciones personales son más distantes, o que el espacio privado de cada
persona se respeta más. Por otro lado, se magnifica, justamente, el deporte y
también el alcohol, que a veces sirve como “objeto” de reunión.
También que la gente se descalza cuando entra en casas ajenas...en fin,
algunos detalles, y otras cosas, formas de vida: como que en invierno hace
buen tiempo, cuando para nosotros hace malo, la recolección de setas, el gusto
por el bosque, los paseos, los animales, la casa y la hospoda. Una vez casi
regalo un número par de flores, que aquí se ofrecen exclusivamente a los
muertos. Para los vivos, impar.
Salir de España para echar de menos España no tiene mucho sentido, porque
nadie nos obliga. Pero echo de menos algo más de pescado...a lo mejor...y un
poco más de ruido.
He ido a clases de checo para intentar entender algo y a clases de inglés para
poder “hablarlo”, como dicen los checos, que solo hablan una lengua cuando la
dominan.
Las clases de checo son bastante buenas, y el ambiente muy distendido y
amigable.
Entre las ventajas que aporta la participación en el programa se podría
destacar, una mayor experiencia, de momento, en el mundo ELE, con un
alumnado adolescente en una enseñanza reglada de un país centroeuropeo;
“enriquecimiento cultural”, por tópico que suene, y educación bilingüe que
debería ser un gran aliciente para los chicos y una importante motivación para
nosotros los docentes. También el conocimiento de una lengua eslava, aunque
sea superficialmente y por inquietud lingüística.
Como consejos diría que se traigan ropa de abrigo, que si quieren practicar los
deportes de invierno es un buen lugar. El resto, voluntad y ganas de trabajar. Y
evidentemente, que es un país muy bien situado para viajar, que cuenta con
innumerables castillos y con una arquitectura maravillosa y que
económicamente crece de forma importante, con una capital que tiene muchos
eventos culturales..., así que, nada, ya sabe. Con respecto a Pilsen es una
pequeña ciudad que está a una hora de Praga. Pero es posible aprender checo
y conocer a otros extranjeros que se encuentran en una situación parecida.
Aunque para adentrarse en la realidad del país, es necesario conocer a los
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checos, que, aunque nos parezcan poco expresivos (percepción cultural y
relativa), son en general bastante amables. Por lo demás, es un buen lugar
para aquellos a los que les gusten los deportes de invierno, o el deporte en
general, y también las bicicletas y la naturaleza, y después de todo, si están
cansados, la mejor cerveza del mundo; posiblemente.
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Nombre: Vanesa Roca Bautista
Centro educativo: Gimnazjum nr 3 im Jana Pawla II
Ciudad: Gdansk
País: Polonia
Mi llegada la país fue tras un largo viaje, pasando la
noche en Londres, desde Jerez. En el aeropuerto me
esperaban mis compañeras y el director del centro.
Me llevaron primero a comer y después me
acompañaron a mi piso (muy cerca del centro
educativo y de muy buenas condiciones), luego mis compañeras me
acompañaron al supermercado para las primeras compras.
Me adapté rápido, el sistema es fácil de aprender, lo difícil son todas las
pequeñas reglas diarias. Por ejemplo, los chicos no pueden tener dos
exámenes el mismo día, todos los días hay que poner la fecha y el tema de la
clase en la pizarra, si haces sustituciones las tienes que escribir en un libro de
la sala de profesores y a final de mes buscar al vicedirector con un formulario
donde pones tus horas extras para que te lo firme, etc.
La relación con los alumnos y mis compañeras de sección es muy buena, con
el resto de los profesores (los más jóvenes y que hablan inglés) también
buena, al igual que con la dirección.
No me relaciono con gente fuera del ambiente de trabajo porque no me gusta
salir por la noche y las tardes las dedico a preparar clases y a estudiar. En
general me relaciono con otros profesores españoles de otras secciones en la
misma ciudad.
La mayor diferencia cultural con España es el sistema de notas, aquí es casi
obligatorio poner notas buenas y para ello se hacen multitud de actividades que
llevan notas (deberes, trabajo extra, pósters, etc). Otra diferencia grande es la
presencia de la religión en la escuela, todos mis alumnos van a misa los
domingos y hacen catequesis para la confirmación.
Pienso que no he cometido ningún error por la costumbre de tratar con
estudiantes extranjeros, anteriormente tenía experiencia con alumnos
universitarios americanos y en clase hay que tener cuidado con los temas que
se trata, así que no era algo diferente para mí.
Viajé el año pasado durante las vacaciones y algún puente estuve en
Estocolmo, Praga, Cracovia y Varsovia.
No he echado nada de menos de España excepto a los amigos.
No he podido ir a clases para mejorar el idioma por varios motivos, hay pocas,
son muy caras (prácticamente el dinero que gano con mi trabajo) y estoy
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estudiando (el año pasado un máster, este año empiezo el doctorado).
He hecho cursos de CNICE (no cada semestre) y el máster y el doctorado por
la UNED.
Las ventajas de participar en el programa personalmente son; vivir en el
extranjero siempre me aporta algo intelectualmente. Conocer otra cultura, otro
tipo de gente para mí es muy interesante.
Como consejos a futuros candidatos sobre todo que sean muy diplomáticos y
cautos.
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Nombre: Eija Horváth Faller
Centro educativo: Instituto Bilingüe Károlyi Mihály
Ciudad: Budapest
País: Hungría
Mi llegada al país en mi caso es un poco particular, pues aunque crecí y realicé
mis estudios en España desde los 4 años, con lo cual mi primera lengua es el
español, nací en Hungría, donde vive parte de mi familia. Por esta razón, mi
llegada al país, la búsqueda de alojamiento, y el periodo de adaptación fueron
bastante rápidos.
El periodo de adaptación fue rápido y fácil, en parte debido a las razones antes
mencionadas. De todas maneras, en mi opinión los húngaros son personas
abiertas y hospitalarias.
Mi relación con los alumnos a los que imparto clase es muy buena, en general
se puede afirmar que los alumnos húngaros son respetuosos y tienen interés
en aprender sobre la lengua y la cultura hispánicas. Además, los grupos no son
muy numerosos, lo cual ayuda a que podamos realizar un aprendizaje basado
en actividades comunicativas y en la interactividad. Los compañeros son muy
simpáticos y nos ayudan en todo lo que pueden, como también lo hace la
dirección del centro.
Aunque por las razones antes mencionadas ya conocía a algunas personas, la
verdad es que la mayoría de las personas a las que conozco en Hungría están
relacionadas con mi ambiente de trabajo: el Instituto Bilingüe y el Instituto
Cervantes de Budapest.
Ya conocía muchas de las diferencias culturales cuando llegué a Hungría, pero
creo que en este aspecto nunca se puede dejar de aprender. En mi opinión, las
diferencias culturales entre estos dos países no son muy llamativas, se trata
más bien de pequeños aspectos como los saludos (en Hungría es más
frecuente saludar dando la mano), diferencias en los horarios, etc.
La mayoría de los viajes que he realizado desde que estoy en Hungría han sido
a España, por un lado para visitar a mi familia y amigos, y por otro porque estoy
realizando mi tesis (Doctorado en Literatura Hispanoamericana) en la
Universidad Complutense de Madrid.
Creo que lo que más echo de menos de España es la comida. La gastronomía
húngara es muy sabrosa pero muy pesada para mi gusto. Echo de menos las
ensaladas, el pescado... También existen algunos productos difíciles de
encontrar (como por ejemplo algunas medicinas) o artículos que en Hungría
resultan más caros o inusuales (aceite de oliva virgen, garbanzos,...). Y otra
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cosa muy importante: echo de menos la luz, porque en Hungría anochece muy
pronto, sobre todo en invierno.
No he asistido a clases de húngaro para mejorar el idioma, porque soy
prácticamente bilingüe.
Entre las ventajas que aporta la participación en el programa destacaría el
obtener más experiencia profesional, participar en grupos de trabajo (en mi
caso de Civilización, que es una de las asignaturas que imparto) y en cursos de
formación, la posibilidad de trabajar fuera de España con el apoyo del
Ministerio de Educación y de la Embajada de España y de conocer a
especialistas de la enseñanza de otros países, con el consiguiente
enriquecimiento profesional que ello supone.
A los futuros candidatos les diría que se apunten al programa, y que se atrevan
a participar y a vivir en otros países, porque el conocimiento de otras culturas
no sólo nos ayuda a conocer mejor la nuestra, sino también es imprescindible
para entender la sociedad cada vez más multicultural que nos rodea.
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