TEMAS PRINCIPALES Y SECUNDARIOS EN LA CASA DE BERNARDA ALBA • El tema principal de la obra lo constituye la clave fundamental del teatro lorquiano: la represión ejercida por una moral estricta y autoritaria y las ansias de libertad de aquellas personas esclavizadas. Es el enfrentamiento entre dos actitudes vitales y dos ideologías (modelo de conducta autoritario y rígido frente a otro abierto y progresista) : la que defiende una forma de vida dominada por las apariencias, las convenciones sociales, la moral tradicional basada en el autoritarismo (representada por Bernarda que asume la moral del pueblo para imponer su poder sobre sus hijas) y la que proclama por encima de todo la libertad del individuo para opinar y actuar (encarnado por Mª Josefa y Adela). • En LCBA se tratan diversos temas que podríamos englobar en dos apartados: temas de carácter social y temas de tipo existencial. El tema central (el conflicto entre la moral autoritaria y el deseo de libertad) participa de ambas dimensiones. • En lo que se refiere al plano social, se ha discutido mucho sobre si la intención de Lorca era hacer una crítica directa a la situación en la que se vivía en los pueblos de España en los años treinta (con lo cual la obra tendría una carga política, relacionada con los conflictos que se vivían en el país en aquellos momentos), o proponía una reflexión sobre la injusticia social en sentido general. Aunque ambas posibilidades son compatibles, es obvio que el valor artístico de la obra hace que sean más importantes sus implicaciones universales (prueba de ello es la vigencia que sigue teniendo la obra) • Bernarda representa a un grupo social que podríamos caracterizar como clase media rural, obsesionada por mantener sus privilegios y las distancias con quienes consideran inferiores. A este respecto es muy significativa la relación tensa que tiene con Poncia; también lo es la obcecación que tiene con no casar a sus hijas si no es con hombres de su misma condición. ( Impidió las relaciones de Martirio con Enrique Humanes porque era hijo de un gañán y está dispuesta a no casar a ninguna de sus hijas, antes de hacerlo con alguien de clase inferior: “No hay en cien leguas a la redonda quien se pueda acercar a ellas. Los hombres de aquí no son de su clase”) • Plantea una jerarquía social muy definida, desde lo más elevado (Bernarda y su familia) hasta la miseria absoluta, la degradación social, la injusticia humana, representadas por la Mendiga. • El contraste entre riqueza y miseria se plantea desde la primera escena: Criada.- ¡Ya quisiera tener yo lo que ellas! Poncia.- Nosotras tenemos nuestras manos y un hoyo en la tierra de la verdad. Criada.- Ésa es la única tierra que nos dejan a los que no tenemos nada. (Acto I) • La criada se queja de la desigualdad social: “Suelos barnizados con aceite, alacenas, pedestales, camas de acero, para que traguemos quina las que vivimos en las chozas de tierra con un plato y una cuchara”. (Acto I ) Se trata de una división social inflexible, que permanece como resto del sistema feudal y que es asumida por todos, incluso por los desfavorecidos: se quejan, pero aceptan su condición. Tal es el caso de Poncia. Y resulta muy significativa la escena del acto primero en la que la otra criada, después de lamentarse por la situación de semiesclavitud en la que se encuentra en esa casa, asume el rol de “poderosa” cuando se encuentra con alguien inferior (la mendiga). • La Criada se mostrará mezquina con la Mendiga y así cada personaje tiende a humillar al que se sitúa en el estrato inferior de la pirámide social: Mendiga.- (...) Mi niña y yo estamos solas. Criada.- También están solos los perros y viven. (Acto I) • Las relaciones humanas están jerarquizadas y teñidas de crueldad y mezquindad con los que ocupan estratos inferiores. Bernarda es codiciosa y ruin, incapaz de cualquier impulso de generosidad. Pero no sólo ella es así. Aunque la Poncia no humilla a la Criada, mantiene las distancias y la trata desde cierta posición superior: Limpia bien todo (...) Este cristal tiene unas motas. (Acto I) • La Criada será tratada de forma humillante por Bernarda: Menos gritos y más obras (...) Vete. No es este tu lugar. (...) Los pobres son como animales. Parece como si estuvieran hechos de otras sustancias (Acto I ) • Poncia también será humillada por Bernarda, quien le recordará sus orígenes, sus obligaciones y la distancia social entre ellas: ..tú no los tienes (humos) porque sabes muy bien cuál es tu origen (...) Obrar y callar a todo. Es la obligación de los que viven a sueldo. (Acto II) • De este modo, el posible conflicto de clases queda reducido al hondo rencor que el poder y la sumisión engendran entre unos y otros (como el que se guardan Bernarda y Poncia); pero ese odio, por fuerte que sea, no pone en peligro el sistema. (Poncia advierte a la criada que un día se hartará y se encerrará con Bernarda para estar escupiéndole un año entero. Pero sabemos que no lo hará). • La desigualdad afecta, incluso, a las hijas de Bernarda, puesto que sólo Angustias heredará una cantidad considerable de su padre, no así sus hermanas. • El dinero, también es nuclear en el conflicto que presenta la obra: lo “natural”, como dice Magdalena en un momento dado, sería que Pepe el Romano se interesará por Adela, joven y bella, y no por Angustias, ya mayor y poco agraciada. Pero se asume como normal que se mire antes que otra cosa el hecho de que la hija mayor tenga una herencia. Y la propia Angustias se lo echará en cara a su hermana Magdalena: “¡Más vale onza en el arca que ojos negros en la cara!”. • Las alusiones a este clasismo son más abundantes en el primer acto. Más adelante el autor se centra en las relaciones humanas • Todo este sistema se sostiene, además, en una visión rígida de la moral, que está sometida a una ley arbitraria: la de la costumbre. Se trata de una moral hipócrita: lo importante no es lo que pase, sino que se sepa. • Bernarda se mueve guiada por unos principios convencionales y rígidos, apoyados en la tradición, que exigen un comportamiento público inmaculado, es decir, una imagen social u honra limpia e intachable. La preocupación por la opinión ajena, el temor a la murmuración, el deseo de aparentar lo que no se es y, en definitiva, la hipocresía que enmascara y oculta la realidad constituye uno de los motivos recurrentes de la obra. • Simbólicamente, esta preocupación por las apariencias se refleja en la obsesión por la limpieza que caracteriza a Bernarda. La necesidad de aparentar define a Bernarda. Ya en las escenas del duelo le dirá a la criada : Debías haber procurado que todo esto estuviera más limpio para recibir al duelo (Acto I) • El miedo a la murmuración, que es una constante en la vida del pueblo, marca la conducta de Bernarda. • Por miedo a los comentarios, por ejemplo, Bernarda oculta a su madre, de la que se avergüenza. • A Bernarda sólo le interesan las apariencias, como lo demuestra, tras el episodio del robo del retrato de Pepe, al aconsejar a Angustias: Bernarda.- (...) Lo que pasó del retrato fue una broma y lo debes olvidar. Angustias.- Usted sabe que ella no me quiere. Bernarda.- Cada uno sabe lo que piensa por dentro. Yo no me meto en los corazones, pero quiero buena fachada y armonía familiar. (Acto III) • Tras el suicidio de Adela su obsesión llega al extremo de negar la verdad para ocultar la deshonra : ¡Mi hija ha muerto virgen! Llevadla a su cuarto y vestidla como si fuera doncella! ¡Nadie dirá nada! ¡Ella ha muerto virgen! (Acto III) • La mujer es la principal víctima de este sistema social. Son constantes a lo largo de la obra las alusiones a las diferencias entre hombres y mujeres; al hombre se le consiente todo, mientras que la mujer sabe que sólo tiene dos opciones: la sumisión absoluta o ser considerada “una mala mujer”. Por eso Bernarda le recrimina a Angustias que mire a los hombres durante el funeral. Por eso también Poncia aconseja a Adela que deje sus amoríos con el Romano: Para que las gentes no escupan al pasar por esta puerta (...) No os tengo ley a ninguna, pero quiero vivir en una casa decente. ¡No quiero mancharme de vieja! (Acto II) • • • • Lorca denuncia las diferencias establecidas en el comportamiento de hombres y mujeres y la marginación de la mujer en la sociedad de su época. Para ello enfrenta dos modelos de comportamiento femenino: El basado en una moral relajada: Paca la Roseta, la prostituta del vestido de lentejuelas que contratan los segadores y la hija de la Librada, que llevan una vida de aparente libertad. Viven al margen de la sociedad y son condenadas, moral e, incluso, físicamente, por el pueblo. El comportamiento femenino basado en la honra y en la decencia aparentes implica una sumisión a las normas sociales y convencionales, que discriminan a la mujer en beneficio del hombre. Desde el principio, Bernarda impone a sus hijas un determinado comportamiento que corresponde, de una parte, a su condición de mujeres y, de otra, a su nivel económico acomodado: “Hilo y aguja para las hembras. Látigo y mula para el varón. Eso tiene la gente que nace con posibles.” (Acto I) Se distingue el trabajo de los hombres y mujeres: los primeros trabajarán en el campo, mientras que las mujeres cuidarán de la casa. • • • • Además el realizar su trabajo en la libertad del campo y no en la prisión de la casa lleva a la mujer al deseo de ser hombre. (“Prefiero llevar sacos al molino. Todo menos estar sentada días y días dentro de esta sala oscura” dice Magdalena y Bernarda le responde: “Eso tiene ser mujer”. Después será la propia Magdalena, ya aleccionada por su madre, la que responda a Adela: “¡Cada clase tiene que hacer lo suyo!” ante el deseo de Adela de salir a los campos como los hombres). Esta situación opresiva llevará consigo el repudio de su propia sexualidad por parte de la mujer: “¡Malditas sean las mujeres!” afirmará Magdalena y “Nacer mujer es el mayor castigo” dirá su hermana Amelia. También se alude a la desigualdad de hombres y mujeres ante la ley, en el pasaje en que Martirio cuenta la historia del padre de Adelaida. Mientras que a la mujer le está vedada cualquier inclinación o impulso amoroso, al hombre le está permitido mantener relaciones extramatrimoniales. • • • • Poncia.- Hace años vino otra de éstas y yo misma di dinero a mi hijo mayor para que fuera. Los hombres necesitan estas cosas En ese control de las mujeres desempeña un papel fundamental la importancia que se le otorga a la virginidad femenina en ese sistema social . El matrimonio, por su parte, se presenta como un mero arreglo económico en el que no hay lugar para los sentimientos o para la realización personal. Esta sumisión de la mujer al hombre la lleva a aceptar con resignación el cumplimiento de la función que le asigna la sociedad. El personaje femenino se aborda, pues, desde la perspectiva de la soledad y la ausencia, que les lleva a buscar al hombre como un ser deseado y necesario para alcanzar la felicidad. • El drama de estas mujeres encerradas se concreta en la ausencia de amor y el temor a quedar solteras. Recordemos que para las mujeres de Lorca, la soltería y la esterilidad son los dos grandes problemas. • Conocemos cómo Bernarda, por medio de engaños, alejó a Enrique Humanes, que pretendía a Martirio. Su dominio tiránico y el luto riguroso impuesto condena a sus hijas a la ausencia del amor. No tienen posibilidad de entablar ninguna relación, pierden toda esperanza de casarse (“ Sé que ya no me voy a casar”, dice Magdalena en el Acto I ). La irrupción en su mundo cerrado de Pepe el Romano desencadenará las pasiones de estas mujeres solteras que desean casarse para liberarse de la tiranía de Bernarda y para ser felices, aunque eso suponga someterse al marido, al hombre. • En un plano personal podemos destacar otros temas de carácter existencial que aparecen en la obra, como son los del odio y la envidia. Ya hemos mencionado el odio mutuo entre Bernarda y Poncia , después de treinta años juntas no hay confianza entre ellas. (Dice Poncia: “Tenemos o no tenemos confianza” y contesta Bernarda: “No tenemos. Me sirves y te pago ¡Nada más!”) • Tampoco hay cariño en la relación entre Poncia y las hijas de Bernarda, a las que ha visto nacer. Cuando Poncia aconseja a Adela que se olvide de Pepe el Romano, ella le comenta: ”¡Qué cariño tan grande te ha entrado de pronto por mi hermana!” a lo que Poncia responde: “No os tengo ley a ninguna pero quiero vivir en casa decente”. • Pero cabe destacar muy especialmente la tristeza con la que Lorca plantea cómo los lazos afectivos entre hermanas se ven destruidos por la envidia, bien es verdad que como consecuencia de una situación antinatural impuesta desde fuera. Ninguna de las hermanas se alegra por Angustias y ella dice de Adela: “La envidia la come”. • Las mujeres viven encerradas en un mundo inhóspito y salvaje: los deseos de amar y de ser libres y la imposibilidad de alcanzarlos, impulsan a las hijas de Bernarda a alimentar fuertes sentimientos de odio y envidia. • La envidia de Martirio por Adela es uno de los desencadenantes de la tragedia, y se presenta también como algo inevitable: cuando hacia el final de la obra Adela hace un último intento de reconciliarse con la hermana, mostrando con su abrazo el único gesto físico de cariño, esta le contesta que ya no puede verla como hermana, sino como mujer. • Por otra parte, se alude frecuentemente a la envidia con que las demás hermanas ven el compromiso de matrimonio de Angustias con Pepe el Romano , cumpliéndose al final las palabras de la abuela María Josefa: “Pepe el Romano es un gigante. Todas lo queréis. Pero él os va a devorar” • También la desigualdad y la injusticia social provocan el odio de las criadas hacia Bernarda. Su orgullo y rigidez, su clasismo, le atraen el odio de las mujeres del pueblo . • Este drama de mujeres en los pueblos de España, del que Lorca advierte que tiene intención de documento fotográfico, presenta de manera rotunda y denunciadora aspectos muy duros de la España trágica. Es indudable, además, que ese “pueblo sin río, pueblo de pozos”, en palabras de Bernarda, equivale en el lenguaje poético de Lorca a un pueblo de vida estancada, paralizada, potencialmente fatal. Y si ese pueblo en singular se incluye en el plural del subtítulo, quizá podamos preguntarnos si no está refiriéndose a esa España aislada, de moral férrea , cerrada al resto del mundo por “muros gruesos” .