mundo M claves del 16 03 13 » Escriben y opinan » Los ejes Lorena Balardini, Cath Collins, Carlos Cruz, Raúl Olivera, Bruno Tondini y Gustavo Ruz Zañartu ¿Cómo es la situación en otros países mientras en Argentina avanza el juicio por la ESMA? www.tiempoargentino.com | sábado 16 de marzo de 2013 | [email protected] Derechos Humanos Las cuentas pendientes de América Latina Décadas después de que los gobiernos coordinaran acciones represivas contra su población, los responsables llegan al banquillo. Avances y retrocesos de la justicia en Brasil, Chile, Perú y Uruguay. Reclamo - La sociedad uruguaya volvió a la calle luego de que la Corte Suprema declarara inconstitucional la ley que anulaba la amnistía. AP 2 TIEMPO ARGENTINO | CLAVES DEL MUNDO | | sábado 16 de marzo de 2013 Pese a los avances en la justicia respecto de los crímenes de los gobiernos militares, la proporción de condenados sobre los imputados sigue siendo baja » Lorena Balardini Coordinadora área de Investigación (CELS) E l giro hacia la rendición de cuentas por los crímenes de lesa humanidad cometidos en la región en el pasado reciente constituye uno de los hechos más significativos en materia de justicia transicional del siglo XXI. Demuestra, además, que América Latina es un espacio actual de disputas, debates, avances y retrocesos en esta materia. En ese marco, el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) realizó un relevamiento del avance del proceso de justicia penal en Argentina, Brasil, Chile, Perú y Uruguay que será publicado en el informe 2013 de la organización y que reconoce cinco problemas centrales: demoras y dificultades en la administración de justicia, problemas El fallo de la Corte Suprema uruguaya que avala la prescripción de los crímenes hizo peligrar la continuidad de las investigaciones. en torno a la toma de testimonios y el trato hacia los testigos, escaso porcentaje de sentenciados en relación a los imputados, renuencia de algunos tribunales a utilizar el Derecho Internacional de los Derechos Humanos y complejas discusiones dogmáticas en torno a la anulación de las amnistías. Las demoras se encuentran generalmente vinculadas a problemas de recursos, organización de las causas, acceso a los archivos y producción de las pruebas. Los problemas para la toma de testimonios y el trato hacia los testigos se intensifican en países como Chile, donde sólo recientemente se ha considerado a los sobrevivientes como víctimas o en Perú, donde existe una enorme distancia cultural entre las víctimas y los operadores judiciales. El bajo porcentaje de sentenciados, por su parte, tiene como excepción la situación de Chile, donde el número es más parejo aunque con penas significativamente más bajas. En Perú, por otra parte, la proporción es inversa que en Argentina: mayor cantidad de absueltos que de condenados. Sobre el cuarto punto, la falta en la aplicación del derecho internacional de Derechos Humanos en tribunales locales, eso se da fundamentalmente en Brasil, Chile y Uruguay, donde un reciente fallo de la Corte Suprema volvió a poner el tema en la cima de la agenda informativa. Por último, las discusiones sobre la anulación de las amnistías son materia corriente en Brasil y Chile, y ahora nuevamente en Uruguay. Este último punto tiene efectos diversos. En el caso argentino, se ne- Procesados - La lucha de los organismos por obtener la justicia que les fue negada a sus familiares logró que los represores sean llevados al banquillo de los acusados. Una región que juzga su pasado oscuro Tras años de reclamos de la sociedad civil, los gobiernos latinoamericanos promovieron el avance en las causas por delitos de lesa humanidad. Un proceso con altibajos y actualidad dispar en cada país. cesitó una fuerte combinación entre la lucha histórica de los organismos y el apoyo de los tres poderes del Estado para habilitar la reapertura de los juicios. La combinación de voluntades fue más compleja en el resto de los países. En Chile, la justicia realizó "ro- Uruguay - La remoción de la jueza que condenó la dictadura generó protestas. deos" para juzgar efectivamente esos delitos, llegando a un total de 150 sentencias firmes a mayo de 2012. Pero su vigencia tiene efectos serios en la legitimidad y en la estabilidad del proceso, y predomina la aplicación sistemática de medidas tenuantes de la pena como la "prescripción gradual", que se ha utilizado en la mayoría de los casos entre 2007 y 2012. En Brasil, en cambio, la amnistía no partió de una estrategia de impunidad sino de un reclamo de derechos de las víctimas, pero una interpretación amplia por el Poder Judicial impidió hasta el momento la posibilidad de procesos penales. La Comisión de la Verdad que inició su trabajo en mayo de 2012 tiene, entre otras atribuciones, potestad para la recolección de nombres de perpetradores y, si bien no tiene facultades de investigación judicial, puede verificar la responsabilidad y autoría de los crímenes y remitir la información a la justicia. Por su parte, en Uruguay, la Ley de Caducidad no impidió del todo los juicios durante los gobiernos de Tabaré Vázquez y José Mujica, aunque persistían trabas. Su anulación parlamentaria mediante la Ley 18.831 no tuvo los efectos deseados: si bien a julio de 2012 estaban en curso 138 causas, no se instrumentaron medidas estatales para organizar la investigación de estos delitos. Las organizaciones de derechos humanos remarcaron la necesidad de crear una unidad especial de investigación para estos delitos, entre otras necesarias reformas, pero no se avanzó al respecto. El corolario de esta situación fue la regresiva sentencia de la Corte Suprema de ese país de febrero de 2013, que declaró inconstitucional la Ley 18.831. De este modo, se avala la prescripción de los crímenes de lesa humanidad, dando lugar a un preocupante esce- sábado 16 de marzo de 2013 | MIRADA I | CLAVES DEL MUNDO | TIEMPO ARGENTINO el fin de la impunidad institucionalizada » Carlos Cruz | Presidente de la asociación de abogados de buenos aires L os juicios promovidos para reconstruir la memoria e investigar los delitos por graves violaciones a los derechos Humanos, impulsados en las últimas décadas en américa latina, significan un aporte decisivo a los efectos de poder develar la dimensión de la tragedia represiva; a la vez que han servido –después de un largo período de impunidad institucionalizada– para poner de relieve los esfuerzos permanentes realizados por los sectores de poder, con el MIRADA II fin de construir un sistema legal y de administración de justicia tendiente a generar mecanismos antidemocráticos que les permitieran gozar de coberturas de impunidad, tal como es notorio en los avances y retrocesos judiciales producidos en esta materia en Perú, uruguay y brasil. en el caso de la república argentina, estas maniobras de encubrimiento, que contaron con la colaboración omisiva de algunos funcionarios judiciales, pudieron ser revertidas por el desarrollo de nuevas políticas públicas impulsadas en los últimos años y por la labor permanente de los organismos de derechos Humanos. estos esfuerzos conjuntos de la sociedad condujeron a la declaración de inconstitucionalidad de las leyes de amnistía (2005) y de los indultos (2007) dictados por el ex presidente Menem, permitiendo así el avance de las causas judiciales y las condenas de los integrantes del aparato criminal que ejecutaron L nario donde peligra la continuidad de las investigaciones. La lucha y los obstáculos para desmantelar la amnistía se vinculan con el papel de las organizaciones de Derechos Humanos y el rol estatal para encauzar el juzgamiento. En Perú, tras hitos como las recomendaciones de judicialización de la Comisión de Verdad y Reconciliación y el juicio al ex presidente Alberto Fujimori, el Estado abandonó todo el impulso e incluso retrocedió expresa en el texto constitucional puedan asumir una posición de superioridad jurídica frente a los tratados internacionales. al considerar la regularidad constitucional de la ley n° 18.831, los jueces establecieron que dicha norma "viola en sus artículos 2 y 3 el principio constitucional de legalidad y el de irretroactividad de la ley penal más gravosa". "se trata de principios que no sólo tienen consagración en la constitución de la república, sino que constituyen garantías impuestas en los sistemas universal e interamericano de derechos Humanos". "conforme al principio de irretroactividad de la ley penal más gravosa, ninguna persona indagada por su eventual responsabilidad en la comisión de un delito puede verse perjudicada por la aplicación de una ley penal que la coloque en una situación más desfavorable que la resultante de la ley previa aplicable al momento de comisión del delito de que se trate", agregándose que "este principio se encuentra consagrado en la respecto de los avances logrados: predominan las sentencias absolutorias por criterios restrictivos en la valoración de la prueba (28 de 49 a diciembre de 2012). Por otra parte, se ha cuestionado en sentencias recientes el carácter de crímenes de lesa humanidad de los delitos investigados, se ha aplicado el principio de obediencia debida y se han desechado precedentes internacionales importantísimos como la sentencia Barrios Altos de la Comisión Intera- mos estar atentos, no se circunscriben a la región latinoamericana ya que también se verifican en norteamérica y europa. en este aspecto, cabe destacar lla querella promovida en nuestro país por parte de las víctimas del franquismo que, ante el cerrojo judicial impuesto en españa por los residuos falangistas, promueven en argentina la investigación de los crímenes del régimen dictatorial español con sustento en el principio de Justicia universal. MIRADA III cuando no alcanza el derecho internacional » Bruno Tondini | Prof derecHo nacional (unlP) a sentencia dictada el 8 de marzo por la suprema corte de Justicia de uruguay establece que resultan inaplicables para la causa iniciada en 1985, en la que se investiga la desaparición del maestro Julio castro, los arts 2 y 3 de la ley 18.831, que establecían que no se computará plazo de prescripción o de caducidad para crímenes de lesa humanidad, reestableciendo de esta forma la posibilidad de que el estado aplicara penas a quienes habían cometido delitos en aplicación del terrorismo de estado hasta el 1 de marzo de 1985. el caso permite observar las diferencias existentes entre los principios del derecho internacional Penal y los de la ley penal interna. vale destacar que el sistema normativo del vecino país es diferente al argentino. de allí que la mayoría del tribunal con una disidencia, utilizó el mecanismo de control de constitucionalidad permitiendo que los principios penales de raíz territorial que tienen su consagración un plan sistemático de secuestro, tortura y muerte. en este contexto, se plantea el desafío actual de poder avanzar en la investigación de las conductas de los cómplices civiles y del poder económico que operaron como instigadores de un sistema represivo concebido con el objeto de preservar sus posiciones hegemónicas, de control social y construcción de subjetividad. las reacciones proclives a la impunidad, sobre las que debe- constitución de la república en su artículo 72". en relación a interpretación de la convención sobre la imprescriptibilidad de los crímenes de guerra y de los crímenes de lesa Humanidad de las naciones unidas desarrolla que "ni las normas que establecen la imprescriptibilidad de estos delitos, ni los tipos penales previstos por tales leyes pueden tener aplicación con relación a hechos acaecidos antes de su incorporación a nuestro ordenamiento" dado que ello "supone violar el principio constitucional de legalidad en materia penal ". esta decisión judicial ha generado un profunda discusión política, al punto que la senadora del frente amplio y esposa del presidente, lucía topolansky, declaró que su sector evalúa iniciar un juicio político contra la corte y el ex presidente Julio María sanguinetti, del opositor Partido colorado, respaldó el pronunciamiento, y mencionó los dos plebiscitos en que el pueblo uruguayo ratificó la ley de caducidad (amnistía). mericana de Derechos Humanos. Resulta central, también, el rol de las Fuerzas Armadas en la obstaculización de las medidas favorables a la rendición de cuentas. Sólo en Argentina se han llevado adelante procesos de depuración, mediante la impugnación de miembros de las fuerzas vinculados a la represión en ascensos y acceso a cargos públicos. Las Fuerzas Armadas no son actualmente un actor de peso en Argensigue de pág. 4 » Gustavo Ruz Zañartu | MoviMiento Por la asaMblea constituyente (cHile) derechos humanos: otra víctima de la transición chilena P ese al coraje y sacrificio de miles de luchadores antidictatoriales, el factor determinante en la salida del general augusto Pinochet desde el Palacio de la Moneda, el 11 de marzo de 1990, fue la presión del gobierno de los ee uu. la casa blanca no estaba preocupada, por cierto, de poner fin a las violaciones de los derechos Humanos en chile, sino de apoderarse de nuestras colosales reservas de cobre, materia prima esencial para todo el diseño tecnológico del capitalismo mundial en el siglo XXi. el embajador de los ee uu en santiago, Harry barnes, fue el gran ingeniero que tuvo a su cargo –entre 1987 y 1991– la delicada maniobra de apartar a Pinochet del Palacio de la Moneda y entronizar a un civil golpista, el democristiano Patricio aylwin, como Presidente constitucional de chile. el resultado está a la vista: cuando Pinochet abandona el Palacio de la Moneda para continuar, durante otros ocho años como jefe del ejército, y más tarde como senador vitalicio, la propiedad estatal del cobre alcanzaba al 93% de la producción. durante los 20 años que gobernó la coalición llamada concertación de Partidos por la democracia, el estado chileno resignó a manos de las transnacionales el 72% de la producción nacional de cobre. Hay otras variables, por cierto, que intervinieron en la mal llamada "transición a la democracia", pero la explotación, fundición, refinación, comercialización y manufactura del cobre chileno fue el eje ordenador de la política y la economía en los últimos 22 años. ello explica que los derechos Humanos pasaran a segundo plano desde el 11 de marzo de 1990, cuestión que hizo patente el presidente aylwin cuando señaló que sólo habría justicia "en la medida de lo posible". también explica que el gobierno de eduardo frei usara todos los recursos del estado para terminar con la detencion de Pinochet en londres y que ricardo lagos, promulgara una ley para que el testimonio de las víctimas ante la comisión valech fuera mantenido en secreto durante 50 años. así se puede comprender que sólo 70 uniformados, casi todos ellos de bajo rango, están pagando con cárcel en un país en que se han acreditado miles y miles de crímenes de lesa humanidad cuyos autores materiales e intelectuales no solo gozan de buena salud y total impunidad, sino que, incluso, algunos de ellos actúan de pleno derecho en el marco de la constitución pinochetista todavía vigente en chile. 3 4 TIEMPO ARGENTINO | CLAVES DEL MUNDO | | sábado 16 de marzo de 2013 ¿Argentina sede de la CIDH? El presidente de Ecuador, Rafael Correa, propuso el lunes que la sede de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) se traslade a la Argentina y que sus miembros sean únicamente los países suscriptores del Pacto de San José de Costa Rica. Actualmente la sede de la CIDH está en Washington, Estados Unidos, un "país que no es Estado miembro y no ha ratificado ninguno de los instrumentos interamericanos de Derechos Humanos" argumentó Correa al abrir la reunión de los Estados miembros de la Convención Americana de Derechos Humanos en la ciudad de Guayaquil. De allí deberá salir una propuesta de reforma a los órganos ejecutivos de la CIDH que será presentada el 22 de marzo. MIRADA IV la difícil lucha contra la impunidad » Cath Collins | E l ascenso del cardenal Bergoglio suscita polémica. Verbitsky acusa complicidad en el caso Yorio y Jalics, y recuerda el negativo de entregar a la justicia documentos que su sucesor sí facilitó. Otros suavizan sus críticas: el nuevo Papa pecó, cuando más, de omisión en tiempos en que 'nada se pudo hacer'. Defensa ciega que omite mencionar un sinnúmero de valientes que resistieron sin cuidarse el pellejo. En Chile, el cardenal Raúl Silva –lejos de ser un radical– puso la Iglesia al servicio de la vida. En El Salvador, el reaccionario arzobispo Oscar Romero vivió una conversión que culminó con su propio martirio. Juan Gerardi, obispo guatemalteco, fue apaleado hasta la muerte por su informe-sombra reconociendo el genocidio contra el pueblo maya. Será que todo se puede, voluntad mediante. directora del observatorio de dd hh de la universidad diego portales discursos de mano dura se encuentran fenecidos. Argentina suele ser sindicado como el país que más ha superado estas ambivalencias, sumando desde 2003 a las políticas públicas de verdad, justicia y garantías de no repetición la clara voluntad política que activistas en el resto de la región tanto anhelaban. Pero el "affaire Schoklender", más el árbol genealógico que une a los montoneros de antaño con el gabinete de hoy, dejan expuesta la aparentemente insuperable brecha entre la patrimonialización ideológica de los Derechos Humanos y su discurso universalizante. La batalla será quizás ganada cuando tanto derecha como izquierda reconozcan la integridad física y psíquica del individuo como límites infranqueables de la contienda política. La cuestión de voluntad nos lleva entonces a preguntar cuánto han hecho nuestros nuevos Estados para trazar un "antes" y "después". Juzgando por los titulares en la prensa, hasta Lino Oviedo logró convencer de que quien desentrona al dictador es amigo de la democracia. Desde Santiago en particular, no es difícil relacionar la continuidad de las principales líneas económicas y políticas de las dictaduras militares con la impunidad. "Justicia en la medida de lo posible", declaró Aylwin en 1991, lo que implicó verdad sin consecuencias y una fuerte apuesta al olvido. De no ser por la insistencia de unos pocos familiares, un que otro abogado y el Partido Comunista, Pinochet se habría incorporado cuan padre de la patria al Senado en 1998. En cambio, Chile cuenta hoy con 800 ex represores encausados y 70 encarcelados por crímenes de lesa humanidad. En Uruguay y Brasil la cosa también se mueve. Se ha asociado este cambio, no sin razón, con los gobiernos de nueva izquierda de los 1990; pero eso tampoco resultó ser la receta perfecta. En Uruguay, Vázquez no desmanteló el acuerdo que protegía a los militares. El gobierno de Mujica actuó obligado por activismo doméstico y las cortes regionales. En Brasil, Lula no quiso vérselas con el lobby militar y Dilma implementó una mínima versión de una Comisión de la Verdad. En Paraguay, esa comisión denunció el despojo de las "tierras mal habidas". Pero el mismo tema provocó la caída de Lugo y la amenaza del retorno del partido stronista. Perú y Centroamérica también dan fe de que ni los autoritarismos de antaño ni sus MIRADA V un proceso estancado en la corte suprema uruguaya » Raúl Olivera Alfaro | Secretaria de Derechos Humanos del PIT/CNT L Del otro lado - Michelle Bachelet volvió como presidenta al lugar donde estuvo detenida. viene de pág. 3 tina, lo cual es tanto causa como efecto de los juicios. En Perú, Brasil y Uruguay siguen teniendo un alto nivel de incidencia en las decisiones políticas contrarias a los procesos penales. En Perú, además, durante el gobierno de Alan García el Estado costeó la defensa privada de los imputados pertenecientes a las Fuerzas Armadas. A partir de los aspectos descriptos, surgen además algunos interrogantes acerca del alcance del juzgamiento en toda la región. La respuesta parece ser: hasta donde se pruebe la sistematicidad de las violaciones a los derechos humanos, instrumentando juicios con criterios coherentes de organización, con el máximo respeto a las garantías de los imputados pero también de las víctimas. Los límites no los establece necesariamente el tiempo sino los procesos históricos, que marcan el rumbo de la justicia. « Para ver Transiciones La Red Latinoamericana de Sitios de Conciencia expone actualmente en el Centro Cultural de la Universidad Nacional de General Sarmiento la muestra Transiciones que exhibe fotografías emblemáticas de los procesos que condujeron a la democracia en diez países de la región tras dictaduras militares o gobiernos autoritarios. as decisiones de la Suprema Corte de Justicia (SCJ) uruguaya ponen de manifiesto las intrincadas tramas de intereses que juegan a perpetuar la impunidad. Con una de ellas, la dra. Mariana Mota se sumó a una extensa lista de magistrados y fiscales a los que mediante variados mecanismos sufrieron las represalias por haber intentando hacer justicia desafiando las presiones desde las esferas del poder. Por otras, posteriores sentencias de inconstitucionalidad invalidaron una ley aprobada para cumplir con una sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Son parte de un mismo movimiento que desanda un lento y demorado camino que el gobierno de izquierda estaba recorriendo con muchas reticencias y vacilaciones. Más obligado por una condena internacional que por un cabal convencimiento del papel determinante que tienen para una auténtica política de un gobierno progresista la defensa y promoción de los Derechos Humanos. Que el Uruguay atendiera sus compromisos internacionales era además de un golpe a la impunidad, una reafirmación de una señal de identidad, muy necesaria para un gobierno atravesado por grandes debilidades ideológicas en se campo. No pasó desapercibido para la sociedad civil que no era solamente el alejamiento de una magistrada, si- no una señal para el sistema judicial, de cuáles serían las consecuencias para quienes desafiaran la lógica de impunidad. Era una vez más una práctica propia de un Estado feudal de apartar un juez cuando las decisiones de este no fueran funcionales a la opinión mayoritaria de la SCJ. La jueza Mota investigaba más de 50 causas de delitos de lesa humanidad, con solicitudes de procesamientos de altos jerarcas militares que hasta hace muy poco conducían las fuerzas armadas. La real posibilidad de avanzar en un proceso de verdad y justicia está radicada en la aplicación de las normas de derecho internacional, que son las que dan fundamento a la sentencia de la Corte Interamericana en el caso Gelman. Y eso es justamente lo que obtura la SCJ en sus argumentaciones en las sentencias de inconstitucionalidad. Lo que está en juego no es si luego de estas sentencias los fiscales o jueces toman la determinación de seguir investigando y aplicando el derecho internacional, sino hasta donde la opinión de la mayoría de la SCJ los deja avanzar atendiendo los recursos de las defensas de los militares. Los artículos declarados inconstitucionales son los que dicen que los delitos cometidos son de lesa humanidad y que no prescriben. La SCJ está indicando que no es para nuestro país una obligación jurídica aplicar el derecho internacional. Ese desconocimiento es quizás lo más grave para el avance de las causas en el Uruguay y para el posicionamiento del país, y pone en entredicho la posición del Estado uruguayo luego de que desde el Poder Ejecutivo y el Legislativo se asumiera el compromiso de acatar la obligación de investigar y sancionar los delitos cometidos en la dictadura. Un país donde el Poder Judicial no puede o no quiere desarrollar su función garantista, de cumplimiento de los derechos, de investigar aquellos delitos que vulneran los mismos, hace imprescindible una acción desde la sociedad civil que active a nivel internacional y nacional definiciones que pongan freno al desconocimiento por parte de la mayoría de la SCJ de las normas del derecho internacional. Resumiendo, si no se logra torcer una concepción imperante en la mayoría de la SCJ de que no hay que cumplir con lo establecido en la Sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, la impunidad habrá ganado esta batalla. La izquierda de una vez por todas debe tener una inequívoca vocación de compromiso con una cultura de los Derechos Humanos, democratizando el sistema judicial y asegurando que las políticas del Estado en esta materia sean únicas, claras y coherentes.