Golpe parlamentario contra una persona honesta

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“Golpe parlamentario
honesta”
contra
una
persona
La oligarquía brasilera, es decir esos 71 mil multimillonarios
que controlan una gran parte de la riqueza nacional, nunca
aceptó un obrero metalúrgico llegara a ser presidente.
Toleraron a Lula porque no afectó su proceso de acumulación
de riqueza y porque los proyectos sociales no interferían en su
propia estrategia de acumulación.
Sergio Ferrari
En colaboración con SWISSINFO y E-CHANGER
Entrevista con Leonardo Boff
Una nueva dinámica política de retrocesos sociales se impone en Brasil y en
otros países latinoamericanos en los últimos meses. Se trata de una ofensiva
neoliberal en el marco de una nueva *guerra fría*, afirma el teólogo, escritor y
militante social brasilero Leonardo Boff. Realidad que exige repensar –y recrear–
la cooperación con los sectores más excluidos de ese país sudamericano, insiste
el co-fundador de la Teología de la Liberación en esta entrevista exclusiva.
Pregunta: Brasil vive en los últimos meses profundos cambios
institucionales. Un gobierno con sensibilidad social que ha sido revertido
por mecanismos parlamentarios. ¿Cuál es su análisis?
Leonardo Boff (LB): La oligarquía brasilera, es decir esos 71 mil multimillonarios
que controlan una gran parte de la riqueza nacional, nunca aceptó un obrero
metalúrgico llegara a ser presidente. Toleraron a Lula porque no afectó su
proceso de acumulación de riqueza y porque los proyectos sociales no interferían
en su propia estrategia de acumulación. Pero cuando percibieron que después
de 13 años de gobierno de Lula y de su seguidora, Dilma Rousseff, iba a
consolidarse una política popular que benefició a 40 millones de personas, no lo
aceptaron. Y decidieron interrumpir esa tendencia amenazadora para sus
intereses de clase rica. Como no ganaron el gobierno mediante elecciones,
optaron por el camino del golpe parlamentario. Atrás del mismo se alinean
fuerzas conservadoras, partidos neoliberales, sectores de la justicia, la policía
militar, una parte de la Corte Suprema y la prensa más conservadora de Río de
Janeiro y San Pablo.
Ofensiva reaccionaria, errores del campo progresista
P: Se aprovecharon de errores de altos funcionarios del Partido de los
Trabajadores (PT)…
LB: Usaron como pretexto la participación de altos dirigentes del Partido de los
Trabajadores (PT) en hechos graves de corrupción en la empresa nacional de
petróleo PETROBRAS. Y aprovecharon del contexto de la nueva crisis
económica, consecuencia de una profunda crisis política. Todo esto creó el
marco para destituir a la presidenta Dilma, que es una persona honrada a quien
no se le puede imputar ningún crimen. Crearon la figura de “irresponsabilidad
fiscal”, a la que los mejores especialistas de derecho y de la economía niegan
fundamentos. Desde la destitución provisoria de Dilma asumió el ejecutivo el
vicepresidente Michel Temer quien lanzó el programa “Un puente para el futuro”
nutrido de un virulento neoliberalismo. El mismo privilegia el mercado y suprime
muchos de las conquistas sociales alcanzadas durante el gobierno del PT.
P: ¿Con consecuencias también en el rol de Brasil a nivel internacional?
LB: En efecto. En el terreno internacional las iniciativas del ministro de relaciones
exteriores brasilero buscan romper el MERCOSUR y alinearse a las potencias
hegemónicas: Estados Unidos y Europa. Es la ofensiva neoliberal que comenzó
con los golpes en Honduras (2009) y Paraguay (2012), y se prolongó con
Mauricio Macri elegido en Argentina a fines del 2015. No hay que subestimar un
importante elemento geopolítico: Brasil pertenece a los BRICS (junto con Rusia,
India, China y Sudáfrica). China está penetrando furiosamente en América
Latina, incluso en Brasil. Diría que está comenzando una nueva “guerra fría”
entre China y los Estados Unidos. La cuestión para los Estados Unidos es cómo
controlar a Brasil en tanto séptima economía mundial. No toleran que haya en el
Atlántico Sur una potencia con autonomía en sus visiones, que no siga su
dirección hegemónica. Por su dimensión geográfica –más de 8 millones de
kilómetros cuadrados– y una población de más de 200 millones de habitantes, la
importancia de Brasil en el concierto latinoamericano es significativa. Y puede
pensarse que los rumbos que tome Brasil podrían indicar el camino de los
demás países del continente. Por eso es muy trascendente analizar de muy
cerca lo que va a pasar ahora, después de la destitución de Dilma. Decisión
tomada por un Senado que cuenta con 81 miembros, de los cuales 49 están
investigados por corrupción. Es paradójico: los que deberían ser juzgados son
los que han juzgado a una persona honesta e inocente.
P: ¿En este complejo proceso brasilero, cuánto se debe a la ofensiva de la
oligarquía y cuánto a fallas políticas cometidas por los gobiernos del PT?
LB: Se dieron varios errores del Partido de los Trabajadores. Para garantizar la
gobernabilidad estableció alianzas con partidos conservadores y claramente
corruptos. Fue descuidando la articulación orgánica con los movimientos
sociales, exactamente la fuerza principal que llevó a Lula a la presidencia en
2002. No se dio continuidad a la formación política de las bases partidarias. No
han realizado una concientización activa de los beneficiados por los proyectos
sociales para que no fueran solo consumidores sino, y fundamentalmente,
ciudadanos críticos. Cuadros importantes del PT han participado en varios
niveles de corrupción. Todo esto ha desmoralizado, desgastado, la autoridad
política del PT. Los sectores conservadores, aliados a los grandes grupos
mediáticos, han explotado esta situación y crearon la identificación del PT con la
corrupción, cuando había tantos o más corruptos en los otros partidos, todos
denunciados en el proceso de PETROBRAS. Lamentablemente el PT nunca hizo
una autocrítica pública de sus errores. El pueblo, con toda seguridad, iba a
comprender la situación. Y hubiera continuado a darle su apoyo porque
representa las conquistas políticas de los pobres y de los que durante siglos
fueron marginados.
Recrear la solidaridad internacional con los movimientos sociales
P: ¿Ante esta nueva ofensiva los movimientos sociales brasileros corren
mayores riesgos?
LB: El Congreso elitista y conservador busca afectar a esos movimientos. Ha
aprobado una ley que los criminaliza como si fueran terroristas. Ya la aplicaron
a algunos miembros del Movimiento de los Trabajadores Rurales sin Tierra
(MST), el más crítico al sistema neoliberal y a la espantosa acumulación de
tierras y riquezas que se da en Brasil. El MST constituye la oposición más
sistemática y fuerte al rumbo neoliberal y antipopular del gobierno Temer.
P: ¿Cuál es el rol de la cooperación y de la solidaridad internacional en la
actual coyuntura brasilera?
LB: Es muy importante implementar una articulación de los movimientos sociales
brasileros con otros movimientos y ONG que en la escena internacional tienen
una visión crítica hacia el actual modelo y apuestan a otro mundo posible y
necesario. Conocemos el aporte significativo, por ejemplo, que E-CHANGER
(INTERCAMBIAR) y otras organizaciones suizas, europeas y de otras
nacionalidades, han asegurado desde años en distintas regiones de Brasil.
Pienso que es un momento esencial para promover una especie de diplomacia
popular con intercambio de personas y de experiencias entre Suiza (Europa) y
Brasil (Latinoamérica). Puede expresar una fuerza de resistencia. Y compartir la
búsqueda de nuevos caminos alternativos a los actuales rumbos antisociales y
privatizadores de los gobiernos neoliberales que vuelven a imponerse en nuestro
continente.
P: No faltan en Europa las voces que dicen que dado que Brasil es una
potencia de primer nivel mundial la cooperación internacional debe
retirarse.
LB: ¡Nada más falso! Insisto en lo que hemos dicho antes sobre la concentración
brutal de la riqueza y de la existencia en Brasil de amplios sectores mayoritarios
excluidos. Y mucho más si vemos la actual etapa que atraviesa mi país. Quiero
insistir, por ejemplo, que E-CHANGER ha demostrado un fuerte sentido de
solidaridad. Y sus cooperantes han demostrado siempre una gran capacidad de
adaptación y encarnación en el mundo de los pobres. Se insertan sin problemas
en los medios sociales más pobres y aportan mucho, con sus conocimientos y
experiencias propias, a la búsqueda de soluciones a los problemas de los
sectores más marginados. Siempre me ha impresionado el respeto profundo de
esos cooper-actores suizos, en las comunidades más alejadas, a la escucha de
la gente y evitando todo protagonismo. Son aliados importantes. Le aseguran a
la gente con quienes trabajan la percepción que no está sola, sino que son
actores reconocidos y respetados en el extranjero. Esa gente marginada siente
que sus anhelos a mejoras son compartidos por muchos hermanos en el mundo.
Sienten que sus vidas y experiencias llegan a otros pueblos y promueven oídos
receptivos y más cooperación solidaria.
Conciencia ecológica creciente
P:¿La coyuntura latinoamericana, con sus propias prioridades de política
interna, así como la de Europa, con agendas propias –inmigración,
terrorismo–, dejan en segundo plano otros temas trascendentes como el
cambio climático?
LB: Constato una conciencia creciente de que la Tierra está enferma y que no
podemos continuar en el rumbo actual porque puede llevarnos a un camino sin
retorno. La gente siente en su propia piel los cambios climáticos. Los campesinos
se dan cuenta que las aguas decrecen, que los agro tóxicos desbordan sus
suelos, que el régimen de lluvias cambia radicalmente impactando
negativamente en las cosechas. Esta conciencia extendida, sin embargo, no es
compartida por los gobiernos, que son rehenes del sistema capitalista que
necesita explotar al extremo los bienes y servicios de la naturaleza para permitir
la acumulación de pocos. Más y más va quedando en evidencia que un planeta
finito y limitado en sus “bondades” –al decir de los pueblos andinos– ya no
soporta un proyecto infinito e ilimitado de enriquecimiento. La Tierra necesita un
año y medio para reponer lo que extraemos en un año. Ya no es sostenible, y se
manifiesta en el calentamiento global. Por primera vez en la COP21 de París, del
año pasado, se llegó al consenso de hacer esfuerzos para limitar el
calentamiento a 1,5 grados Celsius. Pero esa decisión consensual no es
vinculante, de aplicación obligatoria. Y las naciones más grandes no asumen sus
obligaciones…
P: Para terminar… ¿Cuál es el valor del paradigma del Hombre Nuevo, tan
cercano a la reflexión y práctica política en los años setenta y que parece
ahora diluirse conceptualmente?
LB: Estoy convencido, más que nunca, que debemos reinventar una forma
nueva de habitar la Casa Común, tal como lo menciona el Papa Francisco en su
Encíclica Laudato sí. Esto exige reinventar una nueva forma de ser humano y de
realizar la misión del hombre y de la mujer en tanto guardianes y cuidadores de
la herencia sagrada que recibimos del universo o de Dios. “O cambiamos o
vamos al encuentro de la oscuridad”, decía el gran historiador Eric Hobsbawm
en su libro “La era de los extremos”. En otra parte de su libro dice: “O cambiamos
o morimos”. Estoy convencido que al paradigma del poder como dominación –
que es el eje del mundo moderno desde los últimos siglos- hay que oponerle el
cuidado esencial y la responsabilidad colectiva por el futuro común de la Tierra
y de la humanidad. Esto es lo que nos motivó a elaborar la Carta de la Tierra. Y
que motiva al Papa a compartir su clara conciencia sobre “cómo cuidar la casa
común”.
Edición 510 – Semana del 2 al 8 de Septiembre de 2016
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