Un modelo de estudio de impacto arqueológico DAVID BARREIRO MARTÍNEZ Laboratorio de Arqueoloxía e Formas Culturais. Instituto de Investigacións Tecnolóxicos, Universidade de Santiago de Compostela. RESUMEN En el presente texto pretendemos sintetizar un modelo de estudio de impacto arqueológico a partir de la experiencia adquirida por los miembros del Laboratorio de Arqueoloxía e Formas Culturais de la Universidade de Santiago de Compostela, que vienen llevando a cabo trabajos de evaluación y corrección de impacto arqueológico en Galicia desde principio de la década de los noventa. En un primer momento, nos centraremos en el marco teórico en el que se desarrolla nuestra actividad, que es la Arqueología del Paisaje, incidiendo en las ventajas técnicas y epistemológicas que esta opción teórica presenta en relación con el tipo de actuación arqueológica de que se trata. En un segundo momento realizaremos una síntesis de un estudio de impacto ideal, a través de las diferentes fases que lo integran y de las diferentes acciones que conlleva, concibiendo dicho modelo como un proceso dinámico en el que se erige como un factor fundamental para el resultado sea positivo la interacción constante entre las diferentes instancias implicadas: técnicos arqueólogos, empresa promotora y administración. 481 I Congreso de Ingeniería Civil, Territorio y Medio Ambiente 1. MARCO TEÓRICO: LA ARQUEOLOGÍA DEL PAISAJE Seguiremos para nuestra argumentación las líneas ya marcadas por Criado (1996), pues ya en ese momento se trataba de diseñar estrategias de gestión integral del impacto arqueológico a partir de los presupuestos teóricos de la Arqueología del Paisaje. En este sentido, uno de los conceptos clave para dicho objetivo era —y sigue siendo— el de cadena valorativa o interpretativa. Este concepto implica que todo el proceso de gestión integral del patrimonio arqueológico, en el que se hallaría inmerso el estudio de impacto que ahora nos ocupa, pero que se retrotrae hacia una labor de investigación básica o pura sobre los objetos arqueológicos y se prolonga hacia posteriores trabajos de corrección de impacto y de revalorización social, se halla vertebrado por un componente valorativo en todas sus fases. Significa esto que la mera labor técnica de identificación, localización y caracterización de entidades arqueológicas, de diagnosis del impacto y de propuestas de corrección, es indisociable de una práctica que implica la aplicación de una serie de valores interpretativos por parte del arqueólogo. En nuestro caso esto tiene mayor importancia, por cuanto si bien se trata de un trabajo técnico como el que puede realizar cualquier equipo de arqueólogos profesionales, nuestra pertenencia a una unidad de investigación implica la necesidad de generar un plus de conocimiento que legitime nuestra presencia en el mercado. Esto puede ser realizado de varias maneras, pero por lo que a la arqueología del paisaje se refiere, debemos destacar tanto las investigaciones básicas sobre paisajes arqueológicos que se vienen desarrollando en diversos ámbitos de la prehistoria y la historia de Galicia, como la investigación aplicada a la gestión del impacto a partir de criterios de diagnosis y protección derivados de estos estudios. La intención inicial de nuestro grupo de investigación se ha visto favorecida por la propia evolución que ha seguido el concepto de paisaje en las políticas patrimoniales desarrolladas en Europa Occidental desde mediados de la década de los noventa, que tienden a «ampliar el concepto de Patrimonio para comprender desde un elemento histórico concreto hasta el conjunto del paisaje como entorno construido y huella de la humanidad. Esto subraya ya no la conveniencia, sino la necesidad de poner a punto estrategias de investigación y evaluación del registro arqueológico que reintroduzcan a éste en su matriz espacial» (F. Criado, 1996). En este sentido, son de destacar las conclusiones a las que se llegó en la convención europea del paisaje, celebrada en Florencia en octubre de 2000 (Conseil de l’Europe 2000), en las que se incide en la progresiva modificación de los paisajes, producto de la modernización económica. Esto tiene una más clara relevancia en regiones atrasadas como Galicia, en las que aun hoy estamos asistiendo a la rápida desaparición del modo de vida tradicional, que en otras zonas de Europa en las que hace ya tiempo que la tradición forma parte del pasado. Trasladando la problemática al ámbito disciplinar, se podría decir que hay zonas en las que la etnografía ha dejado paso a la arqueología. Otro de los logros de esta convención fue la consideración de la figura del paisaje como uno de los componentes básicos del medio ambiente, en la medida en que es el producto resultante de la interacción de factores naturales y humanos. En esta línea se apremia a las distintas administraciones europeas a integrar el paisaje en las políticas de gestión del territorio, de las que la evaluación de impacto ambiental es uno de sus instrumentos actualmente más útiles y necesarios. 482 Un modelo de estudio de impacto arqueológico Como parte indisociable de las evaluaciones de impacto ambiental —pese a que en las distintas metodologías que se vienen poniendo a punto en los últimos años el ámbito del patrimonio cultural sólo se toca de refilón, en el mejor de los casos (Bolea, 1977, 1989; Suárez, 1989; González, 1989; Gómez, 1994; Conesa, 1995)—, los estudios de impacto arqueológico deben considerar al paisaje como una figura con entidad propia, por lo que creemos que todas las acciones que se desarrollan en su seno deben estar orientadas a la definición y protección de los paisajes arqueológicos tanto como a las distintas entidades individuales que los conforman. Quiere esto decir que en todo momento se aplicarán criterios que tienden a considerar el territorio afectado por un proyecto como un conjunto, desde las estrategias de prospección necesarias para la realización del inventario hasta el diseño de un plan global de corrección a realizar durante y después de la ejecución de las obras. Esta tendencia al trabajo extensivo antes que puntual se percibe como una prioridad también por parte de otros autores, a pesar de los matices o de las abiertas diferencias (Llavori, 1998; Rodríguez, 1998). En esta línea, y centrándonos en los aspectos metodológicos del modelo que se propone, las estrategias de prospección superficial que consideramos necesarias para la realización de un estudio de impacto arqueológico tienen como prioridad el análisis espacial del contexto en el que se localizan las entidades arqueológicas afectadas por un proyecto, y no sólo su identificación y localización en el terreno. Pero es a la hora de valorar una entidad arqueológica cuando las líneas marcadas por la aplicación de la Arqueología del Paisaje son más perceptibles, ya que se parte de la idea de que un yacimiento no es un punto aislado en el terreno, sino que forma parte de su entorno (en un sentido más amplio que el de marco físico), por lo que igual tratamiento reciben, a la hora de recabar la información, tanto el aspecto perceptible de la entidad en sí (dimensiones, descripción) como su emplazamiento. El análisis de un emplazamiento engloba aspectos tan concretos como la relación de una entidad con la orografía de la zona, la topografía del entorno inmediato a la misma (pendientes), su relación con elementos naturales de todo tipo (formas prominentes del relieve, hidrografía), su vinculación al tránsito natural (proximidad. visibilidad de las vías de comunicación) y, por supuesto, la interrelación con otras entidades arqueológicas del entorno. Igualmente importante es la fase de evaluación, constituida por la aplicación de aquellos criterios de valoración patrimonial que permiten la relación de los datos recuperados con la información disponible procedente de otros ámbitos, pudiendo así valorar aspectos como el estado de conservación de los restos y su vulnerabilidad ante posibles agresiones externas, así como la importancia relativa que éstos poseen en función de las características generales del registro a una escala regional (Galicia). Por tratarse de una fase concreta del proceso de evaluación de impacto se detallarán los criterios y procedimientos concretos que la constituyen en el apartado siguiente. Destacaremos además aquí la importancia creciente que posee el concepto de revalorización, como fase culminante de la cadena valorativa, en los trabajos de evaluación y corrección de impacto. Aunque es en otros ámbitos (ordenación del territorio, desarrollo comunitario) donde la revalorización, entendida como la conversión del conocimiento arqueológico en un argumento comprensible para un público ajeno a la arqueología puede hacerse más evidente, también para los trabajos de evaluación de impacto empieza a ser importante, a través de su aplicación como medida compensatoria de las afecciones visuales y físicas producidas por un proyecto sobre el territorio. 483 I Congreso de Ingeniería Civil, Territorio y Medio Ambiente Aunque comprobamos que la aplicación de los principios teóricos que se derivan de la Arqueología del Paisaje es constante a lo largo de todas las fases de la cadena valorativa y a distintos niveles, en el contexto en el que nosotros trabajamos es una de sus mayores ventajas la que concierne a los yacimientos no visibles en superficie, que en Galicia deben suponer un porcentaje muy amplio (aunque evidentemente muy difícil de concretar) del registro arqueológico total, aunque el número de yacimientos de este tipo conocidos todavía es pequeño. El tratamiento que este tipo de entidades ha recibido desde que el LAFC desarrolla actuaciones arqueológicas de evaluación y corrección de impacto sintetiza a la perfección las posibilidades que se derivan de la aplicación del concepto de cadena valorativa. Así, la implicación de nuestro grupo de trabajo en el seguimiento arqueológico de obras como el gasoducto o las autovías, permitió la documentación de un gran número de yacimientos que, de no ser exhumados por las obras, difícilmente habrían sido identificados. El análisis y valoración de estas entidades permitió la elaboración y perfeccionamiento progresivo de los modelos predictivos de localización de yacimientos, en los que la identificación de una serie de pautas en el emplazamiento de los distintos tipos de yacimientos facilitaba la previsión de su posible aparición en otros lugares, antes de que las obras confirmasen esta suposición. En posteriores trabajos como la evaluación y seguimiento de la construcción del gasoducto se contrastó la fiabilidad relativamente alta de estos modelos. Así es como han sido posibles la identificación y progresivo conocimiento de esas otras entidades constituidas generalmente por áreas de habitación, de distintas épocas, en las que se constata la ausencia de monumentalidad, a través de la aplicación de una línea de investigación básica a trabajos de asistencia técnica. De esta forma, la consideración global de los distintos tipos de restos arqueológicos nos permite su inclusión en un paisaje articulado, lo que facilita el diseño de estrategias de gestión patrimonial en las que prima el sentido de territorialidad e integridad sobre el más tradicional de «hitos aislados en un espacio des-integrado» (Criado, 1996b). 2. UN MODELO DE ESTUDIO DE IMPACTO ARQUEOLÓGICO Es necesario indicar que si bien el presente apartado es una síntesis de los contenidos de las especificaciones publicadas recientemente por nuestro grupo de investigación (Barreiro, 2000) éstas constituyen la culminación, de momento, de una línea de trabajo iniciada a principios de los noventa (VV.AA., 1995). El desarrollo de la exposición se articulará siguiendo el propio desarrollo que debe estructurar un estudio de impacto, a través de las sucesivas fases de trabajo de campo y de gabinete, pero antes habremos de precisar algunos conceptos clave como el propio concepto de impacto arqueológico. En Galicia, cada elemento del Patrimonio Cultural posee un entorno de protección que es ámbito competencial de la Dirección Xeral de Patrimonio Cultural, y que puede ser específico o genérico. La definición específica viene dada por dos posibles situaciones: ■ ■ 484 La protección especial de la que gozan los BIC (Bienes de Interés Cultural). Las Normas de Planeamiento del municipio en el que se encuentre la entidad: si Un modelo de estudio de impacto arqueológico éste tiene sus propias normas, es posible que los bienes patrimoniales inventariados cuenten con una protección específica. Sin embargo, lo más normal es que se adopten las normas de protección genéricas, que se encuentran establecidas en las Normas Complementarias y Subsidiarias de Planeamiento de las provincias de A Coruña, Lugo, Ourense y Pontevedra (NN.SS.): ■ ■ ■ Elementos etnográficos (hórreos, cruces, etc.): 50 m. Arquitectura religiosa, civil y militar: 100 m. Restos arqueológicos: 200 m. También debemos establecer una distinción entre los conceptos de afección e impacto. Entendemos por afección la modificación del medio (considerando como tal, a efectos metodológicos, el correspondiente entorno de protección de una entidad), que se puede producir en el plano físico y/o en el visual. Precisamente uno de los objetivos de la metodología de evaluación que aquí proponemos es diseñar las herramientas conceptuales necesarias para que la diagnosis del impacto parta de un análisis de las diferentes afecciones que un proyecto en todas sus fases genera sobre una entidad arqueológica y contraste los resultados de ese análisis con su valoración arqueológica y patrimonial. Una tercera precisión haría referencia a los distintos tipos de documentación que una evaluación de impacto implica. El estudio de impacto es el proceso de trabajo y el análisis que realizamos contrastando los datos técnicos del proyecto con los resultados que obtenemos tras el trabajo de campo. Sus objetivos principales son: 1. 2. Diagnosticar el impacto que sufren unas determinadas entidades patrimoniales por parte de un determinado proyecto. Proponer las medidas correctoras necesarias para que ese impacto se pueda: ■ ■ ■ ■ ■ Evitar, haciendo que desaparezca si es posible o, cuando menos, impidiendo que un impacto crítico se haga efectivo. Mitigar, haciendo que el impacto se reduzca. Estabilizar (para que no se acentúe), mediante medidas de protección que aminoren el riesgo de afección. Paliar (impactos imprevistos) mediante un seguimiento arqueológico de la ejecución y la realización de actuaciones especiales. Compensar (cuando no es posible mitigarlo) a través de intervenciones (impactos críticos) o actuaciones de puesta en valor (impactos severos o moderados). El concepto de evaluación de impacto hace referencia al proceso global en el que está inmerso el estudio de impacto y que abarca los procedimientos administrativos y legales que lo anteceden y que prosiguen tras la presentación del informe final, hasta que el organismo competente publica la Declaración de Impacto Ambiental, donde se resuelve positiva o negativamente la viabilidad ambiental del proyecto y se especifican las medidas correctoras necesarias para que éste se pueda llevar a cabo. Por último, nos referimos a la diagnosis del impacto como a la operación concreta de análisis de las afecciones generadas por un proyecto y de valoración del impacto ocasionado por éstas sobre una entidad patrimonial, siguiendo unos criterios definidos (que veremos más adelante) y un procedimiento sistemático. 485 I Congreso de Ingeniería Civil, Territorio y Medio Ambiente Ya en lo que concierne a la génesis y desarrollo de un Estudio de Impacto, debemos tener presente, en primer lugar, que éste se debe concebir como un proceso continuo en el que la comunicación entre arqueólogos y empresa es fundamental para que el diseño del proyecto pueda recoger todas las indicaciones tendentes a evitar impactos graves. Partiendo de esta premisa, el procedimiento lógico debe seguir unos pasos bien definidos, aunque naturalmente estamos hablando de una actuación ideal con una empresa ideal. Muchos de los pequeños pasos intermedios que aquí se sintetizan pueden ser dejados de lado ante urgencias y/o carencias de todo tipo, pero se trata de dar una idea general de lo que debería ser un estudio de impacto completo y fiable. En vez de como una actuación de carácter puntual y centrada en un episodio concreto del diseño del proyecto, el estudio debe ser una parte más de éste, en el que la progresión de los trabajos realizados (tanto en labores de campo como de gabinete) tendrá su reflejo en la elaboración de unos determinados productos (informes) para las diferentes instancias implicadas (empresa y Administración). De forma previa a cualquier indagación acerca del patrimonio que se puede ver afectado, es necesario proceder a un análisis detallado del proyecto a evaluar. Esto se hace necesario, principalmente, a la hora de identificar los agentes y los factores de afección susceptibles de producir un impacto. Es preciso definir, por lo tanto, el programa de desarrollo del proyecto, distinguiendo las fases de diseño, ejecución o construcción, funcionamiento, modificaciones o ampliaciones y abandono o desmantelamiento. Posteriormente, el análisis de los distintos componentes que conforman el proyecto nos permitirá profundizar más en las características que presenta, con el objetivo de identificar con precisión agentes, factores de afección y acciones. Es necesario también, por lo tanto, conocer la tecnología que se utilizará, teniendo en cuenta: ■ ■ ■ El tipo y la cantidad de maquinaria que concurrirá en las obras de construcción. El tipo de equipamientos e instalaciones que requerirá el proyecto en su fase de explotación/funcionamiento. El tipo y la cantidad de maquinaria que concurrirá en sucesivas ampliaciones o modificaciones, así como en las obras de mantenimiento y de desmantelamiento. De forma sintética, a la hora de abordar el análisis de los componentes de un proyecto debemos considerar los siguientes conceptos: 1. 2. Por agente entenderíamos aquel componente del proyecto, físico y concreto, a causa del cual tiene lugar una afección. Se consideran agentes, por lo tanto, tanto las infraestructuras e instalaciones que lo componen como la maquinaria necesaria para la construcción y el funcionamiento del proyecto. Factor de afección es un concepto genérico que engloba aquellas modificaciones del medio que presentan un grado de afección similar. Dicha similitud viene dada, en primera instancia, por el tipo de agente que propicia la modificación. Dado que se trata de un concepto genérico, se puede establecer una primera y básica clasificación en tres niveles jerárquicos, según el grado de modificación que presentan sobre el medio físico: ■ 486 Destrucción: supone la alteración radical del medio, independientemente de la extensión que presente la afección. Podríamos hablar de la remoción de Un modelo de estudio de impacto arqueológico ■ ■ 3. tierras como el factor principal de afección, ya que sus efectos sobre el medio físico son irreversibles. Alteración: en principio, podemos distinguir entre las acciones producidas por la incidencia indirecta que determinados agentes presentan sobre la superficie y el subsuelo en forma de presión física (la circulación de maquinaria pesada), el derribo de elementos frágiles en superficie o las acciones producidas por las vibraciones (las voladuras son el caso más evidente). Distorsión perceptual: por otra parte la valoración de la afección debe tener en cuenta factores de otro tipo que, si bien no suponen la destrucción del medio ni su alteración, sí que distorsionan considerablemente la percepción que el espectador tiene del mismo. Consideramos como acciones aquellas actividades concretas que generan un efecto directo sobre el medio; se engloban, por tanto, dentro de un factor de afección genérico. Podríamos hablar de destrucción por remoción de tierras y por fracturas en superficie, desglosando después una serie de acciones concretas como serían: excavaciones, voladuras, préstamos... Posteriormente habrá que proceder a la realización de consultas de diverso tipo previas al trabajo de campo (bibliografía, inventario oficial, normativa local). 1. ■ ■ ■ ■ ■ Primera fase del trabajo de campo: Una primera valoración de los elementos previamente identificados, y del entorno arqueológico y paisajístico en el que se integran. Esta evaluación preliminar se realiza visitando todos los yacimientos conocidos, completando aquellos extremos contenidos en la información de partida que no coincidan con las observaciones realizadas. Prospección extensiva e intensiva-selectiva de toda el área de afección en proyectos puntuales (parques eólicos, repoblaciones, plantas, instalaciones, canteras, etc.), y también de las alternativas de trazado en caso de que se trate de obras lineales (vías de transporte, de conducción o líneas de alta y media tensión): — Un primer objetivo es intentar localizar elementos arqueológicos no identificados en la documentación previa, así como tomar las coordenadas exactas de todos los puntos identificados. — El segundo objetivo sería efectuar un análisis del entorno inmediato de los yacimientos que permita, en la posterior fase de gabinete, delimitar con precisión las áreas de exclusión. — Por último, en esta fase del trabajo de campo se deberán seleccionar las zonas en las que se concentrarán las tareas de prospección intensiva en momentos posteriores del estudio y que serán, al margen de las directamente afectadas por el trazado del proyecto, aquellas zonas en las que el manejo de modelos predictivos de localización de yacimientos permita albergar hipótesis acerca de su potencial. 1. En la segunda fase de trabajo de gabinete, los resultados obtenidos deberán sistematizarse y ser utilizados para avanzar en el estudio: ■ Sistematización de la información generada en la prospección: se centrará en los yacimientos visibles y en las áreas arqueológicas potenciales. 487 I Congreso de Ingeniería Civil, Territorio y Medio Ambiente ■ ■ ■ Definición de las áreas de exclusión, en las que no podrá tener lugar ningún tipo de actividad relacionada con la ejecución del proyecto evaluado, pues cualquiera de esas actividades generaría un impacto crítico. Por lo general, el área de exclusión consistirá en una banda perimetral delimitada en función del entorno inmediato y de sus características topográficas y arqueológicas (accesibilidad, interferencias en la visualización de la entidad desde el entorno inmediato, área de visibilidad inmediata, etc.) aunque también se considerarán áreas de exclusión las líneas de intervisibilidad inmediata entre yacimientos. Delimitación perimetral de los entornos genéricos de protección, adaptándolos a la realidad física del entorno. Elaboración de un Avance de Informe para la empresa, en el que se deberán incluir todas las entidades inventariadas con sus entornos de protección adaptados y sus áreas de exclusión. Es en un segundo momento del estudio cuando deberán tener lugar la valoración de las entidades afectadas, la diagnosis del impacto y el diseño del plan global de corrección. El objetivo es que la Administración dé el visto bueno a las soluciones adoptadas hasta el momento y el estudio de impacto siga adelante habiendo salvado los principales impedimentos. 2. El objetivo general de la segunda fase del trabajo de campo es recabar todos los datos necesarios para realizar una diagnosis del impacto correcta, e implica: ■ Prospección arqueológica intensiva en una banda de 200 m medidos desde la zona afectada por el proyecto más externa al mismo. 3. En la tercera fase de trabajo de gabinete se tratarán de sistematizar los resultados obtenidos hasta el momento. Deberemos tener un inventario en el que figuren los elementos patrimoniales visibles (yacimientos, históricos y etnográficos) y las áreas definidas (áreas de exclusión, entornos de protección adaptados y áreas arqueológicas potenciales). Esto quiere decir que habrá que proceder a la diagnosis del impacto generado por el proyecto sobre todos los elementos patrimoniales afectados (es decir, que se encuentren dentro de la banda de 200 m) siguiendo los criterios esbozados más adelante, y a su sistematización en un Informe, en el que ya se incluirá una primera propuesta de plan de corrección, desde la implantación de las cautelas que se consideren necesarias hasta las diferentes actuaciones que deberán integrar el plan de control y corrección de impacto de la ejecución de los diferentes. ■ ■ 488 Criterios para la diagnosis. Los conceptos que intervienen en la diagnosis de un impacto presentan una dimensión múltiple. Así, cada acción se podrá adscribir a un determinado factor de afección, con lo que al final de la operación obtendremos una perspectiva global de los diferentes factores que intervienen y de las acciones que propician el impacto. Lo que nos aproximará al valor del impacto será la definición de los criterios destinados a evaluar la gravedad de las diferentes afecciones. Para ello, contamos con una serie parámetros que funcionarán como guías. Dichos parámetros tendrán en cuenta las circunstancias que concurren tanto en el grado de la afección como las que atañen al valor de la entidad afectada, por lo que los criterios que se explican a continuación no constituyen valoraciones aisladas, sino que se integran plenamente dentro del proceso de estudio: Un modelo de estudio de impacto arqueológico ■ ■ ■ ■ — — — — La extensión/magnitud. la incidencia física. la incidencia visual o perceptual. la certidumbre. Igualmente, es factible predefinir unas pautas operacionales (en las que no entraremos aquí) que nos permitan ajustar nuestra propia percepción de la afección, a fin de canalizar el criterio subjetivo del arqueólogo hacia parámetros objetivables y de validez intersubjetiva. Por extensión entendemos la superficie afectada por el proyecto en relación con la superficie abarcada por el entorno de protección de la entidad, independientemente de los factores que intervengan en la afección, con lo que habrá que tener en cuenta tanto las zonas que serán destruidas como aquéllas que serán empleadas para tránsito de maquinaria u otras acciones. La magnitud nos indicaría la relación proporcional entre la extensión de la afección y la de la entidad arqueológica en sí, aunque su consideración como criterio sólo deberá tener lugar en caso de que se localice una acción generadora de afección dentro del entorno inmediato de la entidad. En este último caso, la estimación de la variable magnitud primará sobre la de la variable extensión. La incidencia hará referencia a la intensidad de la alteración producida, lo cual está directamente relacionado con el tipo de acción que genera la afección y, consiguientemente, con el factor al que ésta se adscribe. A diferencia del criterio extensión-magnitud, la determinación del criterio incidencia no se realiza en una sola dimensión, sino que la secuencia lógica de la operación se lleva a cabo en dos ámbitos diferentes: uno físico y otro visual o perceptual, que deberán ser tenidos en cuenta a la hora de proceder a la valoración del criterio. La certidumbre o riesgo es un criterio implícitamente vinculado a la diagnosis en la fase de planificación del proyecto, ya que consiste en una estimación del riesgo de afección que presentan determinadas acciones de un proyecto sobre una entidad patrimonial. Por ello, es fundamental la labor de análisis del proyecto, previendo hasta donde sea posible qué agentes, factores y acciones van a concurrir en un determinado momento y lugar, conjugadas con la valoración de la entidad atendiendo a: ■ ■ ■ ■ Su valor patrimonial (lo que por sí solo ya supondría otro paréntesis, pero en lo que tampoco entraremos). Sus condiciones de emplazamiento (protecciones naturales). Fragilidad intrínseca (envergadura de la entidad). Situación patrimonial (estado de conservación, protección física y/o legal). En la diagnosis del impacto producido por un proyecto sobre una entidad patrimonial, por lo tanto, entran en juego dos variables fundamentales: a) el valor de la afección, expresado a través de los criterios antes explicados, y b) el valor de la entidad, cuestión en la que hemos optado por no entrar en el presente texto, dada su complejidad (pese a lo cual sí que puede consultarse nuestra propuesta al respecto en Barreiro, 2000). Todo el proceso es además susceptible de sistematización hasta el punto de establecer una matriz de impactos en las que ambas variables determinarán el valor final del impacto en los términos convencionales de compatible, moderado, severo y crítico. ■ Elaboración del Informe Final: donde deberán constar los datos técnicos básicos del proyecto realizado y una síntesis del alcance y la metodología del mismo. Respecto 489 I Congreso de Ingeniería Civil, Territorio y Medio Ambiente a los temas centrales (diagnosis del impacto y plan de corrección), habrá que incluir un apartado previo y específico en el que constará el historial del proceso desde el inicio de los trabajos hasta la entrega de la memoria, con todas las modificaciones efectuadas en el proyecto, informes emitidos y demás, acabando con otro apartado en el que se incluirá la valoración final de cada uno de los impactos. La plasmación gráfica de este proceso es la evolución que habrá sufrido el proyecto desde su primera fase hasta la versión final. Respecto al Plan de Corrección, contando con las modificaciones ya especificados en el apartado previo, se centrará, como hasta ahora, en las diferentes fases en que se deberá articular el proceso de corrección. El mapa resultante, por tanto, constará de varias capas: la planta del proyecto en su versión actualizada, las entidades patrimoniales inventariadas y las cautelas propuestas (áreas de exclusión, cautelas efectivas y cautelas preventivas). A modo de conclusión, diremos que nuestra propuesta parte de una premisa explícita a lo largo del texto: la consideración del impacto arqueológico desde una perspectiva espacial antes que puntual. Desde el concepto mismo de impacto (recordemos que se identifica como tal cualquier modificación del medio dentro de un entorno de protección adecuado a una clase de entidad determinada) hasta el manejo de entidades constituidas por superficies antes que por puntos, nuestra intención es posibilitar una concepción integral y globalizadora del impacto arqueológico, en la que ninguna entidad se caracteriza aisladamente y en la que se tiene en cuenta la configuración del paisaje arqueológico a partir de los elementos que lo integran (incluyendo aquellos elementos naturales significativos para su comprensión). Esta concepción integral es la que permite que se pueda considerar el paisaje como una entidad con peso propio en el proceso de diagnosis, tanto por una diagnosis individual que tiene en cuenta las relaciones espaciales de la entidad afectada con otras entidades como por el hecho de que dichas entidades puedan configurar por sí mismas un espacio arqueológico susceptible de ser impactado y, por tanto, sobre el que también se puede efectuar una diagnosis. En cualquier caso, somos conscientes de que muchos temas, fundamentales para una mejor comprensión de la propuesta, se nos quedan en el tintero. 3. BIBLIOGRAFÍA BARREIRO MARTÍNEZ, D. (2000). Evaluación de Impacto Arqueológico, Criterios y Convenciones en Arqueología del Paisaje (en preparación), Grupo de Investigación en Arqueología del Paisaje, Santiago. CONESA FERNÁNDEZ-VÍTORA, V. (1995). Guía metodológica para la Evaluación de Impacto Ambiental, Mundi-Prensa, Bilbao. CONSEIL DE L’EUROPE (2000). 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