o de Buena Esperanza, y reconocido el litoral africano, abordaron a

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LOS HISPANOS
EN LA MAR
PEQUEÑA
o de Buena Esperanza, y reconocido el litoral africano, abordaron a la
india, al lejano Oriente y a las remotas islas de la Especería (fig. 1 7 ) .
Por otra parte, en lo c p e se refiere a España, en la carta del mallorquín Meciá de Viladester, de 1 4 1 3 , figuran dos cabos con denominaciones semejantes: uno meridional, al S. del de Bojador, el de N a o o N a m ,
que se señala como límite septentrional de la Guinea, y a partir del
cual, hacia el Sur, se colocaban los hitos, con los padrones portugueses.
Otro cabo, más septentrional, al N . de Cabo Juby, era el de N o , N o n ,
N a o o N a u m , al que debe referirse el antiguo dicho portugués:
«Quem
pasar o cabo N a o , ou tornará, o nao.» E n la carta catalana de 1 3 7 5 figura un «cabo de N o » , situado en el litoral de Ifni. E n la carta de Berbería,
del Atlas de Ortelius, de 1 5 9 5 , hay un «Cabo de N o n fivo N a o » , al
S. de Asaca, frente a Lanzarote y al S. de Cabo Bojador (fig. 1 8 ) .
Tales actividades y coincidencias de españoles y portugueses en el
litoral atlántico africano, y temporalmente en Cananas, ocasionaron diferencias y contiendas entre unos y otros hispanos. Hasta que las puso
fin el Tratado de Cintra de 1 5 0 9 .
Correrías de los capitanes canarios en el litoral atlántico africano.
L a entrada de los canarios en el continente se puede clasificar en
tres tipos:
a)
Correrías y cabalgadas para la presa de botín y captura de cau-
tivos.
b)
Establecimiento de fortines en parajes adecuados de la costa para
defensa de los fondeaderos y de las operaciones de salazón y desecado
en las factorías pesqueras.
c)
Dominio de territorios continentales de la M a r Pequeña median-
te conciertos con los naturales y operaciones militares como en las islas
del archipiélago.
Es de suponer que las entradas y cabalgadas de los canarios en el litoral frontero se dirigiesen de preferencia al territorio del Sus, por la
mayor facilidad de acceso marítimo y mayor riqueza y población, y al
territorio situado a continuación hacia el Sur, hasta donde comienzan a
intensificarse las características desérticas.
Tales correrías de rapiña, semejantes a las tradicionales en la Península a tierra de moros, tenían por objeto, además de la presa del botín,
la de cautivos para mano de obra de los cultivos florecientes de la caña
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