Aspectos Generales de la Geografía de Puerto Rico Regiones Geográficas:

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Aspectos Generales de la Geografía de Puerto Rico
I− Aspectos generales de la Geografía
Regiones Geográficas:
De acuerdo con el relieve, la topografía el conjunto de características de un terreno, los especialistas
dividen Puerto Rico entre grandes areas. A estas areas las designan como provincias. Las denominan
geomórficas (geo= tierra, mórficas=relativo a las formas) porque cada una tiene rasgos propios en
cuanto a relieve y formas. Estas provincias geomórficas son:
• Interior montañoso central
• Carso norteño
• Llanos costaneros
La provincia del interior montañoso central es la de mayor extesión. Comprende las áreas montañosas,
y algunas areas bajas rodeadas de montañas. Esta provincia incluye casi todos los sistema montañosos
de Puerto Rico. Estos son: la Cordillera Central, la Sierra de Cayey, la Sierra de Luquillo y la Sierra
Bermeja. La Cordillera Central es la columna vertebral de la isla. Se extiende desde Aibonito por el este
hasta Maricao por el oeste. Está a unos 35 kilómetros de la costa sur. En la Cordillera Central entre
Adjunta y Villalba, se encuentra los picos más altos de la isla, y los Tres Picachos con 3,615 pies.
La parte norte de la cordilleraa recibe más lluvia que la parte sur. Por el sur, la cordillera desciende
abruptamente hacia los llanos costeros. Los ríos en este lado suelen tener poco agua, pero cuando llueve
mucho recen muy rápidamente y sus aguas corren corren con mucha fuerza. Por el norte, el descenso
de la cordillera es menos espinado. Por eso, los ríos del norte suelen ser más caudelosos y no
representan tanto peligro de inundaciones repentinas como los del sur.
La Sierra de Cayey es una prolongación de la Cordillera Central. Se extiende desde hasta Humacao.
Hacia el este su elevación disminuye hasta que alcanza solamente unos 400 pies de altura en su extremo
oriental. Un ramal de la Sierra de Cayey se dirije hacia el sureste formando la Sierra de Guardarraya y
la Cuchilla de Panduras ( La Pica) entre Yabucoa y Maunabo. Al igual que en la Cordillera Central, el
lado sur de la Sierra de Cayey es más impinado que el del norte.
Desde Gurabo hasta Fajardo, en la sección nordeste de Puerto Rico, se eleva la Sierra de Luquillo.
Aunque la mayor parte central se levanta un cojunto de picos muy altos. Algunos alcanzan elevaciones
de más de 3,400 pies; por ejemplo, El Toro (3,524 pies), El Yunque (3,494 pies) y Pico del este (3,416
pies).
La Sierra Bermeja es la menor que componen la Provincia del Interior Montañoso Central. Se
encuentra al sur del Valle de Lajas, el más extenso de los valles de la isla. Sus picos más altos tienen
apenas unos mil pies. En el pasado remoto, cuando el Valle de Lajas estaba sumergido en el mar, es
probable que la Sierra Bermeja tuviera la apariencia de una isla alargada que iría desde Guánica hasta
el extremo suroeste de Puerto Rico.
Además de las altas sierras, la Provincia del Interior Montañoso Central también se caracteriza por un
buen número de valles y llanuras interiores. Algunos de éstos han sido formados por la acción de los
grandes ríos norteños y sus afluentes. Dos ejemplos de esto son la Llanura Interior de Caguas, formada
por el Río Loíza y sus afluentes y el Valle de La Plata formado por el río del mismo nombre y sus
afluentes. Otros valles, llamados intermontañosos son los de Cayey, que es el más extenso de todos, y los
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de Jayuya y utuado.
La segunda de las provincias geomórficas de Puerto Rico es la Provincia del Carso Norteño. Está
situada al norte del Interior Montañoso. Se llama carso una formación de rocas calizas que han sido
disueltas por el agua a través de las edades geológicas. La provincia tiene forma de meseta de una
elevación entre 100 y 700 pies.
Por la costa la atraviesan hileras de colinas bajas de roca caliza. En el interior, el paisaje se compone de
centenares de mogotes (colinas en forma de pepinillos) alternándose con otras depresiones circulares o
sumideros. Hay aproximadamente 1,300 de éstos. Sin duda nuestra región cársica es una de las más
impresionantes del mundo.
Además de mogotes y sumideros, la provincia del Carso Norteño se distingue por sus cuevas. Dichas
cuevas se formaron por filtraciones de agua a través de la superficie caliza. Por ejemplo, hay ríos como
el Camuy y el Tanamá que hoy día desaparecen bajo la superficie y reaparecen varios kilometros
adelante.
La tercera y última de las provincias puertorriqueñas es la de los Llanos Costaneros. Es más pequeña
que la del Carso Norteño y muy inferior en tamaño a la del Interior Montañoso. Sin embargo, las áreas
de producción agrícola más importantes del país se encuentran localizadas en los Llanos Costaneros.
En sus llanuras también están ubicadas la mayoría de nuestras principales ciudades. Como su nombre
lo dice, los distintos componentes de esta provincia se caracterizan por su superficie relativamente llana
y su origen sedimentario.
Hidrografía y Topografía:
El clima y la topografía se unen para darle a Puerto Rico una abundancia de corrientes dde agua.
Alrededor de 1,700 de esas corrientes−entre ríos y quebradas−atraviesan nuestro territorio insular. De
éstas, solamente 17 forman lo que el geógrafo Rafael Picó llamaverdaderos sistemas pluviales. Estos son
los ríos principales. Otros, que podemos llamar secundarios, tienen zonas de captación (el área de
donde reciben sus aguas) más pequeñas y son, por consiguiente, de menor caudal. El desague final de
todos esos ríos ocurre por el norte en el océano Atlántico; por el sur, en el mar Caribe, por el este, en el
Pasaje y la Sonda de Vieques, y por el oeste, en el Canal o Paso de la Mona.
Los ríos del norte son los más extensos y caudalosos de toda la isla. De la húmeda Cordillera Central y
sus extensiones bajan numerosas corrientes de agua que, al unirse, originan los principales ríos de
Puerto Rico: el Grande de Loíza, La Plata, Grande de Arecibo, Grande de Manatí, Cibuco, Camuy,
Guajataca y Bayamón. De éstos, el más largo es La Plata, que los indios llamaban el Toa.
Hacia el este de La plata encontramos el más caudeloso de los ríos boricuas: el Río Grande de Loíza. Al
igual que los demás ríos del norte el Loíza fue, durante mucho tiempo, navegable por canoas y otras
embarcaciones pequeñas. Los españoles se establecieron también allí desde muy temprano y con
carácter permante.
Los ríos del sur son más cortos y de menor caudal que los del norte. Las corrientes de agua que bajan
por el lado sur de la Cordillera Central tienden a ser pequeñas. Durante la temporada seca de invierno
algunos de los ríos del sur se secan del todo. Cuando esto sucede, hasta los ríos principales de esta
sección (el Nigua o Salinas, el Coamo, el Tallaboa, el Jacaguas y el Yauco) dan la impresión de ser
cauces abandonados que nunca más se llenarán. No bien empieza a llover en los lados sureños de la
cordillera, los ríos que desembocan en el Caribe se llenan con una rapidez asombrosa. La fuerza de sus
corrientes es terminable. Por consiguiente, la costa sur es más susceptible a inundaciones repentinas
causadas por esos ríos engañosos. Para evitar los estragos causados por dichas inundaciones, en la
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ciudad de Ponce se han canalizado recientemente las aguas del río Portugués. Esta canalización acelera
el desague al mar y evita el desborde de las aguas hacia los terrenos llanos que rodean el cauce.
Por el este, aunque llueve mucho, las zonas de captación son más pequeñas y las corrientes de agua
tienden a ser de poca longitud, como las de la costa sur. Solamente uno de los ríos del este−el Guayanés
en Yabucoa−cualifica como principal. Los demás, si bien han ayudado a formar los valles triangulares
de esa región, tienen cauces poco profundos y se los clasifica como ríos secundarios. No obstante,
cuando llueve mucho, esos ríos se desbordan y pueden ocasionar daños muy graves.
Los ríos del oeste, así como los de las otras vertientes de la isla, tienen también características propias.
Tres son los ríos principales del occidente insular: el Guanajibo, el Grande de Añasco (llamado
Guaorabo por los indios)y el Culebrinas. Son más largos que los del este y el sur, y por tanto su zona de
captación es más amplia. Pero como en la sección oeste las estaciones de lluvia y seca son muy
marcadas, el caudal de sus ríos varía más con las temporadas que los del norte o el este. Su volumen se
reduce mucho durante la época de sequía.
Minería:
Los geólogos y geógrafos dividen los recursos minerales, que son casi siempre de carácter no renovable,
en dos categorías: metálicos y no metálicos. En el Puerto Rico de hoy, los recursos no metálicos ofrecen
mejores perspectivas de aprovechamiento que los metálicos. Esto significa que la isla carezca de
dépositos metélicos significativos; al contrario, en las últimas décadas se ha podido apreciar la
existencia de grandes depósitos de metales, especialmente cobre y níquel. Sin embargo, cualquier
decisión que se tome con relación a la explotación de esos metales ha de tener profundas consecuencias
económicas, sociales y ambientales.
Los recursos minerales no metálicos comprenden una enorme gama de sustancias. Algunas son
ordinarias, como el agua, la arena y la piedra de construcción. Esta última categoría incluye
muchísimos tipos de rocas. Otras sustancias, como el guano, nos parecerán extrañas. En general
abundan los minerales no metálicos para usos internos. Es decir, que aunque no tienen mucho potencial
para la exportación, son de gran valor para ciertos aspectos de la economía del país, sobre todo para la
construcción. En esta categoría s encuentran las arenas y gravas, las rocas de los más variados tipos y
las arcillas, entre otros.
Aunque menos abundantes que los recursos no metálicos, los metales de Puerto Rico podrían ser bajo
ciertas condiciones de un valor apreciable. Los metales que se refiere son: manganeso, estaño,
mercurio, magnesio, plata, zinc, plomo, cobalto, oro, cobre, hierro, níquel, molibdeno, cromo, titanio y,
posiblemente, uranio. A diferencia de los minerales no metálicos, los metales se hallan concentrados en
ciertas zonas que se llaman cuerpos intrusivos. En la isla hay dos: el Batolito de San Lorenzo−Humacao
y el Complejo de Utuado. Tambiéen existen cuerpos intrusivos menores, diseminados más ampliamente
por el territorio insular.
Clima;
Nuestro clima no tiene la misma variedad que nuestro relieve y topografía. Puerto Rico pertenece a una
amplia franja del globo terrestre−que abarca las zonas tropicales y subtropicales−en la que no hay
diferencias marcadas de temporadas. La cantidad de luz solar recibida, así como la intensidad de los
rayos, determinan un patrón de calor que dura todo el año.
En Puerto Rico, el mar a nuestro alrededor y los vientos frescos del Atlántico moderan las
temperaturas. Por eso, el calor nunca alcanza aquí los extremos que se sienten en otras regiones tan
cercanas al ecuador terrestre.
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Los vientos alisios son un factor clave de nuestro clima. En los niveles bajos de la atmósfera (cerca de la
superficie), los alisios soplan prácticante todo el año. Durante los meses de invierno estos vientos vienen
casi siempre del nordeste y del este. En el verano su dirección se altera levemente. Entonces llegan
mayormente del este y sureste.
Además de los alisios, Puerto Rico está sujeto al efecto de las brisas marítimas. Estas corrientes surgen
del contraste de temperaturas que se produce durante las horas del día, entre el mar y la superficie de
la isla. La tierra se calienta más que el mar. Debido a estos contrastes de temperatura, las brisas
marítimas se forman en las últimas horas de la mañana y disminuyen al atardecer. Durante la noche
estas corrientes prácticamente desaparecen
La lluvia es otra de las características más notables de nuestro clima. Aún en épocas que en Puerto Rico
consideramos de sequía, suele llover en cantidades adecuadas. Debido a las temperaturas cálidas y la
topografía montañosa, las lluvias en Puerto Rico son mayormente de aguaceros. El agua se desliza
rápidamente hacia el mar. Eso impide a veces que se pueda aprovechar a cabalidad para los usos
agrícolas así como para el abasto de agua potable.
II− Evaluación de nuestro espacio geográfico
Ventajas:
• El clima de Puerto Rico es bondadoso y benigno la mayor parte del tiempo. No hay aquí los
extremos frío y calor, o de humedad y sequía, que en otras partes del mundo dificultan la
supervivencia humana y la reproducción de plantas y animales.
• La mayor parte de nuestros suelos son productivos. Muchos de ellos permiten más fácilmente la
evaporación y el desague.
• Poseemos una cantidad considerable de ríos, embalses y laguna.
• Siendo pequeña nuestra proporción territorial tenemos montañas, valles, llanos, colinas.
• La naturaleza puertorriqueña es muy generosa.
Desventajas:
• El clima es alterado por amenazas de huracanes, ciclones tropicales de gran intensidad.
• Debido a su poca profundidad o caudal en los ríos, embalses y lagunas, no son navegables.
• La naturaleza es muy vulnerable.
• No hay marcadas estaciones del año (invierno, verano, otoño,primavera)
• Propensos a temblores y terremotos.
III−Fauna y Flora en peligro de extinción
FLORA:
De todos los elementos del medio ambiente puertorriqueño, la vegetación es probablemente la que más
cambios ha sufrido a través del tiempo. Si de por sí la vegetación cambia continuamente, la acción del
ser humano acelera algunos de esos cambios e interrumpe otros. A veces la intervención humana es
positiva, pero otras es destructora y nociva.
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Como consecuencia de esto, el paisaje natural de Puerto Rico sufrió alteraciones muy profundas.
Muchos de los elementos de ese paisaje que hoy consideramos indispensables y fijos−la caña de azúcar
de nuestras llanuras, las palmas de coco de nuestras playas, y el arbusto del café de nuestras montañas,
entre otros.
Es por tales razones que se optaron por introducir plantas de Europa, Asia y Africa para diversificar y
aumentar nuestro caudal de plantas alimenticias y económicas.
FAUNA:
El reino animal ha sido también blanco del abuso humano. Comparado con otros países, la fauna de
Puerto Rico es bastante pobre. Le hemos ido robando su hábitat natural a muchas especies de animales.
Entre los animales vertebrados, los más abundantes en Puerto Rico son los peces de agua salada (de los
cuales hay unas 300 especies) y las aves. Los anfibios son pocos, contándose entre ellos unas 15 o 20
especies de sapos y ranas. Los reptiles, aunque menos abundantes que las aves, son más numerosos que
los anfibios. En esta clase se incluyen grupos de tortugas, lagartijos y culebras. A esta clase pertenecen
el carey (tortuga de agua dulce); los lagartijos comune, las iguanas, y la iguana gigante de isla de Mona;
y los cuatros géneros de culebras conocidos en la isla, ninguno de los cuales es muy venenoso.
Los mamíferos son pocos en Puerto Rico. La mayoría de éstos, incluyendo el ganado, han sido
importados de otros lugares. Además de los animales domésticos, los mamíferos más
Comunes en la isla son los murciélagos, los roedores, los cetáceos (que incluyen las ballenas y delfines),
y los carnívoros. A este último grupo pertenecen los perros y los gatos.
En fin, hoy día las médidas que se están tomando es poder criar a estos animales en peligro de extinción
en lugares propios para ellos para que puedan sobrevivir y apareace y cuando ya están en una edad
madura los sueltan a su hábitat natural. De esta forma se consigue que su prolongación de su especie y
los problemas de contaminación ambiental y desequilibrio ecológico nos los afecte.
IV− Recursos Naturales
Los recursos naturales son todos aquellos elementos del ambiente físico que están a disposión del
hombre para el logro y disfrute de su vida. Es decir, que si no existieran el ser humano ni sus
necesidades humanas y sociales, no tendría sentido hablar de recursos naturales. El ser humano es
quien define lo que su ambiente físico se ha de convertir en un recurso, en algo útil y preciado. Las
necesidades humanas y sociales no son fijas sino cambiantes. Los pueblos continuamente definen y
redefinen lo que han de considerar sus recursos naturales. Con el pasar del tiempo ciertos elementos
hasta entonces desconocidos u olvidados de la geografía, la flora o la fauna de algún país, pueden
convertirse en recursos valiosos. Porque hasta el momento tal vez no había existido una razón,
económica o política, para buscar o fijarse en dicho recurso, o la capacidad técnica suficiente para
explotarlo.
Además, la explotación de cualquier elemento del ambiente mineral o biológico conlleva simpre costos
sociales. Por ejemplo, el daño causado al ambiente y al ecosistema por la explotación de algún recurso
mineral, o el cese de la actividad agrícola para dar paso a la minería. Los pueblos tienen que decidir
entonces si los beneficios de la explotación valen más (y cuánto más) que sus costos.
A veces, y aún en una misma cultura, lo que hoy se considera ordinario y carente de valor mañana
puede ser extraordinario y valioso. La comprensión de este hecho vital debe hacernos humildes ante el
medio geográfico y biológico. No sabemos cuáles serán todos los recursos naturales del mañana. Por eso
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debemos estar alerta al uso que damos hoy a los elementos de nuestro ambiente, sobre todo a aquellos
que no son renovables (como lo fue una vez el oro en nuestros ríos en la época de los indios). De uso o
abuso dependerá no solo nuestro bienestar presente, sino la calidad de vida de las generaciones futuras.
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