Maq. CuCÆ77 (Cometa) 22/12/06 08:32 Página 1 2006 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón NURIA RAMÓN FERNÁNDEZ INSTITUCIÓN FERNANDO EL CATÓLICO INSTITUCIÓN «FERNANDO EL CATÓLICO» Excma. Diputación de Zaragoza 77 Publicaciones de la Cátedra José Galiay CONSEJO DE REDACCIÓN Director D. Miguel Beltrán Lloris Consejeros D. Antonio Beltrán Martínez D. Guillermo Fatás Cabeza D. Manuel A. Martín Bueno Dña. M.a Pilar Utrilla Secretario D. Carlos Sáenz Preciado • CONSEJO ASESOR D. José Antonio Abásolo Álvarez (Universidad de Valladolid) Dña. Carmen Aranegui Gascó (Universidad de Valencia) D. Ignacio Barandiarán Maestu (Universidad del País Vasco) Dña. Ángela Donati (Universidad de Bolonia) D. Javier Fortea Pérez (Universidad de Oviedo) D. Richard J. Harrison (Universidad de Bristol) Dña. Pilar León Alonso (Universidad de Sevilla) D. Jesús Liz Giral (Universidad de Salamanca) D. Attilio Mastino (Universidad de Sassari) D. Jean Michel Roddaz (Universidad de Burdeos) D. Valentín Villaverde Bonilla (Universidad de Valencia) Publicaciones de la Cátedra José Galiay La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón NURIA RAMÓN FERNÁNDEZ INSTITUCIÓN «FERNANDO EL CATÓLICO» Excma. Diputación de Zaragoza Zaragoza, 2006 Publicación núm. 2.603 de la Institución «Fernando el Católico» (Excma. Diputación de Zaragoza) Plaza de España, 2. 50071 Zaragoza Tff.: [34] 976 288878/79 Fax: [34] 976 288869 [email protected] http://ifc.dpz.es • Diseño gráfico Víctor M. Lahuerta • Impresión Cometa, S.A. Ctra. Castellón, km 3,400. 50013 Zaragoza • ISSN: 0007-9502 Depósito Legal: Z-1.829/04 • Impreso en España. Unión Europea • Cubierta: Composición con la reconstrucción de una fase del proceso de fabricación con colombin, una cerámica de forma simple esférica (Cámara superior del Moro, Olvena) y gráfica de la correlación de cocción mixta continua / grosor. FICHA CATALOGRÁFICA CÆSARAUGUSTA / Institución «Fernando el Católico».– N.º 1 (1951).– .– Zaragoza: Institución «Fernando el Católico», 1951.– .– 24 cm. Semestral Es continuación de: PSANA ISSN 0007-9502 I. Institución «Fernando el Católico», ed. 902 • Toda la correspondencia, peticiones de envíos, remisión de publicaciones, etc., deben dirigirse a Institución «Fernando el Católico» Palacio Provincial, Plaza de España, 2. 50071 Zaragoza (España) La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón Introducción 11 Agradecimientos 13 I. Tecnología cerámica 14 18 18 20 27 29 1. Las teorías 2. Tecnología 2.1. Materias primas 2.2. La fabricación 3. Tipología y clasificación 4. Aspectos económicos y funcionales 33 II. Catálogo de yacimientos 33 33 37 38 40 40 57 62 69 1. Marco geográfico 1.1. Características geomorfológicas 1.2. Vegetación 2. Catálogo 2.1. Yacimientos inventariados — Provincia de Huesca — Provincia de Zaragoza — Provincia de Teruel 2.2. Yacimientos con materiales neolíticos 79 III. Análisis cerámicos 79 81 1. Metodología 1.1. Ficha cerámica CÆSARAUGUSTA 77 9 5 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón CÆSARAUGUSTA 77 6 86 2. Análisis de la cerámica neolítica 87 2.1. Manufactura 103 2.2. Morfología 132 2.2.1. A modo de tipología 148 2.3. Decoración 175 2.4. Relación morfología y decoración 177 2.5. Análisis de los resultados 187 IV. Neolítico Antiguo 187 1. La cerámica impresa en el Mediterráneo 211 2. La cerámica en la Península Ibérica 232 3. El Neolítico Antiguo en Aragón 236 3.1. La Cultura material 254 3.2. Los ecosistemas 260 3.3. Análisis del entorno 273 3.4. Análisis de los yacimientos 287 V. La cerámica y el Neolítico Antiguo en Aragón 299 VI. Bibliografía 337 VII. Apéndice La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón Introducción Este trabajo es el resumen de la Tesis doctoral de la autora, dirigida por José Mª Rodanés y presentada en la Universidad de Zaragoza en 1995 y que ha sido actualizado y revisado bibliográfica y arqueológicamente en el 2001-2. En él, no se ha pretendido realizar un mero listado tipológico del material cerámico, sino la comprensión de las características que nos acerquen más al conocimiento global de estos grupos. Para ello en primer lugar, se han establecido las bases necesarias para realizar el estudio a través de la metodología cerámica. Posteriormente, se presentan los yacimientos brevemente ya que han sido publicados de antemano, diferenciándose entre los asentamientos cuyo material cerámico ha sido analizado y los que únicamente han sido incluidos para dar una visión general. El análisis estadístico de la cerámica se ha desglosado siguiendo los planteamientos metodológicos expuestos, incluyéndose las tablas en un apéndice. Una vez realizado el estudio, se ha abordado el tema propiamente de la cerámica impresa en el Neolítico Antiguo. Al no ser un hecho aislado, propio de Ara- CÆSARAUGUSTA 77 La Prehistoria aragonesa carecía del estudio de uno de los materiales más característicos de la etapa neolítica: la cerámica, que permitiera completar la visión dada por el resto de los estudios de la cultura material. En esta investigación se ha constatado que la decoración cardial hasta ahora considerada como fósil director de la evolución del Neolítico Antiguo, no sólo en esta región sino en toda la península, es un elemento insignificante dentro de un conjunto considerablemente más amplio y que por tanto no puede determinar, como hasta ahora han querido hacer ver algunos investigadores, el estudio de un proceso cultural. El objetivo ha sido intentar dar una visión global del Neolítico Antiguo en Aragón basándonos fundamentalmente en el análisis de los materiales cerámicos, a los que se han añadido las conclusiones que el resto de los estudios han aportado. 9 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón CÆSARAUGUSTA 77 10 gón, se ha expuesto brevemente el panorama mediterráneo y peninsular en el que se encuentra inmerso y debemos englobarlo. Hemos considerado que era importante realizar esta primera fase, ya que aunque en el estudio del Neolítico Antiguo aragonés no establezcamos de manera generalizada paralelos con otros yacimientos, es este conocimiento el que nos permite determinar su posición en relación al resto de la Península. Finalmente, se ha hecho un análisis conjunto de los asentamientos aragoneses, a partir de la información que ofrecen todos los materiales y estudios realizados sobre los mismos. Estas conclusiones sirven de colofón al trabajo y en ellas se ha intentado recoger aquellos aspectos que consideramos de interés y que dependen necesariamente del desarrollo de los capítulos anteriores. Agradecimientos Queremos expresar nuestra gratitud a todas aquellas personas e instituciones que, en mayor o menor medida, han contribuido a su realización de este trabajo. A todos los arqueológos que desinteresadamente nos han prestado los materiales de sus excavaciones para poder realizar este estudio: a P. Utrilla, I. Barandiarán, A. Cava, J. A. Benavente, T. Andrés, J. Rey, C. Mazo, L. Montes y J. Mª Rodanés. Especialmente a Vicente Baldellou, descubridor de la mayor parte de los yacimientos neolíticos del altoaragoneses, que generosamente nos permitió trabajar en un tema al que ha dedicado gran parte de su trayectoria investigadora y nos aportó, no sólo los materiales de sus yacimientos, sino también el apoyo necesario. A Pedro Ayuso y al personal del Museo de Huesca y Zaragoza por las facilidades dadas para nuestra estancia con ellos. A Mª Ángeles Tilo sin cuya ayuda, aportaciones y trabajo desinteresado nunca se habría podido llevar a cabo éste. Al departamento de Ciencias de las Antigüedad y, en especial, a las áreas de Prehistoria y Arqueología que nos han animado en todo momento, poniendo a nuestro alcance los medios materiales necesarios. Finalmente, a José Mª Rodanés, verdadero director del trabajo, por su paciencia, sugerencias y total apoyo sin el cual no hubiese sido posible su realización. CÆSARAUGUSTA 77 A mi familia que en ningún momento ha dejado de animarme, y a todos los amigos que de una manera callada nos han ofrecido su ayuda y colaboración. 11 I. Tecnología cerámica La cerámica1 es un objeto producto de una acción humana y, como elemento de la cultura material reflejará el comportamiento de un grupo (CLARKE, 1984: 11-15). A partir del Neolítico, ha sido y es uno de los materiales más significativos con los que cuenta un prehistoriador a la hora de interpretar y estudiar un yacimiento. Pese a la importancia del objeto en sí mismo, el tratamiento que ha recibido por parte de los investigadores ha sido muy desigual: desde la mera descripción morfológica y decorativa, que sólo es utilizada para establecer paralelos, hasta los actuales estudios estadísticos, analíticos y funcionales2. El análisis se ha modificado pero los planteamientos continúan siendo los mismos, ya que el único adelanto ha sido la introducción de técnicas de estadística avanzada, utilizadas desde hace tiempo en el mundo anglosajón, pero sin el proceso previo que requiere su uso. La simple deducción de una forma ofrece la posibilidad de incluirla dentro de una cronología o secuencia cultural, pero no aporta los datos suficientes para llegar a conocer el modo de vida de una comunidad. CÆSARAUGUSTA 77 1 Procede del griego keramos, y es la denominación común de todos los artículos de arcilla cocida. 2 Las tipologías elaboradas hasta el momento se pueden agrupar en tres clases atendiendo a los caracteres que priman en su ordenación: las llamadas tradicionales que clasifican los objetos basándose en aspectos funcionales —concretamente de utilidad— empleando para ello un vocabulario de uso común, y así identifican las formas tipo o «fósiles»; sería el caso de clasificaciones como las de H. Balfet (BALFET et alii, 1989), J. Roussot-Larroque (1990a: 63-64) o C. Olaria (1988: 121). Las morfológicas priman la forma y la orientación de los elementos con escasos valores métricos. Entre éstas se puede mencionar las de Y. Marcadal (1974) o A. LLanos y J. I. Vegas (1974); finalmente, las que están más en boga, es decir, las métricas que definen los objetos a través de distintas medidas, lo que favorece la proliferación de las mismas atendiendo a datos o a índices que determinan la ordenación. Ejemplos serían las de A. O. Shepard (1956: 224-251), M. R. Seronie Vivien (1975), J. Estevez y V. Lull (1985). Pero no siempre se produce la incorporación exacta a uno de estos grupos tipológicos, algunos investigadores como J. Bernabeu (1989: 11-53), recogen distintos elementos de varias de las clasificaciones. 13 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón Su equiparación como fósil director permite obtener la información preliminar necesaria para iniciar la investigación, pero el estudio no debe limitarse únicamente a las formas completas o casi enteras, que representan el porcentaje más pequeño de cualquier yacimiento, ni tampoco a la mera descripción de las decoraciones que nos interesan. En algunos casos, esto se ha llevado a tal extremo que unos rasgos puramente cerámicos se han extrapolado hasta el punto de utilizarlos como sinónimo de grupo cultural y humano (por ejemplo «cardial puro» y «epicardial»). Sin embargo se deberían buscar cuáles son las condiciones o imposiciones que la sociedad refleja en el material, para obtener así los datos más significativos y los resultados deseados (CLARKE, 1984: 16-19). Esta tendencia general, reduccionista, que se muestra en la bibliografía debe ser modificada y ampliada a la totalidad de los fragmentos. La finalidad es lograr la mayor cantidad de conclusiones posibles, para lo que sería necesario que la investigación se desarrolle de forma global: en primer lugar, es necesario un conocimiento exhaustivo de las materias primas utilizadas. Saber el tipo de componentes nos permite comprender parte de sus características posteriores. En segundo lugar, la preparación de la arcilla y la fabricación propiamente dicha nos aportan información sobre el nivel tecnológico, la evolución y el reparto del trabajo, o las necesidades del grupo que las elaboró. Una vez que el objeto tiene forma y es algo en sí mismo, es importante conocer las variables que sobre él se desarrollan: decoración, uso, valor, posibilidades de comercio, intercambio o transporte... Finalmente, las tipologías nos permiten apreciar la variabilidad y la capacidad creadora de los artesanos, así como determinados aspectos funcionales. El desarrollo de todos estos objetivos supone, no sólo la aplicación de técnicas obtenidas de otras ciencias, como los análisis físico-químicos, sino que permite también la comprobación experimental de las hipótesis planteadas e incluso las comparaciones etnográficas, salvando los problemas que ello entraña. Es necesario que se planteen otras cuestiones significativas y dejar un poco de lado el excesivo interés de los estudiosos por saber cual es más antigua y quién posee más cerámicas de un tipo determinado. La complejidad del proceso neolitizador en cuanto a cambio cultural, social y económico amplía las hipótesis de trabajo sobre el período y no debe permitir que nos perdamos en elementos que, en principio, son relevantes por los problemas concretos que pueden resolver, pero que no son los únicos. CÆSARAUGUSTA 77 1. Las teorías 14 La bibliografía concreta sobre análisis cerámicos se remonta a mediados de este siglo en el que comienza a darse un nuevo planteamiento tipológico y tecnológico, en consonancia con otros materiales, cuyos estudios a partir de ahora se englobarán bajo el término arqueometría. Dejando de lado los repertorios clásicos, obras generales y memorias de excavaciones, en Prehistoria son H. Balfet (1952), en el ámbito europeo, y A. O. Shepard (1956), en el mundo anglosajón, quienes de distinta forma inician unos trabajos exhaustivos cuyo objetivo principal es una comprensión más amplia de la cerámica. Desde que surgieron estas primeras obras se produce un pequeño impasse, hasta que en los años 70 y sobre todo la década de los 80 asistimos a una explosión bibliográfica, quizá debida a la toma de conciencia por parte de los arqueólogos de la importancia cada vez mayor de este material. Paralelamente los investigadores buscan introducir en sus análisis los métodos estadísticos actualmente en boga, independientemente de la corriente teórica en la que se hallen inmersos. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón Ambas autoras van a ser las que creen indirectamente las dos tendencias más significativas dentro de los estudios cerámicos. La corriente francesa o «tradicionalista»3, así llamada porque los autores más conocidos son de esta nacionalidad, y por primar los estudios tipológicos, es la que en cierto modo ha establecido las bases de la descripción cerámica. La segunda o americana recibe también el nombre de «ceramic ecology», en ella la clasificación tiene importancia, pero destacan fundamentalmente los aspectos tecnológicos y sus implicaciones sociales, económicas e ideológicas4. • En la Península Ibérica no se refleja esta dualidad, ya que no siguen netamente ninguna corriente. Es en las dos últimas décadas cuando se produce una mayor proliferación sobre el tema, sin embargo, las clasificaciones y estudios cerámicos de los prehistoriadores españoles, al igual que en otros países, se reducen al yacimiento objeto del trabajo por lo que las aportaciones al método general son prácticamente inexistentes. De alguna forma sugieren una continuidad con los planteamientos utilizados en la elaboración de las listas tipológicas del Paleolítico, es decir, la descripción de las piezas por una serie de aspectos concretos a la que incorporan la estadística para establecer agrupaciones. Los estudios, aunque están acordes con los materiales existentes en las zonas de trabajo, no permiten generalizaciones. La ordenación se efectúa atendiendo a caracteres cualitativos de las vasijas, principalmente técnicos, por lo que la introducción de elementos subjetivos es excesivamente elevada y, en muchos casos, no queda clara la definición de las formas. Otras veces, se incorpora algún tipo de valor métrico que objetiviza el desarrollo de la clasificación. Pero se centran tanto en el área de trabajo y en los materiales que analizan que, la mayoría de las veces, no se puede extrapolar a otros yacimientos o materiales. 3 Englobados en esta corriente hay que nombrar, además de la síntesis realizada por G. Camps (1979: 193-245), las obras de L. Balout y G. Camps (1967), J. C. Gardin (1985), G. Guerreschi (1980), G. Guerreschi y N. Ceschin (1985: 3-54), y un gran número de autores que se basan fundamentalmente en estas tipologías. Es importante comentar las aportaciones de M. R. Seronie-Vivien (1975) al incorporar la descripción analítica de los recipientes, de G. B. Arnal (1976; 1987b; 1989) que, centrado en vasijas neolíticas, manifiesta un gran interés por la tecnología, realizando además una sugerente clasificación de los fragmentos que hasta ahora no se habían tenido en cuenta; y finalmente de autores como Echallier (1984) que comienzan a mostrar otros centros de interés como son las materias primas y su comportamiento. 4 La obra básica de esta corriente, además de la ya mencionada, es el simposio Ceramics and man editado por F. R. Matson (1965). Entre los autores y obras más características dentro de esta tendencia, y considerados maestros, se puede mencionar a P. R. Rice (1984, ed.; 1987), D. E. Arnold (1985) y a O. S. Rye (1981). No obstante existe un extenso repertorio bibliográfico, tanto teórico como práctico, que resultaría demasiado denso relatar aquí, ya que se ha producido un «boom» de estos estudios principalmente desde comienzos de los años 80, llegando a una gran diversidad de enfoques e incluso, en algunos casos, a plantear problemas de excesivo particularismo. CÆSARAUGUSTA 77 Trabajos de este tipo son frecuentes y los encontramos en la mayor parte de las síntesis o publicaciones monográficas. A pesar de su incuestionable validez a la 15 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón hora de buscar paralelos o determinar la cronología, es evidente que los inconvenientes superan a las ventajas, y que, en la actualidad, van siendo postergados en beneficio de otros más acordes con las nuevas metodologías. Así paulatinamente se está observando un cambio en la investigación. Poco a poco los arqueólogos se hacen eco de las nuevas corrientes que se imponen fuera de España, incorporando no sólo las aportaciones más importantes sino también sus defectos, aunque todavía nos encontramos en una fase de diversificación, en la que las tipologías únicamente sirven para favorecer las comparaciones o paralelos de unos yacimientos con otros e, indirectamente, situarlos cronológicamente. Desde el punto de vista tecnológico nuestras investigaciones tampoco están lo suficientemente avanzadas como para realizar un resumen crítico, aunque algunas obras han iniciado su andadura por este camino. La diversidad de yacimientos y épocas cronológicas unido al afán por crear tipologías propias para cada asentamiento, hacen que sea impensable una valoración de toda la bibliografía hasta ahora publicada, aunque se puede ver una buena síntesis en M. García Heras y C. Olaextea (1992). Por consiguiente en este apartado nos centraremos en las obras que coinciden con nuestro ámbito de estudio: el Neolítico. Los primeros pasos, intentando ordenar de forma coherente la gran cantidad de fragmentos cerámicos que suelen aparecer en las excavaciones, los encontramos desde antiguo. Por citar un ejemplo M. Pellicer (1964a: 56-64) realiza una clasificación utilizando como criterio primario la morfología, creando finalmente una tabla de formas y decoraciones que, pese a su carácter subjetivo, es una buena ordenación. CÆSARAUGUSTA 77 En la mayoría de las monografías de yacimientos con material cerámico los investigadores siguen una misma línea: descripción subjetiva de los fragmentos de la manera más racional posible. Probablemente, sea debido a la falta de acuerdo para utilizar una tipología única, y por ello, el procedimiento más fácil acaba siendo la descripción formal acompañada del dibujo de las piezas para evitar las posibles confusiones. Son las obras de autores como: J. Tarrús (1979), P. Acosta y M. Pellicer (1990), B. Martí (1977), V. Baldellou (1983a; 1983b), B. Agustí (1987), Mª S. Navarrete et alii (1991), etc. 16 Parecen ser los investigadores del área valenciana los más interesados en estos aspectos tipológicos. C. Olaria (1979-80; 1988: 111-196) y F. Gusi (Olaria; Gusi, 1985) proponen una clasificación simplificada incluyendo tan sólo los aspectos necesarios para su yacimiento. Formalmente, es una copia de las listas tipo, en las que el objeto es analizado por medio de una lista interminable de números y letras de difícil asignación a primera vista. La ordenación se realiza a través de una definición parcial de los fragmentos pero, a diferencia de otras clasificaciones, esto no es lo que va a componer la forma general cuya morfología es independiente y subjetiva. En ambas descripciones, incluso dentro de ellas, no utilizan los mismos criterios dificultando así su aplicación. En la misma zona, J. Bernabeu (1989: 7-53) propone una nueva clasificación en la que se tiene en cuenta los fragmentos, pero exclusivamente para la elaboración de recuentos. Por un lado, la amplitud cronológica de esta tipología y, por tanto, la gran variedad de clases, grupos, tipos y subtipos complica enormemente el estudio. El principal criterio definidor de la clase es el métrico, en especial el índi- Quizás un exceso de simplificación y de asunción del carácter subjetivo de las tipologías es la obra de A. Arribas y F. Molina (1979), ya que su propuesta se basa únicamente en la decoración y en el tratamiento de la superficie. La aportación, a nuestro entender, más interesante es la de Mª D. Asquerino (1978), al realizar un estudio clasificatorio de los fragmentos sin estratigrafía del yacimiento de la Cova de la Sarsa. Con este artículo proporciona un «nuevo» material de investigación que hasta ahora no estaba considerado casi de ninguna forma. Sugiere métodos interesantes de trabajo como el estudio de la angulación de los bordes y ofrece la estadística necesaria para realizar cualquier tipo de comparación con otros asentamientos. También realiza un ensayo clasificatorio de la decoración cardial (ASQUERINO, 1973). En esta misma línea de estudio, debemos destacar el trabajo que realiza Mª S. Navarrete (1976: 37-78) sobre las distintas técnicas decorativas empleadas durante el Neolítico. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón ce de profundidad, pasando a ser secundarios el resto de los caracteres. En palabras del mismo autor «... constituye un procedimiento más adecuado que los clásicos inventarios para presentar la información de forma clara y resumida...» (BERNABEU, 1989: 11). Uno de los aspectos desarrollados más rápidamente entre los arqueólogos ha sido el estadístico. La incorporación de estos sistemas al estudio cerámico lleva ya vigente varios años, por lo que exponer la bibliografía resultaría excesivo. A pesar de este avance, los investigadores siguen utilizando un método nuevo para obtener las mismas conclusiones, y tampoco se ha ampliado el volumen de material analizado, al incorporar un útil de trabajo que permite, con mayor facilidad, manejar una amplia cantidad de efectivos. Una clara y breve visión del panorama actual en relación a estas nuevas corrientes de investigación, sobre todo desde en el punto de vista tecnológico, nos la ofrece M. García (1993). Plantea que, a pesar de algunas aplicaciones, la mayoría de los estudios presentan una serie de problemas: desconexión clara entre el interés arqueológico y las técnicas de análisis; no existen justificaciones de los métodos empleados en relación con las hipótesis; los datos no se integran en patrones de comercio o distribución, y por último, generalmente no se toman muestras de arcilla para constatarlas. Otros rasgos que se van desarrollando progresivamente son los aspectos sociales, económicos e ideológicos, aunque todavía estamos muy lejos de alcanzar las obras americanas anteriormente citadas, al igual que ocurre con los estudios que CÆSARAUGUSTA 77 En los últimos años han aparecido otros puntos de interés conectados claramente con las tendencias exteriores. Así, Mª D. Gallart (1977; 1980), Mª D. Gallart y F. López (1988a; 1988b; 1990), J. C. Arribas et al (1988-9), Mª S. Navarrete y J. Capel (1980), Mª S. Navarrete et alii (1991) y J. Capel et alii (1982), S. Aliga et alii (1992), llevan a cabo un estudio mineralógico de las cerámicas con significativas conclusiones en torno a la manufactura de las mismas. No debemos obviar aquí un interesante seminario sobre la tecnología de la cocción, realizado en Agost (VV.AA. 1992a) marcando con ello el inicio de estas nuevas corrientes aunque todavía faltan estudios más amplios. Esta novedosa orientación también se confirma con el artículo de Mª D. Meneses (1994) en el que hace un estudio experimental sobre los útiles de hueso relacionados con la fabricación de cerámicas en el Neolítico Final. 17 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón analizan la cerámica buscando recursos de materias primas, posibilidades de uso, etc. Los únicos trabajos por ahora son los de Mª V. Gracia (GRACIA et alii 1985) y el de Mª S. Navarrete (NAVARRETE et alii, 1991: 139-164 y 195-222). En el primero se hace un estudio de la fragmentación cerámica en un yacimiento de la Edad del Bronce, planteando una interesante relación entre fabricación y acabado de las piezas. En el segundo se analizan exhaustivamente los materiales de los yacimientos estudiados, aportando significativas conclusiones en relación con el aprovisionamiento de arcillas, desgrasantes y, por tanto, de la movilidad de los artesanos, intentando una identificación de los sistemas de fabricación y procesos de cocción. 2. Tecnología 2.1. Materias primas • La fabricación cerámica implica el trabajo con varios componentes sin los cuales resultaría imposible su elaboración. La arcilla es el elemento básico. Este compuesto mineral (silicato de alúmina hidratado) de grano fino se encuentra de forma natural en la tierra, y sus propiedades más apreciadas son la plasticidad cuando está húmeda y la dureza al secarse. Se puede hablar de dos componentes minerales: los propios de la arcilla y los accesorios o desgrasantes arcillosos que, generalmente, se han añadido a la arcilla natural a través de distintas transformaciones. CÆSARAUGUSTA 77 Atendiendo a las retículas que unen las moléculas se establecen tres grandes grupos: caolines, que son las arcillas más simples y uniformes en su composición; illitas o arcillas micáceas de composición variable; y las montmorillonitas, arcillas atípicas, que por su alta plasticidad no puede usarse solas en el trabajo alfarero. A veces, dependiendo del investigador, estos grupos son ampliados como es el caso de la incorporación por J. C. Echallier (1984: 7) de las cloritas que son arcillas que aparecen como uno de los compuestos de algunas cerámicas neolíticas objeto de este trabajo. 18 La arcilla como mineral posee unos atributos fisico-químicos tan peculiares que han sido la causa de que el hombre la haya utilizado para la fabricación de objetos con unas propiedades que no podían ser reemplazados por otros. Cada una de aquellas se ve afectada en sus características por la composición de la pasta, el método utilizado para darle forma, los desgrasantes, el acabado, la temperatura y la cocción. Hay una serie de caracteres que se aprecian una vez que la cerámica ya está fabricada, así podemos distinguir: propiedades físicas de la arcilla (plasticidad, «trabajabilidad»5, textura, el estado coloidal y color) y propiedades físicas de la cerámica (dureza, porosidad, color y textura postcocción y resistencia mecánica y térmica). El conocimiento de todas ellas va a ser de indudable interés para saber qué tipo de pasta debe elegirse de acuerdo con la función que va a tener la vasija, ya que no será lo mismo que la cerámica sirva para almacenar líquidos que para contener sólidos y, mucho menos, si se va a dedicar a la preparación de alimentos. 5 Es la traducción que hemos considerado más apropiada del término ingles workability. El principal motivo por el que se añaden estos elementos a la arcilla es la excesiva plasticidad de ésta en estado puro y el encogimiento que sufre en el secado. De acuerdo con el objeto que se desea realizar, la cantidad y el tamaño de desgrasante incluido será variable, ya que el grosor del mismo afecta directamente a su calidad. Todos ellos aportan a la arcilla tanto sus cualidades como defectos físico-químicos, por lo que será imprescindible conocer el uso que se va a dar al objeto elaborado para utilizarlos correctamente, eligiendo el tamaño, el tipo, la consistencia y sus reacciones ante el calor... La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón • El desgrasante es otro de los componentes imprescindibles en el trabajo alfarero. Considerado como aglutinante sirve para fortalecer el cuerpo cerámico. Se distingue entre los propios de la arcilla, es decir, los que debido a la erosión o transporte se han ido mezclando con la arcilla pura; y los que el artesano añade a la pasta cerámica para obtener la consistencia deseada. Esta diferenciación ha dado lugar a la designación de los mismos con distintos términos, no obstante por la dificultad que existe para individualizarlos (RICE, 1987: 408-410) y sobre todo en las cerámicas que estamos estudiando, no se ha considerado oportuno mantenerla. Se dividen en varios tipos según su origen: vegetal u orgánico, biológico y mineral. • La arcilla será plástica y trabajable una vez que se le haya añadido agua. Pese al significativo papel que ocupa en el proceso de elaboración, pocos son los investigadores que la consideran como un elemento relevante. Existen primordialmente dos tipos de agua en el proceso de creación: el agua química o de composición que es la que posee la arcilla de forma natural; y el agua de mezcla o residual que es la añadida para obtener la consistencia deseada para poder trabajarla. Su significación radica principalmente en las consecuencias, generalmente negativas, que puede producir en la vasija tanto durante el secado como en la cocción. • Tan importante como las materias primas es la disponibilidad de estos recursos para la elaboración de la cerámica. La obtención de la arcilla se puede llevar a cabo de muchas formas. Al ser una materia abundante es fácil encontrarla de manera natural, accesible a todo el mundo aunque no sea la de mejor calidad. Son muchos los factores que determinan la elección del depósito de abastecimiento: la accesibilidad, la distancia y la frecuencia de los viajes, la relación tiempo/esfuerzo, el clima, las posibilidades de almacenaje, la calidad del depósito, la importancia del recurso, su nivel tecnológico, el medio de transporte, el carácter CÆSARAUGUSTA 77 • La última materia prima necesaria para la manufactura cerámica es el combustible. Es uno de los elementos de los que el arqueólogo habitualmente no tiene constancia puesto que no se suele conservar, por lo que la mayor parte de las investigaciones están basadas en comparaciones etnológicas. A diferencia del resto de las materias primas, ésta no es nueva y su utilización para calentar no supone una innovación, es decir, tecnológicamente dominan el proceso y conocen los elementos más idóneos. Tradicionalmente se clasifican en sólidos, líquidos y gaseosos, siendo los primeros los únicos que se usaron en época prehistórica. Los carburantes más habituales son los de origen vegetal, como la leña y el carbón vegetal, ya que poseen mayor duración en el proceso de incineración. Existen varias divisiones atendiendo a distintos factores como la rapidez con que se quema el material. La elección del tipo de combustible dependerá de las propiedades de cada una de las variedades, de las posibilidades, disponibilidad, y del tipo de cerámica a fabricar. 19 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón móvil/sedentario de las sociedades, etc. (RYE; EVANS, 1976: 40; RICE, 1987, 115; ARNOLD, 1985: 61-77; ALLEN, 1984: 140; NICHOLSON; PATTERSON, 1984: 28-29). La distancia de los recursos de materias primas, no sólo de las arcillas, es muy importante para el desarrollo de cualquier tecnología. La energía necesaria para adquirirlas no puede exceder en ningún momento del «coste» del objeto, es decir, existe una relación cerrada entre la disponibilidad de una población para explotar los recursos provechosamente y el gasto de energía necesario para esta explotación (JARMAN, 1972). Son varios los planteamientos teóricos que se han propuesto, basándose fundamentalmente en datos etnográficos, para establecer los territorios idóneos de explotación de estas materias primas. Esencialmente se han creado para recursos primarios o de carácter alimenticio, no obstante algunos de ellos también tienen en cuenta el resto de las necesidades: el modelo «umbral» (threshold) de D. L. Browman (1976), el modelo de abastecimiento de P. Phillips (1980: 24), el territorio de explotación de I. Davidson y G. N. Bailey (1984: 27-29), o el más completo y centrado en el material cerámico de D. E. Arnold (1985: 35-57). Otros investigadores no llegan a establecer unos modelos concretos sino que proponen unos indicativos o factores que influirán de forma decisiva en la elección del lugar (RICE, 1984b: 243244; 1987: 116-117; ORTON et alii, 1993: 203). 2.2. La fabricación CÆSARAUGUSTA 77 • Varios son los procesos que todavía debe seguir el ceramista antes de que la vasija esté acabada. La pasta cerámica de la que resultan los recipientes se obtiene con la mezcla de arcilla, desgrasantes y agua. Por regla general, será el artesano el que la prepare, eliminando los elementos que sobran y añadiendo otros dependiendo de la técnica que vaya a desarrollar. Las pastas necesarias para fabricar vasijas a mano, en las que nos vamos a centrar, son las denominadas porosas6 por ser las usadas en cocciones a bajas temperaturas. Habitualmente, poseen más agua en su preparación que el resto de las arcillas, aunque este componente debe suponer al menos el 65 ó 70% (FERNÁNDEZ CHITI, 1984, t. III: 33). En el proceso de elaboración de la pasta, habría que diferenciar distintas etapas: elección y preparación de la arcilla y del desgrasante y, por último, mezcla y amasado de la pasta. Todas ellas de gran importancia, ya que del resultado del proceso dependerá que las cerámicas no se agrieten, deformen o estallen durante la cocción. 20 • Una vez que la pasta está trabajada se procede a la creación de la vasija. Existen distintas técnicas no siempre utilizadas individualmente, por lo que aumenta la dificultad para conocer el sistema de fabricación en las realizadas a mano. O. S. Rye (1981: 62) desarrolla tres fases en la formación de las vasijas, la primera correspondería a la creación del vaso, la segunda es el acabado propiamente dicho y, finalmente, el tratamiento de la superficie. De forma genérica se han agrupando los métodos de fabricación, conocidos a través de investigaciones etnológicas, de la siguiente manera: 6 Compuestas por una gran variedad: rojas, blancas, de coladas, negras, etc. — El modelado se realiza con un bloque de pasta sobre el que se ejerce una presión con el puño o con las manos para empezar a abrirla, ahuecarla y darle forma. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón — El estiramiento o pellizcado es simplemente el alargamiento de una pella de arcilla hasta conseguir la forma deseada. Reconstrucción de la técnica de fabricación con colombin (ARNAL, 1976: 84). — El colombin7 es la elaboración a base de cilindros, obtenidos por rotación o estiramiento de la pasta, colocados formando anillos o en espiral. J. RoussotLarroque (1990a: 61) plantea que la unión de los rollos en vasijas neolíticas se realiza a través de pequeñas incisiones verticales, en cambio para G. B. Arnal (1987b: 731-733), al principio de este periodo la unión entre los cilindros se realizaba añadiendo pasta, posteriormente los rollos se convierten en elementos rectangulares cuya unión se hace por la parte más estrecha, presionando verticalmente. — El moldeado es una técnica más avanzada y rápida. Supone la fabricación de una vasija usando un molde, matriz o patrón. — El montaje por placas prefabricadas se realiza creando con la arcilla grandes planchas planas, elaboradas presionando la pasta sobre una superficie lisa y dura, que al unirse forman el recipiente. — El torno es un método de fabricación que, partiendo de un bloque de pasta arcillosa, permite levantar vasijas gracias al giro de la superficie sobre la que se elabora. 7 Por lo extendido del término entre los investigadores prehistóricos dedicados a los estudios de cerámica, consideramos que es más apropiado mantenerlo. CÆSARAUGUSTA 77 — El golpeado no es propiamente una técnica de fabricación, sino que se usa principalmente como complemento de las anteriores. Consiste en golpear las paredes de la vasija en estado húmedo o semiseco con un instrumento, generalmente plano. 21 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón • El último proceso en la elaboración de un recipiente es el tratamiento de la superficie. Con éste se pretende eliminar los defectos de fabricación, regularizar los contornos, alisar las superficies internas o externas y mejorar la textura. Para ello se pueden usar distintos instrumentos además de las manos como cuero, piedra, madera, etc. Su aplicación se puede producir en distintos momentos: durante el proceso de fabricación o después de salir del horno. En esencia todos los investigadores prehistóricos están de acuerdo en la existencia de cinco sistemas: Representación de la técnica de alisado (ARNAL, 1976: 90) y pulido y bruñido (ARNAL, 1977: 90). — Grosero: cuando el recipiente no ha sufrido ningún tipo de tratamiento. — El alisado es el más simple: se produce una redistribución de la pasta, eliminando grumos y elementos salientes, dejando la superficie lisa y mate. — El raspado o rugoso se lleva a cabo cuando el recipiente está húmedo o semiseco. Con esta técnica se elimina una pequeña capa de pasta, ya que el objeto suele ser cortante, en la superficie blanda de la cerámica dando la sensación de estrías. — El pulido o espatulado es un método que pretende dar brillo o lustre y conseguir un acabado fino de la cerámica. Se practica con la pieza seca, pero sin cocer, y con un instrumento duro y áspero mediante un movimiento reiterativo de frotación, dejando por ello las marcas del movimiento. CÆSARAUGUSTA 77 — El bruñido intenta obtener un efecto similar al del pulido: el brillo de la pieza. Sin embargo, se hace con un instrumento muy liso y suave, por medio de un movimiento unidireccional, cuando todavía está en estado semiseco. 22 — El engobe es una técnica que sólo modifica el color del vaso mediante la aplicación de una disolución coloidal. Dentro de este apartado he considerado que se debería incluir la cerámica a la almagra, ya que no es propiamente una técnica decorativa sino más bien un tratamiento de la superficie que, algunas veces, sirve de base para otras decoraciones. Esta cerámica se caracteriza por la posesión de una capa consistente de color rojo, aunque con una gran amplitud de gamas, obtenida al mezclar óxido de hierro y agua. • Uno de los elementos más importantes en las vasijas arqueológicas es la decoración. Ésta puede ser debida a la funcionalidad, la simbología de la misma o al gusto estético de la comunidad, por lo que muchos investigadores la consideran como uno de los indicios más claros de la decadencia de un grupo. De manera especial, es una de las aportaciones más significativas para los prehistoriadores ya que, muchas veces, es el elemento que permite determinar el grupo cronológico que se está estudiando. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón Representación de las huellas de la técnica del raspado (RYE, 1981: 86). Existen distintas técnicas que se pueden llevar a cabo en cualquiera de las etapas de fabricación, pero sobre todo se tendrá en cuenta la textura de la pasta, puesto que ésta influirá directamente en la calidad y acabado de la misma. Se pueden encontrar en las vasijas individualmente o combinadas entre sí. Generalmente el término que las designa hace referencia al método e instrumento con el que se realiza: 1. La incisión es la acción de cortar o grabar sobre la vasija todavía húmeda con un instrumento duro y afilado. Muchas veces las líneas obtenidas por este procedimiento no son nítidas, debido a las rebabas que deja la pasta sobrante en los perfiles de las mismas. Esto también ayuda a distinguir más fácilmente la decoración. Diferentes inclinaciones para realizar la incisión, según A. O. Shepard (1956: 201). CÆSARAUGUSTA 77 Una variante, aceptada por la mayoría, es la decoración a peine, realizada con un instrumento con varias puntas, llamado peine, y que forma motivos de líneas paralelas. 23 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón Representación gráfica de algunos tipos de impresión, según B. Martí, J. Juan Cabanilles (1987: 48). A. Llanos y J. I. Vegas (1974: 286) y G. Guerreschi (1971-2: 236-237) incluyen en esta técnica el llamado boquique o punto y raya, que supone el ejercicio de distintas presiones con el instrumento mientras se va desplazando, pero sin llegar a levantar la herramienta del recipiente. Al igual que Mª S. Navarrete (1976: 45) consideramos el punto en raya una técnica mixta entre la incisión y la impresión. 2. El grabado es un corte en la arcilla, cocida o seca, con un instrumento agudo, dejando una huella fina y poco profunda en la superficie, por lo que no quedan rebabas y el trazo es más nítido. Se puede realizar en vasijas engobadas o pintadas, ofreciendo además un contraste de coloración entre éste y la pasta. 3. La impresión es la aplicación reiterada, por presión, de un cuerpo duro sobre la pasta blanda. Se realiza de forma oblicua o perpendicular a la vasija, dejando siempre una huella similar. Existen tres sistemas para ejecutar esta decoración: estampado, por rodamiento y por basculamiento. Un tipo de impresión interesante en el Neolítico es el denominado decoración a pluma formada por pequeñas huellas en forma de llama obtenidas por el arrastre del instrumento al ser retirado de la vasija todavía blanda. 4. La excisión consiste en el dibujo de un motivo mediante el levantamiento o rascado de la arcilla, dando la sensación de relieve. A veces el recorte del diseño puede ser total y dar lugar a los denominados calados (BALFET et alii, 1989: 89-92). CÆSARAUGUSTA 77 5. La aplicación plástica es la modificación de la superficie de la cerámica mediante la incorporación de elementos en relieve cuando la superficie todavía está húmeda o semiseca. Estos se pueden realizar desplazando de su lugar la propia arcilla de la vasija deformando con ello el contorno y el espesor de la misma; o a través de la aplicación directa de trozos de arcilla con formas determinadas. 24 Sin llegar a ser una aplicación plástica propiamente dicha podemos mencionar el denominado repujado consistente en ejercer una presión en el interior de la pared que da lugar a pequeños relieves en el exterior. 6. La decoración pintada es la aplicación de una disolución o pigmento de color diferente al de la vasija, formando distintos diseños. 7. La incrustación es la inclusión de una materia distinta a la arcilla con la que se ha elaborado la vasija en los huecos dejados por otras decoraciones. También, a veces, dentro de este apartado se incorporan las decoraciones realizadas con los dedos, formando líneas muy anchas y poco profundas que generalmente son denominadas dedadas. 9. Las perforaciones, aunque no muy habituales, se pueden emplear como decoración. Son unos agujeros realizados por presión con un instrumento duro cuando la pasta todavía está blanda. 10. Además de los tipos decorativos aquí explicados, existen otros como el vidriado o la decoración a molde, que por no haber sido utilizados en época prehistórica no vamos a desarrollar. A través de estas técnicas se crean los denominados motivos o diseños, pero tampoco existe unanimidad en su definición, aunque el más extendido es el criterio geométrico. En los últimos años se ha producido un cambio en el objetivo de estos estudios, centrándose sobre todo en buscar una explicación a los mismos atendiendo a distintos factores principalmente sociales, psicológicos, simbólicos o medioambientales (EMERSON, 1989: 47; RICE, 1987: 244-273; PLOG, 1980; SKIBO et alii, 1989). La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón 8. El acanalado es el trazado de varias líneas paralelas, a la vez o individualmente, con un instrumento de punta roma cuando la vasija está todavía blanda. Por ello muchos autores la incluyen dentro de la incisión. • Antes de introducir la cerámica terminada en el horno es necesario que pierda todo el agua absorbida durante su fabricación. El secado es un proceso natural en dos etapas (secado contráctil y poroso) favorecido por los poros y capilares de la pasta que simplifican la evaporación del agua de mezcla hasta alcanzar la llamada dureza de secado. A veces cuando las condiciones ambientales no son favorables se puede sustituir por el secado en un horno a temperaturas no superiores a 100°, o por la colocación de las vasijas cerca de un fuego o una fuente de calor. • La plasticidad de la arcilla se elimina con la cocción, a la vez que aumentan otras propiedades: dureza, resistencia térmica, etc. El horneado implica la descomposición de la estructura cristalina de la arcilla al mantener la temperatura —mínimo entre 500° y 700°— el tiempo necesario. Las principales variables que influyen en la cocción y que deben ser controladas por el ceramista en cualquiera de las dos etapas (calentamiento y enfriamiento) son: la relación de calor/tiempo, el máximo de temperatura y la atmósfera que se produce en el interior. Para la realización de la cocción se precisa que existan estructuras. Éstas se dividen en dos grupos dependiendo de que se produzca o no contacto entre el combustible y la cerámica: por un lado, las que colocan los vasos y el carburante juntos, que son llamados fuegos abiertos u hornallas y fuegos mixtos; por otro, aquellas en las que están separados mediante un soporte fijo, es decir, los diferentes tipos de «hornos» (RYE, 1981: 96). Entre las funciones del horno hay que mencionar la de CÆSARAUGUSTA 77 El principal proceso que se desarrolla con la evaporación es la contracción de la cerámica y puede ser tan elevada que se produzcan roturas o alabeos. Usualmente el encogimiento para una pasta trabajada a mano varía entre el 8 y 10%. Entre los defectos más importantes que puede ocasionar un secado irregular hay que mencionar los agrietamientos, la deformación y el encogimiento diferencial. Las soluciones que se pueden emplear son varias como el secado retardado o la incorporación a la pasta de distintos elementos que favorecen la aceleración o no del secado. 25 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón acumular el calor producido por la combustión de distintos elementos, mantener el ritmo del mismo, tanto en el ascenso como en el descenso de las temperaturas, y conservar homogéneamente la temperatura en el interior para que no se produzcan defectos por contraste térmico. La temperatura y la atmósfera de cocción son los elementos que controlan el horneado y, por consiguiente, los efectos de la cocción. Existen tres tipos de atmósfera que estarán determinados por la cantidad de aire y de combustible. Su intensidad dependerá de la composición y del volumen de actividad de los gases, de la temperatura y del tiempo de actividad: 1. Oxidante. Se produce por un exceso de aire o por la presencia de gases que son capaces de ceder átomos de oxígeno y, por tanto, crea un predominio de éste y del anhídrido carbónico favoreciendo la buena combustión. En las combustiones de este tipo es característica la llama azul, intensa y viva. 2. Reductora. La atmósfera del horno tiene poco aire y, por tanto, desciende la temperatura originando el aumento del monóxido de carbono o, en menor medida, hidrógeno. La intensidad y la duración de la cocción influirán proporcionalmente en las características de la reducción. La llama durante la combustión es amarilla. Hay que diferenciar entre este tipo de atmósfera y la cocción ahumada, puesto que ésta no es un indicativo claro de reducción, sino más bien de mezcla entre las dos anteriores, ya que el humo que la produce contienen vapor de agua y suficiente oxígeno y anhídrido carbónico. 3. Neutra. Se desarrolla en el horno en una relación de equivalencia entre oxígeno y combustible, y supone el control pleno de la cocción sin pérdida de calor en la combustión. En esta atmósfera predomina el dióxido de carbono. CÆSARAUGUSTA 77 En época prehistórica sólo se conocían o se podían usar debido al nivel tecnológico, las dos primeras. A pesar de que estos son los únicos tipos de cocciones existentes, muchos autores con los que coincidimos, hablan de cocciones mixtas no tanto refiriéndose a un tipo de atmósfera como a la mezcla de dos de ellas (generalmente oxidante y reductora). Con ello, a veces, se intentan definir cocciones poco cuidadas, en las que el alfarero no ha podido mantener una única atmósfera, aunque otras designan el empleo deliberado de esa mezcla de atmósferas. 26 • La importancia del control de la cochura y, por tanto, del conocimiento por parte del alfarero de todas sus fases y problemas, viene determinada por la gran variedad de defectos que se pueden producir en ella. No siempre se traducen en deformaciones o roturas puesto que el color de los vasos puede ser un defecto. En general, se puede decir que son debidos a malas cocciones: por no alcanzar la temperatura necesaria o sobrepasarla, porque la atmósfera de cocción no era la adecuada, por el ritmo acelerado tanto en el ascenso como en el descenso de las temperaturas, por cambios bruscos de temperatura debido a la pérdida de calor, por una inadecuada posición de las vasijas, malas uniones entre las partes, etc. • A veces, los recipientes presentan tratamientos de la superficie o decoraciones tras la cocción, principalmente debido a que estos pueden perderse con el calor a que se someten en el horneado, pero no son especiales sino que esencialmente son los mismos que ya hemos visto. En estos acabados o decoraciones influirá de 3. Tipología y clasificación En los estudios cerámicos uno de los apartados más importantes es el análisis morfológico de las vasijas, para definir tanto la forma global como las partes que la componen. Al igual que ocurre con el resto de las descripciones y definiciones tecnológicas no todos los investigadores se ponen de acuerdo en ellas, cada uno prima el aspecto que considera más importante y a partir de él construye su tipología, utilizándolas mayoritariamente como ordenaciones que pueden aportar datos de interés comparativo y cronológico sobre los materiales del yacimiento. A pesar de ello todos están de acuerdo en la necesidad de anteponer a la descripción de un todo, cómo y de qué partes se compone y en qué categoría se deberán incluir. Un método y una terminología ambigua dificulta el conocimiento, la comparación y el estudio de los materiales de ahí que se hayan realizado varios intentos para uniformizar ambos aspectos. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón manera determinante el uso que vaya a tener la vasija en la comunidad, puesto que una cerámica dedicada a la cocina no estará sometida a ninguno de estos procesos. Esquema de las partes que componen una vasija: A. según A. Llanos y J. I. Vegas (1974: 272). B. según P. M. Rice (1987: 213). 1. borde, 2. cuello, 3, cuerpo y 4. fondo. Todas las vasijas se componen de varias partes que es necesario definir antes de analizar la forma general. La mayoría de los investigadores coinciden en los componentes de ésta: borde, cuerpo y fondo, describiéndose también previamente los posibles elementos añadidos con posterioridad a las mismas. Ejemplo de clasificación de bordes, según Mª D. Asquerino (1978: 120). CÆSARAUGUSTA 77 • El borde es la zona de apertura de la vasija, es decir, la terminación de la misma, por donde se introducen o se obtienen las sustancias que puede contener. La morfología del mismo puede ser muy diversa y se define a través de su contorno, tanto el interno como el externo. Sin embargo, cada autor diferenciará los tipos de acuerdo con los materiales que estudia por lo que las posibilidades son casi infinitas, ya que las cerámicas hechas a mano se caracterizan por no poseer una morfología homogénea. Otro elemento importante dentro de este bloque es la orientación del mismo, para la que tampoco existen criterios uniformes. 27 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón • El cuello es la parte que une el borde con el cuerpo, aunque muchas veces es muy difícil de reconocer, por eso hay quienes lo incluyen en sus estudios dentro del cuerpo o del borde. Por este motivo, sólo se habla de cuello cuando su individualización respecto a las otras dos partes está clara. La morfología e indirectamente la orientación del mismo son los elementos que lo caracterizan. • El cuerpo es la parte más importante, pues es donde se localiza el contenido, por lo que dependiendo de su forma, la función de la vasija será una u otra. En general, coincide con la zona de diámetro máximo, y está limitada por el borde y el cuello en la zona superior y por la base en la inferior. Para su definición la mayoría de los investigadores utilizan los volúmenes geométricos o la combinación de los mismos. • La base o fondo completa la vasija y es la que le da la estabilidad necesaria. A veces, como ocurre con el cuello, no es fácil de distinguir, sobre todo cuando tanto el cuerpo como el fondo son circulares, puesto que no queda marcada ninguna unión entre ellos. Generalmente se describen atendiendo al contorno que dibujan. CÆSARAUGUSTA 77 Clasificación en función de la estructura y las formas geométricas, según M. R. Seronie-Vivien (1975: 69). 28 • Finalmente, los elementos de prehensión pueden formar parte o no de la morfología de la vasija. Su incorporación a la cerámica es esencialmente funcional. Se acepta la existencia de tres tipos con distintas utilidades y una gran amplitud de variantes: perforaciones, apéndices y asas, además comúnmente se incluyen los picos vertedores en una categoría distinta. Estos elementos pueden encontrarse en la vasija de una forma individualizada o combinados entre sí, de ahí la dificultad que existe para realizar una enumeración ya que las variaciones son casi infinitas. Otro aspecto que los investigadores tienen en cuenta, independientemente del tipo de clasificación que se haga, es el de la altura, los grosores y el diámetro de cada componente analizado. A veces, los tratamientos son distintos utilizando intervalos métricos y otras el valor real. Este análisis también se realiza para los distintos aspectos mensurables de las vasijas, tanto si están enteras como fragmentadas, puesto que muchos de los datos se pueden obtener por igual. Algunos autores además añaden otros tipos de mediciones que les ayudan a definir las formas u otros aspectos de las cerámicas. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón Una de las tipologías más completas y utilizadas con respecto a estos elementos es la realizada por M. R. Seronie-Vivien (1975: 13-33). 4. Aspectos económicos y funcionales Los posibles aspectos económicos y funcionales que, en cierto modo, determinan la fabricación, distribución y uso de las vasijas no se han desarrollado lo suficiente para estos momentos prehistóricos, quizá por la dificultad inherente a las propias evidencias arqueológicas, aunque en los últimos años apoyándose en datos etnográficos y los análisis tecnológicos se ha intentado paliar de alguna manera. La cerámica no debe estudiarse como un ente independiente del resto de los objetos, ya que está influida directamente por el contexto, la necesidad y la conducta del grupo. En ella cuatro factores son determinantes: la escala y el modo de producción, las variaciones en los productos y los cambios o modificaciones en las relaciones productores/consumidores (COSTIN, 1991; RICE, 1984a: 45-54; 1987: 180-191; UNDERHILL, 1991). La morfología e incluso su decoración estarán determinadas por los posibles usos a que se vayan a destinar, ya que, en principio, debemos suponer que se crearía la necesidad antes de la fabricación y no al contrario. Para P. R. Rice (1987: 224236) son cuatro los atributos principales que hay que considerar: capacidad, estabilidad, accesibilidad al contenido y facilidad de transporte. A pesar de que todas las cerámicas deberían responder a estos principios, en general no ocurre así, por lo que se han buscado diferentes métodos aproximativos como el de J. E. Ericson o el de C. Herón (ERICSON et alii, 1972; HERON y EVERSHED, 1993). Un aspecto importante en los estudios cerámicos y en parte olvidado por la mayoría de las investigaciones son los posibles defectos que se producen en las vasi- CÆSARAUGUSTA 77 Indudablemente el principal objetivo de una vasija es el de contener elementos líquidos o sólidos para distintas funciones: almacenaje, actividades culinarias o transporte. Dentro de este apartado no se suelen incluir las que poseen un marcado carácter ritual, aunque, al igual que las demás, serán elaboradas de una manera especial. Una de las ventajas que posee la cerámica, y por la cual se prefirió frente a otro tipo de contenedores, es la variedad de soluciones que ofrece a algunos problemas que otros recipientes no pueden resolver. Parece claro que la especialización está influida por el nivel o poder económico, la demanda, el uso y, principalmente, por la disponibilidad de recursos. Por eso, la mayoría de las cerámicas no poseen sólo una función, si no que se utilizan muchas veces para cosas bien distintas. 29 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón jas por el uso, frecuentemente debido a la función culinaria, cuando se remueve, mezcla o machaca el contenido de la vasija, dejando marcas en la superficie interna y pudiendo eliminar en esa zona el posible acabado que tuviera. También por su apoyo y roce se pueden producir defectos en la cara externa. Entre los más significativos podemos mencionar: la corrosión y la abrasión, consecuencia de una mala preparación de la pasta; las roturas y fracturas, generalmente por un mal uso de las propias características de los recipientes; y el hollín o las manchas negras por su utilización en el fuego. Para J. Roussot-Larroque (1990: 63) uno de los motivos más importantes por el que las cerámicas no se conservan en buen estado en los yacimientos es la imperfección tecnológica. Mientras que G. M. Foster (1960: 608) plantea cinco factores relacionados con los desperfectos y roturas de las vasijas: la resistencia básica del recipiente, la función, el método de uso, el tipo de cocina y el contexto de uso y, por último, el coste de la cerámica. Otro apartado es la producción y distribución de los objetos ya creados. Basándose en datos etnográficos, se suele plantear la existencia de cuatro sistemas que representan las distintas etapas en la evolución alfarera: producción familiar o doméstica, industria familiar o doméstica, industria taller y escala industrial (ARNOLD, 1985: 225-231; RICE, 1984a: 45-57; 1987: 170-191; UNDERHILL, 1991: 1227; PEACOCK, 1982: 7-9; STARK, 1984: 184-188; ALLEN, 1984: 133-134; POOL, 1984: 275-313; COSTIN, 1991: 1-53). Cada uno de estos sistemas poseerá sus propias características de intercambio y de organización económica. Las dos primeras fases son las que verdaderamente interesan a los prehistoriadores, ya que en esta época no se llega al grado de especialización que supone el tercer sistema. K. M. S. Allen (1984: 134-135), mediante el estudio de las producciones cerámicas de los indios iroqueses, propone como características de esta producción familiar: una producción ocasional (en cantidad y en tiempo), estacional, individual, manual, realizada en casa y con muy pocas variedades de tipo funcional. CÆSARAUGUSTA 77 Un factor básico en la evolución de la alfarería es la demanda de productos, que va a favorecer el desarrollo y la especialización. La demanda de productos está directamente relacionada con las necesidades del grupo —la densidad y crecimiento demográfico del mismo, la frecuencia con que se rompen las vasijas, la necesidad de reponerlas— e incluso, a veces, con las características microambientales, aunque éstas influyen escasamente en el primer sistema de desarrollo. Para que exista una demanda es necesaria la presencia de dos partes: productor y consumidor. En la producción familiar la relación entre ceramista y consumidor es cerrada y, en muchos casos, además, ambos serán la misma persona. 30 La adquisición de una cerámica se puede realizar por muchas vías: desde la propia fabricación hasta la compra en un mercado. Entre ambas existe una gran cantidad de procesos intermedios, y la elección dependerá sobre todo de cada tipo de sociedad. Estos intercambios, en sociedades prehistóricas, van a estar determinados por la funcionalidad de la vasija, en especial las que tienen un carácter ritual o simbólico y las que representan la autoridad o el poder de las élites. Además poseerán mayor valor que el resto de las transacciones. El comercio debe ser estudiado en función de la tecnología de fabricación, las circunstancias económicas que rodean al grupo humano, las posibilidades de trans- La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón Las nuevas perspectivas en la investigación han llevado al rechazo de la hipótesis tradicional que planteaba un intercambio o comercio únicamente de cerámicas o bienes de lujo o de élite, lo que implicaba asumir indirectamente que las cerámicas utilitarias poseían una fabricación local, es decir, muy próxima al lugar de uso (RILEY, 1984: 58-62). El medio más frecuente que los arqueólogos desarrollan para conocer la existencia de un comercio o intercambio es la comparación morfológica. No obstante, la tipología no es un factor concluyente por lo que, actualmente, se ayudan de los análisis físico-químicos y de los mapas de distribución del material. CÆSARAUGUSTA 77 porte, las características geográficas y ambientales, etc., ya que serán estos los factores que puedan aportar los distintos datos para plantear hipótesis. 31 II. Catálogo de yacimientos 1. Marco geográfico Aragón, enclavada en el NE peninsular, se sitúa en un área de inmejorables condiciones, puesto que una gran parte de su territorio se ubica en el Valle Medio del Ebro, facilitando las comunicaciones con otras zonas, tanto atlánticas como mediterráneas, como se ha demostrado a lo largo de la historia. Esta región no presenta un relieve homogéneo sino todo lo contrario, se observan grandes diferencias entre unas zonas y otras, con muy distintos rasgos que favorecerán o no la implantación de población. La dispersión de los asentamientos neolíticos por el territorio aragonés es muy desigual, aunque se concentran mayoritariamente en la vertiente oriental de la comunidad, por lo que creemos más oportuno realizar una breve descripción de las áreas concretas donde se localizan la mayoría de los yacimientos8. Manteniendo el orden geográfico de norte a sur, la mayoría de los yacimientos oscenses se encuadran en la zona norte o pirenaica, por lo que centraremos nuestra atención en la misma. Esta cadena se halla dividida en varios sectores, siendo el área intermedia entre las Sierras Interiores y Exteriores donde se ubican gran parte de los asentamientos aquí estudiados. 8 Los datos aquí expuestos se han obtenido de MARÍN, PEÑA, et alii (1987: 27-85; 117-143); RODRÍGUEZ (1986); MENSUA e IBÁÑEZ (1977); PEÑA y ECHEVERRÍA (1991: 3-15); ECHEVERRÍA (en prensa), ALBERTO, et alii (1984); IBÁÑEZ, PELLICER y YETANO (1983: 3-19); GUTIÉRREZ, PEÑA y SIMÓN (1982: 81-92); PEÑA, et alii (1984). CÆSARAUGUSTA 77 1.1. Características geomorfológicas 33 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón El sector oriental de esta área, se corresponde con los llamados relieves SobrarbeRibagorza, y abarca un amplio sinclinorio en contacto con el sinclinal del Guarga. Geográficamente se identifica con la cuenca de Graus, pero geomorfológicamente está ligado a las incisiones realizadas por la red hidrográfica: Cinca-Esera-Isábena, en los sedimentos eocenos y oligocenos de la cuenca de Graus-Tremp constituyendo relieves monótonos. Las Sierras Exteriores son alineaciones estructurales de sedimentos mesozoicoeocenos. Su complejidad viene determinada por la aparición constante de los niveles plásticos (arcillas, yesos y sales) del Triásico Superior (Keuper) en las líneas de cabalgamiento de todo el frente subpirenaico. Los grandes ríos pirenaicos atraviesan limpiamente estas sierras de forma transversal y modelan, al pie de las mismas, amplios glacis de acumulación. Excavan, por sobreimpresión, profundos cañones en los materiales calcáreos y conglomerados. Las cumbres montañosas aparecen modeladas en cuestas calizas conservando amplios restos de la superficie de nivelación, sobre las que se ha instalado una intensa red kárstica y se han desarrollado poljes y campos de dolinas. La más conocida es la circulación endokárstica de Guara con abundantes surgencias. El sector central está constituido por un grupo de sierras individualizadas por los cañones fluviales que las atraviesan de N a S. Es característica, en esta parte, la presencia constante de una amplia depresión erosiva, creando valles paralelos a la disposición de las líneas estructurales de las sierras, con relieves bajos y cubiertos de glacis detríticos debido a la activa erosión de las barranqueras instaladas en los márgenes de las cuencas. CÆSARAUGUSTA 77 La zona de contacto entre las Sierras Exteriores y la Depresión del Ebro es denominada Somontano. Actualmente sólo se conocen yacimientos en el área central, donde las Sierras Exteriores rompen su dirección O-E dando lugar a sierras de idéntica configuración estructural. El frente meridional está en contacto con los conglomerados de borde de cuenca que desaparecen hacia el sur dejando paso a las margas y areniscas de la «Formación Sariñena». El relieve se resuelve, a grandes trazos, en hoyas y depresiones erosivas excavadas en la facies margosa terciaria. Al final del Plioceno, la red fluvial comienza a encajarse y alterar su labor de incisión-acumulación, creando valles escalonados de morfología variada. Los cauces fluviales se ensanchan al llegar a las depresiones presomontanas, y al unirse los ríos forman una expansión aluvial. 34 El Somontano oscense hacia el sur se une con la Depresión del Ebro, que constituye una gran cuenca sedimentaria enmarcada por relieves montañosos. Los elementos geomorfológicos que la caracterizan son muelas, glacis y valles fluviales escalonados. Dentro de esta unidad nos interesa por ahora el sector bajoaragonés. Los materiales sedimentarios en esta zona pertenecen a la Formación Caspe, incluida dentro del conjunto deposicional denominado Sistema Matarraña-Guadalope, compuesto por materiales detríticos. En el sector de Caspe la alternancia de materiales de diferente resistencia crea relieves totalmente distintos debido a la mayor presencia de areniscas modeladas en paleocanales, intercaladas con otros materiales que cortan la estratificación. Al E, los materiales detríticos groseros dan lugar a un paisaje abrupto y complicado debido al fuerte encajamiento de la red fluvial Guadalope-Matarraña. Las formas básicas son estructurales, de escasa extensión, como pequeñas plataformas, cuestas y cordones de paleocanales, apareciendo entre ellos vallonadas de Las serranías marginales de la Depresión del Ebro sirven de transición a la Cordillera Ibérica. Son alineaciones orientadas de O a E con alturas poco destacadas y salpicadas de pequeñas cuencas internas. Predominan los relieves de carácter estructural, en cuestas y barras, no llegando a formar alineaciones continuas sino conjuntos individualizados con cambios de dirección que dan una configuración arqueada a los límites del piedemonte bajoaragonés. El contacto entre la Cordillera Ibérica y la Depresión se realiza a través de una deformación tectónica de fractura o flexión. A escala local presenta aspectos muy distintos en función del tipo y valor de la desnivelación tectónica, de los materiales aflorantes y de la evolución geomorfológica durante el cuaternario. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón gran anchura y áreas endorreicas. Únicamente en las cercanías de los ríos principales, que organizan el drenaje superficial, se encuentran depósitos cuaternarios de terrazas. Existen algunas zonas de difícil desagüe en las que se forman lagunas o charcas. La acción erosiva del viento ha creado un modelado diferencial dejando en resalte canales de arenisca. El sector SE se compone de una gran masa montañosa de aspecto abrupto, que conforma la terminación meridional de las sierras prelitorales catalanas, constituyendo el nudo entre la Cordillera Ibérica (NO-SE) y las Catalánides (NE-SO) y separando la Depresión del Ebro del litoral mediterráneo. La disposición tectónica de los Puertos de Beceite es la de una serie de pliegues imbricados, anticlinales y sinclinales laminados que desaparecen hacia el SE donde se localizan las alineaciones cretácicas de la Cordillera Ibérica. El relieve presenta plataformas atravesadas por una tupida red de barrancos de fondo plano. Sobre estos pliegues el Matarraña se instala de forma discordante. A lo largo del recorrido el paisaje es heterogéneo manifestando una gran diversidad topográfica: desde los tramos angostos, meandros y modelado kárstico, pasando por el sistema de terrazas, para llegar al dominio de las vales hacia Maella. El último gran conjunto geomorfológico que nos ocupa es la Cordillera Ibérica turolense, que podría definirse como una agrupación de unidades mesozoicas, de orientación predominante NO-SE. Las unidades morfoestructurales que observamos son consecuencia de la última fase distensiva que tiene lugar en el Plioceno Superior, produciendo abombamientos de las unidades montañosas y hundimientos de las fosas ya existentes por reactivación de sus fallas marginales junto al nacimiento de otras nuevas. Estas deformaciones darán lugar a la reanudación erosiva de las montañas y a la sedimentación de los grandes glacis de las depresiones. A partir del Pleistoceno comenzó el progresivo encajamiento de la red fluvial con acumulación de terrazas y glacis en los valles amplios. De esta unidad nos vamos a centrar en dos zonas: la Serranía de Albarracín y la Depresión del Jiloca. La primera, ubicada en el sector SO de la Cordillera, se compone de una serie de alineaciones estructurales alargadas, de orientación NO-SE, que sobrepasan los 1.000 m en todo el conjunto. Bordeando los macizos y los relieves CÆSARAUGUSTA 77 Los procesos morfogenéticos cuaternarios en este somontano estuvieron condicionados por el factor hídrico en un contexto predominantemente semiárido, por lo que cualquier variación climática que implicara un cambio en el volumen de precipitaciones, pudo suponer repercusiones importantes en los procesos y formas del modelado. 35 36 CÆSARAUGUSTA 77 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón Finalmente, la Depresión del Jiloca es una fosa tectónica originada en el Plioceno Superior, con dirección NNO-SSE, rellena de sedimentos pliocuaternarios procedentes de las sierras limítrofes. Forma un surco disimétrico con una falla de abrupto escarpe en el borde de la Sierra Palomera. La morfología general es de gran planitud, formada por largos glacis de suave pendiente. La red fluvial discurre sobre la superficie detrítica de los glacis, sin apenas incisiones, iniciando a partir de Caminreal un encajamiento lineal en dirección al Jalón. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón de rodeno, se extienden las grandes parameras de la superficie de erosión fundamental que están intensamente karstificadas por campos de dolinas de diferentes morfologías, lapiaces y depresiones, constituyendo una importante zona de absorción de agua. Los Montes Universales constituidos por sinclinales colgados muy laxos forman la divisoria de aguas entre las cuencas que vierten al Mediterráneo, el Jiloca afluente del Ebro, y el Tajo a la vertiente atlántica. 1.2. Vegetación Las características orográficas influirán directamente en el aspecto paisajístico y vegetal de Aragón, por lo que las variaciones que encontramos son amplias y están condicionadas por múltiples factores. Los gradientes térmicos y la altitud son los factores que determinan más directamente el escalonamiento de la vegetación. Asimismo hay que tener en cuenta que la acción antrópica ha modificado en parte este esquema, favoreciendo la desertización, el ascenso de los pisos vegetales y el descenso del límite altitudinal del bosque y, por extensión, de las praderas artificiales. Comenzamos con el área pirenaica que es donde se encuentra la mancha de bosque más importante y de masas frondosas más extensas, constituyendo las formaciones de mayor categoría biológica. La estructuración tradicional en pisos no se reproduce con total exactitud, ya que dentro de este área geográfica hay distintas unidades que infieren características peculiares a la vegetación, aunque de forma general se puede decir que conforme se avanza hacia el sur ésta se va volviendo más mediterránea. Es la faja de contacto entre formaciones de carrasca (Quercus ilex ssp. rotundifolia) y de quejigo (Quercus faginea). La primera es muy abundante, en forma de manchas discontinuas principalmente en las laderas a barlovento como las solanas de las Sierras Exteriores, pero en general, el piso está muy degradado y aparecen amplios espacios de suelo desnudo. La segunda se halla esencialmente relacionada con los suelos de facies margosa del flysch pirenaico. El quejigo es la vegetación clímax del piso inferior, aunque presenta un aspecto muy aclarado y empobrecido, en parte por que se ha visto muy afectado por los artigazos (cultivos itinerantes) que han provocado acarcavamientos y afloramiento de la roca. CÆSARAUGUSTA 77 El piso colino o basal se extiende por las Sierras Exteriores y la depresión media hasta alcanzar el pie de las Sierras Interiores. En él se observa claramente la influencia mediterránea, con mayores temperaturas y precipitaciones menos cuantiosas y más irregulares favoreciendo la abundancia de plantas termófilas, que son más resistentes a estas características de aridez. 37 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón La Depresión del Ebro y los somontanos, en cambio, tienen una escasísima cobertera vegetal que proporciona un paisaje estepario. Desde el punto de vista botánico entra fundamentalmente dentro del mundo mediterráneo, pero al estar bordeado de montañas se convierte en semiárido y continentalizado. El factor más importante que determina la vegetación es el acusado descenso de las precipitaciones que afecta sobre todo al sector central (Zaragoza-Caspe) y que junto con el viento incrementan la evapotranspiración de los organismos vegetales. Igualmente, la gran amplitud térmica de la zona limita visiblemente las posibles especies vegetales. Todo esto ha propiciado la creación de un paisaje estepario y semiárido, que unido al sustrato de materiales yesíferos que producen un exceso de sales, dan lugar a una uniformidad paisajística puesto que son pocas las plantas que se adaptan a estas condiciones. Los cambios en la topografía facilitan el aumento de la vegetación, principalmente, de formaciones más húmedas como ocurre con los relieves tabulares de las muelas. Los tipos fundamentales que se encuentran en esta unidad son variados. El carrascal aparece a partir de los 450 m en los somontanos, que en la zona NO del Bajo Aragón pasa a ser una garriga de lentisco. El carácter indicador viene dado por el lentisco (Pistacia lentiscus) que en distintas zonas es más abundante que la coscoja (Quercus coccifera). El pino carrasco es muy discontinuo y también están presentes las sabinas (Juniperus phoenicia). Donde afloran masivamente los yesos se forma una gran estepa, es decir, matojos que se levantan unos centímetros del suelo junto con amplias manchas de tierra desnuda. El matorral estepario varía entre romero, aliagar y tomillares. A lo largo de los cursos fluviales dentro de esta estepa aparecen bosques ripícolas, que se han visto afectados por la acción humana que busca una mayor productividad agrícola. Finalmente la Cordillera Ibérica pertenece claramente a la región florística mediterránea. Al contrario que en el Pirineo, el dispositivo de pisos vegetales en esta unidad se diluye debido a las parameras (a partir de los 1.000 m) y sólo se conserva en los altos macizos. CÆSARAUGUSTA 77 El piso del carrascal se introduce profundamente en la Ibérica siguiendo los valles fluviales. Sólo se mantiene un cierto porte arbóreo en las vertientes fuertes y en posición de umbría. En el sotobosque se pueden encontrar gayubas, ruscos, jaras, etc., que son más abundantes cuando se aclaran las carrascas, pero varían según el sustrato edáfico. Estas últimas plantas, en las áreas que han sufrido incendios, se convierten en dominantes. A partir de los 900-1.000 m aparecen los «robledales ibéricos» formados por asociación de quejigos. El paso al piso oromediterráneo viene dado por la aparición masiva del pino albar que forma grandes masas en Albarracín. Su degradación produce un matorral presidido por plantas espinosas, llamados aliagares. 38 2. Catálogo El estudio está centrado en las cerámicas del Neolítico Antiguo, por lo que hemos incluido en el catálogo únicamente aquellos asentamientos que aportan información para el centro de nuestra investigación, es decir, todos los que poseen 39 CÆSARAUGUSTA 77 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón cerámica, quedando excluidos los yacimientos neolíticos entre cuyas evidencias arqueológicas no está presente este material9. En cuanto a las dataciones se hace referencia a fechas sin calibrar, para sus equivalencias se puede consultar UTRILLA et alli (1998: 191-192). Hemos establecido dos grupos de yacimientos: aquellos de los que hemos inventariado los materiales cerámicos y en los que basamos nuestra investigación; y los que, por falta de estratigrafía clara o excavación, escaso material cerámico neolítico o por imposibilidad de acceder al mismo, no se han analizado estadísticamente10. En ambos casos no hemos hecho una descripción exhaustiva, ya que la mayoría de ellos están publicados y la información complementaria se puede obtener de la bibliografía citada. Se presentan por orden geográfico, en primer lugar eje N-S tanto para las provincias como para los yacimientos; y en segundo lugar eje O-E. 2.1. Yacimientos inventariados YACIMIENTO: LA CUEVA DEL FORCÓN Municipio: San Juan de Toledo (La Fueva, Huesca). Coordenadas: Long.: 3º 57’ 50” Lat.: 42º 27’ 40” Mapa: Hoja 212, Campo. Altitud: 1.300 m. s.n.m. Descripción y estratigrafía: Se ubica en la vertiente meridional de los acantilados calizos de la Sierra Ferrera. La cueva posee dos entradas, orientadas al SO, a distintas alturas y ambas de difícil acceso. La entrada principal consta de un pasillo de techo muy bajo, que desemboca en un pequeño vestíbulo. Posiblemente la cavidad todavía mantiene actividad geológica, por lo que la mayor parte de ella carece de sedimento exceptuando la zona X, que dio resultados negativos, y el área Y cuyo depósito estaba revuelto. El área W se corresponde con los «maccarroni» realizados, en paredes y techo, sobre la arcilla húmeda. Las difíciles condiciones de habitabilidad de la misma, el complicado acceso y la presencia de restos humanos han llevado a plantear al director que es una cueva sepulcral. A pesar de que el material faunístico que se recogió pertenece al estrato neolítico, la presencia de restos de gallina nos confirma la remoción del mismo con elementos poste- CÆSARAUGUSTA 77 9 En el catálogo únicamente se hace referencia al número de fragmentos cerámicos recogidos en cada nivel o en la excavación en general, ya que sus características son tratadas más adelante. Se han diferenciado los fragmentos que por su estado de conservación no permiten obtener la información mínima necesaria y, por tanto, no se han incluido en el análisis. Estos se han denominado «informes». 40 10 Una mención especial tenemos que hacer acerca de los yacimientos neolíticos con pinturas rupestres del área de Albarracín. En 1973 Fortea publicó una noticia personal de Almagro por la que se ha planteado reiteradamente la existencia de cerámica en estos yacimientos. A pesar de este dato, la posterior comprobación de la estratigrafía realizada por Rodanés y Mazo (comunicación personal) dieron resultados negativos en relación a la aparición de este material en dichos abrigos, por lo que no se han incluido ni en el catálogo ni en el análisis. Asímismo, en excavaciones recientes, como la del Arrastradero I (HERRERO y NIETO, 1994: 83-84) se han evidenciado niveles probablemente neolíticos pero sin cerámica, por lo que todavía queda abierto el interrogante sobre la posible adscripción cultural de esos materiales cerámicos que no hemos podido comprobar. Tampoco se ha incluido los últimos hallazgos de yacimientos neolíticos al aire libre encontrados en la provincia de Huesca y publicados por GALLART, REY y ROVIRA (1996), debido a que no se ha podido consultar el material cerámico, que parece escasamente determinante en la atribución cronológica, que sus autores consideran postcardial. Material: Es una cueva que ha tenido una amplia vigencia a lo largo del tiempo constatada por la presencia de restos de otras épocas. El material encontrado es muy escaso, si exceptuamos la cerámica y los elementos de adorno. Entre la industria ósea destacan tres punzones de hueso, y en la lítica 2 dientes de hoz. En cambio, entre los adornos aparecieron 38 cuentas discoidales, la mayoría de concha, cuentas de dentalium, una cuenta de piedra y algún fragmento de concha pulido. El total de fragmentos cerámicos inventariados es de 426, de los cuales 72 son informes. Bibliografía: La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón riores. Además se recogieron un total de 82 fragmentos determinables de mamíferos que pertenecen a 10 individuos mínimo, entre los que predominan los animales domésticos (ovicápridos y cerdo). BALDELLOU, (1983b); CASADO, (1983); CASTAÑOS, (1983b); RODANÉS, (1987). YACIMIENTO: LA ESPLUGA DE LA PUYASCADA Municipio: San Juan de Toledo (La Fueva, Huesca). Coordenadas: Long.: 3º 59’ 30” Lat.: 42º 27’ 40” Mapa: Hoja 212, Campo. Altitud: 1.320 m. s.n.m. Descripción y estratigrafía: Es un abrigo de grandes dimensiones, que se ubica en la misma zona que el anterior. La boca, de unos 15 m de ancho, permite pasar la luz a casi toda la cavidad. De ella sale una pequeña galería de techo bajo. Se llevaron a cabo tres sondeos estratigráficos en el vestíbulo (C1, C3, y C4), y otro debajo de la visera del abrigo (C2) que resultó estéril. Únicamente se hallaron restos humanos en la cata 4. Asimismo se recogieron restos de fauna que pertenecen en su totalidad a mamíferos. Existe un predominio masivo, 95% de especies domésticas (ovicápridos y bóvidos) y dentro de éstas de los individuos jóvenes. El único problema lo plantea el grupo de suidos, ya que la diferenciación entre salvaje y doméstico es muy difícil. E.S.: nivel estéril, 14 cm de potencia máxima, no ocupa toda la superficie. N.I.: E.Ia.: barro compacto de tono marrón grisáceo y con escasos restos de carbón. E.Ib.: barro compacto, aunque menos comprimido que el E.Ia, con abundancia de carbones y zonas de cenizas. Presenta un buzamiento de O a E. N.II.: E.IIa.: tierras limosas de color marrón oscuro, con manchas rojizas por oxidación, con frecuentes carbones y cenizas. El nivel buza de O a E. Parte de la zona O, está ocupada por grandes bloques. E.IIb.: idéntica composición que el E.IIa, pero con menos piedras sueltas y ausencia de cascotes de tamaño regular y grande. Continúan los grandes bloques en la zona O. Material: En el nivel I las evidencias arqueológicas son mínimas: tan sólo podemos mencionar 1 fragmento de asta con incisiones y algunas láminas sin retocar. CÆSARAUGUSTA 77 Presenta dos niveles de ocupación, N.O.I. y N.O.II, este último corresponde a la etapa neolítica. Tan sólo describiremos la estratigrafía de la cata 3 por ser la más completa: 41 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón Corte estratigráfico de la cata 3 y 4 del abrigo de la Espulga de la Puyascada (BALDELLOU, 1987a). En el nivel II los materiales son algo más numerosos. Entre los restos líticos aparece como única pieza interesante, un posible geométrico. También debemos mencionar cuatro hachas, una volandera y fragmentos de un molino. En la industria ósea destacan los punzones y cucharas. Los elementos de adorno se componen de cuentas discoidales, sobre concha o diente, y un anillo de hueso. Asimismo se recuperó algún fragmento de concha de cardium sin trabajar. El nivel EIa y EIb de la cata 3, cronológicamente corresponde a un Eneolítico, por lo que los fragmentos cerámicos pertenecientes a este nivel no se han inventariado. El total de cerámicas estudiadas es de 1.929, de los cuales 91 son informes, 18 se recogieron en la superficie de la cueva, a lo que hay que sumar 1 fragmento de barro: Cata 1: (nivel EI) 199 fragmentos. Cata 3: 1.139 fragmentos, de los cuales 681 son del EIIa y 458 del nivel EIIb. Cata 4: 493 fragmentos, de los cuales 290 son del superficial y 203 del EI. Dataciones: N.I.: CSIC- 383: 2.610 BC. (nivel EIb de la c3). Corregido en Baldellou (1989c: 41). N.II.: CSIC-384: 3.980±60 BC. (nivel EI de la c1). CSIC-382: 3.630±70 BC. (nivel EIIb de la c3). Bibliografía: CÆSARAUGUSTA 77 BALDELLOU (1987a; 1989c); BALDELLOU y MORENO (1986); CASTAÑOS (1987); RODANÉS (1987). 42 YACIMIENTO: CUEVA DE LA MIRANDA Municipio: Palo (Huesca). Coordenadas: Long.: 3º 56’ 00” Lat.: 42º 18’ 20” Mapa: Hoja 250, Graus. Altitud: 880 m. s.n.m. Descripción y estratigrafía: La entrada de la cavidad, orientada al SO, se sitúa en los farallones calizos de la Sierra de Trillo, en la orilla izquierda del río Cinca. Se accede por la boca (3 x 2 m) directamente Material: Los materiales no cerámicos son mínimos, reduciéndose a un mango óseo de hoz, dos piezas líticas de hoz, dos lascas retocadas, dos hachas y una hachuela, y dos colgantes, uno en piedra y el otro en concha. El total de fragmentos cerámicos es de 952, de los cuales 64 son informes. Además se recogió material de la Edad del Bronce y cerámica a torno que no se ha inventariado. Bibliografía: BALDELLOU y BARRIL (1981-2); MONTES (1983); PEÑA GUARA, G.I.E. (1972: 3); RODANÉS (1987). La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón a una amplia sala, de la que sale una única galería que acaba en una pequeña cavidad. Toda la cueva ha sido muy expoliada, debido a la extracción de tierra para trabajar el cáñamo. Pese a ello se plantea una ocupación en dos etapas: Neolítico y Edad del Bronce, aunque los materiales estuvieran totalmente revueltos. YACIMIENTO: COVACHO DEL HUERTO RASO 1 y 2 Municipio: Lecina (Colungo, Huesca). Coordenadas: Long.: 3º 43’ 40” Lat.: 42º 12’ 53” Mapa: Hoja 249, Alquézar. Altitud: 625 m. s.n.m. Descripción y estratigrafía: El abrigo de grandes dimensiones, orientado al O, se localiza en la margen izquierda del río Vero, enfrente del conjunto de arte rupestre. En la orilla derecha del río se sitúa otro abrigo con materiales que I. Barandiarán diferenció con el nombre Huerto Raso 2. Se han llevado a cabo varias actuaciones: prospecciones en 1969 y 1972 dirigidas por I. Barandiarán; en 1972 se realizaron 2 sondeos, siendo uno de ellos estéril, y se excavó una zanja en el centro del covacho; en 1986 V. Baldellou realizó una excavación que se centró en tres cuadros (A, B, C). Únicamente en el nivel b (1972) se recogieron restos de fauna, concretamente de capra u ovis. (1972) HR1: Manto superficial, tierras cenicientas y bloques calizos sueltos. Tierras finas con fuerte cremación de hogares. Depósito aluvial estéril. Depósito de fragmentos calizos de procedencia clástica. Estéril. Depósito aluvial estéril. Terraza de elementos rodados pequeños y medianos. Estéril. Terraza antigua de elementos rodados medianos y grandes. Estéril. Material: La industria ósea se reduce a un punzón de hueso, mientras que la industria lítica es algo más abundante. Además de fragmentos de sílex, lascas y láminas con o sin retoque podemos mencionar: en el nivel b (1972) un perforador y un trapecio con retoque abrupto; en el nivel I (1986) un triángulo y un raspador; y finalmente en el nivel Ib (1986) dos medias lunas. Asimismo entre el material lítico, aunque no se pueda incluir como industria, se halló en el nivel fértil una plaqueta grabada. CÆSARAUGUSTA 77 a) b) c) d) e) f) g) 43 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón (1972) HR1 y HR1, 2, cerámica: a) 2 fragmentos de la Edad del Bronce y material vidriado y moderno. b) 40 fragmentos analizados. (1986) HR1: El total de fragmentos es de 74, de los cuales 21 son informes y 1 fragmento a torno. Bibliografía: BALDELLOU (inédito); BARANDIARÁN (1976a). YACIMIENTO: CUEVA DE CHAVES Municipio: Bastarás (Casbas de Huesca, Huesca). Coordenadas: Long.: 3º 32’ 00” Lat.: 42º 13’ 10” Mapa: Hoja 249, Alquézar. Altitud: 663 m. s.n.m. Descripción: El yacimiento se localiza en el interior de la Sierra de Guara y forma parte de la compleja red kárstica que recorre la misma, situándose en uno de los acantilados de conglomerado sobre el barranco de Solencio. La entrada, orientada al E, posee una boca de 60 m ancho y da acceso a un amplio vestíbulo con grandes bloques desprendidos del techo. Hacia el interior, la cueva continúa siendo casi igual de grande, aunque gradualmente se va estrechando y descendiendo el techo hasta bifurcarse en dos galerías. La extensión que ocupa el yacimiento es aproximadamente los 110 primeros metros sin que se prolongue hacia el interior. La excavación comenzó los años 1974-5 con cuatro sondeos en el área externa al vestíbulo. El resto de las campañas se desarrollaron en una zona interior de la cavidad, ampliando anualmente la cuadrícula. En el año 1984 (cata 84C) también se excavó fuera de esta cuadrícula, localizándose un enterramiento en fosa cubierto por numerosos cantos blancos idénticos, encima de un nivel solutrense. El muerto en posición fetal presentaba restos de tejido, un anillo de hueso, algunos restos de sílex y cerámicas lisas. Todavía se están realizando campañas de excavación, por lo que sólo hemos incluido para el estudio los datos obtenidos hasta el año 1990. CÆSARAUGUSTA 77 En cuanto a las estructuras identificadas, en el nivel 1a2 se encontraron tres hogares (cuadros 4A’, 6A y 8D): en dos de ellos se hallaron abundantes cantos blancos, algunos con ocre. El 4A’ tiene forma de cubeta con 8 cm de profundidad. Debajo del hogar del 6A apareció una piedra que cerraba una cubeta. También se hallaron dos suelos: un suelo duro posiblemente de ocupación, en los cuadros 4A’, 6A, 6A’ y 6B; y otro roto por la caída de bloques del techo y con una concentración anómala de molinos, en la banda 13-15 entre los dos niveles neolíticos. Son abundantes las cubetas, y hasta el momento (1990) se han encontrado 15 en distintos cuadros. Todas ellas están excavadas en el nivel 1b y algunas llegan a perforar la costra e, incluso, hasta el nivel magdaleniense. 44 En los análisis polínicos de los niveles neolíticos, que climáticamente corresponden al periodo atlántico, aparecen taxones indicadores de actividad agrícola. Se aprecia la incidencia de la agricultura y, en general, una deforestación debida a la acción humana aunque se mantenga el predominio del bosque sobre el espacio abierto. En el último nivel se produce un aumento de los espacios abiertos, dedicados al cultivo (gramíneas y compuestas, etc.) en detrimento del bosque. Los análisis de fauna de la excavación de 1974-5 del nivel neolítico se realizaron sobre un total de 268 fragmentos, todos ellos mamíferos, en los que predominan las especies domésticas. En las campañas de 1984-89 se han identificado 4.540 fragmentos (excluyén- La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón dose la avifauna y la malacofauna) pertenecientes a 21 especies de mamíferos. El volumen de restos en el nivel Ib es el doble que en el Ia. Se pueden agrupar en tres conjuntos: domésticos (principalmente ovicápridos y cerdo), que es el más abundante en ambos niveles; ungulados salvajes; y los carnívoros y lagomorfos. Este último grupo puede indicar el consumo esporádico de algunas especies (conejo), pero también es posible que su presencia sea consecuencia de la utilización como guarida tras la desocupación (tejón, zorro). Estratigrafía: N.Sup.: compuesto por tierra marrón con piedras y cascotes de distintos tamaños. Los materiales arqueológicos son de distintas épocas. N.Ia: tierra marrón oscura compacta, con grandes manchas de cenizas blancas y carbones, así como de tono rojo y anaranjado por oxidación. La potencia del mismo es irregular y su superficie escasamente horizontal. En la bandas 6, 8, y 10 se diferenciaron dos subniveles sedimentarios (1a1 y 1a2). En las bandas 8 y 10 está en contacto directo con el nivel 1c. N.Ib: tierras arcillosas, gris claro, con pocas piedras y manchas cenicientas. Hacia el final del nivel adquiere tonos anaranjados y una textura mucho más arenosa. No es completamente homogéneo en el color ni en la textura, aunque si es más suelto que el 1a. Hacia la entrada de la cueva se hace más polvoriento mientras que en el interior adquiere tonos más marrones y textura más arenosa. En este nivel se encuentran las cubetas que perforan el 1c y descansan directamente sobre los niveles magdalenienses. En las bandas 8, 10, y los cuadros 2F, 11F y 13F, el nivel desaparece. En los cuadros 6A-6B (por una losa), 6C, y 1G tienen escasa potencia. Costra estalagmítica. Estéril. N.1c: tierras rojizo-amarillentas de aportación fluvial. Estéril. N.2a: tierras limosas con restos de cenizas y carbones. Magdaleniense avanzado. N.2b: idéntica composición que el estrato precedente pero con abundantes cascotes. Magdaleniense avanzado. N.3: tierras compactas amarillentas, con abundante grava. Estrato base. Material: Se caracteriza por la variedad y abundancia de restos arqueológicos, pero la mayoría de ellos todavía no han sido estudiados al encontrarse la cavidad en proceso de excavación. Únicamente A. Cava ha estudiado la industria lítica de la campaña 1974-5 y Peña Guara, y CÆSARAUGUSTA 77 Únicamente vamos a describir la estratigrafía de la cuadrícula que actualmente se está excavando ya que es la que recoge la mayor información y extensión del yacimiento: 45 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón J. Mª Rodanés la industria ósea hasta 1986. Para el resto del material, la identificación se ha basado en los inventarios correspondientes a cada campaña y, por tanto, es susceptible de modificaciones. En cuanto a la industria lítica se ha constatado el trabajo de talla a través del hallazgo de los habituales elementos de lascado, restos de talla, avivados de núcleos, etc. La talla no se reduce al sílex sino que también aparece como materia prima la cuarcita y el cristal de roca, así como fragmentos informes de cristal de roca, cuarzo, mica, yeso y algún mineral no identificado. En todos los niveles se han encontrado muescas o denticulados, truncaduras, lascas y láminas con o sin retoque, núcleos y fragmentos de sílex. Además de lo que podríamos considerar útiles de sustrato (raspadores, raederas, buriles y cuchillos de sílex) presentes en mayor o menor medida en todos los niveles, sobresalen las siguientes piezas: — Nivel I (1974-5) y Peña Guara: 1 perforador, 12 piezas con dorso, 2 laminillas de dorso, 2 segmento en doble bisel, 1 triángulo de retoque abrupto, 1 triángulo en doble bisel, y 1 microburil. — En el resto de la secuencia estratigráfica (todavía en estudio) se observa un predominio de perforadores en el nivel Ib, mientras que en el n. Ia éstos y los taladros están casi equiparados. En cuanto a los geométricos, en el primer nivel se advierte una abundancia de medias lunas frente al predominio de triángulos y trapecios del nivel Ib. Un elemento común a ambos son las láminas o laminillas de dorso. Otros restos importantes entre el material lítico lo constituyen los elementos pulimentados. Aparecen con restos de ocre cantos rodados, areniscas pulidas, alguna piedra e, incluso, volanderas y fragmentos de molinos. Otros útiles bien representados son las hachas y hachitas, molinos, volanderas o machacadores, percutores, afiladores, alisadores, piedras pulimentadas, algún mazo, y cantos rayados. La industria ósea del nivel superficial y del material recogido por Peña Guara es escasa, destacando tan sólo los punzones y una placa con doble perforación. Llama la atención que en la excavación de 1974-5 no se localizó ningún resto frente al volumen encontrado en la excavación del interior. Así, entre los elementos del nivel 1a aparecen abundantes punzones, 1 cuchara, 1 aguja y 1 espátula-punzón. En el nivel 1b de nuevo gran cantidad de punzones y 3 espátulas (una con incisiones y otra en forma de cuchara plana). Además en ambos niveles se encontraron distintos huesos trabajados, astas y colmillos trabajados, y varios fragmentos de asta indicando su preparación para la fabricación de anillos. CÆSARAUGUSTA 77 Los elementos de adorno son igualmente copiosos, aunque en las primeras campañas los restos localizados fueron mínimos. Tanto en el nivel Ia como Ib se han hallado todo tipo de cuentas y colgantes en hueso, concha (dentalium, columbellae, cardium, etc.), piedra e, incluso, una de arcilla cocida (n. Ib) y anillos de hueso. Destaca sobre todo el conjunto el fragmento de brazalete decorado del nivel 1b. En el apartado de varios podemos incluir los fragmentos de ocres y restos de conchas sin trabajar, así como un fragmento de caparazón de crustáceo marino del nivel 1a. 46 El total de fragmentos cerámicos estudiados es de 7.943, entre los que no se han incluido los 128 del N.I. (1974-5) y de Peña Guara que pertenecen claramente a la Edad del Bronce. N.Sup.: 922 fragmentos, de los cuales 147 son informes y 21 son fragmentos de cerámica medieval. En el se han incluido 50 fragmentos sin nivel y 12 del revuelto. Nivel Sup./a: 99 fragmentos. Nivel 1a/1b: 33 fragmentos. Nivel 1a: 3.468 fragmentos, de los que Nivel 1b: 3.446 fragmentos. 21 son informes La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón Dataciones: 1974-5: 1984: N.Ia: CSIC-381: 4.170±70 a. C. (cata 1). CSIC-379: 4.280±70 a. C. (cata 4). N.Ib: CSIC-378: 4.510±70 a. C. (cata 3). E1: E1b: GRN. 12.685: GRN. 12.683: GRN. 12.686: 4.820±70 B.C. 4.700±80 B.C. 3.260±340 B.C. Bibliografía: ABAD (1970); BALDELLOU (1977; 1983a; 1983c; 1987c); BALDELLOU y CASTÁN (1983); BALDELLOU y RODANÉS (1989); BALDELLOU y UTRILLA (1986; 1991a; 1991b; 1991c; 1992); CASTAÑOS (1983a; 1993); CAVA (1983); GALLART y LÓPEZ (1988a); LÓPEZ (1992); MAYA (1983); PEÑA GUARA, G.I.E. (1973); RODANÉS (1987); UTRILLA y BALDELLOU (1991). YACIMIENTO: PEÑA DE LAS FORCAS II Municipio: Graus (Huesca). Coordenadas: Long.: 4º 01’ 50” Lat.: 42º 11’ Mapa: Hoja 250, Graus. Altitud: 480 m. s.n.m. Descripción y estratigrafía: Se trata de un abrigo alargado, orientado al N, en la orilla izquierda del río Ésera, a unos 400 m del abrigo paleolítico-epipaleolítico de Forcas I. Parcialmente cortado por una pista de la Confederación Hidrográfica del Ebro, está relleno en alguno de sus tramos con material de derribo y basuras. nivel rev.: depósito de tierra con basura. nivel a: estrato de tierras sueltas de color amarillento, pegado a la pared con cantos procedentes de la disgregación del conglomerado. Estéril. 11 Ha sido ampliada con posteriores excavaciones en 1996, cuyos datos se encuentran en UTRILLA y MAZO, 1997. CÆSARAUGUSTA 77 El abrigo, todavía en fase de excavación, presenta dos depósitos distintos separados en la zona central por un estrato revuelto. La estratigrafía neolítica únicamente se encuentra en la zona W en un área muy reducida. Este estudio se centra tan sólo en la campaña de 199211, en la que se halló junto a la pared (cuadro 4M’), una cubeta excavada por los ocupantes del nivel b que llega hasta c. En la zona Sur se ha comprobado, en este primer nivel, una acumulación artificial de cantos en forma de suelo. 47 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón nivel b: estrato negro y con áreas multicolores de tierra suelta y cantos de tamaño pequeño y medio. No se localiza con la misma intensidad y extensión en todos los cuadros. Fértil. nivel c: estrato limoso de coloración amarillenta mezclada con negro. Estéril. nivel d: estrato limoso de color negro y rojizo, se localiza en la banda K’ hasta O’. Fértil. nivel e: estrato limoso de coloración amarillenta mezclada con negro. Estéril. Material: En cuanto a la industria lítica, además de los habituales restos de talla, elementos de lascado, avivados, fragmentos sílex, lascas y láminas con o sin retoque, así como los elementos de Estratigrafía de la parte derecha de Forcas II sustrato (muescas, denticulados (UTRILLA y MAZO, 1997: 351). y raspadores) presentes en los dos niveles, debemos destacar la ausencia de perforadores y de geométricos en doble bisel en el nivel b inferior, mientras que en el nivel b superior predomina el doble bisel sobre el retoque abrupto y los triángulos sobre los trapecios y segmentos. Es interesante la presencia en ambos niveles de microburiles, aunque con un porcentaje ligeramente mayor en el estrato superior y la ausencia, también en ambos, de taladros. Por último, es importante mencionar el hallazgo de un canto con ocre en el nivel b superior. Se han inventariado un total de 97 fragmentos de cerámica de la campaña 1992, repartidos de la siguiente manera: CÆSARAUGUSTA 77 nivel rev.: 9 fragmentos. nivel a: 6 fragmentos de los cuales 2 son informes. nivel b superior: 82 fragmentos de los cuales 11 son informes. 48 1992 1996 nivel b (p. superior): 4.140 ± 180 a.C. (no válida) nivel VIII: 4730 ± 190 a.C. nivel VI: 4950 ± 45 a.C. nivel V: 5020 ± 120 a.C. (cardial) (p. media): 4.990 ± 90 a. C. (c. cardial) (p. inferior) 5.140 ± 340 a. C. nivel II: 5290 ± 40 a.C. nivel d: 6.700 ± 70 a. C. Bibliografía: MAZO y UTRILLA (1994, 1997). La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón Dataciones: YACIMIENTO: EL REMOSILLO. Municipio: Puebla de Castro (Huesca). Coordenadas: Long.: 3º 58’ 50” Lat.: 42º 06’ 55” Mapa: Hoja 288, Fonz. Altitud: 460 m. s.n.m. Descripción: El abrigo, que posee varios paneles de pinturas rupestres, se localiza en la orilla derecha del río Ésera en los acantilados calizos que forman el congosto de Olvena. Se realizaron cuatro catas al pie de las pinturas, siendo una de ellas estéril. La cata A se sitúa junto al panel 2, la cata B junto al panel 5A y la D junto al panel 1. Los sondeos dieron un único nivel de ocupación muy pobre, posiblemente debido a que es un estacionamiento temporal. En la cata A el material está separado en dos niveles. Material: El material lítico es muy escaso, tan sólo podemos resaltar un triángulo de retoque abrupto en la cata A y un perforador en la D. También es interesante el hallazgo de una volandera y un molino en el primer sondeo. El total de fragmentos cerámicos estudiados es de 98: Cata A: 76 fragmentos (24 del nivel a y 52 del nivel b). Cata B: 16 fragmentos. Cata D: 6 fragmentos. Bibliografía: BALDELLOU (1991); BALDELLOU et alii (1996). Municipio: Olvena (Huesca). Coordenadas: Long.: 3º 56’ 50” Lat.: 42º 06’ 20” Mapa: Hoja 288, Fonz. Altitud: 450 m. s.n.m. Descripción: Conocido desde antiguo se localiza en el tramo final del congosto que forma el río Ésera poco antes de desembocar en el Cinca. La cueva forma parte de un conjunto de fisu- CÆSARAUGUSTA 77 YACIMIENTO: CUEVA DEL MORO. 49 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón ras y galerías, de origen kárstico, que recorren el farallón, aunque arqueológicamente sólo dos poseen niveles de ocupación. La cámara inferior, la más grande, tiene un fácil acceso en la pared NO del farallón. Se compone de un pasillo que desemboca en una amplia sala con iluminación natural, ya que existen dos bocas laterales abiertas al acantilado con orientación E. A partir de ésta se prolonga en galerías y pequeñas cámaras que descienden hasta el nivel de base. Como estructuras se identificaron en el nivel c4-5 un hogar excavado por la gente de la Edad del Bronce en el sedimento neolítico, así como cubetas neolíticas en el nivel d. Las cámaras superiores, mucho más reducidas, se comunican con la inferior a través de una gatera (OV.4). La entrada a las mismas se puede realizar desde el exterior por encima de la boca principal de la cueva, o por la gatera desde el pasillo de acceso a la cámara inferior. Se compone de tres pequeñas salas: la primera, OV.1, está totalmente destruida; las otras dos, Ov.2 y Ov.3, situadas a diferente altura están unidas por un pequeño pasillo y ambas poseen una ventana que da al acantilado. El sedimento de las mismas estaba muy revuelto, debido sobre todo a la acción de los clandestinos. En ambas cámaras se encontraron restos humanos, aunque en mayor número en Ov.2. Sólo se han realizado análisis polínicos en la cámara inferior. Se observa en todo momento un alto porcentaje de polen arbóreo. El paisaje climático corresponde a los períodos subboreal, principios del subatlántico y posiblemente, la parte inferior del perfil, al atlántico. A partir del subatlántico se cultiva asiduamente el cereal, detectado en el n. a4 y puntualmente en el n. c4, así como las leguminosas y se produce un aumento de la malas hierbas de cultivo. La falta de alteración de las Carduaceae y Anthemideae, indican un aprovechamiento continuo de los cultivos. CÆSARAUGUSTA 77 Los análisis de fauna se realizaron en ambas cámaras. Se recogieron de la cámara Ov2 un total de 549 restos determinables y 143 del nivel c4-5, representando 17 especies de mamíferos y 7 de aves. Se agrupan en cuatro conjuntos: domésticos, en la cueva superior el cerdo está ausente; ungulados salvajes, con predominio del ciervo; carnívoros y lagomorfos; y por último avifauna salvaje. Entre el Neolítico y el Bronce existe un descenso significativo de la caza y un aumento de las especies domésticas. El patrón de explotación del ganado vacuno parece ser primario por el predominio de individuos juveniles, mientras que en el de ovicápridos la frecuencia entre jóvenes y adultos está más equilibrada, posiblemente debido no sólo a la explotación cárnica sino también de productos secundarios. 50 Corte estratigráfico de la Cámara Inferior de Olvena (UTRILLA y BALDELLOU, 1996 dir.). Estratigrafía: N. sup.: N.a1: N.a2: N.a3: N.a4: N.b1: N.b2: N.b3: N.c1: N.c2: N.c3: N.c4: N.c5: N.d1: estrato con materiales romanos. tierras de color gris claro con hoyos de ceniza y carbones. tierra marrón con piedrecillas y carbones. tierra gris-claro, con idéntica textura al a1. tierra marrón oscura casi negra, con gran cantidad de hojitas secas y semillas, pero sin carbones. arcillas compactas, de tono marrón, con piedrecillas, similar al a2. Casi estéril. lentejón negro, con carbones y hogares, en algunas zonas en contacto directo con el n. c1. estrato arcilloso, fino y compacto, de color amarillo grisáceo. Estéril. tierra marrón suelta con piedras, de distintos tamaños, y algunos carbones. estrato multicolor, rojo, negro y gris claro, según el impacto de las zonas de hogares. Con abundantes planchas de piedra y losas planas. tierra marrón suelta con piedras. tierra muy finas, de cenizas, de color gris y blanco. Excavado en cubeta sobre los niveles inferiores. tierra marrón suelta, de textura arenosa, con piedrecillas y carbones. capa de barro compacta, marrón arenoso con piedrecitas. Al final del estrato aparece un paleosuelo natural con grietas de desecación. Estéril. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón CUEVA DEL MORO: CÁMARA INFERIOR (MO) Material: Dentro del escasísimo material del nivel neolítico únicamente merece ser mencionado un perforador, una volandera y una cuenta discoide. En el análisis de cerámica sólo se han tenido en cuenta el nivel neolítico, las cerámicas de aspecto neolítico aparecidas en el superficial o el revuelto no se han contabilizado, exceptuando las aparecidas en el nivel c4-5. El total es de 167 fragmentos cerámicos, de los cuales 32 son informes: N. c4-c5: N. c5: 45 fragmentos. 90 fragmentos. Dataciones: GRN-12.116 GRN-12.115 GRN-12.118 GRN-12.117 1.090 B.C. (Bronce Final). 1.580 B.C. (Bronce Antiguo-Medio). 1.480 B.C. (Bronce Antiguo-Medio). 3.210±80 B.C. (Neolítico impreso avanzado). CÆSARAUGUSTA 77 N. b1-b2 N. c2-c4 N. c4 N. c5 51 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón Corte estratigráfico de la Cámara Superior de Olvena (OV.2) (BALDELLOU y UTRILLA, 1995 dir.). CUEVA DEL MORO: CÁMARA SUPERIOR/INTERIOR (OV.2) Estratigrafía: E.1: N. A: N. B: N. C: tierra muy suelta y polvorienta completamente revuelta. Fértil. tierras limosas con grava, color parduzco claro. Prácticamente estéril. tierra limosa de tono marrón oscuro, con manchas rojizas por oxidación, zonas de cenicientas y presencia de carboncillos. Fértil. barro compacto de base. Estéril. CÆSARAUGUSTA 77 Material: 52 Al contrario que en la cámara anterior la industria lítica es más copiosa, además de abundantes elementos como restos de tallas, elementos de lascado, raspadores, buriles, muescas o denticulados, truncaduras, lascas y láminas con o sin retoque y núcleos, destaca del conjunto los taladros/perforadores, láminas con huellas de uso y el predominio, entre los geométricos, de las medias lunas en doble bisel. También aparecen otros elementos como los cantos con ocre y útiles pulimentados. La industria ósea se caracteriza por la riqueza de punzones. Sin embargo, son los elementos de adorno los que llaman más la atención debido a la cantidad y variedad de ellos. Entre el más del centenar de cuentas que aparecieron, tanto en concha como en piedra y hueso, destacan las de variscita. Asímismo se hallaron colgantes, piedras pulidas, una placa En el apartado de varios debemos hablar de fragmentos de conchas, entre ellos cardium, madera trabajada, ocre y un fragmento de caparazón de tortuga. El total es de 2.009 fragmentos cerámicos de los cuales 70 son informes. Además aparecieron 3 fragmentos de barro cocido: E.1 (rev.): N.B (intacto): 1.541 fragmentos. 398 fragmentos. Material de las colecciones particulares: Los restos que hemos contabilizado en este subapartado son los que L. Montes recogió en su tesis de licenciatura. Dentro de la industria lítica hay que mencionar perforadores, dientes de hoz, y raspadores, así como los útiles pulimentados. La industria ósea presenta una mayor variedad, con abundantes punzones, cuñas, un biapuntado losángico, una varilla y varias esquirlas apuntadas. Las cuentas siguen siendo los elementos más numerosos entre los adornos, pero además se encontró un botón de perforación en V y un fragmentos de brazalete de pectúnculo. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón cuadrangular biforada, un brazalete de pectúnculo quemado y tres botones de perforación en V. El total es de 24 fragmentos de cerámica neolítica, que han sido incorporados al superficial/revuelto. Dataciones: N. B (intacto) GRN-12.119 4.600±130 B.C. (Neolítico impreso). CUEVA DEL MORO: CÁMARA SUPERIOR/EXTERIOR (OV.3) Estratigrafía: N. rev.: N. intacto: tierra muy suelta y removida por los clandestinos. tierras cenicientas con manchas de oxidación por fuego. Material: El material encontrado es menor, únicamente destacan un perforador y una media luna en doble bisel entre el material lítico, y un punzón en la industria ósea, pero continuan siendo los elementos de adorno los más ricos por la proliferación de cuentas. El total es de 281 fragmentos cerámicos: 251 fragmentos. 30 fragmentos. GALERÍA DE UNIÓN DE LAS CÁMARAS (OV.4) Estratigrafía: E.1: N. B: tierras grises muy sueltas y polvorientas, muy revuelto. Descansa en la rocas base en casi toda su extensión. tierra limosa endurecida con manchas cenicientas y restos de carbón Ocupa una superficie muy reducida. CÆSARAUGUSTA 77 N. rev.: N. intacto: 53 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón Material: El material es más escaso, sólo destacan los cantos rodados, las cuentas y los caninos perforados. El total es de 160 fragmentos cerámicos: E. 1 (sup): N. B (intacto): 40 fragmentos. 120 fragmentos. Bibliografía: BALDELLOU y UTRILLA (1995 dir); MONTES (1983: 99-110); UTRILLAS y BALDELLOU (1996 dir). YACIMIENTO: CUEVA DE LAS BRUJAS Municipio: Juseu (Graus, Huesca). Coordenadas: Long.: 4º 03’ 38” Lat.: 42º 05’ 28” Mapa: Hoja 288, Fonz. Altitud: 760 m. s.n.m. Descripción: La cavidad se sitúa al N de la Sierra de la Carrodilla, en la ladera SO del cerro al pie del cual se encuentra el pueblo de Juseu. La amplia entrada de la cueva está orientada al E y da paso a dos galerías. La más grande es la de la izquierda, de 15 m, que se bifurca nuevamente en dos. El estado de destrucción por las continuas expoliaciones impiden conocer la posible estratigrafía, aunque L. Montes plantea la existencia de dos estratos: Neolítico y Bronce Inicial. Material: El material no cerámico se reduce a dos útiles pulimentados. Total de fragmentos cerámicos es de 143, de los cuales 17 son informes. Además se recogió material de la Edad del Bronce y cerámica a torno que no ha sido estudiada. Bibliografía: MONTES (1983: 113-23); PEÑA GUARA, G.I.E. (1972: 14 y 26). YACIMIENTO: CUEVAS DE LOS MOROS Municipio: Gabasa (Huesca). Coordenadas: Long.: 4º 06’ 00” Lat.: 42º 00’ 30” Mapa: Hoja 288, Fonz. Altitud: 780 m. s.n.m. Descripción: CÆSARAUGUSTA 77 Se trata de un conjunto kárstico localizado en un farallón calizo en la orilla derecha del río Sosa. Está formado por tres cuevas, situadas a diferentes alturas y orientadas todas ellas al E, inhabitables tanto por su difícil acceso como por su desarrollo interno. En el exterior de las cuevas se recogió material, encontrándose dos hoyos circulares excavados en el suelo posiblemente relacionados con el material de fundición recogido en la zona. 54 Se han llevado a cabo varias campañas de excavación. Únicamente hemos incluido en este estudio las cavidades que aportan material cerámico y presumiblemente se pueden adscribir al neolítico, es decir, Gabasa 2a, 2b, 3a, 3b y 5. En la primera se halló una estructura de piedra (1’5 x 1 m) que cierra parcialmente la pequeña cavidad, pero que posiblemente fue hecha por un pastor. En Gabasa 2b apareció otra estructura de piedra y se recogieron algunos restos humanos, principalmente piezas dentarias. En Gabasa 5 también aparecieron elementos de un enterramiento pero sin contexto arqueológico. Estratigrafía: El único nivel aparece totalmente revuelto. Material: Es muy escaso y sólo merece ser mencionado una raedera, un núcleo de laminillas y un fragmento de arenisca con acanaladura, y en relación a la industria ósea tan sólo se encontró un punta de flecha de pedúnculo y aletas. Total de 662 fragmentos cerámicos, de los cuales 4 son informes y 7 de cerámica a torno. GABASA 2b La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón GABASA 2a Estratigrafía: Nivel a: tierra muy suelta con piedras. Nivel b: tierra rojiza seca y con piedras. Estéril en el cuadro 2A. Nivel c: capa estalagmítica que forma el suelo de la cueva. Estéril Material: Aún es más escaso el material hallado en esta cavidad reduciéndose a material cerámico y lítico, entre el que destaca una raedera. Total de 522 fragmentos cerámicos, de los cuales no se han inventariado 19 informes y 5 de cerámica torno. GABASA 3a Estratigrafía: Nivel a: tierra marrón oscura muy húmeda, que no ocupa toda la superficie y descansa directamente sobre la roca base. Material: El total es de 22 fragmentos de cerámica a mano. GABASA 3b Estratigrafía: Material: Únicamente se halló un raspador y un hacha de cuarcita. Total de 16 fragmentos, entre ellos 1 fragmento de cerámica a torno medieval. CÆSARAUGUSTA 77 Nivel a: tierra muy suelta con madrigueras. 55 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón GABASA 5 Material: Es la cavidad que más material lítico ha entregado, siendo los tipos más significativos perforador, buril, muesca y núcleos. En cuanto a la industria ósea junto a una esquirla apuntada apareció un dado romano. También se encontró una cuenta discoidal y dos fragmentos decorados como elementos de adorno. Total de 326 fragmentos cerámicos, de los cuales 2 son informes y 135 de cerámica a torno. Bibliografía: MONTES (1983: 124-7); RODANÉS (1987); UTRILLA y BALDELLOU (1986). YACIMIENTO: TORROLLON I. Municipio: Usón (Huesca). Coordenadas: Long.: 3º 24’ 54” Lat.: 41º 54’ 55” Mapa: Hoja 324, Grañen. Altitud: 434 m. s.n.m. Descripción: Se localiza en el Somontano oscense, en la zona de contacto entre el llano y el piedemonte. Se trata de un cerro testigo, muy erosionado, con una cima de reducidas dimensiones y prácticamente inaccesible. El material aparece en la ladera SO, de pendiente pronunciada y ocupada parcialmente por grandes bloques de arenisca caídos. Se llevó a cabo un sondeo que dio resultados negativos. En las laderas N y SE del cerro, el material hallado es de la Edad del Bronce. Material: Además de la cerámica que es lo más abundante se encontraron tan solo elementos de adorno: cuentas discoidales, dos brazaletes de piedra y un colgante en nódulo de hierro. Total de 149 fragmentos cerámicos, 8 de ellos informes. Bibliografía: CÆSARAUGUSTA 77 REY (1987); REY y RAMÓN (1992). 56 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón YACIMIENTO: ABRIGO DE LA COSTALENA Municipio: Maella (Zaragoza). Coordenadas: Long.: 3º 53’ 39” Lat.: 41º 07’ 42” Mapa: Hoja 470, Gandesa. Altitud: 230 m. s.n.m. Se trata de un abrigo de arenisca, orientado al SO, de poco profundidad y de relativa anchura. Está ubicado a unos 100 m de la margen izquierda del río Algás. El yacimiento ocupa una extensión aproximada de 160 a 166 m2, de la que se han excavado unos 35 m2. Los estratos se han visto afectados por factores estructurales que incrementan el buzamiento, la erosión del río y los reiterados abarrancamientos, por lo que sólo se conserva la estratigrafía completa en el interior. En cuanto a las estructuras aparecieron hogares excavados en el suelo o en pequeñas depresiones, dispersos por toda el área, pero concentrados principalmente en el nivel c3 y c genérico. Poseen una forma más o menos circular u ovalada, con un diámetro/eje que oscila entre los 30 y 110 cm. En el análisis de fauna se apreció que los restos estaban muy deteriorados y fragmentados, permitiendo sólo la identificación del 2,14%. Entre ellos aparecen herbívoros capturados, lagomorfos y carnívoros integrados probablemente de modo natural. También se encontraron vértebras de pez en el nivel c2, en el de transición c2-c1 y en el c «genérico». CÆSARAUGUSTA 77 Descripción: 57 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón CÆSARAUGUSTA 77 58 Estratigrafía: nivel a o sup.: tierra arenosa y fina, de estructura poliédrica con cantos rodados, pequeños bloques, trozos de calizas y margas, cantos algo redondeados de arenisca, y bloques caídos del techo. nivel b: tonos más claros y menos grises. Arcilla muy arenosa dominando las estructuras poligonales, predominio de gravas finas, poco rodadas y pocos cantos. nivel c1: Arenillas muy finas con baja proporción de arcilla, con escasos cantos rodados, pequeñas calizas, areniscas y abundante grava. Está parcialmente desmantelado. nivel c2: tierras polvorientas y sueltas, de tonos marrones cenizosos con abundantes cantos y gravas rodados. nivel c3-c2: tierra oscura muy polvorienta con escasos cantitos rodados. nivel c3: arcillas muy finas con fuerte proporción de cenizas, dando una tierra negruzca, polvorienta y cenizosa, con escasos cantos rodados. nivel c-d: paso gradual a tonos más claros. No se localiza en todos los cuadros. nivel d genérico: matriz de arenillas muy finas, ligeramente arcillosas con predominio de gravas. En algunas zonas queda subdividida en tres. nivel e: margas descompuestas con tonos marrón claro y marrón grisáceo. Prácticamente estéril. Corte longitudinal del abrigo de la Costalena (BARANDIARÁN y CAVA, 1989b). Material: Los elementos líticos son abundantísimos en casi todos los niveles, apareciendo reiteradamente los restos de talla, elementos de lascado, lascas y láminas con o sin retoque, muescas o denticulados, truncaduras, raspadores, raederas, diversos, fragmentos de sílex La industria ósea en comparación con el resto del material es bastante escasa y únicamente está presente en el c1 con un fragmento apuntado y una concha trabajada, y en el c3 con un fragmento de punzón calcinado y otro fragmento trabajado. En cambio, los elementos de adorno a pesar de no ser numerosos sí aparecen en todos los niveles. Se trata de conchas marinas (columbella, cardium, pectem, dentalium, etc.) algunas de ellas perforadas, siendo los niveles más ricos el c2-3 y c3. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón retocados, núcleos y algún nódulo. Existen también otros elementos comunes, pero con una mayor significación al ser indicativos de una etapa cronológica o de unas características tecnológicas como los microburiles, perforadores, laminitas de dorso, geométricos que incluyen triángulos tipo Cocina. Se observa una evolución en los útiles geométricos: una disminución de los trapecios, abundancia de los triángulos, aparición de los segmentos y sustitución progresiva del retoque abrupto por el doble bisel conforme ascendemos en la estratigrafía. Además dentro del material lítico debemos incluir otros restos como los percutores, nódulos esféricos de goethita o fragmentos de molino, pero son verdaderamente escasos en relación al resto de los elementos en piedra. En cuanto a las materias primas empleadas no sólo aparece el sílex sino también el cristal de roca, la cuarcita, calcita y caliza dura. Se hallaron 5 fragmentos de cerámica a torno y 25 fragmentos de cerámica vidriada, que no han sido analizados. El total es de 556 de los cuales: 484 se han inventariado y 72 son informes. Se distribuyen de la siguiente forma: Prospecciones P. Losada: nivel rev.: nivel a: nivel a/b: nivel b: nivel b/c: 39 fragmentos 48 fragmentos 12 fragmentos 29 fragmentos 39 fragmentos 50 fragmentos nivel «c» genérico: 167 fragmentos nivel c1: 26 fragmentos nivel c1/c2: 4 fragmentos nivel c2: 55 fragmentos nivel c2/c3: 15 fragmentos Dataciones: nivel c3: (GrN. 14098) 4470±250 B. C. Bibliografía: BARANDIARÁN y CAVA (1989b). YACIMIENTO: EL PONTET Municipio: Maella (Zaragoza). Coordenadas: Long.: 0º 07’ 34” Lat.: 41º 05’ 28” Mapa: Hoja 469, Alcañiz. Altitud: 300 m. s.n.m. Se localiza en la margen derecha del río Matarraña, en un banco de arenisca. El abrigo, de pequeñas dimensiones, tiene aspecto de gran taffoni circular orientado al O-SE, cuyo sedimento ha quedado dividido en la zona central por una trinchera realizada por clandestinos. Se ha excavado un total de 16 m2. En el depósito aparecen constantes hogares concentrados principalmente en la zona central y más resguardada. Éstos unas veces son cubetas excavadas en el suelo o aprovechando depresiones, y otras lentejones negruzcos con amontonamientos de cantos rodados o pequeños bloques de arenisca. Aparecieron también tres pequeños agujeros, realizados en el nivel c inferior y horadando hasta el nivel d, posiblemente para calzar postes. CÆSARAUGUSTA 77 Descripción: 59 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón CÆSARAUGUSTA 77 60 Los análisis polínicos aportan que el Pinus t. halepensis es el árbol mejor representado y entre las herbáceas sobresalen las Asteráceas liguliforas junto a plantas antrópicas que indican la actividad humana, como son el polen de cereal y las ruderales. En cambio, los faunísticos no ofrecen información de interés, ya que los restos conservados son muy escasos y tan sólo se pudo identificar el conejo. Estratigrafía: nivel a o sup.: tierras amarillentas y bastante sueltas, con alguna remoción antrópica. Estéril. nivel b: textura limo-arcillosa de color amarillento ligeramente teñido de gris, y compacidad media-blanda, con presencia de areniscas y pequeños cantos. Fértil. nivel c: matriz similar al anterior, aunque algo más duro y compacto, con mayor presencia de cantos y plaquetas de arenisca. Subdividido en dos capas: c superior e inferior. Fértil. nivel d: capa amarillenta y compacta. Estéril. nivel e: estrato de tonalidad gris oscura. Fértil. nivel f: capa de color amarillento. Estéril. nivel g: pequeña capa de tonos grisáceos. Fértil. nivel h: capa amarillenta. Estéril. nivel i: depósito de tonos grisáceos. Fértil. nivel j: capa de color amarillento, que se superpone a la roca de base. Estéril. Corte estratigráfico de El Pontet (MAZO y MONTES 1992). Carece de industria ósea y elementos de adorno, no obstante el material lítico es muy copioso. Parte del conjunto está formado por restos de talla, elementos de lascado, lascas y láminas con o sin retoque, muescas y denticulados, truncaduras, raspadores, diversos y núcleos. Entre las piezas destacan los perforadores, geométricos, microburiles y dorsos. Dentro de los geométricos se advierte un predominio del doble bisel en el c superior en comparación con el c inferior, pero a la vez se observa que ambos niveles prefieren los triángulos sobre los trapecios y segmentos, que aumentaran en número en el nivel b. Los triángulos tipo Cocina aparecen únicamente en el nivel c inferior. También es importante la presencia en los dos niveles de percutores, retocadores, cantos con ocre y bolas de goethita. En el c superior además aparecieron útiles pulimentados, molinos y volanderas. En el apartado de varios sólo podemos mencionar el hallazgo de conchas marinas en todos los niveles. El total de fragmentos es de 443, de los cuales 61 son informes. Se reparten de la siguiente forma: Prospecciones P. Losada: 24 fragmentos nivel rev.: 23 fragmentos nivel b: 157 fragmentos La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón Material: nivel c superior: 163 fragmentos nivel c inferior: 15 fragmentos Dataciones: Nivel b (GrN. 14240) 3.500 a. C. Nivel c inf.(GrN. 14241) 4.420 a. C. Nivel e (GrN. 16313) 5.390 a. C. Bibliografía: CÆSARAUGUSTA 77 LÓPEZ (1992: 237); MAZO y MONTES (1991a; 1992); MONTES y MAZO (1986; 1991). 61 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón YACIMIENTO: ABRIGO DE ELS SECANS Municipio: Mazaleón (Teruel). Coordenadas: Long.: 3º 47’ 18” Lat.: 41º 03’ 45” Mapa: Hoja 469, Alcañiz. Altitud: 310-320 m. s.n.m. Descripción: CÆSARAUGUSTA 77 Está situado en el extremo SE de una plataforma de areniscas en la margen izquierda del río Matarraña. Se trata de un pequeño abrigo rocoso poco profundo, orientado al mediodía. En la misma plataforma a unos 100 m al N se encuentra el abrigo que contenía las pinturas hoy destruidas. Se localizó, en el subnivel IIc, una capa de grandes piedras que forman, con toda probabilidad, un muro que cerraría una cabaña de planta oval, y en el nivel III apareció una cubeta natural reutilizada. 62 El análisis polínico ha aportado que el porcentaje arbóreo es alto en toda la secuencia, aunque quedan marcadas dos partes en el palinograma por el desarrollo de los pinos y el descenso de los arbustos. Entre las herbáceas dominan las Asteráceas ligulifloras, con valores más altos en los niveles inferiores, también aparecen las gramíneas y leguminosas con valores constantes en toda la secuencia, así como las plantas antropógenas como el plantago, la acedera, etc. La presencia de polen de cereal plantea la existencia de una agricultura incipiente. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón Corte estratigráfico longitudinal de Els Secans (RODANÉS et alii 1996). Estratigrafía: Material: El resto más abundante en el yacimiento es el material lítico. En todos los niveles fértiles se han localizado raspadores, muescas y denticulados, diversos, lascas o láminas con y sin retoque, núcleos y restos de talla. Las piezas más interesantes son los perforadores, laminitas de dorso, geométricos y microburiles. Entre los geométricos destaca la presencia de triángulos tipo Cocina en el nivel I, IIa y IIb, siendo más abundantes en este último. En todos dominan los triángulos sobre los trapecios y solamente aparece un segmento en el CÆSARAUGUSTA 77 nivel sup.: estrato de composición limo-arcillosa, rojizo amarillento, de textura plástica, poco compacto, suelto, sin piedras, pero con bloques desprendidos de la cubierta. Estéril. nivel I: de igual composición pero más compacto. El color es ligeramente más oscuro y homogéneo, rojizo-marrón, aunque con un pequeño lentejón ceniciento. Buza hacia el exterior. nivel II: Potencia máxima 50 cm. Por sus diferencias se ha subdividido en: nivel IIa: estrato de transición gradual con el anterior. Textura limo-arcillosa de estructura suelta pero más compacta. El color es variable destacando el aspecto ceniciento. En muchas zonas aparece revuelto. nivel IIb: textura limo-arcillosa, con menos arena que en los anteriores, de estructura suelta y sin piedras. El color es homogéneo pero con lentejones y manchas. nivel IIc: capa de grandes piedras dispersa por parte del yacimiento e inmersa en el subnivel b. Las piedras de tendencia homométrica, en algunos sectores están imbrincadas. nivel IId: subnivel fino, de composición limo-arcillosa y estructura suelta. Está apoyado directamente en las margas de base y procede de la descomposición de éstas. Se localiza sobre el interior de una cubeta excavada sobre el nivel III. nivel III: margas del Mioceno compactas que forman el nivel de base. Presenta distintas tonalidades amarillentas, rojizas y blancas. 63 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón nivel IIa. Destaca también que tan sólo se han hallado percutores en el nivel II, careciendo de útiles pulimentados, molinos y volanderas. Total de 10 fragmentos cerámicos, además de otros 10 informes, todos ellos del nivel IIa. Bibliografía: LÓPEZ, (1992: 236); RODANÉS, TILO y RAMÓN (1996). YACIMIENTO: BOTIQUERIA DELS MOROS Municipio: Mazaleón (Teruel). Coordenadas: Long.: 3º 47’ 25” Lat.: 41º 03’ 19” Mapa: Hoja 469, Alcañiz. Altitud: 330 m. s.n.m. Descripción: Se localiza en un abrigo rocoso, en la orilla izquierda del río Matarraña, que ha sido destruido parcialmente por la carretera de Maella. Se trata de una estación-taller en abrigo rocoso, formado por una larga visera de escasa profundidad. Los niveles arqueológicos buzan de O-E y quedaron separados por la mitad por las excavaciones realizadas en 1955 y 1959 por J. Tomás. Se aprecian tres tipos de estructuras artificiales: por un lado los hogares, que se concentran casi exclusivamente en el nivel 4, siendo más abundantes en el sector septentrional. Son sencillas agrupaciones de cantos rodados, bastante planos y de tamaños uniformes, a veces próximos a grandes bloques. Por otro, bloques caídos del techo y pared, que por su disposición fueron movidos de su posición natural. Finalmente mencionar las zonas de talla de sílex, documentadas en el nivel 4 y en el nivel 6. Los análisis palinológicos han dado como resultado que el paisaje es de tipo mediterráneo menos degradado que en la actualidad y en el que la acción del hombre parece clara. Los escasos restos faunísticos encontrados han aportado que entre los niveles neolíticos existe una gran similitud. En todos ellos aparece conejo, ciervo y jabalí. Además en el nivel 6 se halló lince, en el nivel 8 corzo y en el revuelto caballo. En los niveles epipaleolíticos se encontró sarrio, restos de aves, 1 vértebra de pez, y caballo. CÆSARAUGUSTA 77 Estratigrafía: 64 nivel rev.: masas removidas de tonos marrones parcialmente homogeneizada por el manto vegetal. nivel 8: masa de tono marrón con areniscas de tamaño mediano. En algunas zonas se ha perdido y en otras está removido. nivel 7: similar al anterior, pero de tonalidad algo más clara y con escasas manchas cenizosas. nivel 6: masa cenizosa de color marrón oscuro, con bloques desprendidos del techo y paredes. nivel 5: delgada capa de tierras arenosas muy finas, de tonalidad marrón muy pálida. Casi estéril. nivel 4: masa cenizosa y carbonosa, de coloración marrón o marrón gris, con algunos trocitos de arenisca y evidencias de fuertes golpes de fuego. nivel 3: tierras compactas muy finas de textura arcillo-arenosa, color marrón claro con mínimas bolsadas de ceniza y carboncillos, casi estéril. nivel 2: tierras cenizosas, de tonalidades oscuras a claras, evidenciando la existencia de hogueras. En algunos momentos se subdivide en distintos estratos a modo de lentejones más claros. nivel 1: tierras finas claras, en tonos que van del marrón al marrón claro, con rocas caídas del techo. Prácticamente estéril. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón Corte estratigráfico compuesto de la zona meridional de Botiquería dels Moros (BARANDIARÁN 1978). Material: En este breve apunte sobre los materiales no hemos incluido los elementos que se consideran de dudoso estrato, ya que están especificados en la publicación, tampoco se han incluido los de prospección y los de la excavación de E. Vallespí por no haber podido consultarse. Nuevamente es el material lítico el más abundante del conjunto. En todos los niveles (del 4 al 8) aparecen, en mayor o menor número, una serie de elementos comunes: raspadores, truncaduras, cuchillos de dorso natural, muescas y denticulados, lascas y láminas con o sin retoque, piezas retocadas, diversos, núcleos, restos de talla y fragmentos indeterminados. Entre los restos más significativos para este estudio podemos destacar los perforadores, geométricos, laminitas de dorso y microburiles. Los triángulos tipo Cocina están ausentes ya desde el n. 5 y los microburiles, abundantes en el n. 4, comienzan a disminuir hasta desaparecen a partir del n. 7. Los segmentos se encuentran desde el n. 6, en el que además se inicia la superioridad del retoque en doble bisel. Asimismo, se observa que en todos los niveles existe una preferencia por los triángulos sobre los demás tipos. En la industria ósea sólo podemos mencionar un fragmento de hueso con muescas del n.6. Los elementos de adorno son algo más numerosos con conchas marinas perforadas, sobre todo columbellae, tanto en los niveles neolítico como en el n. 4. Los fragmentos de ocre y las bolas naturales de goethita componen el apartado de varios. Total de 45 fragmentos cerámicos, 10 de ellos. Repartidos de la siguiente forma: nivel rev.: nivel 8: 6 fragmentos 15 fragmentos nivel 7: nivel 6: 3 fragmentos 11 fragmentos nivel 2: Ly-1198 5.600 a. C. Bibliografía: BARANDIARÁN (1976b; 1978); LÓPEZ (1992: 236); TOMÁS y VALLESPÍ (1960). CÆSARAUGUSTA 77 Dataciones: 65 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón YACIMIENTO: LAS TORRAZAS Municipio: Alcañiz (Teruel). Coordenadas: Long.: 0º 11’ 15” Lat.: 41º 03’ 20” Mapa: Hoja 468, A. del Arzobispo. Altitud: 360 m. s.n.m. Descripción: Se localiza en el extremo oriental de un largo paleocanal de arenisca, entre La Estanca y la Salada Grande. Es un abrigo rocoso que parcialmente ha sido utilizado como corral en época moderna y se ha visto afectado por la repoblación forestal. En 1985, en el interior del abrigo se realizó una cata arqueológica para comprobar la estratigrafía. Se encontró, en el nivel c, un muro de cantos rodados trabados con barro. En las restantes campañas se excavó una superficie de 47 m2, comprobándose el deslizamiento de los niveles, tierras y materiales. Aparecen, en el nivel c (1990), una serie de depresiones circulares de poca profundidad excavadas en la roca natural. Dentro de dos de ellas se hallaron grandes vasijas fragmentadas. También se distinguieron amontonamientos de piedras sin que fuera posible delimitar su forma. Estratigrafía: Excavación (1989-90): CÆSARAUGUSTA 77 nivel sup.: tierra muy arenosa, fina, suelta, de tonalidad amarillenta. Contiene raíces y piedrecitas. nivel a: tierra suelta, fina, de aspecto ceniciento con abundantes raíces. Tonos del negro al gris. nivel b: capa de arcillas compactas y tierra apisonada, sobre la que aparecen muretes de mampuestos. Se localizó un suelo de corral. nivel c: tierras muy arenosas, finas, de aspecto ceniciento y grisáceo, con frecuentes restos de carbones. Se apoya directamente sobre el nivel natural del suelo de arenisca. 66 Corte estratigráfico de Las Torrazas (ANDRÉS 1985: 94). Entre los materiales líticos del nivel c, además de los restos habituales como raspadores, truncaduras, lascas y láminas con o sin retoque, núcleos y elementos de talla, destacan los geométricos (1 trapecio, 1 segmento y 2 triángulos en doble bisel) y un perforador. No obstante, en este nivel también se encontró un diente de hoz. Además aparecieron otros elementos como percutores, cantos rodados, un molino y una volandera. La industria ósea es más reducida habiéndose encontrado únicamente cinco punzones. Carece de elementos de adorno, pero en el apartado de varios podemos incluir el hallazgo de una punta Palmela y dos conchas. El total de fragmentos cerámicos del nivel c (1989-90), es de 519: se han inventariado 437 fragmentos y 82 informes, además se encontró 1 fragmento de pella de barro y cerámica a torno. No se han incluido en el estudio los materiales de las prospecciones de los Padres Escolapios. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón Material: Dataciones: GrN. 18319 GrN.18320 1290 a. C. 3620 a.C. Bibliografía: ÁLVAREZ (1985); BENAVENTE (1987-88; 1989; 1991b); BENAVENTE y ANDRÉS (1992). YACIMIENTO: LOS PANIZALES Municipio: Alcañiz (Teruel). Coordenadas (UTM): 7396 45469 Mapa: Hoja 469, Alcañiz. Altitud: 330 m. s.n.m. Descripción: Se trata de un abrigo rocoso junto a unos bancales dedicados al cultivo de almendros, lo que ha hecho que esté casi completamente destruido y muy removido. Se abrieron cuatro catas y se excavó, encima del cordón rocoso, una estructura de planta probablemente cuadrada que no parece tener relación con el yacimiento del abrigo. Estratigrafía: nivel: tierras cenicientas con abundante materia orgánica. nivel: suelo de arenisca descompuesto. Estéril. Material: Bibliografía: BENAVENTE (1987: 363; 1991a: 363). CÆSARAUGUSTA 77 Total de 68 fragmentos cerámicos: 7 de las prospecciones, 56 de la cata 1, y 5 de la cata 2. A pesar de haber aparecido más material, al ser de otras épocas no se ha incluido. 67 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón YACIMIENTO: ALONSO NORTE Municipio: Alcañiz (Teruel). Coordenadas: Long.: 0º 09’ 00” Lat.: 41º 00’ 45” Mapa: Hoja 469, Alcañiz. Altitud: 375 m. s.n.m. Descripción: Se localiza en un abrigo derruido en una zona de paleocanales de arenisca, situada en la margen izquierda del río Guadalope. El abrigo está orientado al NO-SE, apareciendo también materiales en una pequeña área deprimida, en cuyo centro existe actualmente un olivar. Se excavó un total aproximado de 39 m2, repartidos en dos catas amplias y 7 sondeos exploratorios. En la cata 1, que conserva la estratigrafía completa, aparecieron restos de un posible hogar de forma circular con pequeños cantos de caliza y arenisca. La cata 7 y 8 presentaron un suelo de arena, probablemente de ocupación, compacto y endurecido con huellas de surcos y pequeños hoyitos. En la cata 2, 3, 4, 6 y 9 se encontró un único nivel y escaso material arqueológico. La cata 5 resultó estéril. Se han realizado dos estudios palinológicos distintos, pero en ambos se observa un claro predominio del polen no arbóreo, con más cantidad y variedad de especies arbústicas y herbáceas, lo que indica un ambiente terrestre más bien abierto. Entre las herbáceas, las gramíneas silvestres suponen un número pequeño al igual que otras como el tomillo. Únicamente se recuperaron 11 restos faunísticos. Entre ellos se ha podido identificar un posible hueso de ave y dos fragmentos de piezas dentarias de caballo. Estratigrafía: CÆSARAUGUSTA 77 nivel sup.: tierras arenosas con numerosas raíces y algunas piedras sueltas, de color oscuro. nivel a: tierras cenicientas y oscuras con abundante materia orgánica y textura menos arenosa que el anterior, con acumulaciones de piedras. Coloración pardo-gris oscura. nivel b: suelo natural de arenisca, de tonalidad amarillenta. Estéril. 68 Corte estratigráfico de Alonso Norte (V.V.A.A. 1989: 16). Los restos líticos comunes son lascas, láminas, núcleos y fragmentos de sílex. En cuanto a las piezas tipológicas destacan los perforadores y los geométricos. Entre estos últimos se observa un predominio de los segmentos y del doble bisel. En la cata 1 apareció además algún útil pulimentado, así como fragmentos de molino y volanderas. Tanto la industria ósea como los elementos de adorno se reducen a un elemento, en el primer caso a un punzón y en el segundo a un colgante en concha. El total es de 290 fragmentos de la prospección y de las catas 1, 2 y 3, repartidos de la siguiente forma: se han analizado 190 fragmentos cerámicos. Además se encontraron 100 fragmentos informes, y 5 fragmentos de cerámica a torno. Prospecciones: nivel sup.: nivel a: 4 fragmentos. 73 fragmentos. 113 fragmentos. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón Material: Dataciones: GaK 13877 2.650±160 B. C. (no es aceptada por los autores). Bibliografía: ANDRÉS y BENAVENTE (1987); BENAVENTE y ANDRÉS (1985; 1989); LÓPEZ (1992: 237-8); V.V.A.A. (1989). 2.2. Yacimientos con materiales neolíticos YACIMIENTO: FORNILLOS I Municipio: Huesca (Huesca). Coordenadas (UTM):7172 46713 Mapa: Hoja 286, Huesca. Altitud: 500 m. s.n.m. Descripción y materiales: El yacimiento se localiza en la ladera de un glacis, en la cima del cual se sitúa un abrigo con orientación E, actualmente derruido. El único material claramente neolítico apareció en superficie. Entre la industria lítica destaca 1 geométrico y 1 raspador; y entre la cerámica, 1 borde con cordón vertical e impresiones, 2 fragmentos de borde impreso con perforación y fragmento de pared con impresiones. BALDELLOU (Inédito). CÆSARAUGUSTA 77 Bibliografía: 69 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón YACIMIENTO: CUEVA DE LAS CAMPANAS DE AGUINALÍU Municipio: Puebla de Castro (Huesca). Coordenadas: Long.: 3º 59’ 0-10” Lat.: 42º 06’ 10-20” Mapa: Hoja 288, Fonz. Altitud: 700-800 m. s.n.m. Descripción y materiales: El yacimiento se sitúa en el tramo medio del congosto de Olvena. La entrada se localiza en la orilla izquierda del río y está orientada al NE. Tan sólo podemos mencionar la cerámica como material perteneciente a la época que estamos estudiando: 1 borde con el labio engrosado al exterior y un cordón paralelo al mismo, 1 fragmento de cuello con decoración inciso-impresa, 1 fragmento de pared con asa horizontal decorada con ungulaciones, 2 cordones con impresiones y 1 fondo plano. Bibliografía: BERGES y SOLANILLA (1966: 191); MONTES (1983: 111-112). YACIMIENTO: PEÑA LUCAS Municipio: Conchel (Huesca). Coordenadas (UTM): 2592 46409,5 Mapa: Hoja 325, Peralta de Alcofea. Altitud: 260 m. s.n.m. Descripción y materiales: Se localiza en la margen derecha del río Cinca en un cerro de bloques de arenisca que apenas sobresale del valle. El material aparece en la ladera O y en el llano. En cuanto a los restos posiblemente neolíticos debemos mencionar 2 trapecios, 2 perforadores y 1 microburil, así como diversos útiles pulimentados. En relación a la cerámica apareció, entre otros restos, 1 cuenco impreso y 1 borde con cordón ungulado. Bibliografía: SOPENA (1992: 246-51). YACIMIENTO: TOZAL DE FRANCHE Municipio: Conchel (Huesca). Coordenadas (UTM): 2608,5 46411 Mapa: Hoja 325, Peralta de Alcofea. Altitud: 260 m. s.n.m. Descripción y materiales: CÆSARAUGUSTA 77 Se trata de un paleocanal de arenisca, orientado en dirección N-S, en la margen derecha del río Cinca. El yacimiento ocupa una gran extensión, pero es sobre todo en la ladera O y la zona llana donde aparecen los materiales. 70 La industria lítica se compone de abundantes elementos pero nos interesan, 5 segmentos de círculo, 4 perforadores y varios útiles pulimentados. Dentro del material cerámico se puede incluir claramente en esta cronología, entre otros fragmentos, 1 borde con decoración inciso-impresa y 2 asas. Bibliografía: SOPENA (1992: 211-245). Municipio: Monzón (Huesca). Coordenadas (UTM): 2666 46414,5 Mapa: Hoja 326, Monzón. Altitud: 300 m. s.n.m. Descripción y materiales: Se ubica en un cerro de vertientes regularizadas, que forma parte de una antigua terraza de la margen izquierda del río Cinca. Nuevamente son 2 segmentos de círculo, 1 microburil y los útiles pulimentados los que ofrecen un mayor interés dentro de la industria lítica. En cambio entre la cerámica su atribución cronológica no es tan clara, predominan las impresiones digitadas o unguladas en paredes o sobre cordones, incisas, peinadas, cordones lisos, pastillas, etc. Bibliografía: La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón YACIMIENTO: SOSILES ALTOS SOPENA (1992: 196-210). YACIMIENTO: CIVIACAS I Municipio: Binaced (Huesca). Coordenadas (UTM): 2648,5 46353,5 Mapa: Hoja 326, Monzón. Altitud: 340 m. s.n.m. Descripción y materiales: Se localiza sobre un cerro de arenisca y margas, ligeramente alargado orientado al NOSE, en la margen izquierda del río Cinca. El material se encontró tanto en la cima como en la ladera S. Entre la industria lítica podemos citar 3 trapecios, 1 segmento de círculo, 1 triángulo, 9 perforadores y 1 microburil y varios útiles pulimentados. El material cerámico claramente neolítico es muy escaso. Bibliografía: SOPENA (1992: 313-325). YACIMIENTO: BARRANCO DE LA FON AMARGA Municipio: Estiche (Huesca). Coordenadas (UTM): 2594,5 46329 Mapa: Hoja 357, Sariñena. Altitud: 240 m. s.n.m. Descripción y materiales: Los materiales aparecen entre los bloques de areniscas y al pie del cerro, aunque su ubicación original sería la cima del mismo. Los elementos líticos significativos son: 5 perforadores, 1 triángulo, 1 microburil, 1 segmento de círculo y algunos útiles pulimentados. En cambio, la identificación de elementos neolíticos entre el material cerámico resulta más difícil. Bibliografía: SOPENA (1992: 392-408). CÆSARAUGUSTA 77 Se localiza sobre un cerro de arenisca y margas, en la margen izquierda del barranco de la Clamor y junto a la confluencia del barranco de la Fon Amarga. 71 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón YACIMIENTO: LAS ALMACIDAS Municipio: Estiche (Huesca). Coordenadas (UTM): 2589 46323,5 Mapa: Hoja 357, Sariñena. Altitud: 240 m. s.n.m. Descripción y materiales: Se localiza en la margen derecha del barranco de la Clamor, sobre una extensa loma de arenisca amesetada, con orientación al NO-SE. Los materiales aparecen en la base de la loma. La incorporación de este yacimiento viene determinada más por la presencia de geométricos (segmento de círculo y triángulo), 1 microburil y algunos útiles pulimentados, que por la cerámica ya que es imposible destacar algún fragmento. Bibliografía: SOPENA (1991: 415-419; 1992: 380-391). YACIMIENTO: CUBILAR DEL SARRO Municipio: Sariñena (Huesca). Coordenadas: Long.: 3º 30’ 13” Lat.: 41º 47’ 30” Mapa: Hoja 357 Sariñena. Altitud: 300 m. s.n.m. Descripción y materiales: Se localiza en la orilla SO de la laguna de Sariñena, en una zona de pequeños cerros y suaves laderas en la que se han producido abarrancamientos. El material más abundante es el lítico, pero los elementos que aparecen no nos aportan datos cronológicos. En cambio pueden incluirse dentro de la etapa neolítica, 1 fragmento de pared con decoración impresa y 1 fondo plano. Bibliografía: REY (1987). YACIMIENTO: CAMINO DE LA PARIDERA DE LAS MONJAS Municipio: Villanueva de Sigena (Huesca). Coordenadas (UTM): 7436 46069 Mapa: Hoja 386, Peñalba. Altitud: 300 m. s.n.m. Descripción y materiales: CÆSARAUGUSTA 77 Se ubica en la parte alta de una plataforma de caliza terciaria. 72 El material se encontró en una zona de derrubios de ladera, muy disperso y lavado como material de arrastre. Además de un fragmento informe de cerámica, entre el material lítico se recogieron 4 segmentos de círculo. Bibliografía: VV.AA. (1991). Municipio: Calcena (Zaragoza). Coordenadas (UTM): 6066,5 46115 Mapa: Hoja 381, Illueca. Altitud: 1.100 m. s.n.m. Descripción y materiales: Se localiza en la margen derecha de un barranco situado igualmente en la margen derecha del río Isuela. Es un abrigo ancho y poco profundo con escaso sedimento en su interior, usado para encerrar ganado. El material, que se extendía por la ladera, sólo aporta 1 triángulo en doble bisel y entre la cerámica únicamente 2 fragmentos, uno de ellos 1 borde redondeado. Bibliografía: ANDRÉS y UTRILLA (1980). La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón YACIMIENTO: CUEVA HERMOSA YACIMIENTO: CUEVA HONDA Municipio: Calcena (Zaragoza). Coordenadas (UTM): 6067 46106 Mapa: Hoja 381, Illueca. Altitud: 1.000 m. s.n.m. Descripción y materiales: Se localiza en los cantiles de caliza que coronan la cima de una gran cerro, que se sitúa en la margen derecha del río Isuela. La cueva carece casi por completo de sedimento y, actualmente, se utiliza para encerrar ganado. En ella se encontró, dentro de una fisura de reducidas dimensiones, un enterramiento removido por una segunda inhumación posterior. La mayor parte del material, con ausencia de industria lítica y ósea, apareció por toda la base del monte sin que parezca ser de arrastre. Entre la cerámica localizada en la cueva destaca, entre otros restos, varios fragmentos de una vasija globular con cuello, fondo cónico y asa cintiforme. Bibliografía: VALLESPÍ (1957-58); ANDRÉS y UTRILLA (1980). YACIMIENTO: VAL DE ENVIDIELLA I Municipio: Maella (Zaragoza). Coordenadas (UTM): 595621 Mapa: Hoja 442, Caspe. Altitud: 260 m. s.n.m. El yacimiento se ubica al pie de un pequeño cerro testigo, que se sitúa al final de una amplia val en la margen izquierda del Matarraña. Aparecieron dos estructuras: una de ellas con material ibérico y romano; y la otra, consistente en unas alineaciones de piedras hincadas formando recintos de tendencia rectangular, entre las que se encontró un molino barquiforme. El material cerámico claramente neolítico es muy escaso, pero entre el lítico podemos mencionar 1 geométrico en doble bisel y 2 perforadores. CÆSARAUGUSTA 77 Descripción y materiales: 73 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón Bibliografía: BLANCO (1990: 212-219). YACIMIENTO: CALAVERA I Municipio: Maella (Zaragoza). Coordenadas (UTM): 511591 Mapa: Hoja 469, Alcañiz. Altitud: 240 m. s.n.m. Descripción y materiales: Se sitúa al pie de un pequeño cerro aislado en la vertiente derecha del río Guadalope. El material lítico es semejante al encontrado en otros yacimientos de la zona, destacando 1 geométrico con retoque abrupto y 2 perforadores. Entre el material cerámico destacan algunas asas y cordones con decoración. Bibliografía: BLANCO (1990: 50-56). YACIMIENTO: CUEVA AHUMADA Municipio: Maella (Zaragoza). Coordenadas (UTM): 567,5 532,5 Mapa: Hoja 469, Alcañiz. Altitud: 330 m. s.n.m. Descripción y materiales: Se localiza en un gran abrigo orientado al sur, cerca de la margen izquierda del río Matarraña. El material se encontró en la ladera de acceso al abrigo. Entre la industria lítica mencionar 1 geométrico con retoque abrupto, 1 trapecio con retoque abrupto, 1 microburil y 3 perforadores. Nuevamente el material cerámico es muy reducido, pudiendo tan sólo destacar una pared con cordón impreso. Bibliografía: BLANCO (1990: 84-91). YACIMIENTO: EL ABRIGO DEL PULIDO CÆSARAUGUSTA 77 Municipio: Caspe (Zaragoza). Coordenadas: Long.: 3º 40’ 20” Lat.: 41º 08’ 40” 74 Mapa: Hoja 469, Alcañiz. Altitud: 235 m. s.n.m. Descripción y materiales: El yacimiento, con pinturas rupestres, se localiza al abrigo de un cortado de arenisca orientado al SO. Recientemente se han realizado excavaciones. En el corte II, situado en la ladera, presenta distintos niveles. En el nivel b1 junto a cuencos lisos aparece una industria lítica caracterizada por diversos geométricos. La cerámica disminuye en porcentaje conforme se profundiza en la estratigrafía (nivel b2 y b3) y, a la vez, se produce una sustitución a favor de Bibliografía: EIROA (1983); ÁLVAREZ y MELGUIZO (1994). YACIMIENTO: LAS MARGARITAS Municipio: Alcañiz (Teruel). Coordenadas: Long.: 0º 12’ 00” Lat.: 41º 03’ 40” Mapa: Hoja 468, A. del Arzobispo. Altitud: 350 m. s.n.m. Descripción y materiales: Se ubica en el sector SO de La Estanca. El material aparece en una pequeña hondonada delimitada por paleocanales, que se ha visto afectada por aterrazamientos y la repoblación forestal, estando prácticamente destruido. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón las cerámicas impresas, entre ellas cardiales. En cambio la industria lítica y la fauna siguen siendo ricas en restos. Por debajo de estos niveles aparecen otros sin cerámica. En el yacimiento se recogieron distintos restos líticos, entre los que nos interesan 1 microburil y 1 perforador. Del material cerámico podemos destacar fragmentos de cerámica a mano con decoración impresa de espátula e incisa. Bibliografía: BENAVENTE (1987-88: 49-50; 1991b: 57). YACIMIENTO: SALADA GRANDE ESTE I Municipio: Alcañiz (Teruel). Coordenadas: Long.: 0º 11’ 55” Lat.: 41º 02’ 40” Mapa: Hoja 468, A. del Arzobispo. Altitud: 350 m. s.n.m. Descripción y materiales: El yacimiento se localiza en una pequeña elevación del terreno con abundantes areniscas, muy próxima a la orilla E de la Salada Grande. Entre el escaso material hallado se encontraron dos trapecios con retoque abrupto y varios fragmentos de cerámica a mano de diversas épocas. Bibliografía: BENAVENTE (1991b: 62). Municipio: Alcañiz (Teruel). Coordenadas: Long.: 0º 08’ 25” Lat.: 41º 01’ 15” Mapa: Hoja 467, Alcañiz. Altitud: 380 m. s.n.m. Descripción y materiales: Se sitúa en la margen derecha del río Guadalope, en la parte más elevada de una plataforma paralela al curso del río. Los materiales se recogieron en un gran desnivel orientado al O que ha sido aterrazado artificialmente por la repoblación forestal. En la industria lítica son significativos 4 seg- CÆSARAUGUSTA 77 YACIMIENTO: SAN BARTOLOME I 75 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón mentos en doble bisel y 2 con retoque oblicuo, 1 trapecio con retoque abrupto y 3 triángulos. El material cerámico es mucho más escaso habiéndose encontrado tan sólo 5 fragmentos de cerámica a mano. Bibliografía: BENAVENTE (1986: 99-116). YACIMIENTO: ACAMPO CABAÑERO Municipio: Alcañiz (Teruel). Coordenadas: Long.: 0º 13’ 45” Lat.: 0º 41’ 30” Mapa: Hoja 468, A. del Arzobispo. Altitud: 400 m. s.n.m. Descripción y materiales: Se localiza al O de La Saladeta, en una cubeta de carácter endorreico, por lo que posiblemente el yacimiento se ubicaba en una pequeña elevación, muy próxima, con cordones rocosos. Los restos líticos no aportan ningún dato de interés y entre la cerámica tan sólo destaca un fragmento con decoración impresa de carácter neolítico. Bibliografía: BENAVENTE (1991b: 66). YACIMIENTO: BALSA LA SALADA Municipio: Calanda (Teruel). Coordenadas: Long.: 0º 12’ 50” Lat.: 40º 59’ 30” Mapa: Hoja 494, Calanda. Altitud: 380 m. s.n.m. Descripción y materiales: El yacimiento se sitúa en una pequeña elevación al S de la Balsa de La Salada. La zona está muy afectada por la erosión y las labores agrícolas. Los materiales aparecen muy dispersos, pudiendo mencionar únicamente algunos fragmentos cerámicos con decoraciones impresas de espátula similares a las de Alonso Norte y Las Margaritas. Bibliografía: BENAVENTE (1991b: 80). CÆSARAUGUSTA 77 YACIMIENTO: CABEZO DE VARA I 76 Municipio: Castelserás (Teruel). Coordenadas: Long.: 0º 09’ 45” Lat.: 40º 58’ 20” Mapa: Hoja 495, Castelserás. Altitud: 390 m. s.n.m. Descripción y materiales: Se localiza en la ladera S de un cerro alto con grandes bloques rocosos caídos, situado en la margen izquierda del río Guadalope. Los materiales se concentran en una pequeña terraza o plataforma que se encuentra en esta ladera. La industria lítica es abundante, pero en relación a la época que nos intere- Bibliografía: BENAVENTE (1991b: 81). YACIMIENTO: CABEZO DE LOS LADRONES I Municipio: Lechago (Teruel). Coordenadas: Long.: 1º 14’ 23” Lat.: 40º 57’ 34” Mapa: Hoja 491, Calamocha. Altitud: 1.060 m. s.n.m. Descripción y materiales: Se trata de una plataforma calcárea, irregular, compartimentada por varios barrancos. El yacimiento se sitúa en el extremo O de la muela, en la parte más alta y llana. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón sa sólo podemos hablar 3 perforadores. Asimismo, la cerámica característica es escasa, destaca entre otros fragmentos 1 borde de cuenco reentrante con decoración impresa muy similar a la cardial. Entre el material únicamente destaca 1 segmento en doble bisel y 1 fragmento de cerámica. Bibliografía: PICAZO (1986: 188-91). YACIMIENTO: ABRIGO DE ÁNGEL o DEL ARENAL Municipio: Ladruñan (Castellote, Teruel). Coordenadas (UTM): 30TYL 172086 Mapa: Hoja 519, Aguaviva. Altitud: 735 m. s.n.m. Descripción y materiales: El abrigo, orientado al NO, se localiza en la cuenca media del río Guadalope. Es un yacimiento con arte rupestre levantino. La excavación se ha llevado a cabo en varias campañas. En la cata 03 apareció un hogar junto a la pared del abrigo. Los materiales atribuidos al neolítico se encontraron en el contexto 6 de esta cata. Entre la industria lítica destaca la presencia de microlitos, principalmente trapecios de retoque abrupto, hojitas de dorso y hojas retocadas. Además podemos mencionar el hallazgo de 1 molino de mano, volanderas-percutores y ocres. Los restos cerámicos son muy escasos con sólo 2 fragmentos, uno de ellos ungulado. En cuanto a las dataciones tan sólo se ha fechado el contexto 8 de carácter epipaleolítico-geométrico (GrN.-15518: 8.060±270 B.P.; 89/02/8A: 7.900±300 B.P.; 89/02/8B: 8.070±160 B.P.). GONZÁLEZ y MERINO (1974); SEBASTIÁN (1989); SEBASTIÁN y ZOZAYA (1991a; 1991b). CÆSARAUGUSTA 77 Bibliografía: 77 78 CÆSARAUGUSTA 77 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón III. Análisis cerámico 1. Metodología Han sido muchos los problemas que han surgido, pero quizás el primero y más importante es la excesiva fragmentación del material, lo que ha determinando de manera decisiva la línea de investigación. La carencia de vasijas completas, que permitan realizar un análisis morfológico y tipológico tradicional, nos ha llevado a buscar otras alternativas que consideramos sugestivas, puesto que la mayor parte de la cerámica que se obtiene en una excavación posee estas mismas propiedades, aunque por lo general no se tienen en cuenta en estudios posteriores. Nos interesan y creemos que aporta más información, las características globales de las cerámicas dentro de conjunto de yacimientos neolíticos, por lo que los análisis se han realizado principalmente desde el punto de vista cualitativo y no cuantitativo. Sin embargo es también significativo el diferente volumen de material de los yacimientos, por lo que se ha realizado un breve estudio del mismo. Entre las peculiaridades de este material está la dificultad que supone intentar definir de CÆSARAUGUSTA 77 Uno de los materiales que aparece más profusamente en la Prehistoria Reciente es la cerámica. En una excavación todos los fragmentos son importantes, aunque la diferencia de información que nos aportan unos y otros es muy amplia. No obstante, sigue siendo necesario no sólo el análisis de los elementos que ofrecen datos significativos, sino del conjunto global para poder conocer su desarrollo. Por ello, nos propusimos desde el principio el estudio exhaustivo de todos los fragmentos cerámicos y no de una muestra, influidos también por la variabilidad de los elementos, ya que partimos del hecho de que al ser las primeras vasijas fabricadas, todavía el nivel tecnológico de estos grupos no sería suficientemente elevado como para considerarlo una producción relativamente estándar y, por tanto, permitirnos trabajar únicamente con pocos fragmentos. 79 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón CÆSARAUGUSTA 77 80 forma númerica sus caracteres. Algunos autores lo han intentado a través de códigos alfanuméricos previamente descritos pero resultan poco operativos, por tanto, se ha optado por categorizar los elementos, lo que ha facilitado su exposición, la incorporación a la ficha y el desarrollo de los test estadísticos. El estudio general se ha confeccionado a partir de una ficha, que se verá más adelante, constituida por tres bloques definitorios: factura, morfología y decoración. Para la introducción de todos los elementos en la ficha se ha optado por la división provincial, aunque ésta no sea real y aún menos en época neolítica. Sin embargo, también se han llevado a cabo varios análisis de conjunto. El volumen de información manejado, puesto que la mayoría de las excavaciones están terminadas, ha permitido plantear dos campos de acción. Por un lado el estudio, que no por ser tradicional pierde su validez, de las frecuencias y las relaciones entre las variables de cada yacimiento. Por otro, establecer una correlación entre los yacimientos y sus propias características cerámicas a través de un análisis multivariante. El más adecuado es el análisis de correspondencias múltiples al utilizar variables categóricas y no partir de una hipótesis previa, puesto que realiza una descripción del colectivo que se estudia en conjunto12 (BENZECREI, 1973; CUADRAS, 1981: 317-45; BØLVINKEN et alii, 1982: 41-60; GARCÍA SANTESMASES, 1984; RINGROSE, 1988: 3-14; FERNÁNDEZ, GARCÍA DE LA FUENTE, 1991: 123-131; GUINEA y HERAS, 1991: 113-122;...). Habría que concretar otros detalles antes de iniciar el estudio estadístico. En la provincia de Huesca la mayoría de los asentamientos presentan un único nivel de ocupación neolítica. Para el resto, en principio, se han separado todos los niveles comprobando que no existían diferencias entre ellos. Es el caso de la Espluga de la Puyascada y de las cámaras superiores de la Cueva del Moro de Olvena (OV2, OV3 y OV4), en la que se ha agrupado no sólo el material de los dos niveles sino también el de las distintas cámaras al ser un conjunto homogéneo. Únicamente en la Cueva de Chaves se han mantenido la separación de los niveles (sup, 1a y 1b) más por cuestiones cronológicas, planteadas por algunos autores (BALDELLOU, 1989c), que se han querido comprobar, que por una separación clara debida a las características cerámicas, como se verá. En la provincia de Zaragoza no se han establecido estas agrupaciones, ya que las diferencias dentro de cada estrato, no sólo en relación a la cerámica sino también por el resto del material arqueológico, lo han imposibilitado. La separación de los materiales del nivel «c» genérico de la Costalena, a pesar de que sus propios autores (BARANDIARÁN, CAVA, 1989: 66) plantean que es un nivel revuelto, viene determinada por las lógicas modificaciones que supondría su incorporación aleatoria y subjetiva a unos niveles claramente definidos. La eleminación del mismo, como alternativa posible, está en completo desacuerdo con el objetivo de la investigación y más teniendo en cuenta que es el estrato que más fragmentos cerámicos aporta. En cuanto a la provincia de Teruel la única excavación que presenta una variabilidad lo suficientemente significativa para mantener los distintos estratos es Botiquería dels Moros. Los demás asentamientos excavados generalmente poseen un 12 El objeto del análisis son las tablas de contingencia. Se ha utilizado el programa Anaconda y en todos los test se presentan sólo los dos primeros ejes factoriales, siendo las variables los yacimientos y como registros las características. No se han eliminado ni del análisis ni de la representación gráfica, a pesar de que varios autores lo aconsejen (p.e.: MORA y ROCA, 1991: 187), las variables que por su contribución a la definición de los factores se pueden considerar poco significativas, ya que todas en conjunto determinan y definen las peculiaridades de cada yacimiento y su posición respecto a los demás. Asimismo el reducido número de las que se pueden eliminar tampoco despeja lo suficiente la representación como para suponer una clara ventaja. 1.1. Descripción de la ficha cerámica En el momento que se realizo la ficha-inventario se buscaban dos objetivos: la mayor claridad posible y que fueran factibles los análisis propuestos. En consecuencia se configuraron tres partes esenciales que definen cada fragmento cerámico: la factura o fabricación, la morfología y la decoración. • LA FACTURA13 consta de siete apartados que explican las distintas propiedades cerámicas. El primero define la cocción de acuerdo con el tipo de atmósfera (oxidante o reductora) a que se ha visto sometido el fragmento, pero además se ha incorporado un nuevo tipo: la cocción mixta, con la que no se hace referencia a la cocción neutra sino a la mezcla irregular de ambas cocciones en la misma pieza. Se ha considerado importante estimar la uniformidad, así en cada categoría se diferencia si la cocción es o no continua, refiriéndonos exclusivamente a la homogeneidad de la cochura en cada resto estudiado. El aspecto externo de las cerámicas es otro rasgo importante de la fabricación. Denominado tratamiento de las superficies describe tanto la interna como externa por medio de cinco categorías: grosero (G), alisado (A), espatulado (E)14, bruñido (B) y rugoso (R)15. Las características del desgrasante se han desarrollado de forma general, diferenciando entre materia prima —mineral (M), vegetal (V) y mineral/vegetal (MV)— y tamaño. El trabajo que podría suponer medir todos, o una muestra, en cada fragmento no compensa la información que de ellos se extrae. Por este motivo lo hemos agrupado en cinco clases: Pequeño (entre 0 y 2 mm), Mediano (entre 2 y 5 mm), Grande (entre 5 mm y 1 cm), Pequeño-Mediano y Mediano-Grande. El color externo de la cerámica se ha definido aunando en una gama de 26 tonos la tabla Munsell (1977)16, puesto que en algunos casos ésta es demasiado amplia y en otros existen ciertas coloraciones que no aparecen claramente representadas. Estos colores, a su vez, se han dividido en 4 grupos: blanco, marrón, naranja, gris y negro. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón único nivel con cerámica neolítica, por lo que se le ha asociado el escaso material recogido en superficie. 13 Es importante tener en cuenta que la información obtenida de cada fragmento no siempre se ha podido contrastar con los correspondientes análisis cerámicos de pastas. 14 Hablamos de espatulado, también llamado pulido —ver cap. tecnología— cuando presenta claramente las huellas paralelas del instrumento con el que se ha logrado el pulimento. 16 B.O.= blanco ocre B.G= blanco grisáceo B.A.= blanco anaranjado B.R.= blanco rojizo NG.B.= negro brillante NG.M.= negro mate NA.C.= naranja claro NA.R.= naranja rojizo M.C.AM.= marrón claro amarillento M.C.AN.= marrón claro anaranjado M.C.R.= marrón claro rojizo M.M.AM.= marrón medio amarillento M.M.AN.= marrón medio anaranjado M.M.R.= marrón medio rojizo M.O.AM.= marrón oscuro amarillento M.O.AN.= marrón oscuro anaranjado M.O.R.= marrón oscuro rojizo M.O.= marrón oscuro M.M.= marrón medio M.C.= marrón claro G.C.M.= gris claro marrón G.C.= gris claro G.M.M.= gris medio marrón G.M.= gris medio G.O.M.= gris oscuro marrón G.O.= gris oscuro CÆSARAUGUSTA 77 15 Engloba aquellas cerámicas que presentan una superficie rugosa, como su nombre indica, pero que no es debido a la falta de tratamiento pero tampoco está claro que sea una decoración. 81 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón La última información que ofrece la ficha sobre manufactura cerámica es el engobe, que aporta tres tipos de datos deacuerdo con su localización: interna (I), externa (E) e interna/externa (I.E). Hay que tener en cuenta que la mayor parte de las veces el color coincide con el que se ha definido en el apartado anterior. • El siguiente bloque en la descripción es el MORFOLÓGICO. Al igual que en otros estudios se han compartimentado en cinco secciones: borde, cuello, cuerpo, fondo y suspensiones, a los que se ha añadido la altura a pesar de la escasez de cerámicas completas estudiadas. El primer apartado define las características de los bordes. Atendiendo a la forma del labio se han diferenciado tres tipos y dentro de ellos varias morfologías. La unión del borde con el cuello o cuerpo, es decir la orientación de éste, se describe a través de tres posibilidades: reentrante (RE), recto (RC) y saliente (SA). El cuello, el cuerpo y los fondos han sido distribuidos en dos tipos con varias formas cada uno. CÆSARAUGUSTA 77 Bordes planos: plano (P) engrosado al exterior (EN.E) engrosado al interior (EN.I) bisel externo (BI.E) bisel interno (BI.I) cuello recto: vertical (V) oblicuo interno (OI) oblicuo externo (OE) cuerpo recto: vertical (V) oblicuo interno (OI) oblicuo externo (OE) carenado recto (CAR.R) fondo recto: plano (P) umbilicado (U) 82 Bordes redondeados: redondeado (R) engrosado al exterior (EN.E) engrosado al interior (EN.I) bisel externo (BI.E) bisel interno (BI.I) cuello curvo: convexo (CX) cóncavo (CV) Bordes apuntados: apuntado (AP) bisel externo (BI.E) bisel interno (BI.I) cuerpo curvo: convexo (CX) carenado curvo (CAR.C) fondo curvo: convexo (CX) cóncavo (CV) apuntado o cónico (AP) A la hora de determinar la inclusión de algún fragmento en cada grupo han surgido problemas de indefinición. Muchas veces debido al estado de conservación, resulta difícil establecer si se trata de una pared curva, un cuello o incluso un fondo cóncavo, por ello en todos esos casos se ha optado por incorporarlos dentro de las paredes. Esto ha podido influir en los valores porcentuales de cada conjunto, pero estimamos que en el volumen manejado (17.797 fragmentos) supone una mínima distorsión. Estos cuatro primeros apartados se completan con los caracteres métricos como variable común: diámetro y grosores (máximo, mínimo o medio17). 17 El grosor medio es exclusivo de los fragmentos que por sus características ha sido imposible la obtención de las dos medidas anteriores. • El tercer, y último, bloque lo compone LA DECORACIÓN. Se ha propuesto la existencia de cuatro variables en función eminentemente de la época que estudiamos y las características tecnológicas: impresión, incisión, aplicaciones plásticas y otras decoraciones. Para facilitar su definición se han subdividido estas variables en más secciones, fundamentalmente debido al interés que representan para los análisis posteriores, pero sin llegar a pretender, en ningún momento, que supongan el establecimiento de una técnica diferente. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón Para terminar este segundo bloque hay que hablar de los elementos de prehensión o suspensiones. Se han distinguido 12 tipos: mamelón (M), asa circular (A.CR), asa de cinta (A.CN), asa con apéndice (A.AP), asa tubular (A.T), perforaciones (P)18, botón o pezón (B), mango (MAN), lengüeta (L)19, compuesta (C)20, pitorro (PI)21 y arranque (AR)22. Estos elementos de prehensión necesitan la especificación de una serie de rasgos para completar su descripción y se han concretado en cuatro. El primero es el número de ellos que hay en cada fragmento. En segundo lugar la situación dentro de cada vasija, que se ha subdividido en ocho clases: borde (B), cuello (C), cuerpo (CU), borde-cuello (BC), borde-cuerpo (BCU), cuello-cuerpo (CCU), ignorada (IG) e interna (IN). El tercero es la orientación de la suspensión en la pieza: vertical (V), horizontal (H), oblicua (O) e ignorada (IG). La cuarta analiza la sección —en este caso las perforaciones carecen de datos—: circular (C), rectangular (R), cónica (CO), elíptica (E), semicircular (S), bilobulada (B), cuadrada (CU) y triangular (T). La impresión es la decoración más abundante y variada por lo que se ha juzgado adecuado diferenciar cuatro grupos con sus categorías correspondientes. Así, la primera es la decoración cardial, individualizada del resto por lo característico de su tipo y porque es una decoración con connotaciones cronológicas claras. Dentro de ella, se distinguen tecnológicamente dos clases: la realizada por medio de la aplicación del natis (N) y la que aplica el borde del caparazón o charnela (C). El siguiente grupo describe la decoración impresa realizada con la mano, es decir, digitaciones (D), ungulaciones (U) y digitaciones-ungulaciones (DU). Se ha desglosado por lo peculiar del instrumento con el que se lleva a cabo, pero sobre todo porque estas decoraciones además de aparecer en el Neolítico son muy abundantes en otras épocas y, a veces, resulta difícil encuadrarlas como sucede en los yacimientos con estratigrafías revueltas. El tercer conjunto lo forman las impresiones a punzón que son las que más diversidad presentan, atendiendo principalmente a la marca que deja el punzón y, por tanto, a la sección del objeto con el que se realiza: apuntado (AP), romo o circular (RO), oval (OV), rectangular (RC), punzón irregular (IR), espátula triangular (ET) y espátula rectangular (ER). En las definidas como espátulas no se alude exactamen- 20 Se incluyen todas las suspensiones formadas por varias categorías distintas. 21 Este elemento, evidentemente, no es una suspensión, pero creemos que éste es el lugar más adecuado para incorporarlo, pues con él aludimos a unos elementos que se ubican en el cuerpo y forman parte de la morfología. 22 Con este término se hace referencia a los pequeños fragmentos de difícil definición, que por su fragmentación no se pueden incluir en las categorías anteriores. CÆSARAUGUSTA 77 18 Se han incluido exclusivamente cuando se consideran realizadas para asir las vasijas, no las de lañado. 19 La diferenciación que se ha establecido entre este elemento y el mamelón viene determinada por una morfología más rectangular y mayor tamaño. 83 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón te a este utensilio, sino que se pretende diferenciar un instrumento de sección más grande (mayor de 5 mm) que el usado para el resto. La impresión con instrumento cierra esta técnica decorativa. Se disgrega en tres clases fijándonos igualmente en la huella y el posible útil con el que se lleva a cabo: gradina (G)23, peine (P)24 y, por último, instrumento hueco (H)25. En las tipologías tradicionales, generalmente, no se especifica un tipo de decoración que nosotros hemos individualizado por ser característica del Neolítico Antiguo, pero que tecnológicamente no debería aislarse ya que es la mezcla de dos técnicas distintas. Se ha denominado genéricamente inciso/impresa y en ella se han establecido dos categorías distintas: punto y raya (PR)26 e inciso-impresa (I.I)27. Dentro de las incisiones se han diferenciado dos grupos: las incisiones propiamente dichas y el acanalado. El primero se ha dividido en tres clases atendiendo, más que a la marca que deja el objeto, a las condiciones de la cerámica cuando se efectúa la decoración y al sistema de desarrollarla: profunda (P)28, grabada (G)29 y suave (S)30. El segundo grupo de las incisiones es el acanalado. Se ha separado del anterior, pues aunque la técnica con la que se obtiene es la misma, el resultado es lo suficientemente dispar como para clasificarla a parte. Se han establecido tres tipos en función del resultado: romo (R)31, apuntado (A)32 y peine (P)33. El tercer grupo lo constituye el apartado destinado a otras decoraciones, en el que se han agrupado algunas decoraciones que no son menos importantes que el resto, sino que en esta época no es habitual encontrarlas. Pero, tanto por la inclusión de material de otras etapas como por la posibilidad de que aparecieran se ha creído necesario incorporarlas. Se han detallado siete categorías: boquique (BQ)34, excisa (EX), rugosa (RU), dedadas (DE), pintada (PI)35, incrustaciones (IN), perforada (PE)36. 23 Se considera realizada con un objeto que deja dos señales paralelas de forma más o menos rectangular y no siempre idénticas. 24 Es un instrumento que deja más de dos marcas paralelas con distintas secciones. 25 Hace referencia a su propia nomenclatura. 26 Corresponde a la decoración más conocida como boquique, pero para esta época resulta más apropiado denominarla así, pues con ello se eliminan las posibles connotaciones cronológicas. 27 Es la mezcla de líneas incisas paralelas y de impresiones, conocidas habitualmente como a pluma. 28 Cuando se ejerce una fuerte presión con la pasta de la vasija todavía blanda. 29 La decoración se realiza con el recipiente ya seco o a la dureza del cuero, de forma que las líneas no quedan bien marcadas sino que se producen saltos en la capa externa de la cerámica. 30 Cuando se presiona levemente sobre la pasta blanda de la cerámica. 31 Hace referencia a la sección del instrumento. CÆSARAUGUSTA 77 32 Ibidem. 84 33 Determina el utensilio e indica que las huellas que deja son paralelas y han sido realizadas todas ellas a la vez con el mismo objeto. 34 Se establece así claramente la diferenciación cronológica con el denominado punto y raya. 35 Se ha introducido en esta sección porque aunque la técnica se utiliza durante el Neolítico es muy escasa y, hasta el momento, no existían indicios de su presencia entre los materiales que estudiamos. 36 No es una técnica común en esta época aunque aparece en algunos casos. También se han incluido en éste las perforaciones de lañado pero siempre diferenciadas. Tipo de aplicación plástica: cordón liso (C.L) cordón impreso (C.I) cordón digitado (C.D) cordón ungulado (C.U) cordón digitado y ungulado (C.D.U) cordón impreso y pezón (C.I.P) cordón liso e impreso (C.L.I) cordón liso y pezón (C.L.P) cordón impreso y pastilla (C.I.PA) pezón (P) pastilla (PA) pastilla impresa (PA.I) cordón y pastilla (C.PA) Sección: semicircular (S) triangular (T) rectangular (R) cónica (CO) cuadrada (CU) trapezoidal (TP) La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón Por último, las aplicaciones plásticas presentan dos rasgos distintos en su definición: el tipo y la sección. Composición: horizontal (H) vertical (V) oblicua (O) horizontal-vertical (H.V) horizontal-oblicua (H.O) vertical-oblicua (V.O) circular (C) geométrica (G) interna (INT) irregular (IR)37 Situación: borde (B) cuello (C) cuerpo (CU) borde-cuello (B.C) borde-cuerpo (B.CU) cuello-cuerpo (C.CU) fondo (F) fondo-cuerpo (F.CU) suspensión (SUS) suspensión-borde (SU.B) suspensión-cuello (SU.C) suspensión-cuerpo (SU.CU) borde-cuello-cuerpo (T) suspensión-borde-cuello-cuerpo (SU.T) 37 Cuando la complejidad del diseño es tal, que no permite definirla globalmente de forma geométrica. CÆSARAUGUSTA 77 No sólo es importante conocer el elemento decorativo, sino que existen otra serie de características igualmente significativas que completan las peculiaridades de este rasgo. En primer lugar la composición, en la que se han individualizado nueve elementos atendiendo al motivo general del diseño. El criterio utilizado es el geométrico, por considerarlo el más adecuado y el que permite una mayor diferenciación de los mismos. En segundo es la situación, en la que se han intentado tener en cuenta todas las posibles variantes. 85 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón 2. Análisis estadístico de la cerámica neolítica «En los últimos años algunos científicos se han orientado hacia la clasificación estadística, en un intento de racionalizar la base intuitiva de la clasificación. Pero se trata de una vana esperanza, porque los métodos estadísticos no son mejores que los atributos a los que se aplican, y los atributos deben formularse por medio de la intuición. Sin embargo, la estadística permite al arqueólogo utilizar mayor cantidad de atributos en su clasificación y manejarlos eficazmente para descubrir similitudes y diferencias que de otra manera podrían no observarse.» (Rouse, 1972: 45). En primer lugar, hay que hacer una breve alusión al factor cuantitativo de las cerámicas analizadas, puesto que éste marca el inicio de las diferencias entre los asentamientos. Del total de 17.809 fragmentos que engloban el estudio, la distribución de los mismos no se produce de forma homogénea38. Sin lugar a duda, Chaves es el yacimiento de mayor importancia por el número de cerámicas y las características de las mismas, como se verá posteriormente. CÆSARAUGUSTA 77 Porcentajes de fragmentos cerámicos 86 38 En este recuento global se han incluido los fragmentos considerados informes. La tabla de frecuencias aparece en el Apéndice (pág. 337). 2.1. La manufactura La tecnología de fabricación es uno de los aspectos más relevantes en cualquier estudio cerámico, al aportar los datos sobre el nivel de conocimiento que alcanzaron los alfareros y los medios con que contaban. Esta información debe ser adecuadamente contrastada con análisis de pastas cerámicas, no obstante, entre los yacimientos aragoneses son pocos los casos en los que se ha contado con estos datos. Actualmente se están realizando algunos que nos permitirán corroborar o rechazar las hipótesis que se establezcan. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón En un segundo nivel hay que mencionar la cámara superior del Moro de Olvena, la Espluga de la Puyascada y, en menor medida, La Miranda donde el material parece tener todavía una importante presencia. En cambio, en los demás yacimientos el volumen de cerámicas es mínimo no llegando ninguno al 5% del total estudiado e, incluso, muchos ni siquiera alcanzan el 1%39, coincidiendo con los asentamientos que van a plantear más excepciones. 39 Huerto Raso, Peña de las Forcas, Remosillo, Cámara inferior del Moro de Olvena, Las Brujas, Gabasa 3a y 3b, El Torrollón, Els Secans, Botiquería y Panizales. 40 La tabla de frecuencias aparece en el Apéndice (pág. 337). CÆSARAUGUSTA 77 • Desde este punto de vista iniciamos el estudio con la cocción que, como se aprecia en las tablas de frecuencias40, presentan un claro predominio en todos los yacimientos de las que se han denominado mixtas con un porcentaje mínimo del 41%. En segundo lugar, e incluso muy próximas, se sitúa la cocción reductora, unas veces continua y otras discontinua y en algunos casos comparten con las anteriores los primeros puestos. 87 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón Entrando en detalle, dentro de los yacimientos oscenses, la Espluga de la Puyascada es la única que presenta un valor parecido entre las oxidantes y las mixtas. Pero en el resto se mantiene el esquema general acentuándose los valores de las mixtas, modelo que se repite en los yacimientos de las otras dos provincias. En ningún momento, las vasijas reductoras llegan a poseer la frecuencia más elevada, quedando siempre en un segundo plano, no menos significativo, como en el nivel b y c inferior de El Pontet o en el niveles 8 de Botiquería dels Moros. Es interesante comentar como en los asentamientos de las provincias de Zaragoza y Teruel, los porcentajes de las cocciones oxidantes son mucho más reducidos que los de la oscense, aparreciendo mayoritariamente e incluso exclusivamente la discontinua —Secans, nivel 6 de Botiquería, etc. Los problemas que surgen en el control de este tipo de horneado parecen ser la explicación más factible de la superioridad de las cocciones mixtas. Como se ha visto en el capítulo de tecnología, en los recipientes sometidos a un fuego abierto, sistema que con toda probabilidad se utilizaba en esta época, resulta más difícil mantener una temperatura homogénea, evitar que las llamas toquen las cerámicas, etc. Este hecho también aclara que las menos representadas sean las oxidantes y en algún caso las reductoras, puesto que mantener una sola atmósfera con el nivel tecnológico que se poseía resulta complicado. La hipótesis se ve en parte confirmada por las conclusiones obtenidas en los análisis de pastas. En todos ellos existe una mezcla de atmósferas reductoras y oxidantes y las temperaturas oscilan entre los 500°-650°C, propias de cocciones realizadas en hornos cuyas características impiden concentrar el calor durante el tiempo suficiente para alcanzar prolongadamente una temperatura más alta. Se ha sugerido que el sistema de cocción que utilizarían es el fuego abierto, principalmente debido a la carencia de estructuras que permitan desarrollar otro tipo de propuesta. Aunque no poseamos esas evidencias y aun teniendo en cuenta que no todos los yacimientos son de habitación, parece poco probable que en ninguno de ellos se fabricara cerámica. Por tanto, ante la falta de restos que nos posibiliten establecer otro planteamiento estimamos éste como el más válido. CÆSARAUGUSTA 77 Es necesario tener más datos aparte del tipo de cocción para llegar a conocer el nivel tecnológico de estos alfareros, por ello se ha visto interesante valorar la relación entre cada tipo de cocción y los grosores medios de todos los fragmentos, para ver si es posible especificar algún tipo de conexión, con toda probabilidad funcional, entre cada clase de atmósfera y las características generales de las vasijas. Dentro de la cocción reductora y oxidante discontinua existe un claro predominio de los grosores entre 0,55 cm y 0,9 cm, centrándose muchas veces en torno a los 0,7 cm. En la cocción oxidante continua el intervalo de los grosores se amplía hasta 1,1 cm, aunque se mantiene la concentración de los 0,7 cm. 88 La cocción mixta es la más frecuente entre el material, no obstante, las dimensiones en relación con el resto de las cochuras no varían corroborando, en cierto modo, que este tipo no se realiza con un propósito concreto sino que puede ser un resultado no deseado, debido a la falta de dominio sobre la atmósfera. De la correlación resalta la homogeneidad entre los tres niveles de la Cueva de Chaves y la cámara superior de la Cueva del Moro de Olvena. El comportamiento de los asentamientos no es homogéneo. En general responden a este esquema, pero aparecen algunas excepciones como la cueva de las La correlación propuesta, en definitiva, no muestra signos positivos. La homogeneidad en la elección del grosor de los recipientes, independientemente del tipo de atmósfera a que se somenten las vasijas, no permite que propongamos una hipótesis funcional clara, no obstante, se destacan dos hechos significativos. En primer lugar no se aprecia, a tenor del análisis, que las vasijas tuvieran una utilidad única o, en caso de existir ésta no se manifiesta en una relación entre un tipo de cocción y un grosor determinado. En segundo lugar, la uniformidad en las medidas y la carencia de porcentajes altos en los intervalos más extremos impiden establecer una hipotética diversidad funcional. Aunque las conclusiones de esta primera correla- La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón Brujas y El Torrollón I, que suelen poseer dimensiones ligeramente mayores. En el primer caso posiblemente por que no pertenezcan todas las cerámicas a esta época, además el material no procede de una excavación sino que el sedimento se encontraba revuelto por el expolio. En el segundo por las propias características del material hallado, ya que todas pertenecen a grandes vasijas de almacenaje. Asimismo, otros yacimientos como las Torrazas presentan medidas algo más pequeñas, pero en este caso no está clara su relación con una funcionalidad. Es importante comentar la escasa representatividad en la correlación entre la cocción oxidante continua/grosores en algunos yacimientos oscenses pero, sobre todo, en la provincia de Zaragoza y Teruel. Las causas habría que enlazarlas, presumiblemente, con la ya mencionada falta de experiencia en el horneado y la dificultad que supone mantener una atmósfera homogénea. CÆSARAUGUSTA 77 Correlación cocción mixta continua/grosor 89 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón Correlación cocción mixta discontinua/grosor CÆSARAUGUSTA 77 ción han sido negativas, se ha considerado interesante llevar a cabo otras entre las cocciones y algunas de las variables, como el desgrasante y el color, que se verá más adelante. 90 • Con carácter general en el tratamiento de las superficies41 externas se manifiesta un claro predominio de la técnica del bruñido seguida del alisado. A pesar de esta generalización hay que entrar en algún detalle. En la cueva del Forcón, La Miranda, la cámara superior del Moro de Olvena, Gabasa 3a y 3b, el nivel c1 del Abrigo de La Costalena y Alonso Norte la diferencia entre el alisado y el bruñido es favorable de forma significativa a la primera, aunque ambas están netamente separadas del resto de los tratamientos. Otros yacimientos presentan porcentajes muy elevados en el espatulado (cueva de las Brujas, Gabasa 2a, 2b y 5, y la cámara inferior de Olvena) en comparación con la mínima representación en el resto. Estos valores altos pueden denotar la incorporación de fragmentos de difícil adscripción cronológica, ya que todas estas cuevas han sido removidas y los materiales estaban revueltos. Concretamente en la cámara inferior de Olvena influye decisivamente el número de restos del estrato c4-5, que no se han podido obviar por sus posibles similitudes con los neolíticos. Esta hipótesis podría ratificarse al ver que en los nive- 41 La tabla de frecuencias aparece en el Apéndice (pág. 340). La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón Tratamiento externo de la superficie les de Chaves, que son claramente neolíticos, aparece el acabado espatulado pero su cuantía es mucho menor. Llama también la atención que la técnica rugosa posee unos valores muy pequeños, exceptuando la cueva de La Miranda, Gabasa 3b y los yacimientos anteriormente mencionados en el espatulado, siendo posiblemente debido a las mismas causas. La hegemonía del alisado, quizá sea obvia al tratarse del interior de las cerámicas. En principio si no se estima la presencia de otros factores, como el carácter social o su posible función ritual, estas vasijas empleadas en la actividad cotidiana no tendrían por qué poseer un acabado cuidado en el interior, que no se va a ver y que puede estropearse como consecuencia de su uso, tan sólo en caso de que el contenido fuera algo especial, por significado o propiedades, recibirían otro tratamiento. CÆSARAUGUSTA 77 El acabado interno manifiesta una amplia supremacía de la técnica del alisado, aunque continúa el predominio del espatulado en Gabasa 2a y 2b, la cueva de las Brujas y, en menor medida, en la cámara inferior de Olvena, puesto que es habitual que la mayoría de las vasijas que presentan espatulado en el exterior también lo posean en la cara interna. Reseñar que en los tres niveles de la cueva de Chaves y en el nivel c inferior del Pontet sigue siendo el bruñido el tratamiento preferente. Asimismo, en otros yacimientos como el nivel c genérico de La Costalena, Els Secans, el nivel 6 de Botiquería dels Moros, los Panizales, el alisado y el bruñido comparte los mismos porcentajes, o bien la diferencia entre ellos es poco significativa. 91 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón Tratamiento interno de la superficie La técnica rugosa se desarrolla mayoritariamente en la cara externa de las cerámicas, encontrándose tan sólo en cuatro casos en la cara interna42, todos ellos con un único fragmento. Por su reducida representación, a pesar de que se considere una técnica de tratamiento de la superficie, quizás en este momento su función sea principalmente decorativa y no debería concebirse como técnica de acabado, aunque en algunas ocasiones también se le puede añadir un carácter utilitario, como evitar que resbalen los recipientes al cogerlos. En cuanto al acabado grosero contrastan los pocos fragmentos hallados con este tratamiento en ambas superficies. Funcionalmente se juzga como el más adecuado en la relación tiempo/esfuerzo para el uso que se va a dar a determinadas cerámicas, ya que no requiere una inversión posterior a lo que podemos denominar exclusivamente fabricación. Por consiguiente se puede afirmar que, en general, en los yacimientos aragoneses la manufactura de los recipientes era cuidada, en la que se invertía bastante energía, pues los acabados que prevalecen en estas vasijas se consiguen con gran esfuerzo y dedicando más tiempo a ello. CÆSARAUGUSTA 77 Asimismo, es interesante destacar la igualdad en ambos tratamientos —interno y externo— entre los tres niveles de la Cueva de Chaves, por lo que no permite sugerir un cambio en la moda o una evolución en las características del grupo. 92 Se puede acceder a otro tipo de información estableciendo una correlación entre los acabados. De forma habitual, el tratamiento grosero en el interior de las 42 Los porcentajes en algún caso son tan reducidos que no se aprecian en el histograma, así en La Miranda es del 0,14%, Gabasa 2a con 0,15$, en Gabasa 3b del 6,66% y en Los Panizales del 1,49%. Al contrario que con el anterior, el alisado interno se asocia sobre todo con el mismo en el exterior45. Sólo en los tres niveles de Chaves, El Torrollón I, Huerto Raso, el nivel c sup. del Pontet y Forcas II, la unión de las dos técnicas no se desarrolla de una forma predominante sino que deja paso al bruñido46. En el caso de El Torrollón I parece obvio que está relacionado con el contenido de las vasijas, ya que por el tamaño y por la morfología son claramente de almacenaje. A falta de los análisis pertinentes y comparándolo con los estudios llevados a cabo sobre la funcionalidad de las vasijas y sus evidencias técnicas, podríamos plantear un uso semejante a la contención de líquidos. El bruñido de la superficie externa evitaría las posibles filtraciones del líquido debido a las características no adecuadas o a las carencias de la pasta cerámica. Quizás esta misma hipótesis podría ser trasladada a los fragmentos de otros asentamientos, pero el carecer de datos tan evidentes como estos lo imposibilita por el momento. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón vasijas se combina con el mismo43 y con el alisado44 en el exterior de la mayoría de los recipientes. Pero no todos los yacimientos mantienen este esquema, así los tres niveles de Chaves, El Torrollón I, el nivel c sup. del Pontet, y el nivel c genérico de Costalena se vinculan sobre todo (entre el 45 y el 83%) al bruñido. En el caso de que los dos acabados sean groseros, parece indudable que las vasijas tendrían una finalidad de uso cotidiano, probablemente de cocina, mientras que con el alisado o con el bruñido quizá no sólo habría que plantearse este carácter funcional, sino que un mayor cuidado externo amplía la utilidad y probablemente no sería única. Las vasijas que presentan la relación grosero/grosero o alisado/grosero, frecuentemente estarían en contacto directo con el fuego, no así las que se combinan con el bruñido, puesto que este tratamiento externo se perdería. En algunas cerámicas se han observado huellas claras del instrumento empleado en el proceso del alisado, principalmente en el interior, asimilables al llamado plastic flow realizado con un objeto blando en la vasija todavía húmeda. El espatulado, como ya se ha expuesto, aparece casi exclusivamente con el mismo tratamiento en el exterior47. El emparejamiento con el resto de las técnicas varía entre el alisado y el bruñido aunque, generalmente, con gran diferencia entre estos dos y el espatulado. En cambio la combinación de este tratamiento con el grosero y rugoso es escasa o incluso nula. A las cerámicas espatuladas se les atribuye un carácter, comúnmente, de lujo, prestigio o ritual debido esencialmente a su escasa presencia numérica, a la laboriosidad de su tratamiento y, a veces, de la decoración, que las aleja del resto de los recipientes. Las evidencias que se han podido recoger en estos yacimientos no permiten afirmar este hecho, 44 Los porcentajes van desde el 0% de los Panizales y Gabasa 3a, hasta el 83% del nivel c2 o el 100% el nivel c1 de la Costalena. 45 Máximo del 100% en el c inf. del Pontet o el 82% de Alonso Norte, el resto se concentra entre el 40 y 55%. 46 Bruñido/alisado: 65% nivel sup. y 1a, 51% nivel 1b de Chaves; 97% de El Torrollón; 47% de Huerto Raso; 61% del nivel c sup. del Pontet y 55% de Forcas II. 47 Los porcentajes van desde el 28% de Pontet c sup. hasta el 100% de Forcas II. CÆSARAUGUSTA 77 43 Los valores van desde el 0% del Torrollón, c1 y c2 de la Costalena, Pontet b y c inf. y Panizales, hasta el 53% en la Miranda o el 55% en las Brujas. 93 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón si bien tampoco hay otros datos que aporten alternativas. No obstante queda patente su importancia, ya que su mera presencia implica la selección por parte del alfarero de unas arcillas concretas, puesto que no todas poseen la misma capacidad de brillo, y un dominio de la técnica al controlar el encogimiento durante la cocción sin la pérdida del acabado. Es importante no descartar la finalidad funcional, ya que este tratamiento impregna a la cerámica de unas peculiaridades especiales. La preeminencia del bruñido en ambas caras de la cerámica es abrumadora. No se encuentra ninguna excepción48. No sólo se emplea en las dos superficies de la vasija, sino que a veces se asocia con el alisado o el espatulado. Hay que especificar que algunas veces lo que se ha llamado alisado puede ser realmente un bruñido, pero debido a la fragmentación del material o al mal estado de conservación de algunas cerámicas no se ha reconocido como tal. La importancia y la alta asociación de esta técnica en las dos caras de una vasija da en cierto modo un índice del nivel tecnológico que poseían estos alfareros. Su realización supone una inversión de tiempo/esfuerzo elevada, por lo que estos recipientes presumiblemente tendrían una objetivo predeterminado antes de su fabricación. Asimismo es habitual el empleo de engobes con mezclas de hierro, ya que este mineral favorece su elaboración al igual que ocurre con el espatulado. A estas vasijas más cuidadas se les puede atribuir una significación especial, pero no hay que olvidar que este tratamiento también se emplea, como ya se ha dicho, para acentuar algunas características de la propia arcilla: reforzar éstas, preparar la superficie de los mismos para ser decorados, contener líquidos, etc. o, incluso, todas ellas a la vez. • Los desgrasantes son los elementos que menos información aportan49, puesto que la falta de análisis cerámicos en otros apartados de alguna forma puede ser subsanada, pero en este caso no es lícito que visualmente sin una comprobación analítica se establezcan los distintos tipos, proporciones, características, etc. Solamente de Chaves, Alonso Norte y de la Cueva del Moro de Olvena (GALLART y LÓPEZ, 1988a y 1989; GALLART y MATA, 1995), se poseen algunos análisis que nos permitirán corroborar o desechar las hipótesis que se plantean. CÆSARAUGUSTA 77 Las inclusiones más empleadas son los minerales50 frente al vegetal o la mezcla de ambos, hecho que coincide con los datos de otros yacimientos neolíticos de la Península Ibérica (GALLART, 1977; NAVARRETE et alii, 1991; CAPEL et alii, 1982, etc.). Pero, cabría plantearse el motivo por el cual han preferido este tipo de desgrasante al vegetal teniendo en cuenta que, en la zona donde surgen las primeras vasijas se utilizaba ya el barro con paja a modo de ladrillo para levantar muros, a lo que habría que añadir el supuesto origen vinculado a la cestería que defienden algunos autores y, por tanto, parece lógico que se empleara el desgrasante vegetal en vez del mineral. Asimismo, la incorporación de un mineral concreto supone el dominio o 94 48 Los valores van desde el 55% de las Brujas al 100% de Gabasa 3a, el Torrollón, nivel c inf. del Pontet, Secans y nivel 8 de Botiquería dels Moros. 49 La tabla de frecuencias aparece en el Apéndice (pág. 338). 50 Con porcentajes desde el 89% de los Panizales y el 100% de la cámara inferior del Moro de Olvena, la cueva de las Brujas, Gabasa 3a y 3b, el Torrollón, c genérico y c1 de la Costalena, nivel b de Pontet, nivel 6 y 8 de Botiquería dels Moros. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón control de las propiedades de éste y, sobre todo, de la mezcla adecuada para que la vasija posea las características necesarias y no se rompa, resquebraje o agriete. Quizá una explicación válida y simple es la que relaciona los desgrasantes con las características mineralógicas del propio depósito del que obtienen la arcilla, al que no necesitarían añadir ningún elemento más, pero supone entrar de lleno en el problema, ya comentado en el capítulo de la tecnología, de la diferenciación entre inclusiones y desgrasantes y, por otra parte, los análisis de pastas realizados no lo confirman ni rechazan al no haberse contrastado con los posibles depósitos. Esta exigua diferenciación entre los tamaños de los desgrasantes puede tener varias causas y habría que buscarlas en la falta del dominio necesario de la tecnología, en una ausencia de experimentación o realmente en un limitado interés por depurar los mismos debido a la funcionalidad de las vasijas, por lo que será imprescindible un estudio exhaustivo de las pastas y sus inclusiones para poder concretar una hipótesis. Por otra parte, resalta el esmerado acabado que poseen la mayoría de ellas a pesar de la intrusión de estos elementos, que dificultan en gran medida un acabado cuidado de la superficie. CÆSARAUGUSTA 77 No parece tan evidente la existencia de una depuración o selección de los desgrasantes ya que, atendiendo al histograma no domina un único tamaño sino que se aprovechan casi por igual el pequeño-mediano y el mediano-grande. Incluso en El Torrollón I que podría aportar más información, debido al tipo de cerámica, presenta casi los mismos datos y tampoco se alejan de este comportamiento los niveles de Chaves. Queda manifesta una cierta individualización en relación con las tres primeras categorías. Sus porcentajes son muy reducidos, exceptuando los medianos en la cámara superior de Olvena. El desgrasante grande presente, aunque de forma escasa, en los yacimientos de las provincia de Huesca es casi nulo en Zaragoza y Teruel. 95 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón CÆSARAUGUSTA 77 96 Las características de los desgrasantes influyen directamente en el resultado de las cocciones. En la correlación establecida entre ambas variables, en general, destaca cómo las atmósferas oxidante y reductora discontinuas son las menos utilizadas. También llama la atención que los yacimientos, que presentan otro tipo de horneado importante además de las cocciones mixtas, coinciden habitualmente con los que poseen estratos revueltos o que, su posible cronología, no pertenece claramente al Neolítico Antiguo. Igual de interesante son las mínimas diferencias que existen entre cada uno de los niveles de Chaves, lo que permite hablar nuevamente del mantenimiento de un mismo rasgo técnico durante casi un milenio. Otro de los elementos que está en función de las inclusiones, aunque parcialmente, es el grosor de los recipientes. En la correlación no se advierte una concordancia nítida entre el tamaño del desgrasante y el grosor de los distintos fragmentos. Únicamente, como parece lógico, con las inclusiones más grandes algunos yacimientos aumentan ligeramente el grosor de sus paredes en comparación con los intervalos habituales (0,6-0,9 cm). A pesar de esta evidencia no se puede afirmar taxativamente que sea debido a una intención clara relacionada con el mayor tamaño de los recipientes y, por tanto, de paredes más gruesas. Se confirma así, en cierto modo, el bajo nivel tecnológico que poseeían sobre todo en el proceso de dilatación/contracción, o la escasa importancia que tenía la depuración de los desgrasantes para conseguir unas propiedades peculiares en las cerámicas. A simple vista, en conjunto prevalece la gama de grises y, dentro de ella, el color definido como gris medio marrón, pero algunos yacimientos muestran en los primeros puestos los marrones, por ejemplo en la provincia oscense: Huerto Raso, El Remosillo, la cueva de las Brujas y Gabasa 3b. Vuelven a ser los que hasta ahora rompían el esquema general en otros apartados y, por tanto, la interpretación parece ser idéntica, es decir, la intromisión de material de otras épocas. En general, también en los abrigos del Bajo Aragón se produce preferencia por los marrones, eligiendo tonos claros, sin menospreciar los grises. Además de estos dos grupos, El Torrollón I se encuentra desplazado del resto ya que los colores más representados son los blancos. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón • Una de las cualidades que primero se aprecia al analizar una cerámica es el color51 externo de los recipientes. De la gama de 26 colores que se ha creado ningún yacimiento abarca la totalidad, pero sí existe una gran variabilidad en los colores haciendo que los porcentajes no sean excesivamente elevados. El valor más alto lo posee Els Secans, con un 70%, pero en el resto de los yacimientos varía entre el 28% y 10%. El predominio de una gama no va a ser sinónimo de homogeneidad en el grupo. Como rasgo común se puede mencionar una cierta uniformidad en cuanto a los colores menos o nada utilizados, estos son: blanco grisáceo, blanco amarillento, blanco rosáceo, marrón medio, marrón claro, negros y naranjas. Con valores un poco más altos, pero que continúan siendo pequeños, aparecen ya una gran variedad de ellos. La segunda correlación se ha establecido entre el color y el engobe. El pigmento utilizado en el engobe interno sigue manteniendo, en líneas generales, el mismo que el de la cara externa de cada yacimiento. Sin embargo, el engobe externo e interno-externo, son más plurales y se reflejan varios comportamientos distintos: unos yacimientos mantienen el color predominante, otros prefieren la segunda gama y, por último, algunos no se decantan por ningún en concreto. • Finalmente, queda por analizar el engobe52. Frecuentemente esta capa coloidal posee la misma composición que la de la arcilla, evitando asi los problemas que 51 La tabla de frecuencias aparece en el Apéndice (pág. 339). 52 La tabla de frecuencias aparece en el Apéndice (pág. 338). CÆSARAUGUSTA 77 El color de las cerámicas es producto de una diversidad de factores (componentes de la arcilla, los desgrasantes, atmósferas, uso, etc.) e, incluso, en algunas ocasiones puede ser consecuencia de su función práctica, por lo que se han buscado los posibles vínculos que expliquen, en parte, esta variación. En primer lugar, entre el horneado y el color. En la cocción reductora se aprecia una clara supremacía del gris y, dentro de ella, del color definido como gris oscuro. En los demás colores las tonalidades dominantes son siempre las más oscuras, consecuencia lógica de las propias preculiaridades de la cochura reductora. En cambio, la cocción oxidante prefiere los colores claros (marrones y blancos), con una alternancia en las posiciones más altas entre el marrón claro amarillento y el marrón claro anaranjado. La atmósfera mixta exhibe una mayor pluralidad, con valores importantes en varios de ellos sin decantarse por ninguno de los dos más habituales: grises o marrones. Esta mayor diversidad parece ser producto de la mezcla de dos tipos de horneado, es decir, de una cocción poco o nada regulada que no les ha permitido mantener una única atmósfera y, por tanto, el resultado tampoco es uniforme. 97 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón pueden surgir por los distintos coeficientes de expansión durante el secado o la cocción. Se localiza mayoritariamente en el exterior y, en menor medida, en ambas caras, por tanto, es el que da el color que observamos. Su escaso uso en el interior, puede venir motivado por la propia funcionalidad de las vasijas, ya que parece más lógico que el engobe interno tenga un carácter más práctico que decorativo, por ejemplo para impermeabilizar. CÆSARAUGUSTA 77 Hay que pensar, debido a su abundante utilización, que en principio no tiene un marcado carácter estético puesto que por el espectro de coloraciones parece que usaban la misma arcilla. Por ello, si su incorporación a los recipientes fuera puramente decorativa no sería lógico utilizar idénticas tonalidades y, tampoco, sería necesario engobarlas, así creemos que se buscaba otro tipo de efecto especial o simplemente una preparación para el desarrollo adecuado de la decoración. 98 Al igual que con las variables anteriores se ha establecido una correlación entre estos engobes y los acabados de la cerámica. En el engobe interno existe una cierto predominio del tratamiento bruñido en ambas caras, pero muy próximo a éste se encuentra el alisado, también en las dos caras o combinado con el bruñido y, en menor medida, con el grosero. Si se acepta que el engobe interno tiene un marcado carácter funcional, es bastante lógico que la cara externa se bruña porque ayuda a la elaboración de esta técnica y a su posible cometido, reduciendo la permeabilidad de la vasija. La hegemonía del bruñido, como tratamiento preferente en la cara externa de los fragmentos engobados al exterior es incuestionable. Sin embargo, la cara interna debe compartir su posición con el alisado e, incluso, ser superado por éste53. No se producen grandes cambios en cuanto al engobe interno-externo y el tratamiento de las superficies, continúan siendo el bruñido y el alisado las dos técnicas más utilizadas. 53 Como en La Miranda, Gabasa 3a, 3b, la cámara superior de la Cueva del Moro de Olvena, el nivel 6 de Botiquería dels Moros, todos los niveles del Pontet y en el abrigo de La Costalena. En definitiva parece que el añadido de esta capa coloidal ayuda a distintas finalidades y junto con el bruñido y, en menor medida, con el alisado favorecerían el aislamiento de las vasijas ante elementos perjudiciales o las prepararían para usos o decoraciones posteriores. Dos rasgos importantes por sus posibles implicaciones, aunque todavía sin dilucidar, completan esta variable. Por un lado, un tipo de engobe que, debido a la falta de los análisis necesarios, no sabemos con certidumbre si cumplía esa función o en realidad es consecuencia del uso de la cerámica como contenedor. Se trata del ocre rojo, unas veces en el interior o el exterior y otras en ambas caras de la vasija. Éste aparece en los tres niveles de Chaves, la Espluga de la Puyascada, la cueva del Moro de Olvena, Huerto Raso, Gabasa 2a y 2b. Por otro el hallazgo de un único fragmento de cerámica a la almagra en la Espluga de la Puyascada. Su inclusión, en este apartado, viene determinada por considerarlo más un tratamiento de la superficie que una técnica decorativa. Con un sólo fragmento no se puede plantear ninguna hipótesis, por lo que simplemente pensamos que es importante tenerlo en cuenta como un dato más de la extensión de este tipo de cerámicas. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón Aun no siendo demasiado significativo, ya que el número de elementos en cada caso es muy reducido, hay que comentar que en los tres tipos de engobe aparece un elemento común y es la utilización preferente del tratamiento espatulado en algunos yacimientos como en la cueva de las Brujas, Gabasa 2a y 2b, posiblemente para facilitar su desarrollo o realzar la decoración. • Todos estos datos, además de facilitarnos la interpretación parcial de cada uno de los conceptos, permiten la configuración de un análisis factorial de correspondencias sobre la manufactura empleada. La transformación se ha realizado con tres ejes, representándose gráficamente tan sólo los dos primeros. Estos dos factores explican el 52,44% de la variabilidad total (factor 1: inercia 31,74%; factor 2: inercia 20,80%). A pesar de que algunos elementos ofrecen una pequeña contribución absoluta y relativa no han sido eliminados, al no suponer ninguna ventaja por su escaso número. En un extremo de la representación, el cuadrante inferior izquierdo, aparece el color blanco grisáceo y El Torrollón I. La explicación más evidente es la importancia que adquiere para este asentamiento dicha variable en comparación con las demás. El alejamiento podría deberse a las peculiares características que poseen sus materiales en relación a los otros yacimientos, ya que, como se ha comentado ampliamente, el material cerámico se limita prácticamente a tres vasijas de almacenaje. No obstante, el Torrollón presenta una contribución absoluta en el factor 2 interesante (8,9%) si se compara con los bajos porcentajes de la mayoría de los asentamientos. CÆSARAUGUSTA 77 El diseño muestra cierta concentración tanto de las variables como de los registros en torno al punto de unión de los dos ejes. El factor 1 está definido fundamentalmente por OV (41,7%) y el desgrasante mediano (20,5%) y, en menor medida, por la oposición de Ch 1a, 1b y el acabado bruñido en ambas caras; mientras que en el factor 2 los elementos que más influyen son el espatulado (20,1 y 12,2%), Ga 2a y 2b y nuevamente, aunque esta vez con signo negativo, OV y el desgrasante mediano. Las variables que menos aportan a estos factores son, en general en ambos casos, los distintos colores con una contribución absoluta que no supera el 7,4%. 99 100 CÆSARAUGUSTA 77 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón El segundo grupo lo forman Alonso Norte, nivel b del El Pontet, nivel a+b y c1 de Costalena. En cierto modo podría considerarse un subgrupo del anterior, ya que la variable que más influye en su posición sigue siendo el acabado bruñido. Asímismo, se podría incorporar El Torrollón I si se elimina el color en el análisis, puesto que el resto de los caracteres que lo definen son casi los mismos. El tercer conjunto lo componen el resto de asentamientos, pero su subdivisión en dos grupos permiten una mayor definición. El primero está formado por Gabasa 3a, Huerto Raso, La Espluga de la Puyascada, el Forcón y la cámara superior de Olvena. Su situación está determinada en parte por los valores centrales y, en parte, por la gama de los blancos y grises, en concreto el gris medio marrón, el acabado alisado y el grosero únicamente en el interior y por el desgrasante de tamaño grande. CÆSARAUGUSTA 77 La aglomeración central no impide que se aprecien ciertas diferencias que permiten crear el siguiente esquema: El primer grupo estaría representado por los tres niveles de Chaves, Peña de las Forcas II, nivel c superior e inferior del abrigo de El Pontet, nivel c genérico y c2 del abrigo de La Costalena, nivel 6 y 8 de Botiquería dels Moros, Els Secans, Las Torrazas y Los Panizales. La relativa proximidad de todos los yacimientos de este grupo lleva a plantear que poseen unas características muy similares. Los elementos que en cierto modo los aglutinan son: el tratamiento bruñido de la superficie, tanto interna como externa, que en estos estratos alcanza unos valores superiores al resto, el desgrasante de tamaño mediano-grande; el engobe externo e interno-externo, las cocciones reductora y oxidante discontinuas y la mixta continua y, por último, varios colores destacando los tonos marrones. Todos ellos ejercen una presión en la situación de cada asentamiento, y ésta puede ser positiva o negativa, o lo que es lo mismo tanto por exceso como por defecto. 101 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón Queda un yacimiento ligeramente apartado del resto: la cámara superior de Olvena, ya que posee dos elementos con valores superiores que lo diferencian de los vistos anteriormente. Estos son la cocción oxidante continua y, sobre todo, el desgrasante mediano. El segundo subgrupo, separado por el eje 1 lo constituyen El Remosillo, Gabasa 2a, 2b, 3b y 5, la cueva de las Brujas, la cámara inferior de Olvena y La Miranda. Están definidos claramente por el acabado espatulado, aunque alguno de ellos está influido, en menor grado, por otras variables como el color. Este último subgrupo, el más alejado del eje central, se corresponden con la mayoría de las excepciones hasta ahora marcadas en los anteriores análisis. Al igual que en los otros casos, el motivo más plausible para este alejamiento parece ser la posible incorporación de materiales de otras épocas. Lo revuelto de sus estratigrafías favorece la separación, aunque sea leve de los que, sin lugar a duda, son neolíticos. En conclusión desde el punto de vista de la manufactura queda claro que la heterogeneidad entre los yacimientos, aun con las divisiones establecidas, no es tan elevada como en principio podríamos suponer. Tecnológicamente, el elemento definidor de los distintos grupos parece ser el tratamiento de la superficie, pero para plantear mayores diferencias o similitudes hay que a esperar a realizar el estudio del resto de los elementos que caracterizan las cerámicas. CÆSARAUGUSTA 77 • Por último, ya se ha dicho que todo el estudio requiere la comprobación con los correspondientes análisis de pastas, pero también que sólo se han realizado en Chaves (GALLART y LÓPEZ, 1988a), la cueva del Moro de Olvena (ibidem, 1988b; GALLART y MATA, 1995) y Alonso Norte (GALLART y LÓPEZ, 1989; GALLART et alii, 1991). Compendiando la información se advierte que todas las cerámicas fueron realizadas con el sistema de fuego abierto, en contacto directo con las llamas, no alcanzando temperaturas superiores a 650° C y, en algunos casos, no llegaron a sobrepasar los 500° C. El tipo de atmósfera es una combinación de la reductora durante el calentamiento y la oxidante durante la refrigeración, dando como resultado lo que se ha denominado en este estudio mixta continua o discontinua. Las arcillas tiene como componente principal la ilita, variando en el resto de los elementos: clorita, esmectita, colinita, etc. Los depósitos son de claro carácter local, posiblemente todos ellos situados en los cursos fluviales próximos. Estos investigadores plantean casi con seguridad que los desgrasantes en todos los casos son añadidos por el alfarero, aunque sólo se ha comprobado fehacientemente en Chaves. 102 Hay que mencionar algunas peculiaridades. En Chaves los investigadores sugieren una diferencia en los desgrasantes según los niveles: los cristales de cuarzo son más abundantes en el nivel 1b, mientras que en el nivel 1a es más importante porcentualmente la calcita. En la cueva del Moro de Olvena las discrepancias se producen entre la cámara inferior y la superior, aunque hay que tener en cuenta que de la primera tan sólo se han analizado dos fragmentos. La principal diferencia es la carencia de calcita y la presencia de dolomita en los materiales de la cámara inferior. Tecnológicamente parece estar más depurada, con un desgrasante más fino, pero sin concretar si es porque el depósito de donde se obtuvo la arcilla presentaba estas mismas características o porque el artesano se preocupó por la disminución del tamaño de los desgrasantes. Esto ha supuesto que la cerámica presente un aspecto más compacto y unas superficies mejor tratadas. Se aprecia también otro cambio tecnológico, puesto que parece estar cocida en una única atmósfera, en este caso reducto- Esta diversidad sugerida para la evolución propia de cada yacimiento, también permite proponer una cierta homogeneidad que los conecta, como es la misma división de pastas, sobre todo por la relación de desgrasantes, establecida para Alonso Norte y Chaves; o la semejanza mineralógica existente entre los fragmentos analizados de la cámara superior de Olvena y el nivel 1b de Chaves, al igual que en las temperaturas de cocción si exceptuamos los dos fragmentos cocidos por debajo de los 500° C. No se puede realizar la misma observación en cuanto al acabado de las superficies, ya que todas las de Olvena son alisadas. Las similitudes en la composición de las pastas, hace que estos investigadores propongan que la obtención de las mismas se realizó en depósitos de idénticas características, es decir, una zona de conglomerados de calizas atravesados en un caso por el Cinca y, en el otro, por el Alcanadre o el Formiga. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón ra, lo que implica una evolución importante en los conocimientos técnicos. En Alonso Norte también se han encontrado diferencias en la composición de las pastas: el tipo A presenta dolomita y abundantes calcitas como desgrasantes, mientras que en el B de feldespados alcalinos con abundancia de desgrasantes en el cuarzo. 2.2. Morfología 54 Recalcar nuevamente, que todos los fragmentos se han contibilizado de forma individual, con independencia de que constituyan una vasija, ya que el número que se ha podido reconstruir es una mínima parte en relación al volumen general de cerámicas. La tabla aparece en el Apéndice (pág. 340). CÆSARAUGUSTA 77 El material cerámico que se recoge en una excavación frecuentemente está roto, de ahí la importancia de conocer la cantidad de elementos que constituyen cada parte de la morfología54. Como es lógico, los valores más altos se corresponden con 103 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón las paredes, superando en su mayoría el 50%, dando una idea clara de la dificultad que supone su examen al estar tan fragmentados y con escasos elementos significativos. El histograma, aunque ya se conocía la configuración, evidencia el conjunto de materiales que se ha manejado. Los bordes, en general, no sobrepasan el límite del 23%, únicamente en Gabasa 3a, Els Secans y en el nivel c1 de Costalena se amplía hasta el 27,27; 40 y 46,66% respectivamente. A pesar de este valor tan bajo, ocupan el segundo lugar en importancia, tanto por la información que aportan sobre las características de las vasijas como por ser el segundo elemento en volumen de piezas. Los cuellos, al igual que los fondos, están menos representados. Hecho lógico al constituir una parte más pequeña no siempre presente en las vasijas, pero también por la fragmentación y su propia morfología que, a veces, lleva a confusiones con otros fragmentos. La elevada cifra de paredes tiene una explicación sencilla al componer el área más grande de los recipientes y, por tanto, el que produce más piezas al romperse. La diferenciación entre unos y otros se complica cuando, además, no se poseen sólo los fragmentos de una vasija sino de muchas, por lo que generalmente las formas que se pueden llegar a reconstruir son muy pocas. Las suspensiones también presentan bajas frecuencias, llegando incluso a ser nulas en Gabasa 3b, Els Secans, Botiquería del Moros y los Panizales. Estos yacimientos tienen pocos fragmentos por lo que la probabilidad de que entre ellos existieran elementos de prehensión era mínima, a lo que hay que añadir que la cantidad de suspensiones que pueden aparecer en una cerámica es simpre reducida, y que al ser una parte añadida a la vasija se rompe y pierde con mayor facilidad. A pesar de todo ello, globalmente, la disparidad entre los asentamientos es ínfima y está, en parte, determinada por el volumen de material encontrado. Con los análisis siguientes se podrá especificar mejor estas posibles divergencias. CÆSARAUGUSTA 77 • Manteniendo el orden morfológico, los bordes son el primer elemento a analizar55. Los bordes redondeados son los únicos presentes en todos los yacimientos sin excepción, poseyendo la mayoría los porcentajes más altos en comparación con el resto, sobre todo, con los apuntados que están poco, como en el área bajoaragonesa56, o nada representados. Aun con todo varios yacimientos presentan divergencias, así en el nivel a+b de Costalena y en los Panizales los bordes planos y redondeados se equiparan, mientras que en Remosillo, las Brujas, Gabasa 2a, 2b y, el nivel c1 de Costalena, el predominio es de los planos. 104 En conjunto las orientaciones57 de los bordes muestran cómo la recta es sin lugar a duda la más habitual, si bien en algunos casos está muy próxima a las otras dos. Solamente en el Remosillo, Gabasa 3a, el nivel a+b y el c1 de La Costalena predomina la dirección reentrante, y en el nivel c genérico de este último abrigo la tendencia es saliente. Es necesario volver a especificar aquí que se hace referencia a la unión del labio con el cuello o el cuerpo, por lo que a veces no tiene por qué coin55 La tabla aparece en el Apéndice (pág. 340). 56 En donde no superan el 7% en caso de que estén representados, si exceptuamos el 33,33% del nivel c de la Costalena pero que corresponde a 1 fragmento. En el área oscense no superan el 15,29% del nivel 1b de Chaves. 57 La tabla aparece en el Apéndice (pág. 340). La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón Morfología de los bordes cidir con la angulación o morfología general de la vasija de la que se hablará posteriormente. Dentro de los yacimientos que proporcionan bordes planos58 es incuestionable, con unos porcentajes entre el 66 y 100%, la supremacía de los denominados con el mismo nombre, exceptuando en el c superior del Pontet donde prevalecen los engrosados al exterior. A pesar de que la orientación de los mismos es más heterogénea, se puede hablar de una cierta preferencia por las formas rectas59. Pero también hay yacimientos que muestran deferencia por la tendencia reentrante como el Remosillo, Huerto Raso, Gabasa 3a, El Torrollón I, el nivel a+b y c1 de La Costalena60; mientras que otros como Gabasa 5, la cueva del Forcón y las Torrazas61 por la tendencia saliente aunque siempre con valores próximos a los rectos. 58 Están ausentes este tipo de bordes en Gabasa 3b, nivel c genérico de La Costalena, c inferior del Pontet y en Botiquería. 59 Los valores van desde el 0% de Gabasa 3a, Torrollón I, Costalena a+b, o el 14, 28% del Forcón hasta el 83,33% de Alonso Norte, 85,71% de las Brujas o el 100% de Pontet c superior y Els Secans. 60 Los porcentajes respectivos son: 60%, 75%, 100%, 100%, 85,71% y 71,42%. 61 Los valores para cada uno son: 50%, 57,14% y 50%. 62 Los porcentajes de la orientación reentrante en estos yacimientos son: 38,46%, 50% y 100%. CÆSARAUGUSTA 77 Con mucha menor representación los bordes planos-engrosados al exterior ocupan el segundo lugar en este grupo. La orientación vertical sigue siendo la más significativa aunque compartiendo, algunas veces, valores con la reentrante como en La Miranda, Gabasa 2b y el nivel c superior del Pontet62. Sin embargo se vuelve a encontrar yacimientos que no responden a este esquema: en Gabasa 2a, el nivel b del Pontet y los Panizales sólo aparece la orientación saliente. 105 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón Los escasos bordes planos-engrosados al interior aparecen en cuatro yacimientos y la orientación es eminentemente recta. Esta mínima representatividad también se encuentra en los bordes planos-biselados. El bisel externo tan sólo se halla en la cámara superior de Olvena con un fragmento recto, por lo que carece de significación. La tónica general no se modifica en los bordes planos con bisel interno, es decir, las frecuencias más elevadas son para la tendencia recta63, pero en las Brujas y en Gabasa 2b ésta se transforma en reentrante. Solamente hay un fragmento de la cámara superior de Olvena en el que la orientación es saliente. Entre los bordes redondeados domina mayoritariamente la primera categoría. Las Brujas, Gabasa 3a y Els Secans no mantienen el mismo esquema, alterándolo en favor de los engrosados o biselados al exterior. El segundo tipo en importancia lo constituyen los engrosados al exterior que, aunque en algunos casos poseen valores a tener en cuenta, no se aproximan lo suficiente como para considerar este hecho muy significativo. CÆSARAUGUSTA 77 La orientación de los primeros indica una preferencia clara por los bordes rectos64. En cambio, se manifiesta una mayor ambigüedad en los bordes redondeadosengrosados al exterior, diferenciándose por un lado el dominio de la posición vertical en el Forcón, la Puyascada, Huerto Raso, nivel superficial de Chaves, cámara superior de Olvena, Gabasa 5, nivel a+b y c2 de La Costalena, nivel 8 de Botiquería, los Panizales y Alonso Norte; por otro la reentrante en el nivel 1a y 1b de Chaves, Gabasa 2b y 3a y las Torrazas; aisladamente el nivel b del Pontet y la Miranda eli- 106 63 Los valores más altos los poseen la Puyascada, La Miranda, Gabasa 2b, el nivel a+b de Costalena y Alonso Norte con el 100%. 64 Los porcentajes van desde el 0% de Gabasa 3a, nivel c1 de Costalena; 28, 57% de a+b de Costalena hasta el 100% del Remosillo, la cámara inferior de Olvena, Torrollón I, nivel c inferior del Pontet, Secans, nivel 6 de Botiquería y los Panizales. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón gen la tendencia saliente65. En el resto de los asentamientos concurren varias de ellas. Los bordes redondeados-engrosados al interior son escasos pero en todos la dirección es exclusivamente recta. Los bordes redondeados con bisel externo comparten las trayectorias reentrante y recta alternamente, excepto en el nivel c1 de La Costalena donde sólo está representada la saliente. Vuelve a ser la orientación recta la más importante entre los bordes redondeados con bisel interno, aunque en el nivel superficial y 1b de Chaves se inclinan por la reentrante (en torno al 50%), en Gabasa 2b se equipara a la saliente y en las Torrazas el único fragmento presente es también saliente. El último grupo es el de los bordes apuntados66, que a pesar de ser el menos utilizado es el más variado. Si bien se puede plantear una cierta hegemonía de los apuntados ésta, en algunos casos, debe trasladarse a los biselados al interior. En el análisis de este último tipo hay que tener en cuenta que está representado mayoritariamente por un único fragmento, por lo que su interés es relativo. La orientación es muy heterogénea apareciendo valores altos en todas las categorías67. Lo mismo sucede en cuanto a las orientaciones, ya que aunque prevalece, en cierto modo, la recta se combina con la reentrante y saliente68. Los bordes apunta- 66 Son muchos los yacimientos que carecen de este tipo de bordes: Gabasa 3a y 3b, el Torrollón I, los niveles c1 y c2 de Costalena, el nivel b y c inferior del Pontet, Secans, Botiquería, las Torrazas y Alonso Norte. 67 Los máximos porcentajes (100%) de la orientación reentrante se encuentran en el Remosillo, Gabasa 2a y Panizales; de la orientación saliente en Huerto Raso y c superior del Pontet; y de la recta en el nivel superficial de Chaves, el 87,5% de la Miranda o el 85,71% de la cámara superior de Olvena. 68 La orientación recta posee porcentajes del 100% en Forcón, la cámara inferior de Olvena, las Brujas y el nivel a+b de Costalena. La reentrante en Forcas II y Gabasa 2b. La tendencia saliente en Gabasa 5, el nivel c genérico de la Costalena y con el 62,5% en la Miranda. CÆSARAUGUSTA 77 65 En cada uno de los grupos la orientación preferente supera el 50%. 107 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón dos de bisel externo aparecen exclusivamente en los niveles 1a y 1b de la cueva de Chaves con una dirección eminentemente recta. La información que aportan los bordes se completa con algunos datos de carácter tipométrico. Los diámetros69 no indican un intervalo prevalente, sino que se reparten entre los 10 y 25 cm. Estos valores ocupan los tres primeros lugares en casi todos los yacimientos, aunque el orden varía. Al igual que en otras ocasiones, vuelven a ser las Brujas, Forcas II y los Panizales los que no se ajustan al modelo inclinándose por un intervalo mayor. CÆSARAUGUSTA 77 Otra excepción la constituyen la Puyascada, el nivel 1a de Chaves, Gabasa 2b y la cámara superior de Olvena al poseer valores en la amplitud más pequeña (0 a 5 cm). El número de vasijas es reducido, ya que un diámetro tan pequeño no suele ser habitual puesto que éste determina su uso e, incluso, su fabricación para una función muy concreta. Los más grandes, es decir el intervalo de 35-40 cm, los hallamos en la Miranda, el nivel 1a y 1b de Chaves, Gabasa 2a, Forcas II y el nivel b de Pontet, pero el porcentaje o el número de fragmentos es mínimo. Esto coincide, por otro lado, con la escasa representatividad de las orientaciones salientes, ya que éstas son las que pueden dar mayores diámetros al borde. 108 Las frecuencias más significativas de los grosores máximos70 están en torno a: 0,3-0,6 y 0,6-0,9 cm, aunque las Brujas y el Torrollón I amplían las medidas hasta 1,2 cm (superando el 44%). En este yacimiento se relaciona con la funcionalidad propuesta para las vasijas, ya que un recipiente de almacenaje por regla general posee unos grosores superiores a los del resto. En cambio, para el primero hay que recurrir a lo revuelto que está el material. Por otro lado, destacan algunas cerámicas de La Puyascada que alcanzan los 3,6-3,9 cm, teniendo que hablar con toda probabilidad de recipientes de contención o almacenaje. 69 La tabla aparece en el Apéndice (pág. 341). 70 La tabla aparece en el Apéndice (pág. 341). Otro apartado importante en la descripción de los bordes en relación con la forma de la vasija es la angulación, de la que hablaremos al final de este apartado, con la morfología general. • En el análisis de la morfología de los cuellos hay que tener en cuenta, como ya se ha dicho, que las condiciones de fragmentación del material han dificultado enormemente la definición de alguno de los tipos. A pesar de este problema, es decir aunque pueda existir alguna descripción errónea, por el volumen de material estudiado las conclusiones no sufrirían modificaciones significativas. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón Los grosores mínimos71 presentan la misma amplitud, aunque existe una ligera preponderancia de los más pequeños (0,3-0,6 cm). Como es lógico, se produce un aumento de los asentamientos que tienen una mayor frecuencia en este intervalo, manteniéndose como excepción los mismos yacimientos con los valores más altos. En cuanto a los bordes de los que, por su fragmentación o por su mala conservación no se ha podido tomar las dos medidas, poseen los mismos espesores que los grupos anteriores: dominio de los grosores comprendidos entre 0,3 y 0,9 cm. 71 La tabla aparece en el Apéndice (pág. 342). 72 Los cuellos cóncavos van desde el 30,27% del nivel 1b, pasando por el 42,60% en el nivel 1a y llegando al 58,82% del nivel superficial. Los verticales desde el 21,08% nivel 1b, 17,82% nivel 1a y 9,41% del nivel superficial. CÆSARAUGUSTA 77 Están claramente dominados por la forma cóncava, salvo en el nivel 6 de Botiquería, las Brujas y el Torrollón I que cambia a favor de los verticales, siendo éste a su vez el segundo tipo más representado. Se ha observado en los tres niveles de Chaves un progresivo aumento del valor de los cuellos cóncavos en detrimento de los verticales72. No obstante, esta evolución cronológica no se ha comprobado tan claramente en el resto de los yacimientos, apareciendo porcentajes muy dispares. 109 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón Espluga de la Puyascada: nivel EI y nivel EIIb (BALDELLOU, 1987a). Los cuellos oblicuos externos, que marcan la morfología exvasada de las cerámicas, son los menos representados junto con los convexos, que únicamente se hallan en un porcentaje muy reducido en la Miranda, seguramente debido a lo revuelto que está el material. Como se ve en este apartado continúan las mismas excepciones hasta ahora planteadas para el resto de las variables estudiadas. CÆSARAUGUSTA 77 Son muy pocos los casos en los que se conoce el diámetro73 de los cuellos, pero se advierte que la amplitud más habitual es de 5 a 15 cm. En el nivel 1a de Chaves este intervalo se incrementa hasta el de 25-30 cm, aunque parece excesivo para un cuello a no ser que el tamaño de la vasija sea muy grande. Al contrario de lo que se podría suponer no son los diámetros más pequeños los más utilizados, ya que no existe ni siquiera un fragmento entre de 0-5 cm. La apertura de este componente morfológico viene determinada por la funcionalidad de las vasijas, puesto que dependiendo del contenido y su utilización éste deberá ser más grande o más pequeño. 110 Entre los porcentajes de los grosores máximos74 vuelve a prevalecer nitidamente, aunque no con exclusividad, el intervalo 0,6-0,9 cm. En el Torrollón I predominan las amplitudes 0,9-1,5 cm, pudiendo ser consecuencia del gran tamaño de 73 La tabla aparece en el Apéndice (pág. 343). 74 La tabla aparece en el Apéndice (pág. 343). La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón CÆSARAUGUSTA 77 Cueva de Chaves: 1. nivel superficial; 2. nivel 1a; 3 a 5 nivel 1b (Museo de Huesca). 111 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón las vasijas, ya que unas paredes muy finas en el cuello favorecen la aparición de grietas y resquebrajamientos. Si bien en apariencia el comportamiento de las frecuencias de los grosores mínimos es más homogéneo, también se producen las mismas variaciones sobre todo en los yacimientos de la provincia de Zaragoza, donde alternan con el intervalo inferior y superior. Llama la atención el hecho de que no se observen diferencias en los valores elegidos entre los grosores mínimos y máximos. Esto puede estar motivado por el sistema de fabricación, ya que los cuellos son una parte muy frágil en la vasija y es necesario que ésta presente una gran uniformidad para evitar problemas tanto en el secado y cocción como en el uso posterior. Los grosores medios75 tampoco manifiestan divergencias significativas con lo explicado anteriormente. Sólo en el caso de Gabasa 5 los valores que priman están entre 1,5-1,8 cm, pero al ser un único fragmento tampoco debe tenerse en consideración. En el resto de los asentamientos continúa, principalmente, la supremacía del intervalo 0,3-0,6 y 0,6-0,9 cm. CÆSARAUGUSTA 77 • El gran número de paredes analizadas muestran una dualidad en la elección morfológica, ya que en la mayoría de los yacimientos las formas más representadas son la vertical y convexa. Esta preferencia es llevada al extremo en El Torrollón I con casi todos los fragmentos convexos y en Gabasa 2a y 3b y Els Secans con los verticales. 112 Las paredes oblicuo-externas, oblicuo-internas y carenadas son muy escasas, no llegando a superar el 10%. Las vasijas carenadas aparecen en dos grupos de yacimientos: el primero se define por las carenas curvas76, aunque con un porcentaje 75 La tabla aparece en el Apéndice (pág. 343). 76 La Puyascada, nivel superficial y 1b de Chaves, la cámara superior de Olvena y el nivel a+b de La Costalena. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón CÆSARAUGUSTA 77 I. Cámara superior del Moro (Olvena) (BALDELLOU y UTRILLA, 1995 dir.: 147). II. Cueva de la Miranda (BALDELLOU y BARRIL, 1981-2). III. El Torrollón (REY y RAMÓN, 1992). IV. Cámara inferior del Moro (Olvena) (BALDELLOU y UTRILLA, 1995 dir.: 162). V. Cueva 2b de los Moros (Gabasa). VI. El Pontet, nivel c superior (MAZO y MONTES, 1992). VII. Botiquería dels Moros, nivel 6 (BARANDIARÁN, 1989). VIII. Abrigo de la Costalena. 113 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón mínimo en relación al global (no llegan el 0,5%); el segundo agrupa parte de los asentamientos con el estrato revuelto, que son los que han estado planteando excepciones hasta ahora77. Tipométricamente los diámetros78 del cuerpo más habituales se encuadran entre los 10 y 20 cm, aunque en algunos yacimientos se incrementa hasta 35-40 cm como en El Torrollón I, en el nivel superficial y 1a de Chaves en los que la amplitud predominante es de 20-25 cm. Se observa una mayor variación en los intervalos elegidos, comparándolo con la uniformidad vista en los diámetros de otras zonas de la morfología, no sólo porque dominan los más grandes, hecho lógico al ser el área más importante de un recipiente, sino por que existe una mayor diversificación. Sin embargo la cantidad de fragmentos que poseen diámetro es muy reducida en relación al volumen de material que se ha estudiado. Por ello, las conclusiones que se pueden deducir están evidentemente mediatizadas, a lo que hay que añadir la imposibilidad de obtener información de tipo funcional debido a la diversidad de valores. Salvando estas dificultades se advierten algunos datos significativos: El Torrollón I se relaciona con recipientes de almacenaje; en la Puyascada y en el nivel 1a de Chaves están representados los intervalos más pequeños, es decir, entre 0 y 5 cm. Estos diámetros tan reducidos determinan sin lugar a dudas el uso de las cerámicas, ya que la capacidad para ser contenedores es mínima, por no decir nula, y la posibilidad de ser útiles parece poco factible por lo que debería buscarse una función ritual, decorativa o lúdica sin olvidar su posible utilización como contenedores de algún elemento especial, como ocurre con las botellitas con ocre del área valenciana (BERNABEU, 1989: 50). En nuestros ejemplares no se han encontrado evidencias que lo confirmen, no así en otras vasijas pero morfológicamente sólo una se puede incluir en esta tipología. Al igual que ocurría en los cuellos, los porcentajes más elevados entre los grosores máximos79 de las paredes están en los intervalos 0,6-0,9 y 0,9-1,2 cm. En pocos casos cambian a favor de otros más pequeños (0,3-0,6 cm), pero puede ser producto del cuidado por igualar la unión de los colombins. A lo que habría que añadir la fragmentación del material, por lo que no se puede descartar la presencia de vasijas de reducidas dimensiones. Por el contrario, en los grosores mínimos sí se produce una modificación. El espesor más respresentado es de 0,3-0,6 cm, aunque en algunos sea más importante el intervalo 0,6-0,9 cm. Estas variaciones numéricas vienen determinadas principalmente por la técnica de fabricación utilizada, puesto que, como se ha comentado en el capítulo de metodología, existen algunos sistemas como el de los colombins que al unirlos producen claras disminuciones del grosor de la pared, o con el estiramiento, en el que el reparto de la pasta de arcilla por el cuerpo de la cerámica no se realiza de forma homogénea. CÆSARAUGUSTA 77 Son escasas las veces en que aparecen las amplitudes más elevadas, que podrían dar una idea de la cantidad de vasijas de gran tamaño o grandes contenedores. En general, los espesores no sobrepasan el intervalo 1,5-1,8 cm. Tan sólo en la 114 77 Únicamente La Miranda y las Torrazas poseen los dos tipos de carena. En Gabasa 2a, 2b, 3a y 5 tan sólo están reperesentadas las carenas rectas, mientras que en Remosillo (5,68%), las Brujas (1,63%) y Gabasa 3b (7,69%) encontramos carenas curvas con porcentajes que superan amplimente los valores establecidos para el primer grupo. 78 La tabla aparece en el Apéndice (pág. 344). 79 La tabla aparece en el Apéndice (pág. 344 y 345). La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón CÆSARAUGUSTA 77 I. Gabasa 2a. II. Cueva de la Miranda. III. Cámaras superiores de Olvena. IV. Espluga de la Puyascada (EI, EIIa, EIIb). 115 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón Puyascada, el nivel 1a de Chaves y Gabasa 2a encontramos valores entre 1,8 y 2,1 cm. Es en esta primera cueva donde, además, se ha localizado un fragmento en el intervalo 3,3-3,6 cm. Por otra parte y en base a la información aportada por las cerámicas de El Torrollón I, queda patente que los grosores no tienen por qué ser tan elevados y pueden estar dentro de las frecuencias utilizadas para el resto de las vasijas. Por eso las paredes más gruesas de la Puyascada quizá habría que incluirlas en otro contexto. Entre los grosores mínimos vuelve a ser este yacimiento el que posee los valores más altos. El resto no supera los intervalos de 1,2-1,5 y 1,5-1,8 cm, aunque como es lógico poseen unos porcentajes muy pequeños. Los grosores medios mantienen la tónica general: supremacía del intervalo 0,6-0,9 cm. • En contra de lo que se podría suponer en los fondos se observa una gran variedad. Si bien se puede plantear una cierta preferencia por los fondos convexos, hay que tener en cuenta el escaso número de los mismos y las dificultades para su identificación, a las que ya se ha aludido largamente. CÆSARAUGUSTA 77 Los fondos planos, aparecen no sólo en los asentamientos que plantean problemas cronológicos sino en casi todos80. Por el contrario son muy pocos los asentamientos que tienen fondos umbilicados, sobre todo porque no son propios de la época que se estudia. Su escasa presencia confirma la mezcla de materiales de distintas cronologías. La misma causa habría que aplicar a la asusencia total de fondos cóncavos, ya que sólo aparecen en las Torrazas pero con un único fragmento. 116 Los fondos convexos son los más habituales, llegando a ser incluso los únicos presentes. Sin embargo, algunos asentamientos carecen de este tipo y habría que recurrir, por un lado a la misma explicación que se ha planteado para la escasez de fon- 80 Los valores más elevados los encontramos en La Miranda, las Brujas, la cámara superior de Olvena, Gabasa 2a, 2b, 3a, 5 y las Torrazas, siendo en algunos de ellos los únicos fragmentos. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón CÆSARAUGUSTA 77 I. Pontet (n.º 1 Mazo y Montes, 1992). II. Los Panizales. III. Alonso Norte. IV. Abrigo de la Costalena. V. Las Torrazas. 117 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón dos y, por otro, podría ser que realmente que no existieran y por eso no aparezcan. Además hay que tener en cuenta que, en algunos de éstos, la cantidad de material es muy reducida. Los fondos apuntados son la última forma establecida y solamente en dos casos (el Forcón y El Torrollón I) se convierte en la única categoría. En el resto no se puede decir que los porcentajes sean muy elevados, incluso en algunos es nulo su valor. Estos bajos porcentajes contrastan con la suposición habitual que ha considerado este tipo de fondos como característicos de las cerámicas del Neolítico Antiguo. La diferencia entre los intervalos de los diámetros81 de los fondos se han reducido a 2 cm, puesto que debido a su morfología una medida mayor no marcaría bien las características. Para los fragmentos apuntados se han tomado las medidas a un centímetro del plano de contacto con la superficie horizontal. No existe una uniformidad marcada, aunque sí se establece un cierto predominio entre los 4 y 8 cm. En algún caso, los porcentajes más elevados están entre 8 y 10 cm, como en la Puyascada, La Miranda, Gabasa 2a, 5 y las Torrazas, si bien les siguen en importancia los intervalos anteriores. Los diámetros más grandes, es decir que superan los 16 cm, coinciden con asentamientos que poseen fondos planos. Lo más habitual es que el diámetro no sea mayor a 14 cm, porque aunque no parece haber un predominio claro de una categoría sí hay muchos convexos y apuntados. Como es lógico, por razones principalmente de estabilidad y manejabilidad, éstos no deben alcanzar valores muy altos, ya que imposibilitarían mantener la vertical y el contenido se derramaría. En los grosores máximos82 se ha producido un aumento pero no de forma considerable. Existe una cierta preferencia por el intervalo 1,2-1,5 cm aunque compartido en muchos casos con 0,9-1,2 cm. A veces, como en el nivel 1a de Chaves o en las Torrazas, los valores más altos los posee el intervalo 1,5-1,8 cm, sin excluir el resto de las medidas. CÆSARAUGUSTA 77 En los grosores mínimos los más representados aparecen entre 0,3 y 0,9 cm, es decir, mantienen el esquema general del cuerpo, ya que la separación entre la pared y el fondo, en muchos casos, sobre todo en los apuntados o convexos, no es tan nítida como ocurre en los planos. Igualmente, hay que tener en cuenta que se produce una disminución del grosor del fondo al unirse con el cuerpo y, por tanto, en esta zona los espesores de ambos serán iguales. Los grosores medios siguen con los mismos valores que se han visto hasta ahora, si bien en algún caso se incrementan hasta el intervalo 0,9-1,2 cm. 118 • Las suspensiones son el último elemento morfológico por analizar. A pesar del amplio espectro representado se puede plantear que el elemento más utilizado en la mayoría de los yacimientos es el asa de cinta. Igualmente alto es el uso de la categoría definida como arranques, en la que se han incluido todos los elementos rotos de los que no se podía obtener toda la información necesaria, mientras que los menos empleados son los mangos y lengüetas. 81 La tabla aparece en el Apéndice (pág. 346). 82 La tabla aparece en el Apéndice (pág. 346). La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón CÆSARAUGUSTA 77 I. Chaves nivel superficial. II. Chaves nivel 1a. III. Chaves nivel 1b. 119 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón CÆSARAUGUSTA 77 Tan importante como el tipo de suspensión es el lugar elegido para su colocación en la vasija. Sin duda en todos los asentamientos la ubicación más normal es el cuerpo, pero también destacan algunos valores que ofrecen otras situaciones como el borde o borde-cuerpo. El yacimiento que manifiesta una mayor variación, en consonancia con la variabilidad de los elementos de prehensión, es la cueva de Chaves. Las zonas menos elegidas para colocar estos elementos, como es lógico, son todas las relacionadas con el cuello, seguramente motivado por su carácter práctico, ya que ambas son las partes más débiles de la vasija y si las unimos para ejercer en ellas una presión, la probabilidad de que se rompan es muy alta. También puede ser ésta la causa por la que prefieren prolongarlas hasta el cuerpo, que suele ser más consistente. 120 Entre los rasgos que definen las suspensiones uno de los más significativos es su sección, siendo las más habituales: semicircular, elíptica, circular y cónica; a diferencia de la triangular, cuadrada y bilobulada que casi no aparecen. Iremos especificando más al hablar de cada elemento de prehensión. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón CÆSARAUGUSTA 77 I. El Torrollón. II. Cámara inferior del Moro de Olvena. III. Cámaras superiores del Moro de Olvena (BALDELLOU y RAMÓN, 1995: 153-4). 121 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón En cuanto a la orientación83 se reparten los valores más altos entre la horizontal y la vertical, ya que son las dos formas más adecuadas para la tarea propuesta. A pesar de ello hay yacimientos que poseen una orientación oblicua, lo que obliga a cuestinar su funcionalidad. Además, hay que destacar la gran cantidad de elementos de los que se ignora su posición, no porque estén rotos sino porque el fragmento en el que se encuentran no posibilita su definición. En muy pocos yacimientos los mamelones ocupan el primer lugar84 y en el resto de los asentamientos no sobrepasa el 20% del global o incluso no aparecen, como en los yacimientos de la provincia de Zaragoza y Teruel, excepto las Torrazas, este elemento está ausente. La sección más habitual es la cónica, si bien hay una gran diversidad, sobre todo en La Miranda y en los niveles 1a y 1b de Chaves. En cuanto a la situación se localizan mayoritariamente en el cuerpo, aunque algunos prefieren el borde85, en posición horizontal, excepto en la cámara superior de Olvena donde prima la oblicua, pero con valores muy próximos a la horizontal86. A veces aparecen, aunque menos, de forma vertical. Las asas circulares no están presentes en todos los yacimientos y cuando aparecen no sobrepasan el 25% del conjunto87. Obviamente la sección circular es la CÆSARAUGUSTA 77 83 La orientación de los pezones o botones y de las perforaciones no se ha incluido, puesto que con un único elemento no se pueden orientar. Tan sólo cuando estos constan de más de un elemento sí se han incorporado. 122 84 Son los más representados en el Forcón, Huerto Raso, Gabasa 2a, 2b y las Torrazas. 85 Los porcentajes en el cuerpo van desde el 14,28% del Forcón o el 45,45% de la Miranda, hasta el 100% de Huerto Raso, nivel superior de Chaves, cámara inferior de Olvena y las Torrazas. Los porcentajes en el borde son 85,71% en el Forcón, 54,54% en la Miranda y 50% en Gabasa 2a. 86 Los valores de la posición horizontal sobrepasan el 33,33% de la cámara superior de Olvena. 87 Se hallan en La Espluga de la Puyascada, en los tres niveles de Chaves, la cámara superior del Moro de Olvena, Gabasa 5 y Alonso Norte. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón CÆSARAUGUSTA 77 I. Espluga de la Puyascada, niveles EIIa, sup. y EIIb (BALDELLOU, 1987a). II. El Forcón. III. La Miranda (BALDELLOU y BARRIL, 1981-2). IV. Forcas II. 123 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón CÆSARAUGUSTA 77 124 I. Pontet: nivel b, c superior e inferior (MAZO y MONTES, 1992). II. Abrigo de la Costalena: nivel rev., c1 y c2 (BARANDIARÁN y CAVA, 1989b). III. Alonso Norte (VVAA, 1989). IV. Chaves nivel superficial (BALDELLOU y RAMÓN, 1995 y Museo de Huesca). Las asas con apéndice, con cuyo término no se hace referencia a las más conocidas de la Edad del Bronce, aún aparecen en menos casos90. En general el apéndice consiste en un pequeño botón incorporado en el extremo inicial o final del asa. La sección empleada no es homogénea, variando entre la circular, semicircular y elíptica. Al igual que en el caso anterior se sitúan en el cuerpo, aunque en el nivel 1b de Chaves también aparece en el borde-cuello y cuello-cuerpo (con el 20% cada una). Las características morfológicas de este tipo de asas obligan a una posición vertical de las mismas, máxime si se considera que el apéndice además de poder ser un elemento decorativo tiene una utilidad concreta. Las asas de cinta son las más utilizadas, sin llegar a ser motivo suficiente para que aparezcan en todos los yacimientos. Resalta sobre manera su ausencia en los asentamientos de la provincia de Teruel, excepto en Alonso Norte. Si bien se debe matizar este hecho, ya que la fragmentación del material puede haber imposibilitado su reconocimiento y, por tanto, haber sido incluidas en el grupo de los arranques. En los asentamientos en los que están presentes, bien poseen los mayores porcentajes o bien comparte los primeros lugares con otra categoría, casi siempre coincidiendo con los arranques. Al ser la más numerosas también es la que ofrece una mayor variedad en las secciones. Existe una elevada preferencia por la sección rectangular, pero también son muy corrientes las semicirculares y elípticas y, en menor medida, las circulares, bilobuladas y triangulares, que con escasos valores se encuentra en bastantes yacimientos. Incluso, en los niveles 1a y 1b de Chaves, aparece una sección poco habitual como es la cuadrada. Llama la atención cómo el Forcón, la Puyascada, la Miranda y el nivel superficial de Chaves poseen las mismas secciones: rectangular, elíptica, semicircular y bilobulada. Se podrían incorporar a este grupo los otros dos niveles de Chaves pero con mayor diversidad. Igual que el resto de las asas (sin contabilizar el elevado número de asas de las que se desconoce su orientación y situación) se localizan mayoritariamente en el cuerpo de forma vertical91, pero a veces están presentes en el borde, cuello, borde-cuello o en el cuello-cuerpo en porcentajes muy reducidos92. Lo La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón más corriente pero también utilizan la semicircular, elíptica y, sólo en un caso, la triangular. Todas ellas se ubican en el cuerpo de los recipientes88 y aunque se desconoce la orientación en la mayoría de los casos en los que la tenemos predomina la vertical89. 88 Los porcentajes van desde el 66,66% hasta el 100%. 89 Los valores de la orientación vertical van desde el 20% del nivel superficial de Chaves hasta el 100% del nivel 1b de la misma cueva. 91 Los porcentajes de la situación en el cuerpo van desde el 50% de Gabasa 2a hasta el 100% de Forcas II, la cámara inferior y superior de Olvena, el Torrollón, el nivel c genérico de la Costalena, el nivel b y c inferior del Pontet. En algunos yacimientos el cuerpo no presenta ningún valor, ya que no se ha podido determinar que la posición exacta de las asas fuera la pared: el Remosillo, las Brujas, Gabasa 3a y 5, el nivel c superior del Pontet y Alonso Norte. En cuanto a los valores de la orientación vertical van desde el 7,27% del nivel 1a de Chaves o el 14,89% del nivel superficial en la misma cueva, hasta el 100% de Forcas II, la cámara inferior de Olvena, las Brujas, el nivel c genérico de la Costalena y el nivel b del Pontet. No hay que olvidar que en muchos casos los valores más altos los poseen las asas de las que desconocemos su orientación. 92 Como en la Puyascada (8,33% borde y 4,16% cuello-cuerpo), La Miranda (8% borde y 4% bordecuerpo), el nivel superficial (2,18% cuello-cuerpo) y 1b (2,5% borde, 5% borde-cuerpo y cuello-cuerpo) de Chaves y el nivel c superior del Pontet (100% borde-cuerpo con un sólo fragmento). CÆSARAUGUSTA 77 90 Únicamente se encuentran en La Miranda y los tres niveles de Chaves. 125 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón Cueva de Chaves, nivel 1a (n.º 1 a 3 Museo de Huesca). mismo ocurre con la posición en el recipiente, variando entre la horizontal y la oblicua93. CÆSARAUGUSTA 77 En comparación con las demás categorías las perforaciones son mucho menos comunes, estando ausentes en todos los asentamientos de Zaragoza y Teruel. No suelen poseer unos porcentajes elevados, quizá los únicos casos significativos son los niveles 1a y 1b de Chaves y la cámara superior de Olvena (donde superan el 20%). En contra de lo que se podría suponer no muestran la sección cónica, más corriente en las perforaciones de lañado, sino que predomina la circular y elíptica con rebabas que indican su fabricación con la pasta todavía blanda. En relación a su situación en los recipientes, se produce un cambio respecto a los anteriores: sigue siendo el cuerpo una de las partes más usadas, pero algunos prefieren otras zonas como el cuello94, posiblemente debido a razones de tipo funcional para favorecer con ello la misión que deben desempeñar. 126 Los botones también son un tipo poco representado, incluso en menor número que las perforaciones, ya que en casi todos los casos es inferior al 25%. Las secciones muestran una mayor homogeneidad, las más usuales son cónica y semi93 Por ejemplo en el nivel 1a de Chaves (9,09% horizontal y 10,90% oblicua) y la cámara superior del Moro de Olvena (4,16% horizontal y 12,5% oblicua). 94 Los porcentajes del cuello son: el 20% de la cámara superior de Olvena, el 31,25%, 51,85% y 51,56% respectivamente de los tres niveles de Chaves. En los demás yacimientos el cuerpo posee valores del 100%. Los mangos tan sólo aparecen en el nivel 1a y 1b de Chaves con sección circular. Lo único que se conserva de estas suspensiones es el extremo final, por lo que en ningún caso se puede decir cómo y en qué parte de las vasijas se ubicaban, pero normalmente es de forma horizontal y en el cuerpo. La carencia de estos elementos en el resto de los yacimientos no sólo hay que atribuirla a que no existieran sino también a que su posibilidad de conservación es menor. Las lengüetas son elementos poco usuales, no sólo por los escasos yacimientos que los poseen sino por los bajos porcentajes que suponen en relación al conjunto, puesto que no sobrepasan el 10% en Huesca, llegando en el resto únicamente al 33,33%. La sección más frecuente parece ser la semicircular, aunque también hay que considerar, en menor medida, la cuadrada, cónica, rectangular y elíptica. La mayor diversidad vuelve a estar en Chaves. No se producen alteraciones en cuanto a su localización en los recipientes, pero sí en la orientación puesto que su posición más corriente es horizontal96. Ésta parece la más adecuada por su morfología al facilitar, en comparación con la posición vertical, la prehensión del recipiente con los dedos. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón circular. Hay que destacar que en los niveles 1a y 1b de Chaves, como ocurre con casi todos los elementos, la variación en las secciones es mucho mayor. En cuanto a la situación vuelve a ser el cuerpo la zona preferida si bien en algún caso se amplía, sobre todo al borde95. Quedan dos tipos de asas de las que no se ha hablado y cuya representación es bastante reducida. La primera es el asa tuneliforme, que tan sólo se han encontrado en el nivel 1a de Chaves y en la cámara superior del Moro de Olvena. A pesar de los pocos fragmentos no existe homogeneidad en las secciones, ya que en la primera cueva son rectangulares y elípticas y en la segunda circulares. Continúan en una posición vertical u horizontal en el cuerpo. Las segundas o asas compuestas sólo aparecen en el nivel 1a de Chaves, con sección semicircular y rectangular. Se sitúan en el cuerpo y, el único caso que permite su identificación, de forma vertical. El último elemento que compone esta variable es el de los arranques. La información que aportan es escasa, por lo que exclusivamente se va a comentar la situación y la orientación. Respecto a la primera variable no se producen modificaciones del esquema general, la mayoría se localizan en el cuerpo97. En algún caso, los menos, ésta se amplía al borde, borde-cuello, borde-cuerpo y cuello-cuerpo98. Por 96 Los porcentajes del cuerpo van desde el 87,5% en el nivel 1a de Chaves al 100% del resto. La orientación horizontal va desde el 50% de la Miranda y nivel superficial de Chaves hasta el 100% del nivel c1 de Costalena. En el único caso que aparecen en posición vertical es en el nivel a+b de Costalena (100%) y de forma oblicua en la Miranda (50%). 97 Los porcentajes van desde el 71,42% del nivel a+b de Costalena, 86,66% del nivel superficial de Chaves, 89,47% de la Miranda, 92,30% de la cámara superior de Olvena, 97,67% del nivel 1b de Chaves, hasta el 100% del resto de los yacimientos. 98 El valor más alto en el borde es del 7,69% de la cámara superior de Olvena, el resto de los porcentajes para cualquier situación son inferiores a este valor. CÆSARAUGUSTA 77 95 Los porcentajes del cuerpo van desde el 33,33% de la Puyascada o el 37,5% del nivel 1a de Chaves hasta el 100% del nivel superficial de Chaves, Gabasa 5 y las Torrazas. Los porcentajes del borde van desde el 12,90% del nivel 1b de Chaves hasta el 100% de la cámara superior de Olvena y Gabasa 2a. 127 128 CÆSARAUGUSTA 77 Cueva de Chaves, nivel 1b (n.º 1 a 5 Museo de Huesca). La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón Finalmente la morfología de los recipientes cerámicos se complementa con los pitorros. Este elemento, que se ha incorporado dentro de la variable suspensiones, como ya se ha dicho conforma una parte de las cerámicas poco habitual. Los dos únicos fragmentos que se conservan fueron localizados en la Espluga de la Puyascada, uno en superficie y el otro en el nivel EIIb. Ambos carecen de la unión con el resto de la vasija, pero por su forma lo más probable es que ésta se realizara horizontalmente en el cuerpo100. • Una vez finalizados todos los estudios parciales se ha llevado a cabo un análisis factorial de correspondencias101, confirmándose las excepciones y características que hasta ahora se han visto. Los dos primeros factores explican el 38,26% de la variabilidad total (factor 1: inercia 21,9%; factor 2: inercia 16,36%). Al igual que ocurría en el estudio de la manufactura, se produce una concentración en torno al eje central tanto de las variables como de los yacimientos. De ambos, los que ejercen mayor peso en el eje 1 son las paredes oblicuo-externas (23,2%) y la cueva de la Miranda (21,4%), pero hay otros significativos, como los fondos planos (16,8%), el nivel 1b de Chaves (11,4%), el nivel b de Pontet (18,3%) y las Torrazas (17,3%). El eje 2 en cambio está definido por las paredes verticales (42,2%) y Gabasa 2a (32,7%). La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón las características de los fragmentos se ignora su orientación, pero cuando esto no ocurre suelen tener una posición horizontal o vertical99. Las variables menos representativas coinciden con las que se sitúan en las zonas exteriores del gráfico. Las más evidentes son las carenas, tanto curvas como rectas, bordes apuntados con bisel externo, asas compuestas, fondos umbilicados y cóncavos, es decir los que poseen valores más pequeños en el conjunto. A otro nivel más próximo, por poseer un número mayor de elementos, aparece un conjunto de variables que casi forman una circunferencia en torno al eje central. Aunque no todas son lo suficientemente significativas como para influir de una manera decisiva en la situación del grupo, favorecen la concentración en torno a ese punto. Fuera del conjunto en el cuadrante superior izquierdo se encuentra El Torrollón I. Su aislamiento viene determinado por el peso de los fondos apuntados y cuellos verticales. Son los elementos definitorios del yacimiento y coinciden con las salvedades que se han estado planteando, por lo que parece evidente que las características selectivas de su material no posibilitan de ninguna manera incluirlo dentro de uno de los grupos establecidos, pero todavía habrá que esperar al estudio de las decoraciones. 100 Podría incluirse dentro del grupo X. 2 de la tipología de Bernabeu (1989, 28) como vasijas con pico vertedero sin asa pitorro, pero tampoco se puede desechar la posibilidad que responda al tipo de cazoletas-pipas que aprecen en Arene Candide (BREA, 1946-5), o a los denominados biberones (Yac. Chateauneuf, ESCALÓN DE FONTÓN, M. 1971). Estos elementos, aunque de tipología algo distinta son habituales en otras áreas neolíticas como en Andalucía (NAVARRETE, 1976, Lám. XCIII, CXXXI, CCXX, CCLXVI, CCLXXIV, CCCXIV, etc; NAVARRETE et alii 1991...). 101 Al igual que en la manufactura se ha configurado con los recuentos globales y la transformación se ha realizado con tres ejes, representándose gráficamente tan sólo los dos primeros. A pesar de que algunos elementos ofrecen una pequeña contribución absoluta y relativa no han sido eliminados al tener un mayor peso en el tercer factor. CÆSARAUGUSTA 77 99 Para la orientación vertical los porcentajes van desde el 2,32% del nivel 1b de Chaves hasta el 50% del nivel c2 de Costalena. Para la orientación horizontal van del 5,26% de la Miranda al 50% de Gabasa 2b. 129 130 CÆSARAUGUSTA 77 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón A pesar de la concentración se han establecido dos grupos que aportan información significativa. El primer conjunto está compuesto por la Miranda, el Remosillo, las Brujas, todas las cuevas de Gabasa, el nivel b y c superior del Pontet, Els Secans y las Torrazas. En general, son los yacimientos que producen mayores excepciones en cada uno de los estudios. La asociación no tiene un carácter completamente homogéneo, lo que implica que se deben detallar algunos aspectos. Quedan separados del conjunto, en el cuadrante inferior, Gabasa 2a y 3b y Els Secans ya que parecen ser los que menos elementos en común poseen con los demás yacimientos, probablemente por el escaso material encontrado. Por ello habrá que esperar al análisis de las decoraciones para establecer las posibles causas de su separación. El segundo grupo está compuesto por el resto de yacimientos. No obstante, no deben considerarse iguales puesto que no poseen las mismas coordenadas y, por tanto, tampoco características idénticas. Es el propio eje horizontal el que permite dividir en dos este segundo conjunto. El primer subgrupo (2a) está formado por la cámara inferior y superior del Moro de Olvena, La Espluga de la Puyascada, el Forcón, el nivel superficial de Chaves, Botiquería, el nivel a+b y c1 de La Costalena y el nivel c inferior del Pontet. Las variables que han ejercido una mayor presión son: los bordes planos biselados al interior, redondeados y apuntados, orientación recta, cuerpos oblicuos internos y CÆSARAUGUSTA 77 El resto se pueden considerar en conjunto, si bien no les influyen a todos las mismas variables ni de la misma forma. La orientación saliente, los borde planos y los cuellos cóncavos son las variables que los aglutinan, aunque alrededor existen otras categorías que fijarán de forma decisiva su posición. 131 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón convexos, asas de cinta y arranques. La mayoría poseen los porcentajes más elevados, por lo que se puede decir que están definidos por estos elementos, lo que no significa que el resto carezca de ellos o que su importancia global sea menor. El segundo subgrupo (2b) lo componen Huerto Raso, Forcas II, el nivel c genérico y c2 de La Costalena, Alonso Norte, Panizales y, el nivel 1a y 1b de Chaves. Las variables que influyen de una forma más determinante en su ligera separación son la orientación reentrante, bordes redondeados engrosados al exterior y apuntados con bisel interno, cuello oblicuo-interno, paredes verticales y fondos convexos. Éstas no tienen por qué coincidir con los porcentajes más elevados sino que pueden poseer valores bajos, pero sobre todo distintos a los del resto del grupo. Las dos últimas categorías son las que más han decidido la incorporación en esta asociación de Alonso Norte, los Panizales y el nivel c genérico de La Costalena. En definitiva, se pueden establecer casi las mismas conclusiones que en el estudio de la manufactura. La concentración de los yacimientos en torno al eje central lleva a plantear que las diferencias entre ellos todavía no son lo suficientemente acusadas, si bien continúan siendo los mismos asentamientos los que plantean salvedades y diferencias en el conjunto. Por tanto, es necesario esperar al estudio de las decoraciones y la relación de éstas con la morfología para desarrollar conclusiones concretas. 2.2.1. A modo de tipología CÆSARAUGUSTA 77 Un aspecto que se trata en todos los estudios cerámicos y, quizás, al que más atención se presta es el de la tipología. Como ya se ha reiterado ampliamente, el estado de fragmentación de los materiales que son el centro de esta investigación no favorece de ninguna forma el desarrollo de un análisis de estas características. Sin embargo se han realizado varios intentos, no siempre positivos, en esta dirección. Antes de exponerlos hay que comentar que siempre se ha tenido presente la necesidad de establecer una tipología lo suficientemente objetiva que no sirviera únicamente para estos yacimientos, sino que pudiera emplearse de una manera práctica en cualquier asentamiento neolítico. En este sentido se planteó la realización de análisis culster que agruparan morfológicamente la información que se ha expuesto. El estudio se realizó únicamente con los yacimientos de Huesca en nuestra tesis de licenciatura (RAMÓN, 1992), y no se ampliaron a las otras dos provincias por los problemas surgidos. 132 • El primer análisis cluster se ha realizado con los fondos102. El reducido número de ellos en Huesca ha facilitado la creación de un único dendrograma para todos los fragmentos que poseían las tres medidas y el diámetro. Este hecho ha permitido establecer una tipología en la que se ha tenido presente el escaso número de fragmentos y, por tanto, la posibilidad de que existan otras formas que no se han 102 Se ha llevado a cabo con unos índices que miden la distancia de la pared exterior al plano horizontal en que se apoya la vasija. Se han tomado tres medidas, la primera a 4 cm del eje central del fondo y las otras dos a un centímetro cada una, confeccionando así el perfil del mismo. En el análisis no se han excluido los fondos planos cuyos valores en los tres puntos es 0, por poseer un diámetro muy grande, ya que constituyen un grupo aparte que podría distorsionar el análisis. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón Criterio Cluster CÆSARAUGUSTA 77 Dendrograma de los fondos de todas las cuevas 133 134 CÆSARAUGUSTA 77 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón El criterio cluster muestra una gran homogeneidad si bien se puede plantear una ruptura en el paso 5, a un nivel de similitud de 1.950, que aúna el 82,14% de los nudos. Éste agrupa los fragmentos en cinco conjuntos morfológicos. En el primero se aglutinan los fondos planos, aunque se ha producido la incorporación, a una considerable distancia del resto, de un fondo apuntado de la cámara superior de Olvena (pág. 115). La unión de estos dos tipos tan distintos parece ser debida a las propias características del fragmento apuntado, sobre todo en las dos últimas medidas, cuya trayectoria se relaciona más con los fondos planos que con el cuarto grupo, que es donde se incluye el otro fondo cónico del estudio. Los otros cuatro grupos se caracterizan por tener una morfología similar, su diferenciación viene marcada por una mayor o menor separación de la línea 0 en el primer índice. Todos ellos se pueden considerar convexos, aunque con matizaciones. El segundo grupo, con un valor en el primer punto de 0,10, es el más próximo a los fondos planos, lo que determina una mayor amplitud de diámetro del fondo, consiguiendo así una gran estabilidad de la vasija. La unión con el cuerpo se produce en un plano muy inclinado, favoreciendo el incremento del volumen del cuerpo desde la zona más baja del recipiente (ver gráfico perfiles). La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón conservado. Se ha construido con 42 fragmentos103 utilizando la distancia Euclídea para la agrupación y el criterio cluster para las subdivisiones (WHALLON, 1990, 1-3). El tercer grupo tiene una mayor separación entre el eje del plano y el perfil del fondo, ya que el primer punto se encuentra entre los 0,19 y 0,22 cm. La zona de contacto con el resto de la cerámica es más curva, por lo que el perfil es claramente semicircular. El área más grande del cuerpo (diámetro máximo) se sitúa en una zona más elevada en comparación con el grupo anterior. El cuarto grupo, constituido por el 50% de los fragmentos, se ha dejado en último lugar por estar constituido por los fondos intermedios, entre convexos y apuntados, aunque con una mayor tendencia cónica. El primer índice muestra el mayor intervalo —desde 0,45 a 0,80 cm—, lo que hace que la zona de apoyo del recipiente en el plano sea reducida. La prolongación de la pared aunque en algunos casos sigue siendo convexa en otros comienza a ser más vertical en el ascenso, por lo que algunos se pueden considerar cónicos. En estos fondos no se aprecia la zona de máxima amplitud del diámetro del cuerpo. 103 Los fragmentos pertenecen a los tres niveles de Chaves (n. sup.: 5; n. 1a: 12; n. 1b: 8), la cueva de la Miranda (1), la Puyascada (2), la cámara inferior (1) y superior de Olvena (8), El Torrollón I (1), Gabasa 2b (3) y 3b (1). CÆSARAUGUSTA 77 El quinto conjunto estaría compuesto por los fondos verdaderamente convexos, puesto que todo el perfil es marcadamente globular. Se engloban los fragmentos cuyo primer índice está en torno a 0,25 y 0,40 cm. El diámetro más amplio se correspondería con la zona de contacto entre el fondo y el cuerpo, a la altura del tercer índice, ya que la pared tiende a ascender a partir de este punto de forma más o menos vertical. La base de estos recipientes comienza ya a tener problemas para mantener la estabilidad, porque la superficie sobre la que se apoya es más reducida que en los casos anteriores. Estas formas tan curvas están favorecidas o determinadas por otros aspectos como los funcionales, puesto que facilitan su uso sobre el fuego sin que se produzcan grietas u otro tipo de peligro, al absorber mejor los cambios térmicos bruscos. 135 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón CÆSARAUGUSTA 77 136 LÁMINA. 1. Formas simples esféricas. I. Espluga de la Puyascada 1 y 2 nivel superficial, 3 a 7 nivel EIIb (BALDELLOU, 1987a). II. Cámaras superiores del Moro (Olvena) (BALDELLOU y UTRILLA, 1995 dir.: 150). III. Peña de las Forcas II nivel b. IV. Cueva 2a de los Moros (Gabasa). • En segundo lugar se llevó a cabo un análisis con los bordes que ofrecían más datos. Para ello se tomaron las medidas de la angulación con las que se obtuvieron unos índices que constituían las variables del análisis104. A pesar de que se podían considerar válidas las agrupaciones en la mayor parte de los casos, a la hora de comprobarlo físicamente se apreció un desfase. Esta cerámica realizada a mano y todavía con gran cantidad de deformaciones parece no ser la más adecuada para intentar crear asociaciones con este tipo de variables, puesto que una pequeña irregularidad en la pared puede trastocar las medidas y no establecer un criterio realista en el momento de la agrupación. A raíz de los resultados, se ha visto que los datos que se utilizaron no eran los adecuados para los objetivos que se buscaban, pero sí han permitido extraer algunas conclusiones. Se advierte una gran homogeneidad en las angulaciones de todas las cerámicas. El único conjunto que permanece relativamente desplazado es el de los bordes salientes por su escasa representación. Estos no se corresponden con formas cóncavas, es decir vasijas con cuellos, que son mínimas y tan sólo se encuentran en Huerto Raso, Gabasa 2a, Gabasa 5, Espluga de la Puyascada, cámara superior de Olvena y Chaves, si bien no en todos ellos se puede hablar de formas exvasadas. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón A pesar de que las conclusiones han sido válidas, este análisis no se ha ampliado al resto de los yacimientos aragoneses, pues, en principio el número de fondos no era elevado y no implicaba modificación alguna de las conclusiones. En general, se puede decir que existen cuatro grandes grupos morfológicos: cóncavos, convexos, rectos y reentrantes. A partir de estos se producen multitud de combinaciones entre ellos e, incluso, se ha encontrado una gran variedad dentro de un mismo grupo. La diversidad manifestada en cada uno de estos tipos y, como ya se ha dicho, entre ellos hace que si se enumeraran aquí se crearía una lista interminable de tipos y subtipos que no resultaría ni adecuada ni práctica. 104 Los índices se basaron en el trabajo realizado por Picazo (1993: 91-2) pero con algunas modificaciones que lo adecuaban a las características de los materiales neolíticos y al objetivo del análisis. CÆSARAUGUSTA 77 Otro de los objetivos que se buscaba era la separación morfológica de los fragmentos de otras épocas, sobre todo en los yacimientos con estratos revueltos, en el caso de que esta diferencia existiera realmente. Como se ha comentado no aparecen fragmentos claramente desplazados de los conjuntos, salvo en el Forcón y La Miranda. Estas excepciones no se producen en el resto de los asentamientos, al corresponderse con formas totalmente rectas que se englobaban en otros grupos. Este hecho plantea dos posibilidades, por un lado que verdaderamente no haya diferencias de tipo morfológico, es decir, que las formas propias del Neolítico Antiguo sean utilizadas igualmente en otras épocas y, por tanto no se produzca la separación en el análisis cluster; y por otro, que las variables que se han elegido en la definición no sean las adecuadas o, mejor dicho, no sean suficientes para establecer esa diferenciación. Centrándonos en la peculiaridad del Forcón, posiblemente está influido por el tipo de material que aparece en esta cueva, ya que si realmente tiene carácter funerario el tipo de cerámica no es un muestrario similar al que se utiliza habitualmente en un hábitat, como ocurre en los demás. De manera que, esta selección natural es la que ha permitido la diferenciación de los fragmentos que pertenecen a otra época. 137 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón CÆSARAUGUSTA 77 138 LÁMINA. 2. Formas simples esféricas. I. Cueva de Chaves nivel 1a (Museo de Huesca). II. Cueva de Chaves nivel 1b (Museo de Huesca). La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón Finalmente queda por intentar unir todos los datos para dar una visión global de la morfología, pero por las condiciones ya vistas de fragmentación del material han sido abundantes los problemas. Al carecer de suficientes datos para realizar un estudio tipológico basado en índices se ha optado por agrupar las cerámicas más completas en grandes conjuntos a través de la forma geométrica de la que procenden, siguiendo el modelo establecido por A. O. Shepard (1956). Aunque la cantidad de material es abundante, el número de recipientes completos es únicamente de 17105, por lo que se han incorporado varios fragmentos que permitían de alguna manera ser asimilados a una forma concreta. La propia definición de cada grupo resulta a veces poco esclarecedora, ya que es imposible determinar algunas características por el reducido número de cerámicas completas que se incluyen en cada tipo. Para solventar en cierto modo este inconveniente se ha intentado asociar cada tipo a una de las formas establecidas por Bernabeu (1989) en el área valenciana, aunque la variabilidad encontrada ha impedido aquilatar lo suficiente. Tampoco se han realizado paralelos con las formas, puesto que no son morfologías extrañas a los demás circulos del Neolítico Antiguo y, por tanto, resultaría no sólo ingente sino que podría dar una visión distorsionada de la amplitud e igualdad de las formas. Así atendiendo a la morfología geométrica se han agrupado las formas en dos grandes conjuntos: formas simples y compuesta. FORMAS SIMPLES: son aquellas que se componen de una única forma geométrica elemental o de su proyección: 1. Esférica. Dentro de este grupo se diferencia según sea la estructura del borde: Dentro de este grupo hay que hacer una reseña especial a un conjunto de cerámicas que por sus singulares características algunos autores como Bernabeu (1989: 50) las separan del resto, aunque morfológicamente respondan al mismo tipo. Estas peculiaridades están relacionadas con su tamaño, son vasijas pequeñas cuyo diámetro de boca y altura no superan 105 De nuestro análisis proceden únicamente 16 vasijas completas. La última vasija reconstruida es de la cueva de Chaves y se pudo completar gracias a fragmentos de excavaciones posteriores a este estudio, pero al ser tan pocas las cerámicas enteras que se han podido obtener, se ha considerado interesante incluirlo. CÆSARAUGUSTA 77 1a. Reentrante. Sólo se ha encontrado una vasija completa en el nivel 1b de Chaves. Son vasijas totalmente globulares cuya apertura se sitúa en el mitad superior, poseen un perfil simple claramente reentrante que sugiere una prolongación globular (Láminas 1 y 2, págs. 136 y 138). Presenta distintos modelos que se pueden asociar al grupo XIII: ollas (BERNABEU, 1989: 31 y 38). Podrían establecerse subdivisiones atendiendo a la situación del borde en relación al diámetro máximo, pero no se han relizado por falta de información. Varias de estas vasijas llevan como suspensiones asas en el borde o muy próximas a él, que en algunos casos es sustituida por lengüetas o pastillas. En cuanto a la decoración aparecen impresiones —cardiales o no—, inciso/impresas o con cordones lisos, generalmente paralelos, o impresos. En los casos en que existe decoración ésta se prolonga desde el borde hacia el cuerpo, en bandas o formando dibujos geométricos. 139 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón CÆSARAUGUSTA 77 140 LÁMINA. 3. Formas simples esféricas. I. Abrigo de El Pontet, nivel c superior (MAZO y MONTES, 1992). II. Cueva de la Miranda (BALDELLOU y BARRIL, 1981-2). III. El Forcón (BALDELLOU, 1984). IV. Cueva 2a de los Moros (Gabasa) (BALDELLOU y UTRILLA, 1995 dir: 166). V. Cámara superior del Moro (Olvena) (BALDELLOU y UTRILLA, 1995 dir: 151-2 y Montes, 1995: 40). VI. Cámara inferior del Moro (Olvena) (BALDELLOU y UTRILLA, 1995 dir.: 162-3). 1b. Exvasado. Son realmente cuencos hemiesféricos de perfil sencillo tanto lisos como decorados (Láminas 3 y 4, págs. 140 y 142). Se englobarían de forma genérica en el grupo V.1: cuencos hemiesféricos de Bernabeu (1989: 23). Cuando llevan decoración muestran un diseño simple, casi siempre limitado a bandas horizontales en la mitad superior del cuerpo y, a veces, en el borde. Lo más común son las impresiones, pero también aparece el acanalado, inciso/impresa y cordones, sobre todo, lisos. También hay en este grupo ejemplos de los recipientes pequeños de los que se ha hablado antes. Todas ellos son vasijas lisas y sólo una presenta un asa de cinta vertical (Lámina 3: I, pág. 140; Lámina 4: IV, 1 y VI, 3, pág. 142). La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón los 10 cm. La mayor parte de los recipientes que se han estudiado no permiten conocer su altura, pero por su forma se incluyen en este tipo. Son dos fragmentos lisos con elementos de prehensión, un asa horizontal y perforaciones (Lámina 1: I, 1, pág. 136). 2. Elíptica. Todos se pueden incluir en el grupo V de Bernabeu (1989: 23): 2a. Elíptica horizontal con contorno reentrante. Son pocas las cerámicas que se pueden incluir sin lugar a duda en este tipo (Lámina 5, pág. 143). La decoración por lo general se limita a impresiones, ya sean a punzón o cardiales, en bandas horizontales que a veces se combinan con verticales. El elemento de prehensión más habitual es el asa circular o de cinta. 2b. Elíptica horizontal con contorno exvasado. Tan sólo se pueden incorporar dos fragmentos: uno con decoración impresa y otro con acanalado en el asa de cinta (Lámina 6, pág. 144), que de alguna forma se asocian al tipo V.4: cuencos con labio troncocónico de Bernabeu (1989: 23). Hay que mencionar un pequeño recipiente liso, casi entero, que se asociaría a los microvasos de Bernabeu (1989: 50) (Lámina 6: II, pág. 144). 2d. Elíptica vertical con contorno exvasado (Lámina 8, pág. 147). Son recipientes muy profundos, con toda probabilidad su fondo sería apuntado como el de la vasija entera (Lámina 8: V, pág. 147), aunque no se puede descartar la posibilidad de que alguno fuera convexo. En cierta manera se asimilan al grupo XIV.1b: recipientes de perfil simple de base convexa o cónica (BERNABEU, 1989: 45). Cada uno de los cuatro recipientes que se han 106 Una de la colección particular de la Cámara superior del Moro (Olvena) y otra de la cueva de Chaves. CÆSARAUGUSTA 77 2c. Elíptica vertical con contorno reentrante. La posible separación entre este tipo y el contorno exvasado es realmente mínima, sin embargo, se han dividido atendiendo a la ligera inclinación del borde (Lámina 7, pág. 145). Se conservan dos vasijas enteras de este tipo: una lisa y otra decorada106. En ellas se observa un claro predominio de la decoración impresa —cardial o no— y algún acanalado, completada en muchos casos con aplicaciones plásticas, ya sean pezones en el borde o cordones impresos en el cuerpo (Lámina 7: II, III y IV, 1, pág. 145). Indiscutiblemente la suspensión asociada a estos cuencos son las asas: circulares, de cinta o con apéndice. Su posición más lógica es la vertical pero ha aparecido algún ejemplo horizontal. 141 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón CÆSARAUGUSTA 77 142 LÁMINA. 4. Formas simples esféricas. I. Abrigo de la Costalena, nivel c1 (Barandiarán y Cava, 1989). II. Las Torrazas. III. Cueva de Chaves: nivel superficial (Museo de Huesca). IV. Espluga de la Puyascada, nivel superficial y EIIb (Baldellou, 1987a). V. Cueva de Chaves: nivel 1a. VI. Cueva de Chaves: nivel 1b (n.º 1 Museo de Huesca). La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón incluido presenta respectivamente decoración cardial, inciso/impresa, y cordón liso, excepto la última vasija que es lisa siendo la única que lleva como elemento de prehensión dos asas circulares opuestas. A ello hay que añadir dos cerámicas de pequeño tamaño, ambas con asas: una circular y la otra de cinta horizontal (Lámina 8: I, 1 y III, pág. 147), que nuevamente se asociaría al grupo de los microvasos de Bernabeu (1989: 50). LÁMINA. 5. Formas simples elípticas. I. Cámara superior del Moro (Olvena) (BALDELLOU y UTRILLA, 1995 dir.: 151). II. Cueva de Chaves, nivel 1b (BALDELLOU y UTRILLA, 1995 dir.: 166). 3. Ovoide. Al igual que el tipo anterior se puede diferenciar entre formas rectas o invertidas y dentro de ellas los contornos exvados o reentrantes. Por otro, aunque íntimamente ligado con el anterior, las vasijas de perfil compuesto o sinuoso, que se asocian al grupo VII de Bernabeu (1989: 23). Son cerámicas con un contorno que va desde el perfil en S levemente insinuado hasta la forma más acusada (Lámina 10, pág. 178). Destaca la gran diversidad morfológica de los bordes, pues se encuentran casi todas las variantes posibles. Son poco frecuentes los cuencos lisos, pues casi siempre llevan algo de decoración o algún elemento de prehensión cuya función parece más bien decorativa. En cuanto a la decoración vuelve a ser muy variada: impresiones —cardiales o no—, acanalando, inciso/impresa, cordones, etc. En la composición aunque predomina el diseño horizontal en el borde-cuerpo, se encuentra con más frecuencia un desarrollo geométrico a modo de guirnaldas, semicírculos, círculos o composiciones horizontales-verticales (Lámina 10: III, 1, pág. 178). Las suspensiones, ya se ha dicho que son escasas, siguen dominadas por las asas, aunque también aparecen pezones y mamelones. Finalmente incluir un ejemplo de vasija pequeña, que se asocia al grupo de los microvasos de Bernabeu (1989: 50). 3b. Ovoide de contorno rentrante (Lámina 11, pág. 181). No se conserva de este tipo ningún recipiente entero, que indique el elemento más claramente diferenciador, es decir, el fondo. Así se ha recurrido al perfil de la mitad CÆSARAUGUSTA 77 3a. Ovoide recta de contorno exvasado. Dentro de este subtipo se ha establecido otra división. Por un lado los recipientes de contorno simple (Lámina 9, pág. 177), que suelen llevar decoración impresa en bandas horizontales que parten desde el borde y se prolongan hacia el cuerpo a veces desarrollando algún dibujo geométrico. Estas vasijas carecen de suspensión. Se asocian al grupo V de Bernabeu (1989: 23). 143 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón superior de las vasijas para establecer la subdivisión: invertidas y rectas. Ambos se pueden incluir en el grupo XV: orzas y tinajas (BERNABEU, 1989: 50). Son vasijas de gran tamaño con decoración de cordones, generalmente lisos aunque aparecen también impresos, que se sitúan en el borde y en el cuerpo formando un entramado. Los elementos de prehensión son asas, lengüetas y algún arranque. Ya se ha dicho que la ausencia de fondos impide la creación de subtipos, sin embargo, las propias características y posible funcionalidad de estas cerámicas sugieren como morfología más adecuada el fondo plano o convexo, a pesar de que tampoco se pueda descartar el apuntado como se verá posteriormente en algún ejemplo de las formas compuestas. LÁMINA. 6. Formas simples elípticas. I. Cueva de Chaves, nivel 1a (n.º 1 Museo de Huesca). II. Abrigo de la Costalena, nivel c1 (BARANDIARÁN y CAVA, 1989: 52). CÆSARAUGUSTA 77 4. Cilíndricas. Son vasijas de paredes rectas. Sólo se han localizado dos vasijas casi enteras, ambas lisas,y únicamente la segunda presenta el arranque de un elemento de prehensión. El primer fragmento se podría incorporar al grupo XIV. 2a: recipientes cilíndricos sin borde diferenciado de base plana (BERNABEU, 1989: 45) (Lámina 12: II, pág. 183). El segundo en cambio al grupo XIV.2b: recipientes cilíndricos de base convexa (ibidem) (Lámina 12: I, pág. 183). 144 Son muchos los bordes asimilables a esta forma, y tipológicamente al grupo XIV de Bernabeu (1989: 38 y 45) (Láminas 12, 13 y 14, págs. 183, 185 y 188). Desarrollan distintas decoraciones aunque prefieren los cordones, que en ningún caso son lisos, mayoritariamente ungulados o con impresiones, ya sean cardiales o apuntadas. Es abundante el acanalado aislado o combinado con cardial, cordones ungulados o impresiones. Este último tipo de decoración también aparece solo. Las suspensiones no son muy habituales pero sí variadas: asas de cinta, mamelones, lengüetas y pezones. En este grupo se incluyen las dos vasijas con decoración de haecheraux del Forcón, confirmando con ello la perduración cronológica de esta morfología, ya que como se ha dicho son de una etapa posterior (Lámina 14: II, pág. 188). Los recipientes pequeños están presentes a través de un conjunto de cerámicas de La Miranda y La Espluga de la Puyascada. Todas están decoradas con distintas La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón I. Cueva de la Miranda (BALDELLOU y BARRIL, 1981-2). II. Cámara superior del Moro (Olvena) (MONTES, 1995). III. Cueva de Chaves, nivel 1a. IV. Cueva de Chaves, nivel 1b (n.º 1 y 2 Museo de Huesca). CÆSARAUGUSTA 77 LÁMINA. 7. Formas simples elípticas. 145 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón impresiones a bandas en el borde y cuerpo, a las que habría que añadir tres vasijas lisas, una de ellas con asa circular. Se asocian nuevamente al grupo de los microvasos de Bernabeu (1989: 50) (Lámina 13, pág. 185). 5. Cónica o troncocónica. Se asimilan al grupo I: platos y fuentes (ibidem 1989: 14-18) y al XIV.1: recipientes troncocónicos (ibidem, 1989: 38-45). Únicamente aparecen representados los cuencos de perfil exvasado, pudiendo incluirse alguno de ellos en el grupo de fuentes y platos. En general la decoración es sencilla: incisión/impresión, acanalados, impresiones, alguna aplicación plástica, pero también son abundantes los vasos lisos o con algún elemento de prehensión como perforación o asas, generalmente de cinta (Lámina 14, pág. 188). Nuevamente se localizan en vasijas pequeñas —microvasos (ibidem, 1989: 50)—. En su mayoría son lisas y excepcionalmente con algún asa o perforación, pero dos de ellas presentan decoración: una incisa y la otra acanalada y con botones en el borde (Lámina 14: I, 1 y II, 1 y 3). FORMAS COMPUESTAS: Son aquellas que se crean con la combinación de dos o más formas geométricas simples, por lo que se pueden establecer tantos subtipos como formas vistas anteriormente, pero sólo se van a mencionar las que están presentes en los yacimientos aragoneses. CÆSARAUGUSTA 77 6. Con cuello o más conocidas como botellas. Son vasijas de cuerpo esférico u ovoide y cuello marcado, el cual va desde el cilíndrico pasando por el troncocónico hasta la hipérbole (Láminas 16 y 17, págs. 193 y 195) o, lo que es lo mismo, los contornos van desde los simples a los compuestos. Los fondos en las tres vasijas enteras son distintos: apuntado en el Torrollón, convexo y plano en las dos cerámicas del nivel 1b de Chaves. Los siete recipientes que se incluyen claramente en este tipo llevan elementos de suspensión, concretamente asas o el arranque de las mismas, aunque la única botella lisa muestra dos pezones opuestos. La decoración es variada, pero se puede plantear un cierto predominio de la incisión/impresión, ya que aparece en el 57,14%. Ésta se localiza preferentemente en la unión del cuello y cuerpo, desarrollándose hacia este último. Además aparecen cordones ungulados en el borde y en el cuello-cuerpo, o decoración cardial en el borde y en bandas sobre cordón en el cuerpo. Este conjunto se puede incluir sin mayores precisiones dentro de la tipología de Bernabeu en el grupo XIII: recipientes con cuello (1989: 31). 146 Como formas asimilables se han hallado otros fragmentos. En primer lugar algunos cuellos con o sin decoración. Entre los ornamentado se puede hablar de motivos impresos en guirnaldas, inciso/impresos en bandas horizontales y verticales o combinados con aplicaciones plásticas107. Son muchos más los bordes, ya sean lisos o decorados, que se asocian a esta forma, aunque con una gran variedad en la morfología del cuello. También hay un ejemplo de cerámica de pequeño tamaño que se asimila al grupo XVI: botellitas (ibidem, 1989: 50), es un fragmento con decoración cardial. 7. Con carena. La unión de las distintas formas geométricas deja una huella muy marcada en el perfil de la vasija, por lo que se asocian a los contornos com107 Ver las láminas del capítulo 2.2 (págs. 110, 111 y 113), en el apartado correspondiente a los cuellos. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón I. Cueva de Chaves, nivel 1b (n.º 2 Museo de Huesca). II. Espluga de la Puyascada (BALDELLOU, 1987a). III. Cueva 2b de los Moros (Gabasa). IV. El Pontet, nivel b (MAZO y MONTES, 1992). V. Cámara superior del Moro (Olvena) (BALDELLOU y UTRILLA, 1995 dir.). CÆSARAUGUSTA 77 LÁMINA. 8. Formas simples elípticas. 147 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón puestos carenados o con galbo de A. O. Shepard (1956). En los yacimientos aragoneses tan sólo se han documentado, como claramente del Neolítico Antiguo, las carenas de perfil suave. Están compuestas por la unión de formas exvasadas de volumenes esféricos, elípticos horizontales, ovoides rectos y troncocónicos reentantes sin que se pueda precisar más, ya que se carece de fragmentos completos. Al igual que las anteriores son tanto lisas como decoradas con impresiones —caridales o no— a veces combinadas con cordón también impreso (Lámina 18, pág. 197). Con esta sencilla clasificación se han establecido casi todas las formas existentes en este estudio, pero no se ha podido plantear ninguna diferenciación ni preferencia cronológica debido a su diversidad. 2.3. Decoración En todos los yacimientos, no sólo en los de esta época, es habitual que la cantidad de cerámicas decoradas supongan un porcentaje muy pequeño dentro del conjunto. En general no llegan a sobrepasar el 30% del total, puesto que la parte lisa de una vasija es siempre, en proporción, mayor que la decorada. Únicamente en el nivel c1 y c2 de La Costalena y en Botiquería dels Moros se produce un incremento de este valor, que sólo en el primer caso supera el 50% de los efectivos. Ello es debido al escaso número de fragmentos recogidos y a las distintas remociones que han sufrido ambos asentamientos, imposibilitando la recuperación completa del material. CÆSARAUGUSTA 77 No se va a entrar en la definición y explicación de los sistemas decorativos, ya tratados en el capítulo de la tecnología y en la ficha cerámica, sino directamente en 148 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón Porcentajes globales de la decoración 108 Excepto en el c inferior de Pontet donde únicamente aparece representada la incisión, y en Gabasa 3b, Pontet b y en el nivel 6 de Botiquería que carecen de impresiones pero tienen otras técnicas decorativas. 109 La tabla aparece en el Apéndice (pág. 348). CÆSARAUGUSTA 77 el análisis del conjunto. La importancia de este material, a pesar de su escaso número, es obvia puesto que nos permite, de alguna forma, el acercamiento al gusto estético y pensamiento de estos grupos humanos. En los yacimientos aragoneses las decoraciones más corrientes y con porcentajes más elevados son las impresas (38,38%) y las aplicaciones plásticas108 (34,01%). Ambos tipos presentan valores que sobrepasan en cada yacimiento el 15%, salvo las impresiones de la cueva de las Brujas y el nivel c superior de El Pontet que no alcanzan el 10%109. 149 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón Por el contrario las menos utilizadas son el acanalado y el apartado de otras decoraciones que, además de poseer los valores más bajos —3,20% y 2,03% respectivamente— no llega a sobrepasar el 17% en ningún asentamiento. El resto de los elementos decorativos empleados están bastante repartidos tanto en porcentajes como en tipos. Se ha advertido que, en general, la distribución de decoraciones en las provincias de Zaragoza y Teruel es más comedida, concentrándose en las dos técnicas principales. Las impresiones cardiales, consideradas fósil director de esta época, aparecen exclusivamente en cinco yacimientos con porcentajes relativamente bajos, sólo el nivel 6 de Botiquería presentan la frecuencia más alta. • Dentro de cada clase de ornamentación se ha buscado una posible correlación entre el tipo, el diseño y su situación en la vasija pero resultó negativa. A pesar de ello se ha incorporado un breve comentario sobre la misma en cada tipo. Si bien algunas decoraciones en los inventarios constituyen más de una categoría independiente, en el estudio se han agrupado en su forma genérica y los porcentajes se establecen en relación al número total de la variable, no de cada categoría. Así, en primer lugar hay que hablar de las impresiones110. En este análisis quedan excluidos por carecer de cualquier tipo de impresión los yacimientos: Gabasa 3b, el nivel b y c inferior del Pontet. CÆSARAUGUSTA 77 La primera es la decoración cardial que, como ya se ha comentado, está individualizada por un tipo de decoración que en principio plantea connotaciones cronológicas y culturales. Este tipo, a pesar de ser considerado fósil director, en Aragón sólo aparece en cinco yacimientos y constituye el 6,30% del total. Únicamente en Chaves están presentes las dos clases de decoración: natis y charnela, si bien la presencia del primero es muy reducida, no alcanzando el 1%. 150 110 La tabla aparece en el Apéndice (pág. 349). La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón CÆSARAUGUSTA 77 I. Cueva de Chaves, n.º 1-2 nivel superficial, n.º 3-4 nivel 1a, n.º 5-6 nivel 1b (Museo de Huesca). II. Cámara superior del Moro (Olvena) (BALDELLOU y UTRILLA, 1995 dir.). III. Peña de las Forcas II (UTRILLA y MAZO, 1997). IV. Abrigo de la Costalena (BARANDIARÁN y CAVA, 1989). V. Botiquería dels Moros, n.º 1 nivel 6 y n.º 2 nivel 8 (BARANDIARÁN, 1989). 151 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón En el global de las impresiones la decoración cardial con charnela suele establecer los porcentajes más altos. Merece la pena destacar el nivel 6 de Botiquería, en donde supone el 100% de las impresiones y, el c superior del Pontet en el que alcanza el 70%. De distinta forma hay que comentar que el 50% de la cueva de las Brujas, está constituido sólo por un fragmento, debido seguramente más a las características selectivas del material que a la realidad. Los motivos desarrollados con el natis manifiestan una ligera preferencia por las orientaciones verticales, si bien en el nivel superficial de Chaves se combinan con la horizontal. El cuerpo es la zona del recipiente más utilizada, aunque en los dos niveles inferiores de Chaves los porcentajes más altos los poseen los bordes. Es interesante mencionar la existencia de esta decoración en el interior de los bordes de las vasijas111. Las impresiones cardiales realizadas con la charnela, en general, han elegido la composición horizontal o su combinación, situándola de forma mayoritaria en el cuerpo112. Hay que destacar, nuevamente, la gran diversidad y a la vez uniformidad del conjunto de Chaves, más marcada si cabe entre el nivel 1a y 1b. En este apartado hay que comentar el hallazgo en la cámara superior del Moro de Olvena de dos framentos con una decoración que se ha identificado como impresiones irregulares por sus características, pero que algunos autores consideran cardial (BALDELLOU y RAMÓN, 1995: 141). En otros ámbitos se han definido como cerámicas con impresión a peine o más probablemente de valva de cardium o petxina como en la Balma Margineda (GUILAINE y MARTZULUFF, 1995, vol.I: 191 y 199; vol. III: 259), o imitaciones del cardial en Malta (EVANS, 1987). Los fragmentos aquí analizados no encajan realmente en ninguna de las dos categorías, ya que la huella que ha dejado el instrumento no permite su identificación clara. Muchos asentamientos carecen de impresiones realizadas con la mano113 y, en general, no llegan a superar el 20% de las impresiones de cada uno. En comparación con el tipo anterior se aprecia un aumento de los yacimientos oscenses que lo poseen, pero una disminución en las otras dos provincias y únicamente en los niveles superficial y 1a de Chaves se hallan todas las categorías representadas. No se puede decir que exista un predominio claro de una de ellas (digitaciones, ungulaciones o digitado-ungulado), pero se puede plantear una mínima supremacía de las ungulaciones sobre el resto. Dentro de las digitaciones impera claramente la composición horizontal en el borde y, en menor medida, en el cuerpo o ambas114. Habría que destacar por un lado su presencia en el interior de los bordes en el nivel 1b de la cueva de Chaves y, CÆSARAUGUSTA 77 111 El diseño horizontal-vertical en Chaves sup. es del 100% y se sitúa en el cuerpo. En Chaves 1a y 1b la composición predominante es la vertical superando el 50% y su locacización en el borde supera el 70%. 152 112 La composición horizontal supone desde el 100% en Costalena c1 y nivel 8 de Botiquería hasta el 50% del nivel c2 de la Costalena, excepto en Las Brujas que la composición es horizontal y oblicua y en Chaves 1a y 1b en los que predomina la geométrica, superardo el 25% de efectivos. La ubicación en el cuerpo va desde el 100% del nivel 8 de Botiquería, el nivel c2 del Abrigo de la Costalena, Las Brujas y Forcas II hasta su combinación con otras zonas de la cerámica qué sobrepasan el 45%. 113 La tabla aparece en el Apéndice (pág. 349). 114 El diseño horizontal alcanza el 100% en Chaves sup., la cámara superior e inferior de Olvena, Gabasa 2a y 2b y Las Torrazas. La localización en el borde es del 100% en las Torrazas y la cámara superior e inferior de Olvena. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón por otro, los casos en que sirve para decorar las suspensiones115. Los tres niveles de la cueva de Chaves y la cámara inferior del Moro de Olvena poseen impresiones digatado-unguladas y, aunque no se puede hablar de homogeneidad entre ellos, sí mantienen lo expuesto hasta ahora. El diseño dominante es el horizontal y la situación varía entre el borde, cuerpo y borde-cuerpo116. Las ungulaciones mantienen el esquema anterior: composición horizontal y alternancia de la ubicación entre borde, cuerpo y borde-cuerpo117. Como decoración interna se encuentra en los niveles 1a y 1b de Chaves y, esta vez, la mayor variedad en la localización la posee la Espluga de la Puyascada. Las impresiones a punzón118 son las más usuales, puesto que aparecen en casi todos los yacimientos. No existe una supremacía nítida de un tipo sobre los demás, si bien se observa una serie de pautas comunes: las impresiones más corrientes, en general, son la apuntada, roma, oval y rectangular; las menos significativas son las realizadas con espátula triangular y rectangular, ya que no suelen sobrepasar el 10%, pero cuando esto ocurre, como en la cámara inferior de Olvena o en Huerto Raso, hay que tener en cuenta que representan tan sólo dos fragmentos, o en El Torrollón porque gran parte de los fragmentos pertenecen a las mismas vasijas. 115 Únicamente en La Miranda, el nivel 1b de Chaves, Gabasa 2a y 2b, no sobrepasando el 35%. 116 La composición horizontal supone el 100% en todos ellos y el borde alcanza el 100% en Chaves 1b y cámara inferior de Olvena. 117 La composición horizontal va desde el 100% en La Espluga de la Puyascada, nivel c2 del Abrigo de la Costalena, Torrazas, Panizales y Alonso Norte hasta el 33,33% de Gabasa 2a. La decoración en el cuerpo es del 100% en Gabasa 2a, nivel c2 del Abrigo de la Costalena y Panizales. 118 La tabla aparece en el Apéndice (pág. 349). CÆSARAUGUSTA 77 En la correlación composición/situación se asocia mayoritariamente el diseño horizontal y el cuerpo, aunque a veces también aparezca en el borde y borde-cuer- 153 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón CÆSARAUGUSTA 77 154 I. Cámara superior del Moro (Olvena) (BALDELLOU y UTRILLA, 1995 dir). II. Espluga de la Puyascada, nivel superficial (BALDELLOU, 1987a). III. El Pontet, nivel c superior (MAZO y MONTES, 1992). IV. Alonso Norte (BENAVENTE y ANDRÉS, 1990). V. Cámara inferior del Moro (Olvena) (BALDELLOU y UTRILLA, 1995 dir.: 163). VI. Cueva de la Miranda (BALDELLOU y BARRIL, 1981-2). VII. Abrigo de la Costalena, nivel c2 (BARANDIARÁN y CAVA, 1989). La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón po con valores altos119. Son los tres niveles de Chaves, con diferencia respecto a los demás yacimientos, los que utilizan con más profusión las distintas opciones. En algunos casos las impresiones llegan a las suspensiones y, en menor medida, al interior de las cerámicas, como en la impresión oval, irregular y la rectangular. 119 En la impresión apuntada alcanza el diseño horizontal el 100% en el Forcón, la cámara inferior de Olvena, Gabasa 2b, Costalena nivel a+b y nivel c genérico, Els Secans y los Panizales, en el resto de los yacimientos sobrepasa el 45% siendo siempre la de mayor porcentaje, excepto en Alonso Norte que está ausente. Se localiza en el cuerpo con el 100% de los casos en Forcas II, Costalena nivel a+b, nivel c genérico y nivel c2, Els Secans y los Panizales; y el borde supone el 100% en Gabasa 2b. A pesar de la ausencia de los asentamientos del Bajo Aragón, las impresiones romas continúan con las mismas preferencias, si bien hay que resaltar una mayor variedad comparándola con las categorías anteriores. Así el diseño horizontal supone el 100% en Huerto Raso, Remosillo, cámara inferior de Olvena y Gabasa 2b, en el resto supera el 40%, excepto en Brujas y Gabasa 3a en los que la composición horizontal-oblicua es del 100%. La situación está algo más repartida: en el cuerpo encontramos el 100% en Huerto Raso y Gabasa 3a, en el borde supone el 100% en Remosillo y cámara inferior de Olvena, y en el resto de los yacimientos superan el 45% las localizaciones en el cuerpo, excepto Gabasa 2b y Brujas. En la impresión de espátula triangular disminuye el número de yacimientos, llegando a ser Alonso Norte el único asentamiento del Bajoaragón. El diseño horizontal representa el 100% en Forcón, Espluga de la Puyascada, Chaves sup., cámara superior de Olvena, Gabasa 2a y Alonso Norte, el horizontal-vertical es del 100% en La Miranda y el Torrollón. Se localiza al 100% en el cuerpo en Forcón, Chaves sup. y cámara superior de Olvena; en el borde el 100% lo encontramos en Gabasa 2a y en el cuello-cuerpo en el Torrollón. En el resto de los yacimientos el valor del cuerpo no es inferior al 50%. En las impresiones con espátula rectangular el 100% de la composición horizontal lo presentan Forcón, Espluga de la Puyascada, La Miranda, cámara superior de Olvena y Alonso Norte, en la cámara inferior de Olvena la composición es horizontal-vertical y en Huerto Raso únicamente vertical. En los tres niveles de Chaves la composición horizontal no es inferior al 50%. El cuerpo supone el 100% en Forcón, Huerto Raso y Alonso Norte y en el resto de asentamientos su valor no es menor al 40%. CÆSARAUGUSTA 77 La impresión oval se desarrolla al 100% de forma horizontal en La Miranda, Huerto Raso, Gabasa 2b y 5, Costalena nivel c genérico, nivel 8 de Botiquería y Panizales, en el resto supera el 40%. El cuerpo posee el 100% de los efectivos en Huerto Raso, Costalena nivel a+b y nivel c2, y nivel 8 de Botiquería; y el borde en Costalena nivel c genérico y Panizales. 155 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón CÆSARAUGUSTA 77 156 Cueva de Chaves. I. nivel superficial. II. nivel 1a. III. nivel 1b (Museo de Huesca). La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón La decoración menos común es la impresión con instrumento120, aunque en el Forcón la impresión hueca posea los porcentajes más altos (9,80%) es la menos utilizada, ya que no supera el 3% en los yacimientos en que está presente. La preferencia por las otras dos categorías es divergente, mientras en la provincia de Zaragoza emplean mayoritariamente la gradina, en el único caso que aparece en la provincia de Teruel (nivel 8 de Botiquería) se decanta por el peine. Una vez realizado el análisis se ha visto que la división establecida en un primer momento entre estas dos últimas variables no ofrece la información deseada, por lo que podría plantearse en posteriores estudios la unión de ambas categorías, ya que la diferencia radicaba exclusivamente en el número de huellas que deja el instrumento y no existen grandes divergencias entre una y otra. En los escasos yacimientos con impresión hueca se reitera una alternancia en la composición: geométrica, horizontal o bien compartiendo valores con otros motivos, incluida la decoración interna. Al igual que en las demas, en cuanto a las zonas decoradas de la vasija no se producen cambios, siguen prefiriendo el cuerpo121. En las ornamentaciones elaboradas con gradina, persiste como composición El último tipo de impresión es el rectangular, el diseño horizontal supone el 100% en la cámara inferior de Olvena, Gabasa 2b y 5, Costalena nivel c2, Torrazas y Alonso Norte; la oblicua supone el 100% en Huerto Raso; en el resto de los yacimientos la composición horizontal supera el 40% excepto en el Torrollón en el que la más importante es la geométrica (66,66%). El cuerpo posee valores del 100% en La Miranda, Huerto Raso, Gabasa 5 y Alonso Norte; el borde alcanza el 100% en la cámara inferior de Olvena y Costalena nivel a+b; y en el cuello en las Torrazas. 120 La tabla aparece en el Apéndice (pág. 349). 121 La composición geométrica supone el 100% en el Forcón y la cámara superior del Moro de Olvena; la horizontal en Chaves 1a; la decoración interna supone el 50% en Chaves 1b. El cuerpo es mayoritario con el 100% en la Espluga de la Puyascada, la cámara superior del Moro de Olvena y la Miranda. CÆSARAUGUSTA 77 La decoración impresa irregular presenta el 100% en el diseño horizontal en Huerto Raso, Gabasa 2a y 5, Forcas II, Costalena nivel a+b y nivel c2, Els Secans, Torrazas y Alonso Norte; en los demás yacimientos su valor no es inferior al 65%, excepto en Gabasa 2b en el que el valor más alto es el geométrico (50%). El cuerpo posee el 100% en Huerto Raso, Gabasa 2a y 5, Torrazas y Alonso Norte. 157 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón CÆSARAUGUSTA 77 158 I. Espluga de la Puyascada, superficial y EIIb (BALDELLOU, 1987a). II. Cámara superior del Moro (Olvena) (BALDELLOU y UTRILLA, 1995 dir.). III. Cueva 2a de los Moros (Gabasa). IV. El Forcón (BALDELLOU, 1984). V. Cueva de la Miranda (BALDELLOU y BARRIL, 1981-2). Las impresiones efectuadas con peine muestran variedad en cuanto al diseño con porcentajes elevados en la composición entre la horizontal, geométrica, y horizontal-oblicua. Separado del resto queda el nivel c2 de La Costalena, con la composición horizontal-vertical. Aparece como decoración interna en el nivel 1a de Chaves. Nuevamente es el cuerpo la zona más empleada para este tipo123. Dentro de las tres categorías que componen la impresión con instrumento ésta es la única que se realiza en la suspensiones, apareciendo en el nivel 1b de la cueva de Chaves. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón dominante la horizontal, excepto en la cámara inferior del Moro de Olvena y el nivel c1 de La Costalena, en los que la única representada es la oblicua y la geométrica, respectivamente. Se localiza mayoritariamente en el cuerpo122. • El siguiente apartado es la decoración inciso/impresa124. Entre las dos categorías que la componen se observa un claro predominio de las inciso/impresas sobre el punto y raya, si bien este último aparece en casi todos los asentamientos con valores más pequeños, excepto en las Torrazas que constituye el 100%. 122 La composición horizontal supone el 100% en Chaves 1a, y la horizontal-vertical en la Costalena nivel a+b, en el resto de los yacimientos el diseño horizontal supera el 50%. El cuerpo posee el 100% en la cámara superior de Olvena y la Costalena nivel c1 y nivel c2, superando en el resto el 40%. 123 El diseño horizontal es del 100% en el Remosillo, la cámara superior del Moro de Olvena y el nivel a+b de La Costalena; la geométrica es del 100% en Pontet c sup. y del 50% en Chaves sup y 1a. El cuerpo posee los valores del 100% en el Remosillo, la cámara superior del Moro de Olvena, Gabasa 2a, el nivel a+b y c2 de La Costalena y Pontet c sup. 124 La tabla aparece en el Apéndice (pág. 350). 125 Los motivos horizontales alcanzan el 100% en La Miranda, Chaves 1b y Gabasa 2b; la composición horizontal oblicua supone el 100% en Costalena nivel c1; en el resto de los asentamientos el diseño CÆSARAUGUSTA 77 El punto y raya también prefiere los motivos horizontal en el cuerpo. Tan sólo las Torrazas presentan como único diseño el circular125. Vuelve a desaparecer en el 159 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón I. Abrigo de la Costalena, nº 1-2 nivel c1, nº 3 nivel c2 (BARANDIARÁN y CAVA, 1989). II. Alonso Norte (BENAVENTE y ANDRÉS, 1989). III. El Pontet, nivel c inferior (MAZO y MONTES, 1992). IV. Botiquería dels Moros, nº 1 nivel 6, nº 2 nivel 8 (BARANDIARÁN, 1989). CÆSARAUGUSTA 77 interior de los bordes, pero las suspensiones continúan decorándose en el nivel 1a de Chaves que, a su vez, muestra una mayor diversidad de elementos. 160 En la categoría inciso/impresa, además de aumentar el número de yacimientos que la emplean, se produce una mayor diversidad si bien no se modifica drásticamente el esquema preestablecido en la correlación: horizontal-cuerpo126, aunque horizontal supera el 45% de los casos. Su ubicación en el cuerpo es del 100% en La Miranda, Chaves superficial, cámara superior de Olvena, Gabasa 2b y Torrazas; en Costalena nivel c1 el 100% se halla en el borde-cuello; el resto de los yacimientos poseen valores en el cuerpo superiores al 50%. 126 El 100% de la composición horizontal lo poseen La Miranda y Gabasa 2b; el 100% de la horizontal-vertical la cámara inferior de Olvena y el 100% en la geométrica Gabasa 2a y Pontet c superior. • Las incisiones127 están constituidas por tres categorías: profunda, suave y grabada. La última de ellas no aparece en los yacimientos aragoneses, a pesar de ser habitual en contextos neolíticos no sólo penínsulares. Entre las otras dos categorías se aprecia una ambivalencia, por un lado en la provincia de Huesca predomina indiscutiblemente la incisión profunda, mientras que en la provincia de Zaragoza la preferencia tiende hacia la suave. Este hecho habría que matizarlo en algún yacimiento, por ejemplo en Gabasa 5 domina la incisión suave y en el nivel c inferior del Pontet la profunda, pero en ambos casos es sólo un fragmento. Por contra en los de Teruel se combinan las dos incisiones, al igual que en otros asentamientos como los niveles 1a y 1b de Chaves, la cueva de las Brujas o el nivel c1 de La Costalena. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón algunos yacimientos prefieran el diseño geométrico. Esta vez es la cámara inferior de Olvena la que presenta decoración en los elementos de prehensión. Esta decoración alcanza el 100% en el cuerpo en el Forcón, Gabasa 2a, Pontet c superior, Botiquería 8 y Alonso Norte, en el cuello-cuerpo alcanza el 100% en Gabasa 2b y Torrollón, en los demás yacimientos el cuerpo supera el 55%. 127 La tabla aparece en el Apéndice (pág. 350). 128 El diseño horizontal es del 100% en la cámara inferior de Olvena, Gabasa 2a, 3b y Alonso Norte; el geométrico es del 100% en Brujas y Forcas II o del 86% en el Forcón. 129 El 100% de las incisiones profundas se sitúan en el cuerpo en la cámara inferior de Olvena, Brujas, Gabasa 2a, 2b, 3b, Forcas II, Pontet c inferior y Alonso Norte; en el resto de yacimientos no es inferior al 40%. CÆSARAUGUSTA 77 En cuanto a la composición/situación de la incisión profunda permanece el diseño horizontal como el más corriente, aunque en algunos casos es sustituida por el geométrico128. Es interesante comentar que en este tipo se amplían los porcentajes y el número de elementos utilizados. En cuanto a la ubicación no se produce ningún cambio129, y sólo aparece en los elementos de prehensión en la Miranda y en el nivel 1a de Chaves. 161 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón CÆSARAUGUSTA 77 162 Cueva de Chaves: I. nivel superficial. II. nivel 1a. III. nivel 1b (Museo de Huesca). La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón En la categoría suave sigue dominando, en mayor o menor medida, los motivos en horizontal130. De nuevo, son los tres niveles de Chaves los que decoran el interior de los bordes, pero en general se realizan en el cuerpo131. Vuelven a ser los niveles 1a y 1b de Chaves los únicos que poseen incisiones en las suspensiones. • La categoría más importante en el acanalado132 en los asentamientos de Huesca y Teruel, tanto por sus porcentajes como por su utilización, es la roma. En cambio en Zaragoza es el acanalado a peine el que posee las frecuencias más altas y sólo en el nivel c2 de La Costalena se encuentra la roma. Evidentemente, la categoría apuntada es la menos empleada, llegando a ser nula en el Bajoaragón. En la decoración roma tanto la composición como la situación no ofrecen ninguna diferencia a lo hasta ahora expuesto133. Quizá lo único digno de mención es que los tres niveles de Chaves, nuevamente, son los que poseen una mayor riqueza en el diseño, y vuelven a ser los únicos que decoran las suspensiones. Respecto al acanalado apuntado134 y al realizado a peine135 siguen manteniendo la tónica gene130 Va desde el 100% de La Miranda hasta el 33,33% de Alonso Norte, exceptuando el 100% en la composición horizontal-oblicua de Las Brujas, y el 100% de la geométrica del c superior del Pontet o el 62% del nivel 1b de Chaves. 131 El 100% del cuerpo lo poseen Gabasa 5, Costalena nivel a+b, nivel c2, Pontet b y c sup., los demás yacimientos superan el 33,33% de La Espluga de la Puyascada. 133 La composición horizontal en el acanalado romo es del 100% en el Forcón, Gabasa 2b y Costalena nivel c2, en los demás yacimientos va desde el 23% de Alonso Norte al 60% de la cámara superior de Olvena. 134 La composición horizontal representa el 70,66% en Chaves 1b, el 69,99% en Chaves 1a y el 33,33% en el nivel sup. En cuanto a su situación es del 100% en el cuerpo en Chaves sup. y 1a y del 90% en Chaves 1b. 135 El 100% en el diseño horizontal aparece en La Miranda, la Costalena nivel a+b, nivel c1 y nivel c2, en Gasaba 2a se reparte el 50% el horizontal y el oblicuo. El 100% en el cuerpo lo poseen todos los yacimientos, excepto en la Costalena nivel c1 que se sitúa en el cuello. CÆSARAUGUSTA 77 132 La tabla aparece en el Apéndice (pág. 350). 163 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón I. Abrigo de la Costalena, nivel c2 (BARANDIARÁN y CAVA, 1989). II. Cámara superior del Moro (Olvena) (BALDELLOU y UTRILLA, 1995 dir.). III. Cámara inferior del Moro (Olvena) (BALDELLOU y UTRILLA, 1995 dir.). IV. Cueva de Chaves, nivel 1a (Museo de Huesca). V. Cueva de Chaves, nivel 1b (Museo de Huesca). CÆSARAUGUSTA 77 ral. Finalmente no se utiliza el acanalado como decoración interna en ninguna de las tres categorías. 164 En el análisis de estas dos últimas variables, incisa y acanalado, hay que tener en cuenta que, dependiendo de la fragmentación del material, se pueden confundir ambos, puesto que estos elementos son realizados con la misma técnica. También habría que tener presente este hecho en la decoración inciso/impresa, al ser el producto de dos técnicas decorativas, incisa e impresa, por lo que puede haber fragmentos con sólo una parte de los motivos y, por tanto, no considerarla inciso/impresa. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón • La variable otras decoraciones136, está compuesta por siete categorías pero se han eliminado del análisis todas aquellas que con clara probabilidad no se consideran neolíticas, tales como el boquique o la excisión. En conjunto son las decoraciones menos numerosa en todos los yacimientos. Hay una serie de elementos decorativos presentes en estos yacimientos como incrustaciones, dedadas o rugosidades que son más propios de otras épocas, pero su fabricación no está limitada a un momento cronológico. Por otro lado, algunas de ellas están presentes en la cueva de Chaves, claramente en un Neolítico Antiguo sin intromisiones, por lo que habría que reconsiderar el ámbito cronológico de las mismas. Sin embargo hay que aclarar que casi siempre están representados por uno o dos fragmentos, a pesar de que los porcentajes sean altos. Finalmente, queda por mencionar la decoración pintada, pero el único fragmento que se ha hallado es el 136 La tabla aparece en el Apéndice (pág. 350). 137 La tabla aparece en el Apéndice (pág. 350). CÆSARAUGUSTA 77 Las perforaciones utilizadas como decoración no son muy habituales en ningún momento cronológico y, por tanto, la información que aportan no es muy significativa, a lo que habría que añadir que el número de efectivos que la componen no es elevado. En esta categoría se han incluido las perforaciones realizadas con anterioridad a la cocción, es decir, con la pasta todavía blanda. Su finalidad en gran medida se desconoce, máxime si se tiene en cuenta la fragmentación del material. No obstante, aunque en un principio se hayan asociado a las decoraciones hay que barajar otras posibilidades, como los agujeros vertederos que plantea Bernabeu (1989: 28) para algunos ejemplares valencianos. En cambio, son más numerosas las perforaciones de lañado137, sobre todo en Chaves, y que de alguna forma dan una idea de la reutilización de las cerámicas, de la importancia de ciertas vasijas o de la dificultad/coste de su fabricación y de ahí que hayan sido reparadas y no eliminadas, sin embargo por ahora no se puede concretar ninguna hipótesis. 165 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón del Remosillo, por lo que no se puede afirmar ninguna conclusión debido, principalmente, a los problemas que plantea el abrigo. En contra de lo que se podría pensar por la reducción del número de asentamientos, el capítulo de otras decoraciones no ofrece diferencias sustanciales a lo ya comentado en cuanto al diseño y ubicación de las mismas: preferencia de los motivos horizontales en el cuerpo138. Se ha eliminado de este análisis las perforaciones, puesto que no se puede establecer una correlación entre composición y situación al no tener valores en la primera variable, así como las rugosidades al no formar ningún diseño y localizarse siempre en el cuerpo. Con ninguna de estas decoraciones existe la composición interna, ni se localizan en los elementos de prehensión. CÆSARAUGUSTA 77 • Las aplicaciones plásticas139 son la última variable. En general, existe una gran diversidad de elementos, si bien se aprecia que los más corrientes son los cordones lisos, los cordones impresos y los pezones, aunque no siempre posean los porcentajes más elevados. Del análisis se desprende que en las cuatro cuevas de Gabasa dominan los mismos tipos de aplicaciones: cordones lisos y digitados. Asimismo, destacan los tres niveles de Chaves por presentar una mayor pluralidad de catego- 166 138 Entre las dedadas la composición horizontal va desde el 100% en Gabasa 2b y las Torrazas, al 75% de la Miranda y al 100% del diseño horizontal-vertical en los niveles 1a y 1b de Chaves, y el 80% en la composición circular en las Brujas. Mayoritariamente se localizan en el cuerpo, ya sea como situación única, el 100% de Gabasa 2b y las Brujas, o combinándose con el borde, el 100% de los niveles 1a y 1b de Chaves, y las Torrazas. El diseño horizontal en las incrustaciones posee porcentajes que van desde el 100% de la Puyascada y el 75% de la Miranda al 50% de Gasaba 2b. Se ubican exclusivamente en el cuerpo en la Puyascada y Gabasa 2b, en cambio la Miranda lo comporate sobre todo con el borde. La única excepción es la de la cámara superior del Moro de Olvena que prefiere el diseño geométrico en el borde. 139 La tabla aparece en el Apéndice (pág. 351). En relación con las secciones de estas aplicaciones no se ha obtenido ninguna conclusión positiva fundamentalmente por la gran variedad ya aludida. Aun con todo se pueden destacar algunos hechos como que en los cordones, estén o no decorados, las más habituales son las semicirculares y triangulares y, en menor medida, la trapezoidal y rectangular. Los yacimientos que mayor variedad muestran son de nuevo los niveles 1a y 1b de Chaves. En los pezones como es lógico la sección cónica es la más frecuente, pero también emplean otras. En los tres casos en los que aparecen las pastillas: el nivel 1a de Chaves, la cámara superior de Olvena, el nivel c2 de La Costalena; la sección es rectangular. Mientras que en las pastillas impresas se produce una mayor diversidad: trapezoidal, rectangular y semicircular. Quizá lo más chocante es la presencia, aunque escasa, de la sección cuadrada en cordones impresos en la cámara superior de Olvena y en pezones en las Torrazas. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón rías, además, de los tres niveles muy similares. También hay que resaltar la escasa variedad hallada en la mayoría de los yacimientos del Bajoaragón. Queda por examinar la relación diseño/situación, de la que tan sólo se van a comentar algunas excepciones, ya que, al igual que el resto de las decoraciones, mantienen la primacía de la composición horizontal140 y se ubican preferentemente en el cuerpo141. Destacan los cordones impresos-pezón al poseer en algunos 140 En el cordón liso la composición horizontal va desde el 100% del Forcón, Puyascada, Forcas II, Gabasa 2b, Costalena nivel c, Pontet b, Botiquería 8 y Las Torrazas, al 50% de Costalena nivel c2 y los Panizales. En el cordón digitado el 100% del diseño horizontal lo poseen el nivel 1b de Chaves, la cámara superior de Olvena, Brujas, Gabasa 3b y las Torrazas, el resto de los yacimientos superan el 56%. En el cordón ungulado el 100% de la categoría horizontal está presente en Puyascada, Remosillo, cámara inferior y superior de Olvena y Els Secans. En el cordón digitado-ungulado la composición horizontal supone en 100% en el nivel sup. y 1a de Chaves, en el nivel 1b supone el 60% y en las Torrazas es el diseño horizontal-oblicuo el que alcanza el 100%. Los cordones impresos son exclusivamente horizontales en Forcón, la Miranda, Forcas II, Costalena nivel a+b y nivel c2; en Botiquería 8 es el diseño horizontal-oblicuo y en el nivel 6 el vertical-oblicuo los que alcanzan el 100%. En el resto de yacimientos supera el 50% de Els Secans. Los cordones impresos y pezones se disponen todos de forma horizontal, excepto en el nivel sup. de Chaves que posee el 100% el motivo circular. Los cordones impresos y pastillas presentan el diseño horizontal con valores que van desde el 25% del nivel 1b de Chaves al 100% de los demás yacimientos. En los cordones lisos con pezón la composición horizontal supone el 100%, aunque a veces está representada por la horizontal-oblicua u horizontal-vertical. 141 En el cordón liso el cuerpo posee valores desde el 100% en las Brujas, Gabasa 5, Costalena nivel a+b y nivel c1, y los Panizales hasta el 50% de Costalena nivel c y nivel c2, Pontet c sup. y Torrazas. El cordón digitado se sitúa exclusivamente en el cuerpo en el nivel sup. de Chaves, la cámara superior de Olvena, Brujas, Gabasa 2a, 3b y 5; en los demás supera el 60% de los casos. El cordón ungulado se localiza en el cuerpo con el 100% en Puyascada y la cámara inferior de Olvena, con el 100% en el borde en el Remosillo y compartido borde y cuerpo en Els Secans. En los demás yacimientos el cuerpo supera el 50% de los casos. En el cordón digitado-ungulado todos poseen el 100% en el cuerpo, excepto en el nivel 1a de Chaves que supone el 75%. CÆSARAUGUSTA 77 Para los cordones lisos e impresos el 100% del diseño horizontal ese encuentra en Costalena nivel c1, del horizontal-vertical en Puyascada, nivel 1b de Chaves y Gabasa 2b, y del geométrico en Gabasa 2a; en el resto supera el 40% del nivel 1a de Chaves. 167 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón CÆSARAUGUSTA 77 168 I. Botiquería dels Moros, nivel 8 (BARANDIARÁN, 1989). II. El Ponter, nivel c superior (MAZO y MONTES, 1992). III. Abrigo de la Costalena, nivel c2 (BARANDIARÁN y CAVA, 1989). IV. Abrigo de Els Secans (RODANÉS et alii, 1996). V. Cámara superior del Moro (Olvena) (BALDELLOU y UTRILLA, 1995 dir.). VI. Cámara inferior del Moro (Olvena) (BALDELLOU y UTRILLA, 1995 dir.). VII. Cueva de Chaves, nivel 1a (Museo de Huesca). VIII. Cueva de Chaves, nivel 1b (Museo de Huesca). De los pezones, pastillas y pastillas impresas tan sólo se ha realizado el análisis de la situación142, al no poder hablar de composición si no están presentes en varios de ellos. No se producen alteraciones sustanciales pero sí que se aprecian ciertas preferencias, por ejemplo, de los pezones en los bordes y de las pastillas en los cuellos de los recipientes. Son escasas las veces que se han encontrado este tipo de elementos en las suspensiones, posiblemente por las propias características de las aplicaciones, y limitándose la mayor parte a la terminación o inicio de las mismas. Aun con todo, hay que hacer mención de ellos: en la Miranda los cordones lisos, en los tres niveles de Chaves prefieren los cordones impresos y la combinación de lisos-impresos para los niveles 1a y 1b, este último además presenta pezones también en los elementos de prehensión, al igual que la cámara superior del Moro de Olvena. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón mayor importancia el borde-cuerpo o el borde-cuello, posiblemente por la propia situación de los pezones. Algo similar ocurre con los cordones impresos-pastillas y cordones lisos-pezones sobre todo en Chaves. En la combinación de cordones liso e impreso se produce un ligero cambio al predominar el diseño horizontalvertical o el geométrico, pudiendo relacionarse con motivaciones puramente estéticas, puesto que ambos servirían para una función utilitaria tanto decorados como no. • Como ya se ha visto la composición143 preferente en todas las decoraciones es la horizontal, sola o combinada con otros diseños. Supera el 33,33%, pero lo habitual es que alcance valores en torno al 50-70% y aunque hay excepciones son poco significativas en cuanto al número de fragmentos, como es el caso del Pontet c inferior con una sóla cerámica con decoración vertical-oblicua. En general, el resto de los motivos poseen porcentajes muy reducidos, pero se podría decir que el segundo diseño más empleado es el geométrico, aunque a mucha distancia. Las menos frecuentes en todos los yacimientos son: la interna y la irregular. Los cordones impresos se sitúan exclusivamente en el cuerpo en Forcas II y Pontet c sup; en el resto de asentamientos supone al menos el 33,33% de Costalena nivel c1. Los cordones impresos y pezones se sitúan en el cuerpo con valores que van desde el 40% de Puyascada al 100% de La Miranda, nivel 1a y 1b de Chaves. En los cordones impresos y pastillas la categoría con valores más altos es el borde-cuerpo con el 100% en el nivel sup y 1a de Chaves, y el 100% del cuerpo en las Brujas. En los cordones lisos con pezón el 100% es para la localización borde-cuerpo, excepto para el Forcón que es exclusiva del cuerpo. 142 En cuanto a los pezones los yacimientos que poseen el 100% en el cuerpo son La Miranda, El Remosillo, la cámara inferior de Olvena y las Torrazas, en el resto superan el 30% del nivel 1b de Chaves; en el borde van desde el 5% del nivel 1a de Chaves al 100% de Pontet c superior; el bordecuerpo presenta valores que van desde el 20% del nivel sup. y 1a de Chaves al 55% del Forcón. En cuanto a las pastillas presentan el 100% en el cuerpo el nivel 1a de Chaves y la Costalena nivel c2; y el 100% en el cuello la cámara superior de Olvena. En cambio las pastillas impresas se sitúan todas en el cuerpo con porcentajes del 100%, excepto el nivel 1b de Chaves que lo comparte con el cuello-cuerpo. 143 La tabla aparece en el Apéndice (pág. 352). De la localización en el interior de las vasijas únicamente hemos puesto el número de ellas en las que aparece, no contabilizándolo en los porcentajes. CÆSARAUGUSTA 77 Los cordones lisos e impresos se localizan mayoritariamente en el cuerpo en Puyascada, Gabasa 2a y 2b y Costalena nivel c1, en los demás yacimientos supera el 33,33% del nivel 1a de Chaves. 169 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón Un problema importante es la gran fragmentación del material, y que por sus características ha podido provocar algunos equívocos en la orientación, no siendo correcta por los pocos indicios que se poseen. Posiblemente sea el diseño horizontal el más utilizado, pero es necesario tener en cuenta que algunos de ellos quizá sean oblicuos o verticales, modificando de esta forma los porcentajes, aunque no en gran medida. • También se ha visto la preferencia por el cuerpo para la localización144 de las decoraciones. La mayor parte de la veces como situación única, pero en otras como en El Torrollón I junto con el cuello, aunque la combinación más utilizada es con el borde. Como era de esperar la zona de la vasija que menos se presta a la decoración es el fondo, que está tan sólo presente en La Miranda a través un único fragmento con huellas de cestería, y qué por los problemas ya largamente comentados en el depósito de este yacimiento no se puede considerar significativo. • Con estas dos variables se ha intentado plantear una serie de correlaciones tanto entre ellas como con las ornamentaciones. Del estudio realizado en cada apartado, se deduce claramente la ausencia de un nexo concreto entre la ubicación, un diseño particular y un tipo de decoración. En cambio sí se han observado algunas correspondencias entre cada una de las composiciones y su situación en el recipiente. Así los motivos horizontales, que están presentes en todos los yacimientos excepto en Gabasa 3a y c inferior de Pontet, mantienen como ubicación habitual el cuerpo145, pero a veces la comparten con las otras dos categorías más significativas: el borde146 y, en menor medida, el borde-cuerpo147. Lo mismo ocurre con los demás motivos: vertical148, oblicuo149, horizontal-vertical150, horizontal-oblicuo151 y geométrico152. En cuanto al resto de las composiciones disminuye drásticamente el número de yacimientos que las poseen, pero no va a implicar un cambio en su localiza144 La tabla aparece en el Apéndice (pág. 352). 145 Los porcentajes van desde el 25% de Costalena nivel c; 33,33% de la cámara inferior de Olvena; 36,36% de Gabasa 2b hasta el 100% de La Miranda, Remosillo, Brujas, Gabasa 3b, Torrollón y Botiquería 6. El resto de los porcentajes se centra mayoritariamente en el 55-70%. 146 Como el 100% del Remosillo, el 50% de la cámara inferior de Olvena y Costalena c, y el 45% de Gabasa 2b. 147 Con el 50% en Els Secans, pero la mayoría posee valores en torno al 15%. 148 Su localización en el cuerpo va desde el 50% de La Miranda, Gabasa 2a y Chaves 1b o el 53,84% de Chaves 1a hasta el 100% de Huerto Raso, Remosillo, cámara superior de Olvena, Gabasa 2b, Botiquería 8 y Alonso Norte. CÆSARAUGUSTA 77 149 Su localización en el cuerpo va desde el 42,85% del c sup. de Pontet o el 74,46% de Chaves nivel 1b hasta el 100% de Puyascada, La Miranda, cámara inferior de Olvena, Gabasa 2a, 2b y 5 y los niveles c1 y c2 de Costalena. La única excepción es Els Secans con un único fragmento en el borde-cuerpo. 170 150 Su localización en el cuerpo va desde el 3,84% del Torrollón, 60% del Forcón y 66,66% de Costalena nivel c2 y Alonso Norte hasta el 100% de Gabasa 2a y 2b, los dos niveles de Botiquería y las Torrazas. En este diseño aparecen más excepciones, a favor del borde y borde-cuerpo, pero en general con un único fragmento. 151 Su localización en el cuerpo va desde el 50% de Chaves sup y Brujas hasta el 100% de La Miranda, Forcas II, cámara superior de Olvena, Gabasa 3a, Costalena nivel a+b, Torrazas y Alonso Norte. Presenta también algunas excepciones relacionadas con el borde-cuerpo. 152 Van desde el 33% del Torrollón, el 50% de la Puyascada o el 58,33% de Chaves 1a, hasta el 100% de La Miranda, Forcas II, las Brujas, Gabasa 3a y 5, todos los niveles de Costalena y Pontet y Alonso Norte. • Se ha considerado interesante establecer una serie de relaciones entre las decoraciones y algunas variables de la manufactura. La primera es entre la decoración y el acabado externo. En las impresiones no existe un tratamiento generalizado, preferentemente utilizan el bruñido y el alisado, en menor medida, el espatulado y el acabado grosero, pero no se observa una relación clara entre tratamiento y tipo de impresión. En cambio, en la decoración inciso/impresa existe un cierto predominio del acabado bruñido sobre el alisado154. Tampoco entre las incisiones se puede hablar de una correspondencia clara, aunque la incisión suave presenta cierta preferencia por el alisado155. El acanalado plantea un mayor uso del bruñido —sobre todo en el acanalado apuntado— que del alisado, aunque éste también es frecuente. Se ha eliminado del análisis la variable «otras decoraciones» debido a que por sus características en la mayor parte de los casos es difícil discernir el tipo de tratamiento que se ha aplicado. La única excepción es el fragmento pintado del Remosillo, que posee un acabado bruñido. La relativa superioridad del acabado bruñido y alisado se repite también en las aplicaciones plásticas, excepto en los tres casos oscenses de cordón liso-pezón en los que el acabado dominante es espatulado. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón ción153. Por último, la composición interna es casi exclusiva de los tres niveles de Chaves, aunque también se halla en Gabasa 2b y el nivel a+b de La Costalena. Con esta categoría sí se produce un cambio ya que, como es lógico, es el borde donde aparecen. En resumen se aprecia que no existe una concordancia directa entre los acabados de la superficie y la decoración, por lo que la elección de un tratamiento determinado no estaba influida de una manera decisiva por ésta. Si no fuera así se habría establecido una mayor correlación entre un tipo de decoración y un acabado concreto. Por otra parte, los dos tratamientos predominantes coinciden con los que presentan, en general, los porcentajes más altos en todos los yacimientos como se ha visto en el estudio de la manufactura. A pesar de no poder plantear ninguna conclusión sí se puede sugerir que el uso frecuente, sobre todo de las superficies bruñidas, puede ser debido o bien a necesidades funcionales de las cerámicas que llevan decoración o bien a que simplemente se utilice como preparación para decorarlas más fácilmente. La segunda asocación que se ha querido comprobar es la del color y la decoración. Dentro de las impresiones solamente se ha podido apreciar una cierta conexión entre los marrones, principalmente anaranjados o amarillentos, y la decoración cardial156. En el resto de las variables decorativas están tan repartidos los valo- 154 En el punto y raya los porcentajes del bruñido van desde el 20% de la cámara superior de Olvena hasta el 100% en el Forcón, Miranda y Chaves sup; el alisado únicamente presenta el 100% en Costalena nivel c. En la decoración inciso/impresa los porcentajes del bruñido van desde el 15% de la cámara superior de Olvena o el 22% del nivel 1b de Chaves hasta el 100% de la cámara inferior de Olvena, el Torrollón, Pontet c sup y Botiquería 8; en el resto de los yacimientos los porcentajes están en torno a un 50-70%. En cuanto al alisado sólo presentan el 100% en Alonso Norte. 155 Poseen el 100% en el alisado Chaves sup., Gabasa 5, Costalena nivel a+b y el Pontet b y c superior. 156 Los porcentajes globales de los marrones van aproximadamente desde el 50% de Chaves sup., 67% de Chaves 1a, 70% Chaves 1b hasta el 100% en Forcas II, Brujas, Costalena nivel c1 y nivel c2, Botiquería 8 y 6. CÆSARAUGUSTA 77 153 Los motivos verticales-oblicuos y los irregulares en el cuerpo presentan porcentajes que van desde el 75% al 100%. 171 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón res que es casi imposible establecer alguna conclusión, aunque se puede comentar cómo en la impresión con gradina el color marrón claro amarillento presenta los valores más altos en los tres niveles de Chaves y en el nivel c2 de la Costalena o que en las incisiones se aprecia una cierta inclinación por los marrones. También en la variable inciso/impresa se aprecia cierta predilección por los grises, y en tonos blancos para la decoración de punto y raya, al igual que en el acanalado. Pero en definitiva, no se ha encontrado un color predominante de forma categórica, siendo por otro lado lógico si se tiene en cuenta el sistema rudimentario de fabricación y su desarrollo tecnológico, que no facilita de ninguna forma la obtención de un color uniforme en las vasijas. • Tras el estudio individualizado, al igual que en los apartados anteriores, se ha realizado un análisis factorial de correspondencias157 con los datos de las decoraciones. Los dos primeros factores explican el 45,91% de la variabilidad total. Esta vez se ha producido una modificación en el gráfico, puesto que se ha diluido la concentración en torno al eje central de los anteriores. Las variables y yacimientos que ejercen una mayor presión en el eje 1, que es el que posee una mayor inercia con el 32,22%, son por un lado el cardial con el 39,8% y la incisión/impresión con el 22,5% y, por otro, el nivel 1b de Chaves con el 38% y la Puyascada con el 21,5%. El factor 2, con una inercia 13,69%, está influido por la incisión/impresión (36,1%), las aplicaciones plásticas (22,5%), La Miranda (30,5%) y el Torrollón (28,9%). Las variables menos representativas, impresión con instrumento e incisión, coinciden en parte con las menos utilizadas, pero en este análisis no se sitúan en el exterior sino en torno a la confluencia de los ejes. El Torrollón I continúa siendo el yacimiento que marca más diferencias con el resto. Nuevamente es consecuencia de las peculiares características de sus cerámicas, ya que la variable que influye de una manera determinante es la decoración incisoimpresa. CÆSARAUGUSTA 77 La gráfica de este análisis ha resultado ser esclarecedora. Las variables, si exceptuamos «otras decoraciones» que por ser poco representativa queda marginada en el ángulo superior derecho, crean una parábola con claras connotaciones cronológicas en torno a la cual se reparten los distintos asentamientos. Así la decoración cardial, situada en el cuadrante izquierdo, tiene como contraposición la incisión/ impresión en la zona derecha, las demás se localizan en la zona central confirmando una utilización más amplia. 172 A pesar de la mayor dispersión que existe entre los yacimientos se han podido establecer algunos grupos. El primero está definido por la decoración cardial, pero no constituye una agrupación cerrada sino todo lo contrario, debido al peso de variables como el acanalado y las aplicaciones plásticas. Así las Forcas II y las Brujas se localizan en el cuadrante superior al poseer más aplicaciones plásticas que decoración acanalada, que en estos dos casos es nula. Al alejamiento del nivel 6 de 157 Al igual que en los anteriores se ha configurado con los recuentos globales y con tres ejes, representándose gráficamente tan sólo los dos primeros. A pesar de que algunos elementos ofrecen una pequeña contribución absoluta y relativa no han sido eliminados al tener un mayor peso en el tercer factor. 173 CÆSARAUGUSTA 77 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón 174 CÆSARAUGUSTA 77 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón El segundo grupo muestra una ligera asociación en torno a la variable impresiones digitadas. Estos asentamientos son: Gabasa 2a, 2b y 5, los Panizales, las Torrazas, La Miranda, Huerto Raso, El Remosillo, Els Secans, el nivel a+b y c de la Costalena. Sin embargo, existen algunas divergencias, por ejemplo el alejamiento de Huerto Raso y el Remosillo por la influencia de la variable «otras decoraciones». Habría que incluir en este grupo las excepciones del primero e, incluso, la cueva de las Brujas por el alto porcentaje de aplicaciones plásticas y lo poco significativo de su material. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón Botiquería contribuye el escaso valor del resto de las decoraciones. En cambio, la separación de los niveles c1 y c2 de la Costalena y el nivel 8 de Botiquería está fomentado por los valores en la incisión e inciso/impresa. La inclusión de Pontet b en este grupo es debida a la importancia que tienen las aplicaciones plásticas, pero incluso su posición deja clara la separación que existe entre este yacimiento y el resto. Un caso distinto es el de Gabasa 3b, en cuya posición ejercen una fuerte presión estas dos variables, como consecuencia de su escasa caracterización por el escaso número de fragmentos. El tercer y último grupo está constituido por los demás yacimientos: Forcón, Espluga de la Puyascada, Gabasa 3a, la cámara inferior y superior de Olvena y Alonso Norte. Todos ellos están claramente mediatizados por las variables incisión e impresión con punzón y de una manera menos significativa por la decoración inciso/impresa, por lo que aqui se podría incluir el Torrollón I. En general, se puede decir que las decoraciones incrementan de forma clara las diferencias levemente apreciadas tanto en el estudio anterior como en los análisis de correspondencias de los otros apartados. El hecho más significativo es la distribución cronológica que ofrece la gráfica. Sin embargo se observa en la misma ciertos errores como son: la inclusión de Gabasa 3b y Pontet b en un grupo cuya relación espacio/temporal es más antigua que sus propios materiales e, incluso, estratigrafía; o el intercambio de posición entre el nivel c superior e inferior de Pontet, debido a lo poco representativo de este segundo, cosa que también ocurre aunque con menor diferencia entre el nivel c1 y c2 de la Costalena, mientras que la cámara superior de Olvena se localiza en un punto que sugiere una etapa más reciente que la que plantea su datación, problema en el que se entrara posteriormente. Analizando de forma conjunta las distintas características de los fragmentos158 resulta evidente, como ya se ha mencionado, que el porcentaje más elevado corresponde a las paredes sin decoración. El resto de las variables muestran grandes diferencias entre los yacimientos: Huerto Raso, Gabasa 3b y Pontet c inferior carecen de morfología con decoración; Gabasa 3a de fragmentos decorados; y el nivel 6 de Botiquería de elementos morfológicos sin decoración. También se observa que en los asentamientos oscenses las tres últimas categorías en conjunto no llegan a superar en ningún caso el 45% del global, no así en la otras dos provincias en donde hay 158 Paredes lisas, paredes decoradas, cerámicas con caracteres morfológicos pero lisos (bordes, carenas, fondos y suspensiones) y fragmentos morfológicos con decoración. La tabla de datos aparece en el Apéndice (pág. 353). CÆSARAUGUSTA 77 2.4. Relación morfología y decoración 175 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón casos como el nivel c1 y c2 de la Costalena, Els Secans o el nivel 8 de Botiquería en los que la suma de estas variables llegan a alcanzar y superar el 50%. La cuarta variable o cerámicas decoradas, que es la que nos interesa en este estudio, no llega a sobrepasar el 23% en el yacimiento que más importancia tiene: el nivel c2 de la Costalena. Hay que esperar a valores entre el 15 y el 9% para encontrar los siguientes asentamientos159. La escasa importancia que en apariencia sugieren estos porcentejes puede explicarse de distintas formas: en primer lugar, el gran volumen de material que existe en los yacimientos oscenses, en comparación con el resto, favorece porcentualmente el incremento de las otras variables sobre todo de las paredes; en cuanto a los yacimientos bajoaragoneses habría que atribuirlo a las características de los asentamientos y de recogida del material. CÆSARAUGUSTA 77 Siguiendo un esquema ideal basado en la fabricación cerámica, lo lógico sería que las paredes con decoración superaran a los fragmentos morfológicos decorados, pero en algunos yacimientos aragoneses ocurre lo contrario, es el caso del Forcón, la Puyascada, el Remosillo, la cámara inferior del Moro de Olvena, Gabasa 2b, el nivel c genérico de la Costalena y los Panizales. Sin entrar por ahora en más detalle, hay que comentar que estos asentamientos coinciden con la mayor parte de las excepciones hasta el momento planteadas, lo que nos aproximaría a una de sus causas, aunque no al motivo concreto que permitiría conocer porqué ha sucedido. 176 Estos porcentajes en conjunto posibilitan establecer algunas agrupaciones: se asocian por proximidad el Forcón, la Puyascada, Forcas II, los niveles 1a y 1b de Chaves y, con mayor diferencia en las dos últimas categorías, la cámara superior del Moro de Olvena. En un segundo grupo están La Miranda, el nivel superficial de 159 El Forcón, la Espluga de la Puyascada, los tres niveles de Chaves, El Torrollón I, el nivel c1 de la Costalena, el nivel 8 de Botiquería y Els Secans. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón LÁMINA. 9. Formas simples ovoides. I. Cueva de Chaves, nivel 1 superficial (Museo de Huesca). II. Espluga de la Puyascada, nivel superficial (BALDELLOU, 1987a). III. Cámara superior del Moro (Olvena) (BALDELLOU y UTRILLA, 1995 dir.: 148-149). Chaves, El Torrollón I, el nivel c2 de La Costalena y el nivel 8 de Botiquería. La tercera aúna la cámara inferior del Moro de Olvena, el Remosillo, Las Torrazas y los Panizales. El resto —sin tener en cuenta los yacimientos a los que les falta alguna variable— queda incluido en un conjunto más o menos homogéneo. • En un nuevo intento por hallar correlaciones, se han buscado las posibles analogías entre decoración-morfología. La gran variabilidad de éstas ha hecho que las conclusiones queden reducidas a una cierta preferencia por las impresiones sobre todo a punzón —dentro de ellas prevalecen las apuntadas, ovales o rectangulares— en todos los tipos de borde. Aunque el estudio no haya aportado datos más concretos, se pueden comentar ciertos resultados interesantes como la gran diversidad de técnicas decorativas usadas en los tres niveles de Chaves, ya que están todas presentes, o cómo entre los yacimientos que poseen el tipo de decoración inciso/impresa en el borde, prefieren la inciso/impresa sobre el punto y raya. 2.5. Análisis de los resultados A la espera de incluir el resto de los datos aportados por los asentamientos, se puede concluir de forma preliminar una serie de hechos que serviran de pauta en la interpretación correcta de los yacimientos y su contexto general. CÆSARAUGUSTA 77 En cuanto a la decoración en los elementos de prehensión se ha observado la misma preferencia por las impresiones, aunque no siempre de las realizadas a punzón. En este caso sólo se puede resaltar que en las perforaciones el elemento más empleado son los pezones, en los botones existe un cierto predominio del acanalado romo y, por último, su ausencia casi total en los asentamientos del Bajo Aragón. 177 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón CÆSARAUGUSTA 77 178 LÁMINA. 10. Formas simples ovoides. I. El Forcón (BALDELLOU, 1984). II. Espluga de la Puyascada, nivel superficial (BALDELLOU, 1987a). III. Cueva de la Miranda (BALDELLOU y BARRIL, 1981-2). IV. Cámara superior del Moro (Olvena) (MONTES, 1995). V. Cueva de Chaves, nivel superficial, nivel 1a, nivel 1b (n.º 1 y 2 Museo de Huesca). • Se ha sugerido que el sistema de cocción que utilizarían es el fuego abierto, para ello nos apoyamos por un lado en nuestros propios análisis de cocción y en los de pastas realizados por Mª D. Gallart y, por otro, en la carencia de estructuras que faciliten desarrollar otro tipo de propuesta. A su vez este hecho permite explicar el predominio de las cocciones mixtas y de una tecnología incipiente como una consecuencia lógica. La manufactura de los recipientes en general era cuidada. En ella se invertía bastante energía, pues los acabados que prevalecen en estas vasijas se consiguen con gran esfuerzo y dedicando bastante tiempo a ello. En este punto es interesante destacar que la igualdad manifestada en los tres niveles de Chaves impide afirmar la existencia de cambios técnicos o de una evolución en las características globales del grupo. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón • Cuantitativa y, en algunos casos, cualitativamente ha quedado clara la separación existente entre Chaves y el resto de los asentamientos estudiados, pero conforme se ha avanzado en los análisis se han ido limando cada vez más las diferencias, quedando en la mayor parte de los casos limitadas a aspectos muy concretos que no trastocan el planteamiento inicial. La incorporación de un mineral concreto en las cerámicas supone el dominio o control de las propiedades del mismo y, sobre todo, de la mezcla adecuada para que la vasija posea las características necesarias y no se rompa, resquebraje o agriete. Sin embargo, como ya se ha dicho, resulta imposible confirmar si se trata o no de inclusiones y/o desgrasantes. La exigua diferenciación entre los tamaños de los desgrasantes, aun teniendo en cuenta la ausencia de análisis de pastas, parecen ratificar la ya comentada imprecisión tecnológica, la carencia de experimentación o realmente un limitado interés por depurar los mismos debido a la funcionalidad de las vasijas. También hay que mencionar las mínimas diferencias observadas en los niveles de Chaves, lo que permite hablar nuevamente del mantenimiento de un mismo rasgo técnico durante casi un milenio. Por tanto, en cierto modo el bajo nivel tecnológico se ve corroborado en la escasa importancia que tenía la depuración de los desgrasantes para conseguir unas propiedades peculiares en las cerámicas. En cuanto al engobe, debido a su abundante utilización y a que el espectro de coloraciones es el mismo que el de la arcilla de la fabricación de los recipientes, no parece tener un marcado carácter estético sino más bien técnico, para facilitar determinados tratamientos o funciones. Hay que reseñar el hallazgo de cerámica a la Almagra en la Puyascada, pero que al ser un único fragmento tan solo permite sugerir la posible amplitud en la expansión de las mismas. Los grosores, estudiados en la morfología, han confirmado características de la fabricación. La amplitud de sus intervalos comprendida entre los 0,3 y 0,9 cm indica que el sistema más empleado en la elaboración de las vasijas fue el colombin, cuyo rasgo más significativo es la diferencia de grosores entre las uniones de los cilindros y la zona central de los mismos, lo que produce que en un mismo fragmento se den esas alternancias en los intervalos. Otra técnica que se pudo emplear y produce el CÆSARAUGUSTA 77 Como rasgo común, se aprecia una cierta uniformidad en los colores menos o nada utilizados, estos son: blanco grisáceo, blanco amarillento, blanco rosáceo, marrón medio, marrón claro, negros y naranjas. 179 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón mismo efecto es la del estiramiento, en el que el reparto de la pasta de arcilla por el cuerpo de la cerámica no se realiza de forma homogénea. Del análisis de correspondencias se desprende que la heterogeneidad entre los yacimientos no es tan elevada como en principio se podría suponer. Tecnológicamente, parece que el elemento definidor de los distintos grupos es el tratamiento de la superficie. El análisis mineralógico lleva a plantear una cierta homogeneidad entre algunos yacimientos. Existe la misma división de pastas, sobre todo por la relación de desgrasantes, en Alonso Norte y en Chaves. También se aprecian concordancias mineralógicas entre la cámara superior de Olvena y el nivel 1b de Chaves, al igual que en las temperaturas de cocción, si exceptuamos los dos fragmentos horneados por debajo de los 500° C. Las similitudes en la composición de las pastas sugiere que la obtención de las mismas se realizó en depósitos de zona de conglomerados de calizas. (GALLART y LÓPEZ, 1988a, 1988b, 1989). • La distribución de las cerámicas atendiendo a la morfología presenta un desarrollo coherente. Los fragmentos de paredes superan el 50%, los bordes salvo alguna excepción no llegan a sobrepasar el 23%. Los porcentajes menores corresponden indistintamente a cuellos, fondos y suspensiones. Los bordes más habituales son los redondeados, en segundo lugar los planos y a gran distancia los apuntados, que incluso llegan a ser nulos en algunos yacimientos. La morfología más empleada es la que da nombre a cada tipo y la orientación mayoritaria es la recta, pero muchas veces alterna con la reentrante. A pesar de estas preferencias la variedad y diversidad es enorme. Lo mismo ocurre en cuanto a las características métricas: en el diámetro no existe un intervalo predominante y en los grosores queda comprendido entre los 0,3 y 0,9 cm, posiblemente debido a que el sistema empleado para la fabricación de las vasijas fuera el colombin. La forma más característica entre los cuellos es la cóncava, sin eliminar por ello el resto de los tipos. Es interesante resaltar que en Chaves se observa una cierta evolución cronológica en la preferencia por el tipo de cuellos, yendo desde los concávos del nivel superficial hasta una mayor diversidad en el 1b. En cuanto a las características métricas los diámetros son también variadas, aunque algo más pequeños que en los bordes, en cambio los grosores son iguales: el intervalo preferente está entre 0,6 y 0,9 cm. CÆSARAUGUSTA 77 Las paredes muestran una dualidad en la elección morfológica: vertical y convexa. Tanto los diámetros como los grosores siguen los mismos intervalos que en los grupos anteriores. En este caso resulta mucho más evidente y fácil de interpretar por la técnica de fabricación: los colombins o el estiramiento. 180 Los fondos muestran la misma diversidad tanto tipológica como métrica, aunque se puede afirmar una cierta preferencia por los convexos con unos grosores ligeramente mayores. Quiza lo que más llama la atención es la significativa presencia de fondos planos, puesto que en principio no son muy característicos de esta cultura, aunque se encuentren de forma habitual en los yacimientos del Neolítico Antiguo del área mediterránea. Parecen ser los primeros tipos realizados o, por lo menos, los más frecuentes que irán evolucionando hacia formas curvas, posible- La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón I. El Pontet, nivel c superior (MAZO y MONTES, 1992). II. Botiquería dels Moros, nivel 8 (BARANDIARÁN, 1978). III. Cueva de Chaves, nivel 1b (n.º 1 a 3 Museo de Huesca). CÆSARAUGUSTA 77 LÁMINA. 11. Formas simples ovoides. 181 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón mente debido a la ventaja que supone esta forma en el uso culinario, es decir, en el contacto directo con el fuego. En las suspensiones es donde se precia nítidamente la riqueza existente. Al igual que en la mayoría de los yacimientos neolíticos el elemento predominante son las asas y, concretamente, las de cinta. Habitualmente se localizan de forma horizontal en el cuerpo o en el borde-cuerpo. Las perforaciones son un elemento poco frecuente, pero nos interesa comentarlo por que en los niveles 1a y 1b de Chaves y en la cámara superior de Olvena llegan a superar el 20%. Las asas tuneliformes, en general más propias de contextos avanzados en otras áreas sobre todo la catalana, aquí aparecen con dataciones antiguas (nivel 1a de Chaves y cámara superior de Olvena). Sin embargo hay paralelos tanto cronológicos como morfológicos como en La Balma Margineda (GUILAINE, 1995: 260). Las perforaciones de lañado destaca por el gran número existente tanto en Chaves como en la cámara superior de Olvena, dándonos un índice de la reutilización de las vasijas. El análisis de correspondencias de la morfología plantea las mismas conclusiones que en la manufactura, con una concentración de yacimientos en torno al eje central que no permite sugerir diferencias acusadas entre ellos. • Los elementos que facilitan un acercarmiento al pensamiento y gusto estético de estos grupos es la decoración, aunque no llege a sobrepasar el 30% del total de los fragmentos. Al igual que en el resto de los apartados se caracterizan por la diversidad. Los tipos más representados son las impresiones y las aplicaciones plásticas, en cambio los menos son los acanalados y otras decoraciones. En todo el análisis destaca Chaves por la gran variedad y profusión de decoraciones. El cardial, considerado fósil director de esta época, aparece en cinco yacimientos y únicamente supone el 6,30% del total. La decoración realizada con el nantis es mínima y exclusiva de Chaves. El diseño más empleado es el horizontal o su combinación en el cuerpo, aunque también aparece en el borde, en el interior y en las suspensiones. Las impresiones realizadas a mano no superan el 20% del total, lo que no es obstáculo para que presente una gran variedad. Únicamente se puede plantear su preferencia en los yacimientos oscenses, con una composición horizontal en el cuerpo o borde-cuerpo. CÆSARAUGUSTA 77 Las impresiones apuntadas, romas, ovales o rectangulares son más comunes que el resto de las realizadas a punzón. Nuevamente, aunque no de forma tan clara, suelen localizarse en el cuerpo horizontalmente. 182 En cuanto a las impresiones con instrumento comentar que, una vez realizado el análisis, se ha visto que la división establecida entre peine y gradina no ofrece la información deseada, por lo que podría plantearse la unión de ambas categorías. El resto de las características no difieren en gran medida de las anteriores. Aunque no son muchos los yacimientos que decoran sus cerámicas con incisión/impresión, ésta es mucho más corriente que el punto y raya e, incluso, presenta otros diseños como los geométricos. La incisión grabada está ausente en estos yacimientos. Entre las otras dos categorías se aprecia una ambivalencia, por un lado en Huesca predomina la incisión El acanalado más común es el romo, aunque en provincia de Zaragoza es el realizado a peine. El apuntado que es el menos frecuente, y está completamente ausente en el Bajoaragón. La variable otras decoraciones es la que ofrece valores más bajos, pero permite conocer qué elementos considerados más propios de otros momentos cronológicos ya aparecen en el Neolítico Antiguo, como las dedadas o incrustaciones. Caso a parte es el fragmento de cerámica pintada del Remosillo, no sólo por ser el único sino también por los problemas del abrigo. Las aplicaciones plásticas son las que de forma más clara manifiestan la variedad en los gustos, aunque en cierto modo se puede plantear la prefierencia por los cordones lisos, impresos y los pezones. Son los asentamientos bajoaragonese los más sobrios en esta variable. En cuanto a la relación composición/situación siguen dominando los motivos horizontales en el cuerpo. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón profunda y en Zaragoza la suave, mientras que Teruel y unos pocos yacimientos oscenses como Chaves, combinan ambas. LÁMINA. 12. Formas simples cilíndricas. Las correlaciones establecidas con los otros dos apartados técnicos no han aportado conclusiones válidas, a excepción de algunos aspectos: tanto en la decoración inciso/impresa como en el acanalado las superficies de las cerámicas suelen estar bruñidas; una cierta prefencia por la gama de marrones en la decoración cardial, o de los tonos grises y blancos para el punto y raya y para el acanalado. El número de fragmentos que aúnan la morfología y la decoración no llegan a CÆSARAUGUSTA 77 I. Cámara inferior del Moro (Olvena) (BALDELLOU y UTRILLA, 1995 dir.: 162). II. Las Torrazas. III. Alonso Norte (BENAVENTE y ANDRÉS, 1989: 39-40). IV. Els Secans (RODANÉS et alii, 1996: 18). 183 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón sobrepasar el 23%. La ya largamente comentada diversidad existente no ha permitido establecer ninguna correlación entre un tipo concreto de morfología y una decoración particular. El análisis de correspondencias ha resultado ser el más significativo creando una parábola con claras connotaciones cronológicas: a la decoración cardial, más antigua, se le ha contrapuesto la inciso/impresa, mientras que el resto de los tipos muestran una utilización más amplia en el tiempo. • En conjunto los análisis manifiestan cómo son siempre los mismos asentamientos los que no siguen la norma, coincidiendo con los que cronológicamente son más inciertos. Donde menos se aprecia este hecho es en el estudio de la decoración, en el que habitualmente sobresale la cueva de Chaves, pero por motivos muy distintos: la gran variedad y riqueza de sus decoraciones. El elemento más esclarecedor del trabajo estadístico es el análisis de correspondencias, puesto que en él se aunan todos los factores importantes sobre los distintos yacimientos. La información del test se complementa adecuadamente con las tablas de frecuencias que permiten especificar de manera más gráfica las excepciones. Como consecuencia de estos análisis los yacimientos se han ido agrupando y definiendo. En primer lugar queda patente que El Torrollón I, aunque tiene elementos comunes a los demás, es evidentemente distinto y como ya se ha dicho repetidas veces, es consecuencia de las peculiares características del material. CÆSARAUGUSTA 77 El grupo que siempre queda más apartado es el compuesto por la Miranda, las Brujas, el Remosillo, Huerto Raso, todas las cuevas de Gabasa, las Torrazas, los Panizales y, en menor medida, los niveles a+b y c genérico de la Costalena y el nivel b del Pontet. No se han asociado juntos en todos los análisis pero ofrecen mayores divergencias, ya que son los que, hasta ahora, han planteado la mayor parte de las excepciones. Su agrupación sugiere dos hipótesis: por un lado en los asentamientos oscenses lo más factible es, como ya se ha repetido varias veces, la mezcla de materiales de distintas épocas en sus estratos. En algunos está más acusada esta remoción y, por tanto, las diferencias con los demás son mayores. Además hay que destacar que aunque poseen materiales de otras épocas, éstos no se diferencian de forma clara del resto. Por otro, en los del Bajo Aragón parece estar más motivado por la falta de una excavación completa o, con más probabilidad, porque seán un estadio más evolucionado que el resto. 184 Este primer grupo no es cerrado y dentro de él hay que hacer algunas puntualizaciones. La cueva de la Miranda es la que más similitudes presenta con otros yacimientos, incluso en la correlación entre morfología y decoración se aproxima al nivel superficial de Chaves y al Torrollón I. Por otro lado, está incluido Els Secans no tanto por sus diferencias con el resto sino por su agrupación, sobre todo en los análisis morfológicos y decorativos, a estos yacimientos. No obstante, esta similitud viene determinada por el escasisimo material cerámico, por lo que para establecer claramente su posición hay que esperar al estudio del resto de los materiales. Entre este grupo y el siguiente se sitúa la cámara inferior del Moro de Olvena. La definición de ésta en los análisis no es homogénea y parece ser debido, sobre todo, a la escasez de material que posee. A pesar de ello se observan varias similitudes con el grupo anterior, al formar parte en muchos casos de las mismas excepciones. I. Cueva de la Miranda (BALDELLOU y BARRIL, 1981-2). II. Espluga de la Puyascada, nivel EIIb (BALDELLOU, 1987a). III. El Pontet, nivel c superior (MAZO y MONTES, 1992). La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón LÁMINA. 13. Formas simples cilíndricas. El segundo grupo lo forman el Forcón, la Espluga de la Puyascada, las cámaras superiores del Moro de Olvena, Alonso Norte, el nivel 8 de Botiquería, el nivel c1 de la Costalena y el nivel c inferior del Pontet. Aunque aparecen asociados mayoritariamente es un grupo heterogéneo, puesto que la agrupación varía de un análisis a otro. En la correlación morfología y decoración del Forcón y de la Espluga de la Puyascada se asimilán a algunos yacimientos del primer grupo por la existencia de menos fragmentos decorados que de morfología con decoración. Puede ser debido, al igual que en los anteriores, a que en éstos asentamientos también se ha producido una remoción de los estratos, pero los materiales neolíticos ejercen una mayor peso que los de otras épocas y por ello se aproximan más al nivel 1a de Chaves. Es interesante comentar cómo en el estudio realizado en nuestra tesis de licenciatura con los yacimientos oscenses, la cámara superior del Moro de Olvena se aproximaba morfológicamente más a los niveles 1a y 1b de Chaves que a estos dos abrigos, pero al introducir nuevos elementos de agrupación está característica se ha diluido. También los yacimientos del Bajo Aragón aunque se asocien a los oscenses quedan ligeramente individualizados agudizándose entre los que poseen decoración cardial. El último grupo lo constituyen el nivel c superior del Pontet, el nivel 6 de Botiquería, el nivel c2 de la Costalena, Peña de las Forcas II y Chaves, aunque es ésta la que presenta mayores diferencias respecto al conjunto y esencialmente vienen determinadas por la gran homogeneidad existente entre sus niveles. Como ya se ha visto en el análisis de la manufactura, las características que los definen son las mismas que, en cierto modo, influyen en la ubicación de los otros grupos, aunque la incorporación de la morfología y la decoración hace que se aproximen un poco más a los demás. CÆSARAUGUSTA 77 Sería interesante establecer una hipótesis de trabajo con la diferencia en los porcentajes entre las paredes decoradas y los fragmentos morfológicos con decoración, ya que corroboraría que la diferenciación observada es consecuencia de las diferentes cronologías, es decir, que en épocas posteriores al Neolítico Antiguo las zonas preferentes para decorar fueran sobre todo las relacionadas directamente con el cuerpo más que con la morfología, que parecer ser la elegida en esta época. 185 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón CÆSARAUGUSTA 77 186 Las diferencias con el resto de los grupos se han reducido en el análisis de la morfología, pero con la decoración se incrementan debido a las impresiones cardiales. A pesar de todo Chaves continúa siendo un yacimiento diferente, sobre todo por la gran diversidad de material, puesto que es la cueva que presenta más riqueza y mayor variedad, lo que no le confiere exclusividad ni superioridad sobre el resto. Finalmente volver a incidir en la necesidad de cotejar estas consideraciones preliminares con las conclusiones parciales obtenidas del estudio del resto del materiales y de otros datos para poder establecer una hipótesis final. IV. Neolítico antiguo «Recortar en estadios, en tramos temporales, estilos cerámicos de los que se sabe que unos han podido tener breve duración mientras que otros conocieron perduraciones notables, constituye ya un ejercicio peligroso. Sabiéndose también que algunos de esos estadios pueden no corresponder de hecho sino a instantes muy cortos, en tanto que otros horizontes pueden enmascarar en el estado actual de la investigación varias fases que en un día aparecerán bien distintas.» (J. GUILAINE, 1986: 80) 1. La cerámica impresa del Neolítico antiguo en el Mediterráneo La fase antigua del Neolítico se desarrolla con una idiosincrasia bien delimitadas, que lo distingue sin grandes problemas del periodo precedente. Estas características se encuentran, aunque a veces con distancias cronológicas significativas, en múltiples yacimientos desde el Próximo Oriente hasta Europa occidental. A pesar de que las investigaciones han avanzado de forma considerable en muchos campos, existen numerosas lagunas y aspectos controvertidos que no se han podido solucionar, pero a la vez la gran diversidad de información que ahora se posee ha permitido que se vaya clarificando su desarrollo. Entre las cuestiones problemáticas la principal es la del origen. En casi toda el área mediterránea aparecen yacimientos con cronologías excesivamente antiguas y en su mayoría discutidas, en los que los elementos que implican un cambio cultural se reducen casi exclusivamente al proceso económico, estándo ausentes otros rasgos de la cultura material como la cerámica. Son las llamadas fases acerámicas o precerámicas, cuya explicación resulta muchas veces difícil debido al gran descono- CÆSARAUGUSTA 77 El Neolítico, parafraseando a Bernabó Brea (1950), supone un gran ciclo cultural que engloba áreas geográficas dispares y distanciadas favoreceriendo desde el principio la aparición de aspectos regionales o locales que permiten individualizar grupos. Estos rasgos no constituyen un obstáculo sino un factor que facilita la investigación y el conocimiento, pero siempre sin olvidar su pertenencia a un contexto cultural más amplio. 187 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón CÆSARAUGUSTA 77 188 LÁMINA. 14. Formas simples cilíndricas. I. Espluga de la Puyascada (BALDELLOU, 1987a). II. El Forcón (BALDELLOU, 1984). III. Cueva de Chaves, nivel superficial (Museo de Huesca). IV. Cueva de Chaves, nivel 1a (nº 1-3 Museo de Huesca). V. Cueva de Chaves, nivel 1b (nº 1-4 Museo de Huesca). En clara concordancia con la anterior, habría que hablar de las distintas teorías sobre la expansión de estas innovaciones hacia el oeste, entrando de lleno en la polémica entre difusionismo, aculturación, migracionismo, etc. que se aleja en parte del motivo de esta publicación. No obstante, para el área aragonesa se ha planteado alguna hipótesis, que se verá más adelante, en un intento de establecer el modelo de penetración. Otra cuestión importante, pero ya centrada en la cerámica, es la indefinición e imprecisión de los términos que se usan a la hora de establecer las distintas etapas o características cerámicas. Así por ejemplo se habla de decoración peinada en la zona del Líbano, para referise a unos motivos que son el resultado del arrastre de una concha de cardium; o bien términos como epicardial, pericardial o postcardial son usados a veces indistintamente sin que queden claras sus características. Aún se complica más el panorama al utilizar un rasgo propio de un elemento concreto de la cultura material, como son las impresiones cardiales, para definir con ello toda una etapa cultural, incluso cuando este tipo de decoración muchas veces no es la predominante como ocurre en la llamada fase cardial de Basi (Córcega). La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón cimiento existente de las etapas meso/epipaleolíticas y a lo revuelto de las estratigrafías. Paralelamente hay otros yacimientos en los que el único elemento diferenciador es la cerámica, considerándose como posibles focos nucleares de neolitización, aunque su defensa, en la mayoría de los casos, es tan controvertida como la de las fases acerámicas. Ante la imposibilidad de entrar a fondo en estos problemas expuestos, se centrará esta síntesis principalmente en la cerámica, que a su vez es el objeto que mayores atenciones ha recibido por parte de los investigadores del periodo. Pero sin dejar de lado otros aspectos significativos que facilitan la definición del proceso: el resto de elementos de la cultura material, su economía, los hábitats e, incluso, los substratos precedentes y su posterior evolución. Las primeras culturas consideradas neolíticas se definieron en el yacimiento de Jericó, englobadas en los términos genéricos PPNA y PPNB160, pero no se van a caracterizar por la presencia de cerámica si exceptuamos el PPNB final. Para la misma función empleaban otra forma de contenedores como los vasos de piedra, 160 Pre-Pottery Neolithic A y B de Jericó (KENYON, 1957; 1960). CÆSARAUGUSTA 77 • Sin debatir la existencia de otros posibles focos de invención de la cerámica, como el yacimiento saharo-sudaní de Amekni (GUILAINE, 1976b: 122-125), partiremos del Próximo Oriente Asiático como área nuclear aceptada por la mayoría. Es quizas la zona que presenta mayor distanciamiento del resto del área mediterránea, no sólo por el adelanto cronológico en la aparición de distintos avances (9.0007.000 a. C.), sino también por ser la cuna de esas innovaciones técnicas: agricultura, domesticación y sedentarización en la denominada fase protoneolítica, todavía englobada en un contexto cultural mesolítico, lo que le ha valido el apelativo de zona nuclear. Hay que señalar, no obstante, que estos progresos no se generalizan de igual modo en toda la geografía próximo-oriental, encontrándose testimonios de yacimientos todavía en cuevas, como en los Zagros o en el valle del Jordán y que sugieren un retraso en determinados aspectos. 189 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón de madera, la cestería o silos de almacenaje. Esta ausencia no implica un anquilosamiento, puesto que en otros aspectos como el arquitectónico los avances son considerables: abandono de los hábitats en cueva y aparición de construcciones que evolucionan desde casas de planta circular a rectangulares, llegando a crear verdaderos poblados con murallas, calles y torres defensivas en momentos más evolucionados (BERNABEU et alii, 1993: 90-136). Lo mismo ocurre con la economía, máxime al contar con la presencia de los agriotipos salvajes de plantas y animales. El cultivo del cereal en el área sur próximo-oriental se desarrolló muy temprano, situándose entre el XII-X milenio B.P. En cambio, la domesticación se retrasa hasta el X milenio B.P para la cabra, aunque surge en más zonas del Próximo Oriente e, incluso, hasta el IX milenio para otros animales como los cerdos. O. Bar-Yosef y R. H. Meadow (1995) plantean que la sedentarización fue uno de los requisitos imprescindibles para la aparición de la agricultura, y ambos factores constituyeron las condiciones necesarias para la aparición de la ganadería. Sin embargo todavía existen bastantes dificultades para explicar correctamente el proceso de expansión de esta nueva economía desde sus focos originarios, por lo que se habla tanto de difusión o migración como de la combinación de ambas. Los adelantos en la agricultura y en la ganadería —con el perro como uno de los animales que antes se domestica pero, sobre todo, con los ovicápridos— son progresivos, llegando incluso al regadío como se ha demostrado en el yacimiento anatolio de Çatal Hüyük (CAUVIN, 1987: 30-39) o en Hassuna y Samarra al norte de Mesopotamia (MELLAART, 1978: 63-69). En cualquier caso los nuevos sistemas de producción van a condicionar en gran medida distintos aspectos de la vida de estos grupos, como la elección del lugar de asentamiento al preferirse ahora las llanuras aluviales por su fertilidad. La industria lítica, partiendo de los distintos complejos mesolíticos existentes en cada región, se acomodará a las nuevas circunstancias y surgiran nuevos útiles: los pulimentados, las puntas de flecha y otros elementos relacionados con una recolección intensiva al principio y, posteriormente, con la agricultura como son los molinos y la volanderas. La diversificación tipológica también se produce en la industria ósea, en los elementos de adorno —con los característicos brazaletes en piedra—, las esculturas zoomorfas u otros signos de poder. El desconocimiento de la cerámica no implica que no conocieran o usaran la arcilla. Ésta se empleaba como elemento constructivo en adobes o ladrillos, para endurecer suelos e, incluso, cociéndola para hacer las famosas figurillas humanas, de venus o de animales, así como para determinados objetos de carácter posiblemente ritual, como los cráneos. CÆSARAUGUSTA 77 Toda esta época está caracterizada por los movimientos de población y, esencialmente, por las expansiones paulatinas de los distintos grupos culturales más avanzados, que se mezclarán con las poblaciones autóctonas favoreciendo las similitudes, transferencias de avances y creación de innovaciones locales. 190 La cerámica propiamente dicha aparece a finales del VII milenio a. C., aunque hay documentados distintos experimentos intermitentes que no se desarrollaron con éxito, como ocurre en Kirokitia (Chipre) (ibidem, 1978: 55), en Bouqras (desierto sirio) y en Ali Kosh (Irán) (CAUVIN, 1987: 28 y 30), o como la llamada cerámica blanca de Siria que aparece entre otros yacimientos en Ras Shamara (CONTENSON y CORTOIS, 1979: 177). Los focos en que este elemento material comienza a aparecer de manera más continuada son el Eufrates medio (Siria) y Anatolia (llanura de La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón I. El Pontet, n.º 1 nivel c superior, n.º 2-4 nivel b (MAZO y MONTES, 1992). II. Cámara superior del Moro (Olvena) (BALDELLOU y UTRILLA, 1995 dir.: 151). III. Cueva 2a de los Moros (Gabasa). IV. Las Torrazas. V. Cueva de Chaves, nivel 1a (n.º 1 Museo de Huesca). VI. Cueva de Chaves, nivel 1b. CÆSARAUGUSTA 77 LÁMINA. 15. Formas simples cónicas o troncocónicas. 191 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón Konya), con unas formas simples, de colores claros, bruñidas y sin decoración. Durante el VI milenio a. C. en Siria y Cilicia se elabora una cerámica oscura, bruñida161, de formas globulares y sin cuello. La decoración más frecuente es de impresiones —uñadas, digitaciones, puntillas...— e incisiones —de triángulos, óvalos y excisiones—, que en fases más avanzadas se desarrollará en motivos lineales variando la intensidad del bruñido como en Amuq B cerca de Antioquía (ibidem, 1987: 32). En el litoral del Líbano se halla una cerámica con distintas coloraciones y predominio de la impresión con cardium. Es frecuente que se decore arrastrando la concha, por lo que se ha venido en llamar decoración peinada. El repertorio decorativo se completa con aplicaciones plásticas, acanalados e incisiones, formando una serie de motivos que recuerdan, en muchos casos, por sus diseños las cesterías del nivel acerámico. Estas imitaciones también se localizan en otros yacimientos como en la cultura de Halaf Antiguo (Siria) hacia el 5.500-5.000 a. C., o en la cultura de Dalmo (al oeste de Irán) con una cerámica impresa realizada a través de tubos, palillos, dedos, peines y pellizcado, a la que a veces se le añade pintura para obtener un mayor efecto estilístico (MELLAART, 1978: 70-71). Esta decoración con conchas se encuentra nuevamente en el Neolítico de Mersín, Tarsus y cerca de Damasco y Gaza. Paralelamente, en los niveles más antiguos comienza a aparecer la cerámica monocroma que derivará posteriormente en los vasos bícromos y polícromos. Las técnicas de engobe y pintado están muy relacionadas y extendidas por todo el área próximo-oriental y Anatolia, pero para algunos autores como Mellaart (1978: 62) no van a implicar necesariamente un movimiento de gentes. CÆSARAUGUSTA 77 La cerámica es uno de los elementos más característicos a la hora de definir las distintas culturas del Próximo Oriente y, aunque existen otros rasgos que permiten concretar las diferencias, aquel va a ser el más fiable o, por lo menos, el más utilizado. A partir de estas primeras cerámicas toscas la evolución de la alfarería se dirige hacia una mayor sofisticación y perfeccionamiento, tanto de los motivos decorativos como de las formas y la técnica de manufactura, hasta llegar a una cerámica muy cuidada, como la denominada cáscara de huevo del Obeid 3. Pero como se ha visto, no se puede hablar de sincronía en el proceso, ya que zonas como Anatolia manifiestan una mayor perduración cronológica en esta primera cerámica considerada tosca, que se va caracteriza por la ausencia de pintura y la decoración de cordones digitados. 192 • Siguiendo la dirección geográfica por todos aceptada de Este a Oeste. En Grecia el origen del Neolítico se presenta complejo, y aunque la nuevas tendencias en investigación sugieren que no existe un movimiento de población, esta hipótesis todavía no se ha podido confirmar satisfactoriamente. Al igual que en otros sitios, incluso muy cercanos como Chipre, se han propuesto dos teorías que marcan la dualidad existente en este territorio: colonización y/o desarrollo local. Por un lado, se advierte la llegada de nuevas gentes a través de la diferencia de material con respecto al periodo anterior Mesolítico, pero por otro un proceso 161 Lo que le ha valido el apelativo de DFBW: Dark Face Brunish Ware. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón I. El Torrollón (REY y RAMÓN, 1992). II. Cámara superior del Moro (Olvena) (MONTES, 1995: 39). III. Espluga de la Puyascada, nivel EIIb (BALDELLOU, 1987a). CÆSARAUGUSTA 77 LÁMINA. 16. Formas compuestas con cuello. 193 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón local al que se incorporan las novedades neolíticas —técnicas y domésticas—. Hecho que se ha comprobado claramente en yacimientos como Franchthi (Argólida) en el que coexisten rasgos mesolíticos y nuevos elementos neolíticos (PERLÈS, 1989). Al igual que ocurría en el Próximo Oriente, este yacimiento junto con otros como el problemático Argissa (Tesalia), Nea Nicomedea (Macedonia) y Knossos (Creta) apoyan la existencia de una fase neolítica precerámica con una cronología aproximada de finales del VII y comienzos de VI milenio a. C. (TEOCHARIS, 1973: 3840). Se caracteriza por la presencia, en algunos casos, de estructuras estables de habitación con plantas cuadradas, cimientos de adobe y piedra y por la transferencia de elementos innovadores como la domesticación, que les lleva a tener una economía de carácter agrícola y ganadera. En muchos yacimientos de Tesalia septentrional este primer horizonte se encuentra sellado y separado del siguiente, en el que ya aparecen cerámicas monócromas (HAMEAU, 1987: 331). Para J. Cauvin (1988) estos yacimientos son la mejor explicación a los rasgos comunes existentes entre este Neolítico precerámico y el de Siria o de los Taurus. Será en el periodo denominado Protosesklo, hacia el 5.600 a. C., cuando surge desde el principio la cerámica monócroma con gran calidad, hecho que ha probocado distintas hipótesis sobre su origen y en definitiva del de su grupo cultural. Algunos investigadores como C. Perlès (1989: 119) consideran que esta cerámica representa un desarrollo local a partir del periodo anterior, mientras que otros como J. Mellaart (1978: 115-118) observan un gran parecido en su evolución con la zona oeste de Anatolia. Las formas son simples, semiesféricas y, a veces, con pie. La mayor parte de la cerámica es monocroma, bruñida y con un engobe en distintos colores, pero también hay vasijas pintadas en rojo sobre blanco y viceversa, así como decoradas con impresiones de uñas y dedos. A ello hay que añadir el hallazgo en Otzaki-Magoula (Macedonia), en el estadio Protosesklo, de una cerámica tosca con diversas impresiones —punzón, uñas, dedos...— y con engobe. El resultado es una superficie de aspecto rugoso motivo por el cual muchos autores la definen como cerámica a barbotina (HAMEAU, 1987: 331). CÆSARAUGUSTA 77 El aumento de la cerámica impresa, la aparición de nuevas formas y otros elementos de la cultura material —como los ídolos piriformes— en los niveles superiores de los distintos yacimientos, marcan las características de un nuevo estadio denominado Presesklo o cultura Magulitsa (LICHARDUS; LICHARDUS-ITTEN, 1987b: 80-83). Junto a la nueva cerámica monocroma siguen elaborándose las vasijas incisas, impresas y las aplicaciones plásticas. Esta nueva fase está incorporada ya en el gran complejo de la Cerámica Impresa o cardial, que cronológicamente se sitúa entre el 5.500 y 5.100 a.C. 194 Los yacimientos en los que mejor se atestigua la cerámica impresa son Sidari (Corfú)162, Nea Nicomedea (Macedonia)163 y Asfaka (Epiro)164. No obstante en cada 162 Fechas: nivel de cerámica lisa 5.720±120 aC y nivel sup. de cerámica impresa 5390±180 a.C. (HAMEAU, 1987: 331). 163 Dataciones del Neolítico Antiguo: 5.607±91 y 5.331±74 a. C. La fecha 6.240±150 a.C. se considera errónea (ibidem, 1987: 331). 164 Datación del nivel de cerámica impresa 5.430±240 a. C. (BATOVIC, 1987: 346; WHITEHOUSE, 1987: 363). La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón Cueva de Chaves, nivel 1b (BALDELLOU et alii, 1989). CÆSARAUGUSTA 77 LÁMINA. 17. Formas compuestas con cuello. 195 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón área las formas y decoraciones no van a ser las mismas aunque posean elementos comunes. Desde el principio se observa una cierta diversificación regional, pero continúa manteniéndose la unidad morfológica. Las formas se caracterizan, en general, por los fondos planos o poco curvos. Los elementos de prehensión son raros y comúnmente son asas horizontales. Conforme se avanza hacia el norte, en la zona de Serbia, las decoraciones comienzan a ser mucho más ricas y variadas, poseyendo gran cantidad de ellas diseños de cardium que, a veces, es resaltada con incrustaciones de pasta clara. El Presesklo ha sido subdividido en distintos estadios. Para el periodo más antiguo destaca la regresión de las cerámicas pintadas y la presencia de las primeras vasijas impresas. En cambio, el segundo se define por la cerámica decorada a ruedecilla y la decoración en mate. Para P. Hameau (1987: 334) se produce un fenómeno interno importante, que queda atestiguado por el decaimiento de la cerámica monocroma y la aparición brusca de la impresa, hecho que se repite con la presencia de cerámica cardial hasta que es sustituida por la de tipo Sesklo. No está claro el origen de esta intrusión, pero siguiendo la huella de los asentamientos sugiere una penetración O-E. La cerámica impresa existente en Grecia, entre la que se encuentra también la decorada con concha de cardium, perdura en algunos sitios hasta momentos avanzados del Neolítico Medio o cultura Sesklo. La ausencia de la fase Presesklo en algunos yacimientos corrobora un comportamiento poco homogéneo en estos grupos. En muchos, principalmente en Tesalia, a la facies anterior le sucede directamente la cultura Sesklo, lo que ha generado múltiples interpretaciones en relación al posible origen y formación de esta fase y su conexión con otras zonas circundantes como los Balcanes (LICHARDUS; LICHARDUSITTEN, 1987b: 82-83). CÆSARAUGUSTA 77 En cuanto al resto de los elementos que definen esta etapa, hay que comentar que el desarrollo de los asentamientos es semejante al del área próximo oriental. En un principio perduran los hábitats en cueva junto con pequeños asentamientos al aire libre que, poco a poco, irán evolucionando hacia verdaderos poblados con rasgos arquitectónicos distintos, espacios comunes y casas cuadrangulares hasta llegar a las rectangulares. Estos yacimientos darán lugar, por un lado, a las llamadas Magoulas en Tesalia o Toumbas en Macedonia, debido a la superposición de los poblados, mientras otros presentan una etapa de abandono sin ocupación posterior. Se ha visto que la agricultura y domesticación se conoce desde la fase precerámica, y avanzará hacia producciones técnicamente más desarrolladas, que permitan el almacenamiento y en las que tienen gran importancia los stocks y el comercio. 196 • La evolución del Neolítico Antiguo en la isla de Creta es distinta a la del continente, a pesar de la existencia de esa facies precerámica ya comentada. La cerámica surge repentinamente, sin los estadios precedentes, y se caracteriza por la ausencia de decoración pintada y una gran uniformidad a lo largo del tiempo. En una primera fase (5.700-4.000 a. C.) las vasijas, cocidas en fuegos abiertos, son de buena calidad. Predominan las formas abiertas, las bases planas y presentan decoración puntillada, incisa o plástica con un gran desarrollo. La segunda etapa (4.0003.800 a. C.) continúa la misma producción alfarera. Como novedades, tan sólo, se puede comentar morfológicamente la presencia de pies o pedestales en los boles y decorativamente se advierte una preferencia por el puntillado y la incisión, mostrando una gran variedad de diseños (TEOCHARIS, 1973: 132-135). I. Cámara superior del Moro (Olvena). II. El Pontet, nivel c superior (Mazo y Montes, 1992). La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón LÁMINA. 18. Formas compuestas con carena. • Los niveles acerámicos siguen presentes conforme nos alejamos hacia el Oeste, es decir, en los Balcanes165, aunque las evidencias arqueológicas en las que se apoyan para sostener esta hipótesis no están tan claras, por lo que algunos autores como R. Treuil (1989: 141) consideran esta área y la del Egeo como una región intermedia o fronteriza entre dos culturas distintas: Europa y Próximo Oriente. Las primeras cerámicas se fabrican hacia el VI milenio a. C., pero no tienen un desarrollo homogéneo. Quizás el único rasgo común en todas las regiones sea la presencia de cerámica impresa y posteriormente, en el Neolítico Medio, de pintada. De forma habitual se distingue geográficamente entre la zona oriental y la occidental, a lo que algunos investigadores añaden la distinta tradición mesolítica: tardenoide y capsiense respectivamente, que también influirá en las diferencias entre el Mediterráneo occidental y oriental (BENAC, 1987: 339; BATOVIC, 1987: 347). Además de esta subdivisión general, la diversificación regional es mucho mayor, como se demuestra en la zona meridional con la cultura de Anzabegovo-Vrsnik, derivando 165 Queremos hacer constar que, por problemas tipográficos, no se han podido escribir correctamente algunos de los nombres de los yacimientos balcánicos. CÆSARAUGUSTA 77 Nuevamente se encuentra una dualidad clara, por un lado perduran los yacimientos de cazadores-recolectores de la tradición mesolítica, a los que a veces, les sucede estratigráficamente un nivel con escasa cerámica impresa pero que continúa con la misma industria lítica, como en el estrato III de la cueva Crvena Stijena (Montenegro) o en Jamina Stredi (isla Cres). Por otro lado, aparecen asentamientos con recolección agrícola y de crustáceos, generalmente al aire libre, que están caracterizados por una industria lítica distinta y por la presencia de cerámica, entre los que se puede mencionar el yacimiento de Smilcic (Dalmacia) (EVANS, 1987: 323). 197 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón en la de Vinca en el Neolítico Medio, y en las distintas fases de la zona albana, ambas con una clara conexión con las culturas del norte de Grecia. En los dos grupos se realiza una cerámica tosca con decoración impresa y a veces con engobe aunque no siempre predominando sobre la monocroma o pintada. No se conocen poblados de la misma magnitud y estructuras que los vistos anteriormente, y su evolución está mal constatada. Sin embargo, la economía de producción está bien documentada, sobre todo la ganadería de ovicápridos (LICHARDUS; LICHARDUS-ITTEN, 1987b: 88-90). Al norte se desarrolla la cultura de Starcevo, en cuya segunda etapa aparece la cerámica con impresiones de uñas, dedos y la llamada a barbotina, que manifiesta un progresivo aumento en las etapas siguientes. No son mucho mejores los conocimientos que por ahora tenemos de los hábitats y, aunque en ellos aparecen casas de planta cuadrangular o rectangular, se sigue desconociendo la organización de los poblados y numerosos aspectos de su economía, no obstante, la agricultura y ganadería están plenamente asentadas. En parte derivando de esta última y, en parte, con rasgos propios hay que mencionar las culturas de Körös (Hungria) y la de Cris (Rumania) que se caracterizan por una cerámica exclusivamente impresa, que posteriormente dará lugar a la llamada Cultura de Cerámicas Lineales (Bandkeramic) que tanto influirá en la zona centroeuropea. Cronológicamente el periodo abarca desde finales del VII a principios del V milenio a. C. Las condiciones ambientales en esta zona son más húmedas, lo que originó una adaptación, pero también el mantenimiento de algunos aspectos como la pesca y la caza, que continúan siendo actividades subsistenciales de gran importancia. Se transforman los hábitat que ahora son de madera, más amplios y con una menor acumulación de restos (GIMBUTAS, 1991: 11-23). CÆSARAUGUSTA 77 La zona oriental presenta una clara influencia de la cultura de Starcevo y de Macedonia, como se atestigua en el yacimiento de Cavdar (Sofía). En cuanto a la cerámica aparece la de manufactura fina, monocroma o bicroma, junto a la tosca decorada con impresiones de uñas y de barbotina. Las casas cuadrangulares se realizan con arcilla y postes de madera. Paralelamente a este proceso se desarrolla la cultura de Karanovo, que muestra una mayor organización en los distintos poblados, volviendo a aparecer los tells denominados ahora Mogilas. Los niveles del Neolítico Antiguo, es decir, Karanovo I y II no presentan cerámica impresa (ibidem, 1991: 22-23). 198 • Mejor conocida es la Costa Adriática y, en ella, el Neolítico Antiguo está representado por la cultura de las Cerámicas Impresas llegada a través de influencias marítimas. Se define por una decoración realizada a través de la concha de cardium y por las impresiones de uñadas. Al inicio del Neolítico Antiguo no hay apenas diferencias en relación con la cerámica impresa entre las distintas regiones adriáticas, pero con el tiempo se irán agudizando, llegando a la sustitución de la cerámica cardial por la pintada en el Neolítico Medio. Estos grupos están claramente determinados por su origen mesolítico que en muchos casos perdurará, influyendo decisivamente en la elección del lugar de asentamiento, y de ahí los escasos yacimientos al aire libre; en la industria lítica y en el mantenimiento de una economía de caza, pesca y recolección durante toda la primera fase e incluso, en algunos casos, prolongándose en el tiempo (BATOVIC, 1987: 346-347). La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón La zona oriental está condicionada por las características del suelo que, debido a su origen kárstico, son poco favorables para el desarrollo de la agricultura, no así para la domesticación que está bien documentada (BENAC, 1987: 338-339). Aquí también se produce la dualidad ya comentada para otras zonas, materializada en la presencia por un lado de yacimientos epipaleolíticos en cuevas o abrigos y por otro de los neolíticos plenos. El proceso comienza a finales del VII milenio e inicios del VI, sustituyéndose la economía primitiva basada en la caza y recolección por una economía de producción organizada (MANFREDINI, 1987: 369). Las transformaciones en estos primeros momentos son mínimas, continúan los hábitats en cueva o abrigos, todavía se conocen pocos al aire libre, con ausencia de tells y escasos restos que demuestran una agricultura y domesticación, por lo que en esta primera fase el único elemento individualizador es la cerámica. Sin embargo para investigadores, como S. Tiné (1987: 351), es a principios del VI milenio a. C. cuando las gentes que poseían esa cerámica impresa más antigua junto con otros elementos como la agricultura alcanzan las costas adriáticas e introducen la nueva economía. En resumen, la neolitización de esta zona está condicionada por los rasgos geográficos, el substrato mesolítico y las nuevas aportaciones de los elementos neolíticos. En definitiva, el desarrollo de las cerámicas neolíticas en el oeste del Mediterráneo está marcado por la continuidad, pero también por una fuerte tendencia a la diversificación, que se materializa de forma más evidente en la variación de estilos cerámicos. Para A. Benac (1987: 339), entre otros, se engloba dentro de un fenómeno de aculturación común a todas las costas mediterráneas. • El proceso de neolitización en Italia, dominado por la corriente cultural de las Cerámicas Impresas y con una cronología aproximada del 5.500/4.000 a.C., está claramente marcado por la misma dualidad ya vista en otras áreas: Neolítico pleno, CÆSARAUGUSTA 77 En la zona adriática oriental, ya que la occidental se verá dentro de Italia, se distinguen tres estadios atendiendo a la evolución cerámica. El más antiguo está representado por el estrato III de Crvena Stijena (Yugoslavia) y el mismo estrato en Zelena Pecina (Herzegovina), que A. Manfredini (1987: 375) relaciona con el nivel superior de Sidari (Corfú), fechado en el 5.390 a. C. Se identifica por una cerámica tosca de decoración irregular con uñadas e impresiones y otra más fina monocroma, con ausencia todavía de cardial. En la industria lítica se mantiene una fuerte tradición mesolítica y parecen carecer, por el momento, de los rasgos característicos de una economía de producción. La única influencia exterior se manifiesta en la incorporación de la cerámica al material arqueológico, es decir, en su desarrollo o evolución histórica queda claro el origen local. El segundo estadio está representado por el yacimiento dálmata de Smilcic. La economía de producción está ya plenamente atestiguada, la cerámica cardial se hace frecuente y se diversifican el resto de las decoraciones. Estas vasijas están datadas en el 5.200 a. C. La degeneración de los diseños cardiales, la aparición del diseño pivotante, incisiones y motivos geométricos van a definir la tercera etapa. En general, las formas son globulares, con o sin cuello y con fondos planos. Ya en el Neolítico Medio estas culturas serán sucedidas por la de Danilo a mediados del V milenio a. C., fecha obtenida en el yacimiento de Gudnja (Yugoslavia) (WHITEHOUSE, 1987: 358-359). Estas facies, en principio bien establecidas, se han puesto en entredicho debido a que su definición no parece tan clara a la vista de nuevas evidencias arqueológicas en otros yacimientos cercanos (TINE, 1983: 41 y ss.). 199 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón atestiguado en Tavoliere o Materano; y Mesolítico al que se incorporarn distintas innovaciones, documentado en las cuevas costeras del Abruzzo, en el nivel V de la cueva Mura-Monopoli y en la zona interior sobre todo el Norte del Po (SE de Bari) (BENAC, 1987: 338; MANFREDINI, 1987: 368; BAGOLINI, 1990b: 73). S. Batovic (1987: 343-349) a su vez diferencia dos fases: en la primera —fase I de S. Tiné o estilo Molfeta— se mantiene una fuerte tradición mesolítica, excepto en el Norte a donde llega la cerámica impresa junto con la plena economía de producción. En esta fase el elemento caracterizador y que permite hablar de Neolítico es la cerámica, que aparece en el VI milenio a. C. La industria lítica está representada por los microlitos. Los yacimientos más antiguos con cerámica se encuentran en Trieste y en las costas orientales, principalmente en la región de Apulia. Esta cerámica es tosca, mal cocida y con impresiones de uñas, dedos, pinzada y cardium. Las formas son simples: esferas con cuello corto y hemisféricas (LICHARDUS; LICHARDUS-ITTEN, 1987b: 146; BERNARDINI, 1983: 316). El elemento individualizador en la división en fases de S. Tiné (1976: 75) es el ornamento cerámico: en la primera la decoración es sencilla, distribuida uniformemente por toda la superficie del vaso, pero sin orden aparente. CÆSARAUGUSTA 77 En la zona adriática italiana se diferencian tres regiones: norte, centro o región de Apulia, y sur. Al comienzo de la neolitización apenas se advierten diferencias entre la costa adriática oriental y la región de Apulia, pero conforme se avanza cronológicamente presentan una evolución distinta. Por tanto, se puede plantear que al principio la cerámica impresa unifica todas las regiones adriáticas, excepto el norte de Italia a la que todavía no ha llegado. Siguendo el esquema establecido por S. Batovic (1987: 347) hay que hablar, por un lado de la costa suroriental italiana —en la que se desarrolla la fase Prato Don Michele, Guadone y Masseria La Quercia— con unas fechas del 6.200 al 4.200 a. C. Esta cronología tan antigua supone la aceptación de la datación de Coppa Nevigata (Manfredonia) (TINÉ, 1976: 74; WHITEHOUSE, 1987: 363), ya que si no habría que llevarla al 5.200 a. C. Por otro, del litoral central con una cronología del 4.600-4.200 a. C. y, finalmente, del Noroeste con unas fechas del 4.100-3.800 a. C. obtenidas en el yacimiento de Gaban. El retraso cronológico en las dos últimas zonas parece deberse a las características tipológicas de las cerámicas, pudiéndose comparar con el final del Neolítico Antiguo en el área adriática meridional. Esto supone que el Mesolítico dura más tiempo en algunas regiones italianas que en otras, como se ha demostrado en el yacimiento Romagnano. 200 Al acabar esta fase la cerámica impresa se extiende desde Apulia hacia el litoral y el interior, pero en esta última se reemplaza la decoración cardial por las digitaciones (BERNARDINI, 1983: 317). A finales del VI milenio en el poblado de Rendina, fase I, aparece una cerámica bruñida que en momentos más avanzados se unirá a la cerámica pintada. En el yacimiento de La Quercia se observa que junto a cerámica de impresiones pivotantes existe otra pintada. A pesar de las dataciones obtenidas, no se ha llegado a un acuerdo para la fecha de sustitución: para R. Whitehouse (1987: 363) las dataciones de C14 demuestran que esta cerámica pintada se desarrolla del 5.200-4.800 a. C.; para M. Cipollini el cambio en el SE de Italia es posterior, con fechas del 6.500/6.300 B. P. (CIPOLLINI et alii, 1994: 21-22); R. Grifoni y G. Radi (1994: 23-24) proponen una cronología del 4.100-3.900 a. C. en la zona La aparición de los primeros vestigios de domesticación, tanto de plantas como de animales, nos introducen en la segunda fase —fase II de S. Tiné o estilo Guadone—. Consecuencia de estas nuevas formas de producción se comienzan a construir poblados al aire libre con modos de vida sedentarios166. Desde el punto de vista de la cultura material supone la decadencia de la cerámica impresa y la creación de ricos ornamentos geométricos que se desarrollarán en el Neolítico Medio. La diferencia según S. Tiné (1976: 75-76) se basa en una manufactura más cuidada, un repertorio formal más rico, una elaboración compleja del diseño decorativo con bandas, triángulos, metopas con amplias superficies vacías para resaltar los motivos que, a veces, presentan incrustaciones de pasta blanca o roja. En este momento se produce la expansión de la cerámica impresa desde Apulia hasta la llanura del Po y Venecia, como se constata en el yacimiento de Imola (Romagne) en el V milenio a. C. reconocida a través de las digitaciones y las impresiones de punzones. Posteriormente, se desarrollan los triángulos incisos en vasos con forma de tulipa (BIAGI y NISBET, 1987: 448). La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón central adriática; y finalmente para S. Tiné (1976: 80) las vasijas pintadas son características de la segunda fase neolítica y, siguiendo la secuencia de Redina, las fechas van de finales del V a comienzos del IV milenio a. C. Como se ha visto, para algunos investigadores la disparidad entre las dos facies es clara pero observan, a tenor de las dataciones obtenidas, que hay un momento de convivencia o contemporaneidad entre ambas, que no supera el V milenio a. C. No obstante no todos los autores ven tan nítida esa clasificación en dos etapas, polémica en la que no se va a entrar pero que queda refleja por J. Bernabeu (1989: 122-123). En la zona suroccidental de Italia, tras la primera fase de cerámicas impresas con evidentes influencias de la zona apulo-materana, se asienta la cultura denominada de Stentinello, con aportaciones de otras tradiciones de cerámica impresa mediterránea. Se caracteriza por la complejidad de los motivos decorativos y por el empleo de distintos útiles para realizar la impresión dentro del mismo vaso. Se trata, por tanto, de una cultura claramente englobada en la tradición del cardial tardío (AMMERMAN, 1987). 166 Los testimonios de agricultura se documentan con fechas de C14 del 5830±320 en el yacimiento de Tavoliere, estando ya ampliamente constatados en el VI milenio a. C. (CIPOLLINI, 1992: 338-341). CÆSARAUGUSTA 77 La diferencia entre ambas fases se manifiesta en otras características. En la mayor parte de los yacimientos de la fase I, los hábitats se localizan en cueva o abrigos, habiendo muy pocos al aire libre con forma de poblado, aunque están atestiguados como en Scaramella (5.050 a.C.) (BERNARDINI, 1983: 317). En cambio, en la fase II proliferan al aire libre, a la vez que se aprecia un mayor cuidado en la elección del lugar, atendiendo principalmente a caracteres estratégicos, como en el poblado de Guadone (Foggia) que posee los elementos urbanos propios del Neolítico Antiguo de Tavoliere, es decir, el foso en forma de «C» y los fondos de cabaña. Quizá la característica que mejor defina el sistema de poblamiento del Neolítico en Italia es la ausencia de los llamados tells, tan propios de las áreas anteriormente vistas. 201 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón • Sicilia, con evidentes conexiones con la Península Itálica, presenta en sus inicios —a finales del VII milenio a. C.— una evolución paralela al continente. La polémica sin resolver del origen del Neolítico, supone el hallazgo en fechas muy tardías de elementos neolíticos. La evolución desde el Mesolítico es paulatina a través de la incorporación de novedades, pero mantienen la economía de cazadoresrecolectores. Los contactos no se producen sólo con Italia, sino que la industria lítica y la cerámica impresa muestran también conexiones con el norte de Africa. La secuencia de la cueva de Uzzo (Trapani) sugiere un replanteamiento de la tesis: cerámica impresa igual a la cultura de Stentinello. Se atestigua, en el nivel inferior, la presencia de cerámica impresa —punzón circular, en «V», etc.— cardial e incisa, cuyos motivos cubren todo el vaso sin orden, que evolucionó hacia composiciones más complejas y organizadas, con ausencia del cardial y de algunos motivos impresos. En la segunda fase, en cambio, aparecerán las líneas incisas y los primeros motivos geométricos que se desarrollan con plenitud en la tercera fase, muy influenciada por la cultura de Stentinello, en el umbral del V milenio a. C., apareciendo también las primeras cerámicas pintadas. Los contactos no se limitan a Calabria, sino que también estan documentados con Lípari y Matera. La cerámica impresa, en contra de lo que se podría suponer, plantea un acercamiento mayor hacia el grupo cardial franco-ibérico que hacia la cultura tirrénica (CONSTANTINI et alii 1987). En la fase más avanzada, pero todavía en el Neolítico Antiguo, se constata una dicotomía regional: por un lado el estilo Stentinello que se localiza en el área oriental y, por otro, el Kronio que domina la zona occidental y el Agrigento. Las diferencias son acusadas observándose en la cerámica, la economía, el hábitat, etc. Esta dualidad vuelve a proponer un desarrollo paralelo de dos tradiciones diferentes. • La isla de Malta ve en este momento su primera ocupación por el hombre. En ella se desarrolla la fase llamada Ghar Dalan, similar a la cultura de Stentinello, pero con fecha posterior al 6.500 B. P. (EVANS, 1971). Predomina la decoración impresa de uñadas y las imitaciones del cardial, que en el yacimiento de Skorba ha sido datada entre el 4.190±160 y 3.810±200 a. C. (GUILAINE, 1981: 10). CÆSARAUGUSTA 77 • Volviendo al continente, la zona norte de Italia es la mejor conocida. En el proceso de neolitización D. Binder (1989) diferencia dos áreas. La primera corresponde al valle del Po y Alpes, en la que se advierte una lenta aculturación de la población autóctona, de carácter castelnoviano, por los neolíticos de cerámicas impresas o, eventualmente, por los centroeuropeos de cerámica lineal. Se documenta este proceso en la segunda mitad del V milenio a.C., sin una ruptura drástica con lo anterior. Muy al contrario, la economía, así como la industria lítica, se mantienen en la tradición mesolítica (BAGOLINI, 1990a: 187-189). 202 La segunda zona es la Liguria, en la que aparecen temprano las características neolíticas, con algunas cerámicas que derivan de la zona adriática o de los estilos balcánicos. Las fechas obtenidas hacen pensar que el proceso comenzó a finales del VI milenio a. C., pero manteniendo dos tradiciones distintas: por un lado, se aprecia que los complejos mesolíticos no se incorporan al avance de la cultura de las cerámicas impresas sino que más bien, al localizarse en la periferia, únicamente y de forma puntual recogen algunos elementos novedosos. Por otro, Arene Candide con el descubrimiento de la fase tirrénica de la cultura de las cerámicas impresas La fase tirrénica para G. Odetti (1987: 476-478) se individualiza en dos etapas atendiendo a los motivos decorativos y a su disposición en los recipientes. Esto le permite proponer una evolución sincrónica entre el Neolítico Antiguo ligur y el francés, en un intento por demostrar la existencia no de una unidad cultural sino de contactos entre ambas zonas, comprobado a través de las semejanzas en la cultura material y la cronología (5.000-4.200 a. C.). Además de estas dos grandes regiones se constata una diversificación producto de las características geográficas del norte italiano y de las influencias principalmente ligures, aunque a veces también de origen danubiano (BERNARDINI, 1983: 318; BAGOLINI, 1990b: 74; 1992). Hacia finales del V milenio en el interior se atestigua la cultura de Fiorano (Emilia y E del Veneto), la del Vhò (Lombardía) y, finalmente, el Piedemonte que evidencia concomitancias con las culturas de cerámica impresa del Oeste, posiblemente por introducción de elementos ligures. Tanto Fiorano como el Vhò presentan similitudes y contactos como se ha advertido en el yacimiento de Campo Ceresole. Son culturas plenamente neolitizadas, se asientan en/o próximas a zonas fértiles para favorecer la agricultura y domesticación, complementada con la caza, pesca y recolección. La industria lítica tiene un importante componente de microburiles y muestra una clara dependencia de la tradición anterior. La diferenciación entre ambas vendrá determinada por la morfología cerámica. Cronológicamente algunos autores como Demoule (1989) sitúan la cultura de Fiorano en el Neolítico Medio, mientras que B. Bagolini, P. Biagi y R. Nisbet consideran que es contemporáneo de la cerámica impresa y, sobre todo, de la última fase del Neolítico Antiguo. Con características semejantes también hay que mencionar la zona de Friuli representada en el yacimiento de Fagnigola (finales del V y comienzos del IV milenio a. C.), pero todavía con elementos mesolíticos en su economía. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón mediterráneas, engrosado con el hallazgo de la cueva Pollera. Se caracteriza por la presencia, a finales del VI milenio, de cerámica decorada con cardium, incisiones de chevrons, zig-zags y triángulos, por una economía de producción en la que todavía la caza tiene parte importante en el sustento del grupo y, por último, por una industria lítica que denota las influencias castelnovianas (BIAGI y NISBET, 1987: 447). En general, los hábitats continúan siendo en cuevas o abrigos, pero las poblaciones son ya plenamente agrícolas y ganaderas —los porcentajes más altos son de ovicápridos—. La industria lítica contiene elementos característicos del Neolítico Antiguo como los útiles pulimentados, y permite atestiguar el comercio con Lípari a través de la aparición de objetos de obsidiana. Este Neolítico tirrénico se diferencia claramente del franco-ibérico en sus bases estilísticas y morfológicas, manifestándose en la presencia de fondos planos y un uso menos frecuente de la decoración cardial, limitado generalmente a impresiones cortas. Los recipientes son a menudo decorados con los llamados «sillons d’impresions» o golpes de punzón en motivos organizados, junto con triángulos incisos (BINDER, 1989: 216). CÆSARAUGUSTA 77 Una evolución más lenta, durante el 4.500-4.000 a. C., se observa en Gaban (Trentino) y en Isolo di Varese (noroeste de Lombardía). P. Biagi y R. Nisbet (1987: 452) ven una clara unidad entre los dos grupos alpinos. En cambio, las tres culturas anteriores: Fiorano, Vhò y Fagnigola, forman un grupo más homogéneo en la llanura del Po y, finalmente, en la zona costera y caracterizado por la cerámica impresa, se localizan la Liguria, Marche y La Romagna. 203 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón • Desde el norte de Italia, al final del Neolítico Antiguo, se produce una expansión hacia la zona alpina de Suiza. Sin embargo, estos no son los únicos contactos ya que también se documentan intrusiones adriáticas. La cerámica es muy homogénea y presenta fondos planos, la industria lítica es laminar. El yacimiento más representativo es el de la Planta, que ofrece unas dataciones del 4.550± 80 a. C. al 3.450±130 a. C. (GALLAY et alii, 1987). • Antes de pasar al Neolítico Antiguo francés hay que mencionar el resto de las islas del Mediterráneo. En primer lugar Córcega, en la que de F. de Lanfranchi (1987) distingue dos fases dentro del Neolítico Antiguo. La fase antigua, cardial o cultura de Basi se desarrolla principalmente en el Sur. Se caracteriza por los fondos planos y formas semiesféricas comparables al sur de Italia. La decoración se hace a base de cardium y pectúnculo. A pesar de llamarse fase cardial no existe un predominio de esta decoración. La industria lítica se realiza en sílex y riolita. Se data en la primera mitad el VI milenio, basándose en la fecha del nivel cardial de Basi (5.750±150 a. C.) (BAILLOUD, 1987). En la fase más reciente, impresa a punzón o fase de Curacchiaghiu, se producen dos transformaciones importantes. La primera, como denota su nombre, supone el predominio de la decoración impresa de punzones romos formando diseños organizados. Las formas son primarias, es decir, vasos con cuello o globulares y fondos redondeados. El segundo cambio se produce en la industria lítica que se fabrica con obsidiana, evidenciando relaciones con Cerdeña. Pero las características continúan siendo las mismas que las del continente. Los contactos también se atestiguan en las formas cerámicas, sobre todo con la Grotta Verde (Algero). Tanto la ganadería como la agricultura están plenamente asentadas (CESARI y MAGDELAINE, 1994). La datación de C14 del yacimiento antes mencionado sitúa su desarrollo en el VI milenio, en un momento cardial (5.650±180 a 5.350±160 a. C.). Estas fechas, al igual que las de la primera fase, para J. Bernabeu (1989: 142) o J. Guilaine (1981: 13-14) son demasiado elevadas y por tanto inaceptables, ya que colocan esta fase en momentos claramente postcardiales por las características de su cultura material. CÆSARAUGUSTA 77 • Cerdeña presenta analogías importantes con Córcega, Italia y la P. Ibérica. A través de la excavación de Filestrus-Mara se ha podido diferenciar dos momentos en el Neolítico Antiguo, que junto con los dos niveles del yacimiento de Monte Maiore han establecido la secuencia evolutiva de este periodo en la isla. G. Tanda (1982; 1987) alude a la existencia de tres fases: La primera caracterizada por la decoración cardial, en la que se situaría Filestrus/7. Las formas son de vasos globulares, con cuello, u ovoides y fondos redondeados. Aparece también la decoración incisa, las aplicaciones plásticas, y algunas superficies se engoban en rojo. Cronológicamente se sitúa entre el VI y V milenio a. C. 204 En la segunda fase se pueden diferenciar dos momentos: la etapa denominada A, identificada por la asociación de la cardial —a veces con incrustaciones de pasta— con impresas a peine y a punzón, así como por la presencia de vasijas lisas a la vez que continúan las incisas y las aplicaciones plásticas. Se corresponde con la fase intermedia de Filestrus 6/7 y la de Monte Maiore II. La etapa B queda definida por la cerámica no decorada —estrato 6 de Filestrus—, aunque no implica la total desaparición de la decoración en los recipientes, al contrario siguen aumentando el Por último, hacia finales del V y comienzos del IV milenio a. C. empieza la tercera fase, caracterizada por la cerámica incisa y pintada asociada a Monte Maiore I. • El Neolítico Antiguo en la costa mediterránea francesa siguiendo a J. Vaquer (1989) y a J. Guilaine (1981: 11-12), se desarrolla en dos complejos: en primer lugar, el horizonte tirrénico que supone la llegada de colonos ligures y toscanos y, en segundo lugar el cardial franco-ibérico del que todavía se desconoce su origen. La facies tirrénica se identifica sobre todo en la Provenza, pero también se ha documentado entre otros puntos como Portigardes (Hérault) con una datación del 4.485±125 a. C. (GUILAINE, 1986: 74; VAQUER, 1992: 60). El impacto que supuso esta colonización en gran parte es desconocido y los problemas se amplían debido a las dificultades para definir en muchos casos el substrato anterior. A pesar de ello parece claro que la neolitización es el resultado de una adaptación lenta y gradual. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón número de las aplicaciones plásticas y permanecen las impresiones a peine. En la morfología no se producen evoluciones, ya que se mantienen las formas antiguas y los fondos redondeados. Ambas se encuadran cronológicamente en la segunda mitad del V milenio a. C. En la Provenza francesa, obviaremos la polémica que ha suscitado la posible facies precerámica, la cual se ha querido ver en algunos yacimientos como Abeurador (Hérault) o Baume de Fontbregoua (Salernes) (VAQUER y BARBAZA, 1987; COURTIN, 1975; BAILLOUD, 1987: 315; GUILAINE, 1981: 4). Tampoco se analizará el problema que supone que el nivel del mar estuviera por debajo de la actual línea costera y, por tanto, la dificultad que entraña la localización de asentamientos neolíticos litorales, sobre todo, situados al aire libre (FREISES y MONTJARDIN, 1982). La diferencia con el Neolítico ligur se manifiesta desde el punto de vista estilístico y morfológico. El estilo franco-ibérico está definido por los vasos de formas simples: esféricos, con o sin cuello, fondos convexos, mamelones perforados, asas de cinta o circulares y decoración con cardium junto a impresiones simples en cordones. El cardial no es jamás exclusivo en las fases antiguas, se asocia a las aplicaciones plásticas y acanalados. Aparecerán también motivos pintados superpuestos a las impresiones, como se atestigua en la Baume de Fontbrégoua (Salernes). Este grupo, cuya cronología más habitual se sitúa en el V milenio a. C., no es cerrado sino que presenta concomitancias con el de la zona de la Toscana y Córcega (GUILAINE, 1981: 10; BINDER, 1989: 212-213). Yacimientos como Chauteauneuf-le Martigues (Marsella), L’Ille Piou (Marsella) y les Samblons (Mormoiron), han permitido definir la decoración del Neolítico franco-ibérico o cardial clásico. Se caracteriza por la composición en bandas horizontales o la combinación de paneles dispuestos en metopas, de triángulos o, incluso, guirnaldas. La presencia/ausencia de los motivos organizados que caracterizan este estilo, aunque su evolución todavía está en fase de estudio, ha servido CÆSARAUGUSTA 77 A comienzos del V milenio a. C., se atestigua la presencia de la cultura cardial denominada franco-ibérica, que para D. Binder (1989) se caracteriza por la rápida difusión de un Neolítico pleno, cuyos orígenes hay que buscarlos en la cerámica impresa del SE Italiano. Aun con todo, paralelamente se advierte una continuidad de la cultura anterior, el Castelnoviano. Los yacimientos costeros evidencian de una forma más clara las intrusiones culturales externas que el resto de los asentamientos, a los cuales no les llegan esas influencias directamente (ARNAL, 1987a). 205 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón para establecer diferencias cronológicas (ODETTI, 1987: 478; BINDER y COURTIN, 1986: 84-85; BAILLOUD, 1987: 316). Un aspecto importante que comienza a desarrollarse es la regionalización, constatada a través de los motivos decorativos que permite aislar múltiples zonas intercorrelacionadas como en Ardèche, Languedoc oriental y Herault (BEECHING, 1987). En el área de Niza se distingue un Neolítico de cerámicas impresas distinto al cardial provenzal y se localiza tanto en abrigos como al aire libre. Llamado cerámica de Pendimoun presenta fondos planos y vasijas de manufactura fina, con formas abiertas y superficies pulidas no decoradas. Las impresiones, decoraciones casi exclusivas, son cortas y de múltiples formas. Los motivos de los bordes las acercan a elementos decorativos del Neolítico Antiguo I de Pollera y, en general, a los de Córcega y Cerdeña. Estos elementos también muestran influencias orientales, concretamente balcánicas y de Italia meridional. Aunque a veces está presente el cardial provenzal, su porcentaje siempre es mínimo en relación al resto de las decoraciones y se localiza en los niveles superiores. Las dataciones del yacimiento Caucade (Niza) lo sitúan a mediados del VI hasta mitad del V milenio a. C. (BINDER et alii, 1993; BINDER y COURTIN, 1986: 83). Asimismo, en la Provenza oriental aparece una decoración hasta ahora no localizada en otras áreas. Denominada Flamme por su diseño, se realiza con la valva de un molusco. Un tipo parecido pero llevado a cabo con concha de cardium, se encuentra en Italia meridional y en el área del cardial franco-ibérico. Está asociada a una cerámica cardial que no reproduce los prototipos del estilo clásico franco-ibérico y se encuadra cronológicamente en un momento Epicardial (ibidem, 1986). CÆSARAUGUSTA 77 Las fases evolucionadas del propio Neolítico Antiguo, conocidas como Epicardiales, se definen por el inicio de diferentes decoraciones. Fundamentalmente será el acanalado el que pase a ser fósil director de esta segunda etapa, que cronológicamente se considera contemporánea al Neolítico Medio italiano. Simultáneamente se producen otras transformaciones en la producción alfarera, como una decoración menos profusa, disminución hasta la casi desaparición de la decoración cardial, diversificación de las técnicas y de los temas, etc. (ibidem, 1987; BAILLOUD, 1987). 206 En general en Francia, no sólo en la Provenza, se aprecian modificaciones en cuanto al hábitat. Aunque se han encontrado yacimientos en cueva, abrigo y al aire libre en ningún momento denotan la importancia que alcanzaron en otros lugares, en particular los asentamientos al aire libre. Son normalmente yacimientos pequeños y, posiblemente, temporales acomodándose a las estaciones climáticas. En los asentamientos al aire libre no se han localizado estructuras de habitación tan sólo algunos elementos: empedrados circulares que hacen pensar en fondos de cabaña en Courthèzon (Vaucluse); en Portiragnes (Hérault) se han hallado adobes utilizados como elemento constructivo, pero no en un ambiente cardial, sino en una etapa anterior equiparable a la de la cerámica de Pendimoun (Niza) (ibidem, 1987: 316-317); por último, también están atestiguados los postes de madera para sujetar las techumbres, como en Leucaté, muy corrientes en casi todos los yacimientos neolíticos mediterráneos. En cambio, la economía sí que presenta similitudes con el área italiana, al documentarse tanto la agricultura y la domesticación —principalmente de ovicápridos— como la caza y recolección, unas veces con un papel básico, sobre todo en El Neolítico franco-ibérico no se limita únicamente al área provenzal sino que se extiende por el Languedoc oriental y por otras zonas como Hérault y Ardéche (BAILLOUD, 1987: 318; FREISES y MONTJARDIN, 1982: 222). En el Languedoc también se ha querido ver una fase de cerámica lisa anterior al horizonte cardial, atestiguada en Camprafaud (Hérault) con una datación del 5.950±150 a. C., pero que todavía se considera controvertida (GUILAINE, 1981: 13). Las últimas investigaciones han sacado a la luz un nuevo Neolítico desconocido hasta ahora y llamado Neolítico paramediterráneo. Se ha documentado, entre otros yacimientos, en el de la Poujade (Aveyron) y cronológicamente se sitúa entre el 5.040 y el 4.500 a. C. La industria lítica mantiene la tradición mesolítica del montclusiense. La cerámica se va a caracterizar por la escasez, por no decir ausencia total, de decoración. En estos rasgos se ha querido ver la confirmación de una paulatina penetración de influencias neolíticas a las que ya aludía G. B. Arnal (1987a), quien a la vez propone la posibilidad de que sea o bien una modificación de la fase primitiva de las impresiones o, por el contrario, una corriente totalmente distinta del cardial y autóctona de ciertos grupos mesolíticos. Hipótesis que también apoya J. Roussot-Larroque (1982). Sin embargo, para J. Guilaine (1986: 73) es una fase lateral «empobrecida», correspondiente a la adopción de la técnica cerámica por los pobladores del interior a través de influencias costeras. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón zonas donde el substrato mesolítico es todavía fuerte, y otras secundario. La industria lítica muestra también ese antagonismo, a pesar de que ambas son industrias de microlitos geométricos. Según las zonas, se mantendrá una clara dependencia con el substrato preexistente: el castelnoviano, aunque las últimas investigaciones lo estén poniendo en evidencia (BINDER y COURTIN, 1987: 494). En otras áreas los útiles revelan pertenecer a la tradición de los neolíticos plenos, que a lo largo de toda su evolución se van caracterizar por una gran homogeneidad. En la zona interior más montañosa, pirenaica y aquitana, se constata el predominio de una cerámica grosera sin decoración, que se corresponde con una primera influencia de las culturas agrícolas, a la que J. Guilaine (1986: 74) denomina Pericardial. El impacto del cardial es muy débil como se manifiesta en Jean Cross167 o en la Balma Margineda168. Las formas predominantes son esféricas, hemiesféricas, recipientes con cuellos reentrantes y con algunos fondos planos. Cronológicamente J. Vaquer (1992: 60) lo considera contemporáneo del Epicardial I, pero a la luz de las dataciones de la Balma Margineda (GUILAINE, 1995: 255) el inicio de la neoliti- 167 GUILAINE et alii, 1979. 168 Ibidem, 1985a y GUILAINE Y MARTZLUFF (dirs.), 1995. CÆSARAUGUSTA 77 El cardial franco-ibérico en Languedoc, con yacimientos tan significativos como Leucate-Corrège (Aude) (GUILAINE et alii, 1984), está caracterizado morfológicamente por los fondos redondeados, marmitas y vasos con cuello, y estilísticamente por la decoración plástica, básicamente de cordones, y los motivos en bandas impresas con concha —con índices superiores al 40% (VAQUER, 1992: 60)—. Este grupo presenta múltiples afinidades con el cardial levantino, en contraposición al provenzal que se aproxima más a Italia. El espacio temporal que ocupa lo ofrecen las fechas de Gazel I (Aude) con un 4.955±90 hasta un 4.830±200 a. C., es decir, aproximadamente la primera mitad del V milenio a. C. 207 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón zación en esta zona no difiere en fechas —6.850±160 B.P.— de lo que ocurre en ámbitos próximos. J. Guilaine ha querido ver en la secuencia de este yacimiento el paso de un hábitat temporal mesolítico a una ocupación estable de grupos ya neolíticos, manifestado sobre todo en la aparición de estructuras de almacenaje en el estrato C.3s, y el paso de una economía de recolección y caza a la ganadería de ovicápridos y cultivo de cereales. El cardial se transformará rápidamente, aunque sin ruptura drástica, en un segundo estilo llamado Epicardial del Languedoc. Está caracterizado por los vasos más gruesos, esencialmente esféricos y con cuello, que combinan la decoración plástica y las incisiones o impresiones, muy barrocas al principio pero que con el paso del tiempo se simplifican hasta desaparecer (VAQUER, 1989). Otra peculiaridad son los llamados «sillons» o golpes de punzón, que junto con las acanaladuras se organizan en metopas o redes ortogonales, permitiendo diferenciar la zona oriental del Languedoc del resto del territorio (BEECHING, 1987). Desde el punto de vista cronológico la periodización no está clara. Distintos investigadores la sitúan entre la segunda mitad del V y el comienzo del IV milenio a. C., pero aunque yacimientos como Gazel II muestran la principal característica de esta etapa, es decir, una fuerte disminución de la decoración cardial en una fecha del 4.590±200 a. C., en otros como en la cueva de Camprafaud el cardial se prolonga hasta el 4.000 a. C. CÆSARAUGUSTA 77 J. Guilaine (1981: 10; 1986: 74-76) subdivide el Epicardial en dos etapas: la primera o fase media del Neolítico Antiguo o Epicardial I clásico se define por la ya comentada regresión del cardial y el aumento y diversificación de las impresiones, incisiones, acanalados y elementos plásticos formando sobre todo motivos horizontales o verticales, pero también guirnaldas. Está representado estratigráficamente por Gazel II y Campafraud, con una cronología aproximada del 4.590±200 a. C. La segunda etapa o fase reciente del Neolítico Antiguo o Epicardial II se individualiza por las impresiones de distintas morfologías, los golpes de punzón y la ausencia de cardial. Las fechas van desde el 4.440±55 hasta el 4.140±65 a. C. del yacimiento Gazel III. Por último, a partir del 4.000 a. C. (Gazel IV), les sucede un Neolítico Medio definido por la ausencia de decoración cerámica, entre otros elementos. 208 En los Pirineos orientales franceses el Neolítico Antiguo se desarrolla entre el 5.500 y el 4.000 a. C, en yacimientos como l’ile Corrège (Port-Leucate). Se caracteriza por la decoración cardial, impresa a peine, aplicaciones plásticas, acanalados, impresiones a punzón, etc. en un desarrollo evolutivo semejante al planteado en Languedoc. En la cultura material, sobre todo en la cerámica, se aprecian claras influencias catalano-levantinas, lo que confiere un aspecto peculiar a dicha cerámica. Las formas son ibéricas, principalmente derivaciones de la esfera con o sin cuello cilíndrico (TREINEN-CLAUSTRE et alii, 1981). Todo ello hace que algunos autores propongan una clara dependencia de este Neolítico Antiguo con el mundo ibérico. Consecuencia de estas fuertes analogías se observa que la evolución del estilo cardial no tiene paralelos en el epicardial propiamente dicho, a pesar de que es aquí donde sugiere R. Montjardin (FREISES y MONTJARDIN, 1982: 222-223) que hay que buscar el origen de la cerámica epicardial francesa, que se desarrollará en la segunda mitad del V milenio a. C. No obstante, esas no parecen ser las únicas influencias pues J. Vaquer (1987) establece paralelos con el Rocadurien aquitano y el Languedoc para el periodo Epicardial avanzado. Este estilo particular no se concentra únicamente en esta área sino que se extiende hacia el norte francés y la Aquitania, con evidentes contactos documentados en el Rosellón francés y el área española, que hacen de los Pirineos una frontera no insalvable sino con múltiples contactos. En cambio el Pirineo atlántico, que se consideró durante mucho tiempo deshabitado, está ofreciendo nuevos hallazgos. Han permitido atestiguar una incipiente economía de producción, a pesar de la carencia de cerámica, piedra pulida y de unas cronologías todavía poco claras (BAHN, 1982). J. Roussot-Larroque (1987) diferencia entre el interior y la costa, en la que distintos grupos parecen convivir en el tiempo. El Neolítico Antiguo comenzará en un momento en el que en el Midi francés se desarrollan las etapas del Neolítico Medio. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón La industria lítica típica, siguiendo la tradición anterior, es de macrolitos en cuarcita y perdurarán en fases sucesivas. Este elemento junto con las características geográficas y los datos económicos manifiestan una lenta progresión hacia la plena economía agrícola y ganadera, aunque no a través de inmigración (ibidem, 1987). Simultáneamente se documenta otro tipo de asentamientos de nueva implantación, sin elementos de substrato y con plena economía de producción desde el principio (MONTJARDIN, 1976). En el litoral atlántico se encuentran pequeños grupos neolíticos con cerámica cardial, caracterizados por los motivos en llamas y por la ausencia de elementos epicardiales —impresiones a punzón, impresiones en metopas, aplicaciones plásticas, etc.— que evolucionarán progresivamente hacia recipientes lisos. La cerámica se define por sus formas simples y fondos redondeados. Los datos cronológicos son escasos, por no decir nulos, pero a través de las comparaciones se puede encuadrar entre mediados y finales del V milenio a. C. R. Joussame sugiere que el origen de este Neolítico está en la P. Ibérica o en el Languedoc (JOUSSAUME et alii, 1987: 702). • Para concluir esta síntesis de la cerámica impresa en el área mediterránea, queda por hablar del Neolítico en el norte de Africa. Nuevamente es el factor geográfico, debido a su amplitud, el que va a caracterizar esta área con una gran diversidad y marcadas diferencias entre el litoral y el interior. Dejando a un lado la posible existencia de un núcleo originario de fabricación cerámica (GUILAINE, 1976b: 122) y de una facies acerámica con domesticación (MUZZOLINI, 1989: 157), nos centraremos en el Norte del continente. Africa occidental dominada por la tradición capsiense, muestra por un lado zonas en las que la neolitización es lenta y progresiva perdurando la industria lítica tradicional, a la que se irán incorparando las innovaciones (GUILAINE, 1976b: CÆSARAUGUSTA 77 En el interior, en cambio, se encuentra otro grupo cultural llamado Roucadourien, distinto del Cardial y el Epicardial en sentido estricto. Este grupo tiene su origen en el substrato mesolítico local, con una industria lítica de microlitos y una cerámica de rasgos arcaicos, tosca y con decoración irregular de impresiones, incisiones y cordones simples o impresos, en la que se dejan sentir más las influencias danubianas, procedentes del Norte de Francia y de la cuenca de París (ROUSSOTLARROQUE, 1990a; JOUSSAUME et alii, 1987). Cronológicamente se considera anterior al Epicardial. Ya en el Loira, los contactos que se observan son, en contra de lo que se podría suponer, de la zona meridional francesa fechándose su desarrollo hacia principios del IV milenio a. C. (VILLES, 1987). 209 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón 122), por otro, fundamentalmente en el área meridional, el proceso será más rápido debido a la aparición repentina del Neolítico. Así, en la zona occidental la incorporación a esta etapa se data hacia el 4.600 a. C. en la cueva de Capeletti (Aurés), mientras que en la oriental no se documenta hasta el 4.000 a. C. Económicamente el rasgo más desarrollado, debido a las características geográficas, es la ganadería (MUZZOLINI, 1989). Por el momento la cerámica cardial está presente únicamente en la zona litoral de Marruecos. Morfológicamente se define por las formas simples, esféricas, con cuello y fondos redondeados, aunque a veces aparecen cónicos. La decoración tiende a desarrollarse por todo el vaso y sugiere contactos con el área catalano-levantina. Esta cerámica se asocia a decoraciones plásticas e, incluso, en la cueva de Gar Cahal es contemporánea de una cerámica pintada con motivos decorativos que nos aproximan al sur italiano (ibidem, 1989: 160-162; CAMPS, 1974). En el litoral argelino, concretamente en la región de Orán, se desarrolla una facies distinta carente de cerámica cardial en la que predominan los motivos incisos —de diseño geométrico—, impresiones, golpes de punzón, estampados a peine, etc., siempre situados en la mitad superior del vaso. Las formas son ovoides sin cuellos o poco desarrollados, como en el yacimiento de la Batterie, los fondos son cónicos y las suspensiones se componen de mamelones u orejetas planas. En la industria lítica predominan los segmentos. La cronología obtenida en el cementerio des Escargots (Orán) la sitúa hacia el 4.730 a. C. (ibidem, 1974; GUILAINE, 1976b: 123-125). En general, estas zonas no se alejan de lo visto hasta ahora en toda la Europa mediterránea, en cambio la zona argelina oriental y Túnez son mucho más pobres. Se atestiguan contactos con Italia y su entorno, a través de la aparición de distintos elementos importados como la obsidiana, pero en etapas cronológicas avanzadas (CAMPS, 1974). CÆSARAUGUSTA 77 El proceso evolutivo en el Magreb es más lento y con un origen distinto, en el que la tradición capsiense tiene mayor fuerza. Una de las características principales es la rica industria ósea, mientras que la cerámica es rara, tosca, con formas ovoides, fondos cónicos y con una decoración limitada a algunas incisiones o a bandas impresas. Cronológicamente se encuadra en el IV milenio a. C. También se constata la diversificación regional, ampliamente advertida en el área europea (ibidem, 1974; MUZZOLINI, 1989; GUILAINE, 1976b: 123-125). 210 Lo que se observa en el análisis de este amplio grupo cultural en el ámbito mediterráneo es el desarrollo de un proceso relativamente homogéneo, con más similitudes que diferencias, viniendo éstas marcadas sobre todo por el mayor o menor peso de substrato anterior y por las características geográficas de cada zona, que determinarán claramente el desarrollo económico y, por tanto, el proceso neolitizador. Hay que tener en cuenta que en el avance, ampliamente aceptado de Este a Oeste, algunos elementos se quedan en el camino y surgen otros nuevos, máxime considerando la amplitud cronológica que abarca el proceso (iniciándose en el VIII milenio a. C. en el Proximo Oriente hasta el VI-V milenio para el Mediterráneo occidental). Las investigaciones sobre el Neolítico, propiamente dicho, hay que llevarlas a finales del siglo pasado en el que J. Vilanova (1872) realiza una pequeña recopilación de los descubrimientos hasta entonces conocidos. A partir de este momento el centro de interés va a estar sujeto, al igual que en el resto de Europa, al problema del origen y la expansión de esta cultura. Las primeras investigaciones de finales del XIX y comienzos del XX, cuyo máximo exponente es L. Siret (1892 y 1907), intentan explicar el Neolítico y las innovaciones que conlleva como el resultado de una auténtica colonización de gentes procedentes del Próximo Oriente. Rápidamente, hacia la década de los 20, aparece una nueva corriente, sintetizada entre otros en el pensamiento de H. Obermaier (1925) y P. Bosch Gimpera (1923b; 1932...), que busca alternativas al origen próximo-oriental, que en la Península Ibérica se centrarán en el Norte de África. Es el momento en que se elaboran las primeras periodizaciones: el esquema ya clásico de P. Bosch Gimpera con la Cultura Central o de las Cuevas, la de Almería y la Megalítica Portuguesa y Pirenaica, en las que se desarrolla un protoneolítico y un Neolítico avanzado. L. Pericot (1934) las sustituirá por un Neolítico Antiguo y otro Final; J. Martínez Santaolalla (1941) delimitará un Neolítico Antiguo, que se correspondería con el Mesolítico, y un Neolítico Reciente que aparecerá dividido en dos culturas: la Hispano-Mauritana, equivalente a la Cultura de las Cuevas, y la Ibero-Sahariana, equiparable a la Cultura de Almería, esquema igualmente aceptado por J. San Valero (1945; 1946; 1948a y b). Sin embargo otros autores como A. del Castillo (1947) perfilan periodos más sencillos, así únicamente distinguiría un momento inicial y otro llamado Neoeneolítico, etc. El afán clasificador se deja sentir también en distintas propuestas que subdividen las fases atendiendo a uno de los factores que a partir de ahora va a ser clave, es decir, las diferentes decoraciones. P. Bosch Gimpera divide la Cultura de las Cuevas en dos áreas: el Norte caracterizado por las decoraciones plásticas y la región andaluza por los motivos incisos de gran barroquismo; J. San Valero (1954) plantea la existencia de dos facies en el Neolítico Antiguo: la primera se relaciona con la zona andaluza y se caracteriza por el predominio de la cerámica incisa, mientras que en la segunda vinculada al área levantina el cardial es mayoritario. En 1949 F. Jordá y J. Alcácer proponen para el área valenciana dos facies dentro del Neolítico Antiguo: una situada en las cuevas litorales donde aparecían cerámicas con decoraciones cardiales y abundante industria ósea y otra, más pobre y reciente, vinculada al Mesolítico que se localiza en las zonas interiores. En la decada de los 50 se producen dos cambios importantes: por un lado F. Jordá (1953) modifica el flujo de la corriente africanista, que ahora irá de España a África; por otro, los descubrimientos en Italia encabezados por Arene Candide hace que se acepte rápidamente las teorías orientalistas de L. Bernabó Brea (1950), como se aprecia en las obras de P. Bosch Gimpera (1952), J. San Valero (1950: 74-76; 1954), La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón El término Neolítico Antiguo es usado por la mayor parte de los investigadores como sinómino de grupo cerámico, puesto que se han basado habitualmente en este material para establecer las diferencias entre los distintos grupos o momentos culturales, dejando un poco de lado el resto de los rasgos que ayudan a definir la etapa. Hecho que queda bien patente en la mayor parte de la bibliografía desde sus inicios, de la que daremos una breve pincelada poniendo mayor énfasis en los temas que nos interesan, ya que ha sido tratada profusamente en otras obras. CÆSARAUGUSTA 77 2. La cerámica del Neolítico antiguo en la Península Ibérica 211 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón M. Tarradell (1960a) o M. Pellicer (1964b; 1967). Las investigaciones de campo durante los años sesenta y setenta confirmarán esta teoría y a partir de este momento se dividirá la Península Ibérica en diferentes zonas para facilitar su estudio, como los de Andalucía de Mª S. Navarrete (1976) y A. Mª Muñoz (1975), de Cataluña con E. Ripoll y M. Llongueras (1963) y M. Tarradell (1960b), o del País Valenciano de J. Aparicio y J. San Valero (1977). Paulatinamente van cambiando los ejes de investigación, así se deja en cierto modo de lado el problema del origen y se busca una mayor definición y comprensión del proceso neolitizador y de sus fases en cada zona. El ejemplo más significativo es la tesis de J. Fortea (1973), en la que analiza las repercusiones de las nuevas aportaciones neolíticas en el sustrato epipaleolítico y en su evolución posterior. Establece un esquema, que en mayor o menor medida todavía hoy está vigente y no sólo en el área valenciana. Distingue tres grupos: el Neolítico Puro, de procedencia oriental, que coincidiría con el estudiado por la mayoría de los investigadores; el Grupo de Cocina formado por contacto entre el sustrato epipaleolítico y el grupo anterior; y por último la facies Mallaetes que no llegaría a neolitizarse plenamente. Los avances en otras ciencias han permitido la incorporación de estudios que facilitan la visión global del Neolítico como un proceso complejo, así los análisis fauna, polínicos y paleoambientales muestan el intento por obtener una mayor información sobre otros aspectos más allá de los meramente tipológicos y centrados, sobre todo, en lo económico. CÆSARAUGUSTA 77 En las dos últimas décadas las investigaciones han experimentado un notable crecimiento. Los trabajos de campo han sido numerosos así como los de síntesis y valoración, y aunque la mayoría de ellos han seguido el cauce de los anteriores planteamientos, algunos prehistoriadores han intentado, con más o menos fortuna, otros modelos explicativos que se comentaran en los puntos siguientes. En este panorama bibliográfico se observa un importante vacío como consecuencia de haber pasado de los estudios generales y síntesis, en los que uno de los problemas más importantes era el origen o las posibles vías de penetración, a estudios tan parciales que parecen tener como principal objetivo la cronología —atendiendo exclusivamente a las cerámicas cardiales y, en menor medida, las impresas— sin llegar a establecer otros criterios que definen cualquier cultura y, por tanto, el Neolítico Antiguo. No obstante existen honrosas excepciones en las que se intenta dar una visión de conjunto, plantear interesantes problemas todavía sin solucionar o realizar síntesis desde el punto de vista económico actualmente en boga169. También ha comenzado una nueva tendencia en la investigación preocupada por temas tecnológicos, como se ha comentado en el apartado de metodología (MARTÍNEZ FERNÁNDEZ y GAVILÁN, 1997, etc.). 212 • Un aspecto que continúa siendo problemático, y que no por antiguo se ha olvidado, es la existencia o no de un Neolítico precerámico. El abandono de la concepción de Mesolítico como una fase de transición entre dos periodos (Paleolítico/Neolítico) considerados más importantes, ha proporcionado la base necesaria 169 Se puede ver en MARTÍ, 1978; FORTEA y MARTÍ, 1984-5; RUBIO, 1989; OLÁRIA, 1988: 389-424; BERNABEU, 1989: 103-139, V.V.A.A. 1992b y 1992c; GARCÍA GAZÓLAZ, 1995; MARTÍ y JUAN CABANILLES, 1997, HERNANDO, 1999b, etc. Las referencias a este fenómeno en la Península son antiguas170. Ciertos niveles de Cueva Ambrosio, Almizaraque, La Font Major, Balma de l’Espluga o Arenaza I son considerados por algunos autores como exponentes de una fase precerámica. Hoy por hoy y en el estado actual de las investigaciones ninguno de los yacimientos citados aguanta una revisión crítica de las evidencias, por lo que la sugerencia de un fenómeno de este tipo en la Península Ibérica no traspasa el umbral de lo meramente teórico. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón para cuestionarse el proceso de neolitización desde la perspectiva del sustrato anterior. Es evidente que este planteamiento se aplicó, lógicamente y en primer lugar, en las áreas nucleares del Próximo Oriente. Pero éstas no fueron las únicas porque, como ya se ha visto, en otras áreas mediterráneas han creído ver la existencia de esa etapa intermedia. En este sentido España, no se ha quedado atrás, pero no por ello dejan de existir los mismos interrogantes, indefiniciones, etc., que impiden reconocer de forma irrefutable esta fase. Una cuestión distinta es la planteada por la presumible existencia de fenómenos de domesticación en niveles epipaleolíticos o acerámicos, como en Nerja171 y Cova Fosca172 entre otros. En la primera de ellas es evidente, como luego se comentará, la existencia de problemas estratigráficos reconocidos. En la segunda, aunque no reconocidas, también surgen dudas razonables que permiten al menos interrogarse sobre esta primitiva domesticación autóctona (BERNABEU, 1989: 121; BERNABEU y MARTÍ, 1992: 217-8), máxime cuando es la propia autora la que admite que es el único yacimiento existente con estas características. Siguiendo la corriente crítica, resulta a todas luces imposible explicar una domesticación en esta área al carecer de los agriotipos, ya que supondría aceptar contactos con las zonas que los poseían en etapas epipaleolíticas. En relación con esta supuesta domesticación estamos de acuerdo con el planteamiento de I. Rubio (1989: 17-9), que expone la necesidad de no confundir la domesticación incipiente con la existencia de caza especializada o de un control sobre las especies. 170 Podemos citar entre otros: RIPOLL, 1961; MALUQUER, 1965; PELLICER, 1967; VILASECA, 1969; FORTEA, 1973; APELLANIZ, ALTUNA, 1975; FERNÁNDEZ MIRANDA, 1977: 4; LLONGUERAS, 1987: 594. 171 PELLICER y ACOSTA, 1986. 172 OLÁRIA, 1977; 1988. 173 L. Pericot localizó sobre una serie de estratos epipaleolíticos un nivel que se define por el predominio de cerámicas lisas o escasamente decoradas. Las decoraciones más características son las plásticas y peinadas, junto a escasas incisiones. Esto le permitió sugerir la existencia de un Protoneolítico anterior al de tipo cardial. CÆSARAUGUSTA 77 • Aparte de esta etapa precerámica, se ha intentado ver un horizonte de cerámicas lisas como fase inicial de la neolitización, justificándolo en las opiniones vertidas por L. Pericot (1945) a propósito de los materiales de la cueva de Cocina173. Respecto a estas afirmaciones hay que tener en cuenta que aluden al proceso de neolitización de una zona concreta y no a un modelo general como se ha querido interpretar. Además L. Pericot parte de la concepción evolucionista que ya empleara P. Bosch Gimpera (1932), según la cual las cerámicas deberían evolucionar de las más simples y toscas a las más perfectas y mejor decoradas. Sin embargo, hay que reconocer que es el propio autor quien en un artículo posterior matiza claramente esta postura, aunque no llegue a rechazarla del todo (PERICOT, 1949). En los últimos 213 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón tiempos como consecuencia de la publicación de los resultados de las excavaciones en el abrigo de Verdelpino esta teoría se ha retomado, pero en nuestra opinión ni el análisis detenido de los paralelos aducidos ni la propia estratigrafía interna del yacimiento permiten mantenerla174. En relación al nivel c de la cueva de Abauntz175, que algunos autores han mencionado para apoyar este nuevo horizonte, el problema es distinto ya que parece ser más una cuestión cronológica. La datación del nivel c, fechado por C14 en el 4.960 a. C., sería la adecuada si se le considera un nivel intermedio, estéril y contaminado por los niveles que separa, a través de la intrusión de cerámicas del nivel b4 en su superficie y en el límite inferior por el nivel d. Así, la fecha coincide mejor con el momento final del nivel epipaleolítico que con el inicio del proceso de neolitización (RODANÉS, 1986). Aun aceptando como válida la cronología, las escasas evidencias materiales encontradas en el nivel no parecen ser motivo suficiente para justificar este horizonte, a lo que hay que sumar las dataciones más recientes de otros yacimientos de la zona, como Zatoya176 o el nivel superior de Peña Larga177. • Finalmente se ha sugerido la existencia de un Neolítico inicial de cerámicas decoradas no cardiales. Ha surgido como consecuencia de las altas dataciones proporcionadas por una serie de yacimientos que, por otro lado, presentan entre sí bastantes afinidades. Nos referimos a la castellonense cueva Fosca178 y a las andaluzas de Nerja179, Parralejo180, Dehesilla181 y Chica de Santiago182. En ellas, los primeros niveles neolíticos se han datado en el VI milenio e, incluso, en Nerja y Dehesilla se remontan hasta finales del VII milenio a. C. Los materiales coinciden curiosamente con los que hasta el momento se venían atribuyendo como propios del Neolítico Medio. Cova Fosca, por ejemplo, ha sido catalogada como perteneciente a este período por B. Martí (1978; MARTÍ y JUAN CABANILLES, 1989: 30), J. Guilaine (1981: 14-15) o J. Bernabeu (1982; 1989: 118). Pero la situación se complica al constatar el hallazgo de cerámica cardial en las antiguas excavaciones, así como por la presencia de fragmentos con la misma decoración en el nivel superficial, revuelto por clandestinos, y en el nivel I (APARICIO y SAN VALERO, 1977; OLÁRIA, 1988: 137-194). Todo ello parece indicar que el yacimiento 174 La presencia de 19 fragmentos cerámicos en el nivel IV datado por C14 en 6.000 a. C. llevó a proponer un horizonte de cerámicas no decoradas anterior al de las cerámicas impresas (FERNÁNDEZ MIRANDA y MOURE, 1975; MOURE y FERNÁNDEZ MIRANDA, 1977; 1978). Sin embargo el estudio del abrigo no está exento de problemas como demuestran las numerosas y detalladas críticas (FORTEA y MARTÍ, 1984-5: 174-177; BERNABEU, 1989: 128; etc.). En cuanto a su justificación a través de paralelos con otras cuevas las argumentaciones carecen de fundamento, como en la Balma de l’Espluga en la que tampoco está claro, incluso para sus propios excavadores, este nuevo horizonte (GUILAINE, 1981: 12-13; LLONGUERAS, 1981a), y lo mismo ocurre con la covacha de Llatas o con Cocina III. CÆSARAUGUSTA 77 175 UTRILLA, 1982. 214 176 BARANDIARÁN, 1977 y 1982; BARANDIARÁN y CAVA, 1989a. 177 FERNÁNDEZ ERASO, 1988 y 1992. 178 OLÁRIA, 1977 y 1988. 179 PELLICER, 1963 y 1987; PELLICER y ACOSTA, 1982; 1986 y (coord.) 1997. 180 Ibidem, 1982. 181 Ibidem, 1982; ACOSTA, 1987; ACOSTA y PELLICER, 1990. 182 PELLICER y ACOSTA, 1982. La segunda tesis, en nuestra opinión, parece igualmente poco probable ante el desconocimiento del sustrato epipaleolítico sobre el que debieron evolucionar estas poblaciones. El intento de explicación a través del Epipaleolítico de Nerja no parece que pueda sostenerse (JORDÁ, 1986), ya que es poco representativo del conjunto andaluz y, a su vez, las distintas interpretaciones de la excavación realizada en 1979, que es la base de esta teoría, no aportan hechos concluyentes. Se encontraron unas supuestas pellas de barro que fueron interpretadas como un primer intento de elaboración cerámica y, lo que es más importante, el inicio de la domesticación de algunas especies como ovicápridos, bóvidos y cerdo que aparecían en el mismo nivel. Aunque el propio profesor Pellicer reconoció la poca fiabilidad de esta excavación (ibidem, 1986), actualmente defiende la existencia de una zona nuclear en las sierras de Cádiz y las estribaciones occidentales de la cordillera subbética, basándose en las altas fechas de C14, el fuerte sustrato epipaleolítico, la abundancia y perfección de la cerámica a la almagra como anterior al cardial levantino y la presencia de fauna doméstica en niveles inferiores (PELLICER y ACOSTA, 1997: 376). Este supuesto Neolítico Autóctono de cerámica almagra ha sido ampliamente contestado y rechazado por diversos investigadores, como J. Fortea y B. Martí (1984-5). A lo que hay que añadir, como se verá más adelante, que los nuevos hallazgos, lejos de confirmar esta teoría, se suman a los datos existentes para refutarla. Por otra parte, aunque se aceptara su veracidad, todavía no se ha explicado satisfactoriamente la presencia de oveja o cabra doméstica, teniendo en cuenta que son especies importadas. A. Mª Muñoz (1970), Mª D. Asquerino (1987: 69) y C. Olária (1986) proponen para solucionar este problema la introducción precoz de ovicápridos por grupos avanzados en la domesticación pero que desconocían el resto de las innovaciones neolíticas, viéndose favorecidos en sus contactos por el carácter cazador de los epipaleolíticos. Hay que tener en cuenta que se han documentado en estos niveles, tanto en Nerja como en Parralejo o Dehesilla, cerámicas cardiales relacionadas con las levantinas. Atendiendo a sus altas dataciones —finales del VII milenio o comienzos del VI milenio a. C.— este hecho parece poco probable, ya que requiere elevar la cronología de los yacimientos levantinos clásicos al menos medio milenio. En caso de La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón Muy distinta es la perspectiva evidenciada en las cuevas andaluzas. Si se aceptan las estratigrafías proporcionadas por P. Acosta y M. Pellicer y las consiguientes dataciones absolutas, automáticamente se convierte en la zona más antiguamente neolitizada o en la que primero se ha documentado un Neolítico de estas características. Esta circustancia plantea dos posibilidades: o bien existe un núcleo, próximo y más antiguo, con características similares en cuanto a su cultura material, del que pueda proceder el andaluz, o bien se considera esta región como un núcleo de neolitización independiente y autónomo. Aunque ambas hipótesis se presentan hoy por hoy como irresolubles, sus defensores se apoyan en distintos hechos. Respecto a la primera tesis tan sólo se cuenta con las recientes investigaciones en el Norte de África y Sáhara, que pretenden establecer un área nuclear en la que el proceso de neolitización o, al menos, la presencia de yacimientos con algunas de las características que éste conlleva, podría haberse producido en el VIII y VII milenio a. C. (AUMASSIP, 1986). Pero esta posibilidad es difícilmente demostrable con los datos actuales. CÆSARAUGUSTA 77 levantino presenta importantes problemas estratigráficos aún no resueltos definitivamente. 215 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón no aceptar estas fechas el panorama cambia radicalmente y, hay que reconocer, que se adapta mejor a la realidad que presentan otros yacimientos peninsulares con estratigrafías claras. De acuerdo con esta hipótesis, se seguiría considerando como más antiguo el horizonte de cerámicas impresas de procedencia levantina. Éstas aparecen en los niveles cerámicos más profundos de la Carigüela de Piñar183, en una serie de hallazgos no estratificados e, incluso, en porcentajes pequeños en los niveles inferiores de los yacimientos citados excepto en la cueva Chica de Santiago. En definitiva, estas cuestiones parecen plantear varias hipótesis: la primera consistiría en considerar el conjunto como una facies distinta del levantino, idea que ya ha sido expuesta reiteradamente por A. Mª Muñoz (1984) y que incluso responde a los primitivos planteamientos de J. San Valero. Matizando esta hipótesis Mª D. Asquerino (1987: 79-80) sugiere una dualidad en el proceso: por un lado se encuentran los grupos que han sufrido una aculturación y, por otro, los que han evolucionado desde economías pastoriles epipaleolíticas con la incorporación de la cerámica. Esta dicotomía está en concordancia con las últimas tendencias en boga entre los investigadores del Neolítico Antiguo de buena parte de Europa, así como con las teorías que se han establecido en algunas áreas españolas como el Levante o Aragón. Pero todavía quedarían cuestiones sin solucionar sobre todo de orden cronológico. La segunda opción supone considerar a todo el conjunto como correspondiente al Neolítico Medio y admitir una neolitización retardataria respecto al núcleo levantino. Sin embargo ésta, que es la que mejor concuerda con el panorama existente en el resto de la península, no parece ser la más aceptada entre los investigadores que trabajan sobre el tema y supondría invalidar todas las dataciones antiguas obtenidas en los yacimientos andaluces. Por tanto con los conocimientos actuales parece poco prudente manifestarse taxativamente respecto a cualquiera de las soluciones, por lo que habrá que esperar la publicación de nuevas estratigrafías y dataciones absolutas que permitan inclinarse por alguna de las tesis planteadas. CÆSARAUGUSTA 77 • Las divisiones regionales basadas en el reparto territorial actual, a pesar de no ser reales en Prehistoria, son el único sistema válido para abordar el estudio de un período que de otra forma sería inabarcable, sobre todo por la multiplicación de investigaciones que se han producido en los últimos años. Realizaremos un breve estado de la cuestión que sirva de base para incorporar nuestras aportaciones sobre el Neolítico Antiguo aragonés y principalmente, como se ha comentado anteriormente, hacer una reseña de los trabajos más importantes en las distintas regiones. 216 Habría que empezar explicando el proceso neolitizador en la Península184. Pero a la hora de la verdad son escasos los investigadores que se han planteado el tema, si exceptuamos los del área mediterránea y esos intentos, antes mencionados, por establecer una fase preneolítica. La zona más estudiada ha sido la catalanolevantina en la que se ha observado una dualidad muy clara. Conviviendo cronológicamente se encuentran, por un lado yacimientos con niveles epipaleolíticos anteriores a las influencias neolíticas, documentadas a través de la cultura material, sien- 183 PELLICER, 1964a; NAVARRETE, 1976; NAVARRETE et alii 1991: 39-61. 184 Una revisión de las distintas teorías en boga y de los diferentes modelos establecidos la encontramos en MARTÍ y JUAN CABANILLES (1997) y HERNANDO (1999b: 72-87). • Cataluña Desde el trabajo de síntesis de J. Guilaine (1976a), en Cataluña se ha mantenido la división del Neolítico Antiguo en dos fases: la primera corresponde al Neolítico Antiguo Cardial cubriendo aproximadamente el V milenio185, y una segunda fase o Neolítico Epicardial186. Se ha intentado proponer una etapa anterior, la ya vista fase precerámica de la Balma de l’Espluga o la del abrigo del Filador187. El principal problema que se observa en el Neolítico catalán en todas sus fases es la carencia de estratigrafías, dataciones, estudios polínicos... Pero en los últimos años, posiblemente debido a la toma de conciencia por parte de algunos investigadores, se ha intentado solucionar como demuestran los diferentes trabajos presentados en el 9é col.loqui de Puigcerdá (V.V.A.A. 1992b), la síntesis socioeconómica de A. Martín (1992b: 203-228) o el I Congrés del Neolític a la Península Ibèrica (V.V.A.A. 1996). La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón do éste el único caso en el que realmente se puede hablar de neolitización; por otro, los asentamientos neolíticos plenos, que no poseen ese substrato anterior y se caracterizan por una cultura material nueva y una economía de producción (FORTEA et alii, 1987: 590; MARTÍ et alii, 1987: 608). A pesar de lo tajante del «modelo dual», no hay que olvidar que fenómenos de esta magnitud difícilmente se producen de la misma forma y con las mismas características de continuidad/ruptura, es decir, en cada área de la Península Ibérica se observan ciertas particularidades acordes a su propia idiosincrasia, como se ha sugerido para Cataluña (PALLARÉS et alii, 1997b). Pero todavía el verdadero problema está en determinar el origen y medios de penetración de estos nuevos pobladores, tema que por ahora desborda las pretensiones de este trabajo. Acorde con las últimas tendencias en la investigación (MESTRES, 1992: 74-75) intentan explicar el proceso de neolitización partiendo del modelo dual y siguiendo en su avance el modelo de J. Gallay (1989; 1990). Arrancando de un núcleo cardial costero se produce en la 1ª fase pionera (Neolítico Antiguo cardial, 6.000 a 5.300 a. C.) una expansión hacia el interior, ocupando los espacios que dejan libres los cazadores-recolectores. En la 2ª fase neopionera (Neolítico Antiguo Epicardial c. 5.500 a. C.) alcanzan el resto del territorio catalán como consecuencia de un crecimiento demográfico. En ella se pudo producir el doble proceso colonización-aculturación. Por último la fase de estabilización incluye el Neolítico Antiguo Evolucio- 186 Definida por yacimientos como Cova Lladres (TEN, 1981: 138; 1989), Cova 120 (AGUSTÍ et alii, 1987), Balma de l’Espluga (LLONGUERAS, 1981b), Cova Mariver (TARRÚS, 1979), Cova del Toll (GUILAINE, et alii, 1981) o los hallazgos de poblados al aire libre como Les Guixeres de Vilobí (BALDELLOU y MESTRES, 1981; MESTRES, 1981-2). 187 Plantean la presencia de domesticación en estratos epipaleolíticos, cuya veracidad tampoco parece aceptable (FULLOLA et alii, 1987; CEBRIA et alii, 1981; GARCÍA et alii, 1990). Estos dos yacimientos se agrupan dentro de un problema mayor: el desconocimiento existente de los asentamientos epipaleolíticos, con estratigrafía y dataciones, que permitan valorar mejor el conjunto del Neolítico Antiguo y las posibles evoluciones in situ. CÆSARAUGUSTA 77 185 Está representada por el grupo montserratino, al que se han añadido nuevos yacimientos como Cova del Parco (ALONSO et alii, 1978: 164-166; MALUQUER, 1982; PETIT (ed) 1996), Balma Margineda (GUILAINE et alii, 1985a y b; GUILAINE y MARTZLUFF 1995), Cova del Frare (ESTÉVEZ y MARTÍN, 1982; MARTÍN, 1980 y 1982; MARTÍN et alii, 1985), Cova de la Font Major de l’Espluga de Francolí (MIRÓ, 1988), o los decubrimientos de yacimientos al aire libre como Font del Ros (BORDAS et alii, 1996; PALLARÉS et alii, 1997a). 217 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón nado y el Neolítico Medio (4.900-3.400 a. C.). Concretamente para el Pirineo oriental M. Pallarés, A. Bordas y R. Mora (1997a: 321-322) proponen un proceso escalonado y diferencial, que no refleja cambios bruscos en los registros sino una paulatina incorporación de nuevos elementos. A la luz de las dataciones, aunque todavía escasas, el Neolítico Antiguo Cardial se enmarca cronológicamente en el V milenio a. C., presentando los elementos típicos de este horizonte inmerso en la tradición de cerámicas impresas del Mediterráneo occidental. Cronológicamente abarcaría desde el 4.720±120 a. C. de la Balma Margineda (Andorra) hasta el 4.220±170 a. C. de la cueva del Parco (CLOP et alii, 1992: 64), aunque algunos autores como A. Martín prologará el Neolítico Antiguo hasta el 3.500 a. C. al incorporar el estilo Epicardial y los postcardiales (MARTÍN, 1992b: 204; 1992e: 310). Los asentamientos se localizan fundamentalmente en cuevas y, geográficamente, se concentran en el área litoral. A. Martín (1992b: 215-216) ha intentado establecer las posibles funciones para cada tipo de hábitat catalán, pero reconoce que todavía no se puede hablar de sedentarización sino más bien de yacimientos estables y temporales dentro de una rotación cíclica. En la mayor parte de ellos están ausentes las estructuras, ya que únicamente se han constatado fosas excavadas en el suelo que han sido interpretadas en general como áreas de almacenaje. CÆSARAUGUSTA 77 Está atestiguada la agricultura y la domesticación desde los primeros momentos del Neolítico Antiguo. La reciente proliferación de yacimientos al aire libre ha otorgado una mayor relevancia al papel de la agricultura en estas comunidades (MESTRES, 1989), corroborado en parte por los datos botánicos aunque todavía son insuficientes (V.V.A.A. 1992b). J. Mestres (1989: 43) considera que la penetración de estos grupos hacia las tierras altas del interior viene determinada con toda probabilidad por las necesidades de los ovicápridos, mientras que A. Martín (1992a: 321) plantea la existencia de dos facies, litoral y continental, como consecuencia de una adaptación distinta al marco geográfico. En ambas teorías la caza, pesca y recolección seguirán teniendo un papel unas veces secundario y otras básico, pero con la diferencia de que en la zona litoral, donde se agrupan la mayoría de los yacimientos cardiales al aire libre, las fosas encontradas son interpretadas como la expresión de una organización del consumo, más que como el producto de una economía de excedentes. En ellas se almacenarían las distintas especies de trigo o cebada para su gestión posterior, aunque el registro de plantas domésticas es más reducido que en la fase epicardial (BUXÓ, 1988). R. Buxó (1991: 74) propone la existencia de un cultivo alterno de cereal-leguminosas en detrimento del clásico de quema y rozas, hipótesis no muy clara para otros investigadores como A. Martín (1992b: 212), ya que conllevaría una excesiva especialización para la primera fase neolítica. 218 La principal característica de este momento es una cerámica de gran perfección técnica con decoración cardial, aunque sin olvidar la presencia de aplicaciones plásticas, impresiones con otros instrumentos e, incluso, con otro tipo de conchas no cardiales, etc. Las formas de los recipientes impresos son globulares, con o sin cuello, y a veces con fondos cónicos (LLONGUERAS, 1987: 595). En relación al resto de la cultura material, señalaremos que la industria lítica manifiesta una ruptura con los complejos epipaleolíticos y una relativa estandarización de los geométricos, perforadores, taladros, así como la aparición de útiles pulimentados junto a elementos de molienda. En la industria ósea predominan los punzones sobre metapodio de La segunda fase o Neolítico Antiguo Epicardial se encuadra en torno al cambio de milenio. Aunque las dataciones que se conocen son todas recientes, las últimas publicaciones han permitido concretarlo sugiriendo que ocuparía todo el IV milenio y comienzos del III milenio a. C., coexistiendo en la última fase con manifestaciones Montboló (CLOP et alii, 1992: 64). Pero no todos están de acuerdo con esta periodización, así A. Martín (1992e: 310) retrasa esta fase hasta finales del V milenio finalizando en la primera mitad del IV milenio a. C., donde con posterioridad se generaran los estilos postcardiales. Este horizonte se caracteriza por la casi total sustitución del cardial en favor de las decoraciones impresas incisas, acanaladas y un aumento de las aplicaciones plásticas. Las formas son globulares con cuello o subesféricas de distintos tamaños y con asas macizas horizontales o verticales. En el resto del registro arqueológico no existen variaciones significativas y lo mismo ocurre desde el punto de vista económico, al constatarse únicamente la reafirmación de la agricultura y la domesticación. Los análisis ha permitido sugerir la estabulación de los ovicápridos en las cuevas, como se ha constatado en la Cova del Parco (Alos de Balaguer, Lérida), Cova la Guineau (Font-Rubi, Barcelona) y Cova del Vidre (Roquettes, Tarragona), lo que conllevaría a su vez el aumento de otros trabajos para garantizar la subsistencia de estos animales (BERGARÀ, 1997: 160-161) La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón ovicáprido. Las conchas marinas y las piezas dentarias serán los objetos más empleados para realizar los elementos de adorno. Como última fase, anterior al Neolítico Medio, se ha incorporado una etapa intermedia el Neolítico Antiguo Evolucionado Postcardial188, denominado así por la aparición de nuevos estilos de morfología cardial (MARTÍN, 1992b: 204). Se sitúa cronológicamente a comienzos del IV milenio a. C. e, incluso, en algunos yacimientos llega a traspasar el umbral del Neolítico Medio. Está caracterizado por la regionalización demostrada a través de las diferencias existentes en el material cerámico; por la perduración de las aplicaciones plásticas, sobre todo de cordones lisos (ibidem, 1992e: 310); y por ser la etapa de consolidación de una economía campesina que se ve favorecida por una mayor fijación territorial (MOLIST et alii, 1996). El tipo de hábitat sigue siendo el mismo pero han aumentado en número, lo que ha permitido plantear interacciones de carácter económico o funcional entre yacimientos cercanos. En relación al acondicionamiento del espacio hay que decir que junto a las estructuras de almacenaje vistas anteriormente aparecen otras claramente de habitación o de carácter doméstico. 188 Incluye yacimientos como Barranc d’en Fabra (BOSCH et alii, 1992); Cova Sadurní (EDO y BLASCO, 1992); La Draga (TARRÚS et alii, 1993); Hort d’en Grimau (MESTRES, 1988-89), etc. CÆSARAUGUSTA 77 En cambio en la distribución de los yacimientos se aprecia una ligera transformación. Geográficamente se produce una dispersión y proliferación hacia el interior, como se ha demostrado con los descubrimientos en la zona prepirenaica leridana (ROVIRA y CURA, 1992) y simultáneamente se ocupa extensivamente el llano (MARTÍN, 1992b: 220). Para J. Mestres (1989) el proceso es consecuencia de la aculturación de los grupos epipaleolíticos, que aunque hubieran tenido contactos con los del litoral todavía no estaban neolitizados. Pero la aceptación de esta hipótesis requiere todavía la contrastación arqueológica. Por el contrario A. Martín (1992a: 322) considera el aumento demográfico como la explicación más plausible. 219 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón Dentro de esta fase se incluiría el problemático grupo Montboló de J. Guilaine (1974 y 1976a), ya que su implantación no está documentada en un área lo suficientemente amplia y con la necesaria fuerza como para considerarlo un grupo con entidad propia. En esta etapa además se incorporan las denominadas facies de Cova del Font Molinot189 y de Amposta190, aunque esta última no parece que tenga elementos definidores claros al localizarse casi exclusivamente en enterramientos. • Las Islas Baleares En los últimos años ha ofrecido interesantes hallazgos e investigaciones que nos aproximan al Neolítico (GUERRERO, 1996). Sin embargo su ámbito cronológico sobrepasa los límites de nuestro estudio, ya que la llegada de grupos neolíticos a la isla se plantea en un momento en el que el epicardial en la Península ha concluido (ibidem 1999: 566). • País Valenciano En el mismo horizonte de cerámicas impresas del Mediterráneo occidental, el área levantina presenta algunas características distintas a la catalana, debido sobre todo al amplio conocimiento que se tiene de la etapa anterior al Neolítico. Los prehistoriadores levantinos han sido pioneros al sugerir nuevas líneas de investigación. Ya se ha mencionado y se volverá a hacer posteriormente, el modelo dual de neolitización191. B. Martí y J. Juan Cabanilles (1997: 234-236) han sintetizado el proceso de la Península Ibérica, pero centrándonos en esta área recalcan la relativa uniformidad de la primera parte del Epipaleolítico, una segunda fase caracterizada por la diversidad Epipaleolítico y Neolítico, con todas las interacciones y evoluciones lógicas. Así alrededor del 6.000 a. C. los neolíticos cardiales, llegados del mediterráneo, ocupan con relativa rapidez parte del territorio de los epipaleolíticos geométricos, extendiendo los nuevos modos de vida a la vez que obligan al desplazamiento a los cazadores-recolectores. Entre los grupos epipaleolíticos hay que destacar el denominado Grupo Cocina que, como se ha indicado, surge a consecuencia de la neolitización del sustrato epipaleolítico a través del contacto con el horizonte cardial (FORTEA, 1973). Además de la estación epónima, se extiende por la zona de Castellón (Estany Gran de Almenara)192 alcanzando el Bajo Aragón (Botiquería, Secans,...)193 y por el Sur hasta las serranías jiennenses con estaciones como la Cueva del Nacimiento o Valdecuevas. CÆSARAUGUSTA 77 Los elementos que caracterizan al grupo plenamente neolitizado son los mismos del horizonte Neolítico Antiguo Cardial del área catalana, pero con una mayor profusión y definición de los útiles líticos y óseos. La industria lítica presenta un claro predominio del componente laminar, junto con geométricos, principalmente 220 189 BALDELLOU et alii, 1975; BALDELLOU y MESTRES, 1977. 190 MARTÍN, 1990a: 45; 1990b; 1992a: 322-326; LÓPEZ, 1988c: 86. 191 MARTÍ y JUAN CABANILLES, 1989; JUAN CABANILLES, 1992; BERNABEU y MARTÍ, 1992: 213-218. 192 FORTEA, 1975; GUSI, 1975. 193 Para la bibliografía ver el apartado del Neolítico Antiguo en Aragón. Desde el punto de vista económico está atestiguada la domesticación, básicamente de ovicápridos, y la agricultura. En cuanto al nivel de desarrollo agrícola se ha podido constatar, en algunos yacimientos, la utilización del fuego como sistema de deforestación para obtener espacios abiertos donde cultivar. En los plenamente neolitizados, como l’Or, Sarsa o Les Cendres, son varias las especies identificadas: distintos tipos de trigo y cebada, junto con leguminosas como lentejas o guisantes. Esto ha llevado a proponer la posibilidad, pendiente de confirmación arqueobotánica, de un cultivo alternativo o simultáneo de estas especies evitando así el agotamiento del suelo (BUXÓ, 1991: 74; MARTÍ, 1992: 234-235). En relación a la domesticación se ha documentado la existencia de algún sistema de estabulación de los ovicápridos en Les Cendres a finales del Neolítico Antiguo y Epicardial, pero como ya se ha visto, no es exclusivo del área levantina (BADAL et alii, 1991: 43-45). En la Cova de l’Or se advierte un aprovechamiento fundamentalmente cárnico de estos animales, al igual que parece ocurrir en el caso de los cerdos, en cambio los bóvidos parecen ser más animales de carga o fuerza para labores agrícolas. Las actividades de caza no se han abandonado y se propone una doble utilización distinta al consumo de carne: por un lado la explotación de los productos secundarios como serían las astas o pieles y, por otro la caza como defensa del ganado e incluso de los campos cultivados. Estas hipótesis se han propuesto tan sólo para los yacimientos plenamente neolitizados, ya que los que mantienen la tradición anterior continúan con una economía primordialmente epipaleolítica (MARTÍ, 1992: 235-236). Otra actividad económica importante en los asentamientos costeros es la pesca y la recolección de moluscos marinos, que en algunas zonas peninsulares llega a ser casi exclusiva como en Cádiz. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón trapecios, así como de hachas y azuelas (JUAN CABANILLES, 1992). La industria ósea encuentra una singular representación en los yacimientos cardiales como Cova de l’Or194, Cendres195 y Sarsa196, siendo quizá las colecciones más importantes de todo el Mediterráneo occidental, destacando las cucharas, espátulas, punzones... En contraposición a esta abundancia hay que mencionar la relativa pobreza en los yacimientos no cardiales. Entre los elementos de adorno sobresalen los anillos, además de todo tipo de cuentas de collar. La primera cultura o el Neolítico I, se corresponde con el horizonte de cerámicas impresas y se extiende desde el VI milenio a. C. hasta mediados del IV. Sin embargo C. Olária (1992: 324-325) invalida las dataciones más antiguas, a través de varias fechas como las de la Recambra: 5.790±220 a. C. o Cova Fosca: 5.690±110 a. C. Este retraso en la datación permitiría dejar la puerta abierta a la posibilidad, 194 MARTÍ, 1977; 1983; MARTÍ et alii 1980; GALLART, 1980; VENTO, 1985; BERNABEU, 1989: 55-81. 195 LLOBREGAT et alii 1981; BADAL et alii, 1991; BERNABEU, 1989: 83-93. 196 SAN VALERO, 1950; CASANOVA, 1977; ASQUERINO, 1976 y 1978. CÆSARAUGUSTA 77 La tradicional división tripartita del Neolítico ha sido modificada por J. Bernabeu (1982; 1988; 1989: 103-127; BERNABEU y MARTÍ, 1992), que propone basándose principalmente en la Cova de L’Or, Sarsa y les Cendres la existencia de dos únicas culturas en la evolución del Neolítico, subdivididas a su vez en varias. Sin embargo no está exento de problemas, como el propio autor reconoce (1989: 108) debido a la escasa representatividad de la muestra que emplea para establecer su primera individualización entre Neolítico I y II. 221 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón también sugerida en otras zonas del Mediterráneo occidental y defendida por esta autora, de un desarrollo de los grupos epipaleolíticos/mesolíticos en los que el cardial no se puede considerar fósil director. Se caracteriza por la aparición de la cerámica con predominio de la decoración impresa, la domesticación de plantas y animales, una industria lítica con escasa diversificación tipológica y un fuerte componente laminar, y por una industria ósea y elementos de adorno muy variados y ricos. El hábitat continúa siendo primordialmente en cueva. Se ha separado esta fase en tres horizontes a través de la cerámica, ya que el resto de los elementos del registro arqueológico no muestran las modificaciones necesarias para determinarlo. El Neolítico IA (5.000-4.200 a. C.), que asimila al cardial franco-ibérico, está definido por el dominio indiscutible de la cerámica cardial, suponiendo entre el 40-60% de la decoración197. El Neolítico IB (4.200-3.700/600 a. C.) es equiparado al Epicardial y a la Cultura de las Cuevas andaluzas. Se distingue por la reducción de las cardiales, llegando incluso a desaparecer las realizadas con el natis en favor de las impresas e incisas198. Finalmente, el último horizonte o Neolítico IC (3.700/600-3.500/400 a. C.), se caracteriza por el predominio de las cerámicas peinadas sobre cualquier tipo de decoración, así como por el aumento de las lisas. Este horizonte es poco representativo, ya que sólo se ha encontrado claramente en los niveles VII-VI de les Cendres. El Neolítico II, encuadrado cronológicamente desde mediados del IV milenio hasta principios del II milenio a. C., correspondería al Neolítico final y principios del Eneolítico. En relación con el grupo anterior continúa con la reducción de las decoraciones en favor de las cerámicas lisas, a la vez que aparecen nuevas formas como las carenas. En la industria lítica proliferan las puntas de flecha y el retoque plano bifacial. La industria ósea sufre una fuerte reducción tipológica, no así los elementos de adorno que alcanzan una gran profusión. CÆSARAUGUSTA 77 Muy importante en el área levantina es el Arte Rupestre, que ha sido objeto de estudios detallados en los últimos años con los que se intenta conocer facetas de estas poblaciones a las que difícilmente nos podríamos aproximar por otros medios. A. Martí y J. Juan Cabanilles (1997: 228-232) consideran que tanto el arte rupestre macroesquemático como sus paralelos en el arte mueble, son un magnífico indicativo del territorio inicial del Neolítico en el País Valenciano, creando así entre Aitana, Mariola, Benicadell y el mar Mediterráneo un «núcleo primigenio» del que emanarían las novedades. Con posterioridad el Arte Levantino y su relación con la cerámica pintada refundirían en uno solo lo que antes eran territorios diferentes. En 222 197 A su vez, está subdividido en dos fases: IA1 caracterizada por poseer un porcentaje importante de decoración cardial realizada con el natis y por la abundancia del llamado «estilo impreso primitivo» —definido como: «...son simples líneas más o menos verticales, irregularmente dispuestas y que tienden a recubrir totalmente la superficie externa del recipiente.» (BERNABEU, 1988: 147)—. Cronológicamente se encuadra en torno al 4770 ± 380 y 4680 ± 290 a. C. a través de las fechas de la cueva de L’Or. En la fase IA2 se produce un aumento de la decoración con impresiones no cardiales; desaparece casi totalmente la decoración con natis, aumentan los diseños geométricos, predominan los motivos zoomorfos sobre los antropomorfos y disminuye el «estilo primitivo» en favor de otro nuevo formado por la combinación de incisiones e impresiones. Para este momento sólo posee una datación que J. Bernabeu considera algo baja: 4030 ± 260 a. C., obtenida en la misma cueva. 198 Esta decoración es la que define de una forma más clara la fase 1B1, mientras que en la 1B2 aunque continúan, se produce una disminución de las aplicaciones plásticas, la casi total desaparición del cardial y un aumento considerables de las cerámicas peinadas. • Región de Murcia Puente entre Andalucía y el País Valenciano, los datos que tenemos sobre el proceso de transición Epipaleolítico-Neolítico y del propio Neolítico son escasos, por lo que resulta difícil de explicar. Sin embargo, hay que mencionar ciertos avances con las investigaciones, aunque todavía carecen de estratigrafías que permitan elaborar la secuencia evolutiva del Neolítico en la región. La pervivencia de economías epipaleolíticas adecuadas al medio ambiente árido de la zona es, para A. Mª Muñoz (1987), la causa de la escasez de cerámicas del Neolítico Antiguo. Esto supone, a su vez, que las actividades primordiales siguen siendo la caza y la recolección en un hábitat localizado en cuevas y abrigos, siendo muy escasos los yacimientos al aire libre. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón definitiva consideran que la función de estas manifestaciones es doble, por un lado como aglutinadoras de la identidad de un grupo a modo de santuarios y, por otro, como marcadores territoriales. Esta hipótesis coincide con las planteadas en otras áreas como la de V. Baldellou (1994: 50) en Aragón, asimilando el arte esquemático a grupos neolíticos y el arte levantino a cazadores recolectores de raigambre epipaleolítica. Se ha sugerido también la existencia de una fase precerámica a través de los hallazgos en el Abrigo Grande II del Barranco de los Grajos (Cieza)199 y en la Cueva del Búho (Mula)200. En el primero se documenta una industria lítica caracterizada por laminitas de dorso rebajado que perdura en fases posteriores con cerámica (MARTÍNEZ SÁNCHEZ, 1988: 188), aunque no parece motivo suficiente para sustentar dicha hipótesis. La falta de estratigrafías completas, dataciones, análisis e, incluso, de abundancia de materiales arqueológicos no ha sido obstáculo para formular una previa secuencia cultural. Los nuevos hallazgos han permitido confirmar, con muy pocos elementos todavía, el antes anecdótico Neolítico Antiguo cardial (ibidem, 1988: 189; 1994: 160). En cambio, sí son más abundantes las decoraciones impresas, plásticas e incisas y, en estadios más evolucionados, peinadas y lisas. Las formas suelen ser globulares, con o sin cuello, semiesféricas, ovoides, a lo que hay que añadir la presencia de cucharas. En cuanto a la zona costera se ha propuesto que la ocupación se produciría en momentos avanzados del Neolítico, hacia el III milenio a. C. (MUÑOZ, 1986: 153), aunque está siendo cuestionada a raíz de los nuevos descubrimientos (MARTÍNEZ SÁNCHEZ, 1988: 191). El sur de la Península Ibérica, parte de cuyos problemas ya se han comentado, presenta nuevas dificultades por la carencia de análisis polínicos, estratigrafías y dataciones de C14 o sus elevadas fechas, lo que unido al desconocimiento del sustrato anterior plantea cuestiones irresolubles en torno al origen del Neolítico en esta zona. La transición al Neolítico comienza a estar constatada en algunos yacimientos como el abrigo de Valdecuevas (Jaén), la cueva del Nacimiento (Pontones, Jaén), Río 199 WALKER, 1977. 200 MARTÍNEZ ANDREU, 1983. CÆSARAUGUSTA 77 • Andalucía 223 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón Palomares (Algeciras)201, en los concheros epipaleolíticos de la tierra llana de Huelva202 y, poco a poco, en contextos cardiales como en El Retamar (Cádiz)203. A los que hay que añadir el desubrimiento de asentamientos al aire libre, en áreas de buenas condiciones agrícolas, con construcciones de manpostería, a veces con cerámica cardial y con una industria lítica semejante a la de los cardiales levantinos. Estos hallazgos han servido de base para, una vez más, rechazar la hipótesis de un Neolítico autoctono de cerámica a la almagra y para plantear que la introducción de la economía productora está ligada a la cerámica cardial (GUTIÉRREZ LÓPEZ et alii, 1996). La proliferación de hallazgos ha facilitado el esclarecimiento de los procesos de neolitización. Por un lado en el área litoral atlántica la sedentarización se alcanza a través de un proceso generalizado de adscripción a la explotación de los recursos marinos, iniciada ya en el epipaleolítico; pero por otro, en la campiña el proceso hay que relacionarlo con una colonización, sin que ello implique el retraso en la neolitización de una zona frente a otra (ibidem, 1996; PÉREZ, 1996; GAVILÁN y VERA, 1997:19). No obstante, no es homogéneo, concretamente en Almería se plantea que el paso al Neolítico, entre finales del V milenio a. C. y primera mitad del IV milenio, es un proceso de asunción de nuevas ideas por comunidades mesolíticas relativamente estables y no de una colonización (CALAMICH et alli, 1999: 477-478). En cuanto a la cultura material, la industria ósea es escasa pero presenta una gran variedad tipológica, no así la lítica que suele carecer de geométricos y de los objetos más característicos de otras regiones (ACOSTA, 1986: 137-138; ASQUERINO, 1987: 71-72). La zona occidental, principalmente costera, está aportado datos que indican el mantenimiento de una industria lítica de tradicción epipaleolítica, debido sobre todo a la perduración de los modos de explotación de los recursos (GUTIÉRREZ LÓPEZ et alii 1996; RAMOS, 1988-9). En cambio, los elementos de adorno presentan una gran riqueza, siendo los más peculiares los brazaletes de piedra lisos, además de anillos y colgantes, generalmente, en concha. La cerámica de este Neolítico Antiguo manifiesta diferencias con otras zonas, principalmente la levantina y la catalana. El cardial está poco representado, pero en la actualidad se ha localizado en mayor o menor medida en casi toda Andalucía204, aunque hay provincias como Almería en las que sigue faltando información (FERNÁNDEZ MIRANDA et alii, 1993: 58). Las cerámicas que verdaderamente proliferan son las llamadas «cardialoides»205, impresiones —sobre todo con matriz hueca—, incisiones, puntillado, punto y raya (ASQUERINO, 1987: 72-73) y la cerámica a la almagra, que ha sido la más estudiada y tendrá su mayor difusión en la etapa siguiente (VICENT y MUÑOZ, 1973; NAVARRETE y CAPEL, 1980). Se conoce la domesticación y, probablemente, la agricultura, aunque esta última no está bien atestiguada hasta el Neolítico Medio en la cueva de los Murciélagos CÆSARAUGUSTA 77 201 RAMOS et alii 1997. 224 202 GARCÍA RINCÓN et alii, 1996. 203 LAZARICH et alii, 1997. 204 Algunos ejemplos se pueden ver en GUTIÉRREZ LÓPEZ et alii, 1996; NAVARRETE, 1976; 1986; ACOSTA, 1986; o cómo, a pesar de la ausencia de constatación arqueológica, distintos autores siguen planteando la posibilidad de su localización (CARRIÓN y CONTRERAS, 1979; LÓPEZ y CACHO, 1979, etc.). 205 Definidas como impresiones que recuerdan los motivos cardiales pero realizadas con otros instrumentos (ASQUERINO, 1987: 72). Cronológicamene en la Alta Andalucía parten de la estratigrafía del yacimiento de la Carigüela del Piñar (Granada). Mª S. Navarrete (1986: 110) advierte una sucesión semejante al área levantina: a una etapa neolítica antigua enmarcable en el V milenio a. C. y caracterizada por la cerámica cardial, le sucede otra fechada en un Neolítico Medio y definida por la ausencia de la decoración cardial y el predominio de las impresas, incisas, etc. Pero a pesar de todos los problemas se puede decir que el Neolítico Antiguo andaluz, todavía en fase de definición, parece desarrollarse desde el inicio del VI milenio a. C. con una gran variedad y diversidad en toda el área. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón de Zuheros206, Carigüela207 o en el final de las antiguas excavaciones de Nerja208. Es la zona occidental la que está aportando más datos significativos a través de la continuación de la explotación de recursos marinos (MARTÍN GÓMEZ y CAMPOS, 1996; PÉREZ, 1996, LAZARICH et alii, 1997, etc.). El hábitat predominante sigue siendo la cueva en las sierras, pero en el llano se están localizando yacimientos al aire libre, lo que ha permitido sugerir una diferenciación funcional de los mismos, como la realizada en Huelva por J. M. García Rincón (GARCÍA RINCÓN et alii, 1996). En el área serrana se propone la existencia de pequeños asentamientos alrededor de uno mayor con una economía tanto agrícola como ganadera, como en la cueva de los Murciélagos. • Extremadura Es poca la información con la que se cuenta por la escasa atención que se le ha prestado, pero recientemente han comenzado a aportar datos de interés, aunque todavía no se puede hablar de un Neolítico Antiguo209. A finales del IV y principios del III milenio a. C., encuadrado en un Neolítico avanzado, se observa la existencia de distintas culturas con cerámica incisa, impresa, aplicaciones plásticas, punto y raya y algunas cerámicas a la almagra. Hay que destacar la abundancia de poblados al aire libre que se están localizando. Como parte integrante de la Península Ibérica Portugal presenta problemas muy similares al de otras regiones españolas. Ya en los años 70 J. Guilaine y E. V. Ferreira (1970) hablaban de un Neolítico cardial costero en el V milenio, que evolucionaría hacia otro llamado grupo Furninha, con predominio de impresas no cardiales en el IV milenio a. C. coincidiendo en sus momentos finales con el inicio del Megalitismo. Esta interpretación es casi exclusiva de la zona sur, puesto que hasta hace poco se desconocía lo que pasaba en el Centro y Norte. Las nuevas investiagaciones han permitido retrasar las fechas para la implantación de comunidades productoras en la zona de Tras-os-Montes y Alto Duero (SANCHES, 1996) en torno al VI-V milenio. J. Zilhao y A. M. Faustino de Carvalho (1996) plantean una fecha del 6.400 B. C., contemporánea a los concheros epipaleolíticos, para el inicio del 206 HOPF y MUÑOZ, 1974. 207 ASQUERINO, 1985. 208 HOPF y PELLICER, 1970. 209 PIÑÓN y BUENO, 1988; ENRÍQUEZ, 1996; GONZÁLEZ, 1996 y 1999. CÆSARAUGUSTA 77 • Portugal 225 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón Neolítico Antiguo con cerámica cardial en el área central de Portugal. Sin embargo, no todos están de acuerdo con esta antigüedad, ya que algunos consideran que esta primera fase no se puede comparar con el primer Neolítico franco-ibérico (SANTOS, 1978). La existencia de un substrato epipaleolítico muy fuerte comparable al grupo Cocina, como son los concheros de Muge, sugiere la posibilidad de un modelo de evolución paralelo y similar al levantino (SILVA y SOARES, 1987: 665), aunque hay que señalar que la fase antigua cardial, que supuestamente generaría el proceso, no alcanza en ningún momento la intensidad del núcleo levantino. M. Calado y L. Rocha (1996) proponen para el interior del Alentejo una neolitización consecuencia de grupos portadores de cerámicas lisas con elementos dolménicos, pero todavía carentes, ya que falta la confirmación arqueológica, de una economía de producción consolidada. Cronológicamente se sitúan en un posible Neolítico Antiguo avanzado, que incluso para J. Morais-Arnaud (1990: 444) llega a producirse en momentos calcolíticos. Al inicio de los 80 E. da Cunha Serrao (1979:157) proponía un doble proceso en la neolitización: la del litoral por grupos neolíticos mediterraneos —opinión que siguen compartiendo investigadores como B. Martí y J. Juan (1997: 252)— y el de los grupos autóctonos. Esta interpretación ha seguido admitiéndose por S. Oliveira Jorge (1995) al hablar, por un lado de que las características de la zona del Duero sugieren un movimiento de Este a Oeste que vendría posiblemente de la Meseta española y, por otro, del ya conocido y más antiguo flujo costero de Sur a Norte que sería el responsable de la neolitización de la zona Norte. CÆSARAUGUSTA 77 En consonancia con las últimas tendencias en la investigación M. Diniz (1996) habla de una primera fase de disponibilidad, en la que se aprecia la cohexistencia de grupos de pastores, de portadores de cerámicas y de comunidades mesolíticas establecidas en el centro y costa suroeste, es decir, el Neolítico en la fachada atlántica y en el macizo extremeño comenzaría a partir de la implantación de colonias cardiales en áreas ocupadas por mesolíticos. Pero no parece que se desarrolle la siguente etapa, ya que no se observa la evolución necesaria hacia los sistemas productivos en la explotación de recursos, únicamente se produce un aumento de algunos elementos: cerámica y piedra pulida. Ésta es la base que le permite rechazar el asumido aumento demográfico como la principal causa de la expansión y colonización hacia el resto de Portugal. También refuta la aceptada ocupación tardía del interior, contemporánea de los primeros monumentos megalíticos, ya que las nuevas investigaciones están aportando yacimientos más antiguos. 226 C. T. da Silva y J. Soares (1987: 664) han atestiguado una diferencia en la elección del lugar de los asentamientos entre las poblaciones mesolíticas y los neolíticos plenos, que son muy claras en la zona central de Portugal. Los epipaleolíticos prefieren las áreas costeras y, sobre todo, los estuarios mientras que los neolíticos el interior. Dentro de este último, a su vez, se constatan dos tipos de explotaciones: las pastoriles/ganaderas en la sierra y la agícola en la tierra llana (ZILHAO, 1990: 454; ZILHAO y FAUSTINO DE CARVALHO, 1996). En cuanto a la cronología J. Morais-Arnaud (1982) distingue dos momentos dentro del V milenio: uno cardial representado por Vale Pincel I y otro más avanzado caracterizado por las cerámicas impresas o incisas como Salema y Vale Vistoso. C. T. da Silva y J. Soares (1987: 666-669) van más lejos proponiendo dos horizontes para el Alentejo litoral que podría ser susceptible de incorporar otras regiones. • La Meseta La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón En general lo sitúan desde mediados del V milenio a inicios del IV milenio a. C. El primer horizonte o el Neolítico Antiguo pleno está representado por Vale Pincel I, definido por una industria lítica que denota la evolución de los estratos anteriores mesolíticos y una cerámica con decoración cardial, impresa, plástica e incisa. La decoración cardial, que es muy rara, presenta claras afinidades con la andaluza y la de la región de Orán. El Neolítico Antiguo evolucionado o segundo horizonte, se ha documentado en Vale Vistoso, Salema y el nivel superior de Vale Pincel I. En la industria lítica continúan la tradición anterior y la cerámica es impresa, plástica, incisa y peinada. Las ultimas investigaciones han incorporado a esa primera fase concheros mesolíticos en los que aparece cerámica y piedra pulimentada como Muge (DINIZ, 1996: 685) y cuevas sepulcrales con cerámica cardial, como Gruta do Ambrosio, en la Extremadura portugesa (ZILHAO, 1993:13). Es otra de las zonas menos investigadas, por lo que se conoce poco del epipaleolítico, son escasos los yacimientos neolíticos localizados y, lamentablemente, muchos carecen de contexto. Ante esta situación se ha recurrido a los esquemas establecidos para las regiones costeras (ANTONA, 1986), otros han propuesto un retraso en la neolitización (DELIBES, 1985: 26-27) e, incluso, la imposibilidad de definir este periodo (MUNICIO, 1988). No obstante las investigaciones muestran la complejidad y variedad de esta etapa, cuyo proceso neolitizador se produjo a través de grupos foráneos de epipaleolíticos neolitizados y no de los llamados neolíticos puros de otras áreas (JIMÉNEZ, 1998: 32). Va a conllevar la introducción paralela de distintos elementos: por un lado la cerámica y una economía de producción y, por otro, elementos de caracter epipaleolítico como la geometrización de la industria, sin que ello implique una ruptura con el substrato anterior. La propia peculiaridad del proceso va a favorecer la homogeneidad en todas las regiones, aunque se puedan establecer dos áreas: el Tajo medio relacionado con el área extremeña y la Cuenca del Duero más próxima a las características de la Cuenca alta y media del Ebro (ibidem, 1998: 39). La escasez de datos no impide que se estén realizando distintos trabajos de campo que aventuran varias hipótesis. M. Kunst y M. Rojo (1999: 268) centrándose en el valle del Ambrona (Soria) explican el proceso de neolitización, debido a la escasez de restos epipaleolíticos, como una auténtica y rápida colonización a 210 FERNÁNDEZ POSSE, 1980. 211 URIBARRI y APELLANIZ, 1975. 212 MUNICIO, 1988: 305. 213 ZAMORA, 1976. CÆSARAUGUSTA 77 La reciente abundancia de hallazgos neolíticos favorece hablar de una ocupación generalizada, caracterizada por la presencia de una cultura material que en algunos casos es susceptible de ser relacionada con las regiones periféricas. Se constatan las decoraciones incisas, acanalados, punto y raya, impresiones, superficies almagradas o afines y aplicaciones plásticas, etc. Las formas son simples, derivadas de la esfera y, sobre todo, con asas de cinta. Estos rasgos se encuentran en la Cueva del Aire210, la Galería del Sílex de Atapuerca211, la Cueva Nogalera212, o niveles XVIII a XXIII de la Vaquera de Torreiglesias213. 227 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón través del Ebro, con un importante aporte de población así como de todas las novedades que conlleva el Neolítico. Para J. Jiménez (1998: 35; 1999: 496) el proceso en las tierras bajas del Duero, Tajo, Jarama y Manzanares está marcado por la continuidad: en el hábitat —cuevas, abrigos y algunos al aire libre— y en el medio físico, al que añadirán las innovaciones como la cerámica o elementos de decoración como brazaletes de piedra. Estos grupos se definen por una amplia movilidad con asentamentamientos temporales que dejan escasas huellas, posiblemente debido a la propia idiosincrasia de una economía de producción incipiente, con ensayos agrícolas de ciclo corto y ganaderos de transterminancia ovina, en unos grupos en los que, por lo menos al principio, continuaba dominando la economía de caza y recolección. A diferencia de otras áreas en la Meseta parece existir una preferencia por el hábitat al aire libre, favorecido por la geomorfológica de la región. Son los llamados «fondos de cabaña», a los que en un principio se les atribuyó una cronología calcolítica, pero en la actualidad se relacionan con facies neolíticas (SÁNCHEZ MESEGUER et alii, 1983: 61-65; IGLESIAS et alii 1996; JIMÉNEZ et alii, 1997). Son pequeños yacimientos en llano, cerca de afluentes o cursos de agua, aunque también se localizan en abrigos y cuevas en las serranías. Se ha planteado que el reducido número de hábitats en cueva o abrigo en comparación con los asentamientos al aire libre en la submeseta Norte podría reflejar el alejamiento cronológico de aquellos grupos respecto a la primera colonización (IGLESIAS et alii 1996). Hay que destacar la presencia, en algunos yacimientos, de muretes de contención o cerramiento que se asocian a economías ganaderas. Para J. Jiménez (1998:35) éstos junto con otros abrigos y cuevas cuya función era cinegética y forestal tendrían caracter de hábitat secundario, mientras que los hábitats al aire libre y las cuevas parecen responder a un sistema biestacional, más acorde con los intereses agrícolas. CÆSARAUGUSTA 77 Cronológicamente se sitúa su desarrollo a lo largo del IV milenio a. C., pero las últimas dataciones de La Vaquera de Torreiglesias y la problemática de Quintanadueñas parecen alejarlo, con la prudencia que ello requiere, hasta el cambio del VI al V milenio (IGLESIAS et alii 1996: 727). Estremera (1999:249) propone el inicio del Neolítico en el último tercio del V milenio a. C. con un periodo álgido en el IV milenio correspondiendo al Neolítico Pleno, que concluiría con un Neolítico Final hacia el último tercio del IV milenio, coincidiendo con varios yacimientos megalíticos. En cambio J. Jiménez (1999:498), siguiendo el esquema de J. Bernabeu, habla de Neolítico Antiguo o fase IA en un momento cercano al 6.000 cal. B.C. con la aparición de las primeras cerámicas en comunidades mesolíticas; que desembocaría en la Fase IB caracterizada por el aumento de las cerámicas impresas e inciso/acanaladas y la proliferación de los «fondos de cabaña», desarrollándose cronológicamente entre el 5.500 al 3.500 cal. B.C.; y culminaría con el desarrollo local de la economía productora y el predominio de cerámicas lisas en la Fase IIA, que es sincrónica a la implantación del Megalitismo (c. 4.000-2.100 cal B. C.). 228 • Galicia Es una región problemática debido a los escasos estudios fuera de contextos megalíticos, de análisis, a las estratigrafías revueltas de algunos yacimientos y a la mezcla de rasgos tanto continentales como mediterráneos, aunque han comenzado a documentarse, en torno al V milenio a. C., cerámica lisa, impresa e incisa como A pesar de lo ya dicho, se están constatando interesantes procesos, como la intensificación en la explotación del territorio entre el VI y V milenio a.C. relacionada con la agricultura, pero también con el pastoreo. Esta agricultura sería de rozas, sistema ya empleado por los epipaleolíticos para la caza, con una gran movilidad que impide un registro arqueológico potente. La incorporación de la ganadería es paulatina comenzando por los ovicápridos hacia el IV milenio, por lo que seguirían utilizando la caza-recolección (FÁBREGAS et alii, 1997). Continúan ocupando los abrigos y cuevas, aunque comienzan a documentarse al aire libre. La supuesta ruptura que implica la neolitización en relación a las etapas anteriores en Galicia no es tal, ya que no se observa otro fenómeno que la continuidad en los aspectos más importantes de la vida de estos grupos (CRIADO, 1993: 24-28). El cambio se producirá más tarde, siendo los megalitos el aspecto más visible del mismo. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón en el yacimiento de A Cunchosa enmarcado en un Neolítico temprano de carácter atlántico (RODRÍGUEZ CASAL, 1997; SUÁREZ, 1997). Las vías de penetración parecen ser dos, por un lado de filiación mediterránea a través de Portugal y por otro las influencias del Atlántico Norte. Todo ello confiere al Neolítico gallego unas características específicas y distintas, que hacen que se desarrolle un Neolítico Antiguo retardatario por el relativo aislamiento del resto de las zonas. Todo ello ha llevado a J. Suárez (1997: 503) a considerar el Neolítico de esta área como «un episodio terminal y con desarrollo retardatario de los grupos de cerámicas impresas del Neolítico Antiguo». Y aunque se han encontrado cerámicas toscas en yacimiento epipaleolíticos fechados en el VI milenio cal. B.C., en contextos neolíticos no aparece hasta el IV milenio (FÁBREGAS et alii, 1997: 479). Actualmente se define el Neolítico gallego por una cerámica de gran calidad técnica, pero de heterogeniedad formal, coincidente con cerámicas de contextos neolíticos no cardiales. La presencia de las mismas en la base de monumentos megalíticos lleva a plantear su coetaneidad si no anterioridad al fenómeno megalítico, aproximadamente en el último tercio del V milenio cal. B.C. (FÁBREGAS y SUÁREZ, 1999: 543). La pobre información con la que se cuenta, no es tanto consecuencia del defendido aislamiento sino más bien de la ausencia de investigaciones como están demostrando los nuevos hallazgos. Los conocimientos más amplios se centran en los concheros, enmarcados cronológicamente en la primera mitad del IV milenio a. C., aunque tampoco aportan excesiva documentación, debido a la carencia de estudios rigurosos y de excavaciones actuales (GONZÁLEZ y GONZÁLEZ, 1986: 295308; JORDÁ, 1977: 172-177). Aun con todo, se aprecian modificaciones en momentos avanzados con la aparición de cerámica, principalmente en Asturias, y un cambio en la producción económica, sobre todo, en la diversificación de las especies recogidas. Todavía en fase de estudio se han empezado a localizar yacimientos neolíticos al aire libre como la Peña Oviedo (Liébana, Cantabria) (DÍEZ, 1995) o en Asturias principalmente asociados a megalitos (BLAS, 1983: 91). Los investigadores han comenzado a estructurar los procesos de neolitización. En la zona cántabra de Liébana y Poblaciones se ha propuesto, debido a la ausencia de sustrato mesolítico, una auténtica colonización por parte de grupos neolíticos (DÍEZ et alii, 1995: 57). Pero en la zona más próxima al País Vasco hay que CÆSARAUGUSTA 77 • La Cornisa Cantábrica 229 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón hablar de una clara continuidad con las tradiciones epipaleolíticas a las que incorporan novedades técnicas (ARIAS, 1997). Estos nuevos hallazgos parecen rechazar definitivamente la tesis de la implantación neolítica coincidiendo con el inicio del Megalitismo. Uno de los aspectos más interesantes es la expansión y ocupación de toda la región, es decir, no sólo del litoral (ibidem, 1992: 178), sino también del interior (DÍEZ et alii, 1995: 61). Además de mantener las estrategias de producción epipaleolíticas en la primera fase neolítica se produce la búsqueda de nuevas áreas para la explotación de otros recursos. Se tiene constancia del desarrollo de la ganadería de ovicápridos y bóvidos hacia mediados del cal. V milenio —documentados en Arenaza y Kobaederra—, aunque no siempre estos animales superan a los salvajes. Resulta curioso cómo los índices de domesticación del perro son más altos en los yacimientos con substrato anterior. P. Arias (1992: 177) sugiere, debido a su presencia ya en el epipaleolítico e incluso etapas anteriores, una relación directa entre este animal y las estrategias de caza, siendo las pautas de explotación de los animales salvajes durante el Neolítico las mismas que las desarrolladas por los epipaleolíticos. Recientemente también se ha atestiguado la agricultura en el segundo tercio del cal. V milenio —documentada en Kobaederra—. No obstante, siguen considerándose estos grupos como poblaciones eminentemente pastoriles, complementadas con la caza, recolección marisquera y posiblemente vegetal. Todo ello ha permitido a P. Arias (1992: 164; 1994: 93-96; 1999) conjeturar una periodización y sugerir el retraso de las cronologías antes mencionadas. No se observa una ruptura con la etapa anterior sino la intensificación en la explotación de los recursos, hecho que también observó A. Cava (1994) en la cuenca del Ebro. Así, el Neolítico Antiguo o Neolítico pleno I está representado por unidades culturales de tradición epipaleolítica, con cerámica, sepulturas individuales, domesticación y agricultura. La subdivide en dos fases: El Neolítico IA, aunque todavía poco constatado, se define por la presencia de cerámicas impresas no cardiales y se enmarca cronológicamente desde el cal. V milenio a.C. En el Neolítico IB predominan las cerámicas lisas y lo sitúa entre 3.900-3.300 a. C., pero continuando durante el Neolítico pleno II. CÆSARAUGUSTA 77 • El Alto Valle del Ebro y País Vasco 230 Los yacimientos son escasos y su cultura material no alcanza la significación de las estaciones levantinas o andaluzas, pero los nuevos estudios y, sobre todo, el conocimiento de la etapa anterior están permitiendo clarificar el proceso de forma significativa. Es inevitable mencionar la división del Neolítico realizada por J. M. Apellániz (1973; 1974a; 1974b; 1975a) ya que, a pesar de que muchos de sus postulados actualmente son indefendibles, el esquema todavía es válido. Distingue dos grupos a los que incluso dotó de un componente racial: el de los Husos, que se extendería por la vertiente mediterránea del área, y el de Santimamiñe circunscrito a la atlántica. En el primero hay que reseñar el yacimiento epónimo cuyo Neolítico, escasamente significativo, aparece en el nivel inferior extendiéndose durante el IV milenio a. C., con domesticación y probablemente agricultura (ALTUNA, 1980). Los modelos de domesticación son los mismos del Mediterráneo occidental, primando la introducción de los ovicápridos en detrimento de otras especies que presentan agriotipos en esta área (CAVA, 1990: 100-101). El inicio se documenta en el abrigo del Mon- Este esquema ha dado paso a la diferenciación del proceso de neolitización según las áreas geográficas y la tradición (ALDAY et alii, 1996). Los yacimientos más próximos a la depresión del Ebro (zona meridional de Álava y parte de Navarra) manifiestan una cierta relación con el valle medio del Ebro e, incluso, con el Mediterráneo; mientras que el área cantábrica está más relacionada con influencias continentales, sin que por ello se pueda hablar de un aislamiento entre ambas zonas, ya que están documentados los contactos. Hay que hacer hincapié en que esta diferencia regional ha sido constatada por A. Cava (1994) desde el mesolítico, por lo que no se puede considerar un rasgo exclusivo de neolitización. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón tico de Charratu214. Las cerámicas manifiestan evidentes semejanzas con algunas áreas cercanas, como Cueva Lóbrega en La Rioja215. El Grupo de Santimamiñe, tiene una evolución paralela en yacimientos como Kobeaga216, Marizulo217, el propio Santimamiñe218 o Arenaza I219 nivel Ic, en el que aparecen cerámicas con decoraciones impresas, que para J. M. Apellániz son de influencias mediterráneas. Este grupo se extiende hasta la vertiente del Ebro representado en la cueva de Abauntz220 (Navarra). En cuanto a los yacimientos, en primer lugar se localizan grupos de raigambre epipaleolítica que mantienen los modos de vida tradicionales en los que la presencia de elementos neolíticos, como la cerámica, es considerada un aditivo insustancial221; en segundo lugar los asentamientos de nueva instalación, en los que los elementos propios del Neolítico presentan una mayor variedad e importancia222. Desde el punto de vista de la industria lítica se distinguen dos grupos (CAVA, 1990 y 1994): el primero situado en la cuenca del Ebro se encuentra dominado por los componentes geométricos, microburiles y denticulados; y el segundo, centrado en la franja costera, está definido principalmente por un fuerte sustrato de tradición paleolítica. En relación a la cerámica los hallazgos son escasos, pero con carácter general se puede plantear que su morfología es sencilla, de pastas groseras y escasamente decoradas. Muy importante, en este sentido, es el hallazgo de cerámica cardial junto con geométricos en doble bisel en el nivel IV de Peña Larga223, datado en 4.200/3.880 a. C. Debido a la novedad que supone este material, con fechas tan antiguas, es de esperar que surjan nuevos descubrimientos, pero hoy por hoy la abundancia de cerámicas en los yacimientos no se produce hasta el Neolítico Medio (ALDAY et alii, 1996). 214 BARANDIARÁN, 1966; 1967; BALDEÓN, BERGANZA y GARCÍA, 1983. 215 BARRIOS y CENICEROS, 1989. 216 APELLÁNIZ, 1975b. 217 CAVA, 1978. 218 APELLÁNIZ, 1975a. 221 Está representado por yacimientos como Zatoya (BARANDIARÁN, 1977; 1982; BARANDIARÁN y CAVA, 1989a), Fuente Hoz (BALDEÓN et alii 1983), Padre Areso (BEGUIRISTAIN, 1979) y Peña de Marañón (BEGUIRISTAIN y CAVA, 1985; CAVA y BEGUIRISTAIN, 1987; 1991-2) y Aizpea (CAVA, 1993-4). 222 En este grupo hay que mencionar: Peña Larga (FERNÁNDEZ ERASO, 1997), Los Husos (APELLÁNIZ, 1974b), el poblado de Larrenke Norte, etc. 223 FERNÁNDEZ ERASO, 1988; 1992; 1997. CÆSARAUGUSTA 77 219 APELLÁNIZ y ALTUNA, 1975. 220 UTRILLA, 1982. 231 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón La transición del Mesolítico al Neolítico es la culminación de un proceso en el que los aportes externos se incorporan conforme van siendo necesarios, por lo que se aprecia una cierta unidad evolutiva en todo el territorio, tanto en el registro arqueológico como en el acondicionamiento del espacio, los ritmos de ocupación y los sistemas de explotación del territorio (CAVA, 1994: 87). Las nuevas investigaciones han permitido trasladar el inicio de la neolitización a finales del V y principios del IV milenio a. C. En la misma línea de interpretación J. García Gazólaz (1995: 128-136) propone para Navarra distintas etapas en el proceso neolitizador, pero todavía con escasos datos. Siguendo a M. Zvelebil y P. Rowley-Conwy (1984) en la primera etapa o fase de disponibilidad, el hábitat es en cuevas o abrigos, lo que hace que exista un vacío documental en la Ribera del Ebro. Estas poblaciones autóctonas entre el 6.200 y el 4.400 a. C. comenzarían a tener contactos con otros grupos, que para J. García Gazólaz también serían epipaleolíticos aunque no se descarta su origen neolítico. En la segunda fase o de adopción que transcurre entre el 4.400 y el 3.400 a. C. es más evidente el proceso de mediterraneización, incorporando rasgos nuevos como la cerámica y el doble bisel, aunque mantienen los sistemas de explotación anteriores y comienzan a localizarse asentamientos de nueva planta. No es hasta mediados del IV milenio, en la tercera fase, cuando habla realmente de proceso neolitizador con un aumento considerable en la ocupación y un cambio en la economía de subsistencia, sin que ello suponga la desaparición total de los modos de vida tradicionales, ya que esto se producirá de forma paulatina. En el desarrollo del Neolítico en la cuenca alta del Ebro, en este IV milenio, se diferencia una primera mitad en la que continúan las características de la etapa anterior y, tan sólo, algunos elementos materiales denotan contactos con grupos neolitizados. Ya en la segunda mitad se advierte una transformación en el modelo económico —con la aparición de los sistemas de producción, sobre todo ganadería y en menor mendida agricultura—, en la ocupación del territorio —presencia de estructuras en los poblados y habitación de áreas más propicias a la nueva economía— y en las creencias —inicio de la construcción de momumentos megalíticos— (ALDAY et alii, 1996). En cuanto al hábitat es primordialmente en cueva o abrigo, pero cada vez se están hallando más asentamientos al aire libre, además de los ya conocidos en Álava y Navarra (CAVA, 1990: 99-100) hay que incorporar otros como el de Herriko Barra (ALTUNA et alii, 1993). Estos avances han hecho que L. Zapata (1996) baraje distintas hipótesis acerca de los cambios que sufren estas poblaciones en el IV milenio al enfrentarse a las innovaciones neolíticas, aunque por ahora no se puede confirmar ninguna. CÆSARAUGUSTA 77 3. El Neolítico Antiguo en Aragón 232 Las primeras obras relacionadas con el Neolítico, al igual que en otras regiones, las iniciaron eruditos locales en el cambio de siglo y, fundamentalmente, a principios del mismo con autores, como Pérez Temprado, Tomás Maigi y J. Cabré. La división establecida por P. Bosch Gimpera en los años 20 para el Neolítico en Andalucía, es trasladada a Aragón (1923a; 1945). Sitúa la Cultura de las Cuevas en Huesca, la Cultura de Almería en Teruel y la Cultura Pirenaica en la zona del mismo nombre, Con posterioridad, J. Galiay (1945: 68-97) hará una recopilación de la Prehistoria aragonesa en la que mantiene el mismo esquema, con las primeras menciones de cuevas oscenses como el Moro (Olvena) o Chaves (Bastarás) y de abrigos como Botiquería dels Moros y Secans (Mazaleón). En los años cuarenta se publican los materiales de yacimientos relacionados con este período como la Cocinilla del Obispo y doña Clotilde en Albarracín por M. Almagro (1944). Son los conjuntos líticos, concentrados sobre todo en la provincia de Teruel, los que ofrecen una mayor información. De la primera datación eneolítica propuesta por P. Bosch Gimpera (1920b; 1923a: 32) se pasa a destacar el «aspecto capsiense» siguiendo a H. Obermaier (1925), que es corroborado por J. Galiay (1934: 26) y L. Pericot (1934: 70). Al avanzar los conocimientos, M. Almagro (1944: 25) retrasará su cronología hasta el Mesolítico. J. Tomás Maigi (1951: 8) empezará a hablar de Meso-neolítico, que posteriormente será mantenido por E. Ripoll (ALMAGRO; BELTRÁN y RIPOLL, 1956: 33-34). La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón donde se localizan sobre todo estructuras sepulcrales. Este reparto marca un vacío geográfico de hallazgos en la zona central de Aragón, que todavía se observa en la investigación actual. Los primeros yacimientos eran hallazgos de superficie, a los que se les atribuía una amplia cronología desde el epipaleolítico a la Edad del Bronce, aunque ya se citan asentamientos como el de Botiquería dels Moros (Mazaleón, Teruel). En la década de los cincuenta comienzan a elaborarse síntesis —A. Beltrán (1951), M. Almagro, A. Beltrán y E. Ripoll (1956), etc.—, pero no se dejan de lado los trabajos comarcales —Vallespí (1957a), etc.—. Se multiplican los estudios sobre todo centrados en prospecciones y localización de yacimientos, dando como resutado la proliferación de hallazgos líticos de superficie. No obstante, siguen incluyéndose en el «cajón de sastre» del Neo-eneolítico (ibidem,1957b y 1958; MALUQUER, 1955...). En los años 60 y, básicamente, en los 70 empiezan a realizarse excavaciones de yacimientos neolíticos, como El Sol de la Piñera224 y El Serdá225 (Fabara), revisados posteriormente por J. Fortea (1973); Botiquería dels Moros226 (Mazaleón), Costalena227 (Maella), la cueva de Chaves228 (Bastarás) y el abrigo de Huerto Raso229 (Lecina). No se interrumpe tampoco la elaboración de obras de síntesis: A. Beltrán (1974 y 1978), V. Baldellou (1976), etc. 224 VALLESPÍ, 1960: 21-27. 225 Ibidem, pp. 27-36. 226 TOMÁS y VALLESPÍ, 1960; BARANDIARÁN, 1976b. 227 BARANDIARÁN, 1979. 228 BALDELLOU, 1977. 229 BARANDIARÁN, 1976a. CÆSARAUGUSTA 77 El mismo panorama se mantiene en los 80, iniciándose con dos interesantes obras generales que reúnen los conocimientos de los prehistoriadores del momento y con las que intentan establecer el estado de la cuestión (BELTRÁN, 1980; VV.AA., 1981). Tanto las excavaciones como los estudios parciales aumentan, pero persiste ese vacío geográfico, antes mencionado, en las investigaciones. Es en esta década cuando la mayoría de los yacimientos aragoneses se dan a conocer. Brevemente 233 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón mencionaremos los estudios más significativos, ya que la bibliografía está desarrollada exhaustivamente en el catálogo. En primer lugar entre los asentamientos oscenses hay que señalar la publicación de las campañas de excavación de la cueva de Chaves, Huerto Raso, El Forcón, la Espluga de la Puyascada, las noticias referentes a La Miranda y el reciente monográfico de la cueva del Moro de Olvena. En cuanto al Bajo Aragón ven la luz monografías y estudios de los yacimientos importantes como Costalena, la revisión del valle del Matarraña, El Pontet y el abrigo de Els Secans. Con posterioridad se dan a conocer yacimientos al aire libre, el ya mencionado de El Torrollón I, todavía sin excavar, Alonso Norte (Alcañiz) y aunque de cronologías más recientes Riols I230 y la Mina Valfera231 (Mequinenza). Sin haberse estudiado a fondo, no hay que olvidar que existen una gran cantidad de hallazgos de superficie, sobre todo, talleres de sílex, que muestran claros indicios de neolitización. Destacan por los geométricos con retoque abrupto o en doble bisel. Sin embargo, éste no es el lugar más adecuado para realizar una enumeración puesto que su número desbordaría el objeto de este trabajo. Gran parte de los autores reproducen el esquema del área valenciana de J. Fortea (1973) para los inicios del Neolítico Antiguo en Aragón, enmarcándolo cronológicamente en el V milenio a. C. La dualidad queda patente por un lado, en los yacimientos del Bajo Aragón, en los que la secuencia Epipaleolítico-Neolítico se encuentra ininterrumpida y, por otro, el prepirineo y Pirineo oscense donde se halla un estadio neolítico claro pero sin ese sustrato epipaleolítico. Pero el descubrimiento de Peña de las Forcas II (Graus)232, abrigo con substrato epipaleolítico, va a suponer un cambio, ya que su incorporación supone la presencia de distintos yacimientos en nichos ecológicos idénticos. No obstante, la dualidad se mantiene en otros elementos como en la elección del lugar de habitación, preferentemente abrigos y cuevas respectivamente, o en la industria lítica y ósea. A este panorama hay que añadir los yacimientos al aire libre, que presentan junto con la cerámica, en su mayoría incisa e impresa no cardial, el resto de los elementos propios del Neolítico peninsular. En los últimos años no se han localizado otros hallazgos que aporten mayor información o trastoquen las teorías vigentes, por lo que se han centrado en obras de carácter más general, intentando explicar la evolución del Neolítico Antiguo aragonés encuadrándola en el conjunto peninsular233. CÆSARAUGUSTA 77 La economía ha sido otro de los aspectos que más ha interesado. Se han ido realizando tanto análisis faunísticos como polínicos que permiten mantener diferencias entre estas dos zonas234. Por un lado, en Huesca se constataba claramente la domesticación de animales y, por otro, en el Bajo Aragón el medio de vida registrado era, básicamente, de cazadores y recolectores. Esta situación ha cambiado a raíz de los últimos estudios que han planteado novedades en la explotación del territorio de los abrigos bajoaragoneses y una clara economía de producción en la mayoría del territorio oscense, como se verá posteriormente. 234 230 ROYO, 1987a; ROYO y GÓMEZ, 1992. 231 ROYO, 1984 y 1987b. 232 MAZO y UTRILLA, 1994; UTRILLA y MAZO, 1997 233 LÓPEZ, 1988b, 279-229; BALDELLOU, 1987d; 1989a; 1989b; 1992; BARANDIARÁN y CAVA, 1992; ANDRÉS, 1997. 234 LÓPEZ, 1992; CASTAÑOS, 1987, 1991, etc. Los nuevos enfoques en la investigación neolítica, sumado a la realización de excavaciones y la aparición de otros hallazgos, han llevado a nuevos planteamientos. Siguiendo el modelo de J. Bernabeu para el área valenciana V. Baldellou (1987c: 330-1; 1989a) propone para el Neolítico Antiguo, una primera fase llamada «cardial pleno» que cronológicamente sitúa entre el 5.000 y 4.400 a. C. El fósil director es la cerámica cardial y el yacimiento que mejor lo representa es la cueva de Chaves (nivel 1b) con un 77%. El elemento definidor es el porcentaje de cerámica cardial frente a otras decoraciones, pero junto a ella se advierte un importante número de aplicaciones plásticas. La industria lítica está representada mayoritariamente por el componente laminar, apareciendo también los geométricos. Practican intensivamente las nuevas actividades productivas, sin por ello dejar la caza o recolección. Las dataciones absolutas incorporan en esta fase la cámara superior del Moro de Olvena y los abrigos del Bajo Aragón (Costalena, Botiquería dels Moros, Els Secans y Pontet). La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón Tradicionalmente, se había aceptado para el Alto Aragón una evolución semejante a la del Neolítico Circunmediterráneo. Incluso en los estudios de síntesis sobre el Languedoc y Cataluña, la zona oscense se incorporaba como una prolongación del cardial franco-ibérico. En cambio, el Bajo Aragón por proximidad geográfica se integra en el área levantina como un ejemplo de aculturación epipaleolítica. El horizonte Neolítico Cardial puro está atestiguado en Chaves (nivel 1b) y el Epicardial o cardial final en nivel 1a de la misma cueva, la Espluga de la Puyascada, la Miranda y el Forcón. Ambas fases se desarrollan desde la primera mitad del V milenio hasta mediados del IV milenio a. C., con perduraciones en momentos más recientes representadas en la cueva del Forcón y el abrigo de Huerto Raso (BALDELLOU, 1980a y 1982b). La segunda etapa llamada «cardial final» (4.400-4.000 a. C.) solamente aparece documentada en el nivel 1a de la cueva de Chaves y reconoce la dificultad para distinguirlo, a veces, de la fase anterior a la que está íntimamente ligada. Se individualiza por la reducción de las cerámicas cardiales (hasta el 28%), en favor de las incisiones e impresiones con otros instrumentos. En la industria lítica continúa predominando el componente laminar pero disminuyen los geométricos. La última fase, o Neolítico Reciente (3.500-2.500 a. C.), está muy poco caracterizada y a ella se podrían atribuir algunos de los rasgos de la cueva del Forcón y la cámara inferior del Moro de Olvena. En este periodo parece producirse la implantación de los sepulcros megalíticos en Huesca. Como ocurre en el caso valenciano, el principal problema de estas periodizaciones son los criterios de diferenciación. Nuevamente hay que decir que el cardial no se puede considerar como el único elemento que define un grupo humano. Su CÆSARAUGUSTA 77 Habla de una tercera fase, denominada Epicardial, pero que encuadra en el Neolítico Medio (4.000-3.500 a. C.). Es una etapa intermedia, de transición, ya que estratigráficamente no se observa de forma clara la diferencia entre uno y otro periodo. Incluye el resto de los yacimientos oscenses y Alonso Norte, caracterizados por el predominio de la cerámica con decoraciones incisas e impresas y la ausencia total de cardial. Las variaciones morfológicas son escasas. En la industria ósea y los elementos de adorno persisten las pautas anteriores. Sin embargo, en la industria lítica predominan las piezas foliáceas y continúa la disminución de los geométricos en doble bisel. Económicamente, a pesar de la escasez de datos, parece afianzarse la agricultura y la ganadería. 235 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón complejidad es tal que estaríamos engañandonos al reducir su personalidad a la presencia o no de un único elemento de la cultura material, eliminando así todos los rasgos propios de un pueblo/tribu/sociedad. La evolución de las decoraciones en un yacimiento, en este caso concreto la cueva de Chaves, debido a los cambios en el gusto, moda u otras causas que se nos escapan, no es motivo suficiente para definir dos fases de un mismo período, máxime cuando el mismo autor considera la dificultad de diferenciarlas. A lo que hay que sumar que el resto de los yacimientos no cumplen los criterios. Para el área del Bajo Aragón se ha establecido desde la síntesis de J. Fortea (1973) una evolución Epipaleolítico-Neolítico dentro del grupo Cocina. Estos yacimientos epipaleolíticos tuvieron contactos con los grupos neolíticos, como demuestra la presencia de cerámica, pero mantiene la tradición del sustrato anterior, que se evidencia principalmente en la industria lítica. Cronológicamente, son contemporáneos a los considerados neolíticos puros. En la última revisión (BARANDIARÁN y CAVA, 1992) reconocen que las grandes diferencias entre los dos conjuntos, epipaleolíticos y neolíticos puros, no son tales desde el punto de vista tipológico aunque sí cuantitativamente, pudiendo deberse a la diferente funcionalidad de cada uno de los asentamientos estudiados. Esta nueva hipótesis, está pendiente de estudio, comprobación y ampliación con nuevos hallazgos que lo corroboren. En definitiva, en el estado actual de la investigación del Neolítico Antiguo en Aragón, se observa la necesidad de descubrir y excavar nuevos yacimientos que puedan solventar las cuestiones aquí planteadas. El hallazgo de Peña de las Forcas II ha abierto la posibilidad a que existan nuevos yacimientos que nos aporten información sobre ese momento de transición Epipaleolítico-Neolítico en la provincia de Huesca que, hasta ahora, se desconocía. Esto mismo sugiere también que en el Bajo Aragón se puedan encontrar yacimientos enmarcables en el Neolítico pleno, completando así la secuencia cultural. Y, sobre todo, los hallazgos de yacimientos al aire libre en esa zona hasta ahora vacía de información, nos hace pensar esperanzadamente en los nuevos rumbos que puede tomar la investigación. 3.1. La cultura material • La industria lítica CÆSARAUGUSTA 77 Es uno de los elementos que más atención ha recibido con importantes estudios realizados por J. Barandiarán (1978; 1979) y, en especial, por A. Cava (1983; 1986a; 1986b) y por trabajos en conjunto235, a los que se suman los estudios de los propios investigadores en cada uno de los yacimientos236. 236 Es necesario la comparación con momentos cronológicos anteriores para demostrar las supuestas modificaciones y cambios que supone la intromisión del Neolítico o, como plantea J. Roussot-Larroque (1977: 578), la posibilidad de que estas modificaciones hayan sido introducidas con anterioridad a la neolitización, concretamente a la incorporación de la cerámica. No obstante, J. Barandiarán y 235 BARANDIARÁN y CAVA, 1981a; 1982; 1985; 1989b; 1992. 236 Referencia bibliográfica, ver catálogo. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón CÆSARAUGUSTA 77 I. Chaves (BALDELLOU et alii, 1989: 151), II. Forcas niveles V y VI (UTRILLA y MAZO, 1997: 336-337). III. Cámara Superior de Olvena (BALDELLOU y UTRILLA, 1995 dir.: 64). IV. Pontet, nivel b y nivel c inferior (MAZO y MONTES, 1992). V. Costalena, nivel c2 y nivel c1 (BARANDIARÁN y CAVA, 1989b: 47 y 62-64). VI. Secans IIa y IIb (RODANÉS et alii, 1996: 11 y 18). VII. Botiquería, nivel 6 y nivel 8 (BARANDIARÁN, 1978: 90 y 100). VIII. Alonso Norte (VV.AA., 1989: 32). 237 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón A. Cava (1989b: 161) insisten en que la mayor ruptura se produce entre el Paleolítico Superior y el Epipaleolítico y, en segundo lugar, más marcadamente con la llegada del Eneolítico. A. Cava (1986b: 50-57; BARANDIARÁN y CAVA, 1992: 189) considera que la evolución del Epipaleolítico Reciente al Neolítico se puede concretar en distintos aspectos como la «introducción del geometrismo», aunque este proceso será distinto en cada zona de la cuenca del Ebro. Así aparecen unos yacimientos en los que el geometrismo se aprecia ya en la base estratigráfica, como es el caso de Botiquería y Costalena. Pero en otros como en Chaves no existe una etapa anterior in situ. Esta diferencia también se constata en el proceso neolitizador, siguiendo variadas pautas según su proximidad geográfica a la costa mediterránea, pudiendo situarse cronológicamente la transición a mediados del V milenio a. C. La industria lítica no sufre una transformación drástica con respecto al periodo anterior (Epipaleolítico geométrico) sino que se caracteriza por la continuidad, como se manifiesta en la pervivencia de los útiles de sustrato. La base industrial es semejante y únicamente ciertos aspectos relativos a determinados grupos tipológicos, como los geométricos —desde el punto de vista más tecnológico y formal que tipométrico— son los que permiten la diferenciación entre ambas etapas (CAVA, 1986b: 57). Es importante tener en cuenta que no es una coyuntura exclusiva del valle del Ebro, sino que se produce en otras áreas externas como el sur de Francia (GUILAINE, 1976b: 27-30) o el norte de Italia (BROGLIO, 1975: 5). CÆSARAUGUSTA 77 Quizá sea la extensión del retoque en doble bisel uno de los aspectos más novedosos que incorpora el Neolítico desde sus inicios, en detrimento del retoque abrupto característico de la etapa anterior. Paralelamente, se produce una sustitución del tipo de geométrico predominante: el trapecio con presencia masiva en el Epipaleolítico de facies geométrica es desplazado progresivamente por los triángulos, a la vez que aumenta el número de segmentos y medias lunas siempre en doble bisel, de los que carecía la etapa anterior, y disminuye el número de geométricos con lados cóncavos. Por último, se constata, determinado en parte por los procesos anteriores, la preferencia en los trapecios del retoque abrupto y en los triángulos del doble bisel (CAVA, 1986b: 49-50; BARANDIARÁN y CAVA, 1989b: 130-133; 1992: 184). Esta alteración de los retoques y tipos no se desarrolla de una forma acusada, el proceso es gradual al continuar elaborándose geométricos con retoque abrupto en los primeros momentos neolíticos (ibidem; MAZO y MONTES, 1992: 244). Otra de las situaciones comprobadas es el descenso de los microburiles conforme nos acercamos al Neolítico. Una mención especial hay que hacer de los triángulos tipo Cocina en el Bajo Aragón, coincidiendo con la transición entre las dos etapas —por ejemplo, nivel 4 de Botiquería o el c inferior de El Pontet (BARANDIARÁN y CAVA, 1992: 183; MAZO y MONTES, 1992: 244)—, y de la presencia de las primeras cerámicas, como en el ya mencionado nivel del Pontet o en Els Secans (RODANÉS et alii, 1996). 238 A pesar de estas semejanzas y de la importancia que se ha otorgado a los geométricos, A. Cava (1986b: 48) observa que no todos los yacimientos son iguales y que los grupos tipológicos que dominan son distintos: los denticulados en Botiquería y Costalena, o los diversos y en segundo lugar los denticulados en Chaves y el nivel d de Costalena. En Alonso Norte (BENAVENTE y ANDRÉS, 1989: 28) y en Els Secans (RODANÉS et alii, 1996) aunque son los diversos el primer grupo, en ambos están precedidos por los geométricos. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón CÆSARAUGUSTA 77 I. Alonso Norte (VV.AA., 1989: 26). II. Botiquería, nivel 6 (BARANDIARÁN, 1978: 91 y 93). III. Espluga de la Puyascada (BALDELLOU, 1987a: 39). IV. Forcas II (UTRILLA y MAZO, 1997: 359). V. Costalena, nivel c1 (BARANDIARÁN y CAVA, 1989b: 49). VI. Costalena transición c al b y revuelto (BARANDIARÁN y CAVA, 1989b: 65 y 73). VII. Costalena, nivel c2 (BARANDIARÁN y CAVA, 1989b: 48). VIII. Els Secans IIa (RODANÉS et alii, 1996: 11). 239 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón La polémica en torno a la laminariedad237 y sus implicaciones geográficas es rechazada por J. Barandiarán y A. Cava (1992: 192), al considerar que el soporte es el mismo aunque el resultado o producto es distinto. Este hecho evidente, no implica que no se planteen algunas dudas, ya que el no utilizarse de la misma forma ni ser el mismo objetivo el que persiguen manifiesta un cambio o ruptura con el modelo anterior. Quizás la diferencia radique en la tipometría y explicar esta transformación con el término «laminariedad» no haya sido lo más acertado y, por ello, debería buscarse otro. Aunque sí es verdad que los perforadores y taladros son más abundantes en yacimientos neolíticos «puros», no es menos cierto que tipos semejantes se conocen en los neolíticos del interior, quedando de esta forma más velada esa dicotomía que los investigadores valencianos proponían en principio (BARANDIARÁN y CAVA, 1992: 192-193). A pesar de que todos los yacimientos aragoneses son incluidos en el modelo oriental de las industrias geométricas, con evidentes paralelos y semejanzas con el área levantina, se pueden establecer diferencias (CAVA, 1986: 55-56; BARANDIARÁN y CAVA, 1989b: 134; 1992: 194). Por un lado los yacimientos de tradición epipaleolítica que coincidían principalmente con el Bajo Aragón (Botiquería, Costalena...), hasta el hallazgo de Peña de las Forcas II (Graus, Huesca), aunque no continúa la tradición de los bajoaragoneses al no poseer geométricos tipo Cocina (MAZO y UTRILLA, 1994). Y por otro los asentamientos de nueva implantación o carentes de ese sustrato epipaleolítico (Chaves, Olvena, etc.), enmarcándose sobre todo en el Alto Aragón. Las diferencias observadas en los conjuntos son atribuidas a las distintas funciones desarrolladas en los mismos, más que a una clara disparidad entre las industrias anteriores y las nuevas, puesto que de su análisis se desprende que es más porcentual que de otro tipo. CÆSARAUGUSTA 77 Establecido de forma general el panorama que caracteriza la transición del Epipaleolítico al Neolítico e, incluso, este mismo, sería interesante tratar de forma algo más detallada cada uno de los grupos tipológicos (CAVA, 1986b: 27-41): 240 — Los raspadores suelen estar bien representados. Mayoritariamente se fabrican sobre lasca o lámina, aumentando estos últimos en el Neolítico. — Los perforadores no son abundantes, aunque se aprecia un cierto incremento con el paso del tiempo. Evolucionan desde los becs a los perforadores de extremo largo o muy largo con la aparición de la cerámica. — Los buriles, escasos, presenta diversidad en la fabricación. En el Neolítico predominan los de golpe en plano natural o rotura. — Las laminitas de dorso muestran porcentajes más elevados en la transición del Epipaleolítico al Neolítico, siendo mayoritarias las piezas apuntadas de dorso curvo y sección plana. — Los denticulados constituyen el grupo más importante numéricamente. Son variables en cuanto al tipo, al carácter del asentamiento y la época. En los yacimientos de tradición geométrica dominan los realizados en soporte laminar. 237 Para algunos autores (JUAN CABANILLES, 1984; 1985; 1992) la laminariedad es expresión del Neolítico Antiguo costero y, por tanto, lo aleja del Neolítico del interior. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón CÆSARAUGUSTA 77 I. Chaves (BALDELLOU et alii, 1989: 150). II. Forcas II (UTRILLA y MAZO, 1997: 359). III. Cámara superior de Olvena (BALDELLOU y UTRILLA, 1995 dir.: 66). IV. Costalena nivel revuelto, nivel c genérico y nivel c2 (BARANDIARÁN y CAVA, 1989b: 73, 64 y 62). V. Botiquería, nivel 8 (BARANDIARÁN, 1978: 100). VI. Alonso Norte (VV.AA., 1989: 27). VII. Els Secans IIa y IIb (RODANÉS et alii, 1996: 12 y 19). 241 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón — Los geométricos evolucionan homogéneamente en la sucesión cronológica. Se sustituyen progresivamente los trapecios por los triángulos, al mismo tiempo que aparecen formas segmentiformes (excepto en Chaves que siguen dominando los trapecios) como propiamente neolíticas (RODANÉS, et alii 1996). Avanza el retoque en doble bisel en detrimento del abrupto. Hay una asociación significativa entre los lados cóncavos y el retoque abrupto con momentos epipaleolíticos. En la fase final del Epipaleolítico Reciente se produce la aparición esporádica de tipos concretos como los triángulos tipo Cocina o los trapecios con base menor retocada. — El grupo de diversos está presente en todos los yacimientos, poseyendo porcentajes más importantes en Chaves, Alonso Norte y Secans. — Las piezas mayores de retoque abrupto, los útiles compuestos, las truncaduras y las láminas simples son los conjuntos con menos evidencias. CÆSARAUGUSTA 77 J. Juan Cabanilles (1992) aplica el llamado modelo dual, en el que fija las pautas de comportamiento de los distintos grupos de población que habitan el País Valenciano y nuestro territorio, buscando un desarrollo paralelo a la división del Epipaleolítico de J. Fortea para el Neolítico Antiguo: grupo de «neolíticos puros» o corriente cultural de las Cerámicas Impresas y grupos de tradición epipaleolítica geométrica. Esta dicotomía, a su vez, va a tener una traslación en el ámbito territorial debido a las diferentes estrategias económicas que producen «una incompatibilidad de fijación a un mismo territorio» (ibidem, 1992: 263). Sin embargo, se hace necesaria su reconsideración con los nuevos hallazgos, como el del abrigo epipaleolítico de Peña de las Forcas II ubicado en un área considerada hasta hora propia de los «neolíticos antiguos puros». Cronológicamente se ha buscado una correspondencia con la periodización de J. Bernabeu (1989), proponiendo que los epipaleolíticos son neolitizados en momentos más tardíos, es decir, cuando ya se encuentran asentamientos plenamente neolíticos, favoreciendo con ello el esquema de unas zonas más privilegiadas que otras en la precocidad de la neolitización (JUAN CABANILLES, 1992: 265-266). No obstante las dataciones de los yacimientos bajoaragoneses apuntan lo contrario, las nuevas fechas de Forcas II para el estrato de cerámica cardial (5.020±120 a. C) la convierte en la más antigua de Aragón, a lo que hay que sumar que la supuesta territorialidad que se incorporaba como factor discriminatorio en el modelo dual no puede sostenerse en nuestro territorio. Sin rechazar taxativamente este esquema para otras zonas, la información actual que aportan los yacimientos invalida esta hipótesis en Aragón. 242 En una evolución cronológica de la industria lítica hay que hacer referencia a las etapas posteriores. Los datos que se poseen son escasos, pero permiten establecer para este grupo del Bajo Aragón una continuidad (CAVA, 1986: 56-57). C. Mazo y L. Montes (1992: 245) observan, en el nivel b de Pontet datado en el 3.500± 290 B.C., un aumento de formas trapezoidales con retoque abrupto, si bien advierten de la escasez de efectivos y, por tanto, de su provisionalidad. Otro caso distinto son algunas cuevas del Alto Aragón, ya que en ellas el número de elementos líticos son mínimos y no permiten crear ningún esquema evolutivo. J. Juan Cabanilles (1992: 266) reconoce la dificultad que se surge al intentar dilucidar a qué grupos pertenecen los yacimientos de cronologías más avanzadas, ya que el componente industrial es muy semejante al comenzar la confusión entre ambas tradiciones. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón CÆSARAUGUSTA 77 I. Espluga de la Puyascada (BALDELLOU, 1987a: 39). II. Forcas II (UTRILLA y MAZO, 1997: 359). III. Cámara Superior de Olvena (BALDELLOU y UTRILLA, 1995 dir.: 65). IV. Chaves (BALDELLOU et alii, 1989: 152). V. Costalena, nivel c2 y nivel c1 (BARANDIARÁN y CAVA, 1989b). VI. Els Secans IIa y IIb (RODANÉS et alii, 1996: 12 y 20). VII. Alonso Norte (VV.AA., 1989: 27). VIII. Botiquería, nivel 6 y nivel 8 (BARANDIARÁN, 1978: 92 y 100). 243 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón La materia prima no ha sido muy tratada, por ahora solo contamos con el estudio realizado en Secans (RODANÉS et alii, 1996: 38-67) y en las Cámaras superiores del Moro de Olvena (MANDADO y TILO, 1995: 87-103). En Secans las características de los elementos de sílex han permitido plantear varias áreas de afloramiento: por un lado el propio cauce del Matarraña, por otro el valle medio del Algas o la cabecera del Matarraña y el Algas y, por último, los Monegros para los sílex de facies Garum. Estos tres focos constituyen un área entre 15 y 25 km, por lo que se ha planteado que las labores de desbaste, troceado, e incluso, algunos tipos se llevaban a cabo en los propios afloramientos. Igualmente la propia situación geográfica de Olvena favorece que las materias primas para la elaboración de esta industria se hayan extraído de la confluencia del Ésera y del Cinca, estando en un límite entre los 5 y 30 km. Tan sólo se puede señalar el origen alóctono en un hachita de fibrolita y algunos fragmentos de gabro, que parece situarse en el Pirineo leridano. A la espera del correspondiente estudio general de todos los yacimientos se puede decir que estos objetos se realizan predominantemente en sílex de diversa calidad. También aparecen elementos, aunque los menos, realizados en cuarcita. Destaca en algunos yacimientos la presencia de fragmentos de cristal de roca, generalmente en forma de lascas o laminitas (el Forcón), algunas de ellas retocadas (Chaves) o en bruto (Costalena) e, incluso, núcleos (Chaves). También se carece de estudios de huellas de uso y, únicamente, se puede hacer referencia a las distintas citas de cada investigador relacionadas, en general, con la presencia de pátina de cereal en láminas o microlitos. Un bloque distinto dentro de la industria lítica lo componen los útiles pulimentados, los molinos y volanderas o percutores, que tampoco han sido analizados y de los que sólo se conocen las enumeraciones realizadas en los distintos informes. A pesar de que su número no es excesivo, sí que aportan una información significativa en cuanto a las posibles funciones económicas que se desarrollaban en cada uno de los asentamientos. Por último abordar la problemática de los talleres de sílex, a los que tantas veces se ha atribuido una cronología neolítica, sería demasiado arduo por lo prolífico de la literatura existente y por la falta de concreción sobre la misma. Es más oportuno remitir a los trabajos de J. Barandiarán y A. Cava (1985: 51-53; 1989b: 151-153) en los que además de analizar este tipo de ocupaciones y la ambigüedad terminológica con que habitualmente son tratados, proponen como dataciones más adecuadas en la cuenca del Ebro el periodo comprendido entre el Eneolítico y la Edad del Bronce. CÆSARAUGUSTA 77 • La industria ósea 244 Se puede definir como «...todo objeto resultado de una elaboración intencionada en cualquier materia dura de procedencia animal y que transforma en mayor o menor grado su morfología natural...» (RODANÉS, 1987: 31). Esta definición engloba distintos tipos de elementos muy dispares, por lo que nos ha parecido más clara la exclusión de los elementos de adorno para tratarlos en un nuevo apartado que incluya los óseos y los fabricados en otras materias primas. La industria ósea aragonesa ha sido estudiada por distintos autores y, en especial, por J. Mª Rodanés (1987). La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón CÆSARAUGUSTA 77 I. Cámara Superior de Olvena (BALDELLOU y UTRILLA, 1995 dir.: 77). II. Chaves (BALDELLOU et alii, 1989: 158-159). III. Espluga de la Puyascada (BALDELLOU, 1987a: 38). 245 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón Desde el principio llama la atención el escaso número de efectivos hallado sí lo comparamos con los de otras áreas peninsulares, como el área levantina, aunque esto también ocurre en el sur de Francia y en Cataluña. La deficiencia de restos se agudiza en los asentamientos del Bajo Aragón, llegando a una nula representación en algunos de ellos. Las piezas encontradas se incluyen sin lugar a dudas entre los tipos que se consideran universales en el Neolítico. Uno de los más destacados son los punzones de la familia de los apuntados. Su aparición a partir del Neolítico se ha intentado explicar a través de distintas hipótesis que enlazan con los cambios económicos y sociales: como sustitutivo de la industria lítica (GUILAINE et alii, 1984: 92), para decorar las vasijas (PAÇO, 1960: 106) o bien para actividades textiles (RAMOS MILLÁN, 1981: 243). Posiblemente no sea sólo una de estas versiones la válida, sino que su utilidad fuese polivalente. Otro cambio notable se produce en la materia prima, obteniéndose sobre todo de los metapodios de especies domésticas (ovicápridos), siendo muy escasos los que se fabrican en astas. Estas características perdurarán en etapas posteriores sin que se aprecien modificaciones significativas a no ser desde el punto de vista cuantitativo, por lo que la información cronocultural que aportan es mínima (RODANÉS, 1987: 65-68). Este tipo se ha localizado en la mayor parte de las cuevas oscenses, las Torrazas, en el nivel c1 de la Costalena y en Alonso Norte, siendo en los dos últimos el único objeto de elementos activos que se conserva. Esta familia carece de los denominados grupos: alfileres, puntas de lanza y piezas apuntadas. No por ello hay que descartar nuevos hallazgos, puesto que se encuentran en yacimientos coetáneos de otras áreas de la Península y de Europa (RODANÉS, 1987: 78 y 95). En cuanto a los biapuntados el único ejemplar conocido es el de la Espluga de la Puyascada, por lo que su significación queda a la espectativa (ibidem, 1987: 79-83). Perteneciente a la familia de los compuestos se ha localizado en Chaves el denominado tipo punzón-espátula. La doble función está bien definida a través de su nomenclatura. Cronológicamente, no se puede circunscribir sólo a momentos neolíticos ya que perdura hasta el Bronce Final. En cambio están ausentes tipos característicos del Neolítico como arpones o agujas rectas. Lo mismo sucede con la familia de los diversos y, en concreto, con el grupo de mangos (ibidem, 1987: 169, 176-179). CÆSARAUGUSTA 77 Los biselados también tienen una representación reducida, aunque este es un hecho general en todas las épocas. Sólo aparecen dos piezas que se incluyen en el tipo de las cuñas (Chaves y la Puyascada) (ibidem, 1987: 105-110). 246 Las espátulas, elaboradas sobre costillas de bóvido y ovicáprido, se integran en la familia de los redondeados-romos. Están presentes en Chaves, sin embargo no sirve de indicador crono-cultural (ibidem, 1987: 113). También hay un ejemplo intermedio, entre espátula o cuchara, en el nivel Ib de Chaves (BALDELLOU et alii, 1989: 108). Uno de los grupos más interesantes y con gran desarrollo en este periodo, es el de las cucharas, a través de dos ejemplares en el nivel inferior de la Puyascada y otras inéditas en Chaves. Su aspecto algo atípico ha servido de argumento para atribuirle una menor antigüedad que las encontradas en el Levante español en momentos cardiales (BALDELLOU, 1982b: 175). Este grupo desaparece en etapas más evolucio- La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón CÆSARAUGUSTA 77 I. Espluga de la Puyascada (BALDELLOU, 1987a: 34). II. Alonso Norte (VV.AA., 1989: 9). III. Forcas II (UTRILLA y MAZO, 1997: 357). IV. Costalena, nivel c2 (BARANDIARÁN y CAVA, 1989b: 49). V. Cámara Superior de Olvena (BALDELLOU y UTRILLA, 1995 dir.: 187-188; BALDELLOU et alii, 1989: 115). VI. Chaves (BALDELLOU et alii, 1989: 121 y 119; RODANÉS, 1987: L. 4). 247 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón CÆSARAUGUSTA 77 248 I. Chaves (BALDELLOU et alii, 1989: 119 y 121; RODANÉS, 1987: L. 24). II. Cámara Superior de Olvena (BALDELLOU y UTRILLA, 1995 dir.: 188). III. Espluga de la Puyascada (RODANÉS, 1987: L. 3; BALDELLOU, 1987a: 37). Por último, dentro de la familia de los denticulados, hay que mencionar el fragmento de gradina o peine de alfarero de Chaves. Este elemento ha sido documentado en distintas cuevas de la Península en contextos de cerámicas impresas y cardiales, de ahí que su denominación haga alusión directa a la funcionalidad (ibidem, 1987: 123). • Los elementos de adorno La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón nadas del Neolítico en la zona levantina, sin que se detecten las cucharas de barro descubiertas en Andalucía. B. Martí (1982: 99) considera que son elementos «ex novo», aunque no todos están de acuerdo (APARICIO, 1982: 89). Sin poder afirmar la existencia de cucharas de barro, como en el área andaluza, el hallazgo de mangos en Chaves podrían indicar indirectamente esta presencia. El otro grupo es el de las paletas que está presente en el nivel Ib de Chaves, con evidentes paralelos nuevamente en el litoral valenciano (RODANÉS, 1987: 114-117). Elementos de adorno en hueso. I. Chaves (BALDELLOU et alii, 1989: 126, 131 y 142). II. Cámara Superior de Olvena (BALDELLOU y UTRILLA, 1995 dir.: 214). III. Espluga de la Puyascada (BALDELLOU, 1987a: 34). CÆSARAUGUSTA 77 El análisis anterior se completa con el estudio de los objetos denominados pasivos, pero en la fabricación de adornos no sólo se utiliza como materia prima el hueso, asta o concha, sino que muchas veces son elaborados en piedra de diferente calidad y propiedades. Los objetos que habitualmente se construyen son cuentas o colgantes, si bien aparecen otros a los que se les atribuye carácter más excepcional como la anilla de mármol pulimentada hallada en el nivel Ia de Chaves (BALDELLOU et alii, 1989: 141). De manera ocasional pueden aparecer otras materias primas, como los nódulos de hierro del Torrollón I. 249 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón En cuanto a los adornos realizados en hueso, hay que mencionar la presencia de un único ejemplar de tubo cilíndrico sin decoración en el nivel Ia de Chaves (ibidem, 1989: 126). Estos parecen cronológicamente desde momentos Paleolíticos hasta etapas posteriores al Neolítico. Se encuentran paralelos en yacimientos coetáneos del Levante y Andalucía. Más abundantes son si cabe los anillos, así como innumerables los símiles valencianos y andaluces que se pueden señalar de este objeto innovador, puesto que su aparición se produce en estos momentos. Entre los ejemplares procedentes de Chaves destaca uno perfectamente pulimentado y de sección circular, encontrado en el dedo anular del cadáver enterrado en la misma cueva (RODANÉS, 1987: 131). La técnica de fabricación la conocemos a través una diáfisis con el extremo trabajado para la obtención de estos anillos encontrada en Chaves (BALDELLOU et alii, 1989: 142). Una vez más Chaves aporta un singular objeto de estudio. Un posible brazalete fabricado por abrasión y pulimento, probablemente sobre una costilla u omoplato de un bóvido. Presenta cinco perforaciones y decoración incisa de motivos geométricos distribuidos en bandas paralelas. Su característica más destacada es la ausencia de paralelos, lo que ha llevado a afirmar que se trata de una creación propia del lugar (BALDELLOU y RODANÉS, 1989: 29-32). A pesar de este singular hallazgo, en Aragón todavía no se han hallado los brazaletes de pectúnculo tan característicos de las zonas costeras durante el Neolítico e incluso el Eneolítico. Los dos únicos testimonios son: un fragmento en una de las colecciones particulares del Moro de Olvena y otro calcinado de las cuevas de superiores del Moro de Olvena, por lo que ninguno se puede situar cronológicamente. Presentes, pero en reducido número, están los realizados en piedra: en El Torrollón I se encontraron dos brazaletes sin decorar. Típicos en el Neolítico Antiguo valenciano (MARTÍ y JUAN CABANILLES, 1987: 56) no han aparecido todavía en otros yacimientos aragoneses, aunque sí que existen paralelos en zonas próximas como el sur de Francia y Cataluña. CÆSARAUGUSTA 77 Otro grupo habitualmente numeroso es el de las cuentas, especialmente las denominadas discoideas, que pueden ser realizadas en hueso, asta o concha. Son comunes en todo el territorio español y el Mediterráneo occidental (RODANÉS, 1987: 139). No sólo están representadas en Chaves sino también en las cámaras superiores del Moro de Olvena, por mencionar los más significativos238. Las mismas propiedades se dan en las cuentas de dentalium, localizadas en Chaves, la Costalena, el Forcón y Olvena239. 250 La utilización de piezas dentarias como colgantes es común a la mayor parte de las civilizaciones prehistóricas, la suspensión de las mismas se realiza por perforación o a través de entalles. Están presente en la cámara superior del Moro de Olvena, en la Espluga de la Puyascada y en los niveles neolíticos de Chaves se han encontrado tanto caninos como colmillos (ibidem, 1987: 151). En la cámara superior del Moro de Olvena han aparecido dos colgantes-placa en hueso: uno de ellos del subtipo rectangular y otro oval, ambos con dos perfora- 238 RODANÉS, 1987; ALDAY, 1995: 195. 239 Ibidem, 1987: 144; BARANDIARÁN y CAVA, 1989b: 108-109; BALDELLOU, 1983b: 158; ALDAY, 1995: 197. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón Elementos de adorno en piedra. I. Chaves (BALDELLOU et alii, 1989: 136 y 141). II. Cámara Superior de Olvena (BALDELLOU y UTRILLA, 1995 dir.: 211-212). III. El Torrollón (REY y RAMÓN, 1992: Lámina IV). En el Neolítico Antiguo existe una gran variedad de elementos marinos que se emplean para crear estos objetos. Uno de los más numerosos es el molusco, generalmente gasterópodo, con perforaciones que han podido realizarse de forma natural o artificial. Algunos autores han intentado ver en estos adornos un carácter mágico o apotropaico. El tipo de concha empleado en su elaboración, ya desde momentos epipaleolíticos, es muy variado. La clase más representada es la Columbella rustica (RODANÉS, 1987: 152-153), como demuestra la treintena localizada en La Costa- CÆSARAUGUSTA 77 ciones y sin decoración (BALDELLOU et alii, 1989: 132-133). Cronológicamente son escasos los objetos análogos, aunque se rastrean en el sur de Francia alcanzando su máximo desarrollo en el Eneolítico y la Edad del Bronce (RODANÉS, 1989: 150). A pesar de la clara datación de esta cueva, no se puede asegurar que las piezas pertenezcan al Neolítico, ya que también se encontraron elementos campaniformes y de la Edad del Bronce. Asimismo en el nivel Ib de Chaves apareció un colgante-placa oval confeccionado en concha con una sola perforación y unas pequeñas incisiones en la parte inferior (BALDELLOU et alii, 1989: 135). 251 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón lena240, o en Botiquería241. Se debe incluir en este grupo, aunque no se haya podido identificar el tipo de concha, el único colgante pulido con perforación bipolar encontrado en Alonso Norte242. De aspecto semejante es también una cuenta del nivel Ib de Chaves243. Hay que hacer una alusión especial a la presencia de conchas de cardium, algunas veces perforadas como en Chaves, y otras no como en Costalena o en las cámaras superiores del Moro de Olvena y la Espluga de la Puyascada. En estos dos últimos asentamientos contrasta más, al carecer de cerámicas cardiales, por lo que la función de estas conchas sin perforación, hoy por hoy, nos es desconocida. Ya se ha dicho que otra materia prima muy utilizada en la elaboración de adornos es la piedra. En las cámaras superiores del Moro de Olvena destacan el gran número de cuentas de calaíta, fusiformes o triangulares. Parecen proceder de la mina catalana de Can Tintorer (EDO et alii, 1992: 361-373; VILLALBA et alii, 1986; 1989: 13-24). Este dato vuelve a plantear el problema cronológico del yacimiento, puesto que los inicios de la explotación de la mina se han datado en torno al 3.8003.500 a. C. por comparación con las fechas obtenidas en la Cueva de San Sadurni, situando su mayor apogeo en el Neolítico Medio. Por tanto, la fecha de 4.600 a. C. de Olvena resulta a todas luces antigua y concordaría mejor con la datación obtenida para el nivel de la cámara inferior, lo que nos lleva a sugerir una utilización de las cámaras (inferior y superior) con esta cronología del 3.210 a. C., confirmando la remoción que han sufrido las cámaras superiores. Sin embargo, las cuentas también podrían pertenecer a la etapa Calcolítica documentada en las cámaras superiores. Por otra parte, esta última tesis podría ser descartada si se tiene en cuenta el hallazgo de una cuenta de varascita —aunque todavía sin estudio— en el nivel 1a de Chaves enmarcado en el V milenio a. C. Las cuentas realizadas en calaíta no son las únicas que aparecen en estos contextos y tampoco su morfología es exclusiva, aunque sí la más habitual. Se han localizado realizadas en piedras duras, todavía sin identificar, con formas cilíndricas, discoideas, etc. como las de la cámara superior del Moro de Olvena244 o El Forcón245 entre otras. Por su singularidad aludiremos al hallazgo en el Torrollón de un colgante en nódulo de hierro246. CÆSARAUGUSTA 77 Perteneciendo al grupo de objetos pasivos dentro de la industria ósea, pero sin que se puedan definir como elementos propiamente de adorno, están una serie de piezas encontradas en distintos yacimientos cuya finalidad está todavía por confirmar. Se incluirían dentro de la familia de los diversos, en el grupo de piezas decoradas no reconocibles, de la tipología de J. Mª Rodanés (1987: 181). Son dos fragmentos de asta de la Espluga de la Puyascada con incisiones a modo de marcas de caza y dos pequeños fragmentos de hueso con decoración circular hallados en Gabasa 5. Estas piezas son poco significativas, principalmente por que están muy 252 240 BARANDIARÁN y CAVA, 1989b: 109. 241 BARANDIARÁN, 1978: 124-126. 242 BENAVENTE y ANDRÉS, 1989: 38. 243 BALDELLOU, et alii, 1989: 136. 244 BALDELLOU et alii, 1989: 135. 245 BALDELLOU, 1983b: 158. 246 REY y RAMÓN, 1992: 309-310. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón Elementos de adorno en concha. Cámara Superior de Olvena (BALDELLOU y UTRILLA, 1995 dir.: 214; BALDELLOU et alii, 1989: 134). fragmentadas y no aportan información de interés, ni cronológica ni cultural (ibidem, 1987: 183). En otro plano hay que mencionar el fragmento proximal de la segunda falange de un ciervo, que presenta una serie de muescas. Localizado en el nivel 6 de Botiquería dels Moros, es interpretado por J. Barandiarán (1978: 98), aunque con reservas, como parte de un supuesto ídolo. Por el momento se carece de paralelos en el Valle del Ebro, ya que los más cercanos se sitúan en momentos finales del Neolítico y Calcolítico. Por último decir, que son estos elementos más que cualquier otro de la cultura material los que nos hacen entrar de lleno en el complejo campo de las redes de intercambio y/o comercio, que se desarrollaron evidentemente en estos momentos, pero su estudio supera ampliamente las pretensiones de este trabajo. • Varios Común a varios yacimientos son los cantos rodados impregnados de ocre. La mayor concentración se produce en Chaves, destacando los que se localizaron en torno a los hogares, posiblemente porque el trabajo se realizaría alrededor del fuego. Estos cantos son de fácil obtención en Chaves, Olvena o Pontet, que son los asentamientos que hasta ahora han aportado estas evidencias. Su utilidad todavía no está identificada. V. Baldellou considera que algunos tendrían una finalidad ornamental (BALDELLOU et alii 1989: 147). También podría explicarse como útil para pulverizar el ocre, condición necesaria para el trabajo del cuero, pintura, etc. Probablemente, estén directamente relacionados con los fragmentos de cerámica que pre- CÆSARAUGUSTA 77 Existe una serie de piezas que no se pueden considerar propiamente industrias ni constituyen un grupo homogéneo, por lo que deben ser tratadas de una forma individualizada. En primer lugar la plaqueta grabada de Huerto Raso (BARANDIARÁN, 1976a: 222-3). Si atendemos a los paralelos italianos habría que situarlo en momentos algo más recientes dentro del Neolítico (CORNAGGIA, 1956: 143-56), pero si aceptamos la opinión de J. Fortea (1973) para el área valenciana habría que relacionarla con los grupos del Epipaleolítico geométrico, a pesar de que la secuencia estratigráfica carece de niveles anteriores al Neolítico. 253 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón sentan restos de ocre en sus paredes, puesto que podrían ser los contenedores del mineral una vez triturado. En este apartado destaca un fragmento de esferoide con perforación bipolar fabricado en piedra dura, seguramente caliza, encontrado en Alonso Norte (BENAVENTE y ANDRÉS, 1989: 37), que conecta con los pesos que situaban en los denominados palos cavadores encontrados en el área mediterránea (MARTÍ y JUAN CABANILLES, 1987: 57), indicando claramente la existencia de labores agrícolas en el yacimiento. Quizás la misma utilidad tendría el fragmento de piedra semicircular con perforación central encontrado en Chaves por J. Abad (1970: 5) que define como una maza de piedra; y aunque no tan claro con el posible esferoide hallado en superficie en Botiquería del Moros (VALLESPÍ, 1959: 11). Resultan llamativas las bolas naturales de goethita de Botiquería dels Moros, Costalena y Pontet. Son interpretadas como proyectiles para cazar. La materia prima son los cantos del río, con una selección en las dimensiones y formas (BARANDIARÁN, 1978: 127; BARANDIARÁN y CAVA, 1992: 109; MONTES y MAZO, 1986: 243-244). 3.2. Los ecosistemas La aplicación en Prehistoria de determinados avances científicos ha permitido la investigación de aspectos poco conocidos. Se han centrado principalmente en los ecosistemas, aportando datos de interés sobre el medio ambiente que rodeaba a los pobladores antiguos. Múltiples son las ciencias y las técnicas que se pueden utilizar para conocer los datos más significativos, pero nos vamos a centrar en los análisis realizados en los asentamientos neolíticos aragoneses. Esta documentación ha dado a conocer de una forma más fiable la flora y la fauna de la época y, con ello, la contribución del hombre en la alteración del medio ambiente existente. CÆSARAUGUSTA 77 Al inicio del Holoceno se produce la individualización del Mediterráneo. En la fase cálida y relativamente seca del Boreal los bosques se instalan sólidamente en toda Europa, siendo los árboles más significativos el Pinus silvestris (para la zona occidental) y Betula. Comienzan las modificaciones que permiten pasar de una formación principalmente estépica a un bosque cerrado. Las diferencias regionales parecen estar muy marcadas hasta la instalación definitiva de los robles y olmos. En algunas zonas del Mediterráneo se observa un incremento de las especies mediterráneas en detrimento de las higrófilas. El límite superior de este período queda fijado para Europa Occidental hacia el 5.500 a. C. (LÓPEZ, 1978: 10). 254 El fuerte retroceso del pino y un aumento considerable del Alnus glutinosa L. van a ser las características más destacadas de la siguiente fase: el Atlántico. En general se acepta que es un periodo de más humedad y temperaturas más altas (FUMANAL, 1986: 183-190). El pino sigue siendo abundante en zonas de montaña como los Pirineos, pero factores regionales harán que se produzcan peculiaridades: la presencia del Pinus uncinata en los Pirineos y del Pinus pinaster en la zonas meridionales con influencia marina. Pero quizá sean las fluctuaciones del avellano las que permiten unas dataciones más concretas. Otra alteración importante en esta fase es el retroceso de la cobertera vegetal como consecuencia del inicio de la agricultura, principalmente de cereales. No sólo se atestigua por la presencia de estos pólenes, sino también por otras plantas que los acompañan como el Plantago, Rumex, Chenopodiáceas y Compuestas. En el territorio aragonés el clima característico es el mediterráneo, aunque no es homogéneo. La climatología está en función de su situación interior en una cuenca cerrada que impide la penetración de influencias suavizadoras, haciendo que las temperaturas oscilen entre extremos muy acusados para su carácter mediterráneo. Los problemas de deforestación están atestiguados desde antiguo y conllevaron el fin de las formaciones de Juniperus thurifera, Rosmarino Ericion y Gypsophilion. En la Depresión del Ebro se han constatado tres pisos vegetales: 1.º piso de sabina albar que corresponde a un clima estepario (350-400 m. s.n.m.); 2.º piso de pino carrasco y coscoja con un clima semiárido (400-700 m. s.n.m.); 3.º piso de encina con clima submontano (por encima de los 700 m. s.n.m.) (ibidem, 1992: 235; STEVENSON et alii, 1993: 151). La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón Este periodo puede subdividirse en dos fases: la primera caracterizada por la rápida subida del aliso, el robledal mixto y el máximo del avellano en regiones de llanura o de baja altitud; y la segunda etapa, que tendrá su inicio hacia el 3.000 a. C., revela una regresión de los Tilia y Ulmus campestris. Las regiones mediterráneas aparecen más deforestadas que el resto por las oscilaciones climáticas. P. López (1978: 11) sugiere que la flora actual se instalaría a finales de este periodo. La región mejor conocida es el Bajo Aragón. Las zonas más elevadas poseen pinus halepnesis, el resto, a excepción de la vega del Ebro, presenta una vegetación poco densa de arbustos verde-grisáceo y gramíneas xéricas, que reflejan las difíciles condiciones de aprovisionamiento de agua. La sabina albar, adecuada a los rigores climáticos, debió dominar la cubeta central del Ebro junto con Juniperus phoenicea, Asparagus acutifolius y Ephedra nebrodensis. El olivar está representado por una especie con aceituna pequeña y resistente al frío. (LÓPEZ, 1992: 235-236). En el Pirineo se conocen las peculiaridades de la etapa Atlántica a través de un estudio de turberas realizado en el Valle de Tena (MARTÍ y MENÉNDEZ, 1977). El pino y el abeto son las especies arbóreas dominantes. Este último es sustituido posteriormente por el Quercentum mixtum. El pino sufrirá con el paso del tiempo una cierta disminución en favor de especies herbáceas como las Cyperáceas, Filáceas, Compuestas, Ericáceas y Gramíneas. En cambio el Prepirineo carece de estudios de vegetación holocena por lo que hay que remitirse a la vegetación actual247. • Análisis polínicos El paisaje que perfilan es de tipo mediterráneo menos degradado que en la actualidad y en el que la acción del hombre aparece clara en el muestreo. Es una 247 Ver Marco geográfico: la Vegetación (págs. 37-38). 248 Se han realizado análisis polínicos en Botiquería dels Moros, Els Secans, Pontet y Alonso Norte, todos ellos realizados por P. López (1992: 236-238; LÓPEZ y LÓPEZ, 1996) y el último además cuenta con otro análisis de J. Mª Blasco (1989: 63-64). Se ha incluido en el Catálogo de yacimientos un breve resumen de los análisis polínicos individualizadamente. CÆSARAUGUSTA 77 Si bien no se ha estudiado el polen y la fauna en todos los asentamientos catalogados con excavación, la información recopilada ofrece una visión global a la que todavía falta añadir los particularismos, siendo el conjunto del Bajo Aragón el que mayor número de datos aporta palinológicamente248. 255 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón vegetación de parque abierto con cierta humedad, probablemente debida a la cercanía del río en la mayoría de ellos. En general el polen arbóreo presenta altos porcentajes, aunque en Alonso Norte no llega a sobrepasar el 30%. En cuanto a las especies arbóreas destacan el Pinus t. halepensis junto con Quercus t. coccifera, Juniperus sp. Corylus y Oleáceas. Els Secans aporta más datos al apreciarse una diferencia atendiendo al desarrollo de los pinos y el descenso de algunos arbustos. En un primer momento está el pino acompañado de especies más humedas como sauces —que también aparecen en El Pontet—, álamos, alisos y avellanos. En cambio en la parte inferior tiene importancia el boj y el torvisco que indican la apertura del medio, puesto que son arbustos propios de monte bajo y bosque. Entre las herbáceas Compuestas ligulifloras y Labiadas sobresalen por el interés que ofrecen al prehistoriador las de carácter antrópico: Rumex, Plantago, Crucíferas y Rubiáceas, entre otras. En Secans además se han atestiguado gramíneas y leguminosas junto con la presencia importantísima de dos pólenes de cereal, en un nivel de transición Epipaleolítico-Neolítico. En este yacimiento se han documentado procesos de deforestación por incendio y paralelamente la existencia de cultivos cerealísticos y posible regadío, pero siempre teniendo presente que el grado de antropización es muy bajo (LÓPEZ y LÓPEZ, 1996: 88). En El Pontet el hallazgo de polen de cereal y de ruderales, llevan a plantear la existencia de una incipiente agricultura. Son significativos los valores altos de Ephedra y Cistaceas, que indican la degradación del suelo (LÓPEZ, 1992: 236-7). A pesar de no encontrar polen de cereal en Botiquería y Alonso Norte y faltando todavía los análisis de Costalena, las Torrazas y los Panizales, se puede sugerir el comienzo de modificaciones en la cobertera vegetal debido a la acción humana. En Chaves el paisaje correspondería a un bosque mixto de pinares y robledales con claros. El árbol mejor representado es el pino albar seguido de Quercus, Juniperus y Corylus, a los que se suman otras especies de climas templados como el tilo y el boj. En cuanto a las herbáceas destacan los porcentajes de Astaráceas ligulifloras y tubulifloras, que junto con el Plantago, Rumex, Crucíferas y Chenopodiáceas corroboran la presencia humana en el yacimiento, así como por la existencia de gramíneas y leguminosas que ocuparían su lugar en los claros del bosque. La actividad humana se confirma con la aparición de polen de cereal en los niveles superiores y de esporas monoletes, que indican la degradación del bosque circundante (ibidem, 1992: 238). CÆSARAUGUSTA 77 El nivel c5 del Moro de Olvena indica que el árbol dominante sigue siendo el Pinus sp. asociado al Quercus, y especies mediterráneas como el Buxus y de zonas más húmedas como el sauce y el tilo, que posteriormente desaparece. Entre las herbáceas se han encontrado Crucíferas, Juncáceas, Gramíneas y leguminosas principalmente. 256 Aunque los resultados de los yacimientos oscenses no difieren de los datos que han aportado los del Bajo Aragón, sería pretencioso generalizar de la misma manera. El único testimonio firme de agricultura lo aporta Chaves y, si bien en Olvena aparecen las especies antrópicas que lo acompañan no se ha atestiguado cereal. Por otro lado, generalizar supondría trasladar las peculiaridades de un yacimiento tan especial como Chaves al resto de la provincia. Asimismo carecemos de más información acerca de las características de este cereal y de la cantidad que supone en relación a la muestra y, consecuentemente, de su importancia dentro de la actividad Estos inicios agrícolas quedan reforzados por la presencia en varios yacimientos de algunos elementos que van ligados habitualmente a esta actividad o a la recolección, como los útiles pulimentados, volanderas y molinos. • Análisis faunísticos249 Ofrecen datos igualmente desiguales, ya que ahora será la provincia oscense la que más evidencias muestra en comparación con el Bajo Aragón, debido a lo exiguo de los restos y a su mal estado de conservación. Únicamente, aportan información Botiquería y Costalena, ya que los restos del Pontet y Alonso Norte se pueden calificar de anecdóticos. Aun siendo la domesticación una de las características definitorias del Neolítico no por ello dejamos de encontrar especies salvajes cazadas. Con toda probabilidad la mayoría serían utilizadas para consumo alimenticio, pero otros animales, como los carnívoros, sugieren usos alternativos. Existen restos comunes: el conejo (exceptuando la Puyascasda) y el ciervo, pero otros son más específicos como el sarrio que se halla en Chaves y en la Puyascada o la cabra en los niveles neolíticos de Costalena. Las prácticas venatorias se amplían sobre todo en Chaves y Olvena, con una mayor variedad en los ungulados al añadir: caballo, uro, jabalí, cabra montés (únicamente en Chaves) y asno (sólo en Olvena). Además se han encontrado en estas dos cuevas restos de otros animales, especialmente carnívoros, como lobo, zorro, oso (sólo en Chaves), lince y tejón entre otros, algunos de los cuales no serían cazados sino que utilizarían la cueva como guarida o madriguera tras el abandono del grupo humano. Estas familias, en el volumen general de la fauna, sólo alcanzan valores importantes (59,51%) en las cámaras superiores del Moro de Olvena, puesto que en el resto se ve superado por los domésticos250. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón económica. No por ello dejamos de tener en cuenta que se dan las condiciones apropiadas para que la agricultura se desarrolle. 249 Han sido realizados en la provincia de Huesca por P. Mª Castaños en La Espluga de la Puyascada (1987: 43-56), El Forcón (1983: 177-182), Chaves (1983a: 125-136 y 1993), la cámara superior y el nivel c5 del Moro de Olvena (1991: 79-107, 1996: 139-141). A los que hay que añadir únicamente restos de capra u ovis en Huerto Raso (BARANDIARÁN, 1976: 217-223). Se ha incluido en el Catálogo de yacimientos un resumen individualizado de los análisis de fauna. 250 Las especies salvajes tienen los siguientes porcentajes: Forcón 20%; Espluga 5% y Chaves Ia 37,26% y Ib 35%. CÆSARAUGUSTA 77 En la actividad cinegética de los yacimientos oscenses se vislumbra el predominio de ejemplares adultos llegando en algunos casos a los viejos. En cambio entre los restos de jabalí (teniendo presente su dificultad a la hora de diferenciarlo del cerdo doméstico) no se aprecia tan claramente esa superioridad, como ocurre en Olvena, en la que se encontró un ejemplar de tres meses, dos machos jóvenes y dos adultos (CASTAÑOS, 1991: 93). En la mayoría se advierte una preferencia por el consumo de ciervo, seguida según los casos por el jabalí. Sólo Olvena ofrece información en relación a las actividades que se desarrollan con la caza. Las huellas halladas en los huesos de ciervo indican el descuartizamiento de las piezas en el lugar de captura y el acarreo posterior de las partes que iban a servir de alimento (ibidem, 1991: 95, 1996). 257 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón Algunos autores como M. P. Uerpman (1977: 87-94) sugieren que el aumento de animales salvajes en distintos momentos neolíticos habría que ponerlo en relación con el desarrollo del cultivo, o como B. Martí (1992: 236) que especifica más al considerar que la existencia de depredadores y de algunos herbívoros puede ser debida a la protección de los animales domésticos y de los cultivos, respectivamente. El segundo grupo importante en los análisis faunísticos lo constituyen los animales domésticos. El indiscutible deterioro de los restos óseos en los yacimientos bajoaragoneses no parece ser motivo suficiente para explicar el vacío existente en cuanto a los animales domésticos, de los que no se ha conservado, en caso de que los hubiera habido, ningún indicio. Esta situación concuerda con la zona levantina, en la que yacimientos como Fosca o la cueva de la Cocina de Dos Aguas apenas poseen especies domésticas, en contraposición a otros yacimientos como Cova de L’Or o Cendres (MARTÍ, 1992: 236). Las especies que convergen en los yacimientos oscenses son: cerdo (excepto en Olvena), bóvidos y ovicápridos. Este registro se ve incrementado por la presencia en el Forcón de un ejemplar de caballo y en el nivel Ib de Chaves de perro251. Sin embargo, no están exentos de problemas los resultados de los análisis: en el Forcón, que posee un 80% de domésticos frente al 20% de salvajes, hay que tener en cuenta la escasa potencia del estrato y la mezcla de niveles existentes y, consecuentemente intentar utilizar este dato para justificar la domesticación resulta bastante arriesgado. Asimismo el 95% de animales domésticos de la Espluga de la Puyascada, pese a su interés, debe matizarse ya que la excavación no está terminada y en alguna zona los niveles estaban revueltos, por lo que las muestras recogidas son parciales. Con un relativo escepticismo también deben contemplarse los resultados obtenidos en Olvena, debido a lo revuelto que está el supuesto nivel intacto y a no poder conocer con seguridad a qué época corresponden los restos de los animales analizados. CÆSARAUGUSTA 77 La cueva más significativa es nuevamente Chaves, que aportó un mayor número de restos en el nivel Ib que en el Ia252, pero en conjunto los porcentajes son uniformes, es decir, en ambas predominan los domésticos (nivel Ia: 62,83% y nivel Ib: 64,1%) frente a las especies salvajes que se siguen cazando. Es interesante mencionar la pequeña modificación porcentual que se percibe en relación a los ovicápridos y bóvidos entre los dos niveles. En el Ib es indiscutible la superioridad de los primeros, pero en el Ia ésta va siendo sustituida por los segundos, anticipando con ello la evolución que se va a producir posteriormente. 258 251 P. Arias (1992: 167 y 177) alude a que la aparición de este animal en el nivel II epipaleolítico de Marizulo podría ser un indicio de su utilización en distintas técnicas de caza. Su posterior hallazgo en los niveles neolíticos con escasez de fauna doméstica, le ratifican en esta hipótesis: el perro es un animal que está vinculado a las comunidades más dependientes de la caza. B. Martín (1992b: 213; MARTÍN y ESTEVEZ, 1992: 105) plantea que a pesar de las escasez de restos, estos animales dejan sus huellas en algunos huesos de animales domésticos, sugiriendo con ello su papel en control del rebaños y/o compañía del hombre. 252 Hay que tener en cuenta que no se han terminado los estudios de fauna debido a la continuación de las excavaciones y, por tanto, esta diferencia puede ser consecuencia de una mayor potencia en uno de los niveles excavados. La cabaña mejor representada en todos los yacimientos, al igual que en el Neolítico Antiguo peninsular, es la ovicaprina a considerable distancia de los bóvidos y suidos. Van a ser los porcentajes de estos dos últimos tipos los que permiten establecer diferencias cronológicas e incluso geográficas. P. Mª Castaños (1991: 83) considera que la presencia de cerdo en Chaves lo aproxima a los del litoral Mediterráneo y, a su vez, lo separa de los asentamientos septentrionales que por ahora carecen de estos restos. Por otro lado, es significativo el hallazgo de suidos en el nivel c5 de Olvena (ausente en las cámaras superiores) y en la Puyascada, ambas con fechas más reciente. Esta información le lleva a proponer «al valle del Ebro como una de las zonas de penetración de la domesticación a partir de las regiones costeras mediterráneas a la vez que apunta la entrada más temprana del vacuno y el ovicaprino» (ibidem y 1993). La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón En cuanto al posible consumo de las especies domésticas, aunque continúa la inclinación por los ejemplares adultos se distingue una mayor presencia de jóvenes, como muestran los bóvidos o en los porcentajes equiparados de Olvena y el Forcón, llegando incluso al 57% en la Puyascada. De alguna forma indican un cambio en las estrategias económicas, ya que la domesticación les permite controlar la población animal, sin la misma necesidad de selección que plantea la caza en cuanto a la elección de sexo y edad de los ejemplos. La avifauna tan sólo ha sido estudiada en Olvena. La existencia de distintas especies ofrece datos significativos: como el de la corneja al asociarse a zonas de arbolado disperso que no son frecuentes en alta montaña, el de la urraca que habita generalmente en espacios abiertos deforestados, o el del cernícalo vulgar que suele cazar en zonas abiertas (ibidem, 1991: 104-106). Además se han detectado otras especies como palomas, perdiz, chova piquigualda y águila. CÆSARAUGUSTA 77 Este apartado se completa con los datos de especies acuáticas. Resalta el hallazgo de vértebras de pez en los niveles neolíticos de la Costalena y en el nivel 3 de Botiquería. Su importancia radica en que son los únicos ejemplos en Aragón atestiguando de una forma clara la pesca en el Neolítico Antiguo. Pese a no haber sido estudiada la malacofauna está presente en casi todos los yacimientos. El número de restos conservados, la mayoría relacionados con ornamentos, no nos induce a pensar que sean un elemento más de la subsistencia, sino un componente de otro tipo de actividad económica como el intercambio, prestigio... Problema aparte será la proximidad o no de estos asentamientos al litoral para poder establecer otro tipo de hipótesis, que se desarrollarán más adelante. 259 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón 3.3. Análisis del entorno «El nómada cazador recolector interpreta la superficie de su territorio a través de sus trayectos; el agricultor sedentario construye su mundo en círculos concéntricos alrededor de su granero.» (A. Leroi-Gourhan, 1971, 316) Los aspectos económicos del mundo prehistórico se han desarrollado en el ámbito anglosajón desde los años 50. Consecuencia de esta corriente ha sido la evolución desde una Prehistoria cultural centrada en los problemas cronológicos, hasta otra que muestra un mayor interés por las sociedades y las estrategias económicas, materializándose en la proliferación de análisis concretos, sobre el polen o fauna antes mencionados y en la elaboración de síntesis con los datos existentes en el momento253. Sin afán de establecer una teoría económica sobre el Neolítico Antiguo en Aragón, se ha realizado una aproximación al entorno medioambiental que verosímilmente caracterizaba la región, se refiere a la denominada base de subsistencia y, más concretamente, a las posibilidades de explotación y consecución de los bienes de consumo que aportan los terrenos circundantes a los distintos yacimientos, que resumiremos brevemente ya que se ha dado a conocer por Rodanés y Ramón (1995). Conociendo los inconvenientes, dificultades e incluso fallos de algunos de los modelos de aprovechamiento del territorio, se ha optado por el «territorio de explotación de los yacimientos» de J. Davidson y G. N. Bailey (1984). Hay que puntualizar que no se ha buscado establecer el área de influencia del yacimiento (site cachment), sino que intentamos definir, de la forma más concreta posible, el área utilizada habitualmente por los habitantes, reconstruir los recursos alimenticios potenciales, definir la base económica de cada yacimiento y, por tanto, una parte de su función, para desentrañar las posibles relaciones socioeconómicas entre el conjunto de yacimientos. CÆSARAUGUSTA 77 El principal obstáculo que presenta esta investigación es poder llegar a establecer la relación existente entre los recursos potencialmente disponibles y los que realmente se explotaron (DAVIDSON y BAILEY, 1984: 26-28). A lo que hay que sumar que la energía consumida durante el viaje y la extracción no exceda de la energía adquirida como alimento. En consecuencia el territorio será el radio máximo que permita mantener positiva la relación anterior y, por tanto, no será único sino que dependerá de la rentabilidad. El espacio y el gasto energético no son los únicos factores a tener en cuenta, hay otras variables importantes tanto ecológicas como arqueológicas que van a condicionar el análisis (FOLEY, 1977; RODANÉS y RAMÓN, 1995: 105). 260 Concretamente en los territorios de explotación uno de los elementos más signiticativos es la topografía, ya que aunque ha sufrido escasas modificaciones a lo largo del tiempo, es quizá la que más influye en la elección del hábitat, al condicionar las características económicas potenciales. Se hace necesario, por tanto, 253 Entre las primeras publicaciones con este enfoque dentro de la Prehistoria podemos mencionar entre otros: GILMAN y THORNES, 1985; CLARK, 1986; BLASCO et alii, 1988; GAVILÁN, 1991; BOSCH LLORET, 1994. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón conocer la evolución del entorno desde el Holoceno254. No obstante, a priori conocemos que una orografía accidentada y de altura favorecerá la actividad cinegética por la existencia de especies salvajes, pero también la ganadería por la riqueza de pastos, mientras que una superficie llana será propicia para la recolección y agricultura. Aunque estos datos muestran una realidad evidente, no afirmamos que se produzca en los yacimientos aragoneses. Todavía quedan muchas incógnitas por resolver desde el punto de vista arqueológico, como la diferenciación entre recolección intensiva o agricultura incipiente, o hasta qué punto se puede hablar de un cambio riguroso de una base subsistencial cazadora-recolectora a otra agrícola-ganadera y no de una interrelación o mezcla entre ambas hasta alcanzar, por distintos motivos, la plena economía de producción en otros momentos cronológicos. En consecuencia no son sólo dos las variables (depredación/producción) las que nos van a permitir proponer unas bases económicas, sino que son varias y sus combinaciones no mantienen siempre el mismo esquema. El planteamiento inicial ha consistido en establecer los posibles territorios susceptibles de abastercer de recursos primarios. Desde el principio contamos con las evidencias aportadas por los asentamientos: polen, fauna, materiales, etc., que permiten conocer a priori la existencia de una domesticación, sin olvidar que algunos yacimientos mantienen los modos de vida de sociedades cazadoras-recolectoras e, incluso, estas actividades continúan siendo importantes en los llamados «neolíticos plenos». En consecuencia, se intenta determinar sobre todo por qué sociedades con estrategias económicas distintas se mantienen en el mismo nicho ecológico. Por ello se han incluido otros asentamientos significativos para el análisis. En el valle del Matarraña, debido a la intensidad de las prospecciones se han incorporado yacimientos cronológicamente coetáneos: La Cueva Ahumada (Maella, Zaragoza), El Serdá y el Sol de la Piñera (Fabara, Zaragoza). En la provincia de Huesca, Fornillos I, al ser de los escasos yacimientos situados al aire libre, Las Campanas (Aginaliu) y la cueva de las Brujas (Juseu) por su proximidad a otros asentamientos. En estos territorios de explotación se aprecia un aumento progresivo de las superficies que abarcan, pero no se ha podido establecer una ratio entre ellos. El mayor incremento del área que pueden recorrer lo ofrecen los asentamientos al aire libre (que sobrepasan el centenar de km2) y en segundo lugar los bajoaragoneses. La mayoría de los oscenses están condicionados por el relieve abrupto en el que se ubican, por lo que la distancia no crece con tanta facilidad. 254 De Aragón solo poseemos estudios geomorfológicos del área de Alcañiz —Alonso Norte, Las Torrazas y Los Panizales— (PEÑA y ECHEVARRÍA, 1989; 1991) y en Olvena (SANCHO y CUCHI, 1995). CÆSARAUGUSTA 77 Se han diferenciado tres áreas dentro de cada yacimiento atendiendo al factor tiempo: de media hora, una y dos horas, al entender que las actividades económicas están gobernadas por la ley de la disminución de los ingresos con la distancia (THÜNEN, 1966; RODANÉS y RAMÓN, 1995: 106). Únicamente en los asentamientos al aire libre no se ha llevado a cabo la demarcación de dos horas, ya que con los dos primeros se obtuvieron los resultados esperados de acuerdo con las teorías en boga (ibidem, 1995: 106). 261 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón YACIMIENTO 1/2 hora FORCON 1,21 PUYASCADA 1,6 MIRANDA 3,22 FORCAS II 4,35 HUERTO R. 4,95 CHAVES 6 REMOSILLO 2,22 OLVENA 2,47 CAMPANAS 3,74 LAS BRUJAS 6,88 GABASA 5,32 FORNILLOS 16,51 TORROLLON 38,66 1 hora 6,63 6,42 11,76 22,53 24,32 22,03 11,49 14,17 16,66 26,49 24,06 70,66 138,2 2 horas 39,05 27,08 49,85 108,06 87,31 78,51 74,32 92,5 69,74 117,29 122,07 YACIMIENTO 1/2 hora EL SERDA 6,66 LA PIÑERA 9,8 COSTALENA 7,23 PONTET 7,6 C.AHUMADA 7,33 1 hora 24,74 34 28,28 31,15 29,58 2 horas 111,59 125,45 104,89 115,96 109,46 YACIMIENTO 1/2 hora A. NORTE 18 TORRAZAS 38,66 SECANS 6,34 BOTIQUERIA 6,52 1 hora 74,45 128,14 24 23,24 2 horas 103,77 100 Áreas en Km2 de cada territorio de explotación en los yacimientos de la provincia de Huesca, Zaragoza y Teruel. La altitud es otro factor significativo y está determinado en parte por el relieve. Por ello los oscense se ubican en cotas altas (superiores a 450 m) y los bajoaragoneses algo por debajo (no sobrepasando los 375 m). La orientación de los yacimientos está condicionada por un mayor aprovechamiento de las horas de sol y del poder calórico que aporta. En general varian del Este al Suroeste, que son las más habituales en cualquier tipo de asentamiento. Tan sólo Forcas II se sitúa en sentido Norte. YACIMIENTO FORCON PUYASCADA MIRANDA FORCAS II HUERTO R. CHAVES REMOSILLO OLVENA LAS CAMPANAS LAS BRUJAS GABASA FORNILLOS TORROLLON altitud 1300 1320 880 480 625 663 460 450 700-800 760 780 500 434 orientación SW SW SW N W E E NW-E NE E E S SW YACIMIENTO EL SERDA LA PIÑERA COSTALENA PONTET C. AHUMADA altitud 200 240 230 300 330 orientación SE S SW W-SE S YACIMIENTO TORRAZAS A. NORTE SECANS BOTIQUERIA altitud 360 375 310-320 330 orientación E SW E E CÆSARAUGUSTA 77 Tabla de altitud de los yacimientos de la provincia de Huesca, Zaragoza y Teruel, en m. s.n.m. y orientación. 262 Para la subsistencia de un grupo es imprescindible la proximidad o disponibilidad de agua. Como se aprecia en los mapas los recursos acuíferos que poseen son notorios y cercanos. Además es importante conocer el régimen de humedad, ya que influye directamente en la rentabilidad y posibilidad de distintos cultivos o presencia de algunas especies, pero como se ha comentado todas las zonas presenta actualmente una mayor desertización que en el Neolítico. Las posibilidades de comunicación y el control del entorno son otros factores a tener en cuenta. Su ubicación en las cuencas de ríos importantes, que actúan como La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón CÆSARAUGUSTA 77 Desplazamientos de 1/2 y 1 hora desde cada asentamiento del valle del Matarraña. 263 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón vías naturales de comunicación, va a favorecer la existencia de desplazamientos entre los yacimientos, hacia la costa y al interior, sin que podamos determinar por ahora la dirección del flujo. Es evidente, por tanto, las inmejorables condiciones de estos yacimientos para establecer intercambio o relaciones con otros grupos de zonas próximas o incluso alejadas. La utilización del suelo es sin duda el aspecto más significativo en el análisis territorial255. Se ha definido el espacio atendiendo a las posibilidades de uso: bosques, pastizal, áreas cultivables e improductivo (RODANÉS y RAMÓN, 1995: 108). YACIMIENTO FORNILLOS TORROLLON TORRAZAS A. NORTE BOSQUE 5,77 3,34 CULTIVO 70,93 83,65 75,61 70,17 PASTIZAL 27,44 10,58 13,50 29,83 IMPROD. 1,64 7,55 Porcentajes de utilización del suelo en el territorio de 1/2 hora. El territorio de media hora sólo se ha aplicado a los yacimientos al aire libre, ya que la amplitud de su superficie es lo suficientemente amplia como para plantear un uso mayor que el del avituallamiento de elementos secundarios. Las características del suelo, la aridez y el rigor del clima, principalmente en invierno, implican un exiguo periodo vegetativo. La existencia de sales solubles y yesos en las zonas endorreicas de difícil desagüe, hace que las especies (matorrales halófilos) estén adaptadas a estas condiciones y nunca estuvieran cubiertas de bosque. En consecuencia una presumible explotación ganadera, tendría que haber sido de pastoreo estacional y necesitaría fuertes reservas alimenticias en invierno u obligaría a la trashumancia. Menos dificultades se encuentran para el desarrollo de la agricultura, ya que más del 70% corresponde a terreno cultivable. CÆSARAUGUSTA 77 En general todos los yacimientos oscenses poseen una gran parte del área de explotación de una hora, por no decir casi la totalidad (Forcón o Puyascada), de terreno no apto para el cultivo, en los del Bajo Aragón la extensión es aproximadamente del 50%, mientras que en los asentamientos al aire libre el porcentaje es más reducido. El pastizal/matorral, en algunas zonas como el valle del Matarraña, la Puyascada y el Forcón presenta especies herbáceas espontáneas (gramíneas y leguminosas) importantes para la ganadería, ya que favorecen el pastoreo estacional. Todos muestran espacios necesarios para el aprovisionamiento no sólo de caza o de pasto para ganado doméstico, en caso de que lo tuvieran, sino también de otro tipo de elementos de carácter secundario pero no por ello menos importantes como leña o frutos silvestres. Las características de éste, con o sin arbolado, favorecen el pastoreo temporal, es decir, de otoño y primavera, principalmente de ganado lanar. 264 255 La descripción de cada área se ha realizado con los mapas de cultivos y aprovechamientos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación a escala 1:50.000 y, en el caso de no existir, a escala 1:200.000. Estos mapas fueron publicados en diversos años desde finales de los años 70 hasta 1985 el de la provincia de Teruel. En las conclusiones se ha tenido en cuenta la coetaneidad de la información utilizada, y las escasas matizaciones que se han podido incorporar gracias a algunos estudios, como los de P. López (1992: 236-240). No obstante, parte de los datos son incuestionables como el de las zonas improductivas por sus características biogeográficas. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón CÆSARAUGUSTA 77 Mapa de aprovechamiento del suelo de los yacimientos del valle del Matarraña. 265 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón YACIMIENTO BOSQUE FORCON 33,48 PUYASCADA 32,09 MIRANDA 72,96 FORCAS II 14,07 HUERTO R. 25,70 CHAVES 4,63 REMOSILLO 34,64 OLVENA 10,09 CAMPANAS 37,21 LAS BRUJAS 23,10 GABASA 25,81 FORNILLOS 0,88 TORROLLON 2,05 EL SERDA 9,66 LA PIÑERA 2,32 COSTALENA 17,01 C.AHUMADA 13,31 TORRAZAS 1,49 A. NORTE 0,67 PONTET 13,87 SECANS 18,63 BOTIQUERIA 19,10 CULTIVO 1,81 0,00 13,52 33,29 21,38 7,44 7,57 15,46 4,50 24,39 24,11 75,15 81,22 37,67 40,71 48,09 54,80 69,41 67,07 52,49 48,25 50,00 PASTIZAL 62,75 67,91 12,93 43,01 51,15 87,93 57,01 62,03 57,74 52,51 50,08 21,74 16,73 51,29 55,32 30,62 30,16 26,53 29,70 32,42 32,50 30,25 IMPRODUC. 1,96 0,60 9,63 1,77 0,78 12,42 0,54 2,24 1,37 1,65 4,28 1,21 2,55 2,57 1,22 0,63 0,65 Porcentaje de la utilización del suelo en el territorio de 1 hora. CÆSARAUGUSTA 77 En los recorridos de dos horas la relación áreas no productivas/cultivables, se ha suavizado sobre todo en el valle del Matarraña. El cambio más significativo es el aumento de los terrenos que pueden dedicarse a labores agrícolas/recolectoras, incremento que también se produce en los yacimientos epipaleolíticos. 266 Retomando los datos expuestos se advierten varias cuestiones ya conocidas (RODANÉS y RAMÓN, 1995: 111-114). Las condiciones medioambientales que poseía el valle del Matarraña en época epipaleolítica eran lo suficientemente buenas como para continuar su ocupación en el Neolítico e, incluso, en etapas posteriores como se ha documentado. El ecosistema era el adecuado para permitir un poblamiento prolongado e ininterrumpido, ya que potencialmente poseía las características necesarias para permitir un cambio en las estrategias económicas sin un desplazamiento del territorio. Se puede concluir que los supuestos modelos económicos que plantean cambios profundos en las estrategias de subsistencia entre las dos sociedades: cazadores-recolectores y agrícolas-ganaderos, no implican desde el punto de vista del nicho ecológico ninguna transformación, lo que no quiere decir que no se abandonen, total o parcialmente, las formas anteriores de subsistencia. No obstante, los datos aportados por el momento no nos aseguran la existencia de una agricultura, ya que su diferenciación con la recolección intensiva es difícil. Pero quizás el cambio más significativo sea ese paso a la recolección intensiva, que con el tiempo conllevará el desarrollo de una actividad productiva. Otra cuestión importante es el solapamiento de territorios de explotación que se produce entre distintos asentamientos. En primer lugar las áreas de El Sol de la Piñera y el Serdá, que resulta irrelevante si se acepta la superposición cronológica de ambos yacimientos (FORTEA, 1973: 397-400; VALLESPÍ, 1960). El Sol de la Piñera presenta un territorio algo más amplio que El Serdá, y podría deberse a necesidades subsistenciales diferentes. Una sociedad cazadora-recolectora epipaleolótica buscaría La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón CÆSARAUGUSTA 77 Desplazamientos de 1/2, 1 y 2 h. desde cada asentamiento del río Ésera y Cinca, con curvas cada 100 metros. 267 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón YACIMIENTO BOSQUE FORCON 22,05 PUYASCADA 45,13 MIRANDA 55,55 FORCAS II 19,24 HUERTO R. 17,12 CHAVES 8,37 REMOSILLO 21,70 OLVENA 23,57 CAMPANAS 24,36 LAS BRUJAS 30,60 GABASA 37,24 EL SERDA 7,03 LA PIÑERA 6,74 COSTALENA 24,35 C.AHUMADA 25,79 PONTET 25,27 SECANS 29,09 BOTIQUERIA 35,10 CULTIVO 13,65 3,80 19,40 34,74 12,89 15,74 17,88 28,90 9,42 23,34 32,90 43,99 44,86 56,86 50,10 50,85 50,31 45,42 PASTIZAL 55,11 47,60 18,82 38,69 67,05 75,20 50,52 36,53 61,61 43,71 29,22 48,35 47,45 16,54 23,59 23,09 19,55 18,15 IMPRODUC. 9,19 3,47 6,24 7,33 2,94 0,69 9,89 11,01 4,60 2,34 0,64 0,63 0,95 2,25 0,50 0,79 1,04 1,33 Porcentaje de la utilización del suelo en el territorio de 2 horas. abarcar una extensión más grande en el mismo periodo de tiempo, influido por las características de las especies animales que se cazaban (hábitos alimenticios, desplazamientos...) y, en menor medida, por la recolección. Esta hipótesis, sin confirmar, conlleva la suposición de que en El Serdá, situado en la facies cerámica de Cocina, se haya producido una transformación y, por tanto, no necesite tanta superficie sino rentabilizar al máximo la que posee (agricultura/recolección intensiva), sabiendo que los recursos que puede explotar son iguales a los del otro yacimiento. CÆSARAUGUSTA 77 En segundo lugar, entrecruzándose pero sin llegar a solaparse del todo está el conjunto formado por La Costalena, el Pontet y la Cueva Ahumada e, incluso, estos dos últimos también invaden los territorios de Secans y Botiquería. La Costalena es un yacimiento con entidad propia y con una ocupación intensa y continuada. Podrían ser las necesidades alimenticias por el volumen de ocupación (aunque esta circunstancia es difícilmente comprobable desde el punto de vista arqueológico) las que han influido decisivamente en la elección de hábitat, evitando solapamientos con otros yacimientos. Posiblemente la mayor parte de los recursos primarios prioritarios la obtendría de las áreas de media y una hora, buscando bienes suplementarios en el territorio de dos horas que en parte coincide con otros. 268 El Pontet presenta la misma secuencia evolutiva desde el Epipaleolítico genérico a etapas neolíticas. Separado por un momento de abandono se inicia el Neolítico con un grupo de gentes distintas o bien con la misma población al ser un yacimiento estacional con períodos importantes de abandono. La coincidencia en materiales y la alternancia en el ritmo de ocupación con Costalena, lleva a proponer como hipótesis que sea un yacimiento satélite de éste o que sin llegar a tener esta función sea ocupado por una parte de estas gentes que continuarían su propio desarrollo (nivel c superior) ininterrumpido. Posiblemente la disgregación se produjera por presión demográfica, que obligaría al traslado de parte del grupo a un territorio que facilitara la obtención de nuevos recursos. También se puede argumentar la diferenciación funcional, ya que la existencia de un yacimiento satélite implica una función clara y distinta o, por lo menos, complementaria al yacimiento nuclear. Estas tesis podrían Neolítico I PEÑA DE LAS FORCAS II Neolítico II nivel 1b GRN 12683 4.820±70 GRN 12685 4.700±80 CSIC 378 4.510±70 CUEVA DE CHAVES b inferior Beta 59995 5.140±340 CUEVA DEL MORO (OLVENA) nivel 1ª CSIC 379 4.280±70 CSIC:381 4.170±70 b medio Beta 60773 4.990±90 b superior Beta 59996 4.140±180 (C. supe.) GRN 12119 4.600±130 nivel c5 GRN 12117 3.210±80 nivel II CSIC 384 3.980±60 CSIC 382 3.630±70 ESPLUGA DE LA PUYASCADA BOTIQUERIA DELS MOROS nivel 2 Ly: 1198 5.600±200 ABRIGO DE LA COSTALENA ABRIGO DE EL PONTET LAS TORRAZAS ALONSO NORTE La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón YACIMIENTO Epipaleolítico nivel c3 GRN 14098 4.470±250 nivel e GRN 16313 5.390±70 c. inferior GRN 14241 4.420±70 nivel b GRN 14240 3.500±290 GRN 18320 3.620±60 GAK 13877 2.650±160 modificarse con los resultados de la excavación de la Cueva Ahumada, no así con los de Botiquería con el que manifiesta más contrastes que similitudes. En definitiva, las características del valle del Matarraña con una ocupación sincrónica y prolongada en el tiempo provoca una serie de cuestiones, ante las que se han propuesto varias alternativas (ibidem, 1995: 114). La primera consistiría en considerar toda la red de asentamientos como un lugar temporal y cíclico, posiblemente restringido a una estación climática, debido a las arduas condiciones ambientales, al escaso potencial vegetativo de la zona en determinadas épocas del año y al agotamiento rápido de los recursos ante una explotación casi intensiva. La segunda posibilidad contempla la adopción de un sistema rotativo durante períodos relativamente cortos, con desplazamientos según se van agotando los recursos, aunque sólo es válida para los yacimientos que utilicen como máximo el territorio de una hora. La tercera y última opción supone la existencia de un hábitat permanente y constante epipaleolítico-neolítico en cada núcleo, lo que supondrá una mayor celeridad en el agotamiento de los recursos naturales disponibles. En el estado actual de las investigaciones las hipótesis factibles son las dos últimas y, es más, no de forma excluyente sino complementaria, ya que teniendo en cuenta los datos aportados no todos los asentemientos tienen la misma entidad y la misma importancia en el conjunto. Quizá sea el momento de transición económica que se está desarrollando entre estas poblaciones el que dificulte de alguna forma establecer los patrones de asentamiento y economía que les caracterizan. CÆSARAUGUSTA 77 En tercer lugar queda por comentar la coincidencia plena entre Els Secans y Botiquería dels Moros, que parece responder o bien a un traslado de población desde Botiquería a Secans, por causas desconocidas, o bien podría relacionar con las pinturas rupestres, actualmente arrancadas, o con otro tipo de función distinta al yacimiento principal. 269 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón CÆSARAUGUSTA 77 270 Mapa de aprovechamiento del suelo de la cueva del Moro de Olvena, Peña de las Forcas II, Cuevas de los Moros de Gabasa, Cueva de las Brujas, las Campanas y el Remosillo. Las conclusiones en el Alto Aragón se manifiestan distintas, ya que el poblamiento no se presenta tan agrupado. Reiteradamente se ha dicho que el yacimiento neolítico más característico es Chaves. A pesar de ello resulta curioso cómo en un yacimiento en el que se suponía que la agricultura estaba plenamente instalada, la extensión de campos para el cultivo en los territorios de explotación es bastante escasa (7,44% para el de una hora y 15, 74% para el de dos), aunque se pudo solventar, entre otras posibilidades, con la quema de bosques, etc. No ocurre lo mismo con la ganadería, ya que el elevado índice de pasto/matorral coincide plenamente con el volumen que se establece para el yacimiento (RODANÉS y RAMÓN, 1995: 117). La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón El Bajo Aragón se completa con Alonso Norte y las Torrazas (ibidem, 1995: 116). El agotamiento de los recursos alimenticios por su proximidad y porque presumiblemente son coetáneos no es tan significativo como los comentados anteriormente. Las posibilidades, principalmente agrícolas/recolectoras, en ambos yacimientos son considerables, en cambio sí es importante la carencia de pastos para pastoreo o la parquedad de terrenos boscosos que dificulta el suministro de elementos secundarios y de fauna salvaje. No obstante todo ello se complica si incluimos los yacimientos neolíticos conocidos a través de prospecciones (BENAVENTE, 1991b), no tanto por la capacidad del terreno, como por que se produzca una fuerte densidad de habitación y el consiguiente agotamiento de los recursos más cercanos. El grupo más denso dentro de la provincia de Huesca, se localiza en el río Sosa, el Cinca y el Ésera, así como en la confluencia de estos últimos, en donde se asientan seis yacimientos (Forcas II, Olvena, Remosillo, Las Campanas, Las Brujas y las cuevas de Gabasa) con los territorios de explotación a veces superpuestos en su totalidad. A pesar de la mala orientación el abrigo de Forcas II manifiesta una ocupación prolongada en el tiempo al igual que los bajoaragoneses. Posiblemente debido a las buenas condiciones del suelo para el desarrollo de las prácticas productivas, complementadas con actividades secundarias como la caza, recolección e incluso pesca. Los yacimientos que más se solapan son Olvena, El Remosillo, Las Campañas y la cueva de Las Brujas. Entre los dos primeros asentamientos la superposición es casi completa. La topografía del terreno determina la extensión aprovechable, que se ve reducida por las posibilidades de acceso y la improductividad de las áreas más cercanas, mostrando como uso más favorable la ganadería en concordancia con los restos hallados en la cámara superior del Moro, no así en la cámara inferior o el Remosillo. La coincidencia en los territorios en parte podría estar solventada con su diferente funcionalidad en el caso de que ambos yacimientos coincidieran en el tiempo, ya que aunque ambos son claramente estacionales, Remosillo se vincula con el arte rupestre y Olvena se considera un lugar de habitación temporal. Poco se puede decir, en cambio, de otros yacimientos por la carencia de datos, aunque en su mayoría las rasgos que marcan los territorios de explotación están acordes con las economías propuestas, es el caso de La Miranda, las cuevas de los Moros de Gabasa, Las Campanas y las Brujas con unos territorios relativamente CÆSARAUGUSTA 77 El Forcón y La Puyascada, situadas en la Sierra Ferrera, presentan unos territorios de explotación muy condicionados por el relieve abrupto, lo que hace que los dos primeros territorios sean muy reducidos. El solapamiento de ambas extensiones queda subsanado por el carácter funerario que se le otorga al Forcón, mientras que la Puyascada muestra terrenos propicios para el desarrollo de ganadería de alta montaña, como han demostrado los análisis faunísticos (ibidem, 1995: 118). 271 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón Mapa de aprovechamiento del suelo de los yacimientos de la Cueva de Chaves y Huerto Raso. equilibrados; el Torrollón I y Fornillos I y la agricultura, o de Huerto Raso y la ganadería. Este último además se puede relacionar debido a lo abrupto de la orografía, la mala orientación y su débil estrato que indica claramente una ocupación temporal, con los abrigos de pinturas rupestres del río Vero. CÆSARAUGUSTA 77 Los únicos yacimientos que nos permiten proponer alguna hipótesis sobre el poblamiento en Huesca, son ese grupo de yacimientos en torno al Ésera y Cinca. El hecho de que sean sincrónicos, y muestren una ocupación tan densa y con el mismo carácter, ya que todos ellos parecen estacionales, pudo provocar el agotamiento de los recursos vegetales —tanto para alimentación humana como animal— de una forma rápida, aunque todavía se desconoce el volumen de población. Las tesis que sugieren son en parte las mismas que se han visto: o son ocupaciones cíclicas que coinciden con los sistemas rotatorios de barbecho o los períodos de crecimiento vegetativo de los pastos y especies silvestres, o no todos los yacimientos fueron ocupados al mismo tiempo y por las mismas gentes, o bien unos son yacimientos satélites de otros, con toda o parte de la población (RODANÉS y RAMÓN, 1995: 121). 272 En resumen, no se advierte de forma nítida, gracias a los datos aportados sobre todo en el Bajo Aragón, un cambio en la situación medioambiental entre las sociedades epipaleolíticas de carácter cazador-recolector y las neolíticas con una economía «presumiblemente» agrícola-ganadera. En Aragón la coetaneidad de estos grupos no va a implicar discontinuidades territoriales y, por ahora, tampoco se puede hablar de zonas fronterizas permeables que favorezcan los contactos entre ellos (MARTÍ, 1992: 230, 238). Se observa la dualidad principalmente en el carácter de la Otra cuestión observada es la concentración de yacimientos, que provoca una densidad demográfica muy alta en áreas reducidas. Esta aglomeración desde etapas epipaleolíticas, e incluso anteriores, pudo suponer el agotamiento de los recursos primarios, aunque pudo salvarse a través de la diversificación de los mismos como ha propuesto P. Arias para Cantabria (1992: 173-174). La especialización es sustituida por la explotación intensiva de las riquezas, consiguiendo un suministro de bienes más eficaz y con menos carencias en áreas más reducidas. Esta circunstancia facilita la continuidad durante el Neolítico, la diferencia radicará en la intensificación de la explotación a través del cambio, unas veces total y otras parcial, del sistema de producción. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón cultura material y en la elección del hábitat, ya que los que mantienen la tradición epipaleolítica, por ahora, sólo aparecen en abrigos mientras que los neolíticos, sin este sustrato, presentan una mayor variedad situándose en cuevas, al aire libre y abrigos. La única diferencia territorial, que con nuevos hallazgos puede ser descartada como ha ocurrido con Forcas II, es la presencia de neolíticos sin sustrato epipaleolítico y con cardial en la provincia oscense, de los que carece el Bajo Aragón. Finalmente reiterar que la conclusión más evidente es la existencia de diferencias entre los neolíticos con sustrato anterior y los neolíticos de nueva instalación, pero estas no se definen por las características medioambientales, ni permiten hablar de economías más evolucionadas o más retrasadas. 3.4. Análisis de los yacimientos Como se ha visto a lo largo de los distintos capítulos no todos los yacimientos aragoneses poseen una estratigrafía que aporte datos suficientes para encuadrarlos, coherentemente, en un marco que ofrezca toda la información necesaria. En muchos asentamientos se han encontrado mezclados los materiales neolíticos con los de otras épocas y, por ello, son los yacimientos que más excepciones han planteado en todos los apartados cerámicos. La ausencia de sedimentación junto a sus peculiares características hacen del Forcón una cueva poco apta para una ocupación permanente, máxime estando tan próximo a la Espluga de la Puyascada con mejores condiciones de habitabilidad. Por esto, por el material encontrado y, en especial, por los restos humanos se le ha atribuido un carácter funerario (BALDELLOU, 1983b: 149-175). Además de cerámicas semejantes a otros yacimientos del Neolítico Antiguo también aportó objetos más recientes. La industria lítica, ósea y elementos de adorno no ayudan a concretar su ocupación, ya que son característicos tanto del Neolítico como del Bronce. Los análisis de fauna sugieren una economía plenamente ganadera, pero con los problemas ya vistos. Es inevitable no mencionar los grabados que se encontraron al fondo de la cueva, aunque por sus características, amplia cronología y situación topográfica CÆSARAUGUSTA 77 Comenzando por la provincia de Huesca, la cueva del Forcón, la Miranda, El Remosillo, las cinco cuevas de los Moros de Gabasa y El Torrollón I carecen de una secuencia estratigráfica clara. Todos presentan o bien un único nivel o bien el sedimento revuelto debido a la acción de los clandestinos e incluso, como las cuevas de los Moros de Gabasa, se localizaron estructuras de piedra realizadas por pastores alterando los estratos arqueológicos. En El Torrollón I, se realizó un sondeo en el que no se detectaron niveles fértiles, desconociendo así cualquier dato sobre el asentamiento. 273 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón CÆSARAUGUSTA 77 274 no se puedan asociar indiscutiblemente con la etapa Neolítica (CASADO, 1983: 183189). Se agrupan en tres tipos: macarroni, incisión con punta no aguzada e incisión con instrumento de punta fina. El único diseño son las líneas. En la cueva de la Miranda la remoción estratigráfica es mucho más evidente, por lo que poco se puede decir, ya que el registro arqueológico está tan mediatizado que posiblemente sea una selección de lo que dejaron los clandestinos. Los materiales, al igual que en la cueva anterior, no delimitan suficientemente las etapas de ocupación. No obstante parece evidente que, por su orientación y sus condiciones favorables, fue un lugar de habitación. No sabemos si tenía un carácter temporal o no, debido no tanto a la cantidad de material recogido como al expolio del sedimento; y tampoco su posible funcionalidad, ya que están ausentes las estructuras y hogares por el mismo motivo. Por otra parte, contrasta la escasa industria lítica recogida frente al abundante material cerámico, al igual que ocurre en otros yacimientos oscenses. Las cinco cuevas de los Moros de Gabasa presentan caracteres semejantes a las anteriores. Los rasgos geológicos de Gabasa 3a, 3b y 5 no favorecen su habitalidad, pero sólo de Gabasa 5 se puede aventurar una función sepulcral por la aparición de un cráneo humano. En estos tres yacimientos el material recogido es muy escaso y se sitúa en un único nivel revuelto con materiales modernos. Exceptuando la cerámica, los demás útiles tampoco ofrecen información clarificadora sobre la época o la funcionalidad de las mismas. La presencia de restos humanos también lleva a proponer un carácter funerario para Gabasa 2b. Aunque el material cerámico es más abundante en Gabasa 2a y 2b, tampoco se puede aseverar una conclusión clara, debido a que sus niveles están revueltos, no existen suficientes datos y carecemos de algunos de los objetos característicos del Neolítico Antiguo. Resulta interesante destacar, en relación al posible uso que tuvieron estas cámaras, cómo, en el conjunto kárstico de los Moros de Gabasa, la cueva más apta para ser habitada es la única que no posee niveles de ocupación postpaleolíticos. Este hecho de alguna forma induce a pensar que la hipótesis más factible es que realmente fueran todas funerarias. Otro aspecto significativo es la pobreza de material, sobre todo, en las que se encontraron restos humanos, puesto que son las que aluden más claramente al carácter sepulcral. Esta escasez coincide con lo hallado en la única inhumación intacta que conocemos por el momento en Aragón: el enterramiento de Chaves. En el abrigo del Remosillo se realizaron cuatro sondeos sin localizar una secuencia evolutiva. V. Baldellou (1991: 15) propone una ocupación esporádica del abrigo, favorecido por las malas condiciones del mismo y por la imposibilidad de ser habitado en determinadas épocas del año, básicamente en invierno. En un primer momento sugiere una cronología neolítica antigua por el material lítico y las cerámicas impresas, pero a la vez los restos de una cerámica carenada con pezones aluden a un momento Neolítico avanzado. Entre la industria lítica, en la cata A, se encontró un triángulo de retoque abrupto que podría aportar un dato de antigüedad, pero también hay que considerar que este retoque reaparece en fechas más recientes, como se ha atestiguado en el nivel b de El Pontet, con una cronología del 3.500±290 a. C. (MAZO y MONTES, 1992: 245). El resto de los elementos significativos lo constituyen una cerámica pintada y una carena de la cata B. La información obtenida permite sugerir que la ocupación fue temporal. Por lo escaso del material, dentro de este horizonte, se puede concretar o bien en dos momentos de ocupación dentro del Neolítico o bien en una única etapa enmarcable en el Neolítico avanzado. La falta de una estratigrafía completa y clara, que permita individualizarlos nítidamente, im- Además, el yacimiento se sitúa debajo de una zona con paneles de pinturas rupestres. El elemento más característico que permite datarlas es un travois o un carro. Si se considera un travois, las fechas se podrían acercar al Neolítico, pero si realmente es un carro, como algunos investigadores han planteado, debe llevarse a una fecha no anterior al s. XI a. C. en un contexto del Bronce avanzado (RODANÉS, 1999). El principal problema que plantea El Torrollón I, yacimiento situado al aire libre, es la ausencia de estratigrafía en el sondeo realizado, así como de otras evidencias propias de esta época como la industria lítica y ósea. Resulta curioso, no obstante, que sea el único yacimiento que posee brazaletes de piedra sin decorar, tan característicos en el Neolítico Antiguo valenciano, del sur de Francia y Cataluña. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón pide decantarnos por cualquier conclusión, aunque los datos de los análisis cerámicos hacen que nos inclinemos por la segunda. Hay que incluir en este grupo los asentamientos de prospección. Se trata de la cueva de las Brujas, Las campanas de Aguinaliú, Fornillos I, el Cubilar del Sarro y los yacimientos de la comarca de Monzón incorporados al catálogo. Casi todos, exceptuando la cerámica, carecen de otros elementos representativos, aunque en la cueva de las Brujas se recogieron dos útiles pulimentados que pueden pertenecer igualmente a la Edad del Bronce. En cambio en Fornillos I, en el Camino de la Paridera de las Monjas y, sobre todo, en los yacimientos de Monzón sí se asocian a una pequeña industria lítica de geométricos, microburiles y, a veces, perforadores junto a otros útiles de substrato. En los asentamientos de la comarca de Monzón también destaca, a pesar de la ambigüedad cronológica, la abundancia de objetos pulimentados y algún molino. Pero en general, resalta la poca cantidad de material cerámico identificable del Neolítico Antiguo. La Espluga de la Puyascada presenta tres catas fértiles y sólo la cata 3 ofreció un nivel de ocupación posterior al Neolítico Antiguo. A pesar de alguna diferencia de nomenclatura o mayor precisión sedimentológica, en todas ellas hay un único nivel fértil. La zona más habitada del abrigo debió ser la cata 3, ya que es el área que posee más potencia de sedimento y que aportó más material. No obstante, la falta de estudios sedimentológicos y de la publicación definitiva impiden explicar las diferencias en los estratos. Por el material y la descripción de los excavadores, en principio, parece tener mejores condiciones de habitabilidad que la cercana cueva del Forcón, pero siempre teniendo presente su estacionalidad debido a los rigores climáticos. De las evidencias arqueológicas hay que destacar dos fragmentos de CÆSARAUGUSTA 77 Para finalizar con la provincia de Huesca quedan por comentar los cinco yacimientos con secuencias estratigráficas claras. En el covacho de Huerto Raso se realizaron dos campañas. En la primera (1972) el único nivel fértil es el «b», además del superficial en el que se encontró material de varias épocas. En la segunda (1986), este nivel b se puede equiparar al nivel I, ya que no ha aportado ninguna diferenciación ni de material ni de ocupación. Parece claro que existe un único momento de habitación a juzgar, principalmente, por la escasez de materiales. Seguramente fue un asentamiento temporal con una función específica, en la que parece descartable la talla de sílex, la fabricación cerámica y las labores agrícolas, pero se podría relacionar con los abrigos de pinturas rupestres de la zona de Lecina, o bien ser una estación de paso para grupos ganaderos trashumantes, aunque no tenemos los elementos que permiten constatarlo. 275 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón CÆSARAUGUSTA 77 276 pitorros256 por su ausencia en Aragón, pero tan abundantes en el Neolítico Antiguo valenciano y andaluz, y un fragmento de cerámica a la almagra, que nos acerca a la problemática de la difusión de estas cerámicas. Del resto de los materiales sólo sobresalen dos cucharas de hueso, tan habituales en el área valenciana y de las que aquí sólo poseemos paralelos en Chaves. El único dato económico significativo es el faunístico con predominio de animales domésticos, que ha llevado a sugerir una población eminentemente ganadera, favorecido también por las características geográficas de su ubicación, sin embargo, la falta de análisis polínicos obliga a ser cautelosos. La presencia de un molino, volandera y hachas permiten insinuar otro tipo de actividades aunque no son evidencias concluyentes. La importancia de Peña de las Forcas II viene determinada por ser el único yacimiento hasta ahora en Huesca en el que se ha documentado la transición Epilaleolítico-Neolítico. Aunque no en el mismo abrigo, pero sólo a una distancia de 400 m, se completa la estratigrafía con la secuencia del Paleolítico al Epipaleolítico. Esto hace pensar que las características de la zona son tan favorables que ha visto una ocupación continuada en el tiempo, al igual que ocurre en el Matarraña. Se trata de un abrigo con orientación norte, lo que no facilita una ocupación continuada por su clima extremo. Su extensión y potencia estratigráfica sugieren, como han propuesto C. Mazo y P. Utrilla (1997), un hábitat temporal dependiendo de las estaciones climáticas pero prolongado en el tiempo, corroborado en cierto modo con las dataciones de C14, ya que en un nivel con una potencia máxima de 60 cm se han obtenido unas fechas que varían del 5.140±340 al 4.140±180 a. C. La extensión del yacimiento se ha visto reducida por las obras realizadas por la Confederación Hidrográfica del Ebro. En el nivel Neolítico, todavía en proceso de excavación, se documentó un suelo de cantos rodados que hasta el momento no han aparecido en el resto de niveles y tampoco se ha atestiguado en otros yacimientos. Debido a la proximidad del río, parece clara su conexión con algún sistema de acondicionamiento para evitar encharcamientos, que se producirían con las crecidas (deshielo y lluvias). Junto a la pared se encontró una cubeta excavada que llegaba a afectar al nivel inferior. Este tipo de estructuras, a pesar de ser abundantes en el Neolítico, hasta ahora no habían aparecido en Aragón en ningún asentamiento de tradición epipaleolítica. La función que se atribuye a las mismas es de almacenaje, pero en este caso habrá que esperar al estudio del mismo. Estos son los únicos restos constructivos hallados hasta el momento, ya que todavía no se han localizado hogares en el nivel Neolítico. Este abrigo también es significativo, en primer lugar, por la presencia de decoración cardial ausente en la provincia si exceptuamos Chaves. Retomamos así el problema de la aculturación o de los contactos con otros grupos que les permitieron conocer e incorporar estas novedades a su cultura material, agudizado por la datación del estrato en el que aparece la cerámica cardial que, por ahora, es la más antigua en Aragón: 5.020±130 a. C. En segundo lugar, por la distinta tradición de su industria lítica en relación con los abrigos del Bajo Aragón, ya que estos están dentro del ámbito Cocina, útiles ausentes en este yacimiento. En relación con el material lítico se ha observado que en los geométricos de la parte inferior del nivel sólo aparece el retoque abrupto, mientras que en la parte superior predomina el doble 256 Hallados: uno en el nivel IIb de la cata 3 y otro entre el material recogido en superficie al realizar la limpieza del abrigo. También situada en la cuenca del Ésera, la cueva del Moro de Olvena consta de dos cámaras con evoluciones distintas. Por un lado, la cámara inferior muestra una estratigrafía con una fuerte ocupación del Bronce y unos niveles neolíticos de escasa potencia. A pesar del continuo expolio que ha sufrido, no parece que se llegara en ningún momento a estos niveles inferiores, lo que no ha impedido que en algunas zonas existan remociones producidas seguramente por los grupos de la Edad del Bronce al construir sus hogares, alguna cubeta y con más facilidad por los agujeros hechos por los distintos animales que han habitado la cueva. Por otro lado, las cámaras superiores del Moro presentan una estratigrafía en dos niveles. La cámara inferior se caracteriza por unas condiciones favorables de ocupación, a pesar de ello el estrato neolítico resulta pobre. La diferenciación por niveles que se ha realizado en el estudio cerámico viene determinada no tanto por la heterogeneidad del material como por la variación sedimentológica. En relación a este punto hay que hacer constar que se planteó la posibilidad de que en época neolítica la cueva estuviera inundada (SANCHO y CUCHI 1995), sugiriendo con ello una explicación válida para aclarar la pobreza del nivel, aunque la falta de datos más concretos, como la duración de este encharcamiento y el estudio de la red kárstica que nos confirme que la distribución actual de las cuevas no ha sufrido modificaciones, nos obligan a ser cautos. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón bisel. Por último, llama la atención la ausencia de objetos pulimentados, molinos, industria ósea y elementos de adorno. Se desconoce la posible función de las cámaras debido a la ausencia de todo tipo de estructuras, hogares, etc. V. Baldellou (1989c: 40) sugiere un carácter sepulcral apoyándose en la abundancia de elementos de adorno y el hallazgo de restos humanos. Sin embargo la estratigrafía revuelta, la presencia de elementos de varias épocas prehistóricas y, sobre todo, los escasos restos humanos sin cronología plantean algunas dudas. La existencia de ciertos objetos como los botones de perforación en V sí pueden, en cambio, relacionarse con ámbitos funerarios, teniendo en cuenta además que la cámara inferior no era un lugar de habitación por lo que la función funebre podría ser acertada. Esta hipótesis válida para los materiales calcolíticos y del Bronce Antiguo no parece tan aceptable para el Neolítico. Un ejem- CÆSARAUGUSTA 77 El material arqueológico se caracteriza por la gran escasez de industria lítica, adornos e, incluso, la ósea es inexistente. Pero esta vez la carestía es paralela a la del material cerámico, por lo que se puede proponer: que se trate de un asentamiento temporal o de uno estable con poca población, sin que por el momento se pueda especificar más. Otro dato de interés, ya comentado, son las diferencias técnicas y mineralógicas entre las cerámicas de esta cámara y las cámaras superiores, lo que de alguna forma viene a confirmar la datación más reciente del conjunto inferior. A pesar de tener peores condiciones de habitabilidad las cámaras superiores del Moro de Olvena aportaron más material neolítico y por consiguiente marcan una ocupación más prolongada (¿Se habitó ésta debido a que la cámara inferior estaba inundada?). Estratigráficamente se diferenciaron dos niveles aunque la mayor parte está removido: un estrato revuelto por la acción incontrolada de los clandestinos y otro presumiblemente intacto, pero que debido a las características del material plantean una remoción antigua. Esto ha imposibilitado la realización de estudios polínicos y, por consiguiente, el único dato indirecto sobre una posible actividad agrícola se obtiene a través de la cultura material. En cambio, los restos de fauna sí plantean la domesticación. 277 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón CÆSARAUGUSTA 77 278 plo claro lo tenemos en la cueva de Chaves donde han aparecido gran cantidad de adornos, no precisamente en contextos funerarios, y en su enterramiento, presumiblemente de esta época, son escasos los elementos de cultura material. Por tanto, quedaría sin explicación la gran cantidad de cerámicas halladas en estas cámaras si las integramos en un contexto sepulcral. El registro arqueológico destaca por su riqueza en todos los conjuntos materiales. La industria ósea presenta un claro predominio de los punzones. La abundancia de cerámicas y su decoración hace que sea la segunda cueva en importancia. Es necesario volver a incidir en las semejanzas mineralógicas entre la cámara superior y la cueva de Chaves, principalmente con el nivel 1b, lo que de alguna forma podría confirmar la antigüedad de la datación. Por otro lado, también hay que hacer constar, al igual que en la Espluga de la Puyascada, que se encontraron conchas de cardium edule aunque ambos yacimientos carecen de esa decoración tan característica. La numerosa industria lítica contrasta con la pobreza del resto de los asentamientos estudiados. El retoque en doble bisel así como su presencia en segmentos, ya que estos son casi el único geométrico representado, lleva a proponer un momento avanzado dentro del Neolítico Antiguo atendiendo a los estudios realizados en el área valenciana (JUAN CABANILLES, 1984; 1985; 1992: 261-262). En cambio, este tipo de retoque en la zona del Bajo Aragón se asocia con los primeros momentos del Neolítico Antiguo, aunque la proliferación de segmentos se realiza en etapas más recientes (BARANDIARÁN y CAVA, 1992). La presencia de siete taladros/perforadores podría, de alguna forma, corroborar la antigüedad del yacimiento, ya que su aumento se asocia a facies cardiales aunque no esté presente esta decoración (ibidem 1992: 192). Los elementos de adorno tampoco ayudan a delimitar la cronología. Los que permiten una mayor aproximación son las cuentas de varascita, no obstante, la explotación de la mina de Can Tintorer y su comercialización propone unas fechas más recientes dentro del Neolítico. Finalmente queda por analizar la cueva de Chaves. Se inició la excavación en 1974-5 en una zona próxima a la boca, pero el grueso se encuentra en el interior, que es donde continúan las campañas. En esa zona exterior de la 1ª campaña es donde se ha localizado el nivel que corresponde a la Edad del Bronce, aunque no sin problemas por las remociones sufridas. Sedimentológicamente se subdividió en dos capas pero con un registro arqueológico homogéneo. Por un lado la industria lítica no denota grandes modificaciones con los niveles precedentes y tampoco aparecen objetos que permitan llevarla a etapas del Bronce (CAVA, 1983: 109). Por otro, el material cerámico no es exclusivo del Bronce, ya que aparecieron fragmentos atribuibles al Neolítico (BALDELLOU y CASTÁN, 1983: 29 y 35). En el estudio realizado por J. L. Maya (1983: 52-53) se propone la existencia de un Bronce Antiguo «local», por sus diferencias con el resto de yacimientos del Bronce, pero que habría que corroborarlo con más hallazgos. En cambio en nuestro análisis, se comprobó cómo el grueso del material corresponde a etapas neolíticas, únicamente unos pocos fragmentos y el colador son claramente atribuibles al Bronce (MAYA, 1983: figura 8). En consecuencia, consideramos que este nivel I pertenece al Neolítico, siendo equiparable al nivel 1a de las campañas 1984-90, y que la aparición de elementos del Bronce se debe a intrusiones desde el superficial que muestran un estacionamiento esporádico, confirmado en parte por su ausencia en el resto de la cueva. Las equiparaciones de esta estratigrafía con la de las campañas posteriores quedaría de la siguiente forma: nivel 1a (1984-90) equivale al nivel I y IIa de 1974-5 y el nivel Ib (1984-90) se corresponde con el estrato IIb de 1974-5. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón Poco podemos decir de la distribución espacial del yacimiento por falta de análisis, pero a través de las evidencias obtenidas en la excavación se puede esbozar una propuesta para las campañas 1984-90, a confirmar con las nuevas excavaciones. Por la información que ofrece el registro arqueológico, parece evidente que no estamos en el área descanso, sino más bien en una zona donde se desarrollaban actividades importantes para la vida del grupo. La existencia de hogares y de gran cantidad de cubetas sugiere que se trata del área de cocina. Dentro de ésta parecen existir zonas diferenciadas, por un lado la abundante fauna de los cuadros colindantes a la pared (bandas 6, 8 y 10) indica que es una zona de desperdicios, es decir, el basurero. Los hogares se aglutinan en el área opuesta a las cubetas y carecen de estructuras o elementos que los delimiten, excepto los pertenecientes a los cuadros 4A’ y 5D excavados en una cubeta. Estos hogares son más o menos circulares, con una concentración anómala de cenizas y con el sedimento duro y quemado. En torno a ellos se ha observado una acumulación de cantos rodados, generalmente blancos, pero entre los que siempre aparecen cantos con ocre, posiblemente porque el trabajo se realizara en torno al fuego. Igual de interesante es el hallazgo de un hogar sobre una cubeta cerrada con una piedra, de la que por ahora desconocemos su función. Todos ellos pertenecen al nivel 1a, debido a que la potencia del estrato 1b en esta zona es muy reducida e incluso, en algunos cuadros, inexistente. En consecuencia se puede exponer que la distribución de la cueva en cada estrato fue distinta, aunque los motivos por los que se ha producido esa modificación, hoy por hoy, se nos escapan. Las cubetas, excavadas en el nivel 1b llegando hasta la costra e incluso a los niveles magadalenienses, establecen otra área de actividad en el sureste de la excavación. Son agujeros irregulares, de distintos tamaños y con forma aproximada de tonel o silo. No se conoce con exactitud el material que contenían, aunque sí podemos decir que se hallaron restos de cerámicas, llegándose a reconstruir alguna vasija completa, sílex y hueso. Las cubetas no son exclusivas de los asentamientos neolíticos, puesto que se hallan desde el Epipaleolítico hasta la Edad del Bronce, relacionándolas sobre todo con fondos de cabaña o cubetas de hogares. A pesar de no haberse recogido muestras de polen la función más plausible es la de contenedor, propuesta también para otros yacimientos con estructuras semejantes como Roc-deDourgne257, Cova 120258, Can Sadurní259 y Cova del Toll260. Pero el almacenaje no es la única opción, por lo que se necesita un estudio exhaustivo, sobre todo para explicar diferencias de profundidad y tamaño, por qué se abrieron tantas, por qué en el nivel 1b no se excavaron cubetas, etc. 257 GASCO, 1985. 258 AGUSTÍ et alii 1987: 37-46; BOSCH LLORET, 1994: 62. 259 EDO y BLASCO, 1992. 260 GUILAINE et alii, 1981. CÆSARAUGUSTA 77 El exagerado número de molinos y volanderas detectado en las bandas 13-15 indica la existencia de un área de trabajo, favorecido por una mayor iluminación natural al estar próximo a la boca del yacimiento. Con toda probabilidad está relacionado con labores agrícolas o recolectoras, pero también con la pulverización del ocre u otros elementos, pues se recogió gran cantidad de minerales. Estos podrían estar directamente conectados con la depuración del desgrasante para la fabricación de cerámicas, ya que había entre otros cuarzos y micas. 279 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón Chaves no sólo fue un lugar de habitación sino que también se utilizó como lugar de enterramiento. El cadáver se hallo en posición fetal, totalmente cubierto por cantos blancos del río. Al haberse localizado sobre el nivel solutrense, queda descartada esta cronología, por otro lado tampoco parece que sea coetáneo de los niveles magadalenienses, ya que la aparición de pequeñas cerámicas lisas entre la tierra que lo cubría nos aproximan a etapas postpaleolíticas. No se encontró ningún útil lo suficientemente representativo como para corroborarlo, pero la presencia de un anillo de hueso lo acerca más al Neolítico, puesto que sólo están constatados en este área geográfica a partir de esta época (RODANÉS, 1987: 131-132). El material arqueológico evidencia una variedad y riqueza en todos sus elementos, no comparable a otro yacimiento aragonés. La industria ósea posee todos los objetos característicos de los asentamientos más típicos valencianos. La industria lítica está ampliamente representada. Como más significativo se puede señalar una progresiva sustitución de los trapecios y triángulos por segmentos, así como un aumento del retoque en doble bisel en detrimento del abrupto. Pero hay que decir que el retoque en doble bisel es muy abundante ya desde el nivel 1b, hasta el punto de que es el dominante en los dos estratos. Por tanto, nuevamente se aleja de los modelos establecidos para el área valenciana, en la que el retoque más antiguo es el abrupto y el predominio del doble bisel, en cambio, denota una cronología más reciente (JUAN CABANILLES, 1992). La existencia de núcleos, desechos de talla y fragmentos informes de sílex sugieren que si bien podrían existir lugares de talla lejos del yacimiento parte de estas actividades se realizaban en él, aunque sólo fuera el retoque de los soportes obtenidos en otros sitios y el reavivado de las piezas. Asímismo, hay que mencionar la cantidad y diversidad de objetos líticos pulimentados comparado con el resto de los yacimientos aragoneses. Otros elementos de interés son las abundantes piedras, sobre todo cantos rodados, de tan fácil obtención en Chaves, con restos de ocre. Seguramente fueron utilizados para pulverizarlo y luego usarlo en el trabajo del cuero, pintura, etc. Para contener el ocre, con toda probabilidad utilizaron pequeñas vasijas con resto de este polvo en el interior de sus paredes261. CÆSARAUGUSTA 77 Entre el material se encontraron conchas de cardium, aunque parece lógico, puesto que fabricaron cerámicas con esta decoración. Esto hace pensar que tanto en la Espluga de la Puyascada como en las cámaras superiores del Moro de Olvena, se ha producido un cambio en la moda y gustos decorativos, ya que si no realizan esta decoración no es porque no posean el instrumento adecuado sino porque ya no está vigente. Máxime cuando en las cámaras superiores del Moro de Olvena existe un fragmento de cerámica con decoración de concha no cardial. La ausencia de cardiales no implica una transformación en el comportamiento de los grupos, por lo que no se puede establecer con ello criterios cronológicos o evolutivos. 280 El material cerámico muestra la mayor variedad del conjunto oscense en relación con las decoraciones y elementos de suspensión, aunque las características 261 En relación con estos restos de ocre que poseen no sólo las cerámicas de Chaves sino también otras oscenses, hay que decir que no es pintura. El fragmento del nivel IIa que J. Bernabeu (1989: 129) considera cerámica a la almagra, debe incluirse dentro de este grupo, puesto que la almagra es una técnica de manufactura cerámica y, en cambio, estos fragmentos sólo poseen restos de impregnación de ocre, más por contacto directo con él que por aplicación consciente del alfarero. Económicamente se ha visto que Chaves está incluida dentro del grupo de yacimientos con plena actividad productiva, aunque no se ha determinado si la actividad primordial era la ganadería o la agricultura. En cuanto a esta última, sólo se puede decir que está constatada, pero no se conoce si estaba en un estadio incipiente, o bien presentaba un grado de evolución y dominio. Ante la falta de análisis otros elementos corroboran indirectamente su importancia como son la presencia de bastantes fragmentos de molinos, volanderas y un palo cavador. No obstante, no hay que olvidar que los molinos se utilizaron además en trabajos con ocre, por lo que no se les puede atribuir un único uso ni basarse en ellos para afirmar la existencia de una economía agrícola significativa. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón morfotécnicas denotan una gran similitud con los demás asentamientos. Ambos niveles presentan una cierta homogeneidad, no sólo por la decoración cardial sino también porque las vasijas continúan manteniendo esencialmente las mismas formas, aunque en el nivel 1b se constata una mayor profusión y combinación de decoraciones y elementos plásticos. Un rasgo característico es la gran variedad de suspensiones ya desde el nivel 1b, aunque las asas tubulares solo aparecen en el 1a. Se ha propuesto una diferencia mineralógica entre los dos niveles, pero ésta puede ser debida a un cambio del lugar de obtención de la materia prima por agotamiento del anterior, ya que tampoco se han analizado tantos fragmentos como para establecer sin lugar a dudas las causas de este cambio. En la provincia de Zaragoza tan sólo se ha excavado el Pontet y la Costalena. Del resto de yacimientos incluidos en el catálogo: la Cueva Honda de Calcena ha sido incorporada por el material cerámico hallado al aire libre, ya que en el interior sólo se encontraron dos enterramientos sin cronología nítida (VALLESPÍ, 1957-8: 253). El interés de este yacimiento radica en la publicación de una cerámica globular con fondo cónico, que se aproxima a las vasijas de almacenaje del Torrollón I. La Cueva Hermosa de Calcena también se caracteriza por lo exiguo del material. Aunque los demás asentamientos localizados, todos ellos en Maella, aportaron más restos la cronología es más amplia. Como objetos comunes hay que señalar las cerámicas y los geométricos, a los que se añaden en Cueva Ahumada, Calavera I y Val de Envidiella I perforadores y elementos de substrato. J. Barandiarán y A. Cava (1989:115-119) hablan de algunos bloques de la visera movidos sugiriendo un acondicionamiento del espacio. Pero el elemento estructural más característico es el hogar. Morfológicamente va desde los hogares excavados y los que reaprovechan pequeñas depresiones naturales hasta los que son simples manchas cenizosas de polvo muy fino. Destaca el situado en el nivel c «genérico», en el cuadro 70, de forma más o menos circular con una profundidad máxima de 20 cm, y revestido con bloques de arenisca y algunos cantos rodados. Alrededor de ellos se encontraron restos de hueso y astas, seguramente restos de caza. La dispersión de los hogares, induce a proponer un poblamiento intensivo y continuado que ocupaba toda la extensión del yacimiento. Sin embargo, no queda descartado que el asentamiento fuera temporal. CÆSARAUGUSTA 77 Al resguardo del abrigo, La Costalena posee unas buenas condiciones de habitabilidad. La secuencia cultural, aunque a veces no es igual de nítida en todas las zonas, está claramente atestiguada y no presenta problemas. La fecha del nivel c3: 4.470±250 a. C. con cerámica cardial marca el inicio de la etapa neolítica que comprende hasta el 4.220 a. C. 281 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón En cuanto a la actividad económica se documenta la caza, pesca y recolección. Pero de las actividades de producción se carece de testimonios directos e, incluso, los indirectos son escasos, lo que ha llevado a proponer que estaban escasamente afectados por las innovaciones económicas o técnicas neolíticas, en comparación con yacimientos más próximos al litoral Mediterráneo. La industria lítica continúa con las mismas características desde el Epipaleolítico genérico al Neolítico cardial. Está atestiguada la talla del sílex, pero no se ha podido identificar el área de trabajo. Esa sucesión ininterrumpida se observa en otros restos como los elementos de adorno a través de las columbellas y pecten perforados y las conchas de cardium. Esto también implica que el contacto con el litoral ya se había iniciado en momentos epipaleolíticos. El Pontet, al igual que el resto de los yacimientos del Matarraña se localiza en un abrigo con una buena situación y orientación para su habitabilidad. Se ha definido como un asentamiento temporal reutilizado a lo largo de toda la Prehistoria reciente en que estuvo poblada la zona. Los hogares, vuelven a ser los elementos estructurales característicos. Se concentran en la zona más resguardada del abrigo, la central. Son generalmente pequeñas cubetas excavadas, lentejones sobre cantos rodados o pequeños bloques de arenisca, idénticos a los modelos usados en la Costalena y Botiquería. Otros restos interesantes son tres pequeños agujeros, en el nivel c inferior que posiblemente servirían para calzar postes. CÆSARAUGUSTA 77 En la secuencia estratigráfica se atribuye al nivel c la transición EpipaleolíticoNeolítico. Subdividido en estratos, en el nivel c inferior la industria lítica continúa en un mundo epipaleolítico, con triángulos tipo Cocina y la aparición por primera vez de material cerámico con ausencia de cardial. En cambio, en el c superior han desaparecido los triángulos Cocina, se ha producido una modificación en los retoques dominantes y aumenta el volumen de cerámica ya con cardial. La ausencia de este tipo de decoración en el c inferior no sugiere la existencia de una fase de cerámica nocardial anterior al proceso del Neolítico «pleno», ya que ésta es rechazada fácilmente al relacionarlo con la Costalena o Botiquería. Pero sí favorece la especulación en cuanto a las características de sus pobladores y al posible sistema de neolitización. 282 J. Barandiarán y A. Cava (1989: 159-161) plantean que el proceso neolitizador en el Bajo Aragón no implica una repoblación de gentes neolíticas «puras», sino que es un continuo en el que aparecen innovaciones culturales o tecnológicas. En el Pontet las evidencias arqueológicas no demuestran una alternativa distinta. Es decir, como ya se ha comentado ampliamente, no es factible intentar establecer, a través de la presencia-ausencia de cerámica cardial o de su porcentaje, el grado de evolución o el estadio en que estas gentes se encuentran. La escasez de cerámicas en este nivel ha podido favorecer sin lugar a dudas la ausencia de fragmentos cardiales, atendiendo a la posición que realmente ocupa la decoración cardial en el conjunto cerámico de un yacimiento considerado como tal. Esto supondría que ambos niveles pertenecen a la misma secuencia del Neolítico Antiguo, pero con diferente densidad de ocupación. Su inclusión en un momento más reciente del Neolítico, en la llamada fase Epicardial, que podría confirmarse a través de nuestros propios análisis cerámicos, ya que en el estudio de las decoraciones aparece agrupado con los yacimientos en los que predomina la decoración inciso-impresa no cardial, queda en cierto modo invalidada por la propia evolución de la industria lítica, que rechaza La actividad productora no se atestigua hasta el nivel b, considerado Neolítico avanzado. No obstante, para sus investigadores, los molinos y volanderas hallados desde el c inferior, indican una agricultura incipiente, aunque también una recolección. Es significativo que estos elementos no se encontraran ni en la Costalena ni en Botiquería, lo que lleva a pensar en mayores contactos con otras poblaciones neolíticas, con grupos más avanzados o, quizás más fácilmente, una función específica para este yacimiento. Los intercambios o relaciones con el área costera están documentados, aunque en menor medida que en este momento, desde el epipaleolítico a través de conchas marinas. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón una cronología más avanzada y, como se verá, por su comparación con Els Secans. Pero todavía sigue habiendo interrogantes de difícil respuesta, como con quién se realizaron los contactos, cuál era su nivel de desarrollo, qué intensidad tuvieron, qué dirección lleva el posible flujo, si fueron más bien intercambios, etc. y, quizás más importante, por qué estos grupos epipaleolíticos se interesan por la cerámica dentro del conjunto de avances neolíticos. En definitiva, el Pontet se muestra como la expresión del inicio de un cambio, a través de esos «contactos», que en su evolución irá incorporando otros rasgos y elementos innovadores. El estudio del valle del Matarraña se completa con la excavación de los yacimientos de la provincia de Teruel. En primer lugar, Botiquería dels Moros (Mazaleón) que fue destruido parcialmente con las obras de la carretera. En la estratigrafía se advierte la perduración de gentes desde el Epipaleolítico al Neolítico, aunque los niveles a veces se ven interrumpidos por momentos de desocupación o de una fuerte disminución de la misma. Se observa entre otros en los niveles 5 y 7, que han servido para plantear un desplazamiento a otros abrigos cercanos como en Els Secans. A pesar de ello no se puede hablar de una ruptura, sino que parece responder a una alteración en la intensidad del poblamiento por motivos que actualmente se nos escapan, pero entre los que apuntaremos la estacionalidad por el clima o las características medio ambientales. El encuadre cronológico de los niveles neolíticos se realiza con dataciones y comparaciones tipológicas con el resto de los yacimientos del Matarraña. El mantenimiento de triángulos tipo Cocina en los niveles c1 y c2 de la Costalena marca una mayor antigüedad en relación con los niveles 6 y 8 de Botiquería que carecen de ellos. Este nivel c2 coincidiría mejor con el nivel de Secans, ya que posee cerámica —a pesar de la ausente la cardial— y triángulos Cocina. Este abrigo, como se verá, se interpone entre los niveles epipaleolíticos y neolíticos de Botiquería. En definitiva la fecha propuesta para el inicio del Neolítico en la Costalena resulta un poco antigua para Botiquería, que estaría en un momento posterior, sin poder definir por ahora exactamente cuánto. Tipológicamente la industria lítica se incluye en el complejo geométrico de una facies tardenoide, que va a recibir algunos elementos propios del Neolítico. A la vez se produce una evolución en los útiles y el sistema de trabajarlos, materializa- CÆSARAUGUSTA 77 La orientación Este del abrigo favorece su habitabilidad, que se ve complementada con varias estructuras, todas ellas, en los niveles epipaleolíticos. Hogares, que responden al tipo de amontonamiento de cantos ya visto en el Pontet, y el traslado de bloques caídos de la visera, como en la Costalena. Resulta verdaderamente llamativo que, aun cuando estas estructuras han sido halladas en los niveles neolíticos de otros yacimientos de la zona, en éste estén totalmente ausentes. 283 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón do en una paulatina preferencia por el retoque en doble bisel en detrimento del retoque abrupto, más habitual en las fases anteriores. Está atestiguada la talla del sílex pero sin haberse podido determinar un lugar concreto. Una mención especial merecen las bolas de goethita, interpretadas como proyectiles de caza, que se hallaron también en Costalena y Pontet. Al igual que en la mayoría de los abrigos del valle del Matarraña la escasa fauna sólo ha ofrecido datos relacionados con la caza, y el polen no sugiere que exista, por el momento, ningún tipo de actividad productiva. Sin embargo, E. Vallespí (1959: 11) da la noticia, sin confirmar, del hallazgo en superficie de un posible esferoide, tal vez un palo cavador. A la luz de estos datos parece que en Botiquería se mantiene el sistema económico tradicional, es decir, perduran los modos epipaleolíticos de caza, pesca y recolección. Muy próximo a este yacimiento se encuentra el abrigo de Els Secans, el único del Matarraña relacionado con pinturas rupestres, hoy desaparecidas. Sus pequeñas dimensiones no impiden que tenga unas condiciones favorables para la ocupación como demuestra el único nivel documentado, que nos da a conocer la transición del Epipaleolítico al Neolítico, y el inicio de una agricultura o recolección intensiva. En el abrigo se hallaron distintos elementos que indican actividades de acondicionamiento. El nivel III posee una cubeta natural en el centro del abrigo y al resguardo de la visera, que por su colmatación con cenizas sugieren el aprovechamiento como hogar. Se encontraron otras cubetas más pequeñas, que se han interpretado como pequeños hogares o zonas de conservación de cenizas, como en Botiquería. La estructura más significativa es un amontonamiento de piedras externas al yacimiento, que se extiende en las bandas exteriores, a modo de muro que cerraría una cabaña de planta oval, con un diámetro máximo de 3,5 m. Es la única evidencia clara de una mejora de la habitabilidad en un yacimiento Neolítico Antiguo en Aragón. Esto, junto con la presencia en el Pontet de pequeños agujeros interpretados como elementos para calzar postes, parece indicar que los abrigos pequeños se reforzarían con elementos artificiales para optimizar las condiciones de los mismos. CÆSARAUGUSTA 77 Su posición cronológica se obtiene del análisis de la cultura material. Las características de la industria lítica lo incluyen sin dudas en un nivel de transición en el que los grupos epipaleolíticos progresivamente abandonan sus útiles en favor de los que caracterizarán posteriormente al Neolítico. La presencia de cerámica en el estrato IIa, inevitablemente indica una relación o contactos con otros grupos que ya poseían este elemento. No se volverá a incidir en la cuestión de la ausencia de cardial, ya comentada en el Pontet, máxime cuando está presente una de las decoraciones más representativas porcentualmente en las etapas antiguas, como son las aplicaciones plásticas. 284 Aun cuando para el Pontet no se ha propuesto, ya que no es tan evidente, las características de Secans llevan a considerarlo un yacimiento satélite de Botiquería. Lo que a su vez implica que al coincidir/sustituir el nivel 5 de Botiquería, la agricultura incipiente atestiguada en Secans también se pudo desarrollar en los niveles 6 y 8 de Botiquería, aunque no se hallan encontrado las evidencias de ello. Por ahora esta cuestión no parece que tenga una solución clara y la hipótesis establecida, por tanto, debe quedar como tal, a la espera del descubrimiento de nuevos yacimientos o excavaciones que puedan clarificarla. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón Continuando en la provincia de Teruel, comentaremos los yacimientos incluidos en el catálogo con materiales de prospección atribuibles al Neolítico Antiguo. El asentamiento más al Sur es el Abrigo del Ángel en Ladruñan, en el que se ha evidenciado una evolución semejante a los yacimientos del Bajo Aragón con niveles epipaleolíticos geométricos a los que les suceden otros posiblemente neolíticos. Otra área que ha aportado abundante información es Alcañiz, donde hay que mencionar nuevos yacimientos localizados en superficie. Todos ellos son al aire libre, pero seguramente casi todos fueron abrigos, hoy desaparecidos por la fuerte erosión de la zona. En Acampo Cabañero (Alcañiz), Balsa la Salada (Calanda) y Cabezo de Vara I (Castelserás) es indudablemente la presencia de cerámicas impresas las que hacen que se incluyan en un momento avanzado del Neolítico Antiguo. Además de este denominador común en San Bartolomé I y la Salada Grande Este (Alcañiz) y en el Cabezo de los Ladrones I (Lechago), se han hallado geométricos que reafirman su atribución cronológica. Únicamente en las Margaritas (Alcañiz) se ha atestiguado los dos elementos: industria lítica, con un microburil, y cerámica impresa e incisa. Entre los yacimientos excavados en Alcañiz en primer lugar analizaremos los Panizales. Se trata de una abrigo con la estratigrafía removida por las labores agrícolas, por tanto, sus materiales están revueltos con los de épocas posteriores. Carece de fechas, análisis de polen y fauna, y desconocemos la industria lítica y ósea. No obstante, los materiales cerámicos se incluyen dentro del Neolítico Antiguo de cerámicas impresas. Sólo se llegó a los niveles neolíticos en la segunda campaña de excavación, aun con todo existen dudas en estratigráficas. A. Álvarez (1985: 93-95) data el nivel c en el Eneolítico, a pesar de hablar de cerámicas impresas de aspecto epicardial; mientras que J. Andrés y A. Benavente (1992) no ven claro si se trata de Neolítico o Bronce, debido sobre todo a que consideran que los materiales neolíticos aparecieron fuera del contexto original de deposición. En el interior del abrigo sólo se encontraron materiales del Bronce. Esta indefinición redunda en la cronología, ya CÆSARAUGUSTA 77 El abrigo de las Torrazas ha sido reutilizado como cabaña de pastores y se ha visto afectado por la repoblación forestal, lo que unido a la fuerte erosión de la zona ha hecho que los niveles y los materiales aparezcan desplazados. Como estructuras de habitación se encontraron en el nivel c (1990) seis depresiones circulares excavadas en la roca natural, de una profundidad máxima de unos 30 cm. Dentro de dos de ellas se hallaron grandes vasijas fragmentadas del Bronce. También se ha planteado la posibilidad, no confirmada, de que existieran muros que delimitaran el abrigo, ya que aparecieron pequeños amontonamientos de piedra. 285 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón que si la ocupación neolítica ha sufrido una fuerte erosión y ha sido desplazada no se debería haber podido obtener la fecha de C14: 3.620 a. C., que está acorde con las características de la cerámica. Esto sugiere que los pobladores de la edad del Bronce agujerearon y removieron el nivel neolítico, o bien que la estratigrafía está revuelta como consecuencia de la fuerte erosión de la zona. Ambas posibilidades explicarían la mezcla de materiales de distintas épocas y la presencia de una fecha antigua en este nivel. En cuanto a la cultura material, entre la industria lítica se encuentran los elementos propios del Neolítico como perforadores, geométricos en doble bisel y con retoque abrupto, pero a la vez se observan intrusiones de otras épocas como demuestra la presencia de un diente de hoz, la cerámica a torno o una punta palmela. Alonso Norte, aunque siempre ha sido considerado un yacimiento al aire libre, realmente está situado al amparo de un abrigo formado por la erosión de un paleocanal, aunque actualmente no se conserve la visera. La excavación se caracteriza por la escasez de sedimento (con un máximo de 40 cm) y la presencia de un único nivel. La cata 1 parece indicar el núcleo del poblamiento, y en ella se localizó un hogar de forma circular con pequeños cantos de arenisca y caliza apoyado directamente sobre la roca natural, similar a los vistos en Botiquería y en Pontet. Sin embargo, los resultados negativos de la muestra obtenida para una datación han hecho que se plantee la posibilidad de que no sea un hogar sino el resultado de la descomposición de algún objeto realizado con materia orgánica. Por otro lado hay que hablar del aprovechamiento de un suelo natural, en el que se localizaron pequeños agujeros alineados irregularmente que podrían responder a una estructura de ocupación del tipo cabaña. El principal problema que plantean es que no se conoce su conexión con el resto del yacimiento por falta de excavación. La fecha radiocarbónica, a todas luces reciente para el grueso del conjunto del material, es rechazada por sus investigadores. Sin embargo, no se descarta la posibilidad de que date un momento posterior en la ocupación del abrigo no constatado estratigráficamente pero sí entre el material, como indica la presencia de foliáceos. CÆSARAUGUSTA 77 Se caracteriza por la homogeneidad de sus materiales. En la industria lítica presenta una acusada tradición geométrica, con predominio del doble bisel y la ausencia de microburiles. En su comparación con otros yacimientos se acerca al nivel c1 de la Costalena y al 8 de Botiquería. Pero en cuanto al material cerámico se aproxima más a los yacimientos de cerámica impresa e incisa oscenses, sobre todo por la ausencia del cardial. No hay que olvidar que en los análisis cerámicos Mª D. Gallart (GALLART y LÓPEZ, 1989: 65-73), las relaciona mineralógicamente con el nivel 1a de Chaves. 286 Se le atribuye una economía de caza y recolección en un estadio de lento desarrollo del Neolítico. Es verdad que los elementos que pueden indicar una actividad económica más avanzada no están presentes, si exceptuamos un esferoide interpretado como palo cavador, y en los análisis de polen no se ha encontrado cereal, pero las características del yacimiento y los datos obtenidos en zonas cercanas nos llevan a proponer un desarrollo económico más avanzado. Los abundantes geométricos no tienen por qué interpretarse siempre en relación con la caza, cuando está demostrado su posible uso como elementos de hoz. Además la presencia de láminas con pátina de cereal, molinos y volanderas si no tienen por qué afirmar la existencia de un agricultura, sí una recolección más intensiva que en las etapas anteriores donde están ausentes. V. La cerámica y el Neolítico antiguo en Aragón Partiendo del hecho de que la cerámica es un objeto fabricado por el hombre, es necesaria, para obtener la máxima información, la comprensión completa del proceso de manufactura, sus aspectos económicos y funcionales, la importancia dentro del grupo y su posible utilización como elemento ritual, «comercial» o de intercambio. Los renovados planteamientos y líneas de investigación, principalmente anglosajonas, han abierto vías de trabajo innovadoras e iniciado un camino distinto en la interpretación de los elementos cerámicos, en el que lo más importante no es el material en sí mismo sino sus implicaciones sociales, económicas y culturales dentro de un grupo concreto o de una colectividad. Todo ello no invalida el sistema de trabajo hasta ahora desarrollado sino que viene a complementarlo. Es imprescindible el estudio total de las evidencias y no de una muestra, puesto que en yacimientos donde la técnica de manufactura todavía no ha alcanzado un elevado nivel de perfección, parte de la información que pueden aportar se pierde. Igualmente, desde el punto de vista morfológico o decorativo, con las muestras se produce una selección de fragmentos que pueden no ser representativas del conjunto. La utilización de herramientas innovadoras no asegura que todos los resultados sean positivos. No hemos podido establecer fidedignamente criterios evolutivos en relación a la tecnología cerámica, posiblemente porque todavía no se había CÆSARAUGUSTA 77 En los últimos años en Aragón los conocimientos sobre el Neolítico han avanzado considerablemente, gracias al aumento de hallazgos y excavaciones que han facilitado cubrir algunas lagunas. A pesar de ello persisten una serie de dificultades en muchos casos insalvables, como son: la falta de estratigrafías claras, dataciones de C14, de análisis botánicos, faunísticos, remociones de estratos, etc. Entre estas carencias hay que mencionar el estudio de la cerámica neolítica que se intenta solventar con este trabajo. 287 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón producido un avance nítido en la técnica de fabricación, o porque todos los artesanos estaban en el mismo estadio de desarrollo. Tampoco han surgido correlaciones entre las variables que ofrezcan alguna conclusión significativa, ya que parecen experimentar todas las decoraciones y casi todas las formas, colores, etc., sin preferencias claramente definidas. El elemento más esclarecedor de la estadística ha sido el análisis de correspondencias al conectar los factores con los yacimientos. Los resultados se han perfilado con el estudio de las tablas de frecuencias, que permiten especificar de forma más gráfica las excepciones y las asociaciones. El análisis cuantitativo de las evidencias ha asociado los yacimientos coincidiendo, a su vez, con los grupos establecidos por el resto de las evidencias arqueológicas. Destaca el escaso número de cerámicas de la mayoría de ellos262, coincidiendo con los que carecen o es mínima la industria ósea y los elementos de adorno. En industría lítica no es tan evidente esta relación porque hay que diferenciar, por un lado los yacimientos de tradición epipaleolítica (con abundante material) y, por otro los que más excepciones han planteado en los análisis. Únicamente Chaves y las cámaras superiores del Moro de Olvena alcanzan un número adecuado de evidencias (entre ambos suponen el 58% del total) por lo que son los que más riqueza muestran (ver gráfico pág. 86). Desde el punto de vista de la manufactura se ha advertido una gran homogeneidad, aunque se puede hablar de ligeras diferencias a través del tratamiento de la superficie. El predominio de la cocción mixta corrobora la falta de control del horneado para obtener una cocción homogénea y el empleo de la técnica de fuego abierto, aunque no se haya podido comprobar arqueológicamente. La alta representatividad de los desgrasantes de tamaño variable (pequeño-mediano) indican la escasa importancia de la depuración de arcillas e inclusiones. Habría que destacar el hallazgo en varios yacimientos de fragmentos cerámicos impregnados de ocre, que aluden a la posible función de las vasijas. Igualmente significativas son las semejanzas mineralógicas planteadas entre las cámaras superiores del Moro de Olvena, Alonso Norte y la cueva de Chaves. Desde el punto de vista morfológico se observa que, aunque se puede sugerir el predominio de ciertos elementos, la mayor parte de las veces no es tan evidente. Quizá la peculiaridad que mejor los caracterice sea la gran variedad y diversidad de formas, y los elementos que mejor lo ejemplifican son las suspensiones. CÆSARAUGUSTA 77 En general en estos apartados los yacimientos que más se alejan son siempre los mismos y coinciden frecuentemente con los que tienen una cronología más incierta: la Miranda, la cueva de las Brujas, el Remosillo, Huerto Raso, El Torrollón I y las cuevas de Gabasa, a los que alternativamente por distintas razones se les añaden otros asentamientos como las Torrazas o los Panizales. 288 Todos los yacimientos responden en mayor o menor medida a un mismo esquema decorativo sin observarse diferencias ostensibles. El análisis de correspondencias señala la impresión a punzón y no la decoración cardial, en contra de lo propuesto habitualmente, como delimitadora de la posición de los asentamientos en el análisis. 262 No alcanzando el 4% de las cerámicas estudiadas están: El Pontet, Secans, Botiquería dels Moros, Costalena, Alonso Norte, Las Torrazas, los Panizales, Torrollón I, Forcas II, Forcón, las cuevas de Gabasa, el Remosillo, la cámara inferior del Moro de Olvena, La cueva de las Brujas y Huerto Raso. En definitiva, atendiendo al material cerámico los yacimientos se han ido asociando progresivamente de la siguiente forma: a. El Torrollón I que quedaría separado del resto por las peculiaridades de su material cerámico. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón En la correlación establecida con las características de los fragmentos (morfología, decoración y fragmentos lisos) contrasta cómo en el Forcón, la Espluga de la Puyascada, El Remosillo, la cámara inferior del Moro de Olvena, Gabasa 2b y 3a, el nivel c genérico de la Costalena y los Panizales, el porcentaje de fragmentos decorados es menor que el de fragmentos con morfología y decoración. La mayoría de ellos responden a yacimientos que presentan varias épocas, lo que nos ha llevado a plantear una posible evolución en la localización de la decoración, es decir, que en la épocas posteriores al Neolítico Antiguo las zonas preferentes para decorar fueron, sobre todo, las relacionadas directamente con la morfología, esencialmente bordes, más que el cuerpo que parecer ser la elegida en esta época. b. La cueva de la Miranda, la cueva de las Brujas, el Remosillo, Huerto Raso, todas las cuevas de Gabasa, la cámara inferior del Moro de Olvena, Torrazas, Panizales y, en menor medida, el nivel a+b y c genérico de la Costalena y el nivel b del Pontet, aunque no siempre aparecen asociadas presentan una mayor divergencia en relación al resto. En los yacimientos oscenses, el motivo más factible para su agrupación es la mezcla de materiales debido a la remoción de los estratos. En cambio en los del Bajo Aragón quizás la causa más que las intrusiones sea la falta de una excavación completa, o con más probabilidad que estén en un estadio más evolucionado que el resto. A pesar de ello no se puede hablar de ruptura con los otros grupos, sino de continuidad en la mayor parte de las características de la cerámica. Con matices distintos, Els Secans, debería incluirse en este grupo, no tanto por sus diferencias con el resto sino por sus similitudes con este grupo b, sobre todo en los análisis morfológicos y decorativos. No obstante, esta unión no expresa la realidad global del abrigo, ya que viene determinada tan sólo por las características del material cerámico. d. El nivel c superior del Pontet, el nivel 6 de Botiquería, el nivel c2 de la Costalena, Peña de las Forcas II y Chaves, constituyen el último grupo. El alejamiento del resto lo marca la decoración, debido primordialmente a la presencia de impresiones cardiales. No obstante sigue siendo Chaves la que ofrece mayores divergencias respecto al conjunto. Dentro de la cultura material destacan distintos hechos relevantes, que matizan y complementan los datos cerámicos. Los estudios sobre la industria lítica se CÆSARAUGUSTA 77 c. El Forcón, la Espluga de la Puyascada, las cámaras superiores del Moro de Olvena, Alonso Norte, el nivel 8 de Botiquería, el nivel c1 de la Costalena y el nivel c inferior del Pontet configuran el tercer conjunto. Es quizá el más heterogéneo, ya que en los análisis divergen bastante. Los yacimientos del Bajo Aragón aunque se acercan a los oscenses quedan ligeramente individualizados, sobre todo, los que poseen en sus estratos decoración cardial. Es significativo que las tres primeras cuevas se asocian con Chaves en el reparto cuantitativo de las características de los fragmentos, esta correlación es mucho más acusada con Olvena. 289 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón han centrado mayoritariamente en yacimientos neolíticos de tradición epipaleolítica (facies Cocina), en los que se observa la continuidad con el periodo anterior. Se define por una sustitución progresiva de los trapecios por los triángulos y del retoque abrupto por el doble bisel; por la preferente asociación de trapecios/retoque abrupto y de triángulos/doble bisel; por un desarrollo tardío de los segmentos de círculo generalmente en doble bisel y, por último, por la aparición esporádica de tipos característicos como los triángulos tipo Cocina (BARANDIARÁN y CAVA, 1989: 130-131, 133). Se han apreciado tres realidades distintas: en primer lugar los yacimientos con escasos o inexistentes elementos líticos. Coinciden, a su vez, con los que carecen de cerámica cardial, de substrato epipaleolítico y de excavación completa o en extensión. La falta de núcleos, lascas, desechos de talla, etc., indica que no se trabajaba el sílex en el yacimiento y, por tanto, existían otros lugares de extracción y talla, pudiéndose relacionar con los abundantes talleres de sílex en su facies cantera y de aprovisionamiento de materias primas. A su vez las escasas piezas encontradas también indican que utilizaban pocos elementos de este tipo (¿porque no los necesitaban?, ¿porque los habían sustituido en algunas funciones por otro material?). Por tanto parece que parte de las actividades económicas que implican inevitablemente el uso de este utillaje, como la recolección y el cultivo, eran mínimas, aunque la falta de análisis polínicos no lo puedan confirmar. El hallazgo de otros elementos como hachas, tampoco muy abundantes, no tiene por qué implicar una deforestación para cultivo, sino otras funciones como cortar leña para fuego, realizar herramientas o cualquier tipo de objeto. CÆSARAUGUSTA 77 A este grupo pertenecen la Espluga de la Puyascada, El Forcón, las cuevas de los Moros de Gabasa, la cueva de la Miranda, la cámara inferior del Moro de Olvena, Huerto Raso, el Remosillo, El Torrollón I y los Panizales, aunque hay que hacer ciertas matizaciones. La incorporación del Torrollón I contrasta con el resto de sus características que lo engloban en los asentamientos agrícolas al aire libre, pero puede ser debido a las circunstancias en que se recogió el material y a la falta de excavación, que podría aproximarlo a asentamientos como Alonso Norte, donde el utillaje de sílex posee unos porcentajes significativos relacionados directamente con esa actividad agrícola o recolectora. La escasez de esta industria en el Forcón o las cuevas de los Moros de Gabasa, conecta estrechamente con la pobreza material en los enterramientos. 290 En segundo lugar, los asentamientos con un volumen considerable de esta industria, evidenciándose incluso actividades de talla. Asimismo, es abundante el material cerámico y óseo. Agrupa a Chaves, las cámaras superiores del Moro de Olvena, las Torrazas y Alonso Norte. Aunque faltan los estudios de huellas de uso, se puede plantear sin temor a equivocarnos la existencia de una actividad agrícola o recolectora significativa, sobre todo, en Chaves donde se ha atestiguado polen de cereal. Por último los yacimientos con substrato epipaleolítico, en los que la industria lítica es casi el elemento más importante de la cultura material. Engloba a los asentamientos del valle del Matarraña y a Peña de las Forcas II. Se definen por ese substrato anterior que confiere a su industria un carácter particular, en el que Peña de las Forcas II se acerca al grupo de yacimientos epipaleolíticos de la zona occidental del valle del Ebro y los bajoaragoneses al Epipaleolítico de tradición Cocina. La industria ósea no es determinante si se compara con otras zonas peninsulares, excepto en el caso de Chaves y la Puyascada. Se define por la generalización de punzones sobre metapodio de ovicáprido. Como elementos indicativos de neolitización destacan las cucharas y paletas de la Espluga de la Puyascada y de Chaves con paralelos en el Neolítico Antiguo catalán y valenciano. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón Dentro de esta industria se revelan importantes carencias, como son la falta de estudio de los útiles pulimentados, molinos, volanderas y otros elementos líticos como los cantos con ocre. Es interesante que estas evidencias sean escasas en los yacimientos del valle de Matarraña, ya que por ahora sólo se han atestiguado en el Pontet. Los mínimos análisis de materias primas impiden conocer las posibles vías de abastecimiento y la movilidad de los grupos, así como el motivo por el que se usan otras materias primas como la cuarcita, el cristal de roca, etc. Otros restos que pueden ser significativos, por sus connotaciones económicas, son palos cavadores de Chaves, Alonso Norte y el dudoso de Botiquería. Los elementos de adorno, principalmente las cuentas de calaíta de la cámara superior del Moro de Olvena y de la cueva de Chaves, así como las conchas de cardium edule y otros elementos propios de contextos marítimos, apuntan a la existencia de un comercio/intercambio o de una gran movilidad entre estas poblaciones todavía difícil de precisar. También hay que mencionar los brazaletes de piedra del Torrollón I y los anillos de hueso, como objetos innovadores en esta área. Estos rasgos se completan con los análisis de los territorios de explotación. La proximidad de recursos hídricos denota buenas condiciones de habitabilidad y las posibilidades de comunicación entre ellos o con otras áreas más o menos próximas. En general todos se ubican en altitudes moderadas, excepto el Forcón y la Puyascada que sobrepasan los 1.000 m. s.n.m. La orientación de los yacimientos es, mayoritariamente, idónea para el máximo aprovechamiento de la luz. En el análisis del uso del suelo se han evidenciado algunas diferencias: los yacimientos oscenses poseen más terreno para pastizales y bosque, en cambio los que se sitúan al aire libre carecen casi totalmente de estas superficies. En el valle del Matarraña, se reparten equitativamente el terreno entre el suelo apto para el cultivo/recolección intensiva y el CÆSARAUGUSTA 77 Las características económicas de los yacimientos las han establecido los análisis polínicos, faunísticos y los territorios de explotación. Es la zona del Matarraña la que manifiesta de una forma más clara la modificación que comienza a hacer el hombre sobre el medio ambiente. Se observa a través del estudio palinológico de Secans y Pontet, sin que poder dirimir entre recolección intensiva, cultivo o el desarrollo conjunto de ambas y, la posible agricultura en la zona oscense con Chaves. La fauna, por el contrario, ofrece una visión más general. Sugiere la plena domesticación para la zona oscense, no así en el Bajo Aragón por la carecencia de restos. Las especies más representadas son los ovicápridos y, en menor número, bóvidos y cerdos. Debido a la distribución geográfica de estos animales P. Castaños (1993, 1996) propone al valle del Ebro como una de las zonas de penetración de la domesticación a partir de las regiones costeras mediterráneas. Sin embargo, no dejan las actividades cinegéticas, la pesca o recolección como complemento adecuado para la dieta. Las prácticas venatorias se centran en el ciervo y, en menor medida, según los casos en el jabalí. Tan sólo Olvena permite hablar de descuartizamiento de las piezas en el lugar de la captura, trasladando al yacimiento únicamente los restos que les interesaban (ibidem, 1991: 95). 291 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón bosque/pastizal. En muchos casos, las áreas de estos territorios se invaden e incluso se solapan, lo que ha llevado a proponer varias teorías pendientes de confirmación: ocupaciones cíclicas que coinciden con los sistemas rotatorios de barbecho o los períodos de crecimiento vegetativo de los pastos atendiendo a las estaciones climáticas; que no todos los yacimientos fueran ocupados al mismo tiempo y por las mismas gentes; o bien que unos sean satélites de otros. La conclusión más evidente de este análisis han sido las semejanzas observadas en las características medio ambientales entre los yacimientos con sustrato epipaleolítico y los que no lo poseen, lo que impide hablar de nichos ecológicos diferenciados. Desde una óptica geográfica, continúa siendo la montaña la zona más habitada, pero quizás no tanto como expresión de una realidad como por el tipo de investigación, puesto que en los últimos años los hallazgos en el llano denotan una ocupación significativa. Estos descubrimientos apuntan hacia un poblamiento tan importante del llano como de la montaña, en momentos mucho más antiguos de lo que hasta ahora se planteaba, aunque por ahora carezcan de cerámica cardial como los encontrados en el litoral mediterráneo. Económicamente los asentamientos también se han ido uniendo. Por un lado, los que poseen una actividad ganadera importante, posiblemente trashumante, y escasos elementos que aportan información sobre la agricultura/recolección intensiva. Se centran en la provincia oscense: la Espluga de la Puyascada y la Miranda. Por otro los que manifiestan una economía más compleja, con rica agricultura y ganadería como las cámaras superiores del Moro de Olvena y Chaves, que parecen conformar una población sedentaria con una economía plenamente neolítica. Un tercer grupo lo constituyen los yacimientos en los que la actividad primordial apunta hacia la agricultura, sería el caso de El Torrollón I, Alonso Norte, las Torrazas y los Panizales. Más claramente recolectores o, por lo menos, con más factores que aluden hacia la intensificación de esa actividad o el inicio de una agricultura incipiente se incluyen los abrigos de Bajo Aragón, especialmente, el Pontet y Secans. En cuarto lugar, están los yacimientos que no parecen desarrollar ningún tipo de economía especial, como son Huerto Raso, la cámara inferior del Moro de Olvena, el Remosillo, la cueva de las Brujas, las cuevas de Gabasa y el Forcón. En ningún caso se excluye la posibilidad de que se realicen otras actividades, pero con menor intensidad, teniendo por tanto un carácter secundario. Estas diferencias no marcan una diversidad de población, ya que podrían ser los mismos grupos en movimiento, aunque sí establecen diferencias geográficas y funcionales en la ocupación. Recopilando todos los datos del registro arqueológico y económicos se aprecian las siguientes diferencias desde un punto de vista funcional (RODANÉS y RAMÓN, 1995: 121-122): CÆSARAUGUSTA 77 I. 292 Cuevas de carácter funerario: Forcón y la cuevas de Gabasa. II. Abrigos relacionados con el arte rupestre y presumible carácter temporal: Huerto Raso, el Remosillo y posiblemente, aunque no como única función, Secans. III. De orientación ganadera como actividad primaria que se completa con recolección, caza y, tal vez, agricultura. Se incluyen la Espluga de la Puyascada y la cueva de la Miranda. Por su situación geográfica y los rigores cli- IV. De orientación agrícola/recolectora, en el que se diferencian: a) los yacimientos situados en llano y al aire libre como El Torrollón I, Alonso Norte y las Torrazas, que por el tipo de cerámicas sugieren ocupaciones permanentes; b) los abrigos en los que la relación recolección intensiva/agricultura incipiente comienza a desarrollarse, coincidiendo posiblemente con un momento de transición. Son Pontet, Secans, Botiquería del Moros y Costalena, que dibujan un panorama de ocupación intensiva del valle del Matarraña. V. De orientación mixta agrícola-ganadera en los que ambas actividades son importantes, como Chaves y la cámara superior del Moro de Olvena. Las características topográficas de la cueva de Chaves no hacen dudar de su caracter de hábitat permanente. No así Olvena, que por la abundancia y los rasgos del material inducen a pensar que o bien se ocupó temporalmente por un grupo muy numeroso, o bien la estancia fue duradera, opción esta última por la que nos inclinamos como más factible. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón máticos de la montaña oscense, serían yacimientos temporales relacionados con la trasumancia ganadera. La antigüedad de la fecha de Peña de las Forcas II y sus características arqueológicas permiten sugerir algunas propuestas en relación al desarrollo de la neolitización, sin que por ello se pretenda explicar todo el proceso en el Alto Aragón. Siguiendo el esquema planteado por A. Gallay (1989; 1990) para los Alpes, podría apuntarse que Peña de las Forcas II está en un momento en el que se inician los contactos con grupos plenamente neolitizados (la llamada fase pionera). Es decir, manteniendo sus rasgos básicamente epipaleolíticos inicia una relación con las primeras gentes neolíticas que buscan nuevas áreas donde asentarse. Ésta se materializa en una transferencia cultural, que arqueológicamente puede advertirse en la presencia, en este caso mínima, de cerámica. Con el tiempo al ser una zona favorable se producirán los primeros establecimientos permanentes (fase neopionera), cuyos ejemplos podrían ser Chaves como asentamiento ex novo, y Olvena como evolución de los pobladores autóctonos, lo que podría explicar la ausencia de cerámica cardial por carecer del mismo significado o no responder a la misma moda/gustos o ritual que los nuevos grupos neolíticos. Este proceso no sólo ayuda a explicar Peña de las Forcas II, sino que también podría ser válido para aclarar la presencia de un único fragmento cardial en las Brujas, ya que en esta primera fase aunque los contactos 263 Las fechas calibradas pueden consultarse en UTRILLA et alli, 1998: 191-192. CÆSARAUGUSTA 77 La evolución del Neolítico Antiguo en Aragón, tras lo expuesto anteriormente, tiene un desarrollo relativamente perfilado. Si se atiende a las dataciones de C14 de la Espluga de la Puyascada, del Moro de Olvena, Chaves, Forcas II, Costalena, Pontet y Torrazas, cronológicamente está establecida la evolución, pero no concuerda plenamente con las características del registro arqueológico. Por ello, a través del estudio de las cerámicas y apoyándonos en los demás rasgos de la cultura material se va a intentar explicar el proceso. En el estado actual hay que fijar el inicio de la neolitización en Aragón a principios del VI milenio a. C., basándonos en las fechas más antiguas de Peña de las Forcas II (5.020 a. C.), Chaves (4.820 a.C.) y la cámara superior del Moro de Olvena (4.600 a.C.)263. 293 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón CÆSARAUGUSTA 77 294 son esporádicos no se concentran en un único lugar. No obstante, todavía no se puede valorar correctamente el significado de las transferencias y su cuantía, puesto que necesitamos un volumen mayor de información. Incorporar Neolítico Antiguo aragonés a las periodizaciones de otras zonas resulta ciertamente forzado, puesto que las clasificaciones hasta ahora propuestas son excesivamente rígidas y no se acomodan al total de materiales aportados por estos yacimientos. Se ha intentado concretar un marco general que responda a los datos actuales, pero que a la vez permita ir incorporando nuevos descubrimientos o evidencias: Una primera fase, Neolítico Antiguo I, encuadrada en el VI milenio a. C. y representado por Chaves, las cámaras superiores del Moro de Olvena, Peña de las Forcas II, Els Secans, nivel c1 y c2 de la Costalena, nivel c inferior y superior del Pontet, y nivel 6 y 8 de Botiquería dels Moros. Sin embargo, la inclusión de algunos de estos yacimientos plantea varios problemas y choca con las periodizaciones hasta ahora admitidas. La división cardial y epicardial de los niveles 1a y 1b de Chaves carece de base, tal como se ha demostrado en los correspondientes análisis del capítulo III. La cueva de Chaves ha evidenciado que es la decoración cerámica el rasgo que presenta mayores modificaciones durante el Neolítico, ya que el resto de la cultura material y de los registros casi no se alteran. La evolución, como han observado otros investigadores, se detecta a través del descenso de la decoración cardial y el aumento, aunque muy pequeño, de incisas e impresas no cardiales. Porcentualmente quizá pueda ser significativo, pero el hecho de que el resto de los datos no se alteren lleva a cuestionar si se trata de dos etapas distintas o realmente de una evolución en el tiempo, en la que estas gentes van cambiando progresivamente de gusto decorativo, abandonando paulatinamente uno en favor de otros. Otro argumento en el que se podrían apoyar para mantener esa diferencia es el cambio mineralógico que se produce entre el nivel 1b y el 1a, con una disminución de los cuarzos y un aumento de las calcitas, aunque también podría explicarse por el agotamiento del depósito original de arcillas y, por tanto, su extracción en otro sitio con diferentes porcentajes minerales. Hay que tener en cuenta que esta variación no va acompañada de otro tipo de modificaciones ni en la manufactura ni en la tecnología, y a que en las cerámicas de la Cova de l’Or se advierte el mismo cambio (GALLART y LÓPEZ, 1988a: 5-26). La cueva de Chaves parece mostrarse como un ejemplo del proceso que desarrolla un grupo durante un milenio en un mismo lugar. No se puede seguir hablando de grupos o períodos basándose en un sólo aspecto tan particular como es la impresión con cardium, prescindiendo de las demás variables que definen una cultura. La coincidencia entre ambos niveles es, desde el punto de vista porcentual, altamente significativa, lo que demuestra únicamente un desarrollo continuado sin aparentes rupturas. Este planteamiento, que se aleja de las periodizaciones al uso, se adapta a una visión del Neolítico como un proceso de cambio cultural no como una mera descripción porcentual de estilos decorativos. Si aceptáramos esta misma periodización (cardial, epicardial y postcardial), las características de las cámaras superiores del Moro de Olvena, Secans y el c inferior del Pontet se englobarían en el postcardial, ya que al no poseer esta decoración no se incluyen en las primeras etapas. Tipológicamente podría ser así pero chocamos con un inconveniente insalvable: la excesiva antigüedad de las dataciones absolutas. Las fechas 4.600 y 4.420 a. C. son demasiado antiguas para cualquier fase post- Ha quedado demostrado que Chaves y Olvena tienen rasgos muy similares. Se caracterizan por un Neolítico plenamente establecido, son asentamientos económicamente mixtos, con una industria lítica abundante (geométricos, taladros, láminas, etc.), una rica industria ósea y elementos de adorno, aunque Chaves presenta una mayor diversificación y riqueza. La cerámica plantea semejanzas porcentuales en la cocción, los análisis mineralógicos, la morfología general, los tipos de bordes, cuerpo, cuellos y fondos, en la distribución general de las características de los fragmentos y en el reparto de la decoración atendiendo a las técnicas. En suma la única diferencia significativa es la existencia o no de cerámica cardial. Argumento que a tenor del resto de las evidencias no parece excesivamente importante, a pesar de que se haya utilizado como único elemento diferencial en las periodizaciones tradicionales, a lo que habría que sumar que en las cámaras superiores del Moro de Olvena aparece la concha necesaria para realizar esta decoración. Todo ello podría plantear la convivencia de dos facies, de las que arqueológicamente sólo se observa una mínima diferencia: la presencia/ausencia de cerámica cardial. Sin embargo, hay que ser cautos ya que sólo se tiene una datación absoluta y, por lo tanto, se desconoce el desarrollo completo de las cámaras superiores del Moro de Olvena. Esta modificación en la decoración también pudo estar motivada por otras causas de las que no tenemos elementos suficientes para discernirlas (funcionalidad, modas decorativas, grupos o distribución social distinta, diferentes relaciones intergrupales, variaciones en el simbolismo en cuanto a la decoración, en definitiva por un concepción distinta del motivo decorativo). La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón cardial en la Península Ibérica, luego hay intentar explicar la ausencia de esta variedad decorativa mediante argumentos no cronológicos. La fecha de Peña de las Forcas II no sugiere problemas pero siguen apuntando algunos de los interrogantes ya vistos, que en parte podrían solventarse si aceptamos el proceso de transferencia cultural a través de fronteras móviles comentado anteriormente. La cuestión más importante que plantea es de otro tipo, ya que es el único yacimiento oscense, hasta ahora, en el que se ha documentado la tradición epipaleolítica. Es el primer asentamiento que muestra cómo los antiguos pobladores de la zona evolucionan en el tiempo, incorporando distintas innovaciones como la cerámica y un cambio en el utillaje lítico. CÆSARAUGUSTA 77 Las dataciones de Costalena: 4.470±250 a. C. para la parte superior del c3 y de Pontet: 4.420 a. C. para el nivel c inferior, sitúa a los abrigos bajaoaragoneses en un momento más reciente que los yacimientos oscenses, sin embargo la cultura material manifiesta lo contrario. Tanto el material lítico como la cerámica están claramente en consonancia con lo visto anteriormente. La industria lítica, al igual que en Peña de las Forcas II, marca un origen epipaleolítico que va evolucionando en el tiempo. La cerámica se incorpora como una innovación técnica recogida por estos grupos. Más problemas muestran Pontet y Secans, pero la posición estratigráfica de ambos, su desarrollo, unido a la datación absoluta del Pontet y a sus equivalencias con el resto de los yacimientos del Matarraña hacen que sea incuestionable su incorporación a esta etapa cronológica, a pesar de carecer de cardial. Los yacimientos bajoaragoneses son grupos epipaleolíticos que de alguna forma han adquirido rasgos propios del Neolítico. En este proceso es donde se puede encontrar la razón por la que en los primeros niveles no aparece cardial, aunque quizás es más evidente su ausencia si se atiende al escaso número de cerámicas encontradas. 295 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón En definitiva, las características cuantitativas y cualitativas de la cultura material corroboran la existencia de dos modelos de neolitización. Por un lado, lo que se podría llamar la facies de tradición epipaleolítica, en la que se engloban los yacimientos del Bajo Aragón y, aunque no esté inmerso en la tradición Cocina, Peña de las Forcas II. Se definen por una importante industria lítica, escasos elementos de adorno y mínima, por no decir nula, industria ósea, y con un porcentaje reducido de cerámica en el conjunto estudiado (no superando el 3,12% de Costalena). Económicamente tan sólo se puede hablar de una recolección intensiva/agricultura incipiente o ambas sin poder especificar, completado con caza y pesca. Esta facies no es exclusiva de Aragón porque, como ya se ha visto, aparece en múltiples zonas mediterráneas, pero nos introduce en otras cuestiones sin resolver: la aculturación o el sistema de incorporación de las innovaciones, dónde se produjeron los contactos, los cambios que pudieron suponer, etc. Por otro lado, una facies compuesta por un grupo de asentamientos que por sus características son definidos en otros ámbitos como neolíticos franco-ibéricos o puros. Sin embargo consideramos que, debido a las connotaciones culturales de estos términos, no son los calificativos más adecuados e impedirían la inclusión de yacimientos como Olvena. Problema que también se observa en varios descubrimientos realizados en Italia o Francia, como el abrigo de Pendimoun (Niza) por citar un ejemplo. Sus rasgos son una abundante industria lítica, ósea, elementos de adorno, un material cerámico que supone más del 58% del global analizado, y una economía mixta, tanto ganadera como agrícola. CÆSARAUGUSTA 77 La segunda etapa, Neolítico Antiguo II, engloba el resto de los yacimientos: Espluga de la Puyascada, La Miranda, el nivel b del Pontet, el nivel a+b de la Costalena, Alonso Norte, Las Torrazas, los Panizales, Torrollón I, el Forcón, las cuevas de Gabasa, el Remosillo, la cámara inferior del Moro de Olvena, la cueva de las Brujas y Huerto Raso. Se enmarcaría en el IV milenio a. C. a través de las dataciones obtenidas en la Espluga de la Puyascada: 3.980 y 3.630 a. C, la cámara inferior del Moro de Olvena: 3.210 a. C, el nivel b del Pontet: 3.500 a. C, las Torrazas: 3.620 a. C. y la desestimada de Alonso Norte. En la Espluga de la Puyascada se advierte algún problema, ya que el estrato más antiguo de la cata 3 es el que ofrece la datación más reciente, aunque podría sugerir que la ocupación se prolongará durante 350 años y qu3, por tanto, designen dos zonas de habitación distintas. De alguna forma su continuidad vendría avalada por la homogeneidad del material. 296 En general, se caracteriza por una presumible especialización económica, ya que aparecen todas las categorías funcionales propuestas excepto, curiosamente, los de actividad mixta. Esta diversidad se manifiesta también en el resto de los elementos de la cultura material, en especial, en la cerámica. Morfológica y tecnológicamente no existen diferencias significativas con la etapa anterior. De los análisis de pastas realizados se aprecia que en la cámara inferior del Moro de Olvena se ha producido un cambio mineralógico, que podría deberse simplemente al agotamiento del depósito de arcillas y a la extracción de uno nuevo, pero a la vez técnico con una mayor depuración de pastas y desgrasantes. Mientras que los análisis de Alonso Norte manifiestan un gran parecido con Chaves. Como ya se ha dicho el cambio más significativo es decorativo. Además de la ausencia de cardial, se produce un aumento de las impresiones, aplicaciones plásticas, incisas y acanaladas, pero los motivos continúan siendo los mismos. La principal divergencia se aprecia en la ubicación, puesto que comienzan a primar los bordes en oposición al cuerpo, característica que perdurará en el tiempo. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón La dualidad en el modelo de neolitización no tiene continuidad de una forma tan nítida en este milenio. La facies de tradición epipaleolítica (tipo Cocina) neolitizada continúa en el Bajo Aragón, en parte con los mismos yacimientos: nivel b del Pontet y nivel a+b de la Costalena; y en parte en áreas colindantes (Alonso Norte, Las Torrazas y los Panizales) con una mayor especialización agrícola/recolectora. Siguen siendo yacimientos con abundante industria lítica y muy escasa ósea y elementos de adorno. Este poblamiento podría verse prolongado en yacimientos como Riols (Mequinenza) o Los Ramos (Chiprana) en etapas más avanzadas del Neolítico, aunque es una hipótesis no confirmada. No se puede decir lo mismo de Peña de las Forcas II, ya que carece de las evidencias que sugieran su evolución en el IV milenio (¿porque desaparece? o ¿porque ha sufrido una fuerte transformación incorporándose plenamente al Neolítico?). Por otro lado, la facies con más aspectos neolíticos se concentra, por ahora, en el Alto Aragón y presenta una mayor variedad basada esencialmente en aspectos funcionales. En primer lugar, los asentamientos con una actividad ganadera importante, poca industria lítica y un considerable volumen cerámico como la Espluga de la Puyascada y La Miranda que, a su vez, presentan similitudes con la cámara superior del Moro de Olvena. En segundo lugar, los que priman la actividad agrícola/recolectora como el Torrollón I, que habría que relacionar con los del Bajo Aragón. En tercer y último lugar un grupo con escaso material arqueológico, cuya funcionalidad es diversa y no está claramente definida: Huerto Raso y el Remosillo parecen estar en conexión con el arte rupestre, aunque las características cerámicas de este último podrían llevarlo hasta un Neolítico Medio-Final. El Forcón y las cuevas de Gabasa se relacionan con contextos sepulcrales, con escasas evidencias arqueológicas. La asusencia de análisis y de excavación impiden plantear qué desarrollo tenían o qué papel desempeñaban la cámara inferior del Moro de Olvena y la cueva de las Brujas. CÆSARAUGUSTA 77 En definitiva, estas etapas marcan dos momentos continuos en la evolución de los mismos grupos, es decir, no hay elementos de la cultura material que sufran unas transformaciones tan drásticas como para plantear una ruptura entre una y otra. Pero es necesaria su confirmación con la ampliación de los estudios, no sólo con los análisis mencionados sino principalmente con excavaciones sistemáticas que aporten estratigrafías claras, más dataciones y nuevos datos para establecer una evolución y acentuar, en caso de que las hubiera, las diferencias entre las fases. 297 VI. Bibliografía 1. Abreviaturas B.A.R. British Archaeological Reports. C.N.A. Congreso Nacional de Arqueología. CNRS Centre National de la Recherche Scientifique. C.P.U.G. Cuadernos de Prehistoria de la Universidad de Granada. CuPAUAM Cuadernos de Prehistoria y Arqueología de la Universidad Autónoma de Madrid. E.R.A.U.L. Études et Recherches Archéologiques de l’Université de Liège. S.I.P. Servicio de Investigación Prehistórica. Diputación Provincial de Valencia. 2. Bibliografía ACOSTA, P., 1986, «El Neolítico en Andalucía Occidental: Estado actual», Homenaje a L. Siret (Cuevas de Almanzora, 1985), pp. 136-151. 1987, «Neolítico inicial en el sudoeste hispano: La Cueva de la Dehesilla (Cádiz)», J. Guilaine et alii (dirs.), Premières communautés paysannes en Méditerranée occidentale. Actes du Colloque International du CNRS, Montpellier 1983. París, pp. 175-176. CÆSARAUGUSTA 77 ABAD, J., 1970, «Yacimiento prehistórico inédito en una cavidad del complejo kárstico de la Sierra de Guara», Mediterránea, 6, pp. 1-6. 299 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón ACOSTA, P. y PELLICER, M., 1990, La Cueva de la Dehesilla (Jerez de la Frontera), Jerez. AGUSTÍ, B. et alii, 1987, Dinàmica de la utilizació de la Cova 120 per l’home en els Darrers. 6.000 anys, Serie monográfica n.º 7, Centre d’Investigacions Arqueològiques de Girona, Gerona. ALBERTO, F. et alii, 1984, El cuaternario de la Depresión del Ebro en la región aragonesa. Universidad de Zaragoza y Est. Ex. Aula Dei. ALDAY, A., 1995, «Los elementos de adorno personal en la Cueva del Moro de Olvena y sus derivaciones crono-culturales», La cueva del Moro de Olvena (Huesca). Vol. I, Bolskan 12, pp. 193-214. ALDAY, A. et alii, 1996, «El IV milenio en el País Vasco: transformaciones culturales» I Congres del Neolític a la Península Ibèrica (Gavá-Bellaterra 1995). Rubricatum 1 (2), pp. 745-755. ALIGA, S. et alii, 1992, «Anàlisis mineralògiques de ceràmiques del Neolític Antic de ne de Catalunya» Estat de la Investigació sobre el Neolític a Catalunya. 9é Col.loqui International d’Arqueologia de Puigcerdá, Abril de 1991, Andorra, pp. 144146. ALMAGRO, M., 1944, «Los problemas del Epipaleolítico y Mesolítico en España», Ampurias, 6, pp. 1-38. ALMAGRO, M.; BELTRÁN, A. y RIPOLL, E., 1956, Prehistoria del Bajo Aragón, Instituto de Estudios Turolenses, Teruel. ALONSO, F.; CABRERA, V.; CHAPA, T. y FERNÁNDEZ MIRANDA, M., 1978, «Índice de fechas arqueológicas de C-14 para España y Portugal», C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica, pp. 155-183. ALTUNA, J., 1980, «Historia de la domesticación animal en el País Vasco desde sus orígenes hasta la romanización», Munibe, 32, pp. 9-163. CÆSARAUGUSTA 77 ALTUNA, J. et alii, 1993, «El yacimiento de Herriko Barra (Zarautz, País Vasco) y su relación con las transgresiones marinas holocenas» Actas de la 2.ª reunión del Cuaternario en España y Portugal (2). pp. 923-942. 300 ÁLVAREZ, A., 1985, «Talleres de sílex de las áreas de los ríos Guadalope y Regallo» Bajo Aragón. Prehistoria. V, pp. 87-103. ÁLVAREZ, A. y MELGUIZO, S., 1994, «Informe preliminar sobre excavaciones arqueológicas en el Abrigo del Pulido (Caspe, Zaragoza): Estratigrafía» Arqueología Aragonesa 1991, pp. 79-82. ANDRÉS, T., 1997, «Neolítico y Calcolítico», Cæsaraugusta 72-I, pp. 59-107. ANDRÉS, T. y BENAVENTE, J. A., 1987, «Excavaciones de urgencia en “Alonso Norte” (Alcañiz, Teruel)», Arqueología Aragonesa 1985, pp. 37-41. ANDRÉS, T. y UTRILLA, P., 1980, «Prospecciones en yacimientos neoeneolíticos de la provincia de Zaragoza», Cæsaraugusta 51-52, pp. 69-81. ANTONA, V., 1986, «Aproximación a la problemática del Neolítico en la meseta: propuesta de secuencia cultural», Wad-al-Hayara, 13, pp. 9-45. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón AMMERMAN, A. J. 1987, «L’habitation stentinellienne en Calabre», J. Guilaine et alii (dirs.) Premières communautés paysannes en Méditerranée occidentale. Actes du Colloque International du CNRS, Montpellier 1983. París, pp. 407-411. APARICIO, J., 1982, «La Neolitización y el Neolítico en Valencia (España)», Le Néolithique Ancien Méditerranéen. Archéologie en Languedoc, Actes du Colloque International de Préhistoire, Montpellier, 1981. Archéologie en Languedoc, n.º spécial, pp. 81-96. APARICIO, J. y SAN VALERO, J., 1977, La cova Fosca (Ares del Mestre, Castellón) y el neolítico valenciano, Valencia. APELLÁNIZ, J. M., 1973, «Corpus de materiales de las culturas prehistoricas con cerámica de la población de las cavernas del País Vasco meridional», Munibe, sup. I. 1974a, El Neolítico y el Bronce en la Cornisa Cantábrica, Santander. 1974b, «El grupo de los Husos durante la Prehistoria con cerámica en el País Vasco», Estudios de Arqueología Alavesa, 7, pp. 8-194. 1975a, «El grupo de Santimamiñe durante la Prehistoria con cerámica», Munibe, 1-2, pp. 3-136. 1975b, «El campamento mesolítico de pescadores de Kobeaga II. (Ispáster)», Noticiario Arqueológico Hispánico Prehistoria, 4, pp. 231-240. ARIAS, P., 1992, «Estrategias económicas de las poblaciones del Epipaleolítico avanzado y el Neolítico en la región cantábrica». Elefantes, Ciervos y Ovicápridos. Economía y aprovechamiento del Medio en la Prehistoria de España y Portugal. Universidad de Cantabria. Santander, pp. 163-184. 1994, «El neolítico de la región cantábrica. Nuevas perspectivas», V. O. Jorge (coord). I.º Congresso de Arqueologia Penínsular, Porto 12-18 de Octubro 1993. Trabalhos de Antropligia e Etnologia XXXIV, 1-2, pp. 91-118. 1997, Marisqueros y agricultores los origenes del Neolítico en la fachada atlántica europea, Universidad de Cantabria. CÆSARAUGUSTA 77 APELLÁNIZ, J. M. y ALTUNA, J., 1975, «Excavaciones en la Cueva de Arenaza I (San Pedro de Galdamés, Vizcaya)», N. A. H., Prehistoria, 4, pp. 121-197. 301 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón ARIAS, P., 1999, «Nuevas aportaciones al conocimiento de las primeras sociedades productoras en al región cantábrica», II Congreso de Neolítico en la Península Ibérica. Saguntum-Plav, extra 2, pp. 549-557. ARNAL, G. B., 1976, La céramique néolithique dans le Haut-Languedoc, Lodève (Herault). 1987a, «Le Néolithique primitif non cardial», J. Guilaine et alii (dirs.), Premières communautés paysannes en Méditerranée occidentale. Actes du Colloque International du CNRS, Montpellier 1983. París, pp. 541-544. 1987b, «Apport de l’analyse céramologique dans l’étude des cultures néolithiques», J. Guilaine et alii (dirs.), Premières communautés paysannes en Méditerranée occidentale. Actes du Colloque International du CNRS, Montpellier 1983. París, pp. 729-733. 1989, Céramique et céramologie du néolithique de la France Méditerranéenne, Memoire V du Centre de Recherche Archéologique de Haut-Languedoc, Lóvede (Herault). ARNOLD., D. E., 1985, Ceramic theory and cultural process, Cambridge University Press, Cambridge, reimpresión, 1989. ARRIBAS, A. y MOLINA, F., 1979, El poblado de «Los Castillejos» en las Peñas de los Gitanos (Montefrío, Granada), C.P.U.G., Serie monográfica n.º 3, Granada. ARRIBAS, J. C. et al, 1988-89, «Datación absoluta por Termoluminiscencia y análisis mineralógicos de materiales arqueológicos procedentes del yacimiento de La Vaquera (Segovia)» Zephyrus, 41-42, pp. 161-169. ASQUERINO, Mª D., 1973, «Ensayo de la clasificación de los temas decorativos de la cerámica cardial», C.N.A. XII (Jaén 1971), Zaragoza, pp. 149-158. 1976, «Vasos cardiales inéditos de la Cueva de la Sarsa (Bocairente, Valencia)», Trabajos de Prehistoria 33, nueva serie, pp. 339-349. 1978, «Cova de la Sarsa (Bocairente, Valencia), Análisis estadístico y tipológico de materiales sin estratigrafía. 1971-1974», Saguntum-Plav, nº 13, pp. 99-225. 1985, «Aportaciones a la Paleontología y la Botánica al conocimiento de la economía prehistórica», II Jornadas de Metodología y Didactica de la Historia (Cáceres, 1981), Cáceres, pp. 119-131. 1987, «El Neolítico en Andalucía: Estado actual de su conocimiento», Trabajos de Prehistoria, 44, pp. 63-85. CÆSARAUGUSTA 77 AUMASSIP, G., 1986, Le Bas-Sahara dans la Préhistoire, C.N.R.S. París. 302 BADAL, E. et alii, 1991, «La Cova de les Vendres (Morarira, Teulada)», VIII Reunión Nacional sobre Cuaternario, Asociación Española para el Estudio del Cuaternario. Guía de Excursiones. Diputación de Valencia, pp. 23-49. BAGOLINI, B., 1990a, «Il Neolitico nelle Prealpi Varesine» P. Biagi (ed.) The Neolithisation of the Alpine Region. Monografie di Natura Bresciana, nº 13, pp. 187-189. BAILLOUD, G., 1972, «El Neolítico», A. Leroi-Gourhan et alii (dir.), La Prehistoria. Ed. Labor. Col Nueva Clío, n.º 1. Barcelona, pp. 81-121. 1987, «El Neolítico y el Calcolítico en Francia», J. Lichardus y M. LichardusItten, La protohistoria de Europa. El Neolítico y el Calcolítico. Ed. Labor. Col. Nueva Clio, nº 1 bis, Barcelona. pp. 312-353. BALDELLOU, V., 1977, «Excavaciones en la Cueva de Chaves (Bastarás, Huesca)», XIV C.N.A. (Vitoria 1975), Zaragoza, pp. 245-248. 1980a, «Consideraciones sobre el estado actual de la investigación prehistórica en el Alto Aragón», A. Beltrán (dir.), Arqueología Aragonesa. II Jornadas sobre el estado actual de los estudios sobre Aragón (Huesca, 1979), tomo I, Zaragoza, pp. 147-152. 1980b, «Consideraciones sobre el poblamiento prehistórico en el Alto Aragón», Bajo Aragón II, pp. 73-83. 1981a, «El Neo-Eneolítico altoaragonés», I Reunión de Prehistoria Aragonesa, Huesca, pp. 57-89. 1981b, «Prehistoria de Huesca; Rasgos generales», I Reunión de Prehistoria Aragonesa, Huesca, pp. 25-36. 1982a, «El Neolítico en el Alto Aragón», Homenaje a Conchita Fernández Chicarro, Madrid, pp. 31-54. 1982b, «El Neolítico de la cerámica impresa en el Alto Aragón», Le Néolithique Ancien Méditerranéen. Archéologie en Languedoc, Actes du Colloque International de Préhistoire, Montpellier, 1981. Archéologie en Languedoc, nº spécial, pp. 165-180. 1983a, «La cueva de Chaves en Bastarás: Comentario a los materiales neolíticos», Bolskan, 1, pp. 67-94. 1983b, «La cueva del Forcón (La Fueva-Huesca)», Bolskan, 1, pp. 149-175. 1983c, «La cueva de Chaves en Bastarás: Conclusiones finales», Bolskan, 1, pp. 137-148. 1987a, «Avance al estudio de la Espluga de la Puyascada», Bolskan, 4, pp. 3-41. 1987b, «Informe de la campaña 1985 en la cueva de Chaves (Bastarás-Huesca)», Arqueología Aragonesa 1985, pp. 23-25. 1987c, «Estado de la Investigación del Neolítico en el Alto Aragón», J. Guilaine et alii (dirs.), Premières communautés paysannes en Méditerranée occidentale. Actes du Colloque International du CNRS, Montpellier 1983. París, pp. 329334. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón BAHN, P., 1982, «La Néolithisation dans les Pyrenées Atlantiques et Centrales», Le Néolithique Ancien Méditerranéen. Archéologie en Languedoc, Actes du Colloque International de Préhistoire, Montpellier, 1981. Archéologie en Languedoc, nº spécial, pp. 191-199. CÆSARAUGUSTA 77 BAGOLINI, B., 1990b, «Contacts entre les courants danubiens et méditerranéens en Italie du Nord», Rubané et Cardial. Actes du Colloque de Liège, nov. 1988. E.R.A.U.L. nº 39, Liège, 1990, pp. 73-81. 1992, «Il Neolitico nell’Italia settentrionale» en A. Guidi y M. Piperno (ed.): Italia preistorica. Manuali Laterza nº 34. Roma. pp. 274-305. 303 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón BALDELLOU, V., 1989a, «II. El Neolítico en Aragón», El Neolítico Antiguo. Los primeros agricultores y ganaderos en Aragón, Cataluña y Valencia (Huesca, 1989), Zaragoza, pp. 15-20. 1989b, «I. El neolítico mediterráneo: concepto y distribución», El Neolítico Antiguo. Los primeros agricultores y ganaderos en Aragón, Cataluña y Valencia (Huesca, 1989), Zaragoza, pp. 9-14. 1989c, «V. Los yacimientos más importantes de Aragón», El Neolítico Antiguo. Los primeros agricultores y ganaderos en Aragón, Cataluña y Valencia, (Huesca, 1989), Zaragoza, pp. 37-42. 1991, «Memoria de las actuaciones de 1988 y 1989 en la zona del río Vero (Huesca)», Arqueología Aragonesa 1988-1989, pp. 13-18. 1992, «El Neolítico en Cataluña y sus relaciones con Aragón», Aragón/Litoral Mediterráneo: Intercambios culturales durante la Prehistoria (Zaragoza, 1990), Zaragoza, pp. 197-211. 1994, «Algunos comentarios sobre el Neolítico en Aragón» Bolskan 11, pp. 33-51. BALDELLOU, V. y BARRIL, M., 1981-2, «Los materiales arqueológicos de la cueva de la Miranda (Palo, Huesca) en el Museo de Huesca», Pyrenae, 17-18, pp. 55-83. BALDELLOU, V. y CASTÁN, A., 1983, «La cueva de Chaves en Bastarás: Excavaciones de la Cueva de Chaves de Bastarás (Casbas de Huesca)», Bolskan, 1, pp. 9-38. BALDELLOU, V.; GUILAINE, J.; MESTRES, J. y THOMMERET, J., 1975, «Datacions C14 de la grotte de la Font Molinot», Pyrenae, 11, pp. 151-153. BALDELLOU, V. y MESTRES, J., 1977, «La cova de la Font del Molinot. Una nueva fase neolítica», XIV C.N.A. (Vitoria, 1975), Zaragoza, pp. 249-252. 1981, «Les Guixeres de Vilobí, hàbitat del Neolític Antic a l’aire lliure», Neolitic a Catalunya. Taula rodona de Montserrat (Abadía de Montserrat 1980), Montserrat, pp. 69-74. BALDELLOU, V; MESTRES, J.; MARTÍ, B. y JUAN CABANILLES, J., 1989, El Neolítico Antiguo. Los primeros agricultores y ganaderos en Aragón, Cataluña y Valencia, Huesca 1989, Zaragoza. BALDELLOU, V. y MORENO, G., 1980, «El hábitat campaniforme en el Alto Aragón», III Col.loqui Internacional d’Arqueología de Puigcerda, (Puigcerdá, 1989) (en prensa). 1986, «El hábitat campaniforme en el Alto Aragón», Bolskan, 3, pp. 17-30. CÆSARAUGUSTA 77 BALDELLOU, V. y RODANÉS, J. Mª, 1989, «Un objeto óseo decorado de la cueva de Chaves (Bastarás, Huesca)», Bolskan 6, pp. 15-32. 304 BALDELLOU, V. y UTRILLA, P., 1985, «Nuevas dataciones de Radiocarbono de la Prehistoria oscense», Trabajos de Prehistoria, 42, pp. 83-95. 1986, «Informe sobre la excavación de la Cueva de Chaves (Casbas, Huesca)», Arqueología Aragonesa 1984, pp. 13-15. 1991a, «Memoria de la Campaña de 1986 en la Cueva de Chaves (Bastarás, Huesca)», Arqueología Aragonesa 1986-1987, pp. 41-44. BALDELLOU et alii, 1996, «Las pinturas rupestres d Remosillo, en el Congosto de Olvena (Huesca)» Bolskan 13, pp. 173-216. BALDEÓN, A.; BERGANZA, E. y GARCÍA, E., 1983, «Estudios del yacimiento de «El Montico de Charratu» (Albaina-Treviño)», Estudios de Arqueología Alavesa, 11, pp. 121-186. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón BALDELLOU, V. y UTRILLA, P., 1991b, «Memoria de la Campaña de 1987 en la Cueva de Chaves (Bastarás, Huesca)», Arqueología Aragonesa 1986-1987, pp. 45-48. 1991c, «Memoria de la campaña de 1989 en la Cueva de Chaves (Bastarás, Huesca), Arqueología Aragonesa 1988-1989, pp. 41-44. 1992, «Memoria de la campaña de 1990 en la Cueva de Chaves (Bastarás, Huesca), Arqueología Aragonesa 1990, pp. 43-46. 1995 dir, «La cueva del Moro de Olvena (Huesca)» vol. I, Monográfico, Bolskan 12. BALDEÓN, A. et alii, 1983, «Excavaciones en el yacimiento de Fuente Hoz (Anúcita, Alava). Informe preliminar. I campaña de excavaciones», Estudios de Arqueología Alavesa, 11, pp. 7-67. BALFET, H., 1952, «Reconstitution des thécniques. La poterie», La découverte du passé, A. Laming (dir.), cap. XIII. BALFET, H.; FAUVET-BERTHELOT, M. F. y MONZÓN, S., 1989, Lexique et typologie des poteries, pour la normalisation de la description des poteries, Press du C.N.R.S, 2.ª edición, París. BARANDIARÁN, I., 1976a, «Materiales Arqueológicos del Covacho del Huerto Raso (Lecina, Huesca)», Zephyrus, XXVI-XXVII, pp. 217-223. 1976b, «Botiquería dels Moros (Teruel), Primera fechación absoluta del complejo geométrico del Epipaleolítico del Mediterráneo Español», Zephyrus XXVI-XXVII, pp. 183-187. 1977, «El proceso de transición Epipaleolítico-Neolítico en la Cueva de Zatoya», Principe de Viana, 146-7, pp. 5-46. 1978, «El abrigo de la Botiquería dels Moros, Mazaleón (Teruel). Excavaciones arqueológicas en 1974», C. P. A. C., 5, pp. 49-138. 1979, «El epipaleolítico geométrico en el Bajo Aragón», XV C.N.A. (Lugo 1977), Zaragoza, pp. 125-134. 1982, «Dataciones por el C14 de la Cueva de Zatoya», Trabajos de Arqueología Navarra, 3, pp. 43-47. BARANDIARÁN, I. y CAVA, A., 1981a, «Neolítico y Eneolítico en las provincias de Teruel y Zaragoza», I Reunión de Prehistoria Aragonesa, Huesca, pp. 91-112. 1981b, «Epipaleolítico y Neolítico en el abrigo de Costalena (Bajo Aragón)», Bajo Aragón. Prehistoria III, pp. 5-19. CÆSARAUGUSTA 77 BALOUT, L. y CAMPS, G., 1967, Fiches typologiques africaines, Congrès panafricain de préhistoire et d’études quaternaires, L. Balout y G. Camps (dir.), Centre de Recherches Anthropologiques et Ethnografiques, París. 305 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón BARANDIARÁN, I. y CAVA, A., 1982, «El Neolítico antiguo en el Bajo Aragón (España)», Le Néolithique Ancien Méditerranéen. Archéologie en Languedoc, Actes du Colloque International de Préhistoire, Montpellier, 1981. Archéologie en Languedoc, nº spécial, pp. 157-163. 1985, «Las industrias líticas del Epipaleolítico y del Neolítico en el Bajo Aragón», Bajo Aragón. Prehistoria, V, pp. 49-85. 1989a, El yacimiento prehistórico de Zatoya (Navarra). Evolución ambiental y cultural a fines del Tardiglaciar en la primera mitad del Holoceno. Trabajos de Arqueología de Navarra, 8. 1989b, La ocupación prehistórica del abrigo de Costalena (Maella, Zaragoza), Col. Arqueología y Paleontología, Serie Arqueología Aragonesa, Monografías nº 6, D. G. A., Zaragoza. 1992, «Caracteres industriales del Epipaleolítico y Neolítico en Aragón: su referencia a los yacimientos levantinos», Aragón/Litoral Mediterráneo: Intercambios culturales durante la Prehistoria (Zaragoza, 1990), Zaragoza, pp. 181-196. BARANDIARÁN, J. M., 1966, «Excavaciones en el Monticu de Charratu. 1.ª campaña 1965», Estudios de Arqueología Alavesa I, pp. 41-58. 1967, «Excavaciones en el Monticu de Charratu», Estudios de Arqueología Alavesa, II, pp. 7-20. BARRIOS, I. y CENICEROS, J. M., 1989, «Excavaciones arqueológicas en cueva Lóbrega (Torrecilla de Cameros). Campañas 1988-89», Estratos, 1, pp. 45-49. BAR-YOSEF, O. y MEADOW, R. H., 1995, «The origins of agriculture in the Near East» en T. D. Price y A. B. Gebauer (ed.) Last hunters first farmers, pp. 39-94. BATOVIC, S., 1987, «La Neolithisation en Adriatique», J. Guilaine et alii (dirs.) Premières communautés paysannes en Méditerranée occidentale. Actes du Colloque International du CNRS, Montpellier 1983. París, pp. 343-349. BEECHING, A., 1987, «Les gisements de la Baume de Ronze et de Rochas: Contribution a l’étude d’un groupe cardial Céze-Ardèche et de ses prolongaments septentrionaux», J. Guilaine et alii (dirs.), Premières communautés paysannes en Méditerranée occidentale. Actes du Colloque International du CNRS, Montpellier 1983. París, pp. 513-522. CÆSARAUGUSTA 77 BEGUIRISTAIN, M. A., 1979, «Cata estratigráfica en la cueva del Padre Areso (Bigüeñal)», Trabajos de Arqueología Navarra, 1, pp. 77-90. 306 BEGUIRISTAIN, M. A. y CAVA, A., 1985, «Exploraciones en el abrigo de «La Peña» (Marañón, Navarra), Informe preliminar», Trabajos de Arqueología Navarra, 4, pp. 7-18. BELTRÁN, A., 1951, «Las investigaciones arqueológicas en Aragón. 1.ª Reunión de arqueólogos del distrito universitario de Zaragoza», Cæsaraugusta, 1, pp. 9-34. BENAC, A., 1987, «Quelques aspects de la néolithisation dans les Balkans du Nord-Ouest», J. Guilaine et alii (dirs.), Premières communautés paysannes en Méditerranée occidentale. Actes du Colloque International du CNRS, Montpellier 1983. París, pp. 335-341. BENAVENTE, J. A., 1986, «San Bartolomé I: Un nuevo yacimiento neolítico en Alcañiz (Teruel)», Boletín del Museo de Zaragoza, n.º5, pp. 99-116. 1987, Arqueología en Alcañiz. Síntesis de Arqueología e Historia de Alcañiz y su entorno. Zaragoza. 1987-88, «Las lagunas de origen endorreico como focos de atracción del posblamiento antiguo: el ejemplo de La Estanca de Alcañiz (Teruel)», Kalathos, 7-8, pp. 45-61. 1989, «Las Torrazas». Catalogo de la colección arqueológica de los PP. Escolapios de Alcañiz (Teruel). Zaragoza, pp. 17-20. 1991a, «Actividades desarrolladas por el Taller de Arqueología de Alcañiz a lo largo de 1987», Arqueología Aragonesa 1986-1987, pp. 361-364. 1991b, «El poblamiento antiguo del área endorreica de Alcañiz (Teruel)». AlQannis, 2, pp. 36-92. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón BELTRÁN, A., 1974, Aragón y los principios de su Historia. Síntesis de Arqueología Aragonesa, Lección Inaugural del Curso Académico 1974-5, Zaragoza. 1978, De Arqueología Aragonesa. I, Zaragoza. 1980, (dir.), Arqueología Aragonesa, II Jornadas sobre el estado actual de los estudios sobre Aragón (Huesca,1979), Zaragoza. BENAVENTE, J. A. y ANDRÉS, T., 1985, «El yacimiento neolítico de «Alonso Norte» (Alcañiz, Teruel). Informe preliminar», Bajo Aragón Prehistoria, VI, pp. 205-218. 1989, «El yacimiento neolítico de Alonso Norte (Alcañiz, Teruel). Memoria de las prospecciones y excavaciones arqueológicas de 1984-5», Al-Qannis, 1. 1992, «Informe sobre la excavación de Las Torrazas (Alcañiz, Teruel). Campaña de 1990» Arqueología Aragonesa 1990, pp. 57-60. BENZECRI, J. P., 1973, L’analyse de correspondances (2.º vol. L’analyse des données), París. BERGES, M. y SOLANILLA, F., 1966, «La cueva del Moro de Olvena (Huesca)», Ampurias, XXVIII, Barcelona, pp. 175-191. BERNABO BREA, L., 1950, «Il Neolitico a ceramica impresa e la sua diffusione nel mediterraneo», Rivista di Studi Liguri, XVI, nº 1-3, pp. 5-36. 1946 y 1956, Gli scavi nella caverna delle Arene Candide. Parte I. Gli strati con ceramiche, vol. I y II, Bordighera. CÆSARAUGUSTA 77 BERGADÀ, M. M., 1997, «Actividad antrópica registrada en algunas secuencias arqueológicas en cuevas del Neolítico Antiguo catalán, a través de anaálisis micromorfológicos», Trabajos de Prehistoria 54, nº 2, pp. 151-162. 307 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón BERNABEU, J., 1982, «La evolución del Neolítico en el País Valenciano. Aportaciones al estudio de las culturas neolíticas en el extremo occidental de Mediterráneo», Revista del Instituto de Estudios Alicantinos, 37, pp. 85-137. 1988, «El Neolítico en las comarcas meridionales del País Valenciano», LÓPEZ, P. (coord.), El Neolítico en España, ed. Cátedra. Historia. Serie Mayor, Madrid, pp. 131-166. 1989, La tradición cultural de las cerámicas impresas en la zona oriental de la Península Ibérica, Serie Trabajos Varios del S.I.P., nº 86, Valencia. BERNABEU, J. y MARTÍ, B., 1992, «El País valenciano de la aparición del Neolítico al horizonte campaniforme», Aragón/Litoral Mediterráneo: Intercambios durante la Prehistoria (Zaragoza, 1990), Zaragoza, pp. 213-234. BERNABEU, J.; EMILI, J. y BADAL, E., 1993, Al oeste del edén. Las sociedades agrícolas en la Europa mediterránea. Ed. Síntesis. BERNARDINI, E., 1983, L’Italia Preistorica. Ed. Newton-Compton. Roma. BIAGI, P. y NISBET, R., 1987, «The earliest farming communities in northern Italy», J. Guilaine et alii (dirs.), Premières communautés paysannes en Méditerranée occidentale. Actes du Colloque International du CNRS, Montpellier 1983. París, pp. 447-453. BINDER, D., 1989, «Aspects de la néolithisation dans les Aires Padane, Provenzal et Ligure» O. Aurenche y J. Cauvin (eds.), Neolithisations. B.A.R. International Series 516. Oxford, pp. 199-225. BINDER, D. y COURTIN, J., 1986, «Les styles céramiques du Néolithique ancien provençal. Nouvelles migraines taxinomiques?», J.-P. Demoule y J. Guilaine (dir.), Le Néolithique de la France. Hommage à G. Bailloud. Ed. Picard. París, pp. 83-93. 1987, «Nouvelles vues sur les processu de néolithization dans le Sud-est de la France», J. Guilaine et alii (dirs.), Premières communautés paysannes en Méditerranée occidentale. Actes du Colloque International du CNRS, Montpellier 1983. París, pp. 491-499. CÆSARAUGUSTA 77 BINDER, D. et alii, 1993, «L’Abri Pendimoun à Castellar (Alpes-Maritimes): Nouvelles donnés sur le complexe culturel de la céramique imprimée Méditerranéenne dans son contexte stratigraphique» Gallia Préhistorica, t. 35, pp. 177-251. 308 BLANCO, A., 1990, El poblamiento prehistórico del término municipal de Maella hasta la primera Edad del Hierro y sus relaciones con el Bajo Aragón. (Tesis de Licenciatura. Universidad de Zaragoza, inédita). BLAS, M. A. de, 1983, La Prehistoria Reciente en Asturias. Estudios de Arqueología Asturiana 1. BLASCO, M.ª J., 1989, «Alonso Norte (Alcañiz). Análisis polínico», Al-Qannis 1, pp. 63-64. BORDAS, A.; MORA, R. y LÓPEZ, V., 1996, «El asentamiento al aire libre del Neolítico Antiguo de la Font del Ros (Berga, Berquedà)», I Congres del Neolític a la Península Ibèrica (Gavá-Bellaterra 1995), Rubricatum 1(I), pp. 397-406. BOSCH GIMPERA, P., 1920b, «Les estacions Néolithiques del Baix Aragó i Regne de Valencia», Anuari Iecat, VI, pp. 8 y ss. 1923a, «Notes de prehistoria aragonesa», Butlletí d’Associació Catalana d’Antropología, Etnología y Prehistoria I, Barcelona, pp. 15-68. 1923b, «L’estat actual del coneiximent de la civilització neolítica i eneolítica de la Península Ibérica», Anuari de L’Institut d’Estudis Catalans, VI, pp. 516-527. 1932, La Etnología de la Península Ibérica, Barcelona. 1945, El poblamiento antiguo y la formación de los pueblos de España, México. 1952, «Néo-énéolithique espagnol et africain», Actes du Congress-Panafricain de Préhistoire, Alger, pp. 503-508. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón BØLVINKEN, E.; HELSKOG, E.; HELSKOG, K.; HOLMOLSEN, I. M.; SOLHEIM, L. y BERTELSEN, R., 1982, «Correspondence analysis: an alternative to principal components», World Archaeology, 14 (1), pp. 41-60. BOSCH LLORET, A., 1994, «El Neolítico Antiguo en el Nordeste de Cataluña. Contribución a la problemática de la evolución de las primeras comunidades neolíticas en el Mediterráneo occidental», Trabajos de Prehistoria, 51, pp. 55-75. BOSCH, J. et alii, 1992, «Les estructures d’habitat a l’assentament del Barranc d’en Fabra (Montsià)», Estat de la Investigació sobre el Neolític a Catalunya, 9é Col.loqui International d’Arqueologia de Puigcerdá, abril de 1991, Andorra, pp. 121-122. BROGLIO, A., 1975, «Le passage du Paléolithique Supérieur au Néolithique dans la Région Vénétie-Trentin-Frioul», L’Epipaléolithique Méditerranéen, Actas du Colloque International d’Axis-en-Provence 1972, pp. 5-21. BROWMAN, D. L., 1976, «Demografic correlations of the Wari conquest of Junin», American Antiquity, nº 41, pp. 465-477. CALADO, M. y ROCHA, L., 1996, «Neolitizaçao do Alentejo interior: o casos de Pavia e Evora» I Congres del Neolític a la Península Ibèrica (Gavá-Bellaterra 1995), Rubricatum 1 (2). pp. 673-682. CALAMICH, Mª D. et alii, 1999, «Los inicios y la consolidación de la economía de producción en la Depresión de Vera y Valle de Almanzorra (Almería)», II Congreso de Neolítico en la Península Ibérica. Saguntum-Plav, extra 2, pp. 475-483. CÆSARAUGUSTA 77 BUXÓ, R., 1988, «La reconstrucció de la vegetació prehistorica: el cas de les llavors i els fruits a Catalunya», Cota Zero, 4, pp. 39-45. 1991, «Nous elements de reflexió sobre l’adopció de l’agricultura a la Mediterrània occidental peninsular», Cota Zero, 7, pp. 68-75. 309 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón CAMPS, G., 1974, Les civilisations préhistoriques de l’Afrique du Nord et du Sahara. París. 1979, Manuel de la récherche prehistorique, 3ª edición, París, 1981, pp. 193-245. CAPEL, J.; NAVARRETE, Mª S.; HUERTAS, F. y LINARES, J., 1982, «Algunos aspectos del proceso de manufacturación de cerámicas neolíticas. Estudios del contenido en desgrasantes mediante lupa binocular», C.P.U.G., nº 7, Granada, pp. 73-111. CARRIÓN, F. y CONTRERAS, F., 1979, «Yacimientos neolíticos de la zona de Monclín, Granada» C.P.U.G., 4, pp. 21-56. CASADO, Mª P., 1983, «Los grabados de la cueva «Forcón«», Bolskan, 1, Huesca, pp. 183-192. CASAVONA, V., 1977, «El enterramiento doble de la Cova de la Sarsa (Bocairente, Valencia)», Archivo de Prehistoria Levantina, XV, pp. 27-36. CASTAÑOS, P. M.ª, 1983a, «La cueva de Chaves en Bastarás: Estudio de los restos óseos de la cueva de Chaves» Bolskan 1, Huesca, pp. 125-136. 1983b, «Estudio de los restos óseos de la «Cueva del Forcón» (Huesca)», Bolskan, 1, Huesca, pp. 177-182. 1987, «Estudio de los restos óseos de la cueva de la «Espluga de la Puyascada» (Huesca)», Bolskan, 4, Huesca, pp. 43-56. 1991, «Estudios de los restos faunísticos de la cueva del Moro (Olvena-Huesca)», Bolskan, 8, Huesca, pp. 79-107. 1993, «Estudio de los restos óseos de la cueva de Chaves» Bolskan 10, Huesca, pp. 9-30. 1996, «Estudio de los restos faunísticos de la cueva del Moro (Olvena, Huesca)» La cueva del Moro de Olvena (Huesca), vol. II. Bolskan 13. CASTILLO, A. del, 1947, «El Neoeneolítico», R. Menendez Pidal (dir.), Historia de España, tomo I, vol. I, Madrid. pp. 489-714. CÆSARAUGUSTA 77 CAUVIN, J., 1987, «Civilizaciones protoneolíticas en Asia Anterior» y «Las culturas aldeanas y las civilizaciones preurbanas en el Asia Anterior» en J. Lichardus y M. Lichardus-Itten, La protohistoria de Europa. El Neolítico y el calcolítico. Ed. Labor. Col. Nueva Clio. 1 bis Barcelona. pp. 3-58. 1988, «La néolithisation de la Turquie du sud-est dans son contexte procheoriental». Anatolica, 15, pp. 69-80. 310 CAVA, A., 1978, «El depósito arqueológico de la cueva de Marizulo (Guipúzcoa)», Munibe, 4, pp. 53-73. 1983, «La cueva de Chaves en Bastarás: La industria lítica de Chaves», Bolskan, 1, Huesca, 1984, pp. 95-124. 1986a, Las industrias del Epipaleolítico al Eneolítico en al cuenca del Ebro. Estudio tipológico. Tesis Doctoral, Universidad del País Vasco (inédita). 1986b, «La industria lítica de la prehistoria reciente en la cuenca del Ebro» Boletín del Museo de Zaragoza, nº 5, pp. 5-72. CAVA, A. y BEGUIRISTAIN, M. A., 1987, «Cronología absoluta de la estratigrafía del abrigo de La Peña (Marañón, Navarra)», Veleia, 4, pp. 87-94. 1991-2, «El yacimiento prehistórico del abrigo de La Peña (Marañón, Navarra)», Trabajos de Arqueología de Navarra, 10, pp. 69-135. CEBRIA, A.; FULLOLA, J. Mª; GARCÍA, P.; GRACIA, V. y MILLÁN, M., 1981, «Avance al estudio de los asentamientos con cerámica del Filador (Margalef de Monsant, Priorat, Tarragona)», Saguntum-Plav, 16, pp. 37-61. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón CAVA, A., 1990, «El Neolítico en el País Vasco», Munibe, 42, Homenaje a J. M. Barandiarán, pp. 97-106. 1993-4, «El yacimiento de Aizpea. Informe de las campañas 1991 y 1993» Trabajos de Arqueología de Navarra 11, pp. 255-259. 1994, «El mesolítico en la Cuenca del Ebro. Un estado de la cuestión». Zephyrus XLVII, pp. 65-91. CESARI, J. y MAGDELAINE, J., 1994, «Prenéolithique, Néolithique et Chalcolithique de la Corse: État de la Question» Les Civilisations méditerranéennes. XXIVème Congrés Prehistorique de France. Résumé des communications. Carcassonne, septiembre 1994, pp. 29-30. CIPOLLINI, M., 1992, «Il Neolitico nell’Italia meridionale e in Sicilia», en A. Guidi y M. Piperno (ed.): Italia preistorica. Manuali Laterza n.º 34. Roma. pp. 334-365. CIPOLLINI, M.; TOZZI, C. y VEROLA, L., 1994, «Le Néolithique ancien dans le sud-est de la Peninsule Italienne: Caracterisation culturelle, economie, structures d’habitat», Les Civilisations méditerranéennes. XXIVème Congrès Prehistorique de France. Résumé des communications. Carcassonne, septiembre 1994, pp. 21-22. CLARK, G. A., 1986, «El nicho alimenticio humano en el N de España desde el Paleolítico hasta la romanización», Trabajos de Prehistoria 43, pp. 159-184. CLARKE, D. L., 1984, Arqueología Analítica. Ed. Bellaterra. 2ª edición. Barcelona. CONSTANTINI, L. y TOZZI, C., 1987, «Un gisement à céramique imprimée dans le subapennin de la Daunia (Lucera, Foggia): le village de Ripa Teta. Economie et culture matérielle», J. Guilaine et alii (dirs.) Premières communautés paysannes en Méditerranée occidentale. Actes du Colloque International du CNRS, Montpellier 1983. París, pp. 387-394. CORNAGGIA, O., 1956, «I ciottoli della stazione palafitticola della Lagoza di Besnate», Bulletino di Paletnologia Italiana. nuova serie X, vol. 65, 143-156. CÆSARAUGUSTA 77 CLOP, X.; FAURA, J. M. y GANGONELLS, M., 1992, «La cronologia absoluta del Neolític Antic a Catalunya: una visió de conjunt», Estat de la Investigació sobre el Neolític a Catalunya. 9é Col.loqui International d’Arqueologia de Puigcerdá Abril de 1991, Andorra, pp. 63-65. 311 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón COSTIN, C., 1991, «Craft Specialization: Issues in Defining, Documenting, and Explaining the Organization of Production», M. B. Schiffer (ed.), Archaeological Method and Theory. vol. 3, University of Arizona Press/Tucson. pp. 1-56. COURTIN, J., 1974, Le Néolithique de la Provence. Mémoires de la Société préhistorique française, II. París. 1975, «Le Mésolithique de la Baume Fontbrégoua à Salernes (Var.)», Cahiers ligures de préhistoire et d’archéologie 24, pp. 110-117. CRIADO, F., 1993, «Límite y posibilidades de la arqueología del paisaje» SPAL 2, pp. 9-55. CUADRAS, C. M., 1981, Metodos de Análisis multivariante, Colc. Laboratorio de Calculo, nº 23, Ed. Universitaria, Barcelona. CUNHA SERRAO, E. da, 1979, «Sobre a periodizaçao do Neolítico e Calcolítico do territorio portugués» Trabalhos do Grupo de Estudios Arqueológicos do Porto 3, Actas de la 1.ª mesa redonda sobre Neolítico e Calcolítico em Portugal. Oporto 1978, pp. 147-182. DAVIDSON, I. y BAILEY, G. N., 1984, «Los yacimientos, sus territorios de explotación y la topografía», Boletín del Museo Arqueológico Nacional, II, Madrid, pp. 25-46. DELIBES, G., 1985, «El Neolítico. Los comienzos de la agricultura y la ganadería en la Meseta», Historia de Castilla y León. tomo I la Prehistoria del Valle del Duero. pp. 22-35. DÍEZ, A., 1995, «El asentamiento de la Peña Oviedo: la colonización de las áreas montañosas de la cornisa cantábrica» Iº agricultores y ganaderos en el Cantábrico y Alto Ebro, Karrantza 1993. Cuadernos de la sección de Prehistoria-Arqueología 6, pp. 105-120. DÍEZ, A. et alii, 1995, «La neolitización en las comarcas de Liébana y Polaciones (Cantabria): implicaciones socio-económicas», Actas dos Trabalhos de Antropología y Etnología, vol. XXXV, t. 2, pp. 55-67. CÆSARAUGUSTA 77 DINIZ, M., 1996, «A Neolitizaçao no interior/sul de Portugal: una proposta alternativa» I Congres del Neolític a la Península Ibèrica (Gavá-Bellaterra 1995), Rubricatum 1 (2), pp. 683-688. 312 ECHALLIER, J. C., 1984, Elements de téchnologie céramique et d’analyse des terres cuites archeologiques, Documents d’Archéologie meridionale, «Methodes et Techniques» nº 3. Lambesc. ECHEVERRÍA, Mª T., 1996, «El valle del Matarraña: estudio del medio natural», El abrigo de Els Secans (Mazaleón, Teruel). Campañas de excavación de 1986 y 1987. La ocupación del Valle del Matarraña durante el Epipaleolítico y el Neolítico Antiguo. Al-Qannis, 6, pp. 77-83. EDO, M.; BLASCO, A. y VILLALBA, M. J., 1992, «Can Tintorer. Origen y distribución de minerales verdes en el Noreste Peninsular durante el Neolítico», Aragón/Litoral Mediterráneo: Intercambios durante la Prehistoria (Zaragoza, 1990), Zaragoza, pp. 361-373. EIROA, J. J., 1983, «Pinturas de estilo levantino en Caspe: El abrigo del Plano del Pulido» Cuadernos de Estudios Caspolinos IX, pp. 137-46. ENRÍQUEZ, J. J., 1996, «Vestigios neolíticos de la cuenca media del Guadiana (provincia de Badajoz)», I Congrés del Neolític a la Península Ibèrica (Gavá-Bellaterra 1995), Rubricatum 1 (2). pp. 689-696. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón EDO, M. y BLASCO, A., 1992, «Un nou punt de coincidència amb l’arqueologia experimental: les estructures neolítiques d’emmagatzament de Can Sadurní, Begues», Estat de la Investigació sobre el Neolític a Catalunya. 9é Col.loqui International d’Arqueologia de Puigcerdá Abril de 1991, Andorra. pp. 109-111. EMERSON, T. E., 1989, «Water, Serpents and the Underworld: An Exploration into Cahokia Symbolism», P. Galloway (ed.), The Southeastern Ceremonial Complex: Artifacts and Analysis, University of Nebraska Press, Nebraska. pp. 45-92. ERICSON, J. E.; READ, D. W. y BURKE, C., 1972, «Research Design: The Relationships Between the Primary Functions and the Physical Properties of Ceramic Vessels and Their Implications for Ceramic Distributions on Archaeological Sites», Anthropology UCLA, nº 3, pp. 84-95. ESCALON DE FONTON, M., 1971, «Les phénomenes de la néolithisation dans le Midi de la France», Fundamenta VI, pp. 122-65. ESQUIVEL, J. A.; CONTRERAS, F.; MOLINA, F. y CAPEL, J. 1991, «Una aplicación de la Teoría de la Información al análisis de datos definidos mediante variables cualitativas multiestado: medidas de similaridad y análisis cluster», Complutum, nº 1, Madrid, pp. 53-64. ESTÉVEZ, J. y MARTÍN, A., 1982, «El nivel epicardial de la Cova del Frare (Matadepera, Barcelona)», Le Néolithique Ancien Méditerranéen. Archéologie en Languedoc, Actes du Colloque International de Préhistoire, Montpellier, 1981, Archéologie en Languedoc, nº spécial, pp. 129-233. ESTREMERA, 1999, «Sobre la Trayectoria del Neolítico Interior: precisiones a la secuencia de la cueva de la Vaquera (Torreiglesias, Segovia)», II Congreso de Neolítico en la Península Ibérica. Saguntum-Plav, extra 2, pp. 245-250. EVANS, J. D., 1971, The Prehistoric Antiquities of the Maltese Islands. A Survey. Londres. CÆSARAUGUSTA 77 ESTÉVEZ, J. y LULL, V., 1985, «Aplicación de la biometría elemental al análisis cerámico (I)», 1as Jornadas de metodología de Investigación Prehistórica (Soria 1981), Madrid, pp. 235239. 313 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón EVANS, J. D., 1987, «The development of neolithic communities in the central mediterranean: Western Greece to Malta», J. Guilaine et alii (dirs.), Premières communautés paysannes en Méditerranée occidentale. Actes du Colloque International du CNRS, Montpellier 1983, París, pp. 321-327. FÁBREGAS, R.; FERNÁNDEZ, C. y RAMIL, P., 1997, «La adopción de la economía productora en el noroeste ibérico», A. A. Rodríguez Casal (ed.), O Neolítico Atlántico e as orixes do Megalitismo. Universidad de Santiago de Compostela, pp. 463-485. FÁBREGAS, R. y SUÁREZ, J., 1999, «El proceso de neolitización en Galicia», II Congreso de Neolítico en la Península Ibérica. Saguntum-Plav, extra 2, pp. 541-548. FERNÁNDEZ, V. M. y GARCÍA DE LA FUENTE, M., 1991, «El tratamiento informático de datos funerarios cualitativos: análisis de correspondencias y algoritmo ID3 de Quinlan», Complutum, 1, Madrid, pp. 123-131. FERNÁNDEZ CHITI, J., 1984, Diccionario de cerámica, 3 tomos, ed. Condorhuasi, Buenos Aires. FERNÁNDEZ ERASO, J., 1988, «Cerámica cardial en la Rioja Alavesa», Veleia, 5, pp. 97-105. 1992, «El Neolítico cardial de Peña Larga. Cripán (Alava)», Aragón/Litoral Mediterráneo: Intercambios durante la Prehistoria (Zaragoza, 1990), Zaragoza, pp. 375-381. 1997, Excavaciones en el abrigo de Peña Larga (Cripán, Álava): memorias de las excavaciones arqueológicas 1985-1989. Memorias de yacimientos alaveses, 4. FERNÁNDEZ MIRANDA, M., 1977, «Cuestiones sobre la neolitización en la Península Ibérica», Revista de Occidente, 19, pp. 2-7. FERNÁNDEZ MIRANDA, M. y MOURE, A. 1975, «El abrigo de Verdelpino (Cuenca). Un nuevo yacimiento neolítico en el interior de la Península Ibérica», N. A. H. Prehistoria, 3, pp. 191-236. FERNÁNDEZ MIRANDA, F. et alii., 1993, «El sustrato Neolítico en la cuenca de Vera (Almería)», Trabajos de Prehistoria, 50, pp. 57-85. CÆSARAUGUSTA 77 FERNÁNDEZ POSSE, M.ª D., 1980, «Los materiales de la Cueva del Aire de Patones (Madrid)», N. A. H. Prehistoria,10, Madrid, pp. 39 y ss. 314 FOLEY, R., 1977, «Space and Energy» en D. L. Clarke (ed.), Spatial Archaeology. Academic Press. Londres, pp. 168-188. FORTEA, J., 1973, Los complejos microlaminares y geométricos del Epipaleolítico mediterráneo español, Monografías del Seminario de Prehistoria y Arqueología, nº 4. Salamanca. 1974, «Algunas aportaciones a los problemas del arte rupestre levantino». Zephyrus, XXV, pp. 250. FORTEA, J. y MARTÍ, B., 1984-5, «Consideraciones sobre los inicios del neolítico en el Mediterráneo español», Zephyrus, XXXVII-XXXVIII, Salamanca, pp. 167-199. FORTEA, J. et alii, 1987, «Epipaleolítico y Neolitización en la zona ibérica oriental de la Península Ibérica», J. Guilaine et alii (dirs.), Premières communautés paysannes en Méditerranée occidentale. Actes du Colloque International du CNRS, Montpellier 1983, París, pp. 581-591. FREISES, A. y MONTJARDIN, R., 1982, «Le Néolithique cortier du Midi de la France», Le Néolithique Ancien Méditerranéen. Archéologie en Languedoc, Actes du Colloque International de Préhistoire, Montpellier, 1981. Archéologie en Languedoc, nº spécial, pp. 201228. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón FORTEA, J., 1975, «Tipología, hábitat y cronología relativa del Estany Gran de Almenara», C. P. A. C., 2, pp. 22-31. FULLOLA, J. Mª; GARCÍA, P. y CEBRIA, A., 1987, «El abrigo del Filador y el proceso de Neolitización en el valle del Montsant (Tarragona, Catalunya)», J. Guilaine et alii (dirs.), Premières communautés paysannes en Méditerranée occidentale. Actes du Colloque International du CNRS, Montpellier 1983, París, pp. 599-606. FUMANAL, R., 1986, Sedimentología y clima del País Valenciano. Las cuevas habitadas en el Cuaternario reciente. S.I.P. Serie de Trabajos Varios, nº 83, Valencia. GALIAY, J., 1934, Cartillas de Arte Aragonés y Arqueología. I. Prehistoria. (Edad de la Piedra), Zaragoza. 1945, Prehistoria de Aragón, «Institución Fernando el Católico», Zaragoza. GALLART, Mª D. y LÓPEZ, F., 1988a, «Análisis mineralógicos de las cerámicas neolíticas de la Cueva de Chaves (Casbas, Huesca)», Bolskan, 5, Huesca, pp. 5-26. 1988b, «Mineralogía de las cerámicas de la Edad del Bronce de la Cueva del Moro (Olvena, Huesca)», Bolskan, 5, Huesca, pp. 29-38. 1989, «Estudios mineralógicos de las cerámicas neolíticas de Alonso Norte (Alcañiz, Teruel)», Al-Qannis, nº 1, Alcañiz, pp. 65-73. GALLART, Mª D.; MATA, Mª P. y LÓPEZ, F., 1991, «La DRX y el análisis de imagen en el estudio de cerámicas arqueológicas. Aplicación a las carámicas neolíticas de Alonso Norte (Alcañiz, Teruel)». Boletín de la Sociedad Española de Mineralogía, 14, pp. 79-88. CÆSARAUGUSTA 77 GALLART, Mª D., 1977, «La tecnología cerámica», Cova de L’Or. (Beniarrés-Alicante), Serie Trabajos Varios del S.I.P., vol. II. Valencia, pp. 165-173. 1980, «La tecnología de la cerámica neolítica valenciana», Saguntum-Plav, 15, Sagunto, pp. 57-91. 315 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón GALLART, Mª D. y MATA, Mª P., 1995, «Análisis mineralógicos de las cerámicas de la Cueva del Moro (Olvena, Huesca)», La cueva del Moro de Olvena (Huesca), vol. I, Bolskan 12, pp. 171180. GALLAY, A., 1989, «La place des Alpes dans la néolithisation de l’Europe», O. Aurenche y J. Cauvin (eds.). Neolithisations. B.A.R. International Series 516. Oxford, pp. 227-54. 1990, «La place des Alpes dans la néolithisation de l’Europe», P. Biagi (ed.), The Neolithisation of the Alpine Region. Monografie di Natura Bresciana, nº 13, pp. 23-42. GALLAY, A.; CARAZZETTI, R. y BRUNIER, C., 1987, «Le Néolithique ancien des Alpes Centrales (fin du 5.º millénaire) est ses relations avec la Méditerranée», J. Guilaine et alii (dirs.), Premières communautés paysannes en Méditerranée occidentale, Actes du Colloque International du CNRS, Montpellier 1983, París, pp. 479-484. GARCÍA, M., 1993, «Arqueología y Ciencia. La caracterización de cerámicas arqueológicas en España», Arqritica nº 3, 1er trimestre, pp. 3-5. GARCÍA GAZÓLAZ, J., 1995, «Apuntes para la comprensión de la dinámica de ocupación del actual territorio navarro entre el VI y III milenio», Cuadernos de Arqueología de la Universidad de Navarra 3, pp. 85-146. GARCÍA HERAS, M. y OLAETXEA, C., 1992, «Métodos y análisis para la caracterización de cerámicas arqueológicas. Estado actual de la investigación en España» A.Esp.A. 65, pp. 263-289. GARCÍA RINCÓN, J. M. et alii 1996, «Aproximación al poblamiento Neolítico de la tierra llana de Huelva», I Congrés del Neolític a la Península Ibèrica (Gavá-Bellaterra 1995), Rubricatum 1 (2), pp. 639-645. GARCÍA SANTESMASES, J. M., 1984, «Análisis Factorial de Correspondencias» en J. J. Sánchez Carrión (ed.), Introducción a las técnicas de análisis multivariable aplicadas a las Ciencias Sociales. Centro de Investigaciones Sociológicas. pp. 75-105. GARCÍA, P.; BERGADA, M. y DOCE, R., 1990, «El estrato 4 del Filador (Priorat, Tarragona): un ejemplo de la transición Epipaleolítico-Neolítico en el sur de Cataluña», Saguntum-Plav, 23, pp. 61-76. CÆSARAUGUSTA 77 GARDIN, J. C., 1985, Code pour l’analyse des formes de poteries, ed. C.N.R.S., París. 316 GASCO, J., 1985, Les installations du quotidien, Documents d’Archéologie Française, nº 1, París. GAVILÁN, B., 1991, «Análisis macroespacial de ocho yacimientos neolíticos en cueva de la Subbética cordobesa: una contribución al estudio de la explotación de recursos durante la prehistoria», CuPAUAM, 8, pp. 35-53. GILMAN, A. y THORNES, J. B., 1985, El uso del suelo en la prehistoria del suereste de España, Fundación Joan March, Madrid. GIMBUTAS, M., 1991, Dioses y diosas de la Vieja Europa, 7000-3500 a. C., Ed. Istmo, Col. Arte, Técnicas y Humidades, nº 9. GONZÁLEZ, A., 1996, «Asentamientos neolíticos en la Alta Extremadura» I Congrés del Neolític a la Península Ibèrica (Gavá-Bellaterra, 1995), Rubricatum 1 (2), pp. 697-705. 1999, «Comunidades neolíticas en los riberos Alto-Extremeños del Tajo», II Congreso de Neolítico en la Península Ibérica. Saguntum-Plav, extra 2, pp. 531-540. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón GAVILÁN, B. y VERA, J. C., 1997, «Nuevos datos sobre los patrones de poblamiento Neolítico y Calcolítico al aire libre en el piedemonte de las Sierras Subbéticas», Antiquitas 8, pp. 5-22. GONZÁLEZ, C. y GONZÁLEZ, M., 1986, La Prehistoria en Cantabria, ed. Tantin. GONZÁLEZ, F. y MERINO, V., 1974, «Pinturas rupestres de Ladruñan: El cazador de la Fonseca», Boletín Informativo de la Excma. Diputación Provincial de Teruel. GRIFONI, R. y RADI, G., 1994, «Le Néolithique de l’Italie centrale adriatique», Les Civilisations mediterranéennes. XXIVème Congrès Prehistorique de France. Résumé des communications. Carcassonne, septiembre 1994, pp. 23-24. GUERRERO, V. M., 1996, «El Neolítico balear: status quaestionis e hipótesis de trabajo», I Congres del Neolític a la Península Ibèrica (Gavá-Bellaterra 1995), Rubricatum 1 (2), pp. 805-822. 1999, «Rectificaciones y nuevos enfoques al tránsito de la caza-recolección en una economía productora en Baleares», II Congreso de Neolítico en la Península Ibérica, Saguntum-Plav, extra 2, pp. 565-570. GUILAINE, J., 1974, La Balma de montbolo et le néolithique de L’Occident Méditerranéen, Toulouse. 1976a, «La neolitización de las costas mediterráneas de Francia y España», C. P. A. C., 3, Castellón, pp. 30-50. 1976b, Premiers bergers et paysans de l’Occident Méditerranéen. París. 1981, «Problèmes actuels de la néolithisation et du néolithique ancien en Méditerranée occidentale», J. G. P. Best y N. M. W. de Vries (eds.), Interaction and Acculturation in the Mediterranean, Amsterdam 1980, pp. 3-22. 1986, «Le Néolithique ancien en Languedoc et Catalogne. Élements et réflexions pour un essai de périodisation», Le Néolithique de la France. Hommage à G. Bailloud, Ed. Picard, París, pp. 71-82. CÆSARAUGUSTA 77 GUERRESCHI, G., 1971-2, «Nota per una classificazione delle ceramiche prehistoriche», Sibrium, t. XI, pp. 215-338. 317 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón GUILAINE, J., 1995, «Els primers productors, el neolític antic de la Balma Margineda», en J. Guilaine y M. Martzuluff (dirs.): Les excavaciós a la Balma de la Margineda (1979-1991), Andorra, vol. III, pp. 253-263. GUILAINE, J. y MARTZULUFF, M., 1995, (dirs.), Les excavaciós a la Balma de la Margineda (1979-1991), 3 vol., Andorra. GUILAINE, J. y FERREIRA, E. V., 1970, «Le Néolithique ancien au Portugal», Bulletin de la Société Préhistorique Française, 67, París, pp. 304-322. GUILAINE, J. et alii, 1979, L’abri Jean Cros. Essai d’aproche d’un groupe humain du Néolithique ancien dans sons environnement, Centre d’Anthropologie des Sociétés rurales, Toulouse. 1985a, «La Balma Margineda», Les dossiers, histoire et archéologie 96, Andorra, pp. 9-33. 1985b, «Evolution du milieu pendant le post-glaciaire dans les Pyrenées andorranes: premiers resultats des recherches a la Balma Margineda», Cahiers Ligures de Préhistoire et de Protohistoire N.S., nº 2, pp. 193-215. GUILAINE, J.; FREISES, A.; MONTJARDIN, R. y BARBAZA, M. 1984, Leucate-Correge. Hábitat noyé du Néolithique Cardial, Toulouse. GUILAINE, J.; LLONGUERAS, M.; MARCET, R.; PETIT, Mª A. y VAQUER, J., 1981, «La Cova del Toll (Moià, Barcelona)», Neolitic a Catalunya. Taula rodona de Montserrat (Abadía de Montserrat 1980), Montserrat, pp. 113-121. GUINEA, M. y HERAS, C. M., (1991, «Algunos ejemplos de la aplicación del análisis de correspondencias en arqueología», Complutum, 1, Madrid, pp. 113-122. GUSI, F., 1975, «El yacimiento lacustre epipaleolítico del Estany Gran de Almenara (Castellón)», C. P. A. C., 2, pp. 11-14. GUTIÉRREZ LÓPEZ, J. Mª et alii, 1996, «Yacimientos neolíticos al aire libre con cardiales: El asentamiento de Esprilla (Espera, Cádiz). Propuesta de otro modelo neolítico para Andalucía Occidental», I Congres del Neolític a la Península Ibèrica (Gavá-Bellaterra 1995), Rubricatum 1 (2), pp. 627-638. CÆSARAUGUSTA 77 GUTIÉRREZ, M.; PEÑA, J. L. y SIMÓN, J. L., 1982, «El Karst en el sector centroriental de la Cordillera Ibérica», Actas de la Reunión Monográfica sobre el Karst-Larra. pp. 81-92. 318 HAMEAU, P., 1987, «Le niveau a céramique imprimée dans le Néolithique Grec», J. Guilaine et alii (dirs.), Premières communautés paysannes en Méditerranée occidentale. Actes du Colloque International du CNRS, Montpellier 1983, París, pp. 329-334. HERNANDO, A., 1999a, «El Neolítico como clave de la identidad moderna: la difícil interpretación de los cambios y los desarrollos regionales», II Congreso de Neolítico en la Península Ibérica, Saguntum-Plav, extra 2, pp. 583-588. HERON, C. y EVERSHED, R. P., 1993, «The Analysis of Organic Residues and the study of Pottery Use», M. B. Schiffer (ed.), Archaeological Method and Theory, vol. 5, University of Arizona Press, Tucson & London, pp. 247-284. HERRERO, M. A. y NIETO, E., 1994, «Campaña de excavación arqueológica’91 en Arrastradero I (Parque Cultural de Albarración, Teruel)», Arqueología Aragonesa 1991, pp. 83-84. HOPF, M. y MUÑOZ, A. Mª, 1974, «Neolithische Pflanzenreste aus der Höle Los Murcielagos bei Zuheros, Prov. Córdoba», Madrider Mitteilungen, 15, pp. 9-27. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón HERNANDO, A., 1999b, Los primeros agricultores de la Península Ibérica, Ed. Síntesis, Col. Arqueología Prehistórica. HOPF, M. y PELLICER, M., 1970, «Neolithische Getreidefunde aus der Höle von Nerja (prov. Málaga)», Madrider Mitteilungen, 11, pp. 18-34. IBÁÑEZ, Mª J.; PELLICER, F. y YETANO, M., 1983, «Rasgos geomorfológicos del contacto entre la Cordillera Ibérica y la Depresión del Ebro (sector aragonés)», Geographicalia, 18, pp. 3-19. IGLESIAS, J. C.; ROJO, V. A. y ÁLVAREZ, V., 1996, «Estado de la cuestión sobre el Neolítico en la Submeseta Norte», I Congrés del Neolític a la Península Ibèrica (Gavá-Bellaterra 1995), Rubricatum 1 (2), pp. 721-734. JARMAN, M. R., 1972, «A territorial model for archaeology: a behavioural and geographical approach.», D. L. Clarcke (ed.), Models in archaeology, Londres, pp. 705-733. JIMÉNEZ, J., 1998, «La neolitización de la Cuenca Alta del Tajo: nuevas propuestas interpretativas para el Neolítico en la Meseta», Complutum 9, pp. 27-47. 1999, «El proceso de neolitización en el Interior peninsular», II Congreso de Neolítico en la Península Ibérica, Saguntum-Plav, extra 2, pp. 493-501. JORDÁ, F., 1953, «Notas sobre los comienzos del Neolítico en nuestra Península», Archivum, III, pp. 13 y ss. 1977, Historia de Asturias. Prehistoria, ed. Ayalga, tomo I. 1986, (coord.), La Prehistoria de la Cueva de Nerja, (Málaga), Trabajos sobre la cueva de Nerja, nº 1, Málaga. JORDÁ, F. y ALCÁCER, J., 1949, La covacha de Llatas (Andilla), Serie Trabajos Varios del S.I.P., nº 11, Valencia. CÆSARAUGUSTA 77 JIMÉNEZ SANZ, P. J. et alii, 1997, «Nuevos datos sobre el Neolítico meseteño: La provincia de Guadalajara», Balbín y Bueno (eds.), II Congreso de Arqueología Peninsular. Zamora, 24 al 27 septiembre 1996. Fundación Rei Alfonso Henriques, pp. 33-47. 319 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón JOUSSAUME, R. et alii., 1987, «La centre-Ouest au Neolíthique ancien», J. Guilaine et alii (dirs.), Premières communautés paysannes en Méditerranée occidentale. Actes du Colloque International du CNRS, Montpellier 1983, París, pp. 693-703. JUAN CABANILLES, J., 1984, «El utillaje lítico en sílex del litoral mediterrámeo peninsular», SaguntumPlav, 18, pp. 49-102. 1985, «El complejo epipaleolítico geométrico (Facies Cocina) y sus relaciones con el Neolítico antiguo», Saguntum-Plav, 19, pp. 9-30. 1992, «La Neolitización de la vertiente mediterránea peninsular. Modelos y Problemas», Aragón/Litoral Mediterráneo: Intercambios durante la Prehistoria (Zaragoza, 1990), Zaragoza, pp. 255-268. KENYON, K. M., 1957, Digging up Jericho. Londres. 1960, «Excavations at Jericho, 1957-8», Palestine Exploration Quartely. July-December. KUNST, M. y ROJO, M., 1999, «El valle de Ambrona: un ejemplo de la primera colonización neolítica de las tierras del interior peninsular», II Congreso de Neolítico en la Península Ibérica, Saguntum-Plav, extra 2, pp. 259-270. LANFRANCHI, F. de, 1987, «Le Néolithique de Curacchiaghiu. Position chronologique et culture matérielle. Son importance dans l’ensemble Corso-sarde», J. Guilaine et alii (dirs.), Premières communautés paysannes en Méditerranée occidentale. Actes du Colloque International du CNRS, Montpellier 1983. París, pp. 439-442. LANFRANCHI, F. de; WEISS, M. C., (1976, «Les Civilisations néolithiques en Corse», Préhistorie Française, t. II, París. pp. 433-442. CÆSARAUGUSTA 77 LAZARICH, Mª et alii, 1997, «El Retamar (Puerto Real, Cádiz). Un asentamiento neolítico especializado en la pesca y el marisqueo», Balbín y Bueno (dirs.), II Congreso de Arqueología Peninsular. Zamora, 24 al 27 septiembre 1996, Fundación Rei Alfonso Henriques, pp. 49-58. 320 LICHARDUS, J. y LICHARDUS-ITTEN, M., 1987a, La protohistoria de Europa. El Neolítico y el calcolítico, Ed. Labor, Col. Nueva Clio, 1 bis Barcelona. 1987b, «Difusión de la civilización neolítica en Europa y evolución historicocultural hasta el final del calcolítico», en J. Lichardus y M. Lichardus-Itten, La protohistoria de Europa. El Neolítico y el calcolítico, Ed. Labor, Col. Nueva Clio, 1 bis Barcelona, pp. 59-311. LÓPEZ, P., 1978, «Resultados polínicos del holoceno en el Península Ibérico», Trabajos de Prehistoria, 35, Madrid, pp. 9-44. 1992, «Análisis polínico de cuatro yacimientos en el Bajo Aragón», Aragón/Litoral Mediterráneo: Intercambios durante la Prehistoria (Zaragoza, 1990), Zaragoza, pp. 235-242. LÓPEZ, P. y CACHO, C., 1979, «La cueva del Higuerón (Málaga). Estudio de sus materiales», Trabajos de Prehistoria, 36, pp. 11-81. LORRIO, A. J., 1991, «Clasificación automática de formas cerámicas completas: un estudio comparativo de diversos métodos multivariantes», Complutum, nº 1, Madrid, pp. 99-112. LLANOS, A. y VEGAS, J. I., 1974, «Ensayo de un método para el estudio y clasificación tipológica de la cerámica», Estudios de Arqueología Alavesa, tomo VI, Vitoria, pp. 265-313. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón LÓPEZ, P. y LÓPEZ, J. A., 1996, «Análisis paleopalinológicos del yacimiento de «Els Secans»: dinámica de la vegetación durante el Cuaternario», en El abrigo de Els Secans (Mazaleón, Teruel). La ocupación del Valle del Matarraña durante el Epipaleolítico y el Neolítico Antiguo. Monográfico de Al-Qannis, 6, pp. 84-89. LLOBREGAT, T. E. et alii., 1981, «Cova de Les Cendres (Teulada, Alicante). Informa preliminar», Revista del Instituto de Estudios Alicantinos, 34, Alicante, pp. 87 y ss. LLONGUERAS, M., 1981a, «Aproximació als antecedents de la Industria lítica del Neolític Antic català», Neolitic a Catalunya. Taula rodona de Montserrat (Abadía de Montserrat 1980), Montserrat, pp. 29-32. 1981b, «La Balma de l’Espluga (Sant Quirze Safaja, Barcelona)», Neolitic a Catalunya. Taula rodona de Montserrat (Abadía de Montserrat 1980), Montserrat, pp. 123-135. 1987, «Los antecedentes y el proceso de neolitización en Cataluña», J. Guilaine et alii (dirs.), Premières communautés paysannes en Méditerranée occidentale, Actes du Colloque International du CNRS, Montpellier 1983, París, pp. 593597. MANDADO, J. y TILO, Mª A., 1995, «Análisis de las materias primas líticas utilizadas en el yacimiento de Olvena», La cueva del Moro de Olvena (Huesca), vol. I, Bolskan 12, pp. 87-103. MANFREDINI, A., 1987, «Problemi relativi al Pui’antico neolitico Mediterraneo e alle comunita’di Villaggio del Tavoliere», J. Guilaine et alii (dirs.), Premières communautés paysannes en Méditerranée occidentale, Actes du Colloque International du CNRS, Montpellier 1983, París, pp. 367-376. CÆSARAUGUSTA 77 MALUQUER, J., 1955, «Los talleres de sílex al aire libre del Norte de Aragón», Principe de Viana, 58, pp. 9-32. 1965, «Prólogo», A. Mª Muñoz, La cultura neolítica catalana, Barcelona, pp. IXXIX. 1982, «Cova del Parcó. Alós de Balaguer», Les excavacions arqueològiques a Catalunya en els darrers anys. Les excavacions Arqueològiques a Catalunya, 1, pp. 153154. 321 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón MARCADAL, Y., 1974, La céramique du premier âge du fer en Aquitaine, Revue Historique et Archéologique du Libournais, XLII, nº 152, pp. 43-62. MARÍN, J. L.; PEÑA, J. L. et alii, 1987, «El marco natural aragonés», Enciclopedia temática de Aragón, tomo 5 «Geografía», Zaragoza, pp. 27-145. MARTÍ BONO, C. y MENÉNDEZ AMOR, J., 1977, «Análisis polínico de una turbera postglaciar en el alto valle del Gállego (Aragón)», Actas de la II Reunión Nacional del Grupo de Trabajo del Cuaternario, Jaca, 1975. MARTÍ, B., 1977, Cova de L’Or. (Beniarrés-Alicante), Serie Trabajos Varios del S.I.P., nº 51, vol. I. 1978, «El Neolítico de la Península Ibérica. Estado actual de los problemas relativos al proceso de neolitización y evolución de las culturas neolíticas», Saguntum-Plav, 13, pp. 59-98. 1982, «Neolitización y Neolítico Antiguo en la zona oriental de la Península Ibérica», Le Néolithique Ancien Méditerranéen. Archéologie en Languedoc, Actes du Colloque International de Préhistoire, Montpellier, 1981, Archéologie en Languedoc, nº spécial, pp. 97-106. 1983, «Cova de L’Or (Benicairente, Valencia). Memorias de las campañas de excavación 1975-1979», N. A. H. Prehistoria, 16, pp. 11 y ss. 1992, «Economía y medio ambiente en el Neolítico del País Valenciano», Elefantes, Ciervos y Ovicápridos. Economía y aprovechamiento del Medio en la Prehistoria de España y Portugal. Universidad de Cantabria. pp. 229-241. MARTÍ, B. y JUAN CABANILLES, J., 1987, El Neolític Valencià. Els primers agricultors i ramaders, S.I.P. 1989, «IV. El Neolítico Antiguo en el País Valenciano», El Neolítico Antiguo. Los primeros agricultores y ganaderos en Aragón, Cataluña y Valencia (Huesca, 1989), Zaragoza, pp. 27-33. 1997, «Epipaleolítico y Neolíticos: población y territorio en proceso de neolitización en la Península Ibérica» Espacio, Tiempo y Forma. Serie I Prehistoria y Arqueología. UNED, pp. 215-264. CÆSARAUGUSTA 77 MARTÍ, B. et alii, 1980, Cova de L’Or. (Beniarrés-Alicante), Serie Trabajos Varios del S.I.P., nº 65 vol. II, Valencia. 1987, «El Neolítico Antiguo en la zona oriental de la Península Ibérica», J. Guilaine et alii (dirs.), Premières communautés paysannes en Méditerranée occidentale. Actes du Colloque International du CNRS, Montpellier 1983. París, pp. 607-619. 322 MARTÍN, A., 1980, «Avance de los resultados obtenidos de las excavaciones de la Cova Frare (Matadepera, Barcelona)», Arrahona, 10, Sabadell, pp. 37-54. 1982, «Cova Frare, Matadepera», Les excavacions arqueològiques a Catalunya en els darrers anys. Les excavacions Arqueològiques a Catalunya, 1, pp. 81-83. 1990a, «El Neolítico antiguo en Cataluña. Trayectoria de su investigación», J. Guilaine y X. Gutherz (dir.), Autour de Jean Arnal, Montpellier, pp. 37-54. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón MARTÍN, A., 1990b, «El neolític i el calcolític al Valles», El Valles: arqueologia i perspectiva historica. Cerdanyola 1988, Limes, 1, pp. 10-22. 1992a, «Dinámica del Neolítico Antiguo y Medio en Cataluña», Aragón/Litoral Mediterráneo: Intercambios culturales durante la Prehistoria, (Zaragoza, 1990), Zaragoza, pp. 319-333. 1992b, «La economía de producción a lo largo del Neolítico en Cataluña», Elefantes, ciervos y ovicápridos. Economía y aprovechamiento del Medio en la Prehistoria de España y Portugal. Universidad de Cantabria, pp. 203-228. 1992c, «Problèmes de caracterització dels grups del Neolític Antic, a través del registre ceràmic», Estat de la Investigació sobre el Neolític a Catalunya. 9é Col.loqui International d’Arqueologia de Puigcerdá Abril de 1991, Andorra, pp. 66-67. 1992d, «Lectura de la distribució i caracterització dels jacimients cardials», Estat de la Investigació sobre el Neolític a Catalunya. 9é Col.loqui International d’Arqueologia de Puigcerdá Abril de 1991, Andorra, pp. 68-71. 1992e, «Aportacions del C14 en la periodització del Neolític a Catalunya», Estat de la Investigació sobre el Neolític a Catalunya. 9é Col.loqui International d’Arqueologia de Puigcerdá Abril de 1991, Andorra, pp. 309-313. MARTÍN GÓMEZ, J. y CAMPOS, P., 1996, «El proceso de adquisición y consolidación de estrategias productivas en entorno fluviomarítimo: estuario Tinto-Odiel (Huelva) como referencia», I Congres del Neolític a la Península Ibèrica (Gavá-Bellaterra 1995), Rubricatum 1 (1), pp. 109-114. MARTÍN, A.; BIOSCA, A. y ALBAREDA, M. J., 1985, «Excavacions a la Cova Frare (Matadepera, Valles Occidental). Dinamica ecologica, sequencia cultural i cronologica absoluta», Tribuna d’Arqueologia 1983-4, pp. 91-103. MARTÍNEZ ANDREU, M., 1983, «Aproximación al estudio del Epipaleolítico en la región de Murcia», XVI C.N.A., Murcia 1982, Zaragoza, 39-52. MARTÍNEZ FERNÁNDEZ, Mª J. y GAVILÁN, B., 1997, «Análisis de explotación del territorio a través de la captación de arcilla por parte de una sociedad neolítica», Balbín y Bueno (dir.), II Congreso de Arqueología Peninsular. Zamora, 24 al 27 septiembre 1996, pp. 77-82. MARTÍNEZ SANTAOLALLA, J., 1941, Esquema Paletnológico de la Península Ibérica, Madrid, pp. 141-166. MATSON, F. R., 1965, ed., Ceramics and Man, Aldine, Chicago. MAYA, J. L., 1983, «La cueva de Chaves en Bastarás: Comentario a los materiales de la Edad del Bronce», Bolskan, 1, 1984, pp. 39-67. CÆSARAUGUSTA 77 MARTÍNEZ SÁNCHEZ, C., 1988, «El Neolítico en Murcia», P. López (coord.), El Neolítico en España, ed. Cátedra, Madrid, pp. 167-194. 1994, «Nueva datación de C-14 para el Neolítico de Murcia: Los abrigos del Pozo (Calasparra)», Trabajos de Prehistoria, 51, pp. 157-161. 323 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón MAZO, C. y MONTES, Mª L., 1991a, «El yacimiento de El Pontet (Maella, Zaragoza). Campaña de 1986)», Arqueología Aragonesa 1986-1987, pp. 67-70. 1991b, «La excavación de la Cova del Llop (Mazaleón, Teruel). Campaña de 1986», Arqueología Aragonesa 1986-1987, pp. 71-73. 1992, «La transición epipaleolítico-neolítico antiguo en el abrigo de El Pontet (Maella, Zaragoza)», Aragón/Litoral Mediterráneo: Intercambios culturales durante la Prehistoria, (Zaragoza, 1990), Zaragoza, pp. 243-254. MAZO, C. y UTRILLA, P., 1994, «La excavación de los Abrigos de las Forcas (Graus, Huesca) en la campaña de 1992». Arqueología Aragonesa 1992, pp. 31-37. 1997, «La transición del Tardiglaciar al Holoceno en el Alto Aragón: los abrigos de Forcas (Graus, Huesca)», en Balbín y Bueno (eds.), II Congreso de Arqueología Peninsular. Zamora, 24 al 27 septiembre 1996. Fundación Rei Alfonso Henriques, pp. 349-365. MELLAART, J., 1978, Earliest Civilizations of the Near East, S. Piggott (ed.), Thames & Hudson LTD, Great Britain. MENESES, Mª D., 1994, «Útiles de hueso del Neolítico final del sur de la Península Ibérica empleados en alfarería: placas curvas, biseles, placas y apuntados», Trabajos de Prehistoria, 51, pp. 143-156. MENSUA, S. y IBÁÑEZ, Mª J., 1977, El sector central de la depresión del Ebro. Mapas de terrazas fluviales y glacis, Dep. de Geografía de la Universidad de Zaragoza, Zaragoza. MESTRES, J., 1981-2, «Avançament a l’estudi del jaciment de les Guixeres de Vilobí», Pyrenae, 17-18, pp. 35-53. 1988-89, «Les sepulcres neolítiques de l’hort d’em Grimau (Castelví, de la Marca, Alt Penedès)» Olerdulae, nº1-4, pp. 97-129. 1989, «VI. Los yacimientos más importantes de Cataluña», El Neolítico Antiguo. Los primeros agricultores y ganaderos en Aragón, Cataluña y Valencia (Huesca, 1989), Zaragoza, pp. 43-48. 1992, «Neolitizació i territori», Estat de la investigació sobre el Neolític a Cataluña. 9.º Colloqui Internacional d’Arqueologia de Puigcerdà. Puigcerdà i Andorra, 1991, pp. 72-75. CÆSARAUGUSTA 77 MIRÓ, J. Mª, 1988, El Neolític Antic a la Conca de Barberà, Treball d’Investigació de Doctorat. Barcelona. 324 MOLIST, M.; RIBÉ, G. y SAÑA, Mª, 1996, «La transición del V milenio cal. BC en Cataluña», I Congrés del Neolític a la Península Ibèrica (Gavá-Bellaterra 1995), Rubricatum 1 (2), pp. 781-790. MONTES, Mª L., 1983, La población prehistórica durante el Neolítico y la primera Edad del Bronce en las Sierras Exteriores de la provincia de Huesca, 2 tomos (Tesis de Licenciatura, Universidad de Zaragoza, inédita). MONTJARDIN, R., 1976, «Quelques commentaires relatifs à la faune d’Escanin-2, les Baux», Archéologie en Languedoc, nº 2, pp. 39-45. MORA, R. y ROCA, G., 1991, «La utilización de los análisis factoriales en Arqueología», en A. Vila (coord.), Arqueología. Nuevas Tendencias. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Madrid, pp. 169-193. MORAIS-ARNAUD, J., 1982, «Le Néolithique ancien et le processus de néolithisation au Portugal», Le Néolithique ancien Méditerranéen, Archéologia en Languedoc, nº spécial, pp. 29-48. 1990, «Le substrat mésolithique et le processus de néolithisation dans le sud du Portugal», Rubané et Cardial. Actes du Colloque de Liège, nov. 1988. E.R.A.U.L. nº 39, Liège, 1990, pp. 437-446. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón MONTES, Mª L. y MAZO, C., 1986, «El abrigo de «El Pontet» (Maella, Zaragoza)», Boletín del Museo de Zaragoza, nº 5, pp. 379-386. 1991, «El yacimiento de El Pontet (Maella, Zaragoza). Campaña de 1986», Arqueología Aragonesa 1986-1987, pp. 63-65. MOURE, A. y FERNÁNDEZ MIRANDA, M., 1977, «El abrigo de Verdelpino (Cuenca). Noticia de los trabajos de 1976», Trabajos de Prehistoria, 34, pp. 31-68. 1978, «The cave of Verdelpino (Cuenca, Spain)», Current Anthropology, 19, pp. 149-150. MUNICIO, L., 1988, «El Neolítico en la Meseta Central Española», P. López (coord.), El Neolítico en España, ed. Cátedra, Madrid, pp. 299-335. MUNSELL, A. H., 1977, Munsell soil color charts, Baltimore, 2 vol. 2ª ed. revisada. MUZZOLINI, A., 1989, «La «Néolithisation» du Nord de L’Afrique et ses causes», O. Aurenche y J. Cauvin (eds.), Néolithisations. B.A.R. International Series 516. Oxford, pp. 145-186. NAVARRETE, Mª S., 1976, La cultura de las Cuevas con cerámica decorada en Andalucía Oriental, C.P.U.G. serie monográfica, 1, Granada, 2 vols. CÆSARAUGUSTA 77 MUÑOZ, A. Mª, 1970, «Estado actual de la investigación sobre el Neolítico español», Pyrenae, 6, Barcelona, pp. 13-28. 1975, «Consideraciones sobre el Neolítico español», Memoria del Instituto de Arqueología y Prehistoria, Universidad de Barcelona, Barcelona, pp. 27-40. 1984, «La neolitización en España: problemas y líneas de investigación», J. Fortea (ed.), Scripta Praehistórica Francisco Jordá Oblata. Acta Salmantinesca, 156. pp. 349-370. 1986, «El Neolítico y los comienzos del Cobre en el sureste», Homenaje a L. Siret (Cuevas de Almanzora, 1985), Sevilla, pp. 152-156. 1987, «Cartagena. Los primeros asentamientos urbanos», Nueva Historia de Cartagena, Ayuntamiento de Cartagena, pp. 19-28. 325 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón NAVARRETE, Mª S., 1986, «Las comunidades neolíticas en la Alta Andalucía», Homenaje a L. Siret (Cuevas de Almanzora, 1985), Sevilla, pp. 109-118. NAVARRETE, Mª S. y CAPEL, J., 1980, «Algunas consideraciones sobre la cerámica a la almagra del Neolítico andaluz», C.P.U.G., 5, pp. 15-34. NAVARRETE, Mª S.; CAPEL, J.; LINARES, J.; HUERTAS, F. y REYES, E., 1991, Cerámicas neolíticas de la provincia de Granada. Materias primas y técnicas de manufacturación, Monográfica Arte y Arqueología, Granada. OBERMAIER, H., 1925, El hombre Fósil, Madrid, 2ª edición. ODETTI, G., 1987, «La culture matérielle du Néolithique ancien en Ligurie et ses rapports avec le Midi de la France», J. Guilaine et alii (dirs.), Premières communautés paysannes en Méditerranée occidentale. Actes du Colloque International du CNRS, Montpellier 1983. París, pp. 475-478. OLÁRIA, C., 1977, «Las dataciones de C-14 en el País Valenciano», C. P. A. C., 4, pp. 271-280. 1979-80, «Contribución al estudio de un método descriptivo para la catalogación de muestras cerámicas en arqueología prehistórica», Pyrenae, 15-16, pp. 339-348. 1986, «La problemática del Neolítico andaluz y sus conexiones con el litoral Mediterráneo peninsular», Homenaje a L. Siret (Cuevas de Almanzara, 1985), Sevilla, pp. 130-135. 1988, Cova Fosca. Un asentamiento neolítico de cazadores y pastores en la serranía del Alto Maestrazgo, Monografies des Prehistòria i Arqueologia Castellonenses, nº 3, Castellón de la Plana. 1992, «Estat de la investigació del Neolític a les comarques septentrionals del País Valencià i les relacions amb Catalunya», Estat de la Investigació sobre el Neolític a Catalunya, 9.º Col.loqui International d’Arqueologia de Puigcerdá Abril de 1991, Andorra. pp. 321-328. CÆSARAUGUSTA 77 OLÁRIA, C. y GUSI, F., 1985, «Nuevos métodos de clasificación y catalogación aplicados al estudio tipológico de cerámicas prehistóricas: Utilización del ordenador», 1as Jornadas de metodología de Investigación Prehistórica (Soria, 1981), Madrid, pp. 209-228. 326 OLIVEIRA JORGE, S., 1990, «Aconsolidaçao do sistema agro-pastoril», en J. do Alarçao (ed.), Nova Historia de Portugal. 1995, «Neolithic and Copper Age settlements of Northern Portugal», en K. T. Lillios (ed.), The Origins of complex societies in Late Prehistoric Iberia. International Monographs in Prehistory, Archeological series 8, pp. 95-96. ORTON, C.; TYERS, P. y VINCE, A., 1993, Pottery in archaeology, Cambridge manuals in archaeology. University Press of Cambridge. PAÇO, A. do., 1960, «Castro de Vila Nova de S. Pedro. Alguns objetos de osso e marfim» Zephyrus XI, pp. 105-117. PELLICER, M., 1963, «Estratigrafía prehistórica de la Cueva de Nerja», Excavaciones Arqueológicas en España, 16, Madrid y Málaga. 1964a, «El Neolítico y el Bronce de la Cueva de la Carigüela de Píñar (Granada)», Trabajos de Prehistoria, XV. 1964b, «La cerámica impresa del Neolítico inicial en el Mediterráneo occidental», Zephyrus, XV, pp. 101-124. 1967, «Las civilizaciones neolíticas hispanas», Las raíces de España, Instituto Español de Antropología aplicada, Madrid, pp. 27-46. 1987, «Neolítico meridional hispano: la Cueva de Nerja (Málaga)», J. Guilaine et alii (dirs.), Premières communautés paysannes en Méditerranée occidentale. Actes du Colloque International du CNRS, Montpellier, 1983. París, pp. 171-172. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón PALLARÉS, M.; BORDAS, A. y MORA, R., 1997a, «La Font del Ros en el proceso de neolitización de los Pirineos orientales», en Balbín y Bueno (eds.), II Congreso de Arqueología Peninsular. Zamora, 24 al 27 septiembre 1996. Fundación Rei Alfonso Henriques, pp. 311-325. 1997b, «El proceso de neolitización en los Pirineos orientales. Un modelo de continuidad entre los cazadores-recolectores neolíticos y los primeros grupos agropastoriles», Trabajos de Prehistoria 54, nº 1, pp. 121-141. PELLICER, M.; ACOSTA, P., 1982, «El Neolítico antiguo en Andalucía occidental», Le Néolithique Ancien Méditerranéen. Archéologie en Languedoc, Actes du Colloque International de Préhistoire, Montpellier, 1981. Archéologie en Languedoc, nº spécial, pp. 49-60. 1986, «El Neolítico y Calcolítico de la cueva de Nerja», La Prehistoria de la Cueva de Nerja, (Málaga). Trabajos sobre la cueva de Nerja, nº 1, Málaga, pp. 339-450. 1997 (coord.), El Neolítico y Calcolítico de la cueva de Nerja en el contexto andaluz, Trabajos sobre la cueva de Nerja 6. Málaga. PEÑA, J. L. et alii, 1984, Geomorfología de la provincia de Teruel. Instituto de Estudios Turolenses. PEÑA, J. L. y ECHEVERRÍA, Mª T., 1989, «Características geomorfológicas del yacimiento Alonso Norte (Teruel)», Al-Qannis, 1, Alcañiz, pp. 59-62. 1991, «Geomorfología del área de Alcañiz (Teruel)», Al-Qannis, 2, pp. 3-15. PÉREZ, J. A., 1996, «Rasgos de neolitización en la sierra de Huelva», I Congrés del Neolític a la Península Ibèrica (Gavá-Bellaterra 1995), Rubricatum 1.(2), pp. 647-654. PERICOT, L., 1934, Historia de España. Epoca primitiva y romana, Instituto Gallach, vol. I, Barcelona. 1945, «La cueva de la Cocina (Dos Aguas)», Archivo de Prehistoria Levantina, II, pp. 39-71. CÆSARAUGUSTA 77 PEÑA GUARA, G.I.E., 1972, Boletín de contribución al catálogo espeleológico de la provincia de Huesca, nº 1, Huesca. 1973, «Cueva de Chaves», Boletín de contribución al catálogo espeleológico de la provincia de Huesca, nº 3, Huesca, pp. 108-150. 327 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón PERICOT, L., 1949, «Prólogo», en F. Jordá y J. Alcacer, La covacha de Llatas (Andilla), Serie Trabajos Varios del S.I.P., nº 11, Valencia, pp. V-XII. PERLÈS, C., 1989, «La Néolithisation de la Gréce», O. Aurenche y J. Cauvin (eds.), Néolithisations. B.A.R. International Series 516. Oxford, pp. 109-127. PETIT, Mª A., 1996, (ed.), El procés de neolitització a la vall del Segre. La cova del Parco (Alòs de Balaguer, La Noguera). Estudi de les ocupacions humanes del Vè al IIn mil.lenni aC. Monografies nº 1 del Seminari d’Estudis i Recerques Prehistòriques. Universitat de Barcelona. PHILLIPS, P., 1980, «Raw materials and social interaction in Southern French Middle Neolithic», J. G. Best y N. M. W. de Vries (eds.), Interaction and Acculturation in the Mediterranean, Amsterdam, pp. 23-29. PICAZO, J. V., 1986, El Eneolítico y los inicios de la Edad del Bronce en el Sistema Ibérico Central (Jiloca Medio y Campo Romanos). (La aplicación de un modelo de prospección). Monografías Arqueológicas I. Seminario de Arqueología y Etnología Turolense. 1993, La Edad del Bronce en el sur del Sistema Ibérico Turolense, I: Los materiales cerámicos. Monografías arqueológicas. Seminario de Arqueología y Etnología Turolense. PIÑÓN, F. y BUENO, P., 1988, «El Neolítico en el Suroeste Penínsular», P. López (coord.), El Neolítico en España, ed. Cátedra, Madrid, pp. 221-247. PLOG, S., 1980, Stylistic Variation in Prehistoric Ceramics, Cambridge University Press, Cambridge. PONS, E. y TOLEDO, A., 1977, «Estudio analítico y estadístico de los materiales cerámicos hallados en el poblado de la Fonollera», E. Pons, La Fonollera, Series monográficas 1, Dip. Prov. de Gerona, Girona, pp. 46-176. PRICE, T. D.; GEBAUER, A. B. y KEELEY, L. H., 1995, «The spred of farming into Europe North the Alpes», en T. D. Price y A. B. Gebauer (eds.), Last hunters frist farmers, pp. 95-126. CÆSARAUGUSTA 77 RAMÓN, N., 1993, La cerámica del Neolítico Antiguo en el Valle Medio del Ebro: la provincia de Huesca, Tesis de licenciatura, inédita. 328 RAMOS, J., 1988-89, «Las industrias líticas del neolítico en Andalucía, sus implicaciones espaciales y económicas», Zephyrus XLI-XLIII, pp. 113-148. RAMOS, et alii, 1997, «Aportaciones al estudio de producción de los cazadores-recolectores especializados y al inicio de la economía de producción en la banda atlántica de Cádiz (Sur de España)», Boletín de Museo de Cádiz VII (1995-6), pp. 7-35. REY, J., 1987, «La población prehistórica del interfluvio Flumen-Alcanadre», Bolskan, 4, pp. 67-122. REY, J. y RAMÓN, N., 1992, «Un yacimiento del neolítico antiguo al aire libre en el llano oscense: Torrollón I», Aragón/Litoral Mediterráneo: Intercambios culturales durante la Prehistoria, (Zaragoza, 1990), Zaragoza, pp. 309-318. RICE, P. R., 1984a, «The archaeological study of specialized pottery production: Some aspects of method and Theory», P. M. Rice (ed.), Pots and Potters, Monograph XXIV, University of California, Los Ángeles, pp. 45-54. 1984b, «Change and conservatism in pottery-producing systems», S. E. van del Leeuw y A. C. Pritchard (eds.), The many dimensions of pottery, Amsterdam, pp. 233-288. 1984, (ed.), Pots and Potters, Monograph XXIV, University of California, Los Ángeles. 1987, Pottery analisis. A sourcebook, University of Chicago Press, Chicago and Londres. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón RAMOS MILLÁN, A., 1981, «Interpretaciones secuenciales y culturales de la Edad del Cobre en la zona meridional de la Península Ibérica. La determinación del materialismo cultural», C.P.U.G., n.º 6, pp. 203-257. RINGROSE, T., 1988, «Correspondence analysis as an exploratory technique for stratigrafic abundance data», Computer and Quantitative Methods in Archaeology 1987, B.A.R. International Series, nº 393, pp. 3-14. RIPOLL, E., 1961, «Excavaciones en Cueva Ambrosio (Vélez-Blanco, Almería). Campañas 1958-60», Ampurias, XXII-XXIIII, pp. 31-49. RODANÉS, J. Mª, 1986, La industria ósea prehistórica en el valle del Ebro, Tesis doctoral, Universidad de Zaragoza (Inédita). 1987, La industria ósea prehistórica en el valle del Ebro, Col. Arqueología y Paleontología, Serie Arqueología Aragonesa, Monografías, nº 4, Diputación General de Aragón, Zaragoza. 1987-8, «Excavaciones arqueológicas en el abrigo del Secans (Mazaleón, Teruel). Primera campaña», Kalathos, 7-8, pp. 25-43. 1991, «Excavaciones arqueológicas en el abrigo de Secans (Mazaleón, Teruel). Campañas de 1986 y 1987», Arqueología Aragonesa 1986-1987, pp. 57-61. 1996, «La economía prehistórica en Aragón», H.ª de Aragón. II. Economía y Sociedad. Institución «Fernando el Católico». Zaragoza, pp. 23-39. 1999, «Las comunicaciones en la Prehistoria», Mª A. Magallón (coord.), Caminos y comunicaciones en Aragón, Institución «Fernando el Católico». Zaragoza, pp. 19-28. CÆSARAUGUSTA 77 RIPOLL, E. y LLONGUERAS, M., 1963, «La cultura neolítica de los sepulcros de fosa en Cataluña», Ampurias XXV, pp. 1-90. 329 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón RODANÉS, J. Mª y RAMÓN, N., 1995, «El Neolítico Antiguo en Aragón: Hábitat y Territorio», Zephyrus XLVIII, pp. 101-128. RODANÉS, J. Mª; TILO, Mª A. y RAMÓN, N., 1996, El abrigo de Els Secans (Mazaleón, Teruel). La ocupación del Valle del Matarraña durante el Epipaleolítico y el Neolítico Antiguo. Monográfico de Al-Qannis, nº 6. RODRÍGUEZ, J., 1986, Geomorfología de las sierras exteriores oscenses y su piedemonte, Col. Estudios Altoaragoneses, nº 4, Instituto de Estudios Altoaragoneses, Huesca. RODRÍGUEZ CASAL, A. A., 1997, «Neolitización e megalitismo en Galicia», A. A. Rodríguez Casal (ed.), O Neolítico Atlántico e as orixes do Megalitismo. Universidad de Santiago de Compostela, pp. 447-463. ROUSSOT-LARROQUE, J., 1977, «Néolithisation et Néolithique ancien d’Aquitaine», Bulletin de la Société Prehistorique Française, 74, 559-582. 1982, «Néolithisation et Néolithique ancien du Sud-Ouest atlantique» B.S.P.F., nº 79, pp. 66-67. 1987, «Les deux visages du Néolithique Ancien D’Aquitaine», J. Guilaine et alii (dirs.), Premières communautés paysannes en Méditerranée occidentale. Actes du Colloque International du CNRS, Montpellier 1983. París, pp. 681-691. 1990a, «Le mystère du Lot (suite). Roucadour et le Roucadourien», J. Guilaine y X. Gutherz (dirs.), Autour de Jean Arnal, Montpellier, pp. 50-100. 1990b, «Rubané et cardial: Le poids de l’ouest», D. Cahen y M. Otte (eds.), Rubané et Cardial. Actes du Colloque de Liège, nov. 1988. E.R.A.U.L. nº 39, Liège, 1990, pp. 315-360. ROVIRA, J. y CURA, M., 1992, «Observacions sobre alguns materials del Neolític Antic i Antic-avençat del Pre-Pirineu de LLeida», Estat de la Investigació sobre el Neolític a Catalunya. 9é Col.loqui International d’Arqueologia de Puigcerdá, Abril de 1991, Andorra, pp. 123-129. CÆSARAUGUSTA 77 ROYO, J. I., 1984, «Excavaciones arqueológicas en el Barranco de la Mina Valfera. Mequinenza, Zaragoza», Boletín del Museo de Zaragoza 3, pp. 5-22. 1987a, «El poblado y la necrópolis prehistóricos de Riols I. Mequinenza, Zaragoza. Campañas de urgencia», Arqueología Aragonesa 1985, pp. 31-35. 1987b, «El poblado y la necrópolis neolíticos del Barranco de la Mina Valfera. Mequinenza, Zaragoza. Campaña de 1985», Arqueología Aragonesa 1985, pp. 27-29. 330 ROYO, I. y GÓMEZ, F., 1992, «Riols I: Un asentamiento neolítico al aire libre en la confluencia de los ríos Segre y Ebro» Aragón/Litoral Mediterráneo: Intercambios culturales durante la Prehistoria. Zaragoza, 1990, Zaragoza, pp. 297-308. RUBIO, I., 1989, «El Neolítico Peninsular. Una interpretación de los datos arqueológicos», CuPAUAM 16, pp. 11-41. SÁNCHEZ MESEGUER, J.; FERNÁNDEZ, A.; GALÁN, C. y POYATO, C., 1983, El Neolítico y la Edad del Bronce en la región de Madrid, Arqueología y Paleoecología, 3, Delegación de Cultura, Diputación de Madrid, Madrid. SANTOS, V. dos, 1978, A Neolitizaçao e o Megalitismo da região de Alcobaça. Secretaria de Estado da Cultura. SAN VALERO, J., 1945, «El Neolítico y sus problemas», Boletín Arqueológico del Sudeste Español nº 1, Cartagena, Abril-Junio, pp. 13-18. 1946, «El Neolítico español y sus relaciones. Esquema para una tesis», Cuadernos de Historia Primitiva, año I, nº 1, pp. 5-33. 1948a, «El Neolítico y la Península Hispana», Actas y Memorias de la Sociedad Española de Antropología, Etnología y Prehistoria. Homenaje a J. Martínez Santaolalla, vol. III, tomo XXIII, Cuadernos 1-4. Madrid, pp. 24-44. 1948b, La Península hispánica en el mundo neolítico, Publicaciones de Historia Primitiva del Hombre, Notas nº 3, Madrid. 1950, La Cueva de la Sarsa (Bocairente. Valencia), Serie Trabajos Varios del S.I.P., nº 12, Valencia. 1954, El Neolítico Hispánico, Publicación con motivo del IV Congreso Internacional de Ciencias Prehistóricas y Protohistóricas, Madrid. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón RYE, O. S., 1981, Pottery Technology. Principles and Reconstuction, Manual on archaeology nº 4. University National Australian. Taraxacum. Washington D.C. SANCHES, Mª J., 1996, Ocupaçao Pré-histórica do Nordeste de Portugal, Serie Monografías y Estudios. Fundación Rei Alfonso Henriques. SANCHO, C. y CUCHI, J. A., 1995, «Marco geológico y geomorfológico de la Cueva de los Moros de Olvena (Huesca)», La cueva del Moro de Olvena (Huesca), vol. I, Bolskan 12, pp. 19-28. SKIBO, J. M.; SCHIFFER, M. B. y KOWALSKI, N., 1989, Journal of Anthropological Archaeology, 8, pp. 388-409. SEBASTIÁN, A. y ZOZAYA, J., 1991a, «Memoria de la campaña de 1987 en Abrigo de Ángel o del Arenal. Ladruñán (Teruel)», Arqueología Aragonesa, 1986-1987, pp. 53-56. 1991b, «Informe de la tercera campaña de excavación en el Abrigo de Ángel. Ladruñan (Teruel)». Arqueología Aragonesa, 1988-1989, pp. 53-54. SERONIE-VIVIEN, M. R., 1975, Introduction à l’étude des poteries préhistoriques, Bordeaux, 1982. SHEPARD, A. O., 1956, Ceramics for the archaeologist, Carnegie Institution of Washington, nº 609, Washington D.C. 1971. CÆSARAUGUSTA 77 SEBASTIÁN, A., 1989, «Avance sobre el abrigo de Angel, Ladruñán (Teruel)», C.N.A. XIX, Castellón de la Plana 1987, Zaragoza, pp. 133-146. 331 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón SILVA, C. T. da, y SOARES, J., 1987, «Les Communautés du Néolithique ancien dans le sud du Portugal», J. Guilaine et alii (dirs.), Premières communautés paysannes en Méditerranée occidentale. Actes du Colloque International du CNRS, Montpellier 1983. París, pp. 663-671. SIRET, L., 1892, «Nouvelle campagne de recherches archéologiques en Espagne. La fin de l’époque néolithique», L’Anthropologie III, pp. 385-404. 1907, «Orientaux et occidentaux en Espagne aux temps préhistoriques», Revue des Questions Scientifiques, pp. 489-562. SOPENA, M.ª C., 1992, La comarca de Monzón en la Prehistoria. Centro de Estudios de la Historia de Monzón. STEVENSON, A. C. et alii, 1993, «Cambios ambientales durante el Holoceno en el Valle Medio del Ebro: sus implicaciones arqueológicas», Cuaternario y Geomorfología, v. 5, pp. 149164. SUÁREZ, J., 1997, «Del yacimiento de A Cunchosa al Neolítico en Galicia, primera aproximación al contexto cultural de la aparición del megalitismo en Galicia», A. A. Rodríguez Casal (ed.) O Neolítico Atlántico e as orixes do Megalitismo. Universidad de Santiago de Compostela, pp. 485-506. TANDA, G., 1982, «Il Neolitico Antico della Sardegna», Le Néolithique Ancien Méditerranéen. Archéologie en Languedoc, Actes du Colloque International de Préhistoire, Montpellier, 1981. Archéologie en Languedoc, nº spécial, pp. 333-337. 1987, «Nouveaux éléments pour una definition culturelle des matériaux de la Grotta Verde (Alghero, Sassari, Sardegne)», J. Guilaine et alii (dirs.), Premières communautés paysannes en Méditerranée occidentale. Actes du Colloque International du CNRS, Montpellier 1983. París, pp. 425-431. TARRADELL, M., 1960a, «Problemas neolíticos», I Symposium de Prehistoria Peninsular (Pamplona, 1959), Pamplona, pp. 45-67. 1960b, «La cultura de los Sepulcros de Fosa de Cataluña y el problema de sus relaciones con Valencia y Almería», Saitabi X, pp. 5-25. CÆSARAUGUSTA 77 TARRÚS, J., 1979, La cova Mariver. Estudi tipologic del seus materials epicardial, montboló i bronze. Monografies del Centre d’Estudis Comarcals de Banyoles, Bañolas. 332 TARRÚS, J. et alii, 1993, «Avanç sobre l’assentament lacustre del neolític antic a la Draga (Banyoles, Pla de l’Estany)», Tribuna d’Arqueologia 1991-1992, pp. 13-38. TEN, R., 1981, «El Neolítico antiguo Epicardial en el Vallés (Barcelona)», Le Néolithique Ancien Méditerranéen. Archéologie en Languedoc, Actes du Colloque International de Préhistoire, Montpellier, 1981. Archéologie en Languedoc, nº spécial, pp. 135-142. TEOCHARIS, D., 1973, Neolithic Greece, National Bank of Greece. Atenas. THÜNEN, J. H. von., 1966, Von Thünen’s Isolated State. Londres. TINÉ, S., 1976, «La Neolitizacione dell’Italia peninsolare», IX Congreso de la Unión Internacional de Ciencias Pre y Protohistóricas, Niza, 1976, pp. 74-86. 1983, Passo di Corvo e la civilità neolitica del Tavoliere. Génova. 1987, «La Néolithisation des pays adriatiques», J. Guilaine et alii (dirs.), Premières communautés paysannes en Méditerranée occidentale, Actes du Colloque International du CNRS, Montpellier, 1983, París, pp. 351-355. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón TEN, R., 1989, «El jacimient arqueologic de la Cova de les Animes (Matadepera) en el marc del neolític epicardial», I Trobada d’estudiosos de Sant Llorenc del Mont i L’Obac (Matadepera 1987), pp. 101-102. TOMÁS MAIGI, J., 1951, «Del “Charco del Agua Amarga” (Alcañiz)», Zephyrus, II, pp. 5-13. TOMÁS, J. y VALLESPÍ, E., 1960, «Excavaciones en “La Apotequería dels Moros” (Mazaleón)», Cæsaraugusta, 15-16, pp. 205-206. TREINEN-CLAUSTRE, F.; GUILAINE, J. y VAQUER, J., 1981, «Le Néolithique de la Catalogna du Nord», Neolitic a Catalunya. Taula rodona de Montserrat (Abadía de Montserrat 1980), Montserrat, pp. 209-225. TREUIL, R., 1989, «La “Néolithisation” dans les Balkans: quelques réflexions prématures», O. Aurenche y J. Cauvin (eds.), Néolithisations, B.A.R. International Series 516. Oxford, pp. 129-144. UERPMANN, H. P., 1977, «Élevage néolithique en Espagne», L’élevage en Méditerranée Occidentale, Sénanque, 1976, pp. 87-94. ULREICH, H., 1985, «Definición empírica y análisis estadístico de clases de cerámica», 1as Jornadas de metodología de Investigación Prehistórica, Soria 1981, Madrid, pp. 229-241. URIBARRI, J. L. y APELLÁNIZ, J. M., 1975, «Problemas prehistóricos de la Galería del Sílex de la cueva de Atapuerca (Burgos)», XIII C. N. A. (Huelva, 1973), Zaragoza, pp. 167-172. UTRILLA, P., 1982, «El yacimiento de la cueva de Abauntz (Arraiz, Navarra)», Trabajos de Prehistoria Navarra, 3, pp. 203-345. UTRILLA, P. y BALDELLOU, V., 1982, «Notas para una tipología ósea postpaleolítica. Los materiales de hueso de la cueva del Moro de Olvena (Huesca)», Cæsaraugusta, 55-59, pp. 25-47. CÆSARAUGUSTA 77 UNDERHILL, A. P., 1991, «Pottery production in chiefdoms: The Longshan Period in northern China», World Archaeology, vol. 23 nº 1, junio, pp. 12-27. 333 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón UTRILLA, P. y BALDELLOU, V., 1986, «Informe sobre las cuevas de los Moros (Gabasa, Huesca)», Arqueología Aragonesa 1984, pp. 11-12. 1991, «Memoria de la campaña de 1988 en la Cueva de Chaves (Bastarás, Huesca)», Arqueología Aragonesa 1988-1989, pp. 37-40. 1996 dir., «La cueva del Moro de Olvena (Huesca)», vol. II, Monográfico, Bolskan 13. UTRILLA, P. y MAZO, C., 1991, «Excavaciones de urgencia en el abrigo de Las Forcas (Graus-Huesca). La ocupación magdaleniense y epipaleolítica», Bolskan 8, pp. 31-77. 1992, «El yacimiento de Las Forcas (Graus, Huesca). Campaña de 1990», Arqueología Aragonesa 1990, pp. 35-41. 1997, «La transición del Tardiglaciar al Holoceno en el Alto Aragón: los abrigos de las Forcas (Graus, Huesca)», En Balbín y Bueno (eds.), II Congreso de Arqueología Peninsular. Zamora, 24 al 27 septiembre 1996, Fundación Rei Alfonso Henriques, pp. 349-365. UTRILLA, P.; RODANÉS, J. Mª y REY, J., 1992-3, «La ocupación de la cueva del Moro de Olvena (Huesca) durante el Bronce Final», TABONA, VIII tomo II, pp. 563-591. CÆSARAUGUSTA 77 VALLESPÍ, E., 1952, «Sobre las pinturas rupestres dels Secans (Mazaleón, Teruel)», Archivo Español de Arqueología, vol. XXV, pp. 105-107. 1957a, «Cerámica cardial en el Bajo Aragón», Varia en Zephyrus, VIII, pp. 275-278. 1957b, «Yacimientos líticos en el río Matarraña», IV C.N.A., Burgos 1955, Zaragoza, pp. 65-71. 1957-8, «Descubrimiento de una cueva sepulcral en Calcena (Zaragoza)», Ampurias, XIX-XX, pp. 252-259. 1958, «Sobre los conjuntos líticos de Torre los Negros del Museo de la Provincia de Teruel», Rev. Teruel, 20, pp. 121-143. 1959, «Bases arqueológicas para el estudio de los talleres de sílex del Bajo Aragón», Cæsaraugusta, 13-14, 7-20. 1960, «Excavaciones en los yacimientos líticos de “El Sol de la Piñera” y “El Serdá” en Fabara (Zaragoza). Memoria de la primera campaña», Cæsaraugusta, 15-16, pp. 19-39. 334 VAQUER, J., 1987, «Le Néolithique ancien dans le Bassin supérieur de la Garone», J. Guilaine et alii (dirs.), Premières communautés paysannes en Méditerranée occidentale. Actes du Colloque International du CNRS, Montpellier 1983, París, pp. 555-562. 1989, «Innovation et inertie dans le processus de Néolithisation en Languedoc Occidental», O. Aurenche y J. Cauvin (eds.), Neolithisations, B.A.R. International Series 516, Oxford, pp. 187-197. 1992, «Problematique du Néolithique Ancien», Estat de la investigació sobre el Neolític a Cataluña. 9º Colloqui Internacional d’Arqueologia de Puigcerdà. Puigcerdà i Andorra, 1991, pp. 57-62. VAQUER, J. y BARBAZA, M., 1987, «Cueillette au horticulture mésolithique: La Balma de l’Abeurador», J. Guilaine et alii (dirs.), Premières communautés paysannes en Méditerranée occidentale, Actes du Colloque International du CNRS, Montpellier 1983, París, pp. 231-242. VILANOVA, J., 1872, Origen, naturaleza y antigüedades del hombre. VILASECA, S., 1969, «Cueva de la Font Major», Trabajos de Prehistoria 26, pp. 117-220. VILLALBA, Mª J.; BAÑOLAS, L.; ARENAS, J. y ALONSO, M., 1986, Les mines Neolíthiques de Can Tintorer, Gavà. Excavacions 1978-80. Excavacions Arqueològiques a Catalunya, nº 6. VILLALBA, Mª J.; BLASCO, A.; EDO, M.; ARENAS, J. y BAÑOLAS, L., 1989, «Minería neolítica. Can Tintorer, una aportación fundamental», Rev. de Arqueología, 96, pp. 13-24. VILLES, A., 1987, «Nouveaux documents sur la culture de Chambon», J. Guilaine et alii (dirs.), Premières communautés paysannes en Méditerranée occidentale. Actes du Colloque International du CNRS, Montpellier 1983. París, pp. 705-715. VV.AA., 1981, I Reunión de Prehistoria Aragonesa, Huesca. 1989, «El yacimiento neolítico de «Alonso Norte» Alcañiz, Teruel», Al-Qannis, 1. 1991, «Yacimientos localizados en las prospecciones arqueológicas “Monegros II”, Campaña 1989», Arqueología Aragonesa 1988-1989, pp. 511-515. 1992a, Tecnología de la cocción cerámica desde la Antigüedad a nuestros días. Agost (Alicante) 4-6 de agosto de 1990. Ed. Asociación de Ceramología. Agost. 1992b, Estat de la Investigació sobre el Neolític a Catalunya. 9é Col.loqui International d’Arqueologia de Puigcerdá, abril de 1991, Andorra. 1992c, Elefantes, Ciervos y Ovicápridos. Economía y aprovechamiento del Medio en la Prehistoria de España y Portugal, Universidad de Cantabria. 1993, Le Néolithique du Nord-est de la France et des regions limitrophes. Actes du XIII Colloque Interrégional sur le Néolithique, Metz 1986, París. 1996, I Congres del Neolític a la Península Ibèrica (Gavá-Bellaterra 1995), Rubricatum 1. 2 vol. Universitat de Barcelona. WALKER, M., 1977, «The persistance of upper Paleolithic toolkits into early South-east Spanish Neolitic», Australian Institute of Aboriginal Studies, Camberra. WHALLON, J. R., 1990, «Defining structure in clustering dendograms with multilevel clustering», Voorrips A. y Ottaway B.S. (eds.), New Tools from mathematical archaeology, Polish academy of sciences, Warsaw (Poland). WHITEHOUSE, R., 1987, «The first farmers in the Adriatic and theirs positions in the neolithic of Mediterranean», J. Guilaine et alii (dirs.), Premières communautés paysannes en Méditerranée occidentale, Actes du Colloque International du CNRS, Montpellier 1983, París, pp. 357-365. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón VICENT, A. M. y MUÑOZ, A. Mª, 1973, «Segunda campaña de excavaciones en la Cueva de los Murciélagos, Zuheros (Córdoba), 1969». Excavaciones Arqueológicas en España, nº 77. CÆSARAUGUSTA 77 VENTO, E., 1985, «Ensayo de clasificación sistemática de la industria ósea neolítica», Saguntum-Plav, 19, pp. 31-85. 335 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón ZAMORA, A., 1976, Excavaciones en la Cueva de la Vaquera, Torreiglesias, Segovia. Edad del Bronce, Diputación Prov. de Segovia, Segovia. ZAPATA, L., 1996, «Modos de subsistencia en el Cantábrico oriental durante el IV milenio B. C.», I Congres del Neolític a la Península Ibèrica (Gavá-Bellaterra 1995), Rubricatum 1 (1), pp. 101-107. ZVELEBIL, M. y ROWLEY-CONWY, P., 1984, «Transition to farming in morthern Europe: a hunter-getherer perspective», Norwegian Archaeological Review 17, pp. 104-128. ZILHAO, J., 1990, «Le processus de néolithisation dans le centre du Portugal», Rubané et Cardial. Actes du Colloque de Liège, nov. 1988. E.R.A.U.L. nº 39, Liège, 1990, pp. 447-459. 1993, «The spread of Agro-pastoral Economies across Mediterranean Europe: A View from the Far West», Journal of Mediterranean Archeology 6-1, pp. 5-63. CÆSARAUGUSTA 77 ZILHAO, J. y FAUSTINO DE CARVALHO, A. M., 1996, «O Neolítico do Maciço calcário estremenho crono-estatigrafia e povoamento», I Congres del Neolític a la Península Ibèrica (Gavá-Bellaterra 1995), Rubricatum 1 (2), pp. 659-671. 336 337 149 556 443 20 Torrollón Costalena Pontet Secans 290 17.809 CÆSARAUGUSTA 77 TOTAL Alonso Norte 68 191 Gabasa 5 Panizales 15 Gabasa 3b 45 22 Gabasa 3a 519 517 Gabasa 2b Torrazas 655 Gabasa 2a Botiquería 143 Brujas 167 2.450 C. sup. (Olvena) 98 7.943 C. inf. (Olvena) Remosillo Chaves 114 97 Huerto Raso 952 Forcas II 1.929 426 N º FRA G. Miranda Puyascada Forcón YACIMIENTO 14,21 8,82 Alonso Norte Panizales 7,14 20,13 Torrazas Botiquería 6 0 Secans 4,76 0 Pontet c inf. Botiquería 8 11,11 9,80 5,88 6,66 4,14 8,75 4,96 32,80 13,33 45,45 21,88 28,41 28,57 18,15 17,03 23,46 8,93 11,45 9,96 11,11 17,85 14,93 16,86 13,55 R.C. Pontet c sup. Pontet b Costalena c2 Costalena c1 Costalena c Costalena a+b Torrollón Gabasa 5 Gabasa 3b Gabasa 3a Gabasa 2b Gabasa 2a Brujas C. sup. (Olvena) C. inf. (Olvena) Remosillo Chaves 1b Chaves 1a Chaves sup. Huerto Raso Forcas II Miranda Puyascada Forcón YACIMIENTO 10 27,94 18,53 14,28 33,33 0 40 11,11 25,98 13,23 3,33 7,10 10,59 14,18 5,82 6,66 0 11,24 5,22 4,76 5,53 22,96 14,28 6,81 8,26 7,97 5,56 10,71 2,94 9,19 7,62 R.D. 11,6 4,41 1,60 0 0 0 6,66 4,32 0,49 2,94 3,33 5,91 7,37 6,38 4,23 0 0 2,20 3,68 7,93 19,3 8,88 3,06 7,35 6,81 4,22 18,9 7,14 10,8 22,5 10,2 O.C 16,28 5,88 4,11 14,28 0 20 6,66 7,40 4,41 7,35 10 19,52 14,28 2,12 1,58 13,33 4,54 2,41 3,37 5,55 5,41 2,96 12,24 12,67 10,79 9,61 1,11 8,33 5,26 9,79 11,58 O.D. 18,42 35,29 31,12 7,14 38,09 30 40 26,54 11,27 36,76 16,66 18,93 24,88 7,80 34,39 13,33 18,18 32,93 28,87 21,42 18,44 14,07 18,36 31,07 32,75 32,12 40 21,42 36,42 20,29 16,94 M.C. TIPOS DE COCCIÓN 29,47 17,64 24,48 57,14 23,81 50 6,66 39,5 48,03 33,82 60 44,37 34,10 64,53 21,16 53,33 31,81 29,31 30,41 31,74 33,18 34,07 28,57 33,14 29,91 36,10 23,33 34,52 29,63 21,32 40,11 M.D. 3,70 1,49 1,62 0 0 0 6,66 3,06 2,94 8,82 13,33 7,10 15,42 4,25 7,97 0 4,54 6,42 4,30 14,28 10,35 11,94 15,46 7,63 5,80 7,33 24,7 8,33 17,27 15,27 14,28 G. VII. Apéndice 64,02 34,32 39,81 50 29,41 60 20 52,14 75 52,94 63,33 46,15 56,54 95,03 42,55 66,66 68,18 40,96 35,94 26,98 62,93 36,56 35,05 35,67 35,38 39,52 51,76 45,23 47,27 45,82 58 A. 0 22,38 14,81 0 0 0 6,66 4,29 0 0 0 0,59 2,33 0 39,89 13,33 4,54 43,17 50,07 31,74 13,98 24,62 31,95 10,72 6,88 3,90 8,23 4,76 20,11 4,80 4,28 E. 32,27 40,29 43,75 50 70,58 40 66,66 40,49 22,05 38,23 23,33 46,15 25,70 0,70 9,57 13,33 22,72 9,43 9,52 26,98 12,73 26,86 17,52 45,96 51,92 49,23 15,29 41,66 15,22 34,09 23,42 B. 0 0 0 1,49 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 6,66 0 0 0,15 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0,14 R. 0,53 0 1,37 0 0 0 0 1,22 3,92 0 3,33 1,18 2,76 0 11,64 0 4,54 8,43 9,37 15,07 7,41 5,92 4,08 2,01 1,19 1,41 13,33 3,61 18,34 6,03 7,69 G. 59,57 19,11 24,54 28,57 28,57 33,33 26,66 25,76 48,03 44,11 63,33 28,40 46,08 2,83 31,21 46,66 59,09 27,30 24,11 24,60 45,12 19,25 31,63 20,99 15,35 16,25 30 21,68 26,16 44,72 57,26 A. 0 20,58 17,66 7,14 4,76 0 6,66 1,22 0 0 0 1,18 5,06 0,70 34,92 6,66 0 33,53 43,01 26,98 14,15 26,66 29,59 12,07 11 7,53 6,66 10,84 13,13 3,86 3,13 E. 39,89 54,41 53,44 64,28 66,66 66,66 66,66 71,77 46,56 54,41 33,33 67,45 44,7 96,45 15,87 33,33 36,36 19,67 17,51 23,01 29,55 37,03 31,63 64,85 72,30 74,20 44,44 62,65 20,95 45,15 31,90 B. Acabado externo TRATAMIENTO DE LA SUPERFICIE Acabado interno 0 0 5,88 2,98 0 0 0 0 0 1,47 1,47 0 1,77 1,38 0 6,34 13,33 0 11,04 5,99 10,31 3,74 11,11 3,06 0,05 0,14 0,58 5,55 1,20 21,40 0,21 R. 338 98,88 99,88 99,41 99,13 96,93 Huerto Raso Chaves sup. Chaves 1a Chaves 1b Remosillo 100 99,47 100 Gabasa 3b Gabasa 5 Torrollón Costalena c2 89,70 97,89 Panizales Alonso Norte 100 97,02 Botiquería 6 Torrazas 100 Botiquería 8 60 93,33 Pontet c inf. Secans 99,38 Pontet c sup. 100 98,52 Costalena c1 Pontet b 100 100 Costalena c 99,07 100 Gabasa 3a Costalena a+b 95,78 Gabasa 2b 100 99,23 Gabasa 2a Brujas 99,41 95,23 Forcas II C. sup. (Olvena) 99,32 Miranda 100 99,67 Puyascada C. inf. (Olvena) 99,15 0,52 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0,46 0 0 0 0 0,20 0 0 0,20 0 0 0 0,02 0 1,11 0 0,11 0,16 0,28 Vegetal 1,57 10,3 2,97 0 0 40 6,66 0,61 0 1,47 0 0 0,46 0 0,52 0 0 4,01 0,76 0 0,37 0 3,06 0,86 0,55 0,11 0 4,76 0,56 0,16 0,56 M-V MATERIA PRIMA DESG. Mineral Forcón YACIMIENTO CÆSARAUGUSTA 77 0,52 0 2,97 0 0 0 13,33 17,79 10,29 1,47 0 2,95 2,76 0 13,75 6,66 27,27 0,40 1,69 0 9,11 2,96 11,22 5,46 8,67 6,91 3,33 1,19 0,90 4,24 0,84 Pequeño 2,10 1,47 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0,92 0 1,05 0 4,54 0 0 0 27,8 8,14 4,08 0,46 0,98 0 2,22 0 4,41 2,39 3,95 Mediano 3,15 1,47 2,74 0 0 0 6,66 0 2,45 1,47 0 0,59 4,14 3,54 12,69 13,33 18,18 15,06 6,14 19,84 18,09 17,03 16,32 15,34 8,50 9,02 15,55 5,95 13,68 23,72 16,38 Grande 68,94 83,82 63,38 57,14 76,19 90 26,66 49,69 65,68 69,11 73,33 73,96 59,44 44,68 41,27 40 36,36 46,38 51,61 23,81 22 34,81 27,55 31,99 37,85 34,46 24,44 57,14 43,55 54,51 34,74 P.-M. TAMAÑO DEL DESGRASANTE 25,26 13,23 30,89 42,85 23,81 10 53,33 32,51 21,56 27,94 26,66 22,48 32,71 51,77 31,21 40 13,63 38,15 40,55 56,34 22,96 37,03 40,81 46,73 43,98 49,59 54,44 35,71 37,44 15,12 44,06 M.-G. 3,89 0 1,53 0 0 0 0 5,97 2,41 7,69 0 7,14 5,55 0 15,90 0 0 5,93 11,86 7,14 19,80 40 0 4,54 4,46 4,45 20 4,76 16,48 10,51 70,13 54,54 77,04 88,88 57,14 60 0 64,17 87,95 69,23 62,50 69,04 76,38 0 81,81 100 100 81,35 73,72 71,42 60,72 50 87,50 79,96 80,06 84,40 53,33 83,33 59,34 54,14 49,23 Externo ENGOB E 32,30 Interno 25,97 45,45 21,42 11,11 42,85 40 100 29,85 9,63 23,07 37,50 23,81 18,05 0 2,27 0 0 12,71 14,40 21,42 19,47 10 12,50 15,48 15,46 11,14 26,66 11,9 24,17 35,35 18,46 Int.-Ext. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón 339 1,05 1,47 1,14 7,14 0 0 0 2,45 0,98 2,94 3,33 1,77 0,92 61 0 0 0 0,80 0,15 0 1,29 4,44 0 0,54 1,65 1,64 1,11 2,38 0,22 1,41 0,28 BG CÆSARAUGUSTA 77 10 4,41 Panizales Alonso Norte 4,80 Torrazas 0 0 2,36 Costalena c Botiquería 6 2,30 Cost. a+b Botiquería 8 28,4 Torrollón 0 2,11 Gabasa 5 0 6,66 Gabasa 3b Secans 0 Gabasa 3a Pontet c inf. 2,20 Gabasa 2b 1,22 2,30 Gabasa 2a 1,47 1,58 Brujas Pontet c sup. 7,99 C. sup. (Olv) Pontet b 8,14 C. inf. (Olv) 5,88 1,02 Remosillo Costalena c2 5,69 Chaves 1b 0 8,76 Costalena c1 6,68 2,38 Forcas II Chaves 1a 5,43 Miranda Chaves sup. 5,27 Puyascada 0 3,10 Forcón Huerto Raso BO YACIMIENTO 1,57 0 1,37 0 0 0 0 0 0 0 0 1,77 0 0 0 0 0 1 0 0 1,29 2,96 0 1,40 1,91 1,52 3,33 0 1,69 0,87 0,28 BA 1,57 1,47 0,22 0 0 0 0 0,61 0 1,47 3,33 0 0,92 0 0 0 0 0,20 0,30 0 0,50 0 0 0,17 0,29 0 0 0 0,22 0,10 0 BR 20 26,50 13,30 21,40 19 70 0 9,20 12,30 16,20 3,33 16 18 0 5,82 6,66 0 4,41 3,84 7,14 9,74 11,10 7,14 11,10 8,30 7,73 5,55 11,90 10,60 16,40 12,70 MCAM 7,89 1,47 7,09 21,40 4,76 10 6,66 9,20 1,96 5,88 16,70 11,20 6,91 0 3,70 0 4,54 6,42 3,53 11,90 5,62 2,96 13,30 10,20 5,51 5,62 26,70 9,52 9,28 8,37 9,88 MCAN 3,15 0 0,91 0 0 10 0 1,22 10,3 1,47 0 1,18 2,30 0 0,52 0 0 0,40 0,15 0 1,16 0,74 0 0,34 0,34 0,11 3,33 1,19 0,68 0,16 0,84 MCR 3,68 0 5,26 7,14 4,76 0 0 6,74 0,49 7,35 16,70 4,73 5,99 0 5,82 26,70 9,09 8,23 9,98 4,76 2,24 0,74 14,30 6,58 4,99 5,27 0 0 6,56 4,02 2,26 MMAM 4,21 2,94 4,57 7,14 0 0 6,66 11,70 1,47 7,35 13,30 3,55 9,67 0 10,60 0 9,09 14,70 13,80 16,70 8,95 5,92 7,14 7,67 6,03 4,10 18,90 7,14 8,49 5,76 5,65 MMAN 0,52 1,47 2,28 0 28,6 0 0 6,13 6,86 7,35 10 9,46 8,75 2,12 4,23 0 0 2,20 2,61 6,34 3,04 1,48 3,06 6,06 2,06 2,46 0 2,38 4,98 1,41 1,13 MMR 0 1,47 1,60 0 4,76 0 0 2,45 0,49 2,94 0 2,36 2,30 0 4,23 0 4,54 2,41 4,60 6,34 1,91 2,22 3,06 3,62 2,84 3,75 1,11 0 2,37 0,97 0 MOAM 0,52 0 0,22 0 0 0 6,66 0 0 0 0 0,59 0 0 1,58 13,30 0 0,80 1,53 11,90 3,20 1,48 2,04 1,69 1,51 1,52 1,11 2,38 2,03 2,06 0,56 0,52 0 2,05 7,14 0 0 0 3,06 8,82 2,94 6,66 0,59 1,38 0 1,05 13,3 4,54 0 1,22 2,38 2,33 2,22 4,08 5,37 3,22 6,21 0 9,52 3,62 1,63 0,56 MOR 0 MO 1,57 1,47 0,91 0 0 0 0 0,61 0 1,47 10 1,18 2,30 0 9,52 0 0 7,63 10,9 11,1 0,45 0 9,18 2,67 2,78 3,04 0 4,76 5,66 1,79 COLOR MOAN 1,05 1,47 1,14 0 0 0 0 6,13 2,45 7,35 0 2,95 1,84 0 0 0 0 2,20 1,99 0 0,12 0 1,02 1,49 1,01 1,64 0 0 1,69 0,32 0 MM 0,52 0 0,45 0 0 0 0 0 0 1,47 0 0 0,46 0 0,52 0 0 0,20 0,30 0 0 0 0 0 0,58 0,11 1,11 0 0 0,10 0 MC 6,84 5,88 9,84 0 0 0 20 7,97 9,8 2,94 0 7,10 7,83 0 3,70 13,3 0 3,21 1,07 0 12 14,8 3,06 4,68 8,85 7,15 4,44 8,33 2,71 7,67 14,7 GCM GC 16,8 27,9 16 14,3 23,8 0 20 4,29 20,1 14,7 10 12,4 11,1 0 3,70 6,66 0 15,5 7,52 0,79 11,3 11,9 6,12 11,2 11,2 10,9 10 10,7 11,8 16,6 18,4 GMM GM 4,21 13,2 9,15 0 4,76 0 6,66 8,58 5,88 2,94 0 2,36 5,53 0,70 6,87 0 18,2 8,43 7,22 0 5,95 5,92 7,14 3,48 6,27 5,39 1,11 13,1 6,56 4,13 4,23 1,57 0 2,97 14,3 4,76 0 6,66 4,29 1,47 1,47 0 4,73 4,14 0 0,52 0 9,09 5,22 5,83 6,34 7,66 8,14 5,10 5,86 6,21 9,02 2,22 1,19 2,71 6,25 7,62 GOM GO 6,31 5,88 5,95 0 0 0 0 8,58 9,31 2,94 6,66 8,28 4,60 2,12 26,5 13,3 27,3 9,23 18,7 10,3 4,87 5,92 8,16 6,87 10,5 9,96 5,55 7,14 4,75 7,67 6,78 0 0 0,22 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0,46 0 0 0 0 0,60 0,61 2,38 0,54 0,74 0 0,17 0,23 0,35 0 1,19 0,22 0,59 0 NGB 1,05 0 0,22 0 0 0 0 0 0,98 1,47 0 0,59 0 0 0 0 0 0,80 0 0 2,24 0 5,10 0,28 0,49 1,64 0 0 0,45 0,32 1,41 NGM NAC 3,15 0 4,11 0 0 10 26,7 5,52 4,90 1,47 0 4,14 1,84 0 3,17 0 4,54 1 0,30 0 1,95 2,22 0 1 0,61 1,17 8,88 1,19 3,73 2,72 5,08 NAR 0,52 0 0,68 0 0 0 0 0 0 0 0 0,59 0 0 0,52 0 0 0,20 0 0 1,41 0,74 0 0,14 0 0,11 2,22 0 1,13 1,41 3,39 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón 1,57 2,94 3,43 0 4,76 0 0 0 0 0 0 0 0,46 5,67 5,29 0 9,09 2 1,38 0 2,20 5,18 0 1,66 4,35 2,81 3,33 3,57 2,26 1,90 1,13 340 27,27 6,66 5,90 12,76 8,75 Gabasa 3a Gabasa 3b Gabasa 5 Torrollón Costalena a+b 7,14 13,72 22,05 12,10 Botiquería 6 Torrazas Panizales Alonso Norte 23,81 Botiquería 8 40 12,44 Gabasa 2b Secans 8,75 Gabasa 2a 6,66 8,73 Brujas 11,04 12,64 C. sup. (Olvena) Pontet c inf. 18,51 C. inf. (Olvena) Pontet c sup. 7,14 Remosillo 15,27 15,03 Chaves 1b 20,58 13,69 Chaves 1a Pontet b 15,35 Chaves sup. Costalena c2 11,11 Huerto Raso 1,77 19,04 Forcas II 46,66 19,32 Miranda Costalena c1 17,46 Puyascada Costalena c 16,10 BORDES Forcón YACIMIENTO CÆSARAUGUSTA 77 4,21 13,23 12,35 7,4 9,52 0 6,66 11,65 6,40 5,88 20 1,77 6,91 23,40 2,20 0 13,63 6,02 4,30 5,55 2,95 2,22 8,16 8,47 6,67 9,96 3,33 14,28 11,76 3,31 3,95 CUELLOS 80 63,23 68,42 85,71 66,66 60 73,33 74,23 75,86 67,64 23,33 95,26 77,41 53,90 85,30 86,66 45,45 74,89 83,25 80,95 80,78 73,33 78,57 69,67 72,75 61,89 83,33 63,09 57,45 75,29 75,70 PAREDES 1,57 11,47 4,57 0 0 0 0 0,61 1,97 2,94 0 0 2,76 2,12 2,20 6,66 9,09 3,61 1,99 2,38 1,58 0,74 0 1,06 1,04 1,40 0 0 4,20 0,21 0,56 FONDOS 2,10 0 0,91 0 0 0 13,33 2,45 0,49 2,94 10 1,18 4,14 7,80 4,30 0 4,54 3,01 1,68 2,38 2,03 5,18 6,12 5,74 5,83 11,37 2,22 3,57 7,24 3,69 3,67 17,39 13,33 10 0 40 0 0 27,77 6,45 21,42 42,85 0 47,36 5,55 27,27 0 100 20,96 15,78 9,09 16,44 16 57,14 36,39 27,84 20,93 40 43,75 12,42 28,84 14,28 69,56 73,33 48,33 100 60 100 100 44,44 48,38 78,57 35,71 33,33 31,57 94,44 36,36 100 0 62,90 43,86 72,72 68,09 72 42,85 53,83 57,38 63,56 50 50 55,36 64,26 73,21 SUSPENSIONES R e e n t r a n t e R e c t a 13,04 13,33 41,66 0 0 0 0 27,77 45,16 0 21,42 66,66 21,05 0 36,36 0 0 16,12 40,35 18,18 15,46 12 0 9,77 14,76 15,50 10 6,25 32,20 6,89 12,5 Sa l i e nt e ORIENTACIÓN BORDES La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón 341 0 0 0 Huerto Raso Chaves sup. 0 Gabasa 5 0 0 0 0 0 0 Secans Botiquería 8 Botiquería 6 Torrazas Panizales Alonso Norte 0 33,33 4,76 0 50 0 0 66,66 0 0 25 10 0 0 50 0 66,66 14,28 12,90 0 9,15 0 0 7 7,47 7,01 0 0 6,87 16,25 7,89 5-.10 CÆSARAUGUSTA 77 0 Pontet b 0 0 Costalena c2 Pontet c inf. 0 Costalena c1 Pontet c sup. 0 0 Costalena c 0 0 Gabasa 3b 0 0 Gabasa 3a Costalena a+b 2,85 Gabasa 2b Torrollón 0 C. sup. (Olvena) 0 0,65 C. inf. (Olvena) Gabasa 2a 0 Remosillo Brujas 0 0 Chaves 1b 0,93 0 Chaves 1a 0 Forcas II 0,62 0-5 Miranda Puyascada Forcón YACIMIENTO 11,11 0 33,33 0 0 0 0 11,11 4,76 25 0 0 71,42 100 50 0 0 17,14 22,58 0 31,37 42,85 100 25,79 23,36 21,05 33,33 40 20,61 31,25 26,31 de 66,66 0 14,28 0 50 100 0 0 38,09 50 37,50 0 14,28 0 0 0 33,33 17,14 29,03 0 32,68 14,28 0 28,02 24,76 49,12 0 20 23,66 31,25 50 15-20 Intervalos 10-15 22,22 33,33 9,52 0 0 0 0 0 4,75 25 12,50 0 14,28 0 0 0 0 42,85 22,58 50 16,34 28,57 0 17,83 22,43 14,03 66,66 0 25,95 15,00 15,78 0 0 0 0 0 0 0 22,22 0 0 0 0 0 0 0 0 0 5,71 3,22 50 9,15 14,28 0 17,19 15,42 7,08 0 0 15,26 3,75 0 25-30 diámetros 20-25 los 0 33,33 19,04 0 0 0 0 0 23,81 0 25 0 0 0 0 0 0 0 6,45 0 0,65 0 0 3,82 5,14 1,75 0 0 3,81 1,87 0 30-35 0 0 19,04 0 0 0 0 0 28,57 0 0 0 0 0 0 0 0 0 3,22 0 0 0 0 0,31 0,46 0 0 40 3,81 0 0 35-40 0 0 0 0 0 0 0 15,38 0 0 0 0 7,14 0 0 0 0 0 0 0 1,17 0 0 0 0,57 0 0 0 0,74 2,07 0 0-0,3 7,14 0 33,33 0 50 100 0 61,53 4,54 44,44 60 100 28,57 0 44,44 0 66,66 41,81 33,33 18,18 42,35 50 50 26,05 25,50 25,80 42,85 50 22,96 42,73 50 0,3-0,6 78,57 71,42 53,33 0 50 0 0 7,69 72,72 44,44 20 0 42,85 44,44 22,22 0 33,33 25,45 47,05 18,18 38,82 50 50 52,78 58,16 51,61 28,57 50 43,70 39,83 40,47 14,28 28,57 10 100 0 0 0 15,38 4,54 11,11 20 0 14,28 44,44 22,22 0 0 29,09 13,72 45,45 14,11 0 0 19,82 14,90 20,43 28,57 0 12,59 13,69 9,52 0,9-1,2 BORDES 0,6-0,9 0 0 3,33 0 0 0 0 0 18,18 0 0 0 7,14 11,11 0 0 0 3,63 1,96 9,09 2,35 0 0 1,33 0,57 1,07 0 0 11,85 1,66 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1,96 0 0 0 0 0 0 0 0 0 4,44 0 0 1,5-1,8 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2,1-2,4 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0,74 0 0 2,4-2,7 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2,7-3 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 3-3,3 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 3,3-3,6 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0,74 0 0 3,6-3,9 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 11,11 0 0 0 1,96 0 0 0 0 0 0,28 0 0 0 2,22 0 0 1,8-2,1 Intervalos de los grosores máximos 1,2-1,5 342 1,99 1,08 Chaves sup. Chaves 1a Chaves 1b 0 0 0 0 Gabasa 3a Gabasa 3b Gabasa 5 Torrollón 0 0 Costalena c2 Pontet b Alonso Norte 6,66 0 Botiquería 6 Panizales 0 Botiquería 8 66,66 0 Secans Torrazas 0 0 Pontet c inf. 16,66 20 Costalena c1 Pontet c sup. 0 Costalena c 7,14 3,63 Gabasa 2b Costalena a+b 5,88 Gabasa 2a 0 C. sup. (Olvena) Brujas 25 8,82 C. inf. (Olvena) 0 2,15 Huerto Raso Remosillo 0 0 Forcas II 22,22 4,97 Puyascada Miranda 7,14 0-0,3 Forcón YACIMIENTO CÆSARAUGUSTA 77 53,33 57,14 46,66 0 100 100 0 66,66 63,63 66,66 40 100 50 0 55,55 0 66,66 47,27 49,02 18,18 50,58 55 100 55,41 49,85 47,31 42,85 66,66 36,29 53,11 52,38 0,3-0,6 40 42,85 40 100 0 0 0 16,66 18,18 33,33 20 0 28,57 44,44 22,22 0 33,33 41,81 31,37 27,27 33,52 20 0 38,52 41,02 41,93 57,14 33,33 36,29 31,12 40,47 0,6-0,9 0 0 6,66 0 0 0 0 0 18,18 0 20 0 17,28 50 11,11 0 0 3,63 7,84 54,54 6,47 0 0 4,32 6,83 8,60 0 0 11,11 10,37 0 0,9-1,2 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 5,55 0 0 0 3,63 1,96 0 0,58 0 0 0,64 0,28 0 0 0 9,63 0,41 0 1,2-1,5 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 11,11 0 0 0 1,96 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2,22 0 0 1,5-1,8 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1,96 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0,74 0 0 1,8-2,1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0,74 0 0 2,1-2,4 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2,4-2,7 Intervalos de los grosores mínimos 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2,7-3 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 3-3,3 BORDES 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 3,3-3,6 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0,74 0 0 3,6-3,9 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 20 0 0 0 0 0 0 0 2,34 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0-0,3 25 50 79,31 0 0 100 20 20 22,22 60 100 100 60 50 100 0 0 57,14 20 100 57,03 60 66,66 44,44 46,15 48,57 33,33 50 41,46 50 28,57 0,3-0,6 37,50 37,50 20,69 0 100 0 80 80 55,55 40 0 0 0 50 0 0 0 28,57 40 0 36,71 40 33,33 38,88 49,57 42,85 66,66 50 39,02 44,87 64,28 0,6-0,9 37,50 12,50 0 0 0 0 0 0 11,11 0 0 0 0 0 0 0 0 14,28 20 0 3,90 0 0 13,88 3,41 5,71 0 0 14,63 5,12 7,14 0,9-1,2 0 0 0 0 0 0 0 0 11,11 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2,77 0,85 0 0 0 4,87 0 0 1,2-1,5 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 20 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1,5-1,8 Intervalos de los grosores medios 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2,85 0 0 0 0 0 1,8-2,1 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón 343 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 Remosillo C inf. (Olv.) C sup.(Olv.) Brujas Gabasa 2a Gabasa 2b Gabasa 3a Gabasa 3b Gabasa 5 Torrollón Cost. a+b Costalena c Cost. c1 Cost. c2 Pontet b Pont. c sup Pontet c inf Secans Botiq. 8 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 100 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 25 0 0 0 0 57,1 100 5-10 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 100 0 0 0 0 100 0 0 0 0 0 66,66 50 0 0 0 33,33 42,85 0 10-15 CÆSARAUGUSTA 77 0 0 Chaves 1b 0 0 Chaves 1a Alonso N. 0 Chaves sup Panizales 0 Huerto R. 0 0 Forcas II 0 0 Miranda Torrazas 0 Puyascada Botiq. 6 0 0-5 Forcón YACIMIENTO 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 33,33 0 0 0 0 33,33 0 0 15-20 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 33,33 0 0 20-25 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 25 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2 5 - 3 0 0-,3 Intervalos de los diámetros 0 50 25,92 0 0 0 100 0 0 0 0 0 33,33 0 66,66 0 0 3,44 29,63 14,28 8,33 0 66,66 9,64 4,54 5,79 0 0 8 9,80 8,33 ,3-,6 100 50 59,25 0 100 0 0 58,82 100 0 100 100 33,33 0 33,33 0 0 79,31 59,25 14,28 72,91 66,66 33,33 59,64 63,63 55,07 50 62,5 37 68,62 75 ,6-,9 0 0 14,81 100 0 0 0 41,17 0 100 0 0 33,33 52 0 0 0 17,24 7,40 28,57 12,5 33,33 0 26,75 30,11 34,78 50 25 33 17,64 16,66 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 48 0 0 0 0 0 28,57 6,25 0 0 3,94 1,70 2,89 0 12,5 11 3,92 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 3,7 0 0 0 0 0 0 1,44 0 0 7 0 0 ,9-1,2 1,2-1,5 1,5-1,8 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0-,3 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 33,3 0 0 0 0 0 0 7,40 0 0 0 0 0 0 0 0 0 4 0 0 1,8-2,1 0 0 0 0 100 100 0 16,66 100 0 25 0 0 0 33,33 0 0 27,58 44,44 28,57 45,83 0 100 31,87 28,97 30,43 0 50 30 41,17 25 ,3-,6 100 100 100 100 0 0 0 66,66 0 0 75 0 66,66 52 66,66 0 0 68,96 44,44 28,57 47,91 100 0 59,38 65,34 52,17 100 25 39 47,05 75 ,6-,9 0 0 0 0 0 0 0 16,66 0 100 0 100 0 40 0 0 0 3,44 3,70 42,85 6,25 0 0 8,29 5,68 13,04 0 25 21 11,76 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1,44 0 0 2 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 20 50 66,6 0 0 0 0 100 25 66,6 100 50 9,09 0 0 0 100 0 0 0 42,8 0 40 16,1 16,6 21,4 0 0 25 40 50 60 37,5 18,51 0 0 0 0 0 25 33,33 0 50 81,81 100 0 0 0 0 100 0 33,33 0 60 56,45 64,58 50 0 100 75 60 50 ,6-,9 0 12,5 14,81 0 0 0 0 0 50 0 0 0 9,09 0 0 0 0 100 0 0 23,81 0 0 25,80 16,66 28,57 0 0 0 0 0 20 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1,61 2,08 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 100 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1,44 0 0 2 0 0 ,9-1,2 1,2-1,5 1,5-1,8 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 8 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0,43 0 2,89 0 0 7 0 0 ,3-,6 Intervalos de los grosores medios ,9-1,2 1,2-1,5 1,5-1,8 0 - , 3 Intervalos de los grosores mínimos CUELLOS Intervalos de los grosores máximos 344 0 0 0 0 0 0 0 0 Botiquería 8 Botiquería 6 Torrazas Panizales Alonso Norte 0 Pontet c sup. Secans 0 Pontet b Pontet c inf. 0 Gabasa 5 0 0 Gabasa 3b Costalena c2 0 Gabasa 3a Costalena c1 0 Gabasa 2b 0 0 Gabasa 2a Costalena c 0 Brujas 0 0 C. sup. (Olvena) 0 0 C. inf. (Olvena) Costalena a+b 0 Remosillo Torrollón 0 0 Chaves 1b 8,33 Chaves sup. Chaves 1a 0 0 0 Miranda Huerto Raso 4 Puyascada Forcas II 0 0-5 Forcón YACIMIENTO CÆSARAUGUSTA 77 0 0 33,33 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 50 0 0 0 0 0 0 8,33 0 0 0 10,34 0 0 5-.10 0 0 16,66 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 100 100 50 66,66 50 17,14 100 0 10,60 12,5 7,69 0 0 31,03 44 50 10-15 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 100 0 0 0 0 0 45,71 0 100 40,90 20,83 30,76 0 100 31,03 24 50 15-20 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 33,33 0 5,71 0 0 3,03 20,83 46,15 0 0 24,13 24 0 20-25 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 50 0 0 0 39,39 8,33 7,69 0 0 3,44 0 0 25-30 Intervalos de los diámetros 0 0 50 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 5,71 0 0 6,06 20,83 7,69 0 0 0 4 0 30-35 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 100 0 0 0 0 0 0 2,85 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 35-40 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0-0,3 0 0 15,38 0 0 0 100 36,84 0 0 14,28 0 20 0 10 100 71,42 4,83 10 10 12,04 22,72 0 1,20 2,56 1,07 0 9,09 2,08 7,74 16,27 0,3-0,6 18,18 0 42,30 0 0 0 0 47,36 70,37 77,77 78,57 100 80 0 40 0 28,57 59,67 48 20 61,84 63,63 75 53,78 49,00 44,08 25 18,18 50 58,45 74,41 0,6-0,9 PAREDES 81,81 0 26,92 0 0 0 0 15,78 7,40 11,11 7,14 0 0 30,76 50 0 0 29,03 26 50 19,67 3,63 25 37,97 45,29 49,46 75 72,72 23,61 28,52 6,97 0,9-1,2 0 0 15,38 0 0 0 0 0 0 11,11 0 0 0 69,23 0 0 0 4,83 10 10 3,61 0 0 7,04 2,84 4,30 0 0 18,75 4,93 2,32 1,2-1,5 0 0 0 0 0 0 0 0 22,22 0 0 0 0 0 0 0 0 1,61 4 0 0 0 0 0 0,28 0 0 0 3,47 0,35 0 1,5-1,8 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2 0 0 0 0 0 0 1,07 0 0 1,38 0 0 1,8-2,1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2,1-2,4 Intervalos de los grosores máximos 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2,4-2,7 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2,7-3 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0,69 0 0 3-3,3 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón 345 0 0 0 0,17 Huerto Raso Chaves sup. Chaves 1a Chaves 1b 0 Costalena c2 Pontet b 0 0 0 0 Botiquería 8 Botiquería 6 Torrazas Panizales Alonso Norte CÆSARAUGUSTA 77 0 0 Secans 0 0 Costalena c1 10,5 0 Costalena c Pontet c inf. 0 Costalena a+b Pontet c sup. 0 0 Torrollón 0 0 Gabasa 3a 0 1,61 Gabasa 2b Gabasa 5 0 Gabasa 3b 0 Gabasa 2a 0,40 C. sup. (Olvena) Brujas 4,54 C. inf. (Olvena) 0 0 Remosillo 0,69 Forcas II 0 Puyascada Miranda 0 0-0,3 Forcón YACIMIENTO 0 0 23,07 0 0 0 100 73,68 64,81 66,66 64,28 0 60 0 30 100 100 30,64 34 20 52,20 50 75 35,16 28 20,43 0 9,09 34,72 47,18 58,14 0,3-0,6 81,81 0 57,69 0 0 0 0 0 12,96 22,22 35,71 100 40 48,71 50 0 0 64,51 50 60 40,56 40,90 25 55,91 60,57 60,21 75 18,18 49,30 39,43 39,53 0,6-0,9 18,18 0 19,23 0 0 0 0 15,78 22,22 11,11 0 0 0 51,28 20 0 0 3,22 12 20 6,42 4,54 0 8,57 10,57 17,20 25 72,72 9,72 12,32 2,32 0,9-1,2 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2 0 0,40 0 0 0,17 0,57 1,07 0 0 4,16 1,05 0 1,2-1,5 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2 0 0 0 0 0 0,28 1,07 0 0 0,69 0 0 1,5-1,8 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1,8-2,1 Intervalos de los grosores mínimos 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2,1-2,4 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2,4-2,7 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0,69 0 0 2,7-3 PAREDES 0,57 0 0 0 0 0 0 0 0,69 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0,17 0 0,33 0 0 0 0 0 0 0 0 0,19 0 0-0,3 13,29 32,20 20,64 21,42 5,26 0 7,14 10,52 15,38 12,28 14,28 9,03 14,57 0 16,27 16,66 25 7 10,80 2,67 18,63 21,37 20,25 7,81 8,70 6 0 0 4,27 18,13 20,53 0,3-0,6 12,71 11,86 14,74 7,14 5,26 37,5 57,14 21,05 30,07 15,78 28,57 25,90 21,10 83,67 26,74 33,33 33,33 31,88 30,53 46,42 17,95 12,97 11,39 32,75 27,19 36,45 34,17 0 32,76 19,72 11,11 1,73 1,69 1,60 0 0 0 7,14 3,75 2,79 1,75 0 1,80 0,50 8,16 7,55 8,33 0 7,48 5,31 14,28 2,26 3,05 0 2,06 1,96 3,49 49,36 0 9,68 6,08 1,01 1,2-1,5 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0,50 0 1,74 0 0 0,72 1,20 0 0 0,76 0 0,07 0,44 0,41 5,06 0 1,56 0,19 0 1,5-1,8 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0,24 0,17 0 0 0 0 0,07 0 0 0 0 0,85 0,19 0 1,8-2,1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0,28 0,06 0 2,1-2,4 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón 71,67 54,23 63 71,42 89,47 62,5 28,57 64,66 51,04 70,17 57,14 63,25 63,31 8,16 47,67 41,66 41,66 52,65 51,80 30,35 60,71 61,83 68,35 57,22 61,7 53,63 10,12 0 50,57 55,39 67,34 0,9-1,2 Intervalos de los grosores medios 0,6-0,9 346 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 Remosillo C. inf. (Olvena) C. sup. (Olvena) Brujas Gabasa 2a Gabasa 2b Gabasa 3a Gabasa 3b Gabasa 5 Torrollón Costalena a+b 0 0 0 0 0 0 0 0 Pontet c sup. Pontet c inf. Secans Botiquería 8 Botiquería 6 Torrazas Panizales Alonso Norte 0 0 Chaves 1b Pontet b 0 Chaves 1a 0 0 Chaves sup. Costalena c2 0 Huerto Raso 0 0 Forcas II 0 0 Miranda Costalena c1 0 Puyascada Costalena c 0 0-2 Forcón YACIMIENTO 0 0 0 0 0 0 0 0 0 7,14 0 0 0 0 100 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 11,11 0 5 0 0 4,16 2-4 CÆSARAUGUSTA 77 0 0 100 100 0 0 0 0 0 0 0 100 0 0 0 100 0 0 0 9,09 11,11 0 10 0 0 33,33 54,16 20 0 0 9,67 4-6 0 0 0 7,14 0 0 0 0 0 0 0 0 0 100 0 50 100 0 36,36 11,11 0 35 100 0 33,33 25 40 0 0 6,45 50 6-8 0 0 35,71 0 0 0 0 0 33,33 0 0 0 0 0 50 0 0 9,09 44,44 0 20 0 0 0 4,16 20 0 0 25,80 0 0 8-10 0 0 28,57 0 0 0 0 0 66,66 0 0 0 0 0 0 0 50 18,18 11,11 33,33 0 0 0 8,33 8,33 0 0 0 19,35 50 0 10-12 0 0 7,14 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 50 18,18 0 0 10 0 0 20,83 0 20 0 0 12,90 0 0 12-14 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 5 0 0 0 4,16 0 0 0 19,35 0 0 14-16 0 0 14,28 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 9,09 0 66,66 10 0 0 0 0 0 0 0 3,22 0 0 16-18 Intervalos de los diámetros 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 4,16 0 0 0 0 0 0 18-20 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 20-22 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 22-24 FONDOS 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 3,22 0 0 24-26 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 3,70 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0-0,3 0 0 0 0 0 0 0 100 0 0 0 0 0 0 0 0 33,33 0 0 0 0 0 0 0 2,94 0 0 0 0 0 0 0,3-0,6 0 100 8,33 0 0 0 0 0 33,33 0 0 0 0 0 0 100 33,33 23,52 0 0 33,33 0 0 27,77 11,76 25 0 0 11,42 50 0 0,6-0,9 0 0 25 0 0 0 0 0 33,33 100 0 0 0 100 100 0 0 58,82 75 0 48,14 100 0 22,22 14,70 33,33 0 0 17,14 20 0 0,9-1,2 100 0 25 0 0 0 0 0 0 0 0 0 50 0 0 0 33,33 11,76 16,66 66,66 11,11 0 0 41,66 32,35 16,66 0 0 31,42 0 100 1,2-1,5 0 0 33,33 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 33,33 0 0 0 8,33 35,29 8,33 0 0 17,14 0 0 1,5-1,8 0 0 8,33 0 0 0 0 0 33,33 0 0 0 50 0 0 0 0 5,88 33,33 0 0 0 0 0 0 16,66 0 0 20 0 0 1,8-2,1 Intervalos de los grosores máximos 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2,94 0 0 0 2,85 25 0 2,1-2,4 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón 347 0 0 0 Torrazas Panizales Alonso Norte CÆSARAUGUSTA 77 0 Botiquería 6 0 Pontet c inf. 0 0 Pontet c sup. 0 0 Pontet b Botiquería 8 0 Costalena c2 Secans 0 0 Costalena c1 Costalena a+b Costalena c 0 0 Torrollón 0 Gabasa 5 3,70 C. sup. (Olvena) 0 0 C. inf. (Olvena) 33,33 0 Remosillo Gabasa 3b 0 Chaves 1b Gabasa 3a 0 Chaves 1a 0 0 Chaves sup. Gabasa 2b 0 Huerto Raso 0 0 Forcas II 0 0 Miranda Gabasa 2a 0 Puyascada Brujas 0 0-0,3 Forcón YACIMIENTO 0 100 0 0 0 0 0 100 33,33 0 0 0 0 0 33,33 100 33,33 29,41 0 0 22,22 0 0 11,11 8,82 8,33 0 0 11,42 25 0 0,3-0,6 0 0 8,33 0 0 0 0 0 0 100 0 0 50 0 66,66 0 0 47,05 41,66 33,33 62,96 100 0 38,88 14,70 41,66 0 0 28,57 25 0 0,6-0,9 100 0 58,33 0 0 0 0 0 33,33 0 0 0 25 100 0 0 0 17,64 50 33,33 11,11 0 0 25 67,64 33,33 0 0 37,14 25 100 0,9-1,2 0 0 25 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 33,33 0 0 33,33 0 0 0 25 8,82 16,66 0 0 14,28 25 0 1,2-1,5 0 0 8,33 0 0 0 0 0 33,33 0 0 0 25 0 0 0 0 5,88 8,33 0 0 0 0 0 0 0 0 0 5,71 0 0 1,5-1,8 Intervalos de los grosores mínimos 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2,85 0 0 1,8-2,1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 9,09 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0-0,3 FONDOS 0 0 16,66 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 100 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 100 0 0 0 0 0 0 0 0 100 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 54,54 0 0 0 0 0 0 0 25 0 0 0,9-1,2 0 0 33,33 0 0 0 0 0 0 0 0 0 100 0 100 0 0 0 100 0 9,09 0 0 0 50 0 0 0 0 0 0 1,2-1,5 0 0 16,66 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 25 0 0 1,5-1,8 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 25 0 0 1,8-2,1 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón 0 0 33,33 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 27,27 0 0 0 50 0 0 0 25 0 0 0,6-0,9 Intervalos de los grosores medios 0,3-0,6 348 CÆSARAUGUSTA 77 22,2 Chaves 1b 0 0 0 6,30 Panizales Alonso Norte TOTAL 66,66 Botiquería 6 Torrazas 22,22 Botiquería 8 0 0 Els Secans 43,75 Pont. c inferior Pont. c sup. 0 6,66 Costalena c2 Pontet b 7,69 0 Costalena c1 0 Cost. c gen. 17,64 Forcas II Costalena a+b 0 0 Gabasa 3b 0 0 Gabasa 3a Torrollón 0 Gabasa 2b Gabasa 5 0 7,1 Gabasa 2a Brujas 0 8,86 Chaves 1a 0 5,24 Chaves sup. C. sup. Olvena 0 Huerto Raso C. inf. Olvena 0 Miranda 0 0 Puyascada Remosillo 0 Cardial Forcón YACIMIENTO 38,38 45,94 66,66 22,85 0 33,33 40 0 9,37 0 40 15,38 50 31,57 23,52 28,8 55 0 100 45,31 52,05 7,1 54 61,53 28,57 20,98 32,22 34,45 83,3 37,17 61,41 50,49 DE 6,63 16,21 0 2,85 0 22,22 0 0 3,12 0 0 23,07 0 0 0 53,3 0 0 0 7,81 4,1 12,65 15,38 0 1,11 3,79 4,86 0 1,48 9,97 5,94 In/Imp. TIPO Impresión 10,69 10,81 0 5,71 0 0 0 100 9,37 7,14 10 23,07 0 5,26 5,88 15,5 10 50 0 10,93 1,36 14,2 5,9 7,69 0 5,22 6,21 3,74 0 3,34 4,87 10,89 Incisión 3,20 13,51 0 0 16,66 0 0 0 0 0 6,66 3,84 0 5,26 0 0 0 0 0 1,56 2,73 7,17 0 0 14,36 14,03 10,11 0 2,23 6,65 0,99 Acanalado 0 2,03 0 0 5,71 0 0 0 0 0 0 0 0 0 5,26 0 2,2 0 0 0 4,68 2,73 7,1 1,68 0 14,28 0,09 0,46 0 16,6 4,83 1,33 Otras Dec. DECORACIÓN 34 13,51 33,33 62,85 16,66 22,22 60 0 34,37 92,85 36,66 26,92 50 52,63 52,94 0 35 50 0 29,68 36,98 64,28 18,56 15,38 57,14 36 34,4 41,57 0 50,92 15,74 31,68 AP. Plástica La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón 349 0 0 0 0 0 Botiquería 8 Botiquería 6 Torrazas Panizales Alonso Norte CÆSARAUGUSTA 77 0 0 0 Costalena c2 Secans 0 Costalena c1 Pontet c sup. 0 Costalena c 0 Gabasa 5 0 0 Gabasa 3a 0 0 Gabasa 2b Costalena a+b 0 Torrollón 0 Gabasa 2a 0,43 Chaves 1b Brujas 0,84 Chaves 1a 0 0,94 Chaves sup. C.. sup (Olvena) 0 Huerto Raso 0 0 P. Forcas II C.. inf (Olvena) 0 Miranda 0 0 Puyascada Remosillo 0 Nantis Forcón YACIMIENTO 0 0 0 100 40 0 70 14,28 33,33 0 0 0 0 0 0 0 50 0 0 0 50,97 20,72 12,26 0 43,85 0 0 0 Charnela C A RDIAL 0 0 25 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 37,93 7,89 0 8,52 0 0 2,59 3,08 1,88 0 0 21,90 1,44 0 Digitado 5,88 25 25 0 0 0 0 7,14 0 0 0 0 36,36 0 0 7,89 0 10,85 0 0 2,59 7,28 9,43 0 0 7,61 14,8 0 Ungulado 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 12,5 0 0,21 0,84 2,83 0 0 0 0 0 Dig-Ung. 29,41 25 25 0 0 50 0 14,28 50 50 33,33 0 0 0 3,44 15,78 0 10,85 25 0 7,77 11,76 8,49 0 43,85 13,33 12,99 7,84 Apuntado 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 100 6,89 18,42 50 15,5 12,5 50 1,51 5,04 7,54 20 0 18,09 7,94 11,76 Romo 35,29 25 0 0 20 0 0 14,28 0 50 16,66 0 36,36 0 24,13 18,42 0 4,65 0 0 12,95 19,6 22,64 20 0 9,52 15,16 9,8 Oval 5,88 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 76,92 0 0 0 2,63 0 3,87 0 0 5,39 3,08 1,88 0 0 0,95 3,97 1,96 Esp. Trian. 11,76 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 7,75 25 0 1,07 2,8 4,71 20 0 1,90 3,61 5,88 Esp.Rectan. 5,88 25 0 0 0 0 0 7,14 0 0 0 23,07 18,18 0 13,79 18,42 0 11,62 12,5 0 6,04 10,08 4,71 20 0 6,66 22,02 37,25 Rectangular 0 0 0 0 0 0 0 28,57 16,66 0 16,66 0 0 0 0 0 0 3,87 12,5 0 1,72 1,96 4,71 0 0 12,38 6,85 3,92 0 0 0 0 0 40 0 30 7,14 0 0 16,66 0 0 0 0 5,26 0 4,65 0 50 3,45 1,96 3,77 0 0 0 1,08 Peine 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0,77 0 0 0,21 1,12 0 0 0 2,85 1,08 9,8 Hueco INSTRUMENTO Gradina La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón 5,88 0 25 0 0 50 0 7,14 0 0 16,66 0 9,09 0 13,79 5,26 0 17,05 0 0 3,23 9,8 14,15 20 14,28 4,76 9,02 11,76 Irregular I M P R E S A CON PUNZÓN D E C O R A C I Ó N CON LA MANO 350 0 0 Botiquería 6 Alonso Norte 0 Botiquería 8 Panizales 0 Secans 100 0 Pontet c inf. Torrazas 0 0 Pontet c sup. 0 Pontet b 0 Costalena c 0 0 Costalena a+b Costalena c2 0 Torrollón 16,66 0 Gabasa 5 Costalena c1 0 Gabasa 3b 33,33 C. sup. (Olvena) 0 0 C. inf. (Olvena) 20 0 Remosillo Gabasa 3a 25 Chaves 1b Gabasa 2b 36,36 Chaves 1a 0 23,07 Chaves sup. 0 0 Huerto Raso Gabasa 2a 0 Brujas 25 48,88 Puyascada Forcas II 33,33 Forcón Miranda P. R. 100 0 0 0 100 0 0 100 0 0 83,33 0 0 100 0 0 0 80 100 0 66,66 100 0 75 63,63 76,92 0 0 75 51,11 66,66 In/Im Inciso/Impre. YACIMIENTO CÆSARAUGUSTA 77 25 0 100 0 0 0 0 0 0 0 50 0 0 100 0 100 0 100 100 50 85,71 100 0 48,21 50 80 0 100 88,88 86,36 75 0 0 0 0 0 100 100 100 100 50 0 100 0 100 0 0 0 0 50 14,28 0 0 51,78 50 20 0 0 11,11 13,63 0 Suave Incisión 100 Prof. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 Grab. 100 0 0 100 0 0 0 0 0 50 0 0 0 0 0 0 0 100 0 0 100 0 0 95,45 85,24 88,88 0 0 100 100 100 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 4,54 14,75 11,11 0 0 0 0 0 Apunt. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 50 100 0 100 0 0 0 0 0 100 0 0 0 0 0 0 0 0 100 0 0 0 Peine Acanalada Romo 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 100 0 0 0 0 0 40 0 100 0 20,45 0 0 0 0 50 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 33,33 0 100 0 0 0 100 20 0 0 0 63,63 0 0 Rugosa Dedadas 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 66,66 0 0 33,33 0 0 0 0 80 0 0 9,09 50 Incrus 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 100 0 0 0 0 0 0 0 0 Pintada Otras decoraciones 0 0 0 50 0 0 0 0 0 0 0 0 0 100 100 0 0 0 0 0 0 66,66 0 0 0 40 20 0 0 6,81 50 Perfo. 2 0 0 0 0 0 0 0 0 2 1 0 2 0 0 0 0 0 0 0 6 0 0 11 10 4 0 0 1 0 1 NºLañas La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón 351 36,54 Costalena c2 100 100 Panizales Alonso Norte CÆSARAUGUSTA 77 9,09 Torrazas 0 Botiquería 6 0 Secans 50 0 Pontet c inf. Botiquería 8 36,54 Pontet c sup. 100 42,85 Costalena c1 Pontet b 100 66,66 Costalena c Costalena a+b 0 0 Gabasa 3b Torrollón 0 Gabasa 3a 57,14 26,31 Gabasa 2b Gabasa 5 48,14 Gabasa 2a 0 24,44 C. sup. (Olvena) Brujas 0 34,71 Chaves 1b C. inf. (Olvena) 25,33 Chaves 1a 0 13,51 Chaves sup. Remosillo 0 88,88 Forcas II Huerto Raso 23,35 Miranda 9,85 37,50 Forcón Puyascada C.L. YACIMIENTO 0 0 0 0 50 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 42,85 100 0 52,63 22,22 11,11 8,88 0 0 2,03 6,66 2,70 0 0 45,98 C.D. 0 0 4,54 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 66,66 0 0 0 0,77 2,33 7,20 0 0 0 0 0 C.D.U. 0 0 0 0 0 0 33,33 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 13,33 33,33 25 5,18 9,33 12,61 0 0 2,19 14,08 C,U. 0 0 22,72 100 50 66,66 0 45,35 0 45,35 42,85 0 33,33 0 0 0 0 15,78 25,92 0 37,77 0 0 47,40 48,33 57,65 0 11,11 18,97 54,93 18.75 C.I. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 14,28 0 0 0 0 0 0 5,26 3,70 0 0 0 0 1,81 1 0 0 0 3,65 2,81 0 C.L.-I. 0 0 13,63 0 0 0 0 9,05 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 13,33 66,66 0 4,14 4,66 4,50 0 0 2,92 9,85 34.37 Pezón 0 0 0 0 0 0 0 0 0 9,06 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2,22 0 75 0 0,33 0 0 0 0 0 0 Pastilla 0 0 0 0 0 0 0 0 9,06 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 22,22 0 0 0 1,29 0,33 0 0 0 2,19 1,04 PA.I. APLICACIONES PLÁSTICAS 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0,33 0 0 0 0 0 0 C.-PA. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1,03 0,33 0,90 0 0 0,73 0 0 CI.-PA. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0,26 0,66 0,90 0 0 0 7,04 6,25 CI.-P. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón 0 0 0 0 0 0 0 0 0 9,05 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1,29 0,33 0 0 0 0 0 3.12 C.-P. 352 96,42 53,57 0 Pontet b Pontet c sup. Pontet c inf. 78,57 83,33 51,61 Panizales Alonso Norte 20 Botiquería 6 Torrazas 37,5 Botiquería 8 66,66 63,38 Costalena c2 Secans 100 66,66 Costalena c1 75 Costalena c Costalena a+b 11,62 Torrollón 0 Gabasa 3a 0 75,86 Gabasa 2b 70 67,86 Gabasa 2a Gabasa 5 66,66 Gabasa 3b 72,22 Brujas 33,33 Remosillo C. sup. (Olvena) 53,88 Chaves 1b 70 71,66 C. inf. (Olvena) 74,22 86,66 Forcas II Chaves 1a 66,23 Miranda Chaves sup. 85,17 Puyascada 60 73,33 Forcón Huerto Raso Horiz. YACIMIENTO CÆSARAUGUSTA 77 9,67 0 0 0 25 0 0 0 0 7,69 0 0 0 0 0 0 0 6,89 3,07 0 4,63 0 66,66 2,62 1,78 1,33 20 0 0,85 1,61 4 16,12 0 0 0 0 33,33 0 25 0 3,84 11,11 0 0 0 5 0 0 1,72 1,53 0 3,70 10 0 5,61 5,22 6,22 20 0 2,13 0,27 0 Vertic Oblicua 9,67 0 7,14 60 25 0 0 0 0 1,53 0 0 5 60,46 0 0 0 5,17 1,53 0 3,70 20 0 10,15 6,05 5,77 0 0 4,70 4,58 6,66 H.V. 0 0 0 20 0 0 100 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0,47 0,27 0,44 0 0 0,85 0 0 V.O. 0 16,66 7,14 0 12,5 0 0 0 0 0 11,11 0 5 0 0 0 100 0 4,61 16,66 0,92 0 0 5,97 3,71 2,66 0 6,66 1,70 0,27 0 H.O. 0 0 3,57 0 0 0 0 3,57 0 0 0 0 0 0 0 0 0 3,44 1,53 8,33 3,24 0 0 8,24 7,02 4,44 0 0 4,70 0,27 0 12,9 0 3,57 0 0 0 0 17,85 3,57 7,69 11,11 0 10 27,90 5 100 0 3,44 18,46 8,33 11,57 0 0 13,02 8,25 4,89 0 6,66 18,80 7,81 16 0 0 0 0 0 0 0 0 0 3,84 0 0 5 0 20 0 0 3,44 1,53 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 27 26 0 0 0 0 0 0 Circular Geomé Iregular NºInter C OMPOS IC IÓN 0 16,66 6,45 0 0 0 0 3,44 0 3,57 11,11 50 4 0 15 0 0 34,42 17,91 0 14,78 27,27 30 5,05 6,15 7,42 0 13,33 9,34 21,77 11,84 Borde 6,25 16,66 0 0 0 0 0 34,48 10,71 3,57 5,55 0 0 0 0 0 0 1,63 1,49 0 3,47 0 0 5,28 5,10 3,93 0 20 3,14 2,53 0 C.uello 84,37 50 70,96 80 75 33,33 100 48,27 67,85 75 61,11 25 84 16,27 85 100 100 4590 73,13 91,66 68,69 45,45 70 65,67 68,97 63,75 100 66,66 73,70 5822 59,21 Cuerpo 0 16,66 6,45 20 0 0 0 0 0 0 5,55 25 0 0 0 0 0 1,63 0 0 0 0 0 1,03 0,65 3,05 0 0 0,79 0,25 0 B.C. 9,37 0 3,22 0 0 66,66 0 0 0 14,28 11,11 0 8 2,32 0 0 0 4,91 4,47 8,33 10,87 18,18 0 11,02 12,04 11,79 0 0 9,40 12,91 28,94 B.CU. 0 0 9,67 0 12,5 0 0 13,79 21,42 3,57 0 0 0 81,39 0 0 0 8,19 0 0 0,87 0 0 6,65 2,88 6,11 0 0 1,13 2,78 0 C.CU. 0 0 3,22 0 12,5 0 0 0 0 0 5,55 0 4 0 0 0 0 0 0 0 0,43 0 0 2,52 1,70 0,87 0 0 0 0,75 0 Todo 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 3,27 1,49 0 0,87 0 0 0,54 0,91 0,87 0 0 1,40 0,75 0 Suspe S ITU A C IÓN 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0,45 1,17 2,18 0 0 0,79 0 0 SU.CU. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1,49 0 0 0 0 0,23 0,26 0 0 0 0 0 0 SU.B. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 SU.C. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 9,09 0 1,49 0,13 0 0 0 0 0 0 SU.T. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón 72,03 9,32 6,49 Puyascada 71,16 8,70 7,34 12,78 Miranda 52,62 18,38 17,43 11,55 Forcas II 67,85 9,52 14,28 8,33 Huerto Raso 81,11 5,55 13,33 0 Chaves sup. 59,67 14,88 13,48 11,95 Chaves 1a 71,51 12,44 6,32 9,71 Chaves 1b 67,77 13,10 7,30 11,81 Remosillo 79,59 2,04 13,26 5,10 C. inf. (Olvena) 78,51 2,96 13,33 5,18 C. sup. (Olvena) 81,27 10,32 3,16 5,24 Brujas 76,98 8,73 13,49 0,79 Gabasa 2a 80,64 6,91 9,21 3,22 Gabasa 2b 76,90 4,61 10,84 7,63 Gabasa 3a 54,54 0 40,90 4,54 Gabasa 3b 66,66 13,33 20 0 Gabasa 5 78,83 8,46 11,11 1,58 Torrollón 56,02 21,27 13,47 9,22 Costalena a+b 78,34 7,37 11,52 2,76 Costalena c 97,04 0,59 0,59 1,77 Costalena c1 13,33 33,33 30 23,33 Costalena c2 47,05 26,47 13,23 13,23 Pontet b 73,39 8,86 12,80 4,43 Pontet c sup. 72,39 15,33 9,81 2,45 Pontet c inf. 73,33 6,66 20 0 40 20 30 10 Botiquería 8 47,61 28,57 14,28 9,52 Botiquería 6 64,28 28,57 0 7,14 Torrazas 73,91 5,03 19,22 1,83 Panizales 73,52 2,94 17,64 5,88 Alonso Norte 74,73 9,47 8,42 7,36 Secans P. decoradas Morfología Morf./Dec. 12,14 La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón Lisas CÆSARAUGUSTA 77 YACIMIENTO Forcón 353 Normas para la presentación de originales a Cæsaraugusta 1. OBJETIVO, TEMÁTICA, PÚBLICO, PERIODICIDAD. Cæsaraugusta es una revista dedicada a la Antigüedad en sentido amplio, en especial referida a los territorios del valle del Ebro. También se contemplará la posibilidad de trabajos de Etnología y Museología. Se pretende dar a conocer y promocionar en el mundo científico, el estudio de la Antigüedad en los ámbitos referidos. La revista tendrá una aparición anual. 2. INTERCAMBIOS. Cæsaraugusta se intercambia con publicaciones afines a la misma. 3. ACEPTACIÓN DE ORIGINALES. Éstos podrán ser encargados por la revista o propuestos por los autores. La Secretaría de la revista comunicará la recepción de los originales y su admisión por el Consejo Editorial. 4. IDIOMA. Español preferentemente o cualquiera de la Comunidad Europea. 6. FORMATO. Para su aceptación deberá remitirse un ejemplar mecanografiado en hojas A4 (297 x 210 mm), con márgenes mínimos de 25 mm por cada lado, escritas por una sola cara a 1,5 ó 2 espacios, presentados en hojas sueltas y numeradas. Se precederá de una hoja con el título del trabajo, el nombre completo del autor y su dirección postal, incluyendo número de teléfono o correo electrónico. 7. FIGURAS Y CUADROS. Se harán llegar en soporte original, indicando su inserción en el texto y relacionando los pies correspondientes. Los cuadros o tablas de datos se numerarán con cifras romanas versales. Las figuras o ilustraciones se numerarán en cifras arábigas y se dispondrán individualmente en hojas sueltas. 8. DISQUETES. Aceptado el trabajo deberá entregarse una versión en disquete, indicando el formato y el programa de texto usado. CÆSARAUGUSTA 77 5. EXTENSIÓN. Se recomienda un máximo de cuarenta folios. 2.100 caracteres por página. Los trabajos propuestos podrán rebasar dicha extensión a juicio del consejo de redacción. 355 Normas para la presentación de originales a Cæsaraugusta 9. TÍTULO, AUTOR. Además de la hoja de control indicada, el artículo irá encabezado por su título, nombre del autor y dirección profesional. 10. RESUMEN, PALABRAS CLAVE. Se iniciará el trabajo con un breve resumen (9 a 11 líneas de 70 caracteres) y enumeración de las palabras clave del artículo. 11. CITAS BIBLIOGRÁFICAS. Se aceptarán dos sistemas. a) Las citas en texto, situando entre paréntesis el apellido(s) del autor(es), con minúscula y sin la inicial del nombre propio, seguido del año de publicación y, en caso de citas puntuales de las páginas reseñadas tras dos puntos. Ejemplo: CISNEROS CUNCHILLOS, 2000: 16. La lista bibliográfica se situará al final del trabajo. b) Citas bibliográficas numeradas a pie de página. Irán de la forma siguiente: apellido(s), inicial del nombre, año, página. La lista bibliográfica se situará al final el trabajo. c) Lista bibliográfica al final del trabajo: Se organizará siguiendo el orden alfabético por apellidos y de acuerdo con la siguiente reseña: — El (los) apellido(s) del (los) autor(es) en mayúscula y seguido de la inicial del nombre. Cuando el número de autores supere el de tres, se referenciará el primer autor seguido de et alii. — Debajo y reservando tres espacios más de margen, se indicará el año de publicación de la obra, diferenciando con las letras a, b, c, d, etc., los trabajos publicados por el autor en el mismo año. — Los títulos de los artículos de revistas o de actas de libros se redactarán entre comillas. Los títulos de los libros se expresarán en cursiva. — El nombre de la revista o serie se expresará en cursiva. — Para los libros se reseñará el lugar de edición, y en su caso la serie a la que pertenezca; para las revistas el volumen y las páginas del artículo, y para los congresos el lugar y la fecha de celebración, así como el lugar de edición. — Ejemplos: CISNEROS CUNCHILLOS, M., (2000) «El empleo privado del mármol en el Valle del Ebro: la colonia Victrix Iulia Lepida/Celsa (Velilla de Ebro, Zaragoza)», Cæsaraugusta, 74, Zaragoza, pp. 13-36. FERRÁNDIZ ARAUJO, C., (1999) «El Museo Arqueológico de Cartagena: antecedentes históricos», XXIV Congreso Nacional de Arqueología, (Cartagena, 1997), Murcia, pp. 251-255. DOMÍNGUEZ ARRANZ, A., (1991) Medallas de la antigüedad. Las acuñaciones ibéricas y romanas de Osca, Colección Crónica, n. 5, Huesca. CÆSARAUGUSTA 77 12. CORRECCIÓN DE PRUEBAS. Las primeras pruebas serán corregidas por los autores, limitándose a la subsanación de erratas y correcciones mínimas. La corrección se hará en un plazo máximo de 15 días. 356 13. Los originales deberán dirigirse a la dirección de la revista: Institución «Fernando el Católico», Palacio Provincial, Plaza de España, 2, 50004 Zaragoza (España). 14. Las opiniones expresadas por los autores no corresponden necesariamente a las de Cæsaraugusta. 15. © de la edición: Institución «Fernando el Católico». De las fotografías y textos: los autores correspondientes. Atiqot. Jerusalén (Israel). Africana. Oporto (Portugal). Al-Qannis. Boletín del Taller de Arqueología de Alcañiz. Alcañiz (Teruel). Alberri: Quaderns d´Investigació del Centre d´Estudis Contestans. Cocentaina (Alicante). Almadan. Arqueologia, património e história local. Almada (Portugal). Almansor. Revista de Cultura (2.ª serie). Montemor O Novo (Portugal). Almogaren. Hallein (Alemania). Altamira. Revista del Centro de Estudios Montañeses. Santander (Cantabria). American Journal of Archaeology. Boston (Estados Unidos). Anales de Arqueología Cordobesa. Córdoba. Anales de Prehistoria y Arqueología. Murcia. Anales del Museo de América. Madrid. Anales Toledanos. Toledo. ANAS. Mérida (Badajoz). Annali della Facolta di Lettere e Filosofia (Studi Classici). Perugia (Italia). Annotazioni Numismatiche. Milán (Italia). Annuaire des operations de terrain en milieu urbain. Tours (Francia). Antiquités Africaines. Aix en Provence (Francia). Antiqvitas. Publicación del Museo Histórico Municipal de Priego de Córdoba. Priego de Córdoba (Córdoba). Antropológicas. Revista de Difusión del Instituto de Investigaciones Antropológicas. México D. F. (México). Anuari. Reial Acadèmia de Bones Lletres de Barcelona. Barcelona. Anuario de la Universidad Sek. Peñalolén (Chile). Anzeiger der Philosophisch-Historischen Klasse. Viena (Austria). Anzeiger für Die Altertumswissenschaft. Innsbruck (Austria). Aranzadiana. Anuario de la Sociedad de Ciencias Aranzadi. San Sebastián (Guipúzcoa). Archaeologie Austriaca. Viena (Austria). Archaologische Nachrichten aus Baden. Friburgo (Alemania). Archeologia dell´Italia Settentrionale. Como (Italia). Archeologické Rozhledy. Praga (República Checa). Archeologie in Vlaanderen. Asse (Zellik) (Bélgica). CÆSARAUGUSTA 77 Revistas que se reciben en intercambio con Cæsaraugusta 357 Revistas que se reciben en intercambio con Cæsaraugusta CÆSARAUGUSTA 77 358 Archivio di Tipologia Analitica. Siena (Italia). Archivio Storico Lodigiano. Lodi (Italia). Archivio Storico Pratese. Prato (Italia). Archivo de Prehistoria Levantina. Valencia. Archivo Español de Arqueología. Madrid. Ariadna. Palma del Río (Córdoba). Arqueología Espacial. Teruel. Arqueología, Paleontología y Etnografía (Serie de la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid.) Madrid. ARSE (Boletín Anual del Centro Arqueológico Saguntino). Sagunto (Valencia). Arys. Revista Internacional. Antigüedad: Religiones y sociedades. Huelva. Atti della Società per la Preistoria e Protoistoria della Regione Friuli-Venezia Giulia. Trieste (Italia). Baetica. Málaga. Basler Bibliographie. Basilea (Suiza). Basler Zeitschrift für Geschichte und Altertumskunde. Basilea (Suiza). Boletín Avriense. Orense. Boletín de Arte Rupestre de Aragón (BARA). Zaragoza. Boletín de la Asociación Española de Amigos de la Arqueología. Madrid. Boletín de la Asociación Española de Orientalistas. Madrid. Boletín de la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona. Barcelona. Boletín del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico. Sevilla. Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología. Valladolid. Bolletí de la Societat Arqueológica Lulliana. Palma de Mallorca (Baleares). Bonner Jahrbücher. Bonn (Alemania). Boreas. Münstersche Beiträge zur Archäologie. Münster (Alemania). Brigantium. Boletín do Museo Arqueoloxico e Historico de A Coruña. La Coruña. Brigecio. Revista de Estudios de Benavente y sus Tierras. Benavente (Zamora). Bulletin Analytique d´Histoire Romaine. Estrasburgo (Francia). Bulletin Bibliographique d´Archéologie Urbaine. Tours (Francia). Bulletin d´Histoire et d´Archéologie des Amis de Viuz-Faverges. Faverges (Francia). Bulletin de la Société Archéologique, Historique, Littéraire et Scientifique du Gers. Auch (Francia). Bulletin de la Société d´Histoire et d´Archéologie de Vichy et des Environs. Vichy (Francia). Bulletin de la Société des Amis de Vienne. Vienne (Francia). Bulletin du Musée Hongrois des BeauxArts. Budapest (Hungría). Bulletin. Société d´Archéologie et d´Histoire du Pays de Lorient. Lorient (Francia). Bulletino della Commissione Archeologica Comunale di Roma. Roma (Italia). Bullettino di Paletnologia Italiana. Roma (Italia). Butlletí Arqueòlogic. Tarragona. Butlletí del Museo Nacional d´Art de Catalunya. Barcelona. Butlletí Grvp Col.laboradors Mvsev Rvbí. Rubí (Barcelona). Bvllettino Senese di Storia Patria. Siena (Italia). Cahiers de Mariemont. Bulletin du Musée Royal Mariemont. Morlanwelz (Bélgica). Carpica. Bacau (Rumanía). Celtiberia. Soria. Cerámica. Revista Internacional. Madrid. Clásicos de la Arqueología de Huelva. Huelva. Classical Antiquity. Berkeley (Estados Unidos). Classical World. Pittsburgh (Estados Unidos). Communicationes Archaeologicae Hungariae. Budapest (Hungría). Comunicaçoes do Instituto Geológico e Mineiro. Alfragide (Portugal). Conimbriga. Coimbra (Portugal). Cota Zero. Vic (Barcelona). Cuadernos de Arqueología de la Universidad de Navarra. Pamplona (Navarra). Revistas que se reciben en intercambio con Cæsaraugusta Histria Archaeologica. Bulletin du Musee Archeologique d´Istrie. Pula (Croacia). Huelva Arqueológica. Huelva. Iacobvs. Revista de Estudios Jacobeos y Medievales. Valladolid. Iberia. Revista de la Antigüedad. Logroño (La Rioja). IC-Nachrichten (Boletín de Información del Instituto Canarium). Vöcklabruck (Alemania). Illunzar. Guernica (Vizcaya). Investigación Arqueológica (Arkeoikuska). Vitoria (Álava). Invigilata Lvcernis. Rivista dell´Istituto di Latino. Bari (Italia). Jahrbuch der Schweizerischen Gesellschaft für ur-und Frühgeschichte. Basilea (Suiza). Jahresbericht Gesellschaft pro Vindonissa. Brugg (Suiza). Jahresbericht. Schweizerisches Landesmuseum. Zurich (Suiza). Jahresschrift für Mitteldeutsche Vorgeschichte. Halle (Saale) (Alemania). Journal of Prehistoric Religion. Jonsered (Suecia). Kalakoricos. Revista para el Estudio, Defensa, Protección y Divulgación del Patrimonio Histórico, Artístico y Cultural de Calahorra y su entorno. Calahorra (La Rioja). Kalathos. Revista del Seminario de Arqueología y Etnología Turolense. Teruel. Kernos. Revue Internationale et Pluridisciplinaire de Religion Grecque Antique. Lieja. Bélgica. Kobie. Serie Bellas Artes, Ciencias Naturales y Paleoantropología. Bilbao (Vizcaya). Lancia. Revista de Prehistoria, Arqueología e Historia Antigua del Noroeste Peninsular. León. Larouco. Revista Anual da Antigüedade Galaica. Celanova. Orense. Latomus: Revue d´Études Latines. Bruselas (Bélgica). Les Chercheurs de la Wallonie. Bulletin de la Société Royale Belge d´Études CÆSARAUGUSTA 77 Cuadernos de Arqueología Marítima. Cartagena (Murcia). Cuadernos de Estudios Gallegos. Santiago de Compostela (La Coruña). Cuadernos del Estero (Revista de Estudios e Investigación). Cartagena (Murcia). Cypsela. Gerona. Empúries. Barcelona. Espacio, Tiempo y Forma (Prehistoria y Arqueología). Serie I. Madrid. Estrato. Revista Riojana de Arqueología. Logroño (La Rioja). Estudios de Arqueología Alavesa. Vitoria Gasteiz (Álava). Estudios de Deusto. Bilbao (Vizcaya). Estudios de Prehistoria y Arqueología Madrileñas. Madrid. Estudos Arqueológicos de Oeiras. Barcarena (Portugal). Faenza. Bollettino del Museo Internazionale delle Ceramiche in Faenza. Faenza (Italia). Fasciculi Archaeologiae e Historicae. Lodz (Polonia). Faventia. Revista de Filología Clásica. Bellaterra (Barcelona). Fichero Epigrafico. Coimbra (Portugal). Florentia Iliberritana. Revista de Estudios de Antigüedad Clásica. Granada. Folia Archaeologica. Annales Musei Nationalis Hungarici. Budapest (Hungría). Fundberichte aus Baden-Württemberg. Stuttgart (Alemania). Funde und Ausgrabungen im Berzirk Trier. Trier (Alemania). Gallaecia. Publicación del Departamento de Prehistoria y Arqueología. Santiago de Compostela (La Coruña). Gerion. Madrid. Germania. Anzeiger der Römisch-Germanischen Kommission des Deutschen Archäologischen Instituts. Frankfurt (Alemania). Hispania Antiqua. Revista de Historia Antigua. Valladolid. Historia Mexicana. Revista trimestral publicada por el Centro de Estudios Históricos del Colegio de México. Teresa, México D.F. (México). 359 Revistas que se reciben en intercambio con Cæsaraugusta CÆSARAUGUSTA 77 360 Géologiques et Archéologiques. Flemalle (Bélgica). Linzer Archäeologisches Forschungen. Linz (Austria). Lund Archaeological Review. Lund (Suecia). Lvcentvm. Alicante. Madrider Mitteilungen. Madrid. Mainake. Málaga. Mas de las Matas. Boletín. Mas de las Matas (Teruel). Mastia. Revista del Museo Arqueológico Municipal de Cartagena. Segunda época. Cartagena (Murcia). Materialy Archeologiczne Nowej Huty. Cracovia (Polonia). Mélanges de l´École Française de Rome. Roma (Italia). Mémoires de la Société Archéologique du Midi de la France. Toulouse (Francia). Mérida. Ciudad y Patrimonio. Revista de Arqueología, Arte y Urbanismo. Mérida (Badajoz). Miscellanea di Studi Archeologici e di Antichita. Módena (Italia). Munibe (Antropologia-Arkeologia). San Sebastián (Guipúzcoa). Museo de Zaragoza (Boletín). Zaragoza. Natura Bresciana. Brecia (Italia). Neara Journal (New England Antiquities Research Association). Paxton (Estados Unidos). Newsletter. Department of Potterry Technology. Leiden (Holanda). Nivel Cero. Revista del Grupo Arqueológico «Attica». Santander (Cantabria). Nvmisma. Revista de Estudios Numismáticos. Madrid. Nvmmvs. Oporto (Portugal). O Arqueologo Portugues. Lisboa (Portugal). Ophiussa. Lisboa (Portugal). Origini. Prehistoria e Protostoria delle Civilta Antiche. Roma (Italia). Padvsa. Bollettino del Centro Polesano di Studi Storici, Archeologici ed Etnografici. Rovigo (Italia). Palimpsesto. Carmona (Sevilla). Pátina. Madrid. Penyagolosa. Revista de la Excma. Diputación Provincial de Castellón. Castellón. Picus. Studi e Ricerche sulle Marche nell´Antichità. Macerata (Italia). Polis. Revista de Ideas y Formas Políticas de la Antigüedad Clásica. Alcalá de Henares (Madrid). Portugalia. Oporto (Portugal). Prace i Material. Lodz (Polonia). Préhistoire et Anthropologie Méditerranéennes. Aix en Provence (Francia). Préhistoire Ariégeoise (Bulletin de la Société Préhistorique Ariège-Pyrénées). Foix (Francia). Principe de Viana. Pamplona (Navarra). Proceedings of the Society of Antiquaires of Scotland. Edimburgo (Gran Bretaña). Promontoria. Faro (Portugal). Pyrenae. Crónica Arqueológica. Barcelona. Quaderno. Trieste (Italia). Quaderns de Prehistòria i Arqueologia de Castelló. Castellón. Recerques del Museu d´Alcoi (PrehistoriaArqueología). Alcoy (Alicante). Résumés d´Archéologie Suisse. Lausana (Suiza). Revista d´Arqueologia de Ponent. Lérida. Revista de Arqueología. Madrid. Revista de Gvimaraes. Guimaraes (Portugal). Revista Portuguesa de Arqueología. Lisboa (Portugal). Revue Archéologique du Centre de la France. Roanne (Francia). Revue Numismatique. París (Francia). Rivista Archeologica dell´Antica Provincia e Diocesi di Como. Como (Italia). Rivista dell´Istituto Nazionale d´Archeologia e Storia dell´Arte. Roma (Italia). Rivista di Archeologia. Venecia (Italia). Rivista di Studi Fenici. Monterotondo ST (Italia). Rivista Ingauna e Intemelia (Sezioni Rivierasche dell´Istituto di Studi Liguri). Bordiguera (Italia). Sagvntvm. Papeles del Laboratorio de Arqueología de Valencia. Valencia. Revistas que se reciben en intercambio con Cæsaraugusta The Journal of Roman Studies. Londres (Gran Bretaña). The Numismatic Chronicle. Londres (Gran Bretaña). Thetis. Mannheim (Alemania). Trabajos de Arqueología Navarra. Pamplona (Navarra). Trabajos de Prehistoria. Madrid. Tribuna d´Arqueologia. Barcelona. Trierer Zeitschrift. Trier (Alemania). Veleia. Revista de Prehistoria, Historia Antigua, Arqueología y Filología Clásicas. Vitoria (Álava). Vipasca. Arqueología e Historia. Aljustrel (Portugal). Vivre en Rouergue Cahier d´Archéologie Aveyronnaise. Montrozier (Francia). VMS/AMS (Boletín de la Asociación de Museos Suizos). Solothum (Suiza). Zeitscgruft für Schwerische Archaologie und Kunstgeschichte. Rivista Svizzera d´Arte e d´Archeologia. Zurich (Suiza). Zephyrus. Estudios sobre Arqueología y Prehistoria. Salamanca. CÆSARAUGUSTA 77 Saldvie. Estudios de Prehistoria y Arqueología. Zaragoza. Sautuola. Revista del Instituto de Prehistoria y Arqueología Sautuola. Santander (Cantabria). Serie Arqueológica (Varia). Valencia. SPAL. Revista de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Sevilla. Sevilla. Specimina Nova. Dissertationum ex Instituto Historico Universitatis. Pécs (Hungría). Sprawozdania Archeologiczne. Cracovia (Polonia). Studia Minora Facultatis Philosophicae Universitatis Brunensis. Brno (República Checa). Studies in African Archaeology. Poznan (Polonia). Tel Aviv. Journal of the Institute of Archaeology of Tel Aviv University. Tel Aviv (Israel). The Antiquaries Journal. Londres (Gran Bretaña). 361 .............................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................. ✃ INSTITUCIÓN «FERNANDO EL CATÓLICO» (C.S.I.C.) Excma. Diputación de Zaragoza Plaza de España, 2 50071 Zaragoza (España) CÆSARAUGUSTA Acuerdo de intercambio Área: Director: Año de fundación: Periodicidad: Formato: Editor: Arqueología, Prehistoria e Historia Antigua D. Miguel Beltrán Lloris 1951 Anual 17 x 24 cm Institución «Fernando el Católico» Zaragoza (Spain) ISSN 0007-9502 902 Intercambio de Publicaciones: Tff. (34) 976 28 88 78 - 28 88 79 * Fax 28 88 69 E-mail: [email protected] * http:// ifc.dpz.es Correspondencia: Institución «Fernando el Católico», Excma. Diputación de Zaragoza, Intercambio de Revistas. Plaza de España, 2, E-50071 Zaragoza (España). Rogamos remitan este impreso cumplimentado Revista o colección: ............................................................................................................................................................................ ISSN o ISBN: .......................................................................................... Periodicidad: ............................................................ Materia: .......................................................................................................................... Formato: Entidad: ............................................................................................................................................................................................................ .................................................. Dirección: ........................................................................................................................................................................................................ ........................................................................................................................................................................................................................................ C.P.: .............................................. Ciudad: ........................................................................ Teléfono: .................................................................................................... Fax: Referencia: ...................................................................... Fecha E-mail: País:........................................................ ...................................................................................... .................................................................................................... Firma Fdo.: INSTITUCIÓN «FERNANDO EL CATÓLICO» (C.S.I.C.) Excma. Diputación de Zaragoza Plaza de España, 2 • 50004 ZARAGOZA (España) Tff. [34] 976 28 88 78/79 • Fax: [34] 976 28 88 69 [email protected] http://ifc.dpz.es ALGUNAS DE SUS PUBLICACIONES DE ARQUEOLOGÍA Y NUMISMÁTICA ARAGONESAS AA.VV. Caminos y Comunicaciones en Aragón. 454 págs., 24 €. AGUAROD OTAL, M.ª Carmen. Cerámica romana importada de cocina en la Tarraconense. 632 págs., 388 ilust., 27 €. ALMAGRO, Martín - TORRES ORTIZ, Mariano. Las fíbulas de jinete y de caballito. Aproximación a las elites ecuestres y su expansión en la Hispania céltica. 276 págs., 70 ilust., 18 €. Aragón Litoral Mediterráneo. Intercambios durante la Prehistoria Actas. 664 págs., 60 €. ANDRÉS RUPÉREZ, Teresa Colectivismo funerario neo-eneolítico. 260 págs., 12 €. ASENSIO ESTEBAN, José A. La Ciudad en el mundo prerromano. 462 págs., 18 €. BELTRÁN LLORIS, Francisco (Ed.). Roma y el nacimiento de la Cultura Epigráfica. (Actas). 362 págs., 24 €. BURILLO MOZOTA, Francisco (Coord.). IV Simposio sobre los celtíberos. Economía. 564 págs., 86 ilust., 30 €. CABALLERO ZOREDA, Luis, y otros. Arcóbriga, II. 332 págs., 148 ilust., 21 €. Casa urbana hispanorromana, La (Actas). 388 págs., 191 ilust., 24 €. Caesaraugusta. Publicaciones de la Cátedra José Galiay. Último volumen aparecido: 76 (2004). 466 págs., 24 €. ERICE LACABE, Romana. Las fíbulas del Nordeste de la Península Ibérica. 336 págs., 24 €. Estado actual de la Arqueología en Aragón. Vol. I. 332 págs., 52 ilust., 10 €. Vol. II. 392 págs., 132 ilust., 10 €. GALVE IZQUIERDO, P. Los antecedentes de Caesaraugusta. Estructuras domésticas de Salduie. 200 págs., 15 €. GIMENO PASCUAL, H. Historia de la investigación epigráfica en España en los ss. XVI y XVII, a la luz del recuperado manuscrito del Conde de Guimerá. 276 págs., 18 €. GOMIS JUSTO, Mariví. Las acuñaciones de la ciudad celtibérica de Segeda/Sekaiza. 204 págs., 899 ilust., 18 €. GUIRAL PELEGRÍN, C. y MARTÍN-BUENO, M. Bilbilis. Decoración pictórica y estucos ornamentales. 552 págs., 248 ilust., 30 €. HERNÁNDEZ LATAS, J. A. - GUIRAL PELEGRÍN, C. MOSTALAC CARRILLO, A. Álbum de Pompeya de Bernardino Montañés, 1849. 224 págs., 105 ilust., 48 €. LOSTAL PROS, Joaquín. Los Miliarios de la provincia Tarraconense. 458 págs., 147 ilust., 30 €. ORTIZ PALOMAR, Esperanza. Vidrios procedentes de la provincia de Zaragoza: el Bajo Imperio romano. 500 págs., 143 ilust., 30 €. PAZ PERALTA, Juan Ángel. La Cerámica de mesa romana de los siglos III al VI d.C. 276 págs., 66 ilust., 15 €. SOPEÑA GENZOR, Gabriel. Ética y Ritual. La religiosidad de los pueblos celtibéricos. 392 págs., 24 €. TORREGARAY PAGOLA, Elena. La elaboración de la tradición sobre los «Cornelii Scipiones»: pasado histórico y conformación simbólica. 244 págs., 18 €. Maq. CuCÆ77 (Cometa) 22/12/06 08:32 Página 2