Las Leyes de Reforma: su actualidad Ministro Sergio A. Valls Hernández Jueces locales en control de la Constitución federal: ¿el anarquismo? Organización Editorial Mexicana 17 de noviembre de 2011 Sustentar en la corrupción e incompetencia de los jueces locales, la preocupación de que tales juzgadores participen activamente en el control de la Constitución federal y de la llamada convencionalidad interamericana, es a todas luces injusta y totalmente equivocada. Concedo que, ciertamente, se mantiene vivo el debate a partir de la resolución conocida como Caso Radilla. Vinculado con lo anterior está el hecho de que el sistema judicial mexicano actualmente no se aviene adecuadamente con el esquema federal establecido en la Constitución federal, y de ello se dio cuenta en la compleja cuestión de la interrupción del embarazo que se mantiene aún después de resueltas en la Suprema Corte las acciones de inconstitucionalidad sobre el derecho a la vida-, y lo cual se replicó en la resolución del llamado Caso Radilla, si bien desde otro ángulo. Este tema ha sido objeto de debates entre los Ministros que conformamos el Pleno de la Suprema Corte y específicamente la participación de los jueces locales en el control constitucional federal y de convencionalidad interamericano, como lo indica en buena lógica el Artículo 133 de la Constitución. A este asunto dedicamos dos sesiones del Pleno los días 24 y 25 de octubre, sin llegar todavía a una solución definitiva. Concretamente, el Artículo 133 obliga a los jueces locales a proteger la Constitución federal en forma indirecta, es decir, a proteger los mandamientos de la Constitución federal al fallar sobre litigios de derecho estatal, donde inevitablemente se encuentran implicados uno o varios derechos reconocidos en la Carta Magna. Sin embargo dicho artículo, hasta ahora, no ha sido aplicado por la inercia centralista que padecemos, inspirada en la casación francesa del siglo XIX. Quienes en la Suprema Corte y en el foro se oponen a que los jueces locales en forma indirecta participen en el control constitucional federal presentan varios argumentos en apoyo de su postura. En primer lugar, apuntan que dar este poder a los jueces locales implicaría que cada uno de ellos pudiera interpretar los preceptos de la Constitución federal como mejor le pareciera, lo que nos conduciría irremediablemente a una anarquía interpretativa; por ejemplo, al interpretar cada juez local el nuevo artículo 1 de la Constitución sobre derechos humanos. Este es el temor subyacente al llamado "control difuso de la Constitución" de origen norteamericano, donde el término "difuso" alude a que cada juez en forma descentralizada va a proteger la Constitución federal a través de los casos de su competencia local que le lleguen por modestos que sean. Sin embargo, como he sostenido desde hace varios años, tal argumentación sobre la que se ha construido en México el monopolio de los jueces federales para proteger los derechos reconocidos en la Constitución federal -con exclusión de los jueces locales-, está sostenido en una asunción errónea del control difuso de la Constitución americana. Y es que en aquél país los jueces locales no están en libertad de interpretar los derechos de la Constitución federal como mejor les parezca, pues están obligados a seguir los precedentes generados por los jueces federales y especialmente por quien tiene la autoridad suprema para interpretar la Constitución: la Suprema Corte de Justicia de la Nación. En realidad, como he dicho en varias conferencias dictadas sobre federalismo judicial, el control difuso de la constitución en realidad debe entenderse como una "aplicación difusa" de la Constitución federal por los jueces locales. Bajo tal entendimiento los jueces locales mexicanos -si damos el paso de construir un auténtico federalismo judicial- estarían obligados a "clonar" la interpretación que generemos en la Suprema Corte de Justicia de la Nación y en la Corte Interamericana de Derechos Humanos, y aplicar dichos criterios jurisprudenciales en los casos de derecho estatal que conocen. No tendrían los jueces locales el poder de interpretar la Constitución federal como mejor les pareciese. Pregunto para ilustrar mejor este punto por la vía del ejemplo: ¿acaso los ministros de la Suprema Corte mexicana, o argentina o brasileña, podemos interpretar la Convención Americana sobre Derechos Humanos como queramos? ¿O alternativamente en México, Argentina o Brasil debemos seguir los precedentes directivos de la Corte Interamericana de Derechos Humanos? La segunda es la respuesta correcta; y en situación similar, incluso con un margen de apreciación mucho menor, se encontrarían los jueces locales mexicanos con respecto a la Suprema Corte de Justicia de la Nación y a los Tribunales Colegiados de construirse un nuevo federalismo judicial basado en precedentes de observancia obligatoria. El segundo argumento de los casacionistas para mantener el esquema centralista vigente en el país, es que los jueces locales son incompetentes y corruptos, y que por tanto los ciudadanos se amparan ante la justicia federal compuesta de jueces competentes e íntegros. No creo que esta acusación sea generalizable al 100% ni por lo que respecta a los jueces federales ni por lo que concierne a los jueces de los estados; es una acusación injusta e infamante para estos últimos, que han cargado y siguen cargando. Pero además suponiendo hipotéticamente que éste sea el caso en algún o algunos estados, desde luego afirmo que toda situación de incompetencia institucional tiene remedio si existe voluntad política para emprender una reforma a los poderes judiciales locales sin simulaciones. Tal cambio político, que es parte de nuestra inacabada transición democrática, es factible y -me parece a mí que es incluso ineludible-, a pesar de quienes de buena fe aún se oponen a ello tanto en la Corte como en el foro. *[email protected]