La nubosidad, al contrario de lo que se piensa, no disminuye la radiación 18.Jul.2016 El cuerpo humano está diseñado para evitar los efectos perjudiciales de los rayos ultravioleta b, los que causan la mayoría de problemas de piel provenientes del sol. “El bronceado, por ejemplo, es una defensa del cuerpo contra los rayos ultravioleta b”. No obstante, los problemas surgen cuando la exposición a los rayos es excesiva o se realiza sin ningún tipo de precaución. “La quemadura solar es un efecto secundario del exceso de rayos ultravioleta”. La mayor parte de la energía que llega a la Tierra proviene del Sol, que emite energía en forma de radiación electromagnética. Estas radiaciones se distinguen por sus diferentes longitudes de onda. Algunas, como las ondas de radio o las microondas, tienen longitudes de onda de kilómetros, mientras que las otras, como los rayos X o las radiaciones gamma o ultravioleta, tienen longitudes de onda microscópicas. Dentro de este último grupo, los rayos ultravioleta, existen diferentes tipos. Por un lado los ultravioleta c (UVC), que no llegan a la tierra gracias a la capa de ozono. Por otro lado, los ultravioleta b (UVB), los que causan la mayoría de problemas relacionados con la piel y finalmente, los ultravioleta a (UVA), aquellos que se utilizan en las cabinas bronceadoras. Los efectos adversos de la excesiva exposición al sol (a los rayos UVB y UVA) pueden presentarse de formas diferentes. Desde quemaduras, algunas de las cuales pueden llegar a ser de segundo grado, reacciones alérgicas, consecuencias estéticas como el fotoenvejecimiento y, en el peor de los casos, la aparición de cáncer de piel que, según ha explicado el Doctor Gardeazábal es “el cáncer más frecuente” aunque afortunadamente “normalmente crecen lentamente y se pueden tratar de diferentes maneras; siendo el cáncer que más se cura”. Aunque muchas personas lo desconozcan, existen varios tipos de cáncer de piel. Por un lado el carcinoma basocelular, que es poco agresivo y solo local, es decir, se disemina con poca frecuencia hasta otras partes del cuerpo. Por otro lado, el melanoma, menos frecuente pero que “puede llegar a ser mortal”. A diferencia de los cánceres no melanoma, es más probable que invada los tejidos cercanos y se disemine hasta otras partes del cuerpo. Respecto a los factores que influyen en la radiación solar, “la inclinación del sol es la clave para recibir más o menos UVB, que es el causante de la mayoría de los problemas en la piel”. Un 21 de septiembre, por ejemplo, recibimos aproximadamente la misma radiación que el 21 de marzo. Por tanto, el día del año en el que la verticalidad del sol es mayor en el hemisferio norte es el día en que se produce el solsticio de verano, el 21 de junio. En cuanto a la hora del día en la que el sol está más vertical el profesor ha explicado que son las dos de la tarde. “La sensación térmica no tiene nada que ver con la cantidad de rayos recibidos”. En realidad, “la 1 cantidad de UVB recibidos depende de la capa de ozono”. Por eso, “en diciembre, aunque la temperatura sea de 28 grados, es más difícil quemarnos aunque no nos hayamos dado crema”. Existen otros factores externos que también influyen en la cantidad de radiación que recibimos. En primer lugar la altitud: “cuanto más alto estamos más radiación recibimos”, en segundo lugar la nubosidad, que, a diferencia de la creencia popular “no anulan la radiación” y finalmente la reflexión, es decir, los reflectores. “Si vamos a la nieve, además del sol directo, el que proviene del sol, recibimos el que se refleja en la nieve, que es el mayor reflector natural existente”. Destacado: piel sol Jesús Gardeazabal 2