Migración Nicaragüense: un análisis con perspectiva de género

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Serie Cuadernos de Género para Nicaragua
Cuaderno # 6
Migración Nicaragüense:
un análisis con perspectiva
de género
Anna Fruttero - Carolina Wennerholm
Banco Mundial
Banco
Interamericano de
Desarrollo
(BID)
6
© 2008
Banco Mundial
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Serie Cuadernos de
Género para Nicaragua
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Créditos
»» Impreso en Nicaragua por PRINTEX
»» Diseño, diagramación y foto portada: Atma Comunicaciones | [email protected]
»» Edición: Ivonne Siu
Migración nicaragüense: un análisis con perspectiva de género
3
Indice
Presentación
2
1. Introducción
3
2. La migración en cifras
4
4
5
Migración interna
Migración internacional
3. La migración más allá de las cifras: empoderamiento versus
vulnerabilidad
9
10
Pobreza como factor de salida
4. Tráfico y trata de mujeres, niñas y niños nicaragüenses
Tráfico de personas: un problema de desarrollo
Origen y destino
Modus operandi
Legislación y aplicación de la ley
Condiciones para el tráfico de personas
Demanda y tolerancia del abuso sexual: un problema
largamente ignorado
12
14
15
16
17
5. Conclusión
19
Bibliografía
21
19
2
Migración nicaragüense: un análisis con perspectiva de género
Presentación
Para acelerar los procesos de desarrollo en América Latina, es importante establecer igualdad de oportunidades
y capacidades entre hombre y mujeres. Diversos estudios demuestran que cuando ambos reciben las mismas
oportunidades y pueden desarrollar su potencial, la calidad de vida de toda la sociedad mejora, el crecimiento económico
se acelera y la gobernabilidad democrática se fortalece. En este contexto, la igualdad de género se convierte en
un tema clave que merece atención tanto por el lado de la investigación analítica como por la implementación de
iniciativas de desarrollo consistentes con dicha investigación.
En este sentido, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, se complacen en presentar los Cuadernos
de Género para Nicaragua, un trabajo conjunto realizado en coordinación con el Instituto Nicaragüense de la Mujer,
INIM.
Esta serie de diagnósticos de género contribuye a avanzar en el conocimiento sobre la relación entre género y el
desarrollo del país, así como también identificar temas prioritarios para las mujeres que se deberían tomar en cuenta
en las estrategias y programas de desarrollo que apoyamos.Los temas que se presentan responden a una consulta
amplia con el Gobierno, la sociedad civil, expertas de género en Nicaragua, y otras agencias de la cooperación
internacional. Como resultado de estas consultas, los estudios elegidos tienen como objetivo aumentar la disponibilidad
de datos cuantitativos e información cualitativa sobre temas prioritarios de género tanto en el ámbito económico como
en el social.
El BID y el Banco Mundial reconocen que la mujer tiene un papel cada día más protagónico en la construcción de la
democracia y en el desarrollo de los países de la región. Estamos comprometidos a apoyar al Gobierno de Nicaragua
en sus esfuerzos para cerrar las brechas de género y ampliar las oportunidades de desarrollo para las mujeres
Nicaragüenses.
Agradecemos al equipo coordinador de este trabajo del Banco Interamericano de Desarrollo, conformado por AnneMarie Urban de la Unidad de Género y Diversidad del Sector Social como líder del estudio; Estela Monroy de la misma
unidad y Carolina López-Aragón de la representación del BID en Nicaragua. Agradecemos también la colaboración de
Miguel Manzi, antiguo coordinador de país para Nicaragua, y al apoyo financiero de los fondos de cooperación técnica
de Transversalización de Género y de Inclusión Social del Banco Interamericano de Desarrollo.
El equipo coordinador por el Banco Muncial estuvo liderado por María Beatriz Orlando del Grupo de Pobreza y Género
para America Latina; Lucia Fort y Ana María Muñoz Boudet de la misma unidad; y Coleen Littlejohn e Ivonne Siu por
parte de la Oficina de País en Nicaragua y de la Unidad de Coordinación de Centroamérica del Banco Mundial.
Agradecemos también al apoyo financiero de Danida y DFID quienes hicieron posible esta publicación.
Joseph Manoharan Owen
Representante del Banco Mundial
Mirna Liévano de Marques
Representante del BID
Junio de 2008 - Managua, Nicaragua
Migración nicaragüense: un análisis con perspectiva de género
1. Introducción
Durante las últimas décadas, el tema de la migración ha comenzado a estudiarse desde una perspectiva de género.
Aunque no se ha hecho suficiente investigación acerca de la experiencia de migración femenina --en parte debido a
la falta de datos desagregados--, existen algunos estudios de calidad, pero no han tenido el impacto necesario entre
los tomadores de decisiones y/o en los medios (Martínez Pizarro, 2003).
La relación entre migración y género es doble: es posible observar tanto el efecto de las relaciones de género sobre la
migración, como su opuesto, es decir, el de la migración sobre las relaciones de género, así como sus consecuencias
sociales (Carling 2005). La segregación en el mercado laboral y la división sexual del trabajo en el hogar determinan
la existencia de flujos migratorios selectivos en términos de género (OIT, 2002); es decir, hombres y mujeres siguen
diferentes patrones migratorios, ya que se dedican a actividades distintas en su país de origen y se espera que
busquen ocupaciones con especificidad de género en el país al que emigran.
Se reconoce claramente que las mujeres sufren más intensamente las vicisitudes de la migración y que son víctimas
de abusos que prácticamente no afectan a los hombres (CEPAL, 2006). Es más, en años recientes ha aumentado el
número de estudios e investigaciones sobre migración con perspectiva de género. En este documento se presenta la
evidencia disponible sobre las características de la migración femenina en Nicaragua, así como aquellos factores que
hacen especialmente vulnerables a las mujeres migrantes, con base en entrevistas con representantes de la sociedad
civil y del gobierno, y con miembros de organizaciones internacionales.
Los patrones migratorios de las mujeres y las niñas nicaragüenses son similares a los de los hombres nicaragüenses
en términos numéricos y de destino, y no muestran mayores diferencias. Se registra un flujo significativo de migración
interna, mientras que los principales destinos en el exterior son Costa Rica y Estados Unidos. Sin embargo, las
mujeres parecen ser más vulnerables a la trata o trafico de personas y asumen costos más altos que los hombres al
migrar.
La migración y el tráfico de personas están relacionados, siendo este último una expresión extrema de la migración
forzosa que da cuenta de las desigualdades y la vulnerabilidad de mujeres, niñas y niños. El tráfico de personas
es reciente en la agenda de Nicaragua. Sus causas son complejas, pues allí se entremezclan factores como la
pobreza, la discriminación de género, la cultura de tolerancia hacia el abuso sexual, la existencia de redes criminales,
la impunidad y la creciente facilidad de movimiento en la región.
Gran parte de la información en la cual se basa este documento fue recolectada durante una misión de cinco días a
Nicaragua en mayo de 2006.
En muchos casos, los datos disponibles no permiten hacer el análisis desagregado necesario para entender
plenamente los problemas de la migración y el tráfico de personas.
El documento está estructurado de la siguiente manera: en primer lugar, se presentan los datos sobre migración interna
y externa de Nicaragua, centrándose especialmente en las mujeres; en segundo lugar se analiza la vulnerabilidad del
proceso de migración; y en tercer lugar se estudia el tema del tráfico de personas, para finalizar con una conclusión
a partir de la información recogida.
3
4
Migración nicaragüense: un análisis con perspectiva de género
2. La migración en cifras
Los nicaragüenses han migrado a lo largo del siglo XX, tanto por razones políticas como económicas. En 2000,
la Comisión Centroamericana de Directores de Migración (OCAM) estimó que de cinco millones de migrantes
centroamericanos un millón eran nicaragüenses, y que el 17% de la población nicaragüense estaba viviendo
en el exterior (OIM, 2001).
Los nicaragüenses migran internamente, principalmente desde las áreas rurales a las urbanas, y también
internacionalmente hacia países con una estructura demográfica diferente y demanda de mano de obra
barata. Los migrantes se encuentran generalmente en sus años más productivos y una amplia proporción
está compuesta por mujeres. De acuerdo con estudios recientes, las dificultades para crear un sector primario
dinámico (agricultura, silvicultura, minería y pesca) explican tanto la necesidad de migrar en general como el
proceso interno de urbanización, ya que en las ciudades los pobres tienen acceso al sector informal y pueden
aprovechar la existencia de mejores servicios.
Las mujeres representan una proporción ligeramente mayor de los migrantes internos, mientras que un número
menor emigra al exterior. Datos del censo muestran que las mujeres representaban alrededor del 52% de los
migrantes internos en 1995 y 2005, y el 42% de los migrantes internacionales en 2005.
Un gran número de mujeres y hombres nicaragüenses migra hacia Costa Rica y Estados Unidos. Esto separa a
Nicaragua de sus países vecinos, cuyos migrantes escogen principalmente el Norte (Estados Unidos y Canadá),
Europa o Australia. Es más, el 45% de las mujeres migrantes va a Costa Rica y el 39% a Estados Unidos. La
cercanía a Costa Rica, que tiene una alta demanda de trabajo de largo plazo y también estacional, ofrece un
destino alternativo al que es más fácil llegar y es menos costoso desde Nicaragua. De hecho, en muchos casos
la migración interna se dirige hacia áreas cercanas a la frontera con Costa Rica.
Migración interna
En términos agregados, la migración interna sigue tres rutas principales: (i) hacia Managua; (ii) de las áreas
rurales hacia otras áreas rurales más húmedas; y (iii) hacia áreas urbanas en la región central y la Costa
Atlántica (Baumeister, 2004). Cuando se observan los censos de 1995 y 2005, parecería que la migración
interna ha disminuido. En 2005, el porcentaje de migrantes en cada departamento era menor que en 1995, con
la excepción de la Región Autónoma del Atlántico Norte (RAAN). En ambos años, el departamento de Río San
Juan tuvo el porcentaje más alto de migrantes, lo cual se explica probablemente por su cercanía con Costa
Rica.
Con respecto a las características de los migrantes, no parece haber diferencias significativas entre hombres
y mujeres, y algunas de las detectadas entre las poblaciones urbana y rural en 2001 no se perciben en 2005.
La población urbana ha estado migrando más que la población rural: en 2001, el 25% de la población urbana
declaró haber cambiado de lugar de residencia al menos una vez, en comparación con el 16% de la población
rural.
Se ha producido un aumento en la movilidad, ya que entre 2001 y 2005 el porcentaje de hombres y mujeres
que estaba viviendo en un municipio diferente al de su nacimiento aumentó para ambos (de alrededor del
19% al 22%). A pesar de que había una diferencia entre áreas urbanas y rurales en 2001 (22% versus 14%,
respectivamente), ésta había desparecido en 2005. En 2001, alrededor del 20% de la población nicaragüense
había cambiado de residencia al menos una vez, con una mínima diferencia entre hombres y mujeres; la gran mayoría
de los movimientos (83%) se produjo dentro del mismo municipio. En términos de la primera migración, los individuos
--hombres y mujeres-- dejaron sus hogares a una edad promedio de 14 años.
En América Latina y el Caribe, el contexto familiar parece ser un factor crucial para que las mujeres tomen la decisión
de migrar. Asimismo, las razones para migrar están vinculadas a la ruptura o ausencia de una relación con un hombre
y al hecho de no estar casadas, en un contexto de roles cambiantes en la familia (Mora, 2002).
Migración nicaragüense: un análisis con perspectiva de género
Cuadro 1: Características Sociodemográficas de los migrantes Nicaragüenses
Mujeres
Hombres
Urbanos
Rurales
Menores 14
15-49
50+
Migrantes
53 %
47 %
73 %
27 %
9%
84 %
6%
1
No-migrantes
49 %
53 %
58 %
42 %
39 %
49 %
11 %
De hecho, mientras que tanto para los hombres como para las mujeres la razón principal para emigrar por primera vez
es una decisión familiar (56%), el 27% de los hombres dice haber emigrado para aumentar su ingreso o para trabajar,
en comparación con sólo el 15% de las mujeres.
Una mayor proporción de las mujeres (15%) declaró haber emigrado por matrimonio o cambio en su estado civil, en
comparación con el 6% de los hombres. Con respecto a la última migración, el trabajo fue la principal razón para el
38% de los hombres y para el 19% de las mujeres, mientras que los asuntos familiares lo fueron para el 26% de los
hombres y el 35% de las mujeres.
La migración interna todavía está concentrada en los quintiles más altos, a pesar de que un mayor número de individuos
del quintil más bajo ha migrado: en 2005, el 83% de las mujeres y el 84% de los hombres en el primer quintil estaban
viviendo en el mismo municipio en el que nacieron, en comparación con el 86% y el 88% en 2001, respectivamente.
En el quintil superior este porcentaje era de alrededor del 73% para hombres y mujeres en ambos años.
Migración internacional
Durante los años ochenta y noventa se observó una intensificación de la migración internacional y un cambio en la
composición de los migrantes. Durante los años setenta, menos del 2% de la población nicaragüense residía en el
exterior, mientras que en 2000 el porcentaje alcanzaba casi 10% (Baumeister, 2006).
Nicaragua es peculiar entre los países de Centroamérica, ya que Estados Unidos no es el destino principal para
los migrantes nicaragüenses internacionales, muchos van a Costa Rica. Hasta los años setenta, el país vecino
era el principal receptor de migrantes nicaragüenses. En los años ochenta se verificó un aumento en la migración,
principalmente hacia Estados Unidos, pero con el fin del conflicto armado se produjo un retorno hacia Costa Rica
(Vargas, 2005). El cambio en el destino refleja las modificaciones en los factores que impulsan la migración: mientras
que en las primeras etapas era principalmente la inestabilidad política, más recientemente han primado las razones
económicas.
Los datos del censo muestran que el número de mujeres y hombres que migran fuera de Nicaragua fue similar hasta
2000; de hecho, en los últimos cinco años el número de migrantes ha aumentado radicalmente y los hombres han
migrado más que las mujeres. Tanto hombres como mujeres migran principalmente a Costa Rica y a Estados Unidos;
el 84% está entre los 15 y los 49 años de edad y, según las estadísticas oficiales, la mayoría es de origen urbano.
Sin embargo, estas cifras no incluyen a los migrantes estacionales y temporales, que en su mayoría son rurales
(Baumeister, 2006).
1.
Adapted from Baumeister 2006, based on MECOVI 2001.
5
Migración nicaragüense: un análisis con perspectiva de género
6
2
Cuadro 2: Características de los migrantes de acuerdo a su origen
Hombres
Mujeres
Migrantes a EEUU
Migrantes a Costa Rica
Otros destinos
Urbanos
51 %
49 %
35 %
50 %
13 %
Rurales
59 %
41 %
11 %
80 %
8%
La composición de los flujos migratorios ha cambiado a lo largo del tiempo. La gran mayoría de los primeros migrantes
--que se fueron antes de 1980-- provenía de los estratos económicos altos, mientras que la mayor parte de los
flujos recientes se origina en los segmentos más pobres de la sociedad (Baumeister, 2004). De hecho, los que han
emigrado a Estados Unidos y a Europa provienen principalmente de los quintiles más altos de ingreso, mientras que
los que han emigrado a Costa Rica provienen de los quintiles más bajos. Es comprensible debido a que los costos en
los que se incurre para emigrar al país vecino son más bajos.
Las principales áreas de origen de los migrantes internacionales se pueden encontrar cerca de la frontera con Costa
Rica (Granada, Rivas y Río San Juan), en el Pacífico Norte (León y Chinandega) y en la región urbana central
(principalmente Estelí y Managua). La migración temporal a Costa Rica está relacionada con grupos de nicaragüenses
pobres, especialmente de la Costa Pacífica (Baumeister, 2004).
Entre los hogares con jefatura femenina (HJF), el 20% tiene un migrante, comparado con el 10% entre los hogares con
jefatura masculina (HJM). Mientras que ambos tipos de hogares tienen un porcentaje similar de mujeres migrantes
en Estados Unidos (más o menos un 20%), los HJF tienen mayores probabilidades de tener hombres migrantes en
Estados Unidos.
La situación es un poco diferente en lo que se refiere a la migración a Costa Rica: los HJM tienen más probabilidad
que los HJF de tener por lo menos un migrante en el país vecino. Esto puede resultar simplemente del hecho de que
cuando un hombre migra a Estados Unidos, la mujer se queda como jefa del hogar. Lo cual no ocurre necesariamente
cuando el hombre migra a Costa Rica, ya que es más probable que vuelva con regularidad.
Migración a Costa Rica
Costa Rica representa el destino principal para los nicaragüenses de todos los quintiles. El alto número de inmigrantes
nicaragüenses en Costa Rica representa un reto para el país receptor, ya que muchas veces estos inmigrantes se
encuentran en el extremo más bajo de la distribución del ingreso y no tienen documentos ni acceso a servicios. Se
estima que Costa Rica ha recibido entre 400.000 y 500.000 nicaragüenses durante las dos últimas décadas; algunas
estimaciones llegan a un millón3.
La migración nicaragüense a Costa Rica tiene profundas raíces históricas en el trabajo agrícola, como sucede con
muchas migraciones regionales. Desde principios del siglo XX, miles de hombres nicaragüenses han emigrado
estacionalmente a Costa Rica para trabajar en la industria bananera, del café y de otros productos básicos de
exportación. Este flujo migratorio ha sido afectado por varios factores: desastres naturales, inestabilidad política y
los ciclos económicos, siendo la pobreza y las altas tasas de desempleo y subempleo las causas fundamentales
del aumento de la migración nicaragüense. La alta demanda de trabajadores y los mayores salarios en Costa Rica
representan la esperanza de lograr mejores condiciones de vida (OIM, 2001).
Como se indicó anteriormente, la mayoría de los hombres trabaja en el sector agrícola y construcción, aunque se
verifica un incremento del empleo en ocupaciones urbanas. Un alto porcentaje de mujeres (56%) trabaja en el servicio
doméstico.
2.
3.
Adapted from Baumeister 2006 based on MECOVI 2001
El número más alto se menciona para dar cuenta de los migrantes indocumentados y no es una cifra oficial.
Migración nicaragüense: un análisis con perspectiva de género
Muchos de los migrantes mantienen responsabilidades económicas en Nicaragua: entre los trabajadores de
la construcción, alrededor del 70% de los hombres son jefes de hogar en Nicaragua, y entre las mujeres que se
desempeñan como empleadas domésticas, el 86% tiene a su familia en Nicaragua. Las condiciones de trabajo y
de vida son precarias, ya que los empleadores costarricenses no acatan los estándares laborales legales, de modo
que los inmigrantes nicaragüenses normalmente tienen menor acceso a los servicios de salud y educación. Estos
inmigrantes tienden a vivir en barrios pobres en las ciudades, mientras que en las áreas rurales viven en barracas
(Pérez Echeverría, 2005; Marquette, 2006).
Al igual que cualquier otro migrante que trabaja bajo contratos verbales informales, las mujeres son laboralmente
vulnerables. Sin embargo, entre la población nicaragüense en Costa Rica es posible identificar a las mujeres jóvenes
entre 15 y 19 años como un subgrupo particularmente vulnerable en términos de su perfil de salud, debido a sus altos
niveles de fertilidad. Las cifras sobre cuidado prenatal, inmunización infantil y bajo peso al nacer son más bajas para
las mujeres y niños nicaragüenses que para los costarricenses. Las mujeres nicaragüenses en Costa Rica tienen
una mayor tasa de fertilidad que las costarricenses y que las nicaragüenses en Nicaragua (4 hijos versus 2,6 y 3,6
respectivamente). Asimismo, es más frecuente que se encuentren en una situación de unión libre poco estable,
utilicen menos anticonceptivos, tengan un nivel de educación más bajo y en muchos casos vivan en un mayor estado
de pobreza (Marquette, 2006).
Migración estacional y desarrollo temprano del niño
La magnitud de la migración Sur-Sur ha aumentado y en muchos casos es estacional, ya que las economías
se basan más en la agricultura y las fronteras pueden ser más permeables. La migración estacional en muchos
casos representa una estrategia de diversificación del ingreso y de cubrimiento del riesgo. La ausencia temporal
de los padres puede tener consecuencias potenciales importantes para la acumulación de capital humano en
los niños que se quedan en el hogar. En un trabajo reciente se estudia el efecto de la migración estacional en
los indicadores de desarrollo temprano del niño, con datos de 4.000 hogares de seis municipios de Nicaragua
cercanos a la frontera con Honduras. Los resultados sugieren que la migración estacional puede desempeñar
un papel importante en el desarrollo cognoscitivo temprano de los preescolares que sufren problemas severos
de desnutrición en áreas pobres propensas a los choques. En particular, los ingresos en efectivo de la madre
pueden representar un factor crucial en el desarrollo temprano infantil.
Fuente: Macours y Vakis, 2007.
Migración a Estados Unidos
Estados Unidos es el segundo destino más común para los nicaragüenses; ese país atrae más individuos de las
áreas urbanas y de los quintiles más altos. Las entrevistas realizadas sugieren que los costos más altos en los que
hay que incurrir y el alto riesgo que representa la entrada a Estados Unidos implican que los migrantes viajan con una
perspectiva de más largo plazo (10 años) o con el propósito de quedarse de manera permanente.
En comparación con los migrantes de otros países centroamericanos, los nicaragüenses tienden a tener un nivel
de educación más alto, por lo cual consiguen mejores trabajos y mejores salarios (Baumeister, 2006). Sin embargo,
como muchos otros migrantes centroamericanos, las mujeres que emigran a Estados Unidos lo hacen ilegalmente
y sin documentos. Si bien no existen estudios sobre los inmigrantes nicaragüenses en Estados Unidos, las mujeres
centroamericanas generalmente se encuentran en su edad productiva (15-34 años) y la mayoría son madres solteras
con responsabilidades económicas en su país de origen, cuya motivación para emigrar es mejorar su situación y la de
sus hijos. Para poder migrar se apoyan en redes de amigos y familiares que quedan al cuidado de sus hijos en su país
de origen, además de que les proporcionan un lugar para vivir y contactos en Estados Unidos (Castellanos, 2005).
Se estima que el 22% de los inmigrantes latinoamericanos en Estados Unidos se encuentra por debajo de la línea de
pobreza. El grupo más grande entre éstos está integrado por hogares con jefatura femenina.
7
Migración nicaragüense: un análisis con perspectiva de género
8
Remesas
Nicaragua es un país que recibe una cantidad sustancial de remesas, las cuales representan entre el 15% y el 20%
del PIB y dos tercios del total de las exportaciones. Alrededor del 15% de los hogares nicaragüenses recibe algún tipo
de remesa del exterior, y el 17% de los hogares tienen algún miembro que vive permanentemente en el extranjero
(Banco Mundial, 2006). Evidencia anecdótica sugiere que los migrantes en Costa Rica se encuentran con sus familias
en la frontera y les entregan las remesas directamente. El Banco Central estima que el 65% de las remesas se
transfiere a través de agencias familiares, el 14% a través de instituciones financieras y el resto a través de contacto
personal. La estimación de los montos de las remesas varía, pero ha aumentado en términos nominales (Cuadro 3).
Cuadro 3. Estimación de las remesas que llegan a Nicaragua
en millones de US$, 2002-2004
Institución
2002
2003
2004
Banco Central de Nicaragua
Otras instituciones
377
715
439
780
519
810
Fuente: Baumeister, 2006.
No todos los migrantes envían remesas, especialmente cuando se trata de aquellos que emigran con propósito
permanente. Asimismo hay diferencias en la proporción de migrantes que envían remesas, dependiendo del país
al que emigren. La proporción parece haber aumentado entre 2001 y 2005: el 73% de hombres y mujeres que se
encuentran en Estados Unidos envía remesas (en 2005), versus el 53% de los migrantes en Costa Rica (Cuadro
2).Entre las razones para que así sea figuran las siguientes: (i) muchos de los migrantes tienen a sus familias con ellos;
(ii) ganan menos que los nicaragüenses en Estados Unidos; y (iii) viajan más frecuentemente a Nicaragua y llevan
el dinero consigo (Marquette, 2006). Muchas veces son los migrantes más pobres (trabajadores de la construcción,
agricultores y empleadas domésticas), y los más recientes, los que envían remesas con mayor frecuencia. Esto
sucede probablemente porque tienen menores expectativas de permanecer de manera definitiva en el exterior y
porque mantienen lazos familiares u otro tipo de vínculos con sus países de origen (SELA, 2004).
Cuadro 4. Proporción de migrantes que envía remesas, por país y sexo
País de residencia
Costa Rica
Estados Unidos
Otro
Total
2001
47,3 %
68,5 %
48,2 %
53,4 %
Hombres
2005
53,4%
73,3%
47,4%
59,2%
2001
50,4 %
68 %
38, 2%
53,9 %
Mujeres
2005
53,2%
73,4%
47%
57,5%
Fuente: EMNV 2001 y 2005.
No hay mayores diferencias en la proporción de hombres y de mujeres que envían remesas, pero algunos estudios
muestran que las mujeres nicaragüenses en Costa Rica mandan un mayor porcentaje de sus salarios (Marquette,
2006). Se registran diferencias entre las mujeres: una mayor proporción de las mujeres de áreas rurales envía
remesas: 57% versus 53% de las urbanas. Entre los migrantes muy jóvenes y los de mayor edad, la proporción de
mujeres que envía remesas es superior a la de los hombres que lo hacen y que pertenecen a los mismos grupos de
edad: 19% de las niñas (10-14 años) envía remesas versus el 4% de los niños, mientras que el 65% de las mujeres
mayores de 54 años envía remesas versus el 50% de los hombres en el mismo grupo de edad. En lo que respecta a
relaciones familiares, entre las mujeres el grupo que más envía remesas es el de las hijas (64%), mientras que entre
los hombres son los esposos (82%).
Migración nicaragüense: un análisis con perspectiva de género
3. La migracion más allá de las cifras: empoderamiento versus vulnerabilidad
La heterogeneidad en el comportamiento de los migrantes está muy relacionada con los motivos que éstos tuvieron
para migrar, así como con las condiciones de vida en el país de destino. La demanda de trabajo y las oportunidades
de generar ingresos relativamente mejores constituyen importantes factores de atracción, mientras que la pobreza
y la falta de oportunidades económicas son factores que propician la salida. La migración empodera a las mujeres
mediante el incremento de su autoestima e independencia económica (OIT, 2002). Sin embargo, en comparación
con los migrantes varones, las mujeres y niñas migrantes parecen ser mucho más vulnerables a la discriminación, la
explotación y el abuso, y lo son más que las mujeres del país receptor. De hecho, sus problemas se agravan por su
doble condición de mujer y migrante. Algunas de las experiencias comunes de las mujeres y las niñas migrantes son
el abuso y la violencia, el acoso sexual y la violación, la discriminación y una reducida capacidad de tomar decisiones.
El resultado más extremo de la vulnerabilidad de las mujeres migrantes es su potencial de convertirse en víctimas del
tráfico y la trata de personas.
Diagrama: Factores que agudizan la vulnerabilidad de las mujeres y niñas
Las remesas
alivian las peores
condiciones.
Generalmente son
usadas para
consumo.
Más pobre en el
país de origen;
menos posibilidades
de ingreso;
discriminación
de género
Altos costos
psico-sociales
en términos de
distancia de los hijos
y responsabilidades
familiares
Menores sueldos,
movilidad limitada y
abuso en el lugar de
destino.
Jóvenes y con
responsabilidades
de cuidado de hijos y
padres
Vulnerabilidad de
mujeres y niñas
en el proceso
migratorio
Restringidas a
trabajos tradicionales
en el servicio
doméstico o en
restaurantes/ puestos
de comida.
Más vulnerables a
los “coyotes”, pues
se espera que
paguen con sus
cuerpos.
Irregularidad y falta
de documentación
para viajes y
residencia.
Violencia y abuso
por parte de otros
migrantes, intermediarios y agentes
de la ley
La vulnerabilidad de los migrantes es cada vez más prominente en el debate internacional e incluso existen
convenciones internacionales que definen y regulan sus derechos. En este marco se reconoce ampliamente que
las mujeres migrantes son más vulnerables que los hombres, pues las que están indocumentadas muchas veces
son abusadas y discriminadas durante el proceso de migración (Martínez Pizarro, 2003). Los factores que agudizan
la vulnerabilidad de las mujeres y las niñas se presentan en diagrama anterior. La migración regional femenina de
Nicaragua hacia Costa Rica (y en cierta medida a las comunidades latinas en Estados Unidos), se facilita por la
cercanía geográfica y cultural, y por el idioma. El patrón es similar al de las mujeres peruanas que migran a Chile:
principalmente mujeres jóvenes en edad productiva, muchas veces madres solteras o jefas de hogar.
9
10
Migración nicaragüense: un análisis con perspectiva de género
En su mayoría, las mujeres nicaragüenses se dirigen a Costa Rica, pero algunas intentan irse a Estados Unidos a
través de la frontera mexicana, que cruzan en compañía de otras centroamericanas. Se trata de mujeres en edad
productiva que han dejado a sus hijos y familias para buscar un mejor futuro para todos. Provienen de los segmentos
más pobres y marginalizados de la sociedad, pero se apoyan en redes de familiares y de amigos (Castellanos, 2005).
A pesar de que pueden encontrar mejores oportunidades de trabajo y mejor ingreso relativo, sus condiciones en
muchos casos son precarias y sus derechos humanos son violados. Allí también las mujeres son más vulnerables
que los hombres migrantes, ya que se enfrentan abuso psicológico y sexual, tanto cuando emigran como en su lugar
de trabajo.
Pobreza como factor de salida
La pobreza y las pocas perspectivas de mejorar sus condiciones de vida empujan a las madres jóvenes a desplazarse
hacia Costa Rica. De hecho, se ha producido un aumento de HJF, particularmente en los estratos más pobres de la
población. Según Barahona (2002), el aumento en la pobreza de los HJF es uno de los principales determinantes de
la migración como un escape de la pobreza extrema. En los hogares urbanos de Nicaragua, el número de HJF se
incrementó de 9,5% en 1993 a 10,8% en 2001. En 2001, el 64,4% de los HJF eran pobres, mientras que el 72,1%
de las mujeres eran económicamente activas (Castellanos, 2005:44). Esta migración no es voluntaria. La pobreza
tiene un impacto más severo en las mujeres, cuya tasa de participación es más baja y por lo general se emplean en
sectores de baja productividad y bajos ingresos. La mayoría de los hogares estudiados escapa de la pobreza gracias
a las remesas que envían las mujeres migrantes mientras otras mujeres cuidan a sus hijos.
Falta de documentos
Un gran problema para los migrantes que se dirigen hacia el Norte es la falta de documentos. Sin embargo, cabe
notar que la legalidad del movimiento y el estatus del trabajador inmigrante es algo deseable pero no indispensable.
La circulación irregular, es decir, el desplazamiento hacia el país de destino y la permanencia allí sin la documentación
requerida, se ha convertido en una norma aceptada y muchas veces se produce por la falta de conocimiento que
tienen los migrantes sobre sus derechos (Barahona, 2002; OIT, 2002). La mayoría de los migrantes salen de Nicaragua
legalmente, ya que no necesitan pasaporte para cruzar la frontera con El Salvador y Guatemala. Es sólo en la frontera
mexicana que la migración se vuelve ilegal. Para ir a Costa Rica sí es necesario tener pasaporte. De acuerdo con las
autoridades de migración nicaragüense, una gran parte de los migrantes cruza la frontera legalmente, pero otra parte
lo hace de manera ilegal.
Los migrantes indocumentados son más vulnerables y sufren peores consecuencias en términos de su salud. Más
aún, se ven forzados a aceptar peores condiciones laborales y tienen acceso limitado a los servicios de salud, si es
que tienen. Excluidos muchas veces de los servicios públicos debido a su estatus irregular, no tienen dinero para
adquirir servicios privados (Castellanos, 2005). De acuerdo con la Encuesta de Hogares de 2000, en Costa Rica sólo
el 57% de los inmigrantes nicaragüenses estaba afiliado al sistema de seguridad social. La razón principal de la falta
de aseguramiento es que carecen de la documentación legal que les permita hacerlo (OIM, 2001; Marquette, 2006).
Abuso sexual: un problema largamente ignorado
El abuso sexual contra mujeres y niñas migrantes por razones de género empieza antes de la migración. La violencia
y abuso sexual contra las mujeres son altamente tolerados en la sociedad nicaragüense, y muchas mujeres y niñas
lo aceptan como algo natural, razón por la cual son aceptados como parte de la vida. Así que no sorprende que,
en condiciones de vulnerabilidad, el riesgo frente a la violencia y el abuso aumente. En muchos casos la migración
representa una oportunidad para escapar de la violencia doméstica.
Las mujeres migrantes sufren el abuso y violación sexual, debido a su doble vulnerabilidad como migrantes y mujeres.
Durante el viaje, los abusos pueden incluir la exigencia de un pago más elevado, mayor exposición al robo, intimidación,
acoso sexual frecuente y violación de su integridad física (y de la de sus hijas) por parte de los intermediarios o
compatriotas masculinos que las acompañan en el viaje.
Migración nicaragüense: un análisis con perspectiva de género
A su llegada, el género continúa agudizando la vulnerabilidad de las mujeres (OIT, 2002). Amnistía Internacional - AI
(2005) ha alertado acerca de los riesgos de abuso sexual que sufren las empleadas domésticas. Al hace notar que
aunque es comúnmente sabido que los empleadores, los familiares o amigos asumen como algo normal abusar de
las empleadas domésticas, los riesgos son mucho mayores para las migrantes. En particular, en el caso de aquellas
que están en el país de manera ilegal, el riesgo de ser deportadas, el miedo y hasta la tolerancia cultural del abuso
como “parte del trato”, son razones que explican el silencio y la aceptación4.
Las mujeres migrantes normalmente son más propensas a la pobreza, falta de educación, discriminación étnica,
hambre y desnutrición y a la falta de acceso a los servicios de salud. Otros aspectos psicosociales que agravan aún
más la vulnerabilidad de las mujeres y los niños son el estrés causado por la migración en sí misma, la ruptura con
sus redes sociales, las diferencias culturales y religiosas, el choque cultural que implica la inserción en una nueva
sociedad, las dificultades para aprender un nuevo idioma, la discriminación en los servicios de salud y la falta de
conocimiento de sus derechos (OIM, 2002 en Castellanos, 2005).
La mayor vulnerabilidad de las migrantes al abuso sexual, violaciones y relaciones sexuales no seguras aumenta sus
riesgos de contraer enfermedades de transmisión sexual, incluyendo VIH/SIDA, y de embarazos no deseados con
las consecuencias de malas prácticas de abortos. En la frontera sur de México, el 70% de las mujeres migrantes son
víctimas de violencia y el 60% son víctimas de abuso sexual durante el proceso migratorio (Mora, 2003 en Castellanos,
2005). Muchas mujeres le temen a los embarazos no deseados, ya que éstos ponen en riesgo su empleo; de hecho,
algunas mujeres son forzadas por sus empleadores a hacerse pruebas de embarazo (OIT, 2002).
Condiciones laborales precarias
En Estados Unidos se ha observado que las precarias condiciones laborales de los migrantes se relacionan con el
bajo nivel de educación y capacidades obtenidas en el país de origen. En el caso de las mujeres centroamericanas,
las menores oportunidades de acceso a la educación las ponen en una situación vulnerable en lo relativo a sus
derechos sociales, económicos y culturales (Castellanos, 2005). Las situaciones migratorias irregulares, junto con la
demanda de mano de obra barata en los lugares de destino y la discriminación cultural hacia los inmigrantes, generan
las condiciones de precariedad laboral. Prolongadas jornadas de trabajo, baja movilidad, falta de aseguramiento y,
en algunos casos, condiciones similares a la esclavitud, son la norma. Los nicaragüenses en Costa Rica trabajan
en promedio dos horas más que los costarricenses y su ingreso promedio por hora es considerablemente menor
que el de éstos últimos. En los sectores agrícola y de la construcción los contratos verbales, son la norma para los
trabajadores nicaragüenses indocumentados (Marquette, 2006) y el miedo a la deportación les inhibe a notificar y
denunciar cualquier abuso.
La segregación laboral por sexo, junto con los patrones de discriminación de género, definen el tipo de trabajo que las
mujeres y las niñas realizan. En su calidad de migrantes, de por sí se encuentran en un mercado laboral desventajoso
y ser mujeres intensifica su vulnerabilidad. La mayoría de las migrantes genera ingresos realizando trabajos no
calificados, mal pagos y que reproducen los roles domésticos: lavar, limpiar, coser, cuidar niños y personas mayores,
y vender comida (OIT, 2002). El empleo más común para mujeres y niñas es el servicio doméstico, el cual tiene sus
aspectos particulares en términos de vulnerabilidad (Recuadro 2). Muchas mujeres migrantes también terminan en la
prostitución, que es donde el tráfico de seres humanos aparece como un resultado extremo de la migración.
Servicio doméstico como principal alternativa para
las mujeres y niñas nicaragüenses migrantes: el caso de Costa Rica
Muchas mujeres y niñas nicaragüenses encuentran oportunidades de trabajo en Costa Rica. Sin embargo,
en la mayoría de los casos estas oportunidades se restringen al sector de servicios, y en particular al servicio
doméstico. El 72% de estas mujeres tienen hijos, lo que significa que tienen una responsabilidad económica,
especialmente las que son jefas de hogar. Se trata de un grupo de mujeres jóvenes: el 40% de ellas está entre
los 20 y los 29 años de edad, mientras que el 25% se encuentra entre los 30 y los 39 años.
4.
Rocha Gómez (2004) confirma este hecho en Marquette (2006).
11
Migración nicaragüense: un análisis con perspectiva de género
12
En este grupo predominan los bajos niveles de educación: el 62% sólo tiene entre cuatro y nueve años de
educación. Este es un grupo altamente vulnerable, tanto en términos de las condiciones de trabajo como
con respecto a sus derechos humanos fundamentales.
La decisión de migrar no es necesariamente una decisión independiente sino un acuerdo familiar, ya
que estas mujeres madres de familia que se desempeñan como empleadas domésticas deben asegurar
cuidado para sus hijos, involucrando de esta manera a sus madres, tías, hermanas u otras mujeres
cercanas. Así, la joven madre puede viajar al exterior para obtener ingresos, pero necesita el apoyo
solidario de otras mujeres en su país de origen.
El sector del servicio doméstico se caracteriza por los bajos salarios, las largas y agotadoras jornadas, la
informalidad en la contratación y la movilidad restringida, todo lo cual pone a las mujeres en una situación
vulnerable donde las posibilidades reales de salir de la pobreza son pocas. Dado que en Costa Rica hay
pocas mujeres locales en el sector, se produce una evidente discriminación contra las nicaragüenses a
través de estereotipos que las consideran como “inferiores”.
Los empleadores aprovechan a este grupo de mujeres jóvenes con poca experiencia laboral, especialmente
5
para que vivan “puertas adentro” , pues esto les da mayor control sobre su tiempo, sus movimientos y
el contacto con su familia. También existe la creencia de que las trabajadoras jóvenes son más dóciles y
adaptables, y que están mejor dispuestas a aprender.
Fuente: Castellanos, 2005.
Roles del género
La migración tiene un impacto en las relaciones dentro del hogar y en los roles de mujeres y hombres. Las mujeres
migrantes dejan a sus hijos con otras mujeres --abuelas, hermanas, tías o hijas mayores--, quienes asumen las
responsabilidades domésticas. La migración femenina parece estar más asociada con la desintegración familiar que
la migración masculina. Seis de cada diez mujeres migrantes tienen esposo, lo que significa que cuando se van están
rompiendo con los roles tradicionales, en lo relacionado con el trabajo y la familia (OIT, 2002). Todo parece indicar que
los hombres que se quedan en el hogar no asumen los roles domésticos y reproductivos de sus esposas, sino que
se apoyan en otras mujeres (muchas veces la hija mayor), quienes tienen que asumir responsabilidades de adulto a
muy temprana edad.
El proceso migratorio también tiene impacto en la socialización por género de aquellos niños que crecen con sus
abuelas, que tienen valores más conservadores hacia los roles de género, reforzando en los papeles tradicionales
en la educación de menores. Esto puede causar más estrés intrafamiliar cuando los niños crecen y, como bien se
menciona en una entrevista, “las madres muchas veces regresan cuando los hijos entran en la adolescencia ya que
las abuelas no pueden tratar más con ellos”.
4. Tráfico y trata de mujeres, niñas y niños nicaragüenses
Tráfico de personas: un problema de desarrollo
La pobreza y las relaciones desiguales de género y de poder son las causas fundamentales de la versión moderna
de la esclavitud: el tráfico de personas. En su sentido multidimensional, la pobreza significa inexistencia de opciones y
oportunidades, falta de poder y escasez de recursos. Hombres, mujeres, niños y niñas pobres buscan una mejor vida,
pero la falta de acceso a oportunidades los vuelve vulnerables al tráfico de personas, ya sea como víctimas o como
traficantes, dada la rentabilidad del negocio criminal.
5.
“Puertas adentro’ se refiere a las empleadas domésticas que viven en la casa donde trabajan.
Migración nicaragüense: un análisis con perspectiva de género
El tráfico de seres humanos ocurre globalmente y tiene varios propósitos: abuso sexual en la industria del sexo,
trabajo esclavizante en la maquila, trabajo doméstico, adopción, tráfico de órganos, reclutamiento de niños soldados
y mendicidad, por mencionar solo algunos.
Las mujeres y los niños son el grupo más vulnerable al tráfico de personas. Los traficantes, que aprovechan la
vulnerabilidad de las mujeres, y en especial de las niñas, pueden pertenecer a grupos pequeños, estar aglutinados
en redes sueltas y/o también hacer parte de mafias criminales organizadas y con vínculos con representantes
gubernamentales corruptos e incluso con el terrorismo.
La definición de la ONU sobre tráfico de seres humanos (Recuadro 3) fue pionera en caracterizar el crimen y en
distinguirlo del contrabando. Aun así, en América Latina el proceso de reconocimiento del problema empezó más
tarde que en otras partes del mundo, a pesar de que el tráfico de mujeres a través de las fronteras es algo que se
sabe que existe en la región desde hace más de 100 años.
A finales del siglo XIX se conocía como “trata de blancas” y se refería a mujeres europeas que eran llevadas a Estados
Unidos y América Latina. Los dirigentes políticos han reconocido públicamente la existencia del contrabando pero les
faltaba información y voluntad para reconocer la explotación sexual o el abuso de los derechos humanos.
El tráfico de personas ha sido considerado como algo relacionado con la prostitución pero no con la esclavitud. La
aceptación cultural del abuso sexual --fomentado por la discriminación de género y de edad-- en contextos donde
operan redes criminales bien organizadas que incluyen agentes del orden público corruptos, alimenta el negocio y
también oculta la información sobre su existencia (Langberg, 2005).
Definición de trata de personas según la ONU
El tráfico de seres humanos fue definido por primera vez en la Convención de las Naciones
Unidas sobre Crimen Transnacional en 2000 y su Protocolo sobre Tráfico de Personas.
(a) Por “trata de personas” se entenderá la captación, el transporte, el traslado, la acogida o
la recepción de personas recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de
coacción, al rapto, al fraude, al engaño o al abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad
o a la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una
persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación. Esa explotación incluirá,
como mínimo, la explotación de la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual,
los trabajos o servicios forzados, la esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, la
servidumbre o la extracción de órganos.
(b) El consentimiento dado por la víctima de la trata de personas a toda forma de explotación
intencional descrita en el apartado a) del presente artículo no se tendrá en cuenta cuando se
haya recurrido a cualquiera de los medios enunciados en dicho apartado.
(c) La captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de un niño con fines de
explotación se considerará “trata de personas” incluso cuando no se recurra a ninguno de los
medios enunciados en el apartado a) del presente artículo.
(d) Por “niño” se entenderá toda persona menor de dieciocho años.
Fuente: Convención de las Naciones Unidas contra el Crimen Organizado Transnacional y el
Protocolo para Prevenir, Suprimir y Castigar el Tráfico de Personas, especialmente Mujeres y
Niños, adoptada en diciembre de 2000.
13
Migración nicaragüense: un análisis con perspectiva de género
14
Se sabe poco sobre el tráfico actual de personas en América Latina y el Caribe, a pesar de que se reconoce como un
problema serio. Hace cinco años prácticamente no había investigaciones o informes sobre este tema en esta región.
No obstante los vacíos de conocimiento, hoy existen suficientes datos que reflejan patrones consistentes y tendencias
en el tráfico de personas (Coffey et al., 2004).
En Nicaragua, uno de los países más pobres de América Central, la baja participación laboral de las mujeres, junto
con los bajos salarios, constituyen una precondición para la migración y la explotación sexual. No existen estadísticas
oficiales sobre el alcance del problema, pues su naturaleza clandestina hace difícil la recolección de datos. Sin
embargo, todas las fuentes coinciden en que es enorme y en que los casos conocidos son sólo la punta del iceberg. La
Organización Internacional para las Migraciones (OIM) estima que entre 5.000 y 8.000 niñas y mujeres nicaragüenses
son víctimas del tráfico de personas6. Aun así, el número de casos que se ha reportado a la policía sólo asciende a
36, de los cuales nueve han sido procesados (2003-2005). UNICEF estima que hay alrededor de 4.800 niños, niñas
y adolescentes que son sexualmente explotados comercialmente en Managua. Esto es un indicador del alto número
de trata de personas.
Hasta la fecha, el estudio más exhaustivo sobre el tema en el caso nicaragüense es un trabajo reciente de USAID
(2006)7. Al igual que la mayoría de las investigaciones sobre América Latina y el Caribe, el estudio se centra en la
explotación sexual de los niños. Es poco lo que se ha escrito sobre el tráfico de mujeres adultas.
Una pregunta clave en los trabajos sobre desarrollo centrados en el tráfico de personas es si las políticas públicas
deberían atacar las raíces del problema a través de estrategias de largo plazo o si deberían emplear estrategias de
corto plazo. Estas últimas no necesariamente abordan las causas fundamentales del problema, pero sí brindan apoyo
a las víctimas. Tampoco van a producir un cambio importante en la sociedad, pero benefician al individuo. Un ejemplo
de estas intervenciones de corto plazo son los programas de retorno a través de los cuales las víctimas del tráfico de
personas regresan a sus hogares.
Para enfrentar las causas fundamentales del tráfico de personas hay que mirar la pobreza en sus dimensiones de
género, el colapso de las redes sociales y del bienestar social, y la falta de oportunidades. Enfrentar el tráfico de
seres humanos es un asunto complejo, ya que implica tratar problemas sociales, económicos, migratorios, de salud,
derechos humanos, seguridad y obviamente de género y desarrollo.
Origen y destino
Nicaragua es principalmente el país de origen de mujeres, niñas y niños que son objeto del tráfico interno y también
a través de las fronteras con el propósito de explotarlos sexualmente. Otros países de origen en la región son la
República Dominicana, El Salvador, Guatemala y Honduras. El informe anual de Estados Unidos acerca del tráfico de
personas también considera a Nicaragua como un país de tránsito para los traficantes que operan principalmente con
destino a Estados Unidos y México (United States Embassy in Nicaragua, 2005 y 2006).
La explotación sexual de niñas es la forma más común de tráfico interno en el país. Las mujeres y niñas nicaragüenses
han sido identificadas como víctimas del tráfico para el abuso sexual en Guatemala, El Salvador y Costa Rica.
Guatemala es considerado por todos los actores consultados como el principal destino de mujeres jóvenes y niñas, y
como un centro para el tráfico de personas en la región.
Informes recientes provenientes de la frontera sur con Costa Rica indican que hay tráfico de hombres jóvenes/
adolescentes con fines de explotación laboral (United States Embassy in Nicaragua, 2006; Langberg, 2005:134,
entrevista con la policía nicaragüense). El tráfico de personas con fines de trabajo forzado también se reporta en
los sectores de pesca, construcción y agricultura, así como en los relacionados con el servicio doméstico (USAID,
2006).
6.
7.
La cifra no es oficial, sino un estimativo basado en lo que se conoce. Ningún representante del gobierno pudo facilitar estadísticas más confiables. La
naturaleza ilícita del tráfico hace imposible dar una cifra exacta de casos.
El documento busca darle insumos programáticos a las próximas actividades de los Estados Unidos en lo relacionado con el tráfico de personas en el
país, centrándose principalmente en proyectos para hacer cumplir la ley, cartografías del problema y programas sobre el tráfico de personas.
Migración nicaragüense: un análisis con perspectiva de género
Nicaragüenses de 14 años, víctimas del tráfico de personas
con destino a lupanares guatemaltecos
Una investigación y seguimiento recientes del periódico El Nuevo Diario (05-13-2006) refieren a Casa Alianza,
una ONG de cobertura regional donde se informa que en burdeles guatemaltecos, conocidos como lupanares,
se encuentran más de 700 niñas nicaragüenses. Según la Policía Nacional guatemalteca, existen alrededor
de 300 lugares de estos en el territorio nacional. La Defensoría de la Niñez y la Juventud de Guatemala estima
que al país llegan alrededor de 15 niñas al mes con ese destino. A pesar de que nadie puede asegurar aún la
validez de estas cifras, Save the Children sostiene que hay razones para creer que son realistas. Las edades
más comunes de las niñas son entre 14 y 18 años de edad.
Los distritos más conocidos por el tráfico de personas son Río San Juan, Rivas, Madriz, Chinandega y Nueva Segovia.
Los municipios donde éste ocurre incluyen San Carlos, Peña Blanca, Ocotal, Estelí, Somotillo, Granada y Managua.
Como parte de la elaboración de un mapa regional coordinado por Save the Children (USAID, 2006:4), las autoridades
nacionales y regionales han identificado más de 186 rutas de todo tipo de tráfico.
Niños víctimas del tráfico de personas hacia Costa Rica para realizar
trabajo agrícola forzado
El pueblo sureño de San Carlos es una ruta de tráfico de personas --especialmente de niños-- bien conocida.
Existen informes acerca de que semanalmente hay dos botes que cruzan el río San José hacia Costa Rica
con cerca de 200 personas, en su mayoría menores entre 13 y 16 años destinados al trabajo agrícola. Según
se informa, una vez en la finca los menores son forzados a trabajar bajo condiciones de explotación por
poca o ninguna paga. Cuando el empleador termina con ellos, los menores son despedidos del trabajo en el
campo sin recibir paga y se los denuncia ante las autoridades de inmigración después de que han retornado
a Nicaragua (USAID, 2006:4).
Modus Operandi 8
La forma más común para traficar personas es a través de excursiones organizadas a Guatemala y El Salvador. Estos
viajes son planificados por compañías que, vía intermediarios, ofrecen a las mujeres, jóvenes y niñas trabajo como
empleadas domésticas, meseras u otros. Algunas niñas son reclutadas a través de “novios” en internet, otras son
enganchadas por otras niñas, “amigas de amigas”, algunas de las cuales trabajan en burdeles locales y bares donde
se ofrecen masajes, espectáculos de diversas clases y danzas “exóticas”.
De acuerdo con algunas ONG, muchos familiares son conscientes de que las niñas se van a prostituirse. La aceptación
se explica porque estas mujeres, al igual que sus madres y abuelas, aceptan la explotación sexual como un hecho
de la vida. Para algunas madres, padres y otros familiares, vender a sus hijas es una manera de obtener ingresos a
través del pago que ellas reciben y de las remesas que envían. Es culturalmente aceptado que el abuso sexual sea
parte del trabajo como empleada doméstica, mesera o en otras labores. Así que cuando la niña migra, se le ofrece
un trabajo o es de hecho vendida, el componente sexual forma “parte del trato”. Sin embargo, hay historias de casos
donde los miembros de la familia reportan la desaparición porque han dejado de recibir remesas.
El acuerdo regional C-4 sobre libre movilidad entre Nicaragua, Honduras, El Salvador y Guatemala ha facilitado
notablemente el desplazamiento por tierra en la región. El único documento que se necesita es la cédula de identidad.
Una vez que son parte de una excursión, el organizador/traficante recolecta las cédulas de las niñas y no se las
devuelven. También es común usar documentos falsificados. La policía y las autoridades migratorias han notado que
las excursiones cruzan la frontera por la noche cuando es más difícil identificar documentos falsos.
8.
Con base en entrevistas con la policía nicaragüense, las autoridades migratorias, ONG y otros actores.
15
16
Migración nicaragüense: un análisis con perspectiva de género
La mayoría de niñas son llevadas a Guatemala y El Salvador, donde se las utiliza para producir pornografía infantil,
espectáculos de sexo y explotación sexual comercial (ESC). Algunas son llevadas también a Costa Rica, donde el
turismo sexual está creciendo y los espectáculos sexuales están aumentando. Como se requiere un pasaporte para
viajar a Costa Rica, los traficantes utilizan “puntos ciegos”, donde no hay control fronterizo, para entrar al país.
Las etapas más peligrosas de la cadena del tráfico de personas se presentan en el lugar de destino. En Guatemala
hay vínculos fuertes con las redes de narcotráfico. A las niñas se les ofrece o se les fuerza a llevar drogas y a volverse
parte del negocio regresando a Nicaragua para reclutar niñas nuevas. Algunas de las niñas y mujeres desarrollan
una dependencia emocional con el explotador. Comúnmente adquieren una deuda económica con el traficante/
explotador, quien les quita sus documentos y se vale de la amenaza y la violencia para someterlas. Las niñas adquieren
enfermedades de transmisión sexual, VIH/SIDA y desarrollan severos problemas psicosociales, entre otros. A algunas
mujeres/niñas se les da un trato diferente con el fin de volverlas cómplices e involucrarlas en el negocio.
Los traficantes actúan como negociantes y son estratégicos en sus tácticas. Conocen muy bien las políticas de
migración y la legislación, actuando frecuentemente amparados por medios legales con propósitos ilegales. Operan
desde las redes del tráfico de personas, narcotráfico y ESC. Tienen redes con agentes públicos y privados, incluyendo
despachadores, taxistas, camioneros, hoteles y moteles, restaurantes, bares, clubes nocturnos y salones de masajes.
De este esquema también hacen parte los abogados que actúan como intermediarios suministrando documentos
y tienen vínculos con la policía y los agentes de migración. Los medios de comunicación desempeñan una función
importante publicando avisos con empleos falsos (Langberg, 2005; UNFPA 2001; entrevistas). Se estima que durante
los dos últimos meses de 2005, 24 negocios organizaron 373 excursiones (207 salidas y 166 llegadas) para un total
de 8.276 personas, de las cuales 1.162 eran menores. Algunas de éstas fueron probablemente víctimas del tráfico,
aunque no se puede determinar cuántas (USAID, 2006:4).
En la Costa Atlántica hay vínculos muy fuertes con el narcotráfico y el lavado de dinero. Existen muchos puntos ciegos
por donde salen personas y droga. Según la policía nicaragüense, es imposible distinguir entre contrabando, tráfico
y simple migración. Algunas niñas son usadas para transportar droga y al mismo tiempo son víctimas de la trata de
personas. Algunos analistas sostienen que los traficantes son individuos sueltos o grupos pequeños que colaboran
entre sí, mientras que otros reportan que el crimen organizado está íntimamente involucrado con el terrorismo e
incluso tiene vínculos con éste para financiar sus actividades. En la frontera entre México y Estados Unidos las
autoridades han atrapado redes criminales de México, América Central, Rusia, Japón y Ucrania (Ribando, 2005).
Legislación y aplicación de la ley
Nicaragua es el único país de la región que aún no ha reformado la legislación para modernizar sus estatutos sobre
el tráfico de personas. El tráfico de seres humanos no había sido identificado como crimen en sí mismo hasta abril
de 2006. La legislación nicaragüense actualmente no define este crimen con suficiente precisión como para que la
policía y los fiscales pueden aplicar la ley en todos los casos de tráfico de personas. Es así como algunos traficantes
tienen que ser procesados por otros cargos como secuestro y violación. El proxenetismo es ilegal y castigado con tres
a seis años de prisión. Adquirir servicios sexuales comerciales no es un crimen, ni siquiera cuando se compra sexo
de menores (USAID, 2006).
Sin embargo, recientemente se han registrado cambios legislativos. Un grupo que promueve reformas legislativas
propuso una disposición antitráfico en el Código Penal, la cual se ajusta al Protocolo de la ONU sobre Trata de
Personas (Palermo, 2000) ratificado por Nicaragua en 2004. Las reformas al Código Penal buscan reemplazar los
actuales artículos 203 (tráfico de personas) y 221 (trata de blancas). Se espera que las reformas que se lleven a
cabo incrementen las penas para los delincuentes, amplíen el alcance de su aplicabilidad y armonicen las leyes de
protección del menor con el derecho internacional.
En el Ministerio del Interior comenzó a operar en 2005 una unidad especial de policía cuya responsabilidad es
investigar los casos relacionados con tráfico de personas, contrabando, desaparecidos y crímenes relacionados.
Esta unidad está compuesta por cuatro oficiales de policía que manejan los casos. Colabora a nivel regional y
nacional, especialmente con la Dirección General de Migración y Extranjería, así como con algunas ONG, aunque sus
recursos son significativamente menores que los que manejan las redes de narcotráfico.
Migración nicaragüense: un análisis con perspectiva de género
Condiciones para el tráfico de personas
En todo el mundo, el tráfico de personas es parte de la “economía subterránea”, cuya enorme rentabilidad puede ser
comparada con la del tráfico de armas o drogas. Sin embargo, el tráfico de personas es menos riesgoso para aquellos
que lo perpetúan. Son varios los factores que impulsan el tráfico de seres humanos en los países de América Latina,
incluyendo a Nicaragua: la pobreza, la violencia política y sexual, y las actitudes en torno al género que conducen
a desigualdades entre hombres y mujeres, y a la indiferencia general hacia las mujeres, adolescentes y niños. La
globalización, las políticas de apertura de fronteras y la facilidad de movimiento han exacerbado el problema y han
creado lo que algunos llaman oportunidades de mercado para los traficantes (IHRLI, 2002:40 y 46 en Langberg,
9
2005). Entre los factores identificados para América Latina y el Caribe destacan :
•
•
•
•
•
•
•
•
La alta demanda global de trabajadoras domésticas, agrícolas, sexuales y fabriles.
Crisis políticas, sociales y económicas, y también desastres naturales.
El machismo que conduce a la discriminación de mujeres y niñas.
Existencia de redes de tráfico establecidas con mecanismos de reclutamiento estructurados.
La corrupción en el sector público, especialmente la complicidad de los agentes de orden público y guardias
fronterizos con traficantes y contrabandistas extranjeros.
Las políticas de inmigración restrictivas en los países de destino, que han limitado las oportunidades para que se
produzcan flujos de migración legal.
El desinterés del gobierno por el tema del tráfico de personas.
Las pocas oportunidades económicas que existen para las mujeres.
Según Sanchis (2005), no hay causas del tráfico de personas pero sí condiciones para que éste ocurra. Si bien no
todas las comunidades pobres se convierten en terreno de reclutamiento para los traficantes, la existencia de redes
de tráfico de personas es una condición fundamental para facilitar el crimen. Esta autora identifica tres categorías de
condiciones que, individualmente o en conjunto, aumentan la probabilidad de que un país o región sea propenso al
tráfico de personas: las condiciones de posibilidad, las condiciones de facilidad y las condiciones de oportunidad.
Cuadro 5. Condiciones que aumentan el potencial para el tráfico de personas
Categoría
Condiciones
Condiciones de posibilidad
Características de la globalización: Liberalización comercial y financiera; avances
en transporte y las comunicaciones; aumento de la desigualdad económica
entre países desarrollados y naciones en vías de desarrollo, lo cual promueve la
migración.
Condiciones de facilidad
Fragilidad institucional en los países de origen; debilitamiento de la capacidad
reguladora de los Estados; y corrupción en las burocracias administrativas y
judiciales, así como de los mecanismos de seguridad. Ineficiencia del marco
normativo de las políticas migratorias, el cual ha quedado debilitado por las
políticas neoliberales y por el ajuste estructural.
Condiciones de oportunidad
El aumento de la pobreza, junto con una mayor flexibilización laboral y precariedad
creciente en las condiciones laborales, especialmente para las mujeres, han
creado oportunidades para que los traficantes recluten víctimas. La feminización de
la migración, debido a la gran carga económica que llevan las mujeres, les brinda
oportunidades para atraerlas al negocio del tráfico de personas.
Adicionalmente, Sanchis (2005) describe el comercio en términos de producción (reclutamiento), demanda en los
países importadores y canales de distribución locales y transnacionales. La autora desarrolla una cadena de valor de
vínculos como modelo teórico para describir el tráfico, y para identificar acciones y políticas que ayuden a romperlos.
9.
Adaptado de Ribando (2005) en su análisis sobre el tráfico de personas en América Latina y el Caribe para el informe de Catholic Relief Services (CRS)
dirigido al Congreso de Estados Unidos
17
Migración nicaragüense: un análisis con perspectiva de género
18
Cuadro 6. Cadena de valor de vínculos en el tráfico de personas10
Familia, comunidad o lugar
que suministra mujeres y niños
Mujeres vulnerables, niñas y niños de estratos
económicos bajos, sin poder económico ni político.
Estructuralmente, las mujeres tienen trabajos de baja
calidad y baja participación laboral. La feminización de
la migración es una consecuencia.
Mentalidad de “no tengo nada que perder”.
Historia de abuso sexual y violencia de género.
Agencias de reclutamiento
Conexión entre mujeres y reclutadores adaptada a la
demanda y a requisitos especiales.
Operan legal o ilegalmente, a cargo de individuos o
empresas
Obtienen ganancias.
Debilidad de la burocracia local y corrupción facilitan su
operación
Redes de tráfico de personas
Vínculo entre el agente que recluta localmente y el
agente en el área de destino.
La globalización y la liberalización comercial propician la
expansión de las redes con un riesgo relativamente bajo
y jugosas ganancias.
Aprovechan la creciente migración de mujeres y su
vulnerabilidad en el país que las recibe, utilizando, por
ejemplo, la amenaza de la deportación.
Las ganancias de las redes son enormes.
La demanda
El destino de la mayoría de mujeres/niñas víctimas del
tráfico de personas será precisamente allí donde haya
grandes centros de industria sexual o de ESC y se las
tolere. La demanda está dominada por los hombres. La
construcción social de la masculinidad está vinculada al
consumo de sexo comercial.
La demanda es más compleja que las necesidades
de los consumidores, pero se construye con base
en normas sociales y en la influencia --por acción u
omisión-- del Estado y otros actores poderosos.
La demanda de una mercancía muchas veces aumenta
en respuesta a la abundancia del producto y no
viceversa.
Primer
vínculo
Segundo
vínculo
Tercer
vínculo
Cuarto vínculo
Este modelo de cadena de valor de vínculos se puede aplicar al contexto nicaragüense. Se han dado pasos hacia
la aplicación de la ley por parte del gobierno, la sociedad civil y la comunidad internacional en lo relacionado con la
prevención (i.e., campañas de toma de conciencia (en el primer vínculo) o con el procesamiento judicial (conciencia,
legislación, y aplicación de la ley en los vínculos segundo y tercero). Sin embargo, quedan dos aspectos críticos, los
cuales son de largo plazo y difíciles de abordar en términos de vulnerabilidad y seguridad: la tolerancia del abuso
sexual de menores y mujeres (vínculos primero y cuarto), y el empoderamiento económico de las mujeres (primer
vínculo).
10. Adaptado de Sanchis (2005).
Migración nicaragüense: un análisis con perspectiva de género
Demanda y tolerancia del abuso sexual: un problema largamente ignorado
La demanda de tráfico de personas en América Latina se origina principalmente en la prostitución y en la pornografía.
Se concentra allí donde el tráfico es tolerado como son zonas de frontera, áreas turísticas, puertos, lugares por donde
pasan rutas internacionales y algunas áreas agrícolas donde predominan los migrantes hombres. El aumento del
turismo sexual organizado y el establecimiento masivo de casinos en la región son dos fenómenos que han marcado
la apertura de un mercado internacional creciente (Langberg, 2005:134). Las entrevistas realizadas en Nicaragua
confirman este panorama, pero la demanda no está sólo en las áreas de destino o en las áreas turísticas. Existe
un reconocimiento generalizado por parte de las ONG y otros actores internacionales acerca de que existe una
aceptación cultural del abuso sexual de menores y de mujeres en general. “Tratar el problema de abuso sexual en los
hogares con el fin de luchar contra el tráfico de personas no es solamente urgente: es fundamental”, como dijo uno de
los entrevistados. La tolerancia generalizada del abuso sexual de menores y mujeres está fuertemente relacionada
con la falta de afecto y de relaciones sanas. Según Argentina Martínez, de Save the Children: “No es sólo un tema de
pobreza, en su sentido económico, pues para muchas niñas es la falta de amor, afecto y cuidado lo que las lleva al
tráfico y al abuso sexual. El ambiente violento y abusivo en el hogar las empuja a salir, de modo que permanecer en
casa no marca ninguna diferencia. No hay nada que perder”.
Una entrevista proporciona evidencia de abuso sexual en los hogares por generaciones. Por eso las madres y abuelas
que también han sido abusadas no están preparadas para proteger a sus hijas o hijos. El abuso se acepta como un
hecho de la vida. Los niños crecen aprendiendo que el abuso sexual es una parte normal y hasta esencial de la
masculinidad (OIT/IPEC, 2003).
Un estudio reciente de OIT/IPEC11 acerca de la explotación sexual de 100 menores víctimas de ESC registra que
el 36% de los niños y niñas fueron objeto de abuso sexual antes de los 12 años de edad. En el caso de las niñas,
el abusador era un miembro de la familia. Los niños también reportan haber sido violados por hombres. Las niñas
reportan incesto y violaciones. La mayoría de los menores dejaron sus hogares debido a la violencia, problemas
familiares, uso de drogas, abandono y violación. Setenta por ciento de los niños sienten que son rechazados por sus
familias. El 68% de las niñas y adolescentes han estado embarazadas, y el 44% ha tenido hijos. A los menores se
los encuentra en parques, clubes nocturnos, calles principales y mercados. La gran mayoría de los explotadores son
hombres, aunque en Managua también hay mujeres que compran menores.
El nivel de aceptación cultural se refleja en que el 92% de los adultos entrevistados es consciente del problema,
pero lo tolera o le es indiferente. Los adultos creen que hay una falta de valores morales entre los niños, que “a ellos
les gusta y les atrae lo que están haciendo” y que “ellos sólo buscan el dinero fácil”. Muy pocos consideran que los
niños sean víctimas de abuso por parte de los adultos. Los explotadores son percibidos como degenerados, pero no
como criminales. Estudios sobre los explotadores (CODENI, 2004; OIT/IPEC, 2003) confirman la percepción general
de que los compradores son “hombres viejos y feos”; sin embargo, el estudio de CODENI (2004) encontró que los
explotadores eran hombres “normales”, generalmente miembros de la familia o amigos cercanos de ésta. Si bien no
ha sido posible encontrar estimaciones del número de compradores, UNICEF calcula que hay alrededor 4.800 niños
en ESC en Managua.
5. Conclusiones
Un gran número de mujeres nicaragüenses migra en busca de una vida mejor para ellas y sus familias. A pesar de
que no hay grandes diferencias en el patrón de migración de hombres y mujeres, esta últimas generalmente son
más vulnerables que los primeros por su condición de mujeres y migrantes. La pobreza y falta de oportunidades
económicas para la supervivencia de la familia en el hogar son las fuerzas motrices del fenómeno migratorio. Las
migrantes nicaragüenses son principalmente jóvenes, mujeres en edad productiva y madres que dejan a sus hijos.
Por lo general trabajan en condiciones precarias debido a la discriminación y a su estatus de ilegalidad. La falta de
documentos aumenta la vulnerabilidad de los migrantes.
11. El estudio cubrió la región de Centroamérica. En Nicaragua se entrevistaron cien niños víctimas de ESC. Asimismo se entrevistaron doscientos adultos
para estudiar su percepción y conocimiento del tema.
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20
Migración nicaragüense: un análisis con perspectiva de género
Para muchas mujeres, la violencia y el abuso, también son elementos naturales del proceso migratorio. El tema de
la documentación y la situación irregular de los migrantes es un problema de enormes proporciones, cuya solución
requiere de un esfuerzo coordinado de Nicaragua y los países receptores, principalmente Costa Rica y Estados
Unidos.
La existencia del tráfico de personas en Nicaragua es un resultado extremo de la vulnerabilidad y la falta de seguridad
de las mujeres, niñas y niños. La tolerancia de la sociedad en general hacia el abuso sexual de menores, junto
con la aceptación por parte de las mujeres y su sentimiento de culpa, crean las condiciones para que el tráfico de
personas florezca. Los esfuerzos encaminados a combatir el tráfico de personas deberían integrarse a las políticas de
protección social y seguridad en un sentido más amplio. La resolución de este problema también exige la cooperación
y coordinación internacionales.
Migración nicaragüense: un análisis con perspectiva de género
Bibliografía
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Migración nicaragüense: un análisis con perspectiva de género
Siglas y acrónimos
BID
Banco Interamericano de Desarrollo
CODENI
Coordinadora Nicaragüense de ONG que trabajan con la niñez y la adolescencia
CRS
Catholic Relief Services
EMNV Encuesta de Medios y Nivel de Vida
ENDESA
Encuesta Nicaragüense de Demografia y Salud
ESC
explotación sexual comercial
HJF
Hogar con jefatura femenina
HJM
Hogar con jefatura masculina
INIM
Instituto Nacional de la Mujer Nicaragüense
OIM
Organización Internacional para las Migraciones
OIT Organización Internacional del Trabajo
OIT/IPEC Organización Internacional del Trabajo/
Programa Internacional para la Eliminación del trabajo Infantil
ONG
Organización no gubernamental
ONU Organización de las Naciones Unidas
OSC
Organizaciones de la sociedad civil
RAAN
Región Autónoma del Atlántico Norte UNFPA
Fondo de Población de las Naciones Unidas
UNICEF
Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia
23
Banco Mundial
Banco
Interamericano de
Desarrollo
(BID)
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