EL ARTE DE CAER ENFERMO

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EL ARTE DE CAER ENFERMO
(I)
Por Haruchika Noguchi
Traducción: Luis Crespo
Si desean enfermar, lo más importante es que presten mucha atención al modo en
que usan sus cuerpos. Una enfermedad que ha sido tomada y colocada, por así
decirlo, del exterior en sus cuerpos nunca dura. La mejor forma de tratar el cuerpo
para que caiga enfermo consiste en no descansar tras usarlo. Pero no dejar
descansar al cuerpo es extremadamente doloroso y difícil. El problema principal está
en que uno se adormila y, una vez que se duermen, todo ese cansancio persistente
desaparece. Deben, por lo tanto, cansarse de tal forma que su fatiga no
desaparezca con el sueño y para esto necesitan algún tipo de estrategia especial.
Hay, convenientemente, una técnica por medio de la cual uno emplea una parte
singular del cuerpo en exceso para hacer que el cuerpo se canse de un modo
parcial. Pero si, conscientemente, intentan hacer uso de esta técnica, les será difícil;
aunque las cosas se vuelven más fáciles si pueden mantener una parte de su
cuerpo en una postura de cierta excedencia [de energía] permanentemente.
En tanto en cuanto hacen uso de su cuerpo éste descansa sin que se den cuenta de
ello, y una vez que lo hace, se vuelve fuerte y se desembaraza de su cansancio; por
ello otra estrategia puede ser que no usen sus cuerpos, de forma que se les oxiden.
Pero incluso con esta estrategia el éxito no está, a menos que sean
extremadamente tenaces, garantizado puesto que el cuerpo tiene funciones
autónomas que son llamadas a funcionar si se mueven sin percatarse o bostezan
del puro tedio de no moverse; el resultado es que el abandonarse es casi imposible.
Nadie encuentra el enfermar placentero y si desean sucumbir a una enfermedad, les
será realmente bastante difícil. Si deciden que quieren desarrollar una diabetes o un
problema de hígado, no serán capaces de conseguirlo sin gastarse un montón de
dinero. Si no tienen el tiempo, el dinero y la firme voluntad de espíritu que les
permita echar paladas de comida en sus estómagos incluso cuando éste ya está
lleno, no podrán sucumbir a estas enfermedades. Aunque haga todo lo posible, el
estómago de una persona estará desequilibrado antes de desarrollar una diabetes, y
no será capaz de comer. De forma que si esa persona tiene la voluntad de espíritu
que he mencionado, no será capaz de sucumbir a la diabetes a menos que tenga un
estómago chapado de hierro.
La forma más corta es persistir seriamente en cierta inseguridad y angustia mental
durante seis meses y, si realmente sufren, pueden, si son extremadamente
afortunados, sucumbir a la diabetes – pero no como resultado de la forma en que
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coman. Pero incluso esta no es una forma correcta de llevar a cabo las cosas. Si
descuidadamente se deslizan hacia una actitud mental relajada o se animan por
cualquier esperanza, los síntomas de la diabetes que tan arduamente han elaborado
desaparecerán repentinamente. Con la diabetes, incluso la orina adquiere un
espléndido rico aroma a manzanas, de forma que es un serio error suponer que
pueden cogerla sin gastarse dinero y confiar tan sólo en la incertidumbre y la
angustia mental.
Lo mismo se aplica a un caso de desorden del hígado. Aunque puedan hacer un
gran esfuerzo y llenen su estómago de comida, perderán lo ganado si tienen una
diarrea. Además, el tener que estar comiendo continuamente comida grasienta es
una tarea ardua; y si tan sólo toman comida grasa un poco en exceso, desarrollarán
una diarrea y su hígado no se les hinchará. Deberán mantener pacientemente un
estado de irritación aguda y de rabia. Si, irreflexivamente, se ríen porque los demás
lo están haciendo, su hígado retornará a su estado normal repentinamente. Es como
un pequeño corte, el cual, si no se fijan, sana pronto. Así que deben estar
constantemente atentos de mantener sus sentimientos de incertidumbre y ansiedad
durante todo el día y todos los días.
Así que, no importa cuanto lo intenten, tan sólo podrán adquirir la enfermedad que
se les ajuste. Pueden tener el tiempo, el dinero, el coraje de persistir así como el
sentimiento de inseguridad y pueden estar en un estado de atención perseverante
pero sus esperanzas de ser golpeados con una tuberculosis no pueden ser
respondidas simplemente como resultado de estos factores. Incluso aunque los
bacilos de la tuberculosis entren en sus cuerpos, estos no se extenderán a menos
que las condiciones les sean propicias. No sólo eso: ustedes tienen en su sangre
unas bandas feroces de corpúsculos blancos que matarán los bacilos y se los
comerán. A menos que los bacilos escojan un lugar inapropiado para estos
corpúsculos blancos, les es difícil extenderse. Deberán volverse de corazón
acongojado, pobre de espíritu, machacado por las deudas, pero esto no significa que
los bacilos de la tuberculosis les harán el favor de meterse en sus cuerpos; e incluso
aunque lo hagan, no se extenderán a menos que ustedes hayan escogido unos
padres que les hayan hecho un cuerpo que les dé la bienvenida a los bacilos. Pero a
fin de escoger a sus padres, deberán de volver a nacer y eso es bastante difícil en
esta vida. No es como la gonorrea para la que tan sólo deben gastar un poco de
dinero y esfuerzos. Incluso aunque la tuberculosis se coge con facilidad, es difícil
para una persona normal nutrir la semilla de esta enfermedad de forma que se
vuelva floreciente. Y la lepra es aún más difícil de desarrollar que la tuberculosis.
Incluso si planean coger algo tan simple como un catarro es un gran error suponer
que lo cogerán meramente como consecuencia de enfriarse profundamente. Si han
decidido coger uno echándose cubos de agua fría, contrariamente a lo que desean,
los alejarán. Lo que estarían haciendo no difiere en absoluto de los métodos de
mantenerse en forma: frotarse con una toalla empapada o tomar baños de agua fría.
Si desean coger un catarro es difícil hacerlo. Incluso si hacen un tremendo desgaste
físico, no comen lo suficiente y no duermen adecuadamente, no podrán estar
seguros de cogerlo. Si, con la presunción de que pueden coger un catarro como
resultado de coger frío, desnudan su trasero y se sientan en el retrete durante una
hora, definitivamente no lo cogerán. Por otra parte, hay personas que cogen algunos
estupendos meramente porque se quitan las bufandas o se mojan los calcetines, y
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por eso se los debe envidiar. Incluso si cogen uno, se pueden recuperar
inmediatamente sin siquiera desarrollar una fiebre; el resultado es que el sufrimiento
por el que pasan antes de coger el catarro es inconmensurablemente mayor que el
que tienen mientras lo están pasando, cuando pueden descansar y tomarse las
cosas con más calma.
¿Cómo puede uno desarrollar libremente una enfermedad que [normalmente] no
puede serlo fácilmente? Es un problema más difícil que el curar una dolencia. Un
corte o una dolencia son cosas que generalmente mejoran por sí solas si no se les
presta atención, de forma que si quieren que empeoren deben hacer un esfuerzo
mayor que si intentasen curarlas.
Siendo este el caso, ¿qué es lo mejor que podríamos hacer? Se lo diré la próxima
vez.
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EL ARTE DE CAER ENFERMO
(II)
Por Haruchika Noguchi
Traducción: Luis Crespo
Emplear una presión sanguínea alta para enfermar
Uno no puede considerar realmente la presión sanguínea alta como una enfermedad
pero eso no quiere decir que no se la pueda convertir en una enfermedad: esto se
consigue acongojándose y asustándose ante ella. Pero dado que la alta presión
sanguínea no es en sí fundamentalmente una enfermedad, se olvidarán que están
enfermos si no se engañan a ustedes mismos con mucha habilidad. No deben
olvidar ni un instante que están enfermos, y deben hacer constantemente un gran
alboroto de lo mal que están. Si no tienen el tiempo, no podrán hacerlo. Y para
conseguir el tiempo necesario deben estar preparados para gastarse un montón de
dinero.
A fin de subir su presión más y más deben crear, inteligentemente, un estado en el
que la circulación sanguínea se vea obstaculizada. El agua fluirá de un grifo como
resultado de la presión normal del agua en un hogar pero si deciden vivir en lo alto
de una colina o si ensucian las cañerías de algún modo, el agua no fluirá como
resultado de la simple presión del agua; con esta última no bastará. Pero en el caso
de la obstaculización de la sangre, la presión sanguínea automáticamente se eleva y
los vasos sanguíneos se contraen. De este modo el cuerpo se ajusta naturalmente
para que circule la sangre: la sangre no puede no circular. La presión sanguínea
necesaria en tal caso es diferente del común de la gente pero pueden “vigilar” su
presión, hacer mucho alboroto de la misma, consiguiendo la atención de otras
personas preocupándolas y, empleando hábilmente su “certificado” de alta presión
podrán dar la apariencia de estar enfermos. A fin de hacer esto, sin embargo, deben
mantener algún tipo de obstáculo para la circulación de su sangre por lo que deben
comer constantemente comidas grasas, crear una aversión hacia el trabajar, rehusar
mover un dedo aunque eso suponga preocupar a otras personas, estar siempre bien
provistos de mal carácter y estar, generalmente, con poca paciencia e irritable; y
para tener éxito en todo esto deben practicar. Si, como resultado de no tener apetito,
comen menos, una presión sanguínea de 250 rápidamente caerá a 50 ó 100. Deben
ser cuidadosos a la hora de expresar su ansiedad. Deben dar la apariencia de estar
despreocupados y ganarse la simpatía de las personas que les rodean. A menos
que hagan esto, les será difícil mantener como enfermedad una presión alta. Y salvo
que recuerden constantemente a las personas de su alrededor que estarán en
problemas si a ustedes les da una apoplejía, ellos acabarán por aburrirse como
ostras de ustedes y de su estado físico. A menos que siempre estén desconcertados
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por banalidades, asustados por asuntos triviales y, además, que fanfarroneen de no
amilanarse por sus incapacidades físicas, los demás no se convencerán. Así pues,
este método está más allá de las habilidades de una persona joven. Se necesita la
experiencia de la edad para ello.
Incluso así, es discutible si simplemente comer, ser perezoso, no moverse y estar
constantemente asustado basta para que les suba su presión sanguínea. Cuando
quieran orinar nunca deben ir derechos al baño; deben contenerse tanto como
puedan y continuar con lo que estén haciendo. El beber alcohol también es eficaz. Si
tan sólo beben uno o dos vasos de algún tipo de bebida alcohólica su presión subirá,
pero pronto caerá de nuevo así que deben continuar bebiendo unos cinco o seis
vasos, o una botella de una sentada. El hecho de beber alcohol no resultará
necesariamente en una subida de su presión sanguínea, como tampoco el meterse
una comilona. Lo importante está en hacerlo en exceso. Incluso comer arroz en
exceso, si se hace durante cinco o diez años, puede contribuir a subir la presión
sanguínea. La clave es la paciencia. No pueden hacerlo inmediatamente.
Si adoptan la táctica de trabajar físicamente hasta la extenuación, deben hacerlo
siguiendo incluso hasta después de que sus músculos se hayan vuelto tan rígidos
que apenas puedan moverse. Es lo mismo que comer arroz en exceso. No deben
tomar nada con él. Deben concentrarse en comer únicamente arroz. Por lo tanto,
una persona que carece del necesario auto control no puede tener esperanzas de
desarrollar una presión alta.
Incluso aunque tengan éxito en elevar su presión, sus vasos sanguíneos no están
hechos para que estallen como simple resultado de la sangre circulando por ellos. A
menos que tengan éxito en endurecerlos, es difícil que estallen. De nuevo, a menos
que entrenen sus emociones de modo que se encuentren en un constante estado de
irritación, de que pongan todas sus energías en estar enfadados, ser celosos,
abusar del sexo, nunca desarrollarán la “fobia a la alta-presión-sanguínea” que es
resultado de la expectativa de un ataque de apoplejía. Y tras ello, si no están
rodeados constantemente de médicos y enfermeras, como una turba de bufones
cortesanos, no serán capaces de mantener su estado físico como una enfermedad
propiamente; mantenerla en este estado es mucho más difícil que desarrollar una
presión alta.
Si son adictos a licores baratos durante quince o dieciséis años puede ser
comparativamente fácil obtener una presión alta, e incluso más eficaz sería buscar
un sitio donde el agua fuese mala y vivir allí el mismo tiempo. De modo que, cuando
vean a un infeliz medio paralizado arrastrándose por la calle, deben descubrirse en
reconocimiento a sus largos años de esfuerzos.
Pero es algo terrible: deben afanarse en sus esfuerzos pero un solo instante de
descuido puede resultar en que sus cuerpos retornen a su estado saludable inicial.
Deben esforzarse durante unos cuantos años en conseguir un estado físico de alta
presión sanguínea, pero si andan cortos de dinero durante tres o cuatro meses sus
cuerpos volverán a sus estados iniciales como sucede con otras enfermedades.
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EL ARTE DE CAER ENFERMO
(III - 1)
Por Haruchika Noguchi
Traducción: Luis Crespo
La clave para volverse un inválido
Si es tan desafortunado de ser una de esas personas que toman responsabilidad de
sus actos, pronto se recuperará si cae enfermo y no será capaz de mantener su
enfermedad. De hecho, en primer lugar debe volverse un inválido antes de poder
mantener una enfermedad indefinidamente.
¿Qué debe hacer uno para volverse un inválido? La clave está en creerse que las
acciones de uno están siempre determinadas por factores externos. Se debe a que
son malos tiempos. O las cosas son como son por lo que hizo alguien. Y mientras
piense de este modo uno debe entrenarse a sí mismo en que es el otro al que no le
gustamos, cuando en realidad es que es a usted quien le desagrada el otro.
Habiéndose entrenado de esta forma encontrará que le es fácil echar la culpa de sus
actos a otro – encontrará todo tipo de pretextos. Muchas personas emplean la
guerra o sus secuelas [Noguchi habla aquí de la Segunda Guerra Mundial y sus
secuelas en Japón] como excusas, e incluso hoy día pueden verse excombatientes
mutilados pidiendo en las estaciones de transportes. Las instituciones sociales, las
instituciones familiares, el hecho de estar amedrentados por los superiores – no
faltan excusas convenientes [para ese comportamiento de no aceptar
responsabilidades]
Una forma corriente es la de convencerse de que las cosas han llegado a ser como
son porque, digamos, alguien rehusó a prestarle dinero, y el hecho de que se sienta
indispuesto se deba a la culpa de otra persona. Si da el paso siguiente y le coge
rencor a esa persona, atribuyéndole su rehúso a un acto de mala fe, habrá
conseguido entonces dar el primer paso para desarrollar el temperamento de un
inválido. Pero la sensibilidad moral de uno se está modificando continuamente de
forma que si su atención se distrae una sola vez de sus sentimientos, suele ocurrir
que estos desaparezcan: si se encuentra comportándose con el otro del modo en
que lo hace con usted se encontrará perdonándole a su pesar. Pero si no es capaz
de sentirse permanente rencoroso [incluso] tras haber olvidado el motivo del mismo,
no tiene el derecho de ser un inválido. Tan sólo se podrá decir que tiene la
sensibilidad de un chiquillo y, no importa lo mucho que lo intente, nunca se
convertirá en un inválido de proporciones adultas. Puesto que, para esto, deberá
pensar de un modo tan egocéntrico como le sea posible y, además, de inculpar de
cualquier cosa desagradable que le suceda a los demás. Pero si se convierte en un
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maestro de la decepción en este sentido, pronto se dará cuenta de que, no importa
cuan afectado se vea en su forma de comportamiento, los demás no le prestarán la
atención equivalente a los esfuerzos que está realizando por lo que tendrá un
sentimiento de resentimiento. Pero no deberá dar rienda suelta sus resentimientos.
Para volverse fuerte no debe expresar el hecho de que está sufriendo lo más mínimo
– aunque en realidad un hombre fuerte mostrará constantemente sus resentimientos
[verbalmente] ante los demás. A fin de convertirse en un inválido deberá cargar con
sus sufrimientos, en vez de airearlos, expresando sus sentimientos a través de las
dolencias corporales.
El enfurruñarse, por ejemplo, es algo que se puede recomendar. Perder el apetito y
sentirse apático son también buenas estrategias. Lo único que no debe hacer nunca
es decir que su sensación de resentimiento se debe a tal o cual factor. Si lo hace,
todas sus buenas intenciones se irán consumiendo y perderá la facultad de originar
anormalidades en su cuerpo.
Aún así, incluso aunque cargue con sus resentimientos permitiendo que otras
personas lo sepan, es imposible mantener la atención permanente de los demás
durante mucho tiempo. Consecuentemente, su sentimiento de resentimiento crecerá.
En esta segunda fase el sentimiento de resentimiento crecerá por sí solo sin que
usted tenga que intervenir, por lo que no hay necesidad de hacer muchos esfuerzos.
Y entonces, si su sentimiento de resentimiento afortunadamente germina, le
provocará a la larga cambios corporales. El permitir que germine el sentimiento de
resentimiento no es algo fácil, tan sólo debe alimentarlo de forma que no explote en
arranques de ira contra la gente de su alrededor. No debe precipitarse.
Un cuerpo modificado es la semilla para convertirse en un inválido, por lo que no
debe empezar a hacer aspavientos apresuradamente; debe darse cuenta de que
está haciendo rechinar sus dientes y viendo las cosas como si fuesen realmente así
[de negativas] El avisar es necesario. Es más rápido y fácil hacer de una
enfermedad bien conocida una exclusiva suya. Los cánceres, úlceras y apoplejías
son desordenes apropiados a este respecto.
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EL ARTE DE CAER ENFERMO
(III - 2)
Por Haruchika Noguchi
Traducción: Luis Crespo
La clave para volverse un inválido
Usted no se volverá un inválido por el mero hecho de contraer una enfermedad.
Incluso las personas saludables las contraen pero, al ser sanos de cuerpo y espíritu,
se recuperan por sí solos y no dejan rastro alguno de la enfermedad tras de sí. Pero
para un inválido la enfermedad es lo mismo que el dinero para un comerciante: si no
se permite que se acumule en ella el polvo si no que se la usa del modo correcto,
produce beneficios e intereses. Por eso debemos acometer en primer lugar el
problema de cómo emplear una enfermedad para convertirse en un inválido.
En primer lugar, debe sentirse ansioso, pero mientras está en el estado de sentirse
meramente ansioso, aún tendrá una medida de juicio. Deberá ir más allá de este
estado y volverse aterrorizado. Luego deberá dejarles claro a las demás personas
que está aterrorizado e intentando impacientemente curarse por sí mismo. Y si tiene
éxito en convencer a las personas de su entorno para que se asusten en su
beneficio, habrá conseguido el derecho de ser tratado como un señor. Podrá
permanecer tumbado y ordenar a su mujer que vaya y le traiga un vaso de agua o
de que le prepare deliciosas comidas. Podrá decir que tal plato no le levanta el
apetito o que le que le han dado no es lo suficientemente nutritivo. Podrá demandar
que le masajeen los brazos o las piernas. Así las personas sanas de su alrededor no
tendrán más remedio que obedecerle. Si el modo en que le tratan no es de su total
agrado, una buena táctica es gemir en alto – no necesita hacer las cosas que no
quiere hacer y u simple quejido hará que alguien acuda raudo para atenderle.
Si no se convierte en un inválido nunca sabrá lo placentero que es esto. Hay un viejo
dicho que dice, “Una vez que has mendigado por tres días, no serás capaz de parar”
Pero ser un inválido es incomparablemente más atractivo, puesto que tiene el anhelo
de que algún día mejorará y no se sentirá unido a su enfermedad; pero si le muestra
algo de esto a los demás no podrá ser llamado un inválido maduro con propiedad.
Deberá demostrar que está impaciente por ponerse bien; deberá criticar a los
médicos, los métodos de terapia y las medicinas, y deberá lamentar en voz bien alta
su mala fortuna. Las personas que no son inválidas tomarán sus lamentaciones
como la pura verdad. Es más fácil que engañar a un niño.
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Aún así, alguien que ha estado postrado en cama durante un año deberá ceder ante
lo que digan quienes hayan estado en cama durante tres años. Si tan sólo ha sufrido
durante un año no jugará en la misma división que alguien que haya sufrido tres. El
inválido auténtico sostendrá que a pesar de las atenciones de las hordas de famosos
médicos y de la administración de medicamentos maravillosos (¡no olvide mencionar
los nombres!), no a mejorado. No le quedará más remedio que embellecer los
hechos emitiendo quejas de su enfermedad tan vigorosamente como le sea posible.
A fin de poder hacer esto deberá aprenderse los nombres de todo tipo de
medicamentos nuevos y de los médicos famosos. Incluso para volverse un inválido
es necesario estudiar. Si simplemente sufre de brazos cruzados loa gente de su
alrededor se cansará de usted y le dará de lado. En consecuencia, deberá intentar
diversos métodos y regímenes, proclamando que no funcionan y quejándose por
ello.
Pero las palabras de alguien cuya especialidad es la de aseverar que algo no
funciona simplemente en él carecerán de veracidad, de forma que tendrá que decir
que posee una constitución especialmente débil. Y deberá demostrarlo. Tendrá que
engalanar su cama con partes de lectura de su temperatura, los resultados de las
pruebas de sus deposiciones, lecturas de la presión sanguínea, alinear filas de
medicinas, algunas de las cuales ni siquiera habrá ingerido, tener pilas de libros de
medicina y no deberá dejar de mostrar los titánicos esfuerzos que está haciendo por
mejorar.
Pero incluso si no tiene este tipo de ayudas, e incluso si no está enfermo, también
puede llegar a volverse un inválido a fuerza de repetir más de 150 veces “¿Debería
caer enfermo o no?” y, “Si enfermo, será algo terrible.” De hecho, no necesita de
nada. Pero no podrá permanecer como un inválido de tal forma por mucho tiempo
por lo que, después de todo, deberá conseguir montañas de certificados de que, en
efecto, está enfermo y, tanto si sus “señales” son buenas como no, deberá
mostrarse totalmente aterrorizado.
Nadie sabe que pasará mañana. Es mucho más inteligente y eficaz aterrorizarse por
lo que pueda pasar mañana que por lo que sucedió ayer. Una vez que haya
dominado el truco de hacer esto, entenderá que volverse un inválido no acarrea
siquiera la necesidad de estar enfermo. Puede establecer una tienda sin capital
alguno. Lo mejor es empezar cuando la gente de su alrededor tenga puesta la
atención en usted.
Una vez que se haya preparado para convertirse en un inválido habrá llegado la
hora de aprender el arte de caer enfermo sin capital; no se trata tan sólo de
enfermar. Si está en posesión tan sólo de los mínimos de una enfermedad – esto es,
anormalidades físicas – su enfermedad no durará. Para que le dure deberá aprender
unas cuantas técnicas.
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EL ARTE DE CAER ENFERMO
(IV - 1)
Por Haruchika Noguchi
Traducción: Luis Crespo
Enfermar sin capital
Es difícil emprender cualquier proyecto si no se posee capital alguno. En el caso del
proyecto de enfermar, la enfermedad que no le supone desembolso alguno no
conseguirá la atención de las personas de su alrededor, sin importar el alboroto que
monte. Es tan sólo cuando los costes son tan altos que el bienestar de las personas
que le rodean se ve adversamente afectado que tendrá éxito en obtener su atención
y que actuación como inválido tendrá efectos sobre ellos. Si, sin tener capital,
intentar caer enfermos, terminarán por luchar contra ustedes mismos a menos que
sean extremadamente hábiles en el manejo de la situación. Y luchar contra uno
mismo es difícilmente satisfactorio puesto que uno enferma con el fin de obtener una
vida fácil y cómoda, incluso si eso acarrea gastar tanto dinero que uno dilapide su
fortuna personal. En vez de pensar en caer enfermo desde el principio, puede ser
mejor saltar ante un coche que esté a punto de detenerse. Indudablemente,
conseguirán atención de este modo. Sus heridas y sufrimientos tendrán un efecto
satisfactorio de afección en el corazón de los demás. Luego tendrán que buscarse
los modos de empeorar su estado físico y de prolongar su convalecencia; y si,
además, se mantienen en abusar del conductor del coche por lo que ha hecho,
pueden llegar a conseguir una vida cómoda por bastante tiempo. Pero si no son
hábiles desde el principio y meten la pata, podrán, por supuesto, morir. Una
enfermedad que han comprado barata no durará mucho y tampoco serán bien
tratados. Es doloroso enfrentarse a ello, pero empezar sin capital no es materia fácil.
Existe el dicho de que la fe mueve montañas. Si consiguen el método para hacerse
con este tipo de fe, no será cierto que no puedan enfermar sin capital. Las personas
que han desarrollado lo que podríamos denominar como “enfermedad de exceso de
higiene” y con obsesión por prevenir la enfermedad, deben nutrir los síntomas y,
generalmente, adornar las cosas si no quieren que los demás se aburran
completamente de ellos y, para esto, también necesitan el sustento de la fe.
Pero para una persona corriente es difícil incrementar los latidos por veinte o subirse
la temperatura dos grados, por muchos esfuerzos que haga. E incluso alguien que
tiene fe no puede provocarse una hemorragia en los pulmones. Todo lo que pueden
hacer es adquirir una expresión de amargura en su cara, pero no habrá nadie que
simpatice con ellos, por lo que será inefectivo.
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Debido a que está actuando por medio de su fe consciente le será difícil obtener
cambios corporales, pero si, en algún momento, decide emplear la capacidad de la
mente de inventar imágenes por sí misma, podrá conseguir cambios en su cuerpo
sin siquiera tener fe en ello. Hay personas que se sonrojarán cuando embarazoso
pasa por su mente, incluso si están solas en una habitación. El olor de un pescado
friéndose hará surgir en las mentes de algunas personas la imagen de un plato de
pescado fresco frito y como resultado empezarán a salivar. Habrá personas que
salivarán con el pensamiento de una ciruela en salmuera. Si algo se mete en la
mente, incluso las emociones pueden ser provocadas. Una persona se volverá feliz
si por su mente se cruza un pensamiento feliz, otra sollozará si es algo desgraciado.
Los cambios se pueden provocar así incluso con las secreciones corporales, la
circulación de la sangre y los procesos digestivos.
Deben entender que la técnica más básica en el arte de enfermar cuando no se
dispone de capital de arranque consiste en la utilización de la capacidad por medio
de la cual se introducen las cosas [ideas] en la mente.
Imaginen que se les pone un cuenco de arroz blanco en el que hay gusanos
alimentándose de excrementos. Antes de que consideren que se trata de un plato
que contiene proteínas, ciertamente su apetito habrá desaparecido. Los gusanos y
las moscas son, definitivamente, fuentes de proteínas y, además, al haber sido
hervidos con el arroz, habrán sido esterilizados; seguramente no hay diferencias
entre un cuenco de arroz con gusanos y otro con pescado frito. Pero incluso aunque
esté de acuerdo con las cosas expuestas en estas líneas, antes de que empiece a
considerar así las cosas, su apetito le habrá desaparecido; así pues este es un
método excelente.
Así se preguntarán si no habrá moscas o gusanos en sus cuencos, los buscarán y,
tras comprobar que no hay ninguno, podrán empezar a llevarse el arroz a sus bocas.
Pronto descubrirán si hay moscas, pero los gusanos se parecen mucho en color al
arroz por lo que deberán ser extremadamente cuidadosos en su examen. Deberán
proseguir con este examen meticuloso durante una semana con todas los alimentos.
Si no encuentran gusanos otra buena idea será la de imaginar que alguien les está
poniendo veneno en la comida y tomar las precauciones correspondientes.
Es cierto que durante un tiempo podrán evitar que su estómago segregue jugos
gástricos y desorganizar sus funciones digestivas. “El gato se está lamiendo, pero no
creo que importe, aunque le vi masticando una rata en el jardín hace un rato” – si
consigue algún tipo de apoyo de alguien más, las cosas serán más fáciles que
cuando intentan imaginárselas por sí mismos. ¿No podría ser cancerígeno el
colorante empleado en la elaboración de estos pasteles? ¿No habrá huevas de
lombrices intestinales en estas verduras? Puede que ella haya empleado estos
palillos de comer para coger los trozos de la rata que se estaba comiendo el gato.
Cuando hizo este té, seguro que lo mezcló con lo que le sobró del de ayer. La
imaginación es libre. El asunto está en emplear su imaginación e inventar cosas tan
libremente como puedan. Aún con todo, aunque puedan perder su apetito con
alguno de estos métodos, no les durará. Para que la falta de apetito realmente les
dure, deberán mantener sus precauciones de examinar la comida y, al mismo
tiempo, tener una sensación de resentimiento al tiempo que lo hacen.
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EL ARTE DE CAER ENFERMO
(IV - 2)
Por Haruchika Noguchi
Traducción: Luis Crespo
Enfermar sin capital
Aunque tengan un sentimiento de resentimiento está totalmente prohibido que le den
publicidad. Cuando surja en ustedes un sentimiento de resentimiento deben hacer
un esfuerzo y sonreír dulcemente, soportar la situación y comer lo que tienen ante
ustedes con total muestra de placer. Pero si, habiendo rechinado sus dientes y
amablemente comido lo que les han puesto, se les pregunta si desean una segunda
ración, su capacidad de agente puede colapsarse repentinamente. Si despiertan sus
poderes de aguante y se comen esa segunda ración, sus estómagos cesarán de
segregar jugos gástricos durante mucho tiempo. Luego las cosas les irán como la
seda si deciden qué pueden comer o no, se preocupan si no están teniendo
suficientes nutrientes, mastican su comida a disgusto y tan sólo dicen “Esto sabe
espléndidamente”; habrán obtenido la actitud básica para desarrollar una disfunción
estomacal.
Algo [una idea] que penetra en la mente estimula las emociones y, una vez que este
mecanismo se ha fijado, habrán dado el primer paso para caer enfermos; pero si han
hecho esto con la esperanza de enfermar, por supuesto que no les funcionará. El
simple de hecho de recitar “No quiero enfermar, tengo que conseguir la cantidad
suficiente de nutrientes” sin tener el sentimiento subyacente de ansiedad de que
realmente no están obteniendo una nutrición suficiente, no tendrá como resultado
que consigan tener un desorden estomacal.
Necesitan tener una fuerte base como es el caso de una suegra o una nuera
regañonas; y a fin de imaginar cosas de modo que sus emociones se pongan en
marcha, se necesita fe. Los pensamientos de una persona normal vagan
constantemente de un objeto a otro, de modo que le es difícil mantener tal fe. Por lo
tanto les será difícil enfermar por medio de sus poderes mentales, pero si establecen
una base por medio de la cual sus emociones se puedan agitar sin moderación todo
el tiempo, les será muy sencillo. Para esto, un requisito previo es el rechazo a uno
mismo. Tan sólo por medio de la represión de sus deseos sexuales podrán sus
emociones agitarse sin moderación alguna con apenas un pequeño estímulo. No
deben menospreciar este tipo de esfuerzo si desean enfermar sin tener el capital
inicial para hacerlo.
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Si tan sólo rumian las cosas en su cabeza, no desarrollarán un mal funcionamiento
satisfactorio. Pero si en algún momento enlazan la energía reprimida con la
imaginación, desarrollarán una obsesión. La creencia de que sus estómagos son
débiles debe fijarse en sus mentes. Entonces, incluso aunque lo olviden, actuarán
conformes a la convicción de que sus estómagos son débiles. Su estado será así
uno tal que su vida estará regida por una obsesión.
Una víctima de tuberculosis, digamos por ejemplo, se tomará la temperatura
[corporal] y si esta es baja se dirá así mismo “No debería estar tan baja.” Y lleno de
ansiedad por que debe de haber un error, se tomará la temperatura de nuevo. Si
encontrase que está teniendo algo de fiebre, le surgirá una sensación de alivio. Eso
es una obsesión. Una vez que hayan llegado a conseguir una obsesión, no podrán
tan sólo no controlarla con su mente consciente, sino que se expresará en su
comportamiento físico incluso aunque piensen de modo opuesto a su obsesión. Un
ladrón habitual siempre está mirando hacia atrás por encima del hombro. Incluso
aunque no debe hacer esto ante otras personas, inconscientemente lo hace. El
mismo no sabe porque lo tiene que hacer e incluso no tiene la intención de hacerlo.
La acción es la expresión de su obsesión por robar a los demás. Si la idea “Tengo
una constitución débil”, “Mi enfermedad es grave”, “Básicamente soy inseguro” o
“Soy un neurótico” anida en sus mentes, después de todo, incluso sin hacer esfuerzo
alguno, su obsesión les conducirá en la dirección que les indique, por lo que serán
capaces de enfermar por el simple hecho de permanecer de brazos cruzados, por
poner un ejemplo.
Pueden conseguir cambios en sus secreciones corporales y en la circulación de la
sangre simplemente albergando alguna vaga idea o alguna cosa en su imaginación,
y si puede juntar esto con la represión de sus impulsos sexuales lo habrán
conseguido. Por esta razón es por la que le es difícil a las personas que son activas
y no vegetan.
La fijación subconsciente de un apego engañoso es la clave para caer enfermo sin
tener nada, pero la clave no tiene utilidad alguna si no saben como emplearla. Pero
ante todo tienen que cerciorarse de la necesidad de reprimir sus impulsos sexuales
por lo que les aconsejaría que empezaran a trabajar en esto inmediatamente.
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EL ARTE DE CAER ENFERMO
(V)
Por Haruchika Noguchi
Traducción: Luis Crespo
Cómo hacer uso de la publicidad
La televisión, la radio y los periódicos son provechosos. Ante todo, deben leerse con
toda atención los anuncios de los fabricantes de medicamentos. Deberán
preguntarse porqué no tienen un problema con síntomas similares a aquellos para
los que se ha desarrollado cierto tipo de medicina, teniendo que examinar sus
cuerpos para ello. Es muy conveniente ser un humano puesto que un cuerpo tiene la
capacidad de desarrollar muchas enfermedades pudiéndose encontrar, si llevan a
cabo sus investigaciones con cuidado, prácticamente los síntomas de cualquier
enfermedad. Sólo dos de cada 100.000 personas no poseen rastro alguno de
enfermedad mental alguna, por lo que no es absurdo decir que, si las 99.998
personas restantes se examinaran cuidadosamente podrían decir que sufren de tal o
cual enfermedad mental. Así pues, pueden emplear incluso enfermedades mentales
complejas; de modo que en el caso de enfermedades normales tales como úlceras,
diabetes, presión sanguínea alta y neurosis, las cosas serán mucho más simples.
Examinen la publicidad durante una semana y comparen uno por uno los síntomas
con los que encuentren en ustedes, si los encuentran, empiecen a preguntarse
porqué no han comenzado a desarrollar tal o cual desorden. Habiendo hecho esto
durante una semana, se encontrarán con que, incluso aunque dejen de examinar los
anuncios uno por uno, los síntomas y los desajustes corporales similares a los de la
publicidad aparecerán constantemente en su mente. ¡Si empiezan a tener en mente
que realmente tienen estos síntomas y se crean el marco mental por el que piensan
que deben tener cuidado de su salud, será perfecto! A no pasar mucho tiempo se
manifestará en sus cuerpos lo que tengan es sus mentes.
Si compran y toman rápidamente el medicamento que se ajusta a sus síntomas,
verán mitigada sus penas inmediatamente y al instante su presunto desajuste se
habrá tornado real. Para llevar a cabo la acción con lo que tienen en sus mentes
deben reconducirlas. Incluso aunque no tomen medicinas, si siguen algún tipo de
línea médica que se supone les liberará de los síntomas que padecen, el resultado
será el mismo. Así pues, si emplean todos los anuncios que les rodean del modo
apropiado, les será posible crear una enfermedad real. Lo importante es ver los
anuncios con la mirada de la fe.
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Una Aproximación Opuesta
Otro método – que tiene los mismos efectos que el de leer los anuncios – es el de
decir que los síntomas descritos en los anuncios no tienen nada que ver con uno, y
denegar desde lo más profundo que se tengan tales síntomas. Luego se quejarán de
la publicación de tales anuncios como una forma de impertinencia, se enfadarán y
harán lo opuesto de lo que les aconsejen hacer. Para cualquiera que les diga que
deberían de parar en su comportamiento, les dirán, “Me estoy entrenando”, y
persistirán con coraje en su actitud. Este método es más eficaz que el antes
descrito. Pronto caerán enfermos. Pero deben tener cuidado puesto que, si no son
capaces de controlar sus energías suficientemente, de hecho desarrollarán una
constitución física saludable.
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Sylvie Dunand
...sistema inmunológico debilitado?
...estrés, insomnio, depresión o ansiedad?
...problemas digestivos o respiratorios?
...alergias?
...dolores musculares, articulares o lumbalgias?
...irregularidades en la menstruación, dolores?
Seitai,
Tel.: 661 049 914
Madrid
¿Conoce usted el
SEITAI?
palabra japonesa que significa “reordenar el cuerpo”.
Terapia manual tradicional que permite la recuperación de la energía y la sensibilización del cuerpo,
ayudando a que éste se adapte rápidamente a los cambios (clima, comida, entorno, trabajo, etc.) y se
defienda de los ataques externos sin medicación y sus efectos secundarios. No existe limite de edad.
En el Seitai...
...se presionan puntos reflejos específicos y áreas generales del cuerpo para estimular el
movimiento energético, liberando bloqueos musculares, articulares y emocionales, restableciendo así el equilibrio general y al sensibilidad corporal y mental.
1
Control de los tres centros energéticos (“tandens”) del abdomen. Estos son indicadores de
la condición general del paciente. Después se practica sobre
doce puntos que permiten ajustar el equilibrio, y también sobre
los músculos transversales del
abdomen, que están relacionados con los músculos abdominales y los lumbares.
6
Cuando el sistema respiratorio esta cansado, naturalmente la postura cambia: los
hombros se inclinan hacia delante, para corregir esto se trabaja sobre dos puntos, las
contracciones van desapareciendo y la postura se corrige.
2
La condición de los tobillos
(forma, temperatura, orientación,
etc.) da mucha información sobre el estado de las lumbares y
el aparato reproductor. Cada
dedo del pie esta conectado a
otras partes del cuerpo. Según
las contracciones halladas allí
se puede definir el estado de las
funciones cerebral, digestiva,
circulatoria y sexual.
7
Hacia el final del tratamiento se verifica
el efecto de todas las técnicas aplicadas
mirando las dos “líneas de cinco puntos”,
cada una de ellas en la cabeza.
8
3
Las manos sienten la energía
general de la columna antes de
“leer” cada vértebra. Según la
forma, orientación, temperatura,
tamaño y las contracciones a una
distancia de unos dos o tres dedos de la vértebra se puede definir el “por qué y cómo” del estado
presente, en términos generales
de salud del paciente.
El terapeuta verifica la movilidad del cuello y
los omóplatos. Después “lee” toda la columna
tocando cada vértebra. Hay tres partes del
cuerpo que trabajan juntas: el occipital, los
omóplatos y la pelvis. Al verificar el estado
de los tres, el terapeuta tiene una idea general de las afecciones.
9
4
La zona ubicada justo debajo de las clavículas esta directamente conectada al aparato respiratorio. Si en este nivel se encuentran contracciones, la energía (ki) permite relajar los pulmones y así obtener una
respiración larga y profunda.
Se verifica la movilidad de las
vértebras que delatan un problema utilizando la respiración del
paciente. Si la vértebra
“responde”, todo esta bien: hay
vida y energía. Si no es así, hay
que aplicar la técnica más adecuada que permita cambiar este
estado.
5
Si aparece una debilidad a nivel de
la zona de los omóplatos y también
de las lumbares o frente a una pelvis “caída”; la técnica de
“YOKATSU” permite vitalizar las
cinco lumbares para poder también
tener un efecto sobre las vértebras
que sostienen las costillas (la energía sube por la columna)
10
De nuevo se observa la movilidad de los
omóplatos y la flexibilidad de las lumbares
para ver el cambio obtenido luego de la
terapia.
SEITAI, CUERPO ARMONIZADO
A lo largo de su historia y de manera
excepcional, la humanidad ha tenido la
suerte de ver nacer a genios entre los
individuos que la componen. El Maestro
NOGUCHI, fundador del Seitai, es uno
de ellos. ¿Quién fue este hombre fuera
de lo común, que supo inspirarse
directamente de los principios de la
Naturaleza y cual es esa llave única que
ofrece el Seitai a los que avanzan al
encuentro de si mismos siguiendo la vía
del Ki?
Haruchika Noguchi, hijo menor de
una familia numerosa y de condición
extremadamente modesta, nació en
1911 en Japón. Ya en su infancia, descubrió sus extraordinarios talentos de
taumaturgo. Los pacientes, mucho más
numerosos de los que el muchacho
podía recibir, pronto comenzaron a acudir
a su puerta atraídos por su reputación.
Sorprendido de poseer tales capacidades,
el joven Noguchi se entrego al profundo
estudio de las diferentes líneas filosóficas
y terapéuticas tradicionales del Extremo
Oriente. Posteriormente, a la luz de su
propia experiencia, y sobre todo gracias
a su extraordinaria sensibilidad y una
aguda percepción de los fenómenos
naturales, Noguchi creo el concepto de
Seitai y abrió su propia escuela. El
termino "Seitai", literalmente "cuerpo
armonizado", designa simplemente el
estado de un organismo equilibrado.
En aquella época, los alumnos que
acudían a su Dojo, estudiaban los
mecanismos de la salud y la mejor
manera de corregir los problemas diagnosticados. Estaban por tanto capacitados
para tratar enfermos. La manera en que
Noguchi concebía la salud superaba los
marcos habituales de la terapéutica y de la
prevención. Hizo hincapié en el estudio
de las diferentes tendencias o
costumbres corporales y psicológicas
del ser humano (taiheki), y permitió así a
sus alumnos gozar de una comprensión
revolucionaria del proceso de desarrollo
patológico. En manos del Maestro
Noguchi o de sus alumnos, el Ki y los
puntos reflejos del organismo (Katten)
cobraron un nuevo sentido, y este fue el
origen de la excelente reputación que
tienen hoy en día los terapeutas Seitai
en Japón.
El fundador, sin embargo, no estaba
satisfecho con su sistema. Curaba, pero
sus pacientes volvían buscando de
nuevo el alivio que el podía proporcionarles. Entonces decidió dar al Seitai
una nueva orientación. Consciente de la
importancia de los movimientos involuntarios (bostezos, estornudos, sobresaltos, etc.) en el mantenimiento del
equilibrio fisiológico, y por tanto de la
salud en general, ideo la forma de opti-
mizar este proceso en el cuerpo y llamo a
este fenómeno Katsugen Undo (movimiento regenerador). Paralelamente,
resalto el papel primordial del Ki en
todos los aspectos de la vida humana.
Este aspecto del reparto sutil de la energía
v i t a l por todo el organismo que
generaba efectos profundamente benéficos fue llamado Yuki. Partiendo de
estas dos practicas, el Katsugen Undo y
el Yuki, la escuela Seitai enseño como
encargarse uno mismo de su propio
desarrollo y de su propia salud.
El Maestro Noguchi obtuvo entonces
el reconocimiento del gobierno japonés y
el apoyo del Ministerio de la Educación.
Practicas complementarias
A parte de las practicas fundamentales
que son el Katsugen Undo, el Yuki y la
intervención terapéutica llamada
"Seitai Soho", el Seitai contiene numerosas actividades complementarias que
persiguen el mismo objetivo, es decir
volver a equilibrar el organismo.
Entre ellas, se encuentran los
"Taiso", un tipo de ejercicios físicos
muy precisos, que actúan en el individuo en profundidad. Los Taiso están
fundamentados en un extraordinario
conocimiento de los mecanismos de
funcionamiento del organismo humano,
tal como el Maestro Noguchi supo describirlos.
Tras haber considerado las regiones
corporales donde se encuentran las
principales tensiones que originan el
desequilibrio, se suele elegir un ejercicio
que provocara una contracción intensa
en el punto clave, seguida como siempre
de una relajación repentina.
Respetando así las leyes de la Naturaleza, la zona excesivamente contraída
volverá a encontrar su flexibilidad, de
la misma forma que la cuerda de un
arco vuelve a su sitio cuando se ha disparado una flecha.
Una practica regular permite volver a
llevar progresivamente el centro de gravedad a su sitio ideal, eliminando las
contracciones musculares, articulares u
orgánicas y sus correspondencias psicológicas. Por consiguiente, la respiración
se hace espontáneamente más profunda y
la postura se corrige, liberando el
movimiento corporal dejando al Ki circular libremente por todo el ser.
Seitai, un arte de vivir según las
leyes naturales
La riqueza del Seitai consiste en no
alejarse de este aspecto fundamental: el
respeto a las leyes de la naturaleza, simbolizado entre otras cosas por el ciclo
respiratorio.
La enseñanza del Seitai tiene sentido
dentro del desarrollo integral del ser.
Bajo la apariencia casi de una terapia,
es cierto, la esencia de todas las técnicas
propuestas por el Maestro Noguchi sigue
siendo el cumplimiento de la vida
humana.
Detrás de los tratamientos Soho, del
Yuki y del movimiento Katsugen Undo,
hay un solo objetivo: dejar en u n o
mismo un lugar para la Existencia, más
allá de toda consideración personal. El
fundador insistió incansablemente en
este tema.
El paso a través de la existencia, tal
como la conocemos en nuestra condición de seres humanos, tiene sentido
solamente en la medida en que nos
esforcemos por dar una expresión plena a
la fuerza vital que nos anima, al Ki.
Esto implica por supuesto un objetivo
de expansión progresiva de la conciencia
y un intercambio permanente con los
demás y con nuestro entorno. En esto,
el Seitai es una Vía verdadera que lleva el
ser hacia su plenitud y, llegado el
momento, le prepara para aceptar la
muerte sin pesares, como el umbral de
una nueva expresión de vida.
"Solo existe el sueno profundo para
aquellos que actúan intensamente, solo
existe una muerte serena y apacible
para aquellos que h a n v i v i d o así",
declaro Noguchi.
El Maestro Noguchi nos dejo hace
casi un cuarto de siglo.
Conscientes del alcance de las enseñanzas de este genio, sus seguidores se
esfuerzan por transmitir su mensaje de
plenitud, de vida y de salud.
Sylvie Dunand
Terapeuta - Instructora de Seitai
SEITAI
Reordenar el cuerpo,
sensibilizarlo
Terapia manual tradicional
japonesa
Estimula el movimiento del Ki, liberando
bloqueos musculares, articulares y
emocionales
Terapeuta diplomada en Japón
TRATAMIENTOS Y CURSOS
915
Sylvie Dunand
531 971 / 661 049 914
SEITAI
un servicio de elmundo.es Viernes, 04 de Julio de 2003 Actualizado a las 17:20 h
http://www.elmundo.es/elmundosalud/2003/07/04/salud_personal/1057331107.html
SALUD PERSONAL
SEITAI: TÉCNICA JAPONESA
Sensibilidad venida de Oriente
ANGELA BOTO
Sesión de seitai / Diego Sinova
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En los últimos tiempos Occidente esta viviendo la entrada de numerosas técnicas
importadas de Asia cuyo objetivo es proporcionar herramientas para aumentar el
bienestar y la salud. La última en llegar, todavía poco conocida en España, es el seitai.
Este método es una forma sutil e individualizada de recuperar la sensibilidad del cuerpo
y aprender a emplear los recursos propios para mantenerse sano.
Sei significa en japonés devolver el equilibrio o reordenar y tai cuerpo. En seitai, los
protagonistas absolutos son el individuo y su organismo. El único instrumento que
interviene son las manos del especialista que exploran con precisión el cuerpo y se
adaptan a las necesidades particulares de cada persona.
Según explica Sylvie Dunand, especialista e instructora de seitai, a elmundosalud.com,
el seitai se puede emplear en personas de todas las edades tanto como prevención como
para tratar diferentes tipos de trastornos. Sus efectos no siempre son inmediatos,
depende de cada persona. Pero en todos los casos permite recuperar la energía vital. Es
particularmente útil en situaciones de estrés o ansiedad, de fatiga y también en el
insomnio.
Uno de los grandes campos de aplicación de esta técnica es para las lesiones causadas
por algunos deportes. Las personas que practican artes marciales suelen acudir a un
especialista de seitai cuando sufren una mala caída para recuperarse más deprisa.
No hay recetas generales. Dunand asegura que “existen algunas pautas de base para
comenzar la sesión, pero después es cada circunstancia particular la que determina por
dónde continuar”. El especialista se adapta a cada caso en función de lo que percibe de
la persona que tiene delante. Un individuo puede tener suficiente con una sesión y otro
es posible que necesite más tiempo.
Los maestros de esta técnica no hablan de terapia ni de curación, sino de guía.
Consideran que el papel del terapeuta - ellos no usan esta palabra- es secundario. Su
labor consiste en devolver al organismo algo que tiene de forma innata, la capacidad
para adaptarse a los cambios del entorno y recuperar el bienestar general. El modo de
hacerlo es rastrear cada rincón del cuerpo: los meridianos de energía, la posición del
esqueleto, el ritmo de respiración. De este modo, descubren donde están los bloqueos y
con sutiles masajes deshacen ‘los nudos’. Dunand asegura que las vértebras son una
gran fuente de información porque su forma varía cuando existen alteraciones.
Sin embargo, el seitai no termina con la sesión del especialista. Cada individuo recibirá
uno o varios ejercicios sencillos adaptados a sus necesidades que podrá hacer en su
casa. "Se trabaja sobre el conjunto y las personas participan en su salud practicando
ejercicios que les pueden ayudar, por ejemplo, a desarrollar su caja torácica. Aprenden a
reaccionar cuando notan algo en su cuerpo", explica Sylvie Dunand. Esta es también la
filosofía de sus cursos: enseñar a leer el cuerpo, a interpretarlo y a adaptar los hábitos
corporales a cada circunstancia.
El seitai tiene puntos en común con otras técnicas venidas de Oriente como el shiatsu,
pero va más allá. Su nacimiento es el fruto de una profunda observación de la forma en
la que el cuerpo se adapta al entorno para preservar su existencia como ser vivo. El
instinto de supervivencia, impreso en lo más profundo del ser humano nos hace
reaccionar de forma inmediata y sin intervención de la voluntad ante los
acontecimientos que nos rodean. Sin embargo, el tipo de vida de las sociedades
modernas obliga a mantener un ritmo acelerado que agota muchos de los recursos
naturales de los que disponemos. De modo que la capacidad del organismo para la
defenderse y adaptarse acaba agotándose. El seitai permite sensibilizar de nuevo el
cuerpo para que utilizando sus propios recursos recupere el equilibrio.
Sylvie Dunand se formó durante seis años en una de las escuelas más importante de
Japón. Antes de su llegada a Madrid, hace unos meses, ha practicado la técnica y ha
impartido cursos en diferentes países. Su propia salud está íntimamente ligada a esta
técnica.
La terapeuta padecía asma desde la infancia que la obligaba a depender de los aerosoles
y otros fármacos, pero durante una larga estancia en Corea sufrió un ataque y se quedó
sin medicación. Allí le propusieron que probara con el seitai. Unas cuantas sesiones y
no ha vuelto a padecer esta enfermedad. Lo único que le pidió el maestro que la atendió
como pago de sus servicios fue que aprendiera el método y eso hizo. Más información
sobre seitai en seitaiho(en inglés) y sobre sesiones y cursos en Madrid:
[email protected] ó 91637 34 80.
http://www.seitaiho.com/ (Ingles)
http://www.imoto-seitai.com/e/book.htm (Libros sobre Seitai en japonés)
http://seitaiho.net/seitaiho/fr1.htm
http://www.webzinemaker.com/seitaiho/
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