NASIPA, ¿OTRA CAJA DE PANDORA EN EGÜÉS? El ayuntamiento

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NASIPA, ¿OTRA CAJA DE PANDORA EN EGÜÉS?
El ayuntamiento pone la lupa en las adjudicaciones a esta constructora, sus
supuestos incumplimientos y la deuda generada
Sarriguren, Alberto Gil - Jueves, 16 de Enero de 2014 – Diario de Noticias
Bloques de VPO construidos por Nasipa en las parcelas compradas a
Andacelay en Erripagaña. (PATXI CASCANTE)
La desaparición del bar portátil que entre 2003 y 2009 dio servicio al campo
de fútbol municipal de Egüés, y la sospecha de que la constructora Nasipa
podría estar relacionada con este hecho, es solo la punta del iceberg de un
escándalo, la relación entre esta constructora y la cúpula de UPN en aquel
valle, que amenaza con reeditar polémicas pretéritas como el caso del
apartotel que le costó el cargo al regionalista Ignacio Galipienzo, o, más
recientes, como la compra de preferentes de Caixa Catalunya con fondos
públicos que supuso la dimisión (y posible procesamiento) de Josetxo Andía,
también regidor por UPN.
Con este último escándalo aún caliente (Comptos tildó de ilegal la compra
de las preferentes mientras el titular del Juzgado de Instrucción número 2
estima, ante la denuncia de NaBai, que podría haber malversación de
fondos públicos y delito societario), ahora empiezan a conocerse los detalles
de una relación, la de Nasipa con el Ayuntamiento de Egüés, que, por el
momento, puede suponer a los vecinos de aquel valle la pérdida de 2,415
millones de euros: 1,25 millones que Nasipa debería haber pagado en
gastos financieros por la gestión de la sociedad mixta Egüés 21 II; 943.879
euros en avales; 57.816,91 en deuda no reconocida y 154.335 euros del
bar portátil desaparecido (y que el equipo de Gobierno cree que tiene la
constructora).
el epicentro del escándalo
Concursos a la medida
La génesis de este nuevo escándalo se fecha a principios de 2010 con la
constitución de la sociedad mixta Egüés 21 II que, por delegación de la
empresa pública Andacelay SL, debía gestionar la construcción de 126
viviendas en Erripagaña. Entonces se convocó un concurso de méritos para
elegir al socio privado que acompañaría a la administración local en esta
aventura urbanística. El Ayuntamiento, a través de Andacelay, tendría el
51% del capital de la nueva promotora, mientras el socio elegido se haría
con el 49% restante.
A este concurso, en el que según el actual equipo de Gobierno pudo haber
"trato de favor", se presentaron seis competidores (Abaigar, Adania,
Euspen, IC Construcción, Nasipa y Sarriguren constructora), obteniendo la
puntuación máxima Nasipa. El compromiso incumplido de correr con todos
los gastos, supuestos avales bancarios que luego no se concretaron y la
compra inmediata de los terrenos que finalmente se produjo gracias al
adelanto de fondos municipales fueron los argumentos que justificaron la
elección.
Pero no fue este el único concurso que, relacionado con Egüés 21 II, ganó
Nasipa. Constituida la sociedad, en septiembre de 2010 se abrían las ofertas
para realizar las obras del proyecto, concurso que también fue para Nasipa.
No es de extrañar, ya que sus competidores parecían elegidos ex profeso. El
primero era Acciona Infraestructuras SA, cuyo objeto social es realizar
"actividades acuaviarias para obras, dragados y actividades subacuáticas así
como armar y/u operar buques" y cuya actividad según el registro mercantil
de Madrid es la "construcción de carreteras y autopistas". La segunda
competidora era FCC Construcción SA. Esta sí cumplía el objeto social
requerido, ya que se dedica a la "contratación, gestión y explotación de
obras de carácter publico y privado". Sin embargo, lo sorprendente es que
esta candidatura, avalada por un capital de 220 millones de euros, fue
rechazada, al igual que Acciona, por no cumplir "el requerimiento sobre
solvencia económica".
donde dije digo... digo diego
Incumplimientos reiterados
Pero, retomando la creación de Egüés 21 II, muy pronto se vio que lo
prometido no se iba a cumplir. En primer lugar Nasipa no pagó los 4,7
millones de euros que costaban los terrenos a construir, sino solo el 80% de
lo comprometido con lo que el Ayuntamiento, a través de Andacelay, debió
adelantar 413.644 euros para completar la operación.
En segundo lugar, la solvencia económica de la propuesta de la constructora
quedó en evidencia ya que no recibió de los bancos el 100% del crédito
necesario para poner en marcha el proyecto, y la diferencia no pudo ponerla
de su propia tesorería.
En tercer lugar y ya en el aspecto técnico, su proyecto arquitectónico fue
cambiado a los dos meses aunque, en este caso, no por deficiencias, sino
para aumentar la rentabilidad de la promoción. Así, y con el beneplácito de
UPN, que cambió el PSIS del proyecto, donde se iban a construir 126
viviendas se construyeron finalmente 138 y, según algunos de los vecinos
que hoy los ocupan, "con materiales mucho peores de los que prometieron".
Finalmente, y en cuarto lugar, Na-sipa se había comprometido, según el
pliego de condiciones y su oferta, a correr con todos los gastos financieros
de la gestión del proyecto. Tres años después, y con la constructora en
concurso de acreedores, el nuevo equipo de Gobierno de Egüés se ha
encontrado con que Nasipa no ha pagado esos gastos y el agujero que se
reclama a la administración local es de 1,259 millones de euros.
posible explicación
Una empresa bien relacionada
Conocidos estos datos la duda que surge es si podría haber algo detrás de
esta empresa, de sus socios o de quienes la avalaban, para que UPN de
Egüés primara, presuntamente, su contratación. A priori y repasando la
hemeroteca y los expedientes, pudieran localizarse varias supuestas
conexiones.
La relación entre Nasipa y los regionalistas de Egüés comenzó en 2005 con
la constitución de la sociedad mixta Egüés 21 I, contratación pública que
hizo el entonces alcalde del valle, el regionalista Josetxo Andía, y también
muy criticada por la comisión de investigación del Ayuntamiento.
En ambientes empresariales, a Nasipa se le relaciona con grupos de poder
interno dentro de UPN, aunque repasando su accionariado aparentemente
no existen vínculos directos. Eso sí, la comisión de investigación del
Consistorio del valle ha demostrado que Nasipa fue socia del Grupo CIN,
relacionado con los negocios del caso Galipienzo y con la empresa Ámbito
Consultoría e Ingeniería SL., en la que trabajó Carolina Potau, concejal de
Hacienda con Andía hoy expulsada de UPN por dar un supuesto trato de
favor a esta empresa para la adjudicación, en 2008, del Plan de Movilidad
Sostenible (más de 75.000 euros).
La propia Potau interpuso una denuncia contra el portavoz de NaBai y hoy
alcalde, Alfonso Etxeberria, por un supuesto delito contra su intimidad y por
revelación de secretos. La que fuera número dos de Andía achacaba a
Etxeberria la filtración de los datos de un ordenador de Andacelay, de la que
ella era contable, que constataban sus estrechos vínculos, los de la hoy
portavoz de UPN, Estefanía Clavero, y el ya exalcalde, Josetxo Andía, con
los gerentes de las empresas que ganaron los principales concursos del
valle, como Gesport, Nasipa o Laranzor.
Conexiones de alto nivel
El exmarido de Barcina
Pero esta semana se recordaba otro detalle que puede dar sentido a la
teoría que defiende el actual equipo de Gobierno en torno a un supuesto
trato de favor de UPN a la empresa constructora: el concurso en este
proyecto de quien hasta septiembre de 2010 fue el marido de Yolanda
Barcina, el arquitecto José Virgilio Vallejo, apodado Pucho.
Fueron él y su socio, Conrado Capilla, quienes firmaron el proyecto técnico
con el que Nasipa, en enero de ese año, concursaba para hacerse con el
49% del accionariado de Egués 21 II, proceso en el que se impuso la citada
constructora. Aunque la en-tonces alcaldesa de Pamplona, Yolanda Barcina,
no intervino directamente en el proceso de selección, hay quien mantiene
que la alta posición que entonces ocupaba en el escalafón de UPN (sucesora
in péctore de Miguel Sanz) podría haber tenido algo que ver en la decisión
final.
Pero independientemente de estas elucubraciones, lo que sí parece una
irregularidad es que el socio de Vallejo, Conrado Capilla, tomara parte en la
mesa de contratación que debía asignar las obras de Egüés 21 II y que
resolvió conceder los trabajos a Nasipa. Dos meses después se modificó el
proyecto y los emolumentos del despacho Capilla&Vallejo crecieron en
100.000 euros.
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