Retrato de una maestra cubana. Un día con Rebeca

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REPORTAJE
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Un día con Rebeca
Retrato de una maestra
cubana
Ésta es la crónica de una intensa jornada de diez horas junto a una maestra que, a sus
37 años y con once de profesión, cree apasionadamente en su oficio y en la
revolución. En este tiempo pudimos ver cómo daba las clases y hacía participar al
alumnado, pulsar algunos de sus pensamientos y sentimientos, y observar sus
condiciones de trabajo. Esto ocurrió un soleado día de febrero, aprovechando
nuestra asistencia al Encuentro de Educadores Latinoamericanos «Pedagogía 99».
Jaume Carbonell Sebarroja
Rebeca, al
comienzo
de la jornada
escolar.
educación comparada, educación en Cuba
a Escuela Primaria «René Fraga Moreno» se encuentra en la Plaza del Cristo,
una zona algo desvencijada y aún pendiente de rehabilitación, en el corazón de La
Habana Vieja, declarada por la UNESCO Patrimonio Histórico de la Humanidad.
El matutino o la importancia
del ritual
7:50. Todos los niños y niñas, con sus uniformes
granate impecables y sus pañuelos en el cuello
del mismo color, van formando filas por cursos
frente a la escuela. Antes ha tenido lugar la operación «tun-tun», una iniciativa del propio alumnado que consiste en controlar quién falta de cada grupo e ir a llamar a la puerta de las casas de los
rezagados para que todos estén presentes a la hora de pasar lista.
Alguien me indica dónde se encuentra Rebeca: «Ahí delante, con el grupo de 5o; es la del
vestido de topos blancos y negros». Algunos de
sus alumnos y alumnas la saludan con un beso. El
matutino lo dirige un cuarteto infantil. «Buenos
días. Firmes. Preparados para izar bandera. Saluden.» Todas las clases, con la vista al frente, saludan al estilo militar mientras una pareja iza la
bandera cubana ante la mirada atenta de un nutrido grupo de padres y madres que sigue diariamente la ceremonia patriótica. Luego cantan el
himno de Bayamo —«La primera ciudad libre de
Cuba»— y gritan algunas consignas revolucionarias: «Viva la revolución. Viva»; «Patria o muerte,
venceremos»; «Hasta la victoria siempre». Finalmente se pasa lista por grupos, se entona La Internacional y se despiden con uno de los eslóganes infantiles más coreados: «Pioneros por el
comunismo, seremos como el Che».
J. CARBONELL.
L
La asistencia y la puntualidad, junto con el
comportamiento, los hábitos, el cuidado en la
organización del aula, la formación de valores o
el trabajo educativo, son los parámetros que se
tienen en cuenta en el chequeo emulativo de cada mes. El propio alumnado, en sus asambleas de
pioneros —la organización infantil—, es el responsable de elegir las aulas y los alumnos y alumnas más destacados o vanguardia, quienes reciben
un diploma y alguna recompensa material. Todo
ello con el objeto de estimular el progreso individual y colectivo, corregir errores y fomentar la
competitividad.
Mayo / N.0 280 / Cuadernos de Pedagogía 41
Cuando las paredes hablan
El aula es luminosa y está llena de vida. En
la pizarra está escrito en tiza: «La Habana
Vieja, 3 de febrero de 1999. Año del 40 Aniversario del triunfo de la revolución». Encima, el nombre elegido por el grupo: «Aula
Martiana Abdala», junto al escudo cubano.
Detrás de la mesa de la maestra una estantería con una quincena de títulos, sobre todo de Geografía y de carácter político-patriótico: Relatos heroicos; Ética marxista, de
Titarenko; o Teoría leninista de la revolución,
de Balavov.
En un armario empotrado se almacenan libros, cuadernos, mapas, pósters y trabajos
escolares. «Tengo que ponerle orden», dice
Rebeca. El gran mural de la entrada está encabezado por la siguiente frase: «Che, estamos a tu altura; nosotros, los pioneros, sin
perder la ternura». Allí están colgados la lista
de pioneros destacados, la biografía de René
A la «René Fraga» asisten 346 alumnos —todos los cursos están doblados, menos el de 3o—,
procedentes de familias muy modestas y de algún
núcleo marginal, y no se produce el fenómeno
del absentismo escolar. A juzgar por lo que dice
Lázara, su directora, la escuela está bien dotada
y dispone de todo lo básico, incluso de un televisor y dos ordenadores. «El problema ahora más
importante es el de la calidad de la enseñanza: que
los alumnos aprendan a razonar, a argumentar y
a expresarse libremente.»
Pero hay que advertir al lector que se trata de
un centro de referencia que irradia sus ideas a
las demás escuelas del municipio y que destaca
en estos doce aspectos: atención a las diferencias
individuales; trabajo patriótico; aulas martianas;
superación metodológica; trabajo con los maestros auxiliares; formación vocacional; operatividad del diagnóstico; bibliografía especializada;
selección de lecturas para primer grado; implantación de técnicas participativas; elaboración de
alimentos; y creación de una escuela de padres.
En el círculo «Guerrilleros de la
enseñanza»
8:20. Hoy miércoles toca abordar con el alumnado diversos círculos de interés: computación,
logopedia, biblioteca, ceremonia... Rebeca atiende el denominado «Guerrilleros de la enseñanza».
Con ella accedemos al vestíbulo de la escuela.
Nuestra retina se fija en dos murales con símbolos y héroes de la patria y en unos grandes retratos
de algunos de éstos: Fidel, René Fraga —pedagogo—, víctima de la represión desatada en 1957
por Fulgencio Batista, Maceo —general en la
guerra de la independencia—, etc. En la escale42 Cuadernos de Pedagogía / N.0 280 / Mayo
Fraga Moreno, una hoja que recoge diversos
aspectos de la emulación y un par de textos
de Martí. También se pueden consultar las
actividades del mes: «Invitar a combatientes
internacionalistas; hacer poesías, narraciones
y trabajos prácticos acerca de los pedagogos
cubanos; proyectar el vídeo El brigadista; estudiar la biografía de R. Fraga; concurso de
dibujo, composición y poesía; y el 24 de febrero, Grito de la Independencia».
En la pared del fondo la decoración es bien
distinta, con unas vistosas pinturas murales
de El rey león. El tema ha sido elegido por el
alumnado y algunos padres voluntarios han
aportado la pintura y la mano de obra. En el
aula hay aún otros detalles: el rincón de la
naturaleza, con unos cuantos aparatos; reglas y escuadras; una pecera; un botiquín;
un póster del Che; y un banderín de «Aula
destacada».
ra de acceso a las aulas hay una vistosa pintura
mural con este rótulo: «Aquí los niños besan y
los maestros sonríen».
El círculo, que hoy reúne a 19 alumnos de los
dos grupos de 5o, se abre con un lema de Martí.
Como Rebeca se ausentó los dos últimos días,
uno por enfermedad y el otro porque acudió al
evento «Pedagogía 99», el encuentro bianual de
educadores latinoamericanos que este año ha
congregado a 4.600 personas, un millar de ellas
de Cuba, les pregunta a sus alumnos y alumnas:
«¿Cómo se han sentido estos dos días que no he
estado?». Y tras algunas respuestas, concluye:
«Bien, veo que no soy imprescindible y eso es
bueno. Que también puedan aprender y estar
bien con otras personas».
La maestra invita a que sea el propio alumnado quien explique los objetivos de esta actividad. Silvia los resume de este modo: «Nuestro
círculo de interés se llama “Guerrilleros de la
enseñanza” porque aquí nos enseñan a ser maestros y a preparar a algunos niños de las aulas en las
que damos clase para que sean maestros como
nosotros, para que Cuba quede siempre libre de
analfabetismo». Alexandra le añade el componente emotivo: «Yo me estoy preparando para
ser maestra igual que la profe Rebeca. Yo me
siento con una gran alegría de dar clase porque
veo que los niños me están atendiendo y, además,
porque yo, con gran amor y cariño, voy a darles
una clase de José Martí».
Otro participante en el círculo, José Antonio,
destaca de esta actividad el aprendizaje mutuo, y
nos muestra el material que ha preparado para la
clase de hoy con los más pequeños: «Nos preparamos para ser maestros en círculos infantiles —el
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- ¿Y cómo pretendes hacerlo? ¿Tú solo vas a
participar en la obra o cuentas con otros compañeros?
- No, con los compañeros Daniel y Rubén.
- ¿Ya están preparados? ¿Cada cual sabe lo
que va a decir en la obra?»
Rebeca conversa animadamente con los chicos y chicas con el objeto de revisar el material
que han preparado para las clases que más tarde tendrán que dar. Los medios utilizados son
diversos: caramelos que contienen preguntas
sobre números; barquitos y muñequitos con
colores y figuras geométricas; un tren cargado
de postales y cartoncitos para aprender las
igualdades; un cuento titulado El respeto a los
vecinos...
Entre las propuestas abundan las relacionadas con la educación cívica, una asignatura
que se imparte un par de veces por semana
con un alto contenido patriótico para fomentar la identidad nacional; y también y sobre todo las entresacadas de sus cuadernos martianos:
«De aquí —señala Reina— voy a leerles unos
versos sencillos de José Martí —el héroe nacional
de Cuba por excelencia—, para que ellos conozcan más a ese gran maestro y amigo». También Claudia ha preparado unas preguntas del
tipo: «De entre las cualidades de José Martí,
¿cuáles quisieras tener tú?».
Por su parte, Chela y Eulalia nos obsequian
con la dramatización de unos fragmentos de
J. CARBONELL.
equivalente a nuestras escuelas infantiles— y preescolares; así nosotros enseñamos cosas nuevas a
esos niños y también aprendemos otras con ellos.
Nosotros dos hemos diseñado un método de enseñanza que consiste en una serie de figuras geométricas de distintos colores y una muestra hecha
con varias de ellas; los alumnos tienen que enlazar los colores con la figura geométrica que le corresponde. También les vamos a mostrar los de
la bandera: azul, blanco y rojo».
Rebeca estimula la participación de toda la
clase con preguntas, breves comentarios y aclaraciones, valorando siempre sus aportaciones.
Entre ella y el grupo se percibe un alto grado de
sintonía, afecto y respeto. Existe una inmersión
y concentración total en el diálogo, con muy
pocas distracciones y muchas manos constantemente levantadas que aguardan disciplinadamente el turno de palabra. La maestra se expresa con
riqueza, claridad y fluidez y el alumnado no le
va a la zaga. Se cuida especialmente la oralidad y se
procura decir las cosas de una forma bonita, con
gestos muy expresivos. Y es que la salsa la llevan
tanto en el cuerpo como en el habla. De ahí su
empeño en obsequiarme con diversas poesías, como ésta de Riguel, que compuso en el círculo:
«Con orgullo soy cubano
y admiro toda la historia,
de mi patria sus historias
como digno ciudadano.
Yo extiendo mi mano
en este sencillo verso.
Para gritar al universo
con orgullo soy cubano».
«A ver —interviene Rebeca—, ¿y en esta caja qué hay? Muéstrelo y explíquelo.
- Es para hacer una actividad de títeres.
- ¿Y los títeres?
- Los tengo en la mochila y son chiquitos. Esto es un pájaro, éste otro un elefante...
REPORTAJE
Los niños y niñas
se preparan para
izar la bandera,
que da inicio
a la ceremonia
del matutino.
J. CARBONELL.
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Mayo / N.0 280 / Cuadernos de Pedagogía 43
Abdala en torno a la guerra de la independencia.
«Abdala en este caso era José Martí y el amor
que sentía por la patria. Él defendió nuestra patria, Cuba, que ahora es libre y soberana. Y nadie va a venir ahora a atacarla porque estamos
preparados para defenderla.» «¿Están preparadas
ya?», interviene Rebeca. «Acuérdense de que
tienen que leer bien, bonito y despacio.» Y así
lo hacen: recitan con soltura, entonación y mucha pasión; el verso lo saben decir muy bien,
con exquisita precisión.
Algún día señalado estos «guerrilleros de la enseñanza» se distribuyen por las aulas de primer ciclo para dar las clases, y otras veces ayudan a las
maestras en la preparación de materiales. Cuando
ingresan en la educación secundaria constituyen
un aula, y son ya los responsables de crear los
medios pedagógicos para los docentes.
9:15. Acompañamos a Rebeca y a los «guerrilleros» hasta el preescolar y el círculo infantil
más próximo. Allí, en las distintas aulas, permanecen hasta las 12 del mediodía realizando las
actividades que han preparado minuciosamente, explicando cuentos y leyendo poesías.
En casa de Rebeca
De regreso de la escuela me invita a tomar un
café en su casa, que dista sólo una cuadra o manzana de allí. Debido a la tradicional hospitalidad
del pueblo cubano y al clima caluroso, los hogares
están siempre abiertos, y entra y sale gente conti-
Lo que gana Rebeca
Con la licenciatura y once años de antigüedad cobra 255 pesos (unos 13 $ o 2.000 pesetas), aunque Fidel Castro anunció
en su discurso de clausura de «Pedagogía 99» que el salario de
los docentes aumentaría un 30% de promedio. Es prácticamente lo mismo que gana un conductor de guagua —transporte público— y lo que a este viajero le cobró un taxi oficial
por desplazarse de una punta a otra de La Habana.
Se trata de un salario raquítico, pues aunque se pague poco por el alquiler y el agua, la luz, la enseñanza y la sanidad
sean gratuitas, La Habana es una ciudad cara, y con la cartilla de racionamiento cada vez se obtienen menos alimentos.
Por eso muchos profesores abandonan la enseñanza para
emplearse en el sector turístico, donde se gana mucho más
dinero y de manera más fácil. Pero Rebeca, dada la situación
crítica del país, entiende que el Ministerio no les puede pagar
más «ya que el dinero hay que invertirlo prioritariamente en
lápices, libretas y en las cosas que los niños necesitan». Ella
en ningún momento ha pensado en tirar la toalla. «Creo que
cuando uno se siente maestro de verdad no se puede sentir
bien en otro lugar. Yo no podría dejar de ser maestra.»
Rebeca, pues, acepta su situación y valora los emolumentos
esporádicos que conceden los sindicatos a los trabajadores
más destacados tras el proceso de evaluación anual. «Hace
un tiempo nos invitaron a pasar unos días en el Hotel Riviera a toda la familia. Otras veces te invitan a un espectáculo.
Y este verano nos pagarán una semana en la playa.»
44 Cuadernos de Pedagogía / N.0 280 / Mayo
nuamente. Rebeca, separada pero no divorciada,
vive con su mamá y sus dos hijos, uno de 10 años
que asiste a la «René Fraga» y otro de 16, estudiante de secundaria y que hoy mismo ha salido
para el campo. Su madre, una mujer dulce y de
aspecto frágil, me cuenta con emoción contenida con qué impaciencia espera para finales de
mes la visita de su otra hija, que reside en Miami
y a la que no ha visto desde hace 19 años. Rebeca
tiene otros tres hermanos: dos son conductores
de bicitaxis y el otro trabaja en el estanquillo de
una iglesia. Su padre, que era bodeguero, murió.
Rebeca nos muestra orgullosa la medalla que
acaba de recibir hace un mes como «Hija distinguida de La Habana Vieja» por su trabajo como
maestra, y otras dos que le concedieron anteriormente como «Mejor trabajadora municipal»
y «Mejor trabajadora provincial». Sus tareas profesionales y domésticas no le dejan mucho tiempo libre, que dedica a coser, leer alguna novela u
obra de Martí e ir al cine o al teatro. Hablamos
de Fresa y Chocolate. «Había muchísima cola. Me
gustó porque muestra cómo es la vida de los cubanos: cómo dicen las verdades, el humor, el machismo, la forma de expresarse...» También ha
visto Guantanamera. A este respecto, admite que
en algunos lugares existe la burocracia que se denuncia en el filme, pero sin embargo afirma que
no la ha percibido en el sector de la enseñanza,
«donde las autoridades y los supervisores siempre
nos prestan una valiosa ayuda».
A la única organización que pertenece es al
Comité de Defensa de la Revolución (CDR)
de su cuadra. Los CDRs, a los que según datos
oficiales pertenece el 83,9% de la población mayor de 14 años, nacieron con los siguientes objetivos: «Vigilar y combatir al enemigo; elevar la
educación política de las masas; promover el
trabajo voluntario; contribuir a las donaciones
de sangre...». Y, en general, tratan de canalizar
además las preocupaciones y problemas del vecindario. Rebeca, por ejemplo, se ha ocupado
de arreglar el mural de la cuadra, llevar las cuentas, levantar acta de las reuniones y de cuantas
tareas se le han encomendado. También ha asistido a alguna manifestación patriótica. Últimamente, los problemas más graves de la cuadra
son la situación de las calles sin arreglar y el estado ruinoso de algunos edificios.
Lo que hace otros días
Las otras jornadas, Rebeca da clases de Ciencias
Naturales, Educación Cívica, Educación Laboral y Educación Musical. A veces las imparte sólo al grupo de 5o del cual es tutora —también lo
será el próximo curso—, y en otras ocasiones a
ambos grupos de 5o. Tres días a la semana entra
a las siete para dar clases de repaso al alumnado
con dificultades. La asistencia a estas clases es
voluntaria, pero acude a ellas de modo más o
menos regular casi la mitad del alumnado.
En la asignatura de Educación Laboral hay di-
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REPORTAJE
u
J. CARBONELL.
El alumnado de
5o da clases en
un círculo infantil.
versas unidades: costura; madera, metal y plástico; agricultura; o cocina, que se trabajan por
equipos a partir de las afinidades del alumnado.
Cada unidad tiene un contenido teórico y otro
práctico. «En la de cocina, por ejemplo, trajeron manteles, montaron la mesa e inclusive prepararon algunos versitos relacionados con la asignatura. Frases que los alumnos y alumnas preparaban para presentar su mesa y para presentarse a sí
mismos. Luego explicaban cómo habían confeccionado los platos y yo iba mirando cómo trabajaban por equipos. Los niños consumen lo que
ellos mismos han preparado o entregan algún plato a otra maestra, a la auxiliar pedagógica o a la
directora. Eso ya depende de ellos. Esta unidad
de cocina les encanta.»
Los trozos de tela para la unidad de costura los
obtienen de un centro textil cercano o de las
madres, que por lo que parece se comprometen
mucho con las actividades que realizan los niños
y niñas. Construyen cosas útiles y prácticas para
ellos mismos o para la escuela, como percheros,
posavasos o portalápices. «O sea, hacemos cositas que ellos puedan utilizar, como los pañitos
de cocina que después van a usar en la casa. Que
ellos vean que su trabajo es importante. Una vez
participamos en una venta que hubo en la escuela con los artículos construidos por ellos mismos
para recaudar fondos; vieron que tenían mucha
aceptación y que muchas personas los compraban. Y eso fue muy gratificante.»
La misma orientación práctica y experimental
se da a las clases de Ciencias Naturales, algo que se
adivina con sólo observar un rincón del aula, lleno de tubos de ensayo, probetas, maquetas y otros
aparatos. «Si trabajamos la hidrosfera ellos observan las diferentes propiedades que tiene el agua
a través de experimentos. Si se trata del aire, yo
aplico calor con una velita y ellos pueden ver
cómo asciende a través de un tubo. Mi misión
consiste en orientarles en los trabajos previamente, invitándoles a que traigan materiales para
que, cuando se dé la clase, sean ellos mismos los
protagonistas y puedan realizar los experimentos.»
Las asignaturas se siguen con los libros de texto,
que son gratuitos —como la enseñanza y todo el
material escolar— y únicos para todas las escuelas;
se consideran propiedad del centro, que los cede
al alumnado durante el curso. Sin embargo Rebeca entiende que las orientaciones de los textos son meramente indicativas, y por eso usa
también otra bibliografía: algunos libros que
tiene detrás de la mesa, artículos de periódicos
que traen los alumnos, consultas que realizan en
distintos lugares, etc., que les sirven para preparar por equipos las exposiciones y los tres trabajos prácticos e investigativos de Ciencias Naturales. «Yo me apoyo en el libro de texto; ellos
trabajan con él, contestan a las preguntas y realizan los experimentos que se indican por equipos; pero también les oriento para que consulten otra bibliografía en la que pueden encontrar
explicaciones sobre lo mismo que voy a trabajar, pero un poquito más ampliado, para que adquieran un nivel más profundo.» Mientras habla, me enseña algunos de estos trabajos sobre el
aire y el sistema solar. También me comenta que
han visitado algunos museos: el de la Educación;
el de la Revolución; el de la Ciencia; el de Carlos J. Finley, el descubridor del agente transmisor
de la fiebre amarilla; y la casa de José Martí. Rebeca, además, acude con cierta frecuencia al
Centro de Información y Documentación del
MINED —Ministerio de Educación Nacional— para obtener libros y películas educativas.
A este respecto, Rebeca señala que en todos los
Mayo / N.0 280 / Cuadernos de Pedagogía 45
Vocación y formación
Rebeca nació en 1961, el Año de la Educación, y esto ha influido en ella de forma significativa. «La vocación de maestra la llevo
desde muy niña; se me despertó en 3o, y sobre todo en 6o, cuando tuve una maestra muy
buena que se convirtió para mí en un patrón
a seguir muy positivo.» Se siente orgullosa de
que varios de sus alumnos y alumnas sean
hoy docentes, y de que su hijo, que ahora se
encuentra en el círculo «Guerrilleros de la enseñanza», probablemente también lo sea en
el futuro.
Estudió cinco años para graduarse como
maestra primaria, otros dos de prelicenciatura y seis de licenciatura. En este último
período combinaba estudio y trabajo, salvo
el último año, en el que hay que presentar
la tesis y es a tiempo completo. Para ella lo
más importante de este oficio es el amor a
los niños. «Que a uno le gusten y logre penetrar en su interior, en los problemas e in-
casos es partidaria de la enseñanza participativa,
que guía al alumno en el camino hacia el conocimiento. «El niño se motiva cuando aprende tras
lograr llegar él mismo al conocimiento. Cuando
es él quien investiga y experimenta, el conocimiento es más sólido y se hace más asequible.»
Su discurso en torno al protagonismo y la motivación del alumnado y la dinámica participativa del grupo es muy coherente con las actividades que lleva a cabo dentro del aula. Precisamente mañana presenta en «Pedagogía 99» una
comunicación sobre «La aplicación de las formas del trabajo heurístico en la enseñanza de la
Geometría del segundo ciclo de la escuela primaria. Alternativa metodológica», que consiste en la
realización de trabajos independientes con los
alumnos, en los cuales el docente organiza la
participación de éstos para llevar a cabo diferentes tareas en el proceso de investigación.
Esta aportación surgió a raíz de una serie de
problemas que detectó en la enseñanza de la Geometría, así como por la necesidad de tratar de superarlos. «Lo hice para trabajar con ellos la Geometría de una forma más práctica y dinámica. Si
van a tratar, por ejemplo, el concepto de “ángulo”, entonces yo les doy las hojas de trabajo y
con ellas miden los ángulos y llegan a conclusiones y generalizaciones y a la adquisición del
concepto. Para la preparación de las hojas puedo apoyarme en los “guerrilleros de la enseñanza”. O cuando trabajo los ángulos entre paralelas los alumnos y alumnas pueden traer incluso
sus varillitas para ir midiendo. A veces nos faltan
materiales, pero nosotros mismos los buscamos
o los creamos con la ayuda de los niños. Quizás
46 Cuadernos de Pedagogía / N.0 280 / Mayo
quietudes que tienen; que pueda visitar la
casa para conocerlos y ayudarlos mejor. Es
importante que los niños me vean no sólo
como una maestra, sino también como una
madre, pues yo estoy ocho horas diarias con
ellos en la escuela.»
En su formación inicial estudian a los pedagogos cubanos y a algunos soviéticos. Así,
conoce Vigotsky, pero no ha oído hablar
nunca de Piaget ni de Freinet. Le gusta mucho lo que hace, pero reconoce que le quedan muchas cosas que aprender. Por eso trata de aprovechar al máximo las tres semanas
de receso que tienen para actividades de formación en abril, junio y diciembre, así como
las sesiones de entrenamiento metodológico
conjunto con los supervisores que visitan regularmente sus aulas y les orientan y debaten
con ellos la mejor forma de dar las clases. «El
maestro vive mientras estudia; cuando deja
de estudiar, muere.»
no sean muy bonitos o muy sofisticados, pero
nos sirven igual. Además, el caso de Cuba demuestra que en educación se puede hacer mucho con muy poco.»
El paréntesis del mediodía
12:00. Es la hora de la comida. En una bandeja
nos sirven arroz, unas rodajas de tomate y pan.
El yogurt sólo alcanza para los pequeños. El comedor es amplio y limpio, adornado con creaciones infantiles y pósters del Che y Camilo
Cienfuegos. Entre las 12:40 y las 14:20, al igual
que a partir de las 16:20, las maestras atienden a las
madres y los padres que han solicitado previamente una entrevista.
Cada mes Rebeca conversa con ellos. «En la
reunión oriento a los padres sobre qué unidad y
qué objetivos voy a evaluar. Conversamos acerca de las dudas y los problemas y vemos cuál es
la mejor metodología para explicarles las cosas.
Puede que los padres estén o no preparados para ayudar al niño, depende del nivel cultural,
aunque aquí en Cuba casi todos tienen un cierto nivel. Si algún padre me falta lo mando a buscar, converso con él para saber qué pasó, si tuvo
algún problema en el trabajo, y fijamos otro día
para conversar.»
12:35. Los mediopensionistas se desplazan a
la biblioteca para ver y comentar las noticias de
la televisión. Un momento propicio —cualquier situación educativa lo es, o se intenta que
lo sea— para la educación en los valores del socialismo, algo que el gobierno cubano ve más
necesario que nunca tras el derrumbe del bloque socialista y el creciente aumento de las in-
versiones extranjeras y el proceso de «dolarización», con el turismo como buque insignia (se
trata de la industria más floreciente).
Las noticias, con exceso de primeros planos y
comentarios del presentador y escasez de imágenes, tratan de Angola, de la zafra, del cultivo del
tomate y de la temperatura. Pero antes Rebeca
invita a los asistentes a hacer un recordatorio de las
informaciones del día anterior. «A ver, ¿de qué se
habló?». De “Pedagogía 99”, responde una niña.
«¿Y por qué se celebra?» «Para lograr la unión de
los educadores latinoamericanos», aclara un chico. Y Rebeca apostilla: «Y también para descubrir
cómo es la educación en otros países. Uno de los
temas tratados fue la formación en valores».
Se inicia luego un vivo coloquio en torno a la
globalización, uno de los temas estrella, junto al
embargo, que se sigue con enorme interés y participación. «Es el intercambio desigual que existe
entre los países del Tercer Mundo y los países desarrollados.» «La globalización conlleva más desigualdad. Y más paro y pobreza. Y el sida y la
delincuencia.» La maestra conduce la discusión
con buen pulso y aprovecha la mínima oportunidad para denunciar el embargo, tan injusto
como absurdo, y que para el gobierno de Fidel
Castro se convierte de forma harto exagerada en
el causante de todos los males. En un rincón de la
sala puede leerse un lema de Martí: «La lectura estimula, aviva, crece». También el debate libre.
Aprovecho los minutos previos al reinicio de
las clases para dar una ojeada a los cerca de 400
volúmenes de las estanterías, en las que abundan,
sobre todo, las obras que aluden a la historia de
Cuba. En el apartado de «Otras literaturas» no hay
más que textos soviéticos. La escasa variedad de
fuentes informativas, trátese de prensa, ensayo o
literatura, adquiere tintes grotescos, y es una
muestra elocuente de la cerrazón ideológica del
régimen cubano.
En clase de Matemáticas
13:30. La maestra empieza la clase con los treinta alumnos y alumnas de su grupo de 5o. Tras los
«Buenos días» de rigor y la recitación de un lema
de Martí, Rebeca introduce la actividad con dul-
REPORTAJE
u
J. CARBONELL.
u
zura y un toque de magia: «En silencio. Relajados. Nos imaginamos que viajamos a otro planeta y tenemos que resolver algunos problemas...». A continuación formula una serie de
preguntas y entre todos van resolviendo el problema. «Ahora vamos a hacer una reafirmación
del contenido. En la clase hay varios mensajes.
Busquen.» Se trata de unas tarjetas con decimales que están escondidas en el aula y que comentan conforme las van encontrando. «Venga, otra tarjetita.» «¿Quién me puede decir a qué
fracción decimal corresponde?» Y la escribe en
En clase de
Matemáticas se
hacen muchas
preguntas.
J. CARBONELL.
zan a hablar de éstas y de otras palabras. Cuando
pasa junto a mí me señala a dos alumnos que recientemente ganaron el concurso nacional de
Matemáticas. Pero, en general, todo el nivel de
la clase es muy aceptable. No en balde en el
«Primer Estudio Internacional Comparativo»,
realizado entre trece países latinoamericanos y
auspiciado por la UNESCO, el alumnado cubano de 3o y 4o grado obtuvo un primer lugar destacadísimo en las materias que se evaluaron: Matemáticas y Lenguaje.
«¿Y qué les parece si ahora les doy una tareíta?» Es un ejercicio de mantenimiento, para recordar. «Mañana no estoy con ustedes. Voy a
“Pedagogía 99” y les voy a extrañar. Ahorita vamos a dar un aplauso deportivo al Henry, que
me contestó cómo se realiza la operación. ¿Tienen alguna duda? ¿Les gustó la clase?»
El grupo-clase es muy tranquilo, atento, disciplinado y trabajador. Existe una excelente relación entre los alumnos y alumnas y Rebeca, que
ejerce su autoridad muy cariñosamente. Una de
sus alumnas me lo reconfirma cuando me susurra
al oído: «Nuestra maestra es muy buena». La clase termina a las 14:30. Luego Rebeca pasa a dar
clase al otro grupo de 5o hasta las 16:20.
Rebeca vive la pizarra. «A ver, ¿de qué otra forma se puede
intensamente su decir?» Pregunta continuamente. A su lado, la
vocación maestra auxiliar observa y apenas interviene.
«¿Qué les parece si les invito a trabajar con el
de maestra.
libro?» Todos sacan su texto de Matemáticas y
realizan los ejercicios en silencio. La maestra va
observando por toda la clase cómo los van terminando. «Ahora ustedes los van revisando entre dos.» «¿Quién me lee la fracción?» Se van intercambiando las tarjetas con los resultados, y
controlan éstos en el libro. Ante cualquier error
o dificultad Rebeca los alienta: «No se desanimen por eso». Un alumno ya se sabe la lección:
«Nosotros somos seres humanos y tenemos derecho a equivocarnos». Rebeca no cesa de darles ánimos. Es una maestra muy positiva y estimulante. Aprovecha cualquier oportunidad para lanzar escuetos consejos morales. «Está bien
que ustedes mismos descubran si está bien o está
mal.» «Usted demuestra que es una persona honesta. Usted mismo se vio la falta y rectificó.»
«Vamos, rapidito, vamos ya.» Un alumno dice
que «décima» es una palabra esdrújula, y empie-
48 Cuadernos de Pedagogía / N.0 280 / Mayo
Despedida alegre, ma non troppo
16:20. Terminan las clases. Los alumnos y alumnas descienden por las escaleras en fila y en silencio. Mi mirada se detiene en un grupo de niñas
que improvisan un baile con movimientos y ritmos que rayan la perfección, hasta que sus siluetas se pierden por un extremo de la plaza.
Rebeca expresa su último deseo: «Que todas
las escuelas fueran de referencia, como ésta, donde cada día se elevara la calidad de la enseñanza
mediante un proceso de enseñanza y aprendizaje
activo. Mi sueño es lograr también una escuela
con más recursos, para que los alumnos pudiesen investigar y experimentar más». Luego me
da su dirección y me recuerda que su casa es mi
casa. Después de que un par de alumnos me regalasen «Ismaelito», un texto poético de Martí,
nos despedimos en la puerta de la escuela, bajo
el cocotero que ahora ya sólo recibe unos escuálidos rayos de luz. Yo me pierdo por las callejuelas bulliciosas, y en mi soliloquio me pregunto si
llegarán tiempos mejores para este pueblo tan
tiernamente digno. Ni la situación económica
—con el período especial, que no sale de la escasez—, ni la situación política, con la nueva
Ley de Protección de la Independencia Nacional y de la Economía de Cuba —otra medida
para coartar aún más la libertad de expresión—
invitan al optimismo. La dignidad de este pueblo está teñida de demasiadas contradicciones;
aunque el destino de las naciones es imprescindible. Cargado de dudas y con un sabor agridulce, me retiro al hotel para remontar el ánimo
frente a un buen mojito. o
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