El fin del Gabinete de gerentes que, como políticos, valían callampa

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El Clarí-n de Chile
El fin del Gabinete de gerentes que, como políticos, valían callampa
autor Rafael Luís Gumucio Rivas
2011-01-20 12:49:02
El presidente, Sebastián Piñera, se estaba acostumbrando a gobernar este paÃ-s como un rey, que detentaba el poder
absoluto: la prensa le es, hasta ahora, completamente servil, los ciudadanos se han convertido en consumidores y
“clientes― de Dicom, la Concertación es un cadáver que cada dÃ-a huele más a podrido y que nadie desea que retorne
seguir asaltando al Fisco.
El presidente de la república, considerando a los ciudadanos como seres fácilmente embaucables, ofrecÃ-a el oro y el
moro, por ejemplo, una reforma educacional, cambios radicales en los hospitales, que hoy son un mierdero, eliminar el
7% que los jubilados pagan por la salud, entre otras gangas; tanta promesa empresarial escondÃ-a la idea de privatizar
convirtiendo el Estado en un mÃ-sero ratón.
Los “gerentes del retail―, que predominaban en el gabinete de “Napoleón III― han demostrado bastante incapacidad
enfrentar los principales problemas polÃ-ticos ocurridos durante el primer año de gobierno. Cada vez que se sienten
ahogados por un problema, demostrando una nula capacidad de enfrentarlo recurren, como salvavidas, a la mediación
de un obispo de la iglesia católica que, gustosamente, se presta para mediar entre las partes involucradas,
permitiéndole al gobierno salir del paso en cada brete – asÃ- ocurrió con la huelga de hambre mapuche y hoy con el
conflicto con la asamblea ciudadana de Magallanes-; la verdad, a la iglesia le conviene jugar este papel de facilitador,
pues está bastante desprestigiada por los delitos de pedofolia.
Este gabinete de los gerentes, con el agregado de unas “niñas bien, ¿có te a?― que componen la cuota femenina del
gobierno, están dando muestras de altos niveles de descriterio – la reina de las metepatas, Ximena Osandón, empezó
colocando la imagen de la virgen en la entrada de la sede de la Junji, y terminó sosteniendo que su “sueldo era
reguleque, no más―; por el lado masculino, el ministro Jaime Ravinet no lo hace mejor al sostener, en la Comisión de la
Cámara, que el puente mecano “valÃ-a callampa―, y asÃ- suma y sigue.
A quienes no conocen el actuar de gerentes niños y niñitas “bien―, les puede causar escándalo este tipo de vocabular
un tanto procaz, pero es el que emplea a menudo la clase alta que, por lógica, hoy más que nunca es dueña del paÃ-s,
que no es más que su tienda. ¿Quién puede admirarse de que el ministro de Defensa haya aprobado una casa por
más de un millón de dólares para un general, cuando un alto porcentaje de los chilenos vive en la miseria? Para los
miembros del actual gabinete sólo los siúticos pueden expresarse con propiedad y vivir en casas “ley Pereira―.
Los polÃ-ticos de la derecha vociferaban contra este gabinete de gerentillos, ignorantes en polÃ-tica: Carlos LarraÃ-n,
Andrés Allamand y Pablo Longueira competÃ-an en epÃ-tetos despectivos hacia los ministros; el último profetizaba que el
gobierno de Piñera serÃ-a el último de la Centro-derecha, una especie de profecÃ-a autocumplida.
Tanto fue el cántaro al agua que terminó por romperse; Piñera vive sólo de las encuestas y cuando éstas le son
adversas no le queda sino hacer un giro radical: llamar a dos senadores polÃ-ticos, Andrés Allamand y Evelyn Matthei,
quienes representan a cabalidad a los dos partidos de la Alianza. A su vez, sacando a Ravinet en Defensa, no le queda
ningún personajillo que no haya pertenecido, a alguna manera, a la Alianza por Chile.
Con el nuevo gabinete ministerial, la polÃ-tica chilena queda encapsulada en dos versiones miserables de la Alianza por
Chile y de la Concertación. A lo mejor, ha llegado el momento de darle una buena patada a ambas coaliciones.
Rafael LuÃ-s Gumucio Rivas
15/01/11Â Â Â Â
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