MONOLOGO MUJER NO SÓLO ESTÁN LOCOS LOS

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MONOLOGO MUJER
NO SÓLO ESTÁN LOCOS LOS HALCONES TAMBIÉN ENLOQUECEN LAS PALOMAS
Ayer cumplimos un mes de mudarnos juntos. (Pausa.) En la mañana, antes de salir hacia la
oficina, me pegaste. Brutalmente. Para que no fuera a trabajar. Para que dejara el trabajo.
Para que no saliera sola. (Pausa.) Cuando me pegaste por primera vez me sorprendiste
como el halcón a la paloma. Una paloma tiende a negarse a sí misma que los halcones
existen. (Pausa.) Cumplí tu voluntad. Por teléfono renuncié al trabajo porque tenía que…
volar. No comprendían. Colgué. Lo que sí hice fue salir sola. Aletear hasta… Me disfracé a
fuerza de maquillaje. (Pausa.) Cuando me pegaste por primera vez no percibiste que habría
segunda sólo si yo lo elegía. (Pausa.) Lo elegí. Elegí que me pegaras por segunda vez para
que no hubiera primera vez con otra. Ni tercera conmigo. Ahora tú y yo inauguraremos otra
primera vez. Yo, la primera en que mutilaré. Tú, la primera en que serás mutilado. No van a
ser tus ojos. Ni tus piernas. Ni tu pene. Voy a cortarte tus manos. Las manos que golpean.
(Pausa.) Para eso te drogué. Até. Amordacé. Al mediodía compré el hacha. Algo se
sorprendió el vendedor. Pero son tiempos de crisis. Le expliqué de la leña… y de las raíces
que degeneran y no crecen hacia dentro, bienhechoras; sino destruyen afuera… No añadí: “…
destruyen afuera como dinamitan las nubes los halcones al volar…” Quise decirle que el
hacha iba a ser como otra ala de una paloma que… No lo hice porque temí me creyera loca.
(Pausa.) Te cortaré las manos. Avisaré a la ambulancia. Y me marcharé. Si no logro volar
lejos afrontaré lo que haya que afrontar. Todo será mejor que la humillación, el miedo, la
amenaza… y la muerte. Una u otra muerte. Ayer supe que me matarías porque yo no me iba
a quedar contigo para que volvieras a golpearme. Y tú me considerabas tu propiedad.
¿Puedes aún considerarme tu propiedad? (Pausa.) Me aseguraré de que no te trasplanten las
manos que golpean. Son para los perros. Están afuera. Todos estamos hambrientos. La
paloma. La justicia. ¡También está hambrienta mi tercera ala! ¡También está hambrienta el
hacha!
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