Levinas: la noción del Rostro Emmanuel Levinas nació en Kaunas (Lituania) en el año 1906. Estudio en Francia y Alemania y durante la segunda guerra mundial estuvo en un campo de prisioneros en Fallingpostel. La mayor parte de su familia fue víctima de los nazis. Se radico en Francia a partir de 1930. A partir de 1950 comenzó una filosofía ética sumamente original. Su primer gran obra: Totalidad e infinito es de 1961, plantea una serie de nociones originales, que las toma nuevamente en: De otro modo que ser o más allá de la esencia (1974). Tiene muchos libros de filosofía, en donde comenta el Talmud1.2 En América Latina se empezó a conocer a partir de la Teología de la liberación. Levinas murió en Paris el 25 de diciembre de 1995 El pensamiento original de Levinas, revierte la mirada que durante siglos tuvo el pensamiento filosófico. Se basa “en su propia tradición, la judía, (y desde ahí) impregnara su discurso con las aportaciones derivadas del “monismo ético”.3 En vez de centrar su pensamiento en el ser, va a prestar su pensamiento original, para ver la relación con el otro como punto de arranque para hacer. Hacer con otro. Otro caracterizado por el rostro. El Dr. Isidoro Berenstein, psicoanalista argentino, ha contribuido al psicoanálisis vincular (pareja, familia, grupos, instituciones) apoyándose en Levinas, entre otros. Berenstein diferencia la lógica del Uno, o sea todas las formas de entender y dar consistencia a la persona sola, de la lógica del Dos, o sea, formas de entender y dar consistencia al vínculo entre dos o más personas. Estas lógicas tienen diferentes puntos de partidas y generan consecuencias. No son excluyentes, pero según se uno pare en una lógica o en otra, se obtendrán diferentes perspectivas. Lo que quiero transmitir, que Levinas es un pensador del 2, su punto de origen es pensar la conducta humana, como responsabilidad frente al Otro/Rostro. 1 Obra que recoge las discusiones sobre las leyes judías, tradiciones, costumbres, historia y leyenda. Se compone de: Mishna (recopilación de la Ley judía codificada y transmitida a lo largo de varias generaciones de rabinos. Se acabó a finales del siglo II) y Guemará (colección de comentarios y discusiones complementarias de los rabinos ulteriores). 2 Cuatro lecturas talmúdicas. Más allá del versículo. De lo sagrado a lo santo. 3 Reyes Mate. Prólogo a Levinas: lectura de un palimpsesto. Alberto Sucasas. La Lógica del Uno promueve un saber sobre los objetos, y trata de configurar categorías que soporten este saber. La Lógica del Dos promueve un hacer hacía. Un responder por el otro. La lógica del uno produce identidad, entendida ésta como inamovible, siempre igual. La lógica del dos nos dice de la heteronomía4, de las diferencias entre singulares. Por esto, un aspecto central de la Lógica del Dos, es la Ética; la conducta que da cuenta cómo hacer un lugar al Rostro. Estamos entrenados en pensar desde Uno y olvidar que algunas situaciones están conectadas de diferentes formas. ¿Que ves cuando me ves? La experiencia del Rostro, es singular. Esto implica que el otro y uno mismo, en esta experiencia es insustituible, no se puede delegar en otro la acción (directa), que reclama el otro. Walter Benjamín le llamaba la atención como las personas que vivieron una guerra y estuvieron en el frente no tienen lo que decir. Una experiencia (la guerra) que quita la posibilidad de transmitir, de generar un espacio para darle cabida al otro, como radicalmente diferente. Según Levinas, la experiencia de encontrarse con otro, no puede ser catalogada. No entra en ningún circuito que pueda ser sumado, restado o ninguna operación que haga del encuentro con el otro, un dato estadístico. En esta experiencia, si nos fijamos en el color de ojos del otro, en algún dato que lo cataloguemos (genero, clase social, etc), dejamos de estar frente a un Rostro. ¿Cuánto de lo que vivimos es rápidamente asimilable a una categoría, a una situación que se suma a otras, que es una más dentro de su especie? O, ¿Cuántas veces nos sorprende una situación, de tal manera que, a partir de ahí, tomamos actitudes o conductas diferentes? Me refiero, partiendo de la observación de Benjamín, que uno mira un noticiero comiendo, y ninguna de las imágenes que recibe lo conmueven, ya que el sentido del noticiero no es dar datos, informar, sino tener la visión ocupada, para pasar a ser un número dentro de las estadísticas. Contrario es la experiencia con el Rostro. 4 Del griego "heterónomos" (dependiente de otro) el término tiene un uso preferentemente en el ámbito de la Ética, La presencia del Rostro, nos llama, no nos deja indiferentes. Levinas insiste en este aspecto: el encuentro (experiencia) con el Rostro, nos descoloca, nos toma por sorpresa, es traumática. No permite al yo continuar con su vida así como así, lo saca de un centro dado por el pensamiento centrado en el saber y lo pone de golpe, en la obligación de responder. Levinas usa un término para dar cuenta de esta violencia y sorpresa, con El Rostro del Otro. Dice que el otro nos toma de “rehén”, en tanto no tenemos escapatoria a responder al otro. Es más, aun cuando lo ignoremos, al otro, o lo matemos, son dos formas extremas de responder frente al pedido del otro. Pero, son respuestas. El otro esta primero, tenemos que responder frente a él. Vemos que el punto de partida no es pensar sobre una persona, sino sobre dos (Lógica del Dos). Como vemos, el otro, no es una presencia que este quieta, que este inmóvil, el Rostro pide, exige, obliga, impone. Levinas ilustra su manera de pensar con algunos pasajes bíblicos. Dos de las personas que hablaron cara a cara, con Dios, fueron Abraham y Moisés. Hablar cara a cara implica una presencia de Dios, de golpe, no anticipable, sin aviso previo. Una marca, que deja un antes y un después. Un acontecimiento. Una presencia singular, en tanto no puede agotarse en ese encuentro. Dios se presenta, pero se mantiene lejos. Hay que recordar el mandato de no representar a Dios, de sustraerlo a la visión que da el judaísmo. Entonces la presencia del rostro, tiene una presencia que remite a la ausencia. Una presencia que ordena, impone, llama, da cuenta que el Otro esta primero y no se ubica al mismo nivel que uno, esta por encima. Presencia que se da en la proximidad del otro. Proximidad dada por la necesidad de una respuesta. Tanto Abraham como Moisés, frente al llamado de Dios, responden “Hineni”. “Heme aquí”, o “envíame” son formas de traducir esta respuesta. En el caso de Abraham uno de los pedidos de Dios que tome su hijo y lo sacrifique para ratificar su alianza. O sea, después del pedido, llamado del otro, uno tiene que responder. En el caso de Abraham, no discutió este llamado y no porque Abraham no sea discutidor. Hay que recordar que le discute a Dios la decisión de exterminar a Sodoma y le cuestiona varias veces su decisión. Frente al llamado del otro, uno queda tomado, de golpe, y tiene que responder. Levinas analiza de una manera singular aspectos de la Biblia y toma de allí (allí en este caso es su manera singular de leer la Biblia) para pensar la noción de Rostro. Alberto Sucasas, tiene la teoría que Levinas lee la Biblia como un palipsepto. Wikipedia, define el palipsepto “al manuscrito que todavía conserva huellas de otra escritura anterior en la misma superficie, pero borrada expresamente para dar lugar a la que ahora existe.” Levinas escribe su filosofía, al que le da un lugar de privilegio al otro, su alteridad y los efectos de humanización que tienen sobre uno. En fin, a la intersubjetividad basado en aspectos, situaciones que están en la Biblia. Es como si esta escritura (Filosofía de Levinas), además pudiera dar cuenta de otra, anterior, bíblica. En tal sentido, la relación con el otro, con el Rostro del otro, tiene aspectos que se presentan en el relacionamiento con Dios, pero tomados estos para pensar la relación con el otro, con el Rostro. Levinas, lo recalca en varias entrevistas, no es teólogo, no le interesa discutir para afirmar o negar la idea de Dios. O sea el propósito de él no es la religión, sino la Filosofía. Filosofía que pueda descentrar de una tradición que proviene desde los griegos, en donde todo el pensamiento esta ligado, centrado en el Uno, el Ser. Filosofía, que parte del relacionamiento con el otro, para pensar la intersubjetividad. El otro se presenta como un infinito, como un inabarcable. En el Rostro del otro, se hace presente un infinito, y esto implica que al otro no lo podemos conocer totalmente. Esta es una de las trampas del amor, el suponer que conocemos a nuestra pareja y que no hay nada que anticipar. Cuanto mas tiempo lo conocemos, menos sorpresa nos causa, es mas anticipable. Esta forma de sentir, da cuenta de la anulación del otro, con la violencia que genera. Lo digo por fuera de una intencionalidad, o sea, que no creo que uno piense primero y luego haga. Cuando trata al otro, sea un hijo/a sea la pareja, como alguien anticipable. Allí esta negando el Rostro del otro, que se presenta como alguien in-anticipable, en el sentido que no se puede saber sobre el infinito (siempre hay algo mas). ¿Qué presenta un Rostro? Volvamos un momento sobre Moisés y el llamado que le hace Dios (Éxodo 3)5. Lo llama y Moisés dice: Heme aquí. Dios le dice que ha escuchado la aflicción, el sufrimiento del pueblo judío a manos de 5 Biblia de Jerusalén. 1976 opresores y le pide a Moisés que lo saque de ese yugo y lo conduzca a la tierra que mana leche y miel. En el Sinai, recibe los mandamientos, organizadores de la sociedad que entrara en la tierra prometida. En el decálogo, queda resaltado: No mataras. Levinas sostiene que el Rostro expresa eso: No mataras. El llamado del otro no nos deja indiferentes, nos pide, nos exige una respuesta. También nos da: la posibilidad de establecer un sentido, de atender al otro, de humanizarnos. Lo que “dice”, “ordena” e “impone” el Rostro es el mandato de No mataras. Mandato que al recibirlo da la posibilidad de humanización. De entrar en un lenguaje, que parte del encuentro con el otro. Ulises y Abraham Levinas, en Totalidad e infinito, contrapone dos maneras de hacer, como forma de aludir a dos formas de hacer con el otro. En la figura de Ulises, da cuenta de una forma de hacer que es circular, que retorna a sus orígenes, luego de avatares y batallas. Esta imagen es reforzada por su esposa, Penélope, que teje durante el día y desteje durante la noche, y vuelve al mismo punto de arranque. Ulises, representa “el saber”, que permite manejarse en muchos ámbitos, para volver luego sobre si mismo, sin muchas variaciones. Esta modalidad de saber, conocer, que hace tomar contacto con lo diferente y poder integrarlo a uno, es lo que describe Levinas como Mismidad. En este aspecto coincide con la descripción que hace Freud del yo, como instancia psíquica. El yo, se va creando a partir de la posibilidad de hacer suyo6 lo que se le va presentando, en un principio guiado por el placer (juicio de placer), luego por la realidad (juicio de realidad). El movimiento del yo, es integrar, asimilar, poder ubicar, lo diferente. Según Levinas, la mismidad, implica un imperialismo, en tanto conquista, asimilar y dominar lo diferente o el otro, que se presenta. O sea en el saber podemos ir y conocer muy lejos de nosotros, descubrir planetas lejanos, pero estos movimientos no nos sacan de nuestro eje. A diferencia de la experiencia con el Rostro. Abraham, era nómade. No se quedaba nunca en un lugar, iba mudando con su caravana de camellos. Su hacer hacia que no volviera nunca 6 Freud, llama a esto “nuevo acto psíquico”, a la formación del yo. sobre sus pasos y con este gesto se iba transformándo. No seguía siendo el mismo, cambiaba hacia donde iba, quien era. Cambia el nombre, de Abram a Abraham por su alianza con Dios. Respondiendo al llamado del otro, a su voz, inaugura una descendencia prolifera, ya que tanto los musulmanes como los judíos lo reconocen como padre. Bien, volvamos al Rostro. Es lo que pone fin al imperialismo del yo, de la mismidad, de su afán de asimilar y conquistar todo lo que se le presenta, y permite un derrotero no basado en la identidad, en confirmar una y otra vez lo mismo, sino en un andar hacia el otro y de ahí reconocer que uno solo no puede hacer las cosas. De ahí, que el Rostro impone a la mismidad, una prohibición directa, enunciada a la segunda persona: no mataras. A partir de esta imposición la respuesta será indeclinable (heme aquí o envíame) y la prohibición hará no retornar al que escucha al mismo punto anterior. Es un viaje de ida solo. Un viaje ético, de un hacer para darle lugar al otro con su Rostro. Es el otro en tanto Rostro, que nos permite salir de nosotros, de la mismidad. Piénsese que la posibilidad de hablar en cada recién nacido, depende de otro, que ofrezca el lenguaje. Lenguaje que hará posible estar con otros. El Rostro promueve la relacionalidad que hace del otro, alguien insustituible. Diré que el Rostro crea, genera nuevos espacios, para hacer con el otro. Genera un nexo, un vínculo pero no una indiscriminación, ya que los integrantes del vinculo cambiaran, pero no dejan de ser singulares. El rostro, es anterior al lenguaje. En el sentido que el Rostro se presenta, desnudo dice Levinas. Desnudo en el sentido, que el Rostro, no esta vestido con los títulos que tenemos para movernos en el mundo social. Ni Sr. ni Sra, ni Dr. El Rostro se presenta cara a cara, promueve un hacer, no a partir de ninguna categoría (vestimenta que usamos), sino que la manera de hacerse presente el Rostro es de golpe. Podríamos decir que el Rostro se revela, surge de golpe, se impone. No es posible develarlo, interpretarlo. Obliga a responder, a hacerle lugar a una situación imposible de imaginar anteriormente, pero que tiene la posibilidad de generar algo nuevo, creativo. El Rostro elude la representación, presentándose cara a cara (ver los ejemplos de Moisés y Abraham, mas arriba). No hace propaganda, no se repite. Entra en contacto con el otro no desde el saber, sino desde mas allá, desde otra lógica que privilegia la ética, la conducta para con el otro. La alteridad del otro es infinita y por lo tanto inabarcable. En cada encuentro se promueve esta alteridad, que se expresa en el Rostro. ¿Quién es el otro? El otro no es otro-yo, un alter ego, un prójimo, sino un Extranjero. Levinas toma la figura del extranjero, para dar cuenta de la alteridad radical, que presenta el Rostro. Las figura con las que Levinas da cuenta del Rostro, en el sentido que no es una descripción fría, objetiva, que remita a un saber, son: el extranjero, la viuda, el huérfano y el pobre. Figuras que están en la Biblia, en Éxodo 22, y allí se recalca la necesidad de hacerles un lugar, tenerlos en cuenta, preocuparse de su destino. Figuras del otro (la mujer del otro, el hijo del otro, el que no entiende nuestros códigos locales), que permiten incluir otros. El Rostro no está en posición de simetría, de intercambio con el yo. El vínculo con el Rostro, es asimétrico, es mas, Levinas dice que el Rostro esta primero, y esto implica un lugar de privilegio. Levinas genera la posibilidad de pensar en las formas de agrupamiento con el otro, la política sobre el otro, su consigna es simple: así como frente a una puerta uno le dice a otro, pase Ud. o Ud. primero, esto quedara para pensar la política: Después de Ud. Prioridad por el otro, por el extranjero, la viuda, el huérfano. ¿Qué nos queda luego del encuentro con el Rostro? El lenguaje, pero como efecto de esta experiencia. El Rostro, como vimos, habla. Dice: “No mataras”. Un lenguaje que crea, que testimonia los que fue esa experiencia. Un lenguaje que apela a lo dicho, a través de un (nuevo) decir. Lenguaje que da la posibilidad de estar con otro, sin pedirle que abandone su extranjería. Lenguaje que da lugar al otro privilegiando la política mesiánica. El otro como único y esperado para lograr una transformación. Responsabilidad por el otro. Una nueva unidad, identidad. Un pasaje con un otro que nos transforma, nos cambia, definitivamente, sin vueltas. Sin encierros en totalidades. El Rostro entendido así, es el rechazo de toda totalidad y totalitarismo7. Rostro y justicia. No solo me relaciono con el otro. Además hay otros. 7 Sistema que hace del otro, alguien predecible, conocible y por lo tanto manejable. “La relación interpersonal que establezco con el otro debo establecerla con los otros hombres; existe, pues, la necesidad de moderar ese privilegio del otro; de ahí la justicia”8 La justicia implica comparar lo incomparable. Las instituciones encargadas de impartir la justicia, deberán tener en cuenta la experiencia con el Rostro. La necesidad de dar cabida al Rostro, de tener una política de hospitalidad, hacia el diferente, tendrá que dar cuenta la justicia de esto. Bibliografía consultada. Levinas, Emmanuel. Totalidad e infinito. Ensayo exterioridad. Ed Sígueme.1995 sobre la Ética e infinito. Ed. La balsa de la medusa.2000 Entre nosotros. Ensayos para pensar en otro. Ed Pre-textos. 1993 Descubriendo la existencia Heidegger. Ed. Síntesis. 1967 Sucasas, Alberto. con Husserl y Levinas: lectura de un palimpsesto. Ed. Lilmod. 2006 Montevideo, Julio 2013 Ps. Nelson Gottlieb 8 Levinas, E: Ética e infinito. Ed. La balsa de la medusa.