Con la fuerza efectiva del deber y el querer: Hacia la - Inicio

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Instituto Nacional de las Mujeres
Comisión Nacional de Paternidad Responsable del
Consejo Nacional de Niñez y la Adolescencia
Con la fuerza efectiva del deber y el
querer:
Hacia la construcción de
paternidades presentes, nutricias y
seguras
Documento de apoyo para la reflexión conceptual
alrededor de las paternidades
Edda Quirós Rodríguez
Setiembre 2002
INDICE DE CONTENIDOS
I. En qué sociedad vivimos?: ¿Una sociedad que enseña a cuidar (nos),
nutrir (nos) y sostener (nos) o una sociedad que nos enseña a
apropiarnos de otras/os?......................................................................
1-Un poder sobre las demás personas, un poder para la apropiación
de sus vidas........................................................................................................
2-El padre: símbolo y vivencia del gran poder de dominio...............................
II. Ser hombre... ser padre: camino de grandes distancias...de graves
ausencias...de grandes carencias..........................................................
1.No se nace hombre se llega a serlo: ¿Quién soy? Soy lo que tengo y lo que
hago...........................................................................................
2.Ejes centrales de las masculinidades y su impacto sobre la vivencia de las
paternidades..........................................................................................
-Masculinidades y sexualidades.........................................................
-Masculinidades y violencia.................................................................
-Masculinidades, paternidades y maternidades.................................
III. ¿Asumir o no la paternidad, es un asunto de derechos humanos?
1. ¿Dónde están los padres? Las paternidades y los derechos de las niñas
y los niños...............................................................................................
2. Paternidades ausentes construidas sobre maternidades incondicionales y
de la entrega: ¿Porqué las paternidades tradicionales atentan contra los
derechos de las mujeres? ............................................................................
IV. Paternidades para el desarrollo de humanas y humanos
1.De qué paternidades hablamos?.......................................................
-Lo que dicen los niños y las niñas....................................................
-Lo que dicen los hombres-padres.....................................................
-Lo que dicen otros y otras.................................................................
-Y entonces...que es paternidad responsable ?................................
2.Construyendo un poder paterno para convocar el bienestar de los/as
hijos/as, no un poder que se apropie de ellas/os.................................
3.Construyendo una pedagogía paterna para la libertad, el reconocimiento
de las diferencias, la ternura y la convivencia...........................................
4.Condiciones para asumir paternidades afectivas y efectivas..................
IV. Caminos posibles para el cambio: Algunas experiencias posibles
1.Desde estrategias de comunicación........................................................
2.Desde el trabajo de hombres con hombres..............................................
3.Desde grupos de hombres contra la violencia.........................................
4.Desde las políticas públicas....................................................................
Bibliografía.........................................................................................................
“...te creías un padre muy presente porque te ocupabas de las cosas más
gratificantes o de estar con María y Pablo cuando tú querías o cuando tú
decidías que ambos te necesitaban. Nunca quisiste entender que no se
les puede mirar como si fueran un espejo, porque sólo ves reflejada tu
propia imagen y tus propias necesidades.”
Susana Covas
“...la paternidad me ha ofrecido la oportunidad de aprender: a ponerme en
el lugar del otro, a entender que lo mejor para él no siempre es lo que yo
suponía; a expresar el cariño sin miedo al ridículo; a entender que me
necesitan con más frecuencia de lo que me apetece; a cuidarlo y de paso
cuidarme, y a implicarme más en lo doméstico porque es de justicia para
con mi pareja y porque soy para mi hijo el modelo de lo que es ser
hombre.”
José Angel Lozoya
Introducción
Tener vivencias paternas basadas en la equidad, la igualdad, el respeto,
la responsabilidad, el desarrollo personal, la solidaridad y la ternura es uno de esos
derechos humanos de los que poco se hablan y resulta que es
uno de los derechos fundamentales para construir
una verdadera democracia y desarrollo humano.
En las últimas décadas se han escuchado las voces de valientas mujeres y
hombres adultos, adolescentes, niñas y niños que han hecho visible la vida
diaria que enfrentan y están demandando les reconozcan su derecho al
desarrollo integral de sus potencialidades, su derecho a contar con
oportunidades para el desarrollo de una mejor calidad de vida.
Con gran fuerza han hablado de los graves daños sufridos por largas historias
de maltrato, privación, exclusión, y omisiones al interior de sus hogares y han
hecho evidente el gran impacto que las paternidades ausentes o ejercidas
desde el poder de dominio les han generado.
Se ha reconocido el gran costo que ha tenido y tiene sobre las mujeres el
enorme peso que se les ha asignado de ser prácticamente las únicas
responsables del cuidado y crianza de sus hijas e hijos, se ha reconocido que
es una violación a los derechos de las niñas/os no contar con una figura
paterna que asuma su tarea de cuidado material y afectivo.
Esto ha significado un gran paso en la construcción de sociedades
verdaderamente democraticas centradas en el desarrollo igual para todas/os
sus cuidadanas/os. Hacer explícita la corresponsabilidad en la crianza y crear
estrategias para que esta sea reconocida y asumida, abre un espacio para una
sociedad basada en los principios de igualdad, equidad y justicia.
Demandar el derecho a ser persona pasa necesariamente por demandar el
derecho a contar con las condiciones para preguntarnos sobre la construcción
de nuevas formas de asumir las paternidades, así como de crear mecanismos
para que estas sean asumidas.
Es urgente brindarnos la oportunidad de mirar lo que han sido las paternidades
tradicionales, lo que son y sobre todo lo que desde una enorme diversidad de
formas de vivirlas puede facilitar condiciones para que se desarrollen seres
humanos/as.
Identificar aquellas formas de asumir las paternidades que no están facilitando
el desarrollo integral e impiden vivir con bienestar a las personas, así como
identificar formas de asumirla y posicionarla en el lugar de los derechos de
los/as niñas/os, es una tarea que ya ha empezado desde diferentes grupos e
iniciativas, pero que nos urge fortalecer.
Para la construcción de relaciones más justas, equitativas y de respeto entre
padres e hijos/as es necesario hacerse preguntas y encontrar respuestas que
posibiliten encontrar otras formas de ser y relacionarse, de vivir como humanas
y humanos, otras formas de organizar la sociedad para que sea nutricia y
acogedora para todos sus habitantes por igual.
Es por esta razón que este documento pretende en una primera parte:
-dar una mirada por diferentes aspectos que se relacionan e impactan las
diversas formas de asumir las paternidades como es la forma de organización
social en la que vivimos y el ejercicio del poder de domino sobre otros/as como
enseñanza social en general y como enseñanza social paterna en particular,
-acercarnos a la construcción patriarcal de las masculinidades.
En una segunda parte pretende:
-acercarnos a reflexiones que nos permitan pensar en paternidades que
promuevan el desarrollo de humanas y humanos
-encontrarnos con algunas experiencias que han evidenciado que es posible
transitar por caminos de cambio.
Tener vivencias paternas basadas en la equidad, la igualdad, el respeto, la
responsabilidad, el desarrollo personal, la ternura y la solidaridad, así como
contar con condiciones para asumirla y vivirla, es uno de esos derechos
humanos de los que poco se habla, y resulta que es uno de los derechos
fundamentales para construir una verdadera democracia y desarrollo humano.
Hacer realidad la vivencia de este derecho humano pasará no sólo por los
cambios individuales que son urgentes hacer en cada hombre y en cada mujer,
pasa también por los cambios que esta sociedad desde sus instancias de
socialización y control social (salud, educación, economía, justicia, Seguridad,
entre otras) deben hacer para facilitar la construcción de paternidades
responsables, presentes y nutricias y maternidades compartidas,
desculpabilizadas, libres del miedo, el aislamiento y el maltrato.
Capítulo I
¿En qué sociedad vivimos?: ¿Una sociedad que enseña a cuidar (nos),
nutrir (nos) y sostener (nos) o una sociedad que nos enseña a
apropiarnos de otras/os?
1. ¿En qué sociedad vivimos?: Un poder sobre las demás personas, un
poder para la apropiación de sus vidas
Una gran tentación , cuando se hacen intentos de pensar las paternidades, es
apelar a que es parte constitutiva de los hombres, parte de la “naturaleza
masculina. Esta posición remite a la inmutabilidad, a una “esencia humana
paterna” sin historia, sin tiempo, sin sociedad, sin aprendizaje, como si la
vivencia de las paternidades se diera por “generación espontánea” y no fuera
modelada no sólo por otros hombres y mujeres en el espacio más privado, sino
por una serie de instituciones sociales.
Existe otra posición que en vez de hablar de “naturaleza”, habla de
condiciones, formas de aprender a ser padre y de instancias sociales que
refuerzan o no con su práctica institucional cómo se “debe” asumir esa
paternidad, aunque su manera de decirlo sea con la omisión de políticas o
prácticas que promuevan la presencia paterna activa y afectiva, o no hagan
explícita la normativa que exige a los hombres asumir su tarea paterna de
cuido material y afectivo .
Esta mirada histórica y social que parte de algunas y algunos “disidentes” del
orden social que han vivido en carne propia los costos de la “naturalización” de
las desigualdades y la opresión, recuerdan a las personas que estudian el
problema de la paternidad, que el ser humano vive y aprende a relacionarse
con otros/as en un sistema cultural con cierto tipo de ordenamiento económico,
político y social que le va “indicando”, “señalando” y normando cómo “debe”
ser, vivir, qué tareas debe o no asumir y de qué forma.
Y por supuesto la forma en que se “debe” ejercer la paternidad (esté presente
el padre o no) pasa por estas enseñanzas, mandatos sociales e instituciones
sociales que legitiman y refuerzan profundas distancias, ausencias y omisiones
en la relación padres-hijas/os.
La cultura patriarcal en la que vivimos
El sistema cultural en que vivimos tiene una organización, un ordenamiento
social, político y económico de tipo Patriarcal que se caracteriza por ser un
sistema de poderes de dominio de unos sobre otros/a, donde las relaciones
entre las personas van a estar determinadas por el lugar social que se ocupe y
el valor de las tareas, formas de ser y espacios de actuación asignados.
La cultura patriarcal occidental a la que pertenecemos se caracteriza por hacer
parte del vivir cotidiano la valoración de la guerra y la lucha, la aceptación de
las jerarquías y de la autoridad y el poder, la valoración del crecimiento a
expensas de las personas y la justificación racional del control del otro/a a
través de la apropiación de la “verdad”, de la “razón”. Se caracteriza por
centrar las relaciones en la competencia, dominación, autoridad, jerarquías,
lucha, control, propiedad, certidumbre, obediencia y poder...
Vivimos inmersos/as en una organización social patriarcal donde unos/as
están colocados/as en diferentes momentos, circunstancias o tipo de relación,
en el lugar de los/as “superiores”, lo que les da el poder de usar su fuerza
sobre otras/os que han sido exiliadas/os, invisibilizados, expropiadas/os e
inferiorizadas/os.
Marta Moia define el patriarcado como un orden social caracterizado por
relaciones de dominación y opresión establecidas por unos hombres
sobre otros y sobre las mujeres y las criaturas. Los varones dominan la
esfera pública (gobierno, religión etc) y la privada ( hogar)”.1
Es importante tener presente que el poder patriarcal no se limita a ejercer el
dominio, el control sobre las mujeres- como algunas personas creen-, su poder
de dominación se extiende a muchas otras relaciones que se derivan de una
dependencia desigual que se utiliza para someter a otros seres humanos,
como lo es la relación con hijas/os, con personas menores de edad, con otros
hombres más débiles, o con otros grupos considerados “inferiores”.2
No siempre fue así...
¿Pero siempre ha sido así?, ¿es que no tenemos la posibilidad de mirar atrás y
aprender de otras formas de organización social donde el poder de dominio no
organizara las relaciones?
Gracias al avance científico se tiene suficiente información para saber que el
orden social patriarcal no ha sido el único sistema de organización social que
hemos conocido. Existieron hace miles de años (lo que conocemos como la
época prehistórica) sociedades donde la diferencia no se equiparaba
necesariamente a la inferioridad o la superioridad, donde la evolución cultural
iba dirigida hacia la solidaridad, en la cual las relaciones sociales se basaban
en el principio de la vinculación más que en el de jerarquización. 3
Acceder a este mundo de nuestro pasado, oculto por el mismo sistema
patriarcal (es la historia no contada), nos revela un largo período de paz y
prosperidad, muchos miles de años en los que se desarrollaron sociedades que
no eran de dominio masculino, violentas ni jerárquicas. Donde lo femenino , el
1 Marta Moia. El no de las niñas. Feminario antropógico. España 1981. Pag 231
2Lagarde Marcela. Los Cautiverios de las Mujeres: Madresposas, Monjas, Putas, Presas y
Locas. Colección Posgrado, Universidad Nacional Autónoma de México, México, 1993. Pag.91
3 Eisler. Riane. El caliz y la espada.Nuestra Historia. Nuestro Furturo. Editorial Cuatro Vientos. Chile.
1993
cariño, la comprensión y la no violencia era respetado y venerado porque se
reconocía que la vida emergía de ahí, el Universo era una gran Madre
bondadosa que todo lo da, de cuyo vientre surje la vida.
Pero tras un período de caos y quiebre cultural esta evolución cultural sufrió un
profundo vuelco social que poco a poco fue interrumpiendo la evolución de
sociedades que adoraban a las fuerzas del universo generadoras y
mantenedoras de vida. Y se cambia la dirección de un modelo solidario de
relaciones a uno de dominación. “Entonces en el horizonte prehistórico
aparecieron invasores provenientes de las áreas perifericas del globo, que
introdujeron una forma muy diferente de organización social... el poder de
quitar la vida antes que darla, que es el poder esencial para establecer e
imponer la dominación.” 4
Los poderes de dominio patriarcales
Los poderes de dominio patriarcales se expanden a cualquier relación opresiva
con aquel o aquella que no pertenezcan a la clase, nación o étnia definida
como la superior, con aquel o aquella que no tengan la religión, creencias,
lengua, opción erótica, condición de salud o edad - entre otras- definidas como
las “normales”, “ “esperables”, “valiosas”, “ verdaderas”. Por esta razón se dice
que el poder patriarcal es además de sexista; clasista, nacionalista, racista,
homófogo, adultista. 5
El poder de dominio se reproduce
El poder de dominio se reproduce, circula por la vida de las personas y las
instituciones sociales manipulando los deseos, temores, esperanzas y anhelos
4 Eisler. Riane. Op.cit pag.xxvi
5 Presento algunas ideas que faciliten la comprensión de los términos antes usados con la
aclaración de que son categorías de análisis más complejas:
- Sexista es aquella persona, grupo social u organización social que inferioriza, descalifica,
excluye, desvaloriza y discrimina no sólo a las mujeres sino todo lo femenino, mientras exalta,
naturaliza y estimula una masculinidad opresora. Para la Dra. Lagarde el sexismo es la
combinación de la misogínia ( fobia agresiva hacia las mujeres), la homofobia ( la fobia
agresiva hacia las personas homosexuales) y el machismo (predominancia y exaltación de los
poderes masculinos, ideología de la supremacía y sobrevaloración de lo masculino).
-Clasista es aquella persona, grupo social u organización social que inferioriza, descalifica,
desvaloriza , excluye y discrimina a las personas que no pertenecen a su clase social o a la clase
social identificada con mayor poder .
-Nacionalista es aquella persona, grupo sociale u organización social que inferioriza,
descalifica, desvaloriza , excluye y discrimina a las personas que no pertenecen a su nación o a
la nación definida como la poderosa.
-Racista es aquella persona, grupo social u organización social que inferioriza, descalifica,
desvaloriza , excluye y discrimina a las personas que no comparten la misma raza.
-Homófogo es aquella persona, grupo social u organización social que inferioriza, descalifica,
desvaloriza , excluye y discrimina a las personas homosexuales.
-Adultista es aquella persona, grupo social u organización social que inferioriza, descalifica,
desvaloriza , excluye y discrimina a las personas que no son adultas, es decir ubica en un lugar
inferior a las niñas, los niños y las/os adolescentes, estableciendo diferencias jerárquicas entre
ellos.
a través de un discurso del orden social que lo legitima, normatiza y perpetúa
en enunciados, normas, reglas, y sobre todo sanciones a las conductas “no
deseables”, a las conductas “anormales”, “desviadas”, “perversas”. Recuerden
el discurso social del “deber paterno o materno” en el que se legitima y se
espera que los padres y las madres se apropien y dominen a los hijas/os.
No sólo en el discurso del orden social se garantiza el funcionamiento y
reproducción del poder de dominio en esta sociedad patriarcal, también y con
una
gran eficacia, cuando está instalado dentro del imaginario social 6, a través de
sólidos soportes mitológicos, de mitos sociales, que influyen sobre las
emociones, voluntades y sentimientos que le darán sentido, significado al
mundo en que se vive.
Veamos por ejemplo el mito de la onmisapiencia del padre: "al padre no se le
contradice, él tiene la "razón", "él tiene que saberlo todo, resolverlo todo", "si él
estuviera todo iría mejor ... si yo tuviera un padre no estuviera pasando estas
necesidades".
Otro mito construido alrededor de los poderes del padre que le adjudican el
poder de ser quien le da sentido y existencia legítima a la familia, por eso su
ausencia siempre será vivida como un vacío, una pérdida, una sensación de
no terminar de ser una “verdadera familia” si él no está. El padre será
omnipresente tendrá poder sobre los miembros de la familia aunque nunca
haya estado o se haya ido después de un tiempo, en su ausencia tanto la
madre como la sociedad recordarán a esa familia su "incomplitud". Aunque no
se hable de él, el mismo silencio, el secreto o el desconocimiento de su
historia seguirán teniendo poder sobre la familia.
“Los poderes en tanto tales sostienen su eficacia desde los discursos que
instituyen, pero el poder no es meramente una cuestión discursiva. Los
discursos y los mitos sociales ordenan, legitiman, disciplinan, definen los
lugares de los actores de las desigualdades en los espacios sociales y
subjetivos que la violencia -visible o invisible, física o simbólica- instituye”. 7
¿Qué es el poder? Algunas características del poder
El poder es una relación de fuerzas diversas ( económicas, políticas, físicas,
de conocimientos, edad, ser padre, ser madre, ser hombre, ser adulto/a, ser
occidental, blanco, estar con salud, entre otras) que influyen y definen cómo
serán las relaciones.
6 Imaginario social : conjunto de significaciones imaginarias que consolidan lo instituido por una
sociedad determinada. Organizan el sentido de las conductas definiendo una frontera entre lo que se
“debe ser y hacer” y lo que no se debe ser y hacer”. Para la sicoanalista Ana María Fernández el
imaginario social tiene que ver con la “capacidad imaginante, como invención o creación incesantesocial-histórica-psíquica- de figuras, formas, imágenes, producción de significaciones colectivas. Una
sociedad es también un sistema de interpretación del mundo, es decir de construcción, creación, invención
de su propio mundo...” Fernández Ana María. Las mujeres en la imaginación colectiva. Editorial
Paidós. Argentina. 1992. Pag. 17
7 Fernández Ana María. ( Compil). ob. cit
Pag. 13
Para el filósofo francés Michel Foucault el
siguientes propiedades:8
poder tiene entre otras las
- Es un tipo de poder que se ejerce incesantemente a través de la vigilancia.
Es más barato - refiere Foucault vigilar que castigar. Y es en el momento que
no se necesita de la presencia y de la fuerza de los poderosos para intimidar,
que el poder se hace más efectivo y se posibilita su reproducción. Es en el
momento en que se introduce en la subjetividad de las personas, en el
momento en que los macropoderes (poderes sociales, institucionales) se
traducen en micropoderes (poderes personales) que se ejercen en la vida
diaria, que la posibilidad de reproducir el poder de dominio se consolida. La
reproducción de esta forma de ejercer el poder a través de agentes que lo
reproduzcan en la vida privada se expresa con gran claridad en las relaciones
paternas-maternas, convirtiéndose en uno de los espacios privados que ha
sido más traspasado por el ejercicio del poder de dominio.
- Permite extraer de los cuerpos tiempo y trabajo más que bienes y riquezas.
- Existe una forma de poder que se ejerce sobre el placer y el cuerpo mismo, lo
disciplina, se adueña, se apropia de él y de lo que hace, esto le permite
apropiarse del tiempo, del trabajo, de los bienes simbólicos y materiales de las
personas. Para que muchos poderosos puedan ejercer su poderío tienen que
expropiar a otras/os de algunos de sus poderes.
- El poder no es algo dividido entre los que lo tienen y ejercen, y los que no lo
tienen y lo tienen que soportar. El poder circula por las diferentes relaciones y
se ejerce en cadena. Hoy puedo ejercer mi poderío sobre estas personas, y
horas más tarde, estoy frente a otra persona que está ejerciendo su poderío
sobre mi.
- No es que exista sólo un poder de dominio como tal, lo que existen son
diferentes formas de ejercerlo -diversas manifestaciones y expresiones- sobre
otros más débiles y dependientes.
- El poder si se usa sobre otros, para su dominio, es represivo. Reprime la
naturaleza, los instintos, los deseos, las potencialidades.
- Algunos de los poderes de dominio centrales: el poder de hablar, el poder
sobre los cuerpos, el poder de apropiarse del trabajo y del tiempo de otros, el
poder de la “verdad” y el poder de difundirla, (poderes todos dados a los
padres, como un "bien natural" a su tarea paterna).
-El poder por si mismo no es esencialmente represivo, podríamos ejercer un
poder que contribuya al desarrollo de las personas.
¿Y quiénes lo tienen ?
8 Foucault Michel. Microfísica del poder. Ediciones La Piqueta. España. 3 Edición. 1992
Toda persona en el momento de relacionarse con otras pone en juego una
serie de fuerzas personales (experiencia, confianza en sí misma/o,
conocimientos, recursos económicos, lugar social y laboral entre otros) que
van a ser utilizadas para defender y hacer realidad deseos e intereses.
El problema es que a muchas personas se les ha despojado o debilitado esas
fuerzas haciéndoles creer que son inferiores o incapaces, convirtiendo en una
tarea casi imposible la defensa de sus intereses, mientras que ha otras se les
ha enseñado y estimulado a usarlas sólo para su beneficio sin pensar en las
necesidades de los demás.
Cuando se habla de fuerzas que influyen en las relaciones, es importante tener
presente que dentro del sistema social patriarcal en que vivimos, estas fuerzas
van a estar determinadas por el lugar social que se ocupe y al valor social
asignado según sea el género (masculino, femenino), la clase social, el poder
político que se tenga, el nivel de escolaridad o manejo de la información, la
edad, la etnia, la lengua, la raza, el lugar de nacimiento, la condición de salud,
el tipo de relación: madres /padres hijas / os, jefes / subalternos; maestras /os
alumnas /os entre otras.
Un hombre blanco, con poder de incidir en la política pública con su
concepción de cómo “deben ser las cosas, de clase media con algunos
estudios, tendrá más poder que un hombre negro o un hombre blanco pobre
del tercer mundo sin educación formal. Muchos hombres - aunque no tengan
poderes económicos, políticos o intelectuales- ejercen poderes sobre otras
mujeres, niñas/os, personas mayores y otros hombres más débiles y
dependientes que él. Un padre y una madre ejercerán sus poderes sobre los
niños, niñas, adolescentes incluso
adultas/os que sean sus hijos o hijas. Una maestra/o, profesor o personal
administrativo de una escuela o Colegio, tendrán poder sobre los alumnas/os.
Un niño, niña o adolescente tendrá menos fuerzas para defender sus derechos
frente a su padre o madre u otros adultos/as. Una niña/o o adolescente que no
demuestre ser violento en la escuela, será “presa fácil” de los alumnos que se
crean con más fuerza.
Los niños, las niñas (en su condición de hijos/as, de ciudadanas/os,
alumnos/as), las mujeres (en su condición de hijas, hermanas, parejas,
trabajadoras, ciudadanas), las personas mayores, las/os analfabetas, las/os
pobres, las/os indígenas, las/os discapacitados, entre otros, tendrán en esta
sociedad que los ha colocado en el lugar de los inferiores, excluidos y
desposeídos, menos fuerza, menos poder dentro de las diferentes relaciones.
Ejercer el poder desde el dominio estimula y refuerza en quienes lo ejercen la
capacidad y posibilidad de intervenir y decidir sobre la vida de otros,
impidiéndoles, prohibiéndoles planear, definir y elegir sus vidas.
El problema central no es tener poderes sino la forma en que se ejerce, el lugar
hacia el que son dirigidos, lo que genera, lo que daña, los fines que persigue.
Y cuando el fin del poder es el dominio, quien lo ejerce sean personas en la
vida privada o instituciones en lo público, tienen la posibilidad, la facultad, la
libertad de:
Dirigir,normar,decidir,ordenar,enjuiciar, sentenciar,
incluso castigar y hasta perdonar.
En sus diferentes manifestaciones, la violencia siempre es una forma de
ejercicio del poder de dominio mediante el empleo de la fuerza física ,
psicológica, económica, política en la que predominan valores clasistas,
racistas, etarios, sexistas y homofóbicos . Las relaciones entre clases, razas,
edades, sexos y personas heterosexuales y homosexuales son relaciones
marcadas y construidas por el poder del que se “cree” superior sobre aquel
designado como inferior.
El ejercicio del poder de dominio se transforma en graves formas de violencia,
de violación a los derechos humanos, que atentan constantemente contra la
integridad y libertad de las personas. Son enormes y graves los daños
generados por el dolor, la impotencia, el miedo y la inseguridad que se puede
generar cuando somos sometidas/os, ignoradas/os, excluidas/os,
controladas/os por otros que muchas veces son personas de las que
esperaríamos cuidado y protección.
Son diversas y algunas veces más o menos visibles las expresiones
autoritarias y violentas con que se mantiene dominadas y en el más profundo
cautiverio a miles de humanos y humanas en los países, en los trabajos, las
parejas, las relaciones con las hijas/os.
El hecho de tener más poder, más fuerza y ejercerla en una relación con otra
persona no implica necesariamente daños y problemas. Ser madre, padre,
pareja, jefe, hermano/a mayor, maestra/o o un niño/a con recursos personales
y materiales no da el poder, el derecho de apropiarse de los cuerpos,
pensamientos y sentimientos de niñas/os, jóvenes, o adultos.
Lo que puede llegar a causar graves daños es la forma represiva, invasiva y
anuladora en que hacemos uso de esa fuerza. Si como padre, madre, pareja,
jefe, utilizo el poder, la fuerza sobre otros/as con el fin de imponer, normar,
controlar, inferiorizar, sentenciar o castigar, ese poder atentará contra la
integridad, el desarrollo y la,libertad de otras/os, y eso es utilizar el poder de
dominio.
Si, por el contrario ejerzo esas fuerzas para el desarrollo de las
potencialidades personales y de las personas con las que convivo, será un
poder para el
Bien-estar, un poder para el Bien –vivir propio y de las personas con la que
vivamos.
El problema no es tener más poder, sino abusar de él, ejercerlo sobre y
contra el derecho que tiene todo ser humano y humana a crecer en libertad y
con respeto a su integridad.
Moviéndonos de un mundo dominador patriarcal a un mundo nutricio y
solidario
Para movernos de un mundo dominador patriarcal a un mundo nutricio y
solidario que sea capaz de acoger y cuidar a todas las personas por igual,
obviamente será fundamental no sólo reconocer la forma en que estamos
usando el poder, sino asumir el compromiso personal y social de hacer uso de
nuestros poderes no “sobre” otros sino “para” convocar el bienestar, el
bienvivir.
Es claro que donde comienza el respeto al otro, a la otra, comienza la
legitimidad del otro/a y se acaba la aceptación de ideologías que justifican su
negación y legitiman su control. Donde comienza el respeto a la otra persona
comienza la desaparición de sistemas sociales, económicos y políticos que
nos han hecho creer que es válido el sometimiento de unos seres sobre otros.
No va a ser posible generar una nueva dimensión ética de la convivencia, un
modo de convivencia que se realice en el respeto mutuo y la colaboración si
vivimos inmersas/os en un mundo de discriminaciones y competencias.
¿Cómo será vivir en la cooperación, en el placer de la convivencia y no en
la competencia? ¿Cómo será vivir sin buscar una justifcación racional para
dominar a la otra persona, cuando uno no se siente dueño de la verdad?
Construir una cultura solidaria implica hacer muchos cambios en este sistema
patriarcal de dominio, y uno de los cambios más importantes será la posibilidad
de colocar en el centro de la cultura, la solidaridad, el cuidado mutuo, como
fundamento de lo humano.
Y para colocar en el centro de nuestra cultura la solidaridad necesitamos
transformar la forma en que usamos el poder y construir un PODER PARA la
autoafirmación ... la autonomía y la autodeterminación...
Y eso que quiere decir ...? es el Poder Para saber que soy una persona que
vale, que tiene recursos, condiciones y capacidades propias para enfrentar la
vida y buscar el bienestar. Es el poder para reconocer que tengo frente a mi a
otro ser humano/a.
Es el poder para ser reconocidos/as y reconocer que todas las personas somos
sujetos/as de derechos, con derecho a la existencia, a pensar y ser diferente,
a la capacidad de decidir (sobre lo propio, sobre la comunidad, sobre mi país)
Hacer uso de un PODER PARA construir el bienestar, desde la vida privada y
desde las instituciones sociales implica utilizar un poder que:
-Respeta
-Reconoce la condición de persona en las/os demás.
-Nutre
-Se basa en el conocimiento
-Comparte el conocimiento
-Plantea opciones y no “verdades” absolutas
-Construye democracia en la vida privada y pública
-Convoca saberes, voluntades, experiencias
-Reconoce la diversidad
Necesitamos negarnos a seguir reproduciendo el poder de dominio y asumir la
decisión y el compromiso de usar el poder que se tenga para ...
-No vivir con miedo
-Elegir
-Crear
-Autocuidarse
-Cuidar y ser cuidada/o
-Escuchar y ser escuchadas/os
-Construir relaciones de igualdad
-Para amar y ser amadas/os
Necesitamos...
para construir esta nueva forma de usar nuestros poderes revisar la forma en
que lo estamos usando y eso nos lleva a revisar si :
-Estamos “utilizando” a las personas como objetos y no como personas
-Abusamos de nuestro poder sobre otros
-Manipulamos
-Somos intolerantes
-Irrespetamos las diferencias de edad, creencias, género, etnia.
Necesitamos...
integrar dentro del discurso ideológico y las prácticas cotidianas personales e
institucionales los principios de respeto a la diversidad, a la especificidad, a las
diferencias, así como el valor de reconocer las semejanzas y la mismidad -que
es decir el si misma/o de las mujeres y hombres-, independientemente de su
sexo, edad, clase, raza, escolaridad, creencias, nación, lengua o condiciones
físicas etc:
“Hoy ya es evidente la urdimbre social basada en la equivalencia entre los
seres humanos y las seres humanas, en la igualdad no sólo entre semejantes,
sino entre diferentes que no sean antagónicos ni complementarios, sólo
diversos y equiparables”. 9
Necesitamos...
asumir como principio y compromiso ético la construcción de una organización
social que no estructure el mundo en superiores e inferiores según sea su
9 Lagarde Marcela. Mujeres y Hombres, feminidades y masculinidades al final del nuevo milenio.
México. 1997. Pag. 8
nación lengua, creencias, clase, escolaridad, edad, sexo, opción erótica.
Necesitamos una sociedad que tenga como meta re-significar la forma en que
está ejerciendo los poderes de dominio sobre otros, una sociedad que no
legitime, que visibilice, y que sancione los machismos, los clasismos, los
adultismos, nacionalismos, los racismos, la misoginia ( la fobia agresiva hacia
las mujeres) y las homofobias. 10
Necesitamos...
asumir como compromiso personal e institucional no invadir ni apropiarnos de
los cuerpos, los afectos, los saberes y los sueños de las/os demás. Asumir
este compromiso es renunciar a ejercer sobre otras/os el poder de dominio. Y
cada día que logremos hacerlo estaremos en cada acto renunciando a la
violencia como recurso de control.
Necesitamos...
analizar los acontecimientos de la vida diaria con ojos críticos, dudando de
los/as que dicen ser dueños/as de la verdad, la razón, el poder. Necesitamos
estar dispuestas/os a aprender a oír y ver el mundo y nuestro mundo de otra
manera.
Por esta razón es fundamental que asumamos la tarea de demandar nuestro
derecho a tener acceso y contar con tiempo para apropiarnos de nuevos
conocimientos, de nuevos saberes, a través de libros, foros, talleres, grupos de
discusión, intercambios de vivencias con personas de diversas regiones del
país, culturas, razas, discapacidades, estilos de vida , entre otras.
Necesitamos...
modificar las relaciones entre los hombres y las mujeres en la vida cotidiana, en
los ámbitos públicos y privados, eliminando la subordinación de las mujeres a
los hombres, la tutoría y el control, para construir relaciones igualitarias de
reciprocidad y paridad.
Necesitamos...
que cada vez más hombres reconozcan las relaciones de dominio que
establecen con las mujeres, con las niñas, los niños, las/os adolescentes y
con otros hombres:
“Pienso que necesitamos construir una nueva alianza entre los hombres y las
mujeres. Los hombres tenemos que aprender a escuchar como nunca lo hicimos
antes. Tenemos que aprender a hacer un tipo de sacrificio diferente para promocionar
la igualdad entre los hombres y las mujeres, en los niveles de conducción de nuestros
partidos, sindicatos, organizaciones comunales, grupos religiosos, lugares de trabajo y
en las familias”. 11
10 Propuesta ética, filosófica y política de la antropóloga mexicana Marcela Lagarde, denominada por
ella “ Ética de la equiparación humana”, y se deriva de los contenidos de la cultura feminista.
11 Kaufman Michael. “La paradoja del poder. Hablar de nuestras vidas de una manera diferente” .
Subdirector del Centro para la investigación sobre América Latina y el Caribe de la Universidad de
Toronto, Canadá..
Necesitamos...
mirar cada día y hacer un esfuerzo por eliminar nuestras formas de dominar a
otras/os en las familias, la comunidad, las instituciones, los lugares de trabajo y
por identificar quién lo está haciendo con nosotras/os para poner límite y
promover y defender nuestro derecho a ser tratados con dignidad, igualdad,
respeto y solidaridad. Por eso necesitamos preguntarnos por :
¿cómo utilizamos, excluimos o ignoramos a las/os niños/as o jóvenes en
las diferentes relaciones que establecemos con ellas/os, cómo los usan,
excluyen o ignoran las diferentes instituciones sociales?
¿cómo utilizamos a otras personas adultas?
¿Cómo nos utilizan otras personas, cómo nos utilizan, excluyen o
ignoran las instituciones sociales ?,
¿Cuánto abusamos de ellas/os?,
¿Cuánto abusan de nosotros?
¿De qué forma manipulamos a las/os niños/as o jóvenes ?,
¿De qué forma nos manipulan las personas que nos rodean?
¿Cuánto irrespetamos la formas de ser y hacer las cosas que tienen
las/os niños/as y jóvenes en nuestras familias?
¿Cuánto nos irrespetan quienes nos rodean?,
¿Cuánto estamos sentenciando, culpabilizando y castigando a las/os
niños/as y jóvenes en las casas ?
¿Cuánto nos están sentenciando, culpabilizando y castigando otros?
Necesitamos...
bajar del pedestal de los/as poderosos a quienes están ejerciendo dominio
sobre nosotras/os. Necesitamos quitarles la envestidura de omnipotentes,
omnipresentes y omnisapientes. No es cierto que exista un ser humano con la
capacidad de saberlo todo, de estar presente en todo lugar y de hacer
cualquier cosa, sólo nos lo han hecho creer para garantizar que podrán seguir
normando, organizando, ordenando, prohibiendo, es decir interviniendo en
nuestras vidas.
Necesitamos...
promover experiencias que facilite a las niñas, los niños, las y los
adolescentes, mujeres y personas mayores, re-conocer y maximizar sus
poderes. Experiencias que les haga entrar en contacto y enorgullecerse de las
fortalezas que les ha posibilitado sobrevivir; que les estimule a mirar atrás y reconocer a otros seres humanos y humanas que les enseñaron, de las que
aprendieron la tenacidad, la creatividad, la alegría y la esperanza a pesar de
todo...
2. El padre: símbolo y vivencia del gran poder de dominio
A lo largo de este capítulo hemos podido reconocer como el uso del poder de
dominio se reproduce, circula por la vida de las personas y las instituciones a
través de un discurso social que lo legitima, normatiza y perpetúa en
enunciados, normas y reglas, y que mejor vía para su reproducción que las
relaciones entre padres, madres e hijos/as.
Es preciso –dice Foucault- “comprender como las grandes estrategias de poder
se incrustan, hallan sus condiciones de ejercicio en microrelaciones de
poder...Designar estas microrelaciones, denunciarlas, decir quien ha hecho
que, es una primera transformación del poder. Para que una cierta relación de
fuerzas pueda no solo mantenerse, sino acentuarse, estabilizarse, extenderse,
es necesario realizar maniobras...” 12
Las paternidades se convierten en una de esas microrelaciones en donde el
poder de dominio tiene cabida, puede incrustarse y encontrar las condiciones
sociales de legitimidad para su ejercicio.
El discurso social de los poderes del padre fue hasta hace poco incuestionable
en la vida privada y en los espacios institucionales, no era posible dudar o
preguntarse por las consecuencias que estaba generando en las familias. Sólo
esta posibilidad hacía dudar de las “malas intenciones” de quien sospechara de
este poder y era señalada /o como desleal, malagradecido/a, resentida/o o
desestabilizadora/or del orden familiar y social.
El poder de dominio paterno le da la posibilidad al padre de apropiarse de la
vida de los hijas/os y se hace extensivo a sus parejas, incluso a sus exparejas.
En las normas y reglas sociales paternas no sólo se legitima, sino que se
espera que el padre sea la “cabeza y centro del hogar”. Su poder es tan grande
que lo conserva aunque no esté presente. Ese poder simbólico que algunos
padres lo pueden concretizar en la vida cotidiana los hace omnipotentes,
omnisapientes y omnipotentes, es decir ejercen, actúan o por lo menos se
espera que tengan el poder total: todo lo puede, todo lo sabe y está en todo
lado, por eso está presente aunque casi nunca esté o nunca haya estado en el
hogar.
En este ordenamiento social patriarcal el fin del poder paterno es represivo y
por lo tanto el padre que lo ejerce tiene la posibilidad, la facultad, la libertad
social de:
12 Revista Ornicar; Diálogos con M. Foucault. 10, 1977
Dirigir, normar, decidir, ordenar, enjuiciar, sentenciar, castigar, perdonar,
incluso tiene el poder de no estar presente, de no asumir su responsabilidad,
el poder de definir si él es el padre o no, el poder de que su “honra” e
integridad no sea cuestionada, sino la de la madre del niño/a, el poder de que
se le sobrevalore y casi se le haga un reconocimiento especial cuando es un
padre responsable y afectivo, cuando en realidad sólo está asumiendo su
tarea, su responsabilidad.
Asumir el compromiso social y personal de construir paternidades
responsables, nutricias, empáticas y afectivas pasa por no seguir reforzando
tantos mandatos masculinos de dominio, intolerancia y poca empatía y seguir
legitimándolos impunemente, por la impunidad generada por la “naturalización”
de “es que así son los hombres”.
Y la pregunta es: estarán los hombres reconociendo la urgencia de re-pensar
las enseñanzas recibidas que están dañando a otros/as?, ¿estarán los estados
contribuyendo con sus políticas públicas a hacer que las paternidades, las
masculinidades se replanteen: ¿Quién les han dicho que deben ser? ¿Quién
quieren ser? ¿Quién pueden llegar a ser ser? ¿Quiénes son los otros? ¿De qué
otra forma se pueden relacionar? ¿Qué tareas y responsabilidades frente a
otros tienen que asumir?
Veamos en el siguiente capítulo el camino que han transitado y siguen
transitando muchos de los hombres en esta sociedad patriarcal para construir
sus identidades, veamos, las posibilidades de respuesta a las preguntas
anteriores que ellos encuentran en este camino –como dicen nuestros abuelosde “llegar a ser hombres de verdad”.
Identificar ese camino es fundamental para hacer los cambios que sean
necesarios hacer por el derecho que tenemos todas las personas en los
diferentes momentos de nuestras vidas a contar con vivencias paternas
presentes, para el disfrute y para el cuidado.
Capítulo II.
Ser hombre... ser padre: camino de grandes distancias...de graves
ausencias...de grandes carencias.
1. No se nace hombre se llega a serlo: ¿Quién soy? Soy lo que tengo y lo
que hago...
Por siglos, se ha argumento que a partir del sexo con que se nazca, se estará
marcada biológica y naturalmente para ser de cierta forma y para hacer sólo
ciertas para cosas.
Cultural, social y políticamente se ha hecho esta asociación como una manera
de justificar que es por “naturaleza”, por ejemplo, que la mujer, es inferior al
hombre, que es por su corporalidad, tipo de cerebro, largo de los huesos,
tamaño de la cabeza, tipo de hormonas, entre otras, que no puede aprender,
hacer y desarrollar infinidad de cosas. Que es por “naturaleza” que los hombres
son violentos, no muy apegados a las relaciones y son los más indicados para
decidir, dirigir y ser dueños de bienes, debe ser por el tamaño de su cerebro y
por la testosterona.
Es entonces donde se instaura una división “sagrada” e inmutable a la vista de
los pueblos, pero que en la realidad ocultaba una de las más grandes
estrategias sociales de control social al dividir arbitrariamente a las personas e
imponer conductas, pensamientos, afectos o tareas.
Luego de siglos, estas creencias han sido cuestionadas y se reconoce, aunque algunos/as permanecen aún en el oscurantismo- que el sexo con el
que se nace, tiene que ver fundamentalmente con los aspectos físicos,
biológicos y anatómicos que distinguen a una mujer de un hombre, y ello
no tiene porqué determinar el tipo de personalidad, los espacios de
actuación, los roles, los poderes de que disponga y mucho menos la
superioridad, la inferioridad
Social o un destino predeterminado.
13
Desde hace muchos años primero mujeres y luego algunos hombres en
diferentes partes del mundo, se han unido para denunciar el gran daño que
esta fragmentación y sobreespecialización de género ha tenido al negar el
derecho al desarrollo integral como seres humanos y humanas. Se han unido
para que se reconozca que la discriminación y desigualdad entre mujeres y
hombres es una de las más graves formas de violación a los derechos
humanos.
Gracias a estas denuncias se han generado grandes conocimientos, se ha
releído la historia y se ha construido otra forma de explicar la realidad, la vida y
el desarrollo de los humanos y las humanas: la perspectiva de género. Esta
nueva ética de vida y del desarrollo que es la perspectiva de género a hecho
explícita la la necesidad de aclarar la diferencia entre lo que podemos entender
por el sexo y lo que se puede entender por el género de las personas porque
en nombre de la asignación “natural” y “sagrada” de ser para mujeres y
hombres se han violado muchos derechos humanos a lo largo de la historia.
Se define el sexo de las personas como la “característica con la cual nacemos.
Pertenecemos al sexo femenino o masculino dependiendo de la forma y
funciones de nuestros órganos sexuales”. Y el g é n e r o como: “las
características que no traemos de nacimiento, sino que las aprendemos. Es lo
que la sociedad nos enseña como propio de la mujer y propio del hombre.” 14
Tiene que ver con las carácterísticas y comportamientos sicológicas, sociales y
culturales que cada sociedad asigna para la masculinidad y la feminidad.
El género será también como dice -Carmen Ramos – el conjunto de relaciones
sociales que, basadas en las características biológicas, regula, establece y
reproduce las diferencias y las asimetrías entre hombres y mujeres. 15
A esta construcción que enmarca nuestras posibilidades o no de ser y hacer,
se le llama construcción de género y como proceso de aprendizaje nos
acompañará por el resto de nuestra existencia y en cada etapa vital marcará,
modificará y definirá una serie de funciones, actividades, tipos de relaciones,
valores, percepciones, comportamientos, sentimientos y responsabilidades,
según portemos un cuerpo femenino o masculino.
No obstante, la forma como somos construidas y como participamos de esa
construcción, varía según sea :
-la nacionalidad a la que pertenecemos,
-el idioma,
-la clase o grupo social,
13 Quirós Edda. “Abriendo mis alas para volar”: Para la revisión y fortalecimiento de la identidad de las niñas y
adolescentes embarazadas y madres. Instituto Nacional de las mujeres. Costa Rica. 2000
14 Serrano, Ester. Manual Metodológico de Capacitación en el Abordaje de la Violencia Intrafamiliar
contra las Niñas y los Niños. Programa Regional de Capacitación en Violencia Doméstica. ILANUD, San
José, Costa Rica, 1996. p. 15
15 Ramos Carmen; El género en perspectiva: de la dominación universal a la representación múltiple.
Universidad Autónoma Metropolitana. Mexico.1991
-la etnia, raza
-la edad
-el tiempo y el espacio sociocultural y político en que nos ha tocado vivir,
-la historia personal
-el tipo y calidad de vínculos familiares;
- la posibilidad de desarrollo físico, emocional, psicológico e intelectual
para estimular las destrezas;
-las condiciones de salud;
De esta manera podemos entender que, los géneros femenino y masculino
son construcciones o formas de educación que a través de la historia han
creado las personas, que no se dan por naturaleza, sino por las condiciones
que social y culturalmente han influido para que como mujeres o como
hombres, se nos asignen una serie de características, posiciones y
maneras de entender el mundo que no sólo nos diferencia, sino que
también nos expone a graves riesgos, al colocar a las mujeres en el lugar de
los inferiores y como bienes de uso para otros (como si fuéramos objetos); y a
los hombres en sujetos que tienen que pasar la vida tratando de confirmar y
demostrar su masculinidad. 16
Vivimos rodeados de una serie de mensajes y enseñanzas “inamovibles”, que
nos recuerda que ser mujer es no ser hombre, y viceversa, ser hombre implica
no ser mujer. Este sistema de educación limita desde la niñez, el desarrollo del
potencial vital de las mujeres y los hombres, al convencerlos de que sólo
pueden reforzar los atributos que se le hayan encargado a cada uno, como si
fueran cualidades que se heredan o se pierden desde el momento de nacer,
cuando en la realidad podrían ser potencialidades que se abren para cualquier
persona, sin importar el sexo de origen.
Soy un hombre...
Desde niños, durante la adolescencia e incluso aún cuando son adultos, a los
hombres se les enseña que deben compartir una serie de características y
mandatos no sólo para diferenciarse de las mujeres, sino para excluir todo lo
femenino y todo lo que no parezca de los hombres.
La respuesta a la pregunta ¿Quién soy? para los hombres encontrará sus
contenidos en un paradigma dominante de masculinidad. Este paradigma se
convertirá en la representación simbólica de lo que debe ser y en la norma que
orientará y motivará su conducta, aunque el modelo de masculinidad se
construya y cambie en una misma cultura a través del tiempo.
El paradigma de la masculinidad en un momento determinado impondrá un
“ideal” y los hombres deberán adecuarse a él y probar que lo consiguieron. La
masculinidad en nuestra sociedad requiere estar en constante prueba y bajo el
escrutinio de otros hombres que la aprueben. Se prueba que se es hombre con
los otros hombres, por eso se dice que la masculinidad requiere de una
validación “homosocial”.
16 Quirós Edda Op. Cit 2000
Esta dimensión de la construcción de la identidad masculina es importante
conocerla porque serán los otros hombres incluyendo las representaciones
masculinas del Estado y las políticas públicas quienes permitirán o no,
facilitarán o no, los cambios que sea necesario asumir para construir
masculinidades que no pongan en riesgo a las personas que rodean a los
hombres o a si mismos. Si no se trabaja desde diferentes espacios
masculinos, revisando y desmontando las representaciones y normas
masculinas que atentan contra el derecho de todas las personas al bienestar,
difícilmente podrán ser suficientes sólo los cambios personales que algunos
hombres hagan.
Si son los otros hombres (entiéndase hombres de su comunidad y las
instituciones que custodian la ideología patriarcal) los que evalúan el
comportamiento masculino y definen si entra o no en el “reino de los elegidos”,
de los que “valen”, de los “importantes”, muchos hombres tendrán que ir por la
vida hablando y demostrando que si han logrado obtener lo que sí los hace
hombres dentro de este modelo hegemónico: tener poder sobre otras/os, ser
agresivos, lograr una posición, apropiarse de bienes materiales apropiarse de
mujeres y de personas menores de edad, procrear aunque no se asuma la
paternidad...entonces la respuesta a la pregunta Quién soy para los hombres
será, en esta sociedad patriarcal ? Soy lo que tengo... lo que hago.
Si por el contrario algunos hombres no alardean y se negaran a asumir lo
esperado, los otros hombres y las instancias sociales que representan lo
masculino, se encargarán de hacerles evidente su fallo, su “anormalidad”, y
posiblemente obstaculizarán directa o indirectamente su osadía de cambiar y
cuestionar lo mandatado, “natural” y “sagrado”, no sólo haciéndole explícito su
fallo, sino organizando su práctica institucional de forma que ellos, los
diferentes, tengan cabida.
Así un compañero que demande su derecho a cuidar a su hijo en el postparto,
no tendrá más que una semana de licencia para hacerlo, un compañero que
asume su responsabilidad frente a la salud sexual de su pareja y la de él y
acude a un servicio de salud a solicitar un chequeo médico, información y
condones, será visto de forma extraña por el personal de salud, que
posiblemente ni siquiera sabrá como hablarle a los hombres de su salud sexual
y reproductiva.
Uno de los rasgos más importantes que internaliza el varón de su condición, y
que más dificulta la consolidación de su capacidad empática (poder ponerse en
el lugar de la otra persona) y de valoración de las diferencias, es que su
construcción social va ligada a la noción de importancia: ser varón es ser
importante, es ser el centro del universo alrededor del cual los demás definen
sus posibilidades. El mundo pertenece a los hombres. Y explícita o
implícitamente reconoce esa importancia en si mismo y en los otros hombres,
sus iguales, no así en otros seres humanos que no sean hombres, es decir las
mujeres, las niñas y los niños o no se parezcan a lo que debe ser “el hombre
de verdad”.
Esta noción de ser importantes es leída por los varones como la conciencia de:
5.“Soy importante”, “me siento afortunado de haber nacido del lado
adecuado porque voy a tener posibilidades y privilegios”, pero por
otro lado “Debo ser importante”, “debo estar actualizando mi
derecho a ocupar este lugar privilegiado”. 17
El varón recibe enseñanzas explícitas e implícitas que le sugieren estar en
posesión de un status no sólo distinto, sino de más valor. Aunque se encuentre
en condiciones de pobreza o grandes carencias, él ocupa un lugar superior a
las mujeres y personas menores de edad, ancianas/os u otros hombres más
débiles de su comunidad.
Veamos lo que dijo un joven chileno de estrato medio en la investigación
realizada por Abarca:
“estoy super agradecido de ser hombre porque vivimos en una cultura
machista...estoy super contento de la vida que lleva el hombre...tiene más
facilidad en este mundo...te das cuenta que el mundo gira en torno a ti, te das
cuenta que el bando contrario igual gira en torno a ti, que las actividades que
puede hacer una mujer cuando eres chico igual están en función de lo que
puede hacer un hombre...las mujeres no juegan, es el hombre...las mujeres no
pueden andar colgándose de los cerros”.
Es desde este aprendizaje y conciencia de ser “importante” que se instaura, lo
que el chileno Humberto Abarca define como la “pedagogía del privilegio” ,
condición que legitima y hace “natural” para muchos hombres hacer uso de
algunos privilegios que el patriarcado les otorga sin preguntarse si están
dañando a otras personas, porque para hacer uso de un privilegio le estóy
expropiando a otro su derecho.
Cuando un hombre se apropia del cuerpo de una mujer en las relaciones
coitales sin pensar en las consecuencias que para ella pueda tener esa
experiencia, le está negando su condición de persona con valor, le está
negando a ella el derecho que tiene a decidir bajo qué condiciones está
dispuesta o no a tener relaciones con él. Cuando un hombre es padre y no
asume su tarea de cuidado y protección material y afectiva de sus hijas/os, y
puede irse y dejar a esos niños/as sin apoyo, le está violando el derecho que
tienen ellas/os a vivir en condiciones que contribuyan a su bienestar. Lo más
grave es que puede violar esos derechos con la mayor “naturalidad”, impunidad
y legitimidad personal y social.
Esta “conciencia de privilegio”, es lo contrario a la conciencia de ser “sujeto de
derechos”, porque cuando se es sujeto/a de derechos no sólo me reconocen y
reconozco mis derechos, sino que reconozco y los demás reconocen los
derechos que tienen también las otras personas.
17 Abarca P. Humberto. Discontinuidades en el modelo hegemónico de masculinidad. Investigación
cualitativa sobre el modelo masculino de masculinidad en varones chilenos de estratos medios y bajos.
Universidad de Chile. Sin fecha. pag 4
Desde esta “pedagogía social del privilegio” se crea la certeza y la legitimidad
de poderlo todo, ser dueño de todo, ser el que tiene la razón, quien tiene el
poder de decidir. Desde esta pedagogía se crece creyendo que “ser hombre da
la libertad de no quedar amarrado, de no sufrir los incovenientes o riesgos
derivados de la condición femenina como son el malestar menstrual, el
embarazo y el peligro de violación”. 18
Si aprender a ser hombre en esta sociedad es verse natural y socialmente
“libres de amarras” no es difícil entender porqué para muchos hombres es tan
difícil reconocer que esa chica embarazada, o ese niño/a que nació tienen que
ver con él, lo involucran y le obligan a asumir responsabilidades.
Para hacer uso de este “espacio de privilegio masculino” los hombres “deben
ser importantes” y es por eso que necesitarán:
-Repudiar lo femenino
-Medir su poder en forma permanente
-medir su éxito, tener riqueza y posición social
-ser fuerte, con las emociones bajo control
-no compartir ni expresar los sentimientos con nadie, mantenerse aislado
-arriesgarse siempre sin tomar precauciones
-negarse a reconocer su vulnerabilidad
-ser y demostrar su agresividad
-estar siempre listo para tener sexo, para funcionar siempre, durar mucho y
satisfacer a las mujeres
-no ser rechazado nunca por una mujer
-tener éxito en lo laboral
-tener parejas que lo admiren, obedezcan y cuiden
-desafiar el peligro
-no darle importancia a su salud
-no ponerle atención al dolor, a la tristeza.
Desde niños a los hombres se les orienta y refuerza la racionalidad, la valentía,
el desarrollo de la fuerza física, la capacidad de resolver y negociar, la
seguridad en sí mismos, la autonomía y esto es maravilloso. El problema es
que se ha convertido en :
-un aprendizaje que se les enseña a utilizar para el dominio, el individualismo y
la competencia (el fin justifica los medios) y el uso de la violencia para resolver
conflictos
-es exclusivo para los hombres a lo largo del ciclo de vida y excluye a las
mujeres de poder desarrollar algunas habilidades y actitudes que pueden ser
más que “atributos masculinos”, “atributos humanos” que pueden facilitar vivir
la vida con más bienestar. No se piensa desde esta lógica de fragmentación y
especialización de género que somos igualmente humanas y humanos y que
existen sólo formas diversas de registrar, experiemtar, vivenciar y expresar
esos “atributos” o características de ser y hacer las cosas.
18 Abarca, op cit. P13
-se sobrevaloran y estimulan sólo algunas habilidades o “privilegios” dejando
fuera o desarrollando muy poco el fortalecimiento de la empatía hacia las
personas, la solidaridad, la expresión no violenta, respetuosa y clara de los
sentimientos, la capacidad de cuidar, nutrir afectiva y corporalmente, así como
la valoración y respeto por lo femenino.
La construcción de la masculinidad se convierte, para la mayoría de los niños,
jóvenes y adultos, en una larga carrera de pruebas y demostraciones por las
que muchas veces tienen que pagar precios muy altos: tristeza, temor, soledad,
riesgo a accidentes, lesiones físicas, drogadicción y muerte (la de él mismo o la
de otros).
“El hombre a través de toda su vida deberá probar su masculinidad. En las
diferentes etapas de la vida deberá buscar ese ideal de hombre inexistente. El
costo social e individual es muy elevado, accidentes de tránsito y de trabajo
por su audacia, carencias afectivas por su inestabilidad, privaciones de libertad
por su agresividad y necesidad de encontrar recursos, soledad por la falta de
comunicación y autosuficiencia, estrés y muertes prematuras...” 19
Es urgente que se hable de estos costos en los espacios más privados hasta
en los espacios institucionales donde se construyen las políticas, los planes y
los proyectos de desarrollo y se empiece a reforzar los beneficios personales y
sociales de cuestionar y transformar muchos de los mandatos que la
masculinidad hegemónica exige cumplir a los hombres.
Transformar las paternidades tradicionales modeladas por este orden social
patriarcal va a implicar hacer cambios individuales y colectivos en la forma que
se ha aprendido a vivir como hombre, además de la tarea social, política y
económica de facilitar las condiciones para asumir estas nuevas paternidades
comprometidas y presentes.
Identificar algunas de las vivencias masculinas que más está impactando y
obstaculizando asumir una nueva tarea paterna es necesario para dirigir
nuestros compromisos de cambio en lo personal y en lo institucional. Si bien
podríamos querer abarcar todos los ámbitos opresores de la masculinidad, hay
por lo menos 3 que son urgentes de re-pensar, re-mirar y re-plantear otras
formas de vivirlas, esas son:
-la masculinadad y su impacto sobre la vivencia de la sexualidad,
-la masculinidad y la violencia contra las mujeres
.la masculinidad y la vivencia de la paternidad
2. Ejes centrales de las masculinidades y su impacto sobre la vivencia de
las paternidades.
19 Jiménez, Rodrigo y Quesada, Eric. Construcción de la identidad masculina. ILANUD. Programa
Mujer, Justicia y Género. San José, Costa Rica, 1996. p.45
Masculinidades y sexualidades
Revisar cómo desde las masculinidades tradicionales se acercan muchos
hombres a la sexualidad, nos puede dar elementos para pensar en uno de los
caminos que necesitamos transitar de otra forma para consolidar nuevas
paternidades. Si reconocemos como derecho vivir sexualidades empáticas,
responsables, para el bienestar mutuo y libre de toda forma de discriminación,
coerción y maltrato, podremos dar un paso fundamental en la tarea de asumir
la paternidad.
Consolidando otra ética (personal y social) masculina de la convivencia sexual
se crearán condiciones que abrirán las puertas para que los hombres enfrenten
sus responsabilidades y compromisos ante los embarazos, y en su relación con
las hijas/os.
Esta cultura patriarcal ha impuesto a los hombres el mandato de la
demostración de su virilidad mediante la afirmación de su sexualidad. “ Todo
hombre sabe que necesita demostrar su hombría a través del ejercicio de la
sexualidad activa, en la cual no se deje duda alguna de que “puede funcionar” y
de que lo hace muy
bien”. 20 Aquí la pregunta que podríamos hacernos sería: ¿Y no será parte de
su demostración de control, hacer evidente que de esa relación sexual tuvo el
poder de procrear un/a hijo/a?, ¿aunque no se asuma, no representa ya su
existencia una prueba de su poder?
El encargo de la cultura patriarcal hacia la sexualidad masculina va dirigido a :
-una sexualidad de hazañas y demostrativa
-una sexualidad centrada en su propio placer aunque tiene que demostrar que
desde él y sólo a través de él las mujeres logran el placer.
-una sexualidad que se reduce a la genitalización y más aún a un acto de
penetración, reduciendo su sexualidad a la erección, penetración y
eyaculación. El placer no está en la vivencia erótica con la otra persona, sino
en la “prueba superada”.
-una genitalidad sin control: “no podía detenerme”, “cuando la de abajo se para
la de arriba no piensa”, pero al mismo tiempo debe saber que hacer en todo
momento y manter el control de la situación.
-una sexualidad para si, centrada en las necesidades del hombre, con pocos
referentes de las necesidades de la otra persona o de las consecuencias que
pueda tener esa relación para ella.
Muchos son los mitos patriarcales sobre los que está fundada la vivencia de la
sexualidad de hombres y nujeres que facilitan se instaure múltiples formas de
violencia, entre ellas la creencia desde la masculinidad, de que el placer o más
bien, el deber de demostrar su poder sexual, está antes de cualquier
preocupación por las demás personas, incluyendo las mujeres o los niños/as
20 Campos A., Salas J. Compliladores. Masculinidad en Centro América. 1ª ed. San José. Costa Rica.
2002. Pag.201
que puedan concebirse de esas relaciones. Necesitamos revisarlos para
darnos la oportunidad de asumir un posición frente a ellos para re-significarlos.
Algunos mitos patriarcales que tienen un grave impacto sobre la vivencia
de la sexualidad 21
Tomar la iniciativa es cosa del varón
Esta afirmación parte de la creencia y el mandato social patriarcal de que las mujeres
deben ser seres pasivas y receptivas, sin iniciativa y que los hombres por el contrario
tienen que llevar y sostener el control de la situación, además de asumir que el placer
de las mujeres dependerá de sus capacidades y poderes sexuales.
Desde una vivencia sexual masculina centrada en si mismos, algunos hombres
sienten cierta responsabilidad por el placer de la mujer. Ojalá este sentido ético de la
responsabilidad se viviera como preocupación por la otra y solidaridad. Por el
contrario, esta “responsabilidad por el placer de la mujer y esta necesidad de llevar el
control se viven como el deber de demostrar que él es el que sabe.
Necesitamos entender la experiencia erótica como una experiencia de igualdad y
reciprocidad. No puede existir ni un único responsable, ni un único experto,- como es
lo usual- lo que tendría que darse es el encuentro de dos personas con necesidades,
expectativas y deseos de ser tratadas con respeto, cariño y cuidado, el encuentro de
dos personas con el mismo deseo de dar y mismo derecho de recibir .
Construir una autonomía sexual para las mujeres y los hombres pasa por valorarse y
reconocerse como seres humanas con derechos y potencialidades, y pasa por el
reconocimiento de parte de los hombres, de que las mujeres son seres humanas
iguales y diferentes a ellos.
Las relaciones sexuales son lo máximo, es lo que más da placer, es donde
realmente demuestro que soy un hombre
Las mujeres han crecido con pocos espacios y posibilidades de experimentar placer
en diferentes áreas de sus vidas (en la familia, amigas/os, escuela, comunidad) y las
han convencido que será con la pareja donde al fin se llenarán tantos vacíos y
carencias. A los hombres se les ha hecho creer que sólo el hecho de demostrar sus
hazañas sexuales es suficiente para vivir una vida felíz y placentera. Esa es una de las
grandes mentiras de la masculinidad, tanto las mujeres, como los hombres llegan a
una relación con grandes vacíos y carencias personales que van a hacer que se
sobrevalore cualquier cosa placentera por pequeña que sea, haciéndoles creer que
eso es lo máximo, cuando en realidad lo que reciben o es poco para lo que merecen o
incluso les está lastimando o poniendo en peligro.
Muchos hombres con tal de no perder la oportunidad de demostrar su hombría y
muchas mujeres sobre todo en la adolescencia con tal de no perder tal vez la única
fuente de placer en sus vidas,–como puede ser el sentirse importante para su pareja o
tener algunas sensaciones placenteras durante las relaciones sexuales- se ven
imposibilitadas/os de decir NO a alguien que les está imponiendo una práctica sexual
21 Una adaptación de Quirós Edda, “Abriendo las alas para volar”. Módulo para la revisión y
fortalecimineto de la identidad de las niñas y adolescentes embarazadas y madres. Unidad temática # 3.
INAMU. Costa Rica2001
que no les gusta o les está haciendo daño y de decir que NO a diferentes formas de
violencia en la vida diaria de pareja.
Las relaciones sexuales pueden ser muy gratificantes por si mismas porque puede
estimular una serie de sensaciones placenteras, no sólo por las que se generan en el
cuerpo, sino por la sensación que se produce al sentir que somos deseadas/os y
queridas/os por alguien, por el hecho de sentir que alguien nos mira, nos acaricia, nos
confirma que somos importantes en su vida. Las relaciones sexuales pueden ser muy
placenteras cuando se dan en un ambiente de conocimiento por el cuerpo, respeto,
reciprocidad y cuidado físico y emocional mutuo.
Hay mujeres buenas... y las otras
Los hombres han tenido que entrar a su vida sexual disociando afecto y genitalidad.
Han durante su adolescencia escuchando y posiblemente mirando la genitalidad
asociada a “cierto tipo” de mujeres que usualmente están en la pornografía o son las
que en el barrio o el colegio se juzgan y se “utilizan” porque son las que “andan con
cualquiera” . Crecen haciéndoles creer que entonces hay dos tipos de mujeres: las
buenas para ser sus parejas y las malas con las que se podrán tener relaciones
sexuales, pero no será para formar pareja y tener hijos/as.
Esta dicotomía tiene la grave consecuencia de que ellos no se sentirán comprometidos
a asumir su responsabilidad paterna con aquellas mujeres que se “dejaron”, que
“permitieron” porque ellas no son las que “merecen un hogar”, no se “ganaron” el lugar
de “buenas mujeres” con la que se construye una familia; por lo tanto esos hijos/as no
son su problema, es el costo que ella tiene que pagar por ser “mala” y no “darse a
respetar”.
Desde esta lógica patriarcal muchos hombres justificarán y se sentirán eximidos de
cualquier responsabilidad paterna con “esas” mujeres, responsabilidad que podrá
redimir cuando forme su “familia de verdad”.
Las mujeres se aprovechan de su cuerpo para manipular a los hombres
Es importante hacer énfasis en que el poder de las mujeres parte de la valoración
social y cultural que se ha dado históricamente a su cuerpo y a su sexualidad, no así
de otras cualidades que aluden a aspectos intelectuales, creativos, de decisión política
y otros que son capaces de desarrollar. Por ello es desde su cuerpo y sexualidad que
fundamentalmente emanan para algunas mujeres sus poderes, poderes a los que han
echado mano para sobrevivir, en determinadas situaciones hasta manipular, y en
última instancia vincularse desde la dependencia vital.
Ello ha explicado que a lo largo de la historia se hayan creado muchos mitos,
creencias y valores en torno al cuerpo y sexualidad de las mujeres como fuentes
mágicas de dominación de los hombres y de la que ellos no pueden librarse. El
“embrujo femenino” no es otra cosa, que una manifestación más de la sobrevaloración
que se ha dado a las mujeres como sexo-cuerpo-objeto.
Desde sus sexualidades algunas mujeres pueden hacer uso de sus poderes de
dominio porque es desde el sometimiento y la subalternidad que los han aprendido.
La queja de hombres de que las mujeres los manipulan y hasta quedan embarazadas
para tener un hijo de ellos y obligarlos a casarse, es algo que con frecuencia se
escucha. Si esto fuera así, corresponde a la necesidad creada en estas culturas de
que las mujeres requieran un vínculo –no importa en qué condiciones- para sentirse
que son completadas en su feminidad.
Lo que hay que tener presente es que, los poderes que desde su sexualidad han
ejercido algunas mujeres, son poderes la mayor parte de las veces enajenados desde
su condición de objetos para la procreación u objetos eróticos; y no como sujetas que
aspiran a utilizar sus poderes para producir cambios trascendentales y fortalecerse
como seres humanas.
Será mía como sea
Como la sexualidad masculina tiende a caracterizarse por el control y la apropiación
del cuerpo de las mujeres, se ha legitimado socialmente que se use lo que sea
necesario para lograr este control, desde la coherción más sútil hasta el abuso sexual
y la violación con la justificación de que “aunque dijo que no, yo sé que si quería”.
La sexualidad para muchas hombres pasa por la violencia hacia las mujeres y
mientras esa violencia siga en la mayor impunidad, seguirán asociando que su placer
no es una construcción desde la reciprocidad, sino que por el contrario es algo que les
pertenece y de lo que se pueden apropiar cuando quieran.
Tener relaciones sexuales es parte de ser hombre, es natural e instintivo por eso
no hace falta conocer sobre eso
Muchos hombres creen que no hace falta conocer más sus cuerpos y sexualidad,
porque dicen que tener relaciones sexuales es algo espontáneo, natural e instintivo.
En realidad lo que es espontáneo es el deseo, las ganas de hacer el amor, pero la
relación en sí es algo que se construye y se aprende.
Diferentes estudios sobre la conducta sexual de los hombres y las mujeres confirman
que el conocimiento inadecuado del sexo les genera grandes problemas.
Para construir una gratificante, responsable y segura vida erótica es importante
cuestionar, preguntar, dudar, indagar, averiguar, porque esto va a permitir tener más
control sobre el cuerpo y experiencias sexuales.
Muchas mujeres y hombres siguen creyendo que el conocimiento sexual es
patrimonio del hombre, esperando que ellos sean los que definan y decidan cómo y
cuándo se vivirá la sexualidad. Esta creencia los expone a ambos no sólo a
experiencias insatisfactorias, de incertidumbre, temor o dolor por no saber qué puede
pasar o no reconocerse persona con derecho a opinar y decidir, sino a experiencias
que pueden ser de riesgo para su salud sexual y su salud reproductiva al exponerlas a
embarazos no planeados.
Adquirir conocimientos sexuales como un derecho de mujeres y hombres por vías
diferentes y variadas, tales como las lecturas, grupos de reflexión o de autoayuda ,
conversaciones con adultas/os o maestras/os sensibles e informados, entre otros, van
a fortalecer la capacidad de decidir y experimentar cuando y bajo qué condiciones
vivirán su sexualidad. Una sexualidad donde puedan gozar de sus sentimientos
sexuales y para obtener y brindar placer de maneras diferentes, satisfactorias y sin
riesgo.
Las mujeres y los hombres -porque es un mito también que ellos lo saben todo del
sexo- necesitan recibir una educación para la sexualidad libre de prejuicios, que
fomente el respeto , el cuidado mutuo y el sentido de la equidad entre mujeres y
hombres. Que fomente el derecho de cada persona a decidir sobre su propio cuerpo
así como la responsabilidad de cada cual de cara a sus propias decisiones y actos. 22
Caminos de cambio
En los últimos años, con el cuestionamiento y análisis de muchos aspectos que
han condicionado y siguen condicionando el cuerpo y la sexualidad de las
mujeres y hombres, se han producido algunos cambios que son significativos
en las posibilidades de realizar y vivir una sexualidad que reivindique la
condición de humanas y humanos con derechos, de vivir una sexualidad
empática y responsable que lleve aparejado el derecho de decidir si se va a
asumir la paternidad y la maternidad y las implicaciones que eso tiene.
Muchos hombres están hablando y asumiendo la tarea de hacer cambios que
los liberen de roles, de estereotipos, de miedos, de culpas y sobretodo de la
violencia que pueden ejercer contra las mujeres en la vida sexual , y han
reconocido que quieren salir del lugar del privilegio y entrar en el lugar de los
derechos para asumir también las responsabilidades que estos implican. Y
algunos de estos derechos que se cuelan por sus añoranzas los he podido
resumir así:
vEl derecho a crecer reconociendo el valor de las mujeres, de su cuerpo, de sus
pensamientos , sentimientos y necesidades.
vEl derecho a la felicidad, los sueños y las fantasías tanto para ellos como para las
mujeres.
El derecho a buscar afecto y relaciones sociales, no sólo encuentros genitalizados.
v El derecho a conocer y amar su cuerpo, no sólo a exaltar sus genitales como
simbolo de poder.
vEl derecho de explorar su sexualidad, no porque eso lo hace hombre, sino porque
puede acercarse a ésta, libre de la mirada de otros hombres, libre del miedo,
vergüenza y culpa por no “dar la talla”, libre de falsas creencias y otros
impedimentos.
vEl derecho de cada cual a vivir su propia sexualidad libre de violencia, discriminación
o coerción hacia las mujeres o hacia ellos mismos, en el marco de relaciones
basadas en la igualdad, el respeto y la justicia.
vEl derecho a vivir una sexualidad segura, que no atente contra su integridad física y
mental, ni la de otras personas.
v El derecho a la salud sexual de ellos y sus parejas que pasa por el derecho a
practicar el sexo seguro para prevenir los embarazos no deseados, así como las
enfermedades de transmisión sexual y el VIH/SIDA.
vEl derecho a escoger pareja sexual sin discriminación.
vEl derecho a ser un hombre sexualmente activa o no.
22 Puntos de Encuentro. Somos diferentes, somos iguales. Nicaragua. 1998. P. 109
vEl derecho a gozar la sexualidad independientemente del coito.
vEl derecho al coito como acto de placer y alegría que se comparte.
vDerecho a ejercer la sexualidad, independiente de la reproducción, por lo tanto el
derecho a decidir de qué forma controlar la fecundidad ya sea a través de su
cuerpo o el de la pareja o compañera.
Masculinidades y violencia
Ya se ha dicho que en sus diferentes manifestaciones, la violencia siempre es
una forma de ejercicio del poder de dominio mediante el empleo de la fuerza
física , psicológica, económica, política ,marcadas y construidas por el poder
del que se “cree” superior sobre aquel designado como inferior.
“Para que la conducta violenta sea posible, tiene que darse una condición: la
existencia de un desequilibrio de poder, que puede estar definido culturalmente o por
el contexto, o producido por maniobras interpersonales de control de la relación”... “
En el ámbito de las relaciones interpersonales, la conducta violenta es sinónimo de
abuso de poder, en tanto y en cuanto el poder es utilizado para ocasionar daño a otra
persona . Es por eso que un vínculo caracterizado por el ejercicio de la violencia de
una persona hacia otra se denomina relación de abuso”. 23
Es así como el ejercicio de este poder de dominio se transforma en graves
formas de violencia que atentan constantemente contra la integridad y libertad
de las personas. No se tiene que hacer mucho esfuerzo en reconocer las
diversas expresiones autoritarias y violentas con que se mantiene dominadas,
y en el más profundo cautiverio a muchas mujeres y niñas/os al interior de las
familias, en las relaciones de pareja, en la calle, en el trabajo, en los lugares de
estudio, entre otros.
La relación de pareja y los vínculos familiares han sido estructurados en esta
sociedad como una jerarquía en la que los novios, compañeros, esposos
padres, madres, hermanos, abuelas, abuelos, entre otros, tienen importantes
cuotas de poder sobre “sus mujeres e hijas/os .”
Muchos de ellos -no todos- pueden hacer uso de ese poder social
ejerciéndolo y asumiendo el derecho de controlar a sus parejas, hijas,
hermanas, nietas. De hecho existen numerosos apoyos ideológicos, políticos,
religiosos, económicos y legales que legitiman esa “autoridad” sobre todo
masculina. El uso de la fuerza o poder físico, sexual, económico y sicológico
sobre las mujeres en su condición de
parejas, hijas o hermanas, constituye una de las formas más frecuentes en que
se expresa el derecho a hacer uso de esa “autoridad”.
Este uso de poder- comenta la investigadora Norma Profitt - en el caso de ser
las parejas las que agreden, “tiene ventajas para el agresor y aunque puede
sentirse mal por usarlo, al hacerlo lo consolida y obtiene una ganancia
23 Corsi, Jorge. Compilador. Violencia familiar. Una mirada interdisciplinaria sobre un grave problema
social. Editorial Paidós. Argentina. 1994. p.23
adicional ya que hace valer el concepto de sí mismo como hombre por tener
una conducta masculina que es reforzada por la sociedad.” 24
La violencia en la pareja y en la familia contra las mujeres y las niñas/os es un
reflejo de la desigualdad e inferiorización 25 que se ha construido para las
mujeres y la niñez en esta sociedad de poder de unos sobre otros. En forma
directa o camuflada, sútil y hasta con “amor”, se dice o se cree que las mujeres
(sobre todo las niñas y adolescentes) por su “inferioridad e inmadurez deben
estar todo el tiempo bajo la tutoría” de un otro, superior, seguro, fuerte y
poderoso (padre, hermano, novio, esposo) que les acompañe y sobre todo
resuelva la vida.
Es de esta forma como se va construyendo una dinámica en la que ellas
aprenden que deben obedecer y hacer cumplir las órdenes y los mandatos que
les den. Se ha convencido a las mujeres y a los hombres que ellos definirán la
dirección, representarán, custodiarán, enjuiciarán y controlarán la vida de las
mujeres. 26
Los mandatos de la masculinidad dejan el espacio para hacer uso de la
violencia “en caso de que sea necesario”, y esa necesidad se legítima cuando
se trata de confirmar su poder, confirmar que sigue siendo alguien “importante”.
Es así como la violencia será un recurso -según Luis Bonino, Director del
Centro de Estudios de la condición masculina en Madrid- para: 27
-“mantener el dominio y su supuesta superioridad sobre la mujer objeto de la
maniobra,
-reafirmar o recuperar dicho dominio ante una mujer que se “rebela” por “su”
lugar en el vínculo;
-resistirse al aumento del poder personal o interpersonal de una mujer con la
que se vincula, o aprovecharse de dichos poderes
Muchas veces se cree que la violencia dentro de las familias se reduce a los
efectos de las lesiones físicas, desestimando los serios daños psicosociales.
“Generalmente -comenta el Dr. Saúl Franco- la violencia casi se reduce en los
registros cotidianos a los episodios sangrientos, explosivos y letales. Como si la
vida sólo se alterara con su liquidación y no con una inmensa variedad de
formas de entorpecerla, entristecerla, hacerla menos feliz, placentera y
productiva.”28
Muchos hombres dicen, “No, yo no soy violento, violento es aquel que golpea
a su pareja, que le deja el ojo morado, grita y todo el barrio se entera.” Para
24 Profitt, Norma. Investigación sobre la agresión a la mujer. MUSADE. Costa Rica.1990.
25 Desigualdad: No tener el mismo acceso a oportunidades para el desarrollo personal y social que los
hombres.
Inferiorización: Proceso de aprendizaje que desde la niñez va consolidando en las mujeres una idea de
sí mismas como incapaces, minoría, incompletas
26 Lagarde, Marcela. Género y Poderes . Taller impartido en la Universidad Nacional. Heredia, Costa
Rica, 1995.
27 Bonino Luis. Micromachismos: La violencia invisible en la pareja. Centro de Estudios de la
Condición Masculina. España.2001. pag.5
28 Franco Saúl. En Memoria Primer Seminario Subregional sobre violencia contra la mujer. OPS/OMS.
1992. P..34
Eduardo Liendro del Colectivo de hombres por relaciones igualitarias CORIAC,
esa manera de ver la violencia por los hombres hacen que dejen por fuera
diferentes formas de agredir, “porque la violencia es uno de los ejes que
constituyen la masculinidad, ser hombre en nuestra sociedad significa asumir la
violencia como un modo de vida desde niño... La violencia constituye una forma
de vida, pero también es una forma de muerte. Una forma de vida en el sentido
de que es parte de nuestro cotidiano y eso nos lleva a la muerte (de ellos y de
otras/os) en muchos casos”.
Para Liendro es urgente “hacer un trabajo con nuestra violencia física, verbal o
emocional... la violencia económica y la sexual. Hay que romper el mito del
hombre violento como una excepción, como algo patológico, pues se trata de
algo cultural, debemos asumir la responsabilidad de nuestra conducta,
reconocer nuestra violencia y saber cómo realmente queremos ser”.
Relaciones de pareja y con los diferentes miembros de la familia, en
reciprocidad y simétricas 29, serán dificilmente construidas si existe en la
relación una persona que esté constreñida a ser complemento de la otra, a ser
dirigida, normada, controlada. Si se parte que amarse dentro de las diferentes
relaciones, significa querer el bien de la otra persona, las necesidades del uno
y del otro deberían tener igual peso y valor. Pero no se está enseñando en esta
sociedad de poder de unos sobre otros la igualdad en la relación amorosa de
pareja y en la familia; tristememte el amor ha sido, por definición, una relación
asimétrica 30 que raramente contempla la reciprocidad.
Construir relaciones de igualdad con la pareja y con las/os hijas/os es una tarea
de todos los días que implica sobre todo reconocer que no nadie merece ser
maltratada/o, que nada justifica la violencia y sobre que tenemos el
derecho a vivir libres de violencia.
Nos urge construir una propuesta que nos acerque a todas la personas a una
verdadera cultura de paz que pase por la vivencia democrática más básica : la
de la casa. Una nueva cultura, un nueva forma de ser y vivir como humana y
humano no importa la edad, una cultura que pasaría como lo dice el Manifiesto
2000 por
una cultura de paz de la UNESCO:
“Respetar todas las vidas, rechazar la violencia con un compromiso positivo
con la práctica de la no-violencia activa, desarrollar mi capacidad de ser
generoso compartiendo mi tiempo y mis recursos materiales con los demás,
escuchar para comprendernos en la multiplicidad de voces y culturas en que
nos expresamos, preservar el planeta que significa un consumo responsable y
con criterios de justicia y finalmente reinventar la solidaridad: reconstruyamos
unas sólidas relaciones entre los seres humanos”. 31
29 Simétricas: Relación donde ambas partes reciben los mismos beneficios y compaten las
responsabilidades y costos.
30 Asimétrica: relación donde una de las partes recibe el mayor peso de los costos y las
responsabilidades y la otra parte sólo los beneficios.
31 Martínez Vincent. Roles masculinos y construcción de una cultura de paz. Cátedra UNESCO.
España.2001
Masculinidades, paternidades y maternidades
Ser papá... ser proovedor... o no estar... ¿Qué se espera de las
paternidades?
Como ya se revisó anteriormente, las relaciones de los hombres como padres
se van configurando a partir de lo que que espera y se refuerza en cada
cultura. Por esta razón se dice que se construye desde las representaciones
culturales y las regulaciones formales e informales que haya con relación a
ésta. No se es sólo padre... social y culturalmente se crearán una serie de
regulaciones visibles o invisibles que irán moldeando esa relación.
En este sentido, es que se hace fundamental re-mirar y preguntarnos no sólo
por las prácticas personales que los hombres tienen como padres, sino también
por las normas, leyes, reglas que desde las instituciones creemos que
promueven o por el contrario están restringiendo las acciones y
responsabilidades de los hombres como padres.
De los hombres se esperarán ciertas conductas y otras no, que por supuesto
estarán directamenete relacionadas con los mandatos y encargos que
confirmen su masculinidad. Como ya se ha revisado en apartados anteriores, a
las mujeres se les ha formado en función de ser para otros y esencialmente
madres; mientras a los hombres se les ha construido para ser en sí mismos (es
decir, autoafirmados) y ejercer poder sobre otros (afirmar su poder y control
sobre las cosas y sobre otros que son generalmente mujeres, niños y niñas).
Ello históricamente les ha permitido ser los sujetos (no objetos), quienes
están en capacidad (por lo menos así les hacen creer) de modificar o
transformar la naturaleza, crear y toda suerte de protagonismos que son muy
valorados por pertenecer al ámbito público.
Los hombres –dice Michael Kaufman- “llegan a suprimir toda una gama de
emociones, necesidades y posibilidades, tales como el placer de cuidar de
nosotros, la receptividad, la empatía y la compasión, experimentadas como
inconsistentes con el poder masculino...Eliminamos estas emociones porque
podrían restringir nuestra capacidad y deseo de autocontrol o de dominio sobre
los seres humanos que nos rodean y de quienes dependemos en el amor y la
amistad.” 32
Se dice entonces que los hombres se definen por la creación, el poder y el
protagonismo en lo público. Son protagonistas de su vida, del mundo y de la
vida de las mujeres. ¿Cómo asumir entonces una paternidad presente,
empática, que responda a las necesidades de las/os hijas/os, cuando las
condiciones esenciales para cuidar, nutrir y sostener a otros le son negadas
como experiencia vital, cuando las debe frenar, ocultar, ignorar o eliminar de su
práctica cotidiana? ¿Cómo esperar entonces que una paternidad “responsable
32 Kaufman Michael. Los hombres, el feminismo y las experiencias contradictorias del poder entre los
hombres. Género e identidad. Ensayos sobre lo femenino y lo masculino. TM, Colombia. 1995 pag.131
y afectiva” esté en el centro también de las tareas masculinas, cuando les han
asignado otras tareas prioritarias que sí demuestren su “hombría”?
Efectivamente la paternidad no es esencial para cumplir con la condición de
género masculina. Los hombres pueden no ser padres, pero las mujeres que
no son madres reciben todo el peso de la cultura que evalúa al género a partir
de la maternidad. (...) La sexualidad, sea procreadora o erótica, es para los
hombres un espacio de virilidad. Un recurso de los hombres son los hijos de
las mujeres, pues la cantidad de hijos permite en muchas formaciones
económico-sociales valorizar económica y socialmente al padre, y darle una
connotación especial a su
virilidad”. 33
Muchos hombres en nuestra sociedad, pueden no estar asumiendo esa función
de proveedores y protectores, pero aún así no ven amenazada esencialmente
su “hombría” o identidad, pues su virilidad es lo que importa y se antepone a
muchos otros papeles que se espera cumplan.
En este orden social patriarcal se puede distinguir entre lo que es el mandato
masculino de ser progenitor y no asumirlo, así como el de ser el padre
protector-proovedor . “El progenitor asume una situación de hecho: ha
fecundado a una mujer; el niño o niña resultante es reconocido por lo general a
nivel informal y se convierte en una prueba viviente de su capacidad
heterosexual pero, a menos que se recurra a mecanismos legales, rara vez se
asume realmente la paternidad...” 34 y él tiene la posibilidad- que no la tiene la
mujer- de rechazar su papel de padre y si bien puede cada vez más haber una
sanción social, no asumir esa tarea no amenza en lo fundamental su
masculinidad.
En aquellos casos que se asume la tarea de padre protector-proveedor “... por
lo general esta excluye o relega la participación en el proceso de crianza de los
hijos, exigiendo una actitud distante y poco afectiva. A interior del ámbito
privado familiar, las principales actividades son asumidas por la madre, en
tanto el padre ejerce funciones de autoridad sólo en casos considerados como
especiales por la esposa y que, por lo tanto, requieren una acción disciplinaria
más seria. El padre invierte su tiempo y energía en el desarrollo de su función
proveedora, la que sí es considerada parte importante de la identidad
masculina.
Lo antes expresado muestra que, si bien la paternidad es una fuente de
identidad masculina, parece ser más fundamental en su construcción el
carácter de una actividad “pública” generadora de ingresos, espacio en el cual
33 Lagarde, Marcela. Identidad de Género. Material curso en el Centro Olf Palme. Nicaragua. 1992. p.
16
34 Centro Nacional para el Desarrollo de la Mujer y la Familia. Maternidad y paternidad las dos caras
del embarazo adolescente.Costa Rica. Pag. 47
se reconoce a sí mismo como exitoso, activo y en última instancia, dominador”.
35
Si bien las prácticas y regulaciones sobre la paternidad son diversas y no se
puede decir que son homogéneas, una gran parte de los hombres en nuestra
sociedad comparten una serie de patrones que están atentando contra el
derecho de las personas menores de edad a vivir con bienestar desarrollando
todo su potencial. Es así, como se pueden identificar prácticas paternas donde
ser padre implica ser: 36
-el principal proovedor, que mantiene a los/as hijos/as especialmente los
legítimos o del matrimonio actual; aunque, en muchas ocasiones, no son los
principales ni los únicos proovedores económicos.
-el que demuestra cariño hacia su familia mientras sea un buen proovedor
económico
-el encargado de imponer y trasmitir la ley, la autoridad, la disciplina. Por lo que
tiene que ser duro, “darse a respetar”, ser distante.
-el complemento de la función de la madre
-el representante del superhombre, que todo lo puede, todo lo sabe y todo lo
ve.
-el dueño de las vidas de las/os hijas y de sus madres.
-el centro de las familias
-ausente y siempre añorado
Estas paternidades tradicionales circulan entonces en muchos casos, entre
asumir la tarea paterna en forma autoritaria (cuando se siente con el derecho
de controlar y dirigir la vida de las/os hijas/os, pareja o expareja); violenta
(cuando utiliza la violencia física, emocional o sexual para apropiarse y
controlar a las/os hijas/os, pareja yo expareja) o ausente (cuando no ha estado
nunca presente, se ausenta por mucho tiempo o no es una presencia activa, es
indiferente).
Un hombre adulto recrea su historia con su padrastro cuando tenía 11 años y
habla del tipo de vínculo que vivió. Él cuenta que había perdido un partido de
baseball y tenía que regresar a la casa a enfrentar a su padre...
“Di un rápido vistazo a mi padrastro en su mecedora. Quería pasar inadvertido a mi
cuarto de refugio, a ocultar mi desgracia y mi derrota. No podía encararlo. Quería
huir... “Qué pasó” –gritó mi padrastro. “¿Ganaron?” Y de nuevo no pude
moverme...”¿Qué te pasa? El gato se comió tu lengua?” Esa atronadora voz me hizo
temblar... me sentí aterrorizado ante su estructura de acero, rígido de pies a
cabeza...un corrientazo pasó por mi columna...mi cuerpo empezó a temblar y la orina
salió a chorros mojando mis piernas... Allí quedé parado, completamente vulnerable,
disuelta mi armadura corporal. Salía pus de mi corazón de tantas veces que había sido
herido y lo había ocultado por miedo a ser llamado “bebé llorón”. Ahí estaba mi yo real,
35 CMF . Op.cit. pp. 46-47.
36 Algunos de estos puntos son tomados de Campos Alvaro. Masculinidad y paternidad. Memoria
Jornada de Reflexión: La paternidad responsable: un reto de las políticas públicas. INAMU, Consejo de
paternidad responsable, Consejo Nacional de la Niñez y la Adolescencia. Costa Rica. 2001
asustado, confuso, con necesidad de apoyo, y, sobre todo, de apoyo de mi padre.
Estaba herido y deseaba ser confortado y protegido...quería tocar y ser tocado por él,
mi padre...” 37
Capítulo 3
¿Asumir o no la paternidad, es un asunto de derechos humanos?
1-Dónde están los padres?...Las paternidades y los derechos de las niñas
y los niños
¿Cuántos derechos fueron violados al niño del relato anterior? ¿Cuántos
derechos pudieron ser vividos sólo como añoranza?
“Salía pus de mi corazón de tantas veces que había sido herido y lo había ocultado por
miedo a ser llamado “bebé llorón”.
“Ahí estaba mi yo real, asustado, confuso, con necesidad de apoyo, y, sobre todo, de
apoyo de mi padre”
“Estaba herido y deseaba ser confortado y protegido...quería tocar y ser tocado por él,
mi padre.”
Años de dolor y carencias han tenido que pasar para que se reconozca que las
niñas y los niños son personas que merecen una buena vida y no objetos que
pueden ser manipulados y utilizados arbitrariamente por otros sobre todo en
sus familias. Este reconocimiento no ha sido fácil, ha implicado y sigue
implicando para muchos de ellas y ellos grandes obstáculos e impotencias
porque hacer que se reconozca su humanidad les ha costado ser acusados de
“malos hijos/as, “malagradecidos/as”, “desleales” o “malcriados” .
Para muchos niños y niñas crecer y ser reconocidos/as dentro del grupo
familiar como seres humano/as con derechos ha exigido a muchas personas y
países hablar de justicia, dignidad e igualdad para las personas menores de
edad, y eso ha tenido un impacto fundamental en el desarrollo de los pueblos.
Pero aún queda mucho por hacer para que la condición de sujeta o sujeto de
derechos de las niñas y los niños, sea una vivencia diaria y ser tratados/as
37 Frank Cardelle. Cara a Cara. Revista Uno mismo. Vol. III, No 11-1992
como personas igualmente valiosas dentro y fuera de sus hogares sea una
realidad.
El principio de igualdad, justicia y dignidad no está siendo aún parte de la vida
de muchas personas y este es el caso de millones de personas menores de
edad para quienes la vida diaria está llena de exclusiones, discriminaciones y
carencias.
“Todos lo seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos...”,
“todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su
persona”
–dice el art. 1,3 de la Declaración Universal de derechos humanos; “ningún
niño será sometido a torturas ni tratos o penas crueles, inhumanas o
degradantes...
-dice el art. 37 de la Convención sobre los derechos del niño. Además reitera
en su art. 31: “Los Estados partes reconocen el derecho del niño al descanso y
el esparcimiento...” y en el art. 27 reconocen el derecho de todo niño a un nivel
de vida adecuado para su desarrollo físico, mental , espiritual, moral y social.”
¿Cuántos de estos derechos están siendo garantizados dentro de las familias?
¿Qué condiciones están brindando nuestras instituciones sociales y políticas
para que estos derechos se cumplan?
Como personas adultas y como Estado responsables de velar por el bienestar
de los niños y niñas, no podemos seguir legitimando con nuestras acciones y
omisiones que el sufrimiento, las carencias y el abandono sean parte de su
destino. Está claro y normado que nadie dentro o fuera de la familia, tiene
derecho a excluir, inferiorizar o maltratar a una niña o niño por su condición de
edad o de ser hijo/a y mucho menos negarle su derecho a la identidad, cuidado
y protección materna-paterno, su derecho a la salud, felicidad, seguridad y
amor.
Vivimos en un país que parte del principio de que ninguna persona debe ser
discriminada, y que promueve los derechos de todas/os sus habitantes.
Existe una gran marco normativo desde los derechos de la niñez y la
adolescencia que reconocen el derecho de las personas menores de edad a
contar con una identidad, a no ser discriminado/a, a ser cuidado/a, a contar con
una madre o padre responsables de su crianza entre otros. Este marco
normativa lo podemos encontrar en la Convención sobre los derechos del niño
( art. 2,3,4,7,8), la Constitución Política (art. 23 y 53), el Código de la Niñez y la
adolescencia (art. 3,4,5,8,9,23,30) y el Código de la familia (art.4)
Es evidente que falta de normas de protección a los derechos de los niños y
niñas no es el problema, el problema está en una práctica cotidiana que sigue
generando graves formas de discriminación contra las personas menores de
edad a contar con el apoyo efectivo y afectivo de su padre para su crecimiento,
sobre todo para aquellas/os nacidos fuera del matrimonio.
¿Cómo estamos promoviendo el derecho de los niños/as a vivir con bienestar,
por dónde creemos que pasa ese bienestar?
No cabe la menor duda de que parte de ese bienestar tiene que ver con lo que
pase en la familia de esos niños y niñas, y lo que hagan o dejen de hacer los
padres, y sabemos que muchos de ellos, aún no están contribuyendo a ese
bienestar, por el contrario, lo están poniendo en riesgo.
Las omisiones, carencias, ausencias y ejercicio del dominio de las paternidades
patriarcales no están facilitando que se haga efectivo el derecho que tienen los
niños y niñas a contar con los recursos necesarios para su desarrollo integral y
su derecho a contar con diferentes oportunidades para el desarrollo de una
mejor calidad de vida.
¿Porqué decimos que el ejercicio patriarcal de la paternidad atenta contra los
derechos de los niños y niñas? Porque con sus ausencias, irresponsabilidad,
despreocupación, dominio y distancias, esos padres :
-les niegan el derecho a conocerlos y conocer parte de su historia, de sus
raíces.
-niegan el derecho de los niños y las niñas a tener una identidad que aunque
propia, forma parte tanto de la madre y del padre.
-les niegan el derecho a contar con una figura masculina que les de afecto,
protección y les enseñe que el mundo puede ser un lugar seguro donde vivir.
-les niegan el derecho a tener modelos positivos, e integrales de hombrespadres.
-les niegan el derecho a vivir libres de violencia cuando el padre ejerce el poder
de dominio sobre ellas/os y la pareja.
-les niegan el derecho de vivir en hogares donde el padre sea un modelo que
les permitan un desarrollo basado en la equidad, la libertad y el respeto mutuo.
-reducen las posibilidades de que los niñas/os tengan acceso a recursos
materiales que mejoren su calida de vida.
-aumenta las posibilidades de que se viole su derecho a la educación porque
los niños/as se verán presionados a salir a trabajar para aumentar el ingreso
familiar.
-aumenta el riesgo de que las/os niñas/os sean expulsados a la calle para
“protegerse” de la violencia que viven.
-modelarán que los hombres pueden pasar impunes sin que nadie les haga
asumir las responsabilidades sobre las hijas/os. Ellas y ellos creceran creyendo
que el ejercicio de esa forma de paternidad y masculinidad es esperada y
“normal”.
El bienestar y la defensa de los derechos de la niñez deben estar en el centro
de del desarrollo, y podremos hablar de un verdadero desarrollo humano
cuando la democracia más básica, que es la democracia en la casa, pueda ser
una realidad para todos los niños y las niñas. Esta democracia podrá ser una
vivencia real cuando los padres entiendan que asumir una paternidad
responsable y afectiva no sólo generará bienestar a sus hijos/as, también se
puede convertir en una gran fuente de enriquecimiento personal para ellos.
La defensa y garantía de los derechos humanos de los/as niñas/os es
responsabilidad de cada mujer y hombre junto con un Estado que debe brindar
las condiciones para hacerlos efectivos.
2- Paternidades ausentes construidas sobre maternidades
incondicionales y de la entrega: ¿Porqué las paternidades tradicionales
atentan contra los derechos de las mujeres?
Además de esos mandatos masculinos que delimitan la forma de asumir la
paternidad , están también para que esta se pueda mantener, los mandatos
hacia las mujeres para ejercer maternidades que cuiden, protejan, acojan y
velen por el bienestar de los/as hijos/as en forma incondicional y desde la
entrega, sin importar si para lograrlo a ellas se les vaya la vida y su salud.
Especializar a las mujeres en esta tarea de cuidar-proteger y obstaculizar el
desarrollo de habilidades en los hombres necesarias para el cuido, da las
condiciones, deja el espacio abierto, para que muchos de ellos no asuman una
crianza presente y efectiva, ya que para eso estará ella, la madre, incluso para
resolver el papel de proveedora, en caso de que él no pudiera o no considerara
su responsabilidad cumplir con ese encargo social.
Para poder sostener esta masculinidad opresora, este orden social patriarcal
tuvo que consolidar la construcción de feminidades que se mantuvieran en la
sombra y se encargaran de cuidar lo que ellos no iban a tener como encargo
hacer: cuidar hijos/as, el planeta, a otros hombres, incluso cuiadar de ellos
mismos. Es entonces que para poder sostener este modelo de paternidad
ausente, distante y poco empática esta sociedad tuvo que implantar en
contraparte, la naturalización de la maternidad, y convencer a las mujeres y a
las instituciones sociales de que el bienestar de los hijos/as sería
responsabilidad primordial de las mujeres.
Así se consolidan creencias personales e institucionales sobre las
maternidades que se transforman en verdades “naturales”, “deber ser” y
destino para las mujeres, partiendo de que :
-por naturaleza somos madres
-es lo que da sentido a la vida de las mujeres
-si no es madre no es una mujer de verdad
-siempre sabrán que hacer porque ser madre lo llevan en la sangre
-todas quieren ser madres y aman a sus hijas/os
Y es como se instaura una de las más graves formas de violación a los
derechos de las mujeres, exigirles que lo puedan todo, lo sepan todo y estén en
todo lado cuando de la seguridad, cuidado, protección y desarrollo de las /os
hijas/os se trata. Lo que por supuesto no es posible para ningún ser humano/a
hacerlo, aún contando con los recursos económicos, afectivos y de
conocimientos para hacerlo.
No sólo las mujeres deben asumir toda la tarea de crianza y cuidado de las
hijas/os sino que además como una tarea más, median entre el padre y sus
hijos/as. Ellas se encargarán de hacer que el padre asuma su tarea, se la
estarán recordando, se la estarán disimulando, justificando, y resolviendo, con
tal de que las/os hijas/os no sufran su ausencia y sus omisiones, por eso
podemos decir que los hombres asumen un “paternidad mediada” por los
poderes de las madres que serán al final los que resuelvan hasta lo que el
padre debería estar haciendo.
La familia, la comunidad y las instituciones le demandarán a las mujeres asumir
una maternidad omnipotente, omnipresente y omnipresente y en la más
absoluta soledad, porque si ella debe hacerlo todo y bien, la presencia activa
del padre no será necesaria, él mejor que esté donde debe estar, haciendo
otras cosas más relevantes en la construcción de su masculinidad.
Sostener este modelo materno todopoderoso, de ser para otros desde la
entrega incondicional tendrá graves consecuencias en la vida de las mujeresmadres, y una de ellas es la imposibilidad de hacer efectivo su derecho al
desarrollo personal y a la construcción de su salud física y emocional, porque
para cuidar desde esa incondicionalidad y entrega tendrá que anular su vida,
renunciar a si misma y a su cuidado. Así el derecho humano a vivir con
integridad, dignidad y bienestar estaría muy lejos de hacerlo posible para si
misma, porque toda su energía tendría que estar dirigida a lograr el bienestar
de sus hijas/os y pareja (si la hubiera).
“La maternidad en solitario –dice la socióloga Monserrat Sagot- no solamente
constituye una tremenda barrera para la participación de las mujeres en el
proceso de desarrollo en condiciones equitativas, sino que se configura en una
posible pérdida de oportunidades para las futuras generaciones”. 38
Mientras muchas mujeres-madres se debaten, dudan y se sienten culpables de
no estar haciendo lo suficiente en esta tarea materna, otras más que no
cumplen con estas características maternas, se sienten “anormales” o
“enfermas” y pasan a formar la listas familiares e institucionales de las “locas”,
“putas”, “raras” y sobre todo de las imcompletas, “casi mujer” o
“sospechosamente mujer”. Mientras estas mujeres son sentenciadas y
culpabilizadas, ¿dónde están los padres?
Puede ser que estén observando pasivos este drama materno y le digan a su
pareja, “no exagere, la crianza no es para tanto”, “no se complique”; puede ser
que quieran apoyarla, hacer algo y no sepan qué hacer, “porque yo no sirvo
para esto de cuidar chiquitos”; o puede ser que no estén... y lo más serio no es
sólo que no estén, sino que su ausencia pase impune y las instituciones le
cobren sólo a las mujeres su “incapacidad” de ser madre.
Y culpar a las mujeres de su “incompetencia”, sin preguntarse dónde están
ellos, es seguirlos disculpando y absolviendo de una gran responsabilidad que
38 Sagot Monserrat. Políticas para el fomento de la paternidad responsable: una visión desde las
mujeres. Ponencia para el Encuentro Internacional Fomento de la paternidad responsable: normas legales
y políticas públicas. 2002
como adultos tienen frente a los derechos de los/as niños/as y los derechos de
las mujeres.
¿Será entonces un problema de derechos de las mujeres hablar de
paternidades afectivas y efectivas? ¿Tendrá que ver con los derechos de las
mujeres construir estrategias personales y institucionales que desmonten las
ausencias y omisiones paternas?
¿Estarán estas paternidades ausentes y poco empáticas obstaculizando aún
más que las mujeres puedan hacer efectivo su derecho a vivir con calidad, al
tener que ver de dónde sacan para comer, para vestir, para la educación y
para mantener la salud de sus hijas/os, viendo cómo prolongan sus jornadas
laborales, cómo “fortalecen” su capacidad de entrega y amor?
¿Tendrá que ver con los derechos de las mujeres denunciar los costos vitales
que las maternidades de la entrega y la renuncia está produciendo tanto en las
mujeres-madres como en los/as niños/as?
¿Tendrá que ver con los derechos de las mujeres hacer que se reconozca la
urgencia de hacer cambios para re-pensar tanto las paternidades como las
maternidad patriarcales?
Promover un cambio efectivo pasará por abordar el ejercicio de la paternidad
desde las diferentes interconexiones que la definen y por supuesto uno de ellas
es la forma en que las maternidades se han organizado. No podemos pensar
en cambios en las paternidades sin cambios en las vivencias y mandatos
maternos; sin un verdadero cambio una de las más graves desigualdades que
enfrentan las mujeres: la distribución desigual de las tareas y responsabilidades
al interior del hogar.
“La repartición equitativa de las tareas y responsabilidades familiares entre los
sexos, -dice Susan Moller- especialmente del cuidado de los hijos e hijas, es la
gran revolución que no ha ocurrido”. 39
Tanto mujeres como hombres en su vida privada, como las instituciones,
tenemos en frente grandes cambios por hacer, para muchos será asumir
espacios de responsabilidad presente y afectivas, para muchas de nosotras
será reconocer que no somos sólo madres y menos que lo debemos hacer
todo.
Un reto grande para las mujeres-madres será salir del miedo que nos da dejar
espacios que históricamente nos han mandado llenar y que los hombrespadres deben de asumir. Pero esto lo podremos hacer si entre mujeres nos
desculpabilizamos, nos acompañamos y sobre todo si contamos con
instituciones sociales y políticas que apoyen estos cambios y que reconozcan
que la distribución desigual de las responsabilidades de la crianza es una
violación a los derechos de las mujeres y sus hijos e hijas.
39 Moller Okin, S. En Sagot Monserrat. Políticas para el fomento de la paternidad responsable: una
visión desde las mujeres. Ponencia para el Encuentro Internacional Fomento de la paternidad
responsable: normas legales y políticas públicas. 2002
Se necesita una sociedad, que a través de sus instituciones apoyen la
coresponsabilidad, la refuercen y creen las regulaciones necesarias para que
los padres ocupen un espacio real de apoyo, cuidado y protección de los hijos
e hijas.
“Nuestras leyes no le permiten a los cleptómanos que roben en las tiendas, o a
los pedófofilos que abusen de niñas y niños. ¿Porqué tendríamos que permitirle
entonces-como sociedad- a los padres que se niegan a hacerse cargo de sus
hijos o hijas renunciar a sus responsabilidades?...¿porqué tendríamos que
permitir que una injusticia que claramente daña a mujeres, niñas y niños
persista en las bases de nuestro orden social social y política.” 40
Garantizar los derechos de las/os niñas/os pasan por garantizar los derechos
de las mujeres a vivir también con integridad y dignidad. Proteger los derechos
de los/as niños/as es proteger los derechos de las mujeres, porque si ellas se
reconocen sujetas de derechos van a hacer suyos poderes que no sólo
facilitarán su desarrollo personal, sino el de sus hijas/os. ¿Cómo una mujermadre podrá dar fé en la vida, si ella la ha perdido? ¿Cómo va a enseñar como
ser sujeta o sujeto de derechos, si ella no lo reconoce en ella?¿Cómo va a
acompañar a los niños/as en el fortalecimineto de su noción de ser personas,
humanos/as, si ella es tratada como un objeto de uso?
Como dice la abogada Rita Maxera: “El interés Superior del Niño resulta una
complementación entre los distintos intereses de poblaciones con protección
por condiciones particulares...Mi propuesta es que no podemos leer la
Convención de los derechos de los niños sin ver la Convención sobre todas las
formas de discriminación contra las mujeres, ya que contempla también a los
niños. Son convenciones complementarias que se refuerzan mutuamente...” 41
Tenemos que asumir el reto de conciliar los derechos de los niños/as y los
derechos de las mujeres. Las discriminaciones vividas por las mujeres las
comparten y las viven también sus hijos/as... además, venimos de vivencias de
expropiación y exclusión comunes.
Todo lo que genere injusticias, desigualdades e inequidades es tarea de toda la
sociedad enfrentarlo y por supuesto la maternidad y la paternidad siguen
convirtiéndose en uno de esos espacios de mayor inequidad y abusos de poder
que no podemos dejar de cuestionar y transformar.
40 Moller Okin, op.cit
41 Maxera Rita. Memoria Jornada de Reflexión: La paternidad responsable: un reto de las políticas
públicas. INAMU, Consejo de paternidad responsable, Consejo Nacional de la Niñez y la Adolescencia.
Costa Rica. 2001
Capítulo IV
Paternidades para el desarrollo de humanas y humanos
De qué paternidades hablamos?
Padres adolescentes, padres adultos, padres que viven en un mismo espacio
con sus hijas/os y pareja, padres que no viven con sus hijas/os, padres con
hijas/os de dos o más matrimonios, padres de hijas, padres de hijos, padres
mayores, padres sin pareja que viven con sus hijas/os, padres con pareja,
padres de diferentes étnias, padres con recursos económicos, padres que
viven en condiciones de pobreza, padres que abusan, padres que se han
tenido que separar de sus hijas/os por tener que migrar o estar en prisión,
padres de una hija/o que nace de una relación casual, padre de una hija/o que
nace de una relación estable, padre de un hija/o de una relación extramarital,
padres que adoptan, padres que reconocen hijo/as de su nueva pareja, padres
que quieren asumir su paternidad y la madre del niño/a no lo “deja” por miedo a
que lo use como control hacia ella, padres ausentes.
Padres, padres...diferentes... que trascienden la idea tradicional de considerar
la relación de los hombres como padres en el marco de la familia nuclear, o de
una sola forma de ser padre. Esta diversidad nos obliga a salir del mito de una
sola forma de familia, y nos exige pensar en acciones sociales y políticas
inclusivas que tomen en cuenta que las paternidades se están ejerciendo
desde esta enorme gama de relaciones.
Padres...padres...diferentes, viviendo su paternidad en diferentes condiciones,
con necesidades y dificultades específicas, pero con una innegable tarea
común: acompañar, apoyar, proteger los derechos humanos de sus hijas/os,
apoyar su desarrollo como humanos y humanas.
Son múltiples las formas y circunstancias en las que se puede asumir la
paternidad y van a depender de múltiples factores personales, sociales,
culturales, económicos y políticos, pero desde esa diversidad, ¿será posible
identificar algunos elementos que nos acerque a la construcción de
paternidades que faciliten el desarrollo, bienestar y protección de los derechos
de los/as niños y niñas?
Ya se había mencionado que la forma de ejercer la paternidad se construye a
partir de representaciones culturales y regulaciones formales e informales que
les va delimitando y diciendo a los hombres lo que deben o no deben hacer, lo
que pueden y no pueden ser en el vínculo padre-hijo/a.
La familia, los amigos más cercanos, la escuela, los medios de comunicación y
la religión, van configurando normas informales que aunque no están escritas
hablan de lo permitido y lo no permitido de la vivencia paterna. “Las normas, las
leyes, las reglas de las instituciones, promueven y restringen las prácticas,
acciones y en general las formas de relacionarse de los hombres como
padres”. 42
Hemos transitado por las diferentes representaciones culturales que han dado
forma a identidades masculinas que llevan a asumir la tarea paterna como un
espacio de poderío o por el contrario como una tarea de segunda categoría que
no es tan imprencindible para demostrar la hombría. Hemos visto como al
interior de las instituciones sociales y políticas se promueven prácticas que no
sólo restringen la posibilidad de ejercer otro tipo de paternidad, sino que
promueven con sus omisiones y acciones la impunidad cuando los hombres no
asumen su compromiso con los hijos e hijas.
Sin embargo, este orden social patriarcal no es incambiable, aunque a veces
nos parezca que lo es, aunque insista en convencernos de que nada podemos
hacer contra una realidad social que de histórica y cultural pasa a ser otra vez
“natural”.
La realidad es cambiante, dinámica y además la construimos las personas.
Mujeres y hombres nos hemos movido entre mandatos y nuevas
interpretaciones posibles que nos ha hecho comprobar que con mucha fuerza,
coraje y valor es posible en las prácticas diarias ser humanas y humanos con el
mismo derecho al bienestar, al amor, a la protección y a seguridad.
Ya sabemos los graves daños que ha producido esa paternidad patriarcal
marcada por el ejercicio del dominio y la impunidad de las ausencias. Ya
sabemos los grandes costos sociales y personales que ha generado y sigue
generando esa forma de ejercer la paternidad y la inversión que tienen que
realizar los países para enfrentar los problemas originados por la negligencia,
el abandono y el abuso que cometen muchos padres contra sus hijas e hijos.
La pregunta es ahora y ¿qué si queremos?, qué es lo puede de este vínculo
cambiar? ¿qué puede facilitar el desarrollo de los hijos/as, qué nuevas
habilidades tendrán los hombres que desarrollar, qué cambios y nuevas
regulaciones tendrían que priorizarse desde las instituciones sociales y
políticas para generar condiciones que contribuyan al ejercicio efectivo y
afectivo de la paternidad?
Responder esas preguntas pasa por primero por escuchar lo que tienen que
decir las partes involucradas en este vínculo: las niñas, los niños y los
hombres-padres que han hecho importantes esfuerzos por acompañar a sus
hijas/os de otra forma y disfrutar esta tarea de la paternidad.
Lo que dicen los niños y las niñas...
¿Cómo quieren los niños y las niñas vivir su relación con los padres, qué tipo
de padre quieren, qué esperan de ellos?
42 CEPAL. Módulo de paternidad responsable y políticas públicas”. Mexico.2002
Como resultado de la consulta nacional realizada entre niños, niñas y
adolescentes durante 1999, con motivo de la elaboración de la Agenda
Nacional para la Niñez y la adolescencia, ellas y ellos dijeron que tipo de padre
querían: 43
“que nos comprenda, oriente y de un buen ejemplo”
“que nos den un hogar como el que merecemos”
“un padre que nos guíe desde pequeños”
“que nos cuide, tenga más contacto, juegue y nos enseñe a ser responsables”
“que no sean tan agresivos, que se encarguen de nosotros y nos cuiden”
“que el padre nos proteja desde que estamos en el vientre de la mamá”
“tener hogares más estables y con buena comunicación”
“que los padres se acerquen más a sus hijos”
“que cumplan con sus responsabilidades como padres”
“que participen en capacitación de lo que significa paternidad responsable”
Otros niños y niñas responden a la pregunta:¿Qué es lo que más me gusta de
papá? 44
“Que él es vacilón, hace muchas bromas y porque cuando me porto bien me
regala cosas, pero lo que ocupo. Me felicita si me porto bien.” Fiorella. 10 años
“Que me lleva a muchos paseos”. Nicolás. 10 años
“Cuando hago las cosas mal me comprende y yo le cuento porque lo hice. No
me sobreprotege porque le gusta el deporte arriesgado y lo peligroso.” Oscar.10
años
“Que él es muy honesto porque cada cosa que le pregunto me la contesta con
la verdad. Me hace favores y me comprende en muchas cosas”. Mauricio 10 años
“A mí me gusta mi papá que él trabaja muy duro solo para nosotros... para ir a
pasear con nosotros”. Marilaura 10 años
Y a la pregunta ¿Qué es lo que no me gusta de mi padre?, ellas y ellos
respondieron...
“Me pega, me grita, me insulta”. Nicolás
“Ahora que trabaja más que antes no quiere jugar fútbol, pero a veces puede
jugar”. Oscar
“No me deja entrar en mi cuarto. No juega conmigo”. Mauricio
“No me gusta de mi papá que no me escucha cuando hago algo malo y solo
me pega”. Marilaura
“Que mi papá se descontrola si me pasa algo y me dice que ya no puedo andar
con la persona. A veces se enoja mucho y dice cosas...Mi mamá lo controla y
me defiende”. Fiorella
Es evidente que para los niños y las niñas lo primordial de la paternidad está
relacionado con un vínculo que se exprese en presencia física, afectiva, de
43 INAMU. Lineamientos de Política para el fomento de la paternidad Responsable. Costa Rica,2001.
Pag15
44
Monserrat Blanco, INAMU. Memoria Jornada de reflexión “La paternidad responsable: Un reto de
políticas públicas” . Costa Rica 2001
seguridad, protección y disciplina. Es común ver que las añoranzas, reclamos o
resentimientos circulan alrededor de su ausencia en momentos importantes de
sus vidas.
Otro elemento importante desde la mirada de los niños y las niñas tiene que ver
con la no violencia. Pensar en un padre responsable, tiene una relación directa
con aquel que no ejerce la violencia contra ellas, ellos y sus madres: “lo que
queremos es que no sean tan agresivos”.
“Que se encarguen de nosotros y nos cuiden”, es una tarea paterna que ellas y
ellos identifican con claridad. A pesar de que la manutención económica no es
identificada como la tarea paterna más importante, si la reconocen como una
responsabilidad de los padres, sobre todo porque saben que si él no lo asume,
sus madres tendrán que sobrecargarse para compensar el sustento familiar.
Ese padre agresivo, distante, duro y siempre seguro de si mismo. Que muchas
veces esta ausente, que nunca siente miedo, que persigue el dominio de otros,
tolera el dolor sin inmutarse y no expresa sentimientos afectivos. Ese padre
“presente-ausente” que con su pasividad, silencios o ausencias físicas hacen
que se viva con el dolor y el enojo de la indiferencia; es lo que las niñas, los
niños y los adolescentes están repudiando y exigiendo que se cambie.
Ellas y ellos quieren tener un ser humano:
-que acompañe un camino que muchas veces asusta, del que tienen mucho
que aprender y que no entienden muy bien.
-que proteja desde incluso antes de nacer , “en el vientre de la mamá”.
-que asuma su responsabilidad económica pero que eso no lo haga negarles la
posibilidad de compartir tiempo con él, -“que esté en la casa”-.
-que aunque se enoje, no utilice la violencia contra ellos/as y sus madres.
-que los respete y tome en cuenta sus opiniones.
-que pueda mostrarse cariñoso, tener buen humor.
-que juegue
-que sepa escucharlos/as
-que acompañe sus proyectos aunque no entienda mucho de que se tratan.
¿Estarán pidiendo mucho..?
Lo que dicen algunos hombres-padres
¿Qué tienen que decir sobre la paternidad responsable y afectiva, los
hombres-padres que han asumido su tarea paterna, que han pensado y vivido
otras paternidades?
-“Los hombres deben aprender a considerar sus relaciones como el fondo, lo
importante, eso podría ayudarlos a valorar muchas cosas. Aunque a menudo digan
que trabajan “para su familia”, las identidades masculinas aún están organizadas
alrededor del trabajo y eso hace que los hombres raramente aprendan cuánto tiempo,
atención y esfuerzo supone una relación seria, como la de padres e hijos/as”. (Victor
Seidler. Inglaterra)
-“Han pasado seis semanas desde que mi hija nació y ya he sido excluido del proceso
de paternidad. No deliberadamente, sino debido a presiones sociales en una sociedad
cuyo mensaje es que los niños y las niñas son asunto exclusivo de las madres y que
los hombres tenemos un papel insignificante en su cuidado y crianza. El papel de
padre consiste , en el mejor de los casos en “ayudar” a nuestras parejas, las madres,
en su tarea asignada de cuidar de los hijos y las hijas...El mensaje parental está
dirigido solamente a las mujeres. El paquete de Pogreso Infantil del Kmart, empieza
con “Querida mamá”, el jarabe de frutas dice, ”lo mejor que una madre puede dar”... y
la 11 edición de el libro Los cuidados del bebé... tiene 29 imágenes de una persona
adulta con un bebé. De éstas, 25 son de madre-bebé, 3 son de madre-padre-bebé y
una sóla es de padre-bebé...”(Michael Eburn. Australia)
-“Soy padre de un niño de 8 años y la experiencia me tiene tan contento, como harto,
no del niño claro (aunque me agobia y me cansa) sino de las tareas y
responsabilidades que se derivan de asumir la paternidad...desde el primer día
comprobé el poco mérito que tiene ser padre y lo difícil que resulta hacer de padre.
Convencido, como estaba, de que tras el parto, a excepción del amamantamiento no
hay ninguna necesidad del niño/a que el padre o la madre no pueden satisfacer
indistintamente, caí en la cuenta de que tenía que espabilarme, porque nadie me
había enseñado a cuidar un niño/a ...”
“...la paternidad me ha ofrecido la oportunidad de aprender: a ponerme en el lugar del
otro, a entender que lo mejor para él no siempre es lo que yo suponía; a expresar el
cariño sin miedo al ridículo; a entender que me necesitan con más frecuencia de lo
que me apetece; a cuidarlo y de paso cuidarme, y a implicarme más en lo doméstico
porque es de justicia para con mi pareja y porque soy para mi hijo el modelo de lo que
es ser hombre.” (José Angel Lozoya. España)
La paternidad “hay que asumirla, no es entonces algo dado de antemano ,
natural...acaso la maternidad lo es?...es algo que “debe aceptarse”, que no adviene
espontáneamente”. (Marcelo Colussi. Guatemala)
“El nuevo milenio exige a los varones que son padres, mayor equidad,
corresponsabilidad, ternura hacia su pareja, hijas e hijos. Se les demanda mayor
cercanía, amor , comunicación respeto y , sobre todo, conciencia de su paternidad.”
(Román Gonzalez. México)
“Los hombres no podemos hacer que una hija o un hijo crezca en nuestro vientre, pero
sí en nuestros corazones. Para ello seamos lo más cariñosos y amorosos que
podamos, deseando de corazón ser papás”. CORIAC. México
Lo que dicen otros...lo que dicen otras...
¿Qué es paternidad responsable?: Mirada desde un grupo que participa
en la construccción de políticas públicas sobre paternidad.
La Jornada de reflexión denominada “La paternidad responsable: Un reto de
políticas públicas” realizada en Dic. del 2001 brindó un espacio donde un grupo
de personas miembras del Consejo de la Niñez y la Adolescencia, de la
Comisión de Paternidad Responsable, del INAMU y de otras instancias
reflexionaran sobre el tipo de paternidad responsable se quería promover, y
estas fueron sus conclusiones: 45
¿Qué entendemos por paternidad responsable?
Lo que la caracteriza...
-Es más que el concepto de padre que procera, tiene que ver con el que
reconoce y adopta. Es visibilizar las diferentes formas de paternidad: adoptiva,
legal, biológica y emocional (de hecho)
-Incluye derechos y obligaciones
-es protagonismo
-tiene que ver con la empatía (capacidad de ponerse en el lugar del otro/a). Ya
no sólo se habla de la necesidad de desarrollar la capacidad en los hombres de
llorar y ser afectivos, sino empáticos con sus hijas/os.
-Es hablar de paternidades alternativas. Que se involucren en la educación, el
juego, lo afectivo en doble vía: desde el disfrute de los hijos/as y de los padres.
-Son relaciones basadas en el respeto, horizontalidad, bidimensionalidad, que
fomenten el crecimiento y la formación, autonomía y responsabilidad y que sea
también placentera para todas las partes.
-Que no se limita a lo biológico, al apellido, a lo económico, a la proveeduría.
Incluye lo afectivo
-Es ver la paternidad desde los hombres, desde los niños y desde las mujeres
Tiene que ver con las masculinidades y las maternidades
-Pasa por revisar la masculinidad, es pensar en cómo enseñar a los hombres a
ser padres
-Es un vínculo que tiene que diferenciarse del de la madre
-Es un vínculo que media en la relación de poder de la madre con el hijo/a
-La paternidad se relaciona con la maternidad, son parte del mismo engranaje.
Pensar en políticas que la promuevan pasa por pensar en políticas que apoyen
el ejercicio de la maternidad y promuevan cambios también ahí. La paternidad
es un hecho relacional que construimos padres, madres hijos e hijas de manera
más integral.
-Es trabajar los mitos de la maternidad y la paternidad. No es que le vamos a
decir a los hombres que se comporten como mujeres. No es maternalizar la
paternidad.
-Es pensar en que desde la estrategia de equidad se busque compensar la
sobrecarga del trabajo materno por las ausencias en la paternidad.
-No es construir paternidades y maternidades idealizadas. Es promover la
corresponsabilidad entre ambas.
-la paternidad le permite al padre desarrollarse como persona, en el disfrute de
la relación
-No solo se dirige al padre que abandona sino al que está en la casa.
45 Monserrat Blanco, INAMU. Op.cit.2001
Son cambios sociales y políticos
-Paternidad incolucra lineamientos dirigidos a resocializar la estructura
institucional y social como un todo, y no solo en el ámbito subjetivo individual.
¿Qué es paternidad responsable?: Mirada desde una política para el
fomento de la paternidad responsable
La política para el Fomento de la Paternidad Responsable asume como
definición de referencia para su accionar, que la paternidad responsable es
aquella tarea que tienen los padres (en el sentido cultural y no sólo biológico)
de cumplir con las responsabilidades de la crianza y educación de sus hijas e
hijos, así como la posibilidad de recibir los goces que se deriven de esta. 46
Este concepto del que parte la política de paternidad responsable-según lo
refiere el documento- trasciende el reconocimiento de su paternidad mediante
la acción de la prueba de filiación, o la garantía del sustento económico. “Se
trata de brindarles además todos los recursos materiales, el tiempo necesario
para compartir, disfrutar, comunicarse; para que las hijas y los hijos tengan la
oportunidad de desarrollarse física, mental, emocional y socialmente en
condiciones óptimas de igualdad y equidad. “ 47
Esta propuesta de un ejercicio de la paternidad que asegure la protección de
los derechos de las niñas, niños y adolescentes, implica:
-garantizar el derecho de sus hijas e hijos a la identidad, a vivir en familia
-velar por su derecho a la no discriminación
-facilitar su derecho a la salud, educación, recreación, descanso y juego.
-compartir labores al interior de los hogares
-proteger a los hijos e hijas contra todo tipo de peligro y formas de abuso
-tratarlos con respeto de su integridad y sus derechos
-cuidarlos, atenderlos y orientarlos a fin de que conozcan sus derechos y
aprendan a defenderlos y a respetar los de otras personas
-aprender a disfrutar y vivir el goce de la paternidad
Y entonces...que podría ser paternidad responsable ?
Revisar esta enorme gama de condiciones y características de lo que
consideramos una paternidad responsable y afectiva, nos lleva a darnos cuenta
que la tarea es grande, diversa y que indudablemente demanda cambios: el
desarrollo de nuevas habilidades en muchos hombres, otro ejercio de su poder,
una nueva valoración de lo paterno en sus vidas; asumir otras formas de
asumir las maternidades, así como cambios en las representaciones que las
instituciones tienen sobre el “deber” paterno y materno y que se traduce en sus
en prácticas diarias.
46 INAMU.Op. cit. 2001 Pag.12
47 INAMU. Op, cit
Este recorrido además, nos hace pensar, en ¿cuánto estamos depositando en
la tarea paterna?, ¿nos mueve un ideal que hemos construido sobre tantas
“presencias-ausencias”, tanta indiferencia y tantas omisiones y vacíos vividos
en la relación padres-hijos/as?.
Podemos caer en la trampa de seguir pensando binariamente el mundo, como
este orden patriarcal nos ha enseñado: “o una cosa o la otra”, “o es hombre o
es mujer”, “o es buena o es mala”. Enseñanzas que nos han negado la
posibilidad de reconocer las diferencias, la diversidad y enriquecernos de ellas.
Podemos caer en la trampa de seguir pensando las paternidades (al igual que
las maternidades) en extremos opuestos: o los padres indiferentes, pasivos,
ausentes que no han facilitado el bienestar de sus hijas/os o los padres
trabajadores, cariñosos y presentes que seguimos añorando e idealizando.
Es importante reconocer que las paternidades al igual que las maternidades, se
van configurando desde muchos lugares, el personal, el social, el cultural, el
económico, el institucional y que tiene que ver con vínculos dinámicos que se
transforman a lo largo del ciclo de vida tanto de los padres, las madres como
de los hijos e hijas.
Hablar de uno u otro modelo paterno como fijos y “puros” en el caso de muchos
hombres-padres, no es posible, porque se reconocen siendo una mezcla de los
dos: ausentes a veces, presentes otras veces, distantes a veces, cercanos
otras veces, con posibilidades a veces de dar una efectiva protección
económica, con menos posibilidades otras veces.
No podemos pensar y trabajar para construir paternidades tan idealizadas que
no sean posibles, que no sean reales, sólo porque están en la base de
nuestras añoranzas y carencias. Estamos hablando de lo que hace de la
relación paterna una responsabilidad posible y disfrutable. Lo que hace de esa
tarea paterna una tarea de adultos responsables de velar por el bienestar de
sus hjjas e hijos.
Es construir una responsabilidad humanamente posible, humanamente
solidaria y que sea capaz de convocar el amor, que sea capaz de convocar lo
bueno y poderoso que hay en ambas partes: los hijos/as y sus padres.
Hablamos entonces de paternidades que desde las diversidades comparten
una responsabilidad común que no sólo se elige, sino que se debe asumir:
acompañar y facilitar desde los recursos con los que se cuentan, el desarrollo
de humanas y humanos sujetas/os de derechos.
En este sentido, se reconocen tareas de protección, cuidado, acompañamiento
afectivo, traspasadas por el ejercicio de un poder paterno que esté en función
de la defensa de los derechos de las hijas/os y no que esté marcada por un
poder de dominio que anule sueños, poderes, iniciativas, cuerpos, palabras,
afectos; o que esté marcada por “presencias ausentes” que con su pasividad,
silencios o ausencias físicas hacen que se viva con el dolor y el enojo de la
indiferencia.
2. Construyendo un poder paterno para convocar el bienestar de los/as
hijos/as, no un poder que se apropie de ellas/os.
En el capítulo 1 se hablaba de que es posible hacer uso en nuestra sociedad
de un poder que no se apropie de las personas, un PODER PARA EL
BIENESTAR, y eso se aplica para la forma en que se le ha enseñado y
mandatado a los padres que ejerzan su poder. Hacer uso de un poder paterno
para la convivencia, para el desarrollo humano implica utilizar un poder
que:
-Respeta diferencias
-Reconoce la condición de persona en las/os hijas/os y en las madres de estos
sean o no su pareja.
-Nutre
-Se basa en el conocimiento
-Comparte el conocimiento
-Plantea opciones y no “verdades” absolutas
-Construye democracia en la vida privada y pública
-Convoca saberes, voluntades, experiencias de toda la familia
-Reconoce la diversidad
Pero construir esta nueva forma de usar el poder paterno implica para los
padres y para las instancias sociales que legitiman y refuerzan los poderes
represivos paternos, revisar, hacer explícito y deslegitimar la forma en que ese
poder de dominio se utiliza y eso lleva a revisar en lo personal, comunal e
institucional si se está reforzando o legitimando:
-que se tenga el derecho a “utilizar” a los miembros de la familia como objetos y
no como personas.
-que se tenga el derecho de abusar del poder que se tiene y se ejerce sobre la
familia (hijos/as, pareja o expareja)
-que se manipule
-que siga impune la ausencia de cuidado material y afectivo de los padres.
-la magnificación y exaltación de la conducta paterna responsable cuando en
realidad lo que está es sólo cumpliendo con su deber como lo hacen las
madres.
-ignorar las prácticas paternas comprometidas para aprender de ellas e
identificar que si es posible asumirlas.
-que se menosprecie la importancia de reforzar en lo social y lo personal la
tolerancia, la solidaridad, la capacidad empática en los hombres.
-Irrespetamos las diferencias de edad, creencias, género, etnia.
Necesitamos...
-asumir como compromiso personal, comunal e institucional revisar,
preguntarse, experimentar y aprender cada día para identificar nuevas forma
de enfrentar la tarea paterna y materna.
-que los padres rompan con el mandato de los poderes de dominio paterno con
el fin de dejar de : dirigir, normar, organizar, decidir, enjuiciar, culpabilizar,
castigar, golpear, perdonar y disciplinar la vida y el cuerpo de las hijas/hijos y
muchas veces de sus parejas o exparejas. Para en sustitución de ello
fortalecer las vías de la comunicación de los sentimientos, los deseos, los
temores, los proyectos; la capacidad de escucha; la discusión de los intereses
personales y grupales (familiares, comunales, otros); así como el respeto entre
personas que sin importar la edad, tienen el mismo lugar de importancia en la
familia y fuera de ella.
-modificar las relaciones entre los hombres y las mujeres en la vida cotidiana,
en los ámbitos públicos y privados, eliminando la subordinación de las mujeres
a los hombres, la tutoría y el control, para construir relaciones igualitarias de
reciprocidad y paridad.
-que cada vez más hombres reconozcan las relaciones de dominio que
establecen con las mujeres, con las niñas, los niños, las/os adolescentes y
con otros hombres, así como el impacto que este tipo de relaciones tiene tanto
para las demás personas, como para si mismos.
Necesitamos...
Que los padres desarrollen vínculos con sus hijas e hijos, parejas o exparejas
donde reconozcan que tienen frente a sí a otro humano, no al padre ilimitado,
omnipotente, omnipresente y onmipresente. Que tienen frente a sí a una
persona que puede dialogar, que puede acompañar y que requiere también
sentirse acompañado en esta tarea de ser padre, que puede escuchar y que
necesita ser escuchado igualmente.
-que los padres reconozcan que sus hijas/os, parejas o exparejas son personas
diferentes, no una proyección o extensión de sus vidas. Y esto exige construir
de parte de él, nuevos vínculos en los que se detenga el uso de la toda forma
de utilización, abuso, seducción y manipulación.
-que los padres y las madres se acerquen desde sus miedos, inseguridades,
necesidades y derechos para construir una nueva justicia en la crianza, nuevos
pactos de corresponsabilidad y solidaridad.
Necesitamos...
-trabajar para que el amor paterno se convierta en una convocatoria a vivir
–como dice Marcela Lagarde-. Un amor presente que convoque con su mirada,
con su cuerpo, con su palabra. Convocatoria es cuando alguien está presente
y te convoca, es decir, te mira, te dice.
-fortalecer el desarrollo en los hombres desde pequeños, de una nueva ética
del acercamiento oral, afectivo y corporal que puedan llevar tanto a las
relaciones con las mujeres en general madres, hermanas, amigas, compañeras
de estudio o trabajo, parejas como luego a sus hijas e hijos.
Necesitamos...
-que cada vez más hombres se pregunten por la forma en que esta sociedad
construye sus identidades y si esos mandatos les está facilitando u
obstaculizando asumir una paternidad nutricia, responsable, presente y
afectiva. Les urge encontrarse en sus soledades vitales para poder pensar,
sentir, dudar, reflexionar, ordenar sus sentimientos, ideas y asumir
responsabilidades en su relación consigo mismos, en su relación con las
mujeres, con los niños/as, con los adolescentes, con otros hombres y con el
planeta.
Para replantarse cómo asumir nuevos compromisos y relaciones paternas, es
ineludible para los padres o futuros padres reconozcan que estas enseñanzas
son posibles de reproducir porque por un lado existe una base identitaria
masculina que lo facilita y por otra una serie de instituciones sociales que en
sus prácticas institucionales les recuerdan y refuerzan esas enseñanzas.
El ejercicio enseñado, esperado, reforzado o por lo menos posible de diversas
formas de dominación masculina y por lo tanto paterna, en lo cotidiano tiene
que ser nombrado. Su impacto tiene que divulgarse y ser asumida la
responsabilidad del cambio. Social y personalmente se tiene que enfrentar los
graves daños que ha causado y causa la forma en que se han construido las
masculinidades y las paternidades patriarcales.
Pero sobre todo el mayor reto es entender y sentir que todos los cambios que
sea necesario hacer, valen la pena, porque no sólo van a beneficiar a los hijos
e hijas, van a beneficiar a los hombres, a la sociedad, al aumentar las
posibilidades que el 50% de su población pueda desarrollar no sólo nuevas y
mejores relaciones, sino también adquirir nuevas destrezas.
3. Construyendo una pedagogía paterna para la libertad, el
reconocimiento de las diferencias, la ternura y la convivencia
Estamos entonces hablando de la urgencia de construir una nueva pedagogía
paterna para la libertad, el reconocimiento de las diferencias, la ternura y la
convivencia. Una nueva –o vieja- propuesta pedagógica basada en reconocer
nuestra condición de personas y de los derechos.
Es acercarnos a nuevas metas: construir familias donde no se atropelle la
dignidad humana. Donde sus miembras y miembras conocen sus derechos, los
defienden y a la vez, respetan y defienden los de las /os demás.
Poe eso asumir la paternidad, al igual que la maternidad desde esta mirada, es
un trabajo ético, crítico y absolutamente político-transformador. Es ir
construyendo una visión sobre las hijas, los hijos, las mujeres-madres, los
hombres-padres, las familias basada en la dignidad y el derecho que tenemos
todas las personas a la convivencia respetuosa, a la ternura, al desarrollo, a
contar con un lugar y personas seguras con la que vivir.
Es así, como el nucleo básico de esta nueva pedagogía paterna para la
convivencia, la ternura y el cuidado mutuo será: la vida humana, la integridad
personal, la libertad, la igualdad, diversidad, la tolerancia, el respeto mutuo, la
participación, la justicia, la solidaridad, el desarrollo humano de las humanas y
humanos que son nuestros hijos e hijas.
Y dentro de esta nueva -o vieja- pedagogía un enorme reto: la recuperación
para muchos hombres de la ternura, de la capacidad de asombro, la capacidad
de conmoverse frente al otro que es mi hijo y mi hija, la capacidad de aprender
del amor.
Es abrir el espacio desde la ternura para construir nuevas complicidades entre
padres-hijas; padres-hijos frente a toda forma de desigualdades e inequidad.
4. Condiciones para asumir paternidades afectivas y efectivas
Transitar por la forma en que las masculinidades tradicionales ha impactado la
vida de las mujeres y los hombres nos hace pensar en la urgencia de
reconocer que no podremos replantear nuevas paternidades mientras no se
den las condiciones para construir una sociedad equitativa y justa donde la
violencia , la intolerancia, la indiferencia afectiva y la pobreza sean “destino”
para millones de personas.
Sabemos que para construir paternidades responsables y afectivas se
necesitan condiciones económicas, cambios institucionales, políticas sociales y
económicas que faciliten el fomento de una paternidad responsable, pero es
innegable que pasa por nuevos compromisos sociales y personales frente a los
derechos de las niñas, los niños y las mujeres. Pasa por el derecho aún no
identificado por muchos, de vivir una humanización de la masculinad que nos
lleve a una verdadera democracia genérica.
La igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres implica darle a cada
uno el lugar de ser humano y humana, implica que los hombres asuman el
compromiso de no reproducir la opresión, la discriminación o la violencia sobre
otro ser humano.
No podremos lograr el sueño de la igualdad entre mujeres y hombres, mientras
no nos detengamos a pensar en el grave daño que está ocasionando cumplir
con tantos mandatos sociales que estamos reproduciendo tanto en la vida
privada como en nuestras prácticas institucionales, sin cuestionarlos y
cambiarlos.
Cada día, más mujeres adultas, jóvenes y niñas se niegan a creer que su
destino es la anulación, el silencio, el maltrato, la falta de recursos y bienes, la
tristeza y el enojo por la insatisfacción. Cada día más hombres adultos, jóvenes
y niños se niegan a creer que tienen que ir por la vida en una carrera
demostrando y desplegando su agresividad, racionalidad y dureza. Cada día
más se niegan a creer que
Miles de mujeres adultas, jóvenes y niñas están haciendo importantes
esfuerzos por recuperar y hacer uso de un nuevo poder que les posibilite a
ellas/os y a la humanidad entera construir un verdadero desarrollo humano. De
ellas/os muchos hombres de diferentes edades están aprendiendo cuando
dicen:
“Queremos el poder para ser respetadas y no tolerar que nos agredan,
queremos el poder para afirmarnos, para tener recursos y bienes propios,
poder para intervenir en igualdad de condiciones en la toma de decisiones,
poder para construir y mantener relaciones en igualdad de condiciones con los
hombres.” 48
Esta nueva forma de pensar el mundo y las relaciones les está dando pistas a
muchos hombres-padres para incursionar por el camino de las paternidades, y
reconocer dónde está su principal meta: asumir el compromiso personal y
social de mirar la tarea paterna como un espacio que les de la oportunidad de
acompañar a sus hijas e hijos en la gran aventura que es reconocerse persona.
Los hombres-padres tienen que tomar valor y ver sus propias historias de
discriminación, maltrato, soledades y carencias, para identificar los graves
costos de vivir vidas partidas, paternidades distantes. Y será desde esa
vivencia que identificarán la más importante responsabilidad paterna: facilitar
las condiciones para que sus hijas e hijos cuenten con un espacio seguro
donde puedan reconocer su derecho a a ser igualmente humanos y humanas,
personas que merecen vivir con bienestar y libres de toda forma de
discriminación y violencia.
Sabemos que no estamos generando las condiciones sociales para que los
hombres-padres hagan estas reflexiones, sabemos que los derechos de los
niños y niñas a vivir en un hogar seguro que les facilite condiciones para su
desarrollo integral no puede postergarse para esperar a que los hombres
reconozcan su responsabilidad paterna.
Sabemos que la paternidad más que elegirla, hay que asumirla y que
tendremos que crear mecanismos sociales y políticos que la regulen, y frenen
la impunidad con que muchos hombres “deciden” no asumirla. Pero no
podemos perder de vista que la paternidad responsable y afectiva no va a
garantizarse sólo con la filiación o la manutención económica, porque seguirá
habiendo un derecho que se le seguirá violando a las niñas y niños: contar con
una relación paterna que les ayude a fortalecer su noción de ser sujeta y sujeto
de derechos. Su derecho a contar con otros ojos que los miren, los escuchen y
les afirmen su existencia. Y eso no lo prodrán hacer mientras no participen
como presencia activa y afectiva en el cuidado, crianza y desarrollo de sus
hjas/os.
Quizás el mayor reto de los hombres-padres sea reconocer su obligación de
aventurarse en esta humanización de sus vidas y de su relación paterna, y
modelar a sus hijas e hijos que es no sólo un derecho, sino un imperativo de
48 Lagarde Marcela. Género y Feminismo. Cuadernos Inacabados. España 1997. pp. 208-209.
vida que tanto hombres como mujeres vivamos con el derecho a decidir,
pensar, crear, sentir, elegir, cuidar y ser cuidadas/os, escuchar y ser
escuchadas/os, amar y ser amadas/os.
El mayor reto para los hombres-padres será, hacer sentir, y modelar con su
presencia efectiva y afectiva que a pesar de las carencias económicas, sociales
y personales que puedan tener, vale la pena amar... crear... con-vivir.
Capítulo IV.
Caminos posibles para el cambio: Algunas experiencias posibles
En los últimos años gracias a la valentía, conocimientos y desafíos planteados
por el movimiento feminista se han evidenciado cambios en la conciencia y la
comprensión del impacto del abuso de poder en las relaciones, en particular en
el espacio doméstico contra las mujeres, las niñas, los niños y las personas
adolescentes.
Junto a miles de estas mujeres, se unen hombres que se han atrevido a
imaginar y vivir su masculinidad en formas no opresivas, ni para ellos mismos
ni para otras personas, hombres que además de asumir el compromiso de
cambiar su masculinidad, han asumido el compromiso de respetar, apoyar y
aprender de las demandas de las mujeres. Compromiso que consideran
imprescindible para lograr un mundo de bienestar para todas las personas.
Estos hombres reconocen que efectivamente tienen la posibilidad y muchos de
ellos lo hacen, de confirmar su poder sobre las mujeres, los niños, las niñas,
los/as adolescentes, las personas mayores y los otros hombres que no reúnen
el modelo hegemónico de la masculinidad. Por eso se han comprometido a
combatir en ellos mismos y en otros hombres toda forma de opresión sobre
todo las opresiones por razón de género, étnia y opción sexual.
Son hombres –dice Laura Asturias- que “por su franca oposición al sexismo, al
racismo y a la homofobia, han debido afrontar, en sus culturas todo tipo de
burlas, hostigamientos y cuestionamientos acerca de su hombría...saben que al
actuar con valentía, cuestionar las normas, alzar la voz y hacer públicas sus
creencias y emociones, se arriesgan a que los aíslen...pero son hombres que
no han permitido que tales actos y actitudes, producto del temor de los machos
a perder su poderío, los alejen de su postura y compromiso de erradicar la
opresión en todas sus manifestaciones”. 49
Miles de hombres organizados o no en diferentes países, han iniciado cambios
que vale la pena conocer. Esos cambios nos hablan de lo que si es posible
hacer, de los compromisos que los hombres y algunas instituciones sienten que
es su responsabilidad asumir.
No sólo aprender de experiencias diferentes, sino reconocer que nuestro
compromiso de construir la igualdad y la equidad es una camino posible, nos
puede fortalecer en esta tarea cotidiana. Veamos algunas experiencias...
49 Asturias Laura. Construcción de la masculinidad y relaciones de género. Ponencia para el Foro:
Mujeres en Lucha por la Igualdad de derechos y la Justicia Social. Guatemala. 1997
Desde estrategias de comunicación
Campañas para llamar la atención a hombres sobre el tema de la
paternidad
En torno al Día del Padre el Prgramam de Paternidad y relaciones de pareja del
Colectivo de Hombres por Relaciones Igualitarias/ CORIAC de México, impulsa
anualmente una campaña, promoviendo mensajes y acciones que alienten una
mayor participación y compromiso de los varones en la crianza, educación y
necesidades de sus hijas e hijos.
“En estas campañas- dicen los del Colectivo- nos apoyamos en los medios de
comunicación: prensa, radio, TV, así como en instituciones públicas y privadas,
para difundir boletines de prensa y hacer presentaciones, analizando el tema
de la paternidad e invitando al público a participar en distintas acciones que
realizamos”. 50
En el año 2000 se unieron a diferentes instituciones (PORONAM, Desarrollo
Integral de la Familia/DIF, A LA Secretaría de Educación Pública/SEP,
UNICEF, Comisión Equidad y Género de la Cámara de Diputados y Salud y
Género A.C y promovieron la campaña nacional de dibujo infantil y juvenil
”¿Cómo veo a mi papá? Por un paternidad más Padre” (algo “padre” en
México se relaciona con lo positivo, bonito, bueno, que se disfruta: “la pasamos
padre”)
En esa campaña recibieron más de 230,000 dibujos de todo el país. Además
realizaron eventos masivos como jornadas, foros y festivales, ratificando que es
posible el derecho a la ternura y la participación de los varones en la educación
de sus hijas e hijos.
En el 2001 CORIAC organizó su campaña anual de paternidad afectiva en
torno al tema: Ante nuevos Tiempos, Nuevas Paternidades. Esta campaña tuvo
como objetivos:
-Promover una mayor participación de los hombres en la crianza y cuidado de
hijas e hijos.
-Sensibilizarlos respecto de las necesidades y trnsformaciones que
experiementan sus hijas e hijos en las distintas etapas de desarrollo.
-Impulsar su adaptación a los cambios sociales de la paternidad.
En esta campaña se difundió el manifiesto “Ante nuevos Tiempos, Nuevas
Paternidades” en distintos medios de comunicación; se celebró una rueda de
prensa convocada por la Ssecretaría de la Asamblea Legislativa del Distrito
Federal, para ofrecer un panorama de las necesidades y retos que tiene el
ejercicio de la apternidad y se realizó un evento masivo, educativo y recreativo
en la explanada de la Delegación Iztacalco, para celebrar el Día del Padre.
También CORIAC en su línea de materiales de divulgación y educación,
publica un cuadernillo que contiene una propuesta para hombres que desean
50 CORIAC. Campañas del Programa de Paternidad . En su sitio WEB. 2002
mejorar sus relaciones con sus hijas e hijos, denominado “Paternidad
Equitativa” en el que se abordan temas como:
-Los cambios sociales de la paternidad
-Dificultades en el ejercicio de la paternidad
-Còmo se llega a ser padre
-La paternidad equitativa, una alternativa para el nuevo milenio
-Hacia la búsqueda de una nueva paternidad
Campaña de hombres contra la violencia hacia las mujeres
En Toronto, Canadá en 1991 se inició la Campaña del Lazo Blanco: “la
campaña de los hombres decididos a poner fin a la violencia contra las
mujeres”. Esta campaña no sólo llegó a convertirse rápidamente en una
institución nacional, sino que fue acogida por diferentes grupos de hombres en
el mundo, llegando a ser uno de los mayores esfuerzos realizados en el mundo
de los hombres que trabajan por erradicar la violencia hacia las mujeres.
La premisa de la campaña –dice Michael Kaufman fundador de esta estrategia
de comunicación y educación-, es muy directa: “Hay muchos hombres que no
cometen actos de violencia contra las mujeres, pero esos hombres han
permanecido tradicionalmente en silencio y, a través de ese silencio, han
permitido que la violencia continuara... llevar un lazo blanco es una promesa
pública de no cometer nunca violencia contra las mujeres, consentirla o
permanecer en silencio ante ella, y es una petición a los gobiernos y a todas las
instituciones controladas por hombres para que se enfrenten con seriedad al
problema.” 51
La campaña no es partidista e intenta incluir a hombres de todo el espectro
social y político. Trabajan con organizaciones de mujeres y motivan a los
hombres a que escuchen las voces y procupaciones de las mujeres. De hecho
parte de este trabajo ha sido establecer una asociacion formal con la
Fundación Canadiense de la mujer para recaudar fondos para programas de
mujeres contra la violencia y para servicios locales para la mujer. También un
eje clave de trabajo ha sido los temas relacionados con la paternidad,
animando a los hombres a convertirse en padres más activos y comprometidos.
La campaña está acentuando ahora sus esfuerzos a estrategias educativas
dirigidas a niños y hombres jóvenes y a desarrollar una fuerte capacidad de
defensa. De hecho se desarrollaron un paquete educativo y de acciones para
integrar en la curricula escolar, extracurricular, guías prácticas para la
organización de actividades del Lazo Blanco y de recolecta de fondos, así
como folletos sobre el tema.
También diseñaron un cartel que lleva el título “Esos tipos saben que ha
llegado el momento de terminar con la violencia hacia las mujeres” y contiene
las firmas de diversas hombres canadienses importantes: cantantes de rock,
actores,´líderes, artistas, escritores, científicos. Los carteles incluyen docenas
51 Kaufman Michael. La construccción del movimiento masculino dirigido a terminar con la violencia
contra las mujeres. Canadá. 2001
de líneas en blanco como invitación a que los niños y jóvenes lo firmen. Los
carteles se pegan en las escuelas y lugares de trabajo, en oficinas de gobierno
y tiendas, para que los hombres los firmen.
La importancia de esas actividades- dice Kaufman- no radica en las actividades
como tales, sino en que ofrecen a los niños, jóvenes y hombres adultos la
estructura, la motivación y las herramientas que les permitan trabajar como
aliados de las niñas, de las jóvenes y las mujeres adultas.
El Colectivo de Hombres por Relaciones Igualitarias CORIAC de México para el
2002 organiza una campaña con el propósito de incrementar los esfuerzos para
reeducar a los hombres hacia una cultura de respeto y equidad.
La campaña “Alto a la Inseguridad en casa. Los hombres podemos detener
nuestra violencia en casa”, busca fortalecer los principios de equidad, respeto y
responsabilidad que los hombres deben aprender para construir relaciones de
paz con las mujeres, los niñas y niñas, las personas adultas mayores y otros
hombres. La campaña focaliza su mirada a la violencia masculina en el hogar,
la violencia contra las mujeres, el maltrato infantil y la violencia sexual.
Desde el trabajo de hombres con hombres para replantear sus
masculinidades y las paternidades
Grupos de reflexión de la masculinidad
Abelardo Palma de Formación y Capacitación A.C (FOCA) de Mexico, plantea
que en su organización piensan que todos los hombres tienen la obligación de
entrar en el proceso de reflexión de las masculinidades, y lo hacen localmente
con las comunidades en donde trabajan y participando en coordinación con
otros hombres.
Palma refiere que la metodología utilizada en los grupos de reflexión que ellos
dirigen, “incorpora las emociones al terreno educativo, por que en ellas se
portan valores y creencias. Se busca colectiva e individualmente identificar las
emociones que nos dañan y dañan, y al mismo tiempo, se analiza cómo poder
trnsformarlas en relaciones positivas. Esta experiencia atestigua la apretura de
emociones y sentimientos ocultos que los hombres no nos atrevemos a
expresar.
Emociones positivas o negativas que interfieren en el conjunto de las
relaciones cotidianas como por ejemplo la culpa y el miedo. Si no las ubicamos,
se forma un círculo vicioso de relaciones de presión y discriminación hacia las
mujeres.” 52
Refiere Palma que de los talleres y grupos de reflexión sugen preguntas
fundamentales en el trabajo con hombres como: ¿Qué es lo que determina ser
hombre? ¿Cómo nos vemos a nosotros mismos? ¿Porqué los hombres somos
52 Palma Abelardo. Masculinidades. Encuentro con las emociones y sentimientos. Formación y
Capacitación A.C. Educación y Género. San Cristobal de las Casas. Chiapas. Mexico.2000
portadores de poder? ¿Cómo ejercemos el poder? ¿Porqué el poder está
inmereso en la construcción cotidiana de la masculinidad?¿Qué conflictos
aparecen cuando se ejerce una realción de poder?¿Porqué los hombres somos
violentos?¿Cómo ejercemos la violencia?¿Cuándo los hombres decimos lo que
sentimos?¿Qué pasa con nuestras emociones?¿Alguna vez los hombres
hemos pensado en compartir nuestras utopías, miedos, culpas y dolores con
otros hombres?
Estos grupos de reflexión son espacios donde los hombres se enfrentan a los
hombres con su poder, con el fin de que sean capaces de diseñar en lo
personal y colectivo, estrategias que contribuyan las actitudes masculinas
portadoras de poder.
Para este grupo “la propuesta educativa es incompleta si dejamos de asumir
una responsabilidad individual, en la organización y en el trabajo comunitario.
Es un compromiso. Que tiene que partir del cuidado de si, la atención de uno
mismo, para propiciar las condiciones de cambio que deseamos, pero que nos
cuesta trabajo llevar a cabo.” 53
En los talleres identifican la cultura de los hombres y lo que impide la equidad
de género, abordan los temas de la violencia, el uso del poder, el consumo de
alcohol, la violencia doméstica, la paternidad , la relación de pareja y la forma
en que los hombres ven el amor.
Espacios de reflexión con adolescentes
Otro ejemplo de formas de propiciar reflexiones y cambios con relación a las
masculinidades el el caso de un proyecto que diseñaron en conjunto
universidades de Reino Unido, España, Italia, Grecia, Francia, Dinamarca,
Alemania y Portugal en el que luego de una investigación (1996/97) que
pretendía identificar la percepción de la masculinidad en adolescentes, se
diseñó un programa de intervención educativa que promoviera concepciones
liberadoras de la masculinidad adolescente. 54
El proyecto denominado Arianne tenía como objetivo:
-identificar estrategias educativas eficaces que amplíen las representaciones sociales
en las que se sustentan las masculinidades en cada uno de los países participantes.
-Desarrollar las habilidades necesarias para que las escuelas de educación secundaria
investiguen sobre la masculinidad como un tema de género
-Identifiquen las ansiedades relacionadas con la masculinidad
-evalúen el papel de la escuela con relación a los distintos comportaminetos de los
chicos y las chicas a la hora de promover conceptos específicos de la masculinidad.
Luego de la fase de investigación reconocieron que los países participantes
compartían 5 aspectos básicos comunes sobre la masculinidad a saber: la
53 Palma. A. Op cit. 2000
54 Barragán Fernando. Las masculinidades en la nueva Europa: De la homofobia a la ética del
cuidado de las demás personas. Centro Superior de Educación. Universidad La Laguna. Islas Canarias.
España. 1999
masculinidad se define por oposición a la feminidad; la ocultación de los
sentiminetos; las relaciones entre violencia y masculinidad, la homofobia y la
contradicción entre lo que se debe ser y lo que les gustaría ser. Por esta razón
desde el proyecto se decidió que los siguientes eran temas fundamentales para
propiciar la reflexión desde el curriculum de la secundaria:
Ámbito académico
Asignaturas y género. Motivación y transición escuela-trabajo
Vida doméstica y ética del cuidado de las demás personas
La diversidad de la familia: Poder, trabajo y sentimientos
Expresión de la experiencia masculina
-La agresión y sus consecuencias sociales
-Preferencia sexual, identidad de género y homofobia
-La expresión pública y privada de la masculinidad
Relaciones de género
-Relaciones intergenéricas
-Status y valoración de la mujer en la sociedad actual
-Los procesos de discriminación y la mujer
La clave fundamental para el cambio educativo –refiere Fernando Barragán, el
coordinador del proyecto en España-“ha sido plantarnos no tanto en la
existencia de diferentes ideologías o concepciones de la masculinidad sino
cuáles son las dinámicas de poder que rigen entre ellas, porque aquí reside el
potencial de cambio y el reto de comprobar si la intervención educativa puede
favorecer ese cambio”. 55
Grupos de reflexión de hombres para replantear sus paternidades
vUn grupo de parteras en Tlacolula, Oaxaca, se organizó para sensibilizar a
los varones de que parto y embarazo no son sólo “cosas de mujeres”, sino
que sean vistos como un asunto familiar y de pareja.
Esas parteras, conocedoras de la vida de las mujeres de la región, fueron
descubriendo que muchos de los problemas que se presentan en le embarazo,
el parto y el postparto tienen que ver con la vida que llevan las mujeres: el
trabajo que hacen, la violencia que reciben, el cuidado y crianza de las hijas e
hijos sin la participación del padre.
Este proyecto se denomina “Formación de promotores comunitarios para
propiciar la participación masculina en el cuidado de la salud reproductiva, y
considera que el papel que juega el hombre es vital en la prevención de
infecciones de trasmisión sexual, de la violencia hacia las mujeres y los/as
niños/as y el cuidado de la salud, de ahí la importancia de propiaciar procesos
de reflexión entre varones en el cuidado de la salud familiar y en el ejercicio de
la paternidad. 56
55 Barragán Fernando. Op cit. 1999
56 Comunicación e información de la Mujer, A.C /CIMAC. Maternidad y hombres. Boletín Informativo.
Mexico. 2001
En este proyecto las parteras trabajan con las mujeres revisando su identidad
como mujeres indígenas, madres y trabajadoras y los promotores hombres,
sensibilizan a otros hombres para ver qué elementos de la cultura tradicional
favorecen u obstaculizan los cuidados de la salud reproductiva.
Luego de este proceso se plantea un diálogo entre grupos mixtos sobre el
problema de la salud sexual y reporductiva, centrando la reflexión en la
igualdad y equidad de género, además de información básica sobre el cuidado
de la salud sexual y reproductiva. También se organizan una serie de talleres
para las parteras y a varones sobre: ejercicio de la sexualidad, prevención
embarazos no deseados, ITS, SIDA, cáncer de cervix, nutrición, violencia
intrafamiliar, participación de hombres en la consulta prenatales, atención del
parto y postparto, uso de anticonceptivos, servicxios médicos alopáticos y
tradicionales, ejercicio de la paternidad y salud y masculinidad.
vEl colectivo de Hombres por Relaciones Igualitarias CORIAC de Mexico,
tiene un Programa denominado Paternidad y Pareja cuyo objetivo general
es :
-Promover la cultura de la Paternidad Afectiva a partir del desarrollo de
metodologías participativas, capacitación a población estratégica,
realización de eventos masivos y el desarrollo de materiales para el trabajo
con padres, que permitan resignificar la masculinidad hegemónica y la
paternidad tradicional.
Este programa cuenta con un espacio de reflexión llamado: “Papás
construyendo alternativas” dirigido a hombres mayores de 16 años
interesados en conocer acerca de las diferentes fromas en que se
relacionan los papás con las hijas e hijos. Estos grupos de reflexión tienen
como objetivos:
-analizar sus estilos paternos y sus historias de ser hijos
-Poner en práctica habilidades que les permitan identificar alternativas para
mejorar la relación con sus papás, hijas, hijos y pareja.
-Redescubrir y potenciar el disfrute de ser padre.
Otro componente importante de este programa, es la capacitación a
promotores de salud, comunitarios y educadores para que desarrollen acciones
de replicación de las estrategias de Promoción de la Cultura de Paternidad
Afectiva, en sus comunidades e instituciones.
En estos talleres se pretende que los participantes reconozcan aspectos de su
vida cotidiana que están relacionados con las relaciones de género, la
masculinidad y la paternidad, así como reconocer sus propias dificultades y los
desafíos para poder acompañar con más empatía y realismo el proceso de
reflexión de otros hombres en su papel como padres.
Experiencias desde grupos de hombres contra la violencia
El Dr. Michael Kaufman de Canadá , realizó un Taller en el Sudoeste Asiático
sobre hombres y la violencia de género en el 2001. Como producto del taller los
participantes escribieron una declaración que puede servirnos de ejemplo de
una forma en que algunos grupos de hombres están asumiendo su
compromiso contra la violencia hacia las mujeres. Esta declaración
textualmente dice: 57
“Nosotros, los participantes en este Taller de hombres y violencia de género estamos
llevando a cabo acciones para terminar con la violencia hacia las mujeres
dirigiéndonos a los hombres y a los niños.
Comprendemos que la violencia de los hombres hacia las mujeres es el resultado de
un desequilibrio de poder que existe entre hombres y mujeres y de la permisividad
social frente a la violencia, incluido el silencio sobre la violencia. También
comprendemos que los hombres utilizan la violencia contra las mujeres para
compensar sus propios temores e inseguridades.
Su propia educación y experiencias les han limitado como seres humanos. Por lo
tanto, terminar con la violencia hacia las mujeres mejorará la vida de las mujeres, las
niñas, así como la de los hombres y los niños.
Reconocemos entonces, que este trabajo, que implica tanto prevención como
intervención, debe guiarse por los siguientes principios:
-La equidad, la igualdad y la justicia son los cimientos del trabajo
-Se debería consultar, coordinar. Colaborar y cooperar con las mujeres y con los
grupos de mujeres.
-Dejamos claro ante los hombres y los niños que la violencia de género en cualquiera
de sus formas resulta inaceptable y debe detenerse.
-La seguirdad y la dignidad de las mujeres son primordiales dentro de este trabajo
-Reconocemos la diversidad entre los hombres. No todos los hombres utilizan la
violencia.
-Los hombres que usan la violencia contra las mujeres deben responsabilizarse y ser
considerados responsables.
-Comprendemos el potencial que tienen los hombres de cambiar y de ser agentes de
cambio. Les apoyamos y animamos a los hombres que no utilizan la violencia a que se
expresen en contra de la violencia hacia las mujeres.
-Utilizamos un enfoque huamno, de empatía y positivo con los hombres.
-Construimos relaciones en la sociedad y animamos a los hombres de todas las clases
sociales y económicas y de todos los espectros religiosos, étnicos y políticos a que se
involucren.
-Reconocemos que acabar con la violencia hacia las mujeres incluye cuestionarse
definiciones tradicionales de hombría y los papeles que desempeñan los hombres
desde la infancia.”
Otro ejemplo de las formas posibles en que algunos hombres asumen su
compromiso contra la violencia hacia las mujeres es el “Manifiesto de hombres
contra la violencia” escrito por el grupo “Hombres de Sevilla” en 1998:58
57 Kaufman M. Op.cit.. 2001
58 Grupos de hombres de Sevilla. Manifiesto de hombres contra la violencia. España. 1998
“Manifiesto de hombres contra la violencia”
“No más violencia contra las mujeres.
Los hombres que suscribimos este manifiesto queremos pronunciarnos contra la
violencia ejercida por hombres contra las mujeres.
Aunque esta violencia sea consustancial con el modelo masculino tradicional en el que
hemos sido educados, identificar los roles de género vigentes como causa última del
problema no debe entenderse como disculpa o justificación, porque sabemos que
tenemos la responsabilidad de cuestionarlos y modificarlos.
Las mujeres saben lo que es tener miedo a ser agredidas por los hombres. Ante esto,
todos los hombres debemos asumir que el problema nos implica, y que no podemos
limitarnos a manifestar nuestra solidaridad, sino que debemos tomar nuestras
iniciativas y comprometernos de manera activa. Ahora más que nunca, el silencio nos
hace cómplices.
Por todo ello:
3.Exigimos de los poderes públicos que se arbitren urgentemente las medidas
necesarias, que garanticen la tutela efectiva de los derechos de las
víctimas de esta violencia y el castigo de los culpables.
4.Exigimos que se cuestionen en la educación los conceptos tradicionales de
masculinidad, tanto en los centros educativos como en la familia, la calle,
o los medios de comunicación, para evitar a toda costa que los modelo
que originan la violencia se sigan reproduciendo.
5.Asumimos a nivel personal la responsabilidad de posicionarnos contra la
violencia, denunciando las agresiones y llevando este debate a todos los
ámbitos-social, familiar, laboral...- de nuestra vida cotidiana.”
A continuación se presenta un fragmento de un volante que distribuyeron en
una acción común, el Grupo de Hombres de Granada, de Jerez y de Sevilla en
España para invitar a otros hombres a las actividades que se iban a organizar
para celebrar un 25 de Noviembre, Día Internacional contra la violencia hacia
las mujeres:
El silencio nos hace cómplices
Hombres contra la violencia
No más violencia contra las mujeres
“La violencia masculina contra las mujeres es de tal magnitud que el silencio hace
cómplices a quienes no lo rompen. Cómplices por denegación de auxilio a las
víctimas, y cómplices por permitir que quienes maltratan sse sientan legitimados por
una supuesta superioridad masculina contra las mujeres, que les permite creerse en el
derecho a controlar, educar, corregir y castigar a sus parejas.
Dos millones de mujeres maltratadas y decenas de muertas en lo que va del año,
suponen un atque intolerable a los derechos humanos y a las libertades democráticas
en nuestro país...
Quienen creemos en la igualdad tenemos la obligación moral y política de exigir la
respuesta de nuestras instituciones. Pero la responsabilidad del colectivo masculino es
mucho mayor: las mujeres, más de la mitad de la población, no pueden vivir
amenazadas en nombre de una supuesta masculinidad, mientras que la mayoría de
los hombres miran para otro lado porque ellos no son las víctimas ni se consideran
agresores.
La erradicación del problema pasa por la prevención, que debe empezar con la
educación de nuestros hijos e hijas en la igualdad, la no violencia y la búsqueda de
soluciones dialogadas a los conflictos. Para cambiar lo que esperamos de las chas y
los chicos, es preciso que cambiemos la jerarquía de valores. pero mientras tanto, si
los hombres no nos enfrentamos a los que maltratan a las mujeres, nuestra desidia
tendrá efectos devastadores spbre la aspiración de construior un futuro compartido
con ellas.
Por todo esto, los grupos de hombres que suscribimos este mensaje queremos invitar
a todos los hombres a asumir el compromiso de enfrentarse a cualquier conducta que
suponga desconsideración o maltrato, de cualquier tipo contra las mujeres.
Grupo de hombres de Granada
Jerez
Grupo de hombres de Sevilla
Grupo de hombres de
Para Luis Bonino, Director del Centro de Estudios de la Condición Masculina es
fundamental incluir en las estrategias contra la violencia, no sólo el judicializar
su actuación- que es clave para deslegitimar e ilegalizar la violencia- sino
pensar a la violencia masculina como objeto de investigación, prevención y
reeducación. “Incluirlos significa, asimismo, comprometer a todos los varones a
romper el silencio cómplice y colaborar activamente en la lucha contra la
violencia”. 59
Él cuenta que esta postura de inclusión de los hombres en las estrategias
contra la violencia, que se está llevando adelante en diversos países, implica al
menos 7 actuaciones básicas:
3-Condenar la violencia de género en todas sus formas
4-Cuestionar la violencia como vía válida para la resolución de conflictos
entre las persoans.
5-Cuestionar y luchar por transformar las estructuras de poder y
privilegio masculinos-patriarcales
6-Trabajar para redefinir los formatos y prácticas de la masculinidad
tradicional y obligatoria
7-Comprometer a los varones a romper el silencio corporativo y trabajar
junto a las mujeres en la lucha contra la violencia.
8-Trabajar en estrategias asistenciales y reeducativas con los varones
niños, jóvenes y adultos que les permitan involucrarse en la
trnsformación de la (y Su) violencia masculina
9-Compromiso con lo doméstico y con la paternidad
59 Bonino Luis. El problema de la violencia masculina. España. 1999
Para Frank Cardelle, “la pérdida de nuestro espíritu humano es la falla. Como
hombres, tenemos que aceptar la responsabilidad por lo que hemos creado.
Como hombres, debemos empezar a usar nuestra inteligencia más
sabiamente, y comenzar a encontrar más y mejores formas saludables de
relacionarnos, con el mundo y con la naturaleza. Debemos romper las cadenas
de siglos de patrones destructivos que nos mantienen atrapados en la
apariencia de luchadores, aun en los tiempos de paz. Debemos hallar la fuerza
y el coraje para enfrentar cara a cara nuestros temores aprendidos y
adoptados. Para saber que debajo de estos aprendizajes hay semillas frescas
de nuevas alternativas que nos brinden posibilidades más sanas y una clara
dirección a nuestras vidas y para la superviviencia del planeta.”
Desde el trabajo de políticas públicas para el fomento de la paternidad
Es claro que las ausencias e irresponsabilidades paternas obstaculizan y
limitan las posibilidades que pueden tener los niños y niñas para su desarrollo.
Es claro que cuando los padres no sumen su responsabilidad material y
afectiva en la crianza y cuidado de sus hijos e hijas hacen más difícil para
muchas mujeres enfrentar esa tarea, exponiéndolas a sobrecargas y angustias.
Es necesario reconocer que asumir como compromiso político fomentar la
paternidad responsable y afectiva es asumir y enfrentar una largo historia de
inequidades sociales que viven a diario muchas mujeres, niñas, niños y
adolescentes e impiden su desarrollo integral.
Una de las iniciativas más innovadoras en la definición de políticas públicas
para el fomento de la paternidad responsable es la desarrollada en este país.
Luego de un proceso de trabajo interdisciplinario e intersectorial se llegan a
crear grandes lineamientos para la política que contemplan los principios
orientadores, el objetivo general y específicos, los supuestos generales, las
áreas estratégicas, así como una separata con los compromisos institucionales
para la puesta en marcha de la política según las diferentes áreas estratégicas
definidas.
Veamos lo que se definió:
Principios orientadores
“Los derechos humanos de la niñez y la adolescencia, requieren del Estado
acciones que aseguren el respeto y la protección mediante medidas que eviten
y sancionen su violación y realización de acciones que aseguren su disfrute
efectivo. Sin embargo la mayor garantía de que los derechos sean respetados,
protegidos y hechos reales, es que la sociedad civil los incorpore dentro de su
repertorio de valores y prácticas esenciales... Teniendo en mente que lo que
está en juego son los derechos humanos de la niñez y de las mujeres, la
formación, orientación y acciones que se emprendan en torno a la promoción y
fomento de la paternidad responsable, deben tener en cuenta los siguientes
principios:” 60
-Universalidad e indivisibilidad de los derechos y el principio de no
discriminación.
-Condición ciudadana de las personas menores de edad.
-Apoyo a las familias partiendo del reconocimiento y respeto a la diversidad
de las familias.
-Respeto a la la diversidad recordando que se trata de personas con
diferencias y necesidades no homogéneas
-Derecho a la información
-Interés superior del niño mediante el que se busca garantizar la efectividad
del cumplimiento de los derechos de las personas menores de edad.
-Protectiva de los derechos de las mujeres cuyos embarazos sean producto
de abuso sexual, para garantizar tanto los derechos de las/os niñas/os como
los de las mujeres.
-Participativa porque reconoce la responsabilidad y el derecho de todos los
sectores de la sociedad a elaborar, ejecutar, dar seguimiento y evaluar políticas
y acciones.
-Colaborativa entre personas adolescentes, jóvenes y adultos buscando la
promoción de situaciones y oportunidades para intercambiar experiencias,
responsabilidades y decisiones.
-Innovativa porque las acciones que se emprenden para promover la
paternidad responsable deben ser creativas y de promoción de cambios y no
culpabilizadoras.
-Sustentable en cuento se persigue un cambio cultural, una nueva visión de
las relaciones de padres con sus hijos e hijas, así como organizar acciones que
sean parte de un proceso continuo
-Confidencial en el sentido del derecho de las personas a ser escuchadas sin
que nadie se entere de sus dudas, problemas o necesidades
-Accesible la información sobre derechos, procedimientos y requerimientos.
Tomando en cuenta que cualquier acción dirigida a promover la paternidad
responsable debe partir de estos principios, es así como se llega a definir que
el objetivo general de esta política de paternidad será:
“Promover cambios sociales y culturales por medio de políticas públicas que
contribuyan a la equidad y a la generación de actitudes responsables y comprometidas
con la paternidad y la coresponsabilidad en la crianza de los hijos e hijas, que le
compete tanto a las personas, como a los diferentes actores y sectores de la vida
social.”
Mientras que sus objetivos específicos:
-Contribuir a generar procesos que promuevan un cambio social y cultural, así como
un cambio en las prácticas institucionales y en las actitudes de las y los funcionarios
públicos, que conduzcan a una nueva concptualización y ejercicio de la paternidad,
basada en los principios del interés superior del niño y la niña con la perspectiva de
género.
60 INAMU.Op. cit. 2001 Pag 23
-Estimular la realización de investigaciones que permitan comprender y explicar la
diversidad de las relaciones familiares y las construcciones sociales acerca de la
paternidad y maternidad, incluyendo las percepciones que al respecto tienen niñas,
niños y adolescentes en distintas regiones geográficas y estratos socioeconómicos,
así como la evaluación del impacto de la Ley y la oportunidad, pertinencia y calidad de
los servicios que se ofrecen a las madres y sus hijas e hijos.
-Promover y poner en ejecución procesos de comunicación social que coloquen el
tema de la paternidad en el debate público y diseñar y poner en ejecución campañas
sistemáticas de promoción e infromación la promoción de la paternidad sensible y
responsable.
-Promover en los procesos de formulación de políticas institucionales en los entes
rectores la inclusión de elementos que garanticen en los planes, programas,
proyectos y acciones sectoriales, se incorpore la promoción de la paternidad
responsable.
Para poder llegar a cumplir con estos objetivos es que se llega a identificar
grandes áreas estratégicas de acción:
5.Promoción y movilización social
Será un proceso permanente y sistemático para promover nuevas ideas y
actitudes, así como para sensibilizar y convencer sobre la importancia y el
enriquecimiento mutuo de asumir la paternidad y la maternidad
responsablemente
Este proceso se podrá movilizar con el diseño de campañas, actividades
socioeducativas, acciones de y con hombres y mujeres sobre la paternidad y
las necesidades y derechos de los niños y niñas, negociación de
oportunidades, conformación de grupos, clubes, comités o asociaciones,.
6.Investigación
Procesos que contribuyan desde la mirada de los diferentes actores
involucrados/as en las paternidades (niñas, niños, jóvenes, padres, madres) a
dar información y conocimientos oportunos que les permitan fortalecer su
práctica institucional.
7.Trabajo en redes y generación de alianzas
Asumir la paternidad de una manera sensible y responsable demanda no sólo
de cambios personales, sino de un trabajo articulado de diferentes actores,
instituciones y sectores de la vida nacional.
8.Formación y apoyo
Como la promoción de la paternidad responsable debe ser un eje transversal
del quehacer de diferentes instancias, es fundamental fortalecer procesos de
sensibilización y concientización de las y los funcionarios/as públicas que
prestan la atención, y la adaptación de los servicios a las nuevas demandas y
derechos de la población, con relación a la revisión de la construcción de las
identidades masculinas y femeninas, las paternidades, maternidades, la
violencia intrafamiliar y la Ley de paternidad repsonsable, entre otros.
9.Enfoque de Derechos con perspectiva de género
La formación en derechos humanos, el reconocimiento y repudio de toda
forma de discriminación contra las mujeres así como la revisión de enseñanzas
y mandatos patriarcales que atentan contra el desarrollo integral de las mujeres
y hombres, deberán ser integrados en los diferentes espacios educativos y
formativos, desde la más temprana edad.
10.Seguimiento y evaluación
Esencial establecer mecanismos, indicadores y procedimientos que permitan
contar con información (sobre todo a la Comisión de Paternidad Responsable)
oportuna sobre los avances y limitaciones tanto en la aplicación de la Ley como
en el resto de compromisos acordados.
Poner en marcha una política de fomento de la paternidad responsable es un
proceso permanente de revisiones y cambios, por eso serán necesario muchas
idas y vuelta de los diferentes sectores y actores que participen en ella.
Lograr sostener esta política, implicará no sólo hacer un trabajo institucional
consecuente con los principios ético-conceptuales de esta política, sino que
implicará la participación comprometida de hombres que hagan público su
repudio frente a toda forma de discriminación y maltrato hacia mujeres y
personas menores de edad; que hagan público su compromiso de hacer propia
esta política de paternidad responsable y asumir su deber de divulgarla y vigilar
su cumplimiento.
La sostenibilidad de la política dependerá de las personas que creamos que en
ella, que nos comprometamos frente a ella.
Una Ley de Paternidad Responsable
No es sufiente establecer leyes que protejan a las personas si no se da
también en forma paralela acciones desde todos los sectores que cambien sus
prácticas institucionales y contribuyan al cambio y fortalecimineto de otra forma
de ser humana, humano, padre y madre. De ahí que vimos anteriormente una
política que define las áreas estratégicas de acción desde donde las diferentes
instituciones deben organizar su acción para cumplir con la responsabilidad
que tienen frente a la promoción de la paternidad responsable.
Pero tampoco son suficientes los esfuerzos que se puedan hacer para
promover cambios culturales, sociales y personales mientras se siga creyendo
que se puede de la forma más impune y legítima violar el derecho de las niñas
y niños a contar con un padre que asuma su responsabilidad en la crianza y
cuido de sus hijas e hijos.
Se necesita una sociedad, que a través de sus instituciones apoyen la
corresponsabilidad, la refuercen y desarrollen y cumplan con las regulaciones
necesarias para que los padres ocupen un espacio real de apoyo, cuidado y
protección de los hijos e hijas.
Recordemos lo que Okin Moller decía: “Nuestras leyes no le permiten a los
cleptómanos que roben en las tiendas, o a los pedófofilos que abusen de niñas
y niños. ¿Porqué tendríamos que permitirle entonces-como sociedad- a los
padres que se niegan a hacerse cargo de sus hijos o hijas renunciar a sus
responsabilidades?...¿porqué tendríamos que permitir que una injusticia que
claramente daña a mujeres, niñas y niños persista en las bases de nuestro
orden social social y política.” 61
En este marco es que se hace necesaria una Ley que le haga saber a la
sociedad y sobre todo a los hombres, que la paternidad es una tarea seria que
tiene implicaciones importantes y que su cumplimiento será de interés público.
La ley de Paternidad Responsable en este país,62 en respuesta al nuevo
paradigma de la protección de la niñez busca hacer posible que toda persona
menor de edad, principalmente las y los nacidos fuera del matrimonio, y que no
son reconocidos voluntariamente por sus padres, tengan una filiación
reconocida desde la propia sede administrativa, sobre la base de una prueba
de ADN (si fuera necesario), y en la cual el contradictorio que pudiera
plantearse frente a los tribunales de Justicia debe ser iniciado por el hombre,
cuando no haya usado los mecanismos probatorios que le ofrece la sede
administrativa, y no por la mujer como tradicionalmente a ocurrido. como parte
de las obligaciones morales que ha asumido el Estado costarricense.
Esta ley de paternidad Responsable parte también del reconocimiento de la
vulnerabilización de los derechos de las mujeres al asumir sólo ellas la enorme
carga que representa la responsabilidad de la crianza y cuido de hijas e hijos y
constituirse inequitativamente en su único soporte. Y por esto en el plano
económico, la Ley establece medidas para que los padres cumplan con los
gastos de manutención que demanda la crianza.
Sabemos, como se dijo al inicio de este apartado, que tanto esta Ley como la
creación de lineamientos de políticas para el fomento de la paternidad
responsable, representan los primeros pasos para avanzar en la construcción
de esta paternidad afectiva, presente, empática y nutricia que creemos no sólo
es posible, sino un deber promover y garantizar.
Tenemos que recordar que las mejores intenciones pueden quedar en letra sin
sentido, mientras junto a ellas no esté un Estado comprometido, hombres y
mujeres dispuestos y dispuestas a enfrentar no sólo sus propias historias de
carencias, enojos o dolores con sus figuras paternas, sino a comprometerse, a
creer que es posible construir una sociedad que acoja, cuide y proteja a todos
sus habitantes por igual.
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61 Moller Okin, op.cit
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