Comentario de libros Empatía cero. Nueva teoría de la crueldad Autor: Simon Baron-Cohen Editorial: Alianza, 2012, 229 págs. (Rev GPU 2015; 11; 1: 11-12) Claudia Almonte H oy les quiero comentar este libro, que, desde su título, me llamó la atención. En nuestra sociedad posmoderna, en que el individualismo se manifiesta rozándolo todo, el paroxismo de la tecnología y la relación con las máquinas aumenta minuto a minuto, sumergirse en temáticas tan humanizantes, como lo es la empatía (aunque en este caso el énfasis sea en un modelo para explicar la ausencia de ella, o ”empatía cero”), me parece fascinante. El autor ha dedicado 30 años de su vida a estudiar este tema, ya que desde su infancia se preguntaba sobre el origen de las conductas despiadadas en el ser humano. Según sus palabras, está dirigido a lectores con una disposición sensible. Tardó seis años en escribirlo, y trabajó junto a un equipo de investigadores, buscando el origen de esta condición, tanto en las bases genéticas como en los factores ambientales. Reemplazó el concepto de “maldad”, por el de “empatía cero”. Pretende enfatizar el hecho de que la empatía positiva es uno de los recursos más valiosos para resolver conflictos, tanto en los planos personal, familiar, social y mundial, e interrogándose por qué no se enseña más en escuelas para padres, colegios y universidades. Es de lectura fácil, fluida y muy didáctica, mostrando la faceta docente de su autor, y traspasando, en forma sencilla, la síntesis de un trabajo de alta complejidad. Define empatía en forma brillante, como aquel estado que se produce cuando suspendemos nuestro foco de atención único, centrado exclusivamente en nuestra mente, y, en su lugar, adoptamos un enfoque de atención doble, que se centra en la mente del otro y responde o se moviliza en forma consecuente. El concepto de “erosión de la empatía” sustituiría al término “maldad”, en que se convierte a los otros en objetos, ignorando su subjetividad, sus pensamientos y sentimientos. Las manifestaciones de esta empatía erosionada han estado presentes en diversas culturas y periodos históricos de la humanidad. La empatía varía en la población, distribuyéndose en la curva normal clásica de Gauss. Propone y crea una escala para medirla, en adultos (de autoaplicación), y en niños (medida por sus padres), que está disponible en los apéndices del libro; de su medición se obtiene el cociente de empatía. Diferencia siete niveles, desde el cero hasta el sexto, que constituiría la empatía máxima. Estos niveles suelen ser fijos en cada persona, variando sólo en forma pasajera. Plantea que en uno de los extremos de este espectro se encontrarían los cero grados de empatía, que se subdividen en los cero positivos y los cero negativos. Estos últimos estarían constituidos principalmente por los psicópatas, los narcisistas y los borderline. Para el autor, estos tres clásicos trastornos de la personalidad podrían ser vistos como personas con una característica común el poseer cero grado de empatía. Dedica un capítulo especial para describir a los cero grado positivos, constituidos por los pacientes del espectro autista y sd. de Asperguer. En ellos coexisten la ausencia de empatía con una fuerte capacidad de sistematización, buscando Psiquiatría universitaria | 11 Empatía cero. Nueva teoría de la crueldad y descubriendo patrones que se repiten en la naturaleza, en la música y en múltiples esferas de la vida. Estas habilidades serían adaptativas para desarrollar la investigación y aumentar el avance de las ciencias. Se refiera a las bases neuroanatómicas del circuito de la empatía en forma detallada, las que estarían constituidas por al menos diez áreas cerebrales específicas. Este circuito sería atípico en los cero grados de empatía. Con base en estos planteamientos, propone que los tratamientos para ellos debieran orientarse con programas informáticos educativos y role playing, entre otros. En prevención, promoviendo una empatía sana, sería fundamental enseñar con énfasis el desarrollo de un apego seguro, que generaría, según palabras del 12 | Psiquiatría universitaria autor, un “tesoro interno”, que puede cambiar el curso de la vida de un individuo. Estudió, junto a sus investigadores, los genes relacionados con la empatía, varios de ellos descritos en el libro, aportando la idea novedosa que la empatía se construiría, no solo en base al entorno, sino que también en factores biológicos. Simon Baron-Cohen deja abierta la propuesta a seguir investigando en esta interesante mirada de la conducta humana. Profundizar nuestro conocimiento en el área de la empatía hace más probable que la podamos enseñar y, lo principal, ejercer en su forma positiva, dándole un contrapunto a la vanalidad del mal. Esta lectura nos ayuda a pensar(nos) en los demás.