Un alcalde penitente «Ladrón, defraudador». El reproche surge de

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Un alcalde penitente
«Ladrón, defraudador». El reproche surge de
la muchedumbre medio en voz baja pero con
rabia suficiente para que algunos de la primera
fila se vuelvan y alcance a su destinatario. En el
pasillo de vallas y fieles que es la Rúa das Orfas
a las once de la noche, manda el silencio mientras la Hermandad de los Estudiantes ensaya
su primera estación de penitencia. Expira el
miércoles santo. El viacrucis es una despiadada metáfora que resume un día muy largo: el
principio del fin de Gerardo Conde Roa como
alcalde de Santiago. No ha querido darse por
enterado pero el grito sordo llega de uno de los
suyos. De entre el gentío que desafía el frío y la
humedad sobre la piedra del casco viejo y espera el paso del Cristo de la Misericordia.
Su pertinaz huida hacia adelante iniciada
años atrás la acaba de frenar en seco una querella del fiscal que le acusa de haberse quedado con 291.000 euros que 61 clientes de su
promotora inmobiliaria le pagaron por el IVA
de otras tantas viviendas, dos años antes. Un
delito penado con hasta cinco años de cárcel.
Según su propio relato, Conde Roa se ha enterado de todo por la prensa. A primera hora de
la mañana se despertó con el titular de El País:
una denuncia en el juzgado por fraude fiscal de
casi 300.000 euros. Después acudió, tal y como
estaba previsto, a una rueda de prensa junto
a dos diputados nacionales del PP para glosar
los primeros presupuestos de la era Rajoy. Enfrente encontró ya diez cámaras de televisión y
docena y media de periodistas que sestearon
sin apenas disimular mientras él mismo y los
parlamentarios intentaban explicar las bondades de las cuentas públicas para la ciudad.
Agotada la comparecencia sobre los números
del Gobierno, rechazó el ofrecimiento de sus
compañeros de siglas para acompañarle en el
trance. Entonces arreciaron las preguntas de
verdad: ¿Pagó usted el IVA? ¿Defraudó a Hacienda? ¿Piensa dimitir?
La querella de la fiscalía que inicia la vía penal parte de un expediente previo de la Agencia Tributaria y es contundente. Sostiene que el
regidor compostelano «consciente, voluntariamente y con el ánimo de defraudar a la Hacienda Pública», dejó sin declarar 291.289,43 euros
en 2010 de un IVA que sí recibió de los clientes
de su inmobiliaria. En su primera comparecencia, el alcalde elude aclarar la cuestión fundamental y se queja de haberse enterado de la
denuncia por la prensa. Esgrime una supuesta
indefensión, pero no es capaz de certificar que
está al corriente en el pago de sus impuestos.
18 | José Precedo
Repite una y otra vez que nada sabe del caso
y que cuando este episodio acabe tendrá que
adoptar las «medidas oportunas». Zanja así la
primera rueda de prensa sobre el escándalo,
ante la perplejidad de los informadores.
Sin convocar ni dar explicaciones a sus doce
concejales del Gobierno que se han estado llamando a lo largo de toda la mañana repletos
de dudas ni tampoco a la dirección gallega del
PP, el alcalde inicia a mediodía un carrusel de
entrevistas en radios y televisiones locales para
abonar la tesis de una mano negra que le persigue. En el programa Hoy por Hoy Santiago de
la Cadena SER roza el paroxismo. ¿Ha dejado de
declarar los 300.000 euros?, le pregunta el periodista. «Pues no se lo puedo decir. Como no tengo los datos y no sé a qué se refiere la querella
pueden ser 300, uno o 50», responde el alcalde.
¿Ha defraudado a Hacienda?, insiste el entrevistador. «Depende de cómo se computen, depende de en qué momento se haya efectuado,
de todos los factores que hay que conocer para
saber cuál es la base de la querella», intenta escabullirse. Hasta que, acosado por el interrogatorio del periodista, proclama: «El problema no
es si se ha pagado el IVA o no. Ese es el reduccionismo al que no se puede llegar».
Reduccionismo o no, ese sí es el problema
del que a estas alturas hablan ya las televisiones y radios nacionales. El mismo presidente
de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, ha evitado
Conde Roa, caso perdido
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respaldar a su alcalde desde la sede del Gobierno gallego. Interpelado sobre el asunto, apenas
ha dedicado medio minuto para responder. El
tiempo suficiente para dejar claro que le ha
pedido cuentas y que no pone la mano por su
hombre en Santiago: «Nos dijo que no tiene
constancia oficial y cuando la haya será el interesado el que haga la evaluación que corresponda y dé las explicaciones que considere necesarias. A partir de ahí, veremos cuáles son».
20 | José Precedo
«Si Gerardo se centra...»
Cuando las agencias empiezan a escupir los
primeros teletipos de la rueda de prensa y las
entrevistas, las explicaciones están lejos de
convencer a la cúpula del PP gallego, que desconfía de Conde Roa porque conoce de primera mano algunos antecedentes. A fin de cuentas, todos en el partido sabían de sus andanzas
mucho antes de proclamarlo candidato en
2011. Aun así optaron por investirlo. Feijóo,
el primer escéptico sobre su idoneidad como
cabeza de cartel en la capital de Galicia, o no
quiso darse por enterado o sucumbió (otra vez
más) a las presiones de Romay —quien le dio
el primer empujón a su carrera política al hacerlo presidente del Insalud— y que a su vez
nunca ha dejado de apoyar a Conde Roa.
«Si Gerardo se centra y no voy a extenderme
en detalles puede ser un buen gestor para la ciudad», aseguraba un miembro relevante de la dirección regional unos meses antes de ratificarlo. Frases como esa retumban ahora en la sede
del PP gallego, donde el episodio del impago a
Hacienda revive viejos fantasmas del pasado.
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