medicina de la colonia 24

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Hospitales de Costa Rica. No. 3. Octubre-Diciembre 1979. p. 24-25.
MEDICINA DE LA COLONIA
José María Barrionuevo Montealegre
(CONTINUACION)
D. TOMAS DE ACOSTA Y
HURTADO DE MENDOZA
Gobernador de Costa Rica
1796 - 1797 – 1810
señor de Acosta de favorecer a los lazarinos y a la
sociedad, a pesar de sus sesudas intervenciones.
El teniente coronel D. Tomás de Acosta sirvió la
gobernación política y militar de Costa Rica, habiendo
sido nombrado por Reales Cédulas de 9 de mayo, 22
de junio y 17 de julio de 1796.
Tomó posesión de su destino al año siguiente.
Ha merecido esta autoridad española la atención de
los historiadores por haber sido uno de los funcionarios
que más se preocupó por el progreso del país y por el
bienestar de sus habitantes.
Como en aquellos tiempos no existían en la
provincia boticas, ni posiblemente profesionales
calificados residentes, tuvo él mismo que llenar en
parte la laguna con espíritu caritativo.
Hizo traer de Guatemala los medicamentos
necesarios para sus gobernados enfermos, regalándolos y remediando en parte aquella inconveniente
situación que la agravaba la pobreza general en que
vivía Costa Rica.
DE SU GOBIERNO
OTRAS OBRAS DE GOBIERNO
ATENCION DE OTROS ENFERMOS
CULTIVO DEL CAFE
El gobernador D. Tomás de Acosta:
Conociendo la esencia de agricultores de los
costarricenses y como previsor de su progreso
económico futuro hizo traer de Jamaica, en 1808, seis
libras de café que se sembraron en Cartago y en San
José y que fueron, junto con las traídas en tiempos del
gobernador D. Juan Vázquez y Telles (1790-1791), las
madres de las plantaciones de Costa Rica y que
constituyeron por muchos años la base de su
economía.
Logró, además, que la agricultura fuera exenta
de pagar derechos, inclusive de exportación.
a)
b)
c)
PREOCUPACION POR LOS LEPROSOS
d)
Culto y responsable como fue el gobernador
abordó el problema que constituía en aquella
nacionalidad sin desarrollarse los leprosos. Abogando
ante el Ayuntamiento de Cartago y la Audiencia de
Guatemala por su aislamiento en debida forma.
El asunto mereció la atención de sus gobernados
y de las autoridades superiores, refiriéndose al tema
con la amplitud que el mismo amerita en páginas
posteriores (1798).
Sin embargo, la excesiva burocracia que parece
padecía la Capitanía de Guatemala y el desorden
administrativo dieron al traste con el proyecto del
Se empeñó en proteger la enseñanza, ofreciendo
sostener una cátedra de filosofía de su peculio.
Se preocupó por la construcción de puentes y
porque los malos caminos de entonces fueran
mejorados.
Le correspondió en 1802 ampliar la obra de la
cañería de San José, iniciada por el gobernador
D. Cristóbal Ignacio de Soria (1750-1754),
haciendo llegar el agua a las casas que carecían
de ella.
A esta obra, terminada en 1820 fuera de su
gobierno, nos referiremos posteriormente.
Puso en práctica la Real previsión que prohibió la
pena de azotes a las mujeres indias o de
cualquier raza.
En 1802 informó a la Real Audiencia que la
provincia tenía sólo ocho pueblos de indios tributarios,
cuyo número era de trescientos cuarenta. Enterando a
las Cortes de Cádiz que la población de la Colonia era
de cincuenta a sesenta mil habitantes.
Resumiendo podemos decir que durante el
gobierno del señor de Acosta, Costa Rica aumentó su
industria, mejoró sus obras y franqueó al comercio el
puerto de San Juan con el fin de facilitar su
movimiento, lo cual se llevó a cabo en 1796.
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problema que se afrontaba, como también los tuvo en
otros de la sociedad.
HOMENAJE
Todo lo anterior y lo omitido nos obliga a recordar a D.
Tomás de Acosta con la gratitud que merece:
UBICACION DE UN LAZARETO
“. . . Caritativo, generoso, inteligente y ejemplar
en todas sus actuaciones, —apunta un
historiador—, merece un lugar de honor en
nuestra historia. “,
Fundamentalmente la exposición proponía que
las tierras realengas de la Candelaria, situadas a siete
leguas al suroeste de la ciudad de Cartago, eran las
indicadas para ubicar en ellas la nueva población para
los enfermos, por su feracidad, “temperancia” y
distancia. Que esa zona, por estar en el paso del
internamiento entre Panamá y Tierra Firme, servía
como barrera al “libre paso de los malhechores de una
a otra parte”.
así como el derecho de que al reconocérsele sus
virtudes sea perpetuada su memoria para ejemplo de
los costarricneses.
Fue trasladado al terminar su gobierno, el 4 de
octubre de 1810, a la provincia de Santa Marta, a
pesar de la petición en contrario del Ayuntamiento de
Cartago. Sirvió en su nueva posición hasta el 15 de
octubre de 1812 regresando a Costa Rica ese mismo
año.
Falleció ciego, —desde 1816 había perdido la
vista,— y retirado del servicio activo con el grado
honorífico de Brigadier de los ejércitos Reales con
residencia en Cartago, el 25 de abril de 1821.
Vivió hasta las vísperas de la independencia del
país al tanto sirvió y amó, habiendo sido llorado por el
pueblo costarricense que tuvo en él más que a un
gobernante a un padre y a un protector.
Sirvió D. Tomás de Acosta y Hurtado de
Mendoza la gobernación de Costa Rica de abril de
1797 hasta octubre de 1810, sucediéndole en sus
funciones D. Juan de Dios Ayala.
ADMINISTRACION Y ECONOMIA
El Lazareto sería levantado con la contribución
económica de los habitantes de la capital y los pueblos
aledaños. Rodeándolo de una cerca de piedra y
árboles de poró y econmendando su atención a un
mayordomo y un capellán; este último tendría la iglesia
y su casa en un extremo del poblado. El primero
tendría a su cargo el almacenamiento y repartición de
las cosechas, así como la venta de cualquier
excedente que serviría para el sostenimiento del
hospital y del culto divino.
Los granos para el trabajo de agricultura se
debían de recoger obligatoriamente cada dos años;
una fanega para cada cincuenta cosechas, y para la
alimentación se exigiría por cada ciento y por un año
una cabeza de ganado mular y caballar.
Estos aspectos económico-financieros del Lazareto, en opinión de una historiadora, llegó a tener
mucho peso para que la idea de la fundación del
Lazareto no cristalizara durante esta gobernación.
LEPRA
Gobierno de O. Tomás de Acosta
1798
En el año señalado el gobernador de Costa Rica,
D. Tomás de Acosta, envió un informe a la Audiencia
de Guatemala en el cual expresaba su preocupación
por el carácter que estaba tomando en la provincia el
mal de Hansen, que amenazaba contagiar a toda la
población. La enfermedad se seguía extendiendo en el
país con el natural temor de sus habitantes por la
ignorancia existente de métodos preventivos del mal.
PROYECTO DE UN HOSPITAL GENERAL
El gobernador estimó que los bienes de los lazarinos,
muebles e inmuebles, mientras no hubieran herederos
forzosos pasarían a ser propiedad de la institución, con
el fin de aumentar su capital y eximir a los particulares
de sus contribuciones.
Con muy buen criterio el señor de Acosta pensó
que como los fondos del Hospital San Juan de Dios,
fundado en 1784, que se extinguían, se agregarían a
los del Lazareto que de acuerdo con los planes
establecidos irían en aumento. Con una buena
administración y desapareciendo el mal de Hansen de
la provincia, esos mismos bienes acrecentados serían
la base para el establecimiento de un centro de salud,
o una casa de recogidos, que tanta falta estaba
haciendo, según su criterio.
PLAN DE AISLAMIENTO
La firma en el anteproyecto del señor de Acosta
para alejar a los lazarinos de la ciudad y procurarles
asistencia y subsistencia, ya que estimaba que la
enfermedad no sólo era contagiosa sino hereditaria,
fue puesta el 31 de mayo de 1798.
Abunda el plan, cuya exposición es de quince
puntos, de medidas de carácter preventivo y administrativo, dejando establecido el documento que
aquella alta autoridad tuvo una clara comprensión del
(Continuará)
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