El jazz desde dentro - Centro Nacional de Difusión Musical

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/ cultura /
Gabriel Ramírez
MADRID
{Siempre que me preguntan
qué es el jazz acudo a territorios comunes para explicarlo con pocas palabras. No
por ser comunes han dejado
de servir.
Libertad, eso sobre todo.
El jazz supuso el gran cambio en el mundo entero. Porque esa libertad que llegaba
con la música fue haciéndose un hueco en todos los ámbitos. Y fue la gran oportunidad para los hombres y mujeres de raza negra que
vivían en Estados Unidos y
Europa. Sobre los escenarios, en las discográficas, en
los clubes, pudieron triunfar
(no sin esfuerzo) como lo habían estado haciendo los
blancos, muchas veces a su
costa. Libertad, igualdad de
oportunidades, la apertura
del mundo para millones de
personas que llegaban de la
esclavitud más vergonzante.
Es esta una de las razones
por las que acudo a los conciertos de jazz, sea quien sea
el intérprete, con la sensación de estar a punto de bucear en un océano que parece resistir a los malos tiempos, a todas las desdichas.
Sigue siendo emocionante.
El Centro Nacional de Difusión Musical del Ministerio de Cultura, dentro de su
programa Jazz en el Auditorio Nacional de Música de
Madrid, ofrecía la posibilidad de disfrutar con la música de Tomasz Stańko, un
jazzmen polaco que lleva
muchos tiempo haciendo
música de excelente nivel.
La música de Tomasz
Stańko ha evolucionado claramente con el paso del
tiempo. Son muchos años
como profesional que le han
servido para ir explorando
los territorios en los que su
técnica y sus formas se han
ido dibujando con línea fina
y limpia. De las estructuras
más rebuscadas llegó a la
sencillez de quien economiza en los diseños buscando
simplicidad; la experimentación y el oficio le han convertido en un músico original que deja su impronta allá
por donde pasa.
Son ya 54 años los que
El Correo de Andalucía
Miércoles, 23 de marzo de 2016
El jazz desde dentro
Dentro del ciclo del Centro Nacional de Difusión
Musical, Tomasz Stańko ha demostrado con su poesía
y abstracción que es un referente del jazz europeo
ción casi imposible a alargar
las notas hasta casi el infinito, el swing reposa en el escenario y hace que las notas
vayan inundando el espacio
con una delicadeza robusta.
Además, como líder de la
banda se muestra generoso
con el resto de músicos. Les
ofrece el espacio necesario
para que puedan decir todo
aquello que sea necesario
sin que parezca que el manda es él.
El contrabajista Reuben
Rogers dejó clara su importancia en el jazz moderno.
Sencillamente brillante. Sus
solos rozan la perfección y
casi se pueden traducir de
forma automática. No es extraño que trabajase con Marsalis o Jackie McLean, entre
otros.
El jazz
europeo tiene
con Stanko un
lugar al que
seguir mirando
El músico Tomasz Stanko, baluarte del jazz contemporáneo. / Andrzej Tyszko
han pasado desde que Stańko formara su primera banda, Jazz Daring, pionera del
free jazz europeo. Alguno
menos desde que se arrimara a Krysztof Komeda. Luego
fueron
Alex
Von
Schlippenbach, Penderecki
o Versala, entre otros. Con
este último consiguió bucear en la balada free para ir
acomodando su sonido seco
a la exclusividad musical
que alcanzó. Libreimprovisación, grandes carteles del
circuito internacional de
festivales (ya como líder de
su banda), y muchas horas
haciendo música, le han
convertido en un músico interesantísimo y mucho más
asequible al librarse, poco a
poco, de lastres modales
que si bien funcionaron en
determinados momentos,
ahora, resultan irrelevantes
para su música.
Stańko nació en 1942. Hagan cuentas. Y, sin embargo,
al salir al escenario queda
claro que está en plena forma. Acudía con su New York
Quartet, un grupo de músicos exquisitos que acompa-
ñan al trompetista y aportan
desde sus instrumentos colores y diálogos extraordinarios. En el concierto fueron
alternándose piezas de fuertes líneas armónicas y otras
de un lirismo imponente.
Las baladas que presentaba
esta banda son una mezcla
de la poética más exquisita y
una técnica que hace de la
libreimprovisación un recurso cercano cargado de
expresividad.
El sonido de la trompeta
de Tomasz Stańko es inconfundible. Pasa de la digita-
El baterista Gerald Cleaver es un buen instrumentista que, también, quiso dejar
patente su potencial. Y David Virelles estuvo más que
correcto al piano aunque no
logró emocionar del todo.
Tal vez le falte un poco para
formarse como pianista de
primera línea. Tal vez, solo
sea una cuestión de atrevimiento frente a músicos de
la talla de Stańko o Rogers.
Una de cosas que más imponen de la música de Stańko es esa capacidad que
muestra para lograr un clima
de calidez absoluta aunque
lo que esté intentando decir
no tenga nada que ver con
ella, es la profundidad que
consigue con un par de acordes sobre los que monta un
discurso completo que nos
hace sentir la música desde
dentro de la propia música.
Reminiscencias de Coleman
y del free jazz más primitivo
se dejan escuchar para que
podamos degustar el jazz
más auténtico.
Excelente el concierto.
El jazz europeo tiene un lugar al que poder seguir mirando. ~
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