1.- Dominio o propiedad El dominio o propiedad ha sido definido en toda ley civil existente, como el derecho real de mayor alcance, en cuanto se refieren a él como aquél poder soberano, directo he inmediato que puede un sujeto tener sobre una cosa. Esta majestuosidad del derecho de propiedad ha llevado a la doctrina a una serie de controversias en cuanto es a veces criticado, híper valorado y otras, contrastado. De igual manera, sea en ocasiones criticado o en otras híper valorado, nuestra intención no será adherirnos a una u otra corriente, sino solo explicar la naturaleza jurídica y características de este derecho. Como reza nuestro código civil en su artículo 582 “El dominio (que se llama también propiedad) es el derecho real en una cosa corporal para gozar y disponer de ella arbitrariamente, no siendo contra la ley o contra derecho ajeno.” Queda claro que en nuestro ordenamiento jurídico dominio y propiedad denotan un mismo significado y por tanto nuestro código se referirá a ellas indistintamente. Seguidamente, notamos que es un derecho real, es decir, aquél que se tiene sobre una cosa sin respecto a determinada persona, en una cosa corporal, evidenciando ya el artículo 583 que esta definición seria incompleta, pues el derecho de propiedad recae no solo sobre cosas corporales sino también sobre cosas incorporales, siendo en esta materia relevante hacer una distinción entre dominio y propiedad, pues en esta caso convendría decir propiedad, toda vez que este término se utiliza desde un punto de vista genérico aplicándose a toda clase de derechos susceptibles de apreciación pecuniaria, en tanto el dominio se ha reservado solo para denotar un derecho sobre cosas materialmente determinadas, sin embargo esta distinción es solo a nivel doctrinario. Para gozar y disponer de ella, es decir, el sujeto titular del derecho tiene las más amplias facultades posibles, sobre una cosa, señalamosposibles, en tanto que esta posibilidad de ejercer plenamente nuestro derecho no debe encontrarse en pugna con los derechos de terceros y consiguientemente con la ley. El derecho real de propiedad, viene a asegurarnos una relación expedita entre nuestra voluntad y la cosa objeto de esta voluntad, las facultades que se desprenden de él están fielmente definidas y por tanto no existe incerteza de la forma en que puede ejercerse. 1.1.- Características del dominio o propiedad La doctrina ha señalado las características del derecho de propiedad: Es un derecho real: y como derecho real denominado por excelencia, cautelado también por una acción real, cual es, la reivindicatoria. Es un derecho absoluto: en tanto que su titular puede ejercer sobre la cosa objeto del derecho todas las facultades posibles, a saber, uso, goce y disposición. Tiene un poder soberano para disponer de ella a su arbitrio. Es un derecho exclusivo: y por tanto excluyente, supone un único titular facultado para usar, gozar y disponer de la cosa, y en virtud de esta facultad puede impedir la intromisión de cualquier otra persona. Es un derecho perpetuo : pues no se sujeta a limitación de tiempo y dura tanto como la cosa. Es este, el derecho real de dominio o propiedad, el cuál nos garantiza un poder total, libre y absoluto sobre nuestra cosa objeto. Debemos señalar que el dominio cumple una función social, en cuanto a excepciones a la característica de exclusividad, estas funciones se refieren el Derecho de uso Inocuo, Derecho de acceso forzoso y al principio del mal menor. En cuanto a las limitaciones impuestas por el derecho ajeno, les concebimos como estados naturales inherentes a toda relación humana, en cuanto a ser social. Ahora bien, el respeto por la ley es consecuencia de todo estado de derecho, es decir, de toda sociedad jurídicamente establecida. Hemos pretendido con estas definiciones y características al derecho real de propiedad, dejar una amplia claridad, respecto a las facultades inherentes a él, pues bien, pasaremos entonces ha la materia de que es menester nuestro trabajo. 2.- Copropiedad. A diferencia del dominio, que encuentra su definición específica en nuestro código civil, la copropiedad no esta definida expresamente en él, sino que se desprende su definición en determinadas disposiciones, asimismo advertimos que el legislador ha preferido utilizar los términos indivisión, proindivisión y comunidad, como queda de manifiesto en los artículos 369, 399, 687, 718, 850, 1317, 1338 1729 entre otros. 2.1.- Características de la copropiedad Para que podamos hablar de copropiedad o condominio es necesario que concurran los siguientes supuestos: 1- Pluralidad de sujetos titulares. 2Unidad de objeto, aunque se trate de varias cosas, todas deben pertenecer pro indiviso a varios titulares. Esta unidad se entiende en el sentido de que todos ellos ejercen en conjunto el domino sobre los mismos bienes sin que se señale la parte material determinada que pudiera pertenecer a cada uno de ellos. 3La copropiedad recae sobre bienes en el sentido que le da el artículo 565. Así, por ejemplo, si se constituye simultáneamente un derecho real de usufructo a favor de varias personas, todas ellas serían comuneras en el derecho real de usufructo, serían cuasiusufructuarios; pero, al mismo tiempo, serían copropietarios del derecho real de usufructo. 2.2.- La copropiedad en la doctrina nacional he internacional Es quizás la doctrina, la fuente del derecho que más ha influido en la creación, modificación o derogación de la fuente primera, a saber, la ley. Con las críticas que los estudiosos del derecho hacen a las normas legales, contribuyen activamente a la actualización de los preceptos imperantes. La jurisprudencia se sujeta mayormente a las normas preestablecidas, la costumbre requiere de la fuerza de las masas y la sutileza del paso del tiempo. Es la doctrina aquella que acompaña, nutre y aconseja a la ley. Es la doctrina, aquella fuente que silenciosamente viene a llenar ciertas lagunas de nuestro ordenamiento jurídico y a contribuir activamente a su sistematización, es la doctrina aquella fuente que enseña pedagógicamente el derecho en las aulas. Hemos querido recurrir a este preámbulo, pues nuestra materia a tratar, esta solo señalada en nuestra ley civil, mas no desarrollada. La jurisprudencia es escasa en materia de copropiedad, la doctrina, como una especie de salvataje ha pretendido explicar detalladamente la naturaleza jurídica, características esenciales, ventajas y desventajas de este derecho real. Los diversos autores se han encargado de definir la copropiedad. Así para Colin y Capitant, es el derecho de propiedad que corresponde a la vez a varias personas, sin que exista división material de la cosa. Para Aubry y Rau, la copropiedad es el derecho de propiedad que compete a varias personas sobre una sola y misma cosa, no perteneciendo a cada una de ellas sino una cuota ideal o abstracta. Hay copropiedad para Josserand, desde el momento en que una sola y misma cosa, pertenece, en conjunto a varias personas, sin que se puedan asignar partes materiales y divisas, sin que ninguno de ellos pueda decir: esto es solo mío. El italiano Brugi dice al respecto: “para nosotros puede llamarse comunidad de propiedad, el derecho que, en virtud de convenio o de otro título, pertenece simultáneamente por cuotas ideales a muchos individuos sobre la misma cosa de forma con todo, que la administración y el mejor goce de la cosa, dependen normalmente de la voluntad de la mayoría de lo partícipes”. En chile han definido la copropiedad, entre otros, Alfredo Barros Errázuriz, diciendo que hay comunidad, cuando la propiedad de una cosa, universal o singular, pertenece pro indiviso a dos o mas personas que no han pactado sociedad. Claro Solar lo define en los siguientes términos “la copropiedad, llamada también comunidad, es el derecho de propiedad en dos o mas personas, sobre una sola y misma cosa, pro indiviso y que corresponde a cada una de ellas en una parte alícuota, ideal o abstracta. 2.3.- La copropiedad en la jurisprudencia chilena Solamente hemos encontrado dos sentencias que definen la copropiedad. Una dispone que “la posesión en común de un inmueble por varias personas como dueñas, no importa en derecho la constitución de una sociedad sino únicamente la existencia entre ellos de un cuasicontrato de comunidad”. La otra es una sentencia de la ilustrísima corte de Concepción, que se refiere a la copropiedad como “el Derecho de Dominio que se tiene sobre una misma cosa y por dos o mas sujetos”, y- agrega- que no origina una persona jurídica distinta de los titulares de dicho derecho. 2.4.- Indivisión, comunidad y copropiedad Brevemente señalamos que la copropiedad o condominio es comunidad e indivisión al mismo tiempo, pues se trata de un derecho con varios sujetos simultáneamente titulares, e indivisión, porque la cosa objeto del derecho no debe estar dividida materialmente de manera que corresponda a cada titular una porción determinada de la cosa (communio pro diviso), ya que en tal caso, en el estado actual de la doctrina, no se puede hablar de comunidad. La comunidad designa la concurrencia de sujetos en un mismo derecho sobre una cosa no dividida materialmente (indivisión); en cambio la copropiedad es la comunidad del derecho de dominio sobre una cosa en la indivisión. 2.5.- Copropiedad en el código civil chileno El código no emplea las expresiones copropiedad o condominio; solo, habla de codueños y copropietarios. Prefirió las expresiones indivisión, proindivisión y comunidad. Pues en casi todos los artículos referidos a esta figura, la indivisión se refiere al caso de dominio entre varios pros indiviso o proindivisión: la copropiedad. El código contempla casos de condominio, al tratar por ejemplo, la medianería, mezcla y especificación; el artículo 662 dice que la especie pertenecerá “en común” a los dos propietarios; el 663, que la cosa pertenecerá “pro indiviso”… El legislador prefirió llamar estos casos por las expresiones genéricas indivisión o comunidad. Se refiere a los copropietarios solamente en el artículo 1913, N° 1, al tratar de la cesión de un derecho litigioso común. Emplea las expresiones codueños en los artículos 874 ( codueños de pared medianera) y 1728 ( trata del caso, en la sociedad conyugal, en que la sociedad y un cónyuge son codueños). Sin embargo, lo repetimos, nuestro código no contempla las expresiones “condominio” o “copropiedad”. 2.6.- Copropiedad: carencia de características esenciales al dominio La copropiedad carece de las características que definen al dominio: El dominio o propiedad es un derecho real absoluto, como decían los romanos PLENA IN RE POTESTAS, la copropiedad no puede ser concebida como un derecho real absoluto, en tanto que si bien es cierto podemos disponer jurídicamente de nuestra cuota imaginaria, ello no es posible desde un punto de vista material, y si no es posible desde un punto de vista material, evidentemente no podremos referirnos a la copropiedad como un derecho absoluto. No es posible desde un punto de vista material, puesto que si bien es cierto podemos cederla, enajenarla, constituir sobre ella una hipoteca, no podremos, como en la propiedad, usar, gozar y disponer de la cosa en integridad, pues aunque en la propiedad en algún momento nos encontremos en situación de ser nudos propietarios, este desprendimiento de las facultades de uso y goce se han producido con ocasión del ejercicio de nuestra voluntad y no por las demás voluntades concurrentes. De los artículos 2305 y 2081 se desprenden las limitaciones, de suerte que cada copropietario puede servirse de la cosa para su personal uso, siempre que las emplee según su destino ordinario y no entrabe el justo uso de los demás comuneros. Esto en cuanto a la cosa común. Ahora, sobre la cuota parte, se dice, que el copropietario tiene libertad plena para disponer de la cosa como le plazca. Sin embargo los artículos 2417, apropósito de la hipoteca sobre cuota, y 688 número 2 que versa sobre la disposición de inmuebles hereditarios denotan inconvenientes y limitaciones irrefutables. Pues bien lo que a nuestro juicio constituye el mayor argumento, para afirmar que la copropiedad es un derecho real distinto del dominio, es la incapacidad de poder ejercer sobre la cuota parte, las facultades materiales, esenciales a la propiedad, en tanto que al estar esta cosa dividida solo imaginariamente, esto es, por fracciones o porcentajes, no existe certeza de la cantidad concreta, es decir se ignorara el total de la sustancia de la cosa perteneciente a cada copropietario. Llámese sustancia a los seres propiamente dichos. El ser se puede decir de muchas maneras, sabemos lo que es una cosa, una persona, un acto etc; la comprensión de ver y de distinguir las entidades en el mundo. Pero en todos ellos hay algo semejante: todos son, es decir, todos tienen ser, todos son algo (una entidad). La sustancia dice relación a los individuos o a las cosas concretas, es lo que sostiene y le da existencia y presencia a un ser. Queda entonces en absoluta evidencia la imposibilidad de disponer materialmente de la cosa misma y aún de nuestra propia cuota pues sobre una división imaginaria es imposible un ejercicio material, es una notable contradicción. Ahora, no hay que perder de vista que tratándose de la enajenación de nuestra cuota los restantes propietarios pueden ejercitar el llamado derecho de rechazo. Es decir no podremos enajenar nuestra cuota al sujeto que hayamos elegido, puesto que los demás copropietarios pueden oponerse, esto sobre todo, porque ellos tienen preferencia para adquirir el dominio de la alícuota. En conclusión y en contraposición al copropietario, el propietario podrá disponer de la cosa misma íntegramente, si se trata de usar la cosa, la usaremos en su totalidad, si se trata de gozar de la cosa, gozaremos de toda la cosa, si se trata de disponer, dispondremos de la cosa toda, amenos, claro, que por obra de nuestra sola voluntad no usemos, gocemos o dispongamos de la cosa misma sino solo de una parte de ella. Cierto sector de la doctrina, defensora de la idea de la copropiedad como una modalidad de dominio se ha planteado la siguiente interrogante; en efecto, si el propietario puede limitar su derecho mediante un usufructo, una hipoteca etc, ¿Por qué extrañarse que esta limitación emane no del derecho de un tercero, sino de los otros copropietarios? no se han percatado aún que con el sólo planteamiento de esta pregunta están admitiendo tácitamente que la copropiedad envuelve una serie de limitaciones que fácilmente pueden defenderse en el dominio, como lo hemos hecho en líneas anteriores al señalar que aún siendo nudos propietarios, dicha condición se ha generado por la concurrencia y el imperio de nuestra sola voluntad. Queda claro que en la copropiedad no podemos usar, gozar, ni mucho menos disponer de la cosa misma, sino solo de esta cuota imaginaria, pues, cualquier decisión sobre la cosa debe ser consultada y aprobada por los demás copropietarios. En cuanto a nuestra alícuota, si bien podemos incluso gravarla, enajenarla, hipotecarla, cederla, no podremos disponer materialmente de ella, pues sería imposible destruirla, transformarla o degradarla, sin afectar la cuota de alguno de los otros propietarios, puesto que esta cuota es solo imaginaria, NO podremos ejecutar en la cosa las obras que nos plazcan aunque nos perjudiquen, pues lo mas seguro será que perjudiquemos también la alícuota de los restantes copropietarios. Carecemos en copropiedad de la característica por excelencia del dominio, cual es, la disposición material, en tanto que el nudo propietario no es aquel que se ha desprendido de la capacidad de disposición para ostentar las capacidades de uso y goce, si no que justamente se ha desprendido de estas por no ser aquellas las que definen esencialmente al dominio. No podremos catalogar a la copropiedad como una modalidad de propiedad si se encuentra desprovista de su característica por excelencia, de la columna vertebral de éste. La facultad de disposición o abuso, es la que habilita al dueño, para destruir materialmente la cosa, transformarla o degradarla, según el profesor Pescio, comprende la facultad de disponer de la cosa en su más amplio sentido. A su vez se agregan dentro de las facultades materiales: A- El propietario tiene la facultad de colocar la cosa en condiciones que nadie pueda perturbarlo en el aprovechamiento de la misma. Artículo 844 C.C. B- Facultad de individualizar la cosa mediante marcas, signos u otra seña distintiva. Artículo 842 C.C. Respecto a estas últimas facultades queda claro, no son posibles, en tanto que al individualizar nuestra parte en la cosa estaríamos entrando al terreno de la comunidad pro diviso, la cual no se considera como una verdadera copropiedad. Es también la propiedad un derecho exclusivo. En cuanto a esta característica la copropiedad se encuentra también desprovista de ella. De esta materia ya hemos esbozado una idea general al tratar la imposibilidad de ejercitar el copropietario las facultades materiales, especialmente la de disposición. La propiedad es atribuida a su titular en forma privativa, por lo tanto no puede haber simultáneamente dos o mas dueños con igualdad de poderes en ejercicio sabre la misma cosa. La copropiedad supone precisamente el ejercicio de estos poderes en pluralidad de sujetos, de modo que el derecho de uno, queda naturalmente sometido al derecho idéntico de los demás. Al recaer la copropiedad sobre objeto único, el derecho de cada copropietario roza el derecho de los demás copropietarios. En este sentido proclamaban los romanos DUORUM VEL PLURIUM IN SOLIDUM DOMINIUM ESSE NON POSSE, no es posible el dominio entre varias personas sobre el mismo objeto. En cuanto a esta cuota ideal de que hemos tratado, no podemos ejercer íntegramente las llamadas facultades materiales, si bien es cierto podemos gravarla, cederla, hipotecarla, enajenarla etc. no podremos destruirla, transformarla o degradarla, puesto que no tenemos determinación cierta de ella y en este escenario destruir mi cuota imaginaria en la cosa traería como consecuencia la incerteza de haber afectado la alícuota de otro copropietario. Es decir las limitaciones, no subsisten solo al considerar los derechos sobre la cosa misma, sino que también sobre nuestra cuota individual. Por tanto a diferencia del dominio en que el titular del derecho de propiedad se ve limitado por la concurrencia de los derechos de terceros ajenos, en copropiedad esta limitación se ejercita por terceros interesados en el uso y destino de nuestra alícuota de la cosa, ya que hablando del ejercicio de los derechos, de la cosa misma, no hablamos siquiera de terceros sino de partes directamente involucradas. Del estudio de la copropiedad se desprende también la carencia de otra característica del dominio, cual es, la perpetuidad. Nuestro código civil, acoge en definitiva, la concepción romanista de la copropiedad en contraposición a la comunidad germánica. La concepción romanista es aquella que considera la idea de cuota en la cual cada copropietario tiene pleno derecho. En cuanto a la cosa misma los copropietarios no tienen ninguna propiedad exclusiva pues los derechos de cada copropietario se ven limitados por los de lo demás. Esta situación carecía de importancia en Roma, donde siempre se consideró a la copropiedad como un estado transitorio y pronto a liquidarse, esta concepción estaría cada día quedando mas obsoleta, en un mundo contemporáneo en que con mayor frecuencia se observan masas de bienes en activa producción, en contraposición a la pasividad de la concepción romana. Indudablemente nuestro código queda sujeto a la transitoriedad de la concepción romana, en la cual cada copropietario piensa liberarse mediante la división y liquidación del haber común, y de esta forma obtener un derecho exclusivo y perpetuo, sin estorbo de otros derechos concurrentes. En este sentido el Artículo 1317, referido a la acción de partición, la cual puede ser ejercida en cualquier momento, es decir, nadie esta obligado a permanecer en la indivisión, es por ello que la acción de partición se sitúa dentro de las acciones imprescriptibles. Existen, sin embargo excepciones, en las cuales no se puede ejercitar esta acción: A- Casos en los cuales se ha pactado la indivisión por un plazo, que no puede exceder de los cinco años, sin perjuicio claro de ser renovado si así consintieren todos los comuneros. BCasos de indivisión forzada como en la copropiedad inmobiliaria, tratándose de la propiedad fiduciaria, mientras penda la condición, de la tumbas o mausoleos o aquellos señalados en los Artículos 1728 y 1729 , a propósito de la sociedad conyugal. La copropiedad no podría concebirse claramente como una modalidad de propiedad en esta concepción. 3.- Discusión Doctrinaria. La doctrina ha discutido la naturaleza Jurídica de la Copropiedad, algunos le consideran efectivamente como una modalidad de propiedad, otras, aseveran categóricamente que se trataría de una figura distinta. Así, la doctrina Romanista señala que la copropiedad es una modalidad del derecho de propiedad, toda vez que el codueño puede ejercer todas las facultades inherentes al dominio, facultades tanto materiales como jurídicas sobre la parte alícuota que le corresponde en la cosa, es decir el copropietario tendría un derecho absoluto y exclusivo sobre su cuota imaginaria. En tanto que en la cosa misma se reconocen limitaciones puesto que el derecho de uno, se comprime indiscutiblemente por los derechos de los demás. La otra doctrina liderada por Colin y Capitant, postula que la copropiedad no puede ser considerada como una modalidad de propiedad, en efecto otorga a su titular o en este caso a sus titulares solo parte de los frutos y uso de la cosa, la facultad de pedir la partición de la cosa en comunidad y de oponerse a aquellos actos de enajenación que pretendan efectuar los otros copropietarios. 4.- Copropiedad; consideraciones. Como consecuencia directa de considerar a la copropiedad como un derecho real distinto del dominio cabe preguntarnos ¿En que categoría podríamos clasificarle?. A nuestro parecer la propiedad es un derecho tan extenso y absoluto que no cabe clasificarle en ciertos aspectos. Para nosotros el derecho de dominio o propiedad es siempre absoluto y perpetuo, es decir, no admitimos como clase de propiedad la fiduciaria, puesto que no le concebimos como una propiedad, toda vez que no es sólo el fideicomisario quien tiene una mera expectativa de ser dueño absoluto de la cosa, sino también el indebidamente llamado propietario fiduciario, ya que para nuestro parecer debiera llamarse poseedor fiduciario, pues bien, los dos son meros espectadores, la diferencia recae únicamente en que el propietario fiduciario es poseedor de la cosa, y el fideicomisario nada tiene, solo expectativa. El propietario fiduciario no será fielmente un propietario sino hasta fallar la condición o hasta haberse entendido fallida de pleno derecho por el transcurso de cinco años. Ello porque hasta entonces se encuentra en la situación de tener que restituir la cosa, podrá enajenarla solo cuando el constituyente no lo haya prohibido, estará obligado a conservar la integridad y el valor de la cosa, puesto que de no ser así, deberá responder de lo menoscabos y deterioros que provengan de su hecho o culpa. El propietario fiduciario, será solo poseedor de la cosa, hasta haber fallado la condición para el fideicomisario o hasta haberse entendido fallida de pleno derecho por el transcurso de cinco años. En este sentido el artículo 700 número 2 “ el poseedor es reputado dueño, mientras otra persona no justifica serlo”. En cuanto al fideicomisario, el será un mero espectador hasta haberse cumplido la condición, caso en cuál adquiere el título de propietario. En cuanto al transcurso de los cinco años sin haberse verificado la condición, el fideicomisario dejara incluso la expectativa. Nuevamente nos hallamos ante un derecho limitativo de nuestra voluntad y por tanto de las facultades que confiere en integridad el dominio. La sola clasificación de la propiedad fiduciaria dentro de lo derechos reales limitados le hace incompatible como modalidad de propiedad. Es también la propiedad individual esencialmente, por tanto para nosotros no cabe la posibilidad de clasificarla en plural o colectiva. Es así como surge la interrogante con anterioridad planteada ¿en que calidad jurídica podríamos posicionar a la copropiedad? La calidad jurídica que le otorgamos es dederecho real limitado. Es un derecho real limitado en tanto que las facultades materiales de la cosa misma como de la alícuota se encuentran potencialmente restringidas por los derechos concurrentes de los demás copropietarios, esta capacidad de disposición material queda condicionada al destino natural de la cosa, en propiedad el destino de la cosa depende únicamente de nuestra voluntad. Esta figura de copropiedad viene a limitar el dominio, confiere a los copropietarios facultades limitadas y NO MÁS LIMITADAS que el dominio, puesto que para nosotros, el dominio jamás se encuentra limitado. En cuanto a la ley y el derecho ajeno, ya hemos explicado que no les consideramos como limitaciones propiamente tales, puesto que todo derecho se sujeta al respeto de su titular por las normas de carácter superior y general preestablecidas. En cuanto al respeto por los derechos ajenos, se entienden naturalmente envueltos a cualquier relación humana. Mas aún, en cuanto a la constitución de otro derecho real que pese sobre el dominio, es solo el ejercicio de una facultad la que se sustrae del individuo, el podrá seguir obteniendo las ganancias que la constitución de este derecho real le reporte (caso de arrendamiento). Y si quisiéramos considerarle como limitación a una propiedad sobre la cual pese un usufructo por ejemplo o un comodato, dicha limitación surgiría de la propia voluntad del propietario y no por la concurrencia de las voluntades de los codueños. En la copropiedad no solo disminuyen en cantidad y extensión las facultades de gozar y disponer de una cosa, sino también en calidad. La disminución en cantidad esta dada por las restricciones que surgen en cuanto a la cosa común, y en cuanto al ejercicio “Exclusivo” que teóricamente puedo hacer de mi alícuota en la cosa. La disminución en calidad se refleja en la incapacidad de poder ejercer de manera practica las facultades materiales sobre mi cuota imaginaria. Podremos incluso aseverar que esta división imaginaria, da lugar a una ficción legal, cuyo propósito es entregar una mayor certeza al cotitular del derecho que ostenta, pues careciendo de una parte concreta, esta era la única forma de configurar una propiedad plural con base jurídica real. Lo material, tiene directa relación con lo concreto, lo cierto, lo tangible, el mundo, el universo de los derechos reales, esta cuota tiene sustento solo en cuanto le consideremos como una ficción con soporte jurídico, que le vuelve tangible en el terreno del derecho real, pues todo derecho real ha de recaer sobre cosa determinada a lo menos en su género. La cosa esta debidamente determinada en la propiedad en tanto que en copropiedad al pertenecer esta cosa a dos o mas personas es necesario tener claridad sobre aquello que pertenece a uno y a otro, esta determinación encuentra respuesta en la cuota imaginaria, es decir, ficción legal, sin la cual este derecho carecería de real existencia. El argumento principal para aseverar que en la copropiedad va envuelta una ficción jurídica lo encontramos en la adjudicación de la acción de partición. Nuestro Código Civil consagra el efecto declarativo de la adjudicación, de acuerdo a los artículos 1344 y 718, y con ello consolida también nuestro planteamiento. Solo es posible otorgar efecto declarativo a la adjudicación en virtud de una ficción legal, por la cuál se considera que el adjudicatario es dueño del objeto adjudicado desde el día en que se origino la comunidad, la adjudicación constituye una declaración de un dominio ya existente, constituye titulo declarativo de dominio, se reputa por medio de una ficción que ha sido dueño exclusivo de ese bien desde el día en que se originó la comunidad, se estima que jamás tuvo derechos en los demás bienes adjudicados a los demás adjudicatarios. Es decir solo en virtud de una ficción legal podemos entender que el copropietario ha sido dueño de su alícuota en la cosa. 5.- Cuadro comparativo. Propiedad 1- 2- Derecho real absoluto Ejercicio de las capacidades de uso goce y Copropiedad Derecho real limitado Ejercicio cierto de las capacidades jurídicas, mas no materiales. disposición material y jurídica. 3-Derecho real perpetuo Derecho real transitorio, en virtud imprescriptibilidad de la acción de partición de la 4- Derecho real exclusivo Derecho real exclusivo solo en virtud de una ficción jurídica. Conclusión Es así como podemos concluir que la propiedad solo es posible clasificarla: 1- Según su extensión o integridad de facultades, es decir; plena propiedad y nuda propiedad. 2Según el objeto sobre el que recae, es decir; propiedad civil, intelectual, industrial, minera, copropiedad inmobiliaria etc. La copropiedad cumple su función de manera distinta que la propiedad, existiendo situaciones en las que las cargas reales de una propiedad pudieran ser mayores en comparación de la utilidad que esta le reporte al propietario alivianándose al constituir una copropiedad. Por ejemplo una propiedad inmueble, predio rústico heredado a un sujeto que carece de recursos para mantenerla y en estricto sentido que carece medios para echar a andar una actividad productiva (casos de comunidad activa). En definitiva, para nosotros la copropiedad será un derecho real limitado entre dos o mas sujetos que no poseen sino una cuota imaginaria de una cosa en virtud de una ficción legal. Propiedad y copropiedad no son derechos reales antagónicos, sino que cada uno cumple su función de distinto modo y con distinta eficacia, ya que, mientras el propietario no tiene limitación para ejercer a su arbitrio su derecho, el copropietario por el solo hecho de compartir la única cosa objeto del derecho y de poseerle en virtud de una cuota imaginaria, entraba su capacidad de disposición material, considerada por nosotros como un elemento de la esencia de la propiedad es decir de no existir degenera en otra figura totalmente distinta de la propiedad, cual es la copropiedad. Bibliografía: - Enrique Silva Segura, Acciones, actos y contratos sobre cuota - Daniel Peñailillo Arévalo, Los Bienes, La Propiedad y otros derechos reales -José María Abella Rubio, La división de la cosa común en el código civil. - José Gaos, Introducción a la Filosofía. - Juan Andrés Orrego Acuña, Apuntes de clases. - Nicolás Hartmann, Introducción a la Filosofía - Somarriva, Alessandri y Vodanovic, Tratado de los derechos reales. .