Predicad Mi Evangelio - La Misión Chile Rancagua

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Convirtiéndose en un Misionero de
Predicad mi Evangelio
Elder David A. Bednar
Quórum de los Doce Apóstoles
Viernes, 24 de junio del 2011
Estoy muy agradecido el poder estar con
ustedes en esta sagrada ocasión. Gracias por
su fidelidad, por su preparación y por su
bondad. El mundo entero se verá influido
para bien a causa de ustedes y el trabajo del
Señor en el cual ustedes están y seguirán
llevando a cabo.
Les traigo a ustedes el amor y las bendiciones
del Presidente Thomas S. Monson, sus
consejeros y todos mis asociados en el
Quórum de los Doce Apóstoles. Un Apóstol
es, primero, ante todo y siempre un
misionero. Por esta razón, estoy
especialmente complacido para darles una
bienvenida a ustedes como compañeros de
servicio en esta obra magnífica de los últimos
días.
El tema el cual he escogido para hablarles en
este devocional es “Convirtiéndonos en un
Misionero de Predicad Mi Evangelio”. Voy a
empezar al definir brevemente que es ser un
misionero de Predicad Mi Evangelio y luego
describiré cinco requisitos fundamentales para
convertirse en misioneros de Predicad Mi
Evangelio.
autorizado por la imposición de manos,
quienes proclaman el Evangelio eterno y
restaurado del Salvador (Véase D&C 68:1) en su
camino (D&C 50:13-14, 17-24).
Por favor noten la similitud entre esta
definición y su propósito como misioneros
como esta descrito en Predicad Mi Evangelio
“Invitar a las personas a venir a Cristo, al
ayudarlas a recibir el Evangelio restaurado
mediante la fe en Jesucristo y su Expiación, el
arrepentimiento, el bautismo, la recepción del
Espíritu Santo y el persevera hasta el fin”
(Predicad Mi Evangelio, 1).
El profeta Mormón usaba un lenguaje
ligeramente diferente para describir la esencia
de un misionero de Predicad Mi Evangelio en su
generación: “He aquí, soy discípulo de
Jesucristo, el Hijo de Dios. He sido llamado
por él para declarar su palabra entre los de su
pueblo, a fin de que alcancen la vida eterna.”
(3 Nefi 5:13).
Oro fervientemente para que el Espíritu Santo
nos inspire y ayuda a cada uno de nosotros a
aprender lo que es necesario en nuestras vidas
a medida que consideramos juntos este tema
importante.
¿Qué es un Misionero de Predicad Mi
Evangelio?
Entonces, élderes y hermanas, el propósito
básico y funciones de los misioneros siempre
han sido y serán para siempre el mismo. Hoy
en día frecuentemente usamos el término “un
misionero de Predicad Mi Evangelio”, pero la
sagrada responsabilidad de proclamar con
autoridad el Evangelio y administrar las
ordenanzas de salvación siempre ha estado en
operación desde que Adán fue expulsado del
Jardín de Edén, y lo continuara hasta que “el
Gran Jehová diga que la obra esté terminada”
Un misionero de Predicad Mi Evangelio es un
siervo del Señor, llamado por profecía y
Requisitos para convertirse en Misioneros
de Predicad Mi Evangelio
(José Smith, en History of the Church, 4:540).
Ahora quiero discutir cinco requisitos básicos
para convertirse en misioneros de Predicad Mi
Evangelio. Los misioneros de Predicad Mi
Evangelio:
1) Entienden que sirven y representan a
Jesucristo.
2) Son dignos.
3) Atesoran las palabras de vida eterna.
4) Entienden que el Espíritu Santo es el
maestro supremo y verdadero.
5) Entienden que enseñar es mucho más
que hablar y contar.
Requisito #1: Los misioneros de Predicad Mi
Evangelio entienden que sirven y representan a
Jesucristo.
Los misioneros de Predicad Mi Evangelio saben
y entienden a quien representan, porque
sirven, y para que fueron llamados a hacer.
Los misioneros de tiempo completo han sido
llamados para servir y han sido
adecuadamente apartados “por aquellos que
tienen la autoridad, a fin de que puedan
predicar el evangelio y administrar sus
ordenanzas” (Artículos de Fe 1:5). En este sagrado
llamamiento, somos siervos y representantes
del Señor Jesucristo. Nos comprometimos en
las aguas del bautismo a tomar sobre nosotros
Su nombre. Nosotros oramos a Nuestro
Padre Celestial en Su nombre. Por virtud del
santo Sacerdocio, los hermanos llevan a cabo
ordenanzas salvadoras y bendicen en Su
nombre. Y como misioneros de tiempo
completo, nosotros somos testigos de Su
nombre y de su realidad, divinidad y misión de
Jesucristo a toda nación, tribu, lengua y
pueblo (véase D&C 133:37). Nosotros, con
autoridad, “atamos la ley y sellamos el
testimonio” (D&C 88:84) entre los habitantes de
la tierra en preparación de la Segunda Venida
del Salvador.
Nosotros amamos al Señor. Le servimos. Le
seguimos. Le representamos.
A medida que servimos, nosotros no
representamos a nuestras familias, nuestros
amigos, nuestras ramas o barrios, o a nuestras
comunidades o naciones. En vez, lo
representamos a Él. Sus propósitos deben de
ser nuestros propósitos. Sus intereses deben
de ser nuestros intereses. Su trabajo debe de
ser nuestro trabajo. Sus caminos deben de ser
nuestros caminos. Su voluntad debe de ser
cada vez más nuestra voluntad.
Como representantes del Redentor, nosotros
predicamos las doctrinas y principios
fundamentales de Su Evangelio restaurado
sencilla y claramente. Nosotros no
presentamos opiniones personales o
especulación. Nosotros no nos metemos en
los misterios desconocidos en nuestro estudio
personal o en las lecciones con los
investigadores. Nosotros proclamamos y
testificamos de sencillas verdades restauradas
en la manera del Señor y por el poder de Su
Espíritu.
Los misioneros de Predicad mi Evangelio
entienden que la responsabilidad de
representar al Salvador y dar testimonio de Él
nunca terminara. Cuando el día llegue de un
relevo honorable como misionero de tiempo
completo, usted partirá del campo de trabajo y
regresara con su familia –pero nunca dejara de
ser y convertirse en un misionero. Un relevo
como misionero de tiempo completo es un
llamado a servir como un misionero de toda la
vida. Y los misioneros de Predicad mi Evangelio
honran, siempre, esta obligación.
Por favor recuérdenlo a Él en todo lo que
piensen, en todo lo que hagan, y en todo en lo
que se esmeren por ser, y represéntenlo a Él
apropiadamente a todos los hijos de Nuestro
Padre Celestial con los que interactúen de
ahora en adelante y para siempre.
Requisito #2: Los misioneros de Predicad Mi
Evangelio son dignos.
que todavía harán para construir y fortalecer el
reino del Señor.
En la sección 18 de Doctrina y Convenios, el
Señor revelo a José Smith, Oliver Cowdery y a
David Whitmer el llamamiento y misión de
los Doce Apóstoles en los últimos días. Esta
revelación incluye esta admonición directa y
poderosa: “He aquí, mi gracia os es suficiente;
tenéis que andar con rectitud delante de mí, y
no pecar” (v. 31). Está inspirada instrucción
aplica de igual manera a ustedes. Entonces, un
prerrequisito esencial para convertirse en
misioneros de Predicad Mi Evangelio es la
dignidad personal ante el Salvador.
Ahora, permítanme destacar varias verdades
simples así tan claras como yo lo sé.
 Nosotros somos representantes
autorizados del Redentor y Salvador del
mundo.
 Somos llamados a declarar su evangelio
eterno y restaurado.
 No podemos ser manchados por los
puntos del mundo, y autoritariamente
lo representamos y actuamos con poder
en Su sagrado nombre.
 No podemos ayudar a los demás a
superar los efectos del pecado si
nosotros mismos estamos sujetos a
ellos (véase D&C 88:86).
 No podemos ayudar a los demás
aprender a arrepentirse si nosotros no
hemos aprendido como arrepentirnos
apropiada y completamente.
 Podemos proclamar y predicar solo con
poder, lo cual nosotros nos estamos
esforzando por llegar a ser.
 Nosotros vamos a rendir cuentas ante
Dios por nuestros deseos rectos y
dignidad para actuar como Sus agentes.
Proclamar el evangelio es responsabilidad del
Sacerdocio, y depende de los poderes del
cielo.
“Que los derechos del sacerdocio están
inseparablemente unidos a los poderes del
cielo, y que éstos no pueden ser gobernados ni
manejados sino conforme a los principios de
la rectitud.
“Es cierto que se nos pueden conferir; pero
cuando intentamos encubrir nuestros pecados,
o satisfacer nuestro orgullo, nuestra vana
ambición, o ejercer mando, dominio o
compulsión sobre las almas de los hijos de los
hombres, en cualquier grado de injusticia, he
aquí, los cielos se retiran, el Espíritu del Señor
es ofendido, y cuando se aparta, se acabó el
sacerdocio o autoridad de tal hombre.” (D&C
121:36-37).
El hecho de que proclamar el evangelio es una
responsabilidad y deber del Sacerdocio, eso no
pasa de alto o minimiza el servicio consagrado
de ustedes hermanas fieles. Al contrario, eso
recalca la divina autoridad por la cual esta
obra santa está gobernada y dirigida, y enfatiza
la sagrada obligación que descansa sobre
todos los hombres que reciben el santo
sacerdocio (véase Abraham 2:8-11). Les agradezco
hermanas por todo lo que han hecho y por lo
Élderes y hermanos, nosotros no somos
obviamente requeridos a que seamos
perfectos antes de venir. Pero se nos manda a
ser limpios y caminar rectamente ante el
Redentor de Israel. “Y salid de entre los
inicuos. Salvaos. Sed limpios, los que lleváis
los vasos del Señor. Así sea. Amén.” (D&C
38:42).
El arrepentimiento es un principio de
esperanza y sanación- no de desanimo y
desesperación. El arrepentimiento en verdad
es humillante- pero no aterrador. El
arrepentimiento es simultáneamente
demandante y confortante, riguroso y
calmante. El arrepentimiento es un regalo
invaluable hecho posible por medio de la
Expiación de Aquel a quien amamos,
servimos y seguimos. A medida que ejercemos
fe en el Salvador y aplicamos el principio del
arrepentimiento en nuestras vidas, nos
convertimos en nuevas criaturas en Cristo
(véase 2 Corintios 5:17), “no tendremos más
disposición a obrar mal” (Mosiah 5:2), y seremos
llenos con un deseo de “[servirle] con todo
[n]uestro corazón, alma, mente y fuerza” (D&C
4:2, véase también D&C 59:5).
Si ustedes han cometido pecados graves, yo
declaro mi testimonio apostólico de que, por
medio de la expiación de Jesucristo y sincero
arrepentimiento, ustedes han o pueden ser
otra vez hechos limpios y dignos- (Juan 13:10).
“Venid ahora, dice Jehová, y razonemos
juntos: aunque vuestros pecados sean como la
grana, como la nieve serán emblanquecidos;
aunque sean rojos como el carmesí, vendrán a
ser como blanca lana.” (Isaías 1:18).
Alrededor del sonido de mi voz hay élderes y
hermanas que necesitan arrepentirse
completamente. El tiempo es ahora. Por
favor, por favor, por favor no posterguen el
día de su arrepentimiento.
Alrededor del sonido de mi voz hay élderes y
hermanas que se han arrepentido y que
continúan arrepintiéndose y que se preguntan
si habrán hecho todo lo que es necesario para
ser aceptados por el Señor (véase D&C 97:8). Por
favor recuerden, el Señor requiere que sean
limpios, pero no perfectos. El Espíritu Santo
operando otra vez en su vida es el indicador
más seguro del perdón del Señor, porque “el
Espíritu del Señor no habita en templos
inmundos” (Helamán 4:24). Y reconociendo que
el mandato de “perdonar a todos los
hombres” (D&C 64:10) incluye el perdonarse a
uno mismo.
Mis amados élderes y hermanas y parejas, a
medida que ustedes se conviertan en vasos
limpios ustedes podrán con la certeza
apropiada invitar a todos a venir a Cristo (véase
Moroni 10:30-32), a recibir las ordenanzas de
salvación, y de perseverar en la fe hasta el fin.
Los misioneros de Predicad Mi Evangelio son
discípulos que honrar sus convenios y
obedecen los mandamientos del Señor
Jesucristo. Por favor siempre recuérdenlo y
sean puros y dignos de representarlo.
Requisito #3: Los misioneros de Predicad Mi
Evangelio atesoran las palabras de vida eterna.
En los principios de esta dispensación, el
Señor aconsejo a sus misioneros que “atesora
[ran] constantemente en vuestras mentes las
palabras de vida, y os será dado en la hora
precisa la porción que le será medida a cada
hombre” (D&C 84:85). Les invito a considerar la
importancia de la admonición activa de
“atesorar”.
Atesorar las palabras de vida eterna es más
que meramente estudiar o memorizar, como
lo es “deleitándoos en la palabra de Cristo” (2
Nefi 31:20, véase también 2 Nefi 32:3) es más que
simplemente probar o tratar. Atesorar me
sugiere a mí enfocarme y trabajar, explorar y
absorber, meditar y orar, aplicar y aprender,
valorar y apreciar, y disfrutar y saborear.
(¿Tienen ustedes un postre favorito o dulce en el que
ustedes tienen una gran satisfacción o placer? Eso es
exactamente a lo que me refiero con “saborear.”)
Recordemos como los hijos de Mosiahcuatro misioneros verdaderamente
importantes llamados Ammón, Aarón, Omner
e Himni- “se habían fortalecido en el
conocimiento de la verdad; porque eran
hombres de sano entendimiento, y habían
escudriñado diligentemente las Escrituras para
conocer la palabra de Dios. Mas esto no es
todo; se habían dedicado a mucha oración y
ayuno; por tanto, tenían el espíritu de profecía
y el espíritu de revelación, y cuando
enseñaban, lo hacían con poder y autoridad de
Dios.” (Alma 17:2-3). Estos misioneros valientes
verdaderamente atesoraron continuamente las
palabras de vida eterna.
Y los hijos de Mosiah no habían sido
negligentes o simplemente no se siguieron de
largo con su estudio individual y de
compañerismo, porque las doctrinas y
principios del evangelio estaban confirmados
en su corazón como verdaderas por el poder
del Espíritu Santo, y porque este
conocimiento y entendimiento espiritual había
penetrado profundamente en sus almas, se
convirtieron en misioneros de Predicad mi
Evangelio. Como Ammón describió:
“Sí, yo sé que nada soy; en cuanto a mi fuerza,
soy débil; por tanto, no me jactaré de mí
mismo, sino que me gloriaré en mi Dios,
porque con su fuerza puedo hacer todas las
cosas; sí, he aquí que hemos obrado muchos
grandes milagros en esta tierra, por los cuales
alabaremos su nombre para siempre jamás.
“He aquí, a cuántos miles de nuestros
hermanos ha librado él de los tormentos del
infierno, y se sienten movidos a cantar del
amor redentor; y esto por el poder de su palabra que
está en nosotros; por consiguiente, ¿no tenemos
mucha razón para regocijarnos?” (Alma 26:12-13;
énfasis agregado).
Ammón era un misionero de Predicad mi
Evangelio quien atesoraba constantemente las
palabras de vida eterna, y tenía el poder de la
palabra consigo. Y ustedes y yo tenemos que
seguir el ejemplo de Ammón.
Como representantes del Salvador, ustedes y
yo tenemos la continua responsabilidad de
trabajar diligentemente e implantar en
nuestros corazones y mentes las doctrinas
fundamentales y principios del evangelio
restaurado, especialmente del libro de
mormón. A medida que lo hacemos, la
bendición prometida es que el Espíritu Santo
“os recordará todo lo que os he dicho.” (Juan
14:26) y nos dará poder a nosotros a medida
que enseñamos y testificamos. Pero, élderes y
hermanas, el Espíritu puede trabajar con y por
medio de nosotros solamente si nosotros le
damos algo con que trabajar. El no nos puede
ayudar a recordar cosas que no hemos
aprendido.
“Y como la predicación de la palabra tenía
gran propensión a impulsar a la gente a hacer
lo que era justo —sí, había surtido un efecto
más potente en la mente del pueblo que la
espada o cualquier otra cosa que les había
acontecido— por tanto, Alma consideró
prudente que pusieran a prueba la virtud de la
palabra de Dios. (Alma 31:5, énfasis agregado).
Los misioneros de Predicad mi Evangelio
atesoran constantemente las palabras de vida
eterna, dependen de la virtud de la palabra, y
tienen el poder de la palabra con ellos. Por
favor siempre recuérdenlo a Él, sean dignos
de representarlo, y atesoren y confíen en la
virtud de la palabra.
Requisito #4: Los misioneros de Predicad mi
Evangelio entienden que el Espíritu Santo es el
maestro supremo y verdadero.
El Espíritu Santo es el tercer miembro de la
Trinidad, y El es el testigo de la verdad y el
supremo y verdadero maestro. Debemos
siempre recordar que el Espíritu del Señor
puede entrar en el corazón de un investigador,
cuando se invita mediante verdadero deseo y
fidelidad, y confirmar la veracidad de las
doctrinas que predicamos y los principios que
él o ella están procurando aprender y vivir.
Ciertamente, ustedes y yo como misioneros
tenemos la responsabilidad de predicar el
Evangelio por el Espíritu, inclusive el
Consolador, como un prerrequisito para
aprender por medio de la fe que se obtiene
solamente y por medio del Espíritu Santo (véase
D&C 50:14). Pero
las lecciones que enseñamos y
los testimonios que damos son preparatorios
para que un investigador actúe y aprenda por
sí mismo.
Como misioneros, uno de nuestros más
importantes roles es invitar a los
investigadores a ejercer su albedrio moral y
actuar de acuerdo con las enseñanzas del
Salvador. Haciendo y manteniendo
compromisos espirituales, como orar por un
testimonio de la veracidad, estudiando y
orando acerca del Libro de Mormón,
asistiendo a las reuniones de la Iglesia, y
guardando los mandamientos, requieren que
los investigadores ejerzan fe, actúen y
cambien.
Sin importar que tan dignos seamos y que tan
esmeradamente sirvamos, ustedes y yo
simplemente no podemos empujar o forzar la
verdad a entrar a los corazones de los
investigadores. Enseñando, exhortando,
explicando y testificando, así como son de
importantes, nunca podrán transmitir a un
investigador un testimonio de la veracidad del
evangelio restaurado. Nuestros mejores
esfuerzos solamente pueden llevar el mensaje
de verdad hacia el corazón (véase 2 Nefi 33:1).
Ultimadamente, un investigador necesita
actuar en rectitud e invitar la verdad
adentrarse a su corazón. Solamente de esta
manera pueden los buscadores honestos de
verdad y los nuevos conversos desarrollar la
capacidad espiritual de encontrar respuestas
para sí mismos y para “ser testigos de Dios en
todo tiempo, y en todas las cosas y en todo
lugar en que estuvieseis” (Mosiah 18:9).
Los misioneros de Predicad mi Evangelio
obviamente deben de aprender a enseñar por
el poder del Espíritu. Sin embargo, de igual
importancia, es la responsabilidad de ayudar a
los investigadores aprender por fe y por
medio del poder del Espíritu Santo. En este
sentido, ustedes y yo somos como largas y
delgadas fibras de vidrio utilizadas para crear
cables de fibra óptica por la cual las señales de
luz son transmitidas por distancias muy largas.
Así como el vidrio en estos cables deben de
ser puros para conducir la luz efectivamente y
eficazmente, así debemos de convertirnos y
permanecer como circuitos dignos por medio
del cual el Espíritu del Señor pueda operar.
Pero élderes y hermanas, debemos de ser
cuidadosos de recordar en nuestro servicio
que somos circuitos y canales; no somos la
luz. “Pues no sois vosotros los que habláis,
sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en
vosotros.” (Mateo 10:20).
Esta obra nunca será mía, y nunca será de
ustedes. Necesitamos hacer todo lo que está
en nuestro poder para poder cumplir con
nuestra responsabilidad misional, y
simultáneamente “hacernos a un lado” para
que el Espíritu Santo pueda hacer su sagrada
función y trabajar. De hecho, cualquier cosa
que ustedes o yo como representantes del
Salvador que intencionalmente y con
conocimiento atrae la atención a nosotros
mismos- en los mensajes que presentamos, en
los métodos que usamos, o en nuestra
apariencia o manera personal- es una forma de
superchería sacerdotal que inhibe la eficacia de
la enseñanza del Espíritu Santo.
“De cierto os digo, el que es ordenado por mí
y enviado a predicar la palabra de verdad por
el Consolador, en el Espíritu de verdad, ¿la
predica por el Espíritu de verdad o de alguna
otra manera?
Y si es de alguna otra manera, no es de
Dios.” (D&C 50:17-18).
Por ejemplo, las metas son importantes y
ayudan a cumplir la obra del Señor. Pero si
nosotros primeramente cumplimos con
nuestras metas para recibir alabanza y
reconocimiento de nuestra familia y amigos,
de otros misioneros, o de líderes de la iglesia,
entonces estamos practicando supercherías
sacerdotales-y necesitamos arrepentirnos. Los
misioneros de Predicad Mi Evangelio están
enfocados en ayudar a los hijos de Nuestro
Padre Celestial a recibir dignamente los
convenios y ordenanzas necesarias para
regresar a Él, y ellos no están enfocados en
compilar estadísticas impresionantes que
aparentemente los hacen parecer bien.
La influencia recta es importante en construir
el reino del Señor en la tierra. Pero si nosotros
aspiramos a posiciones de liderazgo en la
misión y creer que la medida principal del
éxito de un misionero está reflejado en servir
como un líder de distrito o de zona, o como
un asistente al presidente, entonces nosotros
estamos buscando satisfacer nuestro orgullo y
vanas ambiciones- y necesitamos
arrepentirnos. Los misioneros de Predicad Mi
Evangelio sirven bien donde y cuando sean
asignados a trabajar, y no están preocupados
respecto a su prominencia, posición o
prestigio.
“Pues me propuse no saber entre vosotros
cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste
crucificado.
Persuasión, longanimidad, benignidad,
mansedumbre y por amor sincero (véase D&C
121:41) son las maneras en las que el Señor
invita a todos a venir a Él. Pero si nosotros
predicamos, invitamos, y testificamos en
maneras para controlar, manipular, o explotar
a un investigador, entonces nosotros estamos
ejerciendo injusto dominio y compulsión- y
necesitamos arrepentirnos. Los misioneros de
Predicad Mi Evangelio se esmeran para cumplir
con el trabajo del Señor a Su manera- y no
insisten tercamente en hacer las cosas a su
propia manera. Como Juan el Bautista
testifico, “Es necesario que [el Señor] crezca, y
que yo mengüe.” (Juan 3:30).
Por favor siempre recuérdenlo a Él, sean
dignos de representarlo a Él, atesoren su
palabra, y permitan que el maestro supremo y
verdadero, el Espíritu Santo, testifique de toda
verdad.
Esmérense por aplicar a su ministerio este
consejo trascendental de Pablo:
“Así que, hermanos, cuando fui a vosotros
para anunciaros el testimonio de Dios, no fui
con excelencia de palabras o de sabiduría.
“Y estuve entre vosotros con debilidad, y
mucho temor y temblor;
“Y ni mi palabra ni mi predicación fueron
con palabras persuasivas de humana sabiduría,
sino con demostración del Espíritu y de
poder,
“Para que vuestra fe no estuviese fundada en
la sabiduría de hombres, sino en el poder de
Dios. “(1 Corintios 2:1-5)
Los misioneros de Predicad mi Evangelio
entienden que el Espíritu Santo es el maestro
supremo y verdadero, y constantemente hacen
su mejor esfuerzo para “hacerse a un lado”, y
evitar y superar las supercherías sacerdotales,
vanidad, e injusto dominio a medida que
sirven y representan al Señor.
Requisito #5: Los misioneros de Predicad Mi
Evangelio entienden que la enseñanza es más
que hablar y relatar.
Cuando el Salvador se sentó en el Monte de
los Olivos frente al templo con Pedro,
Santiago, Juan y Andrés, el declaro: “Y es
necesario que primero el evangelio sea
predicado a todas las naciones. Y cuando os
traigan para entregaros, no os preocupéis por
lo que habéis de decir, ni lo penséis; sino lo
que os sea dado en aquella hora, eso hablad,
porque no sois vosotros los que habláis, sino
el Espíritu Santo” (Marcos 13:10-11).
Este mismo patrón de predicar fue reiterado
repetidas veces por el Salvador en los
primeros días de esta dispensación, cuando El
instruía a los misioneros a “Abrid vuestra
boca y será llena” (D&C 33:8, 10), y a “alzad
vuestra voz a este pueblo; expresad los
pensamientos que pondré en vuestro corazón,
y no seréis confundidos delante de los
hombres; porque os será dado en la hora, sí,
en el momento preciso, lo que habéis de
decir.” (D&C 100:5-6).
Por favor noten en estas instrucciones en las
escrituras la secuencia importante de primero
adquirir fe (“abrid vuestra boca” o “alzad
vuestra voz”) antes de recibir una bendición
prometida (“y será llena”; “y no seréis
confundidos”).
Interesantemente, muchos de nosotros
rutinariamente buscamos precisamente lo
contrario; nosotros oramos y pedimos por la
bendición para que podamos actuar en fe
(primero llena nuestras bocas para que las
podamos abrir). Pero esa no es la manera del
Señor o patrón. La fe precede el milagro, y
“no recibís ningún testimonio sino hasta
después de la prueba de vuestra fe” (Éter 12:6)
.
Estas escrituras enfatizan el patrón más
demandante y exacto para predicar y ayudar a
los investigadores a aprender la verdad. Los
misioneros de Predicad mi Evangelio sabemos
que no enseñamos lecciones; enseñamos
personas. Nosotros simplemente no recitamos
o presentamos mensajes memorizados acerca
de los temas del Evangelio. Nosotros
invitamos a los buscadores de la verdad a
experimentar el gran cambio de corazón.
Nosotros entendemos que hablar y relatar
solos no son la enseñanza.
Predicar el evangelio a la manera del Señor
incluye observar y escuchar y discernir como
prerrequisitos para hablar. La secuencia de
estos cuatro procesos interrelacionados es
significante. Por favor noten que una
observación activa y escuchar preceden el
discernir, y que observar, escuchar y discernir
viene antes de hablar. Empleando este patrón
permite a los investigadores a identificar y
enseñar en base a las necesidades de los
investigadores.
A medida que observamos, escuchamos y
discernimos, se “os será dado en la hora
precisa la porción que le será medida a cada
hombre” (D&C 84:85)-las verdades para enfatizar
y las respuestas necesarias que van a estar de
acuerdo con las necesidades especificas de un
investigador en particular. Solamente al
observar, escuchar y discernir podemos
nosotros ser guiados por el Espíritu para decir
y hacer las cosas que van a ser de mayor ayuda
para aquellos a quienes servimos.
Yo espero que ustedes estén empezando a
apreciar porque (1) estamos entendiendo a
quien representamos, (2) nuestra dignidad, (3)
atesorando y (4) haciéndonos “a un lado” de
manera que el Espíritu Santo pueda testificar
son esenciales para poder usar eficazmente la
forma de predicar del Salvador.
Mormón, el principal compilador del Libro de
Mormón, es descrito como “presto para
observar” (Mormón 1:2). Recordemos que
Ammarón aconsejo al joven Mormón a que
recordara y escribiera todas las cosas que él
había observado concerniente a su pueblo.
(Véase mormón 1:1-5). Su habilidad para observar,
para fijarse, para responder, y para obedecer
provee un ejemplo impresionante para que
nosotros lo estudiemos y sigamos.
Siendo presto para observar es una
preparación vital para recibir el don espiritual
del discernimiento. El discernimiento es visto
con los ojos espirituales Y sintiendo con el
corazón-viendo y sintiendo la falsedad de una
idea, la bondad en otra persona, o el próximo
principio que es necesario para ayudar a un
investigador. Discernir es escuchar con los
oídos espirituales Y sentir con el corazónescuchando y sintiendo la preocupación que
no se ha hablado en un comentario o
pregunta, en la veracidad de un testimonio o
doctrina, o en la seguridad y paz que viene por
medio del poder del Espíritu Santo.
Frecuentemente he escuchado al Presidente
Boyd K. Packer aconsejar a los miembros y
líderes del sacerdocio “Si lo que todos ustedes
saben es por lo que ven con sus ojos
naturales, y oyen con sus oídos naturales,
entonces ustedes no sabrán mucho”. Su
observación penetrante debe ayudarnos a
todos nosotros a desear apropiadamente y
buscar por estos dones espirituales de
observar, escuchar y discernir.
Muchos de nosotros hemos aprendido a
enseñar sin observar conscientemente,
escuchar o discernir. Nosotros simplemente
hablamos y relatamos.
Los misioneros que hablan sin observar,
escuchar o discernir no enseñan ni lecciones
ni personas. En vez, ellos hablan a sí mismos
en frente de los investigadores.
Los misioneros de Predicad Mi Evangelio actúan
en base a la fe y son guiados por el Espíritu
para ayudar a los investigadores a aprender la
verdad. Por favor siempre recuérdenlo, sean
dignos de representarle, atesoren Su palabra,
permitan que el Espíritu Santo testifique de
toda verdad, y observen, escuchen y
disciernan a medida que testifican de
Jesucristo a los verdades buscadores de la
verdad.
¡Ustedes Pueden Hacer Esto!
Ustedes podrán estar escuchando y meditando
en mi mensaje, viendo alrededor de este vasto
ejército de misioneros, y creyendo que todos
los demás élderes y hermanas y parejas lo
están haciendo y van a hacer lo que he estado
describiendo. Pero ustedes se estarán
preguntando si podrán hacerlo. Por favor
escuchen. ¡Ustedes pueden hacer esto!
Varios años atrás yo fui invitado a aconsejar a
un hombre que estaba batallando para vivir la
Palabra de Sabiduría. Nos reunimos y
hablamos acerca de sus desafíos después de
una sesión por la tarde del sábado de una
conferencia de estaca. Cuando yo camine
adentro de la oficina del presidente de estaca y
salude a este hombre, yo sacudí su mano y me
acerque a Él. Después le dije, “Yo soy un
Apóstol del Señor Jesucristo, y El me ha
enviado a esta estaca este fin de semana para
decirle que usted puede hacer esto. El
Salvador sabe que usted lo puede hacer.
Como Su siervo, yo se que usted lo puede
hacer. Y como Su representante, yo le
prometo que usted tendrá Su ayuda.” El
hombre fue sincero y consciente en aplicar los
principios que discutimos y fue bendecido
para tener gran progreso en guardar los
mandamientos.
Si se me fuese concedido el deseo de mi
corazón, yo me tomaría unos momentos con
cada uno de ustedes individualmente. Yo les
sacudiría su mano, los acercaría, los miraría a
sus ojos y les diría, “¡Ustedes pueden hacerlo!”
El Señor a quien ustedes representan y sirven
sabe que ustedes pueden hacerlo. Yo se que
ustedes lo pueden hacer. Y como su siervo, les
prometo que ustedes tendrán su ayuda. ¡Por
favor siempre recuerden que con Su ayuda y
Su fuerza, ustedes pueden hacer esto!
Testimonio
Les amo y oro para que ustedes
verdaderamente se conviertan en poderosos y
efectivos representantes del Señor Jesucristo.
A ustedes, mis compañeros en el servicio, Yo
declaro mi testimonio apostólico de que
Nuestro Padre Celestial y Jesucristo viven. Yo
sé y testifico que Jesús es el Cristo, el Hijo
Unigénito del Eterno Padre, El es nuestro
Salvador y Redentor. Yo testifico que el Padre
y el Hijo se le aparecieron al Profeta José
Smith en la Arboleda Sagrada, y que la
plenitud de su evangelio ha sido restaurada en
la tierra en estos últimos días. El Libro de
Mormón es la palabra de Dios. Yo testifico
que la autoridad del Sacerdocio y las llaves han
sido también restauradas en la tierra por
mensajeros celestiales. Yo se que el Presidente
Thomas S. Monson es el Apóstol mayor y la
única persona en la tierra que tiene y está
autorizado para ejercer todas las llaves del
sacerdocio. Mis amados asociados en esta
obra, todas estas cosas son verdaderas; todas
ellas lo son.
Invoco a ustedes toda capacidad espiritual y
bendiciones que puedan necesitar para poder
entender mejor que ustedes representan y
sirven al Señor Jesucristo. Y les prometo que a
medida que se esfuercen por convertirse en lo
que ustedes tienen que convertirse, ustedes
reconocerán y responderán en fe a Su voz y
guía. ¡Ustedes pueden hacerlo!
Declaro mi testimonio e invoco estas
bendiciones y promesas sobre cada uno de
ustedes en el sagrado nombre de Aquel a
quien nosotros servimos y
representamos, el mismo Señor Jesucristo
Amen.
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