Parte 2 que no pudieron asistir, entendieron que estaría atento a sus observaciones y sugerencias. Días después la Apia (Asociación Peruana de Ingenieros Agrarios) me pidió participar de una reunión similar en su local en Jesús María. No tenía inconveniente y repetí el ejercicio. Esta aproximación se fundaba en la idea de que la gestión debía ser de puertas abiertas, transparente y orientada a rendir cuentas, accountability, todo lo cual se fundaba en la convicción de que el servicio público debía tener esos pilares. Como parte de estas decisiones, se ampliaron sustantivamente los contenidos de la página Web. Una de las primeras decisiones fue publicar los estados financieros, acompañados por algunos indicadores de gestión, simultáneamente con su envío a la SBS cada mes. A diferencia de cualquier otra entidad financiera, en la página Web del Agrobanco se podía encontrar esta información en los siguientes 15 días de concluido el mes. Más adelante y por un extraordinario trabajo del responsable del sistema informático del banco, José Garibay, se agregó a la página Web un sistema de mapas georeferenciado, en el cual se presentaba hasta el nivel de departamento y oficina, las colocaciones, desembolsos y mora. En este mapa también se incluía información sobre problemas climáticos y sociales. Esta política se aplicó también con mi tarjeta de presentación, en la cual figuraba el celular y el correo electrónico que me había asignado la empresa. Por cierto que esta liberalidad me traería algunas incomodidades como llamadas de diversas personas que abogaban por que fueran atendidos sus casos particulares, o de dirigentes agrarios que presionaban por los miembros de sus organizaciones. Sin embargo, creo que este torpedeo incesante no era comparable con el efecto ganado en términos de acercamiento y servicio a las personas, especialmente a nuestro grupo objetivo. Otro aspecto que promoví activamente en el banco y en la relación con los clientes, con las personas con las que nos relacionamos e, incluso, con los funcionarios del Minag y otras dependencias, fue el trato horizontal y amigable. Creo que el mejor medio para establecer una relación de este tipo es llamar a las personas por su nombre de pila y presentarnos con el nuestro. Todos mis correos estaban dirigidos a las personas por sus nombres de pila y firmaba como Hugo sin incluir mi apellido ni mi cargo. Pero a pesar de que esa fue mi línea de comportamiento, no pude impedir que, todos, en el banco se dirigieran a mí como «presidente». Recuerdo como anécdota, que cuando hacía trabajo con productores agrarios, todos ellos se dirigían a mí como ingeniero. Les aclaraba que no era ingeniero sino economista, y me respondían «de acuerdo ingeniero» pues en el campo solo hay «ingenieros» y «doctores». Así que acepte ser ingeniero en el campo y presidente en el banco. Claro que en este punto hay que andarse con bastante cuidado pues como se ha podido comprobar, hay muchos impostores. -60-