Azar o neurosis de destino? Ma. Alejandra Porras Se partirá de una anécdota que cuenta Lacan, la misma abre como prólogo de un tema que se prepara vinculado a repetición; algo del orden de las casualidades. Presenta con ejemplos personales sucesos azarosos: “Suelo suspender dos sesiones de mi seminario para cumplir con ese reposo ritual, ya convertido entre nosotros que llaman deportes de invierno. Tengo el gusto de anunciarles que este año no lo haré, porque la falta de nieve me ha dado el pretexto que necesitaba para renunciar a esta obligación. Por cosas del azar, esto hace que pueda anunciarles también otro acontecimiento, que me alegro poder hacer del conocimiento de un público más extenso. En efecto, resulta que cuando renunciaba a la oportunidad de entregar cierta cantidad de dinero a la agencia de viajes, me lo agradecieron mucho, pues acababan de recibir una solicitud de viaje para ocho miembros de la sociedad francesa de psicoanálisis... Ocho de los miembro más inminentes de la profesión están pues en Londres discutiendo sobre los medios para poner coto a los efectos de mi enseñanza.”(1) Está narrando la anécdota para poner en clima de las discusiones sobre el azar. Son dos ejemplos muy distintos, los dos los pueden llamarse azar. Hay uno volcado a los azares que vienen de la naturaleza; de alguna causación de los hechos de la naturaleza, (porqué es que no nevó) sería el azar meteorológico. El segundo ejemplo pertenece en cambio a casualidades que se dan en la trama de las causas sociales y después esta la articulación de uno con otro. Pero en ambos casos Lacan se ocupa de introducir el efecto subjetivo sobre eso. No es casual que Lacan traiga esta anécdota, ya que con esta idea está anunciando el concepto de repetición. En relación a este tipo de acontecimientos un sujeto puede decir: “Me pasa siempre lo mismo, todo el año esperando, y justo no nevó, tengo mala suerte, etc.” Es en relación a los azares que un sujeto puede llegar a armarse, lo que Freud denominó como “neurosis de destino”. Se le imponen al sujeto, esos azares como sentimientos inconscientes de culpa. En el relato de Lacan hay como una transformación de la mala fortuna en buena fortuna, de deseo. Es decir que fracasa por un azar el pedido del sujeto, puede decirse mala fortuna en la demanda, y si fracasa la demanda (como dicen los analistas) buena fortuna para el deseo. Pero no es tan simple para el sujeto estar a la altura de la distinción entre demanda y deseo. El panorama de fondo es: ¿Cómo puede ser que sucesos exteriores, azarosos, funcionen con tal determinismo en el aparato psíquico? El psicoanálisis da una respuesta y esta tiene que ver con la manera de pensar el trauma. El gran enigma, es que el mejor modelo posible para un aparato psíquico, tendría que ser un aparato que evita la repetición del hecho traumático. Pero el descubrimiento freudiano, increíble es que el aparato queda ligado en una repetición al trauma. Con estas anécdotas está presentando que la repetición pone en juego algo que no se puede saber si está dentro o fuera del aparato, porque son acontecimientos imprevisibles. Hay que pensar en Freud que está el trauma, como algo que viene de la percepción, y se inscribe como trauma, se inscribe como un elemento que no es significante, dentro del orden de los significantes. Entonces a partir de ahí el propio aparato lo repite. Esta es la idea que se observa en las neurosis de destino: “Es que hay algo en mi que me lleva...” el decir de un sujeto que en su sufrimiento y a su manera, explica que, no es exactamente lo que está afuera, sino que él busca sin saberlo, el mismo punto traumático. Por ello se considera que toda la revolución de la noción de repetición freudiana es haber inscripto dentro del aparato el trauma. La función de la repetición Lacan (2), al revisar en Freud el concepto de repetición en relación al sueño de las neurosis traumáticas concluye que el sujeto en la vida cotidiana tiene todo bien armado para no pensar en la explosión, pero cuando el sujeto esta durmiendo, el inconsciente a través del sueño, lo conduce todo el tiempo, a la escena traumática, de la que se despierta con sudor. ¿Pero, por qué no pensar una teoría explicativa, que sostenga que esa repetición conduce poco a poco, a un dominio, a ligar? Lacan siguiendo a Freud sostiene que esa repetición es una función de la repetición, pero que no todo se explica así. En este terreno es que Freud comienza a armar el concepto de pulsión de muerte, pensando al aparato psíquico repitiendo el trauma, y no a los fines de un aprendizaje. Es dable sostener que repetición no es lo mismo que retorno por rememoración de significantes. Freud lo diferencia a partir de la compulsión de repetición y la ubica del lado de lo actuado. Tyche o repetición propiamente dicha Lacan introduce a Aristóteles para cernir el término azar; toma del vocabulario los términos de tyche y automaton. Ambos conceptos tienen un lugar en la teoría de las causas para Aristóteles. Están las necesarias, bien determinadas son las que se encuentran dentro de lo probabilístico y las ubica como lo que ocurre siempre y necesariamente, o lo que ocurre en la mayoría de los casos. Pero en la que él llama accidental, ubica al automaton y la tyche, donde su posición es reconocer un orden de causación a lo accidental. Está visión parece muy interesante en la medida, que en la práctica analítica puede comprobarse, que la gente vive en la trama de causación a lo accidental, ya que alrededor de determinado suceso el sujeto espera o vive cosas vinculadas a la buena o mala fortuna. Como si hubiera cosas que le causan buena o mala suerte, en una zona accidental. Se trata puede decirse de un campo intencional inconsciente, y es en el campo intencional inconsciente donde ocurre la buena o mala suerte, con su efecto de sorpresa. ¿Qué trabaja Lacan sobre el concepto de inconsciente para preparar su enlace con repetición? Es ese sujeto intencional, que se lo llama deseo inconsciente, es porque algo vino a articularse con ese deseo, que el sujeto nada sabe que puede haber fenómenos de azar con fortuna buena o mala. Lacan (3) comenzó el capítulo V del Seminario 11 diciendo que el psicoanálisis no es un idealismo sino que tiene un núcleo real. La vinculación del sujeto del deseo con algo real, la da, la noción de tyche. Lacan la toma para pensar en que consiste la repetición freudiana, donde hay una instancia en el psiquismo vinculada a una compulsión de repetición. La novedad que introduce sobre la noción de repetición freudiana en el Seminario 11 con la noción de tyche, es brindar su ingrediente real, que no es un significante y que jamás va a ser reductible al significante. Es localizable por el significante, hay que tener muchas cadenas significantes para ver donde fallan. Un sujeto entra en análisis, y se encuentra buscando la causa de lo que le pasa y en el final de un análisis hay que enfrentar un punto que no está en las cadenas significante, y es un destino hecho de marcas de tyche, un sujeto tendrá que ver que hacer con eso, que es lo único real. Habrá que ver que hace el sujeto con el trauma, qué hace con eso que lo angustia, qué no sabe como manejarlo. En la clínica se ve que la gente usa el significante de todas las maneras posibles para reabsorber ese trauma, puede fabricarse un gran Otro como necesario, armarse probabilidades, estadísticas y hasta cálculos de destino. Un análisis también es una búsqueda, se buscan en el campo significante todas las combinaciones posibles, que dan alguna razón al deseo, pero de la manera que el análisis busca estos determinismos es orientado hacia un núcleo real. Referencias bibliográficas (1) LACAN, J. El Seminario, Libro 11 “Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis” 1964 (Título original: Le Seminaire de Jacques Lacan. Livre XI Les quatre principes fondamentaux de la psychanalyse, 1964) Traducción de Juan Luis delmont-mauri y Julieta Sucre. La revisión de la traducción es de Diana Rabinovich con el acuerdo de Jacques-Alain Miller. Editions du Seúl París 1973 ED. Paidós, 8va reimpresión en Argentina, 1997 Pág. 48. (2) LACAN, J. El Seminario, Libro 11 “Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis” 1964 Op. Cit. Pág. 59. (3) LACAN, J. El Seminario, Libro 11 “Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis” 1964 Op. Cit. Pág. 61.