El estancamiento en los niveles de empleo en Argentina y su

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III CONGRESO ANUAL
"Consolidación del modelo productivo. Propuestas
para la nueva década"
29, 30 y 31 de agosto 2011
Trabajo: “El estancamiento en los niveles de empleo en Argentina y
su relación con las modificaciones acontecidas en el patrón de
crecimiento en los últimos años”
Autores: Nicolás Arceo y Mariana L. González
Centro de Investigación y Formación de la República Argentina
(CIFRA)
El estancamiento en los niveles de empleo en Argentina y su relación con las
modificaciones acontecidas en el patrón de crecimiento en los últimos años.
1. Introducción.
La adopción de un nuevo patrón de crecimiento tras el colapso del régimen de
convertibilidad posibilitó, como es sabido, una significativa expansión de la economía
argentina. A la vez, se produjo un crecimiento inédito de los niveles de empleo, proceso
que posibilitó una abruta contracción de la tasa de desocupación. En efecto, entre los
años 2002 y 2010 el Producto Interno Bruto (PIB) creció a una tasa anual acumulativa
del 7,6%, a la par que se crearon casi 4,5 millones de puestos de trabajo en términos
netos, conduciendo a un aumento de la tasa de empleo desde el 20,4% en el primer
trimestre de 2003 a un 7,3% en el último trimestre de 2010.
El colapso del régimen de convertibilidad en el año 2002, y la aguda devaluación de la
moneda que lo acompañó, supuso una inédita transferencia de ingresos desde el trabajo
hacia el capital, posibilitando una sensible recomposición de la tasa de ganancia. A la
vez, el sostenimiento de un tipo de cambio competitivo determinó la conformación de
una estructura de precios relativos marcadamente diferente a la prevaleciente durante el
régimen de convertibilidad, conduciendo a la conformación y consolidación de un
nuevo patrón de crecimiento en los años sucesivos.
Los elevados niveles de competitividad alcanzados por los sectores productores de
bienes, y en especial la industria manufacturera, permitieron la conformación de un
sendero de crecimiento basado en el desarrollo de dichos sectores.1 En este contexto, se
produjo un vertiginoso aumento del empleo sustentado en el abaratamiento relativo de
la fuerza de trabajo frente al capital, pero también por el desarrollo de sectores
altamente demandantes de mano de obra. En efecto, la expansión de los sectores
productores de bienes, en particular de la industria manufacturera, posibilitó un
crecimiento marcadamente más trabajo intensivo que el registrado en la década previa.
Sin embargo, desde el año 2007 se asistió a un amesetamiento en la tasa de empleo. Si
bien la población ocupada no se redujo, dejó de presentar una trayectoria claramente
expansiva como la que había exhibido a lo largo del período comprendido entre los años
2002 y 2007. A la vez, el aumento en el ritmo de variación de los precios condujo a una
estabilización de los salarios reales, quebrando de esta forma la tendencia expansiva que
habían verificado los mismos desde el piso histórico al que habían sido reducidos en el
año 2002.
En este marco, a lo largo del trabajo propuesto se realiza una caracterización de la
evolución del mercado de trabajo desde 2002 hasta la actualidad, diferenciando las
tendencias observadas hasta 207 de las que tuvieron lugar con posterioridad. Asimismo,
se busca determinar el origen de las modificaciones observadas en las principales
variables ocupacionales en los últimos años. En particular, se evalua el impacto que
tuvo sobre el mercado de trabajo el menor dinamismo relativo de los sectores
productores de bienes.
1
Sobre el cambio en las rentabilidades relativas en la posconvertibilidad, ver Azpiazu y Schorr (2008).
1
2. La evolución del mercado de trabajo al inicio de la posconvertibilidad.
El colapso del régimen de convertibilidad dio paso a la progresiva consolidación de un
nuevo patrón de crecimiento, cuyo eje central fue el mantenimiento de un tipo de
cambio competitivo.2 Las características del mismo, así como los elevados niveles de
capacidad ociosa existentes en aquellos años posibilitaron una notoria expansión de la
economía argentina. En efecto, entre los años 2003 y 2007 el Producto Interno Bruto
(PIB) creció en total 52,7% (8,8% anual acumulativo), traccionado por el aumento del
consumo, la inversión y las exportaciones.
Se debe señalar que el tipo de cambio real vigente tras la devaluación de la moneda se
estableció en niveles marcadamente superiores a los existentes durante la década de
1990, implicando una severa modificación de la estructura de precios relativos. Por un
lado, se abarató en términos relativos la mano de obra frente al capital; por otro, se
incrementaron relativamente los precios de los bienes en relación con los de los
servicios. Así, el crecimiento de los sectores productores de bienes fue superior al de los
servicios: mientras que, como se dijo, la economía en su conjunto se expandió a una
tasa anual acumulativa del 8,8%, los sectores productores de bienes lo hicieron al 10,2%
anual y la industria manufacturera al 10,3% anual.
A su vez, no se puede dejar de mencionar que la devaluación de la moneda en 2002
supuso, por su magnitud, una inédita transferencia de ingresos desde el trabajo hacia el
capital, proceso que posibilitó una abrupta recomposición de la tasa de ganancia. Dicha
recomposición potenció la recuperación económica, a la vez que hizo viables
producciones previamente vedadas por su falta de competitividad internacional.
Por lo tanto, este perfil de crecimiento contrasta con lo sucedido en las décadas pasadas,
en particular durante el plan de convertibilidad, cuando la elevada rentabilidad de las
colocaciones financieras, la apertura externa y los reiterados episodios de
sobrevaluación de la moneda determinaron la contracción de buena parte de los sectores
productores de bienes (la excepción estuvo constituida por aquellos ligados al
procesamiento de recursos básicos y a esquemas preferenciales de promoción y
protección).3 En efecto, si se analiza la evolución de los distintos sectores a lo largo de
la vigencia del plan de convertibilidad, se observa una expansión del sector servicios
por encima de la media de la economía, mientras que se registra un crecimiento inferior
de los sectores productores de bienes, en particular del sector manufacturero. En
cambio, tras el colapso del régimen de convertibilidad la tasa de crecimiento anual
acumulativa del sector productor de bienes, entre ellos el sector manufacturero, fue un
15,5% superior a la existente en el promedio de la economía (Gráfico Nº 1). Cabe
resaltar que el sector agropecuario no acompañó en general el dinamismo de los
sectores productores de bienes, ya que se expandió a una tasa que fue aproximadamente
la mitad de la tasa de crecimiento del conjunto de la economía.
Este crecimiento diferencial a nivel sectorial fue determinante en la evolución del
mercado de trabajo durante la posconvertibilidad, en donde se verificó un sensible
incremento del empleo, a la vez que disminuía la tasa de desocupación. En efecto, en el
2
Los ejes de la política económica tras la devaluación de 2002 se encuentran delineados en CENDA
(2004).
3
Al respecto, ver Altimir y Beccaria (1999), Campos et al (2010), Damill y Frenkel (2006), Lindenboim
y Serino (2000).
2
período comprendido entre octubre de 2002 y el primer trimestre del 2007, se crearon a
nivel urbano aproximadamente cuatro millones de puestos de trabajo que no sólo
posibilitaron recuperar la tasa de empleo existente en la fase expansiva del régimen de
convertibilidad, sino que también permitieron superar los máximos históricos
registrados a mediados de los años setenta.
17,0
20
15,5
15,0
Gráfico Nº 1. Tasa de crecimiento anual acumulativa por sector con respecto a la tasa
de crecimiento global de la economía (a precios constantes), 1991-2007.
10
0
-19,5
-20
-18,2
-10
-30
-40
-50
-60
-63,4
-70
Sectores productores de bienes
Industria manufacturera
Sectores productores de servicios
-80
1991/2001
2002/2007
Fuente: Elaboración propia sobre la base de Ministerio de Economía.
El incremento en el nivel de empleo en la economía fue acompañado además por un
crecimiento aún mayor del empleo pleno: la proporción de ocupados no subocupados
como porcentaje de la población total pasó de 26,8% a 37,4% en el período
mencionado. Ello implicó una aguda contracción en la tasa de subocupación4 que pasó
de representar el 19,9% de la población económicamente activa a finales del 2002 al
9,2% en el primer trimestre del 2007 (Gráfico Nº 2).
La elevación de los niveles de empleo en la posconvertibilidad obedeció a diversos
factores, pero fue la expansión de los sectores productores de bienes un determinante
central de este proceso. En efecto, la elevada demanda de mano de obra por parte de
estos sectores, en particular de la industria manufacturera, posibilitó un crecimiento
mucho más trabajo intensivo que el registrado en la década pasada. A la vez, la
contracción de los salarios reales tras la devaluación de la moneda abarató el costo
relativo de la mano de obra con respecto al capital en el conjunto de la economía
Argentina. Esta reducción del costo laboral permitió un crecimiento más trabajo
4
La tasa de subocupación mide la proporción de ocupados que trabajan menos de 35 horas semanales y
desearían trabajar más horas, realicen o no una búsqueda activa, como proporción de la población
económicamente activa. La PEA (población económicamente activa) agrupa a la población ocupada y a
los no ocupados que buscan activamente un empleo.
3
intensivo, en la totalidad de los sectores, que el existente durante la vigencia del
régimen de convertibilidad, cuando la sobrevaluación de la moneda abarataba el costo
de incorporación de los bienes de capital. Asimismo, no se puede dejar de mencionar
que el elevado nivel de capacidad ociosa, existente en la inmensa mayoría de las ramas
productivas tras el colapso del régimen de convertibilidad, posibilitó una relativamente
rápida recuperación del nivel de actividad y del empleo.
Gráfico Nº 2. Evolución de las tasas de empleo y de empleo pleno, 1974 – 2007.
Total de aglomerados urbanos (en porcentajes sobre la población).
Tasa de empleo
Tasa de empleo pleno
44
Tasa de empleo y de empleo pleno(%
42
40
38
36
34
32
30
28
26
III trim. 2007
III trim. 2006
III trim. 2005
III trim. 2004
III trim. 2003
may-02
may-00
may-98
may-96
may-94
may-92
may-90
may-88
may-86
may-84
may-82
may-80
may-78
may-76
may-74
24
Nota: Se empalmaron las series puntual y continua de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) sobre la base de
información del primer trimestre de 2003.
Fuente: Elaboración propia sobre la base de EPH-INDEC.
Como se mencionó, la modificación de los sectores que lideraron el crecimiento
económico tuvo profundas implicancias en términos de la evolución del mercado de
trabajo. Si bien el sector servicios generó empleo, aunque a tasas distintas, tanto durante
la vigencia del régimen de convertibilidad como tras el colapso del mismo, el sector
productor de bienes se destaca porque pasó de ser un sector expulsor de mano de obra a
uno de los sectores más dinámicos en la creación de puestos de trabajo. En efecto, si
consideramos la evolución del empleo registrado por sector de actividad se observa que
los sectores productores de bienes lideraron el crecimiento en materia de empleo en el
conjunto de la economía hasta el año 2007, registrando una tasa de crecimiento anual
acumulativa del 10,7%. Es más, el empleo manufacturero se expandió al 8,7% anual
acumulativo, en contraste con lo acontecido a lo largo del régimen de convertibilidad en
donde se había contraído a una tasa anual acumulativa del 3,5%.5 En tanto, el empleo en
los sectores productores de servicios se expandió a una tasa anual acumulativa del 8,5%.
Se debe remarcar que, si bien este último sector no lideró el crecimiento del empleo se
5
Información elaborada sobre la base de la EPH-INDEC.
4
expandió a tasas mayores que durante la vigencia del régimen de convertibilidad, en
donde había registrado un crecimiento del 1,3% anual (Gráfico Nº 3).
Como se dijo, el crecimiento del empleo en la posconvertibilidad, en particular hasta el
año 2007, estuvo estrechamente asociado a la adopción de un patrón de crecimiento más
trabajo intensivo que el existente en la década pasada. Este proceso queda en evidencia
al analizar la evolución de la elasticidad empleo-producto, en donde se observa que por
cada punto porcentual que se incrementaba el producto durante la vigencia del régimen
de convertibilidad, el empleo se expandía un 0,19%, mientras que posteriormente, el
empleo creció un 0,52% por cada punto porcentual de incremento del producto.6
Gráfico Nº 3. Evolución del empleo registrado por sector de actividad, 2002-2007
(en número índice base 1er trimestre de 2002 = 100).
Sectores productores de bienes
Sectores productores de servicios
Ind. Manufacturera
180
166
En número índice I. Trim. 2002 = 100
170
160
151
150
151
140
130
120
110
100
III trim. 2007
I trim. 2007
III trim. 2006
I trim. 2006
III trim. 2005
I trim. 2005
III trim. 2004
I trim. 2004
III trim. 2003
I trim. 2003
III trim. 2002
I trim. 2002
90
Fuente: Elaboración propia sobre la base de información del SIPA.
Asimismo se debe recordar que la recuperación de los sectores productores de bienes, y
con ellos la recuperación del empleo, se sustentó centralmente en la nueva estructura de
precios relativos surgida como consecuencia de la devaluación, que implicó una enorme
transferencia de ingresos desde el trabajo hacia el capital, posibilitando una abrupta
recomposición de la tasa de ganancia. En efecto, la política cambiaria fue un elemento
central en la determinación de la distribución del excedente generado en la economía
argentina, más aun cuando el elevado nivel de desempleo existente en el 2002 impidió
una rápida recomposición de los salarios reales.7
6
La estimación de la elasticidad empleo-producto durante la vigencia del régimen de convertibilidad se
realizó sólo en los años de crecimiento del PIB; en tanto que para la estimación de la elasticidad empleoproducto durante la posconvertibilidad se consideró el período comprendido entre el primer trimestre de
2003 y el cuarto trimestre de 2007, obviándose el año 2002 cuando se produjo una aguda contracción del
PIB.
7
Cabe aclarar que para el cálculo de los salarios reales se utilizó el IPC-INDEC hasta 2006 y el IPC-7
provincias desde entonces.
5
Recién a fines de 2003 los salarios reales comenzaron a recuperarse, impulsados por la
política oficial de ingresos8 y el aumento del nivel de empleo, aunque sólo en 2007
alcanzaron a recuperar lo perdido por la devaluación. Esto permite inferir que buena
parte de la competitividad alcanzada por los sectores productores de bienes durante la
posconvertibilidad se basó en la presencia de reducidos salarios en la economía local.
De esta forma, el proceso de recuperación de los salarios reales registrado desde el año
2003 fue erosionando uno de los pilares sobre los que se sustentó el crecimiento de la
economía argentina durante dicha etapa.
Más aún, ante la presencia de una significativa heterogeneidad en la estructura
productiva argentina, la cual se profundizó aún más tras la devaluación de la moneda
como consecuencia de la expansión de sectores manufactureros de baja productividad
orientados a la sustitución de productos de origen externo. Dichos sectores son
particularmente vulnerables a un aumento en los salarios reales, ya que esto puede
conducir a la pérdida de su competitividad internacional. Es decir, ante la escasa
productividad de la mayor parte de la industria local y la ausencia de barreras
arancelarias externas, en algunos sectores la elevación de los salarios reales comprime
la tasa de ganancia, mientras que en otros esta reducción implica la eliminación total de
la posibilidad de competir con los productos externos y, con ello, la desarticulación
productiva.
En este contexto, el propio patrón de crecimiento, basado en un tipo de cambio
competitivo, impuso límites estrechos a la expansión de los salarios y el empleo, ya que
los sectores productores de bienes impulsados tras la devaluación de la moneda
requieren para su supervivencia no sólo del mantenimiento de un tipo de cambio
elevado sino también de salarios relativamente bajos. Pero a la vez, fueron dichos
sectores quienes han sustentado el extraordinario crecimiento del empleo en los últimos
años y su desaparición conlleva a la contracción del empleo y a la caída tendencial de
los salarios al igual que aconteció durante el régimen de convertibilidad.
Paradójicamente, tanto el mantenimiento como el desmantelamiento de los sectores
productores de bienes que más se expandieron en el primer quinquenio de la
posconvertibilidad, imponen límites estructurales a la recuperación de los salarios reales
y consiguientemente a una mejora en las condiciones de vida de la población.
En este sentido, la apreciación tendencial del tipo de cambio acontecida desde 2007,
conjuntamente con la recuperación de los salarios reales, determinaron una creciente
pérdida de competitividad de los sectores sustitutivos de importaciones, proceso que se
ha reflejado en el estancamiento de los niveles de empleo desde finales del 2006 y en un
menor crecimiento del conjunto de la industria manufacturera, tal como se analiza en la
próxima sección.
8
La política llevada adelante por el Estado nacional tendiente a lograr una recuperación de los salarios
reales se basó en la instrumentación de incrementos de suma fija sobre los salarios y en la elevación del
salario mínimo, que se articularon con un cierto dinamismo en materia de negociaciones colectivas en
diferentes sectores económicos.
6
3. Cambios en la economía y en el mercado de trabajo desde 2007.
Evaluada en su conjunto, la etapa 2003-2010 se destaca por el elevado crecimiento
económico y la extraordinaria creación de puestos de trabajo. En los últimos años de
esta etapa, a partir de 2007, se observaron, sin embargo, algunos cambios en el patrón
de crecimiento que afectaron también el funcionamiento del mercado laboral. La
distinción de dichas transformaciones no es simple, ya que durante esos mismos años la
economía pasó por un período de crecimiento, otro en que sufrió las consecuencias de la
crisis económica mundial y luego una rápida recuperación. Aún así, es posible advertir
una tendencia hacia la apreciación del tipo de cambio real que habría tenido
consecuencias tanto sobre el dinamismo relativo de los distintos sectores de actividad
como sobre la intensidad de la creación de empleo. En lo que sigue, se busca describir y
explicar estos cambios.
Gráfico N° 4. Variación interanual del PIB y de la cantidad de ocupados (excluyendo
planes de empleo) (en porcentajes), y elasticidad empleo-producto, IV-2003 a IV-2010.
-2
11,8
2,7
2,4
2,6
0,2
0,8
0,3
0,9
0,9
0,9
2,9
2,2 2,0
3,0
4,1
4,8
5,5
4,2
4,4
5,6
5,5
5,9
3,9
0,4
(elasticidad empleo-producto)
8,6
9,2
7,3
1,0
0,8
6,8
6,9
8,7
8,6
8,0
8,6
8,8
9,1
8,5
7,8
7,7
8,2 7,1
7,4
8,2
8,7
9,3
8,0
10,4
1,7
1,1
0
1,2
0,6
2,1
2
4,6
3,9
4
6,1
6
1,4
Elasticidad empleo-producto
IV 03
I 04
II 04
III 04
IV 04
I 05
II 05
III 05
IV 05
I 06
II 06
III 06
IV 06
I 07
II 07
III 07
IV 07
I 08
II 08
III 08
IV 08
I 09
II 09 -0,8
-0,3
III 09
IV 09
I 10
II 10
III 10
IV 10
(variaciones en porcentajes)
10
8
Ocupados
11,7
11,3
12
PIB
9,2
9,0
8,8
14
0,0
-0,2
Fuente: Elaboración propia sobre la base de Dirección Nacional de Cuentas Nacionales, EPH-INDEC y
proyecciones de población de INDEC.
Nota: En el segundo y tercer trimestre de 2009 se verificó una elasticidad empleo-producto negativa, ya
que el nivel de ocupación se incrementó a pesar de la caída del producto. Dichos valores, por una cuestión
de escala, no se incluyen en el gráfico.
Como se mencionó en la sección anterior, la actividad económica mostró un
crecimiento elevado y estable desde inicios de 2003 y hasta fines de 2008. En efecto,
entre el cuarto trimestre de 2002 y el mismo trimestre de 2008, la economía había
crecido a una tasa anual acumulativa de 8,6% (Gráfico N° 4). Sobre el final de 2008, se
registró una rápida desaceleración del crecimiento que puede atribuirse a los efectos de
7
la crisis económica internacional, que impactó sobre nuestro país como sobre las demás
economías de América Latina. Dicha crisis implicó que las tasas de variación del PIB se
volvieran negativas en el segundo y tercer trimestre de 2009.9 Sin embargo, desde el
trimestre siguiente la economía verificó una acelerada recuperación, de modo que en
2010 la tasa de crecimiento económico alcanzó el 9,2%. Es decir, el ritmo de la
expansión volvió a situarse en los niveles previos al impacto de la crisis internacional.10
En términos de las tasas de crecimiento sectoriales, sin embargo, se produjo un cambio
importante. Mientras que en los primeros años de la posconvertibilidad los sectores
productores de bienes (en particular, industria y construcción) crecieron por encima del
promedio de la economía, desde 2007 la tendencia se revirtió y los servicios
comenzaron a expandirse más aceleradamente que el promedio. El impacto de la crisis
internacional intensificó esta tendencia, dado que fueron los sectores productores de
bienes los que se vieron más afectados por el mismo. Así, la tasa anual acumulativa
registrada por el conjunto de los sectores productores de bienes entre 2003 y 2007
resultó de 9,2% y el PIB se expandió al 8,8%; mientras que entre 2007 y 2010 estos
sectores crecieron al 3,2% y el PIB al 5,5% (Gráfico N° 5).
Si bien desde el segundo trimestre de 2010 los sectores productores de bienes volvieron
a mostrar una tasa de crecimiento interanual mayor a la de los servicios, cabe aclarar
que se trata de tasas calculadas desde los deprimidos niveles de producción que se
verificaron durante el momento previo de recesión asociado con la crisis global.
Gráfico N°5: Tasas de crecimiento anual acumulativas del Producto Interno Bruto y del
valor agregado generado en la producción de bienes y servicios, 2003-2010, por
subperíodos (en porcentajes).
PIB
10
9
8,8
9,2
Sectores productores de bienes
8,0
Sectores productores de servicios
8
7
6,3
6
5,5
5
4
3,2
3
2
1
0
2003-2007
2007-2010
Fuente: Elaboración propia sobre la base de Dirección Nacional de Cuentas Nacionales-INDEC.
9
Sobre el impacto de la crisis internacional en nuestro país y en particular en el mercado de trabajo, ver
Arceo et al (2010), CENDA (2009).
10
Cabe aclarar que, dada la intervención del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) que en
los hechos se registra desde 2007, puede suponerse que existe cierto grado de sobreestimación en las
cifras oficiales referidas al producto. Ver al respecto Fernández et al (2008).
8
Entre los sectores productores de bienes, merece destacarse el comportamiento
industrial, dado que este sector mostró en la posconvertibilidad una trayectoria
radicalmente distinta a la que exhibió en la década de 1990. Fue, además, uno de los
sectores que, como se mencionó, motorizó la creación de empleo desde 2003. Al
respecto, los datos oficiales referidos a la producción industrial muestran que, una vez
superado el impacto de la crisis internacional, la rama manufacturera volvió a tener un
elevado crecimiento en 2010. La información proveniente de otras fuentes, sin embargo,
muestra un incremento de la producción industrial marcadamente más modesto. Por
ejemplo, de acuerdo con el Índice de Producción Industrial de FIEL en diciembre de
2010 este sector tenía un nivel de producción sólo 2,0% superior al del mismo mes de
2007 (Gráfico N°6). En suma, si bien no caben dudas respecto a la continuidad del
crecimiento industrial y su recuperación desde mediados de 2009, la información resulta
contradictoria respecto de la potencia de dicho crecimiento en comparación con la de
los otros sectores. Se destaca, asimismo, la disparidad en la evolución de la producción
de los distintos sectores industriales entre 2007 y 2010, y el hecho de que una parte
significativa del crecimiento industrial tras la recuperación del impacto de la crisis
mundial esté explicado por el sector automotriz.11
Gráfico N°6: Evolución del Estimador Mensual Industrial (EMI-INDEC) y del Índice
de Producción Industrial (IPI-FIEL), 2007-2010
(índice base enero 2007=100).
135
EMI - INDEC
130
IPI - FIEL
129
125
119
120
115
112
110
105
100
108
107
110
104
102
104
105 101
95
93
ene-07
mar-07
may-07
jul-07
sep-07
nov-07
ene-08
mar-08
may-08
jul-08
sep-08
nov-08
ene-09
mar-09
may-09
jul-09
sep-09
nov-09
ene-10
mar-10
may-10
jul-10
sep-10
nov-10
ene-11
mar-11
may-11
90
Fuente: Elaboración propia sobre la base de INDEC y Fundación de Investigaciones Económicas
Latinoamericanas (FIEL).
El crecimiento del empleo hasta el año 2007 estuvo estrechamente asociado a la
adopción de un patrón de crecimiento más trabajo intensivo que el existente en la
década pasada, como ya fuera señalado en la sección anterior. De todas formas, es
11
Según CEU-UIA (2011), los sectores automotriz y metalmecánico explicaron en conjunto 62,3% del
incremento interanual de la industria manufacturera en abril de 2011, a pesar de tener una ponderación de
21,6% en el índice de actividad industrial. La significativamente mayor tasa relativa de crecimiento del
sector automotriz se observa también a través del IPI de FIEL y el EMI del INDEC.
9
preciso remarcar que se produjo una caída tendencial de la elasticidad empleo-producto,
encontrándose actualmente en valores cercanos a los existentes en el promedio del
régimen de convertibilidad (Gráfico N° 3). Esta elasticidad sólo adoptó valores elevados
en aquellos trimestres en los cuales la producción local fue afectada por el impacto de la
crisis internacional. En dicho período, el empleo continuó elevándose a pesar de la
recesión económica, en gran medida como consecuencia de la adopción de rápidas
medidas contracíclicas y debido a la corta duración que tuvo la recesión. Luego, aunque
la economía comenzó a recuperarse y a crecer nuevamente a tasas elevadas, el empleo
continuó incrementándose de forma muy limitada.
Este escaso dinamismo de la ocupación se reflejó en un estancamiento de la tasa de
empleo, que se mantiene desde 2007 en torno al 42% de la población. Ello es
consecuencia del hecho de que el ritmo de incremento de la ocupación resultó muy
similar al del crecimiento poblacional. Así, en el cuarto trimestre de 2010, la tasa de
empleo alcanzó el 42,4%, cuando había sido de 42,1% en el mismo trimestre de 2007
(Gráfico N° 7). Esta estabilidad en la tasa de empleo contrasta con el alto crecimiento
que tuvo entre 2003 y 2007. También los niveles de empleo pleno evidenciaron cierto
estancamiento desde mediados del 2007.
De este modo, tanto la reducción en la tasa de desocupación como en la tasa de
subocupación ha sido limitada entre estos años. Entre el cuarto trimestre de 2007 y el
mismo trimestre de 2010, la tasa de desocupación se redujo sólo de 7,5% a 7,3%,
mientras que la tasa de subocupación pasó de 9,1% a 8,4%.
Gráfico Nº 7. Tasas trimestrales de empleo, empleo pleno, desocupación y
subocupación, 2007-2011 (en porcentajes).
11
40
10,0
9,9
9,8
9,3
38
9,2 9,1 9,1
9,1
9,3
8,6
8,5
8,0
8
7,9
7,5
7,3
32
8,2
8,4 8,3
7,8
7,5
9
8,4
8,8
8,4
8,2
8,1
34
8,8
9,2
9,1
8,4
36
10
7,3 7,4 7
30
Tasa de desocupación y subocupación (% sobre PEA)
42,4
42,5
42,4
42,5
42,4
42,2
41,9
41,8
42,1
42,2
42,0
42,1
42,4
42,4
41,7
Subocupación
12
10,610,6
10,3
I-2011
IV-2010
III-2010
II-2010
I-2010
IV-2009
III-2009
II-2009
I-2009
IV-2008
III-2008
II-2008
I-2008
IV-2007
III-2007
II-2007
6
I-2007
Tasa de empleo y de empleo pleno (% sobre población)
42
Desocupación
42,6
Empleo pleno
42,3
Empleo
44
Fuente: Elaboración propia sobre la base de EPH-INDEC.
10
El descenso en la dinámica de la ocupación obedeció principalmente a una
desaceleración del crecimiento del empleo asalariado; ya que los empleos no asalariados
se incrementaron a una tasa mayor en 2007-2010 que entre 2003 y 2007 (Gráfico N° 8).
En cambio, las ocupaciones de los asalariados registrados tuvieron una fuerte reducción
en su tasa de expansión, que pasó de ser del 9,2% anual entre 2003 y 2007 al 4,1% entre
dicho año y 2010. Por su parte, los empleos de los asalariados no registrados mostraron
una disminución en términos absolutos en este último período, que implicó que se
redujeran a una tasa anual acumulativa equivalente al 2,6% por año.12
Gráfico N° 8. Tasas anuales acumulativas de variación del empleo, según categoría
ocupacional. Total aglomerados urbanos (en porcentajes)
10%
9,2%
2003-2007
2007-2010
8%
6%
5,4%
4,1%
4,5%
4%
2%
1,5%
1,2%
0,7%
0%
-2%
Total
ocupados
Registrados
No
registrados
No
asalariados
-2,6%
-4%
Fuente: Elaboración propia sobre la base de EPH-INDEC.
Nota: Se excluyó de los ocupados a aquellos cuya ocupación principal consistía en un plan de empleo.
La diferenciación del empleo por rama de actividad devela que la menor tasa de
incremento del empleo se verifica tanto en los sectores productores de bienes como en
los de servicios. Sin embargo, la desaceleración resulta significativamente más marcada
en los primeros. Esta característica distingue a la evolución del empleo sectorial
respecto de lo ocurrido en los primeros años de la posconvertibilidad.
Tal como se muestra en el Cuadro N° 1, los sectores productores de bienes, cuyo
empleo creció holgadamente por sobre el promedio entre los cuartos trimestres de 2003
y de 2007, tienen en el mismo trimestre de 2010 un nivel de ocupación que es
levemente inferior al de 2007. Es decir que en estos sectores el ascenso de la ocupación
desde 2009 no logró revertir la caída que sucedió como consecuencia del impacto de la
crisis mundial en nuestro país.
12
Debe tenerse en cuenta que parte del incremento en los ocupados asalariados registrados y del descenso
en los no registradas podría deberse al registro de puestos que previamente no lo estaban.
11
Este comportamiento de los sectores productores de bienes obedece en gran medida al
desempeño de la industria y de la construcción. Entre el cuarto trimestre de 2003 y el
mismo trimestre de 2007 la ocupación en la industria creció al 6,1% anual, un valor
superior al correspondiente al conjunto de los sectores. En cambio, entre los cuartos
trimestres de 2007 y de 2010 la tasa de expansión del empleo industrial se redujo al
0,4% anual, aunque el valor agregado del sector en ese mismo período habría crecido al
4,7%.
Al interior de la industria, los sectores productores de maquinaria y equipo, de textiles y
cuero, y de metales y productos de metal estuvieron entre los que empeoraron en mayor
medida su desempeño en términos de creación de empleo. En una situación diferente se
encuentra el sector de alimentos y bebidas, que tuvo un aumento en su nivel empleo
significativamente mayor desde 2007 que entre 2003 y ese año. La fabricación de
automotores, por su parte, aunque disminuyó levemente la tasa de crecimiento del
empleo, continúa aumentando la ocupación a un ritmo significativamente elevado.
Cuadro N° 1. Tasas anuales acumulativas de variación del empleo, según rama de
actividad. Total aglomerados urbanos, 4° trimestres (en porcentajes).
Total empleo
Sectores productores de bienes
Sectores productores de servicios
Total industria
Alimentos, bebidas y tabaco
Textiles y cuero
Madera y papel (incluye edición e impresión)
Refinación del petróleo, ind. química, caucho y
plástico
Productos Minerales no metálicos
Industrias metálicas básicas y productos
metálicos
Vehículos automotores
Maquinaria y equipo
Resto industria
Electricidad, gas y agua
Construcción
Comercio y reparaciones
Restaurantes y hoteles
Transporte, almacenamiento y comunicaciones
Intermediación financiera y svs. financieros
Svs. Inmobiliarios y empresariales
Administración pública y Defensa
Enseñanza
Servicios sociales y de salud
Servicios comunitarios, sociales y personales
2003-2010
3,1
4,0
2,8
3,6
2,0
2,4
2,5
2003-2007
4,5
7,2
3,7
6,1
0,3
7,3
5,6
2007-2010
1,2
-0,1
1,6
0,4
4,4
-3,9
-1,5
4,6
5,7
3,0
7,1
11,5
1,5
6,8
10,6
1,9
9,3
-0,3
5,2
3,0
4,7
1,4
3,8
2,2
3,2
4,4
4,4
3,3
2,2
2,9
12,1
7,1
6,5
6,0
9,2
1,4
5,5
3,2
5,0
6,6
3,6
4,0
3,0
5,4
5,6
-9,5
3,4
-0,9
-0,9
1,4
1,5
0,9
0,9
1,7
5,6
2,4
1,2
-0,3
Fuente: Elaboración propia sobre la base de EPH-INDEC.
Nota: Se excluyó de los ocupados a aquellos cuya ocupación principal consistía en un plan de empleo.
No se considera al empleo en el sector agropecuario, dado que la EPH es representativa de los grandes
aglomerados urbanos.
12
Es decir que el desempeño resultó relativamente mejor en sectores que cuentan con
ventajas competitivas naturales, como los de alimentos, o con un régimen de promoción
especial, como es el caso del automotriz. En cambio, disminuyó fuertemente la creación
de empleo en sectores dedicados principalmente a las ventas al mercado interno,
aquellos que se habían reactivado en gran medida gracias a la vigencia de un tipo de
cambio elevado.
Es posible argumentar que la gradual apreciación de la moneda local que se produjo
como consecuencia de la elevación del nivel general de precios desde 200713 tiene
relación con este menor dinamismo de los sectores sustitutivos, y de la industria en
general, para continuar generando puestos de trabajo a una tasa elevada. Si bien el nivel
del tipo de cambio real multilateral se ubica aún en valores sensiblemente más elevados
que los vigentes durante el régimen de convertibilidad, su apreciación relativa puede
estar afectando las posibilidades de crecimiento de los eslabones más débiles del
entramado fabril.
Por otro lado, se debe resaltar el elevado crecimiento relativo que registró el empleo en
la rama Administración pública y defensa, que se expandió a una tasa anual acumulada
de 5,6% anual entre los cuartos trimestres de 2007 y de 2010, significativamente por
encima del promedio del empleo. De hecho, el aumento del empleo público total (no
sólo el incluido en esta rama específica) logró compensar parcialmente el menor ritmo
de generación de puestos de trabajo en el sector privado en este período. Entre los
cuartos trimestres de 2003 y de 2007 el sector público explica el 15,5% del crecimiento
del empleo urbano, mientras que dio cuenta de una proporción significativamente mayor
entre 2007 y 2010: 31,6%. Si bien en parte este comportamiento es el resultado de las
políticas anticíclicas llevadas a cabo por el gobierno ante el impacto de la crisis
mundial, cabe destacar que se mantuvo tras la recuperación económica posterior.
En síntesis, a partir de 2007 la generación de empleo tuvo un ritmo marcadamente
inferior al verificado en el período inmediatamente anterior. Este comportamiento puede
vincularse con el cambio en la dinámica del crecimiento de los sectores productivos, ya
que los sectores productores de bienes dejaron de liderar el crecimiento, como había
ocurrido al inicio de la posconvertibilidad, y se expandieron, en cambio, los sectores
productores de servicios por encima del promedio. Según se argumenta, estos últimos
tendrían una menor capacidad para crear puestos de trabajo y para motorizar el empleo
global.
En cuanto a los sectores productores de bienes, los cambios relativos en las tasas de
generación de empleo de las distintas ramas industriales, pueden considerarse como una
evidencia del hecho de que la apreciación cambiaria relativa implicó menores
posibilidades de expansión para aquellos sectores sustitutivos, cuya producción está
principalmente orientada al mercado interno, que habían crecido fuertemente al amparo
de la protección cambiaria entre 2003 y 2007. Dado que estos sectores son
relativamente intensivos en empleo, su desarrollo es crucial para garantizar que continúe
descendiendo la tasa de desocupación.
13
El tipo de cambio real multilateral tuvo una reducción en su nivel del 23,6 entre julio de 2007 y
diciembre de 2010. Ver al respecto CIFRA (2011).
13
Para finalizar, cabe resaltar que el proceso de estancamiento en los niveles de empleo
fue acompañado por el quiebre de la tendencia ascendente registrada en la
remuneraciones reales de los trabajadores vigente desde el inicio del proceso de
recuperación económica en el 2003. Así como entre 2003 y 2007 los ingresos reales del
conjunto de los ocupados habían crecido a una tasa anual acumulativa de 6,9%, entre
2007 y 2010 se incrementaron sólo al 1,4% anual. La disminución del ritmo de
crecimiento se da en un contexto en el cual estos ingresos apenas han alcanzado a
recuperar los niveles vigentes hacia el final del período del régimen de convertibilidad.
Es decir, sólo se produjo un ascenso en relación con la fuerte caída que sufrieron en
2002 pero, para el conjunto de los ocupados, el poder adquisitivo promedio de los
ingresos reales no ha estado en consonancia con la extraordinaria expansión de la
economía y de la productividad en la posconvertibilidad.
4. Reflexiones finales.
Como se analizó en la sección anterior, se verificó a lo largo de los últimos años un
estancamiento en los niveles de empleo, proceso que estuvo estrechamente asociado con
la pérdida de competitividad externa en algunos sectores industriales, centralmente los
orientados a la provisión de la demanda doméstica. Sin embargo, dicha pérdida de
competitividad no obedece a un sensible incremento en los costos laborales en el
conjunto de la economía argentina. Por el contrario, aún en 2010 se observaba un costo
laboral sensiblemente más reducido que el prevaleciente a fines del régimen de
convertibilidad, aunque esto no implica que algunas ramas productivas experimenten
problemas de competitividad ante la elevación de los costos de sus niveles
extraordinariamente reducidos que habían alcanzado tras la devaluación.
De todas formas, desde diversos sectores se asocia el estancamiento en los niveles de
empleo y los crecientes problemas de competitividad externa que enfrentan algunos
sectores con incremento de las remuneraciones a lo largo de estos últimos años. Desde
esta perspectiva, los aumentos que experimentaron los salarios no sólo elevaron los
costos, sino que también fueron uno de los elementos determinantes del actual proceso
inflacionario.
Sin embargo, si se evalúa la evolución de las remuneraciones reales del conjunto de la
población ocupada se observa que a finales del 2010 las mismas se encontraban
levemente por debajo de los niveles que exhibían a finales del régimen de
convertibilidad. Es más, el poder adquisitivo del salario real promedio prácticamente no
se modificó desde 2007, a pesar de los sensibles incrementos nominales. Ante este
escenario, la recurrencia de las afirmaciones surgidas, por lo general desde las usinas
del sector empresario, que se refieren a un nivel de costos laborales similar al existente a
finales del régimen de convertibilidad lleva a la necesidad de profundizar el análisis
tendiente a estimar el costo salarial real en la economía argentina.
En una primera instancia, se debe resaltar que la evolución del costo laboral no resulta
equivalente a la trayectoria que exhibió el ingreso de los ocupados, ya que para los
empresarios el costo laboral depende además de la evolución de la productividad. Es
decir, el costo laboral para el sector empresario no está determinado solamente por el
costo salarial directo (salarios brutos y contribuciones patronales), sino también por la
cantidad de producto generado en promedio por cada trabajador. En suma, lo relevante
14
en términos de la estructura de costos del empresario es el costo salarial por unidad de
producto.
Al respecto, se debe señalar que la existencia de elevados niveles de capacidad ociosa
en la economía argentina, en una primera instancia, y el incremento en los niveles de
inversión, posteriormente, posibilitaron un notorio crecimiento de la productividad por
ocupado desde 2001, la cual se expandió a una tasa anual acumulativa del 2,5% anual
entre ese año y 2010. De esta forma, la productividad por ocupado en 2010 era 19,8%
más elevada que la registrada en el período comprendido entre los años 1995 y 2001. En
otras palabras, cada trabajador producía en promedio casi un 20% más en el 2010 que
en la última etapa del régimen de convertibilidad. Puede afirmarse entonces que los
trabajadores prácticamente no se beneficiaron del aumento de la capacidad productiva
de su trabajo, ya que las remuneraciones reales en el 2010 se situaban en niveles
similares a los existentes en el 2001.
En este contexto, resulta paradójico que las principales cámaras empresariales pretendan
limitar en algunos años los aumentos salariales a las variaciones de productividad,
cuando en la mayoría de ellos lo “olvidan”, apropiándose de esta forma de ganancias
extraordinarias a través de una recomposición salarial que va muy por detrás de la
productividad. Efectivamente, si bien las remuneraciones reales (incluidas las
contribuciones patronales) del conjunto de los ocupados verificaron una sensible
recuperación tras la abrupta contracción que habían experimentado en el 2002, se
ubicaban en 2010 sólo un 1,5% por encima de los valores prevalecientes a fines del
régimen de convertibilidad. No obstante, esto no implicó que la rentabilidad empresaria
se retrotraiga a la situación imperante en ese momento, ya que, tal como se mencionó,
se asistió a un significativo aumento de la productividad.
Gráfico Nº 9. Evolución del costo laboral, del costo laboral unitario y de la
productividad a precios constantes, 2001 – 2010.
(en número índice base 2001 = 100)
130
Costo laboral
124,8
Productividad
120
Costo laboral unitario
116,1
111,0
110
116,1
106,2
103,1
100,0
97,8
100
100,1
99,1
95,9
94,8
101,5
96,3
91,4
90
86,1
78,7
80
86,3
82,9
81,3
79,4
73,1
75,8
74,6
70
86,4
76,6
71,5
2010
2009
2008
2007
2006
2005
2004
2003
2002
2001
60
Fuente: Elaboración propia sobre la base de Dirección Nacional de Cuentas Nacionales, Encuesta
Permanente de Hogares-INDEC, Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, IPC-INDEC e IPC-7
provincias.
15
En este marco, el costo laboral unitario, es decir el costo laboral por unidad de producto,
aunque se elevó tras la aguda contracción que había experimentado tras la devaluación
de la moneda, en 2010 permanecía 21,7% por debajo de los valores prevalecientes en el
período comprendido entre los años 1995 y 2001. Esta trayectoria resulta compatible
con el aumento inicial y la posterior estabilización de la participación de la masa salarial
en el producto, así como con el mantenimiento de niveles de rentabilidad sensiblemente
más elevados que los registrados a lo largo de los años noventa (Gráfico Nº 9).
Sin embargo, esta evolución del costo laboral unitario no resulta suficiente para evaluar
la competitividad, en términos de los costos salariales, de nuestro país con respecto a la
economía mundial, ya que no toma en consideración las variaciones acontecidas en el
tipo de cambio real. En este sentido, es preciso estimar el costo laboral unitario en
moneda extranjera, teniendo en cuenta el modo en que la evolución del tipo de cambio
real ha incidido sobre la competitividad de la producción local. Para ello, tras corregirse
la evolución del costo laboral unitario según el tipo de cambio real con respecto al dólar
se observa que el mismo se situaba en el 2010 un 35,6% por debajo del existente en el
período 1995-2001. Es más, si dicha relación se realiza tomando en consideración el
tipo de cambio real multilateral, en base a los doce países que mayor intercambio
comercial poseen con nuestro país, la reducción del costo laboral unitario fue aún más
significativa: en 2010 este costo laboral unitario corregido por el tipo de cambio real
multilateral resultó un 44,3% más reducido que el prevaleciente entre los años 1995 y
2001 (Gráfico Nº 10).
Gráfico Nº 10. Evolución del costo laboral unitario corregido según tipo de cambio real
respecto al dólar y según tipo de cambio real multilateral.
(en número índice base 2001 = 100)
100
100
Costo laboral unitario según tipo de cambio real respecto al dólar
Costo laboral unitario según tipo de cambio real multilateral
90
80
73,4
70
59,9
60
64,0
50
51,2
49,0
41,3
44,9
38,3
40
33,2
32,0
2004
2005
30
39,2
32,7
2003
33,8
34,2
47,8
34,3
30,4
2010
2009
2008
2007
2006
2002
2001
20
Fuente: Elaboración propia sobre la base de Dirección Nacional de Cuentas Nacionales, Centro de
Economía Internacional, Encuesta Permanente de Hogares-INDEC, Ministerio de Economía y Finanzas y
Ministerio de Trabajo y Seguridad Social.
16
En síntesis, las evidencias mostradas implican que difícilmente se pueda considerar al
costo laboral como el responsable del impulso inflacionario que sufrió nuestra economía
en los últimos años, así como tampoco se lo puede asociar linealmente con la pérdida de
competitividad experimentada en numerosos sectores manufactureros. Si bien las
condiciones de vida de la clase trabajadora mejoraron sensiblemente a lo largo de la
posconvertibilidad dicho proceso se sustentó centralmente en el aumento en el nivel de
empleo, ya que las remuneraciones reales, a pesar del extraordinario nivel de
crecimiento experimentado en esta etapa, sólo recuperaron lo perdido en el marco de la
crisis final del régimen de convertibilidad.
En este sentido, se debe destacar que la consolidación de un patrón de crecimiento
inclusivo y sustentable en el largo plazo requiere de una sensible mejora en los salarios
de los trabajadores, para de esta forma revertir la inequitativa estructura distributiva
heredada tras casi tres décadas de hegemonía laboral. Más aún cuando los reducidos
costos laborales, cuya contracara es la persistencia de elevados niveles de beneficios en
el sector empresario, no constituyen una traba para la inmensa mayoría de los sectores
productores de bienes en nuestro país.
Sin embargo, esto no implica que los sectores sustitutivos de importaciones que fueron
determinantes en la expansión del empleo en el primer quinquenio de la
posconvertibilidad, no requieran de políticas específicas que posibiliten su expansión,
aún en el marco de una elevación de los costos salariales. En los últimos años, quedó en
evidencia que la utilización del tipo de cambio como única medida de protección resulta
insuficiente, y se basa en la perduración de bajos niveles salariales en la economía local.
Por lo tanto, la instauración de medidas de protección externa para dichos sectores se
plantea como una necesidad central en pos de garantizar elevados niveles de empleo y
crecientes remuneraciones reales.
Referencias.
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económico en Argentina”, Serie Reformas Económicas Nº 28, CEPAL.
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crisis mundial y su impacto en América Latina”, en La economía argentina de la
postconvertibilidad en tiempos de crisis mundial, Editorial Cara o Ceca, Buenos
Aires.
Azpiazu, D. y M. Schorr (2008) “Del ‘modelo de los noventa’ a la posconvertibilidad.
Reflexiones preliminares”, en Realidad Económica N° 240, 16 de noviembre/ 31
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CENDA (2004) “Las consecuencias económicas del Sr. Lavagna. Dilemas de un país
devaluado”, Documento de Trabajo N° 1, Buenos Aires.
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17
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Industrial Argentina, Buenos Aires, mayo.
CIFRA (2011) “El nuevo patrón de crecimiento. Argentina 2002-2010”, Buenos Aires,
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Damill, Mario y Roberto Frenkel (2006) “El mercado de trabajo argentino en la
globalización financiera”, Revista de la CEPAL N° 88, Santiago de Chile, abril.
Fernandez, Ana Laura, Mariana González, Lautaro Lafleur y Federico Wahlberg (2008)
“Manipulación de las estadísticas públicas. ¿Qué oculta sobre la situación de los
trabajadores?” IV Congreso Internacional de la Sociedad Latinoamericana de
Economía Política y Pensamiento Crítico, Buenos Aires, octubre.
Lindenboim, Javier y Leandro Serino (2000) "Mercados de trabajo urbanos en
Argentina de los 90", 35º Congreso de la Asociación Argentina de Economía
Política, Córdoba, noviembre.
18
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