«Podemos escribir de antemano cómo se van a comportar los

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DIARIO DE NAVARRA VIERNES 21 DE SEPTIEMBRE DE 2007
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DIARIO 2
ENTREVISTA CON ENRIQUE GARCÍA HUETE DIRECTOR DEL EQUIPO DE PSICÓLOGOS DE ‘GRAN HERMANO’
«Podemos escribir de antemano cómo
se van a comportar los concursantes»
El psicólogo Enrique García Huete habló ayer en el Ateneo Navarro sobre su experiencia
con los concursantes del programa ‘Gran Hermano’. TEXTO: NEREA ALEJOS. FOTO: JAVIER SESMA
Desde que nació el programa
Gran Hermano, —y ya van nueve
ediciones—, Enrique García Huete coordina al equipo de psicólogos que se encargan de seleccionar a los concursantes adecuados. No sólo buscan a personas
que den juego dentro de la casa —
extrovertidos, impulsivos y emocionables—, sino también a
aquellos que no muestren tendencias depresivas y sepan adaptarse a las consecuencias de la fama. «Es como buscar una aguja
en un pajar. Técnicamente es el
trabajo más fascinante que he hecho en cuanto a complejidad y capacidad de predicción», comenta. García Huete habló ayer de sus
curiosas experiencias en el curso
de verano que ha organizado el
Ateneo Navarro sobre La fama.
En su currículum ha explorado
múltiples facetas, como profesor
asociado de la Universidad Complutense de Madrid, director de la
clínica Quality Psicólogos o responsable del Plan del Sida del
Ayuntamiento de Madrid.
—¿Por qué en esta edición de
Gran Hermano se han mezclado
perfiles tan novedosos? Un transexual, un africano, dos gemelas, una invidente...
—Curiosamente, algunas asociaciones de discapacitados habían llamado para proponer por
qué no metíamos a alguien de
sus características, como un reflejo más de la sociedad. Pero
nuestro criterio no es ése.
—Sin embargo, la productora
tendrá sus intereses a la hora de
organizar el casting.
—Evidentemente, buscan que
cada uno de los concursantes refleje un sector concreto de la población. Hemos comprobado
que la gente se termina enganchando al programa por los personajes.
—¿Y por qué en la segunda edición ganó una concursante como Sabrina, que resultaba anodina? ¿Su mérito era pasar desapercibida?
—Buscamos a gente impulsiva y
emocionable pero que después
sea capaz de remontar rápido. Es
decir, que tiendan a la estabilidad emocional. Es algo muy difícil de encontrar, como una aguja
en un pajar. En el caso de Sabrina, nosotros ya dijimos que no
iba a dar mucho juego en la casa
porque nos parecía una ‘seta’,
pero la productora quería que
entrara una chica atractiva. Luego ocurren fenómenos que no se
pueden prever. Resulta que Sabrina se enamoró, no fue correspondida y acabaron votándole
masivamente todas las chicas
despechadas de España porque
”
«Buscamos personas
extrovertidas, dinámicas
y emocionables, pero
que sean capaces de
remontar rápido»
se identificaban con ella.
—Y después hay que encontrar
personajes concretos: el pibón,
el playboy...
—Lo que cuenta es el estilo de
personalidad, y también tratamos de elegir los cocientes intelectuales más altos.
—No es algo que se note en el nivel de conversación...
—La media del grupo de los que
han entrado es superior en cinco
o seis puntos a la media nacional.
Lo que pasa es que no se presenta gente con inquietudes culturales. Básicamente, los concursantes de Gran Hermano son
buscadores de sensaciones y experiencias y se mueven en el
mundo de la noche. Tienen inteligencia para buscarse la vida.
El caso de Mayte y Rebeca
Enrique García Huete, ayer en Pamplona.
Pruebas psicológicas
El equipo de psicólogos de Gran Hermano está formado por
media docena de expertos que tratan de proteger a los concursantes para no crear «muñecas rotas». Se encargan de elaborar
informes de personalidad y, en función los resultados, van realizando una exhaustiva criba entre los miles de candidatos que
quieren entrar en la casa de Guadalix. Cuando se consigue reducir la cifra a 7.000 aspirantes, se realizan pruebas de cámara
para valorar su telegenia. Se elige a entre 500 y 1.000 personas
que pasan a someterse a toda clase de pruebas psicológicas en
las que se evalúa la personalidad, inteligencia, reacciones emocionales, roles en grupo e incluso estilos de enamoramiento. El
equipo selecciona a 60 personas para que sean entrevistadas en
profundidad por psicólogos clínicos. A la fase final llegan un total de 24 aspirantes que pasan ocho horas con un psicólogo y
una redactora encargados de observar sus reacciones. Estos últimos informes deciden quiénes son los 12 concursantes.
—¿Qué opina del caso de las dos
hermanas que no se conocían y
han coincidido en el programa?
—Aunque pasaron las pruebas
psicólogicas, no eran dos perfiles
que hubiésemos elegido. La primera que abandonó la casa, Rebeca, nos parecía muy plana en
cuanto a emociones e impulsos.
Por otro lado, los psicólogos no
pudimos valorar el impacto que
iba a producirles el reencuentro
porque la productora lo quiso
mantener en secreto hasta el último día.
—¿No es ir demasiado lejos a la
hora de jugar con las emociones
de las personas?
—Nosotros no nos proponemos
experimentar con los concursantes. Lo único que hacemos es
evaluar a los candidatos, como
cualquier proceso de selección
de personal.
—¿Qué es lo que más llama la
atención del comportamiento
que adoptan los concursantes
en la casa?
—Aunque suene prepotente, nos
sorprende poco, porque ya tenemos estudiadas de antemano las
reacciones individuales y en grupo, así como el rol que van a seguir. Basándonos en las teorías
genéticas de la personalidad, podemos anticipar cinco grandes
rasgos que son muy estables a lo
largo del tiempo, independientemente del entorno. El ser extrovertido o introvertido tiene
muy poco que ver con el medio.
«Entre dos
transexuales
elegimos a Amor
porque resultaba
más lúdico»
—¿Qué clase de impacto se
busca con el hecho de que
haya un concursante transexual, Amor?
—No se trata de usarlos como
frikis, sino de intentar normalizarles como colectivo.
—Pero siempre se presenta
con un envoltorio muy friki...
—Sí, la ‘pluma’ puede crear
rechazo en un gran sector de
la población, pero el hecho de
que entren este tipo de personas puede favorecer un cambio de actitudes. Por ejemplo,
los dos gays que ganaron el
concurso La casa de tu vida
ayudaron a quitar esa imagen
del ‘plumero’.
—¿Y seguro que Amor no se
ha cambiado el nombre para
entrar en Gran Hermano?
—Es el nombre que le puso su
madre cuando nació. Había
dos transexuales en el casting, uno de ellos muy normalizado, mientras Amor resultaba más lúdico. Es decir,
tiende a la variación, el cambio, el coqueteo...
—La gran baza es crear tensión sexual entre los concursantes.
—Se puede llegar a anticipar
quién podría estar con quién.
El año pasado, de tres parejas
que dijimos, acertamos dos.
Sabemos que la persona que
es más romántica o enamoradiza difícilmente va a tener un
encuentro sexual dentro de la
casa, mientras que las personas que puntúan mucho en
amor lúdico se enganchan a
la primera y sí pueden llegar a
tener relaciones.
—¿Y pueden llegar a anticipar quién va a ser el ganador?
—De verdad que no, hay tantísimos factores por los que la
audiencia vota a uno o a
otro... Lo que sí podemos anticipar es a quién van a echar
antes: al broncas, al que crea
follones o resulta políticamente incorrecto... Y, curiosamente, se puede prever que
que se expulsará antes a las
chicas, porque sois muy malas, y sois las que más votáis.
—Fue lo que sucedió con Aída.
—La echaron por su estilo de
personalidad: extremadamente extrovertida, dominante, prepotente...
—¿Y no está de psiquiatra?
—No, en absoluto. Lo más
que ha hecho es tirar un vaso
de agua a alguien en un plató.
—Entonces ha sabido fabricar su propio personaje.
—Gusta el hecho de que a ella
no le tumbe el viento. Curiosamente, la gente tiende a
identificarse con partes de un
sujeto pero no con la globalidad. Y en el caso de Sabrina,
aunque a nadie le gustaría ser
tan tristona, te puedes identificar con su sensación de despecho.
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