Acoso escolar: programa de intervención en colegios de la localidad de Bosa Johana Bolívar, Andrea León, M. Camila Ramírez, M. Alejandra Rodríguez, YeraldinUrazan, Diana Vargas 1- Sandra Briceño2 Acoso escolar El acoso escolar no es un fenómeno nuevo, ha existido desde hace mucho tiempo con consecuencias devastadoras para los victimarios y las víctimas en la adolescencia e incluso en la adultez. Depresiones, autolesiones y conductas suicidas pueden manifestarse en las víctimas, por ello la importancia de realizar investigación y posibles intervenciones en esta problemática con el fin de mitigar sus efectos. Varios autores han aportado definiciones alrededor de esta temática dentro de los cuales encontramos los siguientes: “Comportamiento agresivo,actos negativos y procesos de interacción dolorosa que dañan a otro física,emocional y/o socialmente”. (Pohorla, 2010, p.22). “Forma de comportamiento agresivo que suele ser lesivo y deliberado: a menudo, es persistente y, a veces, continuado durante semanas, meses e incluso años, y es difícil que los acusados se defienden por sí mismos. Subyacente a la mayor parte de los comportamientos de acoso está el abuso de poder y el deseo de intimidar y dominar” (Suckling y Temple como se citó en Sharp y Smith, 2011). El acoso escolar ha sido objeto de estudio de alta atención y/o alarma social durante los últimos años, aunque siempre ha estado presente en nuestra sociedad. El primer estudio fue el realizado por Olews en 1983 en Noruega, y a partir de este se han desarrollado numerosos estudios en los cuales se ha abordado este fenómeno en diferentes países y en donde la importancia social del acoso escolar ha ido en aumento (García, Pérez, Nebot, 2010). Dan Olweus (1983), define el acoso escolar “como una conducta de persecución física y/o psicológica que realiza un/a alumno/a contra otro/a, al que escoge como víctima de repetidos 1. Estudiantes Universidad El Bosque 2. Docente Universidad El Bosque ataques. Esta acción, negativa e intencionada, sitúa a la víctima en una posición de la que difícilmente puede escapar por sus propios medios”. (Collell, Escudé, 2006, p.09). Existen algunos criterios que según Olews sirven para identificar la presencia del acoso escolar, estos son: “a) que la víctima se sienta intimidada, excluida, o perciba al agresor como el más fuerte, y, b) que las agresiones sean cada vez de mayor intensidad o en privado, y que al principio se interpreten como juego” (Arroyave, 2012, p. 119) El acoso escolar se da en niños y adolescentes durante la etapa escolar y se ha definido de manera diferente por parte de distintos autores: Se puede considerar también el acoso escolar como un “proceso reiterado de interacción en el que el estudiante se convierte en el foco de insultos, o comportamientos hirientes, y/o exclusión por parte de una estudiante o un grupo de estudiantes sin poder defenderse o sin poder cambiar el trato que le estén recibiendo” (Pohorla, como se citó en Pohorla, 2009). “El acoso escolar es un tipo de violencia escolar entre iguales caracterizado por agresiones repetidas injustificadas de uno o varios estudiantes hacia otro con la intención de hacerle daño, pudiendo ser éstas de naturaleza verbal, física, psicológica e incluso exclusión social” (Elipe, Ortega, Hunter y del Rey, 2012, p.170). En el acoso escolar se ven dos perspectivas que son la de los agresores y las víctimas, las víctimas están dividas en víctima pasiva y víctimas activa. Las víctimas pasivas suelen ser alumnos físicamente débiles, introvertidos, así como con tendencia a actuar de forma muy reprimida; además suelen tener una baja autoestima e inseguridad, mostrándose indefensos y provocando así una fuerte impopularidad que aumenta cuando se produce la victimización. Los adultos de su alrededor suelen sobreprotegerlos, por lo que generalmente tienden a tener conductas infantiles, las víctimas activas tienden a reaccionar de forma impulsiva y suelen tender conductas irritantes que normalmente se han generado como consecuencia de un ambiente familiar en que se les ha tratado de forma hostil y abusiva. (Lázaro, 2013, p. 211). Por otro lado se encuentra los agresores que son quienes causan el daño. Los agresores son alumnos físicamente fuertes, introvertidos, impulsivos y con pocas habilidades sociales, aunque están menos aislados que las víctimas; su tolerancia a la frustración es muy baja y suelen dominar mediante el abuso de la fuerza; además su rendimiento académico es bajo, tienen rasgos de personalidad tendentes a la búsqueda de sensaciones nuevas y a la excitación además de poseer una empatía y razonamiento moral pobres. (Lázaro, 2013, p. 211). En otros ambientes también suelen ser agresivos, no les gusta la autoridad, por lo general reaccionan ante situaciones de conflicto. “Suelen sentirse fácilmente agredidos, tienen pobre tolerancia a la frustración, no siguen reglas, tienen una actitud positiva frente a la violencia y muy frecuentemente se muestran autosuficientes.” (Arroyave, 2012, p. 120) Adicional a los agresores y a las víctimas, cabe destacar que los espectadores también juegan un papel fundamental en la problemática del acoso escolar; en el enfoque socio grupal el grupo de iguales juega un papel muy importante debido a que, la conducta de los agresores se ve reforzada por parte de sus compañeros quienes actúan como espectadores (Leganés,2013). En un estudio realizado por Salmivalli (1999), como se citó en Leganés, (2013), el acoso escolar ocurre generalmente cuando hay un público y de ahí parte la importancia que tienen los espectadores, quienes tomarán determinado rol dependiendo de ciertos factores personales y contextuales. Es a partir de esta idea que se puede sustentar como los observadores del acoso escolar pueden reforzar la conducta de los agresores ya que en muchas ocasiones por el simple hecho de no querer ser rechazados o posiblemente acosados en una próximaocasión permiten que ocurran estos comportamientos e incluso algunos lo consideran divertido. Los espectadores también son denominados testigos o bystanders, son la audiencia del agresor, y pueden actuar como estimulantes o inhibidores del agresor. Según estudios realizados, solamente el 30% de testigos intentó ayudar a la víctima, de ese 70% restante que no ayudó a algún compañero víctima del agresor, el 40% manifestó que no lo hacía porque consideraban no era de su incumbencia, y el 30% restante sintió temor de tener algún problema con el agresor por ofrecer su ayuda (Trautmann,2008). Dentro de los testigos también se encuentran los profesores, quienes muchas veces tienen conocimiento de la existencia de acoso escolar dentro de las instituciones, y aun así no realizan ningún tipo de intervención , según (Trautmann,2008) solo un tercio de los alumnos, considera que los profesores están interesados en ponerle fin al denominado “Bullying” dentro de las aulas de clase. Esta cuestión también es importante y de intereses particular para la psicología educativa, ya que al momento de intervenir en una problemática como esta, no hay que dejar de lado el rol de los educadores y el aporte que pueden realizar para disminuir con el nivel de acoso escolar en las instituciones educativas. Tipos de acoso escolar Diferentes autores coinciden en que el acoso escolar implica un abuso de poder que se produce de forma repetitiva y con intención de hacer daño, advierten de igual manera que este fenómeno puede presentarse de diferentes formas: maltrato físico (pegar, soltar, empujar), maltrato verbal (insultar, despreciar), exclusión social (ignorar, marginar), abuso sexual, acoso ciberacoso (desarrollada a través de las nuevas tecnologías (correo electrónico, móvil, internet). (García, Pérez, Nebot, 2010). Para poder hablar de Acoso escolar es necesario hablar de los tipos de acoso que se presentan y cómo se dan, en primer lugar se clasifica de manera directa e indirecta. “Puede dirigirse directamente a la víctima acoso manifiesto o indirectamente acoso encubierto, a espaldas de la víctima que pueda que ni siquiera sepa quién le está acosando” (Pohorla y Kinney, 2010, p. 21). Por otro lado se encuentra las formas que se ejercen este acoso escolar de esta manera se encuentra de forma física verbal y no verbal. “la forma física se encuentra relacionada con la forma de acoso directa e incluye golpes, patadas, puñetazos, forzar a la víctima a hacer algo en contra de su voluntad” (Pohorla y Kinney, 2010). Por el lado de la forma Verbal y no verbal “se evidencian actos como los apodos, calumnias, amenazas e insultos; en la forma no verbal encontramos gestos amenazadores, expresiones faciales, miradas dirigidas a la víctima” (Pohorla y Kinney, 2010). Es importante conocer de qué manera se da el acoso escolar para poder identificar cuáles y cómo se da y poder realizar una intervención que sea adecuada. Factores de Riesgo Al hablar de factores de riesgo del acoso escolar, se encuentran principalmente los familiares, los socioculturales y los personales. El primer factor a considerar es el de la familia ya que factores “tales como los conflictos interparentales, la violencia entre los padres, las rupturas parentales propiamente dichas y el maltrato en casa, los padres que son distantes, poco cálidos, las familias poco cohesionadas, la presencia de castigos inconsistentes, de castigos físicos” (Albores-Gallo et al., 2011; Kumpulainen, 2008; Romelsjö&Jokinen, 2012) hacen parte de los riesgos que tienen los menores en sus hogares y por los cuales tienden adoptar conductas no bien vistas. El grado de permisividad de los padres es una variable fundamental e incide en que el grado de victimización o agresividad, aumente o disminuya (Aguilera, García et. al., 2007, como se citó en Santoyo y Frías, 2014). En el ámbito individual, influyen las características biológicas , cognitivas , motoras, fuerza física, popularidad, autoestima y rendimiento escolar (Santoyo y Frías, 2014) Uno de los principales factores que se han descrito asociados al acoso escolar se encuentra el sexo ( ser hombre), la edad (la más frecuente se encuentra entre los 10 y 14 años), factores familiares (sobreprotección de los padres) y el consumo de sustancias adictivas (como el tabaco, alcohol, y drogas de abuso. es necesario mencionar que también se ha presentado el acoso escolar en situaciones de problemas psicopatológicos como lo es la depresión y la ansiedad o trastornos alimentarios (García, Pérez, Nebot, 2010). Por lo general los hombres son los agresores, en cambio las mujeres suelen tener el papel de víctimas, así mismo en el bachillerato, transición y primaria suele ser ponderante la agresión y el acoso de menores. En el ámbito sociocultural o contextual, se ha evidenciado, que los contextos sociales y escolares en donde están inmersos los estudiantes tienen una gran influencia en su comportamiento, si permanecen habitualmente en situaciones en donde se evidencian constantemente conductas agresivas y violentas, lo más posible es que tiendan a comportarse de manera similar en la escuela y ser posibles agresores (Santoyo y frías,2014). Esto se evidencia a diario, y puede explicarse gracias al aprendizaje social, según (Martínez, López, Díaz y Teseiro,2015) la violencia física y psicológica pueden ser aprendidas por medio de la imitación o aprendizaje vicario, especialmente en niños y adolescentes, su aprendizaje está basado en observar a otros. Por tal razón uno de los factores más importantes es el contexto del niño y los elementos que hacen parte de él como por ejemplo la televisión o el internet en donde se evidencian altos índices de agresividad y violencia. Factores Protectores Los factores protectores son aquellos que permiten disminuir los factores de riesgo o de estrés como manera preventiva para quienes han sido expuestos o no al acoso escolar ,cuyo proceso modifica o mejora la respuesta de las personas al enfrentarse ante situaciones de peligro donde se hace una interacción de factores ambientales y ambientales que deben ser mantenidos constantemente (Uriarte,2006).Con esto la escuela tiene un gran papel en enseñar y aplicar factores protectores para los estudiantes ante las diversas situaciones negativas por las que atraviesa los estudiantes como familiar,social,físicas entre otras , proporcionando un clima escolar respetuoso, autonomía, de alegría, fomentando emociones positivas y un buen rendimiento generado por el profesor (Uriarte,2006). La observación prolongada por parte del docente permite detectar ciertos anomalías conductuales o del desarrollo psicológico y tomar medidas pertinentes antes la institución educativa para intervenir por medio de servicios sociales para tomar acciones de prevención y promoción. Por otro lado, escuela debe enseñar valores y estrategias para resolver conflictos de manera apropiada de los estudiantes sin tener que recurrir a la violencia. Así contribuir a que los agredidos existentes no sean agresores a futuro (Uriarte ,2006). Consecuencias Olweus, indica que la continuidad de estar expuesto a acoso escolar, provoca en las víctimas efectos negativos, como lo es el descenso de la autoestima, estados de ansiedad e incluso cuadros depresivos, lo que dificulta su integración en el medio escolar y el desarrollo normal de los aprendizajes (Collell, Escudé, 2006). Las consecuencias pueden ser más profundas que la simple incomodidad que siente la persona víctima del acoso escolar, una de estas es que la persona piensa en el suicidio como una opción. A nivel cognitivo se comienza a observar el temor irracional a exponerse al colegio. Otra de las patologías relacionadas es la depresión, que consiste en ánimo triste, irritabilidad, dificultad para disfrutar lo que antes le gustaba, llanto fácil, aislamiento social, sentimientos de rechazo, cambios en los patrones de sueño y alimentación, alteraciones en la actividad motora. (Arroyave, 2012, p. 122) Por otro lado los agresores también enfrentan consecuencias, a pesar de mostrarse como los más fuertes, ellos pueden presentar: Trastorno oposicional desafiante, trastornos ansiosos y depresivos. Este grupo presenta mayor trastorno de personalidad antisocial, mayor abuso de alcohol y drogas, vandalismo y tendencia al porte de armas. También presentan bajo rendimiento académico y, a mediano y largo plazo, presentan mayor abandono escolar al finalizar el bachillerato y en la universidad (Arroyave, 2012, p. 122). La salud mental de los niños y adolescentes es una de las más relevantes preocupaciones en diferentes países en donde estos se encuentran expuestos directa e indirectamente al acoso escolar, se presenta como consecuencia principal el fracaso escolar, abuso de sustancias y trastornos de conducta, que presentan cada vez una mayor precocidad en su inicio. La violencia en general, y el maltrato entre iguales en particular, forman un obstáculo para el desarrollo de los estudiantes en los centros educativos y en la sociedad en general, así como estar expuestos a un factor de riesgo relevante para sufrir trastornos en la adolescencia y la edad adulta(Collell, Escudé, 2006). Formas de afrontamiento Las formas de afrontamiento permiten a los estudiantes adquirir destrezas y tomar herramientas para afrontar o adaptarse a las demandas ambientales e internas que están en su entorno social Esperón, C.(2009). Utilizando actualmente técnicas, habilidades y terapias que sirven a los estudiantes a mejorar y prevenir el acoso escolar. Terapias cognitivas-conductuales con la familia, reforzamiento de conductas normales para reducir la tensión del síntoma (Actividades de distracción, ignorar conductas no verbales relacionados con el dolor, discriminación de los síntomas). Habilidades de afrontamiento se encuentra: Relajación, autoinstrucciones positivas, distracción, uso de imágenes positivas · Técnicas se encuentran para la resolución de problemas para afrontar el dolor a futuro y participación en actividades rutinarias en la vida cotidiana. Planteamiento del problema El acoso escolar hoy en día es una gran problemática que aborda en la sociedad con referente a los niños y jóvenes que asisten a los colegios, donde se han evidenciado casos de suicidio en los estudiante y otros factores que alteran su desarrollo personal como agresiones psicológicas , físicas o sociales . Por otra parte, en los colegios tampoco se toman medidas apropiadas para intervenir el acoso escolar, ignorando este gran problema y permitiendo que crezca cada vez más este tipo de violencia generando consecuencias graves para los estudiantes en su vida personal y para sus familias. Como se ha evidenciado en la teoría y en estudios realizados, el papel de los espectadores se encuentra dentro de los principales reforzadores de la conducta agresiva entre iguales, por tal razón surge la necesidad de dar respuesta a la siguiente pregunta: ¿Qué estrategia de intervención aumentaría la conducta prosocial en los espectadores del acoso escolar en los grados séptimo y octavo de secundaria en colegios de la localidad de Bosa? Objetivo general: Desarrollar un programa de intervención que aumente la conducta prosocial en los espectadores del acoso escolar en grados séptimo y octavo de secundaria en colegios de la localidad de Bosa. Objetivos específicos: Aumentar la cifra de espectadores que ayudan a las víctimas de los agresores por medio de talleres de conducta prosocial. Realizar actividades de integración entre los cursos séptimo y octavo de los colegios de Bosa. Realizar conferencias en colegios de la localidad de bosa sobre las consecuencias que tienen las víctimas del acoso escolar. Referencias Albores-Gallo, L., Sauceda-García, J., Ruiz-Velasco, S. & Roque-Santiago, E. (2011). El acoso escolar (bullying) y su asociación con trastornos psiquiátricos en una muestra de escolares en México. Salud Pública de México, http://www.scielosp.org/pdf/spm/v53n3/a06v53n3.pdf 53(3), 220-227. recuperado de: Arroyave, P. (2012). Factores de vulnerabilidad y riesgo asociados al bullying. CES Psicología, 5 (1), 118-125. Recuperado de: file:///C:/Users/ALFONSO%20LEON/Downloads/Factores_vulnerabilidad.pdf Collell, J., Escudé, C., (2006). El acoso escolar: un enfoque psicopatológico. Armario de psicología clínica y de la salud/ Annuary of clinical and healthpsychology. 2, 9-14. Recuperado de: http://institucional.us.es/apcs/doc/APCS_2_esp_9-14.pdf Elipe, P. Ortega, R. Hunter, S. y Del Rey, R. (2012). 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