JESÚS CURA A UNA MUJER Y RESUCITA A UNA NIÑA

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JESÚS CURA A UNA MUJER
Y RESUCITA A UNA NIÑA
(Mc 5,24-43)
Canto
Escucha,hermano, la canción
de la alegria, el canto alegre
del que espera un nuevo dia.
Ven,canta,sueña cantando,
vive soñando el nuevo sol,
en que los hombres volverán
a ser hermanos. (Bis).
Si en tu camino solo existe la tristeza
o el llanto amargo de la soledad completa.
Si es que no encuentras la alegria de esta tierra,
Búscala hermano mas allá de las estrellas.
Introducción:
Lector 1
Hoy vamos a contemplar a Jesús como médico compasivo que no solo
tiene poder para curar enfermedades sino para devolver la vida a un
muerto. Con este tema pensaremos en las mujeres y en los niños y
rogaremos por ellos porque, junto con los ancianos son los más
débiles. Marcos ha entrelazado estos dos episodios pero nosotros los
estudiaremos por separado para más claridad.
Jesús había estado en territorio pagano, la Decápolis, en el país de los
gerasenos, en la orilla derecha del lago de Genesaret o Tiberíades. Allí
había liberado a un hombre de una legión de demonios. Después subió
de nuevo a la barca con sus
discípulos y volvió a cruzar
el lago. Lo vemos pues en
la orilla izquierda, de nuevo
en Galilea. Nada más llegar
vio a la multitud que le
estaba esperando. Jesús se
queda junto al mar y he
aquí que llega corriendo
Jairo, el jefe de la sinagoga.
Se echa angustiado a sus
pies y le pide que vaya a su
casa a curar a su hija.
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Jesús se pone en camino seguido de sus discípulos y de la gente...imaginemos la escena- Mientras caminaba nota que álguien le ha
tocado de forma especial. Es una mujer enferma también...
Tanto Jairo como la mujer se han acercado a Jesús con mucha fe. Esta
es la lección principal que podemos sacar de este evangelio. Fe,
confianza en Dios en todo lo que nos ocurra aunque no veamos los
resultados.
La mujer con flujo de sangre (Mc 5,24-37)
Lector 2
Había una mujer que padecía flujos de
sangre desde hacía doce años; aunque
muchos médicos la habían hecho sufrir
mucho y se había gastado todo lo que
tenía, en vez de mejorar se había
puesto peor. Oyó hablar de Jesús y
acercándose por detrás entre la gente,
le tocó el manto, diciéndose:-con que le
toqueaunque sea el manto, me curaré.Inmediatamente se secó la fuente de
sus hemorragias y notó en su cuerpo
que estaba curada de aquel tormento. 2
o”? Él seguía mirando
Jesús, dándose cuenta de que había
salido de Él aquella fuerza, se volvió
enseguida en medio de la gente,
preguntando:-¿Quién me ha tocado el
manto? Los discípulos le contestaron:- Estás viendo que la gente te
apretuja y sales preguntando “quién me ha tocadalrededor para ver
quién había sido.
La mujer, asustada y temblorosa, se le acercó, se le echó a sus pies y
le confesó toda la verdad. Él le dijo:- Hija, tu fe te ha salvado. Vete en
paz y sigue sana de tu dolencia.
Un momento de silencio para imaginarnos la escena
Comentario
Lector 3
¡Pobre mujer! ¡Cómo debió sufrir durante 12 años! Sus frecuentes
hemorragias la hacían estéril y los remedio le habían hecho aún más
daño. El Talmud describe muchos tratamientos médicos mezcla de
curandería y superchería que causaban enormes sufrimientos en los
enfermos.
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Esta mujer carece de nombre; está sola y arruinada. Detrás de ella no
se adivinan parientes ni amigos. Su pérdida de sangre, además de
hacerla estéril, la sitúa en el mundo de la impureza, la vergüenza, el
deshonor y la marginación. Las normas rabínicas sobre las reglas de la
mujer, para mantenerla aislada, rozan la conducta psicópata, de ahí
que causaran enorme sufrimiento y vergüenza, por eso la mujer no se
atreve a hacer su petición en público. Un abismo separa a Jesús de
esta mujer; si ella le toca, Él quedará impuro y tendrá que lavarse Él y
sus vestidos.
Esta mujer ha sido expulsada de la sociedad. No puede convivir con
sus pariente y amistades pues todo lo que toca queda impuro: La silla
en que se sienta, el plato en que come, todo...Es una mujer empobrecida, condenada a la soledad afectiva, a la exclusión social y a la maldición religiosa. Su enorme deseo de curación, la llevó a romper con
las prohibiciones de la ley religiosa y a ponerse en contacto con Jesús.
Ha oído hablar de Él y se acerca sigilosamente abriéndose paso entre
la gente. Su contacto con Jesús es mínimo; le toca el borde de su
manto.
La alusión al manto es intencionada ya que de su extremo penden las
franjas rituales. En el libro de los Números leemos: “Yahvé dijo a
Moisés:-Ordena a los israelitas que se hagan flecos en los bordes de
sus mantos y los aten con un hilo de color púrpura. Cuando los miréis
recordaréis los mandamientos del Señor y os ayudarán a ponerlos en
práctica y estaréis unidos a vuestro Dios.” (Num 15,38)
El manto, en la Biblia es figura de la persona. Cuando Jesús entró en
Jerusalén la gente extendía sus mantos por el suelo como expresión de
la rendición de toda su persona. El ciego Bartimeo dejó su manto al
acercarse a Jesús. Quiere decir: dejó su vida pasada. En la última cena
Jesús se quitó el manto como signo de servidumbre y absoluto
desprendimiento de sí mismo.
Lector 4
En cuanto la mujer toca el manto de Jesús siente que está curada.
Quizá debió notar como un calor que le recorría el cuerpo...Pero Jesús
también sintió algo: “Como una fuerza que salió de Él”. Rápidamente
se vuelve.-¿Quién me ha tocado?- Pero Señor,- le dicen sus
discípulos,-todo el mundo te aprieta! Pero Jesús sigue buscando con la
mirada. Imaginemos la escena. ¡Lo que puede la fe! La fe toca el
corazón de Dios. No le tocan de la misma manera la gente que le
rodea. La diferencia está en el interior. Y Dios ve el interior. No
comulgamos todos de la misma manera. Podemos comulgar como
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quien se toma una galleta...Para llegar al corazón de Dios hay que
tocarle con fe, con deseo, con amor.
¡Señor, avívanos la fe y el deseo para que lleguemos a tu Corazón!
Entonces la mujer no tiene más remedio que salir de su anonimato y
contarle a Jesús su historia aunque sea delante de todos. A veces
nosotros también necesitamos contar nuestra experiencia para
sentirnos aliviados.
Jesús, lleno de cariño y compasión la reconforta y le da a entender que
no ha sido Él sino la fe de ella la que la ha salvado; el poder de su fe.
Además la llama “hija” un título familiar lleno de ternura.
¿Nos imaginamos los sentimientos de esta mujer?¿Cómo vuelve a
casa? Contará a todos que se encuentra nueva, resucitada, llena de
vida, emocionada y rebosando gratitud. Quizá decide seguir al Maestro
junto al grupo de mujeres discípulas. No lo sabemos pero es muy
posible. De todos modos, seguro que volverá a encontrarlo para
escucharle y su corazón no se apartará más de Él.
Nosotros podemos también “tocar” al Señor, en la oración, cuando
comulgamos, cuando hacemos el bien a alguien. ¿Cómo le tocamos?
¿lo hacemos avivando nuestra fe? o más bien distraídos...?
Podemos decir con el poeta:
“No solo una orla de tu manto
con mano temblorosa
como hizo la hemorroísa,
sino tu Cuerpo entero, Señor
podemos tocar.
Tu mismo te ofreces en forma de pan
para se comido como manjar
de quien con ánimo y coraje se atreve
a tu Corazón llamar.”
Esta mujer nos hace pensar en tantas
mujeres que como ella o peor que ella
están
sufriendo
por
enfermedad,
esclavitud, marginación, opresión etc.
etc. Vamos a presentarlas al Señor en la
oración para que su fuerza las redima.
Espontáneamente pedimos por las mujeres desgracias. A cada una de las peticiones respondemos: “Señor ten piedad”
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Canto
Padre nuestro ten piedad
del que se halla en orfandad.
Danos sitio en tu corazón
y cobíjanos con bendición
Es tu reino donde sueño
junto a ti habitar
y de tu amor saciarme.
Quiero hallar mi libertad
En tu Espíritu y verdad
y ayudar también a los demás
y saciarles de tu fe y tu pan
Jamás dejes de alumbrarnos
con tu luz, mi Señor
y ayúdame a encontrarme.
Jesús resucita a la hija de Jairo (Mc 5,21-24 y 35-43)
Lector 5
Cuando Jesús atravesó de nuevo al otro lado, gran multitud de gente
se congregó adonde estaba Él y él se quedó junto al mar.
Entonces llegó uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo. Al ver a
Jesús, se echó a sus pies y le suplicaba con insistencia, diciendo:
-Mi niña está agonizando; ven a poner las manos sobre ella para que
se cure y viva!
Jesús se fue con él. Mucha gente lo seguía y lo estrujaba (aquí Marcos
inserta el episodio de la hemorroísa) Todavía estaba hablando cuando
llegaron unos de casa del jefe de la sinagoga diciendo:
-Tu hija ha muerto; ¿Para qué molestar más al Maestro?
Pero Jesús, que oyó la noticia, dijo al jefe de la sinagoga:
-No temas; basta con que tengas fe.
Y solo permitió que lo acompañaran Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
Llegaron a casa del jefe de la sinagoga y al ver
el alboroto, unos que lloraban y otros que daban
grandes alaridos, entró y les dijo:
-¿Por qué alborotáis y lloráis? La niña no ha
muerto, está durmiendo.
Pero ellos se reían de él. Entonces Jesús echó
fuera a todos, tomó consigo al padre de la niña,
a la madre y a los que lo acompañaban y entró
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a donde estaba la niña. La tomó de la mano y le dijo:
-Talita kum!- que significa: Niña, a ti te hablo, levántate.La niña se levantó al instante y echó a andar pues tenía doce años..
Ellos se quedaron atónitos y Él les insistió mucho en que nadie se
enterase de aquello y les dijo que dieran de comer a la niña. Y salió de
aquel lugar.
Comentario
Lector 6
Doce años la hija de Jairo vivió en casa de sus padres, sometida como
todas las niñas a su obediencia hasta para escoger marido. En aquel
tiempo las prometían desde muy jóvenes y eran los padres los que
buscaban marido para sus hijas y éstas eran objeto de negociaciones
por parte de ambas familias. Podemos imaginar que la niña no estaba
de acuerdo con el chico que sus padres le habrían elegido y decidió no
comer hasta llegar a enfermar. Sus padres necesitaban una conversión
y eso lo hará Jesús devolviéndoles la hija para que la hagan feliz, no
desgraciada. Pero todo esto son suposiciones dado el contexto de
aquella época.
Jairo pide a Jesús que le imponga las manos a su niña. Imponer las
manos era un gesto tradicional de curaciones milagrosas y una fórmula de petición de curación.
Jesús se encuentra con mucho jaleo en casa de Jairo: Plañideras y
flautistas pagados para que “amenicen” el duelo. Estas costumbres
persisten aún hoy día en oriente. Todos hemos visto en la tele los gritos de las mujeres en los entierros de sus familiares. En Oriente la
gente es más extrovertida y necesita exteriorizar sus sentimientos. En
cambio en Occidente es más bien el silencio lo que domina. Son mentalidades diferentes.
Lector 7
Jesús no quiere alborotos. Dios obra en el silencio y la calma por eso
echa a todos fuera. La gente se le ríe porque no tiene fe.
Resaltemos este gesto de Jesús que toma de la mano a la niña y con
autoridad le manda levantarse. Marcos emplea el arameo “talita cumi”
pero como escribe para cristianos de Roma ha de traducir esa frase.
Despertarse, levantarse, son dos palabras que los primeros cristianos
utilizan para hablar de la resurrección de Jesús: “Se despertó de entre
los muertos, se levantó de entre los muertos”
Esta niña se ha levantado y ha vuelto a vivir. Con este milagro Jesús
revela que su Dios es dador de vida y que estamos llamados a vivir
para siempre. La muerte es solo un sueño que nos despierta a la Vida
de Dios. Dice un refrán: “Nacemos para morir y morimos para vivir”
Pero Jesús quiere que ya en este mundo empecemos a vivir su propia
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vida, la que vive junto al Padre y esto lo conseguimos conformando
nuestra vida con el Evangelio, conformando nuestro corazón con el de
Cristo, permitiendo que Él viva en nosotros, que sienta y actúe en nosotros.
Finalmente, Jesús manda que den de comer a la niña, ¡Qué detalle!,
Jesús se fija en todo. Esta niña habrá estado a dieta en su enfermedad
y ahora necesita reparar fuerzas...
Compartimos lo que nos inspira el texto y su comentario
Pensemos en tantos niños, niñas y jóvenes que mueren, que enferman, que no viven felices y oremos por ellos. (oración espontánea a la
que contestamos con “Señor, ten piedad”) Al final añadimos:
Que todos estos niños, Jesús, encuentren manos que los levanten, los
sanen, los rediman, les den nueva vida. Te lo pedimos por el cariño
que tienes a tu Madre que es madre de todos los niños.
Cuando mueren los niños Dios amado
hasta el cielo enlutado llora de tristeza
y mi humanidad no comprende y callado
eleva una oración con fe y pureza.
Y por qué me pregunto, y mi conciencia
me lleva a tu Palabra que da consuelo
y veo a Jesús que sin inmutarse
reclamaba para los niños su cielo.
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Canto
Tu eres mi hermano del alma, realmente mi amigo.
Y en todo camino y jornada estás siempre conmigo.
Aunque eres un hombre aun tienes el alma de niño;
aquél que me da su amistad, su respeto y cariño.
Recuerdo que juntos pasamos muy duros momentos
y tu no cambiaste por fuertes que fueran los vientos.
Es tu corazón una casa de puertas abiertas.
Tu eres realmente el más cierto en horas inciertas.
No preciso ni decir todo esto que te digo
pero es bueno así sentir
que eres tu mi gran amigo (bis)
En ciertos momentos difíciles que hay en la vida
buscamos a quien nos ayuda a encontrar la salida
y aquella palabra de fuerza y de fe que me has dado
me da la certeza que siempre estuviste a mi lado.
Tu eres mi amigo del alma en toda jornada
sonrisa y abrazo festivo a cada llegada
me dices verdades tan grandes con frases abiertas
tu eres realmente más cierto en horas inciertas.
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