significación de la alegría

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LA HOJA VOLANDERA
RESPONSABLE SERGIO MONTES GARCÍA
Correo electrónico [email protected]
En Internet www.lahojavolandera.com.mx
SIGNIFICACIÓN DE LA ALEGRÍA
Henri Bergson
1859-1941
Henri Bergson (nació en París, el 18 de
octubre; falleció en Auteuil, el 4 de enero) es considerado la más alta figura del
espiritualismo contemporáneo. Doctor en
Filosofía, dictó clases de filosofía moderna en diversos colegios de Francia. Fue
miembro de la Academia de Francia y en
1927 recibió el premio Nobel de Literatura. Algunas obras de su autoría son:
Materia y memoria (1896), La risa
(1900), La energía espiritual (1919),
Las dos fuentes de la moral y de la religión (1932).
Los filósofos que han especulado sobre el
significado de la vida y sobre el destino del
hombre se han dado bastante cuenta de que la
naturaleza se ha tomado el trabajo de informarnos sobre ello. Con una señal precisa nos
advierte que se ha alcanzado nuestro destino.
Esa señal es la alegría. Digo la alegría, y no el
placer. El placer es sólo un artificio imaginado por la naturaleza para obtener del ser vivo
la conservación de la vida; no indica la dirección hacia la que está lanzada la vida. Pero la
alegría siempre indica que la vida ha triunfado, que ha ganado terreno, que ha conseguido
una victoria. Toda gran alegría tiene un
acento triunfal. Si tomamos en cuenta esa
indicación y seguimos esa nueva línea de hechos, hallamos que dondequiera que hay alegría hay creación; cuanto más rica es la creación, más profunda es la alegría. La madre
que contempla a su hijo se siente gozosa porque tiene conciencia de haberlo creado psíquica y moralmente. El comerciante que de-
sarrolla sus negocios, el jefe de fábrica que ve
prosperar su industria, ¿se siente acaso gozoso por el dinero que gana y por la fama que
adquiere? Riqueza y consideración cuentan
evidentemente mucho en la satisfacción que
siente, pero le proporcionan placeres, más
bien que alegría, y lo que saborea con auténtica alegría es el sentimiento de haber montado
una empresa que marcha, de haber hecho que
algo surja a la vida. Considerad unas alegrías
excepcionales, como la del artista que ha realizado su pensamiento y la del científico que
ha descubierto o inventado algo. Oiréis decir
que esos hombres trabajan por la gloria y que
su más viva alegría la produce la admiración
que se les tributa. ¡Gran error! Uno se aferra
al elogio y a los honores en la exacta medida
en que no se está seguro de haber triunfado.
En el fondo de la vanidad hay modestia. Se
busca la aprobación para obtener seguridad, y
para sostener la vitalidad quizá insuficiente de
la propia obra es para lo que se quisiera rodear a ésta de la cálida admiración de los
hombres, del mismo modo que se enrolla en
algodón al niño prematuro, nacido antes de
tiempo. Mas el que está seguro, completamente seguro, de haber producido una obra
viable y duradera, para ése no cuenta nada el
elogio, y se siente por encima de la gloria,
porque es creador y lo sabe, y porque la alegría que por ello experimenta es una alegría
divina. Por lo tanto, si en todos los dominios,
el triunfo de la vida es la creación, ¿no debemos suponer que la vida humana tiene su razón de ser en una creación que, a diferencia
de la del artista y de la del científico, prosigue
en todo momento y en todos los hombres? Es
la creación de sí mismo por uno mismo, el
Marzo 25 de 2012
crecimiento de la personalidad mediante un
esfuerzo que saca lo mucho de lo poco, que
saca algo de la nada, añadiendo sin cesar algo
de la riqueza que había en el mundo.
Vista desde fuera, la naturaleza aparece como una inmensa eflorescencia de imprevisible novedad; la fuerza que la anima parece
crear por amor, para nada, por puro placer, la
variedad sin fin de las especies vegetales y
animales; a cada una le confiere el valor absoluto de una gran obra de arte; se diría que se
consagra a la primera que realizó tanto como
a las demás, tanto como al hombre. Pero la
forma de un ser vivo, una vez trazada, se repite indefinidamente; y los actos de ese ser vivo, una vez realizados, tienden a imitarse a sí
mismos y a repetirse de uno modo automático. Automatismo y repetición, que dominan
en todas partes menos en el hombre, deberían
advertirnos que estamos haciendo un alto, y
que el paso que estamos marcando, sin avanzar, no es el movimiento propio de la vida. El
punto de vista del artista es importante, pero
no definitivo. La riqueza y la originalidad de
las formas denotan una expansión de la vida;
pero en esa expansión, cuya belleza significa
potencia, la vida manifiesta igualmente una
detención o suspensión de su impulso y una
momentánea impotencia para llegar más lejos, como el niño que termina en graciosa
vuelta el final de su patinaje.
Fuente: Henri Bergson, La energía espiritual, Espasa-Calpe (Colección Austral, Núm. 1631), Madrid, 1982, pp. 32-34.
PROFESOR, consulta la HV en Internet. En este número:
De los profesores: “De por qué pedagogía debería dejar de existir como
una carrera del área de humanidades” por Juan Antonio Paredes Martínez (UNAM-Fes Acatlán).
De los estudiantes: “La esclavitud que no se ve” por Brenda Arredondo Cruz.
De la HV: “Sobre la idea de la educación” por Francisco Giner de los Ríos.
 CLÁSICOS DE LA PEDAGOGÍA
 LECTURAS MEXICANAS
SOBRE EDUCACIÓN
 DE EDUCACIÓN Y OTROS TEMAS
por Sergio Montes García
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