Esteban Franco Puerta Filme Cinematográfico: Templario (Blood Will Run) y Robin Hood. Escena 1- Tiempo de la escena: 1: 28:00 (Toma de fortaleza de Rochester por el Rey Juan Sin tierra)-1215Escena 2-Tiempo de la escena: Interludio (Coronación de Juan Sin tierra a la muerte de Ricardo Corazón)- 1.199 La elección de ambos filmes deriva de una predilección de la escena medieval en el contexto ingles, un contexto histórico impregnado de muchos decires históricos y de relatos legendarios que todavía genera una incertidumbre sobre su naturaleza verídica y/o fantasiosa. La película el templario evidencia la guerra de los Barones, contraída con el Rey Juan sin tierra en el año de 1.215; el anterior conflicto es causa de una retaliación del Rey frente a la obligatoriedad de firmar la primera carta Magna, puesto que los Barones no estaban conforme con el despotismo del Rey Juan, posterior a la muerte de Ricardo Corazón. Seguidamente, en la película de Robin Hood el protagonista es el encargado de llevar la corona a la corte inglesa; no obstante, pese al acto de compromiso el apenas coronado Juan, por su madre Leonor de Aquitania, emprende una retaliación sobre las personas que llevaron la corona, entre ellas Robin Hood. Dos escenas específicas de las películas permiten hacer lectura del concepto de Poder en la Edad Media. En primer lugar, en la película el templario cuando el Rey Juan captura al barón de Albany (iniciador de la rebelión) expresa mediante frases muy supersticiosas el verdadero precio de la traición al orden terrenal y divino. Además, el cuestionamiento del orden vitalicio que detentaría el Rey suponía para él una vil traición contra Dios; por esta razón, se explica el apoyo del Papa con la aprobación de la invasión y la ayuda con mercenarios Daneses para la toma de la fortaleza de Roschester, lugar donde resistían algunos templarios con el Barón sublevado. En un acto simbólico pregunta el Rey Juan: ¿Con que mano me has tocado? Y luego pregunta ¿Con que mano has tocado a Dios?, posteriormente se dispone el mismo Rey a cercenar los miembros del Barón de Albany, no solo amputando los miembros del Barón sino la posibilidad de cualquier persona contrariar a las prescripciones divinas. En este sentido, la obra de los mitos políticos nos ilustra un poco al reivindicar la condición de Rey; por ello, “la consideración del rey como vicario, ministro o vasallo de Dios o Cristo de derivaba, por un lado, el deber de obediencia por parte de los súbditos, pues si el rey actúa en nombre de Dios, resistir al rey es resistir al orden de Dios” (Pelayo: 240) Una idea de poder que no nace de lo superfluo, sino que encuentra su carga ideológica desde las presunciones San Gregorio Magno, quien aducía “que Dios ha dado poder al gobernante sobre los demás hombres a fin de que abra a estos la vía del cielo, de modo que el reino terrestre este al servicio del celeste (Zamora; 2000). Carga ideológica expedita para contrariar todo aquel que quiera obstruir el arquetipo de poder construido, una negación de toda sublevación de sus más próximos vínculos de vasallaje con los Barones. En la escena de Robin Hood precede un acto de Coronación, ante la caída de Ricardo Corazón en una escaramuza insignificante. Leonor de Aquitania procede en un acto rápido coronar a su hijo Juan Sin tierra, aunque todos los protocolos no son iguales a las presunciones históricas ya que la imposición de las insignias y la unción son omitidas, de ahí que la película esta compuesta de anacronismos, o por el contrario, fue un acontecimiento demasiado incipiente frente a los que precedieron, en respeto a la memoria del Rey Ricardo. En la perspectiva del Poder, la unción y coronación son atributos específicos que connotan el concepto del poder en la edad Media, por ello, el rey se convierte en representante de un micropoder, de un poder sagrado, de una sabiduría iluminada desde el orden de lo divino; en efecto, el rey es el vicario de Dios en la tierra, respondiendo a la sincretización del poder. Los ritos de coronación estaban constituidos esencialmente por dos actos: “por recepción de las insignias, de los cuales era importante la corona, y por la unción del rey con el santo oleo” (Garcia;245). El máximo poder lo ostenta el espíritu ungido, es decir, el rey. Un hombre que mediante una simbología escolástica se posesiona y representa ese máximo poder. No obstante, la premisa agustiniana de ¿Y tú a quien le sirves? desplego un conjunto de vínculos asimétricos y verticales que se denominaron vasallaje, un homenaje (ceremonia del vinculo) que es la prolongación de la unción del rey, para que otros estamentos de la jerarquía social ostentan el poder. Un homenaje que incorporaba la imagen de Cristo como una estrategia de poder sagrado sobre la cotidianidad de la escena medieval. Según Pelayo “la unción por ejemplo se convierte en la función legitimadora del rey, por que la unción hizo parte de la vida de Cristo”, no obstante, la película solo recrea las imagologia Cristiana y la coronación, eludiendo el acto de la unción. En suma, siguiendo a Zamora (2000) “La consagración real, es la manifestación litúrgica de un poder, integrado por varias bases culturales, a través de ellas se traza un eje entre el Rey y el Universo y el rey terrestre. Esta ceremonia, constituida desde lo esencial, por los ritos de unción y coronación, ayudada al mito del reino de Dios, ya que simboliza, entre otras cosas, la fundación del orden terrestre ontológicamente dentro de éste”. Simbiosis que reafirma la politización de la religión y la sacralización de la política en la Edad Media. Bibliografía García, Pelayo. El reino de Dios, arquetipo político. En: Los mitos políticos. pp 239-257. Zamora, Patricio (2000). El rey sagrado, arquetipo político-religioso. Humanidades UAI. Instituto de