Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional, sala V Q., M. J. 15/06/2011 Voces ACUSACION FISCAL ~ AMENAZAS ~ DAÑO ~ DELITO CONTINUADO ~ INTIMIDACION ~ JUEZ IMPARCIAL ~ LESIONES LEVES ~ MEDICO FORENSE ~ MINISTERIO PUBLICO FISCAL ~ OFICINA DE VIOLENCIA DOMESTICA ~ PROCEDIMIENTO PENAL ~ PRUEBA ~ ROBO ~ TIPICIDAD ~ VIOLENCIA FAMILIAR Tribunal: Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional, sala V Fecha: 15/06/2011 Partes: Q., M. J. Publicado en: Sup. Penal 2011 (julio), 65 - LA LEY 2011-D, Cita Online: AR/JUR/24638/2011 Hechos La Cámara de Apelaciones procesa al imputado en orden al delito de amenazas coactivas en concurso ideal con lesiones leves, en concurso real con lesiones leves reiteradas y daño reiterado, en virtud de diversas situaciones de maltrato físico y psicológico a las que habría sometido a su pareja. Sumarios 1 - El imputado debe ser procesado en orden a los delitos de amenazas coactivas, lesiones leves y daño, en tanto se acreditó mediante los informes de la Oficina de Violencia Doméstica y del Cuerpo Médico Forense los episodios continuos de violencia física y psicológica a los que sometió a su pareja, lo que generó una estado de riesgo para esta y un gran deterioro en su autoestima. 2 - Es improcedente procesar al imputado por el delito de robo, si el desapoderamiento —en el caso, de la suma de $100— se produjo en el contexto de una situación de violencia doméstica, pues la intimidación sufrida por la víctima revistió un modo más de hostigamiento para reforzar el poder ejercido sobre ella, con lo que se intentó afectar su libertad psíquica y no su propiedad. 3 - La coacción ejercida en diferentes episodios de violencia doméstica no permite hablar de la existencia de un delito continuado, pues el constante maltrato y agresión física que la caracteriza y que constituye una modalidad del vínculo, sirven para tener una perspectiva específica desde donde analizar el bien jurídico afectado y evaluar la prueba, mas no debe confundirse con los tipos penales. 4 - Ante el pedido de sobreseimiento del fiscal y la ausencia de un acusador particular, el magistrado se encuentra impedido de reasumir la investigación y realizar nuevas medidas probatorias, dado que ello implicaría una afectación a las garantías de imparcialidad. (Del voto de la Dra. Garrigós de Rébori) TEXTO COMPLETO: 2ª Instancia. — Buenos Aires, junio 15 de 2011. Autos y Vistos; y Considerando: I. El auto de fs. 94/101vta. en cuanto dictó el procesamiento de M.J.Q. en orden al delito de amenazas coactivas; en concurso real con robo simple, hurto simple -hechos identificados con los n° 1 y 5 que concurren de manera real-, lesiones leves reiteradas -tres hechos identificados con los n° 2, 3 y 4 que concurren de manera real entre sí- y con daño reiterado -dos hechos identificados con los n° 5 y 6 que concurren de manera real-, fue apelado por su defensa. II. Celebrada la audiencia prevista en los términos del art. 454 del Código Procesal Penal de la Nación, y oídos los agravios expuestos por la parte impugnante, la cuestión se halla en condiciones de ser abordada. III. En todas las oportunidades que se escuchó a A.O.M. se conoció que su vida de pareja se desarrolla en un ámbito de violencia física y psíquica, lo que permite sostener que las conductas del acusado afectaron la ley 26.485 de protección integral a las mujeres. Es, entonces, bajo los lineamientos que establecen los diferentes instrumentos jurídicos que tratan la violencia de género que deben ser analizadas las diferentes cuestiones. Así, advertimos que el a quo argumentó de qué manera el informe interdisciplinario de la Oficina de Violencia Doméstica reforzaba el valor de los dichos de la damnificada y cómo la repetición de las conductas traídas por ella se adecuaban a los síntomas descriptos por las profesionales que llevaron a cabo dicho informe, de modo tal que la inexistencia de testigos presenciales o faltante de otras acreditaciones no resultaba un obstáculo insalvable para corroborar tales eventos. Si bien el estudio de la prueba realizado por el magistrado instructor responde a los compromisos asumidos por el Estado con la ratificación de la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW) -que también conforma el Bloque de Constitucionalidad Federal- en lo que respecta a condenar todas las formas de violencia contra la mujer, debiendo actuar con la debida diligencia para prevenir, investigar y sancionar la violencia contra la mujer (arts.7 inciso "b"), habremos de hacer algunas consideraciones en atención a los planteos efectuados por la defensa en el desarrollo de la audiencia. Ello así pues, luego de un examen completo de las actuaciones, entendemos que corresponde homologar parcialmente el procesamiento dictado sobre los sucesos delictivos detallados en el auto de mérito. En relación al hecho 1, la defensa sostuvo que el sobreseimiento solicitado por la fiscal a fs. 27/vta., constituía un impedimento procesal ineludible para agravar la situación de su pupilo. Ahora bien, conforme al criterio sostenido en la causa n° 37.737, "De Vicenzi", rta. 19/08/09 del registro de este tribunal, una vez impulsada la acción por el Ministerio Público Fiscal -extremo que se da en autos a fs. 12/vta.-, nada impide que el juez de instrucción reasuma la investigación por no compartir el pedido de sobreseimiento efectuado por el fiscal, hasta la necesidad de requerir un nuevo impulso (artículo 346 del CPP), por cuanto ninguna norma procesal excluye a aquél de su condición de titular de la potestad jurisdiccional. Sin embargo, advertimos que en este supuesto las particularidades temporales en que fue anoticiada la autoridad, la circunstancia de no poder dilucidar el momento en que ocurrió la agresión y la ausencia de algún dato que pueda revestir el carácter indiciario, impiden que pueda tenerse por acreditado ese suceso aún en los términos del art. 308 del C.P.P.N. El contraste de la prueba entre este suceso -cuya orfandad es evidente- y los restantes, facilita el entendimiento de tal afirmación, por lo que cabe la desvinculación de Quintana de él. Sin perjuicio de ello, consideramos oportuno señalar que el enfoque respecto al bien jurídico protegido en el hecho analizado (1) es erróneo. El reciente precedente de esta sala c/n° 41.259, "R.B.", rta. 7/06/11 introdujo esta variable a analizar en los casos de violencia de género. Nótese, en tal sentido, que el magistrado de grado entendió que existió una afectación contra el patrimonio del sujeto pasivo por un apoderamiento ilegítimo de una suma de dinero ($100), tomando al maltrato verbal y corporal ejercido hacia la damnificada como parte de la violencia constitutiva del robo. Sin embargo, una comprensión coherente del caso nos indica que la víctima denunció un episodio de intimidación con agresión física incluida, en donde la exigencia de una entrega de dinero revistió un modo más de hostigamiento (a través de violencia económica, en los términos del inciso 4°, del artículo 5° de la ley 26.485) para enfatizar el poder ejercido sobre ella. Esto fue lo que la damnificada trató de poner en conocimiento, que implicaba la afectación a la libertad psíquica y no a la propiedad. En lo que respecta a la sustracción de la cámara de fotos, es dable señalar que M. no afirmó haber observado el instante en que Q. se apoderó de ella, sino que, al momento de poner en conocimiento la faltante de dicho objeto, supuso que él se la había llevado. Tal circunstancia, a la luz de lo expuesto por la nombrada a fs. 92, permite revisar la imputación que se le dirige en este sentido, pues la circunstancia de que M. desconozca quién se llevó esa pertenencia impide afirmar que Q. lo haya realizado. Si a ello se suma la ausencia de medida alguna que arroje luz a la incertidumbre planteada, no cabe sino concluir que corresponde desligar a Q. de ese desapoderamiento. Los hechos 2 y 4 no han sido motivo de ataques importantes por parte de la defensa ni encontramos un abordaje equivocado en la instancia anterior. En tal sentido, la acreditación de las lesiones a través de los informes médicos de la OVD (fs. 6/7) y del Cuerpo Médico Forense (fs. 58) respectivamente, sumado al contexto descripto en el informe glosado a fs. 4/5, en el que se explicitó el alto riesgo que corría la víctima por la frecuencia de los golpes, la adherencia de modelos tradicionales de género y el gran deterioro en la autoestima de M. por la violencia psicológica padecida, convencen al tribunal del acierto de la decisión adoptada por el a quo en este punto. A igual solución arribaremos en lo que respecta a los daños endilgados al encausado (hechos 5 y 6). Además del testimonio de la damnificada, encontramos que las constancias policiales iniciadas a raíz de la denuncia realizada el 23 de septiembre de 2010, dan cuenta de la ocurrencia de situaciones de violencia sufridas por M. que la llevaron a recurrir nuevamente a la intervención de la autoridad. Este tipo de agresiones está claramente contemplado en el art. 5 de la ley mencionada y en el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo contra la Violencia hacia las Mujeres en Argentina: "Podemos Vivir Sin Violencia", en donde la descripción que allí se establece se condice perfectamente con las situaciones denunciadas por A.O.M. En relación al hecho 3, habremos de hacer algunos señalamientos. La periodicidad de los episodios intimidatorios, el constante maltrato y agresión física que caracterizan al ciclo de violencia y que constituye una modalidad de vínculo, sirven para tener una perspectiva específica desde donde analizar el bien jurídico afectado en casos de violencia de género y evaluar la prueba, mas no debe confundirse con los tipos penales. La coacción ejercida en diferentes episodios no permite hablar de la existencia de un delito continuado. En todo caso, la concurrencia de hechos típicos antijurídicos diferentes en forma periódica permitirá comprender el contexto que, de cotejarse las características propias de la violencia familiar o de género, ofrecerá -como se dijo- un marco socio-ambiental para enfocar correctamente el conflicto y tratar la prueba con la prudencia que exige la ley (arts. 16 inciso "I" y 31 de la ley 26.485). En virtud de lo expuesto, entendemos errónea la caracterización de delito continuado asignado a las amenazas coactivas, por lo que interpretamos favor rei que se circunscriben exclusivamente al hecho 3, pues no debemos olvidarnos que estamos en el marco recursivo habilitado por la defensa. Recordemos que en este suceso la damnificada detalló la forma en que su pareja la insultó, la llevó con violencia al comedor, le profirió frases amenazantes tras arrinconarla contra una heladera y comenzó a apretarla del cuello con su mano izquierda mientras que con la derecha agarró un cuchillo con el que le apuntaba a la panza. Como sostuvo la defensa, las lesiones ocasionadas en esa oportunidad no fueron expresamente instadas. No obstante, indudable resulta que la violencia física desplegada formó parte de los actos intimidatorios que conforman el suceso analizado y que la fragmentación en dos hechos es inadecuada. En ese contexto, consideramos que la exposición ante el juez de la causa acerca de lo ocurrido en ese episodio de violencia evidencia -en principio- una intención en denunciarlas, lo que sumado a las circunstancias en que fueron relatados todos los actos agresivos de ese suceso, que se caracterizaban por las amenazas y agresión constitutivas "prima facie" de un delito de acción pública, permite sostener la imputación delictiva hacia el imputado. Por ello, el tribunal resuelve: 1) Confirmar parcialmente el auto de fs. 94/101vta., en cuanto se resolvió dictar el procesamiento de M.J.Q. en orden al delito de amenazas coactivas en concurso ideal con lesiones leves, en concurso real con lesiones leves reiteradas -en dos ocasiones- y daño reiterado –en dos oportunidades-, todos los que concurren materialmente entre sí. 2) Revocar parcialmente el auto de fs. 94/101vta. en lo que respecta a los hechos consistentes en la sustracción de la cámara fotográfica y al robo de dinero, y dictar el sobreseimiento de M.J.Q., cuyos demás datos surgen de autos, en orden a esos sucesos por el que fuera indagado, haciendo la expresa mención de que a presente no afecta el buen nombre y honor desque hubiera gozado con anterioridad. Devuélvase y sirva lo proveído de atenta nota. —María Laura Garrigós de Rébori (en disidencia parcial). —Rodolfo Pociello Argerich. —Mirta L. López González La jueza María Laura Garrigós de Rébori dijo: Si bien comparto la valoración probatoria, las apreciaciones sobre las subsunciones jurídicas de los distintos eventos endilgados a M.J.Q. y las soluciones propiciadas por mis colegas, entiendo que es otro el motivo por el cual debe desvincularse al nombrado en relación al hecho 1. En tal sentido, considero que la desvinculación propiciada por la fiscal de grado a fs. 27/vta. en relación al robo de cien pesos ($100) constituye un impedimento procesal que no puedo dejar de mencionar. Ello así pues, tal como he sostenido en la c/n° 37.737, "De Vicenzi", rta. 19/08/09, ante el pedido de sobreseimiento del fiscal -cuando actúa como instructor por delegación del juez en virtud del art. 196 C.P.P.N.- y la ausencia de un acusador particular, el magistrado se encuentra impedido de reasumir la investigación y realizar nuevas medidas probatorias, dado que de así proceder se estarían afectando las garantías de imparcialidad. Siendo ello así, entiendo que la reasunción dispuesta por el juez de grado a fs. 33/vta. -en lo que a ese suceso respecta- deviene nula, así como también todos los actos que de ella dependan -como lo es el procesamiento aquí criticado-. Así voto. —María Laura Garrigós de Rébori.